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“ SATISFACCION RESIDENCIAL”

Psicologia Ambiental

1.1. INTRODUCCION

Desde las épocas inmemoriales las personas han valorado tener una vivienda. La

necesidad de protección y abrigo ha estado presente desde que el hombre habitaba las

cavernas. Con el transcurrir de los siglos las personas han satisfecho esta necesidad de

diversas formas, una de ellas ha sido acudiendo al mercado y adquiriendo una vivienda

que se adapte mejor a sus expectativas y presupuesto. Las familias con ingresos altos

pueden solucionar más fácilmente esta necesidad, pero las familias de bajos ingresos

que tal vez no puedan obtener una vivienda adecuada, se verán obligadas a vivir en

condiciones precarias, generando insatisfacción, e impidiendo su adecuado desarrollo,

(Hills, 2001; Zebardast, 2008).

Frente a esta situación, los Estados suelen implementar políticas habitacionales

para ayudar a estas familias a obtener la propiedad de una vivienda mediante la

aplicación de subsidios, con el objeto de que puedan mejorar su posición en la vida,

(Hills, 2001). Sin embargo, existen evidencias de casos en cuales los resultados de estos

esfuerzos no contribuyeron al bienestar de las familias.

En este contexto, la motivación de esta investigación es profundizar la

comprensión de los factores que determinan la satisfacción residencial.

Si hay entornos físicos que de manera intuitiva podemos relacionar directamente

con la psicología, quizás el más claro sea la vivienda, el hogar. Este es el espacio más
fácilmente identificable con nuestra manera de ser, con nuestro modo de ver la vida y

las relaciones sociales. Es el espacio donde se desarrollan buena parte de los episodios

con mayor impacto psicológico de nuestra vida. Espacio que no solo nos alberga a

nosotros sino muchas veces a las personas que conforman nuestro núcleo social

primario. Es a su vez el espacio que mejor podemos personalizar, demarcar y defender;

el espacio más privado. Nuestra casa, y por extensión nuestro entorno residencial, es de

gran importancia para nuestra percepción de bienestar. Desde los criterios utilizados por

la OCDE hasta los estudios que evalúan la calidad de vida, la satisfacción residencial, es

decir, la evaluación de la propia vivienda y del entorno donde se inscribe, resulta

fundamental para el análisis de los niveles de bienestar y de satisfacción que

experimentamos con nuestra vida.

1.2. Concepto

María Amérigo (1995) define la satisfacción residencial como "el resultado de

un proceso por el cual ciertos atributos objetivos del ambiente residencial son evaluados

por el individuo. El resultado de tal evaluación, es decir, la satisfacción residencial, es

un estado afectivo de carácter positivo que el individuo posee hacia su ambiente

residencial y que le llevará a desarrollar determinadas conductas destinadas a mantener

o elevar la congruencia con el mismo"

La satisfacción residencial, según diferentes expertos en el tema, es un concepto

notablemente subjetivo, ya que está circunscrito a las características del individuo

y sus percepciones. Su concepción recoge componentes afectivos, conductuales y

cognitivos, lo que ha llevado a que algunos investigadores en el tema la consideren un

predictor del comportamiento, y otros un criterio que permite evaluar efectivamente la

calidad residencial (Adriaanse, 2007). Existe también un gran consenso entre

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expertos sobre la importancia de la satisfacción general de la persona y su capacidad

de satisfacer sus necesidades humanas básicas, pues claramente esto influirá sobre la

gratificación que el individuo siente por residir en el contexto en donde vive. Gold

(1980, citado en: Aragonés, Amérigo, 1987) define a la Satisfacción Residencial como

el placer o las gratificaciones que se originan al vivir en un determinado ambiente.

