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LOS SARAGUROS

DEL SUR DEL


ECUADOR

James Dalby Belote

Serie Pueblos del Ecuador Nº17


LOS SARAGUROS
DEL SUR DEL ECUADOR

Belote, James Dalby

Serie Pueblos del Ecuador

ABYA - YALA
Quito
1998
Los Saraguros del Sur del Ecuador
James Dalby Belote

Serie Pueblos del Ecuador No l7


la Edición:
1984 ,,Changing
adaptive srraregles among the
Saraguros of Southem Ecuador"
Thesis: Montana State Universirv
2a Edición:
L997 @ Ediciones Abya_yala
Av. 12 de Octubre Ll-30 y Wilson
Casilla 17-I2-719
T élf : 5 62 - 633/ 5 06 -2 I 7 / 5 O 6 -25 I
Fax: (593 2) 506255
e-mail: abya yala@abya yala.org.ec.
editorial@abya yala. org. ec.
Quito, Ecuador
Reüsión: Lourdes Endara
Autoedición: Abya-yala Editing
Quito, Ecuador
ISBN: ggTB_04_275_X

Impresión Digiral: Docurech


U.P.S./ XEROX
Quito,Ecuador
Impreso en Quito-Ecuador. 1997
AGRADECIMIENTOS

Estoy en deuda con muchas personas e instituciones que


hicieron posible este trabajo. Sin embargo, por cuestiones de
! espacio sólo puedo hacer un reconocimiento parcial a todas
ellas.
+;

* En primer lugar agradezco al Cuerpo de Paz por haber-


me enüado en 1962 al Ecuador y no a la región que yo había
,-.e
solicitado (el Sudeste Asiático), y luego, por haberme asignado
al área sur del Ecuador (Saraguro) en lugar de otras que habría
I
preferido, como por ejemplo, la Sierra central o norte del Ecua-
dor. Ellos estaban en lo correcto. De esa experiencia nació un
interés continuo por esta parte del mundo, y un medio, la An-
tropología, para comprenderla mejor.

Por el aliento, el desafÍo, el conocimiento y la amistad


mientras perseguÍa mis metas en la Universidad de lllinois, de-
bo agradecer especialmente a los prefesores: Joseph Casagran-
de, Donald W Lathrap y R. Tom Zuidema. Por el apoyo finan-
ciero que me permitió retornar en varias ocasiones al sur del
Ecuador para efectuar mi trabajo de campo, estoy en deuda con
el Departamento de Antropología de la Universidad de lllinois,
el Consorcio de Universidades del Medio Oeste para Activida-
des Internacionales (Midwestern Universities Consortium for
lnternationalActivities), y la Universidad Tecnológica de Michi-
gan. Doy al Arq. Hernán Crespo Toral, del Instituto Nacional de
AntropologÍa e Historia, mis debidos agradecimientos por [aci-
litar mi investigación en el Ecuador y por sus motivaciones oca-
sionales.
I James Belote

Joseph. B. Casagrande fue mi original direcror de resis en


la universidad de lllinois. En el campo y en la universidad fue
siempre útil, paciente, comprensivo y perspicaz. La muerte de
Joe en l9B2 significó la pérdida de un buen amigo, un colega y
un mentor. Nunca olvidaré momentos como el de su partida de
Saraguro en el cajón de un camión, una noche frÍa y lluviosa,
sin otra protección que un poncho, o las horas dedicadas a dis-
cutir sobre Saraguro y el Ecuador que con él y Mabel pasamos
en su hogar de Urbana.

Después de la muerte de Joe, Norman E. Whitten,


Jr. ac_
cedió muy cortésmente encargarse de la dirección de mi resis
aun cuando para él era una época muy diffcil y agitada. Sin su
excelente apoyo y crftica constructiva no se habria terminado
con éxito esta tesis. Sus conocimientos profundos sobre el
Ecuador, la Antropología y Ia Universidad de Illinois fueron de
especial ayuda. Por su asesorÍa a Ia presente tesis y en otras
áreas de mi carrera profesional le agradezco inmensamente.

Los otros miembros del comité, los profesores Douglas


Butterworth, Enrique Mayer y R. Tom Zuidema tambi¿n dádi_
caron su tiempo y su pensamiento, ofreciendo sugerencias va_
liosas para el enriquecimiento de la tesis. Les agradézco sincera-
mente.

Entre aquellos que aún no he nombrado y cuyo aporte


personal ha resultado valioso e interesante, esrán Allonso Ánda
Aguirre, Ray y Rosemary Bromley, Leslie Browning, Elizabeth
Carmichael, Bill y Eileen Douce,J. peter Eksrrom, Ruthbeth Fi-
nerman, el difunto John Francis Goins, Kathy Klumpp, el di-
lunto Manuel Landfvar, Jorge Marcos, Marcelo Naran¡b, Anny
de Tual y Norman Stewart.

Agradezco y pido disculpas a mis hijos, David y Karen,


que compartieron las recompensas que ofrece la experiencia del
Los Saraguros en el Ecuadot

trabajo de campo y que contribuyeron a su realizaciÓn, pero


qr. iguul debieron soportar durante tanto tiempo los proble-
mas Jerivados de la eláboración de una tesis donde no estaban
involucrados directamente.

Agradezco a Linda, mi esposa. Linda ha sido quien per-


sistió en este intento desde el principio, cuando nos conocimos
en Saraguro. Los descubrimientos de su investigaciÓn, su me-
moria, Ju análisis, sus desacuerdos, sus crÍticas y su trabajo de
edición, han contribuido inmensamente a esta tesis, como lo
han hecho también su compañfa, paciencia y motivación' Final-
mente agradezco inmensamente al pueblo de Saraguro, a los in-
digenas-y a los no indÍgenas, que son los que empezaron todo'
elos poLhdores de Sa¡aguro que han dado tanto de sí mismos'
solo juedo agradecerloslolectivamente en este momento y de
.rtu iorrnu. Su sentido del humor, su orgullo, su hospitalidad'
su amistad y su confian za, asi como su tolerancia para con la
extraña .o.rdu.tu de un gringo en su medio, han hecho de mi
vida y mi trabajo, en esta parte del mundo, una experiencia su-
jFamente Sratificante.
PREFACIO

Parece apropiado parafrasear aquf dos aforismos de Fray


Vicente Solano, un importante filósofo y biÓlogo naturalista
ecuatoriano de mitad del siglo XIX y frecuente visitador del
área de Saraguro: "El hombre es un ser finito, pero tiene una
cosa infinita: la ignorancia". "Cuando la verdad está vestida, to-
dos desean desvelarla, pero una vez que está desnuda, todos
quieren vestirla de nuevo de acuerdo a sus propios gustos". (So-
lano, 1892; I19, l3'+).

Cinco años de trabajo en el sur del Ecuador, diseminados


en un perÍodo de diecinueve aRos, no han obliterado la igno-
rancia sobre la realidad saragura. Cada retorno al área ha servi-
do más bien para iluminar la ignoranciay ha requerido un re-
pensamiento importante de las conclusiones pasadas. No hay
razones para creer que esto cambie en el futuro. Siguiendo a
Solano, cada enfoque a la verdad desnuda ha aumentado tanto
la fascinación como la perplejidad. Tal vez la incapacidad de
desvelarme por completo a mf mismo impide cualquier conclu-
sión final.

Sea como fuere, como me parece haber hecho algún pro-


greso, renuncio a observar desde cierta distancia, renuncio a
analizar, a describir, a sintetizar, a revestir a la verdad de una
manera que me concierna, espero que la forma y substancia de
lo que yace debajo al menos esté todavfa parcialmente revelada
a aquellos con quienes deseo compartirla. El conocimiento de
lo que probablemente he tenido colgado en mi guardarropa de-
lames Belote

berá ayudar? esta tarea: Esa información será proporcionada en


la introducción a esta tesis.

Pero aún éxiste otro problema. Nos vemos obligados a


describir un mundo que no consiste en objetos sino en interac-
ciones (Zukav, 1979), en sistemas multidimensionales de pro-
cesos interconectados; en las formas lineales doble dimensiona-
les de ascritura y habla. De esta manera, el medio usado en la
comunicación aumenta la distorsión a la oscuridad ya ofrecida
por el ropaje teórico y personal.

El decir todo esto no es negar el valor de este trabajo


porque entonces no habrÍa tenido ningún sentido el llevarlo a
cabo. Según mi opinión, hay una Íntima correlación entre lo
que está escrito aquÍ y lo que Saraguro ha sido y es. Tal vez esto
se revela de mejor manera en un "cumplido" que nos diera a
Linda y a mí una mujer saraguro que vivfa en la ciudad y Eoza-
ba de educación: "su trabajo en Saraguro tiene menos cosas ma-
las que el de otros afuereños".

En consecuencia, la forma y substancia de Saraguro y de


sus sistemas de interrelación han sido distorsionados y oscure-
cidos sólo parcialmente. Una posrrera investigación en manos
de otras personas, en especial saraguros, removerá algunos obs-
táculos para una visión más completa y satisfactoria de lo que
han sido, son y pueden ser las realidades de la vida saraguro.
Mi esperanza es que este trabajo contribuya a esos esfuerzos.
INDICE

Capítulo 1

Introducción 15
Contexto de la investigación t5
El marco teórico: Ecologfa CulturaV Evolución Cultural " 26
36

Porte I
EL ESCENARIO

Prólogo: Saraguro desde el siglo XV hasta el siglo XX 37

Capítulo 2
El escenario geográfico 45
La región 45
Saraguro y otros asentamientos nucleados 47
Asentamientos rurales dispersos 52
El clima ....... 58
62
Los páramos..............
Los bosques de montaña (cerros) 69
!.a, zona caliente
72
Notas 74

Capítulo 3
La población 77
Grupos étnicos 77
Relaciones étnicas 80
Vestimenta: símbolos cambiantes de etnicidad
BI
La lengua y otros canales de comunicación ... 88
94
Parentesco y descendencia paralela
Parentesco y organización familiar l0B
t2 James Belote

Capltulo 10
Estrategias adaptativas en el oriente 341
Explotación del medio 342
Estrategias de subsistencia: vivienda,
vestimenta y alimento 352
Ganado y estrategias de mercado 36t
In[raestructura 368
La organización del tiempo entre la Sierra
y el Oriente 375
Notas 38l

Capttulo 11
Resumen y conclusiones 385
Malz y Ganado: el desarrollo de una estrategia dual ......... 385
Saraguro desde 1971: Petróleo, Etnogénesis,
Profesionalización y Proletarización 391

Apéndice 105
Los Saraguros cn el Ecua¿lor l3

LISTA DE CUADROS

l. Ecuador lB

2. Area saraguro .............. 22

3. Sur del Ecuador 48

4. Descendencia paralela con alta


contaminación bilateral 100

5. Descendencia paralela con baja


contaminación bilateral 100

6. Descendencia paralela con contaminación


matrilineal desigual IOz

7. Descendencia patrilineal con contaminacibn


bilateral 102

B. Descendencia patrilineal con contaminación


paralela t03

9. Grado de relación entre ego masculino y


sus primas en primer grado en varios sistemas
de descendencia .. 106

10. Relaciones del mismo sexo entre suegros


y yernos/nueras en matrimonios de primos
en primer grado .. 1l I
t4 James Belote

ll. Distribución de los cuarenta patronímicos


más comunes en las comunidades saraguro n6
t2. Densidad poblacional aproximada y
productividad relativa de la tierra por comunidades
(barrios) t66

13. La división sexual del trabajo en Saraguro l83

t4. Casas saraguro ............ 248

15. Urdimbre de una sola hebra, telar


tubular de correa trasera 28la
16. Telar de correa trasera (Saraguro) 28lb

17. El ár ea Saraguro-Yacuambi 286

18. Elvalle del rfo Yacuambi 291

19. Zonas saraguro de control vertical y patrones


de circulación verrical 304

20. Circulación vertical perfodo Sierra-Costa


entre los saraguros 306

2t. Un modelo de desarrollo del control vertical


y de la colonización en los Andes .. 3I3
Capítulo 1

INTRODUCCION

Contexto de la investigación

El presente es un estudio de las estrategias adaptativas


cambiantes de una parte de los aproximadamente quince mil
indÍgenas conocidos como saraguros, que viven en.las provin-
cias australes del Ecuador: de Loja y Zamora Chinchipe. [¿ ma-
yorÍa de ellos es completamente bilingües en Quichua (lengua
que llaman "lnga") y en Castellano. Los saraguros, indÍgenas o
no indigenas, se distinguen fácilmente de todos los demás indi-
viduos de la región,rpor su vestimenta peculiar (basada en lana
negra, por lo general hilada en casa) y Por su corte de pelo (lar-
go y recogido en una lrenza, tanto en los hombres como en las
mujeres). Tiadicionalmente los saraguros han sido agricultores
de subsistencia y criadores de ganado con fines comerciales,
que posefan y controlaban la mayorÍa de sus recursos de tierras
y trabajo. En la última década han expandido sus actividades
económicas a nuevas áreas ocupacionales que están abiertas a
los indÍgenas en el Ecuador.

El terruño tradicional de los saraguros ha sido la Sierra


andina de la parte norte de la provincia de Loja en las parro-
quias de San Lucás (en el cantón Loja), Saraguro, Paquishapa,
Tenta, Celén y Selva Alegre (en el cantón Saraguro). Sin embar-
go, desde principios de este siglo muchos saraguros han expan-
dido su territorio a través de la colonización del Oriente, (las
t6 James Belote

tierras bajas de la cuenca del Alto Amazonas, en la provincia de


Zamora Chinchipe). Los saraguros del cantón de Loja han con-
centrado sus esfuerzos colonizadores en el valle del rÍo Imbana,
los del cantón Saraguro han colonizado el valle del rÍo yacuam-
bi ¡ más recientemente, el rÍo Chincaña y otras áreas de la pro-
vincia.

El pafs al que pertenecen los saraguros es una nación ex-


portadora de perróleo y banano, de la exrensión del estado de
Colorado y con una población de alrededor de 8'000.000 habi-
tantes.l Los saraguros son solamente uno de los muchos pue-
blos indfgenas del Ecuador cuyos miembros en conjunto com-
prenden un segmento muy importante de la población nacio-
nal. Nunca se ha contado exactamente su número pero se sabe
que llegan a varios millones.

En términos generales, los indÍgenas han sido emplaza-


dos al final de los sistemas locales y nacionales tanro de estrari-
ficación económica como étnica y han sido objeto de un alto
grado de abuso, maltrato y degradación de manos de los grupos
blancos o mestizos dominantes. Durante siglos los indfgenas
que habÍan sido incorporados al imperio colonial español y lue-
go ala nación independiente del Ecuador en calidad de coloni-
zados internos (virtualmente todos los indfgenas de la Sierra;
muchos grupos del Oriente finalmente no perdieron su inde-
pendencia hasta mucho más tarde), fueron excluidos de la
competencia con los no indfgenas en muchas áreas de la vida;y
al ser indígenas, fueron obligados a pagar tributos, a realizar
trabajos forzados (mita), a contribuir con los primeros frutos de
su trabajo (primicias) y a pag r diezmos a la lglesia. En algunos
casos fueron sacados de sus tierras y obligados a ganarse dura-
mente la vida como miembros de clases baias urbanas o rurales
o como trabajadores migrantes o comerciantes itinerantes.
Los Saraguros en el Ecuador t7

En otros casos, tanto los indígenas como su tierra, se


convirtieron en unidades de propiedad (en los tiempos republi-
canos, haciendas) de la Iglesia, en agencias del Estado, en uni-
dades individuales y corporativas. Pero algunos grupos o perso-
nas indÍgenas (incluyendo la mayoría de los saraguros) en la
Sierra, mientras sufrían diferentes formas de opresiÓn, lograron
conservar gran parte de la tierra que habÍa sido suya por tradi-
ción.

En este siglo se han ido reduciendo las cargas más pesa-


das que tenÍan los indÍgenas del Ecuador, como el levantamien-
to de algunas de las barreras legales, que antiguamente estaban
dirigidos exclusivamente a los indigenas; así como también han
habido algunos intentos de reforma agraria, de provisión de
servicios para las comunidades indigenas y de desarrollo comu-
nal. Sin embargo, siglos de opresión han dejado un legado de
injusticia y perjuicio que no ha sido resuelto hasta ahora, parti-
cularmente a nivel local.

En las décadas de los años 70 y 80 algunos ecuatorianos


ubicados en la estructura de poder' tenfan el deseo de mantener
a los indígenas como una cateSorÍa separada de la humanidad
(o süb-humanidad), como una fuente conveniente de mano de
obra dócil y barata. Esta tesis estaba apoyada por algunos
miembros de las clases bajas no indÍgenas, muchos de los cua-
les tienen origen indÍgena, que se sienten complacidos con la
presencia de otros de posición aún más baja que ellos. Una so-
lución comúnmente aceptada como reparación por la injusticia
pasada y presente ha sido llevar una polÍtica nacionalista que
promueva la asimilación de los indígenas a la sociedad ecuato-
riana, quieran o no ellos abandonar sus identidades étnicas' En
otras palabras, resolver el problema indÍgena eliminando a los
indios. En esta polÍtica etnocida (el rinico indio bueno es el "ex-
indio"), todos han de convertirse en ecuatorianos blanco-mesti-
t8 James Belote

Figura I. Ecuador

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'r- y'-F'¿¡rr #do.o"HIGHWAY

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zos, dentro de un universo cultural que reconoce componentes


indfgenasen el pasado talvez algunos en el presente, pero nin_
guno en el futuro. Algunos indfgenas aceptan esta saliáa al pro_
blema del blanco-mesrizo cambiando rasgos de su identidad in-
dfgena (y el estatus sociocultural inferior que acompaña esa
identidad en el Ecuador) ran pronto lo permiten su educación,
situación económica y/o su residencia.

No sin alguna influencia, pese a no ser los dominantes en


la estructura de poder, se hallan aquellos que apoyan un grado
Los Saraguros en el Ecuador l9

de pluralismo nacionalista, con igual oportunidad y desarrollo y


con cierta rectificación de la injusticia pasada, para aquellos in-
dÍgenas que deseen retener su identidad étnica. Muchos ecuato-
rianos encuentran esta actitud compatible con sus deseos de al-
canzar igualdad y justicia, riqueza y poder como indÍgenas. Par-
ticipando en un proceso de etnogénesis dentro de un ambiente
nacional que vacila (temporal, individual e institucionalmente)
entre el apoyo, la aceptación y la hostilidad, ellos están redefi-
niendo lo que significa ser miembros de grupos indígenas dis-
tintivos -aferrándose al pasado, (o cambiando elementos de él),
mientras buscan de manera agresiva determinar el futuro y su
lugar en é1.

Los saraguros pertenecen a este último grupo. Conforme


entran a la década de los años 80, mantienen una identidad ét-
nica distintiva e incluso desafiante (aunque cambiante), al tiem-
po que penetran progresivamente en las estructuras educativas,
económicas, polÍticas y religiosas, a nivel local y nacional. Tam-
bién están sondeando los problemas y las posibilidades de traba-
jar con otros grupos de inclinaciones similares, tales como los
shuaras y los otavalos dentro de un movimiento pan-indigena'

La etnogénesis saraguro ha sido ampliada por la fuerza


económica de este pueblo. Aunque durante la época colonial y
en gran parte de la vida republicana -al igual que otros grupos
indÍgenas- los saraguros fueron objeto de una variedad de injus-
ticias, emergieron de estos siglos de opresión con buena parte de
sus tierras intactas. (Hay excepciones; la tierra y la gente de la
comunidad saraguro de Gañil, por ejemplo, pasaron bajo el do-
minio de una hacienda).

Sobre esta base de propiedad de sus tierras, los saraguros


construyeron una estrategia dual: la consecución de fuerza de
subsistencia (incluyendo una autosuliciencia casi completa en la
20 James Belote

provisión de sus propios alimentos, vestido, techo y combusti-


ble), combinada con una intervención mercantil a través de la
crÍa y venta o comercio de ganado y productos derivados, tales
como la leche, el queso y los huevos. La extensión vertical de su
territorio hacia la cuenca del Alto Amazonas fue una de las op-
ciones escogidas por muchos saraguros para ampliar el compo-
nente de intervención en el mercado dentro de su estrategia dual.
i'
Con sus tierras tradicionales y nuevas y con su combina-
ción de luerza de subsistencia e intervención en el mercado. los
saraguros se encuentran relativamente acomodados en relación
a los estándares rurales ecuatorianos, tanto para indígenas como
para no indÍgenas. Pocos, si es que los hay, son los grupos serra-
nos indÍgenas del Ecuador que se asemejan al pueblo saraguro
en cuanto a fuentes de seguridad, autonomía y riqueza basadas
en la tierra.

En promedio, los saraguros están tan o mejor acomo-


dados que los no indÍgenas que viven entre ellos. Esta es una
situación inusual y ha dado a los saraguros cierto grado de po-
der en la región. AsÍ pues, aunque los saraguros están imbrica-
dos en un contexto nacional en el cual, en calidad de indígenas,
se supone que se encuentran al fondo de casi toda dimensión
jerárquica (social, pohtica, económica, educacional) -un contex-
to nacional que algunos no indÍgenas quisieran encontrar repli-
cado a nivel local-, el tratamiento que se les da es moderado por
elhecho de que los no indígenas locales (que tienen pocas opor-
tunidades) están en competencia unos con otros por el acceso a
la riqueza saraguro. Esro significa que si se mostrare perjuicio o
discriminación, se pondrÍa en peligro las relaciones económicas
con los indÍgenas, las mismas que los no indÍgenas del área, por
lo general, necesitan para prosperar o incluso para sobrevivir.

Dicho esto no se ha de ignorar a otros no indÍgenas de la


región, que por razones ideológicas, religiosas y personales pue-
Los Saraguros en el Ecuailor 2l

den manifestar buena voluntad en su conducta hacia los indÍge-


nas, una buena voluntad que varía de una expresión paternalis-
ta a un igualitarismo e incluso y en raras ocasiones; al servilis-
mo. Tampoco se ha de ignorar a esos pocos que, debido a su
monopolio en el acceso a algún bien deseado o que no depen-
den directamente de los indígenas para su bienestar económico,
pueden permitirse consistente y constantemente mostrar des-
precio hacia lo indÍgena y hacia los indígenas.

Aunque existen aproximadamente I5.000 saraguros que


comparten muchas caracterÍsticas en común, esta disertación se
centra en las estrategias adaptativas de los saraguros de seis co-
munidades serranas de las parroquias de Saraguro: Oñacapa,
Tambopamba, Tüncarta, Ñamarin, Lagunas y sus barrios y Quis-
quinchir y sus barrios. En total son unas 2.600 personas. Adi-
cionalmente hay otros 400 indígenas en la parroquia que residen
en la comunidad de Gera, no bien conocida por nosotros. Para
brindar mayor simplicidad usaré el término "saraguros" única-
mente referido a los miembros de las seis comunidades indica-
das, excepto cuando se diga lo contrario.

Además de 3.000 indÍgenas, hay unos 1.800 blancos resi-


dentes en la parroquia. 1.600 de ellos viven en el pueblo de Sa-
raguro y son conocidos como saragurenseq blancos delaplazay
blancos del centro. El resto son pobladores rurales que viven
principalmente en Quisquinchir y Tüncarta y son llamados blan-
cos del campo, campesinos y chazos (chazo es un término del
dialecto ecuatoriano austral para los campesinos no indÍgenas).
Aunque no son parte del tema de esta disertación, los blancos
son importantes y serán mencionados con frecuencia.

L¿s comunidades de Gurudel (que no ha de confundirse


con Gunudel, un barrio de l"-agunas) y Llaco también serán men-
cionadas a lo largo de este trabajo. Gurudel es una comuni-
22 James Belote

Figura 2. Area de Saraguro

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Los Saraguros en el Ecuailor 23

dad indígena adyacente a Oñacapa, pero perteneciente a la pa-


rroquia de Paquishapa. Sus miembros se encuentran entre
aquellos que iniciaron la colonización del Oriente por parte de
los saraguros. Llaco es una comunidad blanca en la parroquia de
Tenta, cuyos pobladores aparecen aquÍ como trabajadores con-
tratados por los saraguros, como arrendatarios de tierra comu-
nal indÍgena, y como negociantes de ganado.

Desde el inicio de los años 70 existe un importante cuer-


po bibliográfico en ciencias sociales, tanto sobre el de Sara-
^rea
guro como sobre el resto del Ecuador. Variando considerable-
mente en calidad, dicha bibliografia incluye artículos de revistas
y libros, ponencias presentadas en encuentros cientfficos y di-
sertaciones y tesis publicadas y no publicadas.

Comentarios a algunos de estos trabajos han aparecido


en Belote (1978), Brownrigg (1977b) y Salomón (1982), y apa-
recerán en este trabajo en donde luere apropiado. Las publica-
ciones de Casagrande, Gore, Hartman y Kroeger estudian a los
saraguros únicamente como uno de los tres o más grupos de
consideración, mientras que en los demás, el tópico central son
los saraguros. Aunque hay una buena variedad de temáticas
abordadas en todas estas obras (la Arqueología no está incluida
en la lista), la mayoría está limitada al tratamiento de los habi-
tantes de la parroquia de Saraguro. En el futuro deberá enfati-
zarsela investigación sobre los 12.000 o más saraguros que vi-
ven en otras parroquias. Una omisión desafortunada es la de
John E Goins, que murió antes de publicar los resultados de va-
rios trabajos de campo en el área en los primeros anos de la dé-
cada de los ó0.

El listado presentado a continuación está ordenado en


amplias categorÍas temáticas. Cada trabajo aparece sólo una vez
en el listado aunque muchos podrían coincidir en algunas cate-
24 James Belote

gorfas. En el caso de ponencias presentadas en reuniones y pos_


teriormente editadas, sólo la versión publicada se halla
tado Cuando un trabajo hubiere sido publicado en más "n-.ilir-
de un
idioma incluyendo el castellano, solo esta versión se halla en el
listado.

General: Barriga 1987, Cedillo, Flores y Llerena (1975);


PunÍn (I974a y l97ab); Temme (1972); Torres (1951); Tual
(1965 y le66).

Relaciones interétnicas: Belote, L. (1978); Belote, L. y Belo_


te, J. (1979a y l9B4); Casagrande (t974 y lg8l); Masson
(1977 y l9B3); Schmitz (t977).

Economía y Desarrollo: Belote y Belote (I98l y l9B3); Go_


re (1971).

Colonización del Oríente: Belote, J. y Belote, L. (1985);


Stewart, Belote y Belote (1976); Tual (1979).

Parentesco: J. Belote y Belote (I9B0a)

Salud y Medicína: Finerman (19g2, l983a, l983b y 1984.


Kroeger (1979); Mandiberg (1978).

Ritual y Folclor: Belore, J. y L.Belote (1977b); Harrmann


(i973); Landfvar (1969); Masson (1978).

RolesJemeninos: L. Belote y Belote (1989); PunÍn (1975).

(Véase rambién elApéndice: BibliográfÍa General de Sara_


guro).

más importante de estas obras, para nuestro trabajo es


L-a
la tesis doctoral titulada Prejudice and pnde: Indian-White Rela-
Los Saraguros en elEcuailor 25

tions in Saraguro, Ecuadot por Linda Belote (1978). Las dos di


sertaciones se complementan entre sÍ. Se basan en los datos ob-
tenidos por los dos durante los mismos perÍodos de investiga-
ción y residencia en Saraguro, y se refieren a las estrategias
adaptativas de los saraguros para abordar los componentes hu-
manos no indÍgenas de su ambiente. Esta tesis aborda las estra-
tegias usadas por los saraguros para mantener y ampliar sus
adaptaciones orientadas a la subsistencia y al mercado.

El presente etnográfico de este trabajo es el periodo ubi-


cado entre 1970 y 1971. Hay algunas razones para ello: l) por
ese tiempo se completó la investigación de campo para esta di-
sertación, la misma que empezó en 1962;2) es el presente et-
nográfico de la disertación suplementaria de Linda Belote; y, 3)
marca la culminación de la estrategia dual (de subsistencia y ga-
nadera) por parte de los saraguros, en la cual los más exitosos
de ellos centraron sus energías y esperanzas en el incremento
de su propiedades de tierra y ganado. La persecución de estra-
tegias alternativas y no agrícolas, iniciada por muchos saragu-
ros, empezó solamente a principios de la última mitad de la dé-
cada del 60 y en los primeros años de los 70. Desde L97O-I97I
han ocurrido grandes cambios entre los saraguros y en la na-
ción del Ecuador. Estos cambios serán indicados en notas a lo
largo del texto, siendo sintetizados y discutidos más profunda-
mente en el capÍtulo final de la tesis.

La información en la que se basa esta disertación fue re-


colectada en una diversidad de circunstancias metodológicas y
teóricas. Dos años de servicio del Cuerpo de Paz en Saraguro
(1962-1964), apenas implicaron algo más que un conocimiento
del concepto de relativismo cultural en Antropología. Sin em-
bargo, esto condujo al establecimiento de contactos de largo al-
cance con la gente indÍgena y no indfgena del área de Saraguro
y al desarrollo de un alto nivel de confianza y amistad, lo que
26 James Belote

lacilitó los perfodos siguientes de investigación más formal.


Además, durante este tiempo fueron recogidos los datos des-
criptivos que habrÍan de resultar valiosos tanto para propósitos
históricos como de otro tipo. Entre esta inlormación se hallan
transcripciones de documentos históricos en colecciones locales
(algunas de las cuales fueron destruidas luego, accidentalmen-
te). Copias de registros del censo nacional de 1962 para varias
comunidades y registros de encuestas bastante completas de la
Misión Andina respecto a la composición familiar, la tierra, la
propiedad de ganado y los patrones de cosecha.

Más tarde, en 1968, I9ó9, 1970-I9TZ y l98l, hubo pe-


ríodos de dos meses a dos años en los que se hizo trabajo de
campo en el área saraguro. Caracterizó a estos perfodos el tra-
bajo de campo etnográfico en general, con una temática en tor-
no a la Ecologia Cuhural. El trabajo de campo consistió básica-
mente en técnicas de enrrevista informal y observación (partici-
pante y de otro tipo), complementada con procedimientos más
formales (como el conteo de viajeros y sus animales en el cami-
no principal entre la Sierra y el Oriente). por consiguiente la
parte más sólida de esta disertación se basa en la profundidad
longitudinal (un total de 5 años de residencia en un perlodo de
19 años) y contactos de largo alcance en los cuales se basó la
investigación de apoyo.

El marco teórico: Ecología Cultural / Evolución Cultural

Este es un estudio del cambio en los patrones adaptativos


de los saraguros entre 1900 y 1970. Se centra básica, aunque
no exclusivamente, en los ajustes de los saraguros a su medio
ambiente no humano y sus interacciones con é1, a través de su
búsqueda por sobrevivir y prosperar como individuos, familias
y como un grupo étnico distinto. En consecuencia, este trabajo
está caracterizado por un enfoque ecológico o ecológico-cultu-
Los Saraguros en el Ecuailor 27

ral (Steward, 1955; Rappaport, l9óB; Sahlins, l968b; Netting,


l97l; Bennet, 1976; Hardesty, 1977; Jochim, lg8I). Támbién
es un estudio histórico de un grupo particular que experimenta
cambios y como tal está ubicado dentro de un marco evolutivo
-un marco de evolución "multilineal" (Steward, I955) o "espe-
cífica" (Sahlins, l96Ba)-. Finalmente, este estudio está consti-
tuido, pero de ninguna manera constreñido o dominado, por el
materialismo cultural, una síntesis del pensamiento de Marx y
de Darwin, en la cual las suposiciones básicas son que las con-
diciones materiales de vida tienen una poderosa influencia en
los valores, las creencias y la conducta de los individuos (pero
no de una manera completamente unidireccional), y en la natu-
raleza de las estructuras de las sociedades en las cuales dichos
individuos viven (según Marx), y (según Darwin) que el cambio
ocurre a través de un proceso de selección natural en el que hay
un éxito dilerencial entre entidades replicadoras (Harris, 1977,
1979; Price, t9B2).

En lo que sigue me propongo elaborar el discurso sobre


algunos de los temas de la Evolución Cultural y la Ecologia
Cultural que son la base de esta tesis. En el capÍtulo 8 discutiré
temas relacionados con la verticalidad, la circulación y la colo-
nización en cuanto están relacionados con este estudio en una
manera más limitada.

Steward (1955: +O-41) propone "tres procedimientos


fundamentales de EcologÍa Cultural":

I) "se debe analizar la interrelación de la tecnologÍa pro-


ductiva o de explotación y el medio ambiente";

2) "se debe analizar los patrones de conducta en la explo-


tación de un área especffica por medio de una tecnologfa tam-
bién especÍfica";
28 James Belote

3) "se debe determinar el grado al cual los patrones de


conducta implicado en la explotación del medio ambiente a[ec-
ran orros aspectos de la cuhura". La Ecologfa cultural de ste-
ward no tenfa el propósito de cubrir todo lo que le interesa a la
Antropología sino prestar "la atención más importante a esos
rasgos que el análisis empírico demuestra que intervienen más
profundamente en la utilización del medio ambiente en formas
culturalmenre prescritas" (I955: 37). ta afirmación de Geertz
es la misma: "La Ecologfa Cultural, al igual que la EcologÍa en
general, conforma un campo de investigación exphcitu-.nt.
delimitado, no una ciencia maestra general,'(lgó3:i0).

El medio ambiente, la tecnologfa productiva y otros pa_


trones de conducta, no pertenecen a diferentes esferas, tenián_
do una u otra una influencia independiente, unidireccional y
determinfstica en las demás. Más bien todas tienen que ser con-
sideradas como partes de "un único sistema analfstico, vn eco-
sistema... lyl la tarea cientílica se convierte en la investigación
de la dinámica interna de estos sistemas y de las
-un.ir, ..,
que se desarrollan y cambian" (Geerrz, l96i: 3).

[¿s fronteras de los sistemas humanos, sin embargo, es-


tán rara vez definidas con claridad (Bennett , 1976: g4-122) e
incluso donde las lronteras están razonablemente señaladas, ca-
si nunca son impermeables. por el contrario, como Sahlins lo
ha señalado, "las culturas ya no pueden ser entendidas a través
de una contemplación de sus ombligos. Ninguna es inteligible
en aislamiento, apartada de su adaptación a las demás dentro
de una red cultural mundial" (1968b: 373).

Desde el punto de vista sincrónico y diacrónico, por lo


tanto, los saraguros serán estudiados como un grupo con su
propio sistema de enmarañadas redes de interacción entre las
personas y entre la gente y el medio ambiente. Un sistema que
Los Saraguros en el Ecuailor 29

es y ha sido penetrado y profundamente influido por fenóme-


nos originados fuera del sistema. Durante siglos los saraguros
han sido miembros de un amplio sistema socio-pohtico que ha
sido el origen primario de estos fenómenos foráneos.

Cohen ha dicho que en las sociedades que forman parte


de los estados nacionales "el Estado se convierte en el elemento
más significativo en el habitat al cual la gente debe adaptarse en
grupos locales" (I974:55). t¡s adaptaciones de los saraguros al
Estado y a otros factores externos son de gran importancia para
la comprensión de la sociedad saraguro y serán abordadas en
esta disertación. Sin embargo, el centro del discurso seguirán
siendo los aspectos internos del sistema saraguro, empezando
por las interacciones humanas con el medio no humano y local.

Probablemente se da el caso de que en sociedades que


son tecnológicamente menos complejas -que ocupan menos
energfa per cápita-, un mayor componente de adaptación (par-
ticularmente a nivel individual) está más orientado al medio no
humano que en el caso de sociedades tecnológicamente más
complejas. En las sociedades más complejas como las socieda-
des modernas tecnológicamente desarrolladas, una hueste de
especialistas -mineros, carpinteros, agricultores, constructores
de puentes y de caminos, ingenieros, manufactureros textiles y
domésticos, reparadores de hornos y plomeros, trabajadores
quitanieves, etc.- se interpone entre la gente y el medio no hu-
mano al que deben adaptarse y del que deben extraer lo que
quieren o necesitan. Esto significa que -en lo cotidiano- la gente
(a nivel individual) está liberada de la necesidad de desarrollar
estrategias sofisticadas para tratar directamente con muchos
rasgos del medio no humano (en último término no están libres
de las consecuencias de impactos colectivos en ese medio).

Mas por otra parte, con el objeto de conseguir lo que ne-


cesitan para sobrevivir y prosperar esta gente tiene que desarro-
30 James Belote

llar una mayor variedad de estrategias (o sub-estrategias o des-


trezas) orientadas hacia la adaptación al medio social, polÍtico,
económico y recnológico en el que viven. La población de so_
ciedades de elevado desarrollo tecnológico, por consiguiente,
intercambia competencia individual en el tratamiento de un
amplio rango de condiciones ambientales no humanas por de-
pendencia extrema y necesidad de competencia en el tratamien-
to del ambiente humano en el que debe existir. La dependencia
se ve incrementada por la centralización, la ,,deslocalizacion"
(Pelto, 1973: 166-167) de lugares de control sobre dichos sisre-
mas especializados de alta energfa y tecnologfa.

En sistemas de baja tecnologia y menos complejidad, los


individuos tienen que enfrentarse directamente con el medio
no humano y con sus caprichos. De este modo, una mayor par-
te de todo el paquete de estrategias adaptativas está orientaáa al
tratamiento con el medio. De ninguna manera se debe pensar
que estas ideas implican que los componentes socioculturales
de todo el medio de los sisremas menos complejos de baja tec-
nologfa son triviales, pues no 1o son. El punto es que los miem-
bros individuales de los sisremas de baja tecnologfa rienen que
estar interesados, de manera más regular y general, en los ras-
gos del mundo no humano de su alrededor que la mayorÍa de
los individuos de los sistemas de alta tecnologfa. Ellos depen-
den más directamente del medio no humano y tienen que ser
más competentes en departir con él a nivel individual y local.

Mientras deseen mantener sus identidades distintivas, los


miembros de muchos sistemas de baja tecnología -que son al
mismo tiempo segmentos colonizados y subordinados de siste-
mas más grandes y más complejos, como es el caso de los sara-
guros en el Ecuador-, deben enfrentar un conjunto especial de
problemas conforme a sus estrategias adaptativas. Están atrapa-
dos entre la posibilidad de intentar mantener los ajustes más o
Los Saraguros en el Ecuailor 3l

menos satisfactorios al medio ambiente natural, desarrollados a


través de generaciones -un ajuste en el cual los individuos, las
familias y las comunidades locales han alcanzado una gran can-
tidad de autosuliciencia y seguridad- o, la posibilidad de entrar
en el sistema más complejo, de aprender a manipular nuevas
variables sociales, de intercambiar su dependencia directa del
medio local no humano y sus adaptaciones a él por la depen-
dencia directa del medio humano no local y su adaptación al
mismo.

Si eligen la primera alternativa probablemente se encuen-


tren como un segmento marginalizado de clase baja que forma
parte del sistema mayor. Si eligen la segunda, sin embargo, no
hay garantía de que el sistema mayor continúe dándoles la
bienvenida como participantes hechos y derechos y beneficia-
rios de lo que éste tiene que ofrecer. Pueden entregar su capaci-
dad de ajustarse satisfactoriamente a su medio local natural sin
obtener la capacidad de lograr lo que quieren y necesitan del
sistema más complejo.

La mayor párte de esta tesis versa sobre los saraguros en


cuanto intentaron seguir una ruta intermedia, una ruta en la
que procuraban mantener una sólida subsistencia autosuficien-
te al tiempo que construÍan un comercio de ganado orientado
al mercado. El capÍtulo final incluye un examen de los',baragu-
ros en cuanto se han relacionado cada vez más con su medio
humano no local desde los primeros años de la d¿cada de los
70.

Se usa un punto de vista evolutivo cultural para exami-


nar las estrategias y ajustes adaptativos cambiantes de los sara-
guros. La evolución cultural, al igual que la evolución darwinia-
na en general, se la puede definir como un proceso que implica
a su vez una selección natural en la que hay "una supervivencia
32 James Belote

diferencial de entidades que se replican" (Dawkins, 19T6:2O6).


O para ponerlo en otras palabras, ..la evolución es un proceso a
través del cual los sistemas se desarrollan y se modifican en re-
lación a una base ambiental especÍfica...hay sólo un proceso
evolutivo -la adaptación- y una medida, el tamaño pobiacional
comparativo" (Alland, 1967 : 196-197).

Las preguntas que nacen de estas dos definiciones del pro-


ceso evolutivo son: ¿cuáles son las unidades de adaptación y
selección? ¿Son entidades, rasgos, sistemas, individuos, pobla_
ciones, o alguna combinación de éstos o algo más? Este no es
un tema que haya sido resuelto en la AntropologÍa. Cohen, por
ejemplo, dice: "Hemos de considerar la unidad de adaptación al
grupo más grande y más inclusivo que hace e implementa deci_
siones con respecto a la explotación de los potenciales energeti-
cos en el hábitat" (1974:52), Alland, (1967: 224-225), Richer_
son (1977: l9), Harris (1979:60), yJochim (1981: l7), sosrie-
nen que la unidad fundamental de la selección es el individuo.
Por su parte, Price (1982: 7I7) y Sahlins (l968a) arguyen que
los rasgos son las unidades fundamentales: ..la materiá prima
del desarrollo filogenético de una cultura son los rasgos iultu-
rales disponibles, ranto aquellos que esrán denrro de la cultura
misma como los que pueden ser prestados o apropiados de su
ambiente superorgánico" (Sahlins, l96Ba: 234). AquÍ no resol-
veré este problema pero ofreceré unas cuantas reflexiones al
respecto.

Al tratar la aparente anomalía de cómo la conducta indi_


vidual altruista puede ser seleccionada en un proceso de evolu-
ción, los biólogos evolucionistas obtuvieron un avance impor-
tante cuando empezaron a centrarse en las unidades de selec-
ción, los genes, debajo del nivel del individuo (Hamilton ,1972:
Trivers, l97l;Wilson, 1975; Dawkins, 1976). Si por una parre
los conatos de extender este avance significativo directamente a
Los Saraguros en el Ecuailor 33

la interpretación de los sistemas humanos socioculturales (Wil-


son, 1975 y I97B; Barash, 1977) -según mi opinión, no han te-
nido éxito (véase Sahlins, 1977;Harrís, 1979: l19-140)-, sin
embargo, lo que han logrado tiene una implicación importante
para el esclarecimiento del uso analógico del proceso de evolu-
ción en la esfera de la cultura. La implicación es que las unida-
des de selección de nivel menor son anteriores a las unidades o
sistemas de nivel superior en el efecto determinante.

Basándose en la selección a nivel del individuo frente a Ia


selección a nivel de la población, los antropólogos evolucionis-
tas reconocen la afirmación anterior en términos generales (Co-
hen, sin embargo, es una excep'ción). Richerson, por ejemplo,
lo dice claramente: "hay poca evidencia de que...la selección de
grupo sea muy efectiva en la promoción de las metas grupales
que compiten con las metas individuales" (1977: l0), y "al po-
ner inapropiadamente la operación de los procesos teleológicos
a nivel de las poblaciones y de las comunidades antes que de
los individuos, los cientÍficos sociales han adoptado modelos
teóricos de la Ecología que corrientemente se los considera du-
dosos por parte de la mayoría de los ecólogos" (L977:I7). Pero
esto no es suficiente. [¿s unidades básicas de selección proba-
blemente no son los individuos sino los rasgos culturales y los
complejos de rasgos -ideas, creencias, valores, conductas-.

Los rasgos y los complejos de rasgos enfrentan de la ma-


nera más directa la presión de competencia de los procesos de
selección. Al igual que los genes por características orgánicas
particulares, los rasgos por caracteristicas orgánicas específicas
sobreviven o no a lo largo de muchas generaciones. (Es intere-
sante anotar que esto ocurre con un rasgo compartido por los
grupos o las especies pero no por los individuos).

Si asumimos que las unidades de nivel inferior son la


unidades subyacentes de la selección, tal vez podamos explicar
31 James Belote

más fácilmente las fallas existentes en algunos procesos de alto


nivel. Wilson (1975: 80), por ejemplo, ha dicho:

La selección natural puede ser vista simplemente


como el incre_
mento diferencial de alleles [rasgosl dentro de una población.
No importa si la población como un todo está aumentando.
disminuyendo, o si está estabilizada.

Mientras un allele [rasgo] aumenta en relación a orro, la pobla-


ción está evolucionando. De hecho una población puede estar
evolucionando rápidamente, respondiendo a la selección natu-
ral y, por consiguiente, "adaptándose" al mismo tiempo que
está extinguiéndose.

Para la comprensión de los procesos evolutivos de nivel


superior es de gran ayuda tomar en cuenta los procesos de se_
lección de nivel inferior, de corro plazo (Harris 1979: 62; price,
l9B2: 716) y de propio interés lself-interested].

Aunque me baso en la suposición de que los rasgos y los


complejos de rasgos son las unidades últimas de la seleccién -a
las cuales se ha de acomodar cualquier explicación completa
del cambio (y donde la información puede ser difÍcilmenre re-
cuperable)-, no ignoraré por ello los procesos de selección que
operan a nivel individual y poblacional (en donde se puede ob_
tener la información mas fácilmenre). Asi, por ejemplo, veo a
los saraguros como individuos y como poblaciOn, como entida-
des sujetas a los procesos de selección a niveles superiores.

En cuanto a individuos que actúan juntos dentro de un


medio al que deben adaptarse, los humanos hacen uso de estra-
tegias, las mismas que vienen a ser "planes de acción llevados a
cabo en un perfodo específico de tiempo,' (Whitten y Whitten,
1972:248). Lo que estos autores tienen que decir con respecto
a las estrategias sociales se aplican por lo general a todo tipo de
Los Saraguros en el Ecuailor 35

estrategias humanas. Las estrategias son "abstracciones prove-


nientes de observaciones...y pueden ser conscientes o incons-
cientes, explÍcitas o implÍcitas. I-as estrategias sociales son vistas
como estrategias adaptativas cuando se las aplica para sumar
planes de acción en relación con las exigencias o constreñi-
mientos externos e internos" (Whitten y Whitten, 1972:248).
Para una mayor elaboración de los contextos en los que operan
las estrategias véase también Jochim, l98l.__

Las estrategias son un conjunto de rasgos -de ideas,


creencias, valores y conductas- que la gente ha desarrollado co-
mo respuesta a sus necesidades de ajuste satisfactorio a los me-
dios en que üven. Las estrategias, las sub-estrategias (¿tácticas?)
y los rasgos están sujetos a los procesos de selección de acuerdo
al éxito relativo de estas unidades en competencia con otras
unidades "que cumplen una labor comparable" (Price, l9B2:
7IB).

Las estrategias de las que me ocuparé básicamente en es-


ta tesis son las que están relacionadas con la sobrevivencia ma-
terial y el bienestar de los saraguros. En gran parte éstas son es-
trategias orientadas hacia la subsistencia o a los nichos ocupa-
cionales. Mi uso de la palabra "nicho" es el mismo de Love, "ni-
cho" no se refiere a la localización sino al papel ocupacional o
funcional de un organismo (o población) dentro de una comu-
nidad (Love,1977:29). En verdad, no dejaré de lado estrate-
gias orientadas hacia la adaptación a un medio sociopolÍtico
mayor con el cual los saraguros deben vérselas. Las estrategias
particulares no son autocontenidos aislados sino partes de com-
plejos sistemas interactuantes que encierran numerosas opcio-
nes y soluciones.

Esta disertación se divide en tres partes, cada una con


tres capítulos. Los capftulos de la Parte I ofrecen información
básica sobre el contexto geográfico-ecológico, histórico y huma-
36 James Belote

no en el cual los saraguros han vivido. Los capítulos de la parte


II examinan los múltiples componentes de la estrategia dual de
los saraguros, tal como la han desarrollado, básicamente en la
Sierra. En la Parte lll se examina una opción mayor dentro de
la estrategia dual -la colonización de la cuenca del Alto Amazo-
nas. El capftulo final (ll) resume los acontecimientos y rasgos
más importantes en el desarrollo de la estrategia dual de los sa-
raguros entre 1900 y 1970, y discute el nacimienro de esrrare-
gias alternativas saraguras en la penetración de nichos ocupa-
cionales recientemente disponibles desde la década de los años
70.

Nota:

l. Para un análisis reciente de las estructuras económicas, politicas y so-


ciales del Ecuador, véase Hurrado y Salgado (l9BO). Vega Moreno
(1980) y el World Bank (1979) ofrecen información sobre el desarro-
llo económico reciente de este pals y sus perspecrivas. Bromley
(1977) discute con gran visión las dificultades más imporrantes en-
contradas en el planeamiento e implementación de modelos de desa-
rrollo por parte del Gobierno ecuatoriano. Walter (l98l) y Whitren
(1981) ofrecen el mejor bosquejo respecr.o a la siruación de los indi-
genas en el Ecuador actual.
Los Saraguros en elEcuador 37

Parte 1

EL ESCENARIO

Prólogo: Saraguro desde el siglo XV hasta el siglo XX

1582 La provincia de Leoquina... también llevó una guerra con


una provincia llamada Saraguros, que está a siete u ocho le-
guas de esta tierra. la razón, porque eran amigos de los es-
pañoles, y los saraguros no lo eran y solÍan matar a muchos
españoles en trampas y en senderos y peleaban con ellos y
con los cañaribambas para que no sirvieran a los españoles.
Esta es la razón para que hoy en dfa existan pocos indios en
Leoquina. (Tomado de MarcosJiménez de la Espada, Rela-
cíones GeogróJicas de Indias, Tomo II, L965:279).

1736 El cacique de Quintos del pueblo de San Pedro de Saragu-


ro, Don Felipe Bera, y los caciques de la Corona... en nom-
bre de los demás indios de este pueblo dicen...que han po-
seido estas tierras desde el tiempo de sus ancestros y las au-
toridades siempre les han protegido, pero ahora están sien-
do desplazados de sus tierras... Piden que usted ordene que
no se les permita a los españoles, a los mestizos y a los mu-
latos habitar este pueblo de indios. (Tomado de Archivos
de la Presidencia de Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana,
Quito, Vol. 31. folleto, 198).

1773 Recuerdo con singular placer una gran cn¡z que fue coloca-
da en una aislada montaña escarpada de Saraguro, un pue-
38 James Belote

blo que está entre Cuenca y Loja. Después de ser colocada


con gran esfuerzo nos sirvió como un gran consuelo, no só-
lo por la vista de la madera salubre exaltada en esa bárbara
altura, sino mucho más por el fruto que produjo, que fue el
fin de una superstición que solÍa existir.

Desde la cima de esa montaña descendía o brotaba una


fuente o riachuelo que los indios llamaban cusiyacu, que
quiere decir, "agua de la felicidad". All¿ iban los indios por
las antiguas costumbres del paganismo, para hacer sus adi_
ünaciones y practicar sus augurios. Así, üendo allí la cruz,
empezaron a llamarla agua santa y atribuyendo a su virtud
los efectos que deseaban, la superstición fue abolida y llega-
ron a venerar el signo de la salud signum salutis. Esta fue
una cosa tan célebre... (Tomado de Bemardo Recio, S.
J.,
Compendiosa Relacíón de la Cristiandad de euito, I94g: 347_
348).

1804 Saraguro es un pueblo muy importante y tal vez el mejor


del corre$miento de Loja; está situado en una gran eleva-
ción. Localizado al principio de las montañas, es la vÍa de
ingreso indispensable y el lugar de parada para todos los
que viajan al Peru; su nombre üene de zara (malz) y muro
(grano). Véase Garcilaso...

Sus casas elÍpticas. Su corteza de quino. Su iglesia, sus


adornos, las proüsiones de sus sacerdotes en los marnmo-
nios de los indios. Anécdota de la india que perdió a su hi-
jo en la flor de su edad: su respuesta sublime: chaupi pun-
chapi tuta yarca. En medio del dÍa, cayó la noche. (Tomado
deJosé de Caldas, Viajes, L936: 160).

lB88 Saraguro es de buena población, sus hijos, casi rodos in-


dios, son robustos y musculosos y todos se visten de negro,
según nos dijeron, para conservar el luto por la pérdida de
su independencia. (Tomado de Pedro Fermln Cevallos,
Geografta de la República del Ecuador,1888: 326).
Los Saraguros en el Ecuailor 39

1892 Cantón de Zaraguro. Cabecera cantonal: Zaraguro, gran


pueblo al pie del monte Pulla, con una población de indios
robustos y trabajadores, casi todos están vestidos de negro.
(Tomado de Teodoro Wolf, GeograJía y Geologta del Ecuq-
dor,1982:556).

1909 Cantón Saraguro (Olla de MaÍz)... Saraguro es un pueblo


grande y de cierta importancia, situado en las faldas del
"Puglla" a dos mil seiscientos noventa y dos metros de altu-
ra sobre el nivel del mar. Su área es de cuarenta y cinco a
cincuenta leguas de extensión. EI clima es frío, seco, agra-
dable y, de acuerdo a la opinión unánime de los doctores
de la proüncia, tiene la reputación de servir parala conva-
lescencia.

De acuerdo a la información aproximada, todo el cantón


tiene una población de quince mil almas, de las cuales unas
cuatro mil pertenecen ala raza blanca, cinco mil son mesti-
zos y el resto son indigenas puros.

Los indios son vigorosos, consagrados exclusivamente a la


agricultura, se üsten con una pulcritud extrema y relativa
elegancia, lo que no ocurre con los indios de los cantones
circundantes. Han conservado religiosamente sus tradicio-
nes desde los tiempos coloniales y pese a que en su trato
con los blancos parecen atentos y sumisos, tienen un odio
declarado y persistente hacia ellos. En sus matrimonios,
bautizos, fiestas, etc., siguen escrupulosamente sus costum-
bres. (Tomado de Anon., El Ecuador: Guía Comercial Agríco-
la e Industnal de la Repúblíca. 1909: I 120).

r9l2 Miles de pequeñas sementeras verdes, principalmente de


maí2, con una choza indÍgena en una de sus esquinas, pen-
den en ángulos agudos alrededor de las murallas que cer-
can el valle. Había llegado al famoso valle de Zaraguro,la
Tierra del Maiz, -zara es la palabra quichua para maiz- para
finalmente ascender al pueblo mismo, con sus casas espar-
cidas y la hierba crecida...
10 James Belote

Zaraguro es un pequeño mundo. La gran mayorÍa de su po-


blación es indÍgena; pero se trata de un nuevo tipo de indi-
genas, de piel más oscura y de costumbres más indepen-
dientes que los del norte, aún humildes con la gente decente
cuando la tratan individualmente, pero rayando en la inso-
lencia cuando están reunidos en grupos con chicha en la
mano. Aqul cada uno posee una parcela de tierra y rehúsa
la servidumbre. Su vestido es oscuro, en marcado contraste
con los colores vistosos de sus primos quiteños. En lugar
de los anchos pantalones blancos, cubren sus piemas hasta
la rodilla con una prenda apretada de lana de color café y
cubren todo el resto del cuerpo con un poncho del mismo
color. Llevan un sombrero de fieltro casi blanco e lnmensa-
mente gn¡eso, de copa en forma de caya, el borde cae alre-
dedor del rostro, y su largo cabello negro como el azaba-
che, en lugar de tenerlo sujetado en una trenza amarrada
con una cinta, lo suelen llevar suelto sobre los hombros.
No compran nada del mundo exterior -excepto misas e in-
dulgencias-, esquilan sus propias ovejas, y su lana, por lo
general negra, la hilan y tejen sus mujeres para elaborar la
pesada tela con la que confeccionan los vestidos oscuros de
ambos sexos. Además de atender a sus propias necesidades,
el valle de Zaraguro exporta vía Puerto Bolívar a cinco cen-
tavos la libra, un poco de cascarilla áspera, en la que se ba-
sa la quinina. (Tomado de Harry Franck, Vagabonding
Down the Andes, I9l7 : 203-20+).

1930 Hablando en general del paisaje parroquial de Saraguro po-


demos decir: la primavera allí es etema; las casas de campo,
Ias casas blancas rodeadas por sementeras y pastos, la gente
es muy Íelíz; y cuando se escuchan las dulces notas de las
flautas indfgenas en la noche tranquila, música que marca
el paso de los rebaños blancos que regresan, el corazón hu-
ye a las edades tranquilas e inefables de un pasado dorado.
Y se siente la delicia infinita de amar la obra divina de Ia
naturaleza en sus magnificas galas y esplendores. (Tomado
Los Saraguros en el Ecuailor 4l

de Luis Mora, El Ecuador Austral, 1930, sin numeración de


páginas).

l93l Saraguro es un lugar magnífico...disfruta de un clima mejor


qu.il de Quito... Saraguro tiene una población genial y
progresista. Las casas en general están en buen estado; Ias
calles son empedradas, tiene servicio de agua potable que
si no el
-sin miedo de que se me acuse de exagerado- es,
mejor, uno de los mejores de la República; posee un buen
alumbrado eléctrico; molinos, buenos negocios, dos escue-
las; y en corto tiempo se unirá a Loja a través de una buena
carretera. La gente es muy educada, atenta, devota, respe-
tuosa...En el salón de asambleas del cabildo municipal está
olicialmente entronado el Sagrado Corazón de Jesús' Y es
evidente que este solo hecho demuestra lo que es Saraguro'

Entre los indios, ¿donde uno puede encontrar mejor gente'


más elegante, religiosa, instruida y de mejor naturaleza que
la de Saraguro? El Catecismo está establecido en todas las
comunidades; Oñacapa, Tambopamba y Gera son las co-
munidades más importantes. Además de esto todos los do-
mingos van a la iglesia. Lo que es un espectáculo emocio-
.,utt", Io aprendimos el día de los exámenes en la escuela
de los Hermanos, al verlos salir con espléndidos resultados
del examen, mostrando sus pechos llenos de condecoracio-
nes que representaban premios por varias materias: asisten-
cia, conducta, Catecismo, Gramática, GeografÍa, Aritmética
e incluso Francés. ¡Esto es educar al indio! Esto es elevarlo
de su estado miserable en el que hasta ahora se ha encon-
trado. ¡Qué obra sublime!... Saraguro no carece de nada pa-
ra ser un verdadero Edén de felicidad y prosperidad' (To-
mado del P. Tomás Conde, I-os Yahuarzongos: Histono de los
Shuar deZamora, l98l: 158)'

lg+3 En Saraguro, al sur del Ecuador, durante una visita par-


simoniosa al dueño de una tienda, observé el trata-
miento y la conducta de muchos clientes indígenas' El
12 James Belote

tendero, un blanco grande y corpulento, vesrido con


colores chillones, estaba detrás de la caja con su som-
brero- puesto. Los indios estaban comprando estampa-
dos de algodón, retazos de tela, sal, kerosene, copas,
agujas, baldes, etc. Un indio entró tímidamente y pre-
güntó el precio de la tela negra de alpaca. Se ioiocO
delante de la caja esperando que midieran la tela y la
cortaran. El tendero le ordenó groseramenre gue se
hiciera para atrás. Después se acircó a coger su com-
pra, que no habfa sido empaquetada y p gó un sucre
y medio. Una indígena entró a comprar una hoja de
papel blanco, en pago de la cual dio un billete dé cin-
co sucres; se le pidió que saliera y cambiara el billete
antes de que se le entregara su compra...

Sólo unos pocos niños indios asisren a la escuela por-


que se,los necesita paratrabajar en las tierras.los pupi-
los indígenas tienen una posición completamente iu-

nir- temprano para que barran las aulas y hagan otros


trabajos domésricos. (Tomado de J. Merle úavis, en
Stanley Rycroft, ed. lndians of the High Andes, 1946,
78_79).
Patrones adaptativos son implementados en determina-
dos lugares por algunas personas en ciertas ocasiones. pero, en
el contexto de un movimiento incesante del tiempo, los lugares
y las personas no permanecen constantes. Construyéndose so-
bre experiencias y condiciones pasadas, respondiendo a amena-
zas, presiones, oportunidades e ideas de otra gente en otros lu-
gares, los patrones adaptativos son continuamente probados y
ajustados, para que estén de acuerdo con las nuevas condicio-
nes emergentes.

Los patrones adaptativos, entonces, están siempre en


[ujo. Aunque los rasgos adaptativos más
proceso, en estado de
Los Saraguros en el Ecuador 43

generales pueden permanecer relativamente constantes a través


áe considirables perÍodos de tiemPo, los rasgos particulares
suelen ser inestables. En efecto, la continuidad y el cambio son
a menudo procesos complementarios: los cambios ocurren en
una dimensión para que se mantenga la continuidad en otra.

Pero eso es adelantarse a la historia. Por ahora, en la Par-


te I, examinaremos los contextos geográficos, humanos e histÓ-
ricos cambiantes en los que se han desarrollado los patrones
adaptativos de los saraguros.
Capítulo 2
EL ESCENARIO GEOGRAFICO

A un día de arduo camino del pueblo de Saraguro se


puede encontrar: bosques tropicales y desiertos; bosques nubla-
dos y páramos que se asemejan a la tundra; sementeras de pa-
pas, chacras de malz, plantaciones de caña de azúcat y Pastiza-
ies; calles citadinas repletas, pequeños asentamientos nucleados
y comunidades dispersas, y vastas regiones inhabitadas e inac-
cesibles a las que todavla poca gente se aventura. Estos y otros
rasgos han sido aspectos importantes del medio en el que viven
los habitantes indÍgenas de la región de Saraguro. A través del
tiempo, tal como veremos, se ha desplazado la relativa impor-
tancia de diferentes aspectos del medio ambiente parala adap-
tación de este grupo étnico.

El cambio, más dramático en los tiempos históricos, ha


sido la invasión de los saraguros de las tierras bajas al este del
área de Saraguro. Este proceso de colonización -y su escenario
en el Oriente- serán examinados en detalle en la Parte lll. En
este capftulo discutiré los principales rasgos geográlicos y am'
bientales del mundo que tradicionalmente han habitado los sa-
raguros, en el sur de los Andes del Ecuador.

La región

El tercio austral de los Andes ecuatorianos es de una ele-


vación considerablemente más baja que los dos tercios septen-
trionales. Las cadenas de altos estratovolcanes nevados (véase
46 James Belote

Hall, 1977) son parre famosa del paisaje del Ecuador. pero la
cumbre nevada más meridional del paÍs (cerro Sorroche o Aya-
pungo, a 4.730 merros de altura) est^ I70 kilómerros al no-
^ más austral que so-
reste de Saraguro, mientras que la elevación
brepasa los ,100 metros se encuentra a 70 kilómetros al noroes-
te.

Las secciones más bajas de la lÍnea conrinenral divisoria


de aguas a lo largo de la zona de los Andes regados por el Ama-
zonas, están localizados en la región de Saraguro. [¿ divisoria
de aguas en Cajanuma, a 50 kilómetros al sur de Saraguro, tie-
ne una elevación de apenas 2.390 metros; el paso de Ramos, B
kilómetros al sureste, se halla alos2.97O metros, y en portete,
60 kilómetros al norte, la elevación es de sólo 2.780 metros so-
bre el nivel del mar. En los alrededores de Saraguro, dentro de
un radio de aproximadamente 35 kilómerros, el pico más alto
tiene 3.815 metros de altura y la divisoria conr,inental de agua
un promedio de 3.I50 merros.

AsÍ cómo las montañas en esta parte del Ecuador son


más bajas que las del none, ast son también los límites altitudi-
nales de los tipos de vegetación y de las cosechas en crecimien-
to. Esto parece ser una consecuencia del llamado .,Massenerhe-
bung efect" [efecto del levantamiento de las masas] (Richards,
1952:374). El descenso de los hmites altirudinales en el ausrro
ecuatoriano ha sido observado -al menos brevemente- por algu-
nos observadores (López, 1962:20 y Acosta-Sohs, 1968: g0).
En el norte y el centro del Ecuador he visto cultivos de cebada
o papa, a alturas que sobrepasan los 3.800 metros; en la región
de Saraguro no se cultiva nada a elevaciones superiores a los
3.100 metros, y muy poco (principalmente papas y pasro) en
los 2.900 metros sobre elnivel del mar.

Sin embargo, los diferentes lÍmites altitudinales no se de-


ben solamente al efecto de Massenerhebung sino -al menos en
Los Saraguros en el Ecuador 17

alguna medida- a una diferencia en la densidad poblacional y la


presión sobre la tierra. En el de Saraguro, como lo demos-
traré más adelante, la presión ^rea
sobre la tierra no es aún muy
fuerte. Por lo tanto, las áreas marginales a grandes alturas no
han sido empujadas a la producción como ha sucedido induda-
blemente en otros lugares.

A pesar de que la región de Saraguro es un poco baja en


relación a otras regiones andinas, no es menos accidentada. Las
cuencas fluviales son angostas y por consiguiente son de poco
uso para la agricultura o para las rutas de transporte (angostos
cañones bloquean el paso). En la región de Saraguro las áreas
más grandes de tierra relativamente llana están localizadas en
las elevaciones más altas (sobre los 3.000 metros), donde las
condiciones climáticas son desfavorables sea para el asenta-
miento o para la agricultura. Asf, por un lado significativos
asentamientos y zonas agricolas se localizan actualmente en las
estribaciones medias entre las crestas de las montañas más im-
portantes, N por otro lado los fondos fluviales -donde el clima y
la geografia lo permiten- (Capftulo 4). Sin embargo, existe evi-
dencia de que en el pasado las cimas montañosas y los valles de
la región lueron lugares de actividad humana más importantes
de lo que son hoy en dÍa.

Saraguro y otros asentamientos nucleados

[-as construcciones que rodean al parque bien cuidado,


lleno de rosas, palmeras y pinos, en el centro del pueblo de Sa-
raguro son: una gran iglesia adornada, construida de un mate-
rial parecido al mármol; construcciones de adobe pintadas al
pastel; pequeñas tiendas, escuelas, oficinas municipales y can-
tonales; las oficinas del correo y la cárcel -el segundo piso de
los edificios cubriendo las aceras de concreto-; y una parcela
vacante llamada El Tambo. Con una elevación ligeramente su-
48 James Belote

Figura 3. Sur del Ecuador

Alausf '.., nr.¡""1"


J

0ü,
of:
f?":'*\{#,,.^
f..s.er'g".o ,//

¡taca!á
RU

O LoJA capitales de provincia


O saraguros otros centros poblados
o zhiña pequenos centros poblados
a 3815 elevaciones más impoten¡es (en metros)
\\ 2780 pasos (elevaciones en metros)
diüsoria continental de aguas
Fe+ canete¡as
€ rfos
fronteras intemacionales
Los Saraguros en el Ecuador 19

perior a los 2.500 metros, Saraguro ocuPa varias hectáreas de


tierra llana o suavemente ondulada, a unos 300 metros sobre el
rÍo Paquishapay 700 metros bajo el monte de Puglla.

Saraguro es un asentamiento nucleado rodeado por co-


munidades dispersas, un pueblo no indÍgena en una región in-
dígena. Mas es no ináígena solo en tanto quienes residen en él
ya que es un importante centro de actividad comercial, religio-
sa, polÍtica y social para la población indígena del norte de la
provincia de Loja. Cualquier dia de la semana se puede ver in-
dígenas caminando o descansando en las calles y las aceras, en-
trando a las tiendas, a la iglesia, a las chicherÍas, a las escuelas,
a las oficinas, a las casas y a los hospitales; conversando, can-
tando, riendo, maldiciendo, trabajando, alabando a Dios, cele-
brando ojugando; esperando buses o camiones o bajándose de
ellos; comprando o vendiendo; Prestando o entregando; casán-
dose o enterrando a sus parientes. Artesanos y tenderos, sacer-
dotes y abogados, ladrones y mendigos, todos -excepto poquí-
simos de los 1.600 habitantes del pueblo de Saraguro- depen-
den para su subsistencia, al menos indirectamente, de los indí-
genas del área. (Para detalles sobre el pueblo y la gente de Sara-
guro véase Belote, I97B: 55-90).

Ténta y Paquishapa al igual que Saraguro, aunque mucho


más pequeños, son también asentamientos nucleados no indi
g..ur. Rmbos pueblos son cabeceras parroquiales, con ücerdo-
tes residentes, tenientes políticos (líderes políticos locales nom-
brados a nivel nacional), unas cuantas tiendas pequeñas y algo
más. Cualquier importancia de estos pueblos se debe a sus alre-
dedores inmediatos; todos fuertemente eclipsados por "un" Sa-
raguro demasiado cercano (aproximadamente a I0 kilómetros
de distancia).

Saraguro es el principal centro mercantil de la parroquia


y del cantón que lleva su nombre. También lo es para los secto-
50 James Belote

res adyacentes del Oriente. Los domingos son días de mercado


en Saraguro y no sólo los residentes locales sino también com-
pradores y vendedores de Loja, Cuenca, Riobamba, Guayaquil
y otros lugares, participan en él en considerable cantidad.

El flujo más importante de producción anual es el gana-


do. Se lo vende básicamente a compradores que uenen en ca-
miones. En la plaza de ganado de 1O a 120 cabezas cambian de
dueño cada domingo. Buena parte del ganado se lo revende
después en el Perú. Otros productos de importancia son el que-
so y los pollos. El primer producto se lleva a Loja y el segundo
a Oña. Aunque Oña es un pueblo más pequeño que Saraguro,
tiene un alto consumo avfcola, pues es punto de "tambo" obli-
gado en la ruta entre Loja y Cuenca.

Durante la cosecha del trigo, una cantidad sustancial de


este grano es trasportada a través de Saraguro. principalmente
son no indfgenas quienes producen trigo en el área oeste del
cantón. Sombreros, ollas, utensilios domésticos en general y al-
go de ropa y alimentos son traÍdos para ser vendidos en el mer-
cado cantonal. Sin embargo, la mayorfa de los productos de
primera necesidad están disponibles todos los dÍas en las tien-
das locales y en el mercado municipal cubierto. Debido a la
presencia de numerosas tiendas pequeñas -todas las cuales ven-
den artículos similares- los precios en Saraguro muy rara vez
son exorbitantes.

Todos los tenderos y la mayoría de la gente que vende ar-


tículos en el mercado son no indígenas. Aunque los saraguros
venden ganado y otros productos a los compradores profesio-
nales del mercado, la mayor parte de lo que venden a los com-
pradores no profesionales es realizado a base de a un contrato
preestablecido. En otras palabras, pocos saraguros están involu-
crados en la venta de artÍculos a compradores múltiples en lu-
Los Saraguros an el Ecua¿lor 5l

gares fijos tales como tiendas, casetas del mercado o en las es-
quinas de las calles.

Saraguro no tenÍa un mercado semanal regular hasta la


d¿cada de los años 40, cuando el tramo de la carretera Paname-
ricana entre Loja y Cuenca lue terminado.l Antes de esa época,
el pueblo de Saraguro era de poca importancia económica para
los residentes de sus alrededores. Si bien se encontraba en la
ruta principal entre Lojay Cuenca,la ruta era usada más para el
movimiento de personas y de mensajes que para el transporte
de artÍculos. Debido a la falta de comercio en Saraguro, incluso
hasta artÍculos como la sal eran comercializados realizando lar-
gos viajes. Los saraguros actuales recuerdan que antiguamente
se hacla viajes a los pueblos costeros de Santa Rosa, Machala y
Pasaje con el propósito de comprar artÍculos tales como sal o
arroz. En ocasiones sohan llevar quesos, huevos, pollos y Sana-
do para venderlos en Zaruma y obtener asÍ dinero en efectivo
antes de proseguir a la Costa. De hecho, era tal la demanda de
quesos en Zaruma, que en la década de los años 20 se traía
queso a Zaruma incluso desdeJima,localizada a más de t00 ki-
lómetros por carretera al norte de Saraguro,(Mora, 1926)'

En Zaruma habÍa minas de oro manejadas por norteame-


ricanos. Además de ir para allá con propósitos comerciales,,al-
gunos saraguros iban a Zaruma a trabajar en las mismas (para
una reseña de los saraguros en Zaruma véase Tüal, 1979). Final-
mente, en los primeros años del presente siglo, pequeñas canti-
dades de quinina se exportaban ala Costa desde el de Sa-
raguro. ^rea

Aunque la ciudad de Loja se halla a un dfa de camino


(60 kilómetros) de Saraguro, y en consecuencia, más cerca que
la Costa o Zaruma, Loja nunca tuvo mucha importancia comer-
cial para la gente del área de Saraguro antes de la década de los
52 James Belote

años 40. Esto probablemente se debÍa al hecho de que el área


de Loja producfa los mismos artÍculos que Saraguro y asÍ la de-
manda y los precios de los artÍculos de cualquiera de las dos
áreas no eran tan altas en ellas como en otros lugares.

Con el crecimienro poblacional y el desarrollo de los sis-


temas de transporte mecanizados en el sur del Ecuador, Loja ha
llegado a ser algo más que un centro comercial para la gente de
Saraguro. Además, Loja como capital de la proüncia dentro de
la cual está Saraguro siempre ha tenido alguna importancia; por
ser el asiento de las autoridades políticas y legales. Con el trans-
porte público barato, -ahora a disposición de todos-, para los
saraguros es más fácil hacer viajes cortos a Loja, igualmente pa-
ra comprar productos a precios un poco más bajos que en su
propia localidad, para asistir a celebraciones religiosas, ver a los
abogados, a los funcionarios gubernamentales o a los doctores,
o simplemente, conocer la ciudad.

Asentamientos rurales dispersos

Los campesinos de la región (tanto indlgenas como no


indÍgenas que viven en el campo) residen según patrones dis-
persos alrededor de los asentamientos nucleados de Saraguro,
Paquishapa y Tenta. Las caracterfsticas de las comunidades
campesinas de la región de Saraguro son: pequeños campos de
mafz sembrado con fréjol y calabaza; casas rectangulares de teja
con pequeños patios cubiertos de hierba en el frente, casas y
campos cultivados unidos enrre sf y por medio de senderos de-
limitados por pencos (Agave); varias planras de eucalipros, ce-
rezos y sauces.

Más del 90 por ciento de este asentamiento disperso se


halla en tierra moderadamente elevada entre los 2.300 y los
2.750 metros de altura. [¿ tierra dentro de esre rango de altirud
Los Saraguros en el Ecuailor 53

que no está ni habitada ni cultivada es demasiado escabrosa, ac-


cidentada, rocosa o escarpada para estos usos. Esto significa
que toda la tierra útil está ocupada y cultivada intensivamente.
No hay ningún remanente de tierra.

La densidad del asentamiento varía según el área y pare-


ce depender, en buena parte, de la capacidad de producción de
la tierra. Asi, las casas están muy dispersas en la comunidad de
Quisquinchir, donde las cosechas son relativamente bajas; la
densidad poblacional (y de vivienda) es muy elevada en ciertas
zonas de Lagunas y Oñacapa, donde la producción es más alta
(para un discusión más prolunda sobre este punto véase el Ca-
pÍtulo 5).

Un parecer sorprendente del aspecto general de las co-


munidades campesinas de los saraguros es la orientación de las
casas. Casi siempre la fachada de la casa está orientada en opo-
sición a la dirección del viento. Por lo que muchas casas tienen
su lrente hacia la montaña, mientras que en el lado opuesto del
valle, todas las casas miran hacia afuera. Aunque esta orienta-
ción pareciera negar la siguiente posibilidad, los saraguros están
interesados en mantener una buena vista desde el lugar donde
viven. El criterio que prevalece con respecto a la vista no es el
frente de la casa sino el lugar donde está sembrada la hierba. En
los dÍas en que el clima es bueno, la gente se relaja, visita o tra-
baja en dichos lugares. Hemos ofdo numerosos comentarios
concernientes a la vista que se tiene alrededor de las viviendas:
"No sé si queremos trasladarnos a la otra casa; alh no hay vista"
o, "es feo en esa comunidad porque no se puede ver nada desde
allÍ". Una mujer saraguro insistió en talar un árbol frondoso si-
tuado al frente de un pequeño edificio donde vivÍmos por algu-
nas semanas (un edificio que generalmente no estaba ocupado)
porque el arbol tapaba demasiado el paisaje.
5+ James Belote

Sólo un rasgo obvio sirve por lo común para diferenciar a


las viviendas indígenas de las no indÍgenas: el techo. I_as casas
indlgenas por lo general tienen techos de cuatro vertientes
mientras que las casas no indfgenas del campo tienen techos de
dos vertientes.2 Por otra parte, las viviendas y las tierras de los
campesinos, cuyas casas están dispersas gn la región de Saragu-
ro, tienen una apariencia similar sin importar la composición
étnica de sus residentes.

En la parroquia de Saraguro las comunidades de Gera,


Lagunas, ÑamarÍn, Oñacapa y Támbopamba son casi exclusiva-
mente indÍgenas; Tüncarta y Quisquinshir son mayormente in-
dlgenas pero tienen una proporción importante de habitantes
no indÍgenas. Gurudel, Cañaro, Sauce yJara Tenta son comuni-
dades cercanas de otras parroquias que son básicamente indfge-
nas, mientras que Baen, Llaco y Türucachi son comunidades
predominantemente blancas y Cañicapa tiene una mezclaétnica
casi uniforme.

Mient.ras el área del asentamiento primario, tanto nuclea-


do como disperso, está casi en su totalidad enrre los 2.300 y los
2.750 metros de altura, muchos indígenas y unos pocos no in-
dfgenas residentes de esta zona, tienen una o más chozas en
otras áreas serranas que están a una o tres horas de camino del
área de la comunidad. Llamaré a este patrón de asentamiento
(que también es disperso) "asentamiento secundario". El asen-
tamiento secundario se localiza más comúnmente en la tierra
que está sobre los 2.750 metros de altura, ésta estuvo anterior-
mente cubierta de bosque y desde finales del siglo pasado se le
usa para la agricultura y la ganadería. Para una discusión sobre
algunos aspectos adicionales del asenramienro secundario, iéase
Belote,J. y Belote, L., 1985.
..
[¿ localización del asentamiento secundario parece estar
en función de la distancia de camino desde las comunidades.
Los Saraguros en el Ecuailor ))

Casi no hay casas y sólo se encuentra unas pocas chozas a una


hora de camino de las áreas comunales. Sin embargo, gran Par-
te de esta región está intensamente utilizada por los habitantes
de las comunidades para el pasto y algunas cosechas. Más allá
de una hora de camino, el número de casas y chozas (la densi-
dad relativa a la tierra despejada) se eleva considerablemente.
De esta manera, el asentamiento secundario en la región de Sa-
raguro está caracterizado por un rompimiento definido de los
patrones de distribución de las viviendas humanas. Esto se de-
be al hecho de que la tierra, dentro de un radio de cuatro a cin-
co kilómetros de una residencia primaria, puede ser trabajada
diariamente, si es necesario, sin pérdida excesiva de tiempo pa-
ra mobilizarse hasta alli. A medida que Ia distancia aumenta, se
hace más económico -en términos de tiempo, esfuerzo y con-
[ort- construir algún tipo de habitación en la que se pueda pa-
sar las noches mientras se trabaja la tierra.

Dormir al aire libre no es una alternativa satisfactoria pa-


ra los saraguros. No sólo es probable que llueva o haga dema-
siado frÍo sino que los saraguros temen al aire nocturno y a los
espÍritus que están al acecho. (La incomodidad y los temores,
sin embargo, no impiden que los saraguros duerman afuera,
cuando es necesario).

El extremo desarrollo del asentamiento secundario se en-


cuentra en áreas como Quebrada Honda e Ingapirca. Ambos lu-
gares se hallan a dos o más horas de distancia de la comunidad
de Lagunas (de donde provienen la mayoría de los dueños de la
tierra de esas áreas). Hay numerosas casas de teja, algunas con
pisos de madera y varias habitaciones. En los últimos años al-
gunas personas han empezado a pasar allÍ más tiempo que en
sus comunidades natales. Esto se cumple especialmente en el
caso de Quebrada Honda. Aproximadamente diez casas están
ocupadas casi todas las noches del año por la(s) misma(s) per-
56 James Belote

sona(s); otras quince o veinte casas están ocupadas la mayor


parte del tiempo, pese a que los ocupanres varfan (h¡os, hijas,
parientes). De este modo, Quebrada Honda es un caso exrremo
que tiene las caracterÍsticas tanto del asentamiento primario co-
mo del secundario. Ingapirca y otras áreas viven esta situación
en menor escala.

Debido a que las cosechas preferidas por los saraguros


producen mejor a alturas más bajas, la mayoría de asentamien-
tos secundarios serranos son usados básicamente para la crfa de
ganado. Sin embargo, en áreas como euebrada Honda e Inga-
pirca, una proporción más elevada de tierra y esfuerzo está de-
dicada al cultivo. Las papas y los tubérculos locales como la oca
y la milloca crecen bien, al igual que algunas variedades de fré-
jol. En secciones más bajas y protegidas también crece el mafz.

Si la presión demográlica sobre la rierra para el cultivo de


buen maÍz continúa aumentando en las áreas de asentamientos
primarios actuales, parece probable que los asentamientos se-
cundarios de Quebrada Honda e Ingapirca (y quizás otros) pue-
dan convertirse en asentamientos primarios hechos y derechos.
Esto quiere decir que en el futuro se convertirán en unidades
sociopolÍticas independientes, reconocidas como tales y habita-
das principalmente por residentes permanentes. Asf, algunos de
los pobladores de Quebrada Honda ya han iniciado una cele-
bración festiva propia a pequeña escala.3

Si bien este proceso de desarrollo de asentamiento secun-


dario es interesante en sí mismo, su existencia en la región Sa-
raguro también es de gran importancia para llegar a compren-
der la colonización saraguro de la cuenca del río yacuambi en el
Oriente. Como se evidenciará en secciones ulteriores de esta di-
sertación, la colonización saraguro es solamente una variante
del asentamiento secundario en el área de Saraguro. Tanto el
Los Saraguros en el Ecuailor 57

asentamiento secundario en la Sierra como la colonizaciÓn en el


Oriente, han implicado la tala de bosques en nuevos ambientes,
básicamente para usar la tierra como pastizales. lgualmente, los
dos procesos han implicado la retención de una base doméstica
de operaciones en las comunidades serranas. En ambos casos
existe alguna tendencia a las características de asentamiento
primario. Y ambos casos están unidos Por un tema andino co-
mrln: la verticalidad (véase Murra, 1968, 1970 y 1972). Final-
mente, estos probablemente representan desplazamientos de
una verticalidad orientada al intercambio hacia la producción
(véase Orlove, 1977). El tema de la verticalidad será discutido
con más detalle en el capítulo 8.

