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Anaplasmosis

Es una enfermedad infecciosa transmisible que afecta al bovino como a otros rumiantes,
causada por parásitos intraeritrocíticos obligados, Anaplasma marginale es una rickettsia del
genogrupo II de las Ehrlichias, que parasita los eritrocitos maduros del ganado bovino y causa
severas pérdidas económicas fundamentalmente en las zonas tropicales y subtropicales.
(Corona et al. 2004)

Se conocen cuatro especies del género Anaplasma, como agentes causantes de la


anaplasmosis: A. marginale, que es la más patógena para los bovinos; A. centrale, causante
de una relativa forma benigna de anaplasmosis en bovinos; A. caudatum también en ganado
bovino y A. ovis, causante de un padecimiento limitado a ovinos y caprinos. (Corona et al.
2004)

Anaplasma marginale fue descrita por primera vez por Arnold Theiler (1910), quien lo
reporta como un parásito intraeritrocítico obligado, sin citoplasma, de allí su nombre
Anaplasma, ubicado en la periferia (marginale) del interior del eritrocito. (Muños, 2008)

Esta rickettsia es de forma esférica de 0.3µm de diámetro, aproximadamente veinte veces


más pequeña que la célula que infecta, el eritrocito. Celularmente Anaplasma se caracteriza,
como todas las rickettsias, por no tener su cromatina organizada en un núcleo con membrana
limitante y por carecer de retículo endoplásmico. (Muños, 2008)

Trasmisión:

Esta infección no se transmite por simple contacto entre animales enfermos y sanos, requiere
la participación de un artrópodo hematófago o del hombre para que transporte la sangre
infectada de un animal a otro. (Muños, 2008)

Existen tres tipos de transmisión: biológica, mecánica y transplacentaria. En la primera,


existe multiplicación de la rickettsia en el organismo de garrapatas, de los géneros Boophilus
spp., Dermacentor spp., Ixodes spp., Amblyoma spp., y Riphicephalus spp.

En la transmisión mecánica solamente se inocula la rickettsia de un animal a otro, aquí


intervienen las moscas hematófagas (Stomoxys y Haematobia) y los mosquitos (Anopheles
y Psorophora) y en forma importante el hombre mediante la iatrogenia como transfusiones
de sangre, cirugías colectivas (descorne, castración) cuando no se tiene cuidado de lavar y
esterilizar lo instrumentos utilizados en el intervalo de un bovino a otro, vacunaciones con
jeringas automáticas principalmente cuando se usa la misma aguja para varios animales. En
el caso de la transmisión transplacentaria se ha determinado que puede producirse durante
los dos últimos trimestres de gestación

Signos Clínicos:

Durante la fase aguda de la enfermedad, los signos clínicos más significativos son: la
subsecuente fiebre, temperaturas de hasta 41°C, es el primer síntoma clínico de la
enfermedad. La respuesta febril es seguida de anorexia, depresión y debilidad muscular,
acompañada de una acidosis severa. La destrucción continuada de eritrocitos, sin liberación
de hemoglobina, trae consigo palidez mucosal, sangre acuosa y posteriormente ictericia,
pudiendo aparecer anticuerpos antieritrocitarios, lo que puede exacerbar la anemia. Luego de
esta fase aguda se presenta la hiperaguda, donde ocurre una pérdida dramática de peso, aborto
de vacas preñadas, fallo cardiopulmonar y muerte. Estas últimas consecuencias ocurren con
frecuencia al cabo de las 24 a 36 horas del pico de parasitemia, donde hay infectados hasta
un 90 % de los eritrocitos. (Corona et al. 2004)

La anemia máxima ocurre del primero al cuarto día después del máximo de parasitemia. Por
ello la anemia, como signo clínico, no se evidencia sino cuando ha ocurrido una pérdida de
alrededor de 40 a 50% del valor inicial del hematocrito. Si no hay tratamiento el animal
muere, pero si, por el contrario, se recupera después de ser tratado, pasa al estado crónico o
portador. (Olguín, 2004)

Diagnóstico:

Se debe realizar en base al historial clínico, y complementarse con pruebas de laboratorio


como son frotis sanguíneos teñidos con Giemsa, Romanowski, Write solución al 3% Azul
toluidina, en donde serán observado los cuerpos de inclusión de anaplasma sobre las orillas
de los eritrocitos cuando se trata de anaplasma marginale y en el centro en caso de anaplasma
centrale, las muestras de sangre deben ser tomadas de la vena yugular ya que en los capilares
no se encuentra el agente; biometría hematica; aglutinación capilar en tubo, aglutinación en
placa, fijación de complemento. (Olguín, 2004).
Como pruebas confirmatorias del diagnóstico se puede recurrir a ELISA, IFT, PCR, RFC,
RIA.