Mientras que Adriaanse (2007), la describe como un estado afectivo positivo que el

individuo experimenta con respecto a su entorno residencial, ocasionando en él

determinados comportamientos para lograr mantener o incrementar su congruencia con

el entorno. Sin embargo, parte de la subjetividad del concepto se debe a que las metas

de cada quien están condicionadas por los roles y expectativas que los individuos

atribuyen al lugar, lo que llevará a que cada quien tenga percepciones diferentes a la

hora de evaluar el sitio. Sobre esto, Canter y Rees (1982) explican la importancia de

este mecanismo a través del cual se lleva a cabo la acción de evaluar un determinado

lugar con el propósito de determinar las posibilidades que éste brinda a la persona para

lograr alcanzar los objetivos que él o ella tiene con respecto a ese espacio. Esto nos

permite comprender, porque aún cuando un entorno físico.

se encuentra en malas condiciones, éste no es necesariamente percibido de

manera negativa por sus residentes. El entorno siempre forma parte del agrado o

desagrado que nos da residir donde lo hacemos y la valoración positiva que podamos

ejercer sobre el contexto está muy relacionada con el grado de identificación y

evaluación positiva en comparación con otros lugares (Davidson y Cotter, 1986; Valera

et al., 1998; Amérigo y Aragonés, 1988). Sobre esto, es necesario recordar, que

cuando hablamos del contexto no nos referimos únicamente al espacio físico, sino a

todo lo que éste contiene. Es decir, aspectos como fuertes relaciones interpersonales,

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autorrealización personal o logro de metas a nivel grupal, pueden generar una

percepción positiva en el sujeto por la funcionalidad que este entorno tiene para él

(Proshansky, Fabian y Kaminoff, 1983). “La experiencia nos dice que los ´mejores y

más finos´ entornos físicos, medidos en términos normativos, pueden no ser suficiente

para desarrollar abundantes y positivas cogniciones sobre este contexto. La calidad de

un ambiente físico es a la vez una función de la calidad del contexto social del que es

parte, y éste incluye lo bien que los individuos jueguen sus roles, la naturaleza de sus

sentimientos entre ellos, el grado de conflicto y frustración que surge, el punto en el

que las expectativas sociales se encuentran y otros factores más.”1 (Proshansky,

Fabian y Kaminoff, 1983:77). Un amplio número de investigaciones se han llevado a

cabo hasta la fecha con el objetivo de comprender mejor los aspectos asociados a este

concepto. Luego de publicados los planteamientos de Wirth sobre los elementos claves

del urbanismo, surgieron una serie de estudios que buscaron comprobar o desmentir los

planteamientos del autor de que el tamaño, densidad y heterogeneidad de la población

tienden a incrementar la alienación urbana, repercutiendo por tanto en la satisfacción

de los habitantes. Desde entonces, éstas y muchas otras variables fueron investigadas

para poder interpretar su importancia con respecto a este constructo. Algunos

ejemplos de éstas podrían ser el tamaño o características de la vivienda, y a nivel de

barrio, cuestiones como barreras arquitectónicas, ruido o calidad de los servicios

públicos. A nivel subjetivo encontramos aspectos como la percepción de seguridad, el

sentido de comunidad, las relaciones con la administración, las relaciones vecinales o la

interacción social. Por último, encontramos otro grupo de variables que están

relacionadas con las características personales del individuo, como su edad, tiempo de

residencia en el barrio o su clase social (Aragonés y Amérigo, 1987).

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1.3. Satisfacción Residencial desde el punto de la Psicologia

analiza La satisfaccion Residencial desde el punto de vista de la psicología, y

confronta lo expuesto por la teoría económica. Propone una nueva interpretación dLa

satisfaccion Residencial como sinónimo de utilidad, felicidad, satisfacción con la vida.

