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ADORADORES EN ESPIRITU Y VERDAD

Para comenzar vamos a ver que es la adoración, La adoración es un estado


espiritual contemplativo en el que el ser humano se sobrecoge maravillado,
estableciendo una comunión íntima con una deidad. Adorar significa ‘amar al
extremo’. Cuando se aplica a una deidad, significa ‘amar al extremo a una
deidad , ’Adorar a Dios es la actividad más noble, elevada e importante que el ser
humano puede realizar. Fuimos creados para eso, y cuando el hombre pecó
rompiendo así su relación con Dios, él envió a su propio Hijo con el fin de
redimirnos para que pudiéramos ser nuevamente verdaderos adoradores. Esto es
lo que Jesús quería dar a entender a la mujer samaritana cuando le dijo: juan 4
23-24 3 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren.
24 Dios
es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario
que adoren.

Tan importante es el tema, que la adoración será lo que hagamos principalmente


durante toda la eternidad. Lo podemos comprobar con frecuencia en el libro de
Apocalipsis, donde todos los seres celestiales adoran a Dios sin cesar.

(Ap 4:8-11) "Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y
alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de
decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que
es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y
honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por
los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que
está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y
echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir
la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu
voluntad existen y fueron creadas."

LA Biblia nos muestra ejemplos de adoradores en espíritu y verdad en las


Escrituras vemos que un adorador es alguien que tiene una relación
personal con Dios al que ama intensamente

por ejemplo cómo el rey David comenzaba el Salmo 18 1-3 Te amo, oh


Jehová, fortaleza mía.
2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;

Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;


Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
3 Invocaréa Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.

Aquí vemos como David expresa su amor a Dios: "Te amo, oh Jehová", para
inmediatamente después invocarle porque reconocía que "es digno de ser
alabado" si la adoración no surge como una respuesta genuina de nuestro amor
a Dios, todo lo que hagamos no pasará de ser simples ritos religiosos fríos y
secos, carentes de significado, y que de ninguna manera agradarán a Dios.

Ahora bien, todos sabemos que el verdadero amor a Dios implica entrega
absoluta. El Señor nos enseñó que para amarle hay que hacerlo con todo el
corazón, con toda el alma y con toda la mente (Mt 22:37).
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente.

la adoración genuina implica la entrega de todo lo que somos como una ofrenda
de amor. donde el adorador no se queda nada para sí mismo, sino que se entrega
sin reservas a Dios, consagrándole su vida entera a él. Podemos verlo en
romanos 12-1:

(Ro 12:1) "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que
es vuestro culto racional."

Y si meditamos un poco más en esto, rápidamente nos daremos cuenta de que


el mayor ejemplo de esto lo encontramos en Cristo cuando entregó su vida al
Padre en la Cruz:

(Ef 5:2) "Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante."

-adorar a Dios implica también sumisión y obediencia. No podemos adorarle sin


haber rendido previamente nuestra voluntad ante él para servirle en todo cuanto
nos manda.

(Ap 4:10).

"los ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran
al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del
trono" El hecho de colocar sus coronas a los pies del Señor es una forma de
expresar su sumisión, reconocimiento y entrega absoluta.

La conclusión de todo esto es que no podemos reducir nuestra adoración a unas


bonitas expresiones de nuestros labios, porque antes de que Dios escuche lo que
decimos, primeramente mira nuestros corazones. Esta fue la razón por la que
tanto Jesús como los profetas del Antiguo Testamento tuvieron que reprender
reiteradamente al pueblo de Israel:

(Mr 7:6) "Respondiendo él, les dijo: Hipócritas bien profetizó de vosotros
Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón
está lejos de mí." las palabras del profeta Isaías que dijo: "Dice,
pues, el Señor: porque este pueblo se acerca a mí con su boca,
y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su
temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les
ha sido enseñado" (Isa. 29:13).
Su problema consistía en que cuando ofrecían su adoración a Dios, lo que
decían sus labios no se correspondía con la actitud interior de sus
corazones. No había obediencia a su Palabra, lo que era una triste evidencia
de su falta de amor por él (Jn 14:15). Juan 14:15