En el área ubicada entre el asentamiento primario y el se-


cundario existe un cierto número de chozas. Su función sin
embargo, no es la misma que cumplen los diferentes abrigos en
áreas de asentamiento secundario. Estas chozas raras a veces se
usan cuando la tierra está siendo ttabaiada, sirven -más bien-
principalmente como hospedaje para personas que cuidan los
sembrÍos cuando se acerca la cosecha.

Se ha dicho ya que las comunidades exhiben un patrón


de asentamiento disperso: las casas están dispersas entre los
campos de maíz y fréjol, por ejemplo. Sin embargo en un senti-
do, las comunidades saraguro tienen caracterÍsticas del asenta-
miento nucleado. En relación con el área de la tierra poseÍda y
usufructuada por gente de la Sierra, las fronteras comunales
comprenden menos de un cuarto del total. Cada día Ios saragu-
ros salen de sus comunidades para rrabajar sus tierras fuera de
los lÍmites comunales.

El ganado se cría casi completamente fuera de estas [ron-


teras. AsÍ, mientras los patrones relativos a la producción ali-
menticia y a la subsistencia son los del asentamiento disPerso,
58 lames Belote

los relativos a la propiedad de la tierra y a la cria de ganado


muestran algunas caracterÍsticas del asentamiento nucleaáo.

El clima

Una estación climática ha operado en las afueras del pue_


blo desde mediados de los años 60. pese a que el tiempá de
operación en esta estación ha sido inadecuado para determinar
perfectamente promedios o extremos en las condiciones climá-
ticas, al menos se han obtenido algunos datos de importancia.
Estos datos deben ser interpretados con cautela, no sólo por el
corto tiempo en cuesrión (Servicio Nacional de Meteorologfa e
Hidrología, 1965-1971), sino rambién por el alto grado dé va-
riación en el clima de un lugar a orro denrro de la región de Sa-
raguro.

En la estación climática, que se encuenrra a 2.520 metros


de altura, la pluviosidad anual promedio esrá enrre los 65 y los
70 centfmetros, distribuida razonablemente a lo largo del año. El
máximo mensual promedio es de diez centÍmetros y ocurre en
marzo mientras que agosto es el mes más seco, con aproximada-
mente dos y medio centfmetros de precipitación.

Al examinar los promedios mensuales enrre 1965 y I97l


aparece como si hubiera una situación de máximos dobles en la
cantidad de lluüa (el mes de octubre, con un promedio de seis
centfmetros, es el orro mes pico). En realidad los promedios
ocultan un número de fenómenos climáticos. por una parte, en
la mayorÍa de los años hay tres máximos de precipiración, pero
como estos máximos ocurren en diferentes meses y en diferen-
tes años, no se ve claramente un patrón. En general el patrón
más común es uno en el que la cantidad más grande de precipi-
tación se da en febrero o en marzo; en los dos meses siguientes
hay un rápido descenso en las precipitaciones seguido por un
Los Scraguros en el Ecuador 59

incremento moderado en mayo o junio; en los cuatro o cinco


meses siguientes sigue un descenso gradual y luego un incre-
mento que alcanza un tercer máximo anual en octubre' Final-
mente hay un período de cuatro o cinco meses que exhibe un
ligero y corto descenso en la precipitación, seguido por un rápi-
do incremento que alcanza su punto máximo nuevamente en
febrero o marzo.

El fenómeno de los tres máximos en la pluviosidad pare-


ce hallarse registrado en los informes ambientales de Zamora y
Cumbaratza, la estaciones climáticas del Oriente más cercanas a
Saraguro y al valle del rÍo Yacuambi. Sin embargo, poca es la
correlación aparente entre estas estaciones del Oriente y el área
de Saraguro en los meses en que ocurre la precipitación máxi-
ma en cualquier año en particular.

Todo esto se ve complicado por el hecho de que sea cual


fuere momento en que ocurre el máximo, la precipitación va-
el
rla considerablemente año tras año; de menos de 45 centfme-
tros en algunos años a más de 90 en otros.

Los dÍas nublados y lluviosos están bien rapartidos a lo


largo de los meses más invernales, con una precipitaciÓn máxi-
ma en cantidades diarias de menos de un centÍmetro. Sin em-
bargo, también ocurren tempestades con una fuerte caida de
lluvia (más de dos centÍmetros por dia) y a veces con granizo y
vientos fuertes. El clima tempestuoso severo, que puede ocasio-
nar daños en las cosechas e incluso ayudar a los deslizamientos
de tierra, ocurre principalmente en los meses de febrero a ma-
yo.

Probablemente es importante que la mayoría de las fiestas


de los saraguros (todas excepto la fiesta de Navidad y de los Tres
Reyes) están concentradas en el período entre marzo y junio.
60 James Belote

Durante esta época del año las cosechas se hallan madurando


en los campos y es poco lo que se puede hacer para asegurar
una buena cosecha. Los únicos medios posibles para controlar
el destino de las cosechas personales durante esta época, en que
puede haber mucha o inuy poca lluvia, o violentas tor-.niu,
de granizo y vientos, son a través de súplicas a las fuerzas so-
brenaturales. El sistema de fiesta olrece el acceso a lo sobrena-
tural a través de lo cual se puede procurar esta ayuda (Mali-
nowski, 1965). Hemos discutido esre punro en detalle en otro
lugar (Belote y Belore, Ig77b).

Si bien existe una gran variación en los patrones de pre_


cipitación, hay poca variabilidad en las remperaruras dfa a dfa,
mes a mes, o año tras año. Los promedios diarios oscilan única_
mente un par de grados de un mes a otro a lo largo del año, de
12" a I4'C. Los máximos y los mÍnimos diarios muy rara vez
exceden los diez grados sobre o debajo del nivel de los doce a
catorce grados. El término español invierno se usa para reflerirse
a perÍodos nublados y lluviosos, mientras que el de verano se
refiere a los perÍodos del año que son despejados y soleados.
Ambas estaciones pueden ocurrir en un mismo dÍa.

Virtualmente no existe peligro de heladas en las zonas de


asentamiento primario (bajo los 2.700 metros). Incluso en ele_
vaciones superiores en la región de Saraguro, las condiciones de
helada no son comunes y están limitadas básicamente a los va-
lles sobre los 3.000 merros de altura donde la helada puede ocu-
rrir en noches tranquilas y claras en cualquier epoca del año. La
cafda de nieve, en cantidad suficiente como para permanecer en
el suelo por más de unos cuantos minutos es más rara que la he-
lada,ya que en la región las temperaturas apropiadas para la nie-
ve no van en conjunción con la necesaria cubierta de nubes.
Los Saraguros en el Ecuailor 6l

Los registros climáticos, como ya lo mencionamos, están


disponibles sólo para una localidad del área de Saraguro.4 Estos
registros son únicamente aplicables a groso modo para las áreas
de asentamientos nucleados y dispersos alrededor de Saraguro
y, son mucho menos aplicables a otras zonas ambientales. En
otras palabras, hay una variación considerable en las condicio-
nes climáticas de una localidad a otra, incluso a la misma altu-
ra.

La variación es más imPortante en términos de nubosi-


dad y precipitación, pero no tiene la misma significación en tér-
minos de temperatura o tempestividad (las granizadas ocurren
muy raras veces y tienden a ser muy locales; sin embargo, Ios
aguaceros y las borrascas son generalizadas en toda el área). La
variabilidad se debe a los efectos de la topografía local del cli-
ma. Probablemente Lagunas recibe más precipitaciones de lo
que se informa en la estación climática, en tanto que Quis-
quinshir puede recibir menos. Oñacapa y Tambopamba, al
igual que Lagunas, tienen tendencia a recibir abundantísima
lluvia, mientras que Tüncarta y Ñamarin son frecuentemente
lugares de insuficiente pluviosidad. Esto quiere decir que para
gran parte de las secciones de las comunidades de Lagunas,
Tambopamba y Oñacapa el factor climático crítico es con ma-
yor frecuencia la demasiada precipitación. Para las otras tres co-
munidades la sequÍa es un problema relativamente r¡ás fre-
cuente.

[a variación en los patrones de precipitación entre áreas


cercanas es uno de los factores que deben ser tomados en cuen-
ta al determinar la adaptabilidad de los patrones de herencia y
propiedad de la tierra en la región de Saraguro. Esta temática
será abordada en el Capftulo 5.

La cubierta de nubes es muy persistente en el área de


Oñacapa y Tambopamba. Probablemte la frecuente cubierta de
62 lames Belote

nubes es la razón para el largo perÍodo de crecimiento del mafz


en estas tres comunidades: hasta diez u once meses. En las
otras comunidades el perÍodo de crecimiento es de alrededor
de ocho meses. una de las consecuencias más significativas de
esta variación se relleja en diferentes comunidades en los patro-
nes de circulación: oriente-sierra. Esto será discutido .n .l c"-
pÍtulo B, y ha sido abordado en relación a las variaciones del
sistema de fiesta en Belote y Belote (1977b).

Los páramos

Pdramo es el término usado tanto en inglés como en cas_


tellano para designar a los pajonales montañosos elevados y hú-
medos que existen en Colombia y Ecuador. Los páramos cu-
bren elevaciones superiores de la región de Saraguro. Hay dos
extensiones principales de páramo cerca de Saraguro: los pára_
mos de Guagra Uma y Fierro Urcu al oesre, y los paramós de
Tamboblanco y Condorcillo al sudeste y esre. Están separados
por una franja casi continua de montañas escarpada, .rbi.rt",
con bosque nublado, que se extiende aproximadamente quince
kilómetros a lo largo de la divisoria continental de agua al sur
de Saraguro.

Los hmites inferiores del páramo oscilan entre los 2.800


y los 3.200 metros de altura. La mayor parte del páramo bajo
los 3.000 metros es probablemente antropogéni.r, d.bido u iu
tala de los bosques para la obtención de madera y la quema de
cualquier rebrote leñoso con el objeto de mantener el pasto pri-
mario para el forraje del ganado. La mayor parte del páramo so-
bre los 3.000 metros es probablemente narural lo que significa
que éste existe sin la intervención de los seres humanos. por
ejemplo, el pasto del género Espadania, que florece en algunas
de las regiones elevadas no tolera para nada el fuego y puede
Los Saraguros cn elEcua¿lor 63

ser un buen indicador de la ausencia de actividad humana


(Bromle¡ 197 I: 47 5-476).

Aunque los pastos son generalmente dominantes en los


páramos que rodean Saraguro, otra vegetación importante a ni-
vel local es, entre otros, las juncias, laslílidceas,los musgos, los
líquenes y las compuestas (las últimas a menudo en la forma de
plantas acolchonadas). Una bromiliácea terrestre espinosa co-
nocida con el nombre de achupalla es común en muchas áreasy
en el pasado sirvió a algunos saraguros como un artfculo ali-
menti¿io de emergencia en los tiempos de severa escasez de co-
sechas. El uso de la achupalla (conocida también con el nombre
de aguarongo) ha sido también registrado en la provincia del
Azuly (Co¡dero, 1950: 170-17I, y Solano, 1892: 371-372)'En
las épocas ordinarias se suPone que sÓlo uno que otro oso ha-
cen uso de este recurso alimenticio.

El mortiño (Vaccinium floribundum) es ampliamente co-


nocido y aunque la planta raras veces alcanza unos cuantos
centimetros de alto en el páramo abierto (véase Popenoe, l93l:
131), provee en abundancia deliciosas bayas que gustan a los
,uraguiot. Sin embargo, ni el mortiño ni ninguna otra planta
silveitre -que crezca en el páramo o en cualquier otro lugar- es
un componente significativo de la dieta saraguro en circunstan-
cias normales. Las plantas silvestres son de mayor interés en
cuanto producen flores, éstos sirven como envolturas para la
cocción de preparaciones de mafz (véase Capftulo 7), o como
medicamentos. Docenas de especies son utilizadas con propósi-
tos curativos (véase Mandiberg, 1970 y Finerman, 1983b)'

Aunque algunas hierbas medicinales se pueden encontrar


en todo la región, hay una pequeña franja aislada de páramo
del que se dice es un'Jardin de brujas" y, en consecuencia, es
peligioso que la gente ordinaria entre alli. Este lugar está ubica-
64 James Belote

do en las estribaciones superiores de Acacana, una elevación


importante justo al través de la divisoria continental de aguas al
sur de saraguro. Es inreresante anotar que Albornot(lgo7,
32), quien vivió en la zona hacia 1580, menciona el Acacana
como "la guaca próncipal [sicl de los indios paltas", esto es, el
"fdolo" principal o lugar sagrado de los indios paltas.

Él único animal salvaje de grandes proporciones en los


páramos, es el venado de cola blanca (odocoilius virginianus var.
peruvianus). Existe una gran población de este uen"do, especial-
mente en áreas distantes de las carreteras. Gente de Loja, Cuen_
ca, Oña y del pueblo de Saraguro (a menudo con armas auto_
máticas o semi-auromáticas prestadas por la policia o por las
unidades militares locales) han cazado a esre venado haita casi
lograr su extinción. Hay quienes recuerdan que era común ver
a estos venados rondando por los alrededores de Saraguro, lo
que en ningún caso ocurre en la actualidad.

Algunas personas del Ecuador austral, incluyendo varios


saraguros, sostienen que existen dos especies de venados gran_
des en los páramos: una de cornamenta dura y otra de .ó.nu-
menta vellosa, lo cual es un caso de identidad equivocada. El
venado de cola blanca, oriundo de la zona templada, llegó a Su-
damérica sólo hace unos pocos miles de anos (y no háce mu-
chos millones de anos). Su llegada a esras regiones es lo su[i-
cientemente tardÍa como para que estos animales, al parecer, no
se hayan todavfa adaprado al bajo nivel de estacionalidad (in-
cluyendo la fotoperiodicidad mfnima) en los páramos del aus-
tro ecuatoriano. De hecho, los colores del abrigo invernal y ve_
raniego, la presencia, ausencia y desarrollo de la cornamenta y
el calendario de nacimiento de los cervatos, parecen ocurrir a Io
largo del año, de una manera más azarosa que estacional (ob-
servación personal). De esta forma, en cualquier época, se pue-
de encontrar venados de apariencia muy diferente pero todos
Los Saraguros en elEcuailor 65

pertenecientes a la misma especie. Cuando más se podrÍa ha-


blar de diferentes categorÍas de un mismo "tipo" de venado.

Menos común que el venado es el oso de anteojos (?e-


marctos ornatus), el tapir de montaña (Tapírus pinchaque), y el
león (Felis concolor). Los saraguros -y algunos otros ecuatoria-
nos-, sostienen que, como en el caso del venado de cola blanca,
hay dos tipos de osos que habitan los páramos: el oso achupalle'
ro, un pequeño oso que en ocasiones come el cogollo de la
achupalla; y el oso ganadero, un oso mucho más grande que a
veces devora al ganado. Como no he visto a ninguno de los dos
osos en el área (pese a que sÍ he encontrado plantas de achupa-
lla devoradas), no puedo decir si se trata de dos especies distin-
tas (en cuyo caso, al menos una es desconocida para la Zoolo'
gÍa, dado que existe sólo una especie de oso salvaje en Sudamé-
rica, véase Cabrera, 1957), o una de ellas es un animal diferente
al oso, o más probablemente aún las dos supuestas especies son
diferentes fases del mismo animal.

Los nombres españoles para todos estos animales son por


lo general usados incluso cuando los saraguros hablan en qui-
chua: venado, oso, danta o gran bestio, león. Sólo para venado
hay una palabra quichua que aún se usa: taruga.

Es interesante anotar que la palabra quichua que designa


al león es puma, y ha sido conservada en inglés, aunque se la
haya olvidado en ciertas partes del mundo quichua-hablante,
incluyendo Saraguro (donde su equivalente castellanizado, po-
ma, es un patronímico común, véase CapÍtulo 3). Guagra, la
vieja palabra quichua para nombrar al tapir o danta, la usan
ahora los saraguros exclusivamente para referirse al ganado. La
falta de nombres en quichua para estos animales en la región de
Saraguro puede indicarnos que los saraguros rara vez practican
la cazamayor en la Sierra, ya que estos animales no tiene mucha
66 James Belote

importancia en la vida y cuhura del pueblo saraguro. La


grasa y algunas parres del cuerpo de estas bestias sonionside-
rados benéficos para propósitos medicinales. AsÍ la grasa del
oso tiene un valor especial para curar los huesos rotos y la cor-
namenra del venado forma parte del atuendo de ciertoi bailari-
nes (huiquis) en las fiestas de Navidad. A veces los tapires, para
alimentarse, invaden los sembrÍos de papas en el bosqu. n,r'blu-
do. una pareja de saraguros desarmados fueron heridós al tratar
de sacar a estos grandes animales de s'us campos. Finalmente,
además del oso ganadero,los pumas o leones ocasionalmente se
han capturado terneros y ovejas.

Existe al menos un rebaño de ganado feral que deambula


por los páramos entre Tamboblanco y condorcillo. Al contrario
de lo que Darwin crefa (1868), que el ganado salvaje o escapa_
do se vuelve blanco con orejas de colores, grrrráo tiene co_
"rt"
lores muy oscuros. Son tan salvajes y cautelosos (mucho más
que los venados) que nadie ha podido matar o capturar a uno
de ellos, potencialmenre valiosos y sin dueño. Sin duda son
descendientes del ganado que escapó de los hatos que sohan
pastar en los páramos de la región. (Acerca del abandono de los
páramos para propósitos ganaderos, véase Capítulo 6).

Hay numerosos animales pequeños que viven en los pá_


ramos y, en otras áreas alrededor de la sierra de Saraguro, entre
ellos se encuentran los zorros, una especie pequena de venado
(¿mazama y pudu?), conejos, comadrejas, mofétas y un peque-
ño número de roedores. No son muy conocidos ni tienen im_
portancia a nivel local, razón por la cual no están suficiente-
mente descritos en la literatura zoológica.

Saraguro es parte de una de las grandes regiones mun_


diales de vida ornitológica. pero una vez más, estos animales no
son de gran importancia para los saraguros. Los cóndores son
Los Saraguros en el Ecuailor 67

extremadamente raros en los páramos. Es más probable que se


los vea en los valles calientes al oeste de Saraguro. Otros pájaros
carroñeros son más comunes en las áreas comunales. Unos po-
cos saraguros cazan ocasionalmente, con fines alimenticios per-
dices en los páramos , pavos en los bosques de la sierra, o palo-
mas en el área comunal. Por otra parte, los gavilanes (quichua =
guamán, no usado) son una amenaza para la actividad avfcola
de los saraguros. Tal vez el pájaro más importante, simbólica-
mente hablando, es la lechuza (cuscungu). En Saraguro es el
sfmbolo de la muerte: su llamado significa que alguien va a mo-
rir.6

A diferencia de lo que sucede con lo pájaros, los Andes


del Ecuador no son famosos por su vida acuática nativa. Sin
embargo, en los últimos años truchas de varias especies han si-
do traÍdas hacia aguas andinas. Aunque se han adaptado bien a
la región de Saraguro, tienen solo una importancia marginal.T
Los peces nativos son totalmente insignificantes para los sara-
guros de la Sierra.

La glaciación del pleistoceno dejó atrás muchas depresio-


nes y lagos de poca profundidad, junto con grandes rocas en
los páramos del área de Saraguro (véase Sauer, 1965: croquisT).
Algunas de estas depresiones han sido rellenadas y actualmente
forman pantanos extensos, especialmente en los páramos al este
de Saraguro.

Estos pantanos son importantes en cuanto barreras para


las rutas de comunicación entre Saraguro y el Oriente. Debido a
una relación más favorable entre eI área superficial del fondo del
pie y el peso del cuerpo, la gente puede viajar por muchas áreas
pantanosas sin ninguna dificultad en tanto que los caballos y el
ganado se hunden hasta el vientre tan pronto intentan pasar por
estos pantanos (véase Andrade, 1952: 16). Esto ha significado
68 James Belote

que las rutas principales entre Saraguro y el Oriente sean esta-


blecidas en el terreno más seco y lirme de las elevaciones más
expuestas y los lugares altos del páramo, lo cual es de impor_
tancia por las condiciones climáticas que existen en los pára_
mos.

Las regiones de páramo en el área de Saraguro a menudo


presentan un clima inhóspito para todos los estándares huma_
nos: vientos luertes constantes de 50 kilómetros por hora que
soplan continuamente a través de la cuenca del Amazonas; una
precipitación casi constante, garúa y nubosidad; y remperaturas
de apenas unos cuantos grados sobre el punto de congelamien_
to (4'-10). Esta combinación todos los años causa la muerte de
varias personas debido a la hipotermia (descenso de la tempera_
tura corporal por el cansancio y el frío). l-a mayoría de vfctimas
(incluyendo algunos informanres y amigos) hán muerto al in-
tentar salir del oriente. No conocemos de ningún individuo
que haya sido vfctima de la hipotermia al inrentar ir hacia el
oriente. La diferencia en la tasa de mortandad de acuerdo a la
dirección del viaje probablemente se debe a las más severas de-
mandas de luentes calóricas por parte del cuerpo en la larga as_
censión desde el área del bosque tropical. (para una discusión
de la hipotermia en temperaturas superiores al punto de conge_
lamiento, véase l¿throp, 1972).

En los dfas en que el cerro está bravo (es decir que el cli_
ma es fuerte) nadie intenta viajar, aún en casos de emergencia.
En los dfas normales (parcialmente nublados, con lloviznas
ocasionales, vientos moderados y temperaturas entre siete y
ocho grados) más de t00 personas cruzan el páramo hacia o
desde el Orienre, véase CapÍtulo B.

Hoy en día en el mundo de los saraguros los páramos no


son un componente positivo muy importante. Sin embargo, co_
Los Saraguros an el Ecuailor 69

mo lo mostraré en el CapÍtulo 6, en el Pasado los páramos [ue-


ron fuente importante tanto de pasto para el ganado como de
paja para la techumbre de las viviendas.

Los bosques de montaña (cerros)

En los sectores cubiertos de la región del páramo existen


pequeñas zonas dispersas de arbustos y árboles. La vegetación
leñosa en estas zonas es extremadamente densa, retorcida y de
menguado crecimiento, es tan densa que es más lácil caminar
sobré ésta que a través de ella. En general la cubierta de bosque
se extiendc hasta los 3.200 metros. Los lÍmites inferiores del
bosque, en las estribaciones inferiores (occidentales) de las cor-
dilleias andinas en la región de Saraguro, están determinados
por la actividad humana, Actualmente los bosques bajan hasta
ios 2.800 metros, con pequeñas arboledas incluso más abajo'
Los informantes más viejos concuerdan en afirmar que hacia
inicios de siglo el borde forestal se hallaba algunos cientos de
metros más abajo. Algunos incluso han dicho que Saraguro era
como el pueblo oriental de San José de Yacuambi: "lleno de ár-
boles alrededor".

En las estribaciones exteriores (orientales) los bosques de


montaña se extienden hacia abajo, mezclándose gradualmente
con los bosques tropicales que aparecen entre los 1.600 y los
2.100 metros de altura, donde cambia de un tfpico bosque nu-
blado de alta montaña a uno tropical de tierras bajas. El área [o-
restal de menor altura en las estribaciones orientales será discu-
tida con más detalle en la Parte lll.

[¿s estribaciones orientales exteriores sobre los 1.600 y


los 1.700 metros nunca han sido de importancia para la mayo-
rfa de los saraguros, en las épocas histÓricas conocidas, excepto
hacia principios de siglo, cuando la coscanlla (corteza del qui-
70 James Belote

no) se sacaba de los bosques nublados. Unos pocos saraguros


quizás hayan participado en la cosecha de este recurso aunque
se dice que la mayoría de la gente era afuereña, incluyendo a
ciudadanos colombianos.

Esta es la región de la clásica lormación forestal nublada.


La precipitación es continua con momentáneas estaciones se-
cas, que consisten en períodos de dos dÍas seguidos en los que
no llueve. Además, elárea experimenta un persistente banco de
niebla. Mientras se continúa el ascenso, los árboles son más re-
torcidos y nudosos, los matorrales se vuelven más densos y la
carga epifttica de musgos, lÍquenes, bromiliáceas y orqufdeas en
los árboles es mayor. (Acerca de las orquídeas de la región, véa-
se Horrich, 1969). En todo el lugar los helechos arbóreos son
parte importante de la cubierta vegetal. Además de la humedad
extrema, el área está caracterizada casi en su totalidad por la
presencia de estribaciones muy escarpadas, de modo que la tie-
rra es muy inestable cuando se la despeja de la cubierta vegetal.
Con los sistemas actuales de tecnologla agrÍcola, el inventario
de cosechas y la disponibilidad de la rierra, en un futuro próxi-
mo la zona forestal nublada exterior probablemente no será ex-
plotada a escala importante, (aunque, tal como se discute en el
CapÍtulo 9, un área similar cercana al valle de los Cuyes ha sido
utilizada durante mucho tiempo por los colonos serranos).

Este no es el caso de la región forestal de montaña en las


estribaciones interiores de la cuenca de Saraguro. Estos bosques
se localizan por lo general al sur de las comunidades en estudio
y si por un lado son similares en muchos aspectos a los bosques
de las estribaciones exteriores, existen en condiciones un poco
menos extremas; la precipitación y los bancos de niebla son
moderados (pero aún abundantes) y muchas estribaciones son
menos escarpadas. Los árboles que están a la misma altura en
Los Saraguros en el Ecuador 7r

las estribaciones interiores tienden a ser un poco más altos y


rectos y su vegetación epifítica no es tan grande.

Como los bosques interiores son accesibles a los residen-


tes de las comunidades, sus productos naturales -en particular
la madera- son recursos importantes Para los saraguros. La ma-
dera es altamente utilizada para la cocina y la construcción de
casas, muebles y herramientas. La vida en Saraguro serÍa muy
diferente sin los recursos madereros que ofrecen los bosques in-
teriores.

lra, zona de bosques interiores se la conoce generalmente


como cerro. De esta zona no se saca únicamente productos na-
turales como la madera, sino que también se talan los bosques
para utilizar la tierra como Pastizal, y en menor grado, como
tierra de cultivo en elevaciones menores. En estos bosques se
encuentra la mayorÍa de los asentamientos secundarios serra-
nos, de los que hablamos anteriormente.

Debido a la precipitación relativamente alta tanto en las


áreas forestales del exterior como del interior, es dilícil mante-
ner los senderos en buen estado. Por lo general los caminos se
hallan donde el drenaje es mejor. Como resultado de esto, la
mayorÍa de los caminos siguen las cumbres montañosas; muy
raravez se localizan en el fondo de los valles o a través de tie-
rras llanas o planicies. En estas áreas debido a los problemas de
drenaje que pueden causar excesiva fangosidad y para aprove-
char los pasos bajos, ni siquiera se construyen senderos a través
de las sierras montañosas. En algunos lugares esto significa as-
cender 200 ó 300 metros más sobre los pasos cercanos con el
propósito de cruzar al otro lado de una sierra, lo cual se con-
vierte en una experiencia sumamente frustrante puesto que uno
encuentra el fango profundo de un sendero sobre un paso bajo.
v2 James Belote

Las crestas montañosas altas al occidente y al norocciden-


'te de Saraguro, hacia Ténra, Cañicapa y Gera, comparadas a
otras áreas más elevadas de la zona, son considerablemente más
secas. Sólo en pocos lugares esta área mantiene una cubierta
forestal densa y alta. La mayor parte del área esfá cubierta con
pasto, arbustos e incluso cactus y tiene menos valor por sus
recursos madereros, agrícolas y ganaderos en relación a otras
áreas de la misma elevación en la región._

La zona caliente

En dirección oeste de las cordilleras de las que acabamos


de hablar el territorio continúa aumentando su sequedad y a
medida que la elevación baja a menos de 1.g00 ó 2.0b0 *"tror,
se llega al borde superior dela zona caliente. Toda la zona ca-
liente de la región de saraguro se halla en la verriente del ríoJu-
bones, que junto con- sus afluenres principales (el paquishapa,
e.l León, el Naranjo, el Rircay y el Uchucay) han abierto profün_
dos cañones en las cordilleras andinas del área. La profundidad
de estos cañones llega a poco menos de los mil meiros de altu-
ra, dando asl al área un despliegue vertical de más de mil me_
tros.

El caliente, como su nombre lo indica, es una zona más


abrigada en relación con el resto de la región serrana de saragu-
ro. I-as temperaturas del dia a menudo llegan a los 25" y 30.,1n
tanto que las temperaturas nocturnas casi nunca bajan de los
12" o l5', excepro en los secrores más altos. El calienie también
es una zona relativamente seca, tal como lo prueba su cubierta
vegetal que va desde matorrales xerofíticos (incluyendo tipos de
acacia y cactus) hasta el desierto virtualmente desproviito de
plantas. Además, a juzgar por la cubierta vegeral, la sequedad
aumenta conforme se avanza al oeste y al noroesta, y daar"aa
con la altura. La diferencia de precipitación entre el caliente y eI
Los Saraguros en el Ecuailor

resto de la región de Saraguro se debe a la sombra lluviosa c


da por la práencia de cordilleras montañosas que intercepffi
'6n¡ z"
los vientos cargados de humedad que soplan hacia el oeste a o..
través de la cuenca del Amazonas. Aunque la precipitación es
baja, la cubierta de nubes es común; casi todas las noches ban-
cos de niebla se forman arriba de los valles bajos y se levantan
hacia el área de Saraguro.

La mayor parte de la zona caliente es muy accidentada y


rocosa. Sin embargo hay pocas áreas donde las estribaciones no
son muy escarpadas y a lo largo de los rÍos hay pequeñas seccio-
nes de planicie aluvial. En donde ha sido posible realizar irriga-
ción, estas áreas han sido dedicadas a la producción agrÍcola. Es
probable que esta zona haya tenido densidades poblacionales
mucho más altas en los tiempos prehistóricos que en los históri-
cos; los sitios arqueológicos son abundanres y (debido a la falta
de vegetación) es lacil encontrarlos. (Para una breve revista de la
prehistoria de la zona caliente, véase el Capftulo 4). Hasta las re-
formas agrarias de la década de los años ó0 y 7O,la mayor parre
del caliente estuvo bajo el control de las haciendas.

Los productos más importantes del área son la caña de


azúcar, el banano, la yuca, el maiz, y frutas como la naranja. En
las áreas periféricas elevadas, sobre los 1.700 y los 1.800 me-
tros de altura también crece el trigo. El ganado, las mulas y las
cabras pastan libremente en las partes de la zona caliente que
les son topográficamente accesibles y no están sembradas. Las
rutas que siguen en busca de forraje forma una densa red de
senderos en el área. El exceso de pastoreo indudablemente ha
reducido la cubierta vegetal y ha contribuido a la erosión, lo-
grando que el caliente sea más seco y más infecundo de lo que
deberÍa bajo diferentes modelos de explotación.

Sobre los I.500 metros hay algunos lugares donde crecen


árboles de acacia, que son fuente importante de combustible
74 James Belote

para los habitantes del área. Parte de este combustible también


se lo vende en el pueblo de Saraguro,ya que se lo considera
una leña muy valiosa (quema basranre y por largo tiempo).

Sólo unos pocos saraguros, en particular los de las comu-


nidades de Cañicapa y Gera, poseen pequeñas parcelas de tierra
en sectores cercanos al caliente. Pa:lala mayor parte de los sara_
guros, el caliente ha sido importante como fuente ocasional de
productos agrÍcolas tales como azucar, miel de caña, aguardien-
te, yuca, banano y naranjas. Pero desde que los saraguros em-
pezaron a colonizar el Oriente -y con el desarrollo de un centro
mercantil en el pueblo de Saraguro unido por caminos con
áreas distantes- el papel de la zona caliente en la vida de los sa-
raguros se ha reducido significativamente (véase CapÍtulo B).

Notas

Actualmente se está reconstruyendo la carretera Loja-Cuenca y en al-


gunas áreas se está modificando su ruta. La nueva carretera será más
ancha, tendrá pendientes menos pronunciadas y será pavimentada.
Finalmente ofrecerá un transporte más eficiente y seguro para la gente
del área de Saraguro. Su construcción ha procurado trabajo y buena
paga (4 ó 5 US diarios) a los habitantes indfgenas como no indlgenas
de la región. Pero, por orro lado, se está utilizando maquinaria muy
pesada y parece que no hay ningún esfuerzo por balancear el corte y
el relleno. De modo que cantidades grandes de tierra están siendo
descubiertas o cubiertas. Con ello, no sólo se está perdiendo grandes
extensiones de tierra buena, sino que los dueños de ella no son com-
pensados por dicha pérdida. El material erosionado está obstruyendo
las corrientes y los rfos y las cualidades esréticas del paisaje han sido
alteradas.

Hacia la década de los años 80 los saraguros tenlan una nueva visión
sobre sus propiedades y como nunca antes discutieron el alto grado
de presión sobre la tierra del área comunal. Una de las muchas solu-
Los Saraguros an el Ecuailor 75

ciones posibles escogida para solucionar este problema ha sido la


construcción de casas de dos pisos, que ofrecen más espacio y utilizan
menos tierra agrfcola, en relación a las casas de un piso.

Hacia los primeros años de la década de los 80, en estricto sentido,


Quebrada Honda e lngapirca todavia no habtan llegado a ser comuni-
dades independientes.

Dos termómetros de máximo y minimo soha dejar por varias semanas


en varios lugares de los páramos, en los cerros, en el Oriente y en las
áreas comunales. Por la baja variación anual de temperatura en la re-
gión, los registros obtenidos por estos instrumentos dan una buena
indicación de los rangos de temperatura en dichas localidades. Otras
mediciones del clima de la región se basan más en conjeturas m€sura-
das que en datos puros y solo deberian ser considerados como sim-
ples generalidades.

Acacana y Puglla, elevaciones importantes a ambos lados de la diviso-


ria continental de aguas al sur de Saraguro son "enemigos", de acuer-
do a la gente de la región. A veces se los puede ver peleando con re-
lámpagos (los relámpagos se ven muy rara vez en la región). Acacana
tiene connotaciones negativas para el común de los saraguros, no asf
Puglla. En Puglla existe una cn¡z que se ha constituido en el centro de
las celebraciones de la Santa Cruz en el mes de mayo.

La mayorla de los saraguros concuerdan en afirmar que los cuscungos


son gatos viejos a los que les han crecido un pico y alas de las patas
delanteras, viven en los árboles y dicen 'Ju, ju, ju, ja, ja", riéndose (no
llorando) como los humanos. Unos dicen que se trata de demonios,
otros que son pollos del diablo y otros que simplemente son pájaros.
Algunos sostienen que cuando una lechuza grita, alguien en la casa va
a morir. Otros aseguran que el grito de la lechuza no significa nada.
Algunos padres inlentan controlar la conducta de los niños "malcria-
dos" diciéndoles que, si no se portan bien, una lechuza les llevará.

Las truchas de arco iris fueron introducidas en los rios locales por los
pobladores de Saraguro en la década de los años 50 y en los 60 se ob-
tuvo una excelente pesca. Algunos saraguros de las comunidades cer-
canas a los rfos principales como el Paquishapa, hicieron uso de este
recurso, utilizando, para la pesca, palos de caña, sedales de mano,
76 James Belote

lombrices, saltamontes o "mariposas". Durante los años 70,, debido al


uso excesivo de veneno y dinamita, los recursos pesqueros mengua-
ron en las áreas fácilmente accesibles.

Aunque no es muy importante en la vida de la mayor parte de indfge-


nas de Saraguro, la trucha introducida en otras partes del Ecuador se
ha convertido en un producto natural de importancia. En la región
del Cajas, en la provincia del Azuay, algunos campesinos son pesca-
clores profesionales. Entre otras técnicas empleadas se halla el uso de
rhoscas negras hechas a mano atadas a un palo pequeño con un sedal
de nylon fuerte; el pescado lo venden en el mercado de Cuenca. En la
provincia del Chimborazo, los pastores indfgenas de Osogoche inter-
cambian a las personas que viven en elevaciones menores canastos lle-
nos de truchas por canastos de granos. (Acerca del modelo antiguo
de trueque de carne por granos en la mismá área, véase Jaramillo,
1936: 418-419). No estoy seguro de su técnica de cosecha primaria,
pero cuando ayudaban a empujar un vehfculo dañado para sacarlo
del fango, no aceptaban dinero en paga sino sebos artificiales.

Al igrral que el venado de cola blanca, la trucha es un organismo de


zona templada cuyo tiempo vital no está todavla ajusrado al ambiente
andino ecuatoriano, relativamente sin estación. El desove, por ejem-
plo, ocurre en cualquier época del año.
Los Soraguros en el Ecuador 79

y blancos del centro, mientras que los otros lo son como blancos
del campo y chazos.

Se debe hacer hincapié en el hecho de que los blancos


del campo que viven dentro del área de Saraguro no son consi-
derados más indÍgenas que los del pueblo, pese a muchas simi-
litudes en el estilo de vida y en la ocupación entre los indfgenas
y los chazos. Los blancos del campo, en particular los que viven
en la vecindad de Paquishapa, son incluso considerados más
blancos que los del pueblo porque se piensa que están menos
mezclados en términos biológicos. Sin embargo, hay un reco-
nocimiento general por parte de todos los habitantes del área,
de que son una mezcla de la herencia americana nativa y de la
europea y que las divisiones entre los grupos son más culturales
que "raciales". En otras palabras, las caracterfsticas fÍsicas por sÍ
mismas no determinan de modo alguno la membresÍa grupal
étnica.

Esto se manifiesta en el hecho de que es menos difÍcil en


el de Saraguro que los individuos sulran un proceso de
^rea
transculturización y que permanezcan en su terruño, de lo que
ocurre en casi todos los demás lugares del Ecuador (véase Casa-
grande, l98I; Belote, l97B; y Belote, L. y, Belote, l,1979 y
re91).

Aunque sólo dos categorÍas étnicas son reconocidas ac-


tualmente en Saraguro, hasta la primera parte de este siglo la
población local estaba dividida en tres: blanco, mestizo e indí-
gena. Al momento no puedo explicar la aparente fusión de la
categoría mestizo en la de blanco. "Mestizo" se usa corriente-
mente en Saraguro sólo para relerirse a la mezcla biológica
(que, como lo indiqué anteriormente, se cree que es la caracte-
rfstica de todos los habitantes locales); no tiene ningún signifi-
cado relativo a la membresía étnica del grupo. La última men-
80 James Belote

ción de "mestizos" en Saraguro como una categorfa étnica, la he


visto en Anon. (1909, citado en el prólogo a la parte I).1

Relaciones étnicas

[¿s relaciones étnicas en el área de Saraguro han sido tra-


tadas en detalle por Belote (1978) y Belote, L y Belote, J.eg7g
y I99a). Para otras perspectivas sobre las relaciones érnicas en
el área, consúltese Schmitz (1977) y Masson (LgT7 y l9B3).
Debido al fecil acceso a esros trabajos aquf sólo realizaré una
breve discusión de las relaciones étnicas.

[¿s relaciones entre indÍgenas y no indígenas en el área


de Saraguro son más igualitarias que en la mayor parte del
Ecuador. Los saraguros no son los indios de lcaza en su obra
Huasipungo (1962), tampoco son los Indians in Misery de May-
nard (1965). Más bien, al referirse a los saraguros la mayoria de
los observadores ha usado términos descriptivos tales como:
"más independientes...rayando en la insolencia...rehúsan la ser-
vidumbre" (Franck, 1917, citado en el prólogo a la parte I);
"dignos" (Franklin, 1945: l9l); y "progresistas" (Davis, 1946:
7e).

Los blancos locales no tienen siempre una impresión tan


favorable de los indÍgenas de los alrededores como la que se
forma gran parte de los forasteros. por lo tanto, los saraguros
están sujetos al abuso y a la explotación: viajan en la parte tra-
sera de los buses, los tenderos les atienden mal y les estafan,
deben sacarse el sombrero ante la presencia del blanco; las mu-
jeres son violadas y asaltadas, los niños obligados a servir como
porteros en los colegios mixtos (cuando se los admite en ellos).
Los saraguros han sido insultados y tratados como la última
rueda del coche de muchas maneras.
Los Saraguros en el Ecuador 8l

Aunque muy cruel sin embargo, el maltrato a los saragu-


ros no es tan abierto, vicioso e inhumano como ha sido en otras
partes del Ecuador. Los abusos sufridos por los saraguros como
miembros de una categoria humana nacionalmente desprecia-
da, tienen su contrapartida tanto a nivel individual como a ni-
vel grupal, en el poder económico y la independencia que tie-
nen en su calidad de propietarios y conrroladores de los medios
de produccción en el de la tierra, la mano de obra y el ga-
nado. La economÍa local^rea:
de los blancos (productos, préstamos y
servicios) es en último término, dependiente de los indÍgenas.
La competencia entre los blancos por la clienrela indfgena es lo
suficientemente grande y la amenaza de retaliación por parte de
los indÍgenas contra el abuso excesivo 1o suficientemente fuerte,
como para atenuar el abuso y el maltrato.

Vestimenta: sÍmbolos cambiantes de etnicidad

I La vestimenta, el corte de pelo y la lengua son los princi-


pales indicadores de la identidad étnica en Saraguror Los varo-
nes blancos tiene el pelo corto y si lo llevan largo (como sucede
recientemente) nunca se lo peinan en forma de trenzas. Las mu-
jeres blancas usan varios tipos de peinado, pero nunca recogen
su cabello en una trenza sola. Tanto los varones como las muje-
res indÍgenas llevan el pelo en largas rrenzas llamadas huangos o
jimbas. De acuerdo al pasaje de Franck, citado en el prólogo a la
Parte I, los hombres indígenas llevaban el cabello largo y sueho
durante los primeros años de este siglo. Hoy en día a una perso-
na que lleve el cabello de esta manera se le dirá que "se ve como
un jÍbaro", lo cual está lejos de ser un cumplido.

[-a gente del pueblo se viste al estilo occidenral, dentro


del cual puede haber una variación considerable (boras de cau-
cho o zapatos de cuero, faldas que llegan hasta los tobillos, mi-
nifaldas o pantalones flojos, etc.) Los indÍgenas llaman a su ves-
82 lames Belote

timenta ropa delgadl,. La vestimenta del campesino blanco varÍa


todavfa más, dependiendo de la ocasión o de la persona. Algu-
nos se üsten más o menos como los blancos del centro (blan-
cos del pueblo); en otros casos los varones llevan pantalones de
lana hilada en casa y las mujeres faldas largas de lana hilada en
casa; con mayor frecuencia que la gente del pueblo de Saragu-
ro, Ios hombres usan ponchos y las mujeres chales.
I

La vestimenta indÍgena también varÍa probablemente más


en nuestros dfas que lo que fue en el pasado. Igual que ocurre
con la vestimenta occidental, también ha habido cambios o des-
plazamientos en el estilo dentro de la indumentaria tradicional
de los saraguro. La base tradicional de la indumenraria saraguro
es la lana hilada en casa, teñida de negro, azul indigo o en to-
nos muy oscuros.

[-as ovejas negras son comunes en el área de Saraguro, pe-


ro al contrario de lo que opina la gente del austro ecuatoriano, ra-
ra vez se usa su lana sin teñirla, porque se la considera como una
señal de pobreza extrema, asÍ que se la tiñe de un color mucho
más oscuro que el tono natural. Franck (citado en el prólogo a
la Parte I) describe la indumentaria de los saraguros como de
color "ca[é", en lugar de negro, con lo cual posiblemente está
refiriendo al uso de lana negra no teñida en los primeros años
de este siglo. En cualquier caso, la lana negra necesita menos
tinte y, en consecuencia, es más barata.

Los varones llevan pantalones cortos (a la altura de la ro-


dilla), una cushma y un poncho, todos hechos de lana negra.
Una especie de poncho se conoce con el nombre de llamingo,
otro con el de huanaco. Aunque las llamas y los huanacos son
actualmente desconocidos en la región de Saraguro, estos tér-
minos probablemente indican una antigua relación de los sara-
guros con estos animales.
Los Saraguros an eI Ecuador 83

Los pantalones se sujetan con una laja (un cinturón de


tela) o con un llamativo cinturón de cuero tachonado con metal
(con monedas de plata o de níquel) mide de cuatro a dieciséis
centímetros de ancho con un bolsillo incorporado y dos o cinco
correas de hebilla. Estos cinturones de cuero son un ejemplo de
la innovación estilística dentro de la tradición indígena, que se
ha vuelto popular en memoria de las personas más viejas.

Los hombres usan zamdrras. Cuarenta o cincuenta años


atrás las zamarras se hacÍan de piel de oveja sin sacar su lana,
en lugares como los páramos les protegÍan de la lluvia, del vien-
to y de la espesa vegetación. Pero las zamorrds de piel de oveja
han sido desplazadas totalmente por las zamarrds de lana blan-
ca no teñida y tejida muy finamente. Aunque en ocasiones se
las usa para protegerse, hoy se las utiliza más como sÍmbolo de
elegancia e implican, por decirlo así, que quien las lleva está
completamente vestido. Se las usa mucho para las bodas y las
fiestas. El cambio en el peso y el grosor de las zamarras y el én-
fasis dado al uso de la vestimenta, sin duda son reflejos de que
Ia fría zona del p-áramo ha dejado de ser pastizal para el ganado,
(véase Capítulo 6).

l:s mujeres saraguro usan dos faldas. [¿ falda interior o


pullera es de lana negra pesada. La [alda exterior o anacu es pli-
sada y está hecha de lana negra muy fina (antes de que se la pli-
se llega a tener cinco metros de longitud). En la Sierra, la pulle-
ra usada sin el anacu no se considera un vestido adecuado para
usarlo en público. En el calor y la humedad del Oriente, sin
embargo, lamayoría de las mujeres no us?r eL anacu, excepto en
muy contadas ocasiones, (véase Capítulo l0).

La mujeres hoy en dÍa usan blusas bordadas de mangas


largas, de algodón o sintéticas. Algunos inlormantes opinan que
hace muchos años se usaba una especie de blusa sin mangas
84 James Belote

asegurada con alfileres en los hombros. Se lleva sobre la blusa


un chal negro de lana (reboso,lliclla) amarrado delanre con un
gran tupo de plata. El chal corrienre, o uno adicional, se puede
usar para llevar a un niño o para transportar otra carga. El tupo
tiene una punta de hasta veinte centÍmetros de largo. Además
de servir para sujetar el chal, el tupo es una herramienta de va-
rios usos y, como se dice, un arma protectora. Adjunto al tupo
se encuentra una cadena de plata o de tela que se la enlaza ake-
dedor de la nuca: sirve como un adorno y evita la pérdida del
tupo.

Usan grandes areres de filigrana, y al igual que sucede


con los tupos, se unen a una cadena de plata o de tela que se
enlaza alrededor de la nuca. Otras joyas usadas por las mujeres
saraguro son los anillos de plata y los collares de cuentas (mu-
llos). Las cuentas de varios tamaños, formas y colores se lleva
en cordeles. Cuentas pequeñas muy translúcidas se tejen en co-
llares que pueden alcanzar un ancho de veinte centÍmetros.
También se usan collares con pequeñas cuentas opacas, pero no
son muy cotizadas por considerarlas de estilo 'JÍbaro".

Tanto los hombres como las mujeres usan el sombrero


tradicional. Está hecho de lana prensada, pesada y dura, y tiene
un ala ancha, plana y circular. Tiene un diámetro de hasta 50
centímetros y pesa más de un kilo. En el pasado el ala de los
sombreros era ligeramente curva o nesgada. El sombrero sara-
guro es grande, pesado y lo suficientemente duro como para ser
usado ocasionalmente como arma. Sin embargo, su peso y su
tamaño están más relacionados a la necesidad de protegerse de
la lluüa y de mantenerlo puesto a pesar del viento.

Pero los saraguros están usando cada vez más frecuente-


mente sombreros comerciales de paja o de fieltro, mucho más
ligeros y pequeños. Los saraguros (y la mayoría de los demás
Los Saraguros m el Ecuailor 87

go por servicios prestados. Los pañuelos han sido traÍdos a este


lugar desde los Estados Unidos por muchos antropólogos, por
los voluntarios de los Cuerpos de Paz, y por otras personas'
Ahora se los da diferentes usos, en especial para cubrir la cabe-
za de los bebés, para llevar cosas pequeñas o para decorar los
altares en los funerales de niños pequeños.

L¿ blusa actual de la mujer representa una combinación


de ambos procesos, la blusa de mangas largas forma parte de
modelos ecuatorianos nacionales, pero el corte de la blusa y la
manera en que se la borda son nuevos y únicos en su esencra
para los saraguros. El uso de pantalones cortos comprados en el
almacén y confeccionados con materiales que no son de lana,
indica un cambio en los materiales combinado con la manten-
ción de un estilo y función originales.

Algunos de estos cambios, con toda probabilidad, fueron


respuest;s adaptativas a nuevas situaciones ambientales (espe-
ciaimente el cada vez menos uso del páramo y el inicio de la
colonización orienral). Algunos cambios responden al descenso
gradual en la producción doméstica de artÍculos de vestir junto
óon el aumento en la compra de artículos hechos (que en tér-
minos de tiempo y dinero resultan más baratos para un pueblo
que está interviniendo cada vez más en la economÍa de merca-
do, véase Capítulo 7). Finalmente, algunos cambios se.¡elacio-
nan con el dáseo de los saraguros de: ser más aceptados'por los
miembros de la sociedad nacional, y al mismo tiempo, retener
una fuerte identidad étnica. (Para un abordaje más profundo de
la etnogénesis saraguro, véase Belote, L. y Belote,J' l9B4)'
88 James Belote

La lengua y otros canales de comunicación

Actualmente la mayor parte de los saraguros es bilingüe;


hablan tanto el quichua como el castellano. Algunas personas
de mediana y de avanzada edad, en especial los habitantes de
comunidades más alejadas como Oñacapa, Tambopamba y Ge-
ra, son predominantemente monolingües quichuas. Algunos jó-
venes, -en particular de las comunidades más cercanas a los
centros poblados, como Lagunas o euisquinchir-, comprenden
el quichua sin hablarlo fluidamente. Unos pocos saraguros que
han pasado un buen tiempo en el Oriente són trilingüés, siendo
el shuar una de las lenguas que hablan con fluidez.

Los saraguros hablan en castellano no sólo en su trato


con los blancos sino también, a veces entre ellos. En algunos
hogares se habla normalmente el castellano en especial con los
niños. El quichua no es, por lo tanto una caracterfstica esencial
para definir la identidad étnica indÍgena en el área de Saraguro.
Una persona que no habla quichua puede considerarse -y asÍ lo
consideran otros- un indígena, si además lleva vestimenta indf-
genay tiene el peinado caracterfstico.

[-a fluidez en el castellano de parte de la población indf-


gena es un fenómeno reciente de acuerdo a los informantes de
mayor edad. La mayorÍa de los saraguros que para esta fecha
sobrepasan los 50 ó 60 años de edad, crecieron exclusivamente
con el quichua y aprendieron de adultos el castellano. Sus pa-
dres si es que lo hacfan, hablaban el castellano a duras penas.
Además, a excepción de los indfgenas transculturizados hacia
una identidad "blanca", muy pocos eran los blancos que cono-
cÍan adecuadamente el quichua. Por consiguiente, los canales
de comunicación entre los grupos étnicos del área estaban muy
restringidos hasta los últimos años. Estos canales eran controla-
dos indudablemente por unas pocas personas bilingües, tanto
Los Saraguros m el Ecuailor 89

indígenas como blancos, que servÍan de intermediarios (Wol[,


195ó) o "mediadores" (Silverman ,1967).

Los saraguros no veían esto como una situación positiva.


A medida que se iba incrementando la relación con el mundo
de afuera, muchos de ellos empezaron a darse cuenta de que el
monopolio (o al menos la restricción) de los canales de comu-
nicación interétnica era una seria desventaja cuando se tenÍa
que llevar a cabo negocios y asuntos legales. De modo que mu-
chos padres que habÍan aprendido de adultos algo de castella-
no, empezaron a usarlo en el hogar, con el propósito de que sus
hijos aprendieran esta lengua más rápidamente, suprimiendo
deliberadamente el uso del quichua por parte de sus hijos.

Sin embargo, la exclusión del qichua no fue provocada


porque los padres se avergonzaban de hablar su lengua sino
porque ello podia obstaculizar el que sus hijos aprendieran flui-
damente el castellano.

El desplazamiento hacia el español ha sido tan fuerte


que, en algunas familias indígenas de Lagunas y Quisquinchir,
algunos jóvenes indÍgenas, no saben quichua. De lo dicho, no
se ha de concluir que el quichua desaparecerá en el área de Sa-
raguro. Un nuevo orgullo de la identidad étnica de los indÍge-
nas se viene desarrollando en los últimos años. Un movimiento
de poder indfgena ha dado sus primeros pasos y algunos jóve-
nes (y no tan jóvenes) buscan ahora el progreso dentro de un
contexto indígena. Y la lengua quichua es un poderoso sÍmbolo
de dicho contexto.2

[¿ lectura y la escritura son parte importante del sistema


de comunicación lingüÍstica en Saraguro. La capacidad de leer y
escribir está ligada al manejo del castellano, como una mejor
forma de adaptación al ambiente global. Ser alfabeto ofrece una
90 James Belote

defensa denrro de las esferas comerciales y legales, en particular


con respecto a la capacidad de leer contratos y otros documen-
tos. como sucede con la capacidad lingüística de hablar caste-
llano, el ser alfabeto permite a los indivüuos eludir a los mono-
polistas de los canales comunicativos. La persona letrada es me-
nos probable que sea engañada por un intermediario o media_
dor, porque incluso intermediarios y mediadores honorables
pueden involucrar a los saraguros en obligaciones indeseables.
Algunos adultos anhelaron tanto el poder leer que en los años
50 lo aprendieron gracias a sus hijos, que al asiitir a la escuela
se convirtieran en maestros de sus padres.

[-as tasas de alfabetización varÍan según cada comunidad.


Al menos más de la mitad de la población aduha de l_agunas y
Quisquinchir sabe leer. por la dificultad de acceso a las escue-
las, es menos probable que los comuneros que viven lejos de
Saraguro sean alfabetos. AsÍ el censo nacional de 1962 (ño pu_
blicado pero cuya copia reposa en nuestras manos) *u"rtm qu"
para la comunidad de Oñacapa menos del cinco por ciento de
los adultos aseguran ser alfabetos.

El acceso indfgena a la educación formal esruvo limitado


en el área de Saraguro hasta antes de finales de los años 50.
Desde lB70 ha existido una escolarización continua para las
mujeres del pueblo y para los varones desde lB90 (Espinoza de
Muñoz, 1966:273-275). No exisre una evidencia conrundenre
de que gran número de saraguros haya podido asistir a estas es-
cuelas. No fue sino hasta mediados de los años 60 que los indÍ-
genas empezaron a ganar (y recuperar) la admisión a las escue_
las del pueblo. Según un informe (citado en Anon., 1966a:
259-360), en los últimos años de la década de los años 70 del
siglo pasado algunos muchachos saraguros (Fruto Lozano Ma-
cas, Melchor Shondo, Manuel de Jesús Guamán, Cecilio
Japa y
Francisco Javier Shunaula) fueron enviados a una escuelá de
Los Saraguros en el Ecuailor 9l

Quito bajo patrocinio de García Moreno, entonces Presidente


del Ecuador. A su regreso después de algunos años de escuela,
se convirtieron en profesores, mas no se sabe ni dÓnde ni cÓmo
ejercieron su profesión, Pues sus nombres no aparecen en la lis-
ta de profesores de la escuela del pueblo proporcionada por Es-
pinoza de Muñoz (1966:274).

En la d¿cada de los años 30, algunos saraguros asistieron


a una escuela de pueblo regentada por los Hermanos Cristianos
donde, de acuerdo a Conde (citado en el Prólogo a la Parte I),
sobresalieron en Aritmética, Geografía y Francés. Otros indÍge-
nas aprendieron a leer, escribir y el catecismo en escuelas priva-
das administradas por pobladores de la localidad.

Sólo hasta finales de los años 50 y principios de los 60la


educación formal para los indÍgenas empezó a extenderse, así
se establecieron escuelas en algunas comunidades indÍgenas co-
mo Lagunas, Quisquinchir y Tüncarta. Sin embargo, a mediados
y finalás de los años 60 muy Pocos saraguros habÍan pasado el
iercer año de escuela, porque los padres no veían la necesidad
de que sus hijos supieran más allá de leer, escribir y las opera-
ciones matemáticas fundamentales, ya que los necesitaban como
contribuyentes en los Proyectos agrícolas familiares.

En nuestros dÍas este pensamiento ha empezado a cam-


biar. Hacia finales de los años ó0, una docena o más de saragu-
ros, en su mayoría mujeres, dejó Saraguro con el fin de poder
terminar su educación primaria y secundaria en lugares como
Loja, Cuenca, Guaitacama y Quito. Algunos aún mantenÍan la
esperanza de continuar sus estudios y obtener sus tÍtulos uni-
versitarios en campos como el Derecho, Medicina o Pedagogía.3

Para 1960 tanto el castellano como el radio transistor se


habían generalizado entre los saraguros. Hacia 1970 la mayorÍa
92 lames Belote

de los hogares saraguros tenfan uno o más radios. La introduc-


ción del radio fue facilitada por el conocimiento generalizado
del castellano, a más de que la radio contribuyó a la difusion
del idioma entre los saraguros.

L¿ radio provocó algunos efectos de largo alcance en la


cultura saraguro. (Acerca de los efectos de la raáio en la provin-
cia de Imbabura, véase Spector, et. al., l97l). Los estándares
nacionales del habla castellana son hoy en dia -para gran parte
del pueblo saraguro- modelos fácilmenre acceiibles. Algunos
jóvenes conscientemente (y con mucho éxiro) imitan a los bue_
nos locutores que escuchan en la radio. [¿ música popular na-
cional se escucha y aprende en detrimento de la música local
tradicional. Para el forastero el rondador era uno de los elemen-
tos más llamativos de la escena bucólica de la cultura saraguro
(véase Mora, 1930, citado en el prólogo a la parte II, y Franflin,
1945: 197). Los pasrores que vigilaban las ovejas y las vacas en
las colinas que rodean Saraguro llevaban sus rondadores consi-
go. En una mañana tranquila y calada, con el humo del desayu-
no uniéndose a las nubes bajas aún no disipadas por el viento y
el sol, la música encantadora del rondador resonaba sobre las
verdes colinas y los valles de Saraguro. pero a mediados de los
años 60, el sonido del rondador eraya raro escucharlo, hoy día
sólo unos cuantos saben tocarlo.

Pero la radio no solo eliminó al rondador sino que ha en-


trado en competencia con los músicos indlgenas semi-profesio-
nales (maestros) que tocan en las bodas, los funerales y las'[ies-
tas. Los reproductores de cintas magnetolónicas compiten tam-
bién ahora con estas personas.4

L¿s radionovelas, muy populares, ofrecen a los saraguros


variadas perspectivas de estilos de vida alternativos. Los progra-
mas de noticias no son generalmente los más populares, pero
Los Saraguros en elEcuailor 93

dan una idea de lo que ocurre en el mundo exterior a quienes


están interesados. Por ejemplo, un buen número de personas
mostró mucho interés por las primeras caminatas lunares. Thn-
to indÍgenas como no indÍgenas, podÍan estar detalladamente
inlormados al respecto, incluyendo nombres e historias de los
participantes principales.

Más significarivo es el hecho de que la radio ha dado a


los saraguros mayor conciencia de los acontecimientos sociales
y politicos tanto a nivel nacional como internacional; ahora es-
cuchan acerca del comunismo y del imperialismo, del colonia-
lismo y de la subversión, de la CIA y la KGB, de la guerra en
Vietnam, de la crisis del Medio Oriente, de las luchas por los
derechos civiles en los Estados Unidos, de la opresión y la ex-
plotación, de la riqueza y la pobreza, de la desigualdad, del
progreso y del desarrollo... y de las promesas.

Los saraguros no están satisfechos con su realidad. Nun-


ca lo han estado, pero ahora -de manera más clara, contunden-
te y con una audiencia nunca vista antes- su insatisfacción con
algunos elementos de dicha realidad -en particular con Ia opre-
sión como indÍgenas-. En otras palabras, el conocimiento cada
vez mayor del castellano y de otros aspectos de la cultura nacio-
nal, facilitado por su acceso a la radio, mejoró su capacidad pa-
ra comprender y manipular el entorno social global.

Existen también -claro está- otras causas para esta situa-


ción. Algunas de ellas están tratadas en otra parte de esta diser-
tación asÍ como en otros trabajos (Belote, L. y BeloteJ., IgBl y
1984).
91 James Belote

Parentesco y descendencia paralela

Todas las sociedades tienen cierta concepción "biológica"


de la descendencia humana y las relaciones implicadas. Esta
concepción no corresponde necesariamente con la forma en la
que sus sistemas de parentesco están organizados, aunque pue-
da tener cierta influencia. En Saraguro se piensa (o se pensaba)
que los varones heredaban sus rasgos caracterfsticos de los va-
rones, y las mujeres de las mujeres. En el caso de relación se-
xual un hombre podfa implanrar un varón minúsculo perfecta-
mente formado (homúnculo) en el vientre de su compañera;
nueve meses después nacería un bebe varón. O, en el caso con-
trario, el varón podfa haber estimulado a la mujer para que em-
piece a producir un ser de su propio sexo. En los primeros me-
ses este nuevo ser serfa una masa amorfa, pero finalmente se
convertirÍa en una mujer reconocible y, después de nueve me-
ses del acto sexual, nacería.

Los saraguros dicen (o decÍan) que los niños (varones)


no heredan de su madre ni de la parentela de su madre ninguna
de sus caracterÍsticas fÍsicas; las jovencitas no heredan ninguna
de los rasgos fÍsicos de su padre o de la parentela de su padre.
Decir a un hombre saraguro que tiene los ojos o la nariz de su
abuela materna (como ignorantemente lo hicimos en cierta oca-
sión) serfa una tonterfa. Decir que tenfa los ojos o la nariz de su
abuelo materno (cosa que también la hicimos) podrÍa ser roma-
do como un insulto que implicaba un incesto entre el padre y
la hija. Que una madre se sienra herida (como se sinrió Linda)
por el hecho de que nadie podía ver ningún parecido entre ella
y David (nuestro hUo) tOlo podría revelar ranto su ignorancia
como la de su esposo respecto a la concepción de los saraguros
de la transmisión de las caracterÍsticas biológicas de una gene-
ración a otra.
Los Saraguros en el Ecuador 95

Se debe admitir que descubrimos esta concepción (como


muchas otras cosas acerca de Saraguro) muy accidentalmente.
Un informante saraguro nos contó que una mujer que habia
abortado después del primer mes de embarazo llevaba en su
vientre a una niña. Cuando preguntamos como era posible que
ella supiera el sexo del feto que habÍa sido abortado después de
,ur, .oiro período de gravidez, nos dio la informaciÓn que he-
mos olrecüo en el primer párrafo de esta secciÓn' Es obvio que
cualquier feto cuya identidad sexual no sea visible tiene que ser
una mujer Porque los niños son implantados en el vientre ma-
t.rno yá completamente formados, y de este modo su sexo es
identificable desde el principio.

Debemos admitir además que no nos dimos cuenta in-


mediatamente de que habíamos encontrado un ejemplo exce-
lente de un concepto de descendencia paralela entre los saragu-
ros. En efecto, nos dimos cuenta de ello mucho más tarde' Lo
que tiene que ver con la manera en que lo comprendimos, que-
dará en la esfera de la tradición oral.

Un concepto de descendencia paralela de ninguna mane-


(Zui-
ra es propio de ios saraguros; es muy común en los Andes
dema, lg7D. El concepto biologico saraguro de la descenden-
cia paralela puede conecrarse con la realidad social. Por ejem-
plo, hay estructuras de fiesta-cargo tanto para hombres como
para mujeres (véase Belote y Belote, I977b)' Y este concepto
tiene consecuencias prácticas que se exPresan, por ejemplo, en
la ganaderfa (ver caPftulo 6).

Sin embargo, la descendencia paralela no se manifiesta


fuertemente en la organización social del Parentesco saraguro.
Los saraguros trenen un sistema bilateral de Parentesco; las rela-
ciones sé taran igual por lÍnea masculina como femenina para
ambos sexos. Y, como es cierto en la mayoría de los sistemas bi-
96 James Belote

laterales, las redes de parentesco están organizadas egocéntrica-


mente. Hemos discutido estas funciones sistémicas de carácter
egocéntrico y bilateral en orra parte (Belote y Belote, lgB0).

Aunque se aprecia, poco paralelismo en la organización


del parentesco saraguro, éste puede ser un factor que contribu-
ye directamente a la frecuencia relativamente alta con que se
dan los matrimonios entre el hijo de la hermana del padre y la
h¡a del hermano de la madre (matrimonio de varones con las
hijas de los hermanos de sus madres reales), a diferencia de la
baja frecuencia (casi ausente) con la que ocurre otro tipo de
matrimonio entre primos en primer grado. La contribución po-
tencial del paralelismo a las proporciones diferenciales del ma-
trimonio entre primos en primer grado será elaborada en este
punto antes de continuar con otros aspectos del parentesco sa-
raguro y de la organización familiar.

Según una investigación de los registros de la iglesia lle-


vada a cabo por Linda Belote, y según las colecciones de genea-
logfa saraguros, aproximadamente un veinte por ciento de los
matrimonios ha sido entre primos en primero y primos en se-
gundo grado. De éstos un poco más de la mitad ha sido enrre
primos hermanos [primos en primer grado]. Los matrimonios
entre primos están en los registros eclesiásticos porque los ma-
trimonios entre primos hermanos y primos en segundo grado
están prohibidos por lo general por la lglesia Católica Romana.
En Saraguro, sin embargo, ambos tipos de matrimonios son
permitidos previo el pago de una multa por dispensación. Aun-
que tenemos los registros de numerosos matrimonios entre pri-
mos hermanos, sólo dos no eran del tipo hijo de la hermana del
padre con hija del hermano de la madre (como lo revelan los
registros y las genealogías).

Existen razones sociales y económicas para el matrimo-


nio entre primos, pero serán discutidas más adelante. [-a pre-
Los Saraguros en el Ecuador 97

gunta que abordamos aquí es por qué entre los cuatro tipos de
matrimonios entre primos hermanos posibles (HjoHnoPa=H-
jaHnaMa; HjoHnaMa=HjaHnaMa; HjoHnoMa=HjaHnaPa; y
HjoHnoPa=HjaHnoPa), es común que ocurra sólo uno de ellos,
a saber, el matrimonio entre el hijo de la hermana del padre
(HjoHnaPa) y la hija del hermano de la madre (HjaHnoMa). La
pregunta acerca de este tipo de matrimonios ha sido discutida
casi interminablemente en la bibliografÍa antropológica; para
una variedad de concepciones sobre el tema, véase Homans y
Schenider (1955), Needham (1962), Rose (I965), Lévi-Strauss
(1969) y Scheffler y Lounsbury (1971). AquÍ voy a olrecer dos
sugerencias; la primera se relaciona con los modelos familiares
de descendencia paralela contaminada.

Al intentar explicar los matrimonios del tipo HjoHna-


Pa=HjaHnoMa entre los Siriono un grupo étnico con reglas de
transmisión paralelas, Scheffler y Lounsburg han hecho algunas
observaciones que son relevantes. Por ejemplo, ellos sugieren
que "los hermanos del mismo sexo pueden ser vistos no sÓlo
como más parecidos uno al otro (lo cual es obvio) que los her-
manos del sexo opuesto, sino también hasta cierto punto más
íntimamente relacionados" (1971: 174).Y (1971: 175):

...las mujeres deben ser consideradas no sólo como más "pare-


cidas" a sus madres (lo cual son en verdad) sino también en
cierto sentido algo especial más "íntimamente relacionadas" a
ellas que a sus padres, de suerte que en algunos contextos son
clasifióadas junias o, de otra forma (esto es de manera secreta)
son tratadas como equivalentes: asimismo, los hombres deben
ser considerados más "parecidos" y más "Íntimamente relacio-
nados" a sus padres que a sus madres, de modo que en algu-
nos contextos ellos también son clasificados juntos o, de otra
manera, son tratados como equivalentes.

Si el Siriono tuviera un concepto Puro de transmisión


biológica paralela (varones de varones, mujeres de mujeres so-
98 James Belote

lamente) todas las mujeres estarían completamente desligadas


de todos los hombres. En este caso, los concepros biologicós no
tendrÍan ninguna importancia posible para la organizaóión so-
cial del parenresco. Los conceptos biológicos úmbién serÍan
irrelevantes para el análisis del matrimonio diferencial entre
primos en la mayorfa de los demás sistemas puros de descen_
dencia (véase cuadro 9). Por ejemplo, en un sistema bilateral
puro se consideraría que todos los primos están relacionados
por igual.

Pero Scheffler y Lounsbury no tratan los sistemas puros


de.transmisión paralela; para ellos el paralelismo significá que
individuos del mismo sexo (en lo que de otra torma sería el
mismo grado de relación) están "más fntimamente relaciona_
dos" entre sf que con los miembros del sexo opuesto. En otras
palabras, ambos autores están hablando de un sistema de trans-
misión que llamaré "contaminado" (esto es, no puro).

Sospecho que la mayorÍa de conceptos ,.no mendelianos"


de- transmisión biológica son contaminados y no puros; es pro-
bable que esa gente vea a los varones como más relacionádos
con los varones, y a las mujeres con las mujeres, que cualquiera
de los dos con el sexo opuesto; o que al menos las hijas sean
más cercanas a sus madres que los hijos, y que éstos estén más
emparentados con sus padres que las hUas (estos conceptos es-
tán relacionados pero no son idénticos). Es probabla que la
co¡taminación sea parte de todo sistema dominante -paralelo,
bilateral, matrilineal-, etc.

Con el fin de aclarar todo esto, examinaré en primer lu-


gar un sistema como el que -según mi opinión- existe en Sara-
guro: un sistema contaminado de transmisión paralela. Será
considerado de diversas formas posibles. Luego examinaré
otros posibles sistemas con el propósito de poner en un contex-
to más amplio la idea de contaminación.
Los Saraguros en el Ecuador 99

El sistema dominante de transmisión es paralelo; esto


significa que en Saraguro los varones descienden de los varones
y las mujeres de las mujeres. Pero asumamos que los saraguros
reconocen que al menos algo se transmite de hombres a muje-
res, y de mujeres a hombres, esto es, que existe cierta contami-
nación en el sistema. Con propósitos eurÍsticos examinaré dos
expresiones concretas de este fenómeno.

Supongamos que los progenitores varones contribuyen


con las tres "partes" a la descendencia masculina por una parte
contribuida por las mujeres, y éstas tres "partes" en la descen-
dencia femenina por una parte que contribuyen los varones. És-
te es un sistema paralelo con un alto grado de contaminación
bilateral; la aritmética de este sistema se ofrece en el cuadro 4.
(El número de "unidades de herencia" -dieciséis en este caso-
ha sido elegido para mantener el cálculo lo más simple que [ue-
ra posible). Como se muestra en el cuadro, la hija del hermano
de la madre (HjaHnoMa) es la que se relaciona más remota-
mente al del ego varón, entre todos los primos en primer grado;
ella sólo está relacionada la mitad de lo que están ambos pri-
mos paralelos, y sólo una tercera parte de lo que está la hija de
la hermana del padre (HjaHnaPa).

Pero como un sistema paralelo aumenta en pureza -por


ejemplo, el padre contribuye a los varones con 99 parte5 frente
a una de las madres, mientras que la madre contribuye ajla des-
cendencia femenina con noventa y nueva partes frente a una de
el padre (véase cuadro 5)- la hUa del hermano de la madre vir-
tualmente sale fuera de toda relación con el ego del varón
(1/5000), los primos paralelos descienden para alcanzar Ia mi-
tad del grado de relación con el ego varón que tiene la hija de la
hermana del padre (50/5000 vs. 9915000) y ella casi alcanza la
paridad con la hermana del ego varón (9915000 vs. 100/5000
no se halla en el cuadro 5).
r00 James Belote

Cuadro 4. Descendencia paralela con alta contaminación


bilateral (3/4, desciende del mismo sexo; l/4 desciende
del padre del sexo opuesto).

Cuadro 5. Descendencia paralela con baja conraminación


bilateral (99/100 desciende del padre del mismo sexo;
l/100 desciende del padre del sexo opuesto).
Los Saraguros en el Ecuailor l0l

Tal como lo indican los primeros dos ejemplos, mientras


más puro es el sistema de transmisión paralelo (mientras no al-
canzala pureza total), más distante se vuelve la hija del herma-
no de la madre en relación con los demás primos en primer
grado (HjaHnaPa, HjaHnaMa, HjaHnoPa). En todos los casos
de transmisión paralela con igual contaminación bilateral, la hi-
ja del hermano de la madre sigue siendo la más distante de to-
dos los primos en primer grado.

Sin embargo, hay otras maneras posibles en que los siste-


mas paralelos se contaminen; por ejemplo, puede haber una
contaminación desigual. El cuadro 6 ofrece un modelo de una
situación en la cual ambos sexos descienden básicamente de
sus padres del mismo sexo (transmisión paralela) pero donde
esta relación es más fuerte es en el caso de las mujeres que en el
de los varones; las mujeres reciben tres partes de su madre por
cada parte que reciben del padre, pero los varones reciben sólo
dos partes de su padre por cada parte que reciben de su madre.
He llamado esta "descendencia paralela con contaminación ma-
trilineal desigual". En esta situación la h¡a del hermano de la
madre sigue siendo la prima más distante, seguida de HjaHno-
Pa, HjaHnaMa e HjaHnaPa en ese orden.

En sistemas de descendencia paralela que tienen una des-


viación patrilineal (no está en un cuadro) la única diferencia es
que la posición de HjaHnaPay de HjaHnaMa se cambian, esto
quiere decir que. el orden de la menos relacionada a la más Ínti-
mamente relacionada es ahora el siguiente: HjaHnoMa, HjaH-
naMa, HjaHnoPa e HjaHnaPa (véase cuadro 9).

Con esto no estoy sugiriendo que en toda sociedad que


permita solamente el matrimonio entre primos hermanos del ti-
po HjoHnaPa=HjaHnoMa, la gente ha realizado cálculos mate-
máticos para saber los grados de relación diferencial entre pri-
102 James Belote

Cuadro 6. Descendencia paralela con contaminación


matrilineal desigual

(los varones descienden do. 1¿¡gg¡ar partes


de su padre, y una tercera parte de su
madre; las mujeres desbienden tres cuartas partes de su madre y una
cuarta parte
de su padre, esto quiere decir que arnbos sexos descienden pincipalmente
del
progenitor del rnismo sexo, pero las mujeres descienden ¡nás
de las mujeres que
los varones de los varones).

cuadro 7. Descendencia patrilineal con contaminación bilateral

(para ambos sexos: las dos terceras partes de la descendencia


proviene
del padre y la rercera parte de la mad¡e).
Los Saraguros en el Ecuailor 103

Cuadro 8. Descendencia patrilineal con contaminación paralela

(los varones descienden tres cuartas partes de su padre y una cuarta parte de su
madre; las mujeres dos terceras partes de su padre y una tercera parte de su ma-
dre' esto signincacu;*HnTj:T::i1f:'ffi:l5der padre pero rosva-

mos en primer grado basándose en su modelo familiar de trans-


misión biológica humana. Sin embargo, la idea en un modelo
familiar de descendencia paralela biológica de que el padre del
sexo contrario puede tener al menos una contribución, puede
llevar a creer que los primos difieren en el Srado de relación y,
por lo tanto, en la eligibilidad para el matrimonio (lo cual está
confirmado por el cálculo matemático). Esto a su vez puede ha-
ber contribuido a que en Saraguro, como en otros lugares, exis-
ta una lrecuencia más alta de matrimonios del tipo HjoHna-
Pa=HjaHnoMa que de cualquier otra forma de patrimonio de
primos en primer grado.

Antes de terminar esta discusión, sin embargo, debo ha-


cer unas cuantas observaciones adicionales. [-a misma lógica se
104 James Belote

aplica a los sistemas bilaterales que están contaminados (esto


es, los varones heredan un poco más de su padre que de su ma_
dre, las mujeres un poco más de su madre que de'su padre) en
cuanto a los sistemas paralelos; simplemente se hallan en extre-
mos diferentes del mismo continuum (en consecuencia, el cua-
dro 9 no presenta sistemas biraterales contaminados). pero la
lógica no se aplica de la misma manera a los sistemas unilinea-
les (o cruzados) que son contaminados. En éstos y en todos
los
demás la hija del hermano de la madre ya no está sola como la
prima en primer grado más remoumente relacionada.

Por ejemplo, en un sistema patrilineal conraminado con


-
bilateralismo, se asume que los hombres y las mujeres reciben
dos tercios de su herencia biológica de su padre, y uno de su
madre (véase cuadro 7). ¡n esta situación la prima-paralela pa_
trilateral (HjaHnoPa) es la más fnrimamenre ielacionada con el
ego varón mientras que las otras tres primas tienen todos el
mismo grado de relación. cálculos posteriores muestran que en
la medida en que aumenta el grado de pureza patrilineal, au_
menta la cercanÍa de HjaHnopa a ego y ia distancia relativa de
todos los demás primos en relación al ego.

En un caso final (véase cuadro B), un sistema patrilineal


con contaminación paralela, se asume que los varones heredan
tres unidades de sus padre por cada unidad que heredan de su
madre, en tanto que las mujeres (que en el caso de contamina_
ción paralela están más relacionadas a su madre que los varo-
nes) reciben solamente dos unidades de su padre por cada uni_
dad de herencia biologica de su madre. En este caso, tanro la
HjaHnoMa y la HjaHnaMa, esrán relacionadas a igual distancia
con el ego varón, la HjaHnapa es inrermedia, y la-i{jaHnopa es
la prima de más cercana relación. Es de sorpiender que se en_
cuentre que en este tipo de sistema la HjaHnapa está más Ínti-
mamente relacionada al ego varón que su hermano, HioHnapa.
Los Saraguros en elEcuailor 105

El cuadro 9 ofrece un resumen de las relaciones de pri-


mas en primer grado en medio de una variedad de sistemas pu-
ros, mezclados y contaminados. Todos han sido elaborados de
la misma manera que los cuadros 4 - B.

Una vez examinadas estas variaciones de sistemas puros


y contaminados de transmisión biológica parece razonable, al
menos provisionalmente, concluir que en todo modelo aritmé-
tico (excepto en algunos modelos improbables de descendencia
cruzada) de un modelo familiar de descendencia, contaminado,
puro o mezclado, la hija del hermano de la madre nunca está
sola como la prima en primer grado más cercana al ego varón
(las otras tres pueden estarlo en uno u otro modelo). Además,
si un modelo familiar de descendencia biologica asume que los
varones están al menos un poco más íntimamente relacionados
con su padre que con su madre; que las mujeres están al menos
un poco más relacionadas a su madre que a su padre; y que la
descendencia de ambos sexos está al menos en cierto grado re-
lacionada con sus padres del sexo opuesto, entonces, y sólo en-
tonces, la hija del hermano de la madre de un varón es por sí
misma como la más lejana de todas las primas en primer grado,
y la hija de la hermana de su padre es la única prima en primer
grado que está más directamente relacionada con é1.

En consecuencia, en Saraguro un modelo famiJiar de


transmisión paralela contaminada de las caracrerÍsricas.blolOgi-
cas puede, en parte, ayudarnos a explicar el hecho de que
HjaHnoMa, y no otra prima, es considerada aceptable (no pres-
crita o preferida) en cuanto compañera de matrimonio para un
varón. No asumo que los modelos contaminados ayuden a ex-
plicar todos los casos de matrimonio del tipo HjaHnoMa=H-
joHnaPa en otras partes del mundo, de una manera completa o
parcial, aunque pueda tener cierta importancia. Mi conclusión
en este punto es parecida a la que nos ofrece Scheffler y Louns-
bury (197i: 178):
106 James Belote

Cuadro 9. Grado de Relación entre el ego varón y sus primas


en primer grado en varios sistemas de descendencia

Paralelo con HjaHnoPa


contaminación HjaHnaPa
,

HjaHnoMa
bilateral HjaHnaMa
Pa¡alelo con HjaHnaMa
contaminación HjaHnaPa
matrilineal HjaHnoPa
desigual
HjaHnoMa
Paralelo con HjaHnaPa
contaminación HjaHnoPa
patrilineal
HjaHnaMa
desigual
HjaHnoMa
Pat¡ilineal con HjaHnoPa HjaHnaPa
contaminación HjaHnaMa
bilateral HjaHnoMa

c Patrilineal con HjaHnaPa HjaHnaPa


o contaminación
paralela
HjaHnoPa
N HjaHnoMa

T Matrilineal con HjaHnaMa HjaHnaPa


contaminación HjaHnoPa
A bilate¡al HjaHnoMa
M
Mat¡ilineal con HjaHnaMa HjaHnaPa
I contaminación
HjaHnoPa
N paralela
HjaHnoMa
A Cruzado con HjaHnoMa HjaHnoPa
D contaminación HjaHnaMa
o bilateral
HjaHnaPa

S Cruzado con HjaHnoMa


contaminación HjaHnaMa
matr¡lineal HjaHnoPa
desigual 'HjaHnaPa
Cruzado con HjaHnoMa
contaminación HjaHnoPa
matrilineal HjaHnaMa ¡
desigual
Los Saraguros en el Ecuador t07

G¡ado de relación

Sistemas de Más Más


descendencia ceÍcano lejano Ninguno

Paralelo HjaHnaPa
s HjaHnoPa
HjaHnaMa
I
HjaHnoMa
s
T Bilateral HjaHnaPa
E HjaHnoPa
M HjaHnaMa

A HjaHnoMa
HjaHnaPa
s
Patrilateral HjaHnoPa HjaHnaMa
P HjaHnoMa
U HjaHnaMa

R
Matrilineal HjaHnaMa HjaHnaMa
o HjaHnoPa
s HjaHnaPa
HjaHnoPa
HjaHnaMa
HjaHnoMa

s
Patrilineal HjaHnoPa HjaHnaPa HjaHnaMa
I
Pafa vafones
S
T bilateral HjaHnoMa
E para mujeres

M
Matrilineal HjaHnaMa HjaHnaPa HjaHnoPa
A para mujeres
S
Bilateral HjaHnoMa
M para varones

E
Pat¡ilineal (cruzado) HjaHnoPa HjaHnaPa
z para mujeres
c
L Bilateral para varones HjaHnoMa HjaHnaMa

A Matrilineal (cruzado) HjaHnaMa HjaHnaPa


D para varones
o
Bilateral para mujeres HjaHnaMa HjaHnoPa
s
108 James Belote

No es necesario que un estudiante de estructura social compa_


rada anticipe que todos los casos de prescripción del llamado
matrimonio entre primos cruzados puede tener una causa si_
milar o una función similar en relación con la misma clase de
contexto social mayor.

