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EL PODER REDENTOR DE LA SANGRE

Referencia bíblica: Salmos 23;4b, Juan 10:11

Canción para ministrar:


La sangre de Jesús – G12

INTRODUCIÓN

Jesús fue el único hombre que nació para cumplir la misión mas importante en este mundo, que era la
de morir por cada uno de nosotros. El lo sabia. En Jesús se cumplieron las profecías que los siervos de
Dios habían dado en la antigüedad. Al respecto las preguntas que el Señor hizo a los judíos de ese
tiempo fueron: ¿Acaso se han acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mi poder para
librar?(Isaías 50:2).

El profeta Isaías dijo: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se aparto por su camino;
mas Jehová cargo en él el pecado de todos nosotros”(Isaías 53:6). Desde Adán hasta Jesús, la raza
humana había luchado por limpiarse del pecado. Pero todo fue en vano.

Para que la redención se llevara acabo, implicaba un costo muy alto que ningún ser humano podría
jamás pagar. Job preguntaba a Dios: ¿Y por que no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad?(Job
7:21ª). En medio de su aflicción, Job procuraba que Dios cancelara cualquier argumento en su contra,
pero al mismo tiempo él mismo se responde: ¿Y como se justificará el hombre con Dios?(Job 9:26).

David al respecto dijo: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su
rescate,(Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)” (Salmos 49:7-8). De
una manera clara, el salmista ratifica que ninguna persona puede redimir a otra ni dar a Dios el precio
del rescate para que Él lo perdone, “Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se lograra
jamás”.

Solo Jesús era el único que podía soportar nuestro castigo, Dios puso sobre el toda nuestra maldad y
luego lo castigo por todo lo que merecíamos a causa de nuestros pecados. Porque así como la maldición
había entrado al mundo por un hombre y afecto a toda la raza humana, Dios requería de otro hombre
para quebrantar la maldición y establecer Su justicia divina en la tierra.

Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae
una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos
pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos.
Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia
maravillosa de Dios, la cual nos pone en la relación correcta con él y nos da como resultado la vida
eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor. Romanos 5:18-19,21.
TODO EMPEZO CON LA PASCUA
Dios le dio instrucciones a Moisés para la celebración de la Pascua. (Éxodo 12:22). Este acto además
de darles la redención y la liberación de la opresión del yugo de faraón, también era un acto profético de
aquello que siglos después, Jesús, como el Cordero De Dios, haría por la redención humanidad. La
Pascua partió en dos la historia de Israel, y Jesús dividió en dos la historia de la humanidad. (Éxodo
12:21-24). El Cordero era un prototipo de Jesús, el Cordero de Dios, el lebrillo o recipiente representaba
nuestra vida de fe, por lo cual recibimos los beneficios de la sangre. La sangre debía recogerse en un
Lebrillo y representaba la sangre que Jesús derramaría por la redención de la humanidad. El hisopo era
un prototipo de lo que la Sangre de Jesús ha hecho por nosotros. El padre de familia debía aplicar la
sangre sobre el dintel y los postes de la casa, y ningún miembro de la familia podía salir hasta la mañana
siguiente.

CONFESIONES DE VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO.

1. EN QUIEN TENGO REDENCIÓN POR SU SANGRE (Efesios 1:7) Al morir en la Cruz del Calvario, Jesús
nos libró del dominio de Satanás. Debe entender que ese Dragón escarlata, significa Sangre, se alimenta
de sangre y se siente el dueño del universo y que el precio de sangre es la cuota que exige en cualquier
conquista. Lo único que puede vencerlo es la Sangre de Jesús. Y Ellos le han vencido por medio de la
Sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas haya la muerte.
(Apocalipsis 12: 11). En este verso encontramos los mismos elementos de la Pascua, que nos dan la
Victoria al usarlo de la forma correcta: 1.Aplicar la Sangre de Jesús sobre cada situación. 2. Declarar lo
que la Sangre hizo por nosotros y 3. Mantener nuestra vida rendida ante Dios y a su Servicio. 1ra
Confesión: Por la Sangre de Jesús he sido redimido del poder del enemigo.

2. POR LA SANGRE DE JESÚS TODOS MIS PECADOS SON PERDONADOS (Efesios 1:7b) Una de las
estrategias del adversario para mantener el control de nuestra vida es hacernos creer que algunos
pecados, aún no han sido perdonados. Al confesar con plena certeza de que todos nuestros pecados ya
fueron perdonados por la Sangre de Jesús, experimentamos total Victoria. Si confesamos nuestros
pecados Dios es fiel y justo para
perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. (Salmos 32: 5-6; Salmos 51: 7; 1 Juan 1: 9; Romanos 7:15,
24-25; 8:1). Declara la 2da Confesión: Por la Sangre de Jesús todos mis pecados han sido
perdonados.

