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Vida política de la nueva España

Con la instauración del virreinato como ente gobernante en nueva España por la corona
española, se les dio a los territorios conquistados una unidad política que al paso de los
años en los que existió el virreinato, creció en poder y se nutrió de otras instituciones
que complementaron la organización política y de gobierno Novohispano.

Los primeros gobiernos de las tierras sometidas por los españoles, fueron el recaído en
Hernán Cortés que fue nombrado gobernador y capitán general de nueva España y cuyo
papel fue el de administrar las riquezas y repartir la justicia. Le siguió después la Real
Audiencia, instituida mediante cedula real por Carlos I el 13 de diciembre de 1527; de
esta institución de gobierno se vivieron dos etapas, la llamada primera Audiencia bajo
cargo de Nuño Beltrán de Guzmán y la segunda audiencia que comenzó funciones hacia
1531, esta fue presidida por Sebastián Ramírez de Fuenleal; la Real Audiencia dio paso
en 1535 a la instauración del virreinato que fue la figura de gobierno definitiva hasta la
independencia de nueva España de la corona española. Tanto Hernán Cortés, La Real
Audiencia y el virrey, estaban totalmente subordinados al monarca español, si bien
nueva España tenía una organización política que permitía la gobernabilidad del territorio
esta no era independiente.

Economía novohispana
Anteriormente cuando llegaron los españoles al México antiguo, el país tenía una economía muy
diferente en este caso se basaba en el trueque y el intercambio, asimismo los reyes y gobernantes
tenían toda la riqueza y el pueblo solamente se quedaba con lo mínimo, al llegar los españoles
mejoraron ese sistema de economía anunciándose como la economía novohispana o nueva España
por lo tanto hubo un poco más de equidad entre la distribución de las riquezas.

Economía novohispana – Características económicas de la economía novohispana.

En la economía novohispana las tierras pertenecían a todos pero ninguno podía vender, regalar o
traspasar, ya que se trabajaba para las familias y los frutos eran de la familia que la hacían producir.
Al principio de la conquista el medio para obtener la tierra fue a través de los Mercedes de tierra de
labranza otorgadas por el rey de España a los soldados y eran como recompensa por el servicio, la
conquista y pacificación.

Sin embargo en la economía novohispana a partir del año 1591 y hasta 1616 por la crisis financiera
de la corona española provocada por guerras europeas, se tuvo que mejorar la forma de regular la
propiedad de la tierra adjudicándose tierras baldías puesta a subasta pública, en este caso también
los latifundios que eran grandes extensiones de tierra privada y que contaban con diferentes tipos de
tierra de riego y temporal de pastoreo, que fueron tomadas por los pobladores.

Las principales actividades que ayudaron a el desarrollo de la economía novohispana fueron la


Agricultura, la minería y la ganadería.

Desde el principio la región mesoamericana se ha destacado por la minería, que era la que tenía más
beneficios económicos, además se crearon nuevos centros de población, ranchos ganaderos y
agrícolas y una amplia red de caminos para la expansión y distribución de los productos, aunado al
crecimiento de la agricultura, la economía y la ganadería que conformaron importantes ciudades, las
cuales llegaron a abastecer a toda la nueva España.

Minería.

Una de las actividades económicas más rentables de la economía novohispana fue la minería. Las
tierras ricas en minerales preciosos como el oro y la plata, éste último muy abundante en la región,
hizo que ésta fuera una de las actividades económicas más importantes.

Los metales extraídos eran enviados para enriquecer las arcas de la corona. Sin embargo, dadas las
malas condiciones de las minas causó un sin número de accidentes, lo que mermó la mano de obra
por lo que la explotación minera fue disminuyendo a partir del siglo XVII.

Agricultura.

La agricultura fue la base de la economía novohispana que generó importantes ingresos para
España por la gran cantidad de productos que se exportaban en este caso el cacao, jitomate, aguacate,
madera, más vainilla y cultivos de la región, además de los nuevos como arroz, avena, cebada, sorgo,
azúcar, trigo, café, los duraznos, lino, cáñamo y muchos otros.