15 Si me amáis, guardad mis mandamientos

hay que decir también que es un error limitar la adoración exclusivamente al


canto, porque también encontramos otras muchas ocasiones a lo largo de la
revelación bíblica en las que diferentes personas adoraron a Dios por medio de
sus oraciones.Y por otro lado, no todas las canciones que cantamos son de
adoración y alabanza a Dios

Estudiemos unos puntos respecto a esto

1 a veces nos dejamos llevar por el ritmo de la música sin pensar en nada
de lo que dice su letra. Debemos recordar la exhortación del salmista:
(Sal 47:7). Porque Dios es el Rey de toda la tierra;
Cantad con inteligencia

2 es muy triste decirlo, parece que muchas veces los cristianos se fijan más
en los cantantes que en Dios mismo. Parecen sentir por ellos una
fascinación similar a la que los del mundo tienen por sus ídolos musicales.
Pero el tiempo de adoración no es para exhibirnos a nosotros mismos, o
los dones que Dios nos ha dado, sino para dirigir nuestras miradas hacia
Dios

3 existe el peligro de pensar que Dios está más presente en nuestra


adoración cuando contamos con buenos medios técnicos, bien sea de
sonido, iluminación, coros, cantantes famosos... Pero eso no es cierto. De
hecho, esto nos puede llevar fácilmente a la arrogancia. El profeta Isaías
nos ha dejado un hermoso versículo que conviene recordar en relación a
esto: (Is 57:15). "Así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad,
y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con
el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de
los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados" A Dios
no le impresiona nuestra super organización, porque él es el Alto y
Sublime, el que habita la eternidad. Y su presencia en nuestras vidas sólo
está garantizada por un corazón quebrantado y humilde ante él.

4 a nadie se le escapa el hecho de que en el día de hoy la música cristiana


se ha convertido para algunos cantantes en un importante negocio que no
sólo les reporta grandes beneficios económicos, sino también fama y
popularidad similares a las de los cantantes del mundo. Y con el fin de
ampliar su mercado, no dudan en imitar los ritmos mundanos o de alternar
canciones dedicadas al Señor con otras de carácter totalmente mundanos

Que es adorar en espirtu

quiere decir que lo más importante es que la adoración surja del corazón. Eso es
lo que Dios mira principalmente cuando escucha nuestras oraciones. No se fija
tanto en el lugar donde lo hacemos, ni tampoco en la postura corporal que
adoptamos al hacerlo. Los samaritanos discutían sobre el lugar correcto para
adorar, y los fariseos se gloriaban en sus ritos exteriores. En nuestros días
algunos cristianos parecen creer que la adoración está íntimamente ligada con el
movimiento de nuestro cuerpo y por eso elaboran elegantes coreografías. Otros
aplauden con las manos, se balancean y gritan constantemente sus aleluyas. En
contraste los hay que prefieren adorar de rodillas, sentados o de pie. Frente a
todo esto debemos volver a repetir que la verdadera adoración es "en espíritu".
Nuestros movimientos corporales no pueden añadir nada a la adoración. Aunque
siempre tendremos que tener cuidado para que nuestra actitud al adorar sea
compatible con la seriedad y reverencia que nuestro Dios merece (He 12:28-29).
Así que, recibirnos un reino inconmovible, tengamos gratitud, y por ella ella
sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

la adoración verdadera es la respuesta de nuestro espíritu al Espíritu de Dios.


Esto significa que es el Espíritu Santo el que nos permite y nos insta a adorar.
Veamos cómo lo expresaba Pablo:

(Ef 2:18) "Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre."

(Ro 8:15) "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra
vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba Padre!"

(Ro 8:26) "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Adorar en verdad
Por otro lado, debemos adorar al Padre "en verdad". Esto nos recuerda que Dios
es racional y que la verdadera adoración debe involucrar nuestra mente.

