Sunteți pe pagina 1din 88

1

2
NAVIDAD
Fiesta del EMMANUEL

3
4
P. Carlos Pabón Cárdenas, cjm.

NAVIDAD
Fiesta del EMMANUEL

Reflexiones sobre la Navidad

Cali

2013

5
6
1.

PARA INICIAR LA NOVENA DE NAVIDAD:


16 DE DICIEMBRE:

7
«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una
gran luz, porque un Niño nos ha nacido, un Hijo
se nos ha dado. Ha aparecido la gracia de Dios
que trae la Salvación. Hoy en la ciudad de David
os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor».

A
partir del 16 de Diciembre, entramos en la etapa final de la
preparación del Adviento hacia la Navidad. La Novena de
Navidad, que se inicia en este día nos va a dar la oportunidad
de reunirnos en familia, en el hogar junto al Pesebre, en la Unidades
Pastorales, en la Parroquia, en los lugares de trabajo también. En muchos
lugares de la ciudad y del campo para encaminarnos en la etapa final, ya
sintiendo cerca el acontecimiento de la Navidad.

Que esta etapa sea la última preparación para que lleguemos


contentos, lleguemos con entusiasmo, lleguemos preparados, bien
dispuestos para celebrar el Encuentro con Dios con nosotros. Ese es el
Dios de la fe, El que ha querido acercase, El que ha querido hacer
historia, El que quiere hacer Alianza con nosotros, El que quiere ser Dios
para nosotros porque tiene tiempo para nosotros. Espera que tengamos
tiempo para El.

Pero hemos caminado en comunidad durante toda la peregrinación de


Adviento, hasta llegar a esta etapa final que ya con este día, cuando ya en
todas las Parroquias y Unidades Pastorales se inicia la Novena, comienza
ya la más inmediata preparación para la Navidad.

Qué queremos celebrar en ese acontecimiento, una experiencia,


porque la fe siempre es una experiencia, y queremos celebrar la
experiencia de que Jesús es Don para nosotros. Jesús es el regalo que
Dios Padre nos quiere dar, nos ofrece, nos propone. Ese es el Regalo, El
es el Regalo.

8
Es fundamental que tengamos esta experiencia, es fundamental que
descubramos esta certeza. El Regalo es El. Ya que en este ambiente de
la Navidad, pensamos mucho en detalles, en regalos, en objetos que
expresan sentimientos, en signos a través de los cuales queremos
transmitir a los demás, buenos deseos. No olvidemos esta fundamental
certeza, Jesús es Don de Dios.

La Iglesia, el Pueblo de Dios, nosotros creyentes, la comunidad


cristiana se siente tocada por este Nacimiento del Hijo de Dios y aquí y
ahora esta Iglesia, esa comunidad se regocija, se llena de alegría, y
expresa la fuerza que ese Nacimiento le da a la vida del Pueblo de Dios y
a la misión que ese pueblo de Dios, tiene en el mundo.

Ese nacimiento le da vida a la Iglesia, ese Nacimiento para el cual nos


estamos preparando, le da fuerza a la Iglesia, para que cumpla una
misión, aquí y ahora en el Mundo. La misión de testimoniar la Buena
Noticia, la alegre, la feliz noticia, de que Dios decidió entrar en nuestra
historia y hacerse “Dios con nosotros”.

El Pueblo de Dios, todos nosotros, tenemos la responsabilidad en


nuestra sociedad, en el ambiente en el cual vivimos, aquí y ahora, de ser
testigos. Y ese Nacimiento para el cual nos preparamos nos da la fuerza
para nuestra vida y para nuestra misión.

Como una Madre canta porque le ha nacido un hijo, como un hermano


se alegra, se regocija, canta porque hay un nuevo hermano en casa,
como una esposa canta por el esposo, como una mujer canta por el
hombre que ha llenado su vida así también la Iglesia canta por Cristo,
porque Cristo llena de plenitud la vida de todos los hombres, llena de
plenitud el Universo, porque Cristo colma las esperanzas porque El es el
Dios con nosotros, porque con El la vida se recupera y adquiere un
sentido nuevo. Porque con Cristo vale la pena vivir. Por eso la Iglesia
canta, por eso la Iglesia pregona, estamos en el Pregón de la Navidad.

9
Antes teníamos el Pregón del Adviento, el anuncio de que la venida se
va acercando, ahora es el anuncio de que esta aquí esa venida. Pregón
de la Navidad, anuncio gozoso de la Navidad. Un acontecimiento que vale
la pena divulgarlo, proclamarlo, difundirlo con alegría, con entusiasmo
cada uno tiene un anuncio que hacer en su casa, en lugar donde vive,
donde trabaja, en la calle, con los amigos, con los parientes. Pregonar el
Nacimiento del Hijo de Dios, como acontecimiento llamado a colmar
nuestras esperanzas.

La noche de Navidad, la Iglesia canta el Nacimiento del Hijo de Dios


que es nuestra vida, que cambia nuestra existencia, que toca cada uno de
los momentos de nuestra experiencia, sencillamente porque asume
nuestras pobrezas, asume nuestros pecados, nuestras tristezas, nuestras
esperanzas.

En una narración, en un cuento, en una historieta se lee que un día,


Jesús regreso visiblemente a la Tierra, era Navidad, y había muchos
niños reunidos para una fiesta. Jesús se presentó en medio de ellos y
todos lo reconocieron y lo aclamaron. Después, uno de esos niños
empezó a preguntarle que regalo les había traído y poco a poco todos los
niños le preguntaron en donde estaban los regalos. Jesús no contestaba
y abría los brazos.

Finalmente, un niño dijo: “Ven que no nos trajo nada”. Entonces es


cierto lo que dice mi papá, que la Religión no sirve para nada, no nos da
nada, no tiene ningún regalo para nosotros. Pero otro niño replicó: Jesús
abriendo los brazos, quiere decir que nos trae a Sí mismo, que El es el
regalo, El es quien se dona como Hermano, como Amigo, como Hijo de
Dios para hacernos a todos hijos de Dios.

Por esto el Nacimiento de Jesús es un acontecimiento que nos toca a


cada uno, un acontecimiento que toca a nuestros problemas, de modo

10
que podamos verlos con un corazón nuevo. No significa que suprime los
problemas porque seguimos siendo caminantes y en camino seguimos
encontrando obstáculos. Todo terreno no es igual, pasamos por
momentos muy difíciles, pero El nos permite, nos capacita para ver esos
problemas con un corazón nuevo y por lo tanto afrontar esos problemas
con una actitud nueva. Pero no por arte de magia sino porque El entrando
en nuestra historia, nos propone otro modo de vivir y si aceptamos
entonces, vivimos de otro modo.

Podríamos recordar algunos de esos problemas que forman parte de


nuestra vida diaria: la violencia, la guerra, los secuestros, la droga, el
desempleo. Problemas que tienen un factor común: el desgarramiento del
tejido humano, el sufrimiento del ser humano. No neguemos que esta
descompuesta nuestra sociedad, la hemos descompuesto, somos
pecadores. No cambiemos de nombre como para hacer menos dura la
realidad, somos pecadores. En nosotros hay un fundamental desequilibrio
que se expresa en tantas maneras, en tantas formas de desequilibrios
morales, sociales, éticos, familiares.

Nosotros, en el interior de nuestra persona y en el exterior, en las


relaciones con los demás, con el mundo debemos reconocer que no
estamos bien. Hay miserias, hay desgarramiento interior, hay
incoherencias, hay desamor, hay tanta violencia, hay incomunicación.

El mundo se nos va descomponiendo en nuestras manos, vemos


cada vez más oscura la vida, no sabemos por donde salir, parece que los
problemas no tienen soluciones, nos creemos envueltos en una maraña
de obstáculos.

Somos pecadores, hemos hecho mal uso de nuestra libertad, optamos


por caminos que sabemos que no construyen, que nos conducen cada
vez a la pérdida y sin embargo hacemos la opción por esos caminos. La
luz como que nos estorba, aún incluso la vida como que llega a

11
estorbarnos porque acabamos con ella de cualquier manera, por cualquier
centavo.

Somos pecadores. No estamos bien, hay un desgarramiento del tejido


humano, hay una descomposición. Jesús, entra, quiere entrar, esta entre
nosotros, para recomponer el tejido humano destrozado. Para hacer de
nuevo un tejido verdaderamente humano. Jesús está entre nosotros, para
hacernos vivir con humanidad, con dignidad todas estas experiencias,
para abrirnos el corazón y la inteligencia, para darnos sabiduría, para que
podamos mirar de verdad que es lo que nos esta pasando.

Entra Jesús y se pone en medio de nosotros, para facilitarnos el


diálogo, la comunicación. Debemos ponernos en camino hacia Belén en
esta última etapa del Adviento, en los nueve días finales del Adviento, la
inmediata preparación para la Navidad. Debemos ponernos en camino
hacia Belén para reconocer este grande Acontecimiento, que esta en
medio de nosotros, necesitamos a Dios. Era necesario y seguirá siendo
necesario el Adviento porque necesitamos que nuestra vida tenga sentido.

Por eso de la mejor manera, preparémonos para participar en estas


últimas nueve jornadas de inmediata preparación cuando en nuestra
Unidades Pastorales, o parroquias, o Centros comunitarios, o familias,
empiece la Novena, participemos como un acto de fe, de encuentro
fraterno, de oración confiada, para que nos decidamos a disponer el
corazón, para que venga Dios y para que esa venida sea provechosa
para nosotros.

Navidad: presencia de Dios en medio de nosotros. La Navidad, Gracia


que debemos aprovechar porque es la Luz que va apareciendo para que
se despeje nuestro camino, para que empecemos a renacer a la
esperanza, para que empecemos a tomar de nuevo las riendas de la vida.
Empecemos a sentirnos protagonistas de una historia nueva, de la

12
construcción de un mundo nuevo. Ese mundo donde acontezca el Reino
de Dios, porque esa es la propuesta de Dios.

La Navidad es la fiesta de Jesucristo, el Salvador que esperamos, el


Dios con nosotros. La verdad sobre Jesucristo, el Salvador que
anunciamos tiene que ser la que resplandece en esta Navidad y desde
esta Navidad, siempre.

Es el momento oportuno para que nos preparemos a responderle la


pregunta: “Ustedes que dicen qué soy Yo, qué dicen de Mi? Qué
pensamos de El? Cómo lo esperamos? Qué esperamos de la llegada de
El? Somos creyentes, creemos en Jesucristo y creemos que es
verdaderamente Dios y verdaderamente Hombre. Pero necesitamos
formarnos más en nuestra vida de fe porque a veces es insuficiente la
formación que tenemos y necesitamos proclamar el Evangelio a tiempo y
a destiempo, como nos enseña el Apóstol San Pablo.

Necesitamos que resuene la Buena Noticia del Evangelio de Jesús en


todos los areópagos del mundo. Areópago era el lugar donde se reunían
los sabios griegos, los intelectuales a discutir problemas de alta filosofías.
Y Pablo llegó allá a anunciarles la Noticia que era fundamental para la
Vida: Jesucristo es el Señor.

El Papa Juan Pablo II convocó a la Iglesia a que lleve la Buena Noticia


de Jesucristo, la Verdad sobre Jesucristo, el Salvador que anunciamos a
todos los areópagos del mundo moderno. Es decir a todos los lugares
donde hay vida humana, a todos los lugares donde se toman las
decisiones sobre la vida humana. A todos los recintos donde el ser
humano tiene que enfrentar los problemas diarios de su vida y los
problemas que le presenta la naturaleza, la ciencia, la experiencia diaria.
A todos los lugares donde hay existencia humana, tiene que llegar la
proclamación, el pregón de la gran Noticia.

13
El Papa Francisco, al día siguiente de su elección a la Sede de Pedro,
invitó a los Cardenales y a toda la Iglesia a « caminar» con Jesús,
«edificar» la Iglesia sobre Jesús y «confesar» a Jesucristo. Así dijo
entonces: «Quisiera que todos, después de estos días de gracia,
tengamos el valor, precisamente el valor, de caminar en presencia del
Señor, con la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del
Señor, derramada en la cruz; y de confesar la única gloria: Cristo
crucificado. Y así la Iglesia avanzará» (Papa Francisco, Homilía en la
primera Misa con los Cardenales, 14 de Marzo de 2013, Capilla Sixtina
del Vaticano).

Pero se necesita que nosotros mismos asimilemos esa Verdad sobre


Jesucristo para que la podamos comunicar, anunciar con claridad el
misterio de la Encarnación. Es lo que queremos hacer aquí con este
Pregón de Navidad, con ocasión de estas fiestas de Navidad que se
avecinan, para la cual nos estamos preparando en la última etapa del
Adviento.

Anunciar con claridad el misterio de la Encarnación. Dios viene y se


da al Hombre y el Hombre acepta a Dios por la fe. Pero esa Alianza del
Dios con el Hombre y del Hombre con Dios se realiza de la manera más
plena, total, absoluta e insuperable en Jesucristo, el Verbo encarnado.
Verdaderamente Dios y verdaderamente Hombre.

Por eso necesitamos presentar toda su dimensión completa.


Presentar a Jesús de Nazareth, al que nació en Belén, Hombre libre,
verdaderamente Hombre, que asumió su papel, consciente de su tarea,
Hombre perfecto que vino a salvarnos. Y presentar a Cristo el Señor de
nuestra historia, El que inspira un verdadero cambio social. Dios y
Hombre es el Señor nuestro, ese mismo Jesús de Nazareth. Lo divino y lo
humano se unen en El.

14
Navidad, el acontecimiento que enrumba la historia nuestra, por unos
caminos de novedad. De novedad en todo, en el ser, en el actuar, en el
compromiso. No olvidemos lo que proclama, enseña, anuncia nuestra fe:
El Ser humano, por lo tanto ustedes y yo, nosotros hemos sido creados
maravillosamente, el texto sagrado cuando nos afirma la verdad sobre la
creación, no se pone a discutir sobre los aspectos científicos, cuanto duro
la creación. Ese es el problema de la Ciencia, para eso esta la inteligencia
humana para que estudie si quiere saber.

El autor sagrado proclama la Verdad, el Ser humano es creatura, pero


no cualquier creatura. Dios nos creó con un destino que lleguemos a
participar de la Comunidad Divina de Amor, con una propuesta y para un
estilo de vida.