Como en todas las sociedades las actividades agrícolas en la economía novohispana jugaron un
papel determinante para su desarrollo económico. El cultivo principal era el maíz, sin embargo, la
producción agrícola de cultivos propios de la región como el chile, aguacate, cacao, algodón, frijol y
caña de azúcar entre otros, era también una fuente de ingreso importante para la corona española, ya
que no solo eran utilizadas internamente, sino que se exportaban a Europa.

Los españoles también introdujeron a la Nueva España cultivos europeos como lo era el trigo, que en
esa época era la base de la alimentación europea, por lo que su cultivo y exportación ayudó al
desarrollo de la economía novohispana.

Tres grandes zonas trigueras fueron los valles de Atlixco Puebla, el valle de México, Toluca y las
regiones de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas, por lo tanto los indígenas fueron brutalmente
explotados hasta que tiempo después la corona española prohibiera el trabajo indígena sustituyéndolo
por esclavos negros traídos de África.

La mercadería tuvo una rápida y asombrosa expansión al utilizar el excremento como abono natural
para los cultivos que representaban una fuerza de carga y transporte de producción, además de la
introducción de muchos animales traídos de la nueva España.

Ganadería.

Esta actividad economía novohispana no formaba parte de la economía prehispánica, ya que había
especies ganaderas en la región antes de la llegada de los españoles. Fueron éstos los que
implementaron la ganadería en la Nueva España.

Los ganados equino, porcino y vacuno fueron de los primeros en ser introducidos en la región,
posteriormente el ganado ovejuno se trajo a América, ya que la producción de lana era una actividad
que dejaba enormes dividendos y dadas las características del nuevo continente, había regiones que
eran muy adecuadas para la producción de lana de gran calidad.
NUEVA ESPAÑA Y SUS RELACIONES CON EL MUNDO
Nueva España y su relación con el mundo
La corona Española temía que la plata peruana se le escapara de las manos rumbo a Oriente por eso
redujo el comercio filipino con las colonias americanas y trató de proteger el mercado español.
Durante un tiempo se prohibió el comercio entre la Nueva España y el Perú, pero el comercio
clandestino se dio entre los puertos de Huatulco, en Oaxaca y Callao en Perú.
El Galeón de Manila o la Nao de China transportaba plata de mexicana de América a Asia.

La línea de Manila a Acapulcó funcionó por dos siglos y medio, por esta ruta se llevaban mercancías
orientales a Acapulco.

Los barcos salían de Acapulco y aprovechan la corriente marina ecuatorial para llegar a las Islas
Marina y a Taiwan ahí se abastecían de víveres para continuar el viaje hasta Filipinas.

De regreso salían de Manila, subían por las costas de Japón y aprovechaban la corriente para llegar
al litoral de California y llegar a la Bahía de Acapulco.

En cada barco iban alrededor de 500 hombres entre marineros, comerciantes, capellanes, cocineros,
médicos y carpinteros.

De Acapulco salía plata fundida en barras o monedas, tintes, semillas, tabaco, cacao, aceite de olivo
y vino.

De Manila salía telas, objetos de seda, pañuelos, colchas, manteles.

De Medio Oriente alfombras persas.

De India piezas de algodón y de Japón abanicos, cajoneras, cofres y porcelanas finas además de
especias.

Los comerciantes peruanos solicitaron la autorización para comerciar directamente con Filipinas, la
Corona española tuvo miedo de perder el control del comercio y le prohibió a Perú la comercialización
con Filipinas, aún así la demanda de mercancías era tan alta que proliferó el contrabando por lo que
la Corona decretó que el tráfico anual entre México y Perú fuera de 3 navíos de 300 toneladas cada
uno. También se prohibió el reembarque de mercancías europeas de México a Perú y éstas solo
podrían llegar a través de Portobelo.

En 1609 se redujo el número de navíos autorizados y solo se permitían 2 de 200 toneladas cada uno,
sin embargo se permitió embarcar cada año 200000 ducados para pagar mercadurías mexicanas pues
en Perú no había productos suficientemente valiosos para el intercambio.