Esto implica en primer lugar que si no pensamos lo que hacemos cuando


adoramos, Dios no recibe nuestra adoración. Cantar bellos himnos, orar de forma
mecánica y repetitiva sin pensar en lo que decimos, esto no le agrada a Dios.
Como Jesús dijo, esto no es más que "vanas repeticiones" y "palabrería" (Mt 6:7).

En la verdadera adoración debe estar involucrada nuestra mente. Sin lugar a


dudas, estos conceptos son extraños en gran parte del cristianismo moderno,
donde lo que importa en la adoración son los sentimientos y el estado de ánimo.
Pero el Señor repitió varias veces que nuestro amor por él debe incluir también
nuestra mente:

(Mt 22:37) "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente."

Debemos cuidarnos de cualquier forma de adoración emocional que no utiliza


cabalmente el intelecto. Es cierto que en ocasiones parece que una adoración así
está en un nivel superior, pero eso es falso. Nuestra mente debe tomar parte
activa en nuestra adoración. Es necesario que prestemos atención y entendamos
lo que cantamos y oramos.

(1 Co 14:15-16) "¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con
el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar
de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe
lo que has dicho..

La biblia nos ha dejado abundantes testimonios del hecho de que cuando el


hombre no basa su adoración en la Palabra conforme a lo que DIOS le agrads ,
fácilmente su adoración se vuelve monótona absurda y no va a ver un mover
espiritual

(Col 3:16) "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,


enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con
gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos
espirituales.

En apoyo a la definición de adoración como obediencia al dios, servicio al dios,


podemos citar:
-“Solo a Dios se debe adorar y servir” (Lucas 4:8).
-“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”
(Mateo 22: 37).
-"Ustedes demostrarán que me aman si obedecen lo que les mando'" (Juan
14:15).
-"Salomón amó a Yahveh, andando en los estatutos..." (1 Reyes 3:3).
-Jesús dijo: « ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y
los obedece» (Juan 14:21).

(Mt 4:10) "Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él solo servirás."
B. Tema. Jesús dijo a la mujer samaritana: “Vosotros adoráis lo que no sabéis;
nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas
la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad ; porque también el Padre tales adoradores busca que
le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoren, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren” (Juan 4:23-24).
1. “Dios está en busca de verdaderos adoradores” es el tema
de este mensaje.
a) En toda época y entre todos los pueblos él está
buscándolos.
b) ¿Qué hará con ellos al encontrarlos? Se sobrentiende que
su propósito es llevarlos al cielo donde se uniéran a los seres
celestiales en hermosas alabanzas tributadas al
Todopoderoso por toda la eternidad.
2. ¿Cuántos de los presentes nos identificamos como adoradores
de Dios? ¿Cuántos afirmamos, categóricamente, ante el mundo y los
ángeles: “Yo Soy adorador de Dios” ? Pues, ¡el Padre no tiene que
buscar lejos para encontrar adoradores!, ¿cierto? ¿Cuántos
afirmamos con igual certeza: “Yo soy verdadero adorador de Dios”?
a) ¡Ah!, ese adjetivo “verdadero”: ¡cómo cambia los
parámetros y dificulta el tema! Ese vocablo “verdadero”,lleno
de implicaciones serias. ¿Por qué añadírsele a la palabra
“adorador”? Hermano, amigo, debemos darle toda la
importancia implícita en la palabra “verdadero”, pues fue
incluida por Cristo mismo en sus afirmaciones.
b) ¿De manera que Dios busca solo a “verdaderos
adoradores”? Asimismo enseña el Señor.
c) ¿Quiere decir que hay adoradores que no sean
verdaderos, que sean falsos? Tal inferencia es obligatoria,
¿no le parece? Si hay verdaderos, se implica que los hay de
la categoría opuesta.
(1) La mujer que planteó a Cristo el tema de la
"adoración" era samaritana. Ahora bien,
los samaritanos adoraban sí a Dios, pero no conforme
a las directrices del Antiguo Testamento, el código de
leyes divinas que estaba en vigor cuando Cristo habló
con aquella mujer al lado del pozo de agua. Por lo
tanto, el Señor le dice: “Vosotros adoráis lo que no
sabéis”. Adoraban al Dios verdadero, pero adoraban
equivocadamente. Efectivamente, adoraban en vano.
De ahí que, tristemente, no figuraban entre
los“verdaderos adoradores”
(2) Los escribas y los fariseos del tiempo de Cristo
adoraban al único Dios verdadero, pero tampoco se
encontraban entre los “verdaderos adoradores” de
Dios. Esto lo sabemos porque el Señor los reprendió,
diciéndoles: “En vano me honran, enseñando como
doctrinas, mandamientos de hombres. Así habéis
invalidado el mandamiento de Dios por vuestra
tradición” (Mateo 15:1-9). ¿Por qué "en vano"?
¡Porque sustituían "mandamientos de hombres" y su
propia "tradición" por las leyes de Dios para la
adoración!
(3) Nuestro país está lleno de adoradores del único
Dios verdadero, pero ¿cuántos de ellos
son“verdaderos adoradores”? ¿Cuántos siguen sus
propios criterios o las tradiciones de tiempos pasados?
¿A cuántos diría el Señor: “Vosotros adoráis lo que no
sabéis”?
d) ¿Qué deberíamos hacer para ser contados en el grupo
selecto de los "verdaderos" a quienes busca Dios que le
adoren? Sencillo, muy sencillo: adorar “en espíritu y en
verdad”. ¿Por qué adorar “en espíritu”? Porque“Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adore”.
(1) “...es necesario”, es decir, no es opcional
sino imprescindible adorar “en espíritu”; es
indispensable, obligatorio, esencial. Cualquier otro tipo
de adoración es inaceptable.