El Papa Juan Pablo II, expresa admirablemente y muy profundamente


también esta verdad sobre el hombre cuando dice que el Ser humano es
eternamente ideado y eternamente elegido por Dios. Entonces si eso nos
define, si eso dice lo que somos, si así se expresa, si así se describe
nuestra identidad, cómo nosotros vamos a producir solamente, hechos de
sombras, hechos de muerte, a fabricar solamente tristezas, a dañar todo
lo que tocamos.

De este ser eternamente ideado y eternamente elegido se espera otra


cosa, se espera algo que valga la pena. Dios nos creó maravillosamente
pero con una propuesta admirable, entonces qué hicimos nosotros? qué
hizo el ser humano, ante esa propuesta invitación de Dios? le dio las
espaldas, se equivoco en el ejercicio de su libertad y pasó del Dios
Verdadero a los falsos ídolos. Eso es el pecado.

Y no le cambiemos de nombre, no hablemos de que todo lo que


destruimos, todo el mal que causamos es la debilidad humana. Tiene un
nombre propio se llama Pecado, somos pecadores. Se nos entrega una
creación maravillosa, bien hecha y en nuestras manos se deshace, se

15
desmorona. Se nos entrega el Mundo como escenario para la vida y en
nuestras manos lo convertimos en campo de muerte, en campo de
destrucción, de tristeza.

El pecado nos daña, el pecado merma al Hombre, impidiéndole lograr


su propia plenitud, entonces cuando viene la propuesta de restauración,
de nosotros depende volver a ser lo que estamos llamados a ser o seguir
equivocándonos. O seguir negándole a la vida la posibilidad de que se
realice.

La Navidad nos hace pensar. La Navidad, si es ambiente propicio


para las expresiones sencillas de la alegría, con los adornos externos,
pero eso se queda vacío si la Navidad nos hace pensar que junto a la
Verdad sobre Jesucristo, tenemos que rescatar la Verdad del Hombre.

Participemos del Pregón de Navidad, para que la Navidad se


convierta en una celebración que le aporte algo a nuestra vida.

16
2

NAVIDAD,
ANUNCIO GOZOSO DEL NACIMIENTO DEL SALVADOR

17
18
T
erminada la peregrinación del Adviento, de ese tiempo de gracia
que nos preparó, hemos llegado al feliz encuentro con el “Dios
con nosotros”, hemos llegado a ese acontecimiento que llena de
luz el Universo, hemos llegado a la Navidad.

Este día de la Navidad, se prolonga durante ocho días y durante


muchos días, es el acontecimiento de “Dios con nosotros”. Nacimiento de
Dios en nuestra historia, ojalá sea el nacimiento de Dios en nuestra vida.
Es el anuncio gozoso que tenemos para comunicar con nuestros
hermanos y hermanas. Decirles que Dios esta con nosotros, que la vida
tiene un sentido distinto, vuelve a ser posible la paz y el amor, vuelve a
ser posible la esperanza, porque Dios ha entrado en nuestra historia.

Ha nacido el Hijo de Dios, nos comunicamos alegría, nos


comunicamos paz, porque ha llegado Dios y la Iglesia se regocija, por eso
es el momento de hacer el anuncio de proclamar el Pregón de Navidad.

Les anunciamos, Hermanos y Hermanas una Buena Noticia, una gran


Alegría para todo el Pueblo, escúchenla con corazón gozoso. Miles y
miles de años habían pasado desde que en esta tierra como
consecuencia de una maravillosa evolución querida por Dios surgió la
vida. Habían pasado miles de años desde el momento en que Dios quiso
que aparecieran en la tierra, el Hombre y la Mujer, hechos a imagen y
semejanza de Dios para colaborar en la Obra de la Creación.

Dos mil años hacía que Abraham, obedeciendo a una llamada de


Dios, partió a una tierra desconocida, para dar origen al Pueblo elegido,
Heredero de las Promesas. Hacía unos 1.250 años que Moisés, hizo
pasar enjuto por el Mar Rojo a los hijos de Abraham para que aquel
pueblo, dejara la esclavitud y abrazara la libertad.

Hacía unos mil años, que David, humilde pastor, fue ungido como Rey
por el Profeta Samuel. Hacía unos 700 años que Israel, infiel a la Alianza

19
y sordo ante los mensajeros de Dios, fue deportado de su tierra. En
medio de los sufrimientos del Destierro, el Pueblo de Dios, deseó la
venida de un Salvador que lo librase de la esclavitud, que inaugurase un
Reino de Paz, de Justicia y de Libertad.

Finalmente durante la Olimpíada 94, el año 752 de la Fundación de


Roma, el año 42 del Imperio de Octavio Augusto, hacen ahora, dos mil y
más años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, tierra ocupada
entonces por los Romanos, en un establo, porque no había sitio en la
posada, de Santa María la Virgen, Esposa de José, nació Jesús el
Salvador.
Alegrémonos, Hermanas y Hermanos, esta es la Buena Noticia del
Año, les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Sí, Hermanas y
Hermanos, esta es la gran noticia: Hoy, para nuestra Patria y para el
mundo ha nacido el Salvador, nosotros tenemos despejado el camino,
para nosotros, pueblo que camina en las tinieblas, en las tinieblas de la
violencia, de la desunión, de los daños que causa el terrorismo, ha brillado
una gran Luz, si queremos recibirla, si queremos acogerla, nosotros
empezaremos a construir un mundo distinto, empezaremos a mirar con
ojos nuevos, nuestra realidad, nuestro futuro, pero si nos comprometemos
con esta tarea de reconstrucción.

Nos ha nacido el Salvador del Mundo, es la gran noticia, es la


proclamación gozosa que hacemos llegar a las familias, a los sectores, a
las parroquias, a los grupos apostólicos, a toda la sociedad comprometida
en la construcción de un mundo que sea vivible, un mundo en donde la
vida humana sea tesoro que todos defendemos y que todos respetamos.

La gran noticia, no nos cansamos de divulgarla, para eso estamos


aquí, para hacer llegar a todos los areópagos modernos, como los llamó
el Papa, a los sitios donde hay vida humana, a todos los escenarios
donde se desarrolla la historia humana, hacer llegar este mensaje, esta
palabra, esta proclama, este Pregón: “Nos ha nacido un Salvador”.

20
Nos comprometemos con la construcción de una sociedad, de un
mundo nuevo, de la civilización del Amor, por la participación de todos,
para lograr la comunión que es característica, del pueblo que se adhiere a
Jesucristo, del pueblo que lo confiesa como verdaderamente Hombre y
verdaderamente Dios, comunión por la participación de todos para
construir unidad, para combatir toda clase de violencia, para defender la
vida en todo momento y en todos los niveles, nos ha nacido un Salvador,
es el Pregón que hacemos llegar, es el que proclamamos, es el que nos
tiene aquí con esperanza renovada porque nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo el Señor.

Con ocasión de la Navidad, es necesario que la Palabra nos


encuentre bien dispuestos, que la Palabra nos encuentre atentos, que la
Palabra resuene en el interior de cada uno de nosotros, en el interior de la
familia, que resuene en el corazón de la parroquia, del grupo apostólico,
de todas las Unidades Pastorales.

En aquellos días, dice el Evangelio de Lucas en el capítulo segundo,


salió un decreto de Emperador Augusto, ordenando hacer un censo en el
mundo entero, este fue el primer censo que se hizo siendo Cirilo,
gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.

El censo que llevan a cabo los gobiernos en sus Imperios o en sus


países es un reconocimiento de los derechos de los ciudadanos. Se trata
de saber, quien es cada cual. Jesús de Nazareth fue registrado en el
censo del Emperador Augusto sin que nadie, salvo José y María supiesen
quien era. Nosotros lo conocemos, nosotros lo tenemos registrado en
nuestra vida, nosotros conocemos a nuestros hermanos sencillos, de
condición modesta, con los que se identifica Jesús? La Palabra nos invita
a reconocerlo, la Palabra nos invita a identificarlo, la Palabra nos invita a
tenerlo en la lista porque El es la clave, porque en El esta el sentido.

21
También José, que era de la casa y familia de David, continua
diciendo el Evangelio, subió desde la ciudad de Nazareth en Galilea a la
ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María
que estaba en cinta. Y mientras estaban allí, le llegó el tiempo del parto y
dio a luz a su Hijo Primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un
pesebre porque no tenían sitio en la posada.

Nosotros sabemos que no todos los niños que nacen hoy son
alumbrados por su madres en un hogar confortable, en una clínica bien
equipada, la mayor parte de los nacimientos en el mundo se hacen en
condiciones parecidas a las de Jesús en chozas miserables, en casas de
latas y de cartones.

Nosotros nos hemos habituado con demasiada facilidad, a lo que es


pesebre y es un adorno que hacemos en Navidad, pero todo eso nos
invita a pensar en lo que significa. Jesús nació en el desamparo, Jesús
nació en la pobreza, y compartió desde el primer momento, la vida del
pueblo sencillo. Nosotros con quién compartimos nuestra vida?

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire


libre, velando por turnos su rebaños. El Ángel del Señor, se les presentó,
la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El
Ángel les dijo: “No teman, les traigo la Buena Noticia, la gran Alegría para
todo el pueblo, Hoy en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, el
Mesías, el Señor. Y aquí tienen la señal, encontraran a un Niño envuelto
en pañales y acostado en un Pesebre.”

Lejos de las grandes mansiones humanas, la Gloria de Dios brilla en


la oscuridad, en el dolor, en la pobreza, con una doble condición estar
abiertos a la confianza del Padre y compartir con los hermanos más
necesitados. Dos puntos de referencia, Dios y los demás. Abiertos a la
confianza en Dios, pero atentos a la solidaridad con los hermanos.

22
El oficio de los pastores, en los tiempos de Jesús, como el oficio de
los publicanos y el oficio de las prostitutas, era mal visto, rechazado. Sin
embargo, de pronto allí, cuando llegue la luz, encontrará mejor
disposición.

Nosotros tenemos que tomarlo muy en serio, porque no tenemos


asegurada la Salvación si no hacemos de verdad la conversión a Dios.
Porque todos ellos eran miserables, eran despreciados (hoy los llamamos
«desechables»), pero deseosos de la llegada del Mesías, deseosos del
Reino de Dios y cuando escucharon la Palabra de Conversión que les
predicaba el Bautista, acogieron, recibieron y por eso Dios colma la
Esperanza porque dejan una vida de oscuridad, porque aceptan la llegada
de la Luz, por eso supieron reconocer al Señor y supieron adorarlo.

De pronto en torno al Ángel apareció una Legión del Ejercito Celestial


que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz
a los hombres que Dios ama.” Nos disponemos ahora todos a reconocer a
Jesús, Recién Nacido a entonar con los Ángeles la gloria de Dios y la
mejor manera de glorificar a Dios es respetando al ser humano, porque el
respeto a la Persona Humana es el mejor reconocimiento de la Gloria de
Dios, porque si en alguien resplandece la Gloria de Dios es en la dignidad
de la persona Humana.

No podemos celebrar esta presencia de Dios que invade con su Gloria


el Universo, si seguimos discriminando, si seguimos causando tanto daño,
si seguimos irrespetando la vida, si seguimos burlándonos del amor. Es
imposible celebrar la Verdad si seguimos del lado de la mentira, es
imposible celebrar la Paz, la Justicia y el Amor si seguimos nosotros de
parte de la corrupción.

La mejor manera de celebrar esta gloria que invade el Universo es


reconciliándonos con la vida, es respetando a los demás, siendo

23
solidarios, entonces habremos recibido este anuncio gozoso y habremos
llegado verdaderamente a celebrar el encuentro del Dios con nosotros.

Si tenemos el corazón y la mente abierto podremos realmente unirnos


al canto de los Ángeles en la Navidad.

El Pregón de la Navidad, el anuncio gozoso, el pregón de esperanza.


Todo esto nos une, todo esto es lo que nos hace Pueblo de Dios que tiene
derecho a proclamar su fe, Pueblo de Dios que debe proclamar la fe, debe
proclamar el gozo de ser creyente.

Nos hace mucha falta darle esta característica a nuestra vida, la


característica de la dicha por la fe, porque la fe hay que proclamarla y
debemos sentir satisfacción de tener fe y hacer notar que para nosotros
es una dicha tener fe.

Hermanas y Hermanos los que creemos en Cristo nos reunimos


durante estos días alrededor de Jesucristo, que esta en medio de
nosotros, nos reunimos en comunidad.

En el día de la Navidad, desde la Medianoche, comenzamos a sentir


la alegría de tener la presencia redentora de Jesús, la presencia del Señor
que salva, como en tantos millares de Templos en el mundo, esparcidos
por todo el Universo, también en nuestras pequeñas capillas, en los
Templos de nuestras parroquias, en nuestras casas, en la oración
confiada nos hemos reunidos siempre en estos días y de manera especial
en la Navidad, porque Dios nos ha convocado.

No olvidemos, El nos ha reunido y para qué nos ha convocado, para


qué nos ha reunido? Para que celebremos con gozo el Nacimiento de
Jesús, el Mesías, el Señor. No somos nosotros los que nos reunimos,
nosotros respondemos con los hermanos en comunidad, a una
convocación que recibimos, nos convoca Dios, nos reúne Dios por la

24
acción del Espíritu Santo, alrededor del Emmanuel, alrededor del Hijo de
Dios que se hace Hombre.

Entonces debemos alegrarnos, debemos estar de fiesta, debemos


hacer la fiesta. Celebremos entonces, desde ahora y siempre con
nuestras actitudes, con nuestros comportamientos, con nuestra vida
cambiada, celebremos la Buena Noticia, celebremos la mejor noticia de
toda la Historia, de toda la Historia, la mejor noticia del Mundo, la mejor
noticia de la Humanidad. “Dios con nosotros”, así se llama esa Noticia, el
Nacimiento de Jesús, el que todavía estamos festejando, porque el día de
la Navidad se prolonga durante muchos días.

