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El concepto de salud
En la actualidad, el concepto de salud difiere en gran manera de la idea que se ha tenido sobre ella
desde épocas ancestrales. Desde la idea original que relacionaba el concepto de salud con
enfermedad, se ha evolucionado hasta un concepto mucho más en consonancia con el
pensamiento actual, relacionado con la calidad de vida y estado de bienestar del individuo.
El primer paso lo dio la OMS (Organización Mundial de la Salud) cuando en su carta fundamental
(1948) definió la salud como “un estado completo de bienestar físico, mental y social, que no
consiste únicamente en la ausencia de la enfermedad”. En el mismo documento se estableció
que la salud es un derecho inalienable de todo individuo, independientemente de su raza, religión,
ideología y su condición sociocultural.
Esta definición de salud supuso un importante avance, fundamentalmente por las dos
razones siguientes:
2
Educacióó n para la salud
capacidad funcional
zona neutra
Factores sociales
Como consecuencia de estas críticas, han surgido otras definiciones que aportan nuevos aspectos
al concepto de salud, de los cuales destacan los siguientes:
3
Educacióó n para la salud
Enfoque ecológico: este aspecto adquiere una especial importancia debido a que se
considera que la salud es el resultado de la interacción y adaptación entre los individuos y
el medio ambiente físico y social.
Tales dimensiones se refieren a la calidad de vida concepto de origen reciente que incluye un
conjunto de factores psicológico-afectivo (bienestar o salud mental), físicos ( capacidad de
funcionamiento, autonomía) sociales (interrelaciones personales: bienestar o salud social ) y
cognitivos (auto percepción de la salud y la enfermedad). Los componentes de este concepto
determinan a su vez el concepto de salud del que se parte.
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La evolución del concepto de salud
Negativo Positivo
Estático Dinámico
Individual Social
Este hecho se ha ido evidenciando a lo largo de los años, por la coincidencia en los resultados
de múltiples estudios epidemiológicos. Algunos de ellos se han convertido en modelos teóricos
básicos de la salud pública.
Cabe destacar el estudio que permitió a M. Lalonde, en 1974, construir un modelo ya clásico
sobre lo factores determinantes de la salud. Según dicho autor, el nivel de salud de una
comunidad depende de la interacción de cuatro variables: la biología, el medio ambiente, el
estilo de vida y la asistencia sanitaria.
1. La biología humana
Cada individuo nace con una dotación genética que condiciona su manera de ser, conducta,
predisposición a ciertas enfermedades y envejecimiento.
2. El medio ambiente
Tosa persona es un ser social que interactúa con el entorno en que se desenvuelve.
Las condiciones de este entorno pueden favorecer o entorpecer el nivel de salud del individuo,
tanto desde el punto de vista físico, como psíquico y sociocultural.
3. El estilo de vida
Por estilo de vida se entiende la manera de vivir, y aunque esta depende principalmente de
conductas individuales, también es cierto que resulta de la interacción entre éstas y las
condiciones de vida.
En 1976 se realizó un análisis del aumento de la población en el Reino Unido en el siglo XIX, y
el incremento detectado pudo atribuirse a una disminución de las tasas de mortalidad,
especialmente de la mortalidad infantil, debido en un 80-90 por ciento de los casos a la
disminución de infecciones. Al mismo tiempo, se constató que la mayor parte de esta reducción
no se produjo por las vacunas o tratamientos (a excepción de la vacuna contra la viruela), sino
por las medidas de salud pública (ambientales, políticas, económicas o sociales)
Por otro lado, no se puede olvidar que en ambos factores, como señalaba M.Lalonde,
no son separables, sino que interactúan entre sí y con los demás determinantes de la
salud.
El análisis de los estilos de vida de los factores que influyen en ellos es ha llevado a la
coexistencia de dos líneas conceptuales que implicas diferentes manera de actuar. La
primera de ella se refiere a la libre elección de conductas. Según este enfoque, las
acciones deben ir encaminadas a evitar hábitos no saludables, recayendo así la total
responsabilidad sobre el individuo, opción, por otro lado, culpabilizadora.
Según el otro enfoque la salud depende de una forma general de vida, determinada
por la interrelación entre unas condiciones de vida y unos patrones de conducta que a
su vez, depende de las características socioculturales y personales. Así, pues, según
este enfoque, las acciones deberían dirigirse tanto hacia la persona como hacia el
medio. La responsabilidad, por tanto, queda compartida, con lo cual se evita la
connotación culpabilizadora, nada conveniente desde una perspectiva educativa que
prende fomentar el cambio.
El modo en que vivimos, a su vez,
Evolución del concepto de la salud pública
El modelo de M. Lalonde sobre los factores depende de diversas influencias,
que influyen en la salud ha sido base de tanto personales como
estudios posteriores sobre el mismo tema. L socioculturales. Entre los factores
Salleras y H.San Martín, especialistas en personales, pueden incluirse factores
diferentes ámbitos de la salud pública, psíquicos (conocimientos, actitudes,
ahondaron en las influencias señaladas por comportamientos, habilidades,
M.Lalonde y plantearon la necesidad de llevar
autoestima o emociones), así como
acabo estrategias dirigidas a modificar el estilo
de vida de las personas y mejorar el medio los biológicos (genéticos, desarrollo
ambiente. personal). Los factores externos son
H.San Martín afirmó que la salud es un también diversos y se refieren al
proyecto de vida colectivo, en el sentido de medio físico y social. Pueden
que atañe a todos, y que la salud individual considerarse diversos niveles de
influye en la colectiva y a la inversa. influencia del entorno sobre los
Otros autores, como J.Asthon y H.Seymour,
estilos de vida de las personas:
retomaron con posterioridad la necesidad de
reorientar las funciones de la salud pública desde un nivel inmediato (familia,
hacia la promoción de la salud individual y medio laboral, grupos de amigos),
colectiva, añadiendo a esa estrategia las hasta un nivel más amplio del
acciones de prevención y de restauración de entorno, que corresponde al conjunto
la salud. Un paso más allá fue la de elementos sociales(factores
denominación de “nueva salud pública” dada económicos, paro, etc.), así como a
la materia de su estudio, con la que trataron
de señalar la evolución positiva registrada en los valores y creencia que influyen
la misma. en el individuo y en todos los
componentes del sistema social.
A su vez, estos factores interaccionan entre sí, y sus relaciones no son lineales, sino
que encierran una gran complejidad, de ello se deriva la necesidad de establecer
políticas que se ocupen de la salud globalmente universal. Así, pues, las estrategias
que han pretendido incidir en un solo factor como, por ejemplo, la información, han
fracasado en relación a los objetivos educativos de cambio de conducta, ya que se
han basado en la hipótesis de la existencia de una relación lineal entre los
conocimientos, las actitudes y los comportamientos que influyen en la salud. Aunque
los conocimientos sanitarios sean necesarios, así como la adopción de actitudes
positivas, se ha podido constatar que no se determinan necesariamente conductas
saludables.
De este modo, surge un concepto nuevo, la promoción de la salud, que fue definida en la
Conferencia Internacional de Ottawa (Canadá), en 1986, como el “proceso de capacitación
de las personas para aumentar el control sobre la propia salud y para mejorarla”. Para
ello, se propusieron:
Es decir, el conjunto de acciones que, a nivel social, conduzcan a la salud, ya sean de tipo
legislativo, fiscal u organizativo.
Este aspecto educativo es indispensable para que los individuos puedan tomar decisiones
respecto a su estilo de vida y les sea posible controlar, consecuentemente, los factores
personales y ambientales que influyen en su salud.
Esto debe hacerse de forma que tales servicios compartan la responsabilidad respecto ala
salud con otros sectores sociales y dediquen su atención a la promoción de la salud, a demás
de la prevención y la restauración de la misma. Para conseguir tales objetivos, los
profesionales implicados deben asumir la función educativa que ello comporta, incorporándola
a sus actuaciones asistenciales y comunitarias.
La salud se configura así como un valor y un derecho universal, y la educación para la salud,
como una necesidad fundamental tanto para la promoción de la salud como para la prevención
y curación.
Este enfoque social y comunitario difiere sustancialmente del enfoque medicalista, basado en la
enfermedad, que contemplaba algunas actuaciones presuntamente educativas, consistentes en
intervenciones concretas informativas, con la finalidad de establecer las pautas de
comportamiento adecuadas para prevenir los problemas de salud, y que tradicionalmente se
han denominado “educación sanitaria”. No obstante en la actualidad la literatura sobre este
tema utiliza indistintamente ambos términos para referirse al mismo enfoque.
De este modo la salud se acepta como un derecho fundamental y un valor social, con lo que se
justifica la necesidad de educar para la salud a toda la población, sea cual fuere su situación
social. De las características que configuran el modelo comunitario y social se derivan los
siguientes principios en los que se basa las actuaciones educativas para la mejora de la salud:
La principal de las acciones centradas en la salud es la educación, ya que con ella se pretende
incidir en toda la población, independientemente de su estado de salud, considerando siempre
la posibilidad de mejorarla.
2. Implicación multisectorial
Todos los sectores sociales, no solo el sanitario, deben responsabilizarse y actuar en pro de
salud. El sistema sanitario no puede hacer frente por si solo a todas las circunstancias que
influyen en la salud, debido a la existencia de múltiples factores condicionantes. Por este
motivo es necesario emprender una acción educativa sobre el tema.
3. Participación
Se trata de una implicación en todos los procesos, desde que se planteas hasta que se
evalúan; es decir, la participación se emplea como un instrumento para estimular la
responsabilidad de la población, lo cual implica, además, trabajar “con” y no “para “ la
comunidad.
4. Capacitación
5. Enfoque integral
La salud depende de múltiples factores físicos, psicológicos y sociales, que requieren una
atención conjunta. Su enfoque debe ser interdisciplinario para garantizar un conocimiento
amplio de todos los elementos sobre los que se deberá incidir y adoptar metodología adecuada
a cada situación y grupo social.
6. Proceso formativo
El proceso formativo se refiere a una acción educativa sostenida que abarque todas las etapas
vitales, como parte de su desarrollo, y que prepare a las personas para afrontar las
situaciones de la vida relacionadas con la salud.
Puede considerase una opción social en la que es preciso combinar acciones políticas
favorables para la salud con acciones educativas. Pero estas últimas contribuyen también de
manera decisiva el desarrollo favorable de las primeras. Es decir la educación para la salud
tiene como finalidad la adopción de comportamientos saludables pero al mismo tiempo,
pretende capacitar a la comunidad para participar en la toma de decisiones individuales y
colectivas y reforzar las que favorezcan a su salud.
A tal objeto, la educación para la salud debe incidir en todo el conjunto de la población. Por una
parte, en los profesionales tanto de la educación como de la salud, para que tomen
conciencia de la importancia que tiene una estrategia global para la mejora de la calidad de
vida, se impliquen en ella y adquieran una formación adecuada para su función educativa en
relación a la salud.
Por otra parte, en los individuos y comunidades, para crear una conciencia critica y autocrítica
de las actuaciones relacionadas con su salud.
En esta dirección, es posible referirse a una educación para la salud que se articularía con la
educación para la vida social.
Esta perspectiva educativa debería incluir los siguientes elementos:
En este primer nivel la educación para la salud consiste en capacitar a las personas para
controlar los mencionados factores, tanto los relacionados con los comportamientos como los
que atañen al medio ambiente físico y social, de modo que adquieran un estilo de vida cada
vez mas saludable. Por tanto las acciones deben ir dirigidas a la población en general y a
grupos específicos en situación de riesgo para la salud.
Como ejemplos de programas en este nivel de prevención se pueden mencionar los dirigidos a
personas con alguna enfermedad crónica como la diabetes, la hipertensión, el sida y la
leucemia que afecta a los niños, entre otros.
De este modo, se garantiza que todos los contenidos de la salud sean abordados desde todas
sus vertientes (biológica, psicológica y social), y se contemple la multifactorialidad de la misma.
Cualquier tema de salud tratado desde la educación tiene conexiones con otros muchos
aspectos que no se deben obviar, sino que su articulación permite comprenderlo desde una
perspectiva amplia y mucho mas enriquecedora. Por otro lado, es posible referirse a la relación
existente entre esta disciplina y otras que también requieren ser abordadas de forma
transversal desde la escuela, como la educación para la paz , la ambiental y la del consumidor.
En todas estas materias se deben tratar los aspectos éticos, culturales, sociológicos,
cuantitativos, biológicos y psicológicos; es decir hay que adoptar una óptica disciplinaria.
Como ejemplo ilustrativo de esta múltiple transversalidad, se puede considerar el tema de la
sexualidad. Durante mucho tiempo, se ha abordado este tema desde un enfoque puramente
biológico, que contemplaba como única función la reproductiva. Esto corresponde a una visión
parcial y reduccionista del tema, muy distinta al planteamiento pluridimensional de la
actualidad. Sin quitar importancia a este aspecto , que por otro lado se considera fundamental,
existe la necesidad de contemplar los siguientes aspectos:
Al mismo tiempo, la sexualidad está estrechamente relacionada con otros temas relacionados
con la salud: con la prevención de las enfermedades, en este caso por la existencia de
infecciones transmisión sexual; con la higiene; con la salud mental, pos su importancia en la
autoestima y su bienestar psíquico; y con el desarrollo físico y psíquico, por contribuir de forma
positiva al mismo. En definitiva, la sexualidad es un aspecto que forma parte también de
nuestra manera de vivir.
En cuanto al contexto, cabe decir que, en tanto exista una necesidad educativa debe
incorporarse la educación para la salud. Así, pues, en los ámbitos educativos, sanitarios y
comunitarios se requieren actuaciones de educación para la salud. Entre los primeros
consideramos tanto los espacios de la enseñanza reglada como los entornos no formales.
En los ámbitos reglados o escolares, la educación para la salud debe reflejar la transversalidad,
integrando cada uno de los contenidos básicos generales en las diversas áreas de
conocimiento que incluye el diseño curricular, en todos los ciclos de enseñanza convirtiéndose
de este modo en continuada y progresiva, de forma que el alumnado vaya incorporándose la
salud como un aspecto de su vida que contribuya positivamente a su desarrollo.
Fuera de la escuela y para completar el proceso educativo, debe incorporarse a los programas
sociales con función educativa sea cual fuere el contexto: programas de educación
sociocultural, centros culturales y de ocio de colectivos específicos, centros de formación y
ocupacionales para persona con discapacidad , programas para mujeres de zonas rurales, para
niños de la calle, movimientos comunales, programas de intervención sobre drogas, etc. De
este modo se universaliza la educación para la salud, ya que pueden alcanzar a toda la
población aunque no esté escolarizada, y hacerlos también en los periodos de vida no escolar.
