Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
FACULTAD DE DERECHO
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO
ESPECIALIDAD EN DERECHO PENAL
MATERIA: IMPARTICIÓN DE JUSTICIA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
PROF: DRA. ROSA MARÍA ALVÁREZ GONZÁLEZ
ALUMNO: TOVAR GÓMEZ MARTÍN
1
En la medida que la concepción, juridificación y garantía puede variar entre el
sistema europeo, el sistema interamericano y el sistema africano –por
ejemplo–, entonces no queda clara la universalidad de estos derechos. Sin
embargo, la universalidad y la regionalización no son incompatibles, la
segunda es una forma de concretar a la primera a partir de las posibilidades
específicas de cada región. Más aún, se observa una cada vez mayor
interacción entre los diversos sistemas de garantía y protección de los derechos
humanos que, se espera, redundarán en una mayor protección para la
persona.
Las principales críticas a la construcción de universalidad de los derechos
humanos provienen de dos rubros: la posible colonización que se realiza al
pretender presentar valores de una sola cultura –la occidental– como
universales; y el hecho fáctico de que los derechos humanos no son respetados
en prácticamente ninguna parte del mundo –con distintas graduaciones en
torno a las violaciones–. Estos dos contra-argumentos de la universalidad nos
llevan necesariamente a la defensa de la idea central de los derechos humanos:
la construcción de una vida digna.
Uno de los principales ataques que ha sufrido la universalidad de los derechos
humanos proviene de su origen. Se argumenta que los derechos humanos sólo
representan una parte de la cultura: la occidental. De esta forma, al pretender
que solamente los valores de algunas personas sean considerados como
universales, se están generando procesos de hegemonía, en el mejor de los
casos, y en el peor de ellos, de dominación y colonización simple y llana.
Incluso la influencia socialista que se puede observar en los derechos
económicos y sociales, no escapa de los cánones con que se piensa al ser
humano y a la humanidad, provenientes de la Ilustración y de la modernidad
propia de occidente.
En la medida que existe un pluralismo cultural que puede no estar de acuerdo en
los bienes primarios que merecen ser considerados universales, no sólo se
2
cuestiona el concepto de universalidad en sí mismo, sino también a las
distintas formas de construir la idea de vida buena.
El derecho puede existir, pero ser ineficaz. Ni la existencia ni la universalidad de
los derechos humanos depende de su efectividad, sino que proviene del
reconocimiento del sujeto de derechos como persona que debe ser valorada
como fin en sí mismo, como ente capaz de autodeterminarse, como identidad
con dignidad. Tanto en la democracia como para el posmodernismo de Jacques
Derrida, los derechos humanos siempre son los derechos por venir, de aquí su
principal potencial emancipatorio.
Con esta protección iniciada que refiere el párrafo anterior, la universalidad de los
derechos humanos está muy relacionada con la esencia jurídica natural y
moral de dichos derechos, por eso, los derechos fundamentales se
mantendrían independientemente de que fueran o no reconocidos por el
sistema positivo local del Estado en cuestión.
Empezando por la universalidad: se argumenta que los derechos humanos se
deben interpretar dentro de las distintas culturas, de forma que estas pueden
matizar o alterar los principios contenidos en la Declaración Universal. Por lo
tanto, los derechos humanos no serían siempre los mismos, variarían en
función de los contextos culturales. Es la postura conocida como relativismo
cultural. El ejemplo más claro es el de los países islámicos, que defienden la
necesidad de que los derechos humanos no entren en contradicción con la Ley
Islámica.
La realidad es que los particularismos culturales se suelen utilizar para mantener
sistemas opresivos por parte de los respectivos gobiernos (o de las jerarquías
religiosas dominantes), y no suelen ser compartidos por las respectivas
poblaciones, especialmente cuando éstas han tenido acceso a la información y
a la educación. Éste es precisamente uno de los motivos por el que las
Naciones Unidas defienden la universalidad del derecho a la educación y a la
3
información, en la misma medida que algunos gobiernos defensores del
relativismo cultural, de forma harto sospechosa, lo restringen.
● Los derechos humanos son inalienables. No se pueden enajenar, nadie
puede ser despojado de ellos.
