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CARLOS PEÑALOZA
-De sus declaraciones y escritos en las últimas semanas se desprende que como
Director de la Academia Militar usted comprobó que el teniente Hugo Chávez, adscrito
a ese instituto, utilizaba su posición para conquistar cadetes y enrolarlos en un proyecto
golpista a largo plazo, misión que Chávez cumplía allí por instrucciones del Partido
Comunista. ¿Es correcta esa interpretación?
El presidente Chávez ya era comunista al igual que su hermano Adán cuando ingreso a
la Academia Militar. El fue catequizado siendo un zagaletón en Barinas por el José
Esteban Ruiz Guevara. Este señor había combatido contra el ejército al lado de
Douglas Bravo y Ali Rodríguez Araque (Cdte Fausto) en la Sierra de Falcón. Yo tuve el
honor de enfrentarlos en una unidad donde estábamos además los subtenientes José
Machillanda Pinto y Oswaldo Suju Raffo y Venancio Reverón. En nuestra área de
operaciones los derrotamos.
Además de jugar pelota Adán y Hugo fueron adoctrinados por Ruiz quien tenía una
cuota que llenar en el sistema de reclutamiento establecido por Douglas Bravo. Su
supervisor inmediato era Fausto. Ambos se hicieron comunistas rabiosos junto con otro
alumno destacado, Luis Velázquez Alvaray hoy prófugo de la justicia. En sus horas
libres Ruiz los usaba para distribuir copias del diario comunista “El Clarin”, panfletos
comunistas y pintar graffitis subversivos en las paredes.
A los pocos días me di cuenta que la Academia no era mia, sino de el. No había que
ser Sherlock Holmes para darse cuenta que el tipo estaba en algo raro. Solo faltaban
pruebas sólidas. Al investigar su record en el Instituto me di cuenta que había pasado
como instructor cinco años lo cual no es ordinario. Él era un buen oficial, pero no
extraordinario. En ese momento me pregunté: porque este oficial ha permanecido tanto
tiempo aquí sin ser ninguna maravilla?
A los dos meses lo entendí. Había un cadete cuyo papa había estudiado conmigo en el
liceo. En un día de visita mi amigo, a quien no identifico porque su hijo sigue en la
carrera, me dijo: “Carlos Julio mi hijo me dice que aquí hay un capitán Chávez
inculcando ideas comunistas”. De inmediato en septiembre de 1984 pasé la novedad al
comando del ejército y procedí a sacarlo de la Academia y a escribir un informe que
supuestamente terminaría con su carrera. Pero cosas extrañas estaban sucediendo.
Con Chávez no hay nada normal.
-¿Por qué sus advertencias e informes fueron desestimados por otros altos generales y
por el propio Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez?
Mi primer informe fue destruido en la secretaria del comando del Ejército antes que el
comandante general José Antonio Olavarría lo viera. Mi recomendación de enviarlo a
una unidad sin comando de tropa donde pudiera ser vigilado por la DIM fue ignorada.
Durante el resto del mandato de Olavarría el capitán no tuvo cargo y estuvo libre para
andar por los cuarteles predicando su ponzoña marxista. Estoy seguro que Olavarría
no tenía idea de lo que estaba pasando. Yo se quien manejo esto entre bastidores,
pero guardo su nombre que revelare en un libro que estoy escribiendo. Si a mí me pasa
algo antes de la publicación del libro, el nombre de esta persona está en manos de
amigos autorizados para publicar la obra pase lo que pase.
El caso de Carlos Andrés ocurrió tres años después siendo yo Comandante del
Ejército. Al llegar a esa posición supe que Chávez trabajaba en el propio Palacio de
Miraflores a poca distancia del despacho presidencial. Discretamente le hice ver a
Pérez lo que yo sabía. Luego de averiguar me dijo que todos sus asesores, incluyendo
el ministro de la Secretaria Dr. Carmona y el jefe de la DIM general Herminio
Fuenmayor lo avalaban y aseguraban que yo estaba equivocado.
