Sunteți pe pagina 1din 32

Desastres e Historia del

Perú en el siglo XVIII


Carlos Carcelén
Laura Amador - Estefania Queirolo
Departamento de Historia
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Desastres en el siglo XVIII

• Durante la época colonial el Perú fue afectado por una serie


de desastres naturales y epidemias que mermaron tanto la
población, la producción agrícola y la infraestructura pública y
privada. A continuación analizaremos tres desastres
específicos sucedidos en el siglo XVIII: Primero, el período
recurrente de frío extremo en los meses de invierno desde
1714 hasta 1720 que posibilitó una gran epidemia que asoló el
Sur de los Andes; Segundo, el terremoto de 1746 en Lima que,
debido a la magnitud de su destrucción y muertes marcó un
hito en la sociedad y; Tercero, El Niño (o ENSO) de 1791 a
1794, uno de los que más daños generó, sobretodo en la Costa
Norte del país.
Los componentes
interrelacionados
que intervienen en
los estudios de
impacto climático.
Fuente: John
Maunder, El
impacto humano
sobre el clima,
Arias Montano
Editores. Madrid,
1990, p, 137
Cambio climático global, desarrollo e impacto sobre la salud.
Fuente: Jonathan Cowie, Climatic Change. Biological and Human
Aspects. Cambridge University Press. Cambridge. 1997, p. 344.
Los componentes
interrelacionados que
intervienen en los
estudios de impacto
climático. Fuente:
JohnMaunder, El
impacto humano sobre
el clima, Arias Montano
Editores, Madrid, 1990,
p. 158.
El Niño de 1720
Desde 1714 hasta 1720 se presentó un período recurrente de frío extremo en los
meses de invierno, con lo cual se estabilizaron las características atmosféricas que
favorecían la producción del trigo, pero que a su vez posibilitaron una gran epidemia
que asoló el Sur de los Andes, manifestando su peor violencia en la zona del Cusco
cobrándose en 1720 su mayor número de víctimas a un promedio de cien al día en los
meses de Agosto y Setiembre. Testigos cusqueños comparan esta epidemia con la
peste de 1589. El número final de víctimas fue calculado en unos 20 mil muertos en la
ciudad del Cusco y otros 40 mil en las poblaciones aledañas a la ciudad imperial. Por
ello esta epidemia es denominada en la historiografía cusqueña como “la peste
grande”, como lo señaló Rubén Vargas Ugarte, Historia del Perú. Virreinato (Siglo XVIII)
1700-1790. Librería Imprenta Gil. Lima. 1956, p. 93:
“Muchos juzgaron que se trataba del cólera, pero no es fácil a la distancia
determinar el diagnóstico. Otros opinan que se trataban del tifus exantemático. La
epidemia no se ciñó a la comarca del Cuzco, sino que se extendió a otras regiones,
como las provincias de Huamanga y Arequipa y también se sintieron sus efectos en
el Alto Perú, y aun en el Río de La Plata, en donde parece tuvo su origen”.
Cronología de “El Niño”
durante el siglo XVIII
El Niño de 1720
Este ciclo de epidemias tuvo su cumbre entre los años de 1719 a 1722, con un
avance desde el Altiplano hasta Lima. Sólo en los límites del Arzobispado de Lima
fallecieron 72 mil personas.
Esta coyuntura de epidemias se relaciona directamente con los Niños de 1715-16
(fuerte), 1718 (moderado) y 1720 (muy fuerte), en la Costa Norte, con tal fuerza que
destruyó la ciudad de Zaña. Mientras en el Centro y Sur Andino se manifestó una
prolongada sequía, que duró desde 1713 a 1717, y un año de extremo frío con varias
heladas en 1718, como lo demuestro en los siguientes gráficos de intensidad que
cuantifican información de Lima y su entorno productivo. Estos gráficos agrupan
información cualitativa de la intensidad de sequía, helada y lluvia bajo las categorías:
0. Normal, 1. Moderado, 2. Fuerte, y 3. Muy Fuerte.
El Niño de 1720