Inalienable hace referencia a la imposibilidad de transmitirlos, cederlos o
venderlos a otra persona o cualquier entidad. La inalienabilidad de los
derechos humanos implica la imposibilidad de la renuncia por parte de sus
titulares; la inalienabilidad implica, por ejemplo, que no se dispone de la
libertad para decidir si se tienen o no los derechos humanos fundamentales;
aunque una persona, libre y conscientemente decidiera convertirse en esclava
de otra, no se trataría de un acuerdo válido.
● Los derechos humanos son imprescriptibles. Son para toda la vida, no
tienen fecha de caducidad por ningún motivo.
Que un derecho sea imprescriptible quiere decir que no se pierde por el simple
paso del tiempo. Los derechos humanos no se pierden por el hecho de que no
se hayan ejercido en mucho tiempo. La inalienabilidad implica una restricción
de dominio de los derechos humanos, es decir, no se pueden vender,
transmitir la posesión o el uso de ninguna forma, por ejemplo, una persona no
puede venderse a sí misma como esclava porque su libertad e integridad
personal no son materia de comercio.
● Los derechos humanos son indivisibles. Ningún derecho puede
disfrutarse a costa de otro derecho, no puede prescindirse de ninguno.
● Los derechos humanos son interdependientes e integrales.
La indivisibilidad, interdependencia e integralidad son tres características muy
relacionadas. En cada una de ellas lo que se busca es establecer los derechos
humanos como un todo. Este punto es esencial ya que, durante muchos años,
y a la fecha, se ha dado prioridad a los derechos civiles y políticos dejando en
un segundo plano a los económicos, sociales y culturales bajo el mito, la falsa
4
creencia, de que unos eran de cumplimiento inmediato y los otros de tipo
programático.
Si bien en la Conferencia de Teherán de 1968 comenzó a hacerse presente la idea
de integralidad de los derechos humanos, la defensa más clara se llevó a cabo
en la Conferencia de Viena de 1993. En gran medida éste es un
pronunciamiento político en defensa de la unidad de los derechos humanos, la
idea central es abatir esta lógica jerarquizada que se había dado a los derechos
humanos, por una contraria en donde todos los derechos son igualmente
importantes para cumplir su objetivo final: la dignidad humana.
Con este mismo objetivo, los preámbulos del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales vinculan a los grupos de derechos que protegen al reconocer que no
puede realizarse el ideal del ser humano libre en el disfrute de las libertades
civiles y políticas y liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y
políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales. De
esta forma la interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos se
plasmó en un documento obligatorio.
Con esta lógica, la indivisibilidad se encuentra estrechamente relacionada con el
rechazo a cualquier posible jerarquización. Así, “[…] los derechos humanos son
indivisibles porque son indispensables para el respeto de la dignidad humana
y para el desarrollo integral de la persona, lo que refuerza la unicidad de los
mismos frente a la jerarquización”.
En buena medida la indivisibilidad se convierte en un criterio de interpretación de
los derechos humanos que debe ser considerado por los Estados. El aspecto
central de este criterio es que los Estados no están autorizados a proteger y
garantizar una determinada categoría de derechos humanos en contravención
de otra, sino que todos los derechos humanos merecen la misma atención y
urgencia.
5
Por su parte, la interdependencia pone énfasis en la interrelación y dependencia
recíproca entre las diferentes categorías de derechos. Por ejemplo, el derecho a
la salud tiene aparejadas claras relaciones con el derecho a la alimentación y a
la vivienda digna, así como al trabajo en condiciones adecuadas.
Asimismo, mientras que la interdependencia pone énfasis en el cumplimiento de
las obligaciones relacionadas con los derechos humanos, la integralidad
enfatiza la relación de derechos en los actos violatorios, cuando se violenta un
derecho, es muy probable que también otros sean vulnerados. Con esta lógica,
“[…] la existencia real de cada uno de los derechos humanos sólo puede ser
garantizada por el reconocimiento integral de todos ellos”.
● Los derechos humanos son irrenunciables e inalienables. Dado que
ningún ser humano puede renunciar a ellos ni transferirlos.