Parentesco y organización familiar

Cuando dos saraguros se casan no solo se forma un lazo


entre un hombre y una mujer, sino también se crean lazos de
suma imporrancia enrre los padres de la pareja (los padres se
conocen como consuegros).

Estos lazos adicionales son de gran importancia para los


padres de los cónyuges potenciales. Como hemos señalado en
otro lugar, las redes de obligación pueden ser consideradas de
tanto peso que para evitar crear otras nuevas, los padres pue_
den alentar u obligar a sus hijos a: l) casars. .o., io, h¡os de
una persona casada con otro de sus hijos (intercambio de her-
mana o las hermanas se casan con los hermanos); 2) practicar
el levirato o el sororato cuando sea apropiado; y, 3) casarse con
los primos en primero o segundo grado (cuyos padres ya esta-
rÍan hasta cierto punto involucrados en la red de obligaciones,
(véase Belote y Belore, 1980).

Ahora examinaré el matrimonio del tipo HjaHnoMa=H-


joHnaPa desde el punro de vista de las relaciones de trabajo y
de obligación que son creadas através del matrimonio. Aunque
la familia nuclear es la unidad básica de la sociedad saraguio,
pasaa través de un estadio en el cual los hijos casados mantie-
nen lazos de obligación y de trabajo con sus padres y suegros.
[¿ residencia posmarital suele ser patrilocal por algunos años
después del matrimonio, pese a que los ripos matrilocales y
neolocales (en base a la propiedad y la comunidad) no son ra-
ros. En cualquier caso, hasta que los recién casados tengan sus
Los Saraguros cn el Ecua¿lor 109

hijos y se hayan establecido firmemente en el aspecto económi-


co, los lazos laborales y de obligación mencionados anterior-
mente siguen siendo fuertes.

Aunque en el CapÍtulo 5 señalaré que la división sexual


del trabajo es muy flexible en Saraguro, existen tareas que son
por lo común realizadas por los varones y otras por las mujeres.
Con mayor frecuencia los niños trabajan junto con sus padres o
bajo su dirección y las niñas lo hacen con las madres. Este mo-
delo continúa vigente por algún tiempo después del matrimo-
nio. Pero además, después del matrimonio, estos lazos también
se establecen con los suegros del mismo sexo. Entre los saragu-
ros se expresa, a menudo, interés por estas relaciones de trabajo
y de obligación. Aunque las mujeres, en particular, se preocu-
pan por la capacidad de abuso o mal uso por parte de sus sue-
gras, los hombres no dejan de preocuparse por el suegro. El te-
mor es mayor cuando no se conoce al suegro del mismo sexo (o
peor si se sabe que es ofensivo).

De estas observaciones se puede proseguir a una segunda


explicación de la frecuencia de los matrimonios del tipo HjoH-
naPa=HjaHnoMa en cuanto se oponen a cualquier otro matri-
monio entre primos en el área de Saraguro. Homans y Scheni-
der (1955) sugieren la ahora in[ame hipótesis de la potestad y
de la extensión de los sentimientos, para explicar la frecuencia
de una u otra forma de matrimonio unilateral de primos cruza-
dos. Needham (1962) demolió -según mi opinión, con todo
éxito-, sus hipótesis. Sin embargo, retengo un tipo de sentimen-
talidad directa en mi análisis. En los matrimonios del tipo
HjoHnaPa=HjaHnoMa, y sólo en ellos, ambos cónyuges llegan
a tener lazos con Ios suegros del mismo sexo que están consan-
guÍneamente relacionados (tÍas y tfos) y con quienes ya han es-
tablecido no sólo lazos sentimentales sino también laborales y
de obligación. Claro que esto no garantiza nada. Se puede des-
ll0 lames Belote

preciaral tío o alatía;sin embargo, es regla en Saraguro que la


gente se lleve bien con las tfas y rfos del mismo sexo del indivi-
duo y que los considere aceptables como suegros.

Es curioso que la explicación de los marrimonios del


tipo
arriba mencionado corresponde exactamente con los modelos
de descendencia paralela contaminados de los que hablamos en
la sección previa; lo cual quiere decir que, dado el modelo con
lazos de trabajo y de obligación, el marrimonio del tipo que nos
ocupa es el mejor -ambos cónyuges tendrán un suegro del mis_
mo sexo consanguÍneamente relacionado-; los matrimonios de
primos paralelos son intermedios -un cónyuge tendrá un sue-
gro del mismo sexo relacionado por lazos de consanguinidad_;
y los matrimonios del tipo HjaHnoMa=HjoHnapa serán los me_
nos deseados -ningún cónyuge tendrá un suegro del mismo se_
xo relacionado por lazos de consanguinidad-. El cuadro I0 ilus-
tra el caso que acabo de presentar.

Mientras los modelos de contaminación presentados en


la sección anterior se relacionan con los sistemai de aceptación
dentro de la esfera de la prohibición del incesro, el moáelo de
los lazos de trabajo/obligación implica un sisrema de preferen-
cia si no de prescripción. Un modelo que prefiere los matrimo-
nios entre primos cruzados reales (no clasificatorios) no explica
satisfactoriamenre el hecho de que el 90por cienro de los marri-
monios saraguros no son del tipo HjoHnapa=HjaHnoMa. De
modo que, si por un lado creo que el modelo tiene una cierta
validez en algunos casos especÍficos, es débil en su aplicación
general a los matrimonios normales en Saraguro. Sin embargo,
,puede que haya tenido más validez en el pasado, si por ejemplo
hubiera grupos de parentesco o descendencia involucrados-en
la circulación de connubios o ciclos a largo plazo de reciproci-
dad alcanzada a través del intercambio de mujeres (véase Lévi-
Strauss, 1969).
Los Saraguros en el Ecuailor lll

Cuadro 10. Relaciones entre suegro/suegra y yerno/nuera


en los matrimonios de primos en primer grado

(Las caras sonrientes indican relaciones de afinidad entre tías/tíos y sobrinos/


sobrinas relacionados por lazos de consanguinidad' Las caras tristes indican
relaciones de alinidad entre tías/tfos y sobrinos/sobrinas en donde no existla
previamente lazos de consanguinidad).

MATRIIATERAL PATRILATERAL

z
{

-J
u
-l

Relaciones previas Relaciones previas


consanpu¡neas = I consanpuineas = I
tt2 James Belote

Este aspecro del pasado será abordado más adelante. An_


tes de dejar este modelo de lazos de obligación y de rrabajo, se
debería señalar que el modelo se aplica sin considerar el siste-
ma de descendencia dominante en el que se encuentra, siempre
que los nuevos cónyuges tengan lazos importantes con los sue-
gros de su mismo sexo.

La lglesia no sólo se aprovecha del matrimonio entre pri_


mos (exigiendo, como se dijo anteriormente, el pago de una
multa por dispensación previa la celebración matrimonial) sino
que también saca parrido de otro rasgo del parentesco y la orga_
nización familiar de los saraguros: el gran secreto en que r. ll.-
va a cabo el noviazgo. sea que el noviazgo se base en lá elección
personal de la pareja o en la presión ejercida por parre de los
padres, las autoridades eclesiásticas locales cobran una multa
_ por no correr las amonestaciones. 5

Pocas instituciones o situaciones ofrecen una oportuni_


dad a la gente joven de ambos sexos para que pueda mezclarse
fácilmenre en público -usualmenre en público los jóvenes de
ambos sexos son ext.remadamente tímidos entre ellos-. Sólo en_
tre primos (en primero o segundo grado) existe cierta relajación
de la timidez. Por ejemplo, en ocasiones los saraguro, ná, p._
dfan fotografías de una persona del sexo opuesro, diciendo en
tono justificativo que solo se trataba .de un primo,'. pero en to_
dos los casos descubrimos que el primo o la prima pertenecfa al
grupo de "desposables". Cuando losjóvenes estaban solos nun-
ca nos pidieron lotos de una compañera o compañero desposa_
ble que no fuera un primo o prima o con quien no habian ad-
mitido previamente que estaban a punto de casarse.

[-a mayor libertad con la que los primos del sexo opuesto
pueden interactuar puede indicarnos que hay algo que está
operando y que está más allá de la aceptabilidad en los matri-
Los Saraguros en el Ecuailor l13

monios entre primos, tal vez incluso algo que se acerca a la pre-
ferencia. No discutiré más este punto.

lz circunspección y la timidez que se manifiestan en el


noviazgo de los saraguros probablemente están relacionados
con la frecuencia relativamente alta de matrimonios entre pri-
mos de la manera que explicaré a continuación. Como lo deta-
llo en el capÍtulo 5, la herencia está distribuida equitativamente
entre hombres y mujeres y tanto ellos como ellas cuidan del ga-
nado en sus propiedades familiares en los cerros. Con la acen-
tuada fragmentación bilateral de la tierra, es probable que los
vecinos sean parientes bastante cercanos. En el caso en que los
primos son elegibles para el matrimonio, esto significa que es
muy probable que uno esté en un área aislada (el cerro) en
donde también se localizan las parejas potenciales. De modo
que el aislamiento brinda una situación apropiada para que la
gente joven que sea demasiado tÍmida o circunspecta acerca de
tales asuntos pueda cortejar a compañeros potenciales -y gra-
cias a la propiedad de las tierras adyacentes es probable que
muchos de estos compañeros potenciales sean primos-.

En tanto que el parentesco saraguro se basa actualmente


en redes Írazadas desde una perspectiva egocéntrica, en el pasa-
do pueden haber existido grupos de parentesco incorporados
en el funcionamiento de uno u otro tipo. Por otra parte, hay
una considerable evidencia documental de que hasta las prime-
ras décadas del presente siglo entre los saraguros existió una di-
visión jerárquica parecida a la de castas, (véase Capftulo 6), en
tres categorÍas: quintos, collanas y secundeles. Parece que los
patronimicos fueron la base de asignación en estas categorías
(para un listado y distribución de los patronímicos en el área de
Saraguro, véase Cuadro ll). Debo puntualizar que el tener un
patronímico común no es una barrera para el matrimonio entre
los indÍgenas (o entre los blancos) de Saraguro, como lo es en
l14 James Belote

otras partes de los Andes. Brownrigg (l9TTa:36) sostiene que


la exogamia de apellido es la regla para los cañaris del Ecuador
(los cuales, al igual que los saraguros, practican efectivamente
matrimonios reales del tipo HjoHnaPa-HjaHnoMa); lsabell
(1978: 105) dice que la exogamia de apellidos (con respecro a
los nombres de ambos progenitores) es la regla principal de
matrimonio en Chuschi, Perú; y Earls (1971: 71,73,78, erc.)
arguye que hay un patrón general en la exogamia de apellidos
en los Andes. No he llevado a cabo un análisis matemárico de la
proporción en que se casan las personas de Saraguro que tienen
patronímicos comunes, pero sospecho que esto ocurre más allá
del azar.

Hay cierta evidencia de que antiguamente existÍa entre


los saraguros el parentesco basado en las divisiones alta (hanan)
ybaja (urin) del ayllu (moiety). Algunos informanres han hecho
referencia a la división de la comunidad de Oñacapa en dos
secciones llamadas "Hanayllo" y "Urayllo" (ayllu de ariba y ay-
llu de abajo), sosteniendo además que los pnostes mayores de
las fiestas eran elegidos del Hanayllo y los pnostes menores del
Urayllo. Hemos escuchado referencias a este tipo de división en
otros lugares del área de Saraguro, pero no disponemos de una
información clara.

Finalmente Moya (l98l), en su estudio de la presencia


de las divisiones dehanany unn en la Sierra ecuatoriana, tuvo
un investigador saraguro que le dijo que los priostes de la zona
de hanan eran gente importante e inclufan gente de apellido
Shingre (sic), Guachisaca y Quishpe. Pero luego el informante
le dijo "que las familias más importantes vivÍan abajo en la zona
de Urin, ellos originariamente fueron collas de Bolivia y sus pa-
tronÍmicos terminaban en -cela..." (Moya, l98l: 55). Se debe
anotar que los patronfmicos que terminan en -cela, son comu-
Los Saraguros en el Ecua¿lor l15

nes en la sierra central del Ecuador y puede tratarse de nativos


del área.

En este punto no puedo decir nada más con respecto a


estos grupos. ¿Eran grupos de descendencia con algún tipo de
intercambio femenino? ¿Grupos de casta que retuvieron un [on-
do común de matrimonios separados? (del cual el matrimonio
de personas con los mismos apellidos es un reflejo).
¿Grupos o
categorÍas organizados en base a una simple residencia geográfi-
ca? l-a única hipótesis que tengo en este momento, qu"1u o[r.r_
co en el CapÍtulo 4, es que la división entre quintos, collanas y
secundeles reflejaba regiones diferentes de donde provenÍa lá
población indfgena duranre la Colonia.

Por lo general los varones son los mayores en la pareja.


Sin embargo, en aproximadamente un cuarto de los mairi _
-
nios entre indÍgenas, la mujer es mayor que el marido. Hemos
oÍdo a parejas haciendo bromas acerca de cuál de los dos es
mayor -ambos decÍan- que eran más viejos y estaban de acuer_
do en que la edad y no el sexo decide quien tiene la mayor au_
toridad en el hogar. De hecho, a nivel doméstico, las familias
saraguros son relativamente igualitarias. Las mujeres suelen
aportar al matrimonio tanta riqueza como los hombres y retie-
nen el control sobre sus propiedades, teniendo al mismo tiem_
po -a nivel familiar- una voz importante en la toma general de
decisiones.

Sin embargo, en la mayorÍa de las esferas públicas, los


-
hombres son los representantes principales de la familia y en al-
gunos casos, en particular bajo la influencia del alcohol, los
hombres abusan fÍsicamente de sus esposas. Debido a la inexis-
tencia del divorcio en esta región profundamente católica las
mujeres (u hombres) abusadas(os) viven someridos a un matri_
monio infeliz.6 Mas aunque el divorcio no existe, algunos cón-
l16 James Belote

Cuadro ll. Distribución de los 40 patronímicos


más comunes en las comunidades saraguro

-----indica una presencia-significativa


xxxx indica la localización del mayor número
oooo indica el nombre más común en la comunidad o en el barrio.

d(l
l(;umln txatx ooooo
l\lc.lihi xÍBax
lQut:h¡ ooooo xo¡ox
ll.o:rno Íoaoa
ANANX
lconilr:

xotoa
xo{oÍ lTl
t!'."^"
xx͡x ooooo
txxax
Ch¡hn
(irilln x͡ta
roaox
xxxxÍ
(;u.'ill¡s
xxaxa
raxtx
Iliu. taaxx
ooooo aoaoa
(lánñhi xxxNx
ooooo
sigcho xffxax Y1_"
¡xxxa
xxxaE
,npón xtxf,x
.\nrbtrlt'di atxtra
xxÍal
lh'cl.d.l x¡¡ax
\'.lcl)u(h¿ xaxNa
I'uglla
aÍatf,
ZhinSrc xxf,xx
l¡F
Conrlokr 1Tl_" xaxxtr
xfata
txxaf,
xaatrr
tfxxx
\lail¡ aÍaaa
ÍÍNNA
r;ua.hast
f,aaaf,
Zhuño+rr xxxxa

+ nombres comunes en Gurudel


++ originalmente de la comunidad indfgena de Sauce
+++ originalmente de la provincia del Azuay
Fuentes: lnformación no publicada de la Misión And¡na; y Censo Nacional l960_1962
Rango de población: Guamán = 248; Zhuño 4.
=
Los Saraguros en el Ecuador tt7

yuges se separan inlormal y definitivamente y en ocasiones vi-


ven y procrean con otras Personas.

Los esposos y las esposas junto con sus hijos solteros y -


por breve período de tiempo- los hijos recién casados y las nue-
ras o los yernos, son las principales unidades de producciÓn en
el Pese a que en su calidad de miembros de una minoría
^rea. dentro de una sociedad estratificada, su propiedad y
étnica,
control han sido amenazados a menudo por tácticas corruptas,
fraudulentas y explotadoras de parte de los representantes de
los sectores dominantes de la sociedad ecuatoriana, la mayoría
de los saraguros ha podido retener un grado razonable de auto-
nomía en su unidad productiva basada en la familia.

En el CapÍtulo 5 se darán más detalles con respecto al


luncionamiento de la familia como unidad econÓmica. En otro
lugar (Belote,J.y L. Belote, l9B0 y L9B4,y Belote, L. I97B) se
ofrecen otros rasgos sobre parentesco, organización familiar y
niñez de los saraguros.

Notas

Hacia finales de los años 70, sin embargo, el término mestizo se Puso
nuevamente en boga en el área de Saraguro; era usado abiel¡amente
por indfgenas activistas jóvenes para referirse a todos los habitantes
no indfgenas de la región. Aunque se lo usaba en un sentido algo des-
pectivo (con connotaciones de impureza y falta de validez cultural in-
herente) unos pocos blancos de la localidad en ciertos contextos prl-
blicos también empezaron a usar la palabra como un auto-referente.

El quichua no sólo emPezó a emerger, o a re-emerg,er, como un stm-


bolo importante de la etnicidad saraguro en los años 70, sino que ha-
cia principios de los 80, el quichua fue reconocido por algunos sara-
guros como un slmbolo de una identidad más amplia, en la que esta-
ll8 James Belote

ban incluidos junto con otros grupos indfgenas serranos. Los progra_
mas de alfabetización quichua, apoyados por el Gobiemo Nacional y
llevados a efecro porjóvenes saraguros, floreció en el área al igual que
en otras partes del Ecuador. Una consecuencia de la creciente con-
cientización de los intereses comunes indfgenas, más allá de su etnia -
y del papel del quichua como sfmbolo de dichos inrereses-, fue el in-
tento de estandarizar el quichua ecuatoriano. Asf, por ejemplo, algu-
nos jóvenes maestros alfabetizadores quichuas intentaron cambiar ras_
gos fonéticos del dialecto saraguro corriente tales como .sh" ,,s".
la en

Hacia principios de los años 80 docenas de saraguros -como indtge-


nas- estaban completando su educación secundaria y universitaria.
Muchos ya habfan regresado al área en calidad de maestros regulares
de escuela o alfabetizadores.

Para los años 80, álgunos jóvenes iniciaron un llamado para el retorno
a la música tradicional y a las bandas en las fiestas y en otros evenros
ceremoniales.

Desde inicios de los años 70 la lglesia ya no ha permitido que los


saraguros evadan el correr de las amonestaciones.

Para la década de los años 80 hubo signos de mayor flexibilidad de la


lglesia Católica hacia la disolución de los marrimonros saraguros,
cuando el alcoholismo y el maltrato a la mujer eran ext.remos.
Capttulo 4
EL MARCO HISTORICO

Al mirar la región saraguro como escenario de actividad


humana, parece que los focos de estrategias adaptativas huma-
nas frente al medio comprenden diferentes partes de la región
en periodos diversos de tiempo. De la forma más general se
puede distinguir tres períodos, que tienen que ver con la con-
centración relativa de la población humana y la orientación de
subsistencia en tres zonas altitudinales diferentes dentro de la
región.

Empezando probablemente hace más de 12.000 años, el


primer perÍodo habrÍa sido una época en la cual las elevaciones
de más de 3.000 metros -los páramos- fueron las principales
zonas en las que se concentró la actividad humana. Los pára-
mos fueron el medio más apropiado para los primeros cazado-
res y recolectores. Por la escasa evidencia directa disponible so-
bre este perÍodo, Io que diré al respecto tiene mucho de conje-
tura.

El segundo perÍodo empezó hace 4.000 años (posible-


mente mucho más antes). Durante este perÍodo la población
consistía en residentes primarios de los valles calientes que se
hallan entre los 900 y los 1.500 metros de altura, a ambos lados
de la línea divisoria continental de aguas. l-a ocupación para la
subsistencia básica fue la horticultura.

El último perfodo empezó en algún momento después


del nacimiento de Cristo. En esta época el loco de actividades
120 James Belote

humanas empezó a desplazarse hacia las alturas de zona tem-


plada moderada enrre los 2.000 y los 3.000 metros en la ver-
tiente occidental de las montañas. El tercer período conecta la
prehistoria con la historia y continúa hasta el presente. No ha
de sorprender que la cantidad y calidad de la información rela-
tiva a este perÍodo aumente mientras nos acercamos a la era
moderna.
¡

El tercer perÍodo puede dividirse -al menos- en rres sub_


perÍodos. En el primero, la población y las actividades de sub_
sistencia se desarrollaban entre los 2.700 y 3.000 metros. En
los primeros años de la prehistoria tardía o de la historia tem-
prana ocurrió un desplazamiento descendente hacia el área que
se ubica entre los 2.400 y 2.700 metros. Finalmenre, hacia fina-
les del último siglo, los saraguros empezaron nuevamente a
asentarse y a explotar las áreas más elevadas (2.700 a 3.000 me_
tros) y también a colonizar los valles calientes del este. El tercer
subperfodo del tercer perfodo es del que se ocupa principal_
mente este trabajo y será abordado en los capÍtulos siguientes.
En este capftulo voy a presentar el marco prehistórico e histori-
co de los principios adaptativos de los saraguros.

Prehistoria

Muy poco se sabe de la prehistoria de la región saraguro,


pese al hecho de que algunos estudiosos, con intereser rrqu.o_
lógicos, han publicado los resultados de investigaciones de uno
u otro tipo en el área y en sus alrededores. Entre ellos se inclu-
yen Bennett (19,16), Carmichael (1978), Collier y Murra
(1943), González Suárez (1969), Uhle (1922), Verneaú y River
(1912). [-a mayorÍa de ellos estuvo en la región, en viajeé de re-
conocimiento, sólo por cortos períodos de tiempo. Ninguno in-
tervino en excavaciones extensas. Sin embargo, tanto Matilde
Temme (1982) como Elizabeth Carmichael, esrarán ofreciendo
Los Saraguros en el Ecuq¿lor t2r

en un futuro cercano más inlormación sobre Ia arqueologÍa de


la región. El material que se presenta a continuación se basa en
el limitado material editado del que se dispone, en resuhados
publicados de investigaciones de otras partes del Ecuador y Su-
damérica, y en inspecciones arqueológicas hechas en la región
por Linda Belote y yo. Cualquier conclusión se la deberá tener
como conjetural y tentativa.

La región saraguro probablemente estaba en la ruta de


los primeros habitantes del continente sudamericano. Los pára-
mos se extienden casi sin interrupción desde el norte de Co-
lombia hasta el norte de la provincia de Loja. Esros pajonales,
en donde la caza es facil y son relativamente ricos en animales
de caza, habrían representado rutas naturales para las bandas
móviles de forrajeadores que viajaban a pie.l-Las exrensiones
continuas de páramo terminan en la parte sur de la provincia de
Loja, y no reaparecen sino algunos cientos de kilómetros al sur
-ya en el Perú-. Parece razonable creer que el área de Saraguro
era tanto un callejón sin salida como un punto de dispersión, en
lo que tiene que ver con Ios primeros movimientos poblaciona-
les, si se asume que los grupos cazadores y recolectores seguían
moviéndose por los altos pajonales andinos.

Era un callejón sin salida, en el sentido de que los siste-


mas adaptativos de c z y recolección que se basaban en el pá-
ramo, no podÍan continuar extendiéndose al sur. Sin embargo,
la presión poblacional sobre los recursos probablemente habrÍa
obligado a algunos grupos más septentrionales a alejarse de los
páramos.

El área que está a unos cuantos kilómetros al sur de Sara-


guro -más o menos donde terminan los páramos- alberga a los
tributarios primarios de los ríos que desembocan en el Amazo-
t22 James Belote

nas (a través de los sisremas fluüales del Zamora y el Santiago),


y en el Océano PacÍfico (a través del Chira y el TUmber, qu.
entra en el mar al norte del perú, y el Jubones, que entra en el
mar ala altura de la costa sur del Ecuador). De este modo des_
de el área de Saraguro habfan numerosas rutas potenciales de
dispersión para las personas que se veÍan obligadas a salir de
los páramos. Debe anotarse aquf, sin embargo, que las princi-
pales rutas de dispersión no necesariamente habrían partido de
los tributarios de los rfos mencionados, sino en las sierras y
cordilleras que los dividen, en donde el viaje es por lo general
más facil (debido a la topograÍta y a la vegetación).

Los que tomaron la sierra a lo largo delJubones pronto


debieron haber encontrado condiciones casi desérticas y más
adelante planicies costeras. Otros tal vez se dirigieron aL sur a
través de las más bajas, pero aún muy escarpadas montañas de
la provincia de Loja, que están cubiertas con vegetación xerofÍ-
tica y finalmente emergen o en la costa o en los pajonales mon-
tañosos del Perú (para un examen reciente de la Arqueologfa de
la provincia austral de Loja, véase Guffroy, l9B0). Orros iniluso
pudieron haberse adentrado en los bosques tropicales del sisre-
ma fluvial del Zamora.

[-a investigación arqueológica llevada a cabo hasta el pre-


sente, no ha conlirmado ni ha negado que la región saraguro
haya sido un punto de dispersión principal en Sudamérica. Sin
embargo, hay alguna evidencia de la ocupación humana muy
temprana de los páramos que rodean Saraguro. Temme (1982)
informó de una relación entre las herramientas "paleoindias" de
Cubilán, en los páramos al noreste de Saraguro, en un conlexto
datado en 8550 * 130 años A. C. Se debe buscar más evidencia
en los páramos que están a 30 kilómetros al oeste de Saraguro;
en dicha área hay numerosos abrigos rocosos, muchos de los
cuales están bien protegidos de la humedad.
Los Saraguros en el Ecuq¿lor t23

Las cuevas y los abrigos rocosos de Paltacalo, visitados


poiVerneau y Rivet (1912), y de cerro de Arcos, visitados por
Bedoya (1953), se encuentran en esta área.

Si por un lado las regiones altas (páramos) que están al-


rededor de Saraguro probablemente fueron importantes en los
primeros tiempos por su ocupación y utilización humana, por
otro, las regiones bajas (calienües y Oriente) se convirtieron en
los locos de actividad humana durante los primeros miles de
años de desarrollo y expansión de los sistemas hortícolas alfare-
ros.

En el seco valle del Jubones, en elevaciones por debajo


de los I.500 metros, hemos descubierto materiales cerámicos
que probablemente datan del año 2000 A.C. (Para un inlorme
sobre uno de estos sitios, véase Carmichael, 1978). Estos mate-
riales tempranos pertenecen a lo que hemos llamado la Fase Ju-
bones y parecen estar lo más íntimamente relacionados con los
materiales de la Fase Valdivia lV de la costa del Ecuador, tal co-
mo los ha descrito Hill (1975), Lathrap, Collier y Chandra
(1975). Una fase posterior, la de Uchucay, representa una intru-
sión de los objetos (¿ y d. la gente?) de cerro Narrfo en la lejana
lrontera norte del cantón de Saraguro por medio del valle flu-
vial de Cuenca y el río Rircay. De paredes delgadas, pintados de
rojo y amarillo claro, he encontrado también materiales afines a
cerro Narrío en Pyunza, un sitio que se halla a unos cuantos ki-
lómetros abajo del pueblo de Yacuambi en el Oriente (para una
discusión de los materiales de cerro Narrfo, véase Collier y Mu-
rra, 1943;Lanning, 1962; y, Braun, l97l).

La Fase del rÍo León, caracterizada por'pintura roja con


incisiones zonales -y puntuada con guiones-, tiene una distri-
bución limitada a lo largo del río León y probablemente se rela-
ciona con las lases costeras tales como Jambelí (véase Estrada,
124 JamesBelote

Meggers y Evans, 196+) y Tejar. lJna influencia uherior de la


Sierra hacia el norte, pero esta vez bajando por el rÍo León, se
refleja en lo que hemos llamado la Fase de Putushio. Está inti-
mamente relacionada a los estilos de "loza gruesa" del valle flu-
vial de Cuenca (Bennet, 1946) y también muesrra relaciones ge-
neralizadas con JambelÍ y Sechura A y B (Lanning, L962). La
Fase Putushio es también una clara manifestación de los estilos
horizonte "blanco sobre rojo" y de "pintura protectora" que en
el Ecuador duró aproximadamente del 500 A.C. al 500 D.C.
(Meggers, 1966; Feldman y Moseley, 1983).

No hago más que mencionar estas fases porque sus mate-


riales representativos no son comunes en las áreas serranas tra-
dicionales de Saraguro. Al menos en la región saraguro la ma-
yorfa de los materiales cerámicos más antiguos ha sido encon-
trada hasta ahora principalmente en elevaciones por debajo de
los 2.000 metros y en medios bastante secos e incluso desérti-
cos.

l-a tala de los bosques de montaña y el establecimiento


de numerosos asentamientos sobre el perfil de los 2.000 metros
están marcados por la aparición de la Fase Saraguro. Esta fase
probablemente empezó algunos cientos de años después del
nacimiento de Cristo y duró hasta la llegada de los incas y los
españoles. La Fase Saraguro estableció un cambio radical en la
orientación ambiental de la región: se pasó de la utilización de
valles calientes y secos a la de áreas montañosas, frfas y húme-
das. Este desplazamiento se debió con mayor probabilidad a la
llegada de nuevos grupos de gente a la región -genre que trajo
consigo nuevas cosechas y técnicas agrfcolas apropiadas para
las regiones altas y húmedas-. Sin duda, los saraguros actuales
son, al menos en parte, descendientes de las poblaciones de la
Fase Saraguro y fue probablemente durante esta fase que se es-
Los Saraguros en el Ecuailor 125

tablecieron los principios y procesos de adaptación, anreceden-


tes directos de aquellos que se siguen en la región actualmente.

En las montañas alrededor de Saraguro, hemos encontra-


do más de 20 sitios de la Fase Saraguro. [-a mayoría está situada
en las faldas de las cadenas montañosas de más de 2.700 me-
tros de alto. En la mayorfa de los sitios se encuentra restos de
terrazas que probablemente se usaron con propósitos tanto resi-
denciales como agricolas. Algunas de las ferrazas fueron alisa-
das con toscas piedras comunes, aunque parece que la mayorfa
no lue nunca alisada con piedras.

Como se indica en el Capftulo 6, los saraguros actuales


han destruido -en gran magnitud y de forma deliberada- las te-
rrazas como parte de su práctica ganadera, razón por la cual es
diffcil ofrecer estimaciones del área total en que se construyeron
teÍrazas durante la Fase Saraguro. Sin embargo, en algunos si-
tios hay aún evidencia de áreas con terrazas contiguas de casi
un kilómetro cuadrado.

Pese a lo extenso que pudo haber sido, en algunos luga-


res, el terraplenado, la mayorfa del área alrededor de Saraguro
probablemente permaneció cubierta por bosques montañosos
que contenÍan pequeños asentamientos dispersos rodeados por
laderas terraplenadas. Hemos visto docenas de hachas de pie-
dra (acanaladas y no acanaladas, la mayoría con "orejas") en-
contradas por los saraguros generalmente cuando se hallaban
talando el bosque para abrir pasrizales. Estas hachas probable-
mente pertenecÍan a la gente de la Fase Saraguro, que las usa-
ban al despejar áreas para sus asentamientos en los bosques de
montaña.

La cerámica de la Fase Saraguro era casi totalmente cruda


e indistinta y consistÍa principalmenre en jarras de boca ancha
t26 James Belote

con bordes proyectados hacia afuera y cuencos abiertos. Asien-


tos de pedestal, circulares y polipodos, eran comunes en estos
recipientes, y especialmente en los exteriores se aplicaba por lo
general, una tira corrediza roja. Tanto la decoración plastica co-
mo la de pintura eran extremadamente raras, aunque unos
cuantos recipientes tenÍan una lranja roja alrededor de los bor_
des. [¿ mayoria de estos rasgos ligan claramente la Fase Saragu-
ro con el asÍ llamado "PerÍodo de Integración Ecuatoriano"
(Meggers, 1966; Feldman y Moseley, 1983) que duró aproxima-
damente del 500 D.C. hasta mediados del siglo XV

En base a las asociaciones de artefactos y sitios, la Fase


Saraguro puede subdividirse en dos subfases. La subfase más
temprana soha tener ángulos más agudos en las jarras de borde
proyectado hacia afuera -gran parte de rara decoración de pin-
tura- y un énfasis relativamente mayor en una variedad de jor-
mas de asienro polipodo. [-a última subfase, en lugar de ángu-
los, tenfa bordes redondeados proyectados hacia no1.-
nfa casi ninguna decoración de pintura o de moldes,"lu"rr;
pero sf un
mayor énlasis en cierta variedad de formas de asiento pedestal y
circular. Las dos subfases también pueden diferenciarse algo
por la presencia o ausencia de terrazas. Si por una parte háy
cierta mezcla de rasgos, los materiales de la primera subfase no
parecen estar tan fntimamente asociados con las terrazas como
los materiales de la segunda subfase.

Una caracterÍstica muy importante de la cerámica de la


última subfase de la Fase Saraguro es la presencia improntas
de tejido, de textura llana, muy finos, y casi invariablemente
ubicados en los asientos interiores de los recipientes. No deja de
ser común el que estos tiestos sean recipientes con asientos cir-
culares o pedestales. Parece muy probable que las improntas de
tejido no era una técnica decorativa, sino el resultado de un pro-
ceso cerámico de moldes en el cual se usaban los tejidos para
Los Saraguros an el Ecuailor r27

evitar la adherencia de arcilla al molde (Belote y Belote, 1972).


Punín (1977) discute un ejemplo moderno de esta técnica más
al sur en la provincia de Loja.
Pag. I27
Hay fres características específicas de las improntas y de
los textiles usados en su elaboración, las mismas que nos han
llevado a la hipótesis de que son representativos no sólo de una
subfase prehistórica Saraguro tardía, sino también de pobla-
ciones ancestrales de los saraguros actuales. En primer lugar, las
improntas de tejido del tipo saraguro han sido hallados hasta
ahora sólo en la región saraguro. En segundo lugar, se hilaba
tanto en "S" como en "2", caracterfstica de los actuales tejidos
saraguros. (Para una discusión de las técnicas de hilado y tejido
de los saraguros, véase Capítulo 7). En tercer lugar, mientras la
mayoría de las telas impresas en los recipientes comprenden una
urdimbre de una sola hebra y modelos de trama, unos pocos son
de modelos de hilo pareado (pero no trenzado). Hoy en día, casi
toda tela tejida por los saraguros en telares de correa trasera está
hecha con hilos pareados. Sin embargo, se debería anotar que
Marcos (1973) informa del hallazgo de improntar de hilos
pareados y no pareados en tejidos de la cerámica del período
Valdivia tardío; esto es, algunos miles de años anteriores. En
cualquier caso, si es que hubo o no una continuidad genética y
cultural importante en el área desde los tiempos preincas, será
confirmado o negado sólo por nuevas investigaciones.

I: región saraguro fue invadida por los ejércitos del im-


perio lnca probablemente durante el reino de Túpac lnca (Vás-
quez de Espinoza, 1912:582). Parece que la región no fue de
gran importancia para los incas; al menos, no hay relerencias
detalladas de Saraguro en ninguna de las crónicas que hablan
del período Inca y ninguna mención en la mayorÍa de las cróni-
cas más conocidas. '
128 James Belote

Además, con respecto a la influencia inca sólo se dispone


de evidencia dispersa de naturaleza arqueológica. unos.urnto,
recipientes (principalmente aribaloides) están en posesión de
los habitantes de la región. Aunque no sabemos de sitios que
contengan tiestos numerosos de filiación inca definida,hay al-
gunos sitios que consisten en restos arqueológicos de probable
construcción inca. Ingapirca, el más interesante de ellos, tiene
dos construcciones cuadradas con paredes externas de aproxi_
madamente doce metros de longitud. Ambas construcciones es-
tán a cada lado de la línea divisoria continental de aguas en el
bosque nublado al suresre de Saraguro y están hechás de blo_
'ques de piedra ligera, cuadrados
y alisados.

Hasta los últimos años de la década de los años 60, cuan-


do un sacerdote local inició un proyecto de tala, las ruinas se
hallaban escondidas bajo una densa cubierta de bosque y mus_
go, la gente caminaba a su lado, sin percatarse de su presencia.

A cuatro kilómetros al sur de Ingapirca están las ruinas


de Ciudadela (o Tamboblanco), descritas como incaicas por
Uhle (1923). Y sobre la cumbre de una cresta monrañosa rerra-
plenada llamada "Milla", dos kilómetros al suroeste de la Ciuda-
dela, se hallan los restos de una hilera de diez construcciones de
piedra tosca, en forma de "D", que pueden haber sido almacenes
o depósitosincas. Una de las pocas referencias especificas a los in-
cas, que ofrecen las crónicas y que mencioñan a Saraguro,
cuenta de la prefabricación de una construcción de piedra en el
Cuzco, que habta de ser transportada a euito y levantada en di-
cho lugar. Al pasar por Saraguro uno de los grandes bloques de
piedra fue golpeado por un rayo y se partió en dos. El resto de
los materiales lue abandonado en el camino (Morua, Ig22).
Hay un área, aproximadamente tres kilómetros al sur de Sara-
guro, llamada "Loma de Castillo Shayachina',. la gente de la lo-
calidad no da una explicación del nombre y personalmenre no
Los Saraguros an el Ecuailor r29

hallé evidencia alguna de las ruinas en el área. Cualquier cone-


xión entre el relato de Morua y el nombre del lugar, está a nivel
de la conjetura. Sin embargo, más importante es la evidencia
ofrecida por este relato con respecto al hecho de que Saraguro
se encontraba en una ruta principal usada por los incas para
viajar del Cuzco a Quito y viceversa. De modo que, al menos
en el tiempo de los incas, la región de Saraguro no se hallaba
relativamente aislada del resto del mundo.

Debido a que se encontraba ubicada en una ruta de co-


municación principal, Saraguro se convirtió enun tambo mien-
tras los incas cedlan terreno a la dominación española y luego
al dominio nacional ecuatoriano. Según lo indico más abajo, el
papel de Saraguro y de sus habitantes indfgenas en el funciona-
miento de una ruta de comunicación y transporte, tuvo un pro-
fundo impacto en la dirección del desarrollo de los patrones de
adaptación de los saraguros.

Además de ubicar a Saraguro en el mapa de caminos, los


incas sin duda influyeron de otras lormas en la región. Tal vez
introdujeron nuevas cosechas y animales domésticos, una len-
gua nueva y nuevas costumbres. Pero sobre estas cosas Poca es
la evidencia sólida de la que se dispone. Asimismo, hay poca
evidencia en relación al electo de la politica inca de cambio po-
blacional (el sistema mitimae) en la región de Saraguro. l¿s tra-
diciones orales entre los no-saraguros del sur del Ecuador su-
gieren que los saraguros son descendientes de los mitimaes
(grupos trasladados bajo la politica mitimae de los incas) prove-
nientes del Cuzco o Bolivia y que de alguna manera también
descienden de la nobleza inca y aún llevan el atuendo negro de
luto por la muerte del ultimo inca, Atahualpa (véase, por ejem-
plo, Jaramillo, I 955;320).

Por otra parte, al parecer poca duda habrÍa de que los sa-
raguros fueran influidos genética y culturalmente tanto por los
130 lames Belote

paltas como por los cañaris, pues el valle de Saraguro se en-


cuentra en la frontera entre los dos conocidos grupos. Haro Al-
vear (1953) sugiere incluso que los saraguros eran puruhaes (un
pueblo usualmente asociado con la acrual proüncia de Chimbo-
razo). Los mismos saraguros tienen poco que decir al respecto,
aunque como se indicó en el Capftulo 3, un informante dijo a
Moya (1980; 55) que algunos ancesrros saraguros eran collas
bolivianos. En cualquier caso, para los propósitos de este traba-
jo, basta indicar en este punto que los saraguros probablemente
son descendientes de nativos de su misma región, varios lugares
del Ecuador y aun algunas regiones de Perú y Bolivia.

Historia

Lo que se sabe de la historia saraguro, entre la conquista


española y los primeros años del siglo XX, se basa en fuentes al-
go menos limitadas que las usadas para los tiempos prehistóri-
cos. El que no figure prominentemente en los primeros infor-
mes de los cronistas, parece indicar que Saraguro no era muy
importante para los españoles. TaI vez su poca iinportancia es
señalada también por la falta de un aho grado de colonización
española en el área, especialmente en el primer siglo que siguió
a la conquista. Hacia 1650 Saraguro era el único pueblo en la
región de Loja que estaba enumerado como pueblo de indios.
(1965: 2B).

No sólo que Saraguro era casi ignorado por los cronistas,


sino que también las fuentes documentadas concernientes al
área son relativamente escasas -como lo son para el resto de la
proüncia de Loja-. El historiador lojano, Allonso Anda Aguirre,
nos dijo que habÍa encontrado un recibo por algunas cargas de
documentos que fueron llevados a lomo de mula de Loja a Bo-
gotá en el siglo XVIII. Esto puede dar cuenta de los vacÍos en el
registro histórico.
Los Saroguros en el Ecuodor r3l

[¿ discusión que sigue se basa, por lo tanto, en las si-


guientes fuentes restringidas: I) documentos publicados en va-
rios libros y revistas; 2) documentos no publicados que se ha-
llan básicamente en los archivos de Quito; 3) documentos ori-
ginales y copias oficiales de documentos en posesión de indivi-
duos particulares y de agencias públicas en el área de Saraguro;
4) historia y tradición oral de la localidad (siendo esta última
relativamente escasa entre los saraguros); 5) libros de Historia;
¡ 6) informes publicados por geógrafos, geólogos, viajeros y
otras personas que pasaron por la región en el siglo XVIII y en
los primeros años de este siglo.

l¿ discusión se limita a la historia de la población indÍge-


na del área,la no indÍgena es traÍda a colación sólo cuando inci-
de obviamente en los saraguros. De ninguna manera debe to-
marse esto para decir que la historia de la gente no indÍgena de
la región de Saraguro carece de incidentes o de interés; el pue-
blo de Saraguro, por ejemplo, celebra aún su propia declara-
ción de independencia del dominio español (10 de marzo); Sa-
raguro y sus alrededores han sido el campo de importantes ba-
tallas y conferencias polÍticas, etc. Para más detalles sobre la
historia no-indígena, véase Jaramillo (1955) y varios artÍculos en
el libro editado por Vargas (1966).

De acuerdo a un informe, en los primeros años de la co-


I, l5B2) los indÍgenas de Sara-
lonia (véase el Prólogo a la Parte
guro no eran amigos de los conquistadores españoles. Al con-
trario, habían matado a muchos de ellos en emboscadas. No só-
lo mataban a los españoles, sino también a individuos de otras
etnias nativas que colaboraban con ellos. La maÍanza de colabo-
radores nativos por otros grupos nativos americanos ha sido in-
formada en otro lugar: por ejemplo, Dozier (196ó: 14) cuenta
de una matanza de pobladores awatovi por nativos hopi y tewa
durante más o menos el mismo periodo de tiempo en el su-
t32 James Belote

doeste norteamericano. En cualquier caso, el hecho de que los


saraguros mataron a muchos españoles se debió, muy probable_
mente, al predominio de cubierta forestal en la región. Sólo en
tales condiciones parece probable que los rarugu-r, sin caba_
llos y pobremenre armados, pudieran haber alcánzado su obje_
tivo tan bien. Sin embargo, los saraguros no continuaron la ie_
sistencia armada por'mucho tiempo. Hacia 1583, si no antes,
Saragufb es una doctnna atendida por un miembro del clero re_
gular (Lope de Atienza, 1965; 195), y hacia 1595 un encomen-
dero (funcionario colonial nombrado para adoctrinar, proteger y
recoger el triburo de los indígenas en un rerrirorio pariiculai) es
nombrado en una lista para el área de Saraguro (Anda, 1950;
l0l-r02).

Si por un lado la cubierta forestal no era suficiente para


prolongar la independencia militar de los saraguros lrente al
dominio español por más de unos cuantos años,licha cubierta
forestal probablemente sf contribuyó a que los saraguros retu-
vieran considerable control sobre la propiedad de sus tierras. La
tierra de bosques como tal, (esto es, sin recursos minerares sub-
yacentes tales como el oro o la plata) probablemente no fue un
atractivo parala avaricia española. En la sudamérica andina los
colonos españoles parece que estuvieron más interesados en tie-
rras secas y sin bosques para actividades agrfcolas, probable_
mente- porque este tipo de tierra se parecía mucho a la que ha_
bían dejado en España y por lo ranto podÍa ser conrrolada más
fácilmente con los sistemas españoles de tecnología agrícola.
Más aún, la región de Saraguro probablemenre tenfa unipobla_
ción relativamente baja y los habitantes practicaban un ripo de
agricultura de baja intensidad. Si tal fuera el caso, Saraguro no
habría sido una fuente grande y buena de trabajo o de produc-
tos agrfcolas para la explotación española.
Los Saraguros en el Ecuailor 133

Ni los registros escritos ni la historia oral ofrecen eviden-


cia de que los no-indlgenas tuvieran alguna vez control comple-
to, individual o privado, sobre grandes cantidades de tierra
agrÍcola y de bosque dentro de las comunidades de la vecindad
inmediata (esto es, en las áreas ahora formadas por las comuni-
dades indÍgenas de la parroquia de Saraguro o alrededor de
ellas). Tal como lo señalaré más adelante, Ios no-indtgenasllega-
ron a poseer -o a controlar- cantidades importantes de tierra al-
rededor de esta área central, y en ocasiones, se extendieron es-
tos terrenos a los bordes externos y a otras secciones pequeñas
de dicha área. Paradójicamente, sin embargo, el centro mismo
de esta área -el pueblo de Saraguro- estaba alejándose del con-
trol y la residencia indÍgena antes de la primera parte del siglo
XX.

Además del clero, los encomenderos y unos cuantos [un-


cionarios Jas primeras personas no-indígenas en entrar a la re-
gión de Saraguro con propósitos de colonización- pueden haber
sido refugiados de las revueltas shuar de finales del siglo XVI
(descritas en Velasco, L946). La prueba de esto se halla en la
forma de la tradición oral local (pero no indfgena) que también
ha sido registrada en imprenta (Gallegos, 1940: ló5 y Anon.,
1966b; 282). La tradición sostiene que los no-indígenas que
ahora habitan el área de Paquishapa, eran descendientes de la
gente que buscaba escapar del pueblo de Zamora y de sus alre-
dedores después de que habían sido atacados por los shuar. Se
pensaba que el antiguo pueblo español de Zamora habÍa esrado
localizado en el área inferior del río Yacuambi (véase CapÍtulo
9). De modo que los refugiados que huÍan río arriba hacia las
montañas pudieron en verdad haber salido al área de Paquisha-
pa y haberse quedado alli para esrablecer colonias. L¿ rradición
no indica si esta actividad colonizadora implicaba o no despo-
seer de la tierra a los habitantes indÍgenas. Y pese a cualquier
cosa que hubiera ocurrido inicialmente, parece que los coloni-
t34 James Belote

zadores de Paquishapa no habÍan establecido un patrón conti-


nuo de expansión en el territorio saraguro. Ellos se convirtieron
en pequeños granjeros o campesinos, y como tales no tenÍan el
poder o la influencia para llegar a poseer grandes posesiones de
tierra basadas en la apropiación de tierra y trabajo indÍgena.

Hacia los primeros años del siglo XVIII se establecieron


las haciendas en la región de Saraguro. La mayorÍa se localiza-
ban al oeste y al norte del área central. La prueba de la existen-
cia temprana de estas haciendas se encuentra, principalmente,
en documentos que reposan en los archivos de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana, con sede en Quito. (La fuente de esra in-
formación será señalada en adelante como CCE).

El primer informe data de I7l5 y tiene que ver con una


disputa entre doña Ursula de Armijos y don Anronio de la Pie-
dra por las haciendas de Táblón, Chio y Chayasapa, rodas ubi-
cadas en las márgenes del rio Oña y del rio Paquishapa (CCE,
l7l5: vol. 22, [o1,2). Unos cuantos años después se menciona
a Chayasapa y a otras dos haciendas, Paha y Cachicata, que es-
taban cerca del pueblo de Cuenca (CCE, I739: vol. 33,88). Pa-
paya, Xedembuer, Mater y Carapali, haciendas al oesre de Sara-
guro, son nombradas en otros documentos del siglo XVIII.
(ccE, 1747).

De las haciendas mencionadas arriba, al menos las si-


guientes aún existÍan a mediados del siglo XX: Carapali, Chaya-
sapa, Meter,Papaya y Tablón. Asf que los principios básicos de
propiedad de tierra agrfcola establecida a mediados del siglo
XUII, que inclufa a haciendas y a pequeños propietarios indf-
genas y no indfgenas, perduraron por otros 200 años.

[-a caracterfstica más interesante de este patrón básico es


que los saraguros retuvieron a través de la historia una cantidad
Los Saraguros en el Ecuailor 135

sustancial de tierra agricola de buena calidad. Esto es algo inu-


sual en el Ecuador. El que ellos pudieran hacerlo, pese al hecho
de que las haciendas se apoderaron de la tierra cercana y de que
Saraguro mismo se hallaba en un ruta de comunicación princi-
pal, exige al menos un intento de explicación. A continuación
sugiero algunos factores que pudieron haber contribuido a la
retención de tierra por parte de los saraguros en el área central;
sin embargo, no puedo decir en este punto cúal de dichos [ac-
tores, o qué combinación de ellos, ha sido el más significativo.

Ya se mencionó la resistencia de los saraguros a las pri-


meras incursiones españolas en la región, y que el medio fores-
tal [rÍo, probablemente, no atrajo a los españoles. Estos factores,
sin embargo, fal vez no pudieron haber conservado su impor-
tancia por más de unos cuantos años. Empero esto pudo haber
sido importante de una forma indirecta mientras la ocupación
española del Ecuador se consolidaba. l-a mayorÍa de las hacien-
das finalmente establecidas en la región se localizaban en áreas
que o bien eran más calientes o bien más secas que el área cen-
tral saraguro. Frank ha sugerido que las haciendas que se desa-
rrollaron en l¿tinoamérica como empresas comerciales, no es-
taban diseñadas para ser unidades aisladas autosuficientes de ti
po feudal. Como tales, se supone que producian articulos para
ciudades de diversas colonias, o para exportarlos a los centros
metropolitanos (Frank, 1975: 104-105). Toda la región saragu-
ro se hallaba relativamente distante de las ciudades más cerca-
nas o de los centros mineros (como Loja, Cuenca o Zaruma),
por lo que el transporte de productos debió haber sido costoso.
La solución a los altos costos de transporte fue producir bienes
con un alto valor de peso y volumen. Un grupo de productos
ecuatorianos descolló en este aspecto: el azúcar y el alcohol de-
rivados de la caña de azúcar.
t36 James Belote

La caña de az(tcar pudo ser cukivada muy bien (y lo fue)


en áreas más bajas a Saraguro. En segundo lugar, el rrigo y otros
granos europeos, si bien no tan valiosos por peso o volumen
como la caña de az(tcar, eran posiblemente más valiosos que el
maiz, el fréjol, la papa y otras cosechas que crecfan de lo mejor
en el área de Saraguro. Los granos europeos estaban *"¡o.
adaptados a áreas más secas de la región. Si en realidad en el Ls-
tablecimiento de las haciendas primaban los intereses comercia-
les, entonces el más fuerte empuje de adquisición de tierra a
gran escala por parte de individuos e instituciones españolas
probablemenre no habrfa esrado dirigido a la tierra agriiola del
área central de Saraguro. Además, posiblemente se criaba gana_
do (qre no exige transporte y de esta forma es un productó via-
ble para las unidades de producción distantes de los centros de
consumo) en una variedad de zonas ambientales regionales, y
por consiguiente no necesariamente habrÍa hecho que los espa_
ñoles centraran su avaricia en las tierras del área de Saraguro.

Todos los otros posibles lactores están relacionados con


las características gubernamentales y administrativas de la re-
gión. En primer lugar, Anda (1950) sosriene que Loja duranre
los tiempos de la colonia, tuvo una adminisrración relativa-
mente benévola frente a los pueblos indÍgenas. Sin embargo, la
benevolencia en sf y por sf misma tal vez no habrfa sido una ca-
racterfstica de la administración colonial española lo suficiente-
mente poderosa, para que diera buena protección a los intere_
ses indÍgenas del área de Saraguro; ciertamente no parece que
haya tenido mucha influencia en otras partes del imperio espa-
ñol en América. Más bien debemos buscar las fuentes subya-
centes para cualquier expresión de benevolencia hacia los pue-
blos indígenas. En segundo lugar, personas de Saraguro nos
han contado que algunos indÍgenas conservaban documentos
de sus ancestros, quienes habÍan recibido el tÍtulo de sus tierras
de Carlos V de España. Sin embargo, al igual que la benevolen-
Los Saraguros an el Ecuador r37

cia, las legalidades (los tÍtulos de tierra) nunca han sido un res-
paldo para los pueblos indÍgenas frente a otros intereses colo-
niales. Hay evidencia documentada que apoya la idea de que al-
gunos intereses españoles importantes fueron incrementados
por la retención que los saraguros hicieron de algunas de sus
tierras y de su independencia. Un documento legal, en nuestra
posesión (1718), que tiene que ver con una disputa de tierras
entre pueblos indÍgenas y no-indÍgenas, indica que los indfge-
nas no sólo poseían la tierra desde tiempos inmemoriales sino
también que pagaron una gran cantidad de tributo y que necesi-
taban de ella para poder pagar ese tnbuto.2 Los indfgenas ganaron
la disputa. Pudieron haber ganado y mantenido el control de
sus tierras, no por ninguna buena voluntad de parte de las au-
toridades españolas, sino porque era el interés del Gobierno
que los saraguros retuvieran sus tierras; probablemente era más
fácil recoger los tributos de los indios libres que los impuestos
de los poderosos terratenientes españoles.

Pero los saraguros no sólo eran una fuente de tributo,


también eran una fuente de trabajo involucrada en un conjunto
especÍfico de actividades beneficiosas para el Gobierno. El pue-
blo de Saraguro era un tambo importante en el camino entre
Cuenca y Loja (véase, por ejemplo, Aquiles Pérez, 1947: 267;
CCE, 1750: vol.47, fol. 1,13 y fol. 162; CCE,1757: vol. 50 fol.
130). Se exigió a los saraguros que asumieran la responsabili-
dad de cuidar y aprovisionar a los funcionarios que pasaban
por el área (militares, funcionarios administrativos y de co-
rreos). Aparentemente esta responsabilidad requerfa de la in-
versión tanto tiempo, trabajo, y productos de parte de los sara-
guros, que finalmente fueron eximidos de otro servicio de mita
(trabajo público forzado) en otros lugares fuera de Saraguro, ta-
les como las minas de oro de Zaruma.

l¿s minas de oro de Zaruma requerían de mano de obra


proveniente -inclusive- hasta del norte del Ecuador (Anda,
I38 James Belote

1960; Jaramillo, 1955: 125-l28). Un documento del año de


1627 (Anda, 1960: 145) indica que en los primeros años del si-
glo XVII los saraguros eran parte de la fuerza de trabajo de la
mita en 7-aruma. Sin embargo, hacia los primeros años del siglo
XVIII, los saraguros ya no podían ser reclutados para trabajar
en las minas (CCE, 1750: vol. 142, fol. 162). En cambio, su
obligación era mantener el tambo de Saraguro. Tán importante
se habiá hecho este rambo para las autoriáades españolas, que
los indígenas de otras áreas también estaban asignados a fraba-
jar alh. Se exigía que los pueblos narivos de Chuquiribamba
(CCE, 1750: vol. 142, [ol. 143) de Guanazán y Chillán (CCE,
1757: vol. 50, fol. 130) cumplieran su mita en el tambo de Sara-
guro antes que en las minas de Zaruma o en algún otro lugar.

El hecho de que la gente que debfa cumplir con su ¡raba-


jo de mita en Saraguro era reclutada hasta 50 ó 60 kilómetros a
la redonda, no sólo indica cuán importante se habfa vuelto el
tambo oficial, sino también puede indicar que la región de Sa-
raguro habÍa sufrido un importante grado de despoblamienro.
Al respecto, sin embargo, no tengo ninguna evidencia clara.
También vale anotar aquí que algunos de los mitayos de Chu-
quiribamba, Guanazán y Chillán pudieron haberse quedado en
Saraguro y de este modo ser ancestros de los saraguros actuales.

En cualquier caso, parece ser que los saraguros eran de


más valor para las autoridades españolas (y para las posteriores
autoridades ecuatorianas) como tributarios libres y fuente de
trabajo y mantención para la mita en el tambo, antes que sujetos
al sistema de hacienda, y como tales tuvieron la protección su[i-
ciente que les permitió retener su sustento de tierra agrícola.

Hasta mediados de este siglo los saraguros continuaban


siendo responsables del cuidado y aprovisionamiento de viaje-
ros y de la mantención de caminos en el área. Esta responsabili-
Los Saraguros en el Ecuailor r39

dad con eltambo, que fue vista como una pesada carga por los
informantes actuales, solo terminó con la culminación de la ca-
rretera Panamericana (la primera en entrar a esta área) entre
Cuenca y Loja, a finales de la década de los años 40. Incluso
hoy hay un pequeño pedazo de tierra en el centro del pueblo
de Saraguro que pertenece a los saraguros nativos y se llama
tambo.3

En tanto la propiedad de tierra agricola básica y los pa-


trones de asentamiento rural de la región fueron determinados
hacia mediados del siglo XVIII, la composición étnica de los re-
sidentes del pueblo de Saraguro sólo empezaba a atravesar un
proceso de cambio que no culminarÍa sino hasta los primeros
años de este siglo. Este cambio comprendfa el remplazo de los
saraguros por personas no indÍgenas como habitantes casi ex-
clusivos del centro del pueblo.

Saraguro era un pueblo de indios,lo que significa que con


unas cuantas excepciones que comprendían a los sacerdotes y a
uno o dos funcionarios del Gobierno, se suponía que ninguna
persona no indÍgena vivla en el pueblo. Por ejemplo, un docu-
mento de 1736 contiene registros de una disputa de tierras en-
tre los caciques (lÍderes indígenas principales) del pueblo de
Saraguro y un individuo no indígena que habfa tomado la tierra
de los nativos y cuyo ganado estaba causando daño en sus cam-
pos. Los caciques pidieron a los funcionarios gubernamentales
que ordenaran que "en este pueblo de indios no habiten espa-
ñoles, mestizos ni mulatos" (CCE, 1736: vol.3l, fol. 198). Si
bien el veredicto en este caso fue favorable a los indÍgenas, los
no indigenas no podfan ser mantenidos fuera del pueblo y del
área de Saraguro. Un informe de 1756 indica que Saraguro y
sus vecindades (que comprenden un área de seis leguas a la re'
donda) estaba poblado por 130 familias mestizas y 370 familias
indigenas (Jaramillo, 1955: 404).
t.f0 lames Belote

Hacia el año de l7B0 Saraguro se halla regisrrado como


uno de los pueblos principales del Corregimienro de Loja (el
corregimiento era una unidad administrativa territorial con ca-
tegorfa de provincia). Saraguro no sólo era .,grande, populoso y
bueno", sino que en él vivían algunas familias españolas gober-
nadas por su propio reniente, (Velasco, 1946: lll). Unienso
del año de l7B9 (comunicación personal del Rosemary Bromley,
que lo encontró en una colección de documentos de Riobamba)
da las siguientes cifras con respecro a la población del pueblo de
Saraguro: 55 blancos, incluyendo a un sacerdote; 1617 indios;
843 mestizos (libres de varios colores) y un esclavo. Una estima-
ción aproximada del número de familias nucleares comprendi-
das en estas cilras puede ser obtenida observando el número de
hombres casados en cada categoría; ellos eran: 9 blancos, 380
indios y l2l mestizos. Esto arrojaria cifras de población pareci-
das a las que da el documento de 1756 cirado porJaramillo más
arriba. (Para más información de los censos de la época, véase
también Gallardo, l97B: 100).

Desafortunadamente no conozco exactamente qué área


incluÍa el pueblo de Saraguro ni rampoco la proporción de cada
categorÍa de personas que vivÍan en el pueblo mismo. Sin em-
bargo, parece probable que hacia mediados y finales del siglo
XVIII otros individuos no-indígenas, fuera de los sacerdotes y
los funcionarios del gobierno, vivían en el pueblo. Hoy en día,
por otra parte, virtualmente no hay personas que viven en el
pueblo que se las clasilique de indígenas. Pero informantes ma-
yores sostienen que en su juventud (los primeros años de este si-
glo) muchos de los habitantes del pueblo aún eran indÍgenas.
Algunos eran residentes permanentes; un gran grupo eran oña-
capas, que mantenían su segundo hogar en el pueblo. Estas
afirmaciones parecen estar confirmadas por los informes de la
última mitad de siglo XlX, aunque nuevamente nos hallamos
Los Saraguros at el Ecuailor l4r

frente al problema de qué áreaes la que incluye el término pue-


blo (véase Villavicencio, 1858, en el Prólogo a la Parte I). Esto
es, hasta la segunda mitad del siglo XIX la mayorÍa de los habi-
tantes del pueblo de Saraguro eran indÍgenas. La cuestión es
que cualquiera que haya sido el área comprendida con el térmi-
no pueblo, en los primeros años del siglo XVIII se suponÍa que
Saraguro era sólo para indígenas: hacia los primeros años del
presente siglo el pueblo se habÍa convertido casi exclusivamen-
te en no indÍgena.

Aunque los españoles nunca consiguieron mucho oro y


gloria del área de Saraguro, finalmente si impusieron a su dios
en ella. Los conquistadores españoles estaban interesados en la
rápida conversión al catolicismo por parte de las poblaciones na-
tivas que encontraban. Como indiqué anteriormente, un sacer-
dote regular se hallaba en Saraguro hacia el año de 1583. Desde
entonces no hay evidencia de que Saraguro no tuviera sacerdote
por un prolongado perÍodo de tiempo. Sin embargo, el proceso
de conversión e instrucción en la fe tal vez prosiguió bastante
despacio; al menos esa es la impresión dada por un sacerdote
que visitó el área a finales del siglo XVIIL Mientras se hallaba alli
colocó una cruz en el pico más prominente del área (Puglla) y
tuvo el gusto de ver que esta acción puso fin a las "supersti-
ciones" que habÍan reinado antiguamente (véase Recio, 1948, en
el Prefacio a la Parte l).4
Sea que este acontecimiento marcara o no el fin del pro-
ceso de cristianización, la Diócesis de Saraguro fue elevada a la
categorfa de parroquia en 1779 por el papa Clemente XIII (Ce-
li, 1965: 27). Noventa y nueve años más tarde, en 1878, Sara-
guro fue nuevamente elevado, por el Gobierno del Ecuador, a la
categoría (civil y religiosa) de cantón (Jaramillo, 1955: '107). En
su población urbana a excepción del Oriente, Saraguro sigue
siendo uno de los cantones más pequeños del Ecuador.
r42 James Belote

Hoy en día todos los saraguros dicen ser carólicos. Mu-


chos de ellos son muy sofisticados en la comprensión de su re-
ligión, siendo capaces de discutir conceptos como el amor filial
y varios temas teológicos. Sin embargo, un elaborado sistema
de fiestas y cargos, que contienen algunos elementos no euro-
peos, aún opera en el área de Saraguro. t-a participación en este
sistema ha servido como una de las lÍneas divisorias cruciales
entre los grupos étnicos delr área y ha sido discutida en otra
parte (Belote, J. y Belote ,L. 1977; Belore, Ig78).

Parece que hacia finales del siglo XVI los españoles renÍan
un completo control polÍtico y militar de la región de Saraguro.
No he descubierto en los registros que he revisado la manera
exacta en que este control funcionó durante los cientos de años
siguientes. Tampoco es especÍfico en lo que tiene que ver en lo
posterior. Sin embargo, tenemos lo suficiente para poder cons-
truir una imagen de lo que fue la organización administrativa
saraguro y de la forma en que sirvió a los intereses no indÍgenas.

Como no era inusual en otros lugares, los españoles (y


más tarde los ecuatorianos) promovieron organizaciones admi-
nistrativas entre los indfgenas libres, las mismas que asegura-
rÍan que el tributo y el trabajo pudieran ser controlados y obte-
nidos de manera coordinada. Si bien estas organizaciones te-
nían el propósito básico de servir a los intereses españoles, en
ocasiones se basaron en sistemas políticos indÍgenas preexisten-
tes o al menos en jerarqufas preexistentes de individuos, [ami-
lias y grupos. A menudo estas organizaciones cumplieron tam-
bién útiles funciones internas, tales como la mantención de los
caminos locales, la solución de conflictos internos y la coordi-
nación de la defensa legal contra la explotación ilegal por parre
de forasteros.

En lo que concierne a Saraguro, el valor principal de la


organización indÍgena para los españoles probablemente fue la
Los Saraguros en el Ecuadot L43

mantención del tambo y la recolección del tributo de la pobla-


ción indígena. Estas actividades siguieron siendo importantes
para las autoridades no indfgenas después de obtener su inde-
pendencia. Debido a la utilidad de su organizaciÓn administra-
tiva para las autoridades afuereñas, los saraguros -al menos en
este siglo, y probablemente a lo largo de la historia- la conside-
raron como un tipo de sistema colaboracionista. Cuando la Pa-
namericana, que atravesaba el territorio Saraguro, fue termina-
da y el Gobierno ya no necesitaba más del tambo indfgena -y
en consecuencia no iba a mantener la estructura administrativa
indígena-, el sistema se desintegró rápidamente como resultado
de eito. De hecho, se dice que Velasco lbarra -hallándose en
una de sus varias presidencias-, en una visita al área de Saragu-
ro en la década de los años 40 prohibiÓ el reclutamiento de mi-
tayos indÍgenas por parte de las autoridades locales. Entre me-
diados de los años 40 y los 60 (el Gobierno entró en activida-
des de desarrollo comunal a principios de los 60) las comuni-
dades indfgenas de Saraguro no tuvieron una organizaciÓn ad-
ministrativa o política formal de importancia. Más aún, la nue-
va aparición de la organización administrativa de los saraguros
probablemente fue retrasada Por temores justificados de que los
no indígenas, fueran los más beneficiados con el establecimien-
to de organizaciones saraguro promovidas oficialmente, como
los cabildos. Linda Belote (1978: 153-170) ofrece una discu-
sión de la estructura politica de Saraguro en los 60 y losiprime-
ros años de la década del 70, así como de las dificultades en ha-
cer que tal sistema trabaje ordenadamente; por lo tanto poco
tengo que decir aquÍ al resPecto.

Los primeros documentos disponibles sobre estructura


administrativa indÍgena datan del siglo XVIII y ofrecen eviden-
cia para el funcionamiento multi-intencional de los funciona-
rios indlgenas al servicio tanto de intereses indígenas como no
indÍgenas. Por ejemplo, dos documentos del año de 17lB (uno
t44 James Belote

referido en Gallardo , 1964: 106-107; y el otro en nuesrra pose-


sión) se refieren a los lÍderes saraguros que estaban involucra-
dos en los intentos de proteger los recursos indfgenas de tierras.
Estos hderes incluÍan a un cacique y gobernador (don Agustfn
Poma), a un cacique de la Corona R¿al (don pascual Contento), a
un alcalde mayor (Joseph Gira) a un regidor regidor (Tomás Me-
dina), y a un regidor mayor (Pedro Saraguive). Orro documenro
local del año de l75l señala la función de los caciques de Sara-
guro, Pascal Sama y Antonio Balduma, como recolectores de
tributos para los españoles Qaramillo, 1955: lB5-186). Orros
documentos listados anteriormente, que tienen que ver con los
tambos y con el tributo, dan más detalles de las obligaciones de
los funcionarios indígenas y de la organizacion administrativa
indfgena al servicio de inrereses foráneos durante el siglo xvlll.

, Por esta época habfan al menos dos grupos -o categorías


distintas- de indÍgenas que vivÍan en el área de Saraguro. Una
categorfa era conocida como "Quintos" y estaba compuesta por
nativos del área.5 Los otros eran conocidos como/o rasteros de la
Real Corona, y eran gente proveniente de algún otro lugar que
se habían trasladado a Saraguro (documento en nuestra pose-
sión, l7l8; CCE,1736: vol. 31, fol. t9g). La división de las po_
blaciones indfgenas en estos dos grupos no era inusual en oi.u,
partes de la sierra sur del Ecuador. La importancia de la divi-
sión residÍa en que los Quintos pagaban un tributo mayor y con
mayor probabilidad esraban sujetos a la mita pero, por orra par-
te, tenían reclamos más firmes sobre las tierras y la protección
legal. Los coronas reales estaban sujetos a un tributo y a una
carga laboral menor, pero no tenÍan demandas directas de tie-
rras ancestrales en el área. Sin embargo, tenían acceso a la tierra
controlada por esposos Quintos y talvez podian comprar tierra.
Los Saraguros en el Ecuador r45

Como resultado de esta divisiÓn de la población en dos


categorías durante los tiempos coloniales hubo un movimiento
y una mezcla considerable de poblaciones pues los varones in-
dÍgenas intentaban evitar la carga del tributo y de la mita con-
viitiéndose en real coronas (para la situación del Quinto y del
real corona en la sierra sur del Ecuador, véase Aquiles Pérez,
1947:338-340, y Merisalde y Santisteban, 1960: 85-94).

Los documentos del siglo XVIII no señalan directamente


la duración usual del servicio que olrecían los indÍgenas en po-
siciones oficiales. Al menos los caciques, probablemente, ser-
vfan por muchos años e incluso fal vez heredaban sus cargos.
Sin embargo, hay evidencia de que hacia lB30 la posiciÓn del
cacique no era permanente. En IB37 hubo un esfuerzo oficial
por parte del Gobierno para asegurar el porvenir de dos caci-
ques en su cargo, dendoles un lugar Para que construyeran vi-
viendas en el pueblo, donde podrÍan vivir mientras cumplÍan
con sus obligaciones. Al año siguiente uno de los caciques se
presentó ante el Gobierno y pidió que fuera retirado de su car-
go, pues los gastos en que habfa incurrido durante el desempe-
ño de sus funciones le habian empobrecido. El Gobierno acep-
tó su petición, tomando en cuenta la veracidad de la situación
descrita por el cacique y el hecho de que él habia cumplido
exactamente con sus funciones, pues habia hecho una recolec-
ción completa de la contribución impuesta a los indÍgenas el
año anterior (el documento reza'. "...pues ha realizado en él to-
da la cobranza de la contribución de indÍgenas del año ante-
rior", documento en nuestra posesión).

Los últimos documentos en mencionar a los caciques da-


tan del año de 185't y 1860. Además de mencionar los cargos
de regidor, alcalde y fiscal (un cargo legal de responsabilidades
no determinadas), el documento de 1854 enumera a tres caci-
ques (documentos de colecciones privadas, Saraguro). Un poco
t46 James Belote

más de cien años después no pudimos encontrar a ningún in-


formante saraguro que hubiera ofdo hablar de caciques en un
contexto local. Al parecer, tal como lo mostraré, en algún mo-
mento de la segunda mirad del siglo XIX, los gobernadores
remplazaron a los caciques en sus funciones de hderes indÍge-
nas de rango más alto.

Además del documento de lTlB anteriormenre citado,


que llamaba a un solo hombre cacique y gobernador, la primera
referencia a los gobernadores indfgenas de Saraguro data del
año de 1877 (documento de colección privada, Lagunas). Se
trata de un llamado que hacen tres gobernadores por una cerca
que impide el tráfico en el camino real a Cuenca. La cerca se
hallaba en el camino de las tropas y debfa ser destruida.

Otro documento de interés enumera a los siguientes [un-


cionarios indfgenas: gobernador, alguacil, alcalde de tambo, y
gobernador del año pasado (documento en la oficina del Nota-
rio Público del cantón Saraguro, copia de propiedad de un in-
diüduo privado, I-agunas). De este modo, en algún momento a
finales del siglo XIX el cargo de cacique fue remplazado por rres
cargos de gobernador. Los primeros probablemente eran cargos
de larga duración, mientras que los segundos Íal vez duraban
por el período de un año. No puedo decir si el cambio sólo fue
de nombre y de tiempo de servicio. Sin embargo, tal como lo
señalaré más adelante, el nuevo sistema continuó sirviendo a
los intereses no indfgenas.

Un documento fechado en lB92 (oficina del Teniente Po-


lÍtico, Saraguro) se refiere a la posesión de tres gobernadores:
"...indÍgena Aldiano Zhingre gobernador nombrado de la par-
cialidad de Quintos...indÍgena Vigtorio Gualán gobernador
nombrado de la parcialidad de Collanas...indigena Rafel Soso-
ranga poseciono del destino del gobernador de la parcialidad
Los Saraguros en el Ecuailor t17

de Sucundel..." Esros datos indican la división de la poblaciÓn


saraguro en tres clases o categorÍas: Quintos, Collanas y Sucun-
deles (más usualmente referidos como Secundeles).

Mientras el documento de IB92 es el primero -que se co-


noce- en mencionar a los sucundeles, hacia lTlB ya se mencio-
naba a los quintos, y en un documento del año de tB3B apare-
ce un cacique de Collana (colección privada, Saraguro)' Sin em-
bargo, Galíardo (1970: 105) informa de usos anteriores de los
dos términos en otros lugares: un cacique quinto en 1642 y un
cacique de Catacocha-Collana en 1684, ambos del sur de Loja'

Tal como lo he indicado más arriba, los quintos eran


gente considerada nativa del área en la cual vivÍan; el término
Iorurt"ro, de la real corona se refiere a la gente no nativa del lu-
gar. En documentos del siglo XIX en adelante-. Pero no he en-
óontrado el término forasteros de la real corona . Parece proba-
ble, por lo tanto, que los collanas y sucundeles emergieron de
esa cátegorÍa en algún momento en la época en que el Ecuador
se independizaba de España. Es facil entender por qué el térmi-
no real corona habrÍa sido desechado después de la indepen-
dencia; es menos obvio el lugar de donde provinieron los dos
términos nuevos.

Una posibilidad es que los collanas fueran de origen mi-


timae, siendo parte de los grandes movimientos poblacionales
de los tiempos incásicos, en tanto que los sucundeles estaban
formados por gente que se trasladó al área de Saraguro durante
la Colonia. Ambos grupos habrfan tenido, de esta forma, oríge-
nes afuereños y habrfan sido clasificados como forasteros' Co-
llana y sucundel son términos que tal vez tuvieron en Saraguro
un uso no oficial y no registrado, anterior a la independencia, y
pudieron emerger oficialmente sólo después de que se desechó
.l t¿..i.to más amplio para los no nativos.6
148 James Belote

Sea como sea, hacia mediados del siglo XX, los rérminos
quinto, collana y sucundel ya no simbolizaban una realidad so-
cial presente. Sólo los inlormantes viejos podÍan recordar los
tres términos y sostenfan que los quintos ocupaban la posición
social más alta, sin estar seguros del rango relativo, si es que lo
habfa, de las otras dos categorías. Los informantes también con-
cordaban en afirmar que el patronÍmico era la base para la asig-
nación en las tres categorias, pero sólo podían recordar nom-
bres de quintos y muy a menudo éstos incluÍan los suyos pro-
pios.

[-a mayorÍa de los informantes sostenían que habÍa cinco


apellidos de quintos. Los mencionados con más frecuencia (por
gente que no tenÍa estos nombres) eran: Zhingre, Cango, Cartu-
chi, Suquilanda y Poma. Sólo Poma es un apellido común en
toda el área del antiguo imperio inca; los otros cuatro parecen
estar localizados principalmente en la región de Saraguro y en
unos cuantos sectores cercanos de la provincia de Loja.

Algunas personas que han visitado Saraguro en este siglo


se han percatado de la división en tres "castas" de la sociedad
indÍgena de esta área, entre estas personas se cuentan Moreno
(1967: 44, 169), Davis (1946: 7l), Dale (1946: l18, 122) y
Max Uhle (citado en VonBuchwald, 1921: l7B). Desaforrunada-
mente ellos ofrecen poca información de importancia.

Es interesanre que tanto la triple categorización de la po-


blación como el viejo sistema administrativo de los saraguros
terminó por el mismo tiempo: durante la década de los años 40
de este siglo. En efecto, parece que los términos collana y su-
cundel perdieron su importancia incluso después ya que los in-
formantes ya no pueden recordar las afiliaciones patronfmicas
de las dos categorías.
Los Sarcguros at el Ecuador t49

Los informantes sÍ recuerdan, sin embargo, algunos deta-


lles de cómo operaba el sistema administrativo en sus últimos
años. Los detalles difieren en algo de informante a informante;
lo que sigue representa sólo una aproximación a lo que en reali-
dad existió. Empero, incluso esta aproximación deberÍa ofrecer
una visión representativa de cómo el sistema funcionaba en sus
últimos años.

HabÍa cinco cargos: gobernadot alcalde, regidor, fiscal, y


tambero (a veces llamado chasquero, término usado para Ios
mensajeros de los incas). De cada cargo habÍa más de un puesto
y sus funciones duraban un año. Sus nombramientos se anun-
ciaban en la misa de Navidad. Muchos de quienes pensaban
que serían nombrados procuraban no asistir a la misa, pero -co-
mo decfa un informante- "eran traÍdos como ladrones para ser
presentados de modo que se posesionaran para el nuevo año
que venía". Durante las ceremonias de posesión, algunos (?) de
los nuevos funcionarios llevaban báculos largos y decorados
con flores, con los que danzaban. Este báculo no era igual a la
vara, que la llevaban durante todo el año para el que habÍan si-
do nombrados, esta vara era un báculo pequeño de palma con
cintas de plata.

Los alcaldes, regidores y posiblemente los fiscales usaban


las varas, en tanto que los gobernadores no. Además los regido-
res llevaban un látigo pequeño que se suponÍa era usado para
motivar a la gente a que fuera a la misa del Domingo de Pascua.

De acuerdo a los informantes habia tres gobernadores; el


Quinto, el segundo (segundo-Collana?) y el tercero (tercero-Su-
cundel?). Támbién habÍan dos alcaldes (ninguno era quinto) y
tres regidores (siendo el regidor mayor un quinto) y algunos
fiscales y tamberos (sólo uno de cada posición podia ser un
quinto). A más de las restricciones patronlmicas para los cargos,
150 James Belote

no había requerimientos complejos para que los individuos


cambiaran sus cargos; la única restricción mencionada era Ia de
que se tenía que haber sido regidor antes de llegar a ser gober-
nador. No hay evidencia de que un sistema escalonado estuvie-
ra en funcionamiento, según el cual se alternaba entre cargos
civiles y religiosos, tal como se informa, por ejemplo, en Ca-
rrasco (1961: 483).
¡.
Los gobernadores, alcaldes, y regidores estaban encarga-
dos básicamente del cuidado de funcionarios militares o civiles
que pasaran por el área. Debían cuidar que estas personas reci-
bieran alimento, alojamiento, cargadores, animales y otros servi-
cios. A veces, pero no siempre, estos servicios y bienes eran pa-
gados. Los alcaldes eran enviados a las comunidades de fuera
del pueblo para obtener los artfculos y los servicios necesarios
de los indÍgenas. A veces también se pedÍa a los alcaldes y regi-
dores que acompañaran a los dignatarios que pasaban siguiendo
el camino al sur hasta San Lucas y al norte hasta Oña (una dis-
tancia máxima de alrededor de 40 kilómetros en una dirección).
Los gobernadores, alcaldes, y regidores posiblemente también
estaban al servicio de algunos intereses indlgenas, pero todos
los informantes señalaban que dicho servicio estaba dedicado
más bien a personas no indfgenas que pasaban por el sector.

Los tamberos estaban a cargo del servicio de correos.


Ellos cuidaban de los carteros que pasaban por Saraguro de la
misma forma en que las otras tres categorías de luncionarios
cuidaban de otros viajeros gubernamentales y militares.

Los fiscales, por otra parte, eran responsables de las obli-


gaciones religiosas afines. Hacfan mandados a los sacerdotes,
coordinaban a los saraguros que participaban en actividades
eclesiásticas de construcción o limpieza y ayudaban a nombrar
a los participantes en el sistema de liestas y cargos.
Los Saraguros en el Ecuador l5l

Cuando el sistema centrado alrededor del gobernador


terminó hacia 1940, el puesto de fiscal fue remplazado por el
de síndico (que sirve de funcionario intermediario entre la co-
munidad indfgena y la iglesia local). Hoy en dÍa el puesto de
sfndico es honorÍfico y puede ser conservado por muchos años.
Las otras dos posiciones no fueron remplazadas directamente a
pesar de que los cabildos -que lueron formados quince o veinte
años más tarde- son, a veces, vistos por los saraguros como
iguales a los del antiguo sistema. Antes de la lormación de los
cabildos, y aún hoy en día, las comunidades indÍgenas estaban
servidas por mayorales. No tengo buena evidencia, ni oral ni
documental, sobre los orÍgenes del cargo de mayoral o, si exis-
tía entonces, sobre cómo éste estaba articulado con el sistema
de gobernación.

Los mayorales eran funcionarios que servían, al igual que


los síndicos, por muchos años. Cada barrio de una comunidad,
o cada comunidad -si era pequeña- tenÍa dos o tres mayorales.
La jurisdicción del mayoral coincide plenamente con lo que los
saraguros reconocen como unidades territoriales dentro de los
barrios o comunidades (¿coincidÍan antiguamente éstas con las
divisiones de quinto, collana y sucundel?). El teniente político
de la parroquia de Saraguro (lider polÍtico local en la esfera de
la parroquia, nombrado a nivel nacional) nombra a los mayora-
les; el teniente polÍtico es siempre un individuo no indÍgena.
Sin embargo, la posición se considera eventualmente heredable
por parte de un hijo varón o un sobrino.

De este modo, parece que la herencia está sujeta a la


aprobación del teniente politico. Se supone que el puesto de
mayoral confiere respeto y prestigio asÍ como responsabilidad,
pero no mucho poder. La obligación primaria del mayoral es
cuidar de los caminos y puentes del área. Esto se logra llaman-
do a minga a todos los adultos de su jurisdicción. El mayoral
t52 James Belote

está también a cargo de reunir gente para trabajar en proyectos


sea de las autoridades parroquiales civiles o de la iglesia local.
Debe llamar a la gente para que asista a las reuniones parro-
quiales del cabildo y controlar que la gente se reúna para salu-
dar a visitantes importantes o para votar en eleccionei locales y
nacionales. Para convocar ala gente en el momento apropiado,
el mayoral hace señales con un cuerno de vaca ahuecado-o una
concha (ambos conocidos como quipas).