El diagnóstico de la enfermedad, las muestras a tomar y los criterios a seguir, variarán según
las situaciones que se enfrenten:

1. En animales vivos, con los signos clínicos ya señalados: Se debe realizar frotis sanguíneos
delgados, los cuales deben teñirse con Giemsa para evidenciar el agente causal. Sangre
completa, con anticoagulante y refrigerada, es la muestra de elección para enviar al
laboratorio.

2. En animales recién muertos: Se debe realizar toma de muestra de sangre en la oreja, cola,
corazón o extremidades. Adicionalmente, se deben hacer frotis por aposición (improntas) de
riñón, bazo e hígado. Las muestras a enviar al laboratorio deben refrigerarse (sangre y
muestras de órganos); los frotis se envían bien cubiertos a temperatura ambiente.

3. En animales muertos, en descomposición, si se amerita un diagnóstico preciso, deben


realizarse frotis por aposición de órganos como bazo, corazón, riñón e hígado. Los frotis
deben protegerse con papel absorbente para enviarlos al laboratorio.

4. En animales en recuperación, o para la detección de portadores, deben realizarse frotis


gruesos de sangre y toma de muestras de suero sanguíneo para el diagnóstico indirecto por
serología.

Epidemiología:

El cuadro clínico típico de la infección aguda por A. marginale ocurre únicamente en


animales adultos susceptibles cuando se transportan a regiones endémicas. En los sitios
donde las garrapatas son abundantes la epidemiología de esta enfermedad se caracteriza por
la estabilidad enzoótica, que implica la presencia de un alto porcentaje de ganado infectado,
con la rara ocurrencia de la enfermad clínica. Esta relación se mantiene debido a dos factores:
la inmunidad pasiva (anticuerpos), proveída por el calostro y la temprana infección de los
terneros, los que se demostró que poseen resistencia innata hasta cerca de los nueve meses
de edad. Durante esta edad los animales adquieren la infección sin presentar los signos
aparentes de la enfermedad y la inmunidad resultante, una vez establecida, es mantenida en
el ganado adulto mediante reinfecciones, sin síntomas clínicos. (Corona et al. 2004)
En regiones donde la población de garrapatas se reduce artificialmente con un intenso
control, se rompe el equilibrio, pues no todos los terneros se infectan antes de los nueve
meses de edad, creando así un segmento de ganado susceptible, que muy posiblemente
desarrollarán la enfermedad clínica aguda cuando tengan contacto con el hemoparásito
tiempo después. Esta situación es conocida como inestabilidad enzoótica, en la cual la
enfermedad se vuelve periódicamente aparente, coincidiendo con períodos favorables para
la reproducción de las garrapatas.

Tratamiento:

Las Tetraciclinas e Imidocarb son comúnmente utilizadas para el tratamiento de la


anaplasmosis. Tetraciclina a una dosis de 20mg/ kg PV durante 2-3 días, vía parenteral y
administrar protectores hepáticos, cardiotonicos y transfusión de sangre en anemias intensas.
(Olguín, 2004)

Oxitetraciclinas 10 - 20 mg/Kg de PV, por 3-5 días.

Dipropionato de Imidocarb 2.5 ml/100kg.

Cacodilato de Na y Difosfato de Cloroquina.

Terapia de sostén: hierro, vitamina B12, soluciones salinas o glucosadas.

Así mismo, con el fin de apoyar a animales con padecimientos severos se pueden
implementar transfusiones sanguíneas de 4 a 12 litros de sangre, pudiéndose repetir a las 48
horas si es necesario.

Control y Prevención:

La prevención puede realizarse en dos niveles: sobre el agente o vector transmisor o sobre el
bovino. La prevención sobre garrapatas y moscas puede ser efectiva si se usa cuidadosamente
un solo garrapaticida y un solo mosquicida a las dosis recomendadas, de no hacerlo así
propicia a corto plazo una selección de poblaciones de garrapatas y de moscas resistentes a
los productos químicos. (Muños, 2008)
El control de la garrapata se ha orientado hacia el combate de las formas parasitarias (larvas,
ninfas y garrapatas adultas). El método más eficaz para el control de garrapatas ha sido el
uso de químicos los cuales se aplican sobre el cuerpo del hospedero.

El baño de inmersión regular del ganado es esencial ya que disminuye los brotes de la
enfermedad en el hato.

También debe considerarse el uso adecuado del equipo veterinario como agujas, tijeras,
navajas y aretadores, las cuales deben ser lavadas y desinfectadas cuando se utilizan de un
animal a otro.
Bibliografía:
Corona, B, et al. 2004. Anaplasmosis bovina. Obtenido de razón y palabra:
http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n040405/040511.pdf

Muños, A. 2008. Anaplasmosis. Obtenido de razón y palabra:


http://repositorio.uaaan.mx:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/2891/ALFONSO%20LONGI
NOS%20MU%C3%91OZ%20BENITEZ.pdf?sequence=1

Olguín, A. 2004. Anaplasmosis. Obtenido de razón y palabra:


http://www.ammveb.net/clinica/anaplasmosis.pdf

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