No es cualquier acontecimiento, ese acontecimiento: Nacimiento de


Jesús, muestra que Dios es un Dios cercano, un Dios que ama, un Dios
que salva, que quiere comunicar su vida a todos. También a los que
poblamos la Tierra, a los que habitamos en esta ciudad, a los de este
barrio, a los de este sector, a los de este hogar, a los de esta comunidad
de trabajo, a los de este grupo, a todos los que poblamos el Universo, nos
quiere amar, nos quiere salvar, somos importantes para El.

Por eso, Hermanos, digamos de todo corazón, sintiendo lo que


decimos, con contenido en nuestras palabras: Feliz Navidad! Hermanas y
Hermanos que la Gracia del Señor los acompañe, los bendiga, los aliente
y los comprometa para construir un mundo justo, un mundo de hermanos

25
26
3

NAVIDAD,
PROPUESTA DE VIDA

27
28
N
os ha nacido el Mesías, el Señor, por eso estamos viendo una
gran Luz, que viene a disipar todas las tinieblas, que viene a
disipar tanta oscuridad que nos impedía mirar hacia adelante,
que nos envolvía, que entristecía nuestra vida.

Queremos salir adelante, aceptamos esta invitación de Dios,


bendecimos al Padre, porque en Jesucristo, Príncipe de la Paz se nos ha
entregado con toda su ternura, con todo su amor, con su propuesta de
vida, eso es la Navidad.

Jesús es el centro de nuestra atención, Jesús en el Misterio de su


Nacimiento y de su Infancia. Lo adoramos en ese Misterio, reconocemos
en El, la ternura de Dios, el Gran Don de Dios que amó tanto al Mundo
que le entregó a su Hijo. Es el Regalo, Jesús es el Don. Lo adoramos en
ese Misterio de su Infancia. El es “Dios con nosotros”.

Le damos gracias por ese favor, le damos gracias por la Gracia. Le


damos gracias porque es “Dios con nosotros”, pero también le pedimos
perdón. Le pedimos perdón de todo corazón porque no siempre estamos
atentos para recibirlo, no siempre estamos dispuestos para aceptar su
Alianza. Le pedimos perdón porque a veces preferimos más la oscuridad
que la luz. Nos disponemos con la ayuda de El, a salir adelante, a
aprovechar su presencia, a aprovechar su favor.

Jesús, el Mesías, el Salvador, el Cristo, nació de María, envuelto en


pañales, recostado en un pesebre. El es el Esperado de las Naciones, El
es el Esperado durante tantos siglos en la historia de Israel y en la
historia de la humanidad. El es la Luz del mundo, el Mesías y el
Señor. Y el que lo recibe, el que camina en su sendero, vera la Luz de la
Vida.

Su Luz nos hace ver la Luz. Navidad es la fiesta de la Luz. La luz


aclara, embellece, la luz da seguridad. La luz nos permite orientarnos y

29
saber para donde vamos, por eso nos libera, porque solamente es libre el
que sabe para donde va y si tenemos luz, sabemos para donde vamos.

La Navidad nos libera, la Navidad nos la salva, la Navidad nos


recrea, la Navidad nos hace crecer, es vida. El, el Mesías, el Señor, se
entregó por nosotros para rescatarnos de toda esclavitud, para
rescatarnos de toda opresión, con objeto de preparar un pueblo liberado,
un pueblo dedicado a la transformación del mundo, un pueblo dedicado a
transformar la sociedad.

Dios es Padre y es un Padre que tiene ternura maternal también. La


humanidad es para Dios, un pueblo de hijos y de hijas, porque el Hijo
Primogénito de Dios se ha hecho nuestro Hermano. No alcanzamos a
imaginarnos, mucho menos a describir, con nuestro pobre lenguaje
humano, toda la trascendencia, todo el contenido de esta afirmación.

El Hijo de Dios, el Hijo Único de Dios, se ha hecho nuestro Hermano.


El Cielo se ha unido con la Tierra, de una manera irrevocable, porque hay
Alguien en quien y por quien se hace esa unión: Cristo, el Hijo de Dios
Vivo, cuyo Nacimiento seguimos conmemorando, cuyo nacimiento sigue
siendo la Gran Noticia, la Buena Noticia, la Buena Nueva, que
comunicamos, que nos reúne en estos días. Alrededor de ese
Acontecimientos estamos nosotros reuniéndonos.

Entonces queremos unirnos al coro de los Ángeles para gritar, para


proclamar, para pregonar la Gloria de Dios en lo más alto de los Cielos y
la Paz en el corazón de cada Hombre, en el corazón de cada mujer que
cree en la Vida, que se abre a Dios, que trabaja por la Paz. La Paz hay
que hacerla, la Paz necesitamos buscarla y encontrarla, y hacerla crecer,
conquistarla permanentemente, en la medida en que dejemos que en
nosotros obre, actúe Dios, que tiene un proyecto de vida, la Navidad, el
comienzo de un Amor que debe perpetuarse, el Emmanuel, “Dios con
nosotros”.

30
Cuál es la resonancia, la reacción que en nosotros produce la
celebración gozosa de la Navidad, la conmemoración del Nacimiento del
Hijo de Dios. Sencillamente bendición para Dios, y qué es bendecir a
Dios? No es concederle ningún favor a Dios. La Bendición de parte de El
para nosotros si es su Gracia, su Favor, su Cuidado.

De parte nuestra para Dios, la Bendición es reconocimiento,


adoración, gratitud, bendecimos al Padre porque ha brillado para
nosotros, y sobre nosotros, una luz, la Luz que despeja toda oscuridad y
que al despejar toda oscuridad nos libera porque es Iluminación que es
Liberación.

Bendecimos a Dios, el Padre porque nos ha nacido el Señor. Ese es


el Pregón de la Navidad, ese es el Anuncio gozoso, nos ha nacido el
Salvador, nos ha nacido El Señor. Por eso bendecimos a Dios, el Padre,
le damos gracias y la mejor manera de agradecerle a Dios esta gracia,
este favor es acogiendo ese Envío, ese Don y cuál es el Don que el Señor
nos quiere hacer llegar? Su Hijo y en su Hijo, la comunicación de su vida
divina.

El se ha encargado de que en el mundo se pregone la Justicia de


Dios, que todos los pueblos canten la Gloria de Dios, porque se ha
revelado por nosotros, se ha entregado a la humanidad por el Hijo,
Engendrado por el Espíritu Santo en el seno de María Virgen, nacido de
la estirpe de David, hecho carne. “Dios con nosotros”, Emmanuel.

Que hermosa es la fe cristiana, la vida con la fe en Cristo adquiere su


verdadero sentido, se hace vida de verdad. Por eso lo llamamos a El,
Emmanuel, Dios con nosotros, porque a través de su Persona se ha
acercado Dios más que nunca a la familia humana.

31
Y esa cercanía de Dios es lo que estamos celebrando en la Navidad.
Y la alegría la expresamos a través de todos los detalles, a través de los
Villancicos, a través de los adornos, sencillos pero significativos, con los
cuales queremos exteriorizar el gozo íntimo de ser creyentes y de celebrar
con gozo, con alegría, esta maravilla del Don de Dios.
Entonces que el regocijo que nos permite celebrar esta fiesta de la
Navidad, lo expresemos de muchas formas, que todo lo que hagamos,
que todos los adornos que han caracterizado y lo siguen caracterizando
este tiempo de Navidad, sean expresión de ese gozo profundo que nos
invade, porque somos amados por Dios, porque somos salvados, porque
tenemos con nosotros al Emmanuel.

Cristo, el Señor, el Ungido, el Mesías, el Salvador, ha nacido en medio


de nosotros, ha venido para anunciar el Reino de Dios, con una Paz sin
límites, con una actitud de entrega sin medida, desde el Pesebre y llegará
hasta la Cruz.

Por eso, celebramos en la Navidad el memorial de la Encarnación,


pero no podemos separar la Encarnación de la vida de Jesús, de la
muerte, de la sepultura, de la Resurrección, de la Ascensión, el Misterio
del Cordero de Dios que da la paz a todo la Humanidad.

Es el único misterio de Cristo, lo estamos contemplando en su


Nacimiento y en su Infancia. Después lo seguiremos contemplando y
adorando en el Misterio de su vida pública y en el Misterio de la Pascua,
Jesucristo el Señor, contemplado y adorado por nosotros en el Misterio de
su Nacimiento y de su Infancia.

En este ambiente de la presencia del Dios con nosotros le pedimos


que nos de su Espíritu, que ese Espíritu se apodere de nosotros, que nos
haga siervos de Dios, para que podamos recibir el perdón de nuestras
faltas, que nos mantenga la esperanza de la Resurrección, que nos

32
fortalezca en nuestras convicciones cristianas, que nos haga testigos de
la paz y de la esperanza en el Mundo. Pregoneros de la Buena Noticia.

Que se acuerde del Santo Padre, del Papa, de los Obispos, de todos
los Pastores de la Iglesia, de todos los responsables de la Evangelización,
de todos los Padres y Madres de Familia, de todos los dirigentes de las
Naciones, especialmente por supuesto de nuestra Patria, de nuestra
ciudad.

Que se acuerde de todos los líderes comunales, de todas las


personas que trabajan por el bien de la comunidad, que de sabiduría, que
de fortaleza, que a nosotros nos reconcilie, que nos haga amigos suyos,
que nos permita reconocer la grandeza de su Gracia, que nosotros
vivamos de una manera digna de la vocación a la que hemos sido
llamados.

Navidad es Don de Dios, pero es Responsabilidad humana, porque


eso es la Alianza, es un llamado de Dios y es una respuesta del Ser
Humano, es un compromiso de vida.

Si hemos celebrado la Navidad, nos estamos comprometiendo a


hacer la Navidad en nuestra vida. Porque la Navidad no se reduce a un
día o a una semana, a una época del Año, sería muy pobre una Navidad,
reducida a eso, porque es un Acontecimiento que traspasa nuestro
tiempo, es un acontecimiento que nos compromete con la vida y la vida no
es de unos días. No es de unas épocas del año. La vida es una tarea
diaria.

Hemos llegado a la Navidad, a ese día tan señalado, tan memorable,


queremos nosotros por la Navidad que hemos celebrado, entonar el
cántico de nuestra acción de Gracias a Dios, darle gracias a Dios con
confianza, con la libertad que nos proporciona el ser hijos de Dios.

33
Y por qué somos hijos? Gracias a la Encarnación del Hijo Unigénito
de Dios que se ha hecho nuestro Hermano, no por mérito nuestro sino por
puro Don de Dios. Queremos desde esa condición filial con
espontaneidad, con sencillez, decirle gracias en el silencio de nuestros
corazones.

En todo el tiempo del Adviento y en la Navidad hemos escuchado la


Palabra de Dios, esa Palabra que poco a poco nos iba preparando, esa
Palabra que nos iba iluminando, que nos capacitaba para captar, para
reconocer el sentido del Acontecimiento. La Palabra se proclamó de
muchas formas, abundantemente a lo largo de todo el Adviento, en la
celebración de la Navidad, en los días de la Novena, en el fondo del
corazón, depósito Dios su Palabra, y esa Palabra nos tiene que permitir y
capacitar para que reconozcamos esa presencia de Dios con todo lo que
eso significa.

Nos estremece ese Don de Dios porque no lo merecemos, porque es


extraordinario, con estremecimiento emocionado, nosotros hemos
percibido durante todo el Adviento y en la Navidad que Dios nos hablaba,
que nos enviaba un mensaje gozoso, un mensaje que venía desde muy
lejos, desde más allá de nuestras fronteras y sin embargo lo
escuchábamos resonando aquí en nuestro ambiente, cuando hemos
descubierto el mundo de la Naturaleza, cuando hemos descubierto el
amanecer, el atardecer, las estrellas, el Sol, los paisajes de la montaña, el
mar, la llanura, hemos sentido la ternura de la bondad de Dios, la Palabra
de la belleza de Dios.

Cuando hemos encontrado, cuando nos hemos descubierto en el


amor de la amistad, en el enamoramiento, cuando hemos recibido el don
de los hijos, hemos barruntado que El se revelaba a nosotros, y mucho
más seguiremos descubriendo, cuando admiramos la vida, cuando nos
comprometemos con el trabajo, cuando hacemos comunidad, cuando

34
vivimos en familia, sentimos que El se comunica, que El se da a conocer,
que El se revela.

Esa Revelación del que sufre y espera, esa revelación del que siente
una fuerza superior al odio, la fuerza de un perdón, la fuerza de un amor
fraterno, esa es la fuerza del Amor de Dios y El la manifiesta en su Hijo.

Todas estas manifestaciones son la palabra santa, del diálogo que


Dios inició desde el comienzo cuando preparaba la Encarnación de su
Hijo, esa Encarnación que llegaría un día y ya llegó con el Nacimiento de
Jesús.

Entonces Jesús, resplandeciente Imagen de Dios, la única Imagen de


Dios, que hace visible a Dios. Desde entonces Dios dejó reflejada su
imagen en todos los corazones, como el padre deja reflejada en sus hijos
su propia persona, porque la entrega de Dios es la entrega de lo más
suyo, Dios entregó a su Hijo, Dios se entregó a nosotros. Entregó lo Suyo,
se nos entregó El.

A través de un pueblo, Israel, un pueblo elegido, surgió ese inefable


diálogo que culminó en el nacimiento de Cristo. Por eso, GRACIAS! Le
decimos gracias a Dios nuestro Padre, porque nos ha dado lo más suyo,
nos envió a su Hijo, con la venida del Hijo, estamos gozosos celebrando.

Ha resonando en el Mundo la palabra más clara, la palabra más


luminosa, la más diáfana, la más transparente. Ha florecido un nuevo
camino a la esperanza, porque sus pies como Peregrino de la Paz, de la
Verdad, de la Vida han marchado sobre nuestra tierra.

Jesús pasó haciendo el bien, anunciando con fuerza la venida del


Reino de Dios y esa Palabra resuena, esa Buena Noticia resuena sobre el
fondo de nuestro desconsuelo, de nuestra servidumbre, acogemos la
profecía del Mensajero de la Paz. Nos lanza hacia el futuro, con

35
seguridad, con esperanza, como El siguió confiando en el Padre y en su
Alianza en medio de su Pasión y muerte. También nosotros confiamos,
creemos en la Alianza que El ha sellado para siempre con nosotros
mediante la Encarnación de su Hijo.

