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Parte I

LLEGADA NOSTÁLGICA
Primer día de clase, 4:30 de la mañana, jamás me había levantado tan temprano
para ir al colegio. Me había mudado hace 3 días y ya extrañaba mi antigua ciudad,
(rodeada de nostalgia, pensé en lo difícil que sería comenzar de nuevo, en lo
absurdo que sería dejar al resto de mi familia, sólo por un par de comodidades,
aunque según mi mama lo hacíamos por mí, yo no compartía esas ideas con mi
madre, pero de igual manera entendía su punto, ya que ella veía lo duro que era
para mí encajar en la sociedad, y si, lo digo porque desde los 4 años sufro de un
trastorno neurológico llamado “Autismo”, yo no le veo ningún problema a esto
aunque, los doctores dicen que esto hace que yo no me interese por socializar), en
fin, vuelvo a la historia. Me duché, desayuné, iba a salir, pero mi madre dijo que la
esperara, quería acompañarme, yo no quería eso, ni mucho menos quería
comenzar una discusión a esas horas, así que no me quedo más otra que esperarla.
Salimos a la parada de autobuses, esto fue inútil ya que todos los autobuses iban
completos, sugerí caminar, (según un vecino el colegio no quedaba muy lejos), mi
madre accedió, al caminar mi madre me preguntó si estaba emocionada, yo no le
respondí nada, en seguida ella exclamó que, si lo estaba, (a mi me daba igual, al
contrario, extrañaba mi antigua ciudad).
El vecino no mintió, el colegio quedaba prácticamente al lado de mi casa, (un punto
a favor, el colegio era muy lindo, tenía un estilo antiguo, un poco de mi gusto). Sin
mentir, mas que emocionada me sentía un poco ansiosa, no por el colegio ni mucho
menos por la ciudad, mas bien por mis nuevos “compañeros”, no por como iban a
ser conmigo, si no del nivel académico que tendrían, en mi antiguo colegio todos
eran muy insensatos a la hora de aprender, y en sí, el colegio no era muy bueno en
el momento de enseñar. Lo único que le pedí a mi madre al aceptarle venir a esta
ciudad, era que buscase para mí un buen colegio.
PARTE II
NUEVO COLEGIO, NUEVO COMIENZO
Entramos al colegio, una señora con muy buenos modales nos recibió, supuse que
era la secretaria del director, mi madre habló con ella, le dijo que en unos minutos
el director nos recibiría en su oficina. Nos sentamos a esperar, durante la espera mi
madre exclamando con entusiasmo me hizo saber que, (al igual que a mi), le había
gustado el colegio. La espera no fue mucha, el director en seguida nos hizo seguir
a su oficina, saludó, nos hizo sentar y dijo: -Tu debes ser Antonella, bienvenida, vi
tus notas y desempeños de tu antiguo colegio, y en seguida decidí aceptar tu
solicitud de ingreso. “Sin duda, me sentí acomedida con esto”, luego nos dijo un par
de cosas al respecto del colegio, entre ellas que el nivel del colegio académicamente
era muy alto y que debía acomodarme rápidamente y mejorar mis falencias. Luego,
nos llevó a conocer un poco mas el colegio, era muy grande, “era casi el triple de
grande que mi antiguo colegio”, al finalizar el recorrido el director exclamó: -¡es hora
de llevarte a tu nuevo salón¡, nos guio por un pasillo muy largo, parecía interminable,
hasta llegar, dijo: éste es tu nuevo salón, es el grado 11 A, mi madre en seguida se
despidió de mi y se marcho a su trabajo, antes de ingresar al salón el director me
detuvo y me advirtió: -¡en el grado A van los mejores estudiantes del curso!, eso no
me impactó, lo que si me impactó, fue que dijese eso y su actitud a la hora de decirlo,
me pareció muy atrevido de su parte.