Pese a abordar el sujeto desde el punto de vista de la psicología, marca distancia

respecto de esta perspectiva estrictamente psicológica al argumentar que el análisis dLa

satisfaccion Residencial dentro de esta disciplina es muy básico, porque lo circunscribe

a aspectos como la genética o la personalidad, y que por lo tanto aspectos como los

eventos de la vida, como el matrimonio, divorcio, debilidad física, no tendrían efectos

que perduren o influyan en el bienestar. Igualmente encuentra que la economía también

tiene limitaciones para abordar La satisfaccion Residencial desde la teoría de las

preferencias. Según el autor, mejorar los ingresos, y por lo tanto el consumo, no refleja

necesariamente mayor bienestar. Easterling (2003) señala que se ha dado demasiada

importancia al impacto de los ingresos, lo que lleva a una excesiva asignación de tiempo

para alcanzar objetivos monetarios en desmedro de los no monetarios, como la vida en

familia y la salud. Esta conducta, la búsqueda de mayores ingresos o mayor capacidad

de consumo, puede eventualmente reducir el bienestar. Sobre la base de este argumento,

propone una teoría dLa satisfaccion Residencial basada en la adaptación y en los efectos

de la comparación social en lugar aspectos estrictamente monetarios. Entonces, la

posición de Easterling (2003) implica que La satisfaccion Residencial no sólo se refiere

a la capacidad de consumo de una persona, dado su nivel de ingresos, sino que también

se debe considerar aspectos intangibles, tales como las experiencias vividas, que

también influyen en la satisfacción.

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1.4. Determinar satisfacción con la residencia

Kutty (1998) señala que existen variables que afectan la satisfacción con la

residencia como: el ingreso del jefe del hogar, tamaño de la vivienda, número de niños,

tipo de vivienda, raza de los habitantes, educación, edad del jefe de familia, tipo de

tenencia, calidad del barrio, localidad, antigüedad de la estructura, tenencia, costos de

mantenimiento, tipo de unidad, y densidad por habitación.

Por su parte, Goodman (1978) establece que los determinantes de la satisfacción

con la vivienda son: i) ingresos, ii) tamaño de la familia, iii) educación, y iv) raza. Spain

(1990), examina seis variables para medir la satisfacción con la vivienda: propiedad,

años de construcción de la vivienda, valor de la vivienda, renta mensual, ratio de

densidad, y estatus de subsidios del Estado. Los años de la vivienda son usados en

algunos estudios como indicador de la calidad de la vivienda, (Reifel, 1994). Por su

parte, Duncan y Lindsay (1971), discrepa con esta posición y señala que los años de

edificación de la vivienda no necesariamente refleja la calidad.

Weicher y Thibodeau (1988) encuentran que la presencia de parejas no casadas,

pertenecientes a las minorías raciales, corresponde con casos de baja calidad de

vivienda y de baja satisfacción con ella. También señalan que nuevas construcciones,

altos índices de empleo, y ser casado, corresponden con casos de mayor calidad de la

vivienda. Asimismo, señalan que existe poca evidencia que los subsidios del Estado a

las viviendas reduzcan la precariedad de las mismas.

La revisión de la literatura de esta etapa ha permitido identificar los

determinantes de la satisfacción con la vivienda. Los determinantes han sido agrupados

: i) aquellos vinculados a las características de la vivienda propiamente dicha,

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ii) a los relacionados con las características de las personas que habitan las

viviendas,

iii) finalmente, a los que hacen referencia al entorno.

1.5. Persepcion de riesgo social

Numerosos expertos definen técnicamente el riesgo como la probabilidad de que

suceda un determinado evento multiplicado por las consecuencias potenciales que se

derivan de este evento.

Además, la acepción habitual de riesgo hace que bien el evento o bien las

consecuencias (o ambos) deben ser negativos o peligrosos. Dentro de esta definición

hay riesgos de muchos tipos pero todos ellos implican al comportamiento humano, sea

como desencadenante de la situación de riesgo, sea como consecuencia de ésta. Aunque

aquí sea importante el abordaje de los riesgos de carácter ambiental, contemplaremos

otros tipos de riesgos de manera que podamos ejemplificar de la manera más clara las

principales ideas de estos apartados.

A pesar de lo dicho anteriormente, la gravedad de un riesgo no sólo puede

depender de que se determine una alta probabilidad de que un evento catastrófico

suceda, ni de que se evalúe un como altamente perniciosas sus consecuencias.