● Los derechos humanos son progresivos. A medida que la humanidad
avanza, se hace necesario contemplar nuevas situaciones, y algunas de
estas situaciones pueden derivar en nuevos derechos humanos.
¿PUEDEN LOS PARTICULARES VIOLAR DERECHOS?
La respuesta es afirmativa.
El concepto de “garantías individuales” que nuestra Constitución refiere ha sido
rebasado por el desarrollo de la teoría de la constitución y el Derecho
internacional y el uso preferente en dichas áreas de los conceptos de derechos
humanos y derechos fundamentales. Se dice que la diferencia entre los
primeros y los segundos estriba en que los derechos humanos son inherentes
a la persona, no son otorgados por el Estado sino reconocidos por éste, es decir
son universales y anteriores. Los derechos fundamentales son aquellos que la
sociedad regulada a través de una Constitución considera básicos o
fundamentales para su convivencia y suelen coincidir con los derechos
humanos, aunque pueden ser más. Los derechos humanos no necesitan
encontrarse positivados en una ley para ser exigidos. Entonces el problema
6
consiste no en poseerlos, sino en hacerlos valer, es decir tener medios para
exigirlos, o garantías.
En México, el Constituyente de 1917 para nombrar al título I, optó por el término
“Garantías Individuales” cambiando el de “Derechos del Hombre” que refería la
de 1857. La razón fue que durante esta época la concepción del Derecho se
basaba en teorías positivistas (Kelsen) o decisionistas (Schmitt) que
justificaban esta idea y rechazaban el iusnaturalismo. Es ya clásica la
aclaración sobre el concepto que hiciera el constitucionalista Jorge Carpizo:
“mientras que los derechos del hombre son ideas generales y abstractas, las
garantías, que son su medida, son ideas individualizadas y concretas.” El
problema del término de la Constitución de ’17 y con el que vivimos hasta hoy,
es que se refiere a las garantías que el Estado mexicano otorga y no a un
concepto amplio de derechos que nos pertenecen por el solo hecho de ser
personas. De manera que nuestros derechos se limitan a las garantías que el
Estado nos da por la vía normativa.
Gracias a la reforma constitucional publicada el 10 de junio de 2011, el primer
título de nuestra Constitución y el concepto de Garantías Individuales fueron
modificados por el de Derechos Humanos y sus Garantías, lo que es más
adecuado de acuerdo con la actual comprensión de los derechos.
Segundo, el concepto clásico de derechos fundamentales se refiere a ellos como
“barreras” frente al poder del Estado, esta idea proviene de la ya clásica
clasificación de los status de Georg Jellinek que sigue vigente para explicar
esta diferencia entre los ámbitos de los derechos: Status negativus, Status
positivus, Status Activus. Es decir, libertad de, libertad para y libertad (cívica y
política) para participar. Este concepto define a los derechos como facultades
subjetivas de las personas. Las Constituciones vinculan a las autoridades a los
derechos en ella reconocidos de manera que garantizan a las personas libertad.
Al deber ser éstos garantizados para todas las personas, hablamos del
principio de igualdad.
7
Ahora bien, la evolución del concepto de derechos ha llevado a ampliar su función
en el sistema jurídico, de tal forma que hoy en día los derechos deben ser
entendidos, también, como valores que permean todas las normas. Así, la
reforma constitucional en materia de derechos humanos no habla tan solo del
papel de límite de los derechos y de su garantía, sino también obliga a las
autoridades a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
Ello implica no solamente el reconocimiento del principio de vinculación a los
derechos humanos, sino el ingreso formal de la función objetiva de los
derechos en el sistema mexicano. Esto implica que los derechos ya no son
entendidos simplemente como “barreras” frente al Estado, sino que son vistos
como valores que irradian a todo el sistema jurídico. Es decir, en el ejercicio de
las competencias legislativas, ejecutivas o jurisdiccionales, la autoridad sólo
podrá actuar dentro del ámbito permitido por los derechos. Con esta inclusión
los derechos se convierten en normas de competencia negativa. Con ello
cambia la perspectiva, los derechos continúan siendo garantías para la
persona, mientras que, para el Estado, se convierten en límites.