Los centros sanitarios constituyen también un espacio muy apropiado para incorporar la
educación para la salud a todos los niveles de atención. En la conferencia internacional sobre
la atención primaria de la salud, celebrada en Alma-Atá (Kazakistan), en 1978, que tuvo una
gran repercusión en las políticas sanitarias y ejerció un efecto inmediato en las estrategias de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estableció que la educación para la salud era
una de las funciones que debía desarrollarse en este nivel de atención que fue declarado, así
mismo, el núcleo de todo el sistema de salud. Al mismo tiempo, las líneas de actuación y
prevención que allí se plantearon en relación a la salud contemplaban un enfoque educativo
para incorporarlo de forma transversal a la labor de los profesionales sociosanitarios con
respecto a los usuarios y a la comunidad en los centros de atención primaria.
El servicio en cuestión debe incorporar, por tanto, las funciones asistenciales, las preventivas y
las de promoción de la salud, así como la investigación y la docencia. En otros niveles
asistenciales, como el hospitalario o en centros sanitarios específicos se puede extrapolar este
modelo de actuación educativo que parte, naturalmente, de un criterio participativo.
Respecto a quienes deben ser los profesionales encargados de la educación para la salud
(especialista en esta temática o expertos de la medicina, o de la psicología, o según sea los
casos), los enfoques actuales proponen el siguiente planteamiento: tanto la planificación de los
programas como las actuaciones deberán llevarlas a cabo los profesionales implicados en la
educación o en la atención sanitaria, según el contexto, de forma interdisciplinar y, a poder ser,
de forma intersectorial. Esto significa que tanto en el ámbito escolar como en otros contextos
educativos como en los centros de salud, serán los equipos de profesionales que allí trabajan
los que se deben responsabilizar de estas acciones, pudiendo contar, en los casos necesarios,
con la colaboración de expertos en temas específicos.
La interrelación entre los programas de los diferentes sectores de una comunidad contribuirá de
forma positiva a la coherencia y al refuerzo de las actuaciones.
Por otro lado, los diferentes equipos de profesionales o especialistas deben fomentar el
desarrollo de programas comunitarios, para garantizar el acceso de la educación para la salud
a todo el conjunto de la población, tanto usaría como no usaría de los servicios.
La educación para la salud, tal y como se acaba de exponer, requiere una planificación que
responda a las necesidades de salud de la población sobre la que se quiere intervenir, o para
ser mas rigurosos, con la que se quiere actuar, si se aplica el principio de participación antes
expuesto.
Los criterios que deben regir este proceso coinciden plenamente con los que se aplican en
cualquier actuación educativa , es decir, el seguimiento de las fases básicas, que pueden
concretarse en las siguientes:
En el entorno escolar reglado, la intervención debe ser coherente con los diseños curriculares
de los diferentes niveles educativos. Los objetivos y contenidos generales constituirán proceso
formativo secuencial, que se iniciara en los primeros niveles de enseñanza y garantizara la
continuidad hasta el final del proceso educativo. Se aplicaran según el criterio de
transversalidad antes referido, con lo cual deberán ser tratados en todas las áreas de
conocimientos.
Por otro lado para poder trabajar según los principios expuestos es necesario obtener el apoyo
de las diferentes administraciones públicas, tanto del tipo técnico (formación, orientación y
recursos educativos), como de tipo económico. Solo las acciones conjuntas para mejorar la
salud, entre políticas profesionales y formación, permitirán la mejora de la calidad de vida, que
en definitiva, es lo que se pretende.
En la interpretación que esta autora hace en la citada obra se especifican cuatro modelos
diferentes: el informativo, el actitudinal, el crítico y el participativo.}
Modelo informativo
Tiene como objetivo la reducción de las desigualdades sociales, pues considera a la salud
como parte de la estructura social y responsabiliza a esta de su perdida. Por ello su ámbito de
intervención no solo lo constituyen las personas sino también el sistema social. La
responsabilidad sobre la salud queda compartida. La forma de intervenir es participativa,
intentando crear en la comunidad una conciencia social respecto a la salud, de forma que sea
ella misma la responsable de controlar los factores sociales que inciden en la salud individual y
colectiva. Concibe la salud como un derecho universal.
Modelo participativo
Así, pues la autora mencionada denomina modelo participativo y de compromiso al que reúne
las aportaciones más importantes de los anteriores: la información, las actitudes (valores,
creencias, opiniones, etc.) y el enfoque comunitario y social, elementos todos ellos de suma
importancia. Adema este modelo se basa en los principios que se han ido exponiendo sobre la
educación para la salud. Así, introduce elementos como la integración de la salud en la vida, la
autonomía y la solidaridad, componentes indispensables para la salud. En este modelo se
fundamentan los enfoques metodológicos que se exponen a continuación.