El análisis de los gráficos nos permite comprender el


desenvolvimiento de estos fenómenos, y cómo y cuándo
afectaron a las comunidades aledañas a Lima. Podemos decir
que en los cien años que abarca nuestro estudio el número de
sequias disminuye pero las que se manifiestan son más
prolongadas (Gráfico Sequía). Mientras que en cuanto a la
helada se presentaron muchas más manifestaciones desde una
extrema entre 1718 y 1719, hasta otros nueve períodos, con uno
prolongado de 1761 a 1768 (Gráfico Helada). Y sobre los
períodos de lluvia vemos una disminución constante del número
de eventos conforme avanza el siglo (Gráfico Lluvia).
Plano de la ciudad de Saña, destruida por los efectos de El Niño de 1720.
Terremotos entre 1678 y 1743
Desde fines del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII se puede observar la
constante destrucción de la infraestructura hidráulica de Lima y su entorno productivo
originado por una serie de sucesivos terremotos, que son resumidos por María
Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda, Desastres naturales y ocupación del territorio en
Hispanoamérica. Universidad de Huelva. Huelva, 2004, pp. 59-72:
1.El del 17 de junio de 1678, acompañado con un tsunami y afloramiento de agua
subterránea;
2.El del 20 de octubre de 1687, también acompañado de un gran tsunami y
afloramiento de agua subterránea, pero mucho más grave, ya que los daños
alcanzaron a casi todos los valles vecinos, en particular los más fértiles ubicados al
sur de la ciudad (Cañete, Chincha y Pisco);
3.El de 1690, también acompañado de tsunami y con daños en la ciudad y destrucción
los pueblos del sur como Pisco;
4.El del 29 de setiembre de 1697, de gran magnitud sentido en la ciudad y en zonas
aledañas;
5.El del 14 de julio de 1699, que daño numerosas casas y edificios de la ciudad;
Terremotos entre 1678 y 1743
6. En 1713 hubo un terremoto provocó un tsunami que afectó a la costa central
sobre todo al Callao;
7. El 10 de febrero de 1716 Lima fue afectada por un terremoto originado en la
costa del sur del país;
8. El del 8 de enero de 1725 un terremoto que destruyó Lima, Arequipa y Arica, y
con el consecuente tsunami murieron muchos habitantes ahogados en el
Callao;
9. En 1728 un terremoto destruyó varias edificaciones en la ciudad capital;
10. El del 2 de diciembre de 1732, que generó daños en las edificaciones en Lima y
se sintió en la ciudad de Arequipa;
11. En 1734, el terremoto provocó muchos daños en los edificios de la capital y
llegó a sentirse al norte de Chile;
12. En 1740, un terremoto causó ruina en la capital y en el Callao que fue barrido
por un tsunami; y
13. El de 1743, un terremoto provocó mucho daño en Lima y el Callao.
FECHA Lat-S Lon-W Io M
(dd-mm-aa) (°) (°) (MM) (Silgado)
22-01-1582 -16,3 -73,3 X* 7,9
09-07-1586 -12,2 -77,7 IX* 8,1
24-11-1604 -18,0 -71,5 IX* 8,4
14-02-1619 -8,0 -79,2 IX 7,8
31-05-1650 -13,8 -72,0 X* 7,2
13-11-1655 -12,0 -77,4 IX 7,4
12-05-1664 -14,0 -76,0 X 7,8
16-06-1678 -12,3 -77,8 IX* -
Terremotos más 20-10-1687 -13,0 -77,5 IX* 8,2
21-10-1687 -16,4 -71,6 VIII -
destructivos 22-01-1725 -12,0 -77,0 VIII -
desde el siglo 28-10-1746 -11,6 -77,5 X* 8,4
XVI, según Tavera 13-05-1784 -16,5 -72,0 X* 8,0
07-12-1806 -12,0 -78,0 VIII 7,5
y Bernal 1998. 10-07-1821 -16,0 -73,0 VIII 7,9
18-09-1833 -18,2 -71,0 VIII -
13-08-1868 -18,5 -71,2 X* 8,6
09-05-1877 -19,5 -71,0 VIII 7,5
28-07-1913 -17,0 -73,0 IX 7,0
06-08-1913 -17,0 -74,0 X 7,7
24-05-1940 -10,5 -77,6 VIII* 8,2
24-08-1942 -15,0 -76,0 IX* 8,4
10-11-1946 -8,3 -77,8 X 7,2
01-11-1947 -11,0 -75,0 IX 7,5
12-12-1953 -3,6 -80,5 VIII 7,7
Distribución de los
terremotos ocurridos
en el Perú entre 1513
y 1959, según,
Hernando Tavera y
Elisa Buforn,
“Sismicidad y
sismotéctonica de
Perú”, Física de la
Tierra, N 10, 1998, p.
193.
Distribución del área de ruptura desde el año 1500. Hernando Tavera e Isabel Bernal, “Distribución
espacial de áreas de ruptura y lagunas sísmicas en le borde oeste del Perú”, Boletín de la Sociedad
Geológica del Perú, Volumen Especial Nº 6, Alberto Giesecke Matto, 2005, p. 96.
Distribución del área de ruptura desde el año 1500. Hernando Tavera e Isabel Bernal, “Distribución
espacial de áreas de ruptura y lagunas sísmicas en le borde oeste del Perú”, Boletín de la Sociedad
Geológica del Perú, Volumen Especial Nº 6, Alberto Giesecke Matto, 2005, p. 96.
El terremoto de 1746