Ojalá este admirable intercambio de la Divinidad, que desciende, que


se da a la Humanidad, y la Humanidad que acoge a la Divinidad,
ascendiendo hacia Ella; que este intercambio navideño, llegué un día a su
plenitud con la Fiesta sin fin en la Casa Paterna por los siglos de los
siglos, ojalá.

Pero mientras tanto, tenemos un compromiso aquí, de vivir de manera


digna de la vocación a la que hemos sido llamados, entonces será cierto:
FELIZ NAVIDAD!

36
4

NAVIDAD,
BUENA NOTICIA PARA LOS POBRES

37
38
P
ara comenzar esta nueva reflexión sobre la Navidad que
estamos todavía celebrando, propongo una oración, porque en
el ambiente de oración se lleva a cabo el encuentro con Dios
que viene “Dios con nosotros”. En el ambiente de oración vivimos esa
relación de amistad y sacamos provecho a ese encuentro que salva. Por
eso oremos, participemos en un momento de oración, para seguir
reflexionando sobre todo el contenido y el alcance que para la vida
nuestra, ahora y en nuestras circunstancias, tiene esta experiencia de
Dios que hemos celebrado en la Navidad. Oremos entonces, sintamos la
presencia de Dios, encomendémonos a su Providencia, a su amor,
aprovechemos su cercanía.
En medio del silencio de la noche, descendió la Palabra Divina, presta
atención Señor al silencio de quienes no hablan porque nadie los
escucha, porque están cansados de palabras vacías, porque no saben
expresarse porque son los últimos en reuniones y asambleas. Oremos
todos nosotros para que Dios sea la Palabra de los que no tienen voz.
En medio de los sufrimientos de la noche, escuchamos cantos de
alabanza a la Gloria de Dios. Haz compañía Señor, a los que lloran a
solas, padecen enfermedades o sufren injustamente. Oremos nosotros
para que la alegría de la Navidad, sea gozo de niños, alegría de jóvenes y
canto esperanzador de adultos.
En medio del descampado, en plena noche, nació Jesús en un
Pesebre. Acércate Señor a los que viajan sin rumbo, a los exiliados de su
Patria, a los presos detrás de las rejas, a los desempleados que buscan
trabajo, a los desplazados de sus lugares de nacimiento y de vida.
Oremos nosotros para que Dios reparta suerte y todos seamos
responsables de un cambio de sociedad.
En medio de un grupo de pastores, la Palabra se hizo Carne. Ayuda
Señor con Pan y vino a los que pasan hambre, sed y frío, a los que se
cobijan en tugurios, a los que duermen en el suelo. Nosotros oremos para
que tengan pan los que tienen hambre y hambre de Dios los que tienen
pan.
39
En medio de dos creyentes, José y María, nació el Salvador, el
Mesías, el Señor, danos Señor a los presentes alegría y paz en Navidad.
Nosotros oremos para que seamos fieles cristianos y personas
agradecidas.

La luz ha brillado en las tinieblas, ha sido el Pregón de la Navidad, ha


sido el anuncio gozoso, actual y actuante para nosotros ahora en nuestra
sociedad, en nuestro mundo, en nuestra época de tanta oscuridad, de
tantos desafíos y de tantas perdidas y frustraciones, de tantas angustias y
problemas, la Luz brilla en las tinieblas, este es y seguirá siendo siempre
el Pregón de la Navidad: La Luz brilla en las tinieblas.

Es un anuncio pascual también, porque el paso de las tinieblas a la


luz es Pascua, es que la Navidad es un momento de todo el completo
Misterio de Cristo. El Niño de Belén a quien estamos adorando en el
Misterio de su Nacimiento y de su Infancia es el Señor que durante su
vida pública anunció el Reino y que en la Muerte y en la Resurrección nos
da la Salvación verdadera, que esta ahora glorificado y que nos ha
encomendado vivir en la Iglesia dando testimonio de Dios en el Mundo. La
Luz brilla en las tinieblas.

En estas reflexiones, en un ambiente de oración tenemos que


preguntarnos que produce la Navidad? Para qué es la Navidad que
hemos celebrado? Para qué este ambiente? O ya se acabó la alegría
porque ya pasó la fiesta o está para pasar?

Si una palabra pudiera hacernos comprender lo que ha sucedido entre


nosotros, lo que hemos celebrado al celebrar Navidad, podría ser, tal vez,
la Palabra del Evangelio de Juan: “La Luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no la apagaron.”

Se habla de tinieblas, se habla de noche, de luz, parece estar ante el


Pesebre donde solamente esta iluminada la choza con una débil luz y

40
todo el resto está en oscuridad. Las tinieblas son todo lo que en el mundo
es temor, confusión, falta de sentido, autosuficiencia, intentos de
construirnos, intentos de organizarnos con nuestras pobres y pequeñas
fuerzas sin contar con El que verdaderamente tiene poder.

Tinieblas es todo lo que en el mundo es inseguridad, todo lo que en el


mundo da miedo, todo lo que en el mundo hace difícil la tarea. Este
intento de construir la sociedad, de sacar adelante los proyectos,
contando solo con nuestras fuerzas se vuelve a menudo amargura. Con
frecuencia se vuelve desengaño, desilusión, desesperación, o por lo
menos se convierte en resignación por no haber logrado las muchas
cosas que queremos.

Eso es lo que experimentamos, cuando la seguridad se basa


solamente en nuestras fuerzas, en nuestros métodos, en nuestro poder.
Las tinieblas son en nosotros y fuera de nosotros, la falta de razones para
esperar y para vivir. Eso se llama una vida oscura, una vida sin
motivaciones, una vida sin metas, una vida sin sueños, es decir una vida
sin esperanza. Eso se llama tinieblas.

Las tinieblas nos arrastran día por día hacia la esperanza de algo
mejor pero que nunca llega, tratamos de aturdirnos sobre las pequeñas
cosas de cada día, sin reflexionar a fondo sobre el sentido de nuestra
vida. Eso es oscuridad, eso es no tener rumbo, eso es ambiente del
miedo.

Y por eso tan fácilmente perdemos la motivación, tan fácilmente llega


el desencanto, tan fácilmente nos desmotivamos, nos desilusionamos,
nos desinteresamos. Esta confusión, que es lo que se representa con las
tinieblas, es a menudo muy grande: está en cada uno de nosotros, se
amplía en la sociedad, en tantas cosas que nos rodean, en tantas cosas
absurdas que no deberían existir, ni cerca ni lejos de nosotros, allí esta la
confusión.

41
Tanta violencia, tanta destrucción, tanto luto en los hogares
provocados por la violencia, por el terrorismo, por las desigualdades, por
la maldad, eso es confusión. Debido a esto sentimos profundamente el
sufrimiento de las tinieblas en el mundo, de nuestro mundo, del mundo
que esta en nuestras manos y se nos esta oscureciendo y en la oscuridad
da miedo, en la oscuridad no tenemos seguridad, en la oscuridad no
sabemos para donde dirigirnos.

Pero la Luz brilla en las tinieblas, claro está que no es por arte de
magia. Queremos que brille? Estamos dispuestos a convencernos que la
luz tiene más derecho que las tinieblas?

Ya hemos dicho que representan las tinieblas, la confusión, lo


absurdo, lo triste, las desilusiones, las infidelidades, los desencantos, la
desesperanza. Entonces qué será la Luz? Porque la Luz brilla en las
tinieblas. La Luz brilla en esta tiniebla del mundo.

Ciertamente que esta luz no es una gran luz, pero todos sabemos que
en donde hay una inmensa tiniebla basta una pequeña llamita para
romper el miedo, basta un momento, basta una vibración para dar
esperanza.

Para que esta tiniebla ya no sea un destino irrevocable, sino una


realidad en la que podamos vivir, en la que podamos cantar. Basta un
rayo, una chispa de esa luz para que comience a tener sentido la
esperanza. Queremos que así sea? Estamos dispuestos? Buscamos
eso? Aceptamos esa propuesta?

Esta luz que brilla en las tinieblas, no es un suceso fortuito, es una


fuerza personal, viva que nos saca de la confusión, que nos saca del
absurdo, que nos saca del no sentido, para darnos una orientación, para

42
darnos capacidad de caminar, para darnos capacidad de movernos, de
ver por donde vamos. Esa es la Luz que brilla en la tiniebla.

Y la Luz que brilla en las tinieblas, no es una Luz abstracta, no es una


Verdad genérica, es una simple exhortación a amarnos? No es mucho
más que eso, es una realidad viva. La Luz que brilla en las tinieblas es
una realidad personal, tiene nombre propio se llama Jesucristo, Hijo de
María e Hijo de Dios. El es la Luz que brilla en las tinieblas.

María la Madre de Jesús, Nuestra Señora del Adviento y de la


Navidad, la que nos acompañó a esperarlo, la que nos enseñó a
encontrarlo. María fue la primera en comprender todo esto, la que
comprendió que su vida adquiría un significado completamente nuevo,
que la vida de la humanidad se renovaba en ese Niño, que estaba delante
de Ella. Y Ella creyó, y Ella esperó, y Ella encontró.

Nos dice el Evangelio que las tinieblas no apagaron esta Luz. Una vez
que se ha encendido en el mundo, dentro de nosotros, en una familia, en
la sociedad, no hay fuerza que pueda apagar esta Luz. Las Tinieblas no
tienen poder sobre esta Luz indestructible, y de eso tenemos que estar
seguros. Eso tenemos que proclamarlo nosotros que estamos pendientes
de tantos poderes de mal y creemos que el mal se apoderó del mundo y
nos tiene a nosotros esclavizados y dominados. Digamos con énfasis que
el poder lo tiene Dios, esta Luz es indestructible y desde el momento en
que esta Luz entra y se apodera de cada vida, de cada familia, de la
sociedad, la tiniebla no puede hacer nada.

Es que esta Luz no es una fuerza, no es una energía, esta Luz es una
Persona, es Alguien que se llama Jesucristo. El Verbo encarnado, Dios y
Hombre, verdaderamente Dios, verdaderamente Hombre, El se identificó
con la Luz. Yo soy la Luz, el que me sigue no camina en tinieblas sino que
tiene la Luz de la Vida. Las tinieblas no apagaron esta Luz.

43
Esta Luz que arde entre nosotros, esta Luz de Jesucristo que arde en
medio de nosotros, esta Luz que hemos de sentir dentro de nosotros, es
la certeza de que Dios ama en Jesucristo a este mundo nuestro, de que
Dios ama en Jesucristo a esta sociedad nuestra, a esta ciudad nuestra, a
esta Patria nuestra, a estas familias nuestras, en este período de tiempo y
siempre porque el amor de Dios no se reduce a una semana, a unos días
de fiesta.
El cobija nuestra historia. Estos días especiales son momentos de
especial intensidad para sentir el amor de Dios de todos los días. Dios
ama irrevocablemente, a pesar de todo, a pesar de cualquier tiniebla, a
pesar de cualquier temor, somos amados por Dios en Jesús y podemos
dar a nuestra vida un significado constructivo y auténtico.
La Luz ha brillado en medio de las tinieblas, Dios nos ha concedido en
su Hijo, una Nueva Esperanza, nos está convocando de nuevo. Le damos
gracias porque Dios ha hecho que nosotros, al recibir a Jesucristo que es
la Luz que disipa las tinieblas, nosotros seamos sal de la tierra y luz del
mundo.
Pero le pedimos que nosotros aprendamos a reconocer su Luz en el
niño que nace a la vida, en los padres que se desviven por sus hijos, en
los débiles y temerosos, a los que de pronto algo les apasiona por dentro
y les hace renacer y vivir, que ese algo sea la Luz de la presencia del
Señor, el Salvador. El es nuestra Luz, El es nuestra Aurora, El apareció
en medio dela noche, El proclamó la Buena Nueva a la luz del día, en una
noche fue traicionado, pero El es la Luz y viene a disipar nuestras
tinieblas y las tinieblas no pueden apagar esa Luz. La Navidad nos da una
alegría contagiosa que nadie nos puede quitar si nosotros permanecemos
en este amor que ha sido derramado en abundancia en nuestros
corazones.
Que la Gracia de la Navidad, nos encuentre bien dispuestos y nuestra
vida cambie y sea una vida luminosa.

44
5

NAVIDAD,
FIESTA DE LA FAMILIA

45
46
E
n el ambiente de la Navidad que todavía estamos celebrando se
hace memoria de la familia modelo, de la Sagrada Familia. En
uno de los días, exactamente en el domingo siguiente a la
celebración de la Navidad, se recuerda a la Sagrada Familia.

Es importante, ya que hemos preparado en familia y celebrado en


familia, la fiesta de la Navidad, que dediquemos unos minutos a la
reflexión sobre la Familia. El Vaticano II llamó a la Familia, la escuela del
más rico humanismo y eso es muy significativo, es una definición hermosa
y muy profunda de lo que es la familia.

Escuela del más rico humanismo. ¿Qué es una escuela? Es un


ambiente de aprendizaje, ¿A qué va uno a la Escuela? A recibir la
educación fundamental para la vida. La Familia es escuela. ¿Qué es lo
que se aprende en la familia? Escuela del más rico humanismo,
aprendemos a ser persona, aprendemos a adquirir la capacidad de
poseernos a nosotros mismos y de entrar en auténtica relación con las
cosas, con los demás y con Dios.

Porque eso es la persona, alguien que tiene posesión de sí mismo y


vive en auténtica relación y comunicación. Ni se encierra en sí mismo
para aislarse, ni se pierde en el montón. La persona vive el equilibrio
entre posesión de si mismo y la relación fuera de sí mismo.

A ser persona se aprende en familia, quiere decir que la familia es


ambiente de dialogo, ambiente de comunicación, ambiente de acogida,
ese ambiente donde se aprende a vivir en relación con los demás, a tener
las propias opiniones pero a compartirlas, a respetar a los demás y a
exigir de ellos respeto. A cumplir deberes para exigir derechos.

Es fundamental la familia, es la célula de la sociedad. Aunque


cambien las mentalidades, las costumbres, aunque estemos viviendo en

47
tiempos modernos, con otras concepciones sobre la vida, la familia es
decisiva para la persona humana.