En 1631 se prohibió totalmente el comercio entre Perú y México


COLONIZACIÓN DEL NORTE
Hay muy poca literatura sobre hecho tan magnífico como fue la conquista y colonización española de
Norteamérica. Y mucha menos sobre la experiencia y el trabajo de unos pocos españoles que, como
otros muchos, en su búsqueda de nuevas oportunidades y una vida mejor se aventuraron más al norte
de Cuba y Nueva España en pequeñas y grandes expediciones sin tener casi datos, ni relatos fiables
sobre qué se iban a encontrar en el camino.
España exploró y conquistó extensísimos territorios que abarcaron desde Carolina del Norte en la costa
Este norteamericana hasta Alaska en la punta noroeste del subcontinente: California, Arizona, Nuevo
México, Texas, Alabama, Mississippi, Arkansas, Kansas, Florida, Louisiana, Virginia, Georgia, Carolina
del Sur y del Norte, Tennessee, Oklahoma, Oregon, Nevada, etc. Esas exploraciones, conquistas,
colonizaciones y defensa de estas extensiones tuvieron que realizarse con muy pocos recursos y en
un ambiente hostil y muy difícil. Todas estas regiones habitadas por nativos en muchos casos muy
violentos formaron parte posteriormente del virreinato de Nueva España.
Estas expediciones que hicieron posible su recorrido, estudio y colonización fueron realizadas por unos
hombres duros y agerridos que tuvieron que enfrentarse a peligrosísimas tribus nativas (navajos,
apaches, semínolas, pueblos, sioux, comanches, etc) o aliarse con ellas. Sin olvidarse de los sacrificados
religiosos que, en muchos casos olvidados por las fuerzas civiles y militares, realizaron su tarea
evangelizadora en solitario frente a tribus que a menudo les acogieron bien y con hospitalidad pero en
otras muchas ocasiones sufrieron terribles torturas y fueron vilmente asesinados. Tuvieron que
mantener aislados fuertes en zonas difíciles de defender y con muy pocos hombres y armamento. Una
auténtica hazaña que no tiene parangón en la historia, como ocurre en casi todo lo que ocurrió en el
Nuevo Mundo durante aquellos años.
Pero la hazaña no fue solo su exploración, conquista y colonización, sino mantener esos vastos
territorios bajo soberanía española y defenderlos contra las incursiones nativas y europeas.