Por otro lado, la concepción valorativa de los derechos implica que estos serán
entendidos como decisiones de valor objetivo bajo los cuales el orden jurídico
debe crearse, aplicarse e interpretarse. Se entiende pues que los derechos son
el sistema de valores de la comunidad y que el Estado es responsable de ellos.
Y esa responsabilidad, implica, también, acciones positivas por parte de las
autoridades. Y aquí es donde encaja el tema de esta nota.
Si los derechos humanos son valores dentro del sistema jurídico, entonces ello
implica que son normas de Derecho inmediatamente aplicables, es decir, no es
necesaria su traducción normativa para ser efectivos y en este sentido se
rebasa la vieja concepción de que los derechos eran vigentes sólo en el marco
de las leyes, pues hoy se entiende que las leyes sólo son válidas en la medida
en que se encuentren dentro del marco de los derechos (Gerrit Manssen). Es en
este sentido que los derechos fundamentales son aplicables a las relaciones
entre privados, pues las leyes deben ser, todas, interpretadas dentro del marco
8
constitucional (y gracias a la reforma dentro del marco del Derecho
internacional de los Derechos Humanos).
En México el doble sentido de los derechos fundamentales se encuentra ya
textualmente incluido en el nuevo artículo 1° de la Constitución, como arriba
se explica, pero también la Corte lo ha reconocido por la vía interpretativa. A la
fecha existen dos sentencias de la primera sala con 10 años de diferencia que
reconocen los efectos entre terceros de los derechos fundamentales.
Mediante sentencia del 11 de octubre de 2000, la segunda sala de la Suprema
Corte al resolver un amparo (amparo en revisión 2/2000) relacionado con
intervenciones y grabaciones de comunicaciones privadas, determinó (por
unanimidad) qué debe entenderse como ilicitud constitucional, para estar en
posibilidades de determinar si un particular puede cometer un ilícito
constitucional, es decir, si las normas de éste carácter son oponibles a
terceros:
por ilicitud, la doctrina ha señalado que la misma entraña “la omisión de los actos ordenados y la
ejecución de los actos prohibidos”. Ahora bien, la omisión de los actos ordenados y la
ejecución de los actos prohibidos para los efectos que nos ocupan, no pueden ser aquéllos de
naturaleza moral, sino los correspondientes a los que tienen un reconocimiento jurídico,
punto éste que dará a la ilicitud su connotación diferencial respecto a los juicios de valor que
distinguen entre un acto justo o injusto.
…el ilícito constitucional existe ante la omisión de los actos ordenados o la ejecución de los actos
prohibidos por la Constitución.
Para determinar si los particulares pueden cometer un ilícito constitucional, debe dilucidarse, en
primer término, el sentido normativo del contenido constitucional, es decir, si del texto de la
norma constitucional se desprenden principios universales dirigidos tanto a las autoridades
como a particulares.
Así, para fines ilustrativos, en los artículos 2°, 4°, 27 y 31 constitucionales, encontramos
disposiciones que imponen un deber de hacer o no hacer a los particulares.
Lo expresado hasta aquí nos lleva a considerar que el ilícito constitucional entraña una violación
de un mandato constitucional, el cual puede ser o no una garantía, …por tanto, toda
9
violación a las garantías implica un ilícito constitucional pero no todo ilícito constitucional
implica violación de garantías.
Por consiguiente, los deberes previstos en la Constitución vinculan tanto a las autoridades como a
los gobernados, toda vez que tanto unos como otros pueden ser sujetos activos en la
comisión del ilícito constitucional con total independencia del procedimiento que se prevea
para el resarcimiento correspondiente.
Como podemos ver, en esta sentencia, la segunda sala reconoce los efectos
inmediatos de los derechos fundamentales, pues se refiere a los artículos de la
Constitución que prohíben la esclavitud; que establecen los derechos de los
niños, entre otros; que protegen la propiedad privada y que determinan
obligaciones a los mexicanos. Estos derechos son inmediatamente oponibles a
los particulares. Esta sentencia dictada en 2000 no incluye el párrafo quinto
del artículo 1° que establece la prohibición de la discriminación y que es,
también, oponible de manera inmediata a terceros. Este párrafo (antes tercero)
fue adicionado en agosto de 2001.