Una familia desintegrada, una familia sin bases, una familia donde no
hay respeto, donde no hay comunicación, una familia donde no se afirma
la persona, qué le va a brindar a la sociedad? Cómo pretendemos llegar a
la sociedad, a vivir como personas, a intercambiar, a convivir si en la
comunidad fundamental, original, primera que es la familia no hemos
aprendido a ser personas?

La Sagrada Familia, centrada en Jesús, por supuesto y al servicio de


El, María, la Madre, José, el que hace las veces de padre. Pero el Centro
es Jesús, es modelo de Acogida, es modelo de relaciones recíprocas de
respeto, de afecto, es modelo de armonía. Nuestras familias están
llamadas a ser ambiente de armonía, ambiente de respeto, ambiente de
diálogo, escuela del más rico humanismo. La Familia es escuela del más
rico humanismo.

En esta escuela que es la Familia, estamos hablando de la Familia, a


propósito de la fiesta de la Sagrada Familia que se celebra en el ambiente
de la Navidad. Este tiempo es propicio para pensar en la familia, para vivir
en familia, para compartir en familia, para necesitar la familia. A lo largo
de la novena de la Navidad, en uno de los días dedicábamos la reflexión a
la familia, hay que esperar a Dios en familia.

De todo pudo prescindir Dios para su Nacimiento en medio de


nosotros, de lo único de lo cual no pudo prescindir fue de la familia,
porque quiso nacer en el corazón de una familia, en el seno de un hogar,
en el calor de un hogar. Cómo será de imprescindible la familia, para que
nos vayamos examinando, para que rescatemos el valor de la familia,
para que nos reconciliemos con el valor de la familia, para que
defendamos y respetemos, para la garantía de seguridad que necesita

48
nuestra sociedad, respetemos la familia. Conservemos la familia unida,
familias que sean escuelas del más rico humanismo.

Y en esa escuela es fundamental aprender algo indispensable para la


vida de familia y en familia y después para la vida en sociedad, en
comunidad: La comprensión en la familia, no podrá ser ese un regalo de
Navidad, no podrá se un Aguinaldo, que en nuestra familia aprendamos a
tener y a recibir y a compartir y a distribuir comprensión. Es posible que
podamos decir que el bien más anhelado de las familias, más que el pan
cotidiano, más que la casa, más que el trabajo, que la salud, más que el
éxito en los estudios y en la profesión, el bien más anhelado de las
familias, es el anhelo del buen acuerdo, del entendimiento, de la armonía,
de la reciproca serenidad, de la comprensión porque es base para la paz.

Y la paz es fundamental en la familia y desde la familia habrá para la


sociedad, si en la familia hay violencia, si en la familia hay
desconocimiento del derecho del hombre, si en la familia hay maltrato,
porque en la sociedad vivimos y reflejamos lo que somos, tenemos y
vivimos en la familia.

El gran anhelo de la familia es la capacidad de comprenderse


mutuamente, comprendernos mutuamente, sujetos de comprensión en
sentido activo y en sentido pasivo, dar comprensión y recibir comprensión.
Es decir, compartir comprensión. Porque nos quejamos a menudo de que
no nos comprenden y deberíamos preguntarnos también comprendemos
a los demás? Porque igual que nosotros necesitamos y esperamos ser
comprendidos, los otros también en nuestra propia familia, esperan ser
comprendidos, necesitan ser comprendidos.

Es que todos necesitamos, no puede ser unilateral el anhelo, es


comprendernos mutuamente, ese es el Aguinaldo para la familia, la
comprensión en la familia. Este bien no siempre se pide expresamente,

49
porque pedir este bien de la mutua comprensión, supone ya la confesión
de que no tenemos comprensión y esto no es fácil admitirlo.

Si nosotros pedimos que haya dialogo, si nosotros pedimos que haya


comprensión es porque estamos reconociendo que nos falta y nos fácil,
pero es necesario porque solo reconociendo nos ponemos en búsqueda y
buscando, pedimos y encontramos y recibimos.

Es el tema de la Reconciliación, es otro aspecto de la Reconciliación.


Este tema de la Reconciliación, exige a menudo pacientes y repetidas
reconciliaciones en casa. Reconciliaciones entre Esposo y Esposa, entre
Padre y Madre, entre Padre e Hijos, entre Hermanos y Hermanas, son
permanentes, son repetidas reconciliaciones en la familia y esto es
indispensable para la reconciliación en la sociedad.

Por otra parte una presencia difundida del Bien, del buen
entendimiento, de un entendimiento tranquilo, confiado, permanente,
atento, previsor, es algo muy raro en las familias. Tan raro que como bien
permanente y habitualmente poseído puede parecer hasta imposible.

Como momentos de comprensión nos puede parecer normal pero


como un bien que tenemos siempre y que es característicos de la familia,
no es tan fácil, porque hay desavenencia, hay peleas, hay maltrato
intrafamiliar, hay violencia, hay rencores, hay envidias, hay
distanciamientos cuantos hogares se quedaron sin Navidad porque están
divididos.

Y la Navidad es recuperar la comunión, ojalá el aguinaldo de la


Reconciliación llegue a las familias porque es así como se vive
intensamente la alegría, como vamos a decir que podemos tener alegría,
felicidad, si con los seres que amamos porque comparten con nosotros la
vida, son familia, estamos distanciados, hay un vacío, hay una ausencia,
hay una pérdida y eso no puede causar felicidad.

50
Pero eso es una realidad que nos toca examinar, ojala el buen
entendimiento, el buen trato, la armonía, la comunicación sea un bien
permanente y poseído, que cuidemos mucho para no perder. Que no sea
esporádico, que no sea en ciertas ocasiones, por ejemplo porque es
Navidad y este tiempo del Año se presta y hay que hacer el esfuerzo.

Después viene otra época común y corriente hasta esperar otra


Navidad, seguramente. La Armonía siempre es indispensable en la
Familia. Es indispensable para ser familia, para vivir la experiencia de la
satisfacción de ser familia, de tener familia. Sobre todo en ciertas
situaciones que se han creado, se llegará a caso a una pacífica
comprensión, a una superación de prejuicios recíprocos, a una
superación de las distancias, de las reticencias, de las diferencias, de los
momentos lunáticos que frecuentemente vienen a disturbar las relaciones
familiares? Seremos capaces de superar todo eso que causa disturbio en
la familia, que oscurece la vida de familia?

Familia es comunión, familia es comprensión, familia es amor, familia


es respeto, familia es hermandad, familia es alegría que se comparte,
familia es solidaridad, familia es ayuda mutua, la experiencia parece decir
que nos hace mucha falta trabajar para esforzarnos para lograr la unión,
la armonía, la concordia. Parece decir que es imposible a veces la
armonía cuando no ponemos de nuestra parte, cuando nos encerramos
en nuestro egoísmo, cuando solo pensamos en nuestros intereses,
cuando todo es competencia y la experiencia nos dice que es imposible
convivir y sin convivencia no se puede ser familia, si familia por definición
es convivencia.

Entonces la alegría de la Navidad es necesario que se alegría en


familia y para la familia, nos comprometemos a construir familia alegre,
familia convencida, familia con fe, familia unida. No significa que somos
perfectos y nadie va a cometer errores, no somos limitados. Pero para eso

51
esta la familia, para que en el amor mutuo, en el respeto mutuo,
ayudarnos a superar las limitaciones y a construir todo lo que nos une,
hacer que la familia sea casa y escuela de comunión y solamente así será
Escuela del más rico Humanismo.

La Navidad es en familia, para la familia y desde la familia para la


sociedad, para la comunidad, para la Iglesia, para el mundo. Familia es
fundamental para la existencia humana. Entonces debemos hacer unos
propósitos, unos propósitos serios, a todas las familias, necesitan,
necesitamos todas nuestras familias necesitan proponerse algo a
propósito de haberse celebrado la Navidad. Cuáles serían? Señalemos
algunos de esos propósitos para que la familia cumpla su papel.

El Primer Propósito tender constantemente al bien del buen


entendimiento, que haya comprensión en la familia, que haya diálogo, que
nos respetemos, que nos tratemos bien, sin darnos por vencidos. El error
que hay que evitar, el pecado que hay que detestar es la resignación a la
falta de buen entendimiento: No es que no podemos, no nos soportamos,
es mejor evitar problemas, no es posible el diálogo, es mejor así, ahí nos
vamos tolerando. Hay que tender todos los días con nueva esperanza al
buen entendimiento.

Yo puedo cambiar mejorándome, el otro puede cambiar, pueden


surgir circunstancias que aclaren los malos entendimientos, pueden surgir
las luces que iluminan las sombras. Este bien perfecto que ilumina la
Familia esta reservado en su máximo esplendor a la plenitud del Reino de
Dios. Pero a nosotros no se nos preguntará si lo hemos logrado o lo
hemos mantenido. Seremos interrogados si hemos tendido hacia ese
bien, si hemos caminado hacia él continuamente, con la certeza de que el
Señor esta cerca de nosotros, nos esta llamando y esta cada vez más
junto a nosotros. Hagamos el esfuerzo, primer propósito, que haya
concordia, que haya buen entendimiento en la familia

52
El Segundo Propósito: Mirar a nuestro interior, mirar los dones que
hemos recibido, los míos personales, los de los otros, los de mis
hermanos, los de mis padres, los dones de quien me esta cerca, de los
que el Señor ha colocado a mi lado. Mis padres, mis hermanos, mi familia.
Mirar esos dones, mirarnos interiormente.

Qué quiere decir mirar hacia adentro? mirar las buenas cualidades
nuestras, las buenas cualidades de los demás también, los gestos de
bondad, de paciencia, de valentía, los dones profundos de la Gracia
Sacramental del Matrimonio. Es una Gracia que permanece, que crece,
que sostiene.

Entonces, cada uno lleva dentro de sí mismo un tesoro, que Dios le ha


dado. Es importante ayudar a brillar el tesoro, tal vez un poco opaco,
para ayudar los rayos de la Gracia y hacer resplandecer el tesoro que el
otro lleva en sí mismo. Hagamos propaganda a las cualidades,
reconozcamos que tenemos cualidades y que los demás tienen
cualidades. Entonces mirar los tesoros, mirar hacia adentro, reconocer las
cualidades.

El Tercer Propósito es el de complementar el anterior. Mirar fuera de


nosotros. Mirar hacia afuera significa, superar la propia familia, abrirnos a
esa familiaridad que nos ha dado la Gracia, el amor de Dios, la escucha
de la Palabra, los vecinos, creyentes que forman con nosotros la gran
familia de la iglesia.

Mirar hacia afuera significa no encerrarnos en nuestros problemas


como si fueran los únicos y los decisivos problemas de la convivencia, tal
vez bloqueada, no feliz, sino abrirnos a la convivencia más amplia de la
comunidad cristiana. Mirar las otras familias que tienen necesidad de
nosotros. Hay problemas que se pueden solucionar, precisamente por
medio de la acción de las familias.

53
Pensemos por ejemplo, en los problemas de vigilancia, en los
problemas de muchachos y jóvenes en dificultad, en los problemas del
apoyo mutuo entre parejas. Miremos hacia afuera también, los demás nos
necesitan y a los demás los necesitamos.

Y un último Propósito confiarle a María todas nuestras dificultades,


María la Virgen de la Navidad, la mujer auténtica, la Madre sencilla y
buena, la que nos indica el camino, la que nos dice por donde ir para
encontrar a Jesús. .

54
6

LA NAVIDAD ES LA PAZ,
QUE NACE DE UN CORAZÓN NUEVO

55
56
E
l primer día del nuevo año, 1 de Enero, todavía estamos en el
ambiente de la Navidad, todavía celebrando ese gran
acontecimiento que ilumina nuestra historia y que nos abre el
camino seguro hacia un futuro de vida mejor cuando llegamos al final de
un año civil y al comienzo del otro. Quiere decir que en la marcha de la
historia, año tras año, en nuestro peregrinar por el mundo haciendo
historia, allí acontece este encuentro que Dios quiere proponer, encuentro
de Salvación.

La Iglesia, a través de la convocación que hace el Santo Padre,


celebra el primer día del Nuevo Año como Jornada Mundial por la Paz,
por la Paz del Mundo. Nosotros por la Paz de nuestra Patria de manera
especial, por la Paz en nuestra ciudad, en nuestra familia.

La Paz, un anhelo, la Paz, una tarea, la Paz es el sueño, la Paz es el


deseo, eso es lo que queremos como fruto de la Navidad, como fruto de
la presencia de Dios, en medio de nosotros como Emmanuel. Al iniciar un
nuevo año, cuando lo iniciamos ponemos en manos de María Santísima,
la Virgen de la Paz, la Madre de Dios, este anhelo que ojalá con la acción
de Dios y nuestra buena voluntad, logremos avanzar en este camino de la
concordia, de la armonía, la paz.

La Navidad es la fiesta de la Paz, quiere ser durante todo el año, no


solamente en este tiempo, en esta semana durante la cual se prolongó el
día de Navidad, quiere ser como programa de vida para siempre: La Paz
es el proyecto, la Paz es el anhelo, la Paz es la tarea, la Paz es el sueño,
el esfuerzo que tenemos que hacer, la Paz: estilo de vida. Sin la Paz no
conseguimos la existencia verdaderamente auténtica. Pero la Paz nace
de un corazón nuevo.

Entonces reflexionemos sobre el corazón nuevo del cual nace la Paz.


¿Qué es el corazón nuevo del cual nace la Paz? La Palabra de Dios que
durante todo el tiempo del Adviento y en la Navidad y en todo este

57
ambiente ha resonado con un contenido muy especial, esa Palabra que
da vida, esa Palabra que tiene poder nos ayuda a tener una idea concreta
de lo que es el corazón nuevo.

En el Evangelio según San Lucas, el Evangelista nos dice que “María


guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón.”, así nos dice
San Lucas en el capítulo 2, versículo 19. ¿Qué es lo que María guarda y
medita en su corazón? Todas estas cosas. ¿A qué se refiere el
Evangelista cuando habla de todas estas cosas? Lo que ha acontecido en
Belén, la reacción que produjo ese hecho del Nacimiento de Jesús, la
reacción y los comentarios y las proclamas de los Pastores, de las gentes.
Todo lo que Ella oía, todo lo que Ella experimentaba, toda esa presencia
del misterio delante del cual Ella se encontraba, todo eso lo guardaba,
meditándolo en su corazón.