Hay mucho material de todo tipo sobre la conquista de Norteamérica sobre todo lo referido a la
conquista anglosajona, holandesa y francesa. Más tarde llegaría la conquista del oeste y la ocupación
de la costa oeste desde la costa este azuzada por el desarrollo del ferrocarril y el descubrimiento de
oro en los ríos californianos. Pero mucho antes de que estos colonos llegasen y conformasen las
actuales naciones de Canadá y Estados Unidos los españoles habían explorado, recorrido y recogido
en mapas estas inmensas e inhóspitas tierras sentando la base para una colonización posterior más
profunda y sin tantos riesgos. Se puede decir que España con su acción exploradora “alisó” el terreno
para que otros luego se aprovechasen.
Con el término “Norteamérica” quiero referirme al territorio actual de Estados Unidos y la costa este
del Canadá que es donde se produjeron los principales hechos expedicionarios. Y muchos dirán que
qué ocurre con México, que es también una nación norteamericana. Pues queda fuera de estos
artículos ya que su conquista fue tratada en este blog en profundidad por su mayor importancia política
e histórica. No es ni mucho menos marginarla de sus compañeros norteamericanos sino que al ser
más importante y con mayor calado ya tuvo su propio lugar.
Tras el Descubrimiento de América de 1492 por parte de Cristóbal Colón, los adversarios
de Castilla trataron de encontrar el paso hacia Asia por el norte de las tierras descubiertas por los
castellanos. Los primeros intentos de encontrar esa ruta norteña vinieron de mano de las coronas
inglesa y portuguesa. La primera exploración que se topó con Norteamérica organizada por una nación
europea fue la del genovés Juan Caboto en 1496. La corona inglesa encargó a Caboto buscar una
nueva ruta hacia Asia y que fuese más corta que la descubierta por Colón. Este navegante previamente
buscó financiación en las coronas castellana y portuguesa pero no tuvo éxito y no le quedó otra que
recurrir al rey Enrique VII de Inglaterra que sí le hizo caso y accedió a financiarle su aventura.
Tras partir de Bristol y cruzar el océano por el Atlántico norte se calcula que pudo llegar al actual cabo
Bonavista en la costa nordeste de la isla de Terranova. Caboto creyó, al igual que Colón, que había
llegado a Asia, concretamente al Cipango (Japón). Y así volvió convencido a Inglaterra donde fue
premiado y se le concedió financiación para una nueva expedición, esta vez más amplia, con más
buques, más hombres y con la intención de establecer una colonia en las costas exploradas. Partieron
en 1498 de nuevo de Bristol y jamás se volvió a saber de ellos, el océano se los tragó.
Las siguientes expediciones fueron organizadas y financiadas por la corona portuguesa si bien
tampoco pusieron mucho empeño en ellas. Podrían destacarse las de los hermanos Gaspar y
Miguel Corte. El primero en 1500 llegó a Terranova y Groenlandia pero en el viaje de vuelta
desapareció. Su hermano Miguel no pudo asumir la pérdida de Gaspar y tratando de no perder la
esperanza de encontrarle vivo organizó una expedición para rescatarle y tristemente terminó de la
misma manera, desaparecido en el mar. Estos desastres pueden hacernos una idea de lo arriesgado
y complicado que era cruzar el océano en esos años.
Poco después el navegante también portugués Joao Fagundes llegó hasta las costas del actual Nueva
Escocia y fundó un pequeño pueblo de pescadores pero que duró tan solo unos años. Fue abandonado
y con ello barrido cualquier vestigio de civilización europea en esos territorios norteamericanos.
Estos primeros intentos de encontrar una ruta norte hacia Asia quedaron en el olvido y no supusieron
ninguna conquista ni colonización efectiva. En los siguientes años las expediciones serán
únicamente castellanas y en vez de intentarlo por la zona norte comenzarán a producirse desde el sur
de Norteamérica partiendo desde las tierras ya conquistadas como eran Cuba y la isla Española (actual
isla de Santo Domingo) y tras la conquista de México la mayoría de expediciones partirían desde el
virreinato de Nueva España. El primer navegante castellano en realizar una tentativa en subcontinente
norteamericano fue el capitán Juan Ponce de León en 1512, si bien él pensaba que aquellas tierras de
la Florida eran una isla y no lo que posteriormente resultó ser.
EL MUNDO INDÍGENA
La población aborigen de América fue evidentemente la más afectada por la irrupción europea y el
proceso de conquista.
Incluso su denominación sufrió una deformación que se prolonga hasta nuestros días; ya que los
europeos suponían que habían arribado a las Indias Orientales (Japón, China, India) y llamaron
"indios" a sus habitantes. Cuando se descubrió que se trataba de un continente desconocido hasta
entonces para los europeos, se lo denominó Indias Occidentales para diferenciarlo de las Indias
Orientales, pero se mantuvo el vocablo "indio" para referirse a los nativos.
Ello es incorrecto, pues debemos precisar que los indios viven actualmente en la India y que los "indios"
de América se deberían denominar, por lo tanto, según los nombres que ellos mismos se daban o, al
generalizar, utilizando términos como "indígenas", "nativos", aborígenes" o "indoamericanos".
Resistencia
Durante la conquista en el mundo indígena se observó una gran división: se ubicaron por un lado
quienes se opusieron al invasor y por el otro los que colaboraron por diversas razones con los
