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La mayoría de los procesos físicos y químicos ocurren en condiciones de presión constante

de la atmósfera. En laboratorio las reacciones químicas tienen lugar en matraces abiertos,


por lo que el proceso tiene lugar a una presión aproximada de una atmósfera. Para
expresar el calor absorbido ó liberado en un proceso se usa una cantidad llamada
entalpía. El cambio de entalpía para un proceso a presión constante, se define como el
calor liberado ó absorbido por el sistema en el proceso químico. La entalpía de reacción
viene determinada por la siguiente fórmula.

Para un proceso exotérmico siempre


Para un proceso endotérmico siempre

Entalpía de formación:

La entalpía de formación de un compuesto es el cambio de calor expresado en kJ que


ocurre cuando se sintetiza un mol de ese compuesto a partir de sus elementos en
condiciones de presión constante. Esta cantidad puede variar según las condiciones
experimentales por lo que en consecuencia se define la entalpía estándar de formación,
que es la variación de entalpía que tiene lugar cuando se sintetiza un mol de compuesto a
partir de sus elementos en condiciones estándar (1 atm, 25o C).
Una vez conocidas las entalpías de formación de cada elemento ya se puede conocer la
entalpía de formación del compuesto, siempre recordando que la entalpía de formación
de los elementos en su estado halotrópico más estable es igual a cero.

El calor específico o más formalmente la capacidad calorífica específica de una sustancia


es una magnitud física que indica la capacidad de un material para almacenar energía
interna en forma de calor.1 De manera formal es la energía necesaria para incrementar en
una unidad de temperatura una cantidad de sustancia; usando el SI es la cantidad de julios
de energía necesaria para elevar en un 1 K la temperatura de 1 kg de masa.2 Se la
representa por lo general con la letra c.

Se necesita más energía calorífica para incrementar la temperatura de una sustancia con
un alto valor del calor específico que otra con un valor pequeño. Por ejemplo, se requiere
ocho veces más energía para incrementar la temperatura de un lingote de magnesio que
para un lingote de plomo de la misma masa.[1] El calor específico es pues una propiedad
intensiva, por lo que es representativa de cada sustancia, mientras que la capacidad
calorífica, de la cual depende, es una propiedad extensiva y es representativa de cada
cuerpo particular.3

Matemáticamente el calor específico es la razón entre la capacidad calorífica de un objeto


y su masa.1

El término se originó por el trabajo del físico Joseph Black quien condujo varias medidas
del calor y usó la frase “capacidad para el calor”,4 en ese entonces la mecánica y la
termodinámica se consideraban ciencias independientes, por lo que el término podría
parecer inapropiado, tal vez un mejor nombre podría ser transferencia de calor específica,
pero el término está demasiado arraigado para ser reemplazado.5

Él definió los ácidos como sustancias


químicas que contenían hidrógeno, y que disueltas en agua producían una concentración
de iones hidrógeno o
protones, mayor que la existente en el agua pura. Del mismo modo, Arrhenius definió una
base como una
sustancia que disuelta en agua producía un exceso de iones hidroxilo, OH−. La reacción de
neutralización
sería:
H+ + OH− H2O
La teoría de Arrhenius ha sido objeto de críticas. La primera es que el concepto de ácidos
se limita a especies
químicas que contienen hidrógeno y el de base a las especies que contienen iones
hidroxilo. La segunda crítica
es que la teoría sólo se refiere a disoluciones acuosas, cuando en realidad se conocen
muchas reacciones
ácido−base que tienen lugar en ausencia de agua.
En los tiempos de Arrhenius se reconocía a los ácidos en forma general como sustancias
que, en solución
acuosa.
· Tienen un sabor agrio si se diluyen los suficiente para poderse probar.
· Hacen que el papel tornasol cambie de azul a rojo.
Reaccionan con los metales activos como el magnesio, zinc y hierro produciendo
hidrógeno gaseoso,
H2 (g).
·
Reaccionan con los compuestos llamados bases (contienen iones hidróxido, OH−)
formando agua y
compuestos llamados sales. La sal que se forma está compuesta por el ion metálico de la
base y el ion
no metálico del ácido. Casi todas las sales son sólidos cristalinos de alto punto de fusión y
de
ebullición.
·
La reacción de un ácido con una base se llama neutralización. Si se mezclan las cantidades
correctas de ácidos
y bases, se pierden sus propiedades originales. El producto de reacción tiene un sabor que
no es agrio ni
amargo, sino salado. Se produce una sal y agua cuando un ácido neutraliza una base.
Arrhenius propuso que las propiedades características de los ácidos con en realidad
propiedades del ion
hidrógeno, H+, y que los ácidos son compuestos que liberan iones hidrógeno en las
soluciones acuosas.
Arrhenius y otros científicos reconocían en términos generales que las bases (también
llamadas álcalis) son
sustancias que, en solución acuosa,
· Tienen un sabor amargo.
· Se sienten resbalosas o jabonosas al tacto.
· Hacen que el papel tornasol cambie de rojo a azul.
· Reaccionan con lo ácidos formando agua y sales.

Ley de Hess: cuando los reactivos se convierten en productos el cambio de entalpía es el


mismo independientemente de que el proceso se realice en uno o varios pasos.
Por lo tanto el cambio de entalpía global es igual a la suma de los cambios de H
individuales.
La regla general al aplicar la ley de Hess es que e deberían acomodar la serie de
ecuaciones químicas correspondientes a la serie de reacciones o de etapas individuales de
tal manera que al sumarlas se anulan todas las especies intermedios excepto los reactivos
y productos que aparecen en la reacción global. Para lograrlo es necesario a menudo
multiplicar una o varias de las ecuaciones químicas por los coeficientes adecuadas.

Por lo tanto el cambio de entalpía global es igual a la suma de los cambios de H


individuales.

La regla general al aplicar la ley de Hess es que se deberían acomodar la serie de ecuación
química correspondientes a la serie de reacciones o de etapas individuales de tal manera
que al sumarlas se anulen todas las especies intermedias excepto los reactivos y
productos que aparecen en la reacción global. Para lograrlo es necesario a menudo
multiplicar una o varias de las ecuaciones químicas por los coeficientes adecuadas.

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