Los golpistas confiados en la protección que habían disfrutado hasta ese momento se
movían como peces en el agua y cometían infinidad de errores. Pero ya los tenía en la
mano y los deje nadar a sus anchas. A comienzos de diciembre me anunciaron que el
presidente se iba de viaje a Davos y casi simultáneamente me llegaron las últimas
instrucciones de coordinación para activar el plan golpista. En esas partió CAP y
cuando llego la orden estableciendo el día D para el dia 6 de diciembre de 1989
coincidiendo con el regreso de Pérez me sonreí. Estos golpistas eran unos bates
quebrados. El jefe del plan fue detectado porque la clave que le asignaron era estúpida:
Jupiter. Cualquier aficionado a la mitología griega sabe que este era el rey de los
dioses. Las demás claves eran igualmente primitivas. Rápidamente trabajando con el
Inspector del Ejército establecimos los nombres de los complotados y su orden de
batalla. Afortunadamente mi dirección de inteligencia no sabía lo que estaba pasando.
De saberlo hubieran alertado a los golpistas. El 5 de diciembre ordene la captura de los
sospechosos y después informé al presidente encargado Dr. Izaguirre. Lo hice así
porque estaba seguro que la presidencia también estaba infiltrada. Izaguirre llamo a
CAP a DAVOS y Pérez ordeno que dejaran en libertad a los detenidos entre los cuales
estaba Chávez y todo el actual alto mando chavista.
Al otro dia llego CAP y me llamo enfurecido para preguntarme porque desobedecí su
orden. Yo le conteste que si no lo hubiera hecho el yo estaríamos presos o muertos.
Pero el insistió en que dejara en libertad a los conspiradores. Yo le dije yo no lo voy a
hacer hágalo Ud. y le puse mi cargo a la orden. Ante esto el contemporizo y me dijo
que es lo que Ud. quiere? Le respondí los quiero presos, pero si Ud. insiste yo me
quedo solo si Ud. me autoriza a que yo sea el único que pueda decidir el destino de
ellos. La respuesta fue seca: “Proceda general”. Pérez nunca me llamó ni por mi
apellido ni por mi nombre.
-Basándonos en que la actual alta oficialidad pasó por sus manos en la Academia o en
el Ejército, en términos aproximados, ¿cuántos oficiales captó Chávez desde la
Academia? Y en la actualidad, ¿cuáles son las proporciones reales del respaldo militar
a Chávez?
Es difícil de precisar, pero no son una mayoría. Asumiendo que ellos controlan y filtran
a los que ingresan como cadetes asegurándose que todos son rojos rojitos ellos tienen
la mayoría de los subtenientes y tenientes activos. Dado el descontento existente esa
mayoría no debe ser mayor del 60%. En los grados medios desde mayor a coronel
graduados en democracia ellos son una minoría clara. Tal vez un 10%. Entre los
generales que han crecido como conejos solo los mayores generales y los generales
en jefe son rojo rojitos y son una minoría pequeña. En promedio entre los generales no
deben tener mas de 30%. En total los oficiales adictos al PSUV deben representar
alrededor de un 40% del total. Esta cifra es elevada, pero falta considerar el factor
fundamental.
Las declaraciones del jefe del Comando Estratégico cumpliendo órdenes de Esteban,
quien a su vez no resiste como hombre una orden ilegal del loco senil de la Habana
crearan una desbandada. Los altos niveles del generalato lo saben y preparan sus
maletas y están comprando propiedades en el extranjero para curarse en salud.
Observen con cuidado las solicitudes de baja o de reposo medico de los tri y cuatri
soleados a medida que avanzamos hacia el 2012. Si llegamos allá solo le quedaran los
Rangel Silva, Alcala Cordones y similares. Ellos son los únicos que tienen que tener
miedo y que a lo mejor se atrevan a sacrificarse, pero lo dudo. Los demás volverán al
seno de la democracia y serán perdonados porque fueron engañados. No creo que
haya una cacería de brujas. Sería estúpido.
Los militares tenemos una deuda con la patria por los desatinos cometidos en los
últimos años. Las diabólicas órdenes del mandadero de Fidel llevan al país al del
abismo. Esa deuda debe ser saldada, si queremos salvar nuestra honra e impedir que
Venezuela se hunda.