Al entrar me recibió una profesora muy joven, se presentó, se llamaba María Luz,
era docente de lengua castellana, en seguida me presentó ante todo el grado, y me
dijo que buscara un asiento, como siempre me hice atrás, la clase hasta ahora
estaba comenzando, (me lo aclaró la profesora cuando me presentó), esto me
emocionó mucho, ya que mi asignatura favorita es la lengua castellana, y además
mi hobby favorito es escribir.
El aula lucía muy tranquila, excepto por un grupo de chicas que estaban en un rincón
de la parte de atrás del salón, no hacían nada más que molestar, pero a la vez,
prestaban un poco de atención, ya que sabían que, ante cualquier situación
problemática, se tendrían que defender. Una de ellas se interesaba más, incluso,
participaba mucho, su nombre era Elizabeth, era lista, pero se dejaba influenciar por
las otras dos chicas.
Solo faltaban 5 minutos para que acabara la clase, y como era de costumbre, los
estudiantes comenzaban a desordenarse, en esas, el grupo de chicas del rincón,
(que para mí mala suerte; quedaban justo atrás mío), comenzaron a molestarme,
arrojándome papeles, uno de esos papeles cayó sobre mi escritorio, no lo abrí, pero
con disimulo, lo arroje a mis piernas, porque no quería prestarles atención, “ya que
entre más les prestes atención más te molestaran”.
El timbre sonó, todos salieron rápidamente, excepto una chica que se quedó
hablando con la profesora. Yo esperé, no quería toparme con nadie al salir, no había
pensado en abrir el papel que me habían arrojado, (no me despertaba mayor
importancia), pero de igual forma lo abrí, decía grande, en mayúscula:
ANTONELLA, QUE BONITO NOMBRE. Obviamente era sarcasmo, y no lo digo por
el comentario acerca de mi nombre, porque me da igual, ya que mi nombre me gusta
mucho, lo digo más bien, por las intenciones que se les notaban a la hora de hacer
estas cosas. Iba saliendo del aula, y en esas, la chica que se había quedado en el
salón me alcanzó y se presentó, se llamaba Nicole, iba de rápido, “según ella”, me
aclaró que solo se me acercaba para advertirme sobre las tres chicas del rincón, yo
al escuchar esto quedé tan estupefacta, que no le pregunté por qué me lo decía,
me quedé con la duda, intenté alcanzarla, pero no lo logré.
Aquel día nada más teníamos media jornada de clases, así que de inmediato me
marche a casa, en el camino intente buscar a Nicole, quería preguntarle, esto fue
inútil, es muy difícil encontrar a una persona en especial en una ciudad tan grande,
y más aún si solo sabes su primer nombre y apenas recuerdas su rostro. Para mi
suerte Nicole no vivía muy lejos de mi casa, de hecho, vivía en el mismo conjunto
residencial que yo, la vi entrando a su departamento, ya sabía dónde vivía nada
mas era ir a visitarla. En ese momento me pregunté: ¿solamente quiero acercarme
a ella para preguntarle aquello que me comentó en el colegio?, o ¿en verdad quiero
socializar con ella?, pensé en ello todo el resto del día.
PARTE III
EL REGOCIJO DE LA VERDAD
La primera semana de clases estuvo un poco intensa, más de lo que yo esperaba,
conocí a la mayoría de profesores, eran buenos, e incluso en particular, dos me
llamaron la atención, la profesora de matemáticas (patricia), era una mujer muy
joven, explicaba muy bien, tenía buenos principios, me llamó mucho la atención,
pero no más que el profesor de inglés (Conrad), era nativo, (de Norteamérica), daba
toda su clase en inglés, no pronunciaba ninguna palabra en español, no pasaba lo
mismo con mi antiguo profesor, pero esto no me afecto mucho, pues no me iba tan
mal en ello, de hecho mi madre era profesora de inglés y me ayudaba de vez en
cuando.
No pude acercarme a Nicole, estuve muy ocupada, pero al menos sabía todo su
nombre (Nicole Torres Manrique), estuve husmeando un poco su casa, tenía un
hermano bebé, vivía con sus padres, no salía mucho de casa, y también noté, que
le iba muy bien en el colegio, era la mejor de la clase.