La gravedad también puede depender del tipo de percepción que se tenga sobre

la potencial situación de riesgo, de la percepción del grado de incertidumbre del peligro

que manifiesten los potenciales afectados por la situación, o del tipo de comportamiento

que éstos desarrollen a partir de esta percepción.

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1.6. La residencia y su impacto en el bienestar de las personas

En la literatura se ha identificado a la vivienda como uno de los elementos

fundamentales del bienestar, la satisfacción o la felicidad (Easterling, 2003; Krause,

1996).

la consideran como un espacio vital imprescindible para la socialización, y la

inclusión social. La vivienda es un bien que las personas deberán “consumir” en el

tiempo, es decir, no es un bien que una persona adquiere y luego de una experiencia

desagradable lo desecha, o decide no volverlo a adquirir. El alto precio de una vivienda,

hace que su adquisición sea difícil, por lo que una vez adquirida, el propietario

permanece con ella un largo período, o posiblemente durante toda su vida. En este

sentido, y tomando en cuenta lo referido por la teoría económica, la teoría de la

psicología del bienestar, la teoría del comportamiento del consumidor y la sociología, la

vivienda debe ser un bien que brinde a sus usuarios satisfacción personal si es de

calidad, y debe estar inmersa en un entorno apropiado.

Iglesias (2007) señala que el estudio de la vivienda se puede realizar desde las

siguientes perspectivas: i) la vivienda entendida como un bien económico, directamente

financiada, producida y distribuida por el mercado privado; para muchas personas, la

vivienda será la compra que comprometerá buena parte de sus gastos futuros, ii) La

vivienda como lugar especial donde estará la familia, por lo que este espacio debe ser

protegido, iii) la vivienda como derecho humano, por lo que su comodidad y seguridad,

es crítica para el desarrollo de la humanidad; es asimismo un factor que contribuye a la

mejor educación, la salud, y permite ser un miembro productivo, parte de la fuerza de

trabajo de una comunidad, iv) la vivienda como medio que promueve un orden social,

es decir, la ubicación, el tipo de vivienda y quienes viven allí, crea un particular orden

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social; v) la vivienda como uno de los usos del suelo en un sistema funcional, necesario

para la salud, buen funcionamiento de la ciudad, y por lo tanto, puede tener

externalidades negativas y positivas. Es decir, la relevancia de la vivienda va más allá

de ser el refugio de sus habitantes, es uno de los elementos clave para alcanzar otros

aspectos del bienestar. Su ausencia y baja calidad pone en riesgo el desarrollo de

quienes la habitan,

1.7. Conclusion

La satisfacción residencial se considera un componente de la calidad de vida

percibida, cabe esperar que se vincule al bienestar y concretamente a la satisfacción

vital, entendemos que una mayor satisfacción implica que los individuos deseen

mantener y cuidar los entornos que habitan. En esta línea el sentido de comunidad

supone un avance de una concepción aislada hacia un sentido de pertenencia mayor que

vincula a los individuos, satisfacción, felicidad, y con los indicadores de salud. Keall et

al. (2010) señalan que la vivienda es importante y su calidad es uno de los factores clave

que determinan la calidad de la salud, la seguridad y sostenibilidad de las familias.

Estos autores agregan que las malas condiciones de la vivienda se ven reflejadas en: i)

accidentes en la vivienda, ii) muertes por incendios, iii) enfermedades respiratorias, iv)

eventos coronarios y v) problemas de salud mental.

En el mismo sentido, Arimah (1992), Rindfuss et al. (2007), también señalan

que la estructura física de la vivienda provee refugio, pero una vivienda es más que un

techo donde refugiarse; una vivienda provee confort, privacidad, y sentido se seguridad.

Agregan que la vivienda está también definida por el vecindario puesto que se relaciona

con la seguridad fuera de la vivienda, facilidades, y conexión social, entre otros. Los

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mismos autores añaden que todas estas dimensiones tienen a su vez un impacto en la

salud.

1.8. Biblografia

Agafonow, A. (2004). El Problema de la equidad en la economía neoliberal. Revista

venezolana de economía y ciencias sociales, 10 (4), 51-72.

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