Y San Pablo le dice a los Gálatas, “que ustedes son hijos lo prueba el
hecho de que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que
clama: Abba, Padre.” Vamos a reflexionar a la luz de la Palabra de Dios,
algunas reflexiones que nos van a ayudar a comprender el significado del
corazón, según los textos de la Sagrada Escritura para que podamos
comprender porque la Paz nace de un corazón nuevo.

Ante todo se nos presenta el corazón no solo como la sede de los


sentimientos sino también como el lugar profundo en donde nuestra
persona, toma consciencia de sí misma, eso es el corazón, lo más
profundo del corazón, la persona por dentro, no una parte de la persona.
Eso es lo que se llama corazón en el lenguaje de la Sagrada Escritura.

Es el lugar más profundo donde la persona toma conciencia de sí


mismo, es el lugar donde la persona reflexiona sobre los acontecimientos,
es el lugar donde la persona medita sobre el sentido de la realidad que lo
rodea, es el lugar desde el cual la persona asume actitudes responsables
hacia los hechos de la vida y hacia el mismo Misterio de Dios. Es decir el

58
lugar desde el cual la persona toma las decisiones vitales en su
existencia, es a eso a lo que se refiere la Sagrada Escritura cuando habla
de Corazón.

No se refiere a una parte del organismo, se refiere a la profundidad de


la persona, por eso es importante guardar en el corazón, por eso es
importante todo lo que sea cordial. Nosotros hablamos de afecto cordial,
acogida cordial, entrañable, es decir que sale desde dentro que no es
superficial, que no es mera apariencia, que dice lo que nosotros
contenemos por dentro, lo que la persona es y no solamente lo que la
persona tiene.

El corazón dice lo que la persona es, por eso el Evangelio afirma en


una oportunidad, “Donde esta tu tesoro, allí estará tu corazón”. Entonces
estamos iluminados por la Palabra, descubriendo que es el corazón para
que entendamos porque la Paz nace de un corazón nuevo.

Porque el Nuevo Año se inicia con la Jornada Mundial por la Paz y


ese anhelo puesto bajo la protección maternal de María la Madre de Dios,
en este contexto de la Paz, porque es la fiesta del “Dios con nosotros”, es
importante que sintamos esa invitación apremiante a ser buscadores de la
paz, testigos de la paz, constructores de la paz.

Pero la Paz nace de un corazón nuevo y la Palabra de Dios nos va


iluminando para que comprendamos que es el corazón nuevo del cual
nace la Paz.

Estamos diciendo que el corazón es el lugar más profundo de la


persona, desde donde la persona toma las decisiones vitales en su
existencia. Además en el lenguaje de la Sagrada Escritura se subraya la
importancia decisiva del corazón, respecto de la Salvación.

59
Recordemos el texto de la Nueva Alianza en el capítulo 31 del Profeta
Jeremías. Recordemos Jeremías 31, versos del 31 al 34. Nos habla de
una Nueva Alianza, en donde esta la novedad de la Alianza: “Grabaré mi
Ley en su corazón”. Hablando de la Nueva Alianza, a través del Profeta,
Dios le dice al Pueblo, “Grabaré mi Ley en su corazón”, quiere decir que
la novedad de la Alianza esta en la interioridad de la Alianza.

No es un compromiso externo, no se pertenece al pueblo de la


Alianza porque se pertenece a la raza. Los pueblos todos de la tierra
aunque sean de razas distintas, están llamados a ser pueblo de la
Alianza, si desde su corazón acogen el Don de Dios, si le dan albergue a
ese Don del Dios Verdadero en su vida.

“Grabaré mi Ley en su corazón” y en la carta a los Gálatas, San Pablo


nos dice, “cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido
de una mujer nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban
bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. Esa es la
Alianza, quiere que seamos suyos, que le pertenezcamos porque El
quiere pertenecernos.

Una comunión de vida, una comunión profunda, una comunión vital.


Jesús, entonces esta presente en la Historia, como Alianza de Dios con el
Hombre y el Hombre con Dios, como Salvador, como Redentor, como
Liberador.

En el momento decisivo de la Historia, y ¿cómo lo llama la Sagrada


Escritura a ese momento? Plenitud de los tiempos, es decir momento
culminante. Por eso es un momento que se reproduce permanentemente
no se reduce a un día, se prolonga durante todos los días, porque es un
momento culminante, “Llegada la plenitud del tiempo, envió Dios a su
Hijo, nacido de una mujer”, es la Carta de San Pablo a los Gálatas en
capítulo cuarto, versículo cuarto. Es la plenitud de los tiempos, es el

60
momento culminante, es el cumplimiento de la promesa. Jesús Redentor,
Jesús Liberador, Jesús Salvador.

Pero esa acción divina de la Salvación, se vuelve realmente eficaz en


la historia humana solo si pasa a través de nuestros corazones, que
gracias al Espíritu Santo se convierten en corazones nuevos, animados
por el amor filial, esa es la característica del corazón nuevo. Corazón de
hijos no de Esclavos sino de Hijos, porque la relación que Dios quiere
establecer es relación filial: “Yo para él seré Padre, él para mí será hijo.”
Esa es la promesa de la Alianza. Se esta refiriendo al Pueblo: Yo para el
Pueblo seré Padre y ese Pueblo para mí será hijo, entonces el corazón
nuevo, el corazón transformado es corazón filial.

La acción divina de Salvación que se lleva a cabo en Jesucristo,


produce los frutos (eso significa que es eficaz), produce los frutos, salva
de verdad pero si pasa al corazón nuevo, corazón de hijos, actitud filial.

Todavía en el Evangelio según San Lucas, la sola presencia de Jesús


entre los hombres no produce la Salvación, solamente cuando es acogida
en el corazón de los Pastores, en el corazón de María, la que guarda, la
que medita, la que aplica a la vida lo que Dios le comunica por medio del
Nacimiento de Jesús, entonces produce el fruto, esa Salvación en
Jesucristo.

Porque es así, ese es el compromiso de la Alianza, si nosotros no


abrimos las puertas de la vida y lo hacemos entrar a lo hondo de la vida
para que El se apodere de la vida y con nosotros haga Alianza, aceptada
por nosotros, propuesta por El, solamente ahí es donde produce su fruto
esa comunicación de Dios.

Corazón transformado, corazón nuevo, corazón filial, eso es


importante que tengamos en cuenta para poder participar verdaderamente
del fruto rico de esta experiencia de la Navidad, que aconteció de nuevo

61
en nuestra historia actual de nuestro Mundo tan necesitado de recuperar
el rumbo, pero con la condición de tener corazón nuevo.

Qué más nos dice la Sagrada Escritura acerca de lo que es el


Corazón? el corazón encuentra la plenitud de su vida cuando sale de sí
mismo, cuando se abre a los demás, cuando se deja invadir del Amor de
Dios que se dona a nosotros en Jesús, cuando entonces se transforma
nuestro ser desde adentro, nos hace nuevos a nosotros, nos hace nuevas
creaturas y si somos nuevas creaturas con un ser nuevo, nuestro modo
de actuar es nuevo, nuestro comportamiento es nuevo, nuestra conducta
es nueva, la visión que tenemos de la realidad, de los problemas, de los
demás es nueva, miramos la realidad con ojos limpios, con ojos nuevos.
Estas son las características del corazón nuevo.

Entonces no nos maravillemos, no nos extrañemos, de que el corazón


nuevo tenga que intervenir de manera relevante en el problema de la Paz.
Sin corazón no podemos conseguir la Paz, porque debemos ser hijos para
ser hermanos y con esas dos actitudes podremos ser protagonistas de la
Paz. Hijos de Dios y Hermanos de los demás y entonces desde esa
filiación y desde esa fraternidad podremos nosotros ser constructores de
armonía, ser constructores de bienestar, de respeto recíproco y
estaremos sentando las bases para construir la Paz.

En ese Año Nuevo que o ha empezado ya o va a empezar, en ese


momento en que dejamos un Año que pasó y entramos en el nuevo,
cuando los relojes señalan el cambio, nosotros estamos llamados a entrar
en una nueva etapa, seguir caminando pero no como ayer, sino como
mañana, como ese futuro, eso significa todo lo que queremos decir
cuando deseamos Feliz Año, cuando nos reunimos en familia, cuando
celebramos ese paso de un Año que termina a uno que comienza. Que
ojalá sea el paso a un corazón nuevo para que sea constructor de paz.

62
Abrazar a la Mamá, desearles el Feliz Año a los Hermanos, a los
vecinos, esos son pasos para la Paz, pero para que eso tenga sentido y
no se quede solamente en el gesto externo es necesario el corazón
nuevo. Es que la Paz es un desafío y queremos aceptar nosotros, al
entrar en un nuevo año, el desafío de la Paz.

Porque la Paz es un desafío a ese afán desmedido que tenemos de


ser más guapos, más fuertes, de sobresalir. Todos queremos sobresalir,
todos queremos ser los primeros, todos queremos tener el poder y el
dominio para hacerse sentir. Es un desafío a ese hormigueo de las manos
y del corazón que quisiera acabar rápido e inmediatamente con quien
piensa distinto de nosotros porque queremos imponer nuestras ideas,
nuestros gestos, nuestras costumbres.

Entonces aceptemos el desafío de la paz, es el desafío de las


Bienaventuranzas, menos mal que no lo estamos proponiendo nosotros,
es el Señor el que propone, el Evangelio del capítulo quinto de San
Mateo, las Bienaventuranzas, es el Evangelio que nos desafía para el
dialogo, es el desafío de no poner en primer lugar lo que causa violencia,
sino lo que une, lo que acerca en las relaciones, lo que crea concordia, lo
que permite el trato, la conversación, el respeto mutuo, el desafío a
preferir eso por encima de lo que sea separación o división.

La Bienaventuranza de la pobreza que no pone en el primer lugar la


riqueza ni la ganancia, es la bienaventuranza de la mansedumbre que no
pone en el primer lugar el poder ni la supremacía, entonces es necesario
saber hacer gestos valientes de Paz, gestos valientes de desarme, de
dialogo.
Por eso bendecimos y festejamos todo lo que se haga a favor de
acabar con las armas, de acabar con los enfrentamientos, de acabar con
los conflictos, de hacer diálogo, comunicación, construcción en común,
juntos para construir no para destruir.

63
Es la Bienaventuranza del hambre y de la sed de la justicia que no
pone en primer lugar la propia satisfacción o la propia comodidad, sino
que la coloca bajo el compromiso por la defensa de la vida, por la defensa
de la dignidad del hermano marginado.

Es la Bienaventuranza de ser escarnecidos y perseguidos por la


justicia, que no pone por encima de todo la aprobación o el aplauso, sino
que desafía humildemente con la Gracia del Espíritu Santo, la Cruz, para
realizar el Reino de Dios, Reino de Justicia, Reino de Paz, Reino de
Amor, que nos hace ceder a cada uno de nosotros para buscar lo que nos
une. Entonces hay que ser así por medio de las Bienaventuranzas,
operadores de Paz.

Vale la pena un nuevo año para que se lleve a cabo ese proyecto de
la Paz. Por lo mismo aceptar el diálogo como instrumento y camino de la
Paz. Diálogo sin fronteras, sin fronteras entre razas, entre hombres de
distinto color, de distinta religión, de distinto origen de inmigración.
Dialogo, comunicación, comenzando por la Familia. Un Año Nuevo pone
Dios en nuestras manos para que seamos constructores de la Paz.

64
7

JESÚS DE NAVIDAD,
ES EL EVANGELIO DE LA ALEGRÍA

65
66
J
esús, el de la Navidad, “Dios con nosotros” que nace en nuestra
historia que nos abre hacia un futuro mejor, El es Evangelio de la
Alegría. En la Sagrada Escritura especialmente, los textos de los
evangelios se expresa una realidad que nos debe gustar muchísimo, «les
he dicho esto para que mi alegría este en ustedes y su alegría sea
completa»; así les hablaba Jesús a los discípulos.

La finalidad del Evangelio es llenarnos el corazón de alegría y el


mismo Evangelio nos dice, hablando de las manifestaciones del
Resucitado a sus discípulos, que la Alegría es junto con la Paz, fruto de la
Pascua. “La paz sea con ustedes” fue el saludo del Resucitado. Ellos se
alegraron al ver al Señor, fue la reacción de los discípulos. Paz y Alegría
van juntas.

¿Cómo no va a haber alegría si el corazón se ha hecho nuevo?


¿Cómo no va a haber alegría si los demás dejan de ser rivales? Se
convierten en hermanos y en amigos. ¿Cómo no va a haber alegría si la
creación se convierte en escenario de la vida, de la amistad, de la familia
y no en escenario del conflicto?
Paz y Alegría, frutos de la Navidad para todos no solamente para una
raza, no solo para un pueblo, sino para los hombres y mujeres de buena
voluntad que quieran decirle que si a esta Luz resplandeciente que se ha
manifestado.

Dentro del ambiente de la Navidad, de la manifestación del Amor de


Dios en su Hijo Jesucristo para todos los pueblos de la Tierra tiene un
especial significado el recuerdo, la conmemoración del pasaje
evangélico que nos cuenta que unos personajes del Oriente vienen a
Belén a adorar atraídos por la Luz, se dejan iluminar por la Luz, desde
sus diversas culturas, desde sus diversas costumbres y experiencias
vienen a postrarse en reconocimiento del que sí es Rey, del que sí es
Soberano y tienen ese gesto característico, que solo tiene sentido ante
Dios, postrarse para adorar.

67
Esa era la fiesta y esa es la fiesta y esa será la fiesta de la Epifanía en
el ambiente de todo este tiempo de la Navidad. Ya que estamos
reflexionando sobre el sentido de los acontecimientos que celebramos en
este tiempo, debemos pensar también en esa, la manifestación del
Salvador del Mundo a todas las culturas de la tierra.

Es que la Palabra hecha Carne, el Hijo de Dios es la Luz verdadera, el


Sol que ilumina a todo ser humano que viene a este mundo y al iluminar,
despeja las oscuridades y todo eso produce seguridad y da alegría. Dios
difunde su Luz en el Universo sin límites, sin fronteras, difunde su Luz en
el corazón del Hombre y de la Mujer, en sus Alegrías y en sus Tristezas,
todos nosotros reconocemos que junto a los días hay noches, junto a luz
hay sombras, junto a esperanzas hay desesperaciones pero en lo mas
profundo de todos los seres se haya Dios.