El día 28 de octubre de 1746 a las 10:30 de la noche, Lima fue


sacudida por un terremoto que dejó unas 1300 personas muertas
mientras que en El Callao el número fue mayor, unos 3800 muertos,
ya que el sismo fue seguido por un tsunami con olas de entre 15 a
20 metros, siendo la costa, la zona más susceptible de daño hasta
nuestros días. En total se puede hablar de la pérdida del 8% de la
población total de Lima y El Callao, que se calculaba en unos 65 mil
habitantes en esos años.
La magnitud del terremoto fue calculada por Enrique Silgado en
8,4° en la escala de Richter o escala de Magnitud Local (ML),
mientras que en la escala de Modificada de Mercalli (MM), basada
en los efectos y daños causados a las estructuras, se calcula en el
grado X considerado como desastroso.
El terremoto de 1746
Para el historiador español Pablo Emilio Pérez-Mallaína, “Las catástrofes naturales como
instrumento de observación social: el caso del terremoto de Lima en 1746”. Anuario de
Estudios Americanos, Vol. 62, N° 2. Sevilla. 2005, p. 48:
“Los daños materiales fueron igualmente graves. Hubo que construir de nuevo las
fortificaciones y población de El Callao, al igual que los dos edificios más significativos
de la capital: el palacio virreinal y la catedral. Los principales hospitales, conventos y
templos sufrieron derrumbes y grandes destrozos, únicamente permaneció ilesa la
iglesia de San Francisco y la Santo Domingo sufrió daños menores”.
“de las 3.000 casas de Lima sólo permanecieron en pie poco más de 20. Como puede
comprenderse, la reconstrucción supuso invertir grandes cantidades de dinero y se
prolongó a lo largo de muchas décadas. Aunque el palacio virreinal estuvo reparado
en unos pocos años, hasta 1758 no se terminaron las obras de restauración de la
Catedral. Las fortificaciones del puerto se completaron en una primera fase en 1761,
pero el levantamiento de los cuarteles y equipamientos se prolongó por mucho más
tiempo. En cuanto a las numerosas iglesias y edificios religiosos arrumbados, en
algunos casos, como el del gran convento de la Encarnación, no se completó su
rehabilitación hasta la última década del siglo XVIII”.
Área del Perú
afectada por el
tsunami provocado
por el terremoto del
28 de octubre de
1746, según, Patricia
A. Lockridge,
Tsunamis in Peru-
Chile, World Data
Center a for solid
Earth Geophysics,
National Geophysical
Data Center, Boulder,
1985, p. 18.
El terremoto de 1746
Además la restauración de la infraestructura duró muchos años y estuvo en
permanente conflicto de interés y de críticas de los vecinos notables de la ciudad,
como fue el caso de las obras en las fortificaciones del Callao, donde el mismo Virrey
Amat dirá en una carta del 8 de abril de 1768 al Rey, que estas obras:
“logren la universal aprovacion de quantos las ven con inteligencia, y que estos
vecinos cuenten con ellas para su defensa; sin embargo no mereciendo la
aceptación de S.M., habían corrido, y caminaban con el mayor desconocimiento
que no se digna de hacerle presente este mi teson en servirle con todo esmero a
que propenden mi distinguido amor y lealtad” (A.G.I., Lima, 651, N. 38, Carta de
Manuel Amat, Virrey del Perú, a Julián de Arriaga, Secretario de Indias. f. 472-
472v.).
Junto con esto y la destrucción de la infraestructura hidráulica de la ciudad y la zona
agrícola aledaña, se produjo una mayor escasez de agua, lo que unido al incremento
de la temperatura y la humedad por iniciarse el verano posibilitó el desarrollo de
una serie de epidemias, como el tabardillo o sarampión, dolores pleuríticos,
disenterías y cólicos hepáticos, que terminaron por matar a unos 2000 habitantes de
la zona de desastre desde noviembre de 1746 hasta febrero de 1747.
El terremoto de 1746
Pérez-Mallaína, usando los testimonios de Eusebio Llano Zapata y del arzobispo de
Lima Pedro Antonio Barroeta, nos describe la tragedia de las epidemias posteriores
al terremoto:
“Como es natural, el hacinamiento, la carencia de higiene y la exposición a las
inclemencias del tiempo y el hambre, “puerta franca de las pestes y llave maestra
de la enfermedades”, terminaron por desencadenar epidemias, entre ellas las de
“tercianas”, los “dolores pleuríticos”, los “efluvios de vientre” y el temible
“tabardillo”, es decir el tifus”.
Enfermedades que se trasmitieron con mucha facilidad en una ciudad con graves
problemas de saneamiento como Lima a pesar del terremoto:
“En situación de normalidad, las condiciones higiénicas de la ciudad no debían
ser muy buenas y, por ejemplo, algunos recién llegados se sorprendían de que los
leprosos transitasen tranquilamente por sus calles. Así que, cuando se formaban
poblaciones sobre los estercoleros, en habitaciones separadas por una simple
estera, los contagios eran rápidos y mortales”.
Pablo Emilio Pérez-Mallaína, Retrato de una ciudad en crisis: la sociedad limeña ante
el movimiento sísmico de 1746. Pontificia Universidad Católica del Perú – Instituto
Riva-Agüero. Lima. 2001, p. 90.
El terremoto de 1746
Epidemias y mortandad que se presentó a pesar de los esfuerzos de
las autoridades coloniales y en especial del mismo virrey, por
restablecer el ritmo del abastecimiento de alimentos, tanto los traídos
desde Chile como el trigo, o los del interior, como la carne, los frutos y
la nieve de Huarochirí. Asimismo, la otra prioridad de las autoridades
fue la de despejar las cañerías y conseguir que se restableciese el flujo
de agua en la ciudad, tanto por las necesidades sanitarias y
alimenticias, como por las de energía hidráulica para los molinos de
trigo.
Este terremoto hizo recordar a los habitantes de la zona el otro gran
terremoto suscitado el 20 de octubre de 1687. Esta coincidencia
apuntalo el culto al Señor de los Milagros, en el mes de octubre en la
ciudad de Lima, que según algunos historiadores es una imagen
religiosa que representa al Dios Pachacámac de la época prehispánica.
Procesión del Señor de los Milagros, en Lima en
el mes de octubre de todos los años desde 1687.
El Niño de 1791-1792