Fue un fin de semana aburrido, mi madre me invitó a comer helado, pero estuve
leyendo todo el domingo, terminé de leer el tercer capítulo de Shakespeare
temprano, estaba anocheciendo, me senté un rato en la terraza, me puse a
cuestionar acerca de mi interés por Nicole, era raro, jamás había sentido algo
parecido por alguien, no supe comprender la situación, no sabía mucho al respecto,
a penas sabia diferenciar lo que llegaba a sentir por mi familia, así que decidí acudir
a mi madre, le comenté todo lo que había hecho para saber más sobre ella, intenté
describirle este sentimiento pero me fue imposible, mi madre al escucharme, sonrió,
y respondió: -hija, es simple, debes hacerte su amiga, ya verás lo maravilloso que
es tener amigos, ¡vez, yo sabía que éste cambio te iba ayudar mucho!. Me fui a mi
alcoba en silencio, pensé en esto toda la noche, casi no dormí.
Al día siguiente no quería despertarme para ir a clases, hasta que mi mamá se
enojó, me levanté, me vestí, desayuné, iba saliendo y de nuevo mi mamá quiso
acompañarme, (lo cual se me hizo muy extraño, la primera vez lo entendí, ya que
era el primer día, de igual forma no le di mayor importancia), nos dirigimos hacia el
colegio, mi madre me preguntó acerca de lo que le había comentado la noche
anterior, me dijo: -quiero saber qué es lo que sientes, quiero ayudarte. Yo le
respondí: -madre, ¿Por qué crees que acudí a ti?, en serio no sé cómo explicarlo,
jamás he sentido algo así por alguien. Ella respondió: -no te preocupes hija, te voy
a ayudar. Esto me dejó muy pensativa, (mi madre la mayoría de veces hace cosas
sin decirme nada, y en la mayoría de ocasiones, son cosas que me disgustan), en
fin, llegamos al colegio, nos despedimos, (no vi que se marchara), ingresé al salón,
de hecho, un poco tarde, “ya había comenzado la clase”, y para mi mala suerte la
clase era con el profesor “Conrad”, “me reprendió frente a toda la clase”, tomé
asiento, me concentré en la clase, estaba por terminarse, hasta que el grupo de 3,
(que por cierto estaba conformado por Ana “la más popular”, Lucía “hacia lo que
Ana le ordenara” y por ultimo Elizabeth), comenzaron a molestarme, tratando de
ridiculizar mi nombre, no les di importancia, pero lo que si me llamó la atención, fue
como Ana trataba a Elizabeth cuando ella no le seguía la trama. Me estaba
preguntando en ¿por qué Elizabeth no se defendía? o ¿por qué seguía andando
con ellas?, hasta que fui interrumpida por la campana, salí a clase de química, justo
antes de entrar al salón una mujer se me acercó, no la conocía, me pidió que la
acompañara, entramos a su oficina, me preguntó, si podíamos hablar, yo le dije que
sí, se presentó, su nombre era Gloria era la psicóloga del instituto, dijo: -sé acerca
de tu enfermedad mental, al igual que de tu actual problema al experimentar nuevos
sentimientos, (en ese momento razoné, y me di cuenta de la verdadera razón por la
cual mi madre me había acompañado hasta allí, ya que no le había comentado a
nadie más sobre esto, de igual manera no me molestó, en verdad estaba muy
confundida y necesitaba que alguien me ayudara), la psicóloga me pidió que le
comentara todo el problema, lo hice, al instante me preguntó; -¿de qué manera vez
a Nicole?, ¿la vez como a alguien a la cual debes tener de amiga? o ¿es algo mucho
más intenso que esto?, a lo que yo respondí: -es difícil de explicar, es como si
sintiera que debo estar con ella, como si quisiera saber toda su vida, (ella se quedó
pensando), provocando un silencio incómodo, rompió este silencio preguntándome,
si alguna vez había tenido pareja, a lo que yo respondí negativamente, se quedó
mirándome fijamente y dijo: -cuando sientes por alguien, algo más intenso que una
simple amistad, cuando sientes que deseas compartir todo con esa persona y
sientes que quieres estar a su lado, es cuando te enamoras de alguien, así que te
aconsejo que empieces a diferenciar entre una amistad y un amor, en este caso al
parecer si estas enamorada de Nicole, así que sería maravilloso que hicieras caso
a tus sentimientos, (claro si no estás en contra de esto), así que, aclara tu mente y
sigue tu corazón, si necesitas ayuda puedes acudir a mi sin ningún problema. No
hice ningún comentario y me marché en silencio.
Entré a ver lo que quedaba de la clase de química, aunque hubiese sido mejor
quedarme fuera, ya que esos 20 minutos que quedaban de clase me las pasé
pensando en lo que me dijo la psicóloga, era tan confuso y tan desconcertante, que
pase el resto de la mañana pensándolo, lo único que me logró distraer fue el anuncio
de un concurso de escritura, en el que sin duda iba a participar, tenía que escribir
un ensayo, en el que narrara una historia libre.
Legué a casa, mientras cerraba la puerta veía como Nicole llegaba a su casa, era
imposible sacármela de la cabeza, y más difícil era con todo lo que la psicóloga me
había dicho, me derrumbé en la alcoba, seguí cuestionando mis sentimientos, no
tenía nada en contra de la homosexualidad, pero si me parecía demasiado extraño
que yo llegara a sentir éste tipo de cosas, “yo, yo siendo una persona autista, sentía
algo por una chica”, gasté lo que me quedaba del día pensando en esto, duré horas
y horas intentando aceptarlo, hasta que razoné y acepte la verdad, de hecho me
sentí tan bien al hacerlo, y por fin regocijé en la verdad.
Parte IV
AL FINAL, TODOS PIERDEN
Aún no conciliaba el sueño, aunque sabía la verdad, debía pensar en qué hacer,
tenía dos opciones; no hacer nada y seguir con mi vida como si no estuviese
sintiendo esto, o dejar que mi corazón me guiara por los desconocidos caminos del
amor. Pensé en que decisión tomar toda la noche, era como decidir entre la vida y
la muerte, fue tan enrevesado, hasta que llegó la luz, la luz de la razón, llegó de la
mano con el amanecer, aunque mi conciencia sabía que era difícil y desistía, mi
razón le daba esperanzas. Pensé en aquella frase tan linda que inspiró un escrito
con el que gané un concurso, la cual decía: “Una vez que has tomado una decisión,
el universo conspira para que ocurra” y por fin tomé la decisión, gocé de libre
albedrío. Al fin quería expresarle a Nicole todo lo que sentía por ella, pero antes
debía sincerarme con mamá, no fue tan difícil, ya había amanecido, el reloj estaba
por sonar, me preparé para ir al colegio, salí a desayunar, saludé a mi madre y el
resto salió de mi boca como si lo estuviese pensando, ella quedó paralizada, creó
un silencio atemorizante, un silencio que tal vez duraría por siempre, pasaron tres
días sin que me hablase, fue como si aquella decisión hubiese sido una pena de
muerte, ya que mi madre era mi único apoyo.
Era viernes, y mi madre no me decía ni una palabra desde que le dije la verdad,
pareciera que estuviese pagando una pena de muerte, intenté arrepentirme de
aquella decisión, pero lo que sentía mi corazón era mucho más fuerte que la
homofobia de mi madre.