europeos.
La resistencia a la conquista fue un fenómeno muy extendido a lo largo del siglo XVI e involucró a
prácticamente todos los grupos étnicos americanos.
Atahualpa
De hecho, las revueltas indígenas , a pesar de ser rápidamente sofocadas, acompañaron al
conquistador en todas sus campañas y constituyen un fenómeno inseparable del proceso de
conquista. No obstante, con el pasar del tiempo poco pudieron hacer los guerreros nativos frente a las
armas y, sobre todo, a las enfermedades traídas por los europeos.
Virrey
Las jefaturas y noblezas indígenas tuvieron dos opciones; o llegaban a un arreglo con los españoles
para mantener algunos privilegios, o se rebelaban contra el invasor. Esta última alternativa fue la más
empleada por las élites nativas e implicó generalmente la derrota militar indígena, acompañada de la
virtual desaparición de la clase dirigente.
Indios Amigos
De esa manera, las grandes unidades políticas prehispánicas, como por ejemplo los imperios azteca
e inca o la confederación tairona, perdieron su liderazgo y su poder pasó a manos de los españoles.
Así, se produjo la decapitación de la estructura gobernante indígena, aunque en aquellas culturas de
menor desarrollo socio-político, como los mapuches de Chile, los aborígenes pudieron enfrentar con
mayor flexibilidad a los peninsulares, pues sus autoridades eran renovadas continuamente.
Los indígenas que prefirieron colaborar con los forasteros recibieron muy luego el apelativo de "indios
amigos". En primer lugar hay que mencionar a los traductores e intérpretes indígenas, que se
transformaron en auxiliares vitales de las huestes conquistadoras. ¿Qué hubiera hecho Hernán Cortés
sin la Malinche o Francisco Pizarro sin el célebre Felipillo? Probablemente no hubieran podido forjar
su estrategia de ataque de la manera que lo hicieron si no hubiesen contado con la ayuda de quienes
conocían las debilidades de sus contrincantes.
Pero también en el combate los indios amigos prestaron una inapreciable asistencia, pues formaron
contingentes muy numerosos que sabían cómo enfrentarse a sus pares que luchaban por la defensa
de su territorio. Además aprendieron a utilizar armas y tácticas españolas y constituyeron la principal
fuerza de choque en las batallas.
Frustración Indígena
La pregunta que cabe hacerse es el por qué determinadas parcialidades nativas tuvieron esta actitud
colaboracionista con el invasor.
Los especialistas concuerdan en que gran parte de la explicación hay que buscarla en antiguas
rencillas y enemistades que había en la América Indígena antes de la llegada de Colón.
Estas rivalidades fueron aprovechadas por los peninsulares para sus fines, lo cual les permitió derrotar
a un enemigo mucho más numeroso. Los indios amigos, por su parte, actuaban con la convicción que
los españoles habían llegado para ayudarles y otorgarles la posición que creían merecer.
Además, hubo casos en que grupos de indígenas participaron en las campañas con el objeto de
obtener un botín (mujeres, caballos, artefactos, etc.), privilegios (exención del pago de tributos) u otras
recompensas.
También hay que señalar que diversas agrupaciones nativas prestaron su colaboración al español
forzadas por la imposibilidad de resistir y, a menudo, obligadas por los propios invasores, tal como
ocurrió por ejemplo en el norte de Chile con los atacameños y diaguitas.
Indígena Trabajando
Finalmente, ni los indígenas que resistieron ni los indios amigos ni la escasa nobleza sobreviviente,
lograron insertarse en la sociedad colonial en condiciones acordes a sus usos y costumbres. En
general, permanecieron como un estamento separado, la llamada "república de los indios", cuyos
descendientes engrosaron el bajo pueblo latinoamericano, junto a mestizos, negros y zambos.
Sociedad y cultura
Las castas son el resultado de múltiples cruzamientos interétnicos de mulatos con indias o mestizas,
de indios con mulatas y de blancos con todos los demás, lo que degeneró en diferentes subtipos
étnicos y mezclas donde fue imposible determinar los ancestros, y que fueron considerados siempre
la ínfima clase de la jerarquía social.
No debemos olvidar el sentimiento español heredado desde la Edad Media— de la pureza de
 sangre,
que hacía ver al
 «mezclado» como impuro.3 «A los individuos de casta
 se les prohibió vivir en los

pueblos de indios, estuvieron sujetos al pago de tributo ya que eran un grupo económicamente activo
que se dedicaba a diversos trabajos como el pequeño comercio y la pequeña industria, los servicios
domésticos, o bien eran caporales, capataces, vaqueros o administradores de ranchos o haciendas».
Para distinguir a los innumerables tipos étnicos que surgieron de estas uniones polirraciales, se utilizó
una nomenclatura por demás pintoresca. La nomenclatura y clasificación de las castas tomaba en
cuenta, principalmente, el color de la piel, en lo que Alejandro Lipschütz ha denominado acertadamente
pigmentocracia. Es decir, se relacionó la condición social del individuo con el color de su piel, «la
jerarquía que ocupaba cada individuo dependía de la cantidad de sangre oscura que se encontrara en
su genealogía».5 Era muy difícil acceder a los privilegios, derechos o bienes de quienes tenían la
ventaja de contar con una piel más clara, transformándose el prejuicio racial en prejuicio social.

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