Para los años de 1791 a 1794, años donde se


manifestó uno de los Niños de más grandes
consecuencias y daños registrados, sobretodo en
la Costa Norte del Perú y en el caso de Lima se
puede observar que la temperatura promedio se
incrementa en 1.25 grados.
20.00
20.50
22.00
22.50
23.00

13.00
13.50
14.00
14.50
15.00
15.50
16.00
16.50
17.00
17.50
18.00
18.50
19.00
19.50
21.00
21.50
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio

1791
Julio
Agosto
Setiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio

1792
Julio
Agosto
Setiembre
Octubre
Noviembre
Enero
TEMPERATURA DE LIMA 1791 - 1794

Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
1793

Julio
Agosto
TENDENCIA

Setiembre
Octubre
Noviembre
Enero
Febrero
Marzo
1794

Abril
Mayo
El Niño de 1791-1792
Conclusiones
• El siglo XVIII en el Perú estuvo marcado por catástrofes naturales y
subsecuentes epidemias. Los continuos terremotos y tsunamis
remodelaron no sólo el paisaje urbano, sino la fe tras crearse cultos
específicos relacionados a los sismos.
• Asimismo, las variaciones en la temperatura generaron constantes
caídas en la población debido a las epidemias que propiciaban, la
escasez de agua -o en su defecto inundaciones- e inclusive de alimentos.
• Desde 1714 hasta 1720 se presentó un período recurrente de frío
extremo en los meses de invierno, con lo cual se estabilizaron las
características atmosféricas que favorecían la producción del trigo, pero
que a su vez posibilitaron una gran epidemia que asoló el Sur de los
Andes. Este ciclo de epidemias tuvo su cumbre entre los años de 1719 a
1722, con un avance desde el Altiplano hasta Lima.
Conclusiones
• Entre 1791 y 1794 surgió uno de los Niños más fuertes. En el caso
de Lima se puede observar que la temperatura promedio se
incrementa en 1.25° C. con respecto a los años anteriores.
• Las condiciones sanitarias de entonces propiciaban la aparición de
epidemias, hecho que, sumado al incremento de la temperatura se
convertía en un foco de contagio de peligrosas infecciones.
• Entre 1791 y 1794 surgió uno de los Niños más fuertes. En el caso
de Lima se puede observar que la temperatura promedio se
incrementa en 1.25° C. con respecto a los años anteriores.
• Las condiciones sanitarias de entonces propiciaban la aparición de
epidemias, hecho que, sumado al incremento de la temperatura se
convertía en un foco de contagio de peligrosas infecciones.

S-ar putea să vă placă și