Siguiendo este criterio, se deberá obtener información sobre los siguientes temas:
Estos datos sobre el entorno en que se encuentra el espacio educativo pueden conseguirse de
datos epidemiológicos, como los que se obtienen a través de encuestas u otros procedimientos
análogos. No obstante, es interesante obtener dicha información a un nivel más específico, es
decir, sobre el grupo de alumnos al que se dirigirá la intervención educativa: la
complementación de cuestionarios por parte del alumnado puede resultar útil. Este instrumento
también puede servir para realizar un autoanálisis de estilos de vida.
Otra forma de recopilar datos es mediante entrevistas a individuos de la población diaria o a los
denominados grupos focales, que son grupos de personas que pertenecen al colectivo con el
que se quiere actuar.
Una vez reunida la información se podrán establecer las prioridades en cuanto a los contenidos
que se deben abordar, así como a los objetivos que es posible plantearse.
Con relación al análisis de las conductas de salud, resulta también de gran utilidad la aplicación
del modelo de diagnostico educacional de nominado PRECEDE, que se basa en la
identificación de los factores que inciden en los comportamientos que, según dicho modelo,
pueden ser de los tres tipos siguientes:
Determinación de Objetivos
Al plantear los objetivos se debe contemplar siempre los que se refiere a los conocimientos(al
saber), a las actitudes(al saber ser y estar) y a los procedimientos(al saber hacer).
Por otro lado, el planteamiento de objetivos debe adecuarse no solo a las necesidades, sino
también a las posibilidades reales en cuanto a las características de los individuos y grupos y a
los recursos. Al entender la educación para la salud, como un proceso, los objetivos deben ser
secuenciales, siguiendo los niveles académicos. No obstante, hay que prestar atención a la
diversidad, procurando valorar en todo momento su consecución por parte de todos los
individuos, y aplicar el criterio de la perseverancia, más que plantear fines excesivamente
pretenciosos difíciles de alcanzar.
Implementación
Una vez establecidos los objetivos, hay que ponerlos en práctica. Por ello es preciso
asegurarse de que no se tiene el reconocimiento de instancias superiores y la aceptación de la
población con la que se va a intervenir. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es la
disponibilidad de los recursos necesarios, tanto materiales como personales. Como criterio,
resulta rentable y útil averiguar la existencia de materiales didácticos y otros recursos que
pueden ser de utilidad, lo cual economizara el presupuesto.
Este último aspecto muchas veces no se contempla y ocasiona fracasos en los resultados o
dificultades en la finalización del programa. También se ha de prevenir le tiempo disponible
para la implementación adecuado a las actividades educativas en su conjunto y a los objetivos
propuestos. De este modo, se puede pasar del diseño a la acción. Esta acción debe basarse en
un planteamiento de investigación-acción, ya que de lo se trata es de evaluar el proceso de
forma continua para lograr su optimización.
Estrategias de Intervención
Por otro lado, resulta útil disponer estrategias diversas que permitan adecuar la actuación de
forma progresiva, según las capacidades y los progresos del grupo, y según las necesidades
de los individuos. Esto conlleva el planteamiento de actividades de ampliación y de refuerzo
para los casos en los que resulte adecuada su aplicación.
El equipo de docentes tiene múltiples posibilidades para elegir estrategias con que desarrollar
su tarea de educación para la salud.
En primer lugar, se puede distinguir dos tipos de intervención, según se establezca la relación
educativa: la intervención directa y la actuación a través de intermediarios.
En la intervención directa se establece una relación cara a cara con un individuo o grupo, es
decir, los docentes se dirigen a sus educandos orientados y dirigiendo la actividad educativa,
pudiendo utilizar medios tecnológicos de apoyo y todos los recursos a su alcance.
Técnicas de intervención.
Respecto a la técnica de intervención en la educación para la salud hay que señalar los
siguientes puntos:
De todo ello se desprende que es conveniente la utilización de varia técnicas educativas para la
consecución de cada objetivo, aunque cada uno contribuya al logro de varios de ellos. No
obstante, hay que tener en cuenta que algunas técnicas requieren una preparación previa de
los educandos, que se puede conseguir mediante una aplicación progresiva en cada grupo,
siguiendo el criterio de menor a mayor participación e implicación. Otro aspecto que se debe
considerar es la conveniencia de intervenir de forma paralela, individual y grupalmente.
FALTA
Para la intervención grupal, las técnicas más adecuadas suelen ser las que se basan en la
dinámica de grupo, entendiendo el grupo como una unidad en la que las aportaciones del
conjunto superan a las sumas de las oportunidades individuales; para ello es necesario que
exista una conciencia de pertenencia al grupo, que se refleje en su funcionamiento. Se trata,
pues, de técnicas participativas en las que el profesional de la educación tiene el papel de
coordinar y dinamizar, lejos de adoptar una posición directiva como sucede en las técnicas
unidireccionales. Se ha podido constatar en los resultados de las experiencias en este campo,
que estas técnicas contribuyen en mayor grado a la responsabilización respecto a la salud
individual y colectiva, favorecen a las acciones de colaboración, autoayuda y de intercambio, e
inciden en la mejora de la autoestima, entre otras contribuciones positivas respecto al trabajo
en grupo como forma tradicional de enseñar.