(2) “...en espíritu”, o sea, en mi propio espíritu y no


en la carne; como ser espiritual, como alma, y no como
ser carnal o material. Espiritualmente, y no carnal o
materialmente. Porque Dios no es carnal o material
sino Espíritu, un ser espiritual. El culto carnal, material
o mundano simplemente no armoniza con su
naturaleza de Ser espiritual.
(3) “...en verdad” significa “conforme a la verdad”.
¿La verdad de quién? La verdad de Dios. ¿Dónde se
encuentra la verdad de Dios? “Tu palabra es
verdad” (Juan 17:17). La verdad de Dios se encuentra
en la Biblia, no siendo relativa esta verdad divina sino
exacta y absoluta. Por lo tanto, el verdadero adorador
adora de acuerdo con las instrucciones del Espíritu
Santo en el Nuevo Testamento, el pacto espiritual que
está en vigor durante toda la Era Cristiana. El
verdadero adorador...
(a) No se inventa su propio culto.
(b) No sigue doctrinas, tradiciones, opiniones,
modas o antojos de teólogos, pastores,
predicadores, evangelistas o concilios.
(c) No menosprecia ni descarta la doctrina de
los apóstoles como si fuera poca cosa.
(d) Adora “en verdad”, sabiendo que
es “necesario” hacerlo así para que Dios lo halle
“verdadero”, recibiéndolo con beneplácito para
vida eterna.
(e) No dice: “Dios, te amo. Mi alma te alaba.
Quiere adorarte y voy a hacerlo con
los dones que tú me has dado. Mira, que tú me
has dado el don de tocar la guitarra (el cuatro, la
pandereta, la batería) y el don de cantar. Así
que, de todo corazón, con toda sinceridad, voy a
alabarte mediante mis dones, confiado en que te
agraden mis alabanzas”. El verdadero adorador
comprende que solo la verdad de Dios en la
Biblia revela el culto que agrada al Creador y
que los dones particulares de cada adorador
no determinan el tipo de adoración aceptable.
No faltan creyentes que tengan el don de contar
chistes; otros, el de esculpir estatuas; otros, el
de pintar cuadros. Y, ¿qué? ¿Utilizará cada cual
su don particular en culto a Dios? Negativo.
Deberíamos todos los creyentes adorar
conforme a las estipulaciones del Nuevo
Testamento, no adorando cada uno conforme a
su "don" particular, sino todos y cada
uno “unánimes , a una voz”, glorificando “al
Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo” (Romanos 15:6).

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