3. LA SANGRE DE JESÚS ME LIMPIA PERMANENTEMENTE DEL PECADO. (1 Juan 1:7). Dos aspectos
son importantes para que la Sangre de Jesús pueda otorgarnos una limpieza permanente: a) andar en luz.
Y b) vivir en comunión con los creyentes. Andamos en luz cuando vivimos en obediencia a lo que Dios
revela a través de su palabra. (Salmos 119: 105; Mateo 4:16). La comunión con otros creyentes, la unidad
de los miembros no se impone; debe resultar de la gracia de Dios sobre nosotros, no del resultado de
doblegar la voluntad de alguien. (Salmo 133:1-3) En este mundo la inmundicia del infierno quiere salpicar
nuestras vidas, pero la Sangre de Jesús mantiene un proceso de purificación y santificación que impide
que la mancha del pecado toque nuestro corazón. El guardará nuestras vestiduras limpias (Eclesiastés
9:8). 3ra Confesión: Por cuanto ando en la luz y tengo comunión con mis hermanos, la Sangre de
Jesús me limpia ahora y continuamente de todo pecado.

4. POR LA SANGRE DE JESÚS SOY JUSTIFICADO. (Romanos 5: 9-10). El hisopo tiene que ver con la
confesión de que la Sangre de Jesús ha traído Justificación a nuestra vida. Dios nos ve tan justos como si
nunca hubiésemos pecado. (2 Corintios 5:21). Dios hizo un intercambio, tomó a Su Hijo Jesús, que no
conoció pecado, y lo entregó para recibir el castigo que nosotros merecíamos. Él no tenía ninguna culpa,
pero cargo con la nuestra para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Jesús tomó todo lo malo de
nosotros y a cambio nos dio todo lo bueno que es Él; y ya Dios no ve nuestra condición pecaminosa, sino
como a Su Hijo, sin mancha y sin pecado. Al confesar lo que Su Sangre hizo por nosotros, reprendemos
el espíritu acusador, la culpabilidad y condenación. El diablo siempre tiende a acusándonos con lo que
hicimos en el pasado, pero podemos levantarnos contra él y decirle: Por la Sangre de Jesús he sido
justificado y Dios me ve como si jamás hubiese pecado.

5. POR LA SANGRE DE JESÚS SOY SANTIFICADO. (Hebreos 13:12) La naturaleza de Dios es Santa, por
lo tanto, en Él hay ausencia de maldad; pero está el poder del enemigo, quien después de engañar a la
primera pareja, se posicionó como el señor de la tierra o dios de este siglo. Su intención es la destrucción
de la raza humana. Un tributo que le fija a las personas para otorgarles beneficios de prosperidad y
conquista es el precio de sangre. Cuando los juicios de Dios cayeron sobre Egipto, el precio era la sangre
de los primogénitos de cada familia de esa nación; pero Dios uso la Sangre de corderos inocentes como
sustituto, la cual protegió a los hijos de los Israelitas, al ser aplicada en los postes y dinteles de sus casas.
Esto se convirtió en el pago sustitutivo, pues se pagó una sangre con otra sangre. Hemos sido comprados
por precio de la Sangre de Jesús (1 Corintios 6:20). Ser comprado significa que ya no nos pertenecemos
a nosotros mismos, sino que somos de Aquel que nos compró con su Sangre para separarnos para Él,
que significa ser Santo, somos separados o apartados para Dios. La quinta confesión es: Por la Sangre
de Jesús soy Santificado, separado para Dios.

6. POR LA SANGRE DE JESÚS HE SIDO SANADO. (Isaías 53:4-5) La enfermedad es producto de un


germen que tiene el mismo proceso biológico del cuerpo humano. No obstante la enfermedad viene con
la misión de matar y destruir el cuerpo humano; algunos la consciente; la cuidan, pero a la enfermedad
hay que reprenderla en el Nombre de Jesús. La sanidad fue algo que Jesús dejó a nuestro alcance. Así
cómo se tiene la fe para Salvación del alma, también debemos tener la fe para la sanidad del cuerpo. La
obra de Jesús en la Cruz fue integral, es decir, incluyó todo: Salvación del alma, sanidad del cuerpo físico
y la liberación de toda clase de maldiciones.
(Deuteronomio 28:15). Debido a su derrota el adversario se esfuerza para que la gente se mantenga en
ignorancia sobre el evangelio, porque así ignora el poder de Dios, y le será fácil doblegarlos y tenemos
bajo su control, y de esta manera tener dominio sobre sus cuerpos. Cuando la Sangre de Jesús nos
limpia permanentemente de pecado, limpia nuestro cuerpo de enfermedades. Así que declare todo el
tiempo: Por la Sangre de Jesús he sido Sanado. (Salmo 119:105 Mateo 4:16-17)

CONCLUSIÓN:

El Apóstol Pablo dijo que nuestro cuerpo es templo del Espíritu de Dios y que el Espíritu Santo mora
dentro de nosotros. Dios nos escogió para que seamos Su santa morada y quiere estar en nuestros
pensamientos, nuestras emociones, nuestros deseos, nuestras decisiones, nuestras palabras y en todo
lo que somos.

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