El respeto escolar además de cumplir con su función socializadora, debe contribuir al desarrollo
físico, psíquico y social de los alumnos. Ambas cuestiones tienen que ver con la promoción de
la salud. Por tal motivo, los aspectos básicos de la salud han de interrelacionarse con el
conjunto de actividades educativas e integrarse en las diferentes áreas de conocimiento.
Los contenidos y las estrategias de la educación para la salud deben adecuarse a las
características de los individuos de los que se pretende educar. Su planificación, por tanto,
deberá adecuarse a los niveles educativos establecidos por las instituciones de cada país.
En cuanto a los contenidos, existen temas generales que responden, por un lado, a las
necesidades básicas relacionadas con la salud de toda la población (desarrollo, higiene,
alimentación, sexualidad, salud mental, actividad y movimiento, prevención de enfermedades,
etcétera), y por otro las necesidades que se derivan de los problemas más importantes de la
salud pública desde un punto de vista epidemiológico. Estos últimos se modifican con el tiempo
y difieren según sus contextos (prevención de enfermedades infecciosas, de accidentes,
saneamiento ambiental, etcétera). Dichos temas constituyen los contenidos básicos de un
programa de educación para la salud. No obstante, en cada centro educativo o en cada grupo
se debe dar prioridad a aquellos elementos temáticos específicos que se deban trabajar en la
medida que se detecten sus necesidades particulares.
Aunque puede considerar la posible aplicación de cualquier estrategia educativa para trabajar
los temas de salud, la selección debe venir determinada por las temáticas que se vayan a
tratar, por la edad y por otras características concretas de la población. En líneas generales, se
puede afirmar que para cada grupo de edad o nivel educativo existen unas estrategias y
métodos que han demostrado ser más eficaces que otras. Las siguientes propuestas deben
orientar respecto a los objetivos y estrategias educados para distintos niveles.
En los primeros años de vida los objetivos que pueden plantearse en relación a la salud pueden
ser: descubrir y conocer el propio cuerpo, formarse una imagen positiva de uno mismo, valorar
la identidad sexual, tomar conciencia de las propias capacidades y limitaciones, y adquirir
hábitos básicos de salud.
Las estrategias educativas han de ser sencillas, motivadoras y que llamen fácilmente la
atención de los niños, como por ejemplo las que utilizan imágenes, juegos y cuentos. Por otro
lado la relación de las actividades cotidianas con la salud es obvia, con al cual, la practica
continuada de hábitos saludables es otro aspecto que se debe tener en cuenta, sobre todo a la
relación a la higiene personal, la modificación de hábitos incorrectos de tipo postular, la
actividad psicomotriz, el cuidado del entorno, el desarrollo adecuado de la comunicación y el
lenguaje, de afectividad, del respeto a los otros, etcétera. La práctica de estos actos puede
trabajarse diariamente, incorporada en el conjunto de actividades o mediante tareas concretas
pensadas para ello.
Una de las características del niño es su actitud imitadora, sobre todo en edades tempranas.
Por ello, los comportamientos de salud de los adultos y de los iguales (educadores, padres,
madres, hermanos, hermana, compañeros de escuela o de juego) ejercen una gran influencia
sobre la adquisición de hábitos,, ya sean estos saludables como insanos. Así, pues, la
educación para la salud debe dirigirse tanto al grupo con el que se este trabajando como a su
entorno de relaciones, reforzando los hábitos positivos e incidiendo en los negativos. En el caso
de la infancia, la familia debe ser también objeto de intervención para que su función educativa
contribuya a la adquisición de modo de vida saludable.
La continuidad del proceso educativo iniciado en la fase anterior permite el desarrollo integral
del niño y de la niña. A estas edades, la capacidad de la propia educación va aumentando y,
por ello, se debe trabajar para conseguir que los niños contribuyan a su propio desarrollo,
ayudándolos a adoptar habito de salud y de bienestar y a evaluar las repercusiones de
determinadas conductas sobre salud y la calidad de vida.
Pueden utilizarse estrategias como asamblea de clase (para discutir conflictos reales o
figurados, mediante el diálogo y la negociación), la severidad (capacitar para toar decisiones
por unos mismo para decir no), la escenificación (representar situaciones próximas) y otras
técnicas grupales de carácter participativo.
A partir de la pubertad, los cambios físicos y psíquicos adquieren tal relevancia para el
desarrollo personal y social que debe incidirse en ello desde la educación. El tiempo en que se
producen los cambios corporales es tan corto, que en la mayoría de las ocasiones dificulta la
adaptación tanto del adolescente c o de su familia y compañeros. La evolución psicológica
repercute al mismo tiempo en las relaciones con los demás, acentuándose la tendencia ya
iniciada en la fase vital anterior a identificarse con los iguales, manteniéndose una actitud de
cuestionamiento del mundo adulto.