En octubre de 2010, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia, al resolver
el amparo directo en revisión 1621/2010, determinó (por mayoría de 3 votos)
que “c iertos derechos fundamentales, dependiendo de su estructura y
contenido, constituyen un límite no sólo para las autoridades, sino también
para otros particulares, tal y como sucede con el derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones privadas.” Al resolver un caso en el que los correos
electrónicos de una mujer fueron exhibidos como prueba de infidelidad por su
marido, la primera sala de la Corte determinó que ello constituye una violación
al derecho fundamental a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas
(párrafos decimosegundo y decimotercero del artículo 16) y en su línea
argumentativa establece lo que en Alemania se conoce como efectos mediatos
de los derechos fundamentales, pues establece que estos deberán ser
considerados siempre por los jueces al interpretar alguna ley civil.
10
Siguiendo la línea del amparo en revisión 2/2000 escrito por el Ministro Ortiz
Mayagoitia, la sentencia redactada por el Ministro Arturo Zaldívar propone
que:
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no ofrece ninguna base textual que
permita afirmar o negar la validez de los derechos fundamentales entre particulares. Sin
embargo, esto no resulta una barrera infranqueable, ya que para dar una respuesta
adecuada a esta cuestión se debe partir del examen concreto de la norma de derecho
fundamental y de aquellas características que permitan determinar su función, alcance y
desenvolvimiento dentro del sistema jurídico.
…los derechos fundamentales previstos en la Constitución gozan de una doble cualidad, ya que si
por un lado se configuran como derechos públicos subjetivos (función subjetiva), por el otro
se traducen en elementos objetivos que informan o permean todo el ordenamiento jurídico,
incluyendo aquellas que se originan entre particulares (función objetiva).
…los derechos fundamentales ocupan una posición central e indiscutible como contenido mínimo
de todas de las relaciones jurídicas que se suceden en el ordenamiento.
En esta lógica, la doble función que los derechos fundamentales desempeñan en el ordenamiento y
la estructura de ciertos derechos constituyen la base que permite afirmar su incidencia en
las relaciones entre particulares.
Sin embargo, es importante resaltar que la vigencia de los derechos fundamentales en las
relaciones entre particulares, no se puede sostener de forma hegemónica y totalizadora sobre
todas y cada una de las relaciones que se suceden de conformidad con el Derecho Privado,
en virtud de que en estas relaciones, a diferencia de las que se entablan frente al Estado,
normalmente encontramos a otro titular de derechos, lo que provoca una colisión de los
mismos y la necesaria ponderación por parte del intérprete.
Ahora bien, es importante aclarar que esto no implica que proceda un Juicio de
Amparo en contra de particulares, pues es necesario acreditar el concepto de
autoridad. A este respecto, la sentencia establece que:
La improcedencia del juicio de amparo contra actos de particulares (una de las aristas del
problema procesal), no determina, en modo alguno, que los derechos fundamentales no rijan
las relaciones entre particulares (problema sustantivo), ni que esta Suprema Corte se
encuentra imposibilitada para conocer, de forma indirecta, de este tipo de problemáticas.
11
Como señalamos anteriormente, la fuerza vinculante de los derechos fundamentales en todo tipo
de relaciones, incluyendo las jurídico-privadas, tiene como efecto que los tribunales deben
atender a la influencia de los valores que subyacen a dichos derechos en los asuntos que
son de su conocimiento.
En estos términos, los tribunales del Poder Judicial de la Federación, vinculados directamente a
arreglar sus fallos de conformidad con las normas constitucionales de acuerdo a los
derechos fundamentales, juegan una suerte de puente entre la Constitución y los
particulares.
De manera que en México los particulares también estamos obligados a respetar
los derechos de los demás y no solamente eso, estamos obligados a exigirlos, a
reclamarlos a hacerlos nuestros y de todos. La reforma constitucional en
materia de derechos humanos representa un nuevo paradigma para su
eficacia, pero una norma por sí misma no puede surtir efectos, no es un acto
de magia, es necesario que haya voluntad de aplicarla, de respetarla, de
hacerla normativa. Así, estamos hoy todos obligados a cuidar que este nuevo
paradigma se haga realidad.
12
13