El, nuestro Dios, nuestro Padre que nos ha dado la máxima prueba de
su amor, al entregarnos al Hijo, Luz del mundo que atrae a todos los seres
de la Tierra, que atrae a todos los hombres y mujeres del mundo, de todas
las razas, de todas las culturas, de todos los idiomas, de todas las
costumbres, de todas las regiones.

La Navidad se hace fiesta del Amor Universal, fiesta del Amor sin
límites, sin condiciones, sin fronteras. En una palabra el Amor Divino,
porque el Amor Divino es el que no tiene fronteras, el que no tiene
condiciones, el que abarca todo, el que llega hasta todos.

Dios es Amor, así lo define la Sagrada Escritura, y ese amor de Dios


se hace realidad, se hace realidad en nosotros, se hace realidad en
nuestro mundo, se hace realidad en quienes quieran aceptarlo, se hace
realidad en los que aceptan seguir el Camino, porque de eso se trata en la
fe, seguir el Camino, seguirlo por el Camino, aceptarlo por la vida,
reconocerlo, ver su Luz y querer aceptar ser guiados por esa Luz.

68
Esos personajes de los cuales nos habla la Sagrada Escritura en su
vida, vivieron la experiencia de la Luz, se dejaron orientar por la Luz,
buscaron, preguntaron y llegaron al conocimiento de la Verdad. Y al
conocer la Verdad se postraron ante la Verdad. Descubrieron,
encontraron la Verdad de su vida, la verdad de su cultura, la verdad de su
historia encarnada en un Niño y en ese Niño reconocieron a Dios y lo
adoraron.

Y lo adoraron y le expresaron su reconocimiento con dones humanos,


tradicionalmente hablamos de Oro, Incienso y Mirra. Lo importante es que
con la realidad humana, con sentimientos humanos, con recursos
humanos, le quisieron decir con lenguaje humano, todo ese
reconocimiento. Lo adoraron, así simplemente, vinieron a adorarle.

“Hemos visto su estrella y venimos a adorar”. En cambio el que tiene


el corazón cerrado, el que no busca, no encuentra por eso contrasta por
ejemplo, la actitud de esos personajes paganos, no son del pueblo de
Israel, se supone que no conocen al Dios Vivo y Verdadero y sin embargo
son buscadores y llegan a encontrar.

En cambio, la actitud de las autoridades judías, de Herodes, de los


que si conocen se cierran. Mientras esos desconocidos vienen a adorar,
guiados por la Luz, los otros se encierran en su oscuridad. En nosotros se
repite también esas actitudes por eso reconocemos que hay días y hay
noches, hay esperanzas y hay desesperaciones.

Nosotros queremos que la Luz de Dios, la que se manifestó al


Universo, representado en los personajes de Oriente, que encarnan y
representan todas las culturas y razas de la Tierra, que esa Luz entre al
corazón de cada uno, entre en el corazón de nuestros hogares para que
nos ilumine, nos caliente, nos anime, nos transforme, nos de ese corazón
que necesitamos para producir Paz, para trabajar por la Paz.

69
Que el Padre Dios se muestre de una o de otra forma a los que lo
buscan porque quien lo busca, lo encuentra. Ese Padre Dios, Dios de
Amor, buscó hacer Alianza con el Ser Humano, por puro Amor, por
Generosidad, gratuitamente.

Se mostró a los Profetas de Israel, al mismo tiempo Trascendente,


Inaccesible pero también Próximo, Cercano; Misterioso pero también
Real, Insondable pero Conocido, es el Dios de los Profetas, esos
Hombres de Dios que llenos del Espíritu, supieron interpretar el sentido de
Dios y de la Historia. Se ha mostrado especialmente en Jesús de
Nazareth, hacia Jesús caminan todos los pueblos de la Tierra, aunque no
lo sepan.

Los Magos no conocen al Dios Vivo y Verdadero, sin embargo están


en el Camino de la Búsqueda y llegan a encontrar. Jesús, Luz porque es
Aurora, Luz del Mundo que se encarna en silencio de la noche para
disipar la tiniebla.

Nos acordamos hoy de María, de José, de los Pastores, de los


Magos, de todos los que lo reconocieron sin comprender, los que llegaron
a encontrarlo después de muchas idas y venidas, de búsquedas, de
incertidumbres, de sobresaltos, de alegrías, repasemos la Historia del
Pueblo de Israel, durante toda la peregrinación de Esperanza hasta llegar
a la plenitud de los tiempos, al momento culminante,

Todos los que lo buscaron y encontraron, los Pastores y los Magos


porque dejaron sus egoísmos, porque se pusieron en camino, con los
dones de sí mismos, siguiendo la voz de los Ángeles o siguiendo la ruta
de la Estrella. Y llegaron a encontrar, no pidieron muchas explicaciones
simplemente aceptaron que esa voz de los Ángeles o el camino de la
Estrella los llevara y llegaron a la experiencia feliz del encuentro, a la

70
experiencia feliz de tener a Dios frente a ellos para adorarlo, para
postrarse, para reconocer en Dios el sentido de la vida.

Nos acordamos de Jesús, para darnos a entender su voluntad, para


aquietar nuestras dudas, nuestros temores, nos partió el Pan de su
Sabiduría y que era la Sabiduría de Dios.

Recordamos la Encarnación del Hijo. También recordamos todo su


Misterio, su Sacrificio, su Muerte, su Resurrección, su Ascensión a los
Cielos. Lo recordamos a El como el Señor, claro que todavía somos
débiles, claro que todavía nuestra fe sigue siendo frágil, y nuestros
compromisos todavía no son del todo irrevocables pero así es como El
quiere que seamos sus testigos, con nuestra debilidad humana pero
puestos en sus manos, confiados en su acción, seguros de su presencia.

Por eso le pedimos que nos permita no confundirnos en nuestras


necesidades, en nuestras falsas seguridades, que El haga que nuestra
responsabilidad no paralice nuestra búsqueda, que nuestras convicciones
no flaqueen, que escuchándonos mutuamente, con diálogo entre
nosotros, en espíritu y en verdad podamos hacer del dominio del mundo y
del progreso de la Humanidad la verdadera obra de su Reino.

Que lo reconozcamos, que nos dejemos llevar por su Luz, por su


Estrella, para que lleguemos al Encuentro, para que lleguemos a
postrarnos con nuestros dones humanos para decirle que El es el Dios de
la Vida Nuestra, para decirle Padre, para unirnos al Hijo, para ser Iglesia,
para ser Iglesia, para ser Pueblo de Dios, testigo de su amor en el mundo,
para construir la Paz.

Que tengamos la actitud humilde, generosa de los Magos para que le


digamos a Dios que si, y que aceptemos su luz en nuestra vida y nos
comprometemos a seguirla y a dejarnos orientar por ella.

71
En Belén se dio el Amor. Ha bajado Dios a Belén, en un Portal se ha
manifestado a todos los pueblos de la Tierra, los que con un corazón
abierto a esa Misericordia, a esa Bondad de Dios se han puesto en el
Camino, han llegado a la experiencia del Encuentro .

El Evangelio nos dice que el Camino de los Magos, lo señalaba una


estrella, esa estrella es el signo de la esperanza, el camino de la
esperanza es el que abrió Jesús con la seguridad que descansa en el
poder de Dios. La Estrella que guío a esos personajes que desde lejanías
venían al portal a encontrarse con el Dios Vivo y Verdadero, esa estrella
es símbolo de la Esperanza.

Los signos de la Esperanza en el mundo, los signos que todos pueden


ver, pero que no son unificadores, todos los ven pero no todos se
encaminan, no todos abren los ojos y los oídos para interpretar el
significado de esos signos.

Herodes y las autoridades judías no quisieron ver o veían en otra


dirección, se cerraban a la iluminación de esa Luz, en cambio esos
personajes desconocidos y desconocedores del Dios Vivo y Verdadero si
quisieron verlo, aceptaron verlo, están a nuestro alrededor los signos.

Los signos son luminosos pero se necesita tener un corazón abierto,


nuevo, capaz de comprender los signos, capaz de comprender el camino
que esos signos nos señalan. No basta que esos signos iluminen, se
necesita que nos dejemos iluminar.

Son todos los signos que Jesús nos dio de su misión divina,
repasemos los Evangelios. ¿Cuáles son los signos que el Señor nos dio
de su misión? ¿De que era Enviado por el Padre? Sus acciones
prodigiosas, pero por encima de todo su Muerte y Resurrección, la
predicación de la Iglesia, la venida del Espíritu Santo, la presencia del
Espíritu de Dios en la Iglesia de hoy, en tantos hermanos nuestros que

72
trabajan por la Paz, que sirven a la comunidad, que son testigos del Amor
de Dios, son signos que están ahí, como la Estrella estuvo, para el
servicio de quienes quieran dejarse iluminar y los que aceptan dejarse
iluminar por esa Estrella llegaron al Encuentro.

Los signos están aquí, son luminosos pero queremos dejarnos


iluminar? Todos los signos de apertura, todos los signos de gracia que
nos señalan en el mundo el camino justo hasta nuestros días, la gran
generosidad de tantos Hermanos y Hermanas nuestras que dedican su
vida al servicio de la comunidad, en cualquier campo de la vida.

Esos son signos luminosos, son signos de la esperanza, la gran fe de


los familiares de las victimas de la familia, son signos de la Esperanza,
una fe profunda, una fe noble, llena de apertura hacia el poder de Dios, a
pesar de lo sufrimientos del momento presente, tantos Hermanos
nuestros que son admirables testigos de la presencia de Dios, a pesar de
sufrimientos, a pesar de calamidades y nos dan ejemplo de fortaleza en el
Espíritu, son signos luminosos del camino de la Esperanza, son estrellas
que nos pueden indicar por donde caminara para llegar al encuentro del
Salvador. Nos dejamos guiar por esas estrellas? Aceptamos esa Luz en
nuestras vidas? Aceptamos que de esa manera Dios se nos manifieste
para atraernos a su encuentro.

Los personajes de Oriente a quienes recordamos en este ambiente de


la Navidad y que nos permiten celebrar la Epifanía, esos personajes si
aceptaron, se dejaron guiar por la Estrella y llegaron al encuentro
luminoso. Todos son signos de Esperanza, signos de esperanza que cada
uno ve desde el lugar en donde se encuentre y que se multiplican, cada
uno de ustedes esta invitado a descubrirlo en su vida. Cada uno de
nosotros estamos invitados a descubrirlo en nuestra vida.

Entonces esos personajes del Oriente a quienes hemos recordado


porque dentro de las festividades de Navidad, esta la festividad de

73
Epifanía, esos comúnmente conocidos con el nombre de los Reyes
Magos, se encaminan siguiendo los signos a lo largo de un camino, ese
camino que como dice el texto evangélico no siempre es fácil, no siempre
es evidente, presenta muchos momentos oscuros, inciertos.
Entonces, hay que preguntar, hay que pedir orientación a otros,
porque no se puede seguir adelante solos, necesitamos preguntar como
hicieron los Magos, “Queremos que ustedes nos digan en donde podemos
encontrar al Rey Esperado” y otros nos pueden decir el lugar, basándose
en la Sagrada Escritura, porque los signos están allí pero a veces es
necesario preguntar, pedir orientación, y ese pedir orientación es señal de
que queremos encontrarlo.

Es el camino fatigoso, es el camino difícil pero maravilloso del hombre


en busca de la Esperanza, el camino del Hombre hacia Dios. Esto nos
corresponde vivirlo a lo largo del Año, el Año que ha comenzado ya y es
el camino que nos conduce a Dios, por la vida, sin salirnos de la vida, que
aprovechemos toda la Gracia que ha acontecido en favor nuestro, en
estas conmemoraciones de Misterios fundamentales de nuestra fe. Que
sigamos adelante, que nos dejemos guiar por esa luz que se ha
manifestado.

74
8

EL BAUTISMO,
SACRAMENTO DE LA FE

75
76
E
n el ambiente de la Navidad, la fe cristiana también hace
memoria del Bautismo de Jesús. Por eso es importante que a la
luz de los acontecimientos que celebramos, nosotros dejemos
que la Palabra, que nos permite hacer memoria de todos estos hechos,
episodios fundamentales de nuestra experiencia de fe nos ilumine para
entender la actualidad de nuestra fe.

El Bautismo de Jesús nos invita a reflexionar en nuestro Bautismo, en


ese Sacramento por el cual hemos nacido a la fe, por el cual
pertenecemos a la Iglesia, por el cual somos el pueblo de Dios, nos
incorporamos a ese Misterio Pascual de Jesucristo, hacemos que la
Alianza se realice en nuestra vida.

Por supuesto que es la oportunidad para que le demos gracias a Dios


porque con el aliento de su Espíritu brota la vida de la naturaleza, surgen
de la nada los seres humanos, surgimos nosotros llegamos al ser,
llegamos a la vida. Le agradecemos a Dios, el agua de la lluvia, el agua
de las fuentes, de los ríos, porque apagan la sed, porque fecundan la
tierra, porque limpian nuestros cuerpos, porque nos dan vida y por eso
nos unimos al cántico de la naturaleza, cantamos a Dios, lo alabamos, lo
reconocemos con el murmullo de las aguas en las cascadas, en la
fuentes.

En el agua en la Sagrada Escritura ha sido siempre signo de Vida


Nueva, signo de vida refrescada, renovada, purificada. La purificación
claro que comporta también, la destrucción de todo lo que mancha, de
todo lo que destruye, de todo lo que sobra, de todo lo que es obstáculo.

Las aguas pascuales del Éxodo se conmemoran en el sacramento del


Bautismo. Se hacen realidad en cada vida, se hacen realidad en cada
persona. Cantamos a Dios, en nuestro mundo moderno, con el ruido de
las turbinas, que convierten el agua embalsada en energía creadora. Todo
esto es posible pensarlo cuando recordamos lo que es el agua. Es que

77
estamos conmemorando el Sacramento del Agua, del agua santificada
por Cristo, por el Espíritu, del agua que nos regeneró que nos hizo
creaturas nuevas, que nos hace cristianos, el agua bautismal.