Era el día, aunque me sentía como si estuviese muerta en vida, decidí que ese día
iba expresarle a Nicole todo lo lindo que sentía por ella, salí para el colegio, entré al
salón, allí estaba ella, esplendida como siempre, era imposible dejar de mirarla, al
igual, era más que imposible ignorar al grupo de 3, desde el comienzo de la clase
me andaban molestando, esto no me afectó, me dio igual, terminó la clase y no
paraba de observar a Nicole, al salir me encontré con el grupo de 3, Ana habló: -
¡Ey! rara, ya sabemos que eres lesbiana, por favor disimula un poco. No respondí
nada, en esas, Nicole apareció, intentó defenderme, en respuesta, Lucía comentó:
- ¡Ay!, pero si ya son novias, Nicole dijo: - ¿de qué hablas?, todas rieron, Ana le
preguntó: ¿Acaso no te has dado cuenta que le gustas a la nueva, Nicole quedó
asombrada y me preguntó: - ¿es cierto?, yo me puse nerviosa y no respondí, el
grupo de tres se burló y se marchó, al igual que Nicole.
Había sido expuesta, me sentía devastada, decidí evadir clases, fui a casa, pero
aún mi madre no llegaba, me senté en el andamio a esperar, no sé qué me dolía
más, el hecho de que mi madre me dejara de hablar y me dejara a un lado como si
no existiera, o que existiera la posibilidad de que Nicole no sintiera lo mismo por mí.
Estaba en rojo, para mi estar en rojo, era como estar sin opciones, era como estar
divagando sin ningún tipo de limite, al borde de un colapso emocional. Bajo una
brumosa lluvia, apareció Nicole, no me determinó, en ese momento pensé, es ahora
o nunca, me acerqué, saludé, le dije: -solo quería decirte que…, me quedé
observando sus hermosos y grandes ojos, era como estar observando el mismo
cielo, era tan grande mi estado de excitación, que había olvidado por completo que
le hablaba, interrumpiéndome dijo: - ¿querías decirme algo?, a lo que yo respondí;
- ¡oh!, si claro, no sabía cómo decírselo, ante el silencio, ella preguntó; - ¿es cierto
lo que dijo Ana?, yo nerviosa respondí afirmativamente, le comenté todo lo que
sentía, todo lo que quería y todo lo que ella despertaba en mí, al terminar vi su cara
de disgusto, me rechazó abruptamente, se metió a su casa y cerró la puerta en mi
cara, quedé devastada, sentí lentamente como colapsaba emocionalmente, mi
madre llegó, abrió la puerta, a pesar de verme destrozada, no dijo ni una sola
palabra, subí a mi habitación, me tumbé en la cama, y sentía como me rompía en
mil pedazos, era inevitable pensar en que ya no tenia en que apoyarme, pensé en
hacer a un lado lo que sentía por Nicole, pero me fue imposible, necesitaba
desatascarme, ya no quería estar en rojo.
Decidí escribir todo lo que había pasado después de conocer a Nicole, fue muy
complaciente, aunque aún estaba en rojo, tenía esperanzas, tenía la esperanza de
que mi madre algún día me comprendiera, tenía la esperanza de que Nicole en
algún futuro no muy lejano sintiera algo por mí. Me destapé en aquel escrito,
expresé con todo el sentimiento posible lo que había ocurrido, por lo que había
pasado, fue tan hermoso que lo utilicé para el concurso de escritura del instituto.
Pasé todo el fin de semana expresándome en aquel ensayo, me encantó el
resultado final, aunque era difícil de superar lo que había pasado, me sentía bien,
me sentía con ganas de seguir adelante. Intenté hablar con mi madre, pero, ella
estaba aún resignada a hacerlo. Salí para el colegio, entré a clases, entregué el
ensayo a la profesora María Luz (era la encargada del concurso), habían pocos
participantes de mi salón, entre ellos estaba Elizabeth, no me caía tan mal como las
otras dos. Al final del día se anunciarían los dos finalistas del concurso, los finalistas
tendrían que al día siguiente leer su ensayo frente a todo el instituto, en donde se
anunciaría el ganador, estaba emocionada, por la bocina a las cuatro treinta de la
tarde el Director anunció que los dos finalistas se encontraban en el curso 11 A, esto
me ilusionó, la primera finalista era Elizabeth Ospina, Lucia y Elizabeth celebraban
esto, Ana (que también participaba en el concurso) se resentía en su asiento, al
escuchar el nombre de la segunda finalista quedé conmovida, estaba en la final del
concurso de escritura, esto me dio un poco más de esperanzas.