Así, pues, las técnicas educativas de dinámica de grupo y la utilización del grupo son iguales
como estrategia indirecta serán las más eficaces.
Algunas característica personales en esta etapa, con la atracción con el riesgo, la necesidad de
experimentación con drogas, de las prácticas sexuales de riesgo, de la conducción temeraria y
de los adolescentes.
Entre las técnicas que han demostrado una mayor eficacia en la educación para la
salud cabe destacar las técnicas de presentación, la lluvia de ideas o brainstorming el
estudio de casos, el juego de roles (role-playing) el Philips 66, la resolución de
problemas la clasificación de valores ( las frases inacabadas y el dilema moral) así
como las técnicas asertivas.
Técnicas de Presentación
Se utilizan para darse a conocer cuando se inicia la reunión de grupo. En caso de un grupo
escolar, en el cual sus miembros ya se conocen, se puede utilizar para profundizar en el
conocimiento mutuo. Por ejemplo:
“Cada participante va diciendo su nombre y edad pudiendo además hacer referencia a sus
aficiones, organización del tiempo libre, preferencias alimenticias o hábitos deportivos, según el
tema que se pretenda abordar a continuación”.
Técnicas de Discusión
Se trata de intercambiar ideas entre los miembros del grupo. Puede realizarse de manera
informal en un grupo numeroso, con el objetivo de motivar la participación una vez se haya
seleccionado el tema; al final se deben extraer conclusiones sobre ideas, preocupaciones o
posibles soluciones, según el casi. Por ejemplo:
Otro procedimiento consiste en plantear cuestiones sobre el tema o sobre un texto o una
información de la prensa, para discutir en pequeños grupos, primero, y en gran grupo, al final.
Un ejemplo de esta modalidad es la denominada Philips 66, que consiste en organizar grupos
de seis personas y establecer un tiempo de discusión de seis minutos para exponer las
conclusiones al gran grupo. Por ejemplo:
“Después de la lectora de un texto que aporta información sobre los hábitos de salud de la
población juvenil, comentar si son saludables, que debería hacerse para mejorarlos, etcétera”.
Tiene como objetivo crear un clima de confianza en el que se pueden generar ideas de forma
espontánea, evitando realizar críticas o valoraciones sobre los pensamientos expresados, cosa
que se realizara al final, analizando conceptos y buscando soluciones. Se trata de plantear una
cuestión cada vez, expresando a continuación, de forma espontánea, rápida y ágil, opiniones,
pensamientos o ideas. Por ejemplo:
¿Qué es salud?
¿Qué factores influyen en nuestra salud?
¿Qué actividades sirven para divertirse forma saludable?
¿Qué podemos hacer como consumidores para preservar el medio ambiente?
Estudio de Casos
Se trata de intercambiar o ideas sobre una situación real. Permite hacer un análisis tanto de las
causas que pueden haber contribuido a la situación planteada como las posibles soluciones.
Se procederá en el siguiente orden: lectura del caso, trabajo individual (análisis de los hechos),
contrastación de los trabajos individuales (en pequeños grupos, primero, o directamente en
gran grupo), intentando llegar a soluciones concretas.
Por ejemplo:
“Se expone el caso de María que conoce una noche a Pedro y tiene relaciones sexuales con él
sin usar preservativo. No se vuelven a ver. Otra noche, conoce a Julio y sin usar de nuevo
preservativo mantienen relaciones sexuales. Después de unos días, María tiene molestias de
órganos genitales”.
Preguntas a realizar:¿Qué tipo de enfermedad debe tener María?¿Que es lo que debería hacer
María respecto a las molestias genitales?¿Lo debería comunicar a Pedro y a Julio?¿Por que
razón?¿Que deberían hacer María, Pedro y Julio respecto a sus relaciones sexuales?
Consiste en escenificar una situación ficticia en la que cada uno de los participantes asume un
papel previamente establecido. Por lo general, cada papel está preparado por un pequeño
grupo que elabora las argumentaciones, actitudes y comportamientos de la correspondiente
representación. El juego de los roles contribuye a facilitar la comprensión sobre los temas
complejos, ya que permite vivenciar diferentes temas relacionados con la salud. Al mismo
tiempo nos permite comparar situaciones propias con situaciones vividas con otros. Por
ejemplo:
“El tema de la negociación del preservativo consiste en plantear una situación en la que un
miembro de una pareja pretende convencer al otro sobre la utilización del preservativo, para lo
cual se requiere la preparación de la argumentación de lo que se propone y del que lo rechaza”
Resolución de problemas
Consiste en plantear un conflicto y, por grupos pequeños, intentar resolverlo analizando cada
una de las situaciones posibles en relación con sus consecuencias positivas y negativas. Se
puede desarrollar a lo largo de varias sesiones, según la complejidad del mismo. Por ejemplo:
“Una chica de 17 años tiene relaciones sexuales esporádicas y queda embarazada. Su familia
no la acepta en casa, y ella no se atreve a halar con sus compañeras porque se siente
avergonzada”.
“Se trata de analizar las causas con una finalidad preventiva (¿podría haberse podido evitar el
problema?¿cómo?¿qué factores han podido contribuir a la situación planteada?) y plantear
soluciones valorando las consecuencias positivas y negativas de cada planteamiento. (cuáles
son las opciones posibles frente al embarazo?, ¿y respecto a su familia?, ¿y en relación a sus
compañeras?.
Clarificación de valores
El dilema moral
Consiste en la presentaciones de situaciones en la vida real en las que hay dos o mas
circunstancias que pueden representar un conflicto ético; o bien se trata de expresar el nivel de
acuerdo o desacuerdo frente a una valor determinado. Por ejemplo:
“mediante un texto que puede proceder de los medios de comunicación sobre la clonación,
plantear valoraciones respecto a las siguientes afirmaciones:
Técnicas asertivas
Son aquellas que permiten aprender a valorar la propia opinión ante la presión de los demás.
Se trata de establecer un dialogo entre dos interlocutores o entre un grupo y un individuo. El
interlocutor con sus argumentos, intenta convencer al individuo respecto a una conducta, y este
trata de argumentar su opinión. Resultan muy útiles para mejorar la toma de decisiones, sobre
todo entre los jóvenes. Una aplicación muy útil podría ser enfrentar las situaciones que suelen
experimentar de presión publicitaria y de grupo, como sucede en el caso del consumo de
tabaco, alcohol y drogas. Pueden seguirse distintos procedimientos, aunque el más adecuado
es la representación de las situaciones citadas, adoptando posiciones asertivas y no asertivas.
La práctica y el entrenamiento contribuyen a su aplicación a las situaciones que se presentan
en la realidad diaria.
- El disco rayado, que consiste en la repetición del mismo argumento hasta que el
interlocutor se dé cuenta de la imposibilidad de convencer al otro.
- La aserción negativa, en la que la argumentación que se utiliza está basada en el
reconocimiento de los propios errores respecto a una situación determinada.
- La interrogación negativa, en la que se piden explicaciones por las críticas recibidas,
de modo que estas pierdan su sentido.
- El banco de niebla, que consiste en utilizar los argumentos del otro para que sea
consciente de su punto de vista.
La evaluación inicial
Representa otro modo de evaluación que puede considerarse como el que se lleva a cabo
durante todo el proceso de implementación, y que puede valorar tanto el programa en si como
las actuaciones de los profesionales, con el fin de ir modificando simultáneamente los aspectos
que se consideran inadecuados. Su objetivo es verificar si la preparación didáctica y su puesta
en práctica corresponden a las intenciones iniciales.
Puede decirse que mide la calidad del programa. Para garantizarla, es preciso valorar si este
llega a todas las personas, si los participantes están satisfechos con el mismo, si se llevan a
cabo las actividades y si los recursos son suficientes (materiales, profesionales) y de suficiente
calidad.
Cuando finaliza la intervención, interesa valorar los efectos del programa, es decir los
resultados a corto y largo plazo. Se debe distinguir entre la evaluación de los efectos
inmediatos (o evaluación del impacto), que consiste en valorar la consecución de los objetivos,
y la evaluación de los efectos a largo plazo (o evaluación de los resultados). Como ejemplo,
pueden plantearse como objetivos a corto plazo el aumento de los conocimientos y actitudes
sobre la alimentación, mientras que a más largo plazo se puede pretender un cambio del los
hábitos del alumnado respecto al desayuno. La consecución de los primeros objetivos
corresponde al impacto, mientras que los segundos se refieren a resultados o metas, según
algunos autores.
Los mecanismos utilizados para la evaluación del impacto y de los resultados deben
contemplar la medición de conocimientos, actitudes y comportamientos, pues la educación para
la salud pretende producir cambios en estos tres aspectos de la educación. En la evaluación de
conocimientos resulta útil la técnica del test postest. Se trata de rellenar un cuestionario
idéntico o equivalente, antes y después de la actuación, para verificar los cambio cognitivos.
Para la medición de actitudes resultan más adecuados los procedimientos cualitativos, pues se
trata de valorar los cambios en aspectos emocionales y perceptivos.
Se trata de contrastar los cambios producidos en el grupo experimental, con otro grupo de
control. Este corresponde a un grupo de personas que no han recibido la intervención y que es
comparable estadísticamente por sus características personales y socio demográficas. Si en el
grupo de control no se han producido las mejoras en el mismo grado que en el que ha sido
objeto de la intervención, puede asegurarse la utilidad del programa.
La serie temporal
Consiste en el seguimiento de un grupo a través del tiempo, para observar sus cambios y
tendencias naturales antes de la intervención, y observar los efectos con posterioridad a ella-
El diseño experimental
Consiste en determinar al azar las personas que recibirán la intervención y las que formaran
parte del grupo de control. Así, se reducen los aspectos que podrían crear confusión respecto a
los efectos del programa.
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