Le damos gracias a Dios porque su Hijo que es el Amado, el


Predilecto descendió a las aguas del Jordán. Y qué significa ese episodio,
ese hecho del Bautismo de Jesús? Significa que El se solidarizó con los
pecadores, que el se unió realmente al pequeño resto de los pobres, que
el compartió con ellos la esperanza del Reino de Dios.

Eso significa que El, ante la sorpresa del mismo Juan Bautista. Juan
Bautista se negaba a bautizarlo y le decía: “Eres Tu, quien tienes que
bautizarme a mi”. Y Jesús le dijo: “Deja que se cumpla toda Justicia”.
Porque Jesús viene a darle cumplimiento al proyecto de Dios, vino a darle
sentido a toda la aspiración de los hombres vino a solidarizarse, no
porque El necesitara pasar por ese rito, porque El es el Hijo de Dios, pero
El asumió lo nuestro y quiso sacarlo adelante.

Bautismo de Jesús, se celebra la conmemoración de ese episodio en


el ambiente de la Navidad, por todo eso cantamos con los Ángeles, con
los Santos, le damos gracias a Dios. El ilumina por su Hijo a todos los que
quieran dejarse iluminar, tantos signos que hacen que este tiempo de la
Navidad tenga un contenido riquísimo.

Hemos hablado de la Luz, hemos hablado de lo que significó el


corazón de los Pastores y el Corazón de María para recibir a Dios, hemos
hablado de lo que es el Árbol de la Navidad, de lo que es el Pesebre, de
lo que son las Velas, de lo que son los adornos si quieren tener sentido.
Hablamos del agua, el agua que purifica, el agua que renueva, el agua
que recrea.

Jesús, Luz del Mundo, El ilumina la Vida, el Bautismo es Iluminación,


porque nos hace pasar de las tinieblas a la Luz Admirable. El ilumina a

78
sus Hermanos, somos nosotros, nos sirve para que todos podamos
vernos libres del mal, la acción de Jesús es iluminación liberadora, es que
su nombre lo define todo: El es Jesús, El salva. Por eso bendecimos al
Padre, porque Jesucristo vive y Jesucristo vive en todo deseo de vida y de
amor, en todo pan que se parte, en toda fraternidad humana, en toda
lucha por la libertad, allí vive Jesús.

A lo largo de la Historia han aparecido siempre Hombres Justos,


Mujeres admirables que han defendido la justicia, que han dicho la
Verdad, que han hecho la Verdad. También hay entre nosotros personas
sinceras, hay muchas personas entregadas que creen en Dios, en Dios
que es Amor. Personas que son testigos de su Amor en el Mundo. Le
damos gracias al Padre por los profetas valientes, también entre nosotros
hay, también los tenemos cerca, son portadores del Amor de Dios para
nosotros.

Le damos gracias por los testigos del nombre de Dios, por los
encarcelados, a causa de la Justicia, porque ellos nos están diciendo que
el poder de Dios vence, que la Verdad es Dios y que esa Verdad es la
Luz.

Para que la muerte no tuviese reinado absoluto sobre el mundo, para


que la libertad no fuese una aspiración inalcanzable, para que se
cumpliera toda justicia, se reunió en la Ultima Cena con los Apóstoles y
nos ofreció el banquete de su Amor, para que se cumpliera toda Justicia.

Es decir, para que se llevara a cabo la acción salvadora de Dios, su


voluntad de salvar, para eso El se solidariza con nosotros, un gesto del
Señor, que es gesto de Bondad, es gesto de Solidaridad, es gesto de su
amor. Nosotros, llamados a incorporarnos, llamados a participar,
llamados a pertenecer. El Bautismo es pertenencia.

79
Nos incorporamos a Cristo, se realiza la Alianza, somos su Pueblo,
por eso aceptamos la vocación que el Padre nos regala y aceptamos la
misión que el nos encomienda. Porque es un Don, nos regala la
Vocación; es una tarea, nos encomienda una misión. Ser cristianos es
Don y es Tarea. El Bautismo nos favorece con el Don y nos compromete
con la Tarea.

Nosotros sabemos que en torno nuestro hay ciegos, cautivos, cojos,


necesitados, desplazados, desempleados, desesperados, equivocados
que cogen otro camino, creyendo que los lleva a la Felicidad y es
frustración.

Hay mujeres y hombres manipulados por la sociedad de consumo, por


gobernantes que imponen la paz externa, con toda clase de poderes
coercitivos. Sabemos todo eso, le pedimos al Padre que disipe los
nubarrones, esos nubarrones que amontonamos en nuestra vida y que
nos impiden ver con ojos de fe, que nos impiden aceptar
responsabilidades con esperanza cristiana.

Renovemos las promesas bautismales, renovemos nuestra adhesión,


digámosle que Si a Cristo, El Señor. El Bautismo es ese compromiso. Al
conmemorar, en el ambiente de la Navidad, ese Bautismo de Jesús,
estamos nosotros llamados a revivir nuestro Bautismo, a actualizar el
compromiso de esa Alianza. Que Dios haga resonar en nuestros oídos la
voz de su Hijo para que podamos recordar que somos servidores e hijos
amados, porque esa fue la Voz que se escuchó en el escenario del
Bautismo: “Este es mi Hijo Amado, escúchenlo”. Que El les haga tomar
consciencia que nosotros a partir del Sacramento del Bautismo somos
hijos y somos amados, somos servidores, que sepamos cumplir así todo
lo que Dios quiere.

Porque la Voluntad de Dios es el Camino, es su Proyecto, para hacer


esa Voluntad nos incorporamos al Misterio de Cristo y le decimos, aquí

80
estamos Padre para hacer su voluntad. Con alegría manifestemos la fe,
con alegría hagamos profesión de esa fe, digámosle a Dios una vez más
que cuenta con nosotros, que si queremos ser cristiano ahora en nuestro
mundo, que queremos que la Gracia Bautismal sea vida, que queremos
decirle que nosotros no queremos el mal, no queremos hacer daño, que
no queremos destruir nada.

Que queremos creer en El, en su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo,


en la Iglesia y que queremos trabajar en la construcción de un mundo
nuevo. Nosotros bautizados tenemos una responsabilidad, con la
transformación de nuestro mundo y tenemos que renovar
permanentemente ese compromiso de la fe.

Todo lo que expresamos, el ambiente de la Navidad, que todavía nos


sigue dominando en este tiempo, es el deseo de corresponder con buena
voluntad a esa acción de Dios en nosotros.

A propósito de la conmemoración que hacemos del Bautismo de


Jesús, en el ambiente de la Navidad, nos preguntamos: «¿Qué hace de
nosotros el Bautismo?»: la entrega al designio de Amor del Padre, la
pertenencia a la Iglesia, la esperanza para el Mundo.

Esto es el Bautismo, esto y mucho más. No podemos en una sola


frase o con una sola palabra describir la riqueza, el alcance, el contenido,
el significado del Bautismo. Si miramos la Sagrada Escritura, en la
enseñanza del Nuevo Testamento, por supuesto, el Bautismo no se
describe con una sola palabra.

El Bautismo es renacimiento, así le decía Jesús a Nicodemo: «es


necesario nacer de nuevo, nacer de lo alto» (Jn. 3, 1-7). El Bautismo es
creación nueva, nacimiento nuevo, renacimiento. Pero todavía más nos
enseña la Sagrada Escritura, ese renacer tiene un término: la «Vida
Nueva». Ese Renacer desemboca en la Vida Nueva (Ro. 6, 1-9). Por el

81
sacramento del Bautismo, nosotros hemos sido sepultados con Cristo en
su muerte, pero no para quedar sepultados, sino para resucitar con El a
una Vida Nueva. Pablo se vale de la comparación de la sepultura (porque
la palabra «bautismo» significa «inmersión» = sumergirse en el agua, para
salir de allí renovados), para decirnos que el bautismo nos hace entrar a
participar del Misterio Pascual de Jesucristo: sumergirnos ern su Muerte
para salir victoriosos por la participación en su Resurrección: «Y si hemos
muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él» (Ro. 6, 8).

Esa «Vida Nueva» se tiene que expresar en un comportamiento


nuevo, en una conducta nueva, renacimiento para una Vida Nueva: nos
enseñó Juan, nos enseñó Pablo. qeo

En su Primera Carta, San Pedro nos enseña que somos «piedras


vivas» de ese edificio vivo que es la Iglesia al cual nos hemos incorporado
para participar de la naturaleza divina y que nosotros estamos llamados a
ser esas piedras vivas de la construcción que es la Iglesia (cfr. 1Pe. 2, 4-
5; Ef. 2, 19-22). A la Iglesia pertenecemos por el Bautismo y la
pertenencia nos hace ser de la Iglesia, nos hace sentir a la Iglesia
nuestra. Por el bautismo, le interesamos y la interesamos a la Iglesia: le
interesamos, porque somos de ella; la interesamos, porque la
comprometemos.

El Bautismo también es «Iluminación», porque hemos sido


trasladados «de las tinieblas a su Luz Admirable» (1Pe. 2, 9). En la
antigüedad al bautismo también se lo llamó «fotismos» (fwtismoj =
iluminación). El Bautismo también es «Regeneración» verdadera porque
nos hace despojar del Hombre Viejo para revestirnos del Hombre Nuevo,
es una regeneración que transforma nuestro ser (Ef. 4, 22-24).

Todo eso hace el Bautismo en nosotros: es renacimiento, Vida Nueva,


nos hace «piedras vivas» de la construcción que es la iglesia, es
«iluminación» y «regeneración».

82
La marca para cada uno de nosotros es el abrazo del Padre y ese
abrazo del Padre lo realiza el Bautismo: es signo eficaz de las relaciones
vitales que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo establecen con nosotros.
La Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, habitan en nosotros
de manera viva por el Sacramento del Bautismo.

El Bautismo nos da un corazón nuevo. Ya habíamos dicho que del


corazón brota la Paz. Se necesita un corazón nuevo para la Paz; el
Bautismo nos da el corazón nuevo. Nos hace capaces de obediencia
filial, no de sometimiento ni de sumisión, sino de obediencia y el que
obedece es el hijo, no el esclavo. El cristiano, con la conciencia filial que
recibe en el bautismo, obedece al designio de Amor de Dios como Jesús,
el «Hijo predilecto» (Mt. 3, 17; Mc.1, 11; Lc. 3, 22 ).

El Bautismo marca también para nosotros, el ingreso en la gran


familia de la Iglesia. Esa incorporación eclesial, nos capacita para celebrar
la Eucaristía, para escuchar y testimoniar la Palabra de Jesús, para vivir la
caridad fraterna, para poner nuestros dones al servicio de todos, es decir
para crear Comunidad.

El Bautismo nos hace comunitarios, y con una espiritualidad de


comunión podremos construir un mundo nuevo, podemos renovar la
familia, renovar la Iglesia, porque nos renovamos nosotros mismos por
dentro. El Espíritu de comunión nos transforma y a esa comunión
entramos por el Sacramento del Bautismo.

El Bautismo nos convierte en signo de Esperanza para toda la


Humanidad, porque crea en nosotros una humanidad nueva, libre del
pecado, lista a entrar en los varios ámbitos de la convivencia humana.
Pero no con el egoísmo agresivo de quien lleva todo y todos hacia sí
mismo, sino con la firme disponibilidad de quien, dejándose atraer por

83
Cristo, está dispuesto a ayudar, a colaborar, a servir, a amar, en
comunión, con la participación de todos.

Esta meditación que estamos haciendo sobre nuestro Bautismo, es


siempre profundamente consoladora, es una meditación que tranquiliza
nuestra mirada sobre el mundo. Tenemos problemas, ¡y son muy graves!,
no podemos cerrar ingenuamente los ojos para desconocer las crisis por
las cuales atravesamos. Pero, aunque los problemas que tengamos ante
nosotros sean enormes, el Bautismo, mientras sigue reviviendo en
nosotros y generando siempre nuevos hijos para la Iglesia, nos llena de
confianza, nos llena de amor, de esperanza, porque en los Bautizados,
Cristo sigue venciendo con amor, el mal que hay en el mundo.

El Bautismo nos hace creaturas nuevas, nos da mentalidad nueva y


nos compromete a vivir de una manera nueva, a ser testigos del amor de
Dios, a poner actos de convivencia, a construir comunión, porque somos
constructores de Iglesia y la Iglesia es experiencia de comunión. Y la
comunión la hacemos participando todos.

Todos pertenecemos a la Iglesia por el Sacramento del Bautismo y


esa pertenencia nos compromete a todos en la Misión de la Iglesia. Nadie
esta excluido de la Misión de la Iglesia. Todos, grandes y pequeños, ricos
y pobres, sabios e ignorantes, hombres y mujeres, mayores y jóvenes y
niños, tenemos la responsabilidad bautismal de ser evangelizadores,
porque, al convertirnos en Iglesia, el Bautismo nos compromete con la
Misión de la Iglesia y la Iglesia solo existe para evangelizar.

¿Qué estamos haciendo?¿Cómo se nota? ¿Qué proyección tiene


nuestro ser de bautizados en el mundo, en el ambiente, en el sector, en la
parroquia, en el hogar, en la fabrica, en la oficina, en el taller, en la
universidad? Porque son los ámbitos de la vida (los «areópagos
modernos», según palabras de Juan Pablo II) en donde estamos llamados
a testimoniar la Fe en Jesucristo Salvador, esa Fe a la cual hemos sido

84
consagrados y en la cual hemos sido consagrados por el Sacramento de
Bautismo.

Tenemos una oportunidad maravillosa de reflexionar en esa condición


de bautizados. Somos, por el Sacramento del Bautismo, el Pueblo de la
Nueva Alianza, la Iglesia.

Ojalá este don nos comprometa con la tarea de ser misioneros,


evangelizadores, servidores del Evangelio de la Verdad, del Evangelio de
la libertad, del Evangelio de la honestidad y honradez.... En una palabra,
que nos comprometa con el Evangelio que es Jesucristo, quien, una vez
más, llega a nosotros como «Emmanuel».

¡Que la Paz de Navidad nos acompañe siempre!

85
86
CONTENIDO

87
88

S-ar putea să vă placă și