Terminaron las clases y fui a casa, intenté comentarle a mi madre con entusiasmo
lo que había ocurrido, pero al ver su actitud, decidí nada más invitarla a que fuera
al dia siguiente a la final, no me respondió nada. Subí a mi habitación, ésta vez
estaba pensando poco en Nicole, me despertaba más entusiasmo lo del día
siguiente, estaba cansada, no duré mucho en quedarme dormida.
Al día siguiente desperté un poco deprimida, me sentía ansiosa, no por el concurso,
más bien por mi futuro, por mi madre y por Nicole. Fui al colegio, entré a clases,
Elizabeth estaba apartada de Ana y Lucía, se me hizo demasiado raro. En aquel
momento no me sentía como en el día anterior, estaba muy depresiva. Llegó la hora
de la final, nos llamaron a Elizabeth y a mí, nos dieron las indicaciones, primero
leería Elizabeth y luego yo, no me sentía en condiciones de leer un ensayo que me
despertaba aún más tristeza frente a tantas personas, Elizabeth se me acercó, me
preguntó por mi estado, no le respondí, sin yo pedírselo, me abrazó y me susurró
todo estará bien, me ayudó un poco, llegó el momento de pasar a leer los ensayos,
pasé al frente del escenario junto con Elizabeth, estaba nerviosa, en cambio ella,
lucía muy serena, mientras leía su ensayo, yo pensaba en mi madre, su asiento en
el auditorio estaba vacío, esto me deprimió mucho más, ni siquiera puse cuidado al
ensayo de Elizabeth, supuse que había estado bueno, todo el público aplaudió, llegó
mi turno, estaba triste, ansiosa y nerviosa, comencé a leer, a medida que leía
recordaba, recordaba cada cosa que había escrito, leí aquel ensayo con el corazón
en la mano, a mitad, comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos, me sentía perdida,
pero seguí leyendo, terminé, no quise mirar al frente, mientras el público se quedaba
unos segundos en silencio, Elizabeth aplaudía fuertemente al igual que la profesora
María Luz, en seguida el auditorio rompió en algarabía.
El jurado ya tenía el veredicto final, la profesora con suspenso, abrió el sobre que
contenía el nombre de la ganadora, y dijo con alegría mi nombre, todo el público
estaba de pie, yo estaba llorando, pero ésta vez de felicidad, Betty me abrazó
fuertemente y para mi sorpresa, me robó un beso frente a todo el auditorio, por
último, recibí la placa ganadora y dándole mi número de teléfono a Betty, me marché
a casa.
Llegué a casa, allí estaba mi madre, después de todo estaba enojada con ella, no
saludé, subí a mi habitación, había quedado de salir con Betty, me alisté, la esperé,
no muy tarde tocaron a la puerta mi mamá abrió, “era ella”, en seguida bajé, y sin
decirle ni una sola palabra, saludé a Betty de beso y nos marchamos.
Betty me hizo saber sus intenciones, quería ser mi novia, se había enamorado de
mi al escucharme leer el ensayo, yo quería intentarlo, pero aun no me sentía
preparada, así que decidimos conocernos más, divertirnos.
Fui a casa, empezaba a sentirme bien, subí a la terraza, pensé en lo difícil que
habían sido las cosas, en todo lo que había perdido, de todas formas, al final todos
pierden, mi madre me había perdido y yo a ella, al igual que yo había perdido todas
aquellas ilusiones que había sentido alguna vez por Nicole, etc.
Al final todos perdemos, pero de igual manera ganamos, nunca las cosas van a ser
exactamente como las queremos, así que debemos aprovechar las pequeñas pero
lindas cosas que nos brinda la vida.
“Todo estará bien al final. Y si no lo está, es porque aún no es el final”

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