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DOCUMENTO PARA TEMA 1 DE 5º CURSO

LA GRANDEZA DEL SER HUMANO

En la civilización occidental se ha considerado al hombre como un ser creado a imagen de


Dios, con inmortal y redimido por Cristo. Es imagen de Dios porque tiene las dos potencias de
inteligencia y voluntad que lo distinguen de los animales. Pero el hombre puede deteriorarse
acercándose a una vida animal o puede desarrollarse y crecer en semejanza con Dios. Otra
característica del hombre es su libertad, que le permite elegir entre los compromisos que le
mejoran y puede hacer el bien o abusar de su libertad eligiendo el mal. Esto “no es libertad, ni
parte de la libertad, pero es signo de ser libre” (Santo Tomás). El ser humano es un
compuesto de cuerpo y alma. Ha sido creado por Dios (alma) con la cooperación de los padres
(cuerpo).

La persona humana es un misterio, se pregunta quién es, de dónde proviene, hacia dónde va,
ansía aquello que no puede alcanzar, pretende acercarse a la infinitud, pero es algo que se
escapa de sus manos, le gustaría poder evitar lo que adviene o sobreviene en su vida como lo
inevitable.
A través de la historia grandes hombres han intentado dar una definición del misterio del ser
humano.
San Agustín, desconcertado por la muerte de un amigo escribe: “Yo me había convertido para
mí en una enorme incógnita”. (Confesiones I, IV, e IV, Pl 32, 679)

Las respuestas nunca serán satisfactorias, el ser humano sigue siendo un misterio, un signo de
interrogación, una cuestión profunda, ahí radica la grandeza y su opción comprometida con la
vida.<
El hombre se distingue, por encima de todas las cosas, tanto de los seres animados (animales)
como inanimados, que están ahí como parte del mundo que lo rodea, que existe.
El hombre tiene su dignidad y se basa en que es consciente de sí mismo y que sabe, desde su
libertad, darle sentido a su vida, darle forma, tomar sus riendas, su vida es una marcha hacia
lo abierto e indefinible en la invisibilidad.

LA RELIGIÓN DA SENTIDO A LA VIDA


La experiencia religiosa aparece así como una forma de vivir que desarrolla el ser humano
cuando ha reconocido su existencia como don, tarea y despliegue ante alguien, que no viene a
suplantar nada de lo humano, ni a entrar en pequeños detalles, sino iluminar todo colocándolo
en una nueva perspectiva.
La persona religiosa llega a creer, no mediante la huida del mundo, de la realidad cotidiana y
de las situaciones históricas.
Quien vive una experiencia religiosa auténtica, siente la aparición de esa luz que ayuda a
discernir entre lo absoluto y lo relativo, entre lo trascendente y lo contingente, dando a cada
cosa su justo lugar en medio de la realidad que le toca vivir.
La respuesta al sentido de la vida no procede del conocimiento intelectual o de la reducción de
todo lo existente a un principio único. Por el contrario, el sentido de la vida humana se ilumina
desde el reconocimiento de un Alguien ante quien el hombre se sitúa desplegando su vida.
La temporalidad del hombre siempre será el horizonte de su pregunta por la eternidad, la sigla
de Dios está inscrita en el corazón del hombre y cuando le desconoce, irrumpe entonces en su
vida cuando menos la persona espera. El Hombre es un ser totalmente trascendente. Dios es
la verdadera libertad del Hombre.

Históricamente, desde antiguo, de múltiples maneras hasta el día de hoy, los hombres han
expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos
(oraciones, sacrificios y cultos) formas de expresión de la fe, del acercamiento, del encuentro
íntimo con un ámbito sagrado. Dios.
Esta búsqueda exige al hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad y
el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios.
El conocimiento de Dios es un camino que exige una apertura al misterio, la fe en Dios no es
irracional como algunos piensan sino que es la respuesta al misterio que se ha manifestado a
la razón del hombre.
Y así en la actualidad el hombre ha seguido expresando a Dios y Dios por medio de él, el arte
también alude al misterio del misterio del hombre y al misterio de Dios por ejemplo: La
creación, de Miguel Ángel Bunarroti, localizada en el fresco del techo de la Capilla Sixtina, la
mirada indiferente de Adán y la acción creadora de Dios, muestra el renacimiento religioso en
un período humanista, contrario a la Edad Media. Unidad de ambos misterios en la creación, el
comienzo de la vida, el encuentro de las manos, de las naturalezas, una alianza entre el
creador y la criatura.

PREGUNTAS SOBRE LA VIDA Y DIFERENTES RESPUESTAS

El hombre desde la antigüedad ha tratado de entender el origen de la vida, buscando


una explicación en sus creencias religiosas, filosóficas o en sus conocimientos
científicos. Debido a que la respuesta a esta pregunta se puede abordar de muchas
maneras, ha sido muy difícil convergir en una única respuesta, especialmente porque
muchas de ellas no pueden ser probadas. Sin embargo, el estudio del origen de la
vida y la vida humana desde un punto de vista biológico, nos presenta hechos
científicos más concretos y menos subjetivos (pero no exentos de errores), que nos
permitirán describir y analizar las formas que ha utilizado el hombre, a través de la
historia, para descifrar el origen de la vida. Finalmente, proporcionaremos nuestra
visión científica-cristiana del origen de la vida.

Desde el punto de vista cristiano, cualquier momento que elijamos para definir el
inicio de la vida, distinto al de la concepción misma, es completamente arbitrario.
Dios es el creador de la vida y para El no existe el tiempo, al menos como lo medimos
nosotros. El es el principio y el fin. No podemos ser nosotros mismos los que
decidamos desde cuándo un ser humano es tal.
Cuando el hombre pierde respeto por una parte de la vida, termina perdiéndolo por toda ella.
La Iglesia Católica protege al ser humano desde el momento de la concepción hasta
la muerte. Considera que el origen del hombre no se debe solo a las leyes de la
Biología, sino directamente a la voluntad creadora de Dios

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