El poder acrual de los mayorales varfa de indiüduo a in-


dividuo. En la prácrica muchos de ellos tienen poca influencia
en la gente de su jurisdicción y para llegar a la acción ral vez
tienen que recurrir al empleo de sanciones legales como por
ejemplo las multas. Esto se puede hacer con la autorización del
teniente polftico, pero muy r^ra vez ocurre. En algunas comu-
nidades tales como Quisquinchir, no se está nombrando nuevos
mayorales para remplazar alos que han muerto o se han retira-
do.

t¿ debilidad del cargo talvez se deba, en parre, a la [or-


mación de los cabildos comunales en años recientes. Su forma-
ción está autorizada y alentada por el Gobierno ecuatoriano y
ha sido implementada, al menos formalmente, por el teniente
polÍtico y la Misión Andina (una organización nacional y de las
Naciones Unidas ocupada en el desarrollo rural comunal de los
pafses andinos). El cabildo está formado por el presidente, el
vicepresidente, el secretario, el tesorero, y el sÍndico; cada cabil-
do está a cargo de la delensa y promoción de los intereses co-
munales. Los funcionarios son elegidos anualmente por los
miembros adultos de vaúas comunidades.

Incluso después de más de diez años de existencia, en al-


gunos casos, la mayorÍa de los cabildos comunales no han sido
entidades viables y están perpetuados en gran medida por los
Los Saraguros at el Ecuailor 153

esfuerzos de agencias externas. Sin embargo, alSunos cabildos


talvez se hallan en proceso de desarrollo de un grado de auto-
nomÍa y efectividad local que servirá a los intereses de las co-
munidades a largo plazo (véase Belote y Belote, l99l).

Entonces, en términos generales, las dos instituciones ci-


viles del presente son relativamente ineficaces. No protegen ni
p.o-tr"uá., los intereses comunales en grado importante y de
iorma diaria, aunque en tiemPos de crisis puede haber alguna
acción efectiva. Sin embargo, inluso en los casos en que haya
alguna acción, ésta usualmente es emprendida por un pequeño
nú*.ro de individuos, rara vez por toda la comunidad' AsÍ,
instituciones no indígenas como las cortes, la lglesia, los aboga-
dos y la policÍa local, o instituciones indÍgenas formales -como
la familia-, grupos de amigos o vecinos, juegan papeles impor-
tantes en el funcionamiento de la sociedad saraguro.

En suma, desde la llegada de los españoles, los saraguros


no han tenido un sistema administrativo y polÍtico formal y au-
tónomo que sirva efectivamente a los intereses de la gente' His-
tóricamente los sistemas formales establecidos en el área han
servido, en primer lugar, a los intereses de los forasteros no in-
dÍgenas. Esto ha hecho que los saraguros adopten una actitud
c¡ñica justificada hacia las organizaciones formales de su medio.
Desafortunadamente esre cinismo ha hecho que les sea diftcil
organizarse para hacer uso efectivo de su poder numérico y
económico en la región y en la nación./

Sin embargo, a pesar de su debilidad en la esfera política,


a través de los siglos los saraguros han logrado mantener en su
posesión el mayor recurso de poder econÓmico que tienen: la
iierra. Y desde antes de este siglo -incluso- han expandido su
control sobre la tierra a través de la colonización de lugares ad-
yacentes al Oriente. Su poder económico en la regiÓn da a los
151 James Belote

saraguros alguna oportunidad de forjarse, finalmente para ellos


mismos, un lugar satisfactorio dentro del contexto nacional
ecuatoriano.

Notas

Para una discusión reciente que apoya la idea de que las tierras eleva-
das y abiertas de los Andes brindaron el habitat más favorable y las
condiciones dq dispersión apropiadas para la ocupación paleoindia de
Sudamérica (véase Lynch (1983)

En una parte del documento dice lo siguiente:

"...las tierras qe hemos estado poseyendo desde la lundación deste


(ilegible, ¿parroquia?) ...y de todas las tierras y estancias qe tienan yan
poseydo de tiempo ynmemorial...con sus cosas (ilegible) árboles y sus
ganados menores y mayores...viven los indios del quinto sino también
los forasteros que llaman de la corona...demandar sean amparados es-
tos yndios en las tierras que en ellos secomprenden,"

Los hderes indfgenas continúan diciendo por qué debla ser protegida
su tierra; "para podemos sustentar y pagar tributos. .."

A inicios de los años 80 la parcela de tambo en el pueblo se convirtió


en una fuente de conf]icto entre los blancos del pueblo y los activistas
saraguros. Cuando los saraguros reclamaron su derecho a la pequeña
y vacfa parcela de tierra, el cabildo del pueblo la dedicó al uso de los
obreros. Sin embargo, para evitar que los saraSuros usaran la parcela
del tambo, el cabildo levantó una pared a su alrededo¡, impidiendo
asf que otras personas usufructuaran la tierra. Como lo muestra este
trabajo, el pueblo indígena de Saraguro ten¡a un fuerte reclamo sobre
la tierra pues habla pagado por ella con siglos de trabajo fo¡zado.

Ruthbeth Finerman (comunicación personal) informa que desde que


Linda y yo estuvimos en Saraguro en 1981, se levantó en Puglla una
torre de transmisión. Ahora en Saraguro se recibe de manera excelen-
te la señal de televisión. Sin duda ésta nueva torre en Puglla anticipa
Los Saraguros en el Ecuailor t55

la llegada de una nueva era ideológica y marerial en Saraguro, tan im-


portante como la simbolizada por la cruz.

De acuerdo a Oberem (1967:765) los quinros eran indÍgenas de la


Audiencia de Quito, a quienes se les exigÍa dar un año de cada cinco
para el servicio de la mira. Este servicio les proregfa de reclamos de
trabajo por parte de individuos que no pertenecfan al Gobierno (v.g.
los hacendados).

Zuidema (1964) aborda en profundidad la categorla collana en su


examen del Cuzco inca (véase especialmente , pp. 40-42, 164-Ió5).
Uno de los significados asignado al término collana como caregorfa
estructural social es el de "principal", esto es, del grupo más alto en
rango (véase también, Zuidema, 1982: I52). Earls (1971: 72-73) rela-
ciona el término qullana en el contexto de Sarhua, perú, con la mitad
de un ayllu de forasteros.

Hacia finales de los años 70 el activismo e interés indfgenas alcanza-


ron altos niveles en Saraguro. Un grupo llamado ACIS (Asociación
Comunal de lndtgenas de Saraguro) se formó como una insrirución
que tenia por objeto unificar a todos los saraguros en tomo a activida-
des y esfuerzos conjuntos. Incluso en este caso se habló (a veces muy
abiertamente entre sus miembros) a cerca de los peligros de ser usa-
dos y comprados por forasteros, como el Gobiemo y grupos no indi-
genas con intereses pohticos (nacionales e intemacionales). Sin em-
bargo, parecla que el ACIS esraba haciendo progresos en su inrento
por unificar a la población indfgena de Saraguro.

i
t56 James Belote

Parte II
LA ADAPTACION SERRANA

Prólogo: La economia saraguro desde el tiempo de los gen-


tiles

AE/DC Antiguamente, en el tiempo de los gentiles, el valle Saragu-


ro estaba muy poblado y la gente no tenía mucho espacio
para cultivar su alimento. Sin embargo, esto no importaba
porque la gente tenÍa una buena relación con las plantas y
podÍa poner sólo unas cuantas semillas y algo de tierra en
una roca y las semillas producirían en abundancia. La gente
también tenÍa relación con los animales, los árboles y las
rocas. Si un hombre queía leña, iba al bosque y los árboles
le dirÍan en lo alto con voces suaves "leña aquf" y uno sólo
tenfa que ir y recoger las ramas muertas. Si la parte üüente
del árbol se rompÍa por accidente, gritaba de dolor. Cuan-
do se querÍa una pared de piedra sólo se tenÍa que ir a una
piedra amiga y contarle la necesidad. Ella llamarÍa a orras
piedras e irÍan rodando, incluso montaña arriba si era nece-
sario, y se colocaian unas sobre otras.

Entonces Cristo nació, y justo antes de que fuera crucifica-


do, él contó a todas las cosas viüentes que morirÍa y ellas
también debían morir, pero que cuando volüera a la vida,
ellas también lo harían y todo sería bueno como antes.
Cristo regresó a la vida pero nadie más lo hizo así, les enga-
ñó. Ahora, como cristianos, la gente tiene que hacer su tra-
Los Saraguros en el Ecuador t57

bajo y plantar grandes áreas para alimentar a sus familias'


(parafraseado de un informante saraguro' 1970).

1849 En nombre del Dios Omnipotente, Amén...Yo, el indÍgena


Melchor Sarango, hijo legÍtimo de Mateo Sarango y Antonia
Medina, habitante del pueblo de Saraguro, encontrándome
como estoy en la cama con el accidente que Nuestro Señor
creyó apropiado enviarme, Pero sano de la memoria, el en-
tendimiento y la voluntad, y temiendo como es justo el
tránsito de esta vida mortal a la üda etema, imploro la ayu-
da y el auxilio de la Santa Virgen del Rosario, abogada de
los pecadores...y para limpiar mi conciencia deseo hacer el
presente testamento en los siguientes términos...

Primero encomiendo mi espíritu a Dios'..

Declaro que estuve casado en primeras nupcias de acuerdo


a Nuestra Santa Madre lglesia con la difunta Apolonacia Ja-
pón y durante nuestro matrimonio tuvimos y procreamos
como nuestros legÍtimos hijos ocho...

Declaro que estuve casado en segundas nupcias con Doro-


tea Chalán con quien no he tenido ningún hijo...

Declaro que no he tenido durante mi matrimonio ningún


hijo natural o bastardo...

Declaro de mi propiedad la tierra de Zshadanpamba...

Declaro de mi propiedad otra tierra llamada Sauce contigua


a las tierras del indígena Manuel Medina...

Declaro que dejo dos parcelas pequeñas en las inmediacio-


nes del pueblo, cerradas con cercas...

Declaro de mi propiedad tres bueyes de arado, tres vacas,


dos con temeros, una sin ternero...una yeSua con un potro-
158 James Belote

...doce ovejas...y una barreta üeja, dos palas y un machete


viejo...

Declaro que no debo nada a nadie...que Manuel Espíritu


Guamán me debe siete reales, Sinson PaquÍ cuatro reales,
Cristino Cabrera tres reales...

Declaro como mis únicos herederos a mis hijos legÍtimos


antes mencionados, para que después de mi muerte entren
en igual posesión de mi propiedad con mi bendición y la
de Dios... (tomado de un documento en una colección pri-
vada, traducido al inglés por el autor saraguro).

1858 Zaraguro...Éste es un gran pueblo con muchos indÍgenas


trabajadores e industriosos. En este pueblo se encuentran
buenas recuas de mulas y la mayoría de sus habitantes son
muy buenos muleteros; en la cercanía se encuentra el sitio
poblado de Paquishapa, lleno de gente blanca muy robusta
y valiente. (Tomado de Manuel Villaücencio, Geografía de
la República del Ecuador, 1958; 446) traducido al inglés
por el autor.

1909 La agricultura es la fuente principal de riqueza en este can-


tón. Sus productos principales son el mafz, el,fréjol, la ce-
bada y, sobre todo, el trigo, cereal que es enviado a Loja en
cantidades considerables.

Se importa de las provincias del Guayas y El Oro grandes


cantidades de mercancÍa de todo tipo, licores, arroz, herra-
mientas agrÍcolas. Su exportación no es abundante y se li-
mita al ganado que se lleva a Pasaje y Machala; quesos, pa-
pas, granos, etc. Se puede calcular que más de mil cabezas
de ganado se exportan anualmente a la provincia de El
Oro.

No hay industrias propiamente hablando, a excepción del


ganado que se crÍa a una escala moderada y el tejido de tela
Los Saraguros en el Ecuailor 159

fina que es el trabajo exlusivo de los indÍgenas, y de la cual


hacen su ropa, que de ordinario es negra...

El jomal del indio, esto es, sólo del que trabaja en el cam-
po, es de cincuenta centavos sin comida. Hasta los tiempos
recientes trabajaban por treinta centavos. (Tomado de
Anon., Gula Comercial Agrícola e Industnql de la República,
1909: l121) traducido al ingles por el autor.

I930 En Ia parroquia de Saraguro se encuentra que la propiedad


está completamente subdividida. Todos tienen su pedazo
de tierra, que cultivan tanto como les es posible.

Con respecto a la cria de ganado vacuno y oüno podemos


decir que la mayorÍa de los indigenas y campesinos, en ge-
neral, cían, engordan y luego venden una, dos o tres cabe-
zas de ganado que normalmente tienen en sus pequeñas
parcelas o en las montañas. Una vez vendidos se los rem-
plaza con temeros que gracias a las vacas no faltan. Con es-
te método participan en un comercio que, pese a ser pe-
queño -si se lo considera personalmente, es importante si
se toma en cuenta el número de individuos que participan.
Además no hay una sola familia indígena que no tenga un
rebaño de ovejas del que saquen la lana para sus vestidos.

La base de la nutrición de los indÍgenas es el maí2. Tam-


bién comen mucho frejol, queso con pimienta, cebada, za-
pallos y calabazas. Beben bastante pulcre o mizhque, hervi-
do o fermentado. También consumen melloco, oca y dulces
en cantidades apreciables. En sus fiestas comen carne de
res, cerdo, oveja y pollo. (Tomado y traducido al inglés por
el autor Luis Mora, El Ecuador Austral, 1930, sin número de
página).

1943 Cerca de Saraguro, Ecuador, la Comisión atravesó por la


carretera Panamericana que se está construyendo desde el
Ecuador al Peru; cientos de indÍgenas, mujeres y hombres,
160 James Belote

cortaban bancos, nivelándolos y rellenándolos con ripio. El


cap iaz de este tramo del camino dijo:

Los indios que trabajan en la carretera ganan los mismos


jornales que los blancos o los mestizos -cuatro sucres el
dÍa-. A las mujeres se les paga dos sucres y medio por dÍa.
Los indios trabajan muy bien y en realidad hacen más que
algunos blancos. Sin embargo, dejan de trabajar por sus
festividades y por lo general sólo cinco dfas a la semana...

Es importante anorar que la mayorla de los indios de esta


región no son peones de hacienda sino indios libres que
tienen sus propias parcelas de tierra y se encuentran entre
los más progresistas de todos los grupos con quienes he es-
tado en contacro. (Tomado deJ. Merle Davis, en Stanly Ry-
croft, ed., lndians of the High Andes, 1946: 47 ,78.)

Los saraguros trabajan duro y a menudo pasan largas ho-


ras en condiciones climáticas y topográficas dificiles. Tiabajan
regular y casi constantemente durante la mayor parte del dfa,
excepto los domingos o los dÍas de fiesta. No son miembros de
una "sociedad afluenre" primitiva (Sahlins, 1972) de cazadores,
recolectores u horticultores que necesitan únicamente algunos
cientos de horas por adulto cada año para satisfacer sus necesi-
dades básicas y sus deseos. Por el contrario, el año laboral del
saraguro adulto promedio se calcula en miles de horas.

A diferencia de muchos agricultores agrícolas del Tercer


Mundo, que tienen tierras minúsculas o están sujetos al abuso y
a la explotación de los que controlan su tierra y su fuerza de
trabajo y para los cuales el trabajo forzado no conduce a nada,
los saraguros controlan su tierra -al menos en cantidades mode-
radas-, y su fuerza de trabajo. Su trabajo está orientado no sólo
a la simple supervivencia sino también al avance económico y
al bienestar de sus hijos.
Los Saraguros en el Ecuador t6l

La tierra y la fuerza de trabajo son los medios básicos de


producción en el saraguro de inicios de los 70. El control de su
tierra y su trabajo da a los saraguros un poder considerable en
la región. Como indiqué en la Parte I, los saraguros no siempre
han tenido el mismo control sobre su tierra, mucho menos de
su trabajo, como ocurrió en 1970. Además es obvio que su eco-
nomÍa monetaria siempre dependerá de factores no locales co-
mo el control de los precios, los impuestos, la inflación, la so-
breproducción nacional, el cierre de las fronteras, Ios paros de
transportistas, etc. Por lo demás, los saraguro siguen sujetos al
dominio de los no saraguros en áreas como política, religión y
educación. El punto es que Ios saraguros han tenido suficiente
autonomÍa para desarrollar una estrategia exitosa encaminada a
la utilización de los recursos que controlan, con el propósito de
enfrentarse al mundo en el que viven.

Los saraguros no existen en un universo local de "bien li-


mitado" (Foster, 1967) según los estándares ecuatorianos. Han
tenido el "bien" suficiente para perseguir ambas metas de su es-
trategia dual: Ia mantención de una base de subsistencia segura,
y el desarrollo de una participación mercantil flexible a través
de la producción de ganado y productos ganaderos.
t62 James Belote

Blanca
Capítulo 5
TIERRA Y FUERZADE TRABAJO
CONTROL DE LOS MEDIOS
DE PRODUCCION

Tierra: la base de los patrones adaptativos de los saraguro

Los saraguros de las comunidades de Lagunas, Quisquin-


chir, ÑamarÍn, Tüncarta, Tambopamba y Oñacapa (y Gera) con-
trolan la mayor parte de la tierra en la parroquia de Saraguro'
Támbién poseen tierra en las parroquias de Paquishapa y Tenta
(en el cantón Saraguro), San Lucas (cantón Loja) y en algunas
parroquias del Oriente como lütupalÍ, Yacuambi y l-a Paz (to'
áur .n el cantón Yacuambi). la mayor parte de esta tierra es de
propiedad privada. Sólo la comunidad de Lagunas tiene tierra
comunal que hoy en día, es de suma importancia para sus
miembros.

Aunque los no indígenas tienen alguna extensión de tie-


rra en la parroquia de Saraguro, ninguna de sus propiedades es
lo suficientemente grande como para que se la pueda catalogar
de hacienda. Los campesinos no indÍgenas, que son menor en
número en relación a los saraguros de la parroquia, tienen -con
respecto a ellos- aproximadamente la misma cantidad de tierra
por familia o por persona.
r64 James Belote

La tierra en el pueblo de Saraguro es casi propiedad ex-


clusiva de pobladores no indlgenas. Algunos de ellos tienen pe-
queñas parcelas de tierra cerca del pueblo, las mismas que son
explotadas para completar sus provisiones alimenticias. Unos
pocos tienen parcelas grandes de tierra agrícola en la parroquia
y ocasionalmente pueden contratar a personas para que la tra-
bajen. Otros individuos no indÍgenas, comerciantes de tierra y
especuladores, tienen posesión temporal de tierras que las ven-
den tan pronto pueden sacar buen provecho de ellas. Todas es-
tas propiedades (en manos de los no indÍgenas) consituyen sólo
una pequeña porción del total de la parroquia de Saraguro.

El hogar saraguro promedio (compuesto por tres a seis


personas) tiene de quince a treinta hectáreas de tierra. Sólo una
pequeña parte de esta tierra se halla dentro del área de las co-
munidades de asentamienro disperso. El 90 pqr cienro o más
de las propiedades domésticas están en los cerros (arriba de la
comunidad) o en el Oriente.

La tenencia de tierra de los saraguros se halla muy por


encima de los promedios nacionales. En 1968, por ejemplo, el
92.10Á de las propiedades agrlcolas rurales eran de diez hectá-
reas o menos (Junta Nacional de Planificación y Coordinación
Económica, l97l: 61). LaJunta Nacional clasifica las propieda-
des que están entre las diez y las cincuenta hectáreas como pro-
piedad mediana. Los minifundios consisren en propiedades de
cinco hectáreas o menos, y son generalmente el tipo de propie-
dades de los indígenas ecuatorianos. Como propietarios de tie-
rras en la categoría de mediana propiedad, los saraguros están
mejor acomodados que la mayorÍa de los ecuatorianos, indÍge-
nas y no indÍgenas, de las áreas rurales.

Dentro de las fronteras de las comunidades serranas la


densidad poblacional se acerca a tres personas por hectárea. En
Los Saraguros en el Eeuador 165

consecuencia, por cada hogar existe un promedio de menos de


una hectárea disponible dentro de los linderos comunales. En
realidad la densidad varía según las comunidades, e incluso a
su interior. Oñacapa y algunas partes de Lagunas, por ejemplo,
tienen cerca de seis habitantes por hectárea, en tanto que Quis-
quinchir y Tambopamba ofrecen densidades de aproximada-
mente dos personas por hectárea. La disparidad está amplia-
mente equiparada por la calidad de la tierra, de acuerdo a la
producción a largo plazo Jo que depende tanto de los suelos
como de la disponibilidad de agua por precipitación o irriga-
ción. ÑamarÍn es la sola excepción a la ecuación de equipara-
miento (la tierra de calidad superior equivale a una densidad
superior, Ia tierra de calidad inferior equivale a una densidad
inferior); tiene una densidad poblacional alta (seis personas Por
hectárea) y una tierra que no es mejor que el promedio según
los estándares saraguro. Por otra parte, es la única comunidad
que tiene una alta proporción de residentes (más del 30oó) que
poseen tierras dentro del área de otras comunidades. Algunos
datos están resumidos en el cuadro 12.

Los precios de la tierra (que discutiremos más adelante)


también indican estas dilerencias generales en la calidad de la
tierra de una comunidad a otral

Los saraguros prefieren cultivar dentro de la zona comu-


nal. Por la correlación existente entre la densidad y la producti-
vidad (en el caso de ÑamarÍn, la propiedad de la tierra en otras
comunidades), la mayorÍa de los hogares de todas la comunida-
des pueden, por lo general, producir más o menos la misma
proporción de sus cosechas dentro de la zona preferida. La pro-
porción es de aproximadamente el 70 por ciento.
166 James Belote

Cuadro 12. Densidad poblacional aproximada y productividad


relativa de la tierra por comunidades o barrios.

Comunidad o barrio habitantes Productividad


por hectárea relativa de
la tierra

NamarÍn 6 media-baja
Oñacapa 6 media-alta
lagunas
barrios de lagunas, Gundel 5,7 alta
y otros 2 media-baja
Tüncarta 2,5 media
Támbopamba 2,4 media
Quisquinchir 2,1 media-baja

Hay varias razones para explicar el hecho de que los sa-


raguros prefieran cultivar dentro de la zona comunal: I) por los
suelos y el clima -ésta es la zona más productiva para los culti-
vos más importantes para los saraguros, especialmente el maÍz;
2) estribaciones ligeras que permiten un arado mas facil son las
que prevalecen en Iazona comunal; 3) es más lácil cosechar dfa
a día, mientras las cosechas maduran; ,1) los cultivos que crecen
cerca de la residencia están más protegidos contra el robo. Por
una u otra razón se prefiere parcelas de tierra no comunal a las
tierras de la zona comunal, pero esta situación no es común.

En la zona comunal cerca del 30 por ciento de la tierra


potencialmente productiva se usa con propósitos no agrfcolas:
residencia, senderos, caminos, patios y linderos (eucaliptos,
pencos, o simplemente piedras, son los cerramientos más co-
munes). En el 70 por ciento restante de la tierra comunal po-
tencialmente productiva predomina el cultivo de mafz y sus
asociados como fréjol y zapallo. Sólo en casos excepcionales en
Los Saraguros en el Ecuailor 167

que los hogares poseen en la zona comunal más tierra de lo ne-


cesario para el cultivo, es posible que dentro de la zona man-
tengan pastizales o arboledas.

l¿ cantidad de tierra necesaria para el maiz y otros culti-


vos depende de las necesidades nutricionales del hogar' En ca-
sos ideales en años buenos, la tierra disponible deberÍa produ-
cir un excedente frente a los requerimientos domésticos' Como
se indicó en el capítulo 2, hay una amplia variación año tras
año en la productividad, debido en primer lugar a las irregulari-
dades en los patrones climáticos ¡ en segundo, a las plagas que
afectan a las cosechas. Los excedentes si es que existen no en-
tran en la economÍa doméstica de manera directa.

Lo más probable es que, frente a la posibilidad de años


malos, los excedentes sean almacenados. Thmbién pueden ser
destinados a la caridad (por ejemplo, a los mendigos), a la igle-
sia -distribuidos a través del sistema de fiestas-, intercambiados
por artÍculos de artesanÍa menor -como canastos o aventadores-
o por alguna forma de trabajo. La forma en que se dispone de
los productos agrÍcolas de la tierra será discutida con más deta-
lle án el Capítulo 7. La cuestión es que los saraguros, con fre-
cuencia, no venden sus excedentes -no están interesados en ha-
cerlo en las condiciones actuales- y, por consiguiente, no bus-
can expandir indefinidamente sus tierras cultivadas. (Para una
situación similar en los Andes penranos, véase, Mayet, 1974:
lZ).l-^ expansión está orientada hacia el pastoreo y no hacia el
cultivo.

Como lamayoría de familias no posee tierra suficiente en


el comunal para producir lo necesario para la subsistencia,
se tiene que usar tierras en otras áreas. La tierra del cerro, por
^rea
debajo de los 2.800 metros de altura, se la prefiere para el maíz
r68 James Belote

y cultivos asociados; las ocas, las papas, los mellocos y las ha_
bas se producen en elevaciones de hásta 3.000 metros. pero to-
dos estos cultivos ocupan solamente una porción muy pequeña
de tierra luera de la zona comunal del hogar; los pasiizalei y el
bosque conforman la mayor parte de las áreas no comunales de
propiedad de los hogares saraguros.

En el Oriente se cultiva solo alguna extensión de tierra


para el consumo humano. El resto son pastos y bosque. Al igual
que en la Sierra, se comercializan muy pocos cultivos. ta pro-
porción de tierra cultivada para el consumo humano depende
de la relación del colono con el Oriente. Sólo después de rrans-
currido un tiempo considerable, se cultiva gran parte de la tie_
rra. En la medida de lo posible, los saraguros prefieren consu_
mir alimentos serranos. En el Capftulo l0 se ofrece más infor-
mación al respecto.

Como se indicó, los dos usos predominantes de la tierra


fuera de la zona comunal son los pasrizales y el bosque. Del 40
al 70 por cienro o más del total de la tierra en propiedad de los
saraguros está dedicada al pastoreo. La tierra de pastoreo pro-
vee de alimento al bien más importante de la economÍa de mer-
cado de esta etnia -el ganado- y será discutido en el Capítulo 6.

EI bosque o los matorrales cubren del l0 al40 por cienro


de la tierra familiar. No es de sorprender que exista una tenden-
cia a que las tierras más grandes incluyan proporciones mayo-
res de bosque o matorrales. [-a proporción relativamente alta de
tierra en manos privadas, cubierta con bosques y matorrales -
incluso en la Sierra- nos indica que la densidad poblacional de
la región saraguro es aún bastante baja en relación con el recur-
so de tierra.2

Debido a los niveles tecnológicos exisrenres, hay un tipo


de escasez laboral en el área. Lo cual, dadas las condiciones
Los Scrcguros at elEcuador r69

existentes significa que ni la necesidad ni el nivel tecnolÓgico


han obligado o permitido la explotación completa de la tierra
potencialmente productiva. L¿ roza aún se da en la Sierra, y los
que ya no tienen tierra excedente en la región han podido recla-
mar tierras en el sector de Yacuambi en el Oriente.

Aunque en general los saraguros tienen una abundancia


relativa de tierra (según los estándares ecuatorianos y el grado
de explotación total), tengo que puntualizar el hecho de que al-
gunas unidades familiares no tienen tanta tierra cuanta podrÍan
trabajar o cuanto quisieran tener -y algunas de estas familias in-
cluso podrfan ser consideradas pobres, de acuerdo a los están-
dares rurales ecuatorianos.

La tierra de la Sierra que Poseen los pobladores de la co-


munidad de Lagunas es superior a la de los saraguros de otras
comunidades. Es superior en térrninos de una combinaciÓn de
cantidad y calidad de la tierra y del acceso al pueblo de Saragu-
ro y a su sistema de mercado. Los residentes de la comunidad
de Quisquinchir tienen casi tanta tierra per capita como los de
Lagunas, pero es mucho más pobre para el cultivo y el pastoreo
y en sus elevanciones superiores tiene más maleza que cubierta
forestal (véase Capítulo 2). Los pobladores de Oñacapa tienen
grandes cantidades de tierra bastante buena en los cerros, pero
está mucho más distante del mercado de Saraguro y, en conse-
cuencia, es mucho más diflcil explotarla en términos económi-
cos. [¿ gente de Ñamarín, Iüncarta y Tambopamba tienen me-
nos tierra en la Sierra que los miembros de otras comunidades'

Como lo demostraré más adelante, estas diferencias -en


cuanto al acceso a la tierra en la Sierra- tiene repercusiones im-
portantes en el grado de participación en la colonización por
parte de los miembros de varias comunidades. Los comuneros
de Lagunas, por ejemplo, participan en menor grado en la ex-
170 James Belote

plotación de la tierra en el Oriente porque la tierra que poseen


en la Sierra es más adecuada.

Si bien la abundancia del bosque en la tierra privada sir-


ve como indicador del estatus de los recursos agrfcolas, no se
debe permitir que esto opaque la importancia del bosque en
cuanto bosque de los saraguros. Casi todas las familias poseen
sus propios recursos de leña. En comparación con la mayorfa
de la gente serrana, los saraguros consumen leña en cantidades
desmedidas. Los bosques son también una fuente de material
para la construcción de viviendas (incluyendo vigas y demás
maderas de soporte, tablas para el piso -cuando se las usa-, ca-
ñas y juncos de varias especies para sujerar las tejas), también
se usa dicha madera para la manufactura de mueblerÍa tosca co-
mo bancas, mesas y sillas. El bosque además ofrece materiales
usados para labricar las partes de madera de los implementos y
herramientas usadas por los saraguros, siendo al mismo tiempo
una fuente de hierbas medicinales, flores silvestres pum o.urio-
nes ceremoniales y hojas de bromeliáceas epiffticas usadas en
envolturas (a modo de papel aluminio) en la preparación de al-
guiros alimentos (véase Capítulo 7).

Los saraguros no solo consumen grandes cantidades de


leña en su üvir coridiano sino que algunos de ellos, especial-
mente los de la comunidad de Lagunas, venden leña en el pue-
blo. Junto con un buen número de blancos del pueblo, corran
leña a lo largo de la carretera Panamericana cerca de la divisoria
continental de aguas al sur de Saraguro y la transportan al pue-
blo, sea a caballo o en carretas.

Como la ruta de regreso al pueblo casi todo el trayecto es


cuesta abajo, las carretas son movidas por la gravedad. Este mé-
todo de trasporte, lo suficientemente peligroso, provoca acci-
dentes anuales causados principalmente por frenos en mal esta-
Los Saraguros e¡ el Ecuailor l7l

do. El cabildo del pueblo se debate entre prohibir el uso de las


carretas por el peligro existente, o, en ocasiones especiales, pro-
mover las carreras de carretas. (El CapÍtulo 7 ofrece más infor-
mación acerca del papel de los bosques en la economÍa de sub-
sistencia del pueblo Saraguro).

Como se indicó anteriormente, la única tierra comunal


importante en el área es de propiedad de la comunidad Lagu-
nas. Huashapamba (también conocida como Tübirshapa) tiene
una extensión de aproximadamente 150 hectáreas de bosque
nublado y pastizales abiertos localizados en un área elevada al
suroeste de Lagunas. Las fronteras de la comunidad de Lagunas
y de su tierra comunal no son contiguas. No toda la tierra de
Huashapamba es usada exclusivamente por los miembros de la
comunidad de Lagunas; unas cuantas hectáreas son rentadas
para el pastoreo a miembros de otras comunidades, en particu-
lar la de Sauce.

La tierra comunal no está abierta al uso exclusivo de nin-


gún individuo o familia, excepto en caso de arrendamiento, o se-
gún un acuerdo por parte de los funcionarios de la comunidad
y los comuneros. Toda la tierra, excepción hecha de la arrenda-
da, está abierta a todos los miembros de la comunidad para el
aprovisionamiento de leña y pasto. No se permite el cultivo de
la tierra para uso exclusivo.

Muchos comuneros de Lagunas consideran la tierra co-


munal de Huashapamba una luente valiosa de productos fores-
tales para las generaciones venideras, mientras el resto del bos-
que privado se tala y se lo convierre en pasros y tierra de culti-
vo. Cuando, en los últimos años agencias externas intentaron
promover el desarrollo en Huashapamba se levantaron muchas
t72 lames Belote

objeciones basadas en esr.e aspecto. En otro lugar (Belote y Belo-


¡e, 1994a) se relata la intención de agencias exrernas de involu-
crarse en el control de este recurso.

[-a comunidad de Quisquinchir posee tierra comunal de


baja calidad en Pizhanga, al oesre de la comunidad. Está cubier-
ta principalmente de chaparro y pasto rústico, y no es apropia-
da para ser converrida en pastizal o tierra de cultivo. Sin lmbar-
go, es una fuente de abastecimiento de leña para los residentes
de la comunidad que no tienen otra posibilidad de acceso a este
producto natural.

Años atrás, la tierra del páramo aparentemente era parte


importante del sistema de usufructo de la tierra en la región de
Saraguro. Estas tierras estaban abiertas al uso de gente de todas
las comunidades saraguro pese a que las zonas del páramo que
podÍan usar hayan estado determinadas en parte por orígenes
comunales. Hoy en dfa los páramos son de una importancia
económica casi nula parala mayorfa de los saraguros en lo que
respecta a la ganaderÍa o a cualquier otra actividad. por ejem-
plo, los páramos también eran usados en un principio como
fuente de paja para la rechumbre de las casas; el cambio com-
pleto al empleo de tejas (detallado en el Capfrulo 7) eliminó es-
te uso del páramo.

Es muy improbable que la lamilia saraguro posea la tierra


en una sola parcela o en dos, la mayoría de familias tiene de
cinco a quince parcelas en diferentes lugares de las zonas co-
munales y no comunales. Las propiedades en el Oriente tien-
den a ser mucho menos fragmentadas, en gran parte debido a
que el mecanismo principal de división y los patrones de he-
rencia no han estado operando por largo tiempo.
Los Saraguros en el Ecuador 173

l¿ herencia equitativa es la regla general en Saraguro; el


niño, sea varón o mujer, hereda una cantidad de tierra más o
menos igual en calidad y cantidad a la de sus hermanos o her-
manas. Con el fin de asegurar la igualdad en la distribuciÓn, ca-
da parcela se divide entre los herederos' Por ejemplo, si un
hombre tiene cinco hijos y seis parcelas de tierra, las seis parce-
las se habrán convertido en treinta después de terminada Ia dis-
tribución.

[-a fragmentación extrema está frenada en un grado con-


siderable por la práctica del reajuste o reoganización de la pro-
piedad por parte de los herederos, después de la distribuciÓn
de la herencia. Los herederos pueden negociar con el propÓsito
de unir sus propiedades; pueden comprarse unos y otros deter-
minadas extensiones de tierra; o pueden combinar la negocia-
ción con la compra. La única prelerencia importante en la dis-
tribución de la herencia es que el hijo menor (y a veces la hija)
tienen derecho a recibir la casa de los padres. Sin embargo, tie-
nen que pagar a los otros herederos por lo que les toca de la vi-
vienda.

Es probable que antes de. morir los padres dividan parte


de sus tierras entre sus hijos. La mayoría de los saraguros tienen
al menos el uso exclusivo de parte de su herencia de tierra
cuando se casan. Esta tierra se llama un adelanto. i
Como la tierra se hereda tanto por hombres como Por
mujeres, tanto el uno como el otro cónyuge tendrán tierra, o la
recibirán en lo posterior de sus padres. Cuando se casan o reci-
ben una herencia después del matrimonio, la tierra en cuestión
no se unifica. De modo que en el caso de que uno de los espo-
sos muere, el viudo o la viuda no tienen derecho a la tierra del
difunto. Sólo los hijos u otros descendientes directos o parien-
tes consanguíneos del difunto pueden reclamar la tierra.
174 JamesBelote

El hecho de que la propiedad de la tierra se basa en el in-


dividuo antes que en la familia o en la pareja se refleja en la ma-
nera en que los saraguros hablan acerca de la tierra y de la vi-
vienda: "la cuadra de mi padre" o "la casa de mi madre" son las
expresiones más usadas, y no "nuestra casa" o "la cuadra de mis
padres". Éstas y otras caracterfsticas del modelo de herencia
mencionado se aplican en la mayorÍa de los casos. En algunas
ocasiones, especialmente cuando la voluntad del que hereda es-
tá escrita (lo cualsucede raravez), el heredero y la herencia
pueden cambiar.

En algunos casos sólo la tierra comprada después del ma-


trimonio puede ser considerada de propiedad de ambos cónyu-
ges. En el caso de propiedad conjunta de este tipo, cuando
muere uno de los cónyuges, el que queda vivo mantiene el con-
trol sobre la tierra. Sin embargo, cualquiera que sea el estatus
de propiedad de la tierra, todos los miembros de la familia con-
tribuyen en su administración de acuerdo a su habilidad, y to-
dos se benefician de sus productos.

Las desventajas del fraccionamiento de la tierra por la he-


rencia y por otros medios han sido reconocidas en términos ge-
nerales. Una consecuencia es el empequeñecimiento de la tierra
familiar a través de generaciones sucesivas. Sin embargo al prin-
cipio de los años 70, este todavía no es un problema serio en Sa-
raguro. Como se indicó anteriormente, muchos saraguros tienen
más tierra de la que puede explorar adecuadamente. Además, no
hay ninguna clase de personas que no posean tierras gracias a las
reglas de herencia que existen en la región. Otras desventajas
son que el fraccionamiento de la tierra hace que su trabajo sea
menos eficiente, y la proliferación de cercas y caminos limítrofes
como resultado de la división, quita mucha tierra para la pro-
ducción.
Los Saraguros en el Ecuailor 175

Sin embargo, hay algunas ventajas adaptativas importan-


tes en el sistema saraguro de herencia de la tierra. Según mi
opinión, en las condiciones actuales, estas ventajas superan las
desventajas. En primer lugar, los patrones climáticos de Saragu-
ro, tal como se indicó en el CapÍtulo 2, son difíciles de prede-
cir; hay una variación considerable de una localidad a otra y de
año a año. El fraccionamiento de la tierra reduce los riesgos de
fracaso de la cosecha debido a las malas condiciones climáticas
tales como la sequÍa o las lluvias excesivas, el granizo y las tor-
mentas; también reduce los riesgos de pérdida de las cosechas
debido a las plagas y pestes locales. Un análisis similar ha sido
efectuado por Mayer (1974: 37) acerca de la situación en Tan-
gor, Perú, en donde los individuos pueden tener más de 40 ó
50 parcelas dispersas.

l-a dispersión del riesgo tiende a incrementar Ia seguri-


dad económica de la familia y reducir las desigualdades econó-
micas potenciales dentro de las comunidades. La proliferación
de estructuras limÍtrofes como muros de piedra, hileras de se-
tos, árboles y plantas, ayuda a proteger el suelo de la erosión
causada por el viento y el agua. Estas ventajas son de especial
importancia en el caso de las tierras de cultivo ya que las cose-
chas son básicamente para la subsistencia, y de esta manera no
hay una ventaja especial en poner a producir toda la tierra posi-
ble. Finalmente, según se señaló en el Capitulo 3, el fracciona-
miento de pastizales ofrece a los jóvenes saraguros las oportuni-
dades de participar en las actividades premaritales con un am-
plio rango de personas (incluyendo un mayor número de pri-
mos).

No hay restricciones en la venta y compra de tierra den-


tro o fuera de las lronteras de las comunidades indigenas (con
la sóla excepción de las tierras comunales). No solo los saragu-
ros sino también los blancos pueden comprar o vender tierra en
176 James Belote

cualquier zona del área. En otras palabras, los blancos, inclu-


yendo los del pueblo, pueden tener tierra dentro de las comu-
nidades indfgenas.

De esta forma las comunidades indlgenas de Saraguro no


se acomodan al modelo de "comunidades campesinas corpora-
das cerradas" (Wolf, 1957) ni individual ni colecrivamente, en
términbs de propiedad y control de la tierra. pese a ello, como
se indicó en el capÍtulo 4, en los primeros años de la Colonia,
Saraguro era un "pueblo de indios" y en consecuencia cualquier
forastero no indígena no podÍa residir allÍ ni tener tierras.

Una cantidad considerable de rierra en la comunidad de


Quisquinchir es de propiedad de blancos del pueblo y se usa en
el cultivo de trigo y orros productos para la subsistencia fami-
liar. La gente del pueblo también posee cantidades menores de
tierra en otras comunidades.

En muchos casos los propietarios son personas que nego_


cian con las tierras; hacen negocio con la compra y venta de tie_
rra y no están interesados en trabajarla o arrendarla, sino más
bien en los réditos provenientes de las transacciones. Los sara-
guros a menudo prefieren vender la tierra a los blancos del pue_
blo que a otros saraguros. Ocurre a menudo que un suruguro
vende un pedazo de tierra a un blanco, que a su vez lo venáe a
un indfgena vecino del vendedor original. El resultado es que
un saraguro vende la tierra a precios menores de los que podria
haber recibido, mientras que el blanco riene un redito;-y por
otra parte, otro saraguro ha pagado más por la tierra de lo que
habrfa pagado si hubiera sido comprada sin intermediarios.

En un principio vimos esta práctica como un resultado


lógico de la falta de solidaridad étnica de parte de los indlgenas
de Saraguro, existen más evidencias que favorecen punto
"tte
Los Saraguros en el Ecuador 177

de vista. Por ejemplo, a veces se vende la tierra a un blanco in-


fluyente para ayudar a conformar una alianza mutuamente be-
neficiosa que sobrepase las fronteras étnicas. En segundo lugar,
algunos saraguros son lo sulicientemente celosos entre ellos pa-
ra no desear que otro tenga la tierra que deben vender. Por otra
parte, hay una tendencia muy consistente entre los saraguros
según la cual no se involucran mutuamente en transacciones
que incluyen, por ejemplo, negociar un precio o trabajar para
otras personas por jornal antes que por obra específica o con-
trato.

Pero estas transacciones tienen un potencial para la crea-


ción de hostilidades. Al usar a los blancos como intermediarios,
estos potenciales de hostilidad pueden ser reducidos. En otras
palabras, los blancos pueden ser usados como "no personas",
esto es, como individuos luera de la eslera de interacción social
étnica. En cualquier caso, pese a que la prevalencia de transac-
ciones interétnicas "innecesarias" indica cierta fragilidad en las
relaciones sociales indfgenas, estas transacciones pueden ser
vistas como medios usados para preservar estas relaciones so-
ciales. En referencia a Saraguro, este punto fue desarrollado en
un primer momento por nosorros (Belote y Belore, 1980) en
una discusión del compadrazgo enrre los blancos y los tndíge-
nas. El uso de los blancos como no personas por parte de los
Saraguros ha sido elaborado más en profundidad por Linda Be-
lote (1978: 149-151, 2Il-21r.

L¿ tierra de propiedad de los saraguros varÍa ampliamen-


te en el valor: de menos de diez dólares norteamericanos+ por
hectárea en las estribaciones escarpadas del noroeste de Saragu-
ro hasta más de mil dólares por hectárea en ciertos sectores de
Lagunas y Oñacapa, donde la productividad de la rierra es bas-
tante alta. Los siguientes son ejemplos del costo aproximado de
la tierra. L¿ tierra de Lagunas, buena aunque no la mejor, cues-
r78 James Belote

ta por lo general de US $ 400 a US $ 700 por hecrárea. L¿ tierra


promedio en las comunidades de euisquinchir, ñamarÍn, Tün-
carta y Támbopamba se vende entre US $ 150 y US $ 300 la
hectárea. [-a tierra de pastizal en los cerros al ruio.rt" de sara-
guro tiene un valor aproximado de US $ 100 a US $ 200 la hec_
táre .lA tierra no despejada en la misma áreavale aproximada_
mente US $40 menos por hectárea.5

I¿s cifras presentadas arriba deben ser vistas como valo_


res relativos y no como valores absolutos; estas estimaciones
son muy bajas. Es exrremadamente dilÍcil persuadir a los infor-
mantes para que hablen de los precios de la tierra. Además, la
estructura del precio es muy flexible. Un informante saraguro
probablemente planteó el problema de la mejor manera .u*do
señaló que si una persona estaba intentando vender tierras, po-
drfa conseguir, por ejemplo, US $ 50. Si, por orra parre, orra
persona estaba ansiosa por comprar el mismo pedazo de tierra,
el vendedor podrfa recibir hasta US $ l50,.tres veces más de la
suma anterior.

Otro problema evita que se pueda hablar acerca de los


precios. Los precios reales son registrados por lo general en los
documentos concernientes a las transacciones de tierras. Esta
práctica ayuda a evitar tanto impuestos altos sobre la tierra co-
mo costos mayores por el procesamiento de documentos lega-
les. El éxito de esta práctica se revela a través de un examen áel
Catastro de Predios Rústicos para la parroquia de Saraguro. l-as
propiedades imponibles estaban valoradas aproximadamenre en
US $450.000, con un impuesto anual de apenas US $I.300, di-
üdido para 659 familias. l-a tasa imponible era del 0,760/o so-
bre un valor de US $400. Es probable que los valores reales de
la tierra sean mucho más altos que los listados para la mayoría
de las familias (indígenas y no indÍgenas).
Los Saraguros en el Ecuailor 179

Las relaciones indfgenas entre los saraguros y su tierra


tiene diferentes formas. Los tÍtulos legales son colectivos o indi-
viduales. Por colectivos entiendo que los títulos cubren la tierra
de propiedad de un grupo de herederos. Cada heredero tiene
su pedazo de tierra propio, pero en el momento de la reparti-
ción de la herencia, no se presentaron papeles legales para reco-
nocer esta división. De modo que todo heredero tiene como
prueba de su derecho a la tierra nada más que un documento
que se refiere a un tÍtulo individual de sus ancestros. Aunque
siempre existe sólo un documento original, es probable que al-
gunos de los herederos hayan obtenido copias legales de é1. Es-
te ancestro puede ser de varias generaciones atrás y haber
muerto hace más de cien años. Como el tÍtulo no meciona divi-
siones posteriores de la tierra, se presentan disputas acerca de
los hmites exactos. Sin embargo, cuando se vende un pedazo
de tierra, se presenta por lo común nuevos documentos, y el
pedazo de tierra especifico ya no está cubierto por el tÍtulo co-
lectivo sino más bien por un tÍtulo individual. Además, es ob-
vio que la tierra se sujete en esos casos a una nueva tasa impo-
nible basada en el precio de venta.6

La tierra de propiedad de los saraguros en el Oriente no


siempre está protegida por tÍtulos legales; sin embargo, hay dos
maneras más de que los saraguros tengan cierta protección legal
de sus propiedades en el Oriente. En primer lugar, Ia ley ecua-
toriana reconoce la prioridad del uso de la tierra en la determi-
nación de su propietario. Si una persona ha entrado en una zo-
na, la ha despejado y ha continuado trabajando en ella por al-
gunos años, es suya pese a que no tenga ningún título formal
que lo atestigue. Por otra parte, algunas personas poseen pape-
les informales o semi-legales que ayudan a confirmar sus dere-
chos a la tierra si se presentaran problemas con respecto a su
propiedad.
180 lames Belote

Como ya lo he demostrado, los saraguros controlan una


cantidad razonablemente substancial de tierra. Es adecuada pa-
ra sus necesidades básicas (incluyendo la comida, la leña y la
madera), para la crÍa del ganado (su principal fuente de dinero
efectivo);y, en el caso de algunas familias, también es adecuada
para satisfacer las necesidades de otra generación. Gracias a su
control de la tierra en esta región, los saraguros pueden contro-
lar su propia fuerza de trabajo en buen grado.

Fuerza de Trabajo: Igualdad, individualismo y reciprocidad


menguante

Los saraguros controlan su fuerza de trabajo. En ocasio-


nes trabajan duro, pero por lo general lo hacen en el momento,
el lugar y la manera en que les place. No tienen que trabajar pa-
ra ningún patrón con el lin de acceder al combustible o a los
pastizales. Cuando trabajan para otros, a menudo lo hacen por
obra, de modo que están menos sujetos a la dirección o super-
üsión de un superior, y asÍ pueden mantener un grado mayor
de autonomÍa y dignidad.

Los saraguros no dependen en gran medida de la luerza


de trabajo de los miembros no familiares. El trabajo recfproco
es de importancia cadavez menor, ylamayoria de ellos no em-
plean regularmente a otras personas. Incluso dentro de la [ami-
lia hay una gran independencia potencial en lo que se refiere al
trabajo ya que la división del mismo en cuanto a la edad y el se-
xo no está luertemente marcada.

De esta manera los saraguros no son solo relativamente


independientes sino también muy autosuficientes y están cons-
cientes y orgullosos de serlo. Casi tanto como cualquier otro
grupo que participa en una economfa nacional de mercado los
saraguros pueden ser económicamente autónomos. En esta sec-
Los Scraguros en el Ecuador l8t

ción voy a examinar los modelos de trabajo gue se encuentran


entre los saraguros.

La división sexual del trabajo no es rÍgida. Muy pocas


son las tareas realizadas exclusivamente por personas de un se-
xo. El cuadro 3 nos muestra un ejemplo de las actividades en
las que participan normalmente los saraguros. Estas actividades
están ordenadas en tres categorÍas para ver si la participación en
ellas está o no confinada a un sexo, si está asignada preponde-
rantemente a hombres o mujeres (pero que es realizada sin ver-
güenza o vacilación por el otro sexo en caso de necesidad, esto
es, cuando un miembro de familia del sexo al que correspondÍa
la actividad no se halla presente), o p^ra ver si está más o me-
nos indiferenciada en cuanto a la participación según el sexo.
Se debe anotar que incluso la categoría exclusiva contiene acti-
vidades que han sido realizadas por miembros del sexo opues-
to: asÍ, por ejemplo, unas cuantas mujeres han arado y algunos
hombres han hilado la lana.

La información más trascendente que nos ofrece el cua-


dro 13 es el hecho de que ninguna de las tareas necesarias para
la vida cotidiana asl como ninguna de las tareas agrícolas y do-
mésticas están limitadas para el sexo que participa en ellas.
Aunque los varones en muchas otras culturas latinoamericanas
pueden tener mucha vergüenza en realizar tareas ordinariamen-
te asignadas a las mujeres (véase Lewis, l95I), esto no se da en
Saraguro.

L¿ única vergüenza que existe en los roles de género de


la sociedad saraguro proviene del hecho de no ser habil en ta-
reas normalmente asignadas al sexo de uno. Por ejemplo, la ex-
presión canshina (del quichua: "como varón") se usa para insul-
tar a las mujeres, no por participar en tareas masculinas sino
por ser incompetentes en algunas tareas especificamente feme-
182 James Belote

ninas como el hilado delalana. En Saraguro la cuesrión no esrá


en lo que no se debe cumplir como hombre o mujer, sino más
bien en lo que se debe hacer o en la manera en que se lo hace
como un miembro de la sociedad, productivo, responsabley ra-
zonablemente autosuficiente.

t^a flexibilidad en la división del trabajo se ve aumenrada


por el hecho de que no existe una división tajante del mismo
de acuerdo a la edad. Los niños aprenden gradualmente a cum-
plir tareas que se espera de ellos como adultos a través del jue-
go, el ejemplo, la enseñanza y la experiencia. Desde la niñez
temprana se pone un gran énlasis en la utilidad. Los padres a
menudo dicen de un niño que "es inútil", que "no hace nada
más que comer dormir y ensuciar sus ropas". Este estadio no
dura mucho tiempo. Para el momento en que el niño tiene tres
o cuatro años de edad, se espera que contribuya de cierta forma
al funcionamiento doméstico (por ejemplo, pelando frijoles,
yendo por agua, barriendo el patio, ayudando con sus herma-
nos menores, etc.). A los ocho o diez años de edad el niño sara-
guro ha empezado a participar responsablemente en casi todas
las esferas domésticas y en otras tareas económicas; y a los ca-
torce o quince años, losjóvenes de ambos sexos son capaces de
realizar adecuadamente casi todo tipo de actividades adultas
(aunque no tan habil o eficazmenre como los adultos).
Los Saraguros en el Ecuador 183

Cuadro 13. La división sexual del trabajo en Saraguro

HOMBRE MUJER

Fscclusivo
tejer hilar
arar
talar árboles grandes para madera
vender ganado en el mercado
hacer herramientas y muebles

No exclusivo
cuidado del ganado mayor cuidado de.ovejas, de animales
caseros y mnos
confección de sogas lavar los platos y la ropa
corte y transporte de leña preparar la comida, cocinar
y servlr
cargar animales

lndiferenciado
plantar
sembrar y cultivar
cosechar
ordeñar, hacer quesos
vender y comprar productos aparte del ganado
deshojar el maÍz y pelar los frijoles
desgranar el maÍz y otros granos.

Los niños tienen la responsabilidad y el poder de tomar


decisiones de acuerdo a su capacidad y madurez. Así, por ejem-
plo, un joven de catorce o quince años puede quedarse solo en
el Oriente a cargo de la propiedad y los animales de la familia:
una joven de la misma edad estarfa en capacidad de cuidar de
sus hermanos menores, de los animales domésticos y de los
campos si sus padres se ausentaran por algunos dÍas.
r84 James Belote

En Saraguro es la capacidad anres que la edad, y la nece_


sidad antes que el sexo, lo que determinan en gran parte la par-
ticipación en tareas domésticas o económicas en la cultura sara-
guro. Y es la participación en dichas tareas lo que determina
(nuevamente en gran parte) el respeto acordado a un individuo
dentro de las esferas familiares y sociales.

I¿ flexibilidad en la división del trabajo es una parre im_


portante del sistema adaptativo de los saraguros, en especial
con respecto a las partes del sistema que implican la explota_
ción de recursos muy dispersos que están en la Sierra o en el
Oriente. Con esta flexibilidad, la familia nuclear es en gran me_
dida capaz de explotar áreas distantes y al mismo tiempo con_
servar su independencia. por ejemplo, un hombre pueáe dejar
a su familia en la sierra mientras está algunas semanas o meses
solo en el oriente. No necesita una mujer para mantener la casa
en orden o para realizar otras tareas ,,exclusivamente femeni_
nas"; puede arreglarse muy bien por sf solo. De la misma mane-
ra, una mujer (o mujeres y niños) que han sido dejados en la
Sierra pueden hacerse cargo no sólo del hogar sino también de
los campos y los pastizales asÍ como de los animales en el área.

Sahlins (1969) sugiere que la necesidad por parre de los


comuneros de Keteira, Fiji, de administrar las parcelas de tierra
dispersas ayudo a forralecer la extensa organizáción familiar. La
división laboral flexible que existe en la sociedad saraguro es
una solución alternativa al control de propiedades exténdidas
en Saraguro. Una solución similar a la tomada por los saraguros
se ha registrado para el caso del perú meridional. (Collins,
1983: 103).

El trabajo es de imporrancia central para la üda e ideolo-


gía de los saraguros. Ellos están casi siempre ocupados en algu-
na actividad útil. Claro que se toman su tiempo para dormir
Los Saraguros en el Ecuailor 185

(aunque no todos van a Ia cama temprano, todos son madruga-


dores: la mayorÍa de los adultos se levanta entre las cuatro y
media y las cinco de la mañana), jugar (en especial los niños),
asistir a fiestas y celebraciones, y visitar a sus amigos y vecinos.
Mas hay una cosa que los adultos rara vez hacen, o al menos
parece que se sienten incómodos al hacerla, esto es, no hacer
nada. Por ejemplo dos hombres saraguros que asistÍan al semi-
nario de Casagrande en Guaslán el año de 1968 (Casagrande,
IgBl:272) se ponían muy inquietos en los tiempos libres y es-
taban ansiosos de encontrar algo interesante y provechoso por
hacer. Incluso cuando visitan a sus amigos, es probable que los
saraguros participen en actividades como el hilado de la lana, la
confección de sogas, pelando habas, etc.

Tal es el éntasis que los saraguros dan al trabajo que la


gente mayor que por problemas de salud empieza a perder su
capacidad de cuidar de su persona, de su hogar y de sus cam-
pos y animales, empieza asimismo a perder el respeto y la deÍe-
rencia que una vez disfrutaron de parte de los familiares y co-
muneros. La gente mayor no es abandonada o maltratada, pero
no se puede esperar que sean honrados solo por su experiencia
y sabidurÍa si es que no participan en actividades importantes.
La gente de edad avanzada que tiene una propiedad codiciada
por sus herederos disfrutan al menos de cierto cuidado y respe-
to porque pueden cambiar la distribución equitativa de la he-
rencia en favor de los herederos que les tratan bien.

Foster (1967:317) ha dicho que en las sociedades cam-


pesinas tradicionales:

"El trabajo duro y el ahorro son cualidades morales sólo


de valor funcional muy pequeño. Dadas las limitaciones sobre
la tierra y la tecnología, el trabajo adicional en las empresas
productivas del pueblo simplemente no produce un incremento
signilicativo en el ingreso".
186 lames Belote

Esta alirmación no es válida para el caso de los saraguros,


ellos aún tienen la tierra y otros recursos que hacen del trabajo
duro una labor gratificante. Es interesante que si bien estas pa-
labras no se aplican a la población rural del área de Saraguro
(indÍgena o no indfgena), sf se aplica para los pobladores blan-
cos de Saraguro. Como lo mosrró Belote (1978: 55-90) estas
personas viven en una economfa de pocas oportunidades, y
manifiestan muchos rasgos de los señalados por Foster (1967)
"k Imagen del Bien Limitado".
Aunque el negocio de los saraguros en general es criar
ganado para venderlo y cultivar cosechas para el consumo, hay
algunos individuos que participan, al menos parre del tiempo,
en otras ocupaciones. Asf por ejemplo, en las comunidades in-
dfgenas hay una cantidad limitada de especialización en la fun-
ción económica: esto talvez se describa de mejor manera como
una especialización localizada. Lo cual quiere decir que una
buena parte de las personas (más de la mitad) que tejen ropa
para vender (esto es, no para uso familiar) son comuneros de
Ñamarfn. Pero los tejedores de ñamarfn son apenas una peque-
ña parte de los adultos varones de la comunidad. En otras pala-
bras, por especialización al nivel de la comunidad no se deberÍa
entender como que muchas personas de la comunidad están
participando en una ocupación especffica. Otras especializacio-
nes locales incluyen la confección de cestos, aventadores y este-
ras, Ia hechura de tiestos y la venta de leche y leña en el pueblo
de Saraguro.

Los tejedores de ñamarín fabrican artículos comerciales


sólo en base a un contrato; no tejen con la esperanza de encon-
trar después un comprador. Los hilos que serán tejidos para
confeccionar ponchos, cushmas, pulleras y anacus son propor-
cionados por el comprador, el cual paga sólo por el trabajo (no
por el material). Se teje tanto en los telares de correa trasera
Los Saraguros en el Ecuailor 187

(ahuanas) como en los telares españoles (véase Capftulo 7). Los


compradores vienen de todas la comunidades indígenas; sin
embargo, la mayorfa de ellos proviene de las comunidades de
Oñacapa y Gurudel y son gente que están tan involucradas en
la colonización del Oriente que tienen poco tiempo para con-
feccionar los tejidos necesarios para su familia.

Al igual que todos los demás saraguros, los tejedores de


ÑamarÍn también se ocupan de la crÍa de ganado y el cultivo de
productos para la subsistencia. Sin embargo, ellos y otros sara-
guros que tienen ocupaciones especializadas, por lo general,
suelen poseer tierras más pobres que el promedio. Por consi-
guiente, se puede considerar las ocupaciones que no tienen que
ver con la crÍa de ganado y el cultivo para el consumo lamiliar
como estrategias adaptativas usadas para compensar la falta de
tierra.T

Algunas familias de la comunidad de Oñacapa manufac-


turan y venden cestos, esteras y aventadores (los aventadores se
usan para controlar el fuego de cocción). Estas son familias po-
bres de acuerdo a los estándares de los saraguros, porque tienen
incluso menos tierra, ganado e ingresos que los tejedores de
ÑamarÍn. El producto de su trabajo se vende en el mercado
abierto o a una persona que lo ha contratado previamente; en
ocasiones sus productos son intercambiados por alimentos, es-
pecialmente maÍ2.

la mayoría de los saraguros que venden leña y leche (y,


en menor cantidad, productos lácteos) son de Lagunas. [¿ es-
pecialización localizada de estas actividades en relación a Ia co-
munidad de Lagunas fue discutida en la primera sección de este
capitulo. Es importante anotar aquÍ que estas especializaciones,
a diferencia de otras estudiadas en esta sección, se deben a la
buena tierra que poseen los habitantes de Lagunas; esto quiere
188 lames Belote

decir que estos comuneros tienen una gran canridad de rierra


buena localizada en áreas accesibles al pueblo.

De los saraguros que saben como hacer tiestos, casi todos


üven en la comunidad de Quisquinchir; de los que hacen ties-
tos para vender, casi todos viven en un barrio de dicha comuni-
dad, llamado Yucucapa. Su producción se vende casi siempre
en basé'a un contrato, no llevan sus productos al mercado con
la esperanza de encontrar compradores. A diferencia de los artí-
culos tejidos (cestos y telas) que son manufacturados en buena
parte por los pobladores indlgenas locales, la cerámica saraguro
representa sólo una pequeña parte del total vendido o usado en
el área. La mayor parte de la alfarerfa actual proüene de las re-
giones de Loja y Cuenca. También hay un uso creciente de ollas
de aluminio modernas, que están produciendo un descenso en
el uso de ollas de cerámica sin considerar el lugar donde fueron
hechas.

Hay otras ocupaciones en que los saraguros participan


que no implican una especialización localizada a nivel de la co-
munidad. Estas ocupaciones requieren de trabajo manual y son
pocos los comuneros que trabajan en ellas. Aunque no es raro
que los saraguros trabajen ocasionalmente para otras personas
por una paga determinada, muy pocos dependen para su sub-
sistencia del trabajo asalariado.regular. En cualquier caso, la
mayorÍa de los trabajadores asalariados procura mantener tanta
autonomÍa laboral cuanto les sea posible, no en base a jornales
o contratos por horas, sino a obras y trabajos terminados.

Son tan pocos los saraguros que tienen deseos de trabajar


para otra gente por dinero de una manera regular que la gente
del pueblo a menudo se queja de la dificultad por la que tienen
que pasar al intentar obtener servicios laborales. Claro que un
problema es el bajo nivel de remuneración que dichas personas
Los Saraguros en el Ecuailor 189

están dispuestos a ofrecer: poco más que los salarios de hambre


que son la norma en las zonas del Ecuador habitadas principal-
mente por minifundistas (dueños de menos de cinco hectáreas
de tierra familiar). El sistema de minifundios en muchas áreas
ofrece una luente inmediata de luerza de trabajo por salarios
muy bajos (para un análisis del caso de Guatemala, véase
Brown, 1983). El problema que tiene la gente del pueblo de Sa-
raguro es que los indígenas en cuyo medio que viven no son
minifundistas; los saraguros no son un fuente de trabajo inme-
diato y barato que se puede esperar en general de los indfgenas
dentro del contexto nacional en que existe la región de Saragu-
ro. Muchas personas del pueblo no pueden comprender la im-
portancia de la diferencia entre el bienestar relativo de los sara-
guros y otros campesinos ecuatorianos, y prelieren ver a los sa-
raguros como gente ociosa e insolente.

Entre los que quieren trabajar para otras personas por di-
nero, muy pocos aceptarán menos del equivalente a 0,50 dóla-
res norteamericanos (excepto algunas mujeres que trabajan por
veinticinco centavos o menos en trabajos de servidumbre). En
cualquier caso, la roza de la tierra se realiza por un dólar o me-
dio dólar al dÍa; el arado (y el alquiler de arado y los animales)
están entre un dólar y un dólar y medio por dÍa. La paga varia
de acuerdo a la proüsión o no de alimento. Los grupos de tra-
bajadores de caminos o carreteras ganan US $ 0.75 al dÍa. Este
salario es lo suficientemente alto para que los no indígenas de
la Sierra (que tienen más influencia con las autoridades que los
indÍgenas) hayan monopolizado la mayorÍa de estos trabajos,
excluyendo casi por completo a los pocos saraguros que necesi-
tan de ellos.S

El hecho de que la mayoría de los saraguros no tiene la


intención ni la capacidad de trabajar para otras personas está
relacionado con una práctica extremadamente rara en gran par-
190 James Belote

te del Ecuador: los blancos son contratados por los indÍgenas


del área de Saraguro para que realicen trabajos especializados y
no especializados. Los campesinos pobres de Llaco, por ejem-
plo, son contratados con frecuencia por los comuneros de La-
gunas para despejar la tierra del cerro o para cuidar el ganado.
Mujeres blancas muy pobres piden limosna a los saraguros o, a
cambio de un poco de maíz o de otro alimento, realizan tareas
simples como cardar la lana y deshojar el maí2. Otros blancos
(sean campesinos o gente del pueblo) son contratados por sara-
guros para realizar trabajos especializados o semi-especializados
como la hechura de muebles o la construcción de casas.

[-a minga es un término usado en Saraguro para referirse


a dos tipos de trabajo grupal; cuando se exige a la gente, por la
ley o la costumbre, el reunirse para participar en trabajos públi-
cos como la construcción de puentes, o el cuidado del camino;
y el trabajo reclproco en el que parricipan los parientes, vecinos
y amigos.

La minga recfproca ha sido usada en Saraguro para un


amplio rango de actividades: siendo la construcción de vivien-
das, el arado y la cosecha las más importantes. Dos niveles de
reciprocidad operan en gran parte de estas mingas. Hay una pa-
ga inmediata al trabajador (mingado) en forma de alimento y
bebida. En segundo lugar, en la mayoría de los casos, se espera
que el hospedero (esto es, la persona para quien se está reali-
zando el trabajo laboral) ofrezcasu trabajo cuando la gente que
le ayuda auspicie en lo posterior sus mingas propias.

En la década pasada ha habido un marcado descenso en


la realización de las mingas. Esto se ve ilustrado de la manera
más sorprendente en la construcción de üviendas y será discu-
tido en profundidad en el Capttulo 7. Erasmus (1963) ha seña-
lado que como los agricultores campesinos ganan un acceso
Los Saraguros en el Ecuailor t9l

creciente a los sistemas económicos modernos, tiende a haber


un descenso en el trabajo agrícola recíproco. Se vuelve más eco-
nómico en términos de tiempo y dinero no involucrarse en re-
des extensivas de obligación mutua. En otro lugar (Belote y Be-
lote, l9B0), hemos discutido las maneras en que los saraguros
manipulan sus redes de parentesco con el propósito de limitar
las relaciones recíprocas y de obligación. Sin embargo, en este
punto se deben hacer algunas observaciones con respecto a las
mingas y a otras formas de obligaciones recfprocas.

[¿ reducción de redes de obligación (en especial las que


comprenden la participación en las mingas) se manifiesta dela
forma más clara entre los saraguros que tienen mayor poder
económico. Los ricos prefieren satislacer su orgullo e indepen-
dencia y pagar por servicios antes que involucrarse demasiado
en redes de obligación. En el otro extremo están los saraguros
pobres, quienes probablemente sean subempleados, y de este
modo estén más disponibles para participar en redes extensivas
de obligación mutua. Si bien estas redes crean obligaciones de
diferentes formas, por otra parte ofrecen seguridad y mayor ac-
ceso a los recursos laborales para Ios pobres; y la participación
en las mingas de otras personas al menos dan alimento y bebi-
da a las personas pobres.

Aunque en años recientes haya habido un descenso en la


frecuencia de las mingas y en las redes de obligación, el trabajo
recÍproco aún tiene alguna importancia en Saraguro, incluso
para los que no son pobres. Se espera en especial que los pa-
rientes cercanos o la parentela ritual se ayuden mutuamente
cuando sea necesario. A menudo se establecen relaciones espe-
ciales que comportan trabajo recÍproco entre parejas no relacio-
nadas de amigos y vecinos. Al nivel más informal hay un patrón
general de reciprocidad tal que si un saraguro visita una casa
donde se está deshojando maiz o se está pelando frijoles, parti-
192 James Belote

cipará en estas actividades y será llamado jocosamente minga-


do. Si en otra ocasión el visitante se convierte en visitado, la
ayuda será devuelta.

Los saraguros asÍ como los campesinos no indÍgenas pue-


den reunirse para trabajar en algún proyecto comunal como la
reparación de caminos o carreteras, de puentes, en el desarrollo
de sistemas de regadío o en la construcción de un edificio co-
munal. En el CapÍtulo ,1 discutf la organización de las mingas
públicas entre la gente de las comunidades indígenas de Sara-
guro. Como se indicó en dicho capÍtulo, la participación en es-
tos asuntos es por lo general de no tan buena voluntad, porque
la gente suele pensar que tiene cosas más importantes que ha-
cer o porque no ven un beneficio directo generado por su parti-
cipación personal en la actividad.

En suma, los saraguros tienen una cantidad razonable de


tierra y controlan sus propios recursos laborales. En términos
de tierra y trabajo los parrones esrán akamente individualizados
o centrados en la familia; Saraguro no está marcado por un alto
grado de propiedad comparrida de bienes, ni de trabajo más
alla de la familia. A continuación vamos a examinar la forma en
que los saraguros administran los recursos sobre los que tienen
control, con el objeto de sobrevivir y de adquirir un nivel de vi-
da mejor.

Notas

La base de datos para la información sobre los patrones de propiedad


de tierra entre los saraguros provienen de las encuestas de la Misión
Andina realizadas en los primeros años de la década del sesenra (sin
publicar), del Catastro dePredios Rurales para la parroquia de Saraguro
y las obsewaciones personales.
Los Saraguros en el Ecuador 193

Pero la densidad de población y la presión sobre la tierra han aumen-


tado significativamente desde inicios de los años 70 (véase Capttulo
I l).

Para los años 80 no habfa quedado en el área de Yacuambi nada de


tierra buena que no estuvie¡a ya en propiedad de alguien o que fuera
barata. Unos pocos saraguros en busca de tierra empezaron a entrar
en el valle del rfo Zamora debajo del YattzaLza.

En esta tesis, por lo general, se da los precios únicamente en dólares


norteamericanos. El sistema monetario ecuatoriano está basado en el
sucre (S/.); cada sucre tiene cien centavos. Desde inicios de los años
60 hasta inicios de los 70 el dólar aumentó gradualmente su tasa de
cambio de aproximadamente dieciocho sucres a cerca de 25 sucres el
dólar. En l98l el cambio fiuctuaba entre los treinta sucres por dólar;
desde entonces el sucre ha descendido mucho más drásticamente su
valor en relación al dólar. Al menos que se señale lo contrario, el cam-
bio dado aquf es de veinte sucres por un dólar.

Los precios de la tierra aumentaron en algunos ciento por ciento du-


rante la década de los años 70 debido a la inflación general en la eco-
nomla ecuatoriana y a la mayor demanda local de tierra.

Probablemente es más fácil evadir ciertos impuestos a numerosas par-


celas pequeñas que a la misma cantidad de tierra en un número pe-
queño de parcelas grandes.

Esto ya no es cierto para el caso de Saraguro. Hacia finales de los años


70, con incrementos salariales dramáticos y con la apertura de nuevas
ocupaciones para los indlgenas, muchos saraguros se hablan involu-
crado en trabajos no agrlcolas como la enseñanza, la construcción, el
trabajo para el Gobierno y el trabajo asalariado, no sólo por el inicio
de escasez de tierra sino también porque estas fuentes de trabajo al-
temativas parecían ofrecer mejores réditos económicos.

En 1972 el Ecuador se convirtió en una nación exportadora de petró-


leo. Con los enormes ingresos debidos a dicha exportación, los pre-
cios y los salarios aumentaron rápidamente en todo el pais. Pero los
precios agrfcolas se elevaron con más lentitud (entiéndase los precios
para los productores). De modo que hacia los años 80 algunos sara-
194 JamesBelote

guros calculaban que incluso el trabajo asalariado (entre cuatro y cin-


co dólares el dfa) era mejor que criar 20 ó 25 cabezas de ganado en
tierras de tamaño razonable. En otras palabras: por primera vez los sa-
larios de bajo nivel podfan competir con ingresos derivados de la me-
diana propiedad en el área de Saraguro. Además, los indfgenas ya no
estaban tan fácilmente excluidos de las plazas de trabajo.

j
Capítulo 6
GANADO
Y ECONOMIA MONETARIA

El ganado vacuno es la base de la economÍa monetaria de


los saraguros. La mayor parte del ingreso efectivo de una gran
parte de familias saraguros proviene de la venta de ganado para
el sacrificio y de la venta de productos diarios (queso y leche).
El ganado también es importante en la economÍa de subsisten-
cia de los saraguros. Los toros son usados para tirar del arado.
El estiércol de las reses se usa para fertilizar los campos. la car-
ne de res se consume en cantidades considerables (aunque de
manera irregular) con ocasión de eventos ceremoniales tales co-
mo las bodas, los funerales y las fiestas. Los cueros de estos ani-
males consumidos a nivel local se usan para la hechura de cuer-
das de cuero sin tratar. Por consiguiente, el ganado vacuno es
uno de los elementos cruciales en el sistema adaptativo de los
sara8uros.

Otros tipos de ganado tarnbién rienen su importancia pa-


ra los saraguros; las mulas, los caballos, Ias ovejas, los cerdos,
los cuyes y los perros desempeñan un papel específico en la vi-
da de este pueblo. En este capítulo, por lo tanto, examinaré el
lugar que ocupa el ganado vacuno y de otro tipo en la econo-
mÍa saraguro; en particular, me ocuparé de sus papeles dentro
de la economÍa monetaria.
r96 James Belote

Del pastoreo abierto al sistema de estacas

En la primera parte de este siglo muchas personas lleva-


ban su ganado a pastar básicamente en los páramos que rodean
la región de Saraguro. Se dejaba al ganado vacuno pastar libre-
mente en los páramos, y los dueños lo vigilaban cada semana.
Durante las sequÍas se quemó grandes áreas de los páramos pa-
ra que nazca vegetación joven. Los saraguros de euisquinchir
utilizaron los páramos que están alrededor de Fierro Urcu al su-
doeste de Saraguro; los de Lagunas utilizaron los páramos alre-
dedor de Tambo Blanco al SSE; y la gente de ñamarfn, Tüncar-
ta, Támbopamba y Oñacapa utilizó los páramos que se extien-
den desde Támbo Blanco hasta el norte en dirección a Condor-
cillo.

Estas regiones de páramo puede que hayan sido de pro-


piedad comunal; sin embargo, los informantes actuales no están
seguros del estatus legal exacto de ellas. En efecto, el estatus le-
gal de estas tierras no tiene en la actualidad la importancia que
tenÍa en el pasado porque su uso como pastizales ha declinado
drásticamente. (Por otra parte, los patrones de propiedad debe-
rÍan ser aclarados para que los saraguros puedan proteger sus
intereses, en caso de que se descubriera en el futuro recursos
minerales o de otro tipo en gran abundancia en este lugar).

Los pastos sembrados y bien controlados tanto en el


Oriente como en la Sierra han suplantado por completo al pá-
ramo en el pastoreo del ganado. Actualmente en el área de Sa-
raguro menos del 5% del ganado se alimenta de vegetación de
páramo, natural o alterada por el fuego. No es probable que és-
ta sea la situación de gran parte del resto de la Sierra ecuatoria-
na. Acosta Solís (19ó9: 26), por ejemplo, sosriene que más de
la mitad del ganado de todo el Ecuador vive en los páramos.
Los Saraguros en el Ecuailor 197

De acuerdo a los informantes de mayor edad el uso de


los páramos para el pastoreo fue casi abandonado por completo
debido al número creciente de robos de ganado en la Sierra.
Aunque esto pudo haber sido un factor para el abandono de tal
práctica, un conjunto completo de otros factores también estu-
vo en juego. En primer lugar, el desarrollo de un sistema más
intensivo de ganado y pasrizales hizo más valioso el uso del
bosque tropical y del bosque de las regiones loresrales de la Sie-
rra.

Hubo dos caracterÍsticas importantes en este modelo de


desarrollo. La plantación de ciertas planras de forraje hizo posi-
ble criar más ganado en canridades de tierra mucho más peque-
ñas. Estas plantas incluÍan tanto especies introducidas como
domesticadas a nivel local. Además, se introdujo un sistema de
amarrar el ganado a estacas para su mejor control. En este siste-
ma, las reses son atadas en los cuernos con el extremo de una
cuerda de tres a cinco metros de longitud; el otro extremo de la
cuerda se sujeta a una estaca clavada en el suelo. L¡ estaca se
mueve una o más veces al dÍa para permitir que el animal paste
adecuadamente. No estoy seguro de la época en que la idea de
las estacas entró por vez primera en el área de Saraguro . La re-
ferencia más antigua que he visto con relación a un sistema de
estacas en el sur del Ecuador se halla en Crespi (1926).

El sistema de estacas ofrece las siguientes ventajas en


comparación con la urilización de los pastizales del páramo: l).
La pérdida de animales por enfermedad (véase AIyn,1975:79,
acerca de la alta incidencia de la enfermedad de pecho en ani-
males que pastan en los pastizales altos y hrimedos) y acciden-
te. La pérdida de la carne de estos animales, se redujo en buena
parte bajo el nuevo sisrema de cuidado diario del ganado. 2) Se
terminó el vagar de los animales en áreas en donde no se podfa
encontrarlos. 3) t¿s pérdidas por robo se redujeron. 4) La pér-
198 James Belote

dida de ganado por predación (del oso y del puma), aunque


siempre fue probablemente bastante baja, se anuló casi por
completo. 5) t-as rasas de crecimienro se dispararon debido a la
mejor nutrición y al menor movimiento. ó) El cruce selectivo
fue facilitado por el control mucho más cercano del ganado en
el nuevo sistema. 7) El estiércol del ganado podÍa ser recupera-
do con mayor facilidad para usarlo como fertilizante. B) Los
productos diarios se pudieron obtener de manera regular y a un
grado mucho mayor, sea para el consumo local o para la venta
en el sistema de mercados regionales.

Todas estas ventajas, especialmente la última, adquirie-


ron mayor importancia con el crecimiento tanto del mercado
nacional como del mercado local en el Ecuador (incluyendo la
demanda de productos ganaderos) y el deseo de los saraguros
de participar en ellos. [-a participación saraguro en el mercado
fue ampliada en gran medida por la consrrucción de la primera
carretera a través de la zona a principios de la d¿cada de los
cuarenta. En los años que antecedieron a esta época Saraguro
no tenÍa un mercado regular para el ganado y otros productos.
Hacia finales de los años 40 se estableció un mercado domini-
cal.

En este mercado, el ganado, los productos diarios y orros


se podÍan comprar o vender lácilmente en efectivo. Mientras el
mercado se desarrolló, iba ofreciendo acceso inmediato a los
productos que podían ser comprados en efectivo. Con el cami-
no y el mercado regular vino el trasporte por camiones -una
forma de transporte- que eliminó tanto la pérdida de peso co-
mo el riesgo de perder animales enteros tal como ocurrÍa con el
tedioso transporte de ganado en el pasado. Además, los costos
de transporte para productos tales como el queso fue reducido
en una buena proporción. De modo que el sistema de caminos,
con su transporte barato y seguro, y el desarrollo de un merca-
Los Saroguros en el Ecuador r99

do regular en donde se podía hacer las ventas (y las compras)


con facilidad, apresuró y re[orzó el cambio final del páramo ha-
cia los sistemas de pastizales o de ganado vigilado. Para los sa-
raguros el participar signilicativamente en las redes económicas
regionales, nacionales e incluso internacionales, se hizo un
asunto de importancia.

El sistema de pastos requiere más tiempo que aquél basa-


do en el páramo; en un sentido amplio representa una forma de
"intensificación" (Boserup, 1965). Se debe talar los bosques, se
debe plantar los pastos y controlarlos, además cuidar diaria-
mente el ganado. Si por un lado el sistema de pastos es de una
intensidad laboral mayor que la crÍa de ganado en el páramo, se
debe subrayar que el tiempo es el requisito básico -no el trabajo
duro, constante y aburrido-. EI rlnico trabajo pesado que se ne-
cesita es parala roza de la tierra.

En el sistema actual de control de ganado y de pastizales,


la selección, la preparación y el control de la tierra son de mu-
cha mayor importancia que en el caso del páramo (que requería
poco más que una quema ocasional). Los pastizales principales
se localizan en zonas antiguamente cubiertas de bosques tanto
en la Sierra como en el Oriente. Las prácticas de utilización de
la tierra son similares en ambas áreas.l-a discusión que sigue se
ocupa básicamente de las prácticas serranas, excepto dgnde se
anote lo contrario. En los capÍtulos 9 y l0 se dará más detalles
sobre las prácticas que se dan en el Oriente.

Manejo de los pastos

[¿ elección de la tierra para ser usada como pastizal de-


pende de algunas variables. En el CapÍtulo 5 señalé que la prio-
ridad en la selección de tierra para usos productivos alternati-
vos se encuentra en las cosechas de subsistencia. Como se esco-
200 James Belote

ge, por lo general, la tierra de la zona comunal bajo esros pro-


pósitos (y no hay tierra suficiente en esta zona para producir to-
das las cosechas de subsistencia que se necesita), se debe sepa-
rar de la tierra que está luera de la zona comunal aquella que
servirá de pastizal (con pocas excepciones en las que la gente
tiene un excedente lrente a las necesidades básicas).

[¿ tierra elegida para pastizal, por consiguiente, está lo-


calizada, por lo común, al menos a media hora de camino de la
residencia primaria de la familia. Si es que esrá localizada a más
de hora y media de camino, es probable que se construya una
residencia secundaria en el pastizal o cerca de é1, haciendo po-
sible que el pastor permanezca una o más noches alli,;unto ion
el ganado, para que no renga que llevarlo de ida y vuelta desde
la zona comunal al pastizal todos los dfas.

Los pastizales tienden a localizarse en relación con el


agua. Por un lado, especialmente en la Sierra, el agua ha de es-
tar disponible para sarisfacer la sed del ganado; esto significa
que las áreas cercanas a las cimas montañosas casi nunca son
rozadas para convertirlas en pastizales, aún cuando sean apro-
piadas en términos del clima o de la cubierta edafÍtica. por otra
parte, el agua no debe ser tan abundante de manera que el pas-
tizal se convierta en un gran cenagal, o en su defecto, deberfa
ser posible extraer de alli el exceso de agua.

Por la alta precipitación, tanto en los pastizales de la Sie-


rra como en los del Oriente, se prefiere, sobre todo, la tierra
que tenga al menos un declive o inclinación moderada en cuyo
caso, se tiene mejor drenaje que en la tierra plana y hay menos
erosión y deslizamientos de tierra que en la tierra demasiado
empinada. La mayoría de los pastizales de los saraguros tienen
un declive del diez al cincuenta por ciento. Sin embargo, he
medido unos pocos pastizales que tienen una inclinación de
Los Saraguros en el Ecuailor 20t

más del noventa por ciento (aproximadamente ,t5"), en especial


en el Oriente. Como lo indiqué en el Capítulo 10, si estas lade-
ras son controladas cuidadosamente pueden producir indefini-
damente. Sin embargo, incluso bajo un control cuidadoso, las
laderas muy inclinadas son peligrosas para el gando; los anima-
les pueden caer, enredarse con las sogas, con las cuales son ata-
dos a las estacas y herirse fatalmente.

En ciertos sectores del área serrana, recientemente abierta


para los pastizales son comunes los restos de terrazas de tiem-
pos prehistóricos, algunas con piedra en el frente (véase CapÍ-
tulo 4). El frenre de las terrazas es muy empinado y tiene una
altura que oscila entre los dos y los seis metros. Como el gana-
do puede caer por los bordes de las terrazas de frente.rnpinu-
do, Ios saraguros suelen destruirlas, al menos parcialmente. Se
excava tierra del borde superior del frente de Ia terraza y se la
deposita en la base de la misma. sólo si las terrazas son bastan-
te anchas, queda cierta evidencia de su existencia pasada des_
pués de que ha ocurrido la modificación.

l-a, roza se realiza


con el hacha y el machete. Se corta la
mayorÍa de las plantas que rienen una altura de más de un pie.
Tiempo después de que se ha completado el resto de la
roza -cuando el tiempo requerido sea más disponible-, se talan
unos pocos árboles grandes de madera muy dura (si es que los
hubiera). Muchos árboles talados, especialmente en la Sieira, se
cortan para sacar leña y madera. En la Sierra la vegetación re_
manente, por lo general, se la quema. En el Oriente, por otra
parte, muchas personas dejan que buena parte de la vegetación
se pudra y no la queman, por razones que serán discuiidas en
el Capítulo 10.

Se despeja la tierra por cuadras (aproximadamente 2/3


has.) En el Oriente se necesira de quince aveinre dÍas de traba_
202 James Belote

jo (nueve o diez horas por dfa) para rozar una cuadra, y de diez
a doce en la sierra. A veces los saraguros contratan traúa¡adores
para que despejen la tierra o les ayuden enla roza; pu.á"n
,..
indÍgenas o blancos. En la sierra es común contratar a campesi-
nos de la comunidad de Llaco para que hagan el trabajo. en es_
taárea cuesta de US $5 a US $7,5 el rozar una cuadra, según el
contrato; los costos de trabajo son mucho más altos en el órien-
te' Los rozadores serranos reciben un jornal de us$0.3 por día,
incluida la comida, y de US$O.50 sin comida.

Después de que finalmente la tierra está rozada a satisfac_


ción del propietario, puede que sufra más cambios antes de que
esté lista para plantar el pasto. como se indicó anteriormente,
las secciones empinadas tales como los frentes de las rerrazas
pueden ser allanados, en tanto que aquellas secciones de menor
declive puede que requieran zanjas de drenaje.

[z excesiva humedad en el suelo puede que tenga conse_


cuencias negativas. Asf puede suceder, y en efecto sucede,
cuando no hay control, dando como resultado que el pastizal se
vuelva cenagoso o pantanoso. Ésta no es una situacién saluda-
ble para elganado. Es probable que los deslizamienros de rierra
ocurran en declivesque se encuentran continuamente mojados;
las mejores plantas forrajeras no crecen bien en dichos deilives.

En donde es necesario, se abren zanjas para dar drenaje a


la tierra; algunas de ellas rienen hasta un merro de profundiáad
y medio metro de ancho, necesitando para su construcción una
gran cantidad de trabajo. Sin embargo, en gran parte de los
pastizales el drenaje narural basta para cuidar de la humedad
del suelo, o en su defecto, se requieren únicamente para seccio-
nes más mojadas, zanjas de unos cuantos centÍmetros de pro_
fundidad y de ancho.
Los Saraguros en el Ecuailor 203

Antes de que se plante el forraje, en particular en la Sie-


rra, los saraguros a menudo siembran papas, ocas, habas, o
maiz, por una estación o dos, en el área acabada de rozar. Los
primeros tres productos naturales se pueden sembrar en eleva-
ciones de hasta 3.000 metros aproximadamente, en tanto que el
maíz rara vez se siembra sobre los 2.850 metros.

El paso final en la preparación del pastizal es plantar pas-


tos y otro forraje. En la Sierra, se usan por lo común seis espe-
cies de plantas. Cuatro de ellas son hierbas (gramíneas): pasto
blanco (Holcus lanatus L.); pasto azul (Dactylis glomerata L.,);
pasto chileno (Lolium perenne L.); e ilín (tambi¿n conocido co-
mo yaruso). Los primeros tres son pastos introducidos, origina-
rios de Europa (Pohl, 1968: 60, 76,83). Actualmente todos es-
tos están diseminados en el Ecuador (véase, por ejemplo, las
listas de especies en Acosta-SolÍs, 1969). El pasto blanco predo-
mina en la Sierra ecuatoriana.

Los informantes no están de acuerdo en lo que tiene que


ver con el tiempo de introducción de estos pastos en el área de
Saraguro, pese a que todos saben que no se trata de plantas na-
tivas. Un botánico que üajó por la región de Loja en 1923 y es-
tudió los pastos no encontró el pasto blanco o el pasto chileno.
Menciona que se había reportado pasto azul en las cercanías de
Quito (Hitchcock, l93l). Sin embargo, Crespi (1926) mencio-
na el pasto chileno en las cercanÍas de Ia provincia del Azuay
hacia los años 20 del presente siglo.

El ilin es un pasto nativo que con frecuencia crece espon-


táneamente en los maizales. Hasta donde los informantes pue-
den recordarlo se lo ha apreciado como lorraje para el ganado
vacuno y para los cuyes. Puede que haya sido uno de los pastos
que se introdujeron por vez primera en el área de Saraguro.
204 James Belote

El tr¿bol blanco (hifolium repens L.) es común en la ma-


yorfa de los pastizales serranos. Su lugar de origen es Europa,
aunque una vez más se desconoce la época en que fue introdu-
cido en el área de Saraguro.

El pugllaco es una pequeña planta carnosa, miembro de la


familia compositac. Al igual que el ilin, se la ha domesticado a
nivel local. El pugllaco es altamente valorado por ser el forraje
de los terrenos.

El pasto blanco es el más común de los que existen en


Saraguro. Es más duro, más resistente a diversas condiciones, y
más apto que las demás plantas para continuar produciendo sin
necesidad de que se lo vuelva a replantar continuamente. El
pasto chileno y el pasto azul se cree que son los mejores forra-
jes, pero son mucho más diftciles de mantener en las condicio-
nes de la zona de Saraguro; en consecuencia, son mucho menos
comunes que el pasto blanco.

El pugllaco se encuentra solamente en áreas húmedas y


su distribución es limitada aun cuando los saraguros lo apre-
cian mucho. El trébol blanco tiene una distribución casi igual a
la del pasto blanco. Sin embargo, pocas son las ocasiones en
que la gente de Saraguro, que dependen, en este caso, de la dis-
persión natural, lo planten deliberadamente.

Los pastos son sembrados arrojando las semillas al vuelo,


o plantando los vástagos. A veces el ganado que ha ingerido
pasto en semilla suele ser amarrado la noche entera, en una
área recientemente rozada, donde depositarán semilla auto-fer-
tilizada por medio de sus heces. El pugllaco nunca se siembra
con semilla. Se sacan esquejes de las plantas crecidas, y se los
introduce en el suelo, separados por una distancia de medio
metro, aproximadamente. Si las condiciones son apropiadas, el
Los Saraguros en el Ecuador 205

pugllaco se esparcirá rápidamente para cubrir toda la superficie


del área sembrada.

L-a mayorfa del forraje sembrado está listo para la renova-


ción cinco o seis meses después de que el ganado lo ha consu-
mido por completo (en el Oriente, el período de renovación
puede ser mucho más corto). Los extremos oscilan entre tres y
nueve meses en la Sierra.

El exceso de pastoreo, el deterioro del paisaje (la erosión,


la formación de lugares pantanosos), la invasión de malahierba
y la mantención de forraje deseable son los problemas principa-
les que existen en el control de pastizales para la región de Sa-
raguro. Ya he hablado sobre el drenaje en los pastizales. El siste-
ma de estacas también es, efectivamente, una técnica de control
de pastizales. Como los movimientos del ganado son controla-
dos (los animales no están libres para andar donde quieren), los
saraguros pueden evitar la formación de pequeños cenegales o
la erosión, causada por el pisoteo excesivo en los pastizales. En
otras palabras, con el sistema de estacas se facilita el uso de los
recursos del pastizal; pese a esto, incluso con el uso controlado,
los pastizales pueden ser explotados excesivamente o dañados.

[-a capacidad de carga del pasto en la Sierra es de aproxi-


madamente dos cuadras por cada cabeza de ganado; se necesita
únicamente dos tercios de cuadra para mantener a un animal
durante un año en el Oriente. Cuando se vuelve notorio el pas-
toreo excesivo, el ganadero saraguro tiene dos opciones. Puede
vender algunos animales o puede alquilar pastizales para ellos.
Una cuadra de pastizal se alquila por US $ 5 mensuales aproxi-
madamente (tanto en la Sierra como en el Oriente) y mantiene
de dos a tres cabezas de ganado por mes en la Sierra, o cinco o
seis por mes en el Oriente. Es obvio que con esta capacidad de
cerca el ganado no continúa pastando en la misma cuadra du-
206 James Belote

rante un año entero; los acuerdos que tienen que ver con el al_
quiler se basan en cuadras cuyo pasto ha vuelto a crecer recien-
temente y en perfodos de sólo un mes o a lo sumo dos. En el
Oriente, el ganado excedente también puede ser puesto al cui_
dado de otra persona en su propiedad, con un costo diario de
US $ 0.05 por cabeza.

[-a invasión de mala hierba es un problema potencial-


mente serio en el control de los pastizales (véase Guevara,
1967,:265). Al prevenir el exceso de pasroreo en un pasrizal se
puede evitar gran parte del problema del hierbajo yu qu" el pas_
to bien arraigado impide su crecimiento. Entre las clases de ma-
la hierba que representan un problema verdaderamente serio se
encuentra la llashipa (helecho) tanro en el Oriente como en la
Sierra, y el chuquir (familia cyperaceae) en la Sierra. AsÍ como
los saraguros cuidan de su ganado diariamente bajo el sistema
de estacas, también mantienen bajo control el problema del
hierbajo, cortándolo con machete en el área en donde pasta su
ganado estacado. El control directo y diario ha sido un factor im_
portante en la solución del problema de la mala hierba, incluso
dentro de algunos pasrizales muy sobreexplotados en el área de
Saraguro.
Así como se realiza la limpieza de malezas, también ia
siembra renovada es una tarea que se efectúa con frecuencia;
mientras los dueños de ganado caminan por pastizales con pas_
tos crecidos, quitan la semilla de la parte superior de las plantas
y la esparcen en lugares desnudos. A menudo también trans-
plantarán vástagos de pugllaco de una área del pastizal a orra,
según se necesite.

Control del ganado

EI sistema de estacas para el cqntrol del ganado no es


propio solo de Saraguro. Ekstrom (1979: 90) y Macdonald
Los Saraguros en el Ecuailor 207

(1979:282-ZB5) describe sistemas de estacas similares a los usa-


dos en Sáraguro en otras áreas del Ecuador

Como lo señalé anteriormente, el sistema de estacas re-


quiere una gran inversión de tiempo. En la Sierra, el ganado de-
be ser movido al menos dos veces cada dÍa para permitirle el
acceso a pasto apropiado. También se debe llevar el ganado a
abrevar, al menos una vez al dia. En el Oriente también se suele
tener la misma práctica, aunque en algunas áreas y en ciertas
condiciones, se lo puede mover una sola vez y no se necesita
darle agua cada día. Thnto en la Sierra como en el Oriente se da
a los animales sal en grano una vez por la semana.

Cuidar de un hato de diez a quince animales requiere en


la Sierra de cinco a ocho horas diarias, dependiendo de un cier-
to número de factores. El tiempo se divide más o menos como
sigue: se ocupa una media hora en llevar los animales a las nue-
vas áreas de pasto; media hora o hasta una hora entera en orde-
ñar las vacas y hacer queso; hasta una hora en abrevar al gana-
do y trasladarlo nuevamente; y de media hora a más de una ho-
ra en traerlo de regreso a casa.

Hay un mÍnimo de dos horas aproximadamente entre la


primera y la segunda movida del ganado; por lo general, suelen
haber cuatro horas entre la una y la otra. De modo que el pas-
tor casi no tiene nada que hacer con el ganado, durante algunas
horas mientras se encuentra en el pastizal. Este tiempo se pue-
de ocupar limpiando el campo de malezas, despejando áreas
adyacentes para nuevos pastizales, cuidando la sementera de
papas, cortando leña; descansando en la hierba o visitando a al-
gunas personas que cuidan el ganado en pastizales cercanos.
No se cuida el ganado durante la noche, excepto cuando se cree
que los ladrones de ganado andan por el sector.
208 James Belote

En el sistema de estacas la gente está en contacto perma_


nente con el ganado. Probablemente el alto nivel de .ónt".ro
explica el hecho de que Íar^vez los animales son peligrosos; in-
cluso los grandes toros suelen ser mansos p."r.niia de los
dueños o de extraños "n

. in cualquier caso, el conrrol del ganado en los pastizales


de Saraguro no es una experiencia desagradable (en efecto, a
veces más bien puede ser muy agradable), pero se ocupa mu_
cho tiempo, especialmente en la Sierra. por varias razones que
serán discutidas en el Capftulo 10, el cuidado del ganado ie_
quiere una cantidad de tiempo considerablemente menor en el
Oriente.

Unos pocos animales se llevan a pastar donde se puede


catalogar como terrenos baldfos (pendientes secas y escarpadas,
cerca de las comunidades en donde no se ha sembrado). Des-
pués de la cosecha del maÍz se lleva el ganado a las chacras para
gue coma los tallos de la planta. Mientras se ara los campos pa-
ra las cosechas del año siguiente, los animales de aradoi ,. uli-
mentan con los tallos del mafz que han sido deshojados y con-
servados para este [in. Los montones de tallos se llaman calchas
y son la única clase importante de corte y conservación de [o-
rraje que practican los saraguros. pero la mayor parte del tierr,-
po, gran parte del ganado de los saraguros obtiene su alimento
pastando en tierra elegida, preparada y conservada como pasti-
zal.

El ganado saraguro es en su mayor parte criollo, con una


mezcla de Holstein y Brown Swiss. Todo el ganado que habfa
en Ecuador era criollo, desciende del español traÍdo al Nuevo
Mgndo ya en el segundo viaje de Colón. Sólo hasta principios
del siglo pasado se trajo ganado de otras razas al Ecuador, y só-
lo hasta los años cincuenta se hicieron intentos difundidos de
Los Saraguros en el Ecuailor 209

mejorar el ganado criollo a través de la mezcla con razas extran-


jeras.

Aunque el cruce empezó en Saraguro a finales de los


años 50, ha continuado a una escala muy limitada. Los dueños
de ganado tanto indigenas como no indÍgenas han estado inte-
resados en el mejoramiento del mismo, pero en términos gene-
rales, el ganado de buena razaha sido demasiado costoso o difi-
cil de obtener. Sin embargo, los residentes locales han hecho
buenas cosas con lo que tienen.

[-a crÍa selectiva, en otras palabras, es ampliamente prac-


ticada por los saraguros. El sistema de control del ganado basa-
do en el uso de estacas facilita mucho el control de la cría, aun
cuando los hatos estén mezclados por sexo y los toros rara vez
sean castrados. Aunque no se casta a los animales machos, sólo
los mejores toros pueden aparearse con las vacas del hato. Con
la cuerda los toros son conducidos a donde se hallan las vacas,
que están sujetas con sogas cortas.

Los saraguros que no tienen un semental apropiado pue-


den alquilarlo. Por la fecundación de una vaca se cobra US $ 5,
cantidad que se cancela cuando nace un ternero de cualquier
sexo. [¿ fecundación puede ocurrir en cualquier época del año.
Una buena vaca reproductora debe producir al menos dos ter-
neros cada 3 años.

Sólo los toros son seleccionados de la población gestante;


casi todas las vacas son consideradas en capacidad de parir ter-
neros. Esto se debe a una combinación de tres factores. En pri-
mer lugar, se da énfasis a la capacidad de los animales de ofre-
cer carne: no se vende frecuentemente vacas en el mercado de
Saraguro. De modo que los saraguros crfan grandes toros que se
vendan a buen precio.
210 James Belote

En segundo lugar, como lo señalé en Capítulo 3, los sara-


guros tienen un concepto de descendencia paralela biológica
que probablemente se extiende también a los animales. Los ma-
chos heredan las características de los machos, y las hembras de
las hembras; por lo tanto, se piensa que las caracterÍsticas de las
hembras tienen poco o ningún efecto en los machos. Bajo esta
lógica, no rendría senrido eliminar hembras de baja caliáad de
un proceso reproductivo que está orientado ala cría de toros de
alta calidad.

Finalmente, y tal vez es lo más importante,


-los saraguros no desean (o
la mayoría de
no pueden permitirse) maniener al_
gunas de sus vacas fuera de reproducción, porque hacerlo ob_
viamente reducirfa la composición numérica del hato. La única
selección de hembras ocurre con vacas que no se reproducen lo
suficiente (al menos un ternero cada dos años); estás vacas son
las primeras elegidas para ser sacrificadas con ocasión de las
fiestas, funerales y otros eventos ceremoniales.

l-a mayoría de las familias de Saraguro tiene enrre diez y


quince cabezas de ganado. Raro es el hogar que tiene, por un
lado, apenas tres o cuat.ro cabezas, o por otro, más de trlintu o
cuarenta. La naturaleza del sistema saraguro de control ganade-
ro limita el tamaño de los haros, en tanto que el sistemate pas-
toreo abierto en el páramo o el sistema de pastoreo ...rráo
gran escala, no pone tales límites. Los saraguros estiman que el"
número máximo de ganado que una persona puede cuidar es
de aproximadamente veinticinco cabezas. En estas condiciones
suele ser la escasez de trabajo y no la escasez de tierra lo que li-
mita el tamaño del hato. El grado de intensidad laboral dál sis-
tema saraguro probablemente se refleja mejor en esta rápida
comparación: Strickon (1965: 245) indica que en las planicies
septentrionales de los Estados Unidos, se necesita un guarda de
Los Saraguros en el Ecuador 2ll

ganado por cáda mil cabezas de ganado; un guarda de ganado


argentino puede controlar aproximadamente 400 reses.

Con 25 cabezas que controlar, según el sistema saraguro,


una persona sólo tendría tiempo de cuidar el ganado directa-
mente, moverlos a nuevas áreas de pastizal, darles agua, orde-
ñar a las vacas, hacer quesos. QuedarÍa poco tiempo para cortar
leña, cuidar la sementera de papas, retirar la mala hierba, visitar
a los vecinos, etc. l-a falta de tiempo para el retiro de malezas
podrfa conducir a una rápida deterioración del pastizal; la falta
de tiempo para otras tareas tendrfa otras consecuencias negati-
vas. AsÍ, en el sistema actual de control de ganado y de pastiza-
les, el tamaño óptimo del ganado, por persona y por dia labora-
ble disponible, oscila entre las quince y veinte cabezas. Esto se
parece mucho a los tamaños óptimos del hato para los quichuas
de Quijos, que también usan el sistema de atar con estacas para
controlar el ganado (Macdonald ,1979:285).

Si con demasiado ganado el control de pastizales y otras


tareas no se realizan satisfactoriamente, con un hato de tamaño
menor que el óptimo se presentan otro tipo de desventajas: los
niveles de ingreso se reducen y fluctúan más de año a año; los
hatos serán mucho más vulnerables a los cambios rápidos a tra-
vés de la venta o de la muerte de unos cuantos animales; y ha-
brá menos uso eliciente del tiempo del ganadero (porque el
tiempo para ir y venir de las áreas de pasto no varÍa significati-
vamente según el número de animales).

Una lamilia saraguro estándar, de tres a cinco o seis


miembros (algunos de los cuales probablemente son niños pe-
queños) casi nunca tiene más de un dÍa por persona (o a lo má-
ximo dos) disponible regularmente para cuidar del ganado. Los
hatos familiares, en consecuencia, raras veces están compuestos
por más de veinte cabezas de ganado. Aunque es posible que
2t2 James Belote

los saraguros paguen a otra persona para que cuide sus anima_
les y les provea de pasto, esta opción a menudo no
es elegida
como una solución a largo plazo para los hatos de tamaño
eice_
sivo, reducirÍa en parte la ganancia que se obtiene
en la crÍa de
ganado, por otro lado, la g.nt. nun.u está segura
de la calidad
del cuidado que su ganado está recibiendo en manos de
otra
persona.

El trabajo recÍproco tampoco se usa comúnmente como


un modelo regular de cuidado del ganado. En muchos
casos la
familia riene casi todo el ganado qu1 puede cuidar y
no poari"
cuidar más animales.por.mucho tiempo. Sin embaigo,
nf d.¡u
de ser común el hecho de que la genie cuide del háto
de orra
persoxa o de algunos animales del mismo sólo por
algunos
dÍas. Lo más probable es que esro ocurra durante
";"rg";;;;;
cuando la familia tiene que hacer un viaje. Los amigos "mas
inti_
mos y los parientes más cercanos son los que suelei
quedarse a
cargo del ganado.

El ganado y el mercado

Cuando un niño saraguro llega a los siete u ocho


años de
edad, se supone que él o .llu ,..iúen una novilla
con la que
empiecen su propio haro. por lo general, la noülla
es dada al
niño por sus padrinos de bautismo. Si los padrinos no
son indÍ_
genas, los padres del niño darán la vaca. por
consiguienre,
cuando una joven pareja se casa, cada cónyuge debe
uiorru, ui
matrimonio los pequeños haros que se han multlplicaáo
de las
novillas originales que se les regaláron cuando niños.

Los hatos reunidos son casi siempre controlados


conjun_
tamente aunque en algunos casos (como sucede con
la tierrá) la
propiedad sigue siendo individual. Sus hijos, a su vez,
rendrán
sus propios hatos, los cuales también son cuidados
por toda la
familia.
Los Saraguros en el Ecuailor 213

A la muerte de un propietario de ganado, su ganado (o el


resultado de su venta) pasa en herencia de la misma forma co-
mo ocurre con la tierra: de manera equitativa entre descendien-
tes varones y mujeres o a los parientes consanguíneos más cer-
canos.

El ganado es el elemento más importante que integra a


los saraguros en el sistema económico nacional. Los saraguros
también intervienen con su ganado en el comercio internacio-
nal; muchas cabezas de ganado se embarcan con destino direc-
to a la frontera sur del Ecuador para ser vendidas en el Perú.

l-a venta de ganado ecuatoriano al Perú no es reciente. Ya


para 1630 el ganado de las provincias que ahora se conocen co-
mo Loja y Cuenca era llevado a Lima -a una distancia de cien-
tos de kilómetros- (Salinas y Córdova, 1957). El embarque de
ganado lojano hacia el Perú se menciona en Cevallos (IBBB:
326),y en Franck (1917: 205), quienes aseguran que a princi-
pios de este siglo se vendÍa tanto ganado al Perú que quedaba
poca carne de res para consumo local. No conozco el grado de
intervención de los saraguros en el comercio ganadero peruano
por aquel entonces.

Actualmente la estructura de precios ganaderos en Sara-


guro refieja las condiciones mercantiles del Perú casi tanto co-
mo las condiciones nacionales. Por ejemplo, en 1968-1969 se
propagó en la costa del Ecuador una enfermedad del ganado
que atacaba a las pezuñas y boca; entonces, los peruanos cerra-
ron el comercio ganadero fronterizo para evitar la propagación
de la enlermedad en el país del sur. Como resultado, los precios
del ganado en el mercado de Saraguro cayeron estrepitosamen-
te.

Las devaluaciones del sol peruano también tienen un


efecto negativo en los precios ganaderos de Saraguro ya que los
2t4 James Belote

compradores peruanos no pueden permitirse comprar muchas


cabezas de ganado en tales condiciones. Finalmente, los
precios
del ganado saraguro se ven negativamente afectados po. iu, ..r_
puestas del Gobierno ecuatoriano a Ia demanda peruan
a de ga_
nado ecuatoriano; el Gobierno a veces intenta resiringir la veñta
de ganado al Perú con el objeto de mejorar la satisfaácion
de la
demanda de consumo interno y reducii los precios internos pa_
ra Ios compradores. En otros casos, el Gobierno ha restringido
la venta de carne de res al perú con ra esperanza de estimular
la
venta de productos terminados (enlatados o congelados) y esta
acción también ha rendido a reducir la demada y los preciós
del
ganado saraguro.

- El ganado saraguro es transferido al sistema nacional (y


finalmente al internacional), básicamente en el mercado domí-
nical que se lleva a cabo todas las semanas del año con ese pro_
pósito' Dependiendo de las condiciones del mercado y de oiros
factores, de apenas cuarenta a más de ciento veinte cabezas de
ganado se
_venden
y se transportan todos los domingos. Nor_
malmente la cantidad vendida es de aproximadamentá cien ca-
bezas: lo cual da un resultado de cinco mil cabezas anuales
(comparadas con cerca de mil reses que se vendÍan
según se in-
forma a principios de este siglo en Anon., 1909: ll2l).

El animal promedio se vende por unos $ 100. Un roro


grande puede costar hasta $ 400 en condiciones ideales; una
ternera se vende hasta por $ 50. En consecuencia, cerca de me_
dio millón de dólares entran a la economÍa del área de saraguro
a través del mercado semanal cada año. Los saraguros son res_
ponsables de la mayor parte de este negocio, directa o indirec-
tamente, y un buen número de ellos proviene de la parroquia
de Saraguro. Los indÍgenas de ottur purroquias y los'campesi_
nos no indÍgenas representan cantidades mucho más pequeñas.
Los Sarcguros en el Ecuodor 215

No todo el ganado criado por los habitantes de las comu-


nidades indígenas de la parroquia es transferido al sistema na-
cional/internacional por medio del mercado dominical. Los
compradores que viajan recorren el campo a pie; de las cabezas
de ganado que compran, un buen número nunca entra al mer-
cado dominical de Saraguro, sino que es transportado directa-
mente a otros mercados (Guayaquil, Perú, Cuenca). Es imposi-
ble realizar estimaciones exactas concernientes a este negocio:
es probable que más de US $ 100.000 se venda por parte de re-
sidentes indígenas de la parroquia de Saraguro a compradores
que recorren la Sierra y el Oriente.

[¿ decisión de un saraguro de vender ganado se basa en


uno o más factores que incluyen los siguientes: el nivel de pre-
cios en el mercado; la necesidad de dinero efectivo; la escasez
de pastizales; el sexo y la edad de los animales; la utilidad de
los animales (si se los necesita para arar, para dar leche o para
parir terneros); y, en algunos casos, la salud de los animales (los
animales enfermos se venden rápidamente, antes de que su
condición se dete¡iore al punto de que nadie los quiera com-
prar).

Los saraguros no hacen los cálculos precisos con respecto


al consumo alimenticio en relación al aumento de peso y a la
edad. Sin embargo, sÍ calculan que los animales de más de tres
años no ganan mucho peso en relación con la cantidad de ali-
mento que consumen. Por lo tanto, los toros por lo general, son
vendidos cuando llegan a los tres años de edad (véase Ekstrom,
1979). En la mayorfa de los casos esto se cumple incluso para
los toros de yunta; conforme estos animales tienen más edad,
son menos controlables en cuanto animales de tracción. Las va-
cas que producen buenas cantidades de leche o los terneros no
se los vende o sacrifica hasta que son viejos o hasta que las en-
fermedades causan un descenso en la productividad. De hecho,
raravez se vende vacas en Saraguro.
216 James Belote

Aproximadamente el noventa por cienro del ganado ven_


dido en el mercado de Saraguro es macho (toros). Si .ornpu.u-
mos estos con el resto del Ecuador, parece que es una magnitud
muy alta. En el paÍs, en roral, el 61o/o del ganado vendido es
macho.; en la Costa, el59o/o, y en el Oriente eITOo/o (unta Na_
cional de Planificación y Coordinación, 1969: 72). Observacio_
nes p€rsonales que hicimos en compañÍa de Ray y Rosemary
Bromley en los mercados ganaderos de la sierra austral revela-
ron las siguientes ciflras aproximadas: tanto en Cuenca como en
Loja aproximadamente el 60oó de los animales ofrecidos eran
machos; pero en los mercados de Solamar y Las
Juntas (entre
Saraguro y Loja -el mercado de LasJuntas -incluye ganado ven_
dido por indígenas del área de San Lucas), aproximádamenre el
9OoÁ de los animales vendidos eran machos.

Dos importantes factores explican la altÍsima proporción


entre los toros y las vacas que entran al sistema de meriado en
saraguro; estos lactores pueden o no explicar las proporciones
de similar magnitud en los mercados de t¿s Junrás y d. Solu-
mar. En primer lugar, la población ganadera está aún en expan_
sión en la región de Saraguro y yacuambi. En condición de ex_
pansión poblacional, la tasa de consumo proporcional (por
muerte, venta o sacrificio) de vacas se puede mantener ba¡a; lo
cual significa que muchas vacas pero sólo unos pocos toros se
necesltan para aumentar el tamaño de los hatos. Mientras los
saraguros continúen incrementando el tamaño de sus hatos
conforme despejan y plantan nuevos pastizales en el Oriente y
en la sierra, persistirá una alta proporción de toros en relacioi
con vacas. Pero, no es probable que este factor por sÍ solo pue_
da explicar una proporción ran alta (9:t).

Por consiguiente, el consumo local de vacas viejas que ya


no son productivas ayuda a explicar el bajo número de éstas
vendidas en el mercado de Saraguro. para cada boda o luneral
Los Saraguros en el Ecuailor 217

de un adulto (a menos que los deudos sean muy pobres) se sa-


crifica al menos una cabeza de ganado. Hasta 40 cabezas se sa-
crilican para las fiestas de Navidad, mientras que se puede con-
sumir hasta l0 cabezas en el área de Saraguro por I de 12 fies-
tas. Por lo tanto, dentro de las comunidades indÍgenas de Sara-
guro se consume algunos cientos de cabezas de ganado cada
año en vez de ser llevadas a la venta en el mercado. El ganado
que se sacrilica y consume en las comunidades, durante ocasio-
nes ceremoniales, está formado casi exclusivamente por vacas.
El único consumo local de toros se da cuando muere un animal
accidentalmente.

Además de estos dos factores, hay unos cuantos compra-


dores que recorren el campo (especialmente el Oriente) y que
se especializan en la compra de vacas. Estas vacas son removi-
das del sistema sin entrar al mercado dominical. Sin duda, este
factor tiene al menos una pequeña influencia en las altas pro-
porciones que hay en el mercado entre toros y vacas.

AIyn (1975: 7) hace la inreresanre observación de que la


mayoría de los terneros de los hatos lecheros ecuatorianos son
sacrificados unos dÍas después de nacer. Dependiendo de la [or-
ma en que se los vende, esta práctica puede tener un efecto sig-
nificativo en la relación numérica entre toros y vacas en los
mercados de las regiones ecuatorianas, orientadas a la produc-
ción láctea; sin embargo, nada de esto ocurre en el área de Sara-
8uro.

Cuando se ha llegado a una decisión de vender una o


más cabezas de ganado, los saraguros tienen dos alternativas bá-
sicas: pueden vender el ganado directamente ellos mismos en el
mercado dominical; o pueden venderlo a intermediarios tales
como los comerciantes de ganado que hacen sus negocios en el
campo. Estos intermediarios o compradores de ganado son
218
James Belote

principalmenre de las comunidades de Llaco y Nabon (Nabon


es una parroquia no indígena del sur de la provincia del Azuay).
Como esta gente trabaja básicamente en el área de yacuambi,
su
forma de operación se la discutirá en el CapÍtulo
10.

La regla general para las transacciones ganaderas en


el
mercado dominical es el pago al conrado y no airédito.
El ven_
dedor lleva a los animales al mercado en ia mañana,
los amarra
en un lugar y espera que los compradores de ganado
,r.ngrn y
hagan su oferta. El regateo del precio es la norma
que se sigue.
Los puntos básicos de disputa son: el peso estimado
de ra carne
del animal y el valor de la misma poi quintal (100
libras). por
unidad de peso se paga un poco menos por las vacas
y novillos
que por los toros. En la mayorÍa de los casos otras
cualidades
del ganado como la edad o las caracterÍsticas de la
raza no son
muy tomadas en cuenta.

De acuerdo a las condiciones del mercado, los


precios en
los años recienres ha oscilado enrre los US 20
$ y to, US S +ó
por quintal para los toros. L¿s fluctuaciones semanales
norma_
les están enrre los US $ 25 y los US 3:.
$ Se estima que los ro_
ros grandes (pero no los más grandes) rienen
alrededor de 750
libras de carne y en las condi.io.,., estándar
se venden por más
de US^ $ 60. La mayoría de los animales se estima
que rienen
entre 300 y 400 libras de carne y asÍ, en condiciones
mercanti-
les normales, tienen un valor en-el mercado
que va de los US $
90 a más de US $ 120.

. Los compradores de ganado en el mercado vienen princi_


palmente de la provincia de Loja, aunque algunos
son de otras
provincias como Azuay y Cañar. Todos son no_indigenas.
Cada
d-omrngo llegan a Saraguro diez o doce de ellos
co-n camiones
alqurlados o de su propiedad. Cada camión puede
transportar
de B a 14 cabezas de ganado dependiendo áel ramano
áe los
animales.
Los Saraguros an el Ecuailor 2t9

la compra de ganado representa para estas personas tan-


to un alto riesgo como una jugosa ganancia. Los riesgos más al-
tos están asociados con las condiciones que prevalecen en la
lrontera con el Perú; la frontera se puede cerrar sin previo avi-
so, sea por órdenes del Gobierno peruano como del ecuatoria-
no ( por las razones arriba mencionadas). Incluso cuando la
frontera está cerrada oficialmente, se cruza ilegalmente algunas
cabezas de ganado (por lo general cerca de Macará) -pero éste
es un negocio peligroso. AsÍ, los cierres de la lrontera pueden
tener consecuencias desastrosas para los compradores de gana-
do; al no tener pastizales ni facilidades de almacenamiento, es-
tas personas se pueden ver obligadas a disponer de su ganado
con grandes pérdidas. Un saraguro me contó que un compra-
dor de ganado que conocfa se había endeudado ranto que "una
noche tuvo que correr e irse a Saigón, donde quiera que este lu-
gar se encuentre."

Una técnica común de regateo, practicada por los com-


pradores, es llevar al vendedor saraguro a una chicherÍa cercana
para tomar un trago de aguardiente o de chicha para cerrar el
trato. En otras ocasiones, el regateo tiene un aspecto muy ca-
sual. Se practica muy poco la conversación; el comprador pre-
gunta al saraguro el precio que pide, luego presenta una alter-
nativa que el saraguro probablemente no aceptará, y luego el
comprador se va. Sólo hasta que regresa dos o tres veces es pro-
bable que el comprador haya tomado una decisión. Mientras
tanto, otros compradores habrán contactado al mismo vende-
dor varias veces. Tánto compradores como vendedores llenan
por completo el mercado durante las primeras horas de la ma-
ñana; toman decisiones concernientes a la venta o compra sólo
después de determinar las condiciones del precio. Obviamente
el vendedor o el comprador pueden decidir no tomar ninguna
decisión ese dfa, o menos decisiones que las planeadas.
220 James Belote

Los saraguros afirman que hay un cierto convenio sucio


entre los compradores -acuerdan no olrecer nada por sobre
los
precios mÍnimos a los vendedores saraguros_. Sin embargo,
pe_
se a que esto puede ocurrir, los saraguros tienen una
veniaja'de
su parte. Un componente importante de esta ventaja es que
la
mayorÍa de los saraguros que negocian en el *.r.udo no ti.n..t
que su ganado ese dÍa; pueden regresar el ganado no
-vender
vendido a los pastizales y esperar el mercado de la Iemana
si_
guiente. Por otra parte, los compradores han invertido bastante
tiempo y dinero para llegar con sus camiones al mercado de Sa_
raguro, partir sin una carga completa de ganado no es una
pre_
visión económica buena para ellos. por consiguente, cualquier
intento de fijar precios excesivamente bajos es probable qr. ,,o
tenga un éxito completo.

En el proceso de regateo suele haber cierto desacuerdo


con respecto al peso de los animales. pero aún cuando no existe
una balanza en el mercado, tanto compradores como vendedo_
res-pueden llegar a estimaciones similares sobre el peso del
ga_
nado.-De modo que la disputa no es por el peso sino por el ía_
lor del animal.

Cuando se ha cerrado un trato, tanto el comprador como


el vendedor cuentan el dinero algunas veces para asegurarse
de
que la cantidad entregada es correcta: una precaución necesaria
si consideramos el valor relativamente pequeño de los biiletes
(los billetes de 100 sucres valen aproximadamente
4 dólares ca-
da uno) usados en la transacción y el gran número resultante
que de ellos es necesario. El ver cada semana docenas de indi-
genas saraguros contando miles de sucres y metiéndolos en
el
bolsillo o en las alforjas ha contribuido a las exageraciones rela-
tivas a la riqueza de los saraguros que hemos escuchado de par_
te de algunos no indÍgenas. Aunque las sumas de dinero son
grandes de acuerdo a los estándares locales (más grandes de las
Los Saraguros en el Ecuailor 221

que muchos no indÍgenas puedan tener en un solo momento),


es improbable que un saraguro puede vender ganado (y conse-
guir dichas sumas de dinero) más de una vez o dos cada año.

Por cada indígena de la parroquia de Saraguro se vende


anualmente en el mercado o a los compradores ambulantes algo
más de una cabeza de ganado cada año. Sin embargo, para no
exagerar la riqueza de los saraguros, me basaré para el siguiente
análisis en una estimación de una cabeza de ganado vendida
por persona cada año. En estas condiciones la familia promedio
(de tres a cinco o seis personas) podrfa normalmente esperar un
ingreso anual de $ 300 a $ 500 por la venta de ganado a un
precio promedio de $ 100 por cabeza.

Sin embargo, al referirnos a promedios y estándares no


debemos pensar que debido al tamaño relativamente pequeño
de los hatos de estos indfgenas puede haber una fluctuación
anual considerable en el número de animales vendidos por [a-
milia. Esto signilica que los hatos no son lo suficientemente
grandes para igualar variaciones anuales significativas en las ta-
sas de producción y crecimiento, en accidentes, enfermedades,
robos, en el consumo ceremonial, etc. Además, como ya lo he
indicado, los precios pueden cambiar rápidamente, no solo de
año a año sino también de semana a semana. En consecuencia.
los promedios dados deberán ser vistos como promedios a lar-
go plazo, en el mejor de los casos. I¿ familia saraguro no puede
depender de un ingreso regular por la venta de ganado de US $
300 a US $ 500 anualmente; un año puede ser de US $ 1.200,
el siguiente de US $ 100, y US $ 400 el siguente.

Por lo tanto, el ganado que crÍan los saraguros no ofrece


un ingreso lo suficientemente adecuado y regular para que se
pueda depender de él como la única fuente de bienestar econó-
mico familiar. Pero, dada la Íuerza de la economía de subsisten-
222 James Belote

cia practicada por los saraguros (discutida en el CapÍtulo 7) y


otros recursos de ingreso suplementario (algunos de los cuales
se discutirán a conrinuación), el ganado no es para los saragu-
ros su única fuente principal de dinero efectivo: el dinero efecti-
vo que se gasta en aumentar las tierras, en financiar ayuda legal
o médica necesaria, en mantener a los niños que ahora estan
empezando a ir ala escuela, en comprar alimentos que comple-
menten a los que cultivan por su parte, en comprar herramien-
tas y muebles, y en comprar bienes de consumo como radios y
relojes. La venta de ganado evita que la mayoría de los saragu-
ros deban intervenir en ocupaciones mal pagadas con el objeto
de obtener estas cosas.

Queso y leche: productos pecuarios y mercado

Los saraguros tienen pequeños ingresos de la venta de le_


che yqueso. El queso consriruye la mayor parte del producto
lácteo vendido. Las vacas son ordeñadas una vez cada dÍa. Se
suele permitir que los terneros se alimenten primero para que
la leche empiece a fluir.

[.a producción lechera no es elevada en el Ecuador. pi-


chincha tiene la más alta producción por provincias en el paÍs:
7,6 litros por vaca cada día (funta Nacional de planificación y
Desarrollo 1968: 77). La mayoría de las vacas de los saraguros
producen entre tres y cinco litros diarios aunque algunas ape-
nas producen un litro diario y otras hasta nueve al dia.


fabricación del queso es un proceso simple y rápido.
lnmediatamente después de que las vacas han sido ordeñadas,
se pone en un contenedor de leche una cantidad de cuajo natu-
ral con el fin de que la leche se cuaje. Después de media hora o
una hora la leche se habrá cortado y estará separada en cuaja-
das y suero. Las cuajadas son manipuladas con las manos,
Los Saraguros an el Ecuailor 223

aplastándolas y presionándolas al fondo del contenedor hasta


que se forme una masa blanca cauchosa. El suero se trastorna y
se da a los perros o a los chanchos.

La masa blanca cauchosa es la cuajada. Se la puede co-


mer o vender en esta forma o se la puede convertir en quesillo
moliéndola, añadiendo sal, y poniéndola por unos días en una
prensa simple de piedra.

Aunque Saraguro es el centro de una región lechera, es


difícil en ocasiones comprar u obtener leche en el pueblo. No
es nada extraño ver a los blancos del pueblo suplicando para
comprar leche a los saraguros que pasan con un cubo lleno. Por
lo común, no tienen éxito en conseguirla. Incluso cuando está
disponible, la leche suele tener un precio más alto en Saraguro
que en otros centros urbanos del Ecuador como Quito o Loja.
En l9ó8, por ejemplo, la leche se vendfa a US $ 0.6 el litro en
Loja y de US $ 0.08 a US $ 0.10 en Saraguro. [¿ leche es difÍcil
de conseguir y es cara porque los indfgenas de Saraguro consi-
deran más provechosos ocuparla en la fabricación de queso que
venderla en su estado inalterado. Las razones para que se dé es-
ta elección serán examinadas más adelante.

El queso (la cuajada y el quesillo) es una fuente mucho


más importante de transacciones monetarias en Saraguro que la
leche. Se necesita aproximadamente 3 litros de leche para pro-
ducir una libra de cuajada. Los precios de la cuajada son bas-
tante estables: cerca de US $ 0.l8la libra. Por otra parte, el pre-
cio de la leche oscila entre los US $ 0.05 y US $ 0.10 el litro.
Parecerfa que cuando la leche se aproxima a un precio de US $
0.10 por litro se puede sacar una ganancia mayor con su venta
que con la venta de queso: US $ 0.30 por 3 litros de leche [ren-
te a US $ 0.lB por la misma cantidad de leche vendida en [or-
ma de cuajada. No parecerÍa tener mucho sentido el hecho de
221 James Belote

que un producto acabado deba valer menos en el mercado que


la materia prima de la cual proviene, y que la gente continúa
vendiendo el producto acabado antes que cambiarse a la venta
de la materia prima que al parecer es más rentable. (El lector
sabe perlectamente bien que no voy a dejar que este vaya..)

De hecho, hay muy buenas razones parala baja disponi-


bilidad comercial de leche en el área de Saraguro. En primer lu_
gar, no hay relrigeración de leche o facilidades de conservación
en Saraguro. El lechero, por lo tanto, duda en aventurarse a
vender leche a menos que tenga un comprador por contrato. Si
no se encontrara ningún comprador, la leche se dañarÍa rápida_
mente y, por consiguiente, serÍa una pérdida total.

Saraguro es demasiado pequeño para asegurar un nivel


de demanda más o menos constante de compradores ocasiona-
les. Por lo tanto, estos compradores esperan encontrar a un
vendedor por contrato que ha traÍdo un pequeño excedente de
leche al pueblo (las familias del pueblo gue pueden hacerlo
suelen contratar cerca de unlitro de leche diario).

En segundo lugar, la leche es mucho más difÍcil de rrans_


portar que el queso. [¿ leche que se necesita en la fabricación
de una libra de cuajada pesa más de seis libras. No sólo es más
pesada sino que su estado lÍquido puede hacer que se riegue
con facilidad. [-a mayorÍa del ganado se crÍa en áreas ,pu.t^áu,
(el cerro y el oriente) y, por lo ranto, su producción lechera
no
es directamenre urilizable. AsÍ, la mayor parte de la leche vendi-
da en Saraguro viene de las pocas vacas que se mantienen en
pastizales pequeños en las comunidades de Lagunas y
euis-
quinchir, que están cerca del pueblo de Saraguro.

- De orra parre, tanto la cuajada como el quesillo son de


lácil transporre (su peso es bajo y no se riegan) desde áreas dis-
Los Saraguros en el Ecuailor 225

tantes y no
se dañan rápidamente. En suma, el queso es una
luente mucho más segura de ingreso paralamayoria de los sa-
raguros, aunque la leche a veces es potencialmente más renta-
ble.

No sólo los pobladores de Saraguro compran y consu-


men queso, sino que éste también entra a la economfa nacional
en cantidades considerables. Hay cuatro compradores de queso
importantes en Saraguro, aparte de algunos que vienen al mer-
cado de Loja y Oña. Estos compradores transportan semanal-
mente de Saraguro varias toneladas de queso; la mayorÍa del
producto se lo lleva a Loja, aunque el queso de Saraguro es
muy apreciado en todo el austro ecuatoriano y tienen precios
razonablemente altos en otros lugares.

Los comerciantes compran queso sólo en forma de cuaja-


da. Los precios se determinan según el mercado de Loja. La
cuajada se compra a los saraguros a un precio de $ 0.08 la li-
bra, menos de lo que puede pagar el comprador en Loja por el
quesillo. Los saraguros reciben aproximadamente US $ 0.lB
por libra de cuajada. Aunque los compradores tienen que trans-
formar la cuajada en quesillo y transportarlo a Loja, ni la trans-
formación ni el transporte son costosos. Sus ganancias (exclu-
yendo el trabajo, que de cualquier lorma viene de los miembros
de la familia nuclear) se acercan a los US $ 0.05 por libra. Algu-
nos de estos compradores venden 600 ó 700libras de queso sa-
raguro cada semana en Loja: sus ganancias semanales son, por
lo tanto, por sobre los 30 dólares -un buen ingreso- según los
estándares ecuatorianos para los pueblos pequeños a inicios de
Ios años 70.

Los compradores obtienen la mayor parte de la cuajada


que llevan aLoja de los indígenas de Saraguro, Que la llevan al
pueblo los días domingos. Como gran parte de las familias indÍ-
226 James Belote

g€nas parricipan en este negocio hasta cierto punto, largas filas


de vendedores se lorman en los puestos de los vendedo-res, to-
dos los domingos por la mañana. Sin embargo, los saraguros
afirman que la situación está equiparada en lls siguienreJ [or-
mas. Un comprador que paga altos precios puede en realidad
usar pesos más ligeros en la balanza. Un comprador que ofrece
precios más bajos puede dar al vendedor, además del dinero,
una yapa (conocida también como fuertecita: una especie de di_
videndo extra en lorma de frutas como el guineo o lá naranja).

El promedio de ganancia de las familias saraguros, proba_


blemente esré enrre 30 y 50 dólares anuales por la venta de le-
che y queso. Sin embargo, como en el caso dé las ganancias por
concepto de ganado, hay un amplio espectro de variación de
año a año. También hay gran variación según la familia. Las [a_
milias de Lagunas probablemente ganan las cantidades más al-
tas (entre 50 y 150 dólares anuales) ya que la mayorÍa de su tie-
rra y ganado se halla en la Sierra y tiene un acceso fácil al mer_
cado de saraguro. Los pobladores de orras comunidades suelen
tener propiedades más pequeñas o más pobres en la Sierra, o
un acceso menos lacil al pueblo. Debido a la tasa de descompo_
sición del clima, más caliente y húmedo, en el Oriente, se úae
sólo pequeñas canridades de queso y no de leche.

Aunque los productos de consumo lechero son mucho


más importantes, dos productos adicionales del ganado vacuno
entran en la economÍa monetaria: el trabajo del ganado y los
cueros. Unos pocos hombres saraguros completan sus ingresos
con el trabajo de sus yuntqs (parejas de toros de aradoi para
arar campos de otras personas (indigenas y no indigenas):
-los
pueden ganar hasra $ 1.5 al dÍa en esra actividad. Sin
"-lurgo,
la dem-anda de trabajo para el arado se ve limitado, t^.,to poñu
naturaleza estacional como por el hecho de que gran parte de
las familias saraguros tienen sus propias yuntas.
Los Saraguros at el Ecuailor 227

Los cueros se sacan de los animales que mueren por accl-


dente o por enfermedad y de los que se consumen localmente.
(véase la
Los cueros que no se necesitan para el uso doméstico
siguiente sección) se pueden vender a los zapateros o cinturo-
nJros del pueblo de Saraguro, o a los cuereros que vienen de
comunida'des indfgenas de la provincia de Chimborazo' Al
igual que la venta de la fuerza de arado, la venta de cueros no
Jf*." muchas oportunidades de ganancia económica de mane-
ra regular.

Ganado y economía de subsistencia

Pese a que el ganado es la base de la participación sara-


guro en la economla monetaria, el ganado también es impor-
t'u.rt" putu la economÍa de subsistencia de estos indfgenas' El
más importante es el uso de los toros para arar los campos de la
familia, quienes les ofrecen los artÍculos de subsistencia en los
que aún se basa la subsistencia de los saraguro. También se usa
los toros para bajar troncos de los cerros o para mover los traPi-
ches (moiinos de caña de azúcar) en el Oriente (véase Capítulo
l0), y para pisotear tierra mojada y convertirla en lodo para la
consirucción de viüendas en la Sierra (véase Capítulo 7).

Como lo indiqué anteriormente, no se vende todo el ga-


nado de los indígenas de Saraguro; algunos cientos de cabezas
se consumen anualmente en las ceremonias. Aunque los sara-
guros pueden comer más de 30 ó'10 libras de carne de res en
un año con motivos ceremoniales, rara vez la comen en otras
ocasiones, el consumo de carne de res es a veces alto, pero es-
porádico. El queso es mucho más importante en cuanto fuente
regular de proteínas y otros nutrientes producidos por el gana-
do-. La mayorÍa de los saraguros comen quesillo o cuajada todos
los días. Especialmente en el Oriente, donde el mercado de
queso está limitado, es probable que los saraguros ingieran
228 James Belote

grandes cantidades de queso diariamente. por otra parte, la le_


che como tal no es muy consumida por los miembrós de las fa-
milias saraguros, incluso en el Oriente.

Finalmente, los saraguros no venden todos los cueros de


animales muertos o consumidos a nivel local. Más bien usan
muchos de ellos con diferentes propósitos. [¿s cuerdas de cue-
ro constituyen la manufactura principal que sacan del cuero.
Las correas traseras de los telares saraguros están hechas del
cuero facial del ganado. El escroto de los toros se convierte en
recipientes, retirando los testiculos y rellenando la piel vacía
con ceniza hasta que se vuelva dura y se seque. Estas fundas de
pelo, sin costura, se cuelgan de las clavijas de las paredes de las
casas y se usan para almacenar todo tipo de artÍculos.

Ganado en general y otros animales domésticos

Si bien el ganado vacuno es la especie animal más impor-


tante para la economía monetaria y de subsistencia de los sara-
guros, también hay otros animales que son importantes: caba-
Ilos, mulas, ovejas, cerdos, pollos, cuyes y perros.

Casi todos los hogares saraguro tienen al menos un caba-


llo o una mula. Aunque se usan básicamente como animales de
carga (para transportar leña del cerro o productos al Oriente o
desde el Oriente), los caballos y las mulas también son usados
frecuentemente como animales de montar. Los caballos se crÍan
a nivel local. Las mulas vienen en su mayor parte de Celica (en
el sur de Loja) y a menudo son de más valor que los caballos.
Tanto los caballos como las mulas suelen pastar junto con el ga-
nado. En la parroquia de Saraguro se crÍan unos pocos burros.
Donde están disponibles se los alquila para procrear; el cosro es
de $ 5 por mula al nacer y de $ 4 por macho.
Los Scraguros en el Ecuailor 229

El hogar saraguro por lo general posee de 8 aIZ cabezas


de ganado ovino, su número depende tanto del tamaño de Ia
familia como de sus haberes. El valor principal que tienen las
ovejas está en la lana; se la usa en la manulactura doméstica de
prendas de vestir. Unas pocas ovejas son sacrificadas para las
fiestas o son vendidas en el mercado, pero estos usos son pura-
mente secundarios para la mayoría de los saraguros. A veces las
ovejas pastan con el ganado vacuno en el cerro, pero con más
frecuencia se las lleva a los terrenos baldÍos (estribaciones es-
carpadas) dela zona comunal, a lo largo de rutas, o en los cam-
pos después de la cosecha.

Los saraguros crÍan cerdos casi solamente con propósitos


comerciales. Unicamente si sucede que un cerdo muere antes
de ser vendido, es probable que los saraguros coman su carne.
Muchas familias tienen al menos una cerda para procrear y se
crfa a su progenie para venderla en el mercado. La venta de cer-
dos es en realidad muy importante para algunos saraguros; mu-
chas familias ganan anualmente de $ 30 a $ 50, e incluso más,
por concepto de esta actividad económica.

Todas las familias crÍan algunos pollos. Los huevos y los


pollos se venden en el pueblo, a menudo a compradores de
Oña. La venta de pollos y huevos representa aproximadamente
los mismos ingresos monetarios por concepto de la venta de
cerdos. Los pollos adultos valen $ 1.5 en Saraguro; los huevos
cuestan un poco menos de US $ 0.05 por unidad' Aunque los
saraguros no comen huevos ni pollos regularmente, sÍ los ven-
den. Los huevos son considerados regalos apropiados para los
amigos no indfgenas. Los saraguros no crían gallos de pelea, pe-
se a que algunos blancos del pueblo participan en esa actividad.
Además de los pollos, unas pocas familias crÍan palomas para
su propio uso.
230 James Belote

Todas las familias crían cuyes en su cocina. Estos peque_


ños animales autócronos representan la fuente mas regúlai de
carne en la dieta saraguro; cada familia consume hasta uno por
semana. Pocos son vendidos, unos cuantos se consumen en las
fiestas. Estos son importantes sólo para la economÍa de subsis-
tencia de los saraguros.

Y, finalmente, está ese aborrecido de los comerciantes


ambulantes, de los aduaneros, de los censadores, de los ladro-
nes,-de los antropólogos y de otros forasteros que merodean
por las comunidades del área: el perro. Cada casa tiene uno
o
más perros. Los perros son mascotas para algunos, y son
los
únicos animales a quienes los saraguros dan un no--br.,
p.ro
su utilidad básica reside en su función de guardianes de la pro-
piedad de sus amos. Esros perros de meáiano tamaño ,ull.n
morder más que ladrar; se sabe que algunos han atacado inclu_
so a sus amos. Un saludo común al entrar ala casa de otra
per_
sona es "allcuta misangui" (esp. "esquina tu perro"). [¿
frecuen-
cia de robos en el campo hace que los peiros vigilantes sean
una necesidad.

Por último, los perros sirven como carroñeros ya que se


alimentan tanto de la basura como de las heces humanas. i ve_
ces se alimentan de maÍz maduro; de modo que durante
la esta-
ción de cosecha se ara a muchos perros una de las patas delan_
teras al cuello para evirar que salten a los maizales. Él
único ali-
mento que he visto que se da a los perros es el suero (de la le_
che) y los huesos de animales p"quáno, como los cuyes. posi_
blemente una consecuencia de largo alcance de esta última
práctica, es la casi completa eliminación de la evidenca arqueo_
logica de animales domésticos de huesos pequeños como los
cuyes en donde hay perros, esto parece ser confirmado por
el
registro arqueológico.
Los Saraguros en el Ecuailor 231

Resumen

Como lo he demostrado en esta sección, los animales y


Ios productos animales son elementos cruciales en la participa-
ción de los saraguros en la economía monetaria y de mercado
asÍ como en la economÍa de subsistencia. Por medio de la venta
de ganado y de productos diarios, cerdos, pollos y huevos, los
saraguros obtienen un ingreso anual per capita que está entre
los US $ 100 y los US $ 200 a largo plazo. Éste no es un ingre-
so excepcionalmente alto (aunque en verdad tampoco es bajo)
de acuerdo a los estándares rurales ecuatorianos. Lo que hace a
los saraguros rezonablemente acomodados en relación con di-
chos estándares es la fuerza de su economÍa de subsistencia.

Támbién vale anotar en este punto que la participación


en la economfa monetaria que se basa en el ganado y en otros
animales domésticos (por ejemplo, a diferencia del trabajo asa-
lariado) no requiere en sí misma mucha interacción continua
con representantes de la economÍa y sociedad nacionales, ni
tampoco que los saraguros entreguen una buena parte de su au-
tonomfa personal y su tradición étnica.
Capítulo 7

EL MAIZY LA ECONOMIA
DE SUBSISTENCIA

Alimentación

Así como el ganado representa la economÍa de mercado


de los saraguros, el malz representa su economía de subsisten-
cia. El mafz es el pan de todos los dÍas para los saraguros y pro-
vee cerca de la mitad de su consumo alimenticio por el peso' Al
ser un elemento central de su vida diaria, su crecimiento, su
preparación, el combustible usado en ella y el espacio domésti-
co ocupado para su almacenamiento son caracterÍsticas impor-
tantes de la situación de los indÍgenas de Saraguro.

El papel del maÍz en la vida de esta etnia está simboliza-


do por la misma palabra "saraguro". Si bien no existe una eti-
mología cierta reconocida para el término general, todos asu-
men que "sara" se refiere al maiz. Sara en el dialecto quichua de
Saraguro, y a un nivel más especÍfico, se refiere a las mazorcas
de mafz seco.

Algunas variedades de maíz se producen aquí. El moro-


cho es la más común: tienen granos grandes y amarillos; el
maÍz blanco tiene granos blancos y con hoyuelos; la variedad
conocida como zhima tiene granos blancos, ligeramente redon-
dos, y brillantes; el chilpi también tiene granos blancos, peque-
ños y bastante ahuecados; el huarmi tiene granos muy finos,
236 James Belote

ble forestal en saraguro se deberá más a la preparación de mote


que a cualquier otro factor.l

El maÍz fresco en la mazorca (choclo) se hierve y se con-


sume en grandes cantidades por varias semanas en el año cuan_
do las cosechas de maíz alcanzan su madurez. Al comerlo los
saraguros no sacan los granos del choclo mordiéndolos sino
que retiran los granos grandes con los dedos antes de llevarlos a
la boca. Sólo los perros, los cerdos y, últimamente, los gringos,
se conoce que saquen los granos del choclo mordiéndolos con
los dientes.

Los alimentos que provienen del maÍz son las tortillas,


Ios chumales (conocidos también como humitas), los tamales y
la mazamorra. Tanto hombres como mujeres muelen el maíz'a
mano. Antiguamente se usaban grandes piedras o morteros pa_
ra este fin, actualmente la mayoría de los saraguros muele el
mafz en molinos mecánicos manuales.

l-a.mazamorra es una especie de sopa espesa de maÍ2. [¿s


tortillas son tortas secas y gruesas (de casi un centÍmetro) coci-
nadas en un tiesto de cerámica un poco hondo. Los chumales y
los tamales esrán hechos de mafz molido mezclado.or,.rn po.o
de quesillo y grasa; se envuelve la mezcla en hojas y se la .ólo.u
al vapor encima de rocas puestas en ollas de agua hirviendo.
Los chumales están hechos de maiz que ha sido secado parcial-
mente en el tallo; se los envuelve en las hojas de la mazorca.
Los tamales están hechos de maíz seco (sara) y se los envuelve
en hojas de plantas de huicunda (bromiliáceas epifÍticas) que
crecen en los árboles y en los peñascos dela zona.

Los milichaquis (patas de cordero) son una clase peque-


ña de tamal que se hace como una ofrenda para asegurar las
buenas cosechas. La ofrenda se la hace ala supalata. un espÍritu
Los Sarcguros en el Ecuador 237

femenino que aparece en las casas la víspera del Domingo de


Ramos. Los milichaquis junto con el mote y otras comidas son
ofrecidos por la familia. Hombres vestidos de blancos (ayanfai
nes) y de mujeres saraguro llegan a algunas casas para la ofren-
daalasupalata. Se les da la comida y luego bailan por un mo-
mento. Antes de partir, dan a los dueños de casa semillas de ca-
labazay de malz para que planten para el año siguiente'

Se dice que si no se da la ofrenda a los visitantes o a la


supalata, se esparcirá en los maizales de la familia el shirán (una
especie de maleza). La familia come la ofrenda al dÍa siguiente,
si los ayafaines no han llegado la noche anterior. Como se seña-
ló en otro lugar (Capítulo 2, y Belote y Belote, I977b) la supa-
lata puede ser entendida como uno de los intentos que los sara-
guros hacen por ganarse la ayuda sobrenatural que asegure
bu"r,tt cosechas durante una época del año (entre la última
desyerba y la cosecha), cuando es posible que los fenómenos
naturales (tempestades, sequía, tormentas de viento' Pestilen-
cia) tengan efectos más importante en el éxito de la cosecha que
el trabajo de los hombres.

Después del maíz y de los productos derivados de él en


la dieta saraguro se hallan las habas (Vicío Jaga). las papas, los
porotos (Phaeseolusvulgans), y los sambos (calabazas) son tam-
6ien purt" importante de la dieta. Todo se prepara básicamente
puru .l consumo humano hirviéndolos y son cultivados por la
mayorfa de las familias saraguros'

I-a oca (oxalís tuberosa), el milloco (Babella sp?) , la quinoa


(Chenopodíum sp?), el aji, el trigo, la cebada y la col se cultivan y
consumen por parte de un gran número de hogares. Unas
cuantas familias también cultivan en pequeños jardines situa-
dos cerca de la casa la chicama, conocida como jfcama (polym-
nia sp?),la zanahoria, la lechuga, los tomates de árbol y otros
238
James Belote

productos naturales menores así como plantas


y hierbas medi_
cinales (la idenrificación de algunas de estas
pirnt^ proviene
de Cordero, 1950).

Como se señaló en el Capítulo ó, el ganado


en general y
los producros derivados de é1, están destinado,
,"n,J puru lL,
venta como para el consumo flamiliar
diario. El producio mas
importante es el queso, que se consume
diariamente, l;;;r;;r,
que se comen una vez a la semana o
con menos frecuenciá, y
los pollos, que se consumen principalmente
por las personas
enfermas y las mujeres que han acabado
de dar tur. Lo, r,r._
también" se los come _
vos se suelen vender pero en ocasiones
fritos o duros-, o en lás sopas. Como to
inaique .n .l C;;í;;o
6 la carne de res y de cordéro se consume
en cantidades impor_
tantes sólo en las fiestas, las bodas y los
funerales. El .onru_o
regular de proteínas depende, .., .onr..uencia,
tanto de los
gran:s, los- frijoles y el queso, como de la carne. No se han rea_
lizado mediciones en el área pero según
las observaciones con_
cernienres a la salud y el desarrollo de
la genre y a la cantidad y
mezcla de su consumo alimenticio,
tienen una dieta más que adecuada
ffie que los saraguros
lo qu" [lene que ver con
el consumo de proteÍnas y calorÍas. "n

bien gran parre de los saraguros cultivan


.Si lo que consu_
men, hay alimentos que se compran.
Los que no poseen o no
trabajan la rierra en el Oriente clmprarán
pla,unor, y;t;;_
nela (azúcar morena sin refinar). ro'dos
los saraguros probable-
menre compran naranjas, trigo (si no lo
cultivan) y árroz. las
familias ricas compran y consumen algunos
cienros de libras de
arroz aI año. Con menos frecuencia lós
saruguros compran ga-
lletas o caramelos, helados o ..bolos,,, y
productos ..,l"tuao, io_
mo el atün.z
Los Saraguros en el Ecuailor 239

El consumo de lÍquidos se basa en las soPas, las mismas


que son ingeridas diariamente y están hechas de ingredientes
como mafz, habas, papas, arroz, fideos, cebada y queso' Los sa-
raguros muy rara vez beben agua "pura". Por ejemplo, en una
muy rápida caminata de cincuenta kilómetros mi gusto por in-
gerír grandes cantidades de agua en todos los ríos por los que
pasábamos fue causa de gran diversiÓn para mis compañeros
,ur"gutot que no bebieron nada durante todo el viaje'

Además de las sopas, los saraguros toman calé (usual-


mente como la primera comida del dÍa), agua caliente de panela
(como una alteinativa al café), aguas aromáticas (en casos de
enfermedad), colas, cerveza embotellada, aguardiente, chicha,
chahuarmishqui, y guajango' En el Oriente algunos saraguros
beben grandes cantidades de jugo de caña fermentado (guara-
po)'

1¿ chicha de jora es una bebida fermentada que los sara-


guros fabrican del maíz molido, panela y agra; se la bebe en
grandes cantidades en ocasiones ceremoniales y en mingas' U-na
áspecie de chicha a veces llamada hueso de oso se vende a los
,riuguror por los dueños de las chicherfas del pueblo. Contiene
ur, .]..to núrn.to de ingredientes aparte del maÍ2, el azúcar y el
agua, pero no sabe como la chicha de los saraguros; se sospecha
qi," .r más bien una bebida insalubre (véase Belote, i97B). Éste
es un modelo común en gran parte del Ecuador. Se ha informa-
do que en otras partes del país se ha incluido en la chicha in-
gredientes como el ácido de las pilas y las heces humanas con
propOsito de distribución comercial para los indigenas (véase,
por ejemplo, Burgos, 1970).

Tanto el chahuarmishqui y el guajango provienen de los


jugos de la cabuya o penco (agave americana, chuhuar en qui-
.trua). Huecos del tamaño de un galón se abren en la base de
210 James Belote

las plantas justo antes de que empiecen a


echar sus tallos flore-
cienres, por lo general, a una edad
que está entre los 15 años (y
no cien como implica su,nombre en
inglés, ,,century
plant,,). El
chahuarmishqui (o simplemente el
mis"hqui, cuando se conoce
el contexro) es. el jugo de la planta
qu. ,. consume srn más pro_
cesamienro. El guajango es el jugo
después de que ," t u f.r_
mentado unos cuantos dÍas.

, -El guajango también se conoce con la palabra mejicana


de pulque; no es una bebida común
en los ,qnd"s.
americano de principios de siglo dio
ú" Jr¡"r"
el siguiente informe acerca
de una comida que habia reniáo con
er s"'cerdot" de oña, a sólo
cuarenta kilómetros.de Saraguro: ..la
c.on u''a jarra de pulque, una bebida
comida ,e te.f,J"'ñ;;
que el cura habÍa
do a hacer a sus cholas después de leerlo
en un relaro";r";;_
prove_
nienre de México" (Franck, l9I7:202).
Sin embargo, .n un
diccionario del quichua azuayo,escrito
en la década de los años
90.del siglo pasado por Coidero (1967:
2I,224), se riene el
pulque como equivri"nt" del chahuarmishqui. po,
,horu ,u,
orÍgenes siguen inciertos.3

Producción alimenticia

El tiempo de siembra es ahamente variable


en el área de_
bido a diferencias microambientales entre
las comunidades e
incluso ent.re campos cercanos. La mayorÍa
de los p.odu.to,
agrícolas se siembran- en algún ,no*"rr,o
enrre agosto y octu_
bre. Dependiendo de la locaÍzación, el
maiz lleva de ocho a on_
ce meses en madurar. Como las variaciones
en las longituá.s
estacionales de crecimiento tienen consecuencias
importantes
para los modelos de circulación; tierras
altas_tierras bajas, en lo
que tiene que ver con la gente y con los
animales, estas varia_
ciones serán discutidas con más detaile
al finar del capitulo ió.
Los Saraguros en el Ecuailor 241

Sin embargo, hay una constante: nadie siembÍa nada du-


rante la luna nueva y durante los seis dias que le siguen' [-as
plantas sembradas en luna tierna no crecen apropiadamente de
acuerdo a los saraguros. Támpoco es aconsejable talar árboles
porque la madera se torcerÍa o la invadirfan las termitas o algu-
n^ piugu; nadie está del todo seguro con respecto a lo que ocu-
.r".i i viola esta regla o cual es larazÓn fundamental' Algunas
personas dicen que la única cosa buena que se puede hacer en
ese tiempo es dásyerbar los jardines. También se puede cose-
char el maÍz durante luna tierna pero sólo si se lo va a comer;
no estaría bien sembrarlo posteriormente'

I-a selección de semillas es muy importante entre los sa-


raguros. Especialmente con el maiz y las diferentes variedades
de habas, sólo los mejores granos y semillas se conservan para
la siembra. Los tubérculos, en especial las papas, no tienen nin-
guna selección que se conserve mejor para la siembra' De he-
fho, lo, saraguros guardan las papas más pequeñas para la
siembra y ,", de partirlas' las siembran enteras' Es tal vez
"n
por esta razón que después de algunas épocas los saraguros in-
,.rrurnp"n su lÍnea de papas y compran nuevas semillas del tu-
b¿rculo en el mercado para empez r una nueva lÍnea. Este enfo-
que aparentemente casual con respecto a la selecciÓn de la pa-
pa, en contraste con el interés mostrado por la selección de se-
*illtt de maÍz y habas puede ser un indicador de que las po-
blaciones ancesirales saraguro tenían orígenes de altitud media.

A excepción de las plantaciones, los huertos de vegetales,


hierbas y fiorls, y los pastizales, todas las áreas que se siembran
en la Siárra son trabajadas con el arado. Los saraguros usan el
arado mediterráneo que está hecho completamente de madera,
cuerdas de cuero crudo, excepto por la largay angosta hoja de
hierro del arado. Para mover el arado se utiliza una yunta; el
yugo se coloca sobre la cabeza de los animales y se lo amarra a
los cuernos.
212 James Belote

)e pasa tres o cuatro veces el arado por


el pedazo de tie_
rra que se va a sembrar. Un arado
se hace en un sentido, de ida
y vueha; el otro arado se hace en
senrido perpendicular al pri-
mero de modo que-forme ángulos rectos
óon'el prime.o, y.asi
en forma de cruz. Excepro en"la siemb*
a. U prpr, furiiL*,
rara vez se levanran de forma distinta (melgas) 'Los
hombres
guÍan y conrrolan la yunta con órdenes
y .-"ldi.ion.r, ufujr_
dos de, un palo puniiagudo. La mujeres
a veces caminan en
lrente de la yunra para ayudar a guiaria (deshana).

La producción agrÍcola de Saraguro


está caracte rizada
por un grado de variación denrro de liriites
amplios. por e¡em_
plo, cuando siembra papas, ValentÍn
ara su tierra en cruz cuatro
veces con su yunra; la úhima dirección
del arado sube y aai,^r;
colina..Arar en perfil, dice, no es bueno
porque cuando se des_
yerba,la tierra levantada no permane."
que posteriormente forma con una lámpara
,, lugar. Las hileras
"r, (uná
prt" .on uru
de madera y con una hoja extrem"damente
pequeRa, que se usa
en lugar de un azadón) están separadas por
90 a 130 centÍme_
tros y rienen una profundidad de 15.
Lúego se cavan con una
rampara, hoyos de ó a B centímerros
de prolundidad en la parte
superior de la melga; r:
qln" dos papas pequeñas en el hoyo, y
se lo llena con tierra. A i5 centfmetros
mas arriba de la hilera
(él siempre empieza al pie de la
ladera) ,. ubr. o,- t oyo,-r.
colocan en él papas, y ,L lo tapa con tierra. por
otra parte, Vi_
cente, un vecino de la misma comunidad
ara su trerra en cruz
sólo tres.veces y su último arado sigue
los contornos como el
sistema de melgas paralelas que-luegJ
consrruye hay mejor con_
servación de la rierra, dice. Las hileias
que foima tián.n urr" ,.-
paración de B0 a I l0 cenrímerros, pero
su profundidad
de Para sembrar, saca con las manos ú;;i;
-15. tierra fina del fondo de
cada hilera, coloca una capa fina de ferrilizante
quÍmico, lo cu_
bre con una delgada capa de tierra, pone
las papas enteras una
Los Saraguros en el Ecuador 213

por una, 15 centímetros unas de otras en la hilera, y luego cu-


bre todo con 3 ó 4 centfmetros de tierra'

Vicente se halla experimentando las ideas de siembra de


papas que ha escuchado de los no saraguros. Sus cosechas son
."¡ot.t que las de ValentÍn, pero ocuPa mucho más tiempo en
la siembrá y más dinero en fertilizantes artificiales. Ambos agri-
cultores .uitiuu., papas exclusivamente para su consumo'4

l-a variación se extiende ampliamente en la práctica agrí-


cola de los saraguros. Ellos no están obligados por sistemas tra-
dicionales sino que dentro de los límites impuestos por el tiem-
po, la tierra y el dinero disponibles, están bien dispuestos a in-
i.r,trr nuevas técnicas. Una limitación adicional es que usan so-
lamente parte de su tierra parala experimentación inicial; no se
arriesgan a adoptar algo nuevo de inmediato y por completo
solo p-orque un vecino haya tenido éxito, porque un agente de
.*t.nriott agrfcola o algún otro experto lo haya recomendado'
Los saraguros tienen tierra suficiente para poder permitirse el
riesgo de experimentar con una parte de ella' Pero están más
oriJntados hacia la maximización de la seguridad antes que a la
maximización de las ganancias en la producción y, en conse-
cuencia, son un tanto cautelosos con respecto a la rapidez con
que permiten que un nuevo sistema se apodere de todo el pro-
ceso de producción.

El maíz hibrido fue introducido en el área de Saraguro en


la década de los años 60. Los indÍgenas estaban muy deseosos
de cultivar sus campos con este malz, y estuvieron de lo más
contentos tanto con el alto rendimiento como con las cualida-
des alimenricias del grano que les daba la nueva semilla. Sin
embargo, cuando descubrieron que no podÍan continuar el pro-
ceso de selección de semillas para las siembras sucesivas sino
que tendrían que comprar nuevas semillas cada año, la mayor
244
James Belote

parte de los.saraguros dejó de cultivarlo.


No querÍan llegar a
depender del mercado para conseguir
su eleme.," pri"iip?i a"
estraregia de subsistencia (Belote y
B.lote, lgg4).
la variación, por lo tanto, se extiende a la siembra
de las
chacras (campos de maÍ2, habas y
sambos). I_u .uyoriu á.-iu
gente siembra al vuelo las semillas
de sambo ,nr.s d"l .Lri.o
arado. Algunos también ponen las habas
en hileras y tu.go tm
maíz y lo, porátor. 'o,-,
aran.por debajo anres de sembrar el
siembran las habas en hileras, y el
maízy t* po-ro, J.
ellas. Algunos siembran el maíz y los "n.i., ho_
párotos en el mismo
yo, otros no El siguiente es, sin embargo,
el modelo más co_
mún de trabajar la tierra.

Se ara la tierra en cruz dos veces.


Luego las semillas del
sambo-son esparcidas por la sementeras
sembrándola, ul uuelo.
I as habas son dispuestas
en hileras con un metro de separa-
ción, una haba cada treinta centÍmetros.
Luego se ara nueva_
mente, con alguien que conduzca la yunra
de ñodo q;" i;, ;;
bas son introducidas en la tierra con
el arado. Despues ;";;;
bra el maíz y los porotos. Tanto hombres
como mujeres cargan_
do sus flundas de semillas hacen agujeros
de l0 centÍmerros de
prolundidad en la liena con un paló
puntiagudo (esre p;.;;
se llama "tolar"); se echan en un froyo + á :
gr"no, de maiz (4
alternando con 5) y un poroto; el agujero
se cubre con el pie.
Los agujeros tienen una separaciOn
de 40 centÍmetros aproxi_
madamente.

l_a oca y la milloca se siembran


de manera muy parecida
a como se hace con las papas; el
vuelo en campos arados en cruz.
trigo y la cebada ,. ,í._U.un ui

, Homb¡es y mujeres desyerban los campos dos o rres ve_


ces durante la primera mitad de la
época de crecimiento. O"r_
Los Saraguros en el Ecuailor 245

pués de que las plantas han echado buenas raíces ya no es ne-


cesaria la deshierba.

l-a irrigación se practica en algunas áreas secas de la pa-


rroquia pero en general los sistemas de irrigación no están alta-
mente desarrollados. Mucha gente asegura que antiguamente,
cuando había más árboles y bosques en la región, el clima era
mucho más húmedo y la irrigación no era importante en nin-
gún caso. Hoy en dfa los años de sequía pueden reducir drásti-
camente las cosechas en tierras no irrigadas y algunas comuni-
dades están en proceso de establecer sistemas de irrigación. Sin
embargo, el trabajo comunal en estos sistemas tiende a ser muy
esporádico y no hay mucho entusiasmo. Se podría argúir que el
individualismo y la falta de una organización comunal fuerte
entre los saraguros, se debe en parte a que antiguamente no era
necesaria la cooperación en actividades complejas destinadas al
bien comrln, como es el caso de la construcción y manteni-
miento de sistemas de irrigación sofisticados.

Con la creciente presión demográfica sobre la tierra y con


la aparente tendencia hacia la sequedad del clima, los saraguros
pueden verse obligados poco a poco a desarrollar modelos más
sólidos de amplia particiPación y cooperación comunal. Sin
embargo, la participación progresiva en la economÍa de merca-
do va en contra de una lácil comunión de intereses y esfuerzos.
Así pues, en el presente los saraguros se enfrentan con un me-
dio ambiente de dos tipos: uno que promueve el esfuerzo grv-
pal por mejorar la productividad de subsistencia, y otro que
promueve la mayor individualización.

Con o sin irrigación la productividad de los cultivos en


años normales es razonablemente buena. En Lagunas, por
ejemplo, las cosechas de mafz, de acuerdo a los informantes,
van de 70 a20O a uno. El trigo en la comunidad seca de Quis-
216
James Belote

quinchir se cosecha en una proporción de aproximadamente 20


a uno.

las mejores tierras de las zonas comunales


siguen produ_
ciendo maí2, habas y sambos anualmenre
sin necesidad de ferti_
lizantes artificiales. El estiércol
de las ove¡as y de las vacas se
usa para ayudar a mantener los
suelos; asimismo, siempre se
trae al ganado a que coma los
tallos del maízdespués de la co_
secha. En áreas con suelos pobres
r. pru.ti., en cierto grado la
rotación de cultivos. En el área
comunal varios años de produc_
ción de las chacras se puede ahernar
con un año o dos de pas_
to. En otras áreas, el maÍ2, las habas
y los sambor r. pu.á"í"i_
rernar sucesivamente con las papas
y el pasto.

Vivienda

En los primeros años del presente


siglo las casas de los
indÍgenas de Sarasuro esraban
hÉchas de biharequ",;;;;;_
Iadas (con dos ladás paralelos),
r.enÍan a" ai", a doce metros
longitud, y una techumfre de. pap de
d,eprru_o. Esras casas pro_
bablemente eran parecidas a las
.o.,rri,r..iones elÍpticas de las
que informa Caldas (193ó, citado
en el prólogo a la parte I) un
siglo antes' Las viviendas esraban
¿i"iiiár, en rres cuarros con
paredes de bahareque. Los cuartos
centraies tenÍan puertas ex_
teriores e interiores que conectaban
esos cuartos a ras dos habi_
taciones laterales (véase cuadro
l4a).

. principios de los años 30 algunas


-Hacia casas tenÍan te_
c.hos de teja (Mora, 1930) pero.n lo;;;;.ros años de la déca_
da de los 40 muchas renian rodavÍa
Lchos de paja (Franklin,
1945: 197). En l9ó2 enconrramos
sólo una casa que tenÍa te_
cho de paiay forma ovalada (en la
comuniau¿ a. G';r;i;;;;.
de casas que tenÍan el techo cubierto
con p"¡, sólo parcialmen_
te, y dos casas viejas con entradas
interiores-en la par.oqrl" a.
Los Saraguros an el Ecuailor 247

tienen
Saraguro. Ahora las casas de los indígenas de Saraguro
todas teja y de perfil rectangular, con.cuartos y puertas que se

abr"r, solamente al exterior de la casa (véase cuadro l4b)'

No puedo explicar el cambio de puertas inte.riores a


puerras exieriores. Ei cambio de casas de perfil ovalado
a rec-
de te-
iung.tlu, probablemente tiene que ver con el mayor uso
de contornos rectos ofrece una base
¡as."Un techo rectangular
*e¡o, para disponeilas te¡as de tamaño regular que se hacen
enla región, antes que un techo de perfil redondeado; y un-te-
cho ,e.ár,grrlar se cónstruye más fácilmente sobre una platafor-
.n" ,".rung"ular (de paredei) que sobre una plataforma ovalada'

Como se indicó en el Capftulo 2, las casas de los indÍge-


4 y no 2
nas, a diferencia de las viviendas de los blancos, tienen
u"rri.rrt.r, y techos de caballete. Esto tal vez se debe a una re-
de las paredes de
rención deÍ nivel llano rradicional de los altos
la casa presentes en las viejas casas ovaladas. Las casas con te-
cho de dos vertientes requieren un aditivo triangular en los ex-
tremos para separar la casa del exterior' Los techos de teja
de

cuatro vertientes son más complejos de construir que los de


dos vertientes, pero la construcción de las paredes-que los
sos'
tienen es más simple, en especial cuando las paredes están-he-
chas de baharequá. En cualquier caso, los techos de caballete
de las casas indfgenas hoy en dÍa parece que han evolucionado
directamente del antiguo techo ovalado de paja'

El cambio de la paja a la teja en la cobertura del techo


parece que ha ocurrido gradualmente, pero es probable que se
iraya acelerado con la terminación de la carretera Panamericana
en los años 40, la misma que pasaba por la regiÓn de Saraguro'
La mayorÍa de las fábricas de tejas se halla en el área de san
Lu-
.u, y Lu, Juntas. L¿ culminaciÓn del camino no sÓlo permitió
que los saraguros intervinieran más en la economÍa monetaria
248 lames Belote

sino también hizo mas facil y bararo


rransporuar las rejas (en ca_
miones) a la vecindad de lossitio,
de.ons't.ucción.

Figura 14: Casas saraguro

' f-lJ-E.f.Irri,],'i r. J
Casa al esrilo anriguo,

Wrc
con recho de paja y
ent¡adas interiores.

Casas modernas
r€p¡es€ntat¡vas con leja
y pue¡hs exte¡iores.
ñ
fl{a \
qe
paredes ---,
t- -- lheas del recho =$

I
postes de la casa
E

y'L PUerlas

* fogatas

e mamarumis

rF
ffi
alnres

! sillones

B taburetes

mesas

F-! bancas de madera

!ilrn bancas de adobe O jarros de almacenamienro

ffi ts cestos de almacenamiento


"rrn"rdeplancha iEEEI ."y",
El ."rnasd.plauforma
eD cajas de almacenamiento

_ muyuchis
.\
ft"
(e ^"" "Y
¡' '
,'lJ
Lossoraguros enetEcuador z4g
\e
\íl. .t ' Las casas en que viven actualmente los saraguros en la
sierra son muy sólidas (para una comparación de saraguro con
otros tres estiios de construcciÓn de viviendas en el Ecuador,
véase Kroeger,1979). Aunque la mayorfa tiene paredes de ba-
hareque, algunas están hechas de adobes. Las puertas exteriores
de lai casas de tres cuartos tienen todas una altura aproximada
de dos metros y están hechas de madera dura; en ocasiones se
las pinta con colores vivos. Para la sala o cuarto central se suele
conltruir puertas dobles. Las dos habitaciones laterales, la coci-
,,cuarto" están equipados con puertas simples. Todas las
na y el
entiadas tienen alféizares de madera de20 a 30 centÍmetros de
alto. Los alféizares altos ofrecen un lugar para sentarse y tam-
bién sirven, en el caso de la cocina, como barreras para mante-
ner a los cuYes dentro del cuarto'5

El piso se suele hacer de tierra compacta, pero en una o


dos habitaciones se puede hacer un piso de maderas cortadas a
mano dispuestas sobre las vigas que consisten en troncos de eu-
calipto toi.urn"nt" pulido y nivelado. En la mayorÍa de casas no
hay 't enta.ras, ¿stas se están haciendo comunes pese a que la
gente nota que aunque les guste la luz que ofrecen las ventanas,
iambién creen que se disminuye la seguridad contra el robo.
Las ventanas pueden ser desde un pequeño agujero abierto en
la pared a venranas de vidrio equipadas con barras o póstigos
de madera.

Los aleros de las casas sobresalen lo suficiente para evitar


que la lluvia caiga direcramente en las paredes. Algunas casas
tienen sobre el bahareque o los adobes un enlucido de cemento
a un metro de alto en todo el contorno de las paredes como
una medida adicional de protecciÓn contra la caida de la lluvia.
Tanto las casas de bahareque como las de adobe pueden tener
también paredes niveladas con delgadas capas de barro, el cual
se pinta con colores claros. l-a pintura se obtiene de varios de-
250 James Belote

pósitos de caolines que se encuentran en la región, éstos


son de
diferentes colores.

Al frente de la casa hay un espacio cubierto por el techo


que tiene una longitud de varios metros de largo y hasta I.5 m.
de ancho. Este espacio es un componente muy importante de la
estructura y ofrece un lugar para que la gente pueda deshojar el
maí2, cortar la madera, tejer, hacer herramientas o participar en
otras tareas que requieren protección y luz,

Donde hay espacio disponible, al lrente de la casa, hay


un pedazo de patio que se mantiene bien gracias a que las ove-
jas pastan y no dejan crecer excesivamente la hierba; aquÍ la
gente se sienta a mashar (disfrutar el calor del sol) mientras
cumple tareas como el hilado o el deshoje del maÍ2, cuando el
clima es bueno.

[¿ sala y el cuarto sirven tanto de dormitorios como de


bodegas. Conrienen camas de plataforma (de palos) unidas a las
paredes, o camas hechas de planchas de madera. Ambas están
cubiertas con esreras (hechas de totora), ponchos y cobijas de
lana. Al menos hay una mesa de madera en la sala y pueáe ha_
ber más en los otros cuartos. En toda habitación de una casa sa-
raguro se pueden encontrar bancas hechas de adobes colocados
hacia las paredes del interior y del exterior (frente), unas cuan-
tas sillas y taburetes de madera, una o dos cajas grandes de al_
macenamiento, esteras, cobijas y ollas grandes de barro con bo_
ca ancha. De las vigas que hay en todas las habitaciones cuelgan
grandes palos horizontales llamados sayas, que se los utiliza pa_
ra colgar la ropa y el maiz. Los muyuchis (soberados) se en_
cuentran en todas las habitaciones y se los utiliza para almace-
nar cosas que no se cuelgan de un palo o una pinza.
Los Saraguros en elEcuador 251

La cocina suele tener un fogón de tres piedras colocado


sobre el piso; aunque en algunos casos se lo levanta sobre una
plataforma de adobe. En varias casas, hay una abertura de ga-
blete sobre el fogón que tiene el fin de ofrecer una salida más
fácil para el espeso humo que suele llenar la cocina durante el
dÍa. Detrás de la cocina hay a menudo una plataforma de palos
que se extiende de pared a pared y est^ a I m. aproximadamen-
te del suelo. Sobre Ia platalorma se colocan alimentos y otros
bienes; debajo de ella suelen agruparse los cuyes que tienen li-
bre acceso a toda la cocina.

El cuadro l4b indica los patrones representativos de la


disposición de los muebles en las casas de los indígenas de Sa-
raguro. En ambos dibu;os se muestra que las casas han sido ha-
bitadas al menos por algunos años y, en consecuencia, tienen
conjuntos de muebles más o menos completos. Una casa acaba-
da de construir por una pareja de recién casados que aún no
tienen hijos puede estar desprovista de sillas, mesas, camas
aparte de las necesarias, etc.

[.asalanosoloesunahabitación,undormitorioyuna
de la casa' Está sim-
bodega, sino también el centro ceremonial
de un altar unido al
Uot¿iaa muy claramente por la presencia
probable que se
."n,ro de la pared trasera de la habitación' Es
cruz' velas' esta-
;;i;ñ tou". a altar pinturas religiosas' launasala es el sitio do-
tuas, flores y libros de'oración' Además'
como bodas' funerales y fiestas'
méstico formal de eventos tales
las esteras
Durante dichos eventos las mujeres se sientan sobre
colocadas en el suelo f'ente ai
altar mientras los hombres se
siempre se colocan a
;i.;; en torno a la mesa y las bancas que
desde la puerta)'
f^ Jq"i"t¿^ del altar (frente a él

Si por una parte la sala es la


habitaciÓn más pública de la
privada' Solo los amigos Ínti-
.uru, por'o,ra, la cocina es la más
254 lames Belote

la mezcla excremento de vaca y pajl de trigo, entonces éstaya


está lista. Para cuando ocurre esto, la mayorfa de los mingados
ha alcanzado un nivel de ebriedad apropiado para la tarea por
venir: se debe arrojar el barro a las paredes o, mientras los otros
ponen el barro, colocarlo adecuadamente en la pared. Como
hemos señalado en otro lugar (Belore y Belore, l9B0) los adobe-
ros borrachos probablemente son más eficientes que los sobrios
ya que la labor requiere del completo abandono de todo senti-
do de limpieza o fastidio en cuanto a la apariencia personal.

Después de que se ha colocado el barro, se deja secar la


construcción por una semana o más dependiendo del clima.
Una vez seca se pone el techo. Primero se instalan las vigas
principales que han de guiar las hneas del techo. Se colocan
piezas cruzadas y luego una gruesa capa de carrizo se sujeta en
toda la vertiente del techo. Se añade una ligera capa de barro
sobre el carrizo y las tejas están listas para ser colocadas.

Nuevamente se organiza una gran minga: algunas perso_


nas se ocupan en llevar las tejas, otras en colocarlas. Este traba-
jo se realiza en un dia. De aquí en adelante los trabajos finales
como la alisadura de las paredes interiores, la instálacion de
puertas de madera, el embalaje y la nivelación del
piso, etc., se
lleva a cabo por una o dos p.iron"s. parte de
este rrabajo como
la consrrucción y la instalación de puenas es probablá
que lo
hagan trabajadores contratados

Dos ceremonias están asociadas con la construcción de


casas. Cuando las paredes de una casa
construida con bahare_
que han sido terminadas, se celebra la huallcana.
En esta cere_
monia, la gente que ocupará la casa, es conducida
alrededor de
la misma por aquellos quienes ayudaron
a construirla. se les
pregunta si les ha gustado el trabajo.
Si dan su aprobación, ex_
presan una alabanza verbal y dan unos
cuanlos sucres y una
Los Saraguros en el Ecuador
255

olla de chicha a las personas que los condujeron. si este trabajo


no es de su agrado ó tienen algún reparo al respecto, serán col-
gados de una cuerda atada alrededor de sus muñecas por un
!*r...no y enlazados alrededor de una alta viga por el otro. AllÍ
permanecerán hasta que se hayan hecho los reparos y ajustes
y
iruyu., dado su aprobación con gritos de beneplácito. Esto está

asociado con una gran cantidad de ingestión de alcohol, mucho


griterío y alegria. un informante dijo que estas ceremonias
Ii.-pr" eran bulliciosas al punto que el espectador tiene Ia im-
presión de asistir a una gran pelea.

La otra ceremonia, el huasipichay o entrega es, de una u


otra forma, común en todos los Andes (véase Carvalho-Neto,
lg6D. En Saraguro, la familia, los vecinos y los amigos vienen
a la casa termináda, ayudan a limpiarla y luego tienen una fiesta
con bebidas y baile.

Por lo general, los saraguros pueden obtener de sus mis-


mas propiedades la mayor parte de los materiales para la cons-
,ru..io., (postes, vigas, palos, otra madera y barro)' El barro
viene de li vecindad inmediata de la nueva casa; algunos postes
y vigas están hechos de árboles de eucalipto que crecen en el
á.au .o-unal; y los otros productos de madera se encuentran
en las propiedades que los saraguros tienen en el cerro' Las [a-
milias sin'propiedades en el cerro, fácilmente accesibles, pue-
den comprar materiales de otras familias' Las tejas, por otra
parte, deúen ser compradas' por lo común compran del área de
ban Lucas y Las Juntas, y son transportadas en camión lo más
cerca posible del sitio de la construcción. Hombres o animales
las llevan por la distancia que resta.

L-astejas exigen la mayor disposición directa de dinero en


efectivo en toda construcciÓn' La compra de tejas y de una pe-
queña canridad de madera, el pago al carpintero para la hechu-
256 James Belote

radela puertas, ylacomprade aguardienre para los mingados


suma una canridad rotal de 400 a 500 dólares. si los pisoi
son
de madera, el área de trabajo del patio se cubre .on ..-.n,o,
o
si se manda a hacer muchos más muebles, se gastan algunos
cientos de dólares más.

No sólo que se requiere una considerable cantidad de di_


nero en la construcción de casas saraguro, pese a la provisión
doméstica de gran parte de los materiales
f a la provisión co_
munal de la mayor parte del trabajo, sino que también existe
un alto costo con respecto al tiempo, la comida y la bebida que
se han de consumir. Cada dÍa durante varias ,.rnunu, algunos
miembros de la casa tienen que trabajar en la construcciói,
su_
pervisar el trabajo u obtener los materiales respectivos. Los
di_
ferentes mingados dedican muchos dÍas a las mismas
activida_
des. Se- espera que los constructores mismos participen como
mingados en proyectos de construcción posteriores de sus
min_
gados: se espera un futuro gasto de tiempo recÍproco.

ftgchos saraguros se quejaban, a principios de los años


70 de la falta de tiempo que tenían para traba¡ar en sus propios
proyectos durante la época de construcción. Alguno,
ron.a calcular que, en términos generales, comtinando "-p..u_
grrro,
de din_ero, tiempo, comida y bebiáa, tanto en el presente"como
en el fluturo, que es más aconsejable construir casas principal_
mente con mano de obra contratada (frecuentemente no indÍ_
gena) en base a un salario por obra. como resultado
de estos
cálculos, algunas de estas personas han intentado separarse
del
grupo de redes de obligación en la construcción de casas. Así
lo
hacen usando trabajo asalariado en sus proyectos de construc-
ción y manipulando sus redes de parentesco de una variedad
de formas (véase Belote y Belore, lb80, para más detalles). Sin
embargo, si construyen casas con paredes de bahareque, conti_
núan usando mingados parala parte de la consrrucción que co_
Los Saraguros en el Ecuador 257

rresponde a la colocación del barro, por las razones señaladas


anteriormente.

Hacia principios de la década de los años 70, una pro-


porción mucho más alta de casas estaban siendo construidas
básicamente por contrato y no por trabajo mingado, como ha-
bfa sido el caso a principios de la década anterior. La mayorÍa
de estas casas se construÍa con adobes y no con bahareque, re-
quiriendo el trabajo algo especializado de obreros. Aparte de la
construcción de las paredes, las casas de adobe tienen las mis-
mas dimensiones, forma y contenido que las de baharreque. Sin
embargo, una diferencia importante radica en su caracterÍstica
antisÍsmica. Las casas de bahareque, con un refuerzo interno
consistente en un rejado unido de palos y hojarasca, probable-
mente son menos proclives a derrumbarse repentinamente por
el temblor, que las casas de adobe (véase Glass, 1977: 638-
643). Esto no ha sido aún probado en Saraguro.

Si bien el gasto directo de dinero (más de 400 dólares)


para la construcción de una casa saraguro (con mano de obra
mingada) puede ser considerado bastante alto en relaciÓn a una
economfa orientada a la subsistencia, algunos factores reducen
el nivel de dependencia de la economfa de mercado creada por
este costo. En primer lugar, las casas se construyen sólo cuando
hay disponibilidad adecuada de dinero y otros recursos. No se
requiere en ninguna circunstancia gue una casa se construya in-
mediatamente después del matrimonio o en algún otro momen-
to en particular. De modo que una pareja puede (y por lo gene-
ral asf lo hace) vivir por algunos años con los padres de uno de
los cónyuges hasta que se han acumulado los medios y los ma-
teriales necesarios. En segundo lugar, se espera que una casa
dure de 50 a 80 años, y una vez construida, exige pocos desem-
bolsos de dinero para su mantención. De acuerdo a una estima-
ción aproximada, entonces, una casa saraguro construida con
258 James Belote

rrabajo mingado cosrarÍa poco menos de l0 dólares


al año, a lo
largo de su tiempo de üdá. E incluso cuando
una casa con'piro
de madera se consrruye con trabajo asalariado,
e, p.obable que
cuesre menos de 20 dólares al año por el tiempo
que dure.

Además, cuando una casa es muy vieja o inestable


puede
ser derrumbada cuidadosamente con el ob¡.to
de salvár sus
componentes que todavÍa se pueden usar, como
es el caso de
las tejas y de las vigas. Estas partes rescaradas
ayudan ,.d,r.i,
los costos de la construcción de otra casa. A veces "
se derrumba
casas a las que aún les queda unos cuantos
años de servicio y se
distribuyen las partes rescatables entre un grupo
de herederos,
cuando ésros no logran llegar a un ,.u.rjo iobr.
medio para distribuir equitativamente la parte de
ulgr.inoi.
su ñerencia.
Sin embargo, es más común que el hijo menor
hereda intacta
una casa en condiciones relativamente buenas (a
veces la hija
menor u orros miembros de la descendencia)
que se han quá_
dado a vivir con sus padres y a cuidarlos. En este
caso otros he_
rederos recibirán algo más de tierra u otros
bienes .n .o_p"n_
sación.

Además de la casa en el área de asentamiento primario,


los saraguros construyen otras viviendas en la
sierra.'Estas vi-
viendas van desde los simples coberrizos de
recho de pa¡a-que
se utilizan para guardar las cosechas o el ganado,
u .ui", .o__
pletas de teja construidas en áreas de asentamiento
secundario
como Quebrada Honda.

Es más común ver en áreas de asentamiento secundario


en la Sierra casas de un solo cuarto con techos de
teja o.or,,._
chumbres de paja y paredes de bahareque. Esre ultimo
ripo de
casas a menudo tienen techos de dos vertientes
antes que de
cuatro. Unas pocas también-tienen paredes construidas
de palos
verticales o troncos de árboles sin cubierta de barro;
sin emba.-
Los Saraguros en el Ecuador 259

go, se considera que este estilo es inferior porque permite la en-


trada de aire frÍo durante la noche al interior. En el Oriente, los
saraguros han desarrollado un tipo de vivienda caracterÍstica,
que será discutido en el Capítulo 10.

Vestimenta

Debido a su importante papel simbólico en la diferencia-


ción étnica, la vestimenta de los saraguros ya ha sido descrita
en el Capftulo 3. En este capítulo se examinarán los elementos
económicos de la vestimenta saraguro.

Algunas prendas de la vestimenta de estos indfgenas -cin-


turones de cuero, blusas de mujer, sombreros y joyas de plata o
de níquel-, se tienen que comprar a los blancos de la localidad
que los manufacturan. Aparte de las blusas de mujer y de algu-
nas prendas modernas, introducidas recientemente, como los
sacos y las camisas de cuello, todos los artÍculos textiles son ela-
borados por los miembros de la familia o por un pequeño nú-
mero de saraguros que aceptan contratos de tejido para miem-
bros que no son de su familia. I.as prendas de vestir que manu-
facturan los saraguros son anacos, polleras, llicllas, ponchos,
cushmas, zamarras, pantalones y fajas. Los saraguros también
tejen fundas de tela y cobijas.

Con excepción de las fajas, que están hechas de algodón


y fibras sintéticas, todos los materiales tejidos provienen de la
lana de oveja. Hombres y mujeres usan tijeras ordinarias gran-
des para esquilar a las ovejas del rebaño familiar. En ocasiones
se pone a las ovejas trasquiladas abrigos hechos con ropa usada
o con cobijas viejas para protegerlas del [río.

Las ovejas de Saraguro son de color calé o blanco y tie-


nen una lana bastante recta y de aspecto áspera y desigual.
260 James Belote

Aunque estos animales no están de acuerdo con los estándares


modernos en términos de la cantidad y calidad de la lana pro-
ducida, las técnicas de hilado y tejido que utilizan los saraguros
se han desarrollado conforme a las características de la lana. Los
intentos que han hecho los forasteros de introducir una crÍa
mejor de ovejas por lo general, han fracasado por dos razones
relacionadas entre sÍ: I) la llamada lana de alta calidad es dema-
siado rizada para el procesamiento, hilado y tejido que los indÍ-
genas practican; 2) la mayor parte de los saraguros no han esta-
do interesados en criar ovejas solamente para el mercado de la-
na -las ovejas son parte importante de la subsistencia y tienen
que satisfacer necesidades tanto de este tipo como de tipo mer-
cantil potencial-. [¿ cría y cuidado de ovejas se ha discutido en
el Capitulo 6.

La lana que se ha esquilado de las ovejas se lava en agua


caliente de modo que se encoge parcialmente y obtiene la canti-
dad correcta de rizos. Luego se la carda (tisana), labor que la
realizan, por lo general, las mujeres. Cardar es una tarea que ra-
ra vez se la realiza con cepillo, más bien se utilizan los dedos.
Se retira la lana y las impurezas son arrojadas. Esta labor a me-
nudo la comparten con amigos que están de visita y, en algunos
casos, se puede pedir que pordioseros carden a cambio de co-
mida.

En este punto se puede teñir la lana, pero a menudo el


teñido no se efectúa hasta que se ha terminado el tejido. El hila-
do suele seguir al cardado.

El hilado manual de la lana es una destreza altamente de-


sarrollada entre las mujeres de Saraguro. las mujeres empiezan
el aprendizaje del hilado cuando tienen seis o siete años. Cuan-
do son adultas ocupan cientos de horas al año hilando la lana
para confeccionar ropa para su familia. A excepción de los do-
fñi
"rnl:

(Cotoprtxi)
Quichuas tlc Zt¡¡nbaln¡n

al-
d"-Íllihilos de urdimbre en un centfmetro'
,n.nr. ri.r,.
\ ,\¡ Son \nc\uso
mirs hnas'

[üI\AS
JamesBelote
26+
Cuadro 15 se en-
al patrón señalado en^ el
De acuerdo cuatro o crn-
vuelven rápidamente
fi;;;
iT,tuu,tt': "ttacas'

."ii^,¿.i'":n::tliii;:;'1.,:-lf :i1)',ü"y..:[:::
:n':'J:ll:JffiiT; ;il,"*;;;' proceso
v retorcidos
Este

se llama ordir lurdirl '

los hilos ad-


estacas del suelo con
Entonces se sacan las
,r.i", ,. ,..plrrun con la barra alu y baja
iunros a ellas. l-o, Ia casa; la co-
d" los Postes de
áel telar; la barra "l;;;; tuttg" y el
rrea trasera Ctttupi'itt'"i
rt"ti? a" *".'áu' de cuero crudo(véase
del telar
a la barra baja
cuero facial de una;; ;;;"de
Cuadro 16)'
de los lizos y peines
El proceso siguiente es-la.atadura hilla-
lleva a-cabo gracias a la
(hillahuar), .r *i'*Tq;;t;i;
hua marca (o rodilü ü
tito') Y ia iuga (un cilindro *::T"
to" '-tt''"*t'emoceriado)'-Lu iuca es un mecanrsmo
de madera los la-
el la hillahua marca mientras
colocado sobre "***"-a" para
los hilos de la urdimbre
zos de los peines ;;i;;;"tre estos lazos
medir la longitud :";; ;ra aquéllas' Cuando
la misma longitud
t"'lu'iüñ; toaitto de
(hillahua) cinco puntos con
",'utt a ésta en unos
que la hillahua *u"u
" 'Iu¡"tu
en una posiciÓn más segura
gracias
el fin de mantener los lazos
',i
a la PresiÓn.

posición el chique callua'


Se
Después se debe poner en

::*:::llrui:[lillm[
oi.... una superficie recta y sólida frente a la cual se acomodan
en am-
lu, pri-.ru, corridas de la irama. Además, asegurándola
bos extremos a la barra baja y alta del telar, se la usa para evitar
que la tela tejida de manera tubular no se afloje en torno a las
barras o rodillos principales mientras se está trabajando. Y ade-

I
Los Saraguros en elEcuador 265

más el chique callua mantiene la separación de la caída si la va-


ra de la calada cae o se sale del telar.

El jizinchi o carrete es un palo con una longitud parecida


al ancho de la tela que se quiere tejer. Los hilos dobles se colo-
can sobre el jizinchi en toda su longitud, después se sujetan por
uno o dos ovillos en cada extremo del jizinchi cada vez que se
lo alcanza.

El tejido continúa: una capa de hilo pareado (puchca) se


inserta con el carrete; las caladas se cambian manipulando la
vara de la calada; la capa de trama se la pone en su lugar gol-
peándola con la callua o tablilla grande y pesada, mientras el te-
jedor aplica la tensión apropiada tirando hacia la correa trasera.

Después de que se han tejido algunos centfmetros de te-


la, se inserta detrás del borde de conducción un rodillo o shing-
ya, cuyo ancho es exactamente el de la tela y tiene pequeños
puntos en cada extremo. Dicho rodillo mantiene la tela estirada
al ancho apropiado y se mueve ocasionalmente mientras prosi-
gue el tejido, de manera que nunca se halla más lejos de unos
cuantos centímetros detrás del borde de conducción del hilado.

Asimismo, mientras se está tejiendo, se debe hacer rotar


la tela en torno a las barras del telar (no puede ser enrollada en
labarra baja como en otros sistemas de hilado) para que el bor-
de de conducción se halle a una distancia cómoda desde la cual
el tejedor pueda continuar con su trabajo. Para lograr esto se
retira el chique callua, luego se lo coloca nuevamente a una
nueva distancia de la barra alta o la baja del telar.

Cuando el tejido ha proseguido hasta los últimos 30 cm.


de tela, entran en uso calluas cada vez más pequeñas. Se debe
retirar el tupag mientras el chique callua pasa a cumplir sus
266 James Belote

funciones. Con apenas unos cuantos centímetros restantes, el ji-


zinchi se reemplaza con un palo largo que ha de transportar los
hilos de la trama. Cuando no hay calluas lo suficientemente pe-
queñas para ingresar por la calada, se usan pedazos pequeños
de madera llamados picchis con el propósito de empujar los hi-
los de trama y ponerlos en su lugar. Finalmente, con apenas
unos dos centímetros por tejer, se inserta un hilo de trama cerca
del pitilún; se remueve el bastidor fiizos y peinesl y se retira la
tela del telar.

El tejedor se sienta en un taburete y termina el tejido con


dos agujas que se usan para insertar hilos de trama en los in-
tersticios. El tejido de los últimos veinte centímetros requiere
tanto tiempo como el tejido ordinario de cinco metros de tela,
esto es, de ocho a diez horas.

Cuando se ha dado fin al terminado, el pitilún debe ser


retirado. Como el te¡ido es muy apretado, toma aproximada-
mente una hora para remover este hilo. Se hala el pitilún y se
corren retazos de tela. Tan apretado es el tejido de la tela que
cuando se retira finalmente el pitilún, la misma permanece en
forma tubular. Sin embargo, ahora se puede halar fácilmente
para darle la forma rectangular deseada, con todos los cuatro
bordes muy bien apretados.

No sólo que la manera de tejer de los saraguros no es co-


mún en los Andes debido a la forma tubular en la que se fabri-
can los tejidos, sino que también, de hecho, la tela saraguro tie-
ne un terminado hasta los bordes mismos de los cuatro lados.
Lo cual quiere decir que no hay bordes flojos que queden. Si
los extremos de los hilos de la urdimbre quedaran sin tejer para
hacer un borde a ambos lados, el tiempo de te¡ldo se reduciria a
casi la mitad. Este ahorro de tiempo ocurrirÍa porque es en el
área de los bordes donde el terminado fino ha de hacerse.S
Los Saraguros en el Ecuailor 267

El producto terminado del telar saraguro de correa trase-


ra y una sola viadera, si bien es una tela de lana bastante delga-
da (un milÍmetro aproximadamente), de hecho es de un termi-
nado extremadamente fuerte, resistente a la abrasión y durable.
Como los aceites naturales de la lana, de la cual se manufacturó
la tela, no han sido lavados completamente en el procesamien-
to, la misma es bastante repelente al agua.

Vale la pena anotar que en las áreas fuera del territorio


saraguro, al sur en la proüncia de Loja, también se tejen tenda-
les para caballos (ergas): son gruesos, de varios colores y están
hechos de lana con forma tubular. Se los vende en el mercado
con el pitilún (también llamado chique) intacro. Cuando se las
usa como tendales se los deja por lo general en forma tubular.
Si han de usarse en forma larga y rectangular como las alfom-
bras o las cubrecamas, el consumidor tendrá el breve placer de
retirar el pitilún. También he visro tejidos tubulares en relares
de correa trasera en Zhiña en la provincia del Azuay. No sé de
su presencia en otros lugares de los Andes ecuatorianos.

En cualquier caso, una vez que se ha quitado el pitilún,


la tela está lista para los procesos de post-tejido, que pueden in-
cluir el tinte, costura, el plisado, etc. Se tiñen de negro o de un
negro azulado muy oscuro todas las telas, excepto la que se usa
para las zamarras, tejida en telares de correa trasera con una so-
Ia viadera. El tinte principal es la anilina, pero también se usa
añil (tinta azul). Los tintes se colocan en orina que ha sido de-
positada en grandes jarras de barro que están luera de la casa.
Algunos ponchos y pantalones tienen una sola franja angosta de
un color diferente del negro, tejida en la tela cerca de los bordes
verticales. Estas prendas, claro está, se pueden tejer con hilos
pre-teñidos.

La tela de las correas traseras se teje, no se corta, de


acuerdo a la forma deseada. Los ponchos se tejen en dos mita-
268 James Belote

des que deben ser cosidos. l¿s cushmas se hacen de una sola
pieza, con el cuello tejido y no cortado. I¿ tela se dobla y la
parte que está debajo de las aberturas por donde pasan los bra-
zos se cosen. Los saraguros usan hilos de colores brillantes para
crear una puntada elaborada y decorativa, el quingue, para jun-
tar los bordes de los ponchos y de las cushmas en costuras pla-
nas y reversibles. La costura de tela tejida en casa suele ser rea-
lizada por hombres, aunque no de manera exclusiva.

Combustible

Los saraguros son grandes consumidores de combustible


en forma de leña. La leña se quema principalmente para la coci-
na, en especial según se señaló anteriormente, para la cocción
del mote. Son muy pequeñas las cantidades consumidas para
dar calor con propósitos no culinarios.

principales fuentes de leña son los bosques de mon-


I--as
taña, se hallan más arriba de las comunidades de Saraguro' Al-
gunos saraguros, en particular los de Quisquinchir y Gera, re-
cogen leña de los matorrales que están junto a dichas comuni-
dades. La leña consumida proviene principalmente de las ramas
y de los árboles pequeños. Los troncos de árboles grandes (de
más de 20 cm. de diámetro) se utilizan más para la construc-
ción o para el trabajo con madera que como combustible'

Aunque la mayorÍa de los saraguros tiene su boscaje o


matorral propio, algunos recogen leña en la tierra comunal,
otros la compran, y otros adquieren los derechos de recolectarla
de otras personas.

L-aleña para combustible se recoge con la ayuda de ma-


chetes y hachas pesadas de una sola hoja. Aunque buena parte
de la lina proviene del desmonte de tierra para convertirla en
Qrrichuas de Zurnbahua ((brop:ui)
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Pastores del ¡ráramo,


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Los Saraguros en el Ecuailor 261

mingos, prohibidos por la lglesia para esta labor, los demás días
de la semana llevan sus huangos (ruecas) y usos (husos) consi-
go a donde quiera que van, siempre gue no tienen otra cosa
que hacer, están ocupadas hilando. El hilado es tan importante
en la definición de la mujer saraguro, que se listan como hilan-
deras en los documentos de identidad y en los registros de los
censos -y no como amas de casa o agricultoras-.

Tanto la rueca como el huso suelen estar hechos de


# chonta (palama), que se obtiene del Oriente. El extremo de la
rueca de I m. de longitud se suele cubrir con un casco de car-
tucho vacío. Las espirales del huso van desde pedazos de cásca-
ra de naranja o de hojas de agave hasta discos de cerámica o de
piedra hechos para el propósito.

Los saraguros hilan tanto en "S" (a la derecha, en el senti-


do de las agujas del reloj) como en "2" (a la izquierda, en el
sentido contrario de las agujas del reloj), y usan técnicas hori-
zontales y verticales en el huso.6

Los hilos más finos se usan para la confección de pon-


chos, cushmas, anacus y zamarras en telares de correa trasera y
se manufacturan con un huso horizontal. En este sistema el hilo
corre alrededor del extremo del huso y luera del extremo que
está -iendo hilado entre los dedos.

-la que
ifice el hilado más fino se hila en "S"
con huso ho-
' ''*{ qu" las jóvenes aprenden primero a hilar de esta ma-
ds hilados en "Z" también pueden ser obtenidas con el
huso horizontal y se dice que son más fuertes que las manufac-
turadas en "S" por un grosor equivalente. Todos los hilados ob-
tenidos de manera horizontal son extremadamente finos, me-
nos de un tercio de milimetro de diámetro. i¿ tela tejida fina-
mente tiene de 25 a 35 hilos de urdimbre en un centÍmetro. al-
gunas son incluso más finas.
262 James Belote

De acuerdo a la medición del hilado de media docena de


hilanderas indigenas de Saraguro, en un minuto se pueden hi-
lar de I a2 m. Según las medidas de la tela saraguro, un anacu
contiene más de 20 Km. de hilo obtenido manualmente. En
consecuencia, p ra un anaco de mujer se necesita más de 200
horas continuas de hilado. Debido a las interrupciones conti-
nuas (para alimentar al bebé, para mover una olla, para tirar
una piedra a un perro, para revisar una mercancÍa), el tiempo
total requerido es de dos o tres meses por lo menos.T

l-as mujeres siempre hilan con un producto terminal es-


pecffico en mente (como un poncho o un anaco) y también sa-
ben si hilan para la urdimbre (mine) o para la trama de una te-
la. Las cantidades necesitadas e hiladas se miden por peso y no
por longitud.

Si por un lado los hilados finos se tejen con un telar de


correa trasera, los hilados más gruesos que se utilizan en las po-
lleras, las llicllas y las cobijas se tejen en telares españoles. Estos
hilados, siempre en"Z", se hacen con el huso en posición verti-
cal. El hilado se elabora entorno al mismo extremo del huso
que se hila entre los dedos. El huso no se deja que hile libre-
mente como se hace en algunas partes de los Andes, sino que se
lo hace rotar continuamente entre los dedos. Todo el hilo, sin
importar como se lo hile, se lo almacena en ovillos de unos 20
cm. de diámetro.

El tejido con telares verticales (españolas), se realiza con


las mismas técnicas que se suelen usar en otras Partes del Ecua-
dor como en el tejido de fajas con telares pequeños de correa
trasera y algunas viaderas. Por consiguiente, la discusión en es-
te punto se limitará al sistema saraguro más característico, que
se usa en el tejido de grandes pedazos de tela en un telar de co-
rrea trasera con una sola viadera.
I

{
I
Los Saraguros en el Ecuador 263

Toda las telas producidas en telares de correa trasera con


una sola viadera (ahuana) se tejen en forma tubular. Lo cual
quiere decir que el tejido no procede de la barra baja del telar
(jillic) alabarra alta (altic) como es común en los Andes, sino
que más bien la tela que está siendo tejida se la hace rotar alre-
dedor de las barras del telar hasta que el área de terminación de
la tela se une en donde empieza el tejido.

El tejido en el telar de correa trasera con una sola viadera


se realiza con hilos pareados. Los saraguros aseguran que los
hilos pareados producen telas más durables y lisos que en el ca-
so de hilos no pareados. Los hilos se parean uniendo el hilo de
dos ovillos en uno solo.

El uso de hilos pareados es muy anriguo en el Ecuador,


su proveniencia data desde antes de Cristo (Marcos, 1973). Co-
mo se indicó en el CapÍtulo 4, algunos tiestos que datan de
tiempos prehistóricos (probablemenre) rardfos de la región de
Saraguro y que tienen una impronta de tejido también indican
la presencia de hilos ocasionalmente pareados (asÍ como de téc-
nicas de hilado en "S" y en "Z").

Con el objeto de urdir el tejido, se introducen cuatro es-


tacas en el suelo (véase cuadro l5). Las estacas terminales o tac-
tes, que más tarde serán remplazadas por las barras superiores e
inferiores del telar, se colocan a una distancia de aproximada-
mente la mitad de la longitud de la tela que se piensa tejer. El
tupag (vara de la calada) y el chique (la estaca que marca el lu-
gar donde se mantienen unidos temporalmente los dos extre-
mos de la tela) se colocan entre los tactes. Luego se sujeta una
cuerda llamada pitillún a lo largo del chique. Es el "hilo mági-
co" que une los dos extremos de la tela y que cambia la lorma
de la misma, de un tubo a un rectángulo, cuando se la remueve
al término del proceso de tejido.
261 James Belote

De acuerdo al patrón señalado en el Cuadro 15 se en-


vuelven rápidamente en torno a las cuatro estacas, cuatro o cin-
co filas de hilos pareados y retorcidos, luego algunos cienros de
lilas de hilos pareados (pero no rerorcÍdos), y finalmenre otras
cuatro o cinco filas de hilos pareados y retorcidos. Este proceso
se llama ordir [urdir].

Entonces se sacan las estacas del suelo con los hilos ad-
juntos a ellas. Los tactes se remplazan con la barra alta y baja
del telar; la barra alta se cuelga de los postes de la casa; la co-
rrea trasera (chapiricha) hecha de cuerdas de cuero crudo y el
cuero facial de una vaca se añade a la barra baja del telar (véase
Cuadro 1ó).

El proceso siguiente es la atadura de los lizos y peines


(hillahuar), el mismo que se lo lleva a cabo gracias a la hilla-
hua marca (o rodillo de lizos) y la juca (un cilindro ahuecado
de madera con un extremo cerrado). La juca es un mecanismo
colocado sobre el extremo de la hillahua marca mientras los la-
zos de los peines se halan entre los hilos de la urdimbre para
medir la longitud correcta para aquéllas. Cuando estos lazos
(hillahua) están en su lugar, un rodillo de la misma longitud
que la hillahua marca se sujeta a ésta en unos cinco puntos con
el fin de mantener los lazos en una posición más segura gracias
a la presión.

Después se debe poner en posición el chique callua. Se


trata de una tablilla delgada con un agujero en cualquiera de los
dos extremos al cual se ata el hilo del pitilún. El chique callua
ofrece una superficie recta y sólida frente a la cual se acomodan
las primeras corridas de la trama. Además, asegurándola en am-
bos extremos a la barra baja y alta del telar, se la usa para evitar
que la tela tejida de manera tubular no se afloje en torno a las
barras o rodillos principales mientras se está trabajando. Y ade-
Los Saraguros en el Ecuador 265

más el chique callua mantiene la separación de la caída si la va-


ra de la calada cae o se sale del telar.

El jizinchi o carrete es un palo con una longitud parecida


al ancho de la tela que se quiere tejer. Los hilos dobles se colo-
can sobre el jizinchi en toda su longitud, después se sujetan por
uno o dos ovillos en cada extremo del jizinchi cada vez que se
lo alcanza.

El tejido continúa: una capa de hilo pareado (puchca) se


inserta con el carrete; las caladas se cambian manipulando la
vara de la calada; la capa de trama se la pone en su lugar gol-
peándola con la callua o tablilla grande y pesada, mienrras el te-
jedor aplica la tensión apropiada tirando hacia la correa trasera.

Después de que se han tejido algunos cenrímerros de te-


la, se inserta detrás del borde de conducción un rodillo o shing-
ya, cuyo ancho es exactamente el de la tela y tiene pequeños
puntos en cada extremo. Dicho rodillo mantiene la tela estirada
al ancho apropiado y se mueve ocasionalmente mientras prosi-
gue el tejido, de manera que nunca se halla más lejos de unos
cuantos centímetros detrás del borde de conducción del hilado.

Asimismo, mientras se está tejiendo, se debe hacer rotar


Ia tela en torno a las barras del telar (no puede ser enrollada en
la barra baja como en otros sistemas de hilado) para que el bor-
de de conducción se halle a una distancia cómoda desde la cual
el tejedor pueda continuar con su trabajo. Para lograr esto se
retira el chique callua, luego se lo coloca nuevamente a una
nueva distancia de la barra alta o la baja del telar.

Cuando el tejido ha proseguido hasta los últimos 30 cm.


de tela, entran en uso calluas cadavez más pequeñas. Se debe
retirar el tupag mientras el chique callua pasa a cumplir sus
266 lames Belote

funciones. Con apenas unos cuantos centÍmetros restantes, el ji-


zinchi se reemplaza con un palo largo que ha de transportar los
hilos de la trama. Cuando no hay calluas lo suficientemente pe-
queñas para ingresar por la calada, se usan pedazos pequeños
de madera llamados picchis con el propósito de empujar los hi-
los de trama y ponerlos en su lugar. Finalmente, con apenas
unos dos centÍmetros por tejer, se inserta un hilo de trama cerca
del pitilún; se remueve el bastidor [lizos y peinesl y se retira la
tela del telar.

El tejedor se sienta en un taburete y termina el tejido con


dos agujas que se usan para insertar hilos de trama en los in-
tersticios. El tejido de los últimos veinte centímetros requiere
tanto tiempo como el tejido ordinario de cinco metros de tela,
esto es, de ocho a diez horas.

Cuando se ha dado fin al terminado, el pitilún debe ser


retirado. Como el te¡ido es muy apretado, toma aproximada-
mente una hora para remover este hilo. Se hala el pitilún y se
corren retazos de tela. Tan apretado es el tejido de la tela que
cuando se retira finalmente el pitilún, la misma permanece en
forma tubular. Sin embargo, ahora se puede halar fácilmente
para darle la forma rectangular deseada, con todos los cuatro
bordes muy bien apretados.

No sólo que la manera de tejer de los saraguros no es co-


mún en los Andes debido a la forma tubular en la que se fabri-
can los tejidos, sino que también, de hecho,la tela saraguro tie-
ne un terminado hasta los bordes mismos de los cuatro lados.
Lo cual quiere decir que no hay bordes flojos que queden. Si
los extremos de los hilos de la urdimbre quedaran sin tejer para
hacer un borde a ambos lados, el tiempo de tejido se reducirÍa a
casi la mitad. Este ahorro de tiempo ocurrirÍa porque es en el
área de los bordes donde el terminado fino ha de hacerse.S
Los Saraguros en el Ecuailor 267

El producto terminado del telar saraguro de correa trase-


ray una sola viadera, si bien es una tela de lana bastante delga-
da (un milimetro aproximadamente), de hecho es de un termi-
nado extremadamente fuerte, resistente a la abrasión y durable.
Como los aceites naturales de la lana, de la cual se manufacturó
la tela, no han sido lavados completamente en el procesamien-
to, la misma es bastante repelente al agua.

Vale la pena anotar que en las áreas fuera del territorio


saraguro, al sur en la provincia de Loja, también se tejen tenda-
les para caballos (jergas): son gruesos, de varios colores y están
hechos de lana con forma tubular. Se los vende en el mercado
con el pitilún (también llamado chique) intacto. Cuando se las
usa como tendales se los deja por lo general en forma tubular.
Si han de usarse en forma larga y rectangular como las alfom-
bras o las cubrecamas, el consumidor tendrá el breve placer de
retirar el pitihin. También he visto tejidos tubulares en telares
de correa trasera en Zhiña en la provincia del Azuay. No sé de
su presencia en otros lugares de los Andes ecuatorianos.

En cualquier caso, una vez que se ha quitado el pitilún,


la tela está lista para los procesos de post-tejido, que pueden in-
cluir el tinte, costura, el plisado, etc. Se tiñen de negro o de un
negro azulado muy oscuro todas las telas, excepto la que se usa
para las zamarras, tejida en telares de correa trasera con una so-
la viadera. El tinte principal es la anilina, pero también se usa
añil (tinta azul). Los tintes se colocan en orina que ha sido de-
positada en grandes jarras de barro que están fuera de la casa.
Algunos ponchos y pantalones tienen una sola franja angosta de
un color dilerente del negro, tejida en la tela cerca de los bordes
verticales. Estas prendas, claro está, se pueden tejer con hilos
pre-teñidos.

La tela de las correas traseras se teje, no se corta, de


acuerdo a la forma deseada. Los ponchos se tejen en dos mita-
268 JomesBelote

des que deben ser cosidos. I-as cushmas se hacen de una sola
pieza, con el cuello tejido y no cortado. [¿ tela se dobla y la
pu.t. qu. está debajo de las aberturas Por donde pasan los bra-
zos se cosen. Los saraguros usan hilos de colores brillantes para
crear una puntada elaborada y decorativa, el quingue, parajun-
tar los bordes de los ponchos y de las cushmas en costuras pla-
nas y reversibles. La costura de tela tejida en casa suele ser rea-
lizada por hombres, aunque no de manera exclusiva'

Combustible

Los saraguros son grandes consumidores de combustible


en forma de leña. La leña se quema principalmente para la coci-
na, en especial según se señaló anteriormenÍe, para la cocción
del mote. Son muy pequeñas las cantidades consumidas para
dar calor con propósitos no culinarios.

l-as principales fuentes de leña son los bosques de mon-


mña, se hailan más arriba de las comunidades de Saraguro' AI-
gunos saraSuros, en particular los de Quisquinchir y Gera, re-
éogen lena de los matorrales que están junto a dichas comuni-
daáes. La leña consumida proviene principalmente de las ramas
y de los árboles pequeños. Los troncos de árboles grandes (de
más de 20 cm. de diámerro) se utilizan más para la construc-
ción o para el trabajo con madera que como combustible'

Aunque la mayorÍa de los saraguros tiene su boscaje o


matorral piopio, algunos recogen leña en la tierra comunal,
otros la .o-pru.,, y otros adquieren los derechos de recolectarla
de otras personas.

l-a leña para combustible se recoge con la ayuda de ma-


chetes y hachas pesadas de una sola hoja. Aunque buena parte
de la lána proviene del desmonte de tierra para convertirla en
Los Saraguros en el Ecuailor 269

pastizal, se corta algunos árboles y se los deja secar por cierto


tiempo en áreas que no han de ser despejadas por completo
con estos propósitos. Como los sitios de recolección de com-
bustible se localizan de I a 15 Km. de distancia de las residen-
cias serranas primarias, el transporte es un componente impor-
tante del proceso de recolección de combustible. [-a mayor par-
te del combustible se lleva en mulas o caballos; una buena can-
tidad también se transporta en la espalda de seres humanos. En
ambos casos la madera se corta en longitudes de aproximada-
mente 60 cm. antes de ser transportada; luego se la ata en ma-
nojos de unos 40 cm. de diámetro. Dos de estos manojos cons-
tituyen lo que se llama una mula de lein, una cantidad de leña
que se vende por un dólar en el pueblo de Saraguro. Una carga
de éstas puede ser transportada por un hombre o una mujer.
Gran parte de la recolección de leña la realizan las personas
mientras se encuentran en sus pastizales con el ganado.

Unos cuantos saraguros transportan leña (asÍ como tron-


cos y cañas parala construcción), con carretas. Estas carretas
consisten en estructuras angostas hechas de madera y en forma
de A (con palos de 7 a I0 cm. de diámetro) provistas de tres o
cuatro piezas cruzadas de madera en la parte superior de cada
estructura con el objeto de sostener a los conductores y ala car-
ga. Los ejes traseros fijos y los ejes frontales pivotantes de ma-
dera están provistos de ruedas de madera fabricadas en casa y
cubiertos con pedazos de llantas de caucho viejas. Para los [re-
nos se apalancan largos pedazos sueltos de madera entre una
pieza en cruz y la superficie del camino.

[-as carretas se usan para el transporte básicamente en la


carretera Panamericana entre L¿ Loma de El Oro y la comuni-
dad de Lagunas. La gente o las bestias pueden halar las carretas
vacfas camino arriba hacia los bosques, o por algunos centavos
se puede transportarlas en bus o camión. El üaje de regreso es
270 James Belote

de casi l0 Km. la mayor parte del trayecto es cuesta abajo. El


combustible llevado por una carreta no suele ser cortado en pe-
dazos del tamaño apropiado para colocarlos en el [ogón, sino
más bien en secciones de una longitud de 3 a 4 m. Otros deta-
lles de los usos económicos y recreacionales de las carretas en el
área de Saraguro han sido expuestos en el capÍtulo 5.

Unavez que la leña se la ha llevado ala zona doméstica,


se la apila o se la hacina en el patio o bajo los aleros de la casa.
Una mula de leña durará una semana a lo sumo en un hogar
normal. Como se usa solamente madera de diámetro bastante
pequeño, una pequeña parte de ella se debe dividir antes de
usarla.

El fogón de los saraguros es un área del suelo, o en oca-


siones, una plataforma de adobe elevada, en donde se ponen
tres o más piedras grandes entre las cuales se enciende el fuego
y sobre las que se colocan las ollas. Pedazos de leña de 50 ó 60
cm. de longitud se introducen poco a poco en el centro del fue-
go conforme se los necesite, o si es que las puntas de los palos
están consumidas. En la noche, o cuando se ha ido la gente de
la casa, el fuego se apaga con cenizas, de modo que los carbo-
nes incandescentes están disponibles para iniciar un fuego nue-
vo cuando la gente se levanta en la mañana o regresa a la casa.
[-a práctica saraguro de mantener al mismo tiempo varios [ue-
gos durante algunos dÍas aumenta su ya alta tasa de consumo
de combustible [eña].

Los saraguros encienden el fuego con fósforos y usan li-


bremente el kerosene. Con la disponibilidad del kerosene no
existe un ritual elaborado que comprenda la preparación de
materiales de encendido. También se enciende el fuego con car-
bones de otro fuego. Muchas veces hemos visto que los saragu-
ros van a la casa del vecino a pedir prestado un carbón para
reavivar el luego.
Los Saraguros en el Ecuailor 271

Existe jaspe en lasca o en roca diseminado por toda el


área de la comunidad de Saraguro. La mayor parte de esta roca
no da señales de haber sido rallada con propósitos de corre o
penetración. Los informanres llaman al jaspe nina rumi (piedra
del fuego) y dicen que anriguamenre se encendfa el luego cho-
cando pedazos de jaspe conrra el acero. Como captador de
chispas se usa y se usaba antiguamente un pedazo bien seco del
tallo en flor de penco de 30 cm. de longirud. Las chispas serÍan
captadas en una pequeña superficie cóncava en el pedazo de ta-
llo, y cuando se la soplaba, una gran parte empezaba a arder y
luego se transformaba en llamas, dando el calor necesario para
empezar la combustión de la leña.

Una vez hecho esto, el área de incandescencia en el pe-


dazo del tallo se la suavizaba presionando con el dedo Índice
sobre el área. Los informantes modernos que vieron cómo se
hacÍa esto antiguamente e intentaron repetir el proceso para no-
sotros, no tuvieron mucho éxito -lo cual indica que el encendi-
do del fuego requerfa una cierta pericia cultivada por la prácti-
ca-. EI resultado principal de sus (y nuestros) esfuerzos fueron
una discusión animada acerca de las técnicas apropiadas, de los
dedos cortados y quemados, y de los centenares de lascas de
jaspe.

Hasta hace poco todas las velas en la iglesia de Saraguro


se apagaban el dÍa sábado sanro. El cirio del altar principal se
encendfa nuevamente con el método de la nina rumi y las de-
más velas del fuego del cirio principal.

No se conoce en el área de Saraguro otro sistema de en-


cender el fuego que sea anterior al uso de fósforos. Se descono-
ce lo que usaban los saraguros antes de la llegada del acero,
traído por los españoles. Sin embargo, el jaspe que se fricciona
contra otro jaspe provoca chispas que pueden ser suficientes
272 James Belote

para encender un fuego. Una combinación de pirita con jaspe


también podria haber sido usada.

Resumen: la adaptación serrana

Aunque esraban siendo expulsados del pueblo de Sara_


guro, los indÍgenas de la parroquia entraron en el siglo XX con
la mayor parte de sus tierras tradicionales intactas. l¿ tierra era
bastante buena y abundante según los estándares ecuatorianos.
ofrecÍa un lugar para construir una vivienda y plantar los culti-
vos de subsistencia, incluÍa zonas de páramo y pastizales en
donde se alimentaban el ganado vacuno, caballai y ovino; tam-
bién tenían los bosques de los que podÍan obrener la lena y los
materiales de construcción. I

Con estos recursos los saraguros habfan desarrollado una


estrategia dual para sobrevivir. Por una parte, esta estrategia se
basaba en la mantención de una fuerte economÍa de subsisten-
cia en la que se obtuviera el alimento, la vestimenta, el techo y
el combustible a través de los recursos personales, familiares e
indÍgenas. Por orra parte, y en base a la sólida economÍa de
subsistencia, se tenÍa el componente de participación en el mer-
cado, según el cual el ganado en general y los productos del
mismo, se vendian o comerciaban con el objeto de conseguir
dinero o bienes.

A principios de la década, el pueblo de Saraguro era un


lugar de poca importancia comercial; no habÍa ningún mercado
regular establecido y solo existian unas cuantas tiendas. para
obtener el limitado número de artículos necesarios, que no po-
dÍan producir por sÍ mismos -la sal, los fósforos, las herramiin-
fas, el arroz, las frutas tropicales y el azúcar- muchos saraguros
hacÍan viajes de algunos dÍas o semanas de duración a lugares
como Zaruma, el valle del Jubones y la Costa, llevando consigo
Los Saraguros en el Ecuailor 273

ganado, queso y huevos para vender o intercambiar por dinero


u otros artÍculos necesarios.

Aunque la mayor parte de los saraguros tenía control di-


recto sobre una extensión de tierra y recursos humanos su[i-
cientes para continuar con su estrategia dual, algunos no tenÍan
lo suficiente y otros no estaban satisfechos con lo que tenÍan'
Estas personas tenÍan otras estrategias. Algunos eligieron traba-
jar enias minas de oro de Zaruma por unos cuantos años con el
fin de acumular algo de dinero para reconstruir o fortalecer sus
recursos en el área de Saraguro. Otros, aparte de trabajar tierras
de extensión limitada para la subsistencia' eran especialistas a
medio tiempo en ocupaciones como la alfarerfa, el tejido, la
cesterfa o la fabricación de aventadores [abanicos para avivar el
fuego] y esteras. Los saraguros más pobres tenian que volverse
mendigos, ladrones y/o jornaleros a nivel local para poder so-
brevivir.

Tal vez el evento más importante en la historia de la eco-


nomfa saraguro lue la construcción, en la década de los 40 de la
carretera panamericana que pasaba por el pueblo de Saraguro.
Por algunos años la construcción del camino ofreció trabajo a
muchos indÍgenas de la zona. Aunque los salarios eran bajos,
estaban a la par con los de las minas de oro de Zaruma y mu-
cho más altos que los salarios que se pagaban en otros trabajos
disponibles para los indígenas a nivel local. Por lo tanto, mu-
chos saraguros vieron la construcción de caminos como una
fuente de dinero para suplir su economÍa de subsistencia o para
comprar más tierra y animales para su participación en el mer-
cado.

[-a llegada del camino ayudó en la supresión de onerosos


servicios de tambo que se exigíaa los indlgenas del área de Sa-
raguro -el transporte motorizado eliminó la justificación que
274 James Belote

sustentaba el reclutamiento de mano de obra indÍgena para el


servicio del tambo como ocurrió durante siglos-. Al mismo
tiempo, sin embargo, la supresión del tambo condujo al colap-
so del sistema administrativo indÍgena. Pese a que el sistema
había servido a los intereses foráneos, en ocasiones, también
había funcionado como coordinador de los intereses indígenas.
Por más de una década, los saraguros se quedaron sin cuerpos
administrativos lormales propios (consejos comunales, organi-
zaciones pan-comunales) que promovieran o defendieran sus
intereses, y como era natural sospechaban de los intentos de
instituir dichos cuerpos administrativos por parte de individuos
ajenos a su etnia.

Con el camino vino el desarrollo comercial en expansión;


una proliferación de tiendas y el establecimiento de mercados
semanales de ganado y otros artÍculos ayudaron a que Saraguro
se convierta en un centro económico de importancia para la re-
gión. En las tiendas y los mercados se podÍa conseguir artÍculos
por los cuales anteriormente tenían que viajar grandes distan-
cias, y que ahora están a su disposición al ser más baratos y de
mas facil acceso. Los mercados de ganado vacuno, queso y hue-
vos hacÍan mas fácil a los saraguros que dispusieran de sus ex-
cedentes.

Los caminos y los mercados en desarrollo, junto con el


descenso de la antigua estructura administrativa (que probable-
mente hasta cierto punto habÍa centralizado y reducido los ca-
nales de comunicación entre los indÍgenas y los no indlgenas en
la región) estimularon o ayudaron a estimular la difusión del bi-
lingüismo entre la población indÍgena -más saraguros se volvie-
ron con mayor frecuencia expuestos a una creciente interacción
con los hispanohablantes-.

Si bien los saraguros retuvieron una base de subsistencia


sólida y una orientación de las mismas caracterÍsticas, el de-
Los Saraguros e¡ el Ecuailor 275

sarrollo económico del pueblo ayudó a incrementar el deseo de


los saraguros de una mayor variedad de mercancias, al mismo
tiempo que aumentaba las capacidades de los indfgenas en in-
volucrarse cadavez más en el mercado. En consecuencia, la lle-
gada de la carretera en la década de los años 40 amplió de ma-
nera formidable el componente ganadero (del ganado y sus
productos derivados) de la estrategia dual de los saraguros.

Mientras avanzaba el siglo XX, la ganaderia y el control


de los pastizales sufría cambios en el área de Saraguro; hubo un
descenso en el uso libre de los páramos para el pastoreo, acom-
pañado de un incremento en el uso de los pastizales despejados
en las áreas de bosques. Estos nuevos pastizales se explotaban
según el sistema de estacas para el control del ganado, el cual
permitfa un mejor control de la crÍa animal, reduciendo al mis-
mo tiempo las pérdidas de animales y facilitando la recupera-
ción de leche y queso para propósitos personales y de mercado.
Pero esta nueva forma de control fue mucho más "intensa" que
el sistema basado en la explotación del páramo. El ganado tenÍa
que ser cuidado diariamente y no semanalmente, y los pastiza-
les requerían de más de una quema ocasional para seguir sien-
do productivos. Los forrajes nativos e introducidos tenÍan que
ser probados, y una vez que se establecieron en el área de pasti-
zales, tuvieron que ser protegidos de la invasión de mala hierba
y del pastoreo excesivo.

A mediados del siglo presente, los saraguros tenfan una


fuerte base de subsistencia, que les daba un alto grado de auto-
nomÍa y autosuficiencia a nivel individual, familiar y comunal.
Con dichá base de subsistencia, tuvieron la libertad de desarro-
llar alternativas en su participación en la economÍa de mercado.
La mayorÍa escogió la ganaderÍa con ese propósito, y una de las
opciones más importantes dentro de esa elección fue la expan-
sión de las operaciones ganaderas a los bosques de tierras bajas
del valle del río Yacuambi.
276 James Belote

Transición: La opción de colonización de tierras bajas

Hacia principios de siglo unos pocos saraguros, especial-


mente de las comunidades de Oñacapa, Tambopamba y Guru-
del habÍan empezado a expandir sus actividades ganaderas a los
bosques de tierras bajas del valle del rÍo yacuambi, a través de
las montañas, al este de la región de Saraguro. Su número si-
guió siendo relarivamente bajo por algunas décadas.

En la década de los 30 la orden franciscana de la Iglesia


Católica estableció un asentamiento en el valle del río yacuam-
bi, el mismo que serÍa el centro de sus labores con los nativos
del área,los shuar. El pueblo de Saraguro sirvió de soporte para
esta labor y los indÍgenas del área, sirvieron como auxiliares de
los esfuerzos franciscanos. Muchos auxiliares provenÍan de co-
munidades como Quisquinchir y Lagunas, cuyos miembros no
habfan participado anreriormente en la penetración en el valle
del Yacuambi. La participación con los franciscanos, el naciente
control franciscano (y no shuar) sobre el valle del yacuambi, y
el mejoramiento, promovido por esta orden, de rutas de acceso
al fomentaron un crecimiento continuo de la colonización
^rea, de la región.
saraguro

Finalmente, el nacimiento del pueblo de Saraguro como


un centro mercantil con acceso a transporte motorizado, en la
década de los años 40 atrajo a los ganaderos saraguros al valle
del Yacuambi -la gente que querÍa participar más en la econo-
mÍa de mercado podÍa ahora disponer de excedentes de manera
más conveniente que nunca-.

Hacia la década de los años 50, cienr.os de familias indÍ-


genas de la parroquia de Saraguro (y muchos más de otras pa-
rroquias) estaban entregadas en la ocupación, desmonte y con-
trol de la tierra del valle del Yacuambi. Si bien se enconrraban
Los Saraguros an el Ecuador 277

alh principalmente para criar ganado para el mercado, también


solían explotar el valle del Yacuambi para producir cultivos tro-
picales como la caña de azúcar,la yuca y el plátano para su
consumo.

l¡colonización del Oriente es una opción que no todos


los saraguros han elegido. Algunos individuos y familias de to-
das las comunidades de la parroquia están participando en la
colonización, o lo han estado alguna vez, o incluso nunca han
participado. Ha habido un cierto número de factores que deter-
minan quién participa en la colonización y el grado de partici-
pación.

Para empezar, la colonización no es una buena opción


para los saraguros muy pobres. Una persona o familia tiene que
tener una considerable cantidad de dinero, o unas cuantas ca-
bezas de ganado (con las cuales empezar un hato en el Oriente)
y algunos excedentes (como alimento) para poder sobrevivir los
primeros años en el Oriente, mientras se despeja y cultiva la tie-
rra. Los que intentan colonizar las tierras bajas sin estas condi-
ciones mfnimas, suelen progresar muy lentamente (si es que al
fin y al cabo progresan). Por ejemplo, tienen que ocupar mucho
tiempo trabajando por salarios muy bajos para poder sobrevivir
en el área -tiempo que se podrÍa utilizar en la explotación de
cualquier otro medio productivo que tuüeran-. Por lo tanto, la
colonización no es una buena opción para los que son muy po-
bres.

Como se indicó en la sección anterior, unos pocos sara-


guros no han elegido su particiPación en la estrategia dual: te-
ner una fuerza de subsistencia con una ParticiPación mercantil
basada en el ganado, sino que en lugar del componente ganade-
ro, se han involucrado en ocupaciones como el tejido. Para los
saraguros que participan en la estrategia dual (la gran mayoría)
278 James Belote

hay dos factores crÍticos relacionados que parecen ser los más
importantes al dererminar quién elige la colonización y quién
nq la calidad y cantidad del pastizal gue se riene en la Sierra; y
la localización de dicha tierra y de la residencia en relación con
los mercados de Saraguro. Las personas que tienen una gran ex-
tensión de tierra de buena calidad cerca de Saraguro, especial-
mente si viven cerca del pueblo, es muy poco probable que
participen en la colonización. Encuentran mucho más ventajo-
so vender quesos, huevos e incluso leche en el pueblo de mane-
ra regular que criar más ganado en orras tierras del Oriente.

Es más probable que participen en la colonización aque-


llas personas que tienen una buena base de subsistencia y al
menos la suficiente extensión de pastizales en la Sierra para
mantener algunas cabezas de ganado, sin que sus pastizales o
residencias estén cerca del pueblo.

Es evidente que existen factores idiosincráticos que moti-


van o desmotivan la colonización del valle del Yacuambi; algu-
nas personas no pueden tolerar el clima cálido, el largo y peno-
so viaje que se necesita hacer, los diferentes alimentos, la preva-
lecencia de bebidas alcohólicas, la posibilidad de encontrar ser-
pientes venenosas, o el aislamiento del área.

Para algunas personas estos factores no son muy signifi-


cativos en términos generales; para otros uno o más de estos
factores son incluso deseables. Además, la salud de ciertos par-
ticipantes que de otra manera estuvieran deseosos de empren-
der la colonización puede ser una barrera parala colonización.
En los últimos años la interrupción de la educación escolar in-
fantil (que es característica de la forma de colonización de los
saraguros) se está convirtiendo en un impedimento cada vez
más decisivo.
Los Saraguros ar el Ecuailor 279

En cualquier caso el grado de participación colonizadora


es generalizable a nivel comunal. Unos pocos residentes de La-
gunas (menos del 20olo) están participando en la colonización;
es más probable que tengan buena tierra para pastizales y sus
residencias cerca del pueblo. Los pobladores de Quisquinchir
tienen pastizales que son más pobres, aunque también tienen
un acceso facil al pueblo. Algunos residentes de Quisquinchir
han buscado ocupaciones en el pueblo, otros se han transcultu-
rizado en blancos, con el fin de tener mejores opciones labora-
les de las que tendrlan si fueran indÍgenas, aproximadamente la
mitad participa en la colonización del valle del Yacuambi. Los
pobladores de Ñamarln suelen tener pocos y pequeños p^sliza-
les en la Sierra. Unos pocos tienen ocupaciones alternativas co-
mo el tejido; es probable que más del 60olo sean colonos. La
mayoría de los pobladores de Tüncarta (más del B5%), Oñacapa
y Tambopamba son colonos. O tienen acceso limitado a los
pastizales serranos (como es el caso de Tüncarta y Tambopam-
ba) o su tierra se encuentra en partes distantes del cerro (Ona-
capa), todos viven a una hora o más de distancia del pueblo.
Además, como primeros participantes en la apertura del valle
del Yacuambi a la colonización saraguro, tienen la ventaja de
ocupar muchas de las mejores áreas del valle.

En la Parte III se examinará la colonización elegida por


los saraguros como un medio de ampliar su estrategia dual de
conservar su seguridad de subsistencia mientras participan en
el mercado a través del ganado.
280 James Belote

Notas

Hacia los años 80 muchas familias saraguros empezaron a utilizar las


cocinas de gas, gasolina y kérex. Esto se debfa sólo en parte a la de[o-
restación, que no ha proseguido en el área de Saraguro tanto como en
muchas otras partes del Tercer Mundo (véase Cultural Survival,
1982). Los ingresos cadavez mayores y las altemativas ocupacionales
alcanzadas por algunas familias han hecho más eficiente para ellos
comprar estos combustibles que recoger leña. pero el precio de la leña
se ha elevado lo suficiente (en parte debido a la menor accesibilidad
de los bosques que quedan, en parre por la inllación en los cosros de
la mano de obra y de otro tipo) para hacerse valiosa para quienes no
tienen su propia leña para recoger o para comprar combustibles a más
de la leña.

En la década de los años 70 ocurrieron cambios significarivos en la


dieta de los saraguros. La sopa de papa y de fideo se convirrió en una
comida regular. Legumbres de varios tipos, e incluso el maÍ2, estaban
decreciendo en importancia. Algunos saraguros empezaban a expresar
su interés de que la fuente proreica rradicional de maiz y fréjoles sea
remplazada por una ingestión de carbohidratos más alta que la tradi-
cional. Los daros proporcionados por Ruthbeth Finerman (comunica-
ción personal) arrojan resultados similares.

No se sabe si el penco se encontraba en los Andes en los tiempos pre-


colombinos o si fue introducido desde México en la Colonia. (Lynch,
1983: 125).

Ambos hombres y muchos otros saraguros rociarán, en lo posterior,


con insecticidas sus sementeras de papas, usando rociadores recicla-
bles prestados por la Misión Andina o en otra agencia agricola. para el
uso de técnicas agrfcolas introducidas entre la gente del área de Sara-
gu¡o (pero sin distinción entre indfgenas y no indfgenas), véase Gore
0971).

Los saraguros construfan en la década de los años 80 un número cada


vez mayor de casas de dos pisos. Algunas tenlan ventanas grandes y
entradas interiores, y estaban hechas de materiales que no eran el
adobe o el bahareque. Parece que dos factores son los responsables de
este cambio. Parte de la riqueza provenienre del petróleo estaba ha-
Los Saraguros en el Ecuailor 281

ciéndose extensiva a algunos saraguros que habfan alcanzado trabajos


con un salario bastante bueno. Los niveles superiores de ingreso de
estas personas y la difusión de diversas ideas concemientes al estilo
de vida, entraban al área a través de dichas personas y de los medios
de comunicación, contribuyendo a formar nuevos patrones de vida
que tienen los saraguros -incluyendo el cambio en el estilo arquitectó-
nico-. Sin embargo, de la misma importancia ha sido un factor negati-
vo; ha habido un considerable crecimiento demográfico entre los sa-
raguros las últimas dos décadas. La densidad de las casas en las co-
munidades evidentemente ha aumentado entre l97l y 1981, y ahora
es un tópico frecuente de conve¡sación entre estos indfgenas. La cons-
trucción de casas de dos pisos es una forma de reducir las demandas
de vivienda sobre la tierra agrlcola productiva; la misma área ocupa-
ble requiere apenas la mitad de la tierra en una vivienda de dos pisos
de la que se necesita en casas de un solo piso.

El hilado en "S" y "Z" se puede identificar fácilmente notando la direc-


ción diagonal de la torcedura en el hilo. No importa cómo se manten-
ga el hilo, la dirección de la diagonal siempre corresponderá con la
dirección de la parte media de sólo una de las letras, "S" o "2", tal co-
mo se muestra en la ilustración de abaio.

No ha de sorprendernos el hecho de que hacia finales de los años 70


los hilos sintéticos remplazaban a los hilos de lana caseros en la in-
dustria de tejido doméstico. Pese a que la tela hecha con fibras sintéti-
cas se considera menos elegante, menos durable, más permeable y me-
nos y menos caliente cuando esá mojada, su costo sea en tiempo o en
dinero, se ha vuelto menor que el de la ropa manufacturada con lana
fina hilada en casa.

Asf como los hilos sintéticos estaban reemplazando a los hilos narura-
les en Saraguro a lo largo de la década de los años 70, asf también los
ponchos de flecos empezaban a reemplazar a los ponchos sin llecos.
Fl ahorro de tiempo (y ahora, por lo tanto, de dinero) es, otra vez!
una influencia principal en este cambio.
28la Janres Belote

Figura 15. Urdimbre de una sola hebra,


telar tubular de correa trasera

Punto de inicio y fin para


la cuerda y localización
del pitilfrn

]-"
James Belote 28lb

Figura 16. Telar de correa trasera (Saraguro)

l¡+ Hors^ pqi+t {o €h¡gt\


| - Cltrrfr,¡ s+
.r lo€q'r¡

i A¡.r¡ ¿
..-, (uppw lo-r-r bqr)

l -) rupa¿

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Pl C,eH l5 -
242 James Belote

Parte III
LA ADAPTACION
A LAS TIERRAS BAJAS

Prólogo: El descenso al infierno

El rostro de Ashuco se congeló en una mueca. Los bordes


de su poncho de caucho se agitan detrás suyo en el viento.

"AquÍ es donde murió Marcelino".

Manuel de Jesús no dice nada, empieza a santiguarse pe-


ro no termina la seña

"Carajol Toro!".

No hay respuesta de los animales. Continúan caminando


fatigosa y lentamente como siempre, con la cabeza inclinada
hacia el viento y la lluvia, con los cascos de las bestias chocan-
do contra el lodo.

"Toro! Carajo" Mulal"

Sólo se necesitan dos horas para cruzar la mayor parte


de la meseta sin árboles que divide la verrienre del pacÍfico de
aquella del Atlántico. Su relieve, suave no da protección alguno
Los Saraguros en elEcuailor 283

tección alguna del constante y fuerte viento este que viene [uer-
temente cargado de humedad de sus viajes por la cuenca del
Amazonas.

Ashuco con las manos entumecidas intenta mantener


quieto su poncho que se sacude con el viento. Pero poco es lo
que él y Manuel pueden hacer para mantener la humedad pe-
netrante fuera de su cuerpo. Ya han viajado cinco horas sin in-
terrupción desde que salieron de su comunidad en la Sierra,
temprano, en la mañana. Pasan una zona donde, en los dÍas
despejados, mucha gente se detiene para comer algo. Ahora no
pueden detenerse.

De las nubes y de la lluvia aparece otro grupo que viaja


en la dirección opuesta -Oñacapas con diez cabezas de ganado
que salen en busca de la cosecha de maiz -dos hombres, una
mujer y un niño.

"Carajo! Toro!" Los hombres gritan y hechan maldiciones


a los animales, algunos se rehúsan a pasar juntos por la ruta.
Pero aún con la lentitud con que se mueven, los dos grupos de-
saparecen rápidamente, cada uno entrando a su mundo arrolla-
dor, húmedo y gris.

Finalmente Ashuco y Manuel llegan a Corralpamba, 600


m. abajo del borde de la meseta. Aquf, el viento que aúlla ya no
obscurece el sonido de las gotas de lluvia que caen sobre los
charcos del terreno. AquÍ pueden fumar un cigarrillo húmedo -
si es que aún los dedos amortiguados pueden encender un fós-
foro. Un sorbo reconfortante de trago y una tortilla seca com-
pletan el paraÍso y retoman el descenso hacia el bosque tropical
que está más abajo.

"Es como bajar al infierno" dice el Padre franciscano de


Yacuambi. Una mujer no indÍgena comenta: "cuando bajé por
284 James Belote

la ruta diez años atrás para encontrarme con mi marido en ya-


cuambi, sabÍa que nunca podrÍa hacer el viaje de vuelta".

Abajo, abajo, abajo; Ashuco, Manuel, el ganado, la mula


s-teyen la pendiente que quiebra las rodillas, pasan de
la oscuri_
dad de la lluvia y las nubes a la oscuridad de los cañones ero-
sionados en_veinre pies de profundidad, en la rura por el paso
del agua y el tránsito de pies y cascos y a la oscuridad de tos_
ques de altura cada vez mayor, con lianas colgantes,
cargados
de orquÍdeas y bromeliáceas.

La vestimenta de lana empieza a secarse lentamente


mientras descienden. El ganado, cansado y hambriento, muer_
de en los matorrales y el pasto a lo largo áel camino, pero
son
obligados aavanzar con un palo y una palabrota.

Ahora hay un desmonte ocasional en el bosque. Las casas


empiezan a aparecer, luego se ven más casas y t.r.éno,
despeja_
dos. Son los últimos momentos de la tarde y con unos
ó0 Km.
de viaje detrás suyo, Ashuco y Manuel caéi han llegado a su
destino. Su vestimenta está mojada otra vez por el suáor de
su
cuerpo extenuado.

[-as reses y las mulas son más duras de conducir cuando


la ruta atraviesa campos de verdes pastizales abundantes
en los
terrenos despejados. El sol brilla brevemente a través de
un res-
quicio dejado por las nubes y luego se ocuha detrás de la cordi_
llera. Doscientos metros más abajá, el rÍo yacuambi corre siem_
pre hacia elAmazonas. El humo se levanta difuso a través de la
techumbre de una casa rodeada de pequeñas plantaciones
de
plátanos, caña de anlcar y mandioca. Caimen les espera.
Los Saraguros en el Ecuador 28s

El valle del Yacuambi

No hay escape en el valle superior del yacuambi. Desde


los bordes bajos del páramo al rÍo, de los nichos aislados de la
selva virgen ala plaza del pequeño pueblo de San José de ya-
cuambi, todo inunda el valle. una característica del terreno si-
nuoso que recibe abundante lluvia es el sonido del agua -el ru_
gido grave del río Yacuambi que fluye velozmente entre la clari-
dad y el verdor vegetal-; o el sonido agudo que indica sus co-
rrientes tributarias, irrumpiendo y precipitándose desde sus
orígenes en las altas montañas que rodean a la cuenca del ya_
cuambi por los tres costados, irrumpiendo y precipitándose por
las angostas quebradas y valles, por rocas grandes, pequenas y
por repisas, hacia el rÍo principal, miles de pies más abajo.

El sonido del agua que fluye se borra sólo por el sonido


del agua de lluvia al principio de un fuerte aguacero. pero como
la lluvia continúa cayendo, las corrientes y el rÍo crecido y to-
rrentoso reafirman su presencia, rugiendo más fuerte qu. urr,.r,
hasta que en la hrimeda cacofonfa del sonido, el agua que cae y
fluye se convierre en una unidad indiferenciada. piobable-.nt"
es cuando la lluvia de pronto se detiene que uno se percata del
sonido del agua torrentosa de los valles. Al no estar ya enmas_
carada por la lluvia, las corrientes proclaman ,u ,rrárro poder
en toda la región. Pero la percepción sólo es momentánea. po_
cas veces se percibe el sonido eterno del agua en el valle del ya-
cuambi, excepto cuando se ha alterado rápidamente o cuando
se desea medir, a cierta distancia, si se puede cruzar un vado o
no.
286 James Belote

Cuadro 17. Area de Saraguro-Yacuambi


Los Saraguros en el Ecuailor 287

Ya desde antes de principios de siglo, los saraguros han


estado explotando y colonizando el valle del Yacuambi. Esta
área que pertenece a la provincia de Zamora Chinchipe es parte
de lo que se conoce en el Ecuador como el Oriente. El Oriente
ecuatoriano manifiesta una gran variación topográfica, desde
extensiones inmensas de tierras bajas llanas o ligeramente ele-
vadas hacia el este. hasta abismales cañones montañosos hacia
el oeste, donde se une al de la Sierra andina. Sin embargo,
todo el Oriente tiene muchos ^rea rasgos en común. Toda su super-
ficie se localiza al este de la divisoria continental de aguas, tiene
un clima caliente o templado con abundantes precipitaciones y
una vegetación climática de bosque tropical o de montaña.

Habitado en los tiempos históricos y prehistóricos, en


gran parte por lo que Steward llama tribus de "montaña" (1948;
507), la mayor parte del Oriente nunca llegó a integrarse al Im-
perio Inca y solo paulatinamente pasó a estar bajo el control
efectivo de los españoles y después al de los ecuatorianos. La
sección oriental del rÍo Yacuambi yace en el extremo sur de un
territorio por largo tiempo habitado y dominado por un pueblo
que los otros llaman 'Jibaros", quienes a sÍ mismos se llaman
"shuar". A continuación ofrezco una reseña de los shuar prove-
niente de un informante saraguro de 45 años de edad.

Mi abuelo llevó a Mariano, un jfbaro de Yacuambi para que ü-


viera un tiempo en Tuncarta. Una vez llevamos a Mariano a la
Costa, cerca de Machala. No vestia como un jíbaro sino más o
menos como un blanco. Un día se metió en una canoa y empe-
zó a navegar río abajo. La gente de la localidad le vio corriente
abajo y se rió, diciendo que no sabía qué hacer y que se dejaba
llevar por la corriente. Sin embargo, enseguida empezó a impul-
' sarse corriente arriba, iba más rápido de lo que todos jamás ha-
bían visto y se sorprendieron. No sabian que era un jíbaro. Los
jÍbaros son muy buenos con las canoas.
288 James Belote

Aunque Mariano habÍa vivido afuera por un tiempo, era un


verdadero jibaro. En verdad le gustaba matar a la génte. Cortó
muchas cabezas. Era muy inteligente en la pelea. Una vez un
grupo de jÍFaros decidiO éncontrarle en una playa abajo del
Yacuambi. Él sospechaba, sin embargo, que le.rtu6"., t"ñdi"r,-
do una trampa, razón por la cual salió temprano con sus hom-
bres y se dirigió a un lugar abajo del sitio acordado. Cuando
vinieron los otros jÍbaros, fueron emboscados y murieron to-
dos. La última matanza en la zona de yacuam6i ocurrió hace
unos quince años. La matanz de la que le cuento sucedió
cuando era niño y üvÍa en el área. Los jíbaros nunca mataron a
los blancos o a los saraguros en el área del Yacuambi, pese a
que a veces estaban enfurecidos porque esa era su tierra.

En realidad nunca üvieron en las áreas que los saraguros ocu-


paban hasta después de que empezaron a llegar estos últimos.
Pero sí cazaban en el área y estaban resentidos de que los sara-
guros despejaran la tierra y amrinaran la caza. A veces robaban
cosas o golpeaban a la gente, pero nunca mataron a nadie que
no fuera jíbaro. En verdad la mayor parte de ellos eran amiga-
bles con los saraguros. Pero nunca se casaron con ninguno de
nosotros. Mariano tenÍa dos mujeres. Algunos jÍbaros, hombres
y mujeres, tenÍan cónyuges blancos.

Ahora son más civilizados que antes. Pero todavía existen unos
cuantos viejos en el área de Yacuambi que aün se apegan a las
viejas costumbres. Uno de los hijos de Mariano se le llama
"doctor". Cree que sabe cómo curar y muchos jÍbaros que son
gente simple cree que en realidad puede hacerlo. En una de
sus curas toma el jugo de las hojas hervidas de natema, de esta
manera,afirma que puede descubrir lo que anda mal y curarlo.
Realmente no puede, como es obvio, pero la gente cree que sÍ.

LosjÍbaros viven de la caza y la pesca. Cultivan plantas pero en


verdad les gusta cazar y pescar. Han exterminado los peces con
el barbasco. También han hecho lo mismo con la mayorÍa de los
animales del bosque. Son buenos cazadores, cazan todo el tiem-
po, de modo que ahora no queda nada más que pájaros. No fa-
brican sus cerbatanas. Las cerbatanas las hacen jÍbaros de otros
lugares y éstos las venden a los del Yacuambi.
Los Saraguros en elEcuailor 289

| '. ',
Es cierto que pueden caminar silenciosamente en el bosque, in-
cluso lejos del camino. Una vez fui con ellos. Pasaban a través
de los matorrales como si fueran perros, rápido y sin hacer
ningún ruido. Yo caminaba muy despacio y trataba de no ha-
cer ruido, pero seguÍa pisando las ramas y las cosas. Fue ver-
gonzoso. Me preguntaban por qué hacÍa tanto ruido y decían
que ahuyentaría a todos los animales.

Son muy buenos cazadores. Matan a los monos y también los


comen. ComÍ mono una vez, su sabor no es tan feo. Comen
gusanos, que tampoco son tan feos. Hacen chicha de la yuca.
AquÍ no la mastican. He oído que mastican la yuca, pero sólo
las ancianas; la machacan. He probado un poco. No la beberÍa
si la hubieran masticado -no sería bueno.

Habfa una gran cantidad de cerdos salvajes en el área. Anda-


ban en manadas, hasta doscientos en una. HacÍan mucho rui-
do. Chocaban sus dientes y haclan otros sonidos. Se les podÍa
oÍr desde muy lejos. También eran peligrosos. Una vez unos
saraguros se metieron en una manada y creyeron que podÍan
conseguir carne. Sólo tenÍan machetes. Los cerdos les atacaron.
Atacaban con su machete en una dirección mientras otro ani-
mal venía por la otra. Estaban tan asustados que no podían ha-
blar. Finalmente los cerdos se fueron. HabÍa mucha sangre al-
rededor mas no cazaron ni un solo animal.

A losjíbaros les encantaba cazar esos cerdos. A veces cazaban


^
hasta diez de una manada. Después comían todo lo que po-
dÍan cuando llegaban a casa, y luego se iban a la cama. A me-
dia noche se levantaban y comían más. Regresaban a dormir
otravez, y más de noche se levantaban de nuevo para otro [es-
tín de came de cerdo. Esto podÍa seguir hasta que se acababa
la carne.

Todavía tengo algunos amigos jíbaros. Viven rÍo abajo. Conse-


guÍ el barbasco y la natema de ellos. A veces venían a üsitarnos
y nos emborrachábamos con el guarapo. Son buena gente.
Siempre sabían gritar cuando entraban a una casa para que la
gente supiera de su presencia. Quizás por eso es que gritamos
aquÍ en Yacuambi cuando bajamos por el camino y pasamos
29O James Belote

por las casas. Es una costumbre aquÍ pero no en la Sierra. No


sé.

En términos generales, el Oriente puede diüdirse en dos


tipos, según las caracterÍsticas topográficas del terreno: áreas
montañosas y áreas llanas o levemente accidentadas. Elvalle
del
Yacuambi está dentro de la primera categorÍa. Denrro de él
casi
no hay tierra plana y muchos de los declives son basrante escar-
pados.

El valle del yacuambi corre en dirección NNO _> SSE, lo


domina el rÍo del cual toma su nombre. El rÍo yacuambi empie_
za con la confluencia del rÍo Shingata con sus tributarios
.*o-
res.cerc_adel pequeño asentamiento de Tütupali un poco más
arriba de I.300 m. de altura. Termina unos B0 Km. rÍo abajo
(50 Km. en lÍnea recta), y unos 400 m. debajo de
la altura don_
de se une con el río Zamora.

Con una caída vertical que en promedio es de unos 5 m.


por kilómeuo (25 pies por milla), el yacuambi es un río de mo_
vimiento veloz lleno de rápidos rocosos. Lo escarpado de la
pendiente no se distribuye por igual a lo largo del curso sino
que alcanza su punto máximo arriba de san
José de yacuambi
(mas de l0 m. por kilómetro), mientras que
en el tercio inferior
de su curso, cae menos abruptamente (2'o 3 m. por kilómetro).
Se dice que un colono alemán, buscador de oro, halo, alineó.
impulsó una canoa shuar con palos y llevó la canoa hasta Tutupa_
li en la década de 1930. Sin embargo, la mirad superior del rÍo no
es navegable de acuerdo a todo sentido practico, con excepción
de los cortos esrrechos de agua llana entrelos rápidos (sólo un ka-
yak de agua blanca podrÍa correr ininterrumpidu...,t" por esta
parte). Cuando el flujo fluvial tiene un volumen moderado, las
canoas pueden arravesar la mayor parte del rÍo abajo de La paz;
sin embargo, sólo en el tercio inferior de su curso, el yacuambi
Los Saraguros en el Ecuador 291

Cuadro 18. Valle del rlo Yacuambi

l'o \
\.,Ía^ \
Provincia de
Zamora-Chinchipe
ECUADOR

.-.--.-... l0 km.
Escala aproximada: I :250,000
Elevaciones en metros

coNocRcrLLo
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Yanzatzi
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292 James Belote

puede ser efectivamente navegable río arriba por canoas impul-


sadas por palos.

Algunas parres del curso inferior de algunos tributarios


del Yacuambi como el euimi y el Muchimi, también son nave-
gables en ambas direcciones, como es el caso del río zamora
desde Zamora hasta la región de Gualaquiza. Lo que es más im_
portante anotar es que los saraguros se han asentado en torno
al curso superior del yacuambi, pero en esta área el rÍo repre_
senta una, barrera para las comunicaciones y el transporte. El
impacto de los modelos de colonización saraguro dei rÍo ya_
cuambi en cuanto barrera serán examinados en el Capitulo 9.

Toda la cuenca del yacuambi, desde el páramo hasta aba_


jo, recibe precipitacionesabundanres a lo laigo del año. Aun_
que algunos dÍas pueden pasar sin lluvia, no hay períodos de
sequÍa importantes. No se han hecho mediciones con relación a
la precipitación, pero poco dudo de que la precipitación en ro_
do caso sea mayor a l.BO0 milÍmetros al año, en cualquier sitio
supera con mucho la evaporación.

las regiones más altas están caracterizadas por una cu_


bierta frecuente de nubes o niebla junto con una garúa persis-
tente, mientras que en las regiones más bajas hay más luz solar
y los perÍodos de precipitación más intensos son cortos. Las
tormentas eléctricas no son comunes en ningún lugar del valle.
Richards (1952: 143) señala que la precipitación máxima riene
una tendencia a ocurrir en algún punto debajo de las cumbres
de las cadenas monrañosas. En el valle del yacuambi la precipi_
tación total es probablemenre la máxima en algún lugar enire
los 2.500 y los 3.000 m. de altura. El piso vegetál .n .rr. alcan-
ce altitudinal con su alto índice de precipitaciones, gran hume_
dad, cubierta nubosa persisrente, baja temperutrm y baja velo-
cidad del viento, probablemente tiene el excedente de humedad
más grande de todas las áreas de la región.
Los Saraguros e¡ el Ecuador 293

[-a única frontera claramente marcada entre las comuni-


dades bióticas naturales es la que se halla entre el páramo y el
bosque nublado alto. Desde ese punto siguiendo hacia abajo
hasta el extremo inferior del valle (y más allá) sólo hay cambios
graduales en los rasgos de la estructura forestal y en la compo-
sición de las especies. Estos rasgos cambiantes a menudo varÍan
independientemente no sólo unos de otros sino también de lo-
calidad en localidad, de suerte que la elección de caracterÍsticas
crÍticas en cuanto hitos fronterizos que delimiten formaciones
lorestales diferentes debe ser algo arbitraria.

Aunque originalmente los saraguros despejaron y coloni-


zaron parte de la tierra que está sobre los I.900 y los 2.000 m.
en la cuenca del Yacuambi, en los últimos 40 años o algo asÍ to-
do asentamiento colonizador se ha localizado debajo del borde
de los I.700 m. lncluso a este nivel la colonización es común
sólo a lo largo de las rutas principales, en tanto que solo debajo
de los 1.500 y I.600 m. la colonización es común en todo el
área. Dependiendo del suelo local y de las caracterÍsticas climá-
ticas locales, los límites superiores de la explotación saraguro
de la cuenca del Yacuambi yace en algún lugar entre los 1.500 y
los 1.700 m.

Esta frontera se halla en el extremo inferior de una [or-


mación forestal de naturaleza transitiva que se localiza entre los
1.500-1.600 y los 2.000-2.200 m. de altura. Este bosque de
transición contiene una mezcla irregular de rasgos estructurales
claramente asociados tanto con el bosque nublado, que está
más arriba (hojas muy pequeñas en algunos árboles, matorrales
de caña, otras áreas de maleza espesa, helechos arbóreos, carga
epifítica pesada en algunos árboles), como con las formaciones
forestales tropicales que están más abajo (hojas grandes en algu-
nos árboles, palmeras altas, árboles de más de 25 m. de altura,
lianas, áreas de maleza pequeña, árboles con carga epifítica me-
nor, etc.).
294 James Belote

Debajo de los 1.500 m., el bosque natural se vuelve más


abierto, la carga epifÍtica está reducida considerablemenre aun-
que las lianas cuelgan de muchos árboles. Hay una abundan-
cia especial de palmeras, la altura de la bóveda foresral alcanza
los 30 ó 35 m., los helechos son raros, las hojas de los árboles
suelen ser muy grandes, muchos árboles están con grandes ra-
yas al aire y su cubierta se divide con mayor claridad en dos o
tres pisos. En otras palabras, debajo del nivel de los 1.500 m.
los bosques son muy poco di[erentes en estructura de los gran-
des bosques lluviosos tropicales de la cuenca amazónica, la hi-
lea (siendo las diferencias primarias un régimen de temperatu-
ra ligeramente más frÍa y una altura promedio de la boveda fo-
restal un poco más baja).

Siguiendo a Richards (1952) llamaré a esra formación


que yace entre los 900 y los 1.500 m. de ahura en el valle del
Yacuambi, el "bosque lluvioso tropical submonrano" [submon-
tane tropical rain forest] y al bosque de transición, que está más
arriba, el "bosque lluvioso tropical montana" [montane tropical
rain forestl. Se ha sugerido otra terminologÍa. Para las estriba-
ciones andinas orientales del Ecuador, Hegen (19ó6: lB-i9) in-
cluye toda la región entre los i.000 y los 2.500 m. denrro de la
categorÍa de "montaña". Esto tiene la ventaja de usar un térmi-
no local común montaña, pero es demasiado inclusivo. López
Cordovez (1961: 57-59) hace relerencia a la región que se loca-
liza entre los 1.000 y los 2.000 m. de ahura como la región de
"montano bajo", mientras que Acosra-Sohs (1968: 33, 36) dis-
tingue una región de 800 a 1.800 m. llamada la "selva pluvial
submacrotérmica" o "selva subandina intermedia". Como estos
términos tienen límites altitudinales generales que no reflejan
con exactitud la situación de la cuenca del Yacuambi, prefiero
no usarlos aquí.

A un nivel más universal hay terminologÍas basadas en el


enfoque de Holdridge (1947) sobre los balances de precipita-
Los Saraguros en el Ecuador 295

ción y evaporación. Hunrer (1959) por ejemplo, llama a la re-


gión localizada enrre los 500-600 y los I.500 m. de akura con
una pluviosidad de 2.000 y 4.000 milÍmerros el ,,bosque húme-
do subtropical" [subtropicalwet foresr]. Tosi (1960) y Espinal y
Montenegro (1963) hacen un uso parecido del sistema de Hol-
dridge para Perú y Colombia. De acuerdo con Richards (1952),
sin embargo, no me agrada el uso de términos con connotacio-
nes latitudinales (v.g. subtropical) para denotar zonas de alti-
tud. Una dificultad ulterior es que no tengo información su[i-
ciente respecto a la relación entre precipitación y evaporación
para distinguir entre las categorfas de, digamos, ,,húmedo",
"mojado" y "lluüoso" que se usan para diferenciar formaciones
forestales en el sisrema de Holdridge.

Aunque los saraguros distinguen entre los tipos forestales


en términos prácticos, no tienen terminologÍas precisas para
distinguirlos. Cerro se usa por lo general para referirs. , bor-
ques que se hallan en elevaciones de más de 2.000 m. o algo
asf. Montaña es un término general para los bosques, pero con
más. frecuencia para los de la cuenca amazónica (a cuaiquier al-
tura); montaña alta es una selva virgen localizada a alturas más
bajas. Los saraguros llaman "selva" a la formación forestal llu-
viosa tropical "clásica" (el bosque lluvioso tropical submontano
y la hilea).

En la Parte III examinaré la explotación de la selva exis_


tente en la cuenca del Yacuambi por parte de los saraguros, co_
mo una opción dentro del segundo componente de su estrate_
gia dual la de mantener una seguridad de subsistencia mienrras
participan en el mercado con el negocio de la ganaderfa. En el
Capftulo 8 haré un examen general del encuentro saraguro con
la región, usando e integrando los temas de verticalidad, circu-
lación y colonización. El Capftulo 9 rrata sobre los orígenes de
ese encuentro; el Capitulo l0 aborda más especÍficamente las
James Belote

ténicas adaptativas de los saraguros en la utilización de la re-


gión y las maneras en las que estas técnicas se integran
a los
modelos de adaptación serrana.
Capítulo 8
VERTICALIDAD, CIRCULACION
Y COLONIZACION

Verticalidad

La extrema diversidad altitudinal y ecológica dentro de


distancias relativamente pequeñas es un componente común de
la geogra[ia andina. Esta diversidad, a menudo, ha dado origen
a estrategias de adaptación en las que las poblaciones locales o
regionales han intentado alcanzar una autosuficiencia económi-
ca por medio del control de los recursos de una variedad de zo-
nas altitudinales y ecológicas al mismo tiempo. A estas estrate-
gias adaptativas John Murra les ha dado el nombre de "control
vertical" (véase, por ejemplo, l9óB: l2l-125l, I97O: 57-58;
1972:429-430).

El control vertical, sea como un tema secundario o como


uno primario, ha atraído una considerable atención entre los
antropólogos andinos. Brush (1977) y Orlove (1977) son [uen-
tes buenas y recientes sobre la bibliografia concerniente al con-
trol vertical; Ekstrom (l98I), Oberem (1978) y Salomon
(1980) ofrecen análisis del control vertical en el Ecuador; Lam-
ben (1977) presenta una discusión sumaria del papel de las [a-
milias andinas involucradas en las estrategias de control vertical
y Dillehay (1979) ofrece un examen de la bibliograffa arqueoló-
gica (véase también Forman, 1978 y Sánchez I97B).
298 James Belote

Brush en su análisis del control vertical desarrolla un mo-


delo de tres tipos de zonificación: l) comprimido;2) archipié-
lago; y, 3) extendido. En el tipo comprimido la gran inclinación
ambiental significa que las diferentes zonas están cerca unas de
otras o contiguas entre sÍ, y que todas son, en consecuencia, de
fácil acceso (el tiempo que toma el viaje es corto). Al parecer
Brush considera que tres días de un área a la otra es "un tiempo
corto de viaje" (1977: I t). t¿ zonificación de archipiélago im-
plica la existencia de zonas de explotación que no son conti-
guas y que están ampliamente separadas (cuatro o más días de
viaje). El océano en el que se hallan archipiélagos de islas está
constituido por zonas ecológicas que no pueden ser utilizadas o
por zonas ya explotadas o habitadas por otras personas (1977:
ll-13). El tipo extendido es parecido al comprimido en Ia con-
tigúidad de las zonas y al de archipiélago en las distancias que
comprende. A diferencia de cualquiera de los otros dos tipos,
éste se caracteriza por inclinaciones ambientales menos pro-
nunciadas y por una concentración demográfica menor en una
o dos zonas dominantes (1977: l3-15).

[¿ zonificación de los saraguros es tanto del tipo compri-


mido como del tipo archipiélago (la mayor parte de los tipos ar-
chipiélago probablemente incluyen un componente comprimi-
do). En la región serrana ocupada por los saraguros los miem-
bros de la comunidad explotan zonas contiguas de naturaleza
altitudinal y ecológica, con una separación de menos de medio
dla de camino. Sin embargo, en términos de la explotación sa-
raguro del Oriente, el modelo de archipiélago se aplica si bien
con un cierto carácter de compresión. Esto quiere decir que si
bien el tiempo de viaje con un gran hato de ganado puede ser
de tres o cuatro dÍas, en algunos casos, un individuo solo qui-
zás recorra la misma distancia en un día completo de camino.
En concordancia con los patrones estándar caracterÍsticos del
tipo archipiélago, los individuos tienen que viajar por zonas
Los Saraguros en el Ecuailor 299

completamente inutilizadas como el páramo y los bosques nu-


blados exteriores y a través de zonas comunales utilizadas por
otras personas. Por lo tanto, el "tipo archipiélago" parece que es
la designación más apropiada para la zonilicación saraguro de
control vertical en lo que tiene que ver con los modelos de uti-
lización en la Sierra/Oriente.

[-as estrategias adaptativas de control vertical pueden to_


mar al menos dos formas básicas. por una parte, una población
como la comunidad (o la familia) que tiene conrrol directo sólo
sobre zonas altitudinales y ecológicas limitadas. por orra parte,
en una reüsión de las estrategias adaptativas alpinas, Rhoades y
Thompson han llamado al modelo que implica la concenrra-
ción de actividades productivas de poblaciones e individuos en
zonas ambientales particulares estrategia,.especializad a', (lg7 5:
546-547); una "esrrategia generalizada" es aquella en la que po-
blaciones o individuos explotan por sÍ mismos directamente
una serie de zonas ambienrales (1975:546-547).

En un análisis reciente de los modelos de control vertical,


Orlove afirma que existe un énfasis excesivo en el examen de
estrategias especializadas debido al enfoque teoréricamente par-
cializado en torno a los sistemas de distribución antes qué de
producción (1977). Sin embargo, sugerirÍa que los modelos de
distribución e inrercambio juegan un papel relarivamente ma-
yor en los sistemas especializados N en consecuencia, merecen
ser estudiados. Pero estoy de acuerdo con Orlove en el caso de
las estrategias generalizadas de control vertical. En éstas. los
modelos de producción: la disrribución de esfuerzos producti-
vos en varias zonas altitudinales y ecológicas, el grado en el
cual la producción se integra con la de otras zonas, y aquél en
el cual la producción en varias zonas constriñe otras activida-
des, deben ser estudiados. Los saraguros actualmente tienen
una estrategia generalizada de control vertical a nivel individual
300 James Belote

y familiar; tienen su tierra propia e intervienen en actividades


productivas en un cierto número de zonas altitudinales v ecoló-
gicas en la región.

Circulación

Las estrategias de control vertical requieren del movi_


miento de la gente. Al menos dos clases de movimiento pueden
distinguirse: l) la migración, en la que la genre se despiaza no
sólo espacial sino también socioculturalmente desde su base
doméstica (home base) a otra área;2) la circulación, que ,,deno_
ta una gran variedad de movimientos, por lo general de corta
duración, repetitivos o cÍclicos en esencia, pero teniendo todos
en común la falta de intención declarada por un cambio perma_
nente o de larga duración en lo que tiene que ver con ia resi_
dencia" (Zelinsky, l97I: 226;véase rambién, Chapman, 1979).

La trashumancia de un pueblo, usualmenre de cultivado_


res, con una base doméstica permanente (véase el ,,nomadismo
vertical de referenci a [i¡a" [ fixed-reference-verrical-nomadism]
propuesto por Vivelo, l97B: 77) es una forma de circulación.
Sin embargo, la rrashumancia de la gente, sin una base domés_
tica [ija, podrÍa constituir una tercera categorfa de movimiento
en tanto las dos, la circulación y la migración, implican la exis_
tencia de una base doméstica en un lugar u otro. En cualquier
caso, en otra parte (Stewart, Belore y Belote, 19T6) el movi_
miento saraguro entre la sierra y el oriente ha sido descrito co-
mo trashumancia. sin embargo, ahora me inclino a considerar
que esto ha sido un uso débil del término. La trashumancia
probablemente serÍa usada sólo como un término que denota
movimiento controlado por variaciones estacionales (más o me_
nos regulares) en condiciones de pasrizal (dispersas vertical u
horizontalmente), esto es, la clase de situación en la que el mo_
vimiento de las personas está controlado en gran parte por las
Los Saraguros en el Ecuailor 301

necesidades de los animales. En el caso de Saraguro, como lo


mostraré más adelante, el moümiento de animales está contro-
lado en gran parte por las necesidades y otras actividades de la
gente..El movimiento de Saraguro, con y sin ganado, por lo
tanto, no debe ser designado como trashu.nan.iu. Tampóco es
migración; la mayorfa de los saraguros que participan en la co-
lonización del Oriente no tiene intención de entregar el área co-
munal serrana, siendo éste su asentamiento primario.

El movimiento saraguro entre la Sierra y el Oriente está


mejor caracterizado como circulación o, para combinar los tér-
minos usados arriba, circulación vertical generalizada (orienta-
da ala producción) y asociada con la zonilicación de archipiéla-
go. El movimiento saraguro entre las zonas altitudinales y eco-
lógicas dentro de la Sierra serÍa una circulación vertical genera-
lizada (orientada a la producción) y asociada con la zonifica-
ción comprimida.

Finalmente, en otra dimensión, la circulación saraguro


puede dividirse en dos tipos adicionales: diaria y periódica. La
circulación diaria involucra el movimiento fuera de un área re-
sidencial (primaria o secundaria) y de regreso a ella durante el
mismo dÍa. La circulación diaria tal vez ocurre dentro de una
fase de circulación periódica. Sin embargo, la mayorÍa de la
gente que pasa su tiempo en un área de asentamiento secunda_
rio no interviene en la circulación vertical diariamente porque
los pastizales, por lo general, están adyacentes a las residencias
en dichas áreas. l-a, circulación diaria es probable que ocurra so-
lamente dentro de un archipiélago; la circulación periódica
puede que ocurra denrro de archipiélagos en la región de Sara-
guro o entre ellos.

Antes de continuar con la discusión de los sistemas co_


rrientes de circulación vertical, algunos comentarios acerca del
302 James Belote

pasado. Dos sistemas importantes de control vertical existieron


en una buena parte de la primera mitad de este siglo (y proba-
blemente tiempo arrás). Estos antiguos sistemas y los modelos
de circulación corrientes junto con las zonas de control vertical
se hallan en el Cuadro 19. En el primero de esros antiguos mo-
delos, los saraguros realizan largos viajes de comercio a Zaru-
ma, a la Costa y al caliente (véase CapÍtulo 2) con el fin de ob-
tener artículos como sal, azúcar, arroz, frutas tropicales y herra-
mientas que no podían producir por sí mismos y que no esta-
ban lácilmente disponibles en las tiendas y mercados locales.
Llevaban ganado, queso, huevos y granos (y en algunos casos
su mano de obra) para cambiarlos por artfculos de primera ne-
cesidad y dinero. AsÍ que una estrategia especializada de con-
trol vertical (y de intercambio) fue una caracterÍstica importante
de la adaptación económica de estos indÍgenas por un perfodo
de tiempo desconocido. O para juntar todos los términos nue-
vamente, los saraguros practicaban una circulación vertical pe-
riódica especializada (orientada al intercambio) y asociada con
la zonificación de archipiélago.

Con el desarrollo de la carretera y del mercado semanal


en el área de Saraguro en los años 40, la circulación horizontal
diaria entre las comunidades y el pueblo reemplazó a la circula-
ción vertical periódica Zaruma-costa-caliente. La gente podla
entonces ir a un pueblo (Saraguro) que se encontraba a la mis-
ma altitud que sus comunidades residenciales con el fin de ob-
tener sal, productos tropicales o herramientas, y para disponer
de sus excedentes. Por otra parte, la circulación vertical orienta-
da hacia el cerro y el Oriente fue estimulada por el desarrollo
de Saraguro como centro mercantil, en tanto el mercado valora-
ba más las transacciones regulares rentables con Ia economÍa
nacional. Esto quiere decir que el desarrollo de una esfera de
intercambio económico ofrecia un incentivo parala mayor pro-
Los Saraguros en el Ecuador 303

ducción de bienes (en especial el ganado y sus producros deri-


vados) en áreas verticalmente dispersas.

En el segundo modelo antiguo, los saraguros utilizaban


los páramos parala ganaderÍa. En el CapÍtulo 6 discutÍ en dera-
lle las razones del descenso de explotación de esta zona en par-
ticular. Basta decir que este modelo de circulación periódica y
diaria generalizada, que está asociada con la zonificación com-
primida, declinó debido en gran parte al desplazamienro hacia
sistemas ganaderos más intensivos cuyas ventajas vienen subra-
yadas por el desarrollo del mercado saraguro.

Regresando a los sistemas actuales de circulación, ahora


voy a presentar los datos obtenidos por los registros de ruta he-
chos a lo largo de la sección del páramo que corresponde al tre-
cho principal entre la cuenca del Yacuambiy el área de Saragu-
ro. Esta información menciona la circulación vertical periódica
generalizada asociada con la zonificación de archipiélago en la
región, se la presenta de manera parcial en el cuadro 20. Usan-
do los datos ofrecidos en dicho cuadro y otra inlormación no
presentada (pero reunida durante los mismos registros de ruta)
emergen las siguientes cifras:

l) No se indican patrones claros de movimiento unidi-


reccional; en la mayor parte de los dÍas la gente y el ganado se
mueven en ambas direcciones. A lo sumo, los procedimientos
de muestreo estadÍstico apropiados revelarían estacionalmente
tendencias variables en las direcciones del movimiento. 2) El
número de ganado que se mueve por la ruta no es mucho más
grande que el de personas (372:345). Esto indica una frecuen-
cia mucho más alta de movimiento humano (en la colonización
del Oriente, varias veces hay más ganado que seres humanos).
3) Las dos características anteriores indican la debilidad de todo
modelo de trashumancia tal como se define más arriba a este
304 James Belote

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Los Saraguros en eI Ecuailor 305

término. 4) Los caballos y las mulas son una ayuda de transpor-


te importante. Si bien, en especial los niños, montan algunos de
estos animales, sirven principalmente de bestias de carga. 5)
Los cerdos pueden viajar largas distancias a pie sobre terrenos
escabrosos (pese al comentario de Harris, I974:42 que apunta
hacia lo contrario). ó) Las ovejas no son un rasgo importante en
la explotación del Oriente. 7) Las condiciones climáricas influ-
yen durante el viaje por el páramo (por ejemplo, no se observó
movimiento el dla 29 de agosto de I97I, cuando hizo mucho
[rÍo, estuvo muy ventoso y cundieron las lluvias). B) No hay
ninguna unidad tÍpica de movimiento; una persona puede üa-
jar sola con uno o dos caballos; otra unidad puede consistir en
tres personas con ocho cabezas de ganado, un caballo y un pe-
rro; otra unidad más puede estar formada por seis o siete perso-
nas con tres o cuatro caballos y dieciocho o veinte cabezas de
ganado y terneros. Aproximadamente la mitad de las unidades
de viaje de los saraguros que han sido observadas incluyen re-
ses adultas o terneros.

9) Una estimación basrante relativa de circulación indlge-


na entre la Sierra y el Oriente (que se obtiene multiplicando los
totales de seis dfas por 60 (aprox.) y redondeando dichos tota-
les sugiere que existen más o menos 17.000 saraguros que cru-
zan el páramo, alrededor de 22.000 cabezas de ganado y terne-
ros que lo hacen, y aproximadamente 10.000 mulas y caballos
que cruzan cada año. Alrededor deI70o/o de este movimiento
incluye a los indígenas y a los animales de la parroquia de Sara-
guro; la mayor parte del 30olo restante está conformada por sa-
raguros y animales de las comunidades de Cañaro y Gurudel.

l0) Finalmente, hay diferencias importantes entre la cir-


culación de los indfgenas saraguros y la de los no indigenas. En
primer lugar, la proporción de ganado y viajeros no indígenas
es mucho más baja (14:55) que en el caso de los indÍgenas
306 James Belote

Cuadro 20. Circulación vertical periódica Sierra-Oriente


de los indigenas de Saraguro

Fecha y direc- Condiciones climáticas


9yr8oB
-Oüo='OÉ
E.g9XFe
ción del viaje
f325,i,!
a Yacuambi lluvia temprana y granizo 39 2r 9 5+ 19 6
de Yacuambi seguido de cielo despejado II 2 2 7t+ 5

a Yacuambi Parcialmente nublado 43 I 60 0


de Yacuambi 173 I 213 ¿

a Yacuambi mañana fria y lluviosa, 00 0 00 0


de Yacuambi cielo despejado en la rarde 43 0 4lo 2

a Yacuambi parcialmente nublado 106 162 0


de Yacuambi con algo de lluvia 103 3 632 9

a Yacuambi despejado a parcialmenre 24 ll 27 74


de Yacuambi nublado 23 15 27 tO+

a Yacuambi muy ventoso lluvioso y frlo 100 I 47 II 3


de Yacuambi 51 6 828 9

Totales

Totales para el desplazamiento


no indfgena durante el mismo periodo 51 3 | 47 lt 3

Número total de animales aparte


de los enumerados a¡rteriormente ovejas pefros cerdos
(sin contar cuyes, pollos, con indlgenas 932 l0
gatos, y cachorros, ovejas y cerdos
que se los lleva en vez de dejarlos
viajar por sf solos) con no indlgenas 0

I estimados en menos de 15 ó ló años de edad.


'* Utilizados básicamente como animales de carga pese a que se monta algunos. Un
número pequeño son mulas.
Los Saraguros en elEcuador 307

(358:290). Esto refleja el hecho de que muchos no indfgenas se


hallan en el Oriente en ocupaciones diferentes de la ganadería.
Estas ocupaciones incluyen la atención de tiendas, el servicio
gubernamental, los servicios de transporte y la producción y
distribución de alcohol de contrabando. En segundo lugar, hay
un gran contraste entre los dos grupos con respecto al grado de
participación de mujeres y niños en la circulación. Entre los sa-
raguros, cerca del 45o/" de los circulantes son mujeres y niños.
Menos del20oÁ de los circulantes no indlgenas son mujeres y
niños. De modo que es algo manifiesto el que los blancos del
área siguen los modelos de circulación masculina. La circula-
ción de hombres también es el patrón en el caso del sistema de
circulación entre la cercana población de Jima y el rÍo Cuyes,
descrito por Ekstrom (l98l). De otra parte, los saraguros si-
guen modelos de circulación familiar y masculina. Las conse-
cuencias de estos modelos de circulación masculino/femenina
se discutirán más adelante.l

Se debe anotar que no se dan los totales, pese a que la


proporción de hombres con relación a las mujeres y a los niños,
y aquella de seres humanos con relación al ganado que se han
presentado en el Cuadro 20 para los no saraguros, son al menos
bastante representativas para dicho grupo. La mayor parte de
circulantes blancos son de las áreas de Nabón, Cochapata, Oña,
en la provincia del Azuay, y usan rutas a lo largo de las cuales
no he realizado observaciones de conteo.2

Colonización

Un examen de la circulación vertical periódica generali-


zada de los saraguros, que involucra al Oriente, nos lleva a to-
mar en consideración el tópico de la colonización pionera. Ca-
sagrande, Thompson y Young (1964:320) llamaron la atención
de los antropólogos hacia el estudio de la colonización en cuan-
308 James Belote

to una situación ideal para estudiar los "procesos de cambio


cultural, integración y reintegración mientras están ocurriendo
en realidad; esto es, estudiar los procesos en proceso..."
Thompson (1973), más adelante señaló que no ha habido una
respuesta abrumadora de parte de los antropólogos con rela-
ción al desafÍo de los estudios de colonización pionera sino que
más bien los antropólogos, en términos generales, han conti-
nuado estudiando principalmente el ernocidio/genocidio, el
cambio cultural o las adaptaciones de los grupos nativos "más
all¿ de la frontera" (Bohannan y Plog, 1967), cuyos nichos eco-
lOgicos han sido invadidos por colonos pioneros y otras perso-
nas (para tener excelentes ejemplos recientes de este énfasis en
el caso ecuatoriano, véase Harner, 1972; Macdonald, 1979;Vic-
kers, 1976; y, Whiuen, 1976 y tg8l). Thompson también se-
ñaló que la mayoría de los estudios de colonización pionera
han sido realizados por historiadores y geógrafos, cuyos inrere-
ses son algo diferentes de los que tienen los antropólogos.

De suerte que desde el desafío de Casagrande, Thomp-


son y Young, Ios antropólogos que han trabajado en el Ecuador
han publicado muy poco sobre colonización pionera (sin em-
bargo, por ejemplo, véase Ekstrom, 1975, 1979 y lg8l; Ste-
wart, Belote y Belote, 1976; y, Whitten, 1974). Por lo ranro, la
Parte Il de esta disertación constituye un intento de sumar un
aporte a la pequeña contribución antropologica a los estudios
del fin pionero de la colonización en el Ecuador.

Se han reconocido algunos tipos de colonización. Por


una parte, se ha caracterizado la colonización como "interna" o
"externa" según los orÍgenes de los colonos. Si los colonos pro-
vienen del interior de las fronteras nacionales (o, en algunos ca-
sos, de los paÍses limitrofes con similares patrones culturales
dominantes), la colonización es de tipo interno. Si los colonos
que provienen de distintos sistemas nacionales/culturales han
Los Saraguros en el Ecusdor 309

colonizado nuevas tierras (v.9. los japoneses o los alemanes en


las tierras bajas de Sudamérica), la colonización es de tipo ex-
terno (véase Casagrande, Thompson y Young, L965: 284; Pé-
rez,1954). La colonización saraguro es de tipo interno.

Por otra parte, se ha hecho una distinción entre la colo-


nización espontánea (v.g. los colonos invaden un territorio nue-
vo sin apoyo, guÍa e incluso aprobación gubernamental o de
otro tipo) y la dirigida (v.g. auspiciada, controlada y guiada por
gobiernos centrales o regionales u otras agencias no controladas
por los colonos (véase Stewart, 1968; Wood,1972). Aunque la
distinción entre interno y externo es bastante clara, aquella en-
tre espontáneo y dirigido no lo es. Por ejemplo, los colonos es-
pontáneos pueden finalmente alcanzar cierto apoyo, guía y
aprobación del Gobierno. Esto es crucial en el desarrollo de in-
fraestructura como los caminos, Ios servicios de correo y otras
comunicaciones, las escuelas y las facilidades médicas. La colo-
nización saraguro siempre ha sido espontánea, pero como se
mostrará más adelante, ha recibido cierto apoyo del Gobierno
Nacional y de gobiernos seccionales.

Finalmente, los tipos de colonización pionera pueden di-


ferenciarse al menos en una dimensión: la naturaleza de la rela-
ción de los colonos con el área de origen en tanto opuesta a
aquella con la región colonizada. Los saraguros en su mayor
parte intervienen en lo que llamo la "colonización circulatoria"
lcirculation colonization]. Sus bases domésticas siguen en las
comunidades serranas de origen. Sus lazos emocionales y socia-
les aún están orientadas a la Sierra, incluso si, como sucede en
algunos casos, se pasa más tiempo en la región colonizada. Fre-
cuentemente circulan entre sus asentamientos primarios en la
Sierra y sus asentamientos secundarios en otros lugares.

El tipo opuesto es la "colonización migratoria" [migration


colonizationl. La caracterÍstica básica de este tipo es que la re-
3to James Belote

gión colonizada se convierte enla zona de residencia primaria.


En casos extremos de colonización migratoria se cortan los la-
zos materiales con la región de origen (v.g. la propiedad de la
tierra se entrega en esa región). En casos menos extremos, qui-
zás se conserva la tierra e incluso las casas en la región de ori-
gen, pero estas posiciones se vuelven secundarias en términos
del centro de atención, esfuerzo, residencia, sentimiento, etc.

En cierta forma, los términos colonización secundaria y


colonización primaria son mejores porque se refieren a la natu-
raleza del proceso de colonización, mientras que la ocupación y
la migración se refieren a un grupo de consecuencias del proce-
so. Por lo tanto, usaré ambos grupos termonológicos según se
necesite en la discusión. En cualquier caso, como lo mostraré
más adelante, quizás hay algunas desventajas serias en la colo-
nización circulatoria. En el caso de los saraguros, por ejemplo,
la instrucción primaria para los niños no sólo que ha sido alte-
rada, sino que también el desarrollo de las insriruciones politi-
cas y sociales en la zona de colonización secundaria ha sufrido
un severo retraso (sin embargo, véase el CapÍtulo 9 para un
ejemplo opuesto en el área de Jima y el rÍo Cuyes). por otra
parte, la colonización circulatoria del tipo practicado por los sa-
raguros tiene importantÍsimas ventajas económicas y de otra
clase, que sobrepasan las desventajas. Tánto las ventajas como
Ias desventajas de la colonización circulatoria para el caso sara-
guro se presentarán en el siguiente capÍtulo.

Verticalidad: Circulación y colonización: una sÍntesis

En el caso de los saraguros, los conceptos de control ver-


tical y de colonización son categorÍas de análisis que se puede
utilizar para examinar los mismos fenómenos: la expansión de
las zonas de explotación económica de la Sierra al Oriente. La
diferencia entre estas categorÍas de análisis es que la una es una
Los Saraguros en el Ecuador 3lr

fase de la otra; en otras palabras, la colonización puede ser vista


como una fase (o algunas fases) en el establecimiento de un sis-
tema continuo de control vertical. Muchos sistemas de control
vertical andino, en parricular los de tipo archipiélago, sin duda
alguna han pasado por fases colonizadoras de desarrollo de uno
u otro tipo cuando se ha iniciado y consolidado el control de
una nueva zona vertical. La situación de los saraguros, por con_
siguiente, ofrece información con respecto ala rnur,"rá en que
los sistemas de control vertical se pueden extender u nu.urc
áreas, y a la manera en que se integra la utilización de estas
nuevas áreas en los modelos generales de estrategias adaptati-
vas. A un nivel más general, que no se pretende alcanzar.n ertu
tesis, la colonización de tierras bajas y estribaciones de bosque
tropical en los pafses andinos puede ser vista como una fase ini-
cial en las estrategias nacionales orientadas hacia la consecución
del control vertical (véase Forman, I97B; y, Fioravanti, 1975,
citado en Sánchez, I97B: l5).

[¿ articulación que he propuesto de las categorÍas con_


ceptuales de colonización y control vertical conduce a la pro-
puesta de un modelo cuatrifásico de desarrollo del controlier-
tical y la colonización en los Andes (véase cuadro 2l). Si bien
las fases se sobreponen en parte en los estadios de "pendiente
de colonización" propuestos por Casagrande, Thompson y
Yorlng, el enloque de los dos modelos es diferente; lo cuál quie_
re decir que a diferencia del modelo de pendiente de coloniza-
ción, el de control vertical y colonización gira en torno a: l) la
verticalidad; 2) la naturaleza de las relaciones entre la .,zona
madre" y la"zona hija". El modelo deberÍa servir sólo como una
herramienta heurfstica para examinar el caso saraguro y otros
casos andinos de verticalidad y colonización, y ,,á .o-o ,r.,u
serie de resquicios alternativos en los que se puede integrar de
manera conveniente casos particulares.
312 James Belote

En la primera fase (Fase I), en la que la colonización pio-


nera interna (expansión del control vertical a un nuevo archi-
piélago) es de tipo circulatorio y secundario, es probable que
la
estrategia principal de explotación medioambiental, en que
la
zona madre brinda el sostén necesario para la colonia hrja que
recién se ha establecido, se oriente hacia actividades producti-
vas antes que de intercambio. Los saraguros, en su mayor parte,
incluso después de más de medio siglo de colonizacion dei
oriente, se encuentran todavÍa operando a un nivel que corres-
ponde a la Fase | -y quizá conrinúen haciéndolo indefinida-
mente (aunque todo apunta a que no ocurrirá asÍ)_. Una varie_
dad de lacrores pueden conducir a un desplazamienro hacia la
fase siguiente. Por ejemplo, una combinaci-on de factores
como
la creciente presión poblacional en la zona madre, el desarrollo
de inlraestructura básica en la colonia y una adaptación más
completa de los colonos a la nueva zona, puede ocasionar el na-
cimiento de una adaptación de segunda fase.

En la Fase Il la orientación básica de los colonos es hacia


la zona hija; ésta es ahora su área de asentamiento primario an-
res que secundario. Las actividades productivas de los indivi-
duos y las familias son ahora especializadas -se centran en la
explotación de unas pocas zonas verticales. La circulación ya no
está articulada con las actividades productivas, como en la Fase
I, sino con el intercambio y con varias actividades sociales, [a-
miliares y religiosas.

En la Fase ll, el intercambio y otras relaciones todavÍa se


hallan orientadas básicamente hacia la zona madre. Tanto la Fa-
se I como la Fase II tienen una forma caracterÍstica de control
vertical ya que la gente trata principalmente con el mismo con_
junto restringido (tal vezalgo ampliado en la Fase II) de parien_
tes, amigos, miembros del grupo étnico y gente cuyos orÍgenes
están en la misma área geográfica. En las Fases III y I! poiotru
Los Saraguros en el Ecuailor 313

Cuadro2l. Un modelo de desarrollo del Control Vertical


y la Colonización en los Andes
Algunos factores Algunos factores
al cambio en la al cambio en la
zona colonizada zona colonizada
o FASE I FASE II
U
tr Colonización demo-
Presión Colonízación Conflicro entre
ü
(circulatoria) se- gráfica (migratoria) pri- áreas
cundaria maria
5
f
U Estrategia gene- Desarrollo in- Esrraregia espe- Debiliramiento
tr ralizada enfatiza- lraestructural cializada con én- de los lazos de
rd da la integración fasis en la inte- parenresco y de
J productiva gración limitada orro tipo
ú Mayor adapra- del inrercambio
F
ú Sólida economÍa ción al medio Desarrollo de re_
PJ
de subsistencia ambiente de la laciones alterna-
J
o que puede in- zona colonizada tivas de inter-
ú
F
cluir un compo- y aceptación del cambio
z nente de merca- mismo
do Expansión del
dominio econó-
mico y pohrico a
nivel nacional

FASE III FASE IV


Asentamiento L-a infraestructu- Asentamiento
primario en esta- ra se desarrolla a primarío esrabili-
bilización niveles naciona- zado terri¡orio
les completamente
ocupado de
o Realización com- acuerdo a los es-
Continúan las pleta del domi- tándares nacio-
ñ estrategias espe- nio de insritucio-
J nales de tecnolo-
r4 cializadas nes pohticas y gÍa, tenencia de
É económicas a ni- tierras y organi-
ft¡
vel nacional zación económi-
z3 ca
J
(J Se amphan los Mayor conver- Alto grado de es-
tiÉ sistemas de in- gencia de los in- pecialización in-
lr¡ tercambio tereses con gru- dividual y do-
J pos de orlgenes méstica débil
o étnicos o geográ- orientación de
F ficos diferentes subsistencia au-
Z
o
(.)
xiliar
lntegración com-
pleta con los sis-
temas económi-
cos y pollticos
nacionales ( o
internacionales)
3t4 James Belote

parte, la zona colonizadase ha desligado más de lazona madre


al integrarse mayorrnente a nuevos sistemas regionales y nacio-
nales (politicos, económicos, geográficos, etc.) Por lo tanto, son
caracterÍsticas de dichas fases las estrategias universalizadas de
control vertical.

L¿ transición a la Fase lll puede verse estimulada por un


conflicto emergente de intereses entre el área madre y el área
hija con relación a los recursos o al control polÍtico, por un de-
bilitamiento de los lazos de parent€sco y de otro tipo, por el de-
sarrollo del intercambio alternativo y por otras relaciones eco-
nómicas con otras áreas ylo por la extensión de las formas de
dominio políticas y de otra clase a nivel nacional. En conse-
cuencia, la Fase lll se caracterizaría (en la zona colonizada) por
un sistema más o menos estable de asentamiento primario (con
pocos colonos adicionales que vienen de la zona madre, si es
que los hay), una continuación de la especialización productiva
adaptada a la altura y al medio, con la adición de nuevas espe-
cializaciones orientadas a la producción y al servicio, y una red
mucho más amplia de sistemas de intercambio.

Se llega a la Fase lV conforme se aproximan o se alcan-


zan los niveles nacionales en el desarrollo infraestructural y la
integración de instituciones económicas, polÍticas y de otro ti-
po, y conlorme los colonos experimentan una mayor comunión
de intereses con otros grupos de otra filiación étnica y geográfi-
ca. En la Fase IV la zona se halla completamente ocupada según
los estándares de tecnologÍa, tenencia de la tierra y organización
económica; ya no es una zona de colonización. En esta fase es
probable que haya un alto grado de especialización individual y
familiar en las actividades y las necesidades económicas nacio-
nales, regionales y locales. Las actividades de subsistencia son
mucho menos significativas en la Fase IV que en las otras fases
(especialmente en las dos primeras). Finalmente, en la Fase IV
Los Saraguros an el Ecuador 315

hay una integración más o menos completa con los sistemas


económicos y politicos nacionales e internacionales.

No hay una estructura temporal propuesta para el mode-


lo, en realidad un sistema de control vertical puede permanecer
en una fase (o en una combinación particular de fases) indefini-
damente -en especial en ausencia de algunos de los factores de
cambio propuestos-. Como lo indiqué anteriormente, la mayo-
rfa de los saraguros que interviene en la colonización del Orien-
te se encuentran operando a nivel de la primera fase. Sin em-
bargo, los habitantes del pueblo de San José de Yacuambi tie-
nen una adaptación de Fase ll al igual que un cierro número de
no indÍgenas del valle del Yacuambi fuera del pueblo. La gente
de las áreas de Zamora, Cumbaratza ,Yanzatza tienen la tenden-
cia a operar a nivel de la Fase III. Pese a que algunas zonas de
colonización anteriores (modernas) en el Ecuador pueden estar
aproximándose a una adaptación de Fase tV (v.g. los centros de
Santo Domingo de los Colorados y Puyo), ninguna zona de la
región del río Zamora ha alcanzado este punto todavía; el desa-
rrollo infraestructural no ha sido lo suficientemente adecuado
aún.

Notas

I Realicé dos registros de rura en 198I. El dta 25 de julio llegué a la ru-


ta demasiado tarde para registrar a la gente que se dirigla al Oriente;
el dfa 28 de julio estuve en la ruta demasiado temprano (y de regreso
a Saraguro) para encontrar personas saliendo del Oriente. Los datos
son suficientes para indicar un uso continuo de la ruta del páramo
(pero véase la Nota 2), asi como proporciones permanentes del tipo
hombres : mujerelniños indfgenas, y ganado : personas. Sin embar-
go, no son suficientes para llegar a conclusiones incluso de carácter
provisional con respecto al desplazamiento de personas no indfgenas.
Una diferencia inreresanre de los registros de rura de l97l es la pro-
3f 6 James Belote

porción relativamente mayor entre los caballos y la gente, y entre los


caballos y el ganado en 1981.

Fecha y Condiciones
,H ü'^ 8o8
climáticas 63:Eó;3
V
dirección
de viaje T
.8EP
,'i ,x _o
VF

...(sáb.) Ventoso, frfo l5 421120


de Yacuambi y lluvioso

...(martes) Despejado a parcialmente 28101833227


a Yacuambi nublado y ventoso

Totales 40142254347
Totales para el movimiento no indfgena 5 Z 2 13 0 O
durante el mismo perfodo

2 En los años 80, los saraguros asentados en el curso superior del ya-
cuambi es¡aban usando todavta la ruta del páramo como la principal
enrre la sierra y el orienre. sin embargo, hacia finales de los anos i0,
muchos saraguros habran empezado a colonizar áreas en el curso infe-
rior del Yacuambi y a lo largo del rfo Zamora'. a cuatro o cinco
días de viaje (con ganado) parriendo desde Saraguro.
^reas La mayorla de
esras personas empezó a utilizar el transporre motorizado para ellas y
para el ganado con el objeto de movilizarse entre Saraguro y el Orien_
te. En l98l cosraba aproximadamente $g (J. 240) por cabeza de ga_
nado el viaje en rransporre priblico. Un camión que llevaba 12 ó 13
cabezas de ganado se podla alquilar a un cosro de $g0 (S/. 2400) por
el mismo viaje. Debido al costo se transportaba entre la sierra y el
oriente con menos frecuencia que el ganado que era criado en zonas
del Oriente más cercanas a la Sierra.

Peter Ekstrom (comunicación personal) afirma que la genre de ZhiRa,


en la provincia del Azuay, se encuenrra acrualmente (19g2) entrando
en el área del rfo Zamora en bus o en camión (en vez de entrar a pie
al área cercana del rio Cuyes) en busca de nuevas oportunidades.
Capítulo 9
MODELOS DE ASENTAMIENTO
SARAGURO EN EL VALLE
DE YACUAMBI

Antes de los saraguros

El valle del Yacuambi no era un vacío humano o históri-


co antes del inicio de la colonización saraguro de la región a fi-
nales del siglo XIX. Era parte del territorio que los shuar habían
ocupado y explotado tradicionalmenre por un perÍodo de tiem-
po desconocido antes de la llegada de los incas y después de la
de los españoles al austro ecuatoriano en los siglos XV y )CW.

Poco se sabe de las relaciones entre los shuar del ya-


cuambi, por una parte, y los incas y otros serranos, por otra,
antes de la venida de los españoles. Sin embargo, un documen-
to de l55B citado porJaramillo (1955: ll2) asegura que los in-
cas obtuvieron una gran cantidad de oro de la región. En ver-
dad, el oro atrajo a los nuevos imperialistas, los españoles, al
valle de Yacuambi y alas zonas adyacentes del Oriente.

En 1549 sólo un par de años después de la lundación de


la ciudad serrana de Loja, Alonso de Mercadillo y Hernando de
Benavente fundó el pueblo de Zamora de los Alcaides como un
centro principal de la región aurÍfera que se llegó a conocer co-
mo Yahuarzongo (faramillo, 1955: 107). El pueblo no esraba
318 James Belote

localizado en el lugar actual en que se encuentra la ciudad de


Zamora, sino más bien en algún lugar en las riberas del rÍo ya-
cuambi o cerca de ellas, a una distancia de veinte leguas de ca-
mino dilícil a rravés de las montañas y los ríos de Loja. Jarami-
llo (193ó: 100) asegura que se ubicaba en Soapaca, cerca de la
confluencia del Yacuambi con el Zamora. Algunas tradiciones
orales indican que el Zamora estaba originalmente localizado
cerca de La Paz, donde un triburario llamado "RÍo de la Ciu-
dad" desemboca en el Yacuambi. De manera que algunos cien-
tos de años antes de que llegaran los saraguros, las secciones in-
feriores del valle del Yacuambi esruvieron sometidas a la inva-
sión de personas que no pertenecÍan al pueblo shuar.

Zamora de los Alcaides fue fundada primero con35 veci-


nos y un gran reparro de trabajadores indÍgenas de la Sierra. Se
dice que se sacaron de la región grandes cantidades de oro, in-
cluyendo pepitas que pesaban hasta lB lbs. González de Men-
doza (citado en Jaramillo, 1955: I l2) aseguraba que en l55B la
ciudad de Tamora "era la más rica en oro que había en todo el
Perú".

Sin embargo, la región de Zamora declinó rápidamente


como luente aurÍfera, no por la falta del mineral, sino por la te-
rrible tasa de mortalidad de los trabajadores indígenas que eran
brutalmente obligados a exrraerlo. Jaramillo (1955: ll3) habla
de la muerte de 20.000 trabajadores del oro en la región. Natu-
ralmente los españoles se quejaban de la escasez de trabajado-
res y sugerÍan que se trajera esclavos negros. Sin embargo, por
este tiempo los shuar habían empezado una revuelta general en
contra de los intrusos españoles en algunas zonas del Oriente.
Los ataques shuar pronto se desplazaron al sur, y los españoles
y sus trabajadores indígenas y esclavos negros que sobrevivie-
ron a estos ataques huyeron. [^a mayoría de la población negra
se asentó en el valle del Catamayo, en la provincia de Loja,
Los Saraguros an el Ecuailor 319

donde muchos de sus descendientes se encuentran todavÍa (Ja-


ramillo, 1955: 148). Como se indicó en el Capítulo 4, algunas
personas no indÍgenas hallaron refugio cerca de Saraguro, en el
área de Paquishapa.

De suerte que por medio siglo el valle del Yacuambi era


un lugar en donde vivÍan, trabajaban y morían europeos, africa-
nos y una variedad de americanos nativos. A este medio siglo
siguieron casi tres siglos en los cuales los shuar mantuvieron
virtualmente un control completo de la región.

Mientras los shuar que estaban al norte, en particular al-


rededor de Macas, al menos mantuvieron un contacto comer-
cial bastante continuo con la Sierra (Berrueco, 1959), los shuar
del Yacuambi parecía que habían tenido apenas un contacto es-
porádico con la Sierra hasta la segunda mitad del siglo pasado y
casi lo mismo vale decir de los shuar de Zamora. Jaramillo
(1955: llB) relata una tradición lojana acerca de un shuar del
rio Zamora que encontró serranos sacando oro en el área de
Gualaquiza en el siglo XVIII; este shuar aprendió español, y de-
seó establecer un comercio directo con su área natal. Posterior-
mente siguió el rastro de un asentamiento español en la Sierra
por los restos de basura que llevaba el Zamora. Al llegar a Loja
(donde el Alto Zamora continúa llevando una gran carga de de-
sechos urbanos hacia el Oriente), dijo que venÍa con propósitos
amistosos y querfa el restablecimiento de una población comer-
ciante en su territorio.

En cualquier caso, hacia 1765 Zamora había sido funda-


da nuevamente en un lugar a catorce leguas de Loja, donde el
rfo Zamora por primera vez se vuelve navegable (la l¡nea de caÍ-
da). Pero se lo describió como un pueblo minúsculo compuesto
por sólo cuatro familias en ese entonces (Jaramillo, 1955: 184).
Asf continuó hasta el siglo XX; su población de unos cuantos
320 James Belote

lavadores de oro y comerciantes fluctuaba en torno a un núme-


ro muy bajo.

En tBB9 el Vaticano aprobó la división del Oriente en


cuatro vicariatos apostólicos, cada uno bajo el control de una
orden religiosa en particular (Misión Salesiana, 1925). El área
del Zamora se asignó a los franciscanos (Botasso, 1982: l9). En
lB92 se estableció una misión en Zamora y se realizó algunas
labores para mejorar el camino que venÍa desde Loja. Sin em-
bargo, cuatro años más tarde la misión fue abandonada, tal vez
debido a la [aha de apoyo del Gobierno liberal de Eloy Alfaro
(Botasso, l9B2: t9).

Hacia principios de siglo Pío Jaramillo Alvarado, que más


adelante llegarÍa a ser uno de los más ilustres historiadores del
Ecuador y promotor del desarrollo del Oriente, visitó Tamora y
encontró apenas cuatro habitantes que tenÍan alli su residencia
(Jaramillo, 1936: 127). El geógrafo Hermessen (1917) viajó de
LojaaZamoray deZamora rÍo abajo hasta Chicaña en la segun-
da década de este siglo. Dijo que Zamora consistia "nada más
que de unas cuantas desvencijadas chozas de palma" (1917:
439). Unas cuantas millas abajo del asentamiento de Zamora,
en Jamboe, encontró a una familia de colonos serranos. Todos
los demás habitantes de la región eran shuar y ocupaban jibarías
(viviendas shuar) escondidas en el bosque a lo largo del río.

En l92l los franciscanos reabrieron la misión deZamo-


ra. Hacia mediados de la década de los años 30, Zamora tenía
una iglesia, un generador eléctrico, 2 establecimientos comer-
ciales, 200 colonos permanentes, y de 100 a 150 trabajadores
(Misionero Franciscano, l93B: 70I). Cumbarafza, localizada
entre el nuevo pueblo de Zamora y la confluencia del Yacuambi
con el Zamora, se estableció como una misión para los shuar en
1926: hacia 1937 habÍa seis familias de colonos en el área (Mi-
Los Saraguros en elEcuador 321

sionero franciscano, l93B: 702). Y hacia 1930 aproximadamen-


te, los Franciscanos planeaban establecer el traba.¡o entre los
shuar del Alto Yacuambi, siendo Saraguro, y no Loja, su base
serrana de apoyo (Conde, l98l: 156-160). La misión del Ya-
cuambi se estableció en junio de 1936 (Misionero Franciscano,
I93B:702).1

El camino para la entrada franciscana al valle del Ya-


cuambi fue preparado ya por los saraguros y otros serranos de
una generación anterior, en un número importante, que empe-
zaron a entrar en el área. Esto habÍa ocurrido sin acción o apo-
yo directo del Gobierno central. El valle del Yacuambi y la ma-
yor parte del Oriente ecuatoriano existÍa sólo en los bordes del
interés nacional. Incluso hasta 1928 los asuntos que tenlan que
ver con el Oriente, al parece¡ tenfan tan poca importancia para
el Gobierno central que se agrupaban en la estructura burocrá-
tica gubernamental en una agencia del Ministerio de Previsión
Social llamada la "Sección de Oriente, Colonización y Deportes"
(Alvarado, l92B).

Peor aún, desde el punto de vista de Jaramillo (1938),


era la existencia de dos obstáculos creados por la acción del
Gobierno. En primer lugar, los serranos poderosos e influyentes
tenían el permiso de formular reclamos por enormes extensio-
nes de tierra en el Oriente, bloqueando asÍ la entrada potencial
y el desarrollo de una clase pequeña de poseedores de feudos
francos en buena parte de la región. En segundo lugar, el Go-
bierno accedió a los intereses de destilería, básicamente en la
región del Paute en la proüncia del Azuay, instituyendo en el
Oriente un control y un sistema de impuestos elevados sobre la
producción azucarera y el procesamiento. Esto obstaculizó el
desarrollo de un recurso económico (alto valor, volumen bajo,
azúcar y alcohol) apropiado para áreas con malas rutas comuni-
cacionales de larga distancia.
322 lames Belote

Pues, en la primera mitad de esre siglo el Oriente y sus


habitantes nativos fueron invadidos por los apropiadores de rie-
rras y los especuladores, por grupos misioneros, por buscado-
res de chinchona y oro, y por colonos espontáneos en pequeña
escala, sin mucho apoyo, control y dirección por parte del Go-
bierno central.

Sólo hasta la desastrosa guerra con el perú en I94l (Lin-


ke, 1969: 179), en la que el Ecuador perdió gran parre de la tie-
rra que reclamaba como territorio nacional en el Oriente, el Go-
bierno central empezó a asumir un papel más activo, directo y
extendido en el intento de incorporar e integrar lo que quedaba
de su oriente en el escenario de la vida nacional. y lo hizo así
sin prestar mucha atención a los derechos y necesidades de las
personas que estaban en posesión de dicho territorio por mu-
chÍsimos siglos.

La entrada de los saraguros

Cuéntase que en los últimos años del siglo pasado, un gn¡-


po de cazadores shuar üajaba por la cuenca del Alto ya-
cuambi en busca de animales. Los cazadores llegaron a una
choza abandonada en medio de un claro en el bosque. En
ese entonces no sabÍan de la existencia de otros pueblos a
más de los Shuar. Por lo tanto, asumieron que la choza y el
claro habia sido hechos por individuos shuar desconocidos
que se habÍan extinguido desde entonces. Al darse cuenta
de esto se pusieron muy tristes y lloraron. pero claro, esta-
ban equivocados porque el claro y la üvienda fueron he-
chos por saraguros de la sierra (parafraseado de un infor-
manre Saraguro, 1970).

Al igual que los densos bosques exteriores que tuvieron


que penetrar los saraguros para iniciar su utilización de la
cuenca del Yacuambi, los orígenes de dicha penetración en rea-
Los Saraguros en el Ecuador 323

lidad son muy oscuros. La historia que aquf presentamos se


basa en una documentación muy limitaday en la poco consis-
tente historia oral de los saraguros y de otros habitantes de la
región.

En medio del bosque nublado cerca de Tignas, a una al-


tura de 2000 m. y de aproximadamente un kilómetro lejos de
la ruta principal que une Saraguro y Yacuambi, hay una peque-
ña parcela de tierra de tres hectáreas de extensión. Aunque se
localiza en la cumbre bastante llana de una cordillera montaño-
sa, la parcela está lo suficente erosionada para mostrar el suelo
desnudo a través de una exigua cubierta de matorrales y pasto;
algunos informantes aseguran que éste es el sitio donde se asen-
taron por vez primera los saraguros en la cuenca del Yacuambi.
Se cree que poco antes de principios de siglo los saraguros en-
traron en el área, encendieron un gran fuego, y al partir regaron
algunas semillas de pasto nativo alrededor del área quemada.
Algunos años más tarde regresaron y encontraron que habÍa
crecido bastante pasto. Se emprendió otras tareas de desmonte,
se sembró más pasto, y empezó la colonización de la cuenca del
Yacuambi por parte de los saraguros.

Se desconoce si es que los primeros asentamientos se hi-


cieron con o sin el conocimiento de los shuar. Es posible que
los senderos que atraviesan la barrera del bosque nublado entre
Saraguro y la cuenca del Yacuambi desaparecieran después de
las revueltas shuar y la decadencia consiguiente de Zamora de
los Alcaides, de lo cual resultó un interludio de casi 300 años
en el que no se produjeron contactos.

La evidencia más contundente para esta hipótesis es la


falta de conocimiento geográfico que existfa a finales del siglo
pasado para el rfo Shingata. El Shingata es un río de páramo tri-
butario del Yacuambi, que fue famoso por el oro que tenia.
324 James Belote

Aparentemente ninguno de los prospectores de oro del siglo


pasado que explotaban esta reserva aurÍfera siguieron su curso
hasta descubrir donde iba. Mapas de principios de esre siglo e
incluso posteriores (v.g. véase mapas en Morales y Eloy, 1942)
muestran que el Shingata desemboca en el Bomboiza y no en el
Yacuambi.

Varias personas, incluso de nacionalidad colombiana, en-


traron a los bosques nublados de la cuenca del Alto yacuambi a
linales del siglo XIX con el propósito de buscar chinchona, res-
pecto del papel de los buscadores de oro y chinchona en la
apertura del rÍo Cuyes y la colonización en un riempo posterior
(ver, c[. Ekstrom, 1980, lg8l). Es posible que la gente que bus-
caba chinchona abriera el camino a través del bosque nublado
hacia las partes bajas de la cuenca del Yacuambi conlorme bus-
caban nuevos lugares donde explotar la corfeza. pero algunos
saraguros aseguran que sus ancestros iniciaron la penetración
serrana en el valle del Yacuambi. Tal vez estos saraguros se ha-
llaban entre los buscadores de chinchona, o quizás se aventura-
ron en la cuenca del Yacuambi desde los páramos en donde te-
nfan su ganado. Tal vez los prospectores de oro que trabajaban
en el Shingata finalmente rompieron la barrera del bosque nu-
blado y fueron los primeros en entrar nuevamente a la cuenca
del Yacuambi. En este punto, sólo podemos hacer conjeturas
con respecto a quién inició el restablecimiento de contactos en-
tre la Sierra y el Oriente en esta parte del Ecuador. Sin embar-
go, una vez restablecidos, es probable que todos los grupos an-
tes mencionados contribuyeran a la continuación y mejora-
miento de los contactos entre las dos regiones.

Desde fechas muy anteriores un grupo de serranos no in-


dígenas reclaman control sobre grandes franjas de tierra en el
valle del Yacuambi. En este grupo se encontraban personas de
Saraguro, Oña y Nabón. En su mayor parte parece que no tra-
Los Saraguros en el Ecuailor 325

bajaron la tierra que reclaman. Ya se ha señalado que reclamos


dudosos como éstos existieron en todo el Oriente durante este
tiempo y que representaron una barrera importante para la co-
lonización exitosa del Oriente por parte de pequeños propieta-
rios. Sin embargo, hay evidencia de que algunos antiguos colo-
nos saraguros compraron tierra en Ia cuenca del Yacuambi a es-
tas personas. En los primeros años de este siglo, en particular
antes de la llegada de los franciscanos en la década de los años
30, los shuar siguieron controlando electivamente la mayor
parte de la tierra de la cuenca del Yacuambi. En lo que respecta
a los primeros colonos saraguros, los shuar eran la fuerza domi-
nante con quien tenlan que tratar en el área.

Una vez que los saraguros y los shuar entraron en con-


tacto, empezó a darse un intercambio cultural. Se establecieron
relaciones comerciales; los shuar intercambiaban artlculos tales
como café, barbasco,loros, cerdos, y otras mercancÍas, por esco-
petas, pólvora y balas, tela y herramientas (acerca de la impor-
tancia de las mercancfas para los shuar en general en esta épo-
ca, véase Harner, 1968). Los mismos shuar hacfan üajes a la
Sierra, y se supone que un shuar vivió por cierto tiempo en la
comunidad de Támbopamba. Mientras vivfa allÍ, acompañaba a
los saraguros en viajes de comercio a la Costa. Se dice que este
hombre era el ancestro de un grupo de shuar que después hi-
cieron grandes reclamos de tierras con éxito en su territorio na-
tivo. También se dice que algunos de ellos cambiaron sus nom-
bres e identidades étnicas y se convirtieron en "colonos" prós-
peros en el área del Yacuambi; otro se convirtió en un shamán
bien conocido. "El doctor Taisha", que conocimos en 1968 en
el Bajo Yacuambi, tuvo una clientela indÍgena y no indÍgena
que venía de todo el austro ecuatoriano.

Aunque se produjeron algunos actos violentos debido a


disputas por mujeres saraguros (véase Tüal, 1979: l2), robos y
326 JamesBelote

venganzas, los inlormantes por lo general afirman que gran par-


te de las relaciones entre los saraguros y los shuar no eran parti-
cularmente hostiles. Algunos informantes saraguros de hecho
permanecían en hogares shuares mientras desmontaban la tie-
rra y construían viviendas en los primeros años de colonización
saraguro.

Modelos de asentamiento y rutas de comunicación

La gente debe aprovechar varios aspectos del ambiente


en que vive, trabaja y viaja, acomodarse a ellos o doblegarlos.
Su adaptación al medio ambiente están mediados por factores
tales como sus deseos y necesidades, por niveles de desarrollo
tecnológico, por orientaciones económicas y por el grado de
presión demográfica; asÍ como por influencias "Des-localizan-
tes" (véase Pelto, 1973: I66) como los modelos políticos y eco-
nómicos de dominio e interrelación y el acceso a subsidios ex-
ternos o el hecho de depender de ellos (v.g. bienes y servicios
que se originan en otras regiones). Los modelos de asentamien-
to humano y los sistemas de comunicación son básicas en el ca-
so del valle del Yacuambi, son caracterÍsticas Íntimamente rela-
cionadas de adaptación humana al medio.

Los shuar del valle del Yacuambi üvían tradicionalmente


en jibarÍas muy separadas unas de otras, o en pequeños grupos
de jibarías asociadas íntimamente con rÍos principales o tributa-
rios. Las vfas fluviales servÍan en algunos casos de rutas de
transporte y ofrecían recursos pesqueros. La gran dispersión de
las jibarías se debio probablemente en parte a las limitaciones
sobre recursos de la cazay pesca que las grandes concentracio-
nes de población humana podÍan mermar. (Para una discusión
de este modelo entre los shuar, los achuar y los siona-secoya
verc[. Harner, 1972;41-45, Ross, 1976;y Vickers,1976).
Los Saraguros en el Ecuador 327

Si bien los shuar participaban en viajes de larga distancia


por asuntos de comercio, caza o incursión (Harner, l968), rara
vez sus movimientos comprendfan el transporte de mercancías
pesadas en grandes cantidades, o de ganado y caballos. De mo-
do que los rfos, incluso los que no son navegables, no eran ba-
rreras importantes para los viajes que realizaban los shuar. El
bajo peso de las unidades de transporte (perros y gente), com-
binado con la poca intensidad de movimiento por la mayorfa
de las rutas, no ocasionó el alto grado de problemas de manten-
ción de caminos que muchos colonos posteriores encontrarán.

Por consiguiente, para los shuar el modelo de asenta-


miento no estaba muy constreñido por necesidades comunicati-
vas o por los caminos. Es posible que sólo las familias podero-
sas se atrevieran a establecerse a lo largo de las rutas comunica-
cionales más eficaces del área (las partes navegables de caudal
más bajo en el Bajo Yacuambi), donde estarían sujetas a incur-
siones de grupos hostiles. Por lo tanto, la mayorÍa de las [ami-
lias se hallaban ampliamente dispersas en torno al valle del Ya-
cuambi con el objeto de maximizar los recursos de caza y pesca
y minimizar la facilidad de que sus enemigos los descubran.

Los requerimientos de los habitantes no shuaras eran


muy diferentes. Pocos entraron en el área con la intención de
cortar los lazos con la Sierra. La mayorfa necesitaba de subsi-
dios externos de alimento, herramientas y otros bienes para so-
brevivir. La mayoría deseaba también sacar artÍculos fuera del
área para venderlos, intercambiarlos o utilizarlos en la Sierra.
Las rutas de comunicación adecuadas eran esenciales para estas
personas; las rutas tenían que sopoftar el tránsito mucho más
pesado de animales de carga y ganado, asÍ como la mayor [re-
cuencia de utilización humana debido al número creciente de
colonos. Estas rutas estaban limitadas por el rÍo Yacuambi que
también era demasiado ancho y profundo para que los serranos
328 James Belote

y sus animales lo cruzaran sanos y salvos a falta de botes o


puentes. Los senderos y los caminos también estaban limitados
por una parte por terrenos escarpados con cubierta forestal, por
suelos suaves que se convertían rápidamente en pantanos en los
que uno se podÍa hundir hasta la cintura debido al uso conri_
nuo y a las lluvias. Los modelos de asentamiento de los invaso-
res serranos en el valle del Yacuambi desde los primeros años
de la década de los rreinra hasra el presenre, han sido formados
por las maneras en que los serranos han podido desarrollar ru-
tas de transporte en el área del yacuambi.

Antes de los años 30, sin embargo, otros factores tenian


también su importancia. A excepción de los primeros asenta-
mientos, todos se establecieron por debajo del nivel de los
1700 m., como lo indiqué anteriormente. [¿ ahura es muy dife-
rente en la zona de colonización cercana del valle del rÍo Cuyes,
donde los asenramienros imporranres del San Miguel y del
Amazonas estaban localizados a alturas bastante superiores a
los 1700 m. (Eksrrom, I97g,l9Bl: 33,1-336). Sólo puedo su-
gerir algunas posibilidades de explicación de esta aparente ano-
malÍa: diferencias microclimáticas, edáficas y topográficas; la
mayor importancia de la leche en el valle del Cuyes, que se be-
neficiarÍa por su localización más cercana a los mercaáos serra-
la mayor presión sobre la rierra en el valle delCuyes, que
Jros;o
ha obligado a las personas a adentrarse en áreas menos desea-
bles.

Los primeros colonos saraguros, provenientes de las co-


munidades de Tambopamba, Gurudel y Oñacapa, entraron en
elárea bajo control shuar. Si bien los shuar, al parecer, no resis-
tieron su intrusión, sÍ intentaron controlar la ubicación de las
colonias de saraguros. Exigieron a los saraguros que coloniza-
ran una zona restringida llamada "Canelos" alrededor de la con_
fluencia del San Lucas con el San Anronio y el yacuambi. Cane-
Los Saraguros at el Ecuailot 329

los está en la margen occidental del Yacuambi y a unos pocos


kilómetros al sur de la ruta principal que baja de la sierra de Sa-
raguro y de Oña.

Algunos informantes saraguros han declarado que la ra-


zón por la cual los shuar les obligaron a colonizar un área res-
tringida, en vez de permitirles colonizar la misma extensión de
tierra de forma dispersa, fue la de proteger los recursos de la ca-
za de la región. Esto implica que los shuar temÍan que una po-
blación dispersa de colonos serranos en su territorio extinguiera
o cazara en demasía los animales del bosque que eran tan im-
portantes para su forma de vida. Una población concentrada de
serranos, por un lado, tendrÍa un impacto mfnimo en los recur-
sos de vida salvaje en un tan grande como la cuenca del
^rea como una fuente conveniente
Yacuambi, y por lo tanto, servirÍa
de mercancÍas serranas.

A lo largo de la historia de la colonización del valle del


Yacuambi no todos los colonos saraguros se han conformado
con ocupar tierra vendida, cedida o donada por los shuar: otros
colonos, el Gobierno, la iglesia u otros individuos venÍan con
reclamos anteriores. Un pequeño grupo de saraguros desmontó
tierra cuidadosamente y en secreto en áreas remotas y recóndi-
tas donde no encontraron huellas de ocupación ni utilización
humanas. Allí establecieron pastizales y huertos, y levanraron
viviendas. En estas áreas los saraguros no quemaron los árboles
y los matorrales que cortaron porque la quema a tal escala po-
drfa haber revelado su localización. En vez de esto, dejaron que
las materias vegetales se descompusieran. Hoy en día muchos
saraguros (pero no todos), no procuran esconder sus tierras en
el oriente, y practican un sistema de desmonte y control de la
tierra basado en la roz y la descomposición (slash-mulch)
(West, 1957, citado en Whirren, 1974 ó7) en vez del sisrema
de roza y quema, arguyendo que la fertilidad inicial del suelo es
330 James Belote

mayor si lo rozado se quema, en tanro que la fertilidad a largo


plazo del suelo es mayor si se deja pudrir lo rozado. El sisrema
de roza-y-descomposición en el valle del yacuambi en las tie-
rras bajas del Ecuador se discutirá en más detalle en el CapÍtulo
10. AquÍ se trata de la posibilidad de que el uso que hacen los
saraguros de esa técnica nació como una consecuencia acciden-
tal de la estrategia de asentamiento de los saraguros que desea-
ban mantener en secreto la ocupación de áreas remotas; sirvió
como el "empujo inicial" (Maruyama, l9ó3) en un proceso de
cambio y adaptación.

En la década de los años 30 los buscadores de oro, algu-


nos serranos no indÍgenas y la misión franciscana, se habÍan es-
tablecido en el área del Yacuambi. Los buscadores de oro, de
acuerdo a un informante, pudieron obtener hasta cinco gramos,
cada uno de un valor de ocho sucres, en un dia de trabajo. En
los años 30 habÍa 30 personas que trabajaban regularmente en
busca de oro en la cuenca del Alto Yacuambi. Hacia los años 60
sólo unos pocos individuos estaban preocupados por el oro; las
ganancias promedio eran solo de un gramo diario, con un valor
de 20 sucres (aproximadamenre $ i.00) por gramo. Como ella-
vado del oro obliga a que uno esté mojado y renga frío durante
todo el d¡a, la explotación aurÍfera ya no se compara con el tra-
bajo asalariado disponible en el área (de $ 0.60 a $ 1.50 al dÍa).

la misión franciscana tuvo un impacto de largo alcance


más importante en la colonización de la región2. Como se indi-
có anteriormente, dicha misión se fundó en 1936. Estaba com-
puesta por dos padres y dos hermanos (Misionero Franciscano,
l93B: 702). Los franciscanos reemplazaron a los shuar como el
poder dominante en la región, y sus decisiones empezaron a te-
ner un impacto en la dirección de los aconrecimientos (inclu-
yendo el establecimiento de asentamientos) en la región. AsÍ,
los shuar que inicialmente habÍan aprovechado, e incluso alen-
Los Saraguros en el Ecuoilor 331

tado, limitado y controlado la colonización de su territorio por


parte de personas que podían proporcionarles artÍculos de co-
mercio, fueron alalarga desplazados de su posición de control
en el valle del Yacuambi.

Una de las primeras decisiones trascendentales de los


franciscanos fue la de ubicar su misión en la margen oriental
del Yacuambi, en el sitio que se llegó a conocer como San José
de Yacuambi. El sitio no sólo era bastante llano en términos del
área sino también el lugar de uno de los asentamientos shuaras
que se encontraban en el curso superior extremo del rÍo. La
mayorfa de los shuar de río arriba vivÍan también en la margen
oriental del Yacuambi. Por otra parte, en ese entonces gran par-
te de los serranos (y casi todos los saraguros) se localizaban en
la margen occidental del rÍo.

De acuerdo a los informantes saraguros, se pensaba que


los franciscanos entraron en el área del Yacuambi porque ha-
blan sido invitados por los saraguros con el propósito de que
atiendan sus necesidades religiosas. Estos saraguros se queda-
ron muy decepcionados cuando los franciscanos eligieron la
margen oriental para establecer su misión. Para los saraguros
esto fue una muestra clara de que la prioridad de los francisca-
nos en el área era el establecimiento de su actiüdad misionera
entre los paganos shuaras, y no la atención de demandas reli-
giosas de parte de los colonos serranos católicos. Los saraguros
estaban en lo correcto. Los serranos católicos, en especial los
saraguros, habrÍan de ser ayudantes de la empresa misionera
franciscana y no los beneficiarios de su actividad. Se eligió el
pueblo de Saraguro como la base serrana principal de apoyo
para la labor franciscana en el Oriente (véase Conde, l98l).
Los saraguros proveerÍan de fuerza humana y animal de bajo
costo para el transporte de mercancÍas y mensajes entre la Sie-
rra y el Oriente; ayudarian a construir y mantener las rutas de
332 James Belote

transporte, y ayudarían a los franciscanos en la construcción y


en actividades agrÍcolas en el Orienre. Sin duda, el hecho de
que los saraguros en la Sierra cumplieron con su obligación de
atender el tambo-mita (véase CapÍtulo 4) los preparó bien para
esta nueva función al servicio de la lglesia.

Con el propósito de atraer a otros colonos (no saraguros)


a la misión, los franciscanos desmontaron de inmediato y mar-
caron lotes en San José de Yacuambi. Hacia finales de los años
30 más de 30 familias serranas se habÍan establecido en el pue-
blo (Misionero Franciscano, l93B: 702), probablemente la ma-
yoria era no indígena

El cruce del rÍo entre el sendero de la margen occidental


y el sitio en la margen oriental elegido por los lranciscanos era
difícil y peligroso durante todo el año, excepto en las épocas
más secas. Canoas hechas por los shuar podÍan brindar trans-
porte para hombres y mercancÍas, pero el ganado y los caballos
tenÍan que atravesar nadando el río torrentoso. Durante perÍo-
dos en que el nivel del agua habÍa crecido mucho, podÍan pasar
algunos dÍas en que ni hombres ni animales lntentaran atrave-
sar el rÍo. Durante los primeros años de ocupación franciscana,
algunas personas y animales se ahogaron al tratar de cruzar el
rÍo. Sin embargo, hacia finales de la década de los años 30 se
emprendió la construcción de un puente colgante con una su-
perficie ancha de planchas de madera que pudiera soportar el
peso de personas y animales. La culminación de este puente,
juntamente con el entonces dominio franciscano de la región,
abrió nuevas áreas en el valle del Yacuambi para que fueran co-
lonizadas por los saraguros y otros serranos. El dominio fran-
ciscano retiró las restricciones que los shuar habían puesto en
cuanto al modelo de colonización; el puenre abrió y canalizó
estos patrones de asentamiento a estas nuevas áreas.
Los Saraguros en el Ecuailor 333

Es probable que a lo largo de la rura que sigue la margen


oriental, en donde el terreno es un poco más regular que en la
margen occidental, siempre ocurrieran viajes intermitentes por
tierra, emprendidos por los shuar y tempranas entradas de gen-
te proveniente de la Sierra. En cualquier caso, los lranciscanos
promovieron el mejoramiento y la mantención de este sendero
como una ruta de acceso principal a Guadalupe; establecieron
pronto un puesto misionero en el curso inferior del yacuambi,
y como una ruta alternativa de acceso a Cumbaratzay Zamora,
las misiones en el rÍo Zamora sohan conectarse con el área de
Loja y no con Ia de Saraguro.

Esto tuvo el electo de alentar la colonización en la mar-


gen oriental envez de la occidental, rlo abajo del Yacuambi. Los
colonos saraguros expandieron sus propiedades tanto rÍo arriba
(hasta el rfo Ortega) como río abajo (hasta el área de [-a paz), en
la margen oriental del Yacuambi. Y desde allí se dispersaron
gradualmente rÍo abajo hacia Guadalupe; hacia finales de los
años 60, avanzaron a través de una cadena montañosa aden-
trándose en la cuenca del rÍo Chicana. Sin embargo, siempre ha
existido muy poca colonización de parte de los saraguros en la
margen occidental del Yacuambi, debajo de Canelos. No hay
una ruta que se mantenga regularmente en el área y los cruces
del rio dificultan el viaje. De los pocos serranos que ocuparon
la margen occidental entre Guadalupe y Canelos, la mayorÍa se
ha establecido justo en la ribera del Yacuambi, donde pueden
guardar y proteger las canoas necesarias para el transporte flu-
vial de gente y mercancÍas.

La margen occidenral del Yacuambi y en especial el área


que está entre Canelos y Guadalupe no en las riberas mismas,
han permanecido en gran parte bajo el control de los habitantes
shuaras. Muchos de estos habitantes son shuaras que se han de-
cidido a seguir libres de la influencia y el yugo de los modelos
334 James Belote

serranos de religión, educación, organización y actividades po-


líticas. En los años 70 estos pocos shuaras estaban rodeados de
colonos serranos por todos los lados. La carretera de Loja a Za-
mora se habÍa ampliado hacia abajo del Zamora,le¡oi de su
confluencia con el Yacuambi, arriba de éste pasando algunos ki-
lómetros de Guadalupe.3 [á margen occidental fue co-nservada
para-los shuar gracias a estos dos factores principales: l) prime_
ro, el irregular y la [alta de rutas de transporte adapta_
-terreno
das a las necesidades de los colonos serranos, 2) después, el na_
cimiento de la Federación Shuar (véase Directorio de la Federa-
ción Shuar, 1976;Zallez y Gorraire, I97B;y Salazar,lg8l) y la
extensión de su esfera de influencia a los shuar delAlto Zamora
y el Yacuambi. La Federación ayudó a aquellos shuaras que se
habian quedado en el valle del yacuambi para defender de ma_
nera efectiva sus territorios tradicionales frente a la presión que
sobre la tierra ejercÍan los serranos (incluyendo los r.rugurori.a

La expansión contigua de la esflera de influencia saraguro


rÍo abajo también se vio obstaculizada, en la década de los ános
ó0 por la ampliación de la carrerera siguiendo la margen nor_
teoeste del Zamora. En 1962 viajé más alla del camino, que se
extendÍa apenas unos cuantos kilómetros abajo d,el Zamora.
HabÍa un puesto militar en Zumbi y unos pocoi colonos, prin_
cipalmente de Cariamanga (en la provincia de Loja), se háb¡an
establecido a lo largo del camino enrre el puesto y el río Nanga_
ritza. Donde llegó el camino a las riberas del rÍo Nangaritza lue
colocado un soldado ecuatoriano para que vigilara u inuuro..,
peruanos. En ese tiempo Cumbaratza y Guadalupe era poco
más que pequeños centros misioneros, y en el área de yanza¡.za
no se habÍan establecido más de uno o dos colonos . para 1964
el camino llegaba a Cumbararza; para finales de I960 los cami-
nos se extendÍan más allá de Yantzatza, río abajo hacia Guala-
quiza.
Los Saraguros en el Ecuador 335

Los caminos trajeron un flujo tremendo de colonos. Tan-


Lo\anza¡za como Zumbi llegaron a tener un número de habi-
tantes que superaba los mil, y los colonos estaban regados a lo
largo de las rutas y en áreas a dos horas de camino de ellas. Se
debe anotar que dos horas de camino a lomo de mula es la dis-
tancia aproximada en la que se considera factible para estable-
cer su comercio el transporte de naranjillas (una fruta del tama-
ño de un tomate que pertenece a la familia de las Solanáceas y
su utiliza en casi todo el Ecuador para preparar una deliciosa
bebida), la naranjilla es el principal cultivo de la tiena recién
desmontada en el valle del Zamora.

Esta consideración se basa en los cálculos del precio de


yenta en comparación con los costos de renta de mulas de carga
(Ver. Lattimore, l968: 379 para distancias factibles máximas de
transporte de grano en el caso de animales de carga en la China
preindustrial).
./
Para finales de 1960, las posibilidades de continuar ex-
pandiendo las fronteras de colonización saraguro del Oriente
no solo se hallaba circunscrita por las rutas de transporte y el
activismo shuar, sino también por el flujo de colonos de otras
áreas que las flanqueaban por las carreteras construidas a lo lar-
go de la margen norte del Zamora.5

Estos son los modelos generales que han constreñido la


colonización saraguro del Oriente. Ahora vamos a examinar
factores más específicos que conciernen a la colonización sara-
guro y a Ia manera en que dichos factores se relacionan con
otras caracterÍsticas de la vida social y económica deI área.

Modelos de asentamiento y organización social

I)navez establecido el contacto con los shuar, los prime-


ros colonos saraguros de la cuenca del Yacuambi se limitaron a
336 James Belote

áreas que podían colonizar. Como seindicó anteriormente, esta


gente se concentró en la región de Canelos. Si bien algunos
eran de Oñacapa y de Tambopamba, la mayorÍa de los colonos
primerizos provenÍan de Gurudel. Como consecuencia de este
modelo primero, el área de Canelos esraba dominada todavÍa
por gurudeles, con unos cuantos oñacapas, tambopambas y
otros. Tal vez es la única área en la cuenca del yacuambi donde
grandes números de personas que eran vecinas en la Sierra ha-
bÍan seguido siéndolo en el Orienre. En verdad es la única área,
de tales caracterÍsticas, habitada por saraguros. El área elevada
de Tututpali, que solamente he mencionado de paso, puede es-
tar dominada por individuos de una sola área, que puede ser Na-
bón, Cochapata u Oña.

Una vez que los shuar perdieron el control del valle del
Yacuambi, en los años 30, los colonos saraguros empezaron a
dispersarse muchos más sobre la región. En esta fase de su in-
vasión hubo muchos saraguros de otras comunidades que no
eran de Gurudel, Oñacapa y Tambopamba. Además venían de
Cañaro, Tüncarra, ñamarÍn, Lagunas, euisquinchir, Gera, Jara
Tenta, Sauce y otras comunidades. Por otra parte, no se segre-
garon por comunidad o área de origen en la Sierra, en sectores
localizados del valle del Yacuambi sino que más bien se disper-
saron en eI área sin tener mucho en cuenta la comunidad de
origen de sus vecinos. En muchas áreas también estaban mez-
cladas personas que no eran indígenas.

Los saraguros llegaban al Oriente en grupos pequeños o


individualmente. Aunque a veces actuaban en base a la infor-
mación general proveniente de colonos anteriores con relación
a la disponibilidad y calidad de la rierra, esro no condujo a que
miembros de la misma comunidad colonizaran grandes seccio-
nes de territorio. Al contrario, muchos colonos hacÍan visitas
iniciales buscando sitios apropiados que no tuvieran signos de
Los Scrcguros en elEcuador 337

ocupación anterior en áreas debajo del borde de los 1.700 m.,


donde podrían reclamar tierras del tamaño adecuado (de diez a
quince hectáreas o más, rara vez más de cincuenta), donde la
tierra parecÍa bastante buena (según indicaba la cubierta vege-
tal), el terreno no era demasiado accidentado y tenía agua dis-
ponible y donde se pudiera establecer rutas de transporte sin
mayores dificultades.

Este patrón de búsqueda era facilitado por la cercanfa re-


lativa del área de asentamiento al área de origen del colono.
Grupos o individuos podían realizar viajes de exploración al va-
lle del Yacuambi antes de hacer la elección final, cuando asÍ lo
permitÍan los horarios de trabajo en la Sierra y los excedentes.
Unos cuantos saraguros pobres entraron en el área para trabajar
como obreros o lavadores de oro por un cierto perÍodo de tiem-
po, con la esperanza de acumular el conocimiento y los recur-
sos necesarios para hacer reclamos por su propia cuenta.

Un modelo común era que dos hermanos casados o dos


amigos adultos casados entraran en el área y reclamaran ambos
tierras adjuntas. Un pequeño rÍo servfa de frontera y se levanta-
ban viviendas una cerca de otra en las márgenes opuestas. Una
o dos familias de parientes o amigos también podÍan establecer-
se en la misma vecindad, a quince o veinte minutos de camino,
por ejemplo. En otros casos los vecinos cercanos estaban sepa-
rados, ya sea por el grado de distancia social como por el de
distancia geográfica.

Cada familia podfa sobrevivir adecuadamente y prospe-


rar por su cuenta en el valle del Yacuambi, pero la presencia de
al menos una o dos familias amigas ofrecfa un cierto grado de
compañÍa deseable, así como de ayuda y protección que no es-
taban disponibles para los que vivÍan aisladamente.
338 James Belote

Otras familias, en especial las que entraron los primeros


años, se establecieron en lo que después serian las áreas más
densamente pobladas y socialmente integradas a lo largo de las
rutas principales y alrededor del pueblo de yacuambi. Aun
cuando algunas unidades familiares se establecieron en un ais-
lamiento social y geográfico casi completo, y ot.ras en áreas más
densas social y geográficamente, el modelo básico parece que
ha sido el de pequeños grupos de amigos y parientes (de dos a
cinco unidades familiares) que ocupan propiedades contiguas,
rodeadas y^ sea de bosques que nadie reclama o de otros gru-
pos e individuos (indigenas y no indÍgenas) con quienes la inte-
racción social era mÍnima.

[-a amplia dispersión y el aislamiento, junro con la mezcla


de personas de dilerentes comunidades serranas, impidió seve-
ramente el desarrollo de los sistemas de organización social a ni-
vel comunal en el valle del Yacuambi. A diferencia de la situa-
ción del valle cercano del rÍo Cuyes, donde ha habido una con-
tinuidad y extensión considerables de la organización social en-
tre la sierra de Jima y el Oriente -incluyendo el intento de sacar
del área a personas que no provenían de Jima (Ekstrom, 1975,
l98l)-, en el valle del rÍo Yacuambi no ha habido creación algu-
na de organización efectiva a nivel local o regional. Toda la toma
de decisiones y su implementación ha seguido centrada en tor-
no a las autoridades civiles y religiosas en San José de yacuambi
(y en un grado mucho menor en los pequeños centro parro-
quiales deLaPaz y Tutupali), que tiene que comunicarse direc-
tamente con personas dispersas en cientos de kilómetros de ca-
minos de dilÍcil acceso. En otras palabras, hay una ausencia vir-
tual de nudos de nivel intermedio en las redes de comunica-
ción, organización y autoridad en elvalle del Yacuambi.

Esto tiene tanto consecuencias positivas como negativas


para los colonos del valle del Yacuambi, quienes viven en áreas
Los Saraguros en el Ecuailor 339

lejos de las rutas principales y de los pueblos. A un nivel positi-


vo estos colonos están relativamente libres del acoso oficial y de
que el Gobierno intervenga en sus vidas. Esta afirmación se
cumple en especial con los indígenas, que es más probable que
se recluten para proyectos de trabajo que no tienen paga. Por
otra parte, los colonos de regiones más remotas tienen poco ac-
ceso a los servicios que ofrecen las autoridades civiles, religio-
sas, educativas y de otro tipo, y tienen dificultad en organizarse
para llevar a cabo proyectos de interés común como el mejora-
miento de los caminos o la construcción de puentes.

La mayoría de los saraguros entraron en el valle del Ya-


cuambi con el propósito de expandir sus oportunidades gana-
deras. Como se ha mostrado en este capÍtulo, el inicio de su pe-
netración en el área es oscuro, empezando en algún momento
hacia inicios de siglo. Su prolongado ingreso y los modelos de
asentamiento resultantes se vieron constreñidos por los anti-
guos habitantes del área, por otros colonos no saraguros, por
las rutas de transporte y por varias condiciones ambientales.
Los modelos de asentamiento resultantes estaban ligados con la
débil organización social del área. En el siguiente capítulo se es-
tudiarán otras caracterfsticas de la adaptación saraguro en el
Oriente, con el fin de mostrar cómo estos indÍgenas han podido
alcanzar cierto éxito en su objetivo de aumentar su capacidad
de críar más ganado para el mercado.

Notas

No encontré evidencia que apoye la afirmación deSalazar de que "de-


salojados algunas veces por los shuar del Alto Zamota, los francisca-
nos no pudieron establecerse permanentemente hasta los primeros
años de la década de los años 50". (1981: 591).
340 James Belote

Aunque los franciscanos continuaron operando en la provincia de Za-


mora-Chinchipe, roda la labor misionera en SanJosé de yacuainbi fue
abandonada a principios de los años 70. Desde enronces el valle del
Alto Zamora no ha sido arentido por ningún religioso, ni ha estado
bajo su dominio direcro.

Para los años


80 estaba cerca de terminarse un nuevo camino que iba
de Guadalupe rÍo arriba hasta SanJosé áe Yacuambi.

Durante los años 70 y principios de los 80 un grupo de saraguros se


vio obligado a entregar la rierra que hablan desmontado y trabajado, a
los shuar que realizaban reclamos legales sobre la misma. Estos sara-
guros habfan recibido una compensación consistente en un pago mf-
nimo por las mejoras que habfan hecho en la rierra. Esto creó una
nueva ambivalencia en las relaciones Saraguro-Shuar. Como pueblos
nativos que han estado sujetos a los modelos nacionales de dominio,
incluso los saraguros que perdieron la tierra frente a los reclamos de
los shuar expresan cierta comprensión de la posición de esros últi-
mos. Además, los activistas saraguros y shuaras se agn¡pan en movl-
mientos nacionales de derechos indlgenas; por otra parte, la Federa_
ción Shuar ha servido como una especie de modelo para los inrentos
de los saraguros de fortalecer toda la organización comunal. pero los
conflictos -y los conflictos potenciales- por la tierra puede que tengan
ciertos efectos negativos en las relaciones entre miembros de estos áos
gruPos.

Como se indicó en el Capitulo 8, durante los años 70 algunos saragu-


ros empezaron a usar las carreteras de buses y camiones que unen Sa_
raguro con el Oriente. Muchos de estos saraguros eran gente que re_
cientemenre habÍa empezado a colonizar tierra abajo del área Chica_
ña-Yanzarza, genre que habla dado un gran salto, más allá de la fron_
tera de expansión saraguro más o menos continua que hubo anterior-
mente.
Capítulo 10
ESTRATEGIAS ADAPTATIVAS
EN EL ORIENTE

La coloniza.iOn ,uruguro en un sentido importante ha


sido bastante conservadora. Ha sido un intento de expandir a un
nuevo medio la adaptación serrana de agricultura de subsisten-
cia combinada con la ganadería destinada al mercado. Muchos
han usado la colonización sólo como un táctica temporal en una
estrategia de largo alcance que busca fortalecer su situación en la
Sierra. Sólo unos pocos han optado por abandonar su base en la
Sierra con el fin de continuar en el valle del Yacuambi la agricul-
tura de subsistencia y Ia ganaderfa destinada al mercado. La ma-
yoría de los colonos probablemente contlnuará usando ambas
áreas.

Pero mientras su estrategia global ha sido conservadora,


sigue siendo manifiesto que los saraguros han sido flexibles en
modificar modelos adaptativos especÍficos con el propósito de
superar las características de su nuevo medio, de acomodarse a
ellas y de explotarlas de manera eficaz. Han tomado ideas de
otras personas del área, shuaras y no shuaras; han inventado (o
descubierto) y desarrollado lo que parece ser un sistema de
adaptación completamente nuevo. No han continuado arbitra-
riamente viejos modelos, ni han adoptado nuevos, sino más
bien han tenido un acercamiento empÍrico y pragmático a su
nueva región de asentamiento.
342 lames Belote

Una parte de esra flexibilidad ya se la ha mostrado en la


discusión acerca de la manera en que los saraguros se plantea-
ron los modelos de asentamiento y la organización social. Aho-
ra examinaremos más detalles especÍficos concernientes al des-
monte y manejo de la tierra, a las estrategias de subsistencia y
aquellas orientadas al mercado, por último, las formas en que la
producción se integra verticalmente con los sistemas serranos.

Explotación del medio

Después de seleccionar la tierra y levantar un cobertizo


de palmeras (en el caso de que no huúiera disponible ningún
otro techo), los saraguros se enlrentan a la tarea de desmontar
algunas hectáreas del bosque lluvioso del Aho Amazonas para
establecer pastizales, huertos y un lugar de residencia perma-
nente. El desmonte no era nuevo para el colono saraguro. Casi
todos habÍan desmontado alguna extensión de terreno antes en
los bosques del cerro, alrededor de las comunidades serranas de
Saraguro. De modo que las hachas y los macheres los maneja-
ban con destreza y resistencia desde el principio.

[¿ tierra elegida para el desmonte en raras ocasiones se


encontraba en las cumbres de las cadenas montañosas, donde
por lo general no habÍan fuentes de agua cercanas; tampoco era
terreno demasiado plano porque podría fácilmenre inundarse
(y de cualquier forma era muy raro en el valle del Alto yacuam-
bi); tampoco grandes extensiones de tierra que se extendían al
borde de los rÍos -donde el desmonte podÍa acelerar la erosión-.
Aunque algunos colonos despejaron tierras con pendientes de
hasta l00o/o (45"), se preferÍa tierra de declives menores que se
encontraran cerca del agua.

Se usaba machetes para quitar árboles pequeños, arbus-


tos y enredaderas y hachas para derribar árboles más grandes. A
Los Saraguros m el Ecuailor 343

los árboles muy grandes se les dejaba en su sitio o se los derri-


baba sacando un anillo de su corteza para que el árbol muera, o
finalmente se les prendía fuego, dejándoles que se vengan abajo
después por su propia cuenta. En lo posible, se dejaba las pal-
meras, en especial la especie conocida como cambana, con el
propósito de tener una fuente continua de materiales para la te-
chumbre de las viviendas. Es probable que ésta no sea una
práctica inusual; Whitten (1976: 72) informa que los canelos
quichua dejan libre en el desmonte una variedad de palmeras
para sacar de ellas leña, fibras y alimentos.

Como se indicó en el Capftulo 6, Ios saraguros calcula-


ban que se necesitaba de quince a veinte dfas en desmontar una
cuadra (dos tercios de hectárea) en el Oriente. Como la mayor
parte de los colonos tenfan ciclos agrÍcolas y otras obligaciones
que atender en la Sierra una gran parte del año, la extensión [i-
nal del desmonte iba de 3 a t5 ó 20 hectáreas y se lograba sólo
después de algunos años.

Algunos colonos, tanto indfgenas como no indÍgenas,


aceleraron el proceso al contratar grupos de trabajadores (com-
puestos por peones indígenas o no indfgenas). A mediados de
los años 60 el desmonte costaba diariamente $ 0.50 (diez su-
cres) más comida, o $ 0.75 sin alimento, por trabajador. Tam-
bién se podÍa contrat^r trabajadores por contrato para des-
^
montar una extensión de terreno a un costo de $ 12.00 más ali-
mentación, o $ 20.00 sin ella, por cada cuadra despejada.I

Excepto por la gente con reclamos de tierras de menos


de una hectárea o dos, los saraguros no desmontan por lo gene-
ral toda la tierra, sino que más bien reservan conscientemente
una parte de ella para abastecerse de madera o porque la tierra
no es adecuada para sus necesidades. Hoy en dla sólo en áreas
más densamente habitadas alrededor de las cercanÍas inmedia-
344 James Belote

tas de San José de Yacuambi hay más rierra desmontada que de


cubierta forestal.

Después de talar los árboles se dejan que los troncos y el


ramaje se sequen por algunas semanas, luego se los amontona y
se los quema (como era costumbre en la Sierra y entre los
shuar) cuando el clima lo permite. Gracias a la quema se tiene
un suelo con menos obstáculos, se despejan los hierbajos que
no se han rozado, y se obtiene una liberación rápida de algunos
nutrientes en el suelo, al tiempo que es probable que se elimi-
nen la mala hierba que pudiera competir con el pasto y las co-
sechas (Uhle, I9B3). Por consiguiente la quema sirve para esta-
blecer rápidamente un pastizal libre de obstáculos para el gana-
do y un alto nivel inicial de productividad de las cosechas.

Pero tanto en las áreas forestales del Oriente como de la


Sierra que han sido desmontadas por los saraguros usando este
método, existe una rápida invasión de helechos Qlashípa) des-
pués de realizada la quema. No estoy seguro de cuál esla razón
para que se ocurra esto. O bien el potencial reproductivo de es-
tos helechos no se ve afectado por la quema (¿son estos hele-
chos pirogénicos?), o bien las esporas transportadas por el vien-
to encuentran que las areas quemadas son muy adecuadas para
su crecimiento y desarrollo.

Las técnicas de control de ganado que practican los sara-


guros, que incluyen el cuidado diario de pastizales, tal como se
indicó en el Capftulo 6, hacen posible que los saraguros venzan
a estas plantas oportunistas, mas no sin considerables esfuer-
zos.

Aparte delallashípa, muy pocas plantas de semillero bro-


tan naturalmente en áreas desmontadas quemadas, o no que-
madas eh zonas remotas del bosque por seis meses aproxima-
Los Saraguros e¡ el Ecuailor 345

damente. Un informante saraguro explicó que la selva virgen no


contiene cantidades abundantes de semillas de mala hierba de
crecimiento rápido.

Tal como algunos observadores lo han notado, incluyen-


do los saraguros, si bien hay cosechas iniciales buenas en áreas
de bosque húmedo tropical quemadas, están seguidas de cose-
chas muy pobres en un año o dos. Además de la invasión de
helechos, las áreas quemadas están sujetas a algunos problemas
que incluyen la pérdida rápida de nutrientes liberados a través
de la lixiviación o del lavado del suelo.

Los suelos del bosque tropical (a excepción de las plani-


cies aluviales) están, por lo general, caracterizados por su bajo
componente de humus. Los nutrientes están contenidos princi-
palmente en la biomasa üviente (árboles), un rápido ciclo de
nutrientes entre el suelo y la biomasa ayuda a mantener el siste-
ma. Pero la pérdida de la cubierta de biomasa rompe el ciclo, y
si no se hace nada para moderar el proceso, habrá una rápida
pérdida de nutrientes disponibles en el área. Es obvio que la
quema acelera la pérdida de la cubierta de biomasa (Richards,
1952; Fosberg, 1973; Morán, l98l ; Jordán, I9B2;Uhle, 1983).

En algún momento en el transcurso de su ocupación del


valle del Yacuambi, los saraguros descubrieron que algunos
problemas de este tipo podían ser reducidos o aplazados no
quemando lo rozado después de desmontar la tierra, sino de-
jándolo que se descomponga poco a poco. Como se indicó en
el CapÍtulo 9, este descubrimiento puede que haya sido el re-
sultado del intento de algunos colonos saraguros de mantener
en secreto su localización. Descubrieron que la tierra no que-
mada no sufrÍa una rápida invasión de helechos y que, si bien
la fertilidad inicial no era tan grande como cuando se practica
la quema, la tierra retenfa su fertilidad más tiempo cuando se
,46 James Belote

dejaba que el material orgánico se descompusiera. En otras pa-


labras, la descomposición ofrecfa una liberación más lenta pero
ala vez más duradera de los materiales nutrientes.

Aunque la horticultura de roza y quema es un modelo


ampliamente conocido en las área de bosque tropical, el sisrema
de roza y descomposición es menos conocido. Sin embargo, no
es raro en el Ecuador. Whitten (1974:67-68) describe un siste_
ma de roza y descomposición en el litoral del pacÍfico, en don_
de se tala el bosque después de la siembra. Tanto los canelos
quichua (Whitten, 1976:72-70 como los quichua de
euijos
(Macdonald , 1979: 56-59) son agricuhores que operan
bajo el
sistema de roza y descomposición después de desmontár el
bosque. Los siona-secoya usan tanto el siitema de rozay quema
como el de roza y descomposición, pero no reconocen ninguna
diferencia en las cosechas de campos quemados y no qu.*ádo,
(Vickers, 1976: 76). por orra parre, los shuar del valie del ya_
cuambi, y de acuerdo a Harner (lglZ: 49) de orros lugares, son
horticultores de roza y quema. Como los saraguros encontraron
sólo sistemas shuaras en el oriente que colonizaron, parece im-
probable que romaran el modelo de roza y descomptsición de
otro grupo aborigen ecuatorano, sino más bien parece que lo
desarrollaron por sí solos.

Si por una parte el trabajo en pelar y quemar lo rozado se


veía reducido si no se practicaba la quema, por otra parte, el
material no quemado requerÍa cierta labor de áespeje con el fin
de asegurar la siembra y el pasro de ros animalei sin demasia-
dos obstáculos. Sin embargo, buena parte de este trabajo proce-
derÍa gradualmenre después de la siembra de pasros y .últiuo,
cuando habÍa tiempo disponible. Los saraguroJd.l uuil. d.l ya-
cuambi, así como los siona-secoya siguen practicando tanto los
sistemas de roza y quema como los de roza y descomposición.
En este momento no puedo explicar su coexistencia. Sáa que se
Los Saraguros en el Ecuailor 347

practique la quema o no, el control posterior de la tierra no di-


fiere mucho (excepto si se toma en cuenta el descenso más rá-
pido en la fertilidad después de la quema).

[-a labor de arado no se usa en ningún proceso de planta-


ción seguido por los saraguros en el Oriente. Se abren huecos
en la superficie blanda con un palo puntiagudo llamado lampa,
y se colocan en ellos semillas, vástagos, tubérculos y raíces y se
los deja crecer.

Hay tres categorfas principales de tierra desmontada y


plantada en los asentamientos saraguros del Oriente: l) tierra
de pastizales, que comprende la mayor parte; 2) una cuadra o
menos de caña de azúcar,3) una chacra o huerto de subsisten-
cia, que contiene una mezcla de plantas tales como malz, pláta-
nos, yuca y taro.

Todos los pastizales sembrados por los saraguros en el


Oriente consisten en pasto alto y de rápido crecimiento. El pas-
to se llama gramalote y probablemente es una variedad nativa
del género Panicum o Pennisetum. Un pasto que se usa princi-
palemtne en las áreas húmedas se llama janairo.

A diferencia de lo que ocurre en la Sierra, donde los pas-


tos se siembran con semillas, en el Oriente se los planta inser-
tando vástagos en agujeros abiertos en el suelo y separados en-
tre sí por medio metro de distancia. Los pastos plantados proli-
feran rápidamente dejando vástagos laterales. El crecimiento y
expansión de los mismos es tan rápido que en dos o tres meses
forman una densa cubierta lista para el pastoreo.

l¿ densidad de dicha cubierta retarda el crecimiento de


las hierbas, helechos y plantas leñosas que compiten con el pas-
to. Las plantas y demás hierbas que empiezan a vencer a los
348 James Belote

pastos son inmediatamente retiradas con los machetes que lleva


la gente que cuida diariamente de su ganado. La densidad de la
cubierta también protege al suelo de la excesiva acción del sol,
y lo que es más importanre, de la pérdida de nutrientes por la
lluvia y la erosión del agua corrienre.

Parece que la cubierta de pasto también debe mantener


un buen grado de retención de nutrientes a través del ciclo sue-
lo-biomasa. En cualquier caso, muchos pastizales en el valle del
Yacuambi han estado produciendo continuamente por más de
cuarenta años. (Para un reporte de la productividad continua
de los pastizales en el área de Gualaquiza después de 35 años
de uso véase Eksrrom, IgBl: 3,16). Algunos de estos pastizales
durables se encuentran en pendientes escarpadas. De manera
que Ia evidencia indica que el sistema saraguro de control de la
tierra y el ganado no está conduciendo, en las condiciones pre-
sentes, a una seria degradación del medio ambiente. Como lo
ha senalado la ulterior investigación en el área húmeda tropical
de Puerto Rico, "los forrajes pueden ofrecer una excelente con-
servación y altos ingresos en tierras muy escarpadas que tiene
pocos usos alternativos" (Vicente-Chandler , 1967 291) .

El sistema de estacas para el control del ganado se usa en


el Oriente y en la Sierra. Dicho sisrema ayuda a prevenir el pas-
toreo excesivo o el pisoteo de suelos frágiles; además promueve
la eliminación de mala hierba y permite la reparación de áreas
alectadas (como se indicó en el Capítulo 6). Claro que el siste-
ma implica una labor extremadamente intensiva (Para un análi-
sis de un sistema similar de control del ganado entre los qui-
chuas de Quijos, véase Macdonald, I979).

Además de las técnicas de control, parece posible que la


naturaleza del desmonte contribuya a una estabilidad del pasti-
zal alargo plazo. Como se indicó anteriormente, por lo general
Los Saraguros en elEcuador 319

no se despeja las cimas de las cadenas montañosas y las laderas


muy inclinadas. Como consecuencia puede haber un movi-
miento superficial descendente, causado por el agua, de los nu-
trientes del área cubierta de bosque a los pastizales.2 Se debe
anotar que esta posibilidad se contradice parcialmente por los
descubrimientos en el área del río Negro en la cuenca venezola-
na del Amazonas. Allí se encontró que el agua que drenaba el
bosque contenía una concentración de ciertos nutrientes más
baja que la lluvia que caía en el área -debido a las capacidades
de extracción muy rápida de nutrientes que tiene la biomasa en
pie- (Uhle, l9B3: 7t). Sólo la investigación especializada puede
contestar ésta y otras preguntas concernientes al funcionamien-
to de los ecosistemas del valle del Yacuambi bajo las técnicas de
control que practican los saraguros.

l-a mayorla de los colonos saraguros plantaron pequeños


campos de caña de az(tcar, de una cuadra o menos de exten-
sión, adyacentes a sus sitios de residencia.l-a, cana se plantó in-
troduciendo vástagos en el suelo. Una vez establecidos, se des-
yerbaba ocasionalmente los camPos. Se cultivaba la caña de
azúcar para que diera a las lamilias su propia fuente de jugo,
para el guarapo fermentado, bebida muy consumida, o para ha-
cer la miel o la panela. Sólo un saraguro, pero muchos indivi-
duos no-saraguros usaban su caña de azucar en la destilación
del aguardiente. Creo que Yacuambi es el único cantón del pais
en donde no habia una prohibición legal sobre la producción y
venta de bebidas alcohólicas. Los habitantes del área tenían la
libertad de producir y transportar aguardiente donde quisieran
mientras fuera dentro de los lÍmites cantonales.

Los principales mercados de este preciado lÍquido obvia-


mente se hallan fuera del área, y muchas personas que no eran
indígenas saraguros participaban, y aún participan, en el con-
trabando de aguardiente en la región. Ekstrom ha descrito el al-
350 James Belote

to riesgo y la aha rentabilidad de este negocio para ra gente der


valle del cuyes (l98l); la situación es parecidá pur..Icaso de
los contrabandistas del valle del yacuambi, excepto por su ma_
yor seguridad al viajar denrro de los límires canronalés.3

Después de que se procesabala caña para extraer su ju_


go, se arrojaba elbagazo a los campos para que sirviera de aúo_
no vegetal que renovara los nutrientes. Al igual que los pastiza_
les, los campos de caña, en buena pu.t" d" la óuenca del ya_
cuambi, parece que han podido proáucir indefinidamenre. Los
campos plantados por la Misión Franciscana en los años 30 han
estado produciendo continuamente caña de azúcar por casi 35
años.

Si bien los monocultivos de gramÍneas (pastos y caña de


az'1,car, pero no maíz) aparentemente podÍan mantener una
producción indefinida, éste no era el casá de los cultivos hortí-
colas. Los colonos del oriente cultivaban huertos para sacar
de
ellos sus productos básicos de subsistencia. Los io-po.,"nt.,
principales del hueno eran las p^payas, el raro (papa china),
la
yuca, algunas variedades de bananas (oritos, bananos y plaa_
nos), y maÍz del Oriente, pequeño y duro. Otros compon.nt",
eran mucho menos frecuentes, entre los cuales estaban algunos
tipos de frijoles, naranjillas y orras frutas tropicales, en *Jy po_
cos casos, barbasco y el natema (alucinógeno shuar tambi¿n
to-
nocido como ayahuasca- lBanisteriopsis ,pll. l_u mayor parte de
los colonos siguió prefiriendo alimentos serranos, y cuando
era posible, los traÍan ellos mismos de la Sierra. por lotanto,
no
necesitaban de una variedad completa de cultivos de sus huer-
tos en el Oriente, ni se esforzaban mucho en cuidarlos.

Al igual que el modelo serrano basado en el maÍ2, la cala_


bazay el fre¡ol, se sembraban varias especies mezcladas entre sÍ
en los huerros del oriente. Se quitaba la mala hierba sólo oca-
Los Saraguros en el Ecuailor 351

sionalmente, pero de ninguna manera se mantenÍa a los huertos


limpios de toda mala hierba. En esro se diferenciaban mucho
de los shuaras, que mantenían sus huertos inmaculadamente
limpios de hierbajos, en especial los huertos de yuca. Los dese-
chos domésticos y humanos se depositaban en los huertos y
probablemente servÍan para remplazar a algunos nutrientes.

A diferencia de las planraciones de caña y los pastizales,


los huertos no fueron productivos por más de dos o tres años
en la mayorÍa de las áreas. Como en otras partes del bosque tro-
pical, en el primer año solÍan haber excelentes cosechas, en tan-
to que los años posteriores las mismas eran cada vez más pe-
queñas. De modo que después de algunos años los saraguros
abandonaban una parcela de tierra y plantaban otra cerca de la
casa. l¿ primera parcela quedaba en barbecho sólo por dos o
tres años y luego se la cultivaba nuevamente. Con este período
corto de barbecho se necesitaba sólo dos o tres parcelas peque-
ñas que se hallaban junto a la residencia para mantener a una
familia saraguro en el Oriente. Tal vez las bajas demandas y la
deshierba casual permitfan este rápido reciclaje de los huertos
que los saraguros tenlan en el área.

Las señales más claras de la degradación del medio en


áreas de colonización saraguro son unos cuantos deslizamientos
de tierra y pasrizales-abandonados y cubiertos por la malayer-
ba. En el último casoi los saraguros afirman que esro se debe al
descuido. Si el colono no practica una deshierba regular, por
ejemplo, si él o ella ocupan demasiado tiempo en la Sierra, los
pastizales no sobrevivirán por mucho tiempo. En el valle del
Bajo Yacuambi hay algunas haciendas de ganado de propiedad
de los serranos no-saraguros. En estas haciendas, se deja que el
ganado deambule más o menos libremente por terrenos des-
montados muy grandes de quince a veinte hectáreas o más. El
ganado y los pastizales no están controlados cuidadosamente, y
352 James Belote

estas áreas muestran señales importantes de deterioro. Existen


áreas erosionadas o pisoteadas y la cubierta de pasto parece más
bien anémica y escasa en comparación con pástizales más pe-
queños que se controlan de manera más intensiva (para obser-
vaciones parecidas, véase Macdonald, 1979).

Estrategias de subsistencia: vivienda, vestimenta y alimento

Una caracterÍstica importante de la adaptación saraguro


al oriente es la construcción de casas y otras viviendas. ua ha-
bido una evolución basranre definida de los tipos de vivienda,
la misma que ha resultado en formas que están bien adaptadas
tanto a las necesidades como a las capacidades tecnologicas de
los saraguros, así como a las posibilidades y demandasáel me_
dio.

Las primeras viviendas construidas por los saraguros al


entrar en el área del Yacuambi fueron simples cobertizos con te-
chumbres de paja. Se las podÍa construir u.,", pocas horas y
aún se las levanta hoy en dÍa en áreas que "r,
están siendo desmon-
tadas por vez primera. Mientras que los shuaras del rÍo ya_
cuambi construían viviendas parecidas para ser usadas en viajes
de cacerÍa de larga duración, parece improbable que los ru*[u_
ros estuvieran influidos por ellos en el desarrollo de una forma
de construcción tan simple y bastante obvia.

Por otra parte, los saraguros adoptaron algunas caracte_


risticas de la construcción shuar en lo que tiene que ver con el
levantamiento de estructuras más permanentes. Las jibarÍas (co-
mo se conoce a las casas shuaras en el área) eran grandes es_
tructuras ovaladas (de 5 a 15 mt. o más) con pisos de tierra y
techumbres de palmera con vertiente pronunciáda. La esrructu-
ra de un solo cuarto estaba cerrada por una hilera vertical de
troncos de palmera chonta colocados muy cerca unos de otros
Los Saraguros en eI Ecuailor 353

(véase Harner, 1972; Bianchi, l97B). Las primeras casas que los
saraguros construyeron en el Oriente, de las que tengo conoci-
miento, tenÍan características en muchas maneras similares a las
de las jibarías; eran de perfil ovalado o recrangular, renfan te-
chumbres de palmera con vertiente pronunciada, los pisos de
tierra, Ias paredes construidas de una hilera de palos verticales
y entradas que se abrÍan en un extremo angosto de la estructu-
ra. Sin embargo, eran mucho más pequeñas que las jibarÍas (de
3 a 5 mt. en su lado más largo), probablemente dilerÍan consi-
derablemente en los detalles de la construcción, y la mayorfa en
verdad no tenÍa los mismos componentes culturales que las ji-
barías (muebles, aspectos ceremoniales o defensivos, división
entre sectores femenino y masculino, etc.).

Estas primeras estructuras saraguro ofrecían poco más


que protección de la lluvia y de algunos animales terrestres. En
su interior apenas habfa espacio suficiente parala cama de pla-
taforma que es tradicional entre los saraguros, para los fogones,
los palos colgantes y las plataformas de almacenamiento. Su ta-
maño pequeño no sólo les hacÍa incómodas sino que hacía pro-
bable que a través de la liltración horizontal del suelo, los pisos
se volvieran lodosos durante los perfodos de lluvia constante.

Además del tamaño pequeño, un problema importante


que se presentaba en las imitaciones a pequeña escala que ha-
cÍan los saraguros de las jibarÍas era la ausencia de un área seca
para el trabajo. Como se indicó en el Capftulo 7, en la Sierra to-
das las casas tienen una gran parte del patio cubierta con el te-
cho, la misma que se usa como un lugar para cortar la madera,
tejer, hacer implementos, deshojar el maíz cuando es tiempo de
lluvias. A excepción del te¡ido, la mayoría de las rareas se las
debfa hacer en el Oriente, donde reina un clima más lluvioso
que en la Sierra. Además, un número mayor de saraguros esta-
ban empezando a participar en una nueva actividad que reque-
35+ James Belote

ría un espacio grande y seco para trabajar la cría y el procesa-


miento de la caña de azúcar.

Con excepción de pequeñas canridades del tallo que se lo


mastica sin ningún procesamiento previo, la caña de azúcar se
la aplasta para sacar su jugo, el cual luego se lo convierte en
guarapo, miel o panela. Se aplastan los tallos en un molino co-
nocido como trapiche. Este molino junto con los dientes del
engranaje está hecho de madera dura, o de madera y metal y
está accionado por una mula o yunta que hala una gran asa de
contrapeso tallada del tronco de un árbol (véase fotografÍa en
Stewart, Belote y Belote, 1976:393). Como un modelo hecho a
nivel local completamente de madera cuesta apenas $ 15, la
mayoría de los colonos saraguros ha podido conseguirlo. Estos
molinos y su operación requieren un área de trabajo seca para
evitar que el trayecto que sigue la mula o la yunta se vuelva de-
masiado lodoso o para proteger al molino mismo de la deterio-
ración a través de la excesiva exposición a la humedad.

[.a primera solución que dieron los saraguros a la necesi-


dad de un área de trabajo seca fue modificar la estructura de al-
gunas maneras. El tamaño del piso fue agrandado a un rectán-
gulo de 5 mt. por 7 aproximadamenre. Se redujo la inclinación
del techo (probablemente esto refleja un aumenro en las habili-
dades de construcción de techos a prueba de variadas condicio-
nes climáticas). El área del dormitorio fue movida de una cama
de plataforma construida sobre el piso a unas cuantas planchas
dispuestas sobre las vigas. Otras planchas en la misma área ser-
vÍan para almacenamiento. l¿s vigas estaban al menos de lB0 a
200 cm. sobre el suelo, lo cual dejaba todo el piso como un es-
pacio de trabajo abierto con sólo una esquina que colindaba
con el área de la cocina. Si habÍa trapiche, estaba instalado en
medio del piso. No se construian paredes en este tipo de vi-
vienda.
Los Saraguros en el Ecuailor 355

Si bien esta adaptación resolvió el problema de la falta de


un área de trabajo seca, no solucionó todo lo referente a las "co-
modidades del hogar", en términos del espacio de vivienda. Los
saraguros cuidaron dicho espacio con algunas modificaciones
tradicionales. El área que estaba sobre el espacio de trabajo fue
transformada de unas cuantas tablas dispuestas al través de las
vigas a un dormitorio completo. Esto se logró elevando la altura
del techo otros dos metros y cubriendo lo que habfan sido las
vigas con un piso de madera o de tiras de palmera chonta. Al
menos en parte del segundo piso se colocaba paredes de chonta
partida -tanto para evitar que los niños y algunos objetos caigan
cuanto para ofrecer privacidad y protección del frío aire noctur-
no-. En algunos casos, el dormitorio estaba dividido en algunas
secciones gracias a la colocación de más paredes de palmera. Se
traía tierra hasta el cuarto donde iba a instalarse la cocina, y se
la ponÍa en un área encerrada de modo que se pudiera alli le-
vantar la cocina de tres piedras. Las camas de platalorma tam-
bién se construlan en el área del dormitorio de muchas de estas
casas. Finalmente, el acceso al segundo piso se lograba a través
de una escalera fija o de un palo grueso en el que se han hecho
muescas.

Esta forma de casa es una excelente adaptación a las con-


diciones de vida aisladas que hay en el Oriente. Los saraguros
aprendieron (posiblemente del shuar) a usar la palmera camba-
na para la techumbre. También descubrieron que moviendo el
fogón de madera ocasionalmente podian alejar muchos insectos
que era potencialmente destructivos para la techumbre. Se dice
que la techumbre tratada con humo dura hasta quince años an-
tes de que sea necesario remplazarla.

A diferencia de la üüenda que construyen los saraguros


en la Sierra, esta casa no ofrecÍa mucha privacidad ni podía ser
asegurada frente a la posibilidad de robos y no estaba dividida
356 James Belote

en áreas privadas o públicas (y ceremoniales). Pero los saragu-


ros que viven en partes aisladas del valle del Yacuambi no se
preocupan de esto.

Está claro que los saraguros no han transpuesto arbitra-


riamente muchos rasgos importantes de la Sierra al Oriente.
Los materiales, la forma y la función de sus viviendas en el
Oriente son radicalmente distintas, tanto así que "la marca del
pionero" propuesta por Stewart (que consiste en la retención de
los rasgos del área madre en las casas del área colonial) no se
aplica a la situación de los saraguro. (Stewart, 1965:26-28).

Incluso, pese a que indudablemente aprendieron mucho


acerca de los materiales y técnicas de construcción de los shuar,
los saraguros no parece que hayan copiado a otros habitantes
del Oriente en lo que tiene que ver con la forma de Ia casa de la
que hemos hablado anteriormente. La mayorÍa de los hogares
de los colonos serranos en el sur del Oriente (entre Zamora y
Gualaquiza) tiene pisos con una elevación de 50 a I00 cm. del
suelo; ningun piso es lo suficientemente alto para ofrecer un es-
pacio de trabajo seco debajo. Mientras que los trapiches de pro-
piedad de individuos no saraguros siempre están localizados
debajo de algún tipo de techo, el área que está sobre el trapiche
no se usa como dormitorio por nadie más que por los saragu-
ros. Hoy en dÍa, incluso los saraguros que no quieren tener un
trapiche, a menudo construyen estructuras similares por los be-
neficios que ofrecen dichas construcciones para los que viven
en áreas aisladas.

En consecuencia, parece que la casa con un espacio seco


para trabajar debajo del área del dormitorio nació como una
respuesta que dieron los saraguros a varias condiciones: l) la
falta de una dedicación a tiempo completo en el Oriente que
podrÍa haber motivado un uso inicial del espacio del trapiche
Los Saraguros en el Ecuador 357

para dormir y almacenar objetos; 2) la necesidad de cubrir el


área de trabajo del trapiche; 3) estas condiciones condujeron a
una ulterior transformación del techo del trapiche en una casa
elevada con piso completo y al menos con paredes en el segun-
do piso; 4) todo esto fue permitido por la visión práctica (antes
que tradicional o dominante) hacia muchas facetas de la vida,
visión que es común entre los saraguros.

Sin embargo, es más probable que los saraguros constru-


yan casas de otros estilos a lo largo de las rutas principales, en
los pueblos, o cerca de ellos. En todas estas áreas la privacidad
y la protección frente al robo son criterios de construcción más
importantes. Por lo tanto, las paredes tienden a cerrar comple-
tamente el área del dormitorio y a ser más sólidas (v.g. sin espa-
cios entre las paredes de palo de chonta como es el caso de los
estilos previamente descritos). De manera que las paredes están
construidas de planchas de madera (cubiertas a veces con una
capa preservativa de cemento), de bahareque, o de adobe. Sin
embargo, la protección necesaria y la privacidad se consiguen
en estas áreas a costa de una buena ventilación. Se suele cubrir
los techos con tejas o zinc en vez de techumbre de palmera. De
la Sierra se trae a lomo de mula partes de techo de zinc, y en las
afueras de San José de Yacuambi se ha establecido una fábrica
de tejas. [¿ relativa escasez de palmeras en las áreas más densa-
mente colonizadas ha promovido el uso cada vez mayor de ho-
jalatay teja en vez de la palma para material de techumbre.

L-as casas no suelen tener trapiches adjuntos y las áreas


de trabajo cubiertas suelen limitarse a un pórtico (si el piso del
fondo está levantado sobre el suelo), a un patio, o a una peque-
ña parte del piso que ha quedado abierta. En tamaño van desde
pequeñas estructuras de un cuarto o dos a construcciones de
dos pisos divididas en cinco o seis cuartos. En las más grandes
de estas estructuras puede haber un réplica del modelo serrano
358 James Belote

de división del espacio en áreas privadas (la cocina) y públicas.


Esto es particularmente cierto en aquellas casas que están en el
pueblo de Yacuambi o en sus alrededores ya que es probable
que los colonos de las áreas afuereñas entren a visitar mientras
están en el pueblo.

Es evidenre que dentro de los lÍmires discutidos anrerior_


mente hay espacio para una gran diversidad de estilo. La diver_
sidad es tan grande que de hecho no se puede hablar de un es-
tilo saraguro o de una tradición saraguro en la construcción de
casas en áreas del Oriente que están cerca de los caminos prin_
cipales o de los centros de población. Además, los colonos no
saraguros construyen los mismos tipos de casas en el área; de
manera que el estilo arquitectónico no sirve para distinguir a
los colonos saraguros de los que no lo son.

Sugiero que esta diversidad, en el estilo de construcción


de las casas, se debe al hecho de que no se ha diseñado una
manera muy satisfactoria para satisfacer adecuadamente la si-
guiente combinación de exigencias en una sola vivienda en las
áreas más pobladas: I) buena ventilación en un medio calienre
y húmedo; 2) la utilización de mareriales que estén disponibles
en.la localidad a bajo costo; 3) durabilidad razonable; i) priva_
cidad;y, 5) protección frente a los robos.

Los dos requerimienros, la privacidad y la protección


-
frente a los robos nacen del orden social particuiar (ya veces de
la lalta de él) que se ha desarrollado en la zona de colonización
del valle del Yacuambi; pero además se contraponen a la necesi-
dad de ventilación a bajo cosro. por otra parre está claro que la
mayor densidad poblacional reduce la disponibilidad de mate-
riales como la palmera para la techumbre. Sólo cuando la ma-
yoría de la gente tiene acceso a una buena solución para estos
problemas es probable que ocurra una estandarizaCión de la
Los Saraguros sn el Ecuailor 359

forma de la casa (como ocurre en áreas más remotas), en las


áreas más densamente pobladas y transitadas del valle del rÍo
Yacuambi entr¿ los saraguros y los no saraguros.

I¿ vestimenta de lana que es tradicional de los saraguros


se desarrolló para el clima serrano seco-frÍolhúmedo-frÍo. Los
colonos saraguros enfrentan un clima más caliente y húmedo a
su llegada al Oriente. El primer ajuste que hicieron en la nueva
situación fue el de reducir la cantidad de vestimenta serrana
que se ponfan. Los hombres dejaron de usar el poncho y lleva-
ban solamente las cushmas para cubrir la parte superior del
cuerpo mientras que en las áreas más remotas las mujeres usa-
ban únicamente polleras sin anacu. En la Sierra se ve la pollera
más o menos como una combinación en las sociedades occi-
dentales: v.g. no apropiada solamente para el uso público. Esta
convención fue modificada rápidamente en el Oriente pese a
que su presencia sigue siendo fuerte en la Sierra.

Los pantalones cortos de hombre eran ideales para traba-


jar en los lugares pantanosos que abundan en el Oriente.Los
hombres tienden a escoger pantalones cortos hechos de tela te-
jida en telares de correa trasera en vez de la bayeta porque es
más delgada, fresca y absorbe menos la humedad.

Hombres y mujeres dejaron de usar los pesados sombre-


ros de lana propios de la Sierra (a excepción de los sombreros
muy viejos), sustituyéndolos con sombreros de paja. Un buen
número de hombres que habian trabajado en las minas de Za-
ruma o que habfan tenido relaciones comerciales con ellas, sus-
tituyeron los cascos de los mineros por el tipo tradicional.

Hacia finales de los años 60 otras modificaciones habÍan


empezado a ocurrir. Los hombres solÍan llevar camisetas de co-
lor oscuro en vez de las cushmas; unos cuantos habÍan adopta-
360 lames Belote

do pantalones corros de algodón ligero o de materiales sintéti-


cos. Asimismo mucha gente, entre hombres y mujeres, llevaban
botas de caucho en el Oriente. En parte puede que esto esté re-
lacionado con una creciente conciencia del problema de la an-
quilostomiasis, que es endémica en la áreas más densamente
colonizadas del Oriente y con el electo prevenrido del calzado.

Como lo indiqué en los capítulos 3 y 7 los cambios en


los estilos de vestimenta de los saraguros no deberían ser toma-
dos como evidencia de una etnicidad en descenso. Más bien,
como los saraguros se han adaptado a nuevas situaciones, al
mismo tiempo han estado participando en la redelinición de los
símbolos de su identidad étnica. [¿ manrención de su etnicidad
no depende de la dererminación de criterios más rÍgidos de et-
nicidad en torno a una población decreciente de tradicionalistas
que excluyen a quienes no están de acuerdo con ellos. En lugar
de esto, los saraguros han optado por estar continuamente en
proceso de redefinición de los símbolos (v.g. en la vesrimenra,
el corte de pelo, la lengua, la construcción de casas, la ocupa-
ción, etc.) de su etnicidad, según lo consideran apropiado, no
como los otros quisieran que fuera. Estas redefiniciones son
parte de la meta que tienen los saraguros de competir exitosa-
mente como un grupo especÍfico en un sistema nacional de de-
sarrollo con el que poco a poco están obligados a tratar (véase
Belote, L. y Belote,J. l9B4). Este punto será esrudiado con más
detalle en el capftulo final de esta diserración.

[-a mayorÍa de los saraguros prefiere su dieta serrana tra-


dicional, que consiste en grandes canridades de maíz preparado
en una variedad de formas con frejoles, papas y queso (véase
Capítulo 7). Aunque se cultiva maíz y guisantes en el Oriente,
no son adecuados ni en canridad ni en calidad en relación a los
gustos de los saraguros. Se considera que el maÍz de mazorca
pequeña y dura (yungas) que crece en el Oriente es mejor para
Los Saraguros en el Ecuailor 36r

los pollos (pues ésta es su utilización cuando se lo transporta a


la Sierra) que para el consumo humano. Cuando es posible, los
saraguros llevan cargas de maiz serrano y fréjoles al valle del Ya-
cuambi. l-a, papa china y la yuca no sólo reemplazan a los tu-
bérculos serranos en la dieta de los saraguros en el Oriente, si-
no también se han convertido en los componentes dominantes
de la dieta cuando escasean los abastecimientos de maiz y fr{ol
o cuando no están disponibles. l¿s variedades de banano y de
otros productos tropicales, mencionados anteriormente en este
capítulo, también se consumen. Entre los cultivos que no son
tuberosos se cuentan como los más importantes la caña de azú.
car, que se consume en diferentes formas que ya he menciona-
do más arriba.

En términos generales la dieta de los saraguros en el


Oriente parecerÍa que es muy pobre. Sin embargo, esta dieta se
mejora por la cantidad de queso que se consume en el Oriente.
Casi toda la leche producida por los saraguros en esa región se
la transforma en cuajada o quesillo (véase Capftulo ó). Como lo
dijimos anteriormente, los saraguros no transportan mucho
queso para venderlo en los mercados de la Sierra. Por el contra-
rio, tienen que consumir la mayor parte de é1. I-¿ falta de una
salida al mercado significa que los saraguros comen mucho más
queso en el Oriente que en la Sierra, donde el mercado asimila
gran parte de la producción. Entonces, un alto consumo de
queso puede ayudar a compensar algunas de las deficiencias
dietéticas aparentes (por ejemplo, la deficiencia proteica) que
enfrentan la mayorÍa de los colonos saraguros en el Oriente.

Ganado y estrategias de mercado

En el Capítulo 6 detall¿ las características principales del


control de pastizales y ganado que practican los saraguros (am-
bos en relación con el sistema de estacas), asÍ como los aspectos
362 lames Belote

principales del cambio en dicho control (en parricular el des-


plazamiento de los sistemas de pastoreo libre en el paramo, a
los basados en los pastizales sembrados en un área desmontada
del bosque). También analicé el importante papel que desem-
peña el ganado y los productos ganaderos en cuanto al comer-
cio y a la subsistencia de los saraguros. En el Capítulo B se exa-
minó la circulación vertical ("trashumancia") de los saraguros y
de su ganado entre el Oriente y la Sierra, y en el Capítulo 9 los
orígenes de la ganaderÍa de los saraguros en el Oriente. Al prin-
cipio de este capÍtulo discutf la preparación de los pastizales y
elcontrol de los mismos en el Oriente, así como el papel de los
productos ganaderos en el sector de subsistencia de la econo-
mfa saraguro del Oriente. En esta sección voy a describir, enfa-
Lizar y analizar unos cuantos aspectos adicionales con respecto
a los saraguros y a su ganado en el valle del Yacuambi -en espe-
cial aspectos que difieren, en cierta forma, de los presentados
en otra parte-.

De diversas formas el control del ganado es un poco más


fácil en el Oriente que en la Sierra: se necesita menos pastizal
por cabeza de ganado; el pastor vive en el área de pastoreo y de
este modo ocupa menos tiempo diario en ir y venir de los pasti-
zales y finalmente, en condiciones muy favorables, se puede
mover el ganado sólo una vez al dfa y no siempre se necesita
darle agua a diario. Por otra parte, el viaje periódico (entre la
Sierra y el Oriente) es mayor y presenta más peligros para la sa-
lud del ganado y de la gente.

El principal peligro es el tupe, cuando se ponen huevos


en la piel de los animales. Los huevos se convierten en larvas
que crean llagas molestosas en el ganado. Demasiado tupe pue-
de causar la pérdida de apetito e irritabilidad en el ganado, y en
consecuencia, no adquirirá un peso adecuado. Se cura el tupe
con varios ungüentos; en el caso de animales bastante infecta-
Los Saraguros en el Ecuailor 363

dos, se los suele llevar a la Sierra, donde pasan unos cuantos


meses hasta curarse.

Otros insectos, murciélagos y serpientes venenosas tam-


bién causan en ocasiones problemas para el ganado, pero la
causa principal de la mortalidad del ganado en el Oriente y en
la Sierra probablemnte es la cafda. El amarrar el ganado en pen-
dientes escarpadas agrava el problema;la caída serÍa un serio
problema en sí misma, pero es probable que las sogas sujetadas
firmemente a las estacas estrangulen al ganado que cae, que sa-
cuda violentamente su cuello o que impida que los animales se
repongan enseguida de los lugares a donde han cafdo.

En el Capítulo 6 discutÍ la venta de ganado saraguro en


el mercado dominical, indicando que aunque la mayorla del ga-
nado se vende allÍ, una proporción importante (tal vez más del
20%) se vende a compradores que viajan por el valle del Ya-
cuambi a pie. Los compradores son principalmente del área de
Nabón pese a que al menos dos de ellos son de Llaco. Usual-
mente trabajan en parejas. Dependiendo de la abundancia local
(en el Oriente) de ganado y de las condiciones del mercado en
la Sierra, hacen viajes por el valle del Yacuambi cada semana o
cada dos semanas. Viajando de casa en casa y pasando cierto
tiempo en torno al pueblo de Yacuambi, piden comprar ganado
y preguntan acerca de la disponibilidad futura de animales.
Cuando los comerciantes han comprado casi tantas cabezas co-
mo las que pueden controlar (de seis a diez), o tantas como
pueden encontrar a la venta en el tiempo determinado, los lle-
van a Ia Sierra para revenderlos.

Los compradores de Llaco suelen vender su ganado en el


mercado de Saraguro; los comerciantes de Nabón llevan su ga-
nado a camiones que esperan en la carretera, lo suben y lo lle-
van a vender en el mercado de Guayaquil. Como lo indiqué en
364 James Belote

el CapÍtulo 6, algunos compradores de Nabón se especializan


en comprar vacas, siendo una de las fuentes de alteración de las
proporciones entre vacas y toros en el mercado de Saraguro.

Hasta finales de los años 60 la mayoría de las transaccio-


nes entre los compradores de ganado ambulantes y los compra-
dores saraguros.implicaban dinero en efecrivo. A finales ae ai-
cha década una banda de ladrones bien armados empezó a ope-
rar en las áras de páramo por las que se debÍa cruzar. Esto hizo
peligroso que los compradores llevaran una gran cantidad de
efectivo (por lo general más de $ ]000). Algunos compradores
consiguieron revólveres para protegerse; sin embargo, la mayo_
rÍa dejó de llevar dinero en elecrivo de manera regular, prlfi-
riendo hacerlo sólo cuando vajaban por los páramos en g,rupos
grandes y bien proregidos.

Como resultado del peligro de robo en los páramos, la


mayorÍa de las transacciones empezó a realizarse a crédito. pese
al hecho de que los documentos legales de crédito no pueden,
por Io general, prepararse en los sectores usualmente áirl"do,
del Oriente donde los compradores hacen sus contratos, unido
al hecho de que las ventas se arreglan verbalmente o de forma
semi-legal (l.O.U.), ha habido muy poco fraude en el pago [i-
nal. Los comerciantes a quienes se extiende el crédito son-con-
liables y bien conocidos.

En los primeros años de la década del 70, un saraguro no


armado proveniente de Oñacapa atacó a un grupo armado de
ladrones que habÍan robado a sus padres en su casa en la comu-
nidad; mató a dos de ellos y le cortó la oreja a orro. Al parecer
habÍan sido miembros imporranres de la banda del páramo que
habian expandido su zona de operaciones para el áreacomunal.
A partir de este desafortunado encuentro en Oñacapa, los para-
mos han sido seguros. Sin embargo, el sistema de crédiró, en
Los Saraguros en el Ecuador 365

vez del dinero en efectivo, ha persistido como la florma princi-


pal de transacción entre vendedor y comprador en el valle del
Yacuambi.

L¿s autoridades del pueblo de Yacuambi, con la ayuda de


los compradores ambulantes, han intentado establecer un mer-
cado de ganado semanal en el pueblo. No han tenido éxito. En
algunas visitas al de Gualaquiza a linales de la década del
6O y en los primeros^reaaños de los 70, encontré una situación si-
milar; por ejemplo, en un viaje muchas viviendas del pueblo te-
nían avisos de que todos los productores de ganado de la re-
gión debÍan traer su ganado a Gualaquiza y venderlo allí en un
mercado semanal. Pero al igual que las autoridades de Yacuam-
bi, las de Gualaquiza no han tenido éxito en establecer un mer-
cado de este tipo.

Entrevistas mantenidas con compradores, vendedores y


autoridades en ambas áreas han revelado que los vendedores
tuvieron una buena razón para no cooperar. En el oriente mu-
chas cabezas de ganado se criaban en pastizales que están a dos
o tres horas de difÍcil viaje de los pueblos. Si un vendedor lleva
su ganado al pueblo en tales condiciones, la presión que tiene
para venderlo es tal que de lo contrario su viaje habrá sido en
vano, por lo tanto, debe vender su ganado por menos de lo que
habÍa querido. Por otra parte, si los compradores han viajado
por largas y difÍciles rutas para visirar a un posible vendedor, la
presión ejercida sobre el comprador es la de no hacer un viaje
en vano, por lo tanto olrecerá precios mejores.

Por consiguiente, mientras la demanda de ganado es lo


suficientemente alta para que los compradores viajen de un lu-
gar a otro en busca de ganado que comprar, los vendedores no
ven que se gane nada en participar en un mercado semanal
centralizado. No puedo decir que su análisis sea equivocado o
366 James Belote

correcto en rérminos económicos; por ejemplo, es posible que


los compradores de hecho o[rezcan precios más altás si no iu-
vieran que eslorzarse tanto en viajar por terrenos difÍciles. Tál
vez un mercado periódico y regular arraerla a más compradores
y la competencia entre ellos tendería que aumentar los precios.
Sea como sea, un mercado regular ciertamente ensancharÍa el
desarrollo comercial de los pueblos participantes.4

A diferencia del pueblo serrano de Saraguro, la población


oriental de san José de Yacuambi no sirve de centro mercantil
de ganado para los saraguros y para otros colonos. El pueblo de
Yacuambi también carece relativamente de import".rCiu para la
mayorÍa de los saraguros en cuanto a otras funciones deiempe_
ñadas por el mercado. Tiene poco que vender alli a más de pe-
queñas cantidades de queso y de otros productos, o .n o.urio_
nes, su fuerza de trabajo, sus compras se ven limitadas por los
altos precios, por distancias que tendrÍan que ser atravesadas
para llegar al lugar en cuestión y por el hecho de que la mayo-
rÍa de los saraguros suelen tener contacto suficiente con la 5ie-
na (ya sea personalmente o por amigos o vecinos) para hacer
compras necesarias en esa áreay no en yacuambi.

Con o sin la existencia de un mercado periódico de gana_


do, la presencia de compradores de ganado en el valle del ya-
cuambi olrece a los saraguros una opción importante cuando
deciden vender ganado; al elegir vender su ganado en el Orien-
te pueden evitar riesgos y pérdidas inherentes al transporte de
los animales. Los riesgos mayores son que el ganado se debilite,
se hiera, se pierda, muera o sea robado en el viaje (pese a ser
pequeños, los riesgos son muy reales); otras pérdidas son inevi-
tables y afectan el peso de los animales. Los saraguros estiman
que animales muy grandes pueden llegar a perder hasra cien li-
bras al hacer el viaje del valle del yacuambi a la Sierra.
Los Saraguros en el Ecuailor t67

En consecuencia, los saraguros pueden maximizar su se-


guridad vendiendo a un comprador en el Oriente. O pueden
procurar maximizar sus ganancias asumiendo los riesgos (y las
pérdidas) de sacar a los animales a los mercados serranos. Pero
las alternativas no son tan claras como parecen; algunos saragu-
ros aseguran que varios compradores de ganado (en especial los
compradores provenientes del Llaco, que revenden el ganado
que han comprado en el mercado de Saraguro) operan en aso-
ciación con los compradores que vienen al mercado de Saragu-
ro. Los saraguros dicen que si rehúsan ofertas de venta de su
ganado a uno de los compradores ambulantes del Oriente, el
comprador que ha sido negado ejercerá influencia en los com-
pradores del mercado de Saraguro para que no ofrezcan un
buen precio por sus animales cuando posteriormente intente
venderlos en el mercado de Saraguro. Por lo tanto, las opciones
pueden venir con un precio: al igual que los productores a pe-
queña escala para el mercado, Ios saraguros no tienen el control
total de las condiciones en las cuales tienen que operar. Sin em-
bargo, en cuanto productores de un artfculo de alta demanda -
el ganado- no se encuentran sin poder en el mercado. Su luerte
base de subsistencia es un importante contribuyente para ese
poder también; les permite retener su producto cuando las con-
diciones no satisfacen sus necesidades. Al menos un buen nú-
mero de ellos puede hacerlo por suficiente tiempo, de modo
que los compradores (que dependen de las transacciones de di-
nero efectivo y ganado) no tienen todo el poder que de otra for-
ma tendrfan.

Por lo tanto, la cría de ganado y la extensión de dicha ac-


tividad al Oriente ha servido bastante bien a los saraguros. Es
una estrategia adaptativa que les ha posibilitado participar en el
mundo moderno -obtener una parte de lo que han querido- sin
tener que entregar toda su autonomfa o autosuficiencia.
368 JamesBelote

Infraestructura

La producción saraguro de ganado en el valle del Ya-


cuambi depende de una infraestructura adecuada -en particualr
de una infraestructura adecuada de transporte y comunicacio-
nes. El establecimiento y la localización de caminos para el va-
lle del Yacuambi fue discutida en el Capitulo 9. Sin importar el
momento, el lugar o la circunstancia de su construcción, los ca-
minos del valle del Yacuambi no se mantienen por sÍ solos bajo
un uso intenso; las laderas escarpadas, los suelos bastante ero-
sionables y la fuerte precipitación pluvial asegura un rápido de-
terioro. (Los caminos poco usados en el Oriente y algunos muy
usados en la Sierra necesitan inevitablemente mucho cuidado pa-
ra seguir siendo no transitables). La excesiva lodosidad aparece
inmediatamente como un problema en tramos de camino que
están pobremente drenados y que son bastante llanos; es co-
mún en algunas áreas que no han sido mantenidas encontrar
tramos de camino cubiertos con barro que llega hasta las rodi-
llas y se extiende por cientos de metros de longitud.

Más espectacular es la gran erosión de los lechos de sec-


ciones muy inclinadas del camino que conecta la Sierra con el
valle del Yacuambi. En 1963 habia 200 ó 300 m. de camino
donde el lecho del camino habÍa sufrido una erosión de 5 ó 7
m. de profundidad, haciendo del mismo un cañón angosto con
paredes escarpadas en el cual dos animales grandes que pasaran
en direcciones opuestas no podrÍan cruzar. En unos pocos luga-
res, árboles caídos y otros desechos han empezado un proceso
de recrecimiento en la parte superior de los cañones del cami-
no, haciendo túneles en la ruta. [a gente que viaja con ganado
o con animales de carga tiene por hábito el gritar muy fuerte,
avisando asÍ a otros de su presencia, antes de entrar en uno de
estos tramos oscuros y tenebrosos de camino erosionado con el
fin de evitar que los animales desanden el trayecto andado si
Los Saraguros en el Ecuailor 369

ocurriera que alguna otra persona con sus animales está vinien-
do en dirección opuesta.

Con el fin de disminuir o eliminar esros problemas el


consejo cantonal de Yacuambi organizó, hacia los años 60, un
equipo regular de caminos. Previamente, la construcción de ca-
minos y su mantención habÍan sido controlados en gran medi-
da por el trabajo de minga organizado bajo la dirección de la
iglesia o de los oficiales del cantón, siendo su eficacia sólo espo-
rádica: la dispersión efectiva de los asentamienros hacía difícil
asegurar que todos pusieran su parte de trabajo para apoyar el
bien común (véase CapÍtulo 9). Los indÍgenas no apreciaban el
hecho de que se esperaba que asumieran mayor responsabili-
dad como mingados de lo que g rantiz ba su parre correspon-
diente en relación a la población usuaria.

El equipo de caminos la "cuadrilla", trabajando por un


jornal de aproximadamente $ 0.75 por persona, suele estar [or-
mado por seis u ocho personas, la mayorfa de las cuales no son
saraguros. Su función principal es mantener los caminos que
hay entre el páramo de Saraguro y San José, entre San José y
Tutupali, y el camino que va rfo abajo desde San José. Algunos
saraguros se han quejado de que el equipo de caminos se ha
ocupado en los últimos tiempos de la construcción y manteni-
miento de un camino que conduce al valle del rÍo Chicaña des-
de la región de Yacuambi. La razón para esto, dicen ellos, es
que funcionarios importantes del cantón querfan tener un buen
acceso a la tierra que han comprado en el área de Chicaña.

En cualquier caso, la cuadrilla de caminos hizo una re-


construcción importante y un trabajo de mantenimiento de las
otras rutas principales a lo largo de la década de los años 60; se
re-dirigió todos los tramos del camino que se hab¡an convertido
en cañones por la erosión; muchas partes del camino fueron
370 James Belote

ensanchadas; se levantaron diques de desagüe en intervalos [re-


cuentes; muchas secciones lodosas del camino fueron recons-
truidas con piedra o re-dirigidas; se construyeron puentes adi-
cionales, algunos de concreto, sobre pequeños rÍos. Finalmente,
los equipos de caminos se han ocupado en nivelar los camello-
nes en trayectos de la ruta en donde han sido muy molestosos.
(camellones son una superficie que se parece a una tabla de
la-
var y que se forma en lechos del camino que están flojos debido
paso de ganado y caballos. El camellón tiene una ,.longitud
1l
de onda" de aproximadamenre 65 cm. debida a la acción ónti_
nua de los cascos en el mismo lugar; los agujeros entre las
"crestas" tiene una profundidad de 15 a 30 cm. y a menudo
es_
tán llenos de agua).

Hacia los primeros años de la década de los 70 el camino


principal que comunica la sierra de Saraguro con yacuambi se
encontraba en una condición bastante buena en la mayorÍa del
trayecto. Pero no importa cuán bien estuviera el camino, el via-
je entre las dos áreas con su distancia, cambio de elevación v
paso por áreas ventosas, lluviosas y de baja temperatura- siguá
siendo difÍcil.

Los tambos fueron instituidos ya en tiempos del inca en


los Andes, y como se indicó en el Capítulo 4, el pueblo de Sara_
guro fue el sirio de un importante tambo en tiempos coloniales
y republicanos antes de que hubiera transporte motorizado. La
tradición del rambo conrinúa en los anos 70 por el camino sa-
raguro-Yacuambi (en lo que puede ser una de sus últimas mani_
festaciones en los Andes, y en verdad en el Ecuador). A una al_
tura de aproximadamente 2.700 m., Buena Vista es el lugar de
un tambo construido, mantenido y controlado por el Conce¡o
Cantonal de Yacuambi.

Buena Vista consiste en un gran corral (no queda en él


ningún pastizal) dentro del cual hay una construcción destartala-
Los Saraguros en eI Ecuailor s7t

da de cinco o seis cuartos hechos de maderos, planchas, troncos


de árboles, bahareque, y un techo cubierto de hojalata o paja.

El tambo está administraado por el tambero, un emplea-


do permanente del cantón, que recibe un jornal de aproxima-
damente $ 0.75. El, y miembros de su familia ocupan algunos
cuartos en el tambo, y todos trabajan juntos para preparar co-
midas sencillas para viajeros. Un par de cuartos están separados
para alojar a los üajeros. Alli la gente duerme en pisos de rierra
o, si es que llegan temprano, en camas de plataforma. (Estas ca-
mas están hechas rudamente de palos delgados, torcidos y nu-
dosos colocados en toda su longitud sobre la plataforma de la
cama. Como no tiene apoyo en el medio, son bastante elásticos
y, por consiguiente, mucho más cómodos de lo que parecen).
No se cobra a las personas que pasan la noche en el tambo, o
por los animales que ocupan el corral de afuera. Se puede com-
prar una comida o un plato de sopa que cuesra de $ 0.05 a $
0.10.

Además del tambo del Gobierno, otros rambos privados


ofrecen alojamiento; a principios de los años 60 habfa un co-
bertizo con techumbre que brindaba protección de emergencia
en el área del rfo Negro que perrenecía al páramo. Desde enton-
ces dicho cobertizo se quemó y no ha sido reconstruido.

En las laderas interiores hay un tambo privado; se en-


cuentra en Quinguiado, en el borde del páramo. En el lado de
Yacuambi hay algunos tambos privados dispersos desde Tignas
hasta cerca del rfo Yacuambi. En todos ellos, al igual que el de
Buena Vista, el albergue es más o menos tosco, pero libre para
todos. Sin embargo, en los tambos privados los viajeros tienen
una obligación implÍcita de comprar comida y bebida al tambe-
ro; es a través de la venta de comida y bebida que los dueños
de los tambos hacen dinero.5
372 James Belote

Tanro indígenas como no indÍgenas utilizan los tambos


directamente. Es probable que los viajeros hacinados en un
cuarto, hombres y mujeres, indÍgenas y no indÍgenas, amigos y
extraños, permanezcan despiertos hasta altas horas de la noche
discutiendo tópicos de muruo interés. por ejemplo, pasé-una
noche en Buena Vista escuchando a saraguros y a campesinos
blancos dar sus opiniones con respecto ala razón por la cual las
comunidades indígenas tienden a ser tan fragmentadas y desu-
nidas, en tanto que en la misma árealas comunidades blancas
tenÍan la tendencia a ser mucho más unificadas lrente a las
amenzas de autoridades y de individuos del exterior.

Los tambos, públicos o privados, son un componente


esencial de la infraest.ructura de comunicaciones que une el va-
lle del Yacuambi con la Sierra. Los rambos de euiguiado y de
los alrededores de Tignas son urilizados básicamenre por pérro-
nas que viajan con ganado y que desean viajar unas pocas horas
en la tarde, y luego levantarse temprano al día siguiente para
terminar de cruzar el páramo. El tambo de Buena Vista (y en al-
gún grado el de Quiguiado) es urilizado lrecuenremenre por
personas que al acercarse al páramo deciden que el clima es de-
masiado duro para permitirles continuar, se quedan en el tam-
bo por una noche o más hasta que las condiciones climáticas
para el viaje mejoran. Hasta que las carreteras remplazaron a los
caminos de larga distancia inrensamente utilizados, los tambos
seguirán satisfaciendo las necesidades de la gente que circula
entre la Sierra y el valle del Yacuambi.

Hay servicio de correos y un telégrafo entre Saraguro y


San José. El correo lo lleva una vez cada semana un cartero en
mula. En realidad el telégrafo es un sisrema telefónico por tie-
rra; el cliente escribe los mensajes en forma telegráfica, pero se
los transmite y recibe verbalmente y no por una comunicación
codificada. Si bien hay un uso frecuente de estos servicios por
Los Saraguros en el Ecuq¡lor 373

la gente del pueblo tanto de una como de otra área, pocos sara-
guros ven en el correo o el telegrafo servicios de gran importan-
cia;no hay un sistema de entrega fuera de oficina en ningún ca-
so.

Con el uso extensivo del radio de transistores durante la


década de los años 60 (véase Capítulo 3) nació en el Ecuador
un nuevo sistema de comunicaciones: el uso de la radio comer-
cial para enviar mensajes. Por unos pequeños honorarios la
gente puede pedir que un mensaje personal sea transmitido por
una cierta emisora durante programas que se transmiten regu-
larmente con dicho propósito. Estos mensajes van desde "feliz
santo para fulano de tal" a "apúrate que tu mamá está murien-
do", son escuchados atentamente incluso por personas que tal
vez nunca reciban un mensaje. La mayorfa de la información es
transmitida de áreas urbanas (con poderosas emisoras de radio)
a áreas rurales (sin dichas estaciones), de modo que suelen ser
servicios unidireccionales. Sólo ocasionalmente usan los sara-
guros u otros colonos del valle del Yacuambi este sistema de co-
municación comercial por radio porque la mayoría de sus pa-
rientes y amigos no tienen un fácil acceso a emisoras transmiso-
ras comerciales de gran alcance (no hay ninguna en el área de
Saraguro ni en el de SanJosé).

Como los correos, el telégrafo y el radio son inadecuados


para sus necesidades, para entregar mensajes los saraguros tie-
nen que depender generalmente de personas que viajan a sus
áreas de colonización o vienen de ellas, o quizás tengan que ha-
cer un viaje no deseado a un área u otra con el fin de transmitir
el mensaje. Los mensajes que deben ser transmitidos incluyen
notificaciones de matrimonios, muertes, enflermedades, pérdi-
das de animales y planes de viaje.

l¿ infraestructura médica es limitada en el valle del Ya-


cuambi. Una clÍnica administrada por una enfermera auxiliar se
37+ lames Belote

mantiene en el pueblo de Yacuambi; también hay algunas tien-


das en el pueblo con un pequeño stock de medicinas. La mayo-
rÍa de las familias saraguros conoce una gran variedad de trata-
mientos indÍgenas para enfermedades y heridas (véase Mandi-
berg, 1970; Finerman, l9B3a, l9B4); pero son un tanto incapa-
ces en cuanto a su aplicación debido a la presencia de algunos
nuevas enfermedades en el áreay a la ausencia de muchos reme-
dios conocidos. Algunos saraguros hacen uso de los curanderos
(shamanes) shuaras o del saber shuar de la localidad. Si todo
esto falla, los saraguros intentan dirigirse a las clÍnicas y hospi-
tales de Saraguro, Loja o Zamora, una tarea difÍcil en el mejor
de los casos.

El Gobierno ecuatoriano intenta establecer escuelas pri-


marias en todos los lugares donde haya una gran concentracion
demográlica asentada. Además de escuelas primarias en las ca-
beceras cantonales de Tutupali, San José de Yacuambí y la Paz,
hay un par de escuelas más en el cantón. Todas tiene el propó-
sito de atender a los niños saraguros como a los niños no indÍ-
genas. Los franciscanos mantienen una escuela en San José, pe-
ro está orientada en torno a la "civilización" de los jóvenes
shuaras, los cuales en algunos casos son separados de sus [ami-
lias y obligados a asistir a la escuela (para una crÍtica de la in-
fluencia franciscana y sus métodos en el área de Zamora entre
los shuar, véase Galarza,1973).

[-a escolarización es un problema para los niños saragu-


ros que participan en la utilización de la cuenca del Yacuambi.
Como lo mostré en el Capítulo B, los niños saraguros son mu-
cho más móüles -son participantes más regulares en los mode-
los de circulación Sierra-Oriente- que los no indígenas. Los
profesores de las escuelas del Oriente se quejan con cierta justi-
ficación de que una clase con muchos niños saraguros varfa ra-
dicalmente en tamaño durante el transcurso de un año acadé-
Los Saraguros e¡ el Ecuailor 375

mico. Algunos llegan incluso a intentar excluir a los niños sara-


guros de sus escuelas, usando como pretexto la falta de dedica-
ción que la mayor parte de ellos demuestra en cuanto a la asis-
tencia a lo largo de un año escolar completo.

Aunque las escuelas primarias del Gobierno ecuatoriano


en teoria tienen currículum y textos bastante estandarizados, no
están lo suficiente normalizados como para permitir una fácil
translerencia de una escuela a otra por parte de estudiantes mó-
viles. De manera que los niños de indígenas saraguros que tie-
nen la ambición y la iniciativa de obtener y controlar propieda-
des ampliamente dispersas pueden verse impedidos en esfuer-
zos futuros por fortalecer o diversilicar sus estrategias adaptati-
VAS.

En los primeros años de 1960 la poca uniforme escolari-


zación formal de los niños no era de mucho interés para la ma-
yorÍa de los saraguros -mientras los niños linalmente aprendie-
ran a leer y realizar algunos cálculos matemáticos. Pero como se
indicó en el Capftulo 3, hacia finales de los años 60 y princi-
pios de los 70, se abrfan nuevas oportunidades para los indíge-
nas en cuanto tales en el Ecuador; estas oportunidades reque-
rlan una exposición más sistemática a la educación formal pese
a sus fallas. Algunos padres que participaban en la colonización
del Oriente empezaron a alterar sus patrones de circulación, in-
tentando asegurar que sus hijos puedan asistir a la escuela de
manera más regular, en especial en la Sierra.

La organización del tiempo entre la Sierra y el Oriente

En el Capítulo B senalé que la verticalidad saraguro es de


tipo generalizado (cf. Rhoades y Thompson, 1975) u orientado
a la producción (cf. Orlove, 1977). Esto quiere decir que los sa-
raguros a nivel personal o familiar controlan directarnente di-
376 James Belote

versas áreas de altitud variada, produciendo ellos mismos los


productos apropiados para cada una de ellas; hoy en dia no
participan signilicativamente en el intercambio de productos o
de trabajo (más allá de la lamilia misma) con el fin de obtener
lo que quieren o necesitan de las diferentes áreas altitudinales.
En la región de Saraguro, las áreas verticalmente dispersas están
integradas a través de la producción y no del inrercambio.

En el Capitulo 5 se mostró que el control de recursos


ampliamente dispersos se vefa facilitado por la diüsión flexible
del trabajo (en base al sexo y a la edad) que exisre enrre los sa-
raguros. Pequeños grupos familiares nucleares pueden dividir
su trabajo y su tiempo en varias áreas.

[¿ división f]exible del trabajo hace posible el control de


los recursos dispersos; no lo facilita. Las familias saraguros que
participan en la colonización del valle del Yacuambi tiene que
pasar una buena parte del tiempo viajando; a veces tienen que
distribuir eficazmente mano de obra escasa en el área; sus
miembros a menudo pasan mucho tiempo separados.

Es difÍcil generalizar, con respecto ala distribución del


trabajo que tienen los saraguros entre recursos productivos dis-
persos debido a la amplia variabilidad familiar en la distribu-
ción relativa y al desarrollo de dichos recursos en una u otra
área. Algunos individuos y familias puede que hagan de diez a
quince viajes anuales de la Sierra al Oriente; otras personas y
familias puede que hagan solamente uno o dos. Algunas fami-
lias pastorean la mayor parte de su ganado, la mayorÍa del tiem-
po, en una área, usando la otra (sea la Sierra o el Oriente) sólo
como un respaldo; para ot.ros las dos áreas se usan casi por
igual. Algunas familias o individuos son felices pasando la ma-
yorÍa del tiempo en el Oriente; la mayorÍa se quedará en la Sie-
rra si es que sus recursos en dicha área lo permiten. Finalmen-
Los Saraguros en el Ecuailor 377

te, para lamilias particulares o individuos, las condiciones cam-


bian año tras año. Puede que tengan más o menos ganado; pue-
de que tengan más o menos trabajo por razones tales como de-
cesos, enfermedad, escuela, matrimonios, o por el desarrollo
emergente de destrezas últiles en sus hijos; puede que partici-
pen más o menos en el sistema de fiestas y cargos; además, fac-
tores climáticos o de otro tipo puede que conduzcan a incre-
mentos o decrementos en el trabajo necesitado para controlar la
tierra en una u otra área año tras año.

Si tomamos en cuenta estas variaciones, obtendremos al-


gunas generalizaciones provisionales. En primer lugar, un de-
terminante mayor del lugar y la intensidad de las actividades
productivas de los saraguros es el ciclo serrano del mafz. Casi
todos los años la mayoría de los saraguros, participan en la co-
lonización del Oriente o no, tienen que estar en la zona comu-
nal serrana para sembrar el maÍz y otros cultivos (asociados) y
para su cosecha.

Como se indicó en el Capftulo 7, hay una considerable


variación local en las épocas de siembra y cosecha. En casi to-
das las comunidades, el arado y la siembra empiezan a finales
de septiembre o en octubre, mientras que la cosecha se realiza
en junio o julio; la época de crecimiento suele durar más de
ocho meses. Pero en Oñacapa y en áreas adyacentes, la época
de crecimiento suele durar mas de diez meses. Esta duración
probablemente tiene que ver con la presencia mayor de nubes
en el área (véase Capítulo 2). Los cultivos se siembran en el
área de Oñacapa en septiembre o a principios de octubre; se los
cosecha a finales de julio o en agosto. Por lo tanto, en todas las
comunidades, pero en particular en el área de Oñacapa, el pe-
rÍodo entre la cosecha de un cultivo de maíz y la siembra del si-
guiente es mucho más corto que el perÍodo entre la siembra y
cosecha de un cultivo. En otras palabras, la relación cosecha-
378 James Belote

siembra temporalmente es más Íntima que el ciclo siembra-co-


secha; el cosechar y sembrar en cierto sentido conlorman más
una unidad que el sembrar y el cosechar. Aunque para los sara-
guros (y para otras personas que tienen épocas de crecimiento
de ciclo largo) puede haber más unidad en la cosecha-siembra,
Ia discusión aquÍ se limita a las consecuencias de este modelo
para la colonización/verticalidad y la distribución del tiempo.

Como se indicó anteriormente, cualesquiera que fueren


los otros modelos que sigan con respecto a la disrribución del
tiempo entre la Sierra y el Oriente, los saraguros, por lo general,
están en la Sierra para la cosecha y la siembra. La cosecha no
solo requiere de los esfuerzos de toda la familia, sino que el ras-
trojo que queda después de la cosecha es un alimento impor-
tante para el ganado y al mismo tiempo el hecho de que los ani-
males se alimenten del rastrojo ayuda a lertilizar nuevamente
los campos. De manera que el ganado junto con los dueños
suelen estar en la Sierra para la cosecha.

Al igual que la cosecha, el arado y la siembra son muy


agotadores y se requiere la presencia de la mayoría de los
miembros familiares, o de todos ellos. Además, al menos dos
toros grandes se necesitan para tirar el arado de cada familia.
Como es probable que todos o casi todos los miembros familia-
res estén en la Sierra parala siembra, asÍ mismo todo el ganado
es probable que esré allÍ (donde puede ser conrrolado por los
familiares) aun cuando sólo se necesire dos bestias por familia.

Para Oñacapa y los que viven cerca, la época de siembra


y de cosecha están lo suficientemente cerca para que puedan
realizar ambas actividades en una sola estadÍa en la Sierra. In-
cluso si tienen pastizales limitados en la Sierra, el rastrojo ofre-
ce suficiente alimento suplementario para sus animales, de
suerte que se puede tener a todo el ganado durante este tiempo.
Los Saraguros an el Ecuador 379

En el área de Oñacapa, el perÍodo entre finales de julio y princi-


pios de octubre es un tiempo en que la mayorÍa de la gente y de
los animales se halla en la Sierra. Tal vez es por esta razón que
los habitantes del área celebran su fiesta principal -la Virgen de
las Mercedes- el veinticuatro de septiembre, fecha en que la ma-
yorÍa de los participantes potenciales está en el área. En los seis
meses que están entre junio y diciembre los saraguros de la pa-
rroquia no celebran otra fiesta mayor. (Para más detalles sobre
la organización del calendario de los saraguros, véase Belote y
Belote, 1977b).

Los residentes de otras comunidades serranas que parti-


cipan en la colonización enfrentan un conjunto diferente de cir-
cunstancias temporales: entre la cosecha y la siembra hay tres o
cuatro meses. Muchos no tienen suficiente rastrojo o pastizales
para mantener a todo su ganado en la Sierra. De manera que se
ven obligados a realizar dos viajes a Ia Sierra, uno para la cose-
cha y otro para la siembra. Mientras están en la Sierra para la
cosecha, tendrán por lo general todos sus animales consigo.
Una parte del rastrojo se puede cortar y apilar en calchas (véase
Capftulo 7). En consecuencia, si la familia es lo suficientemente
grande para que alguien pueda quedarse en el Oriente con el
resto del ganado, o si pueden pagar a alguien para que cuide
del ganado unas cuantas semanas, traerán sólo un par de bes-
tias para que ayuden en el proceso de siembra. Las calchas da-
rán alimento a estos animales en la zona comunal donde están
realizando su trabajo, el mismo que no tendrá que ser inte-
rrumpido por viajes a los pastizales del cerro.

Además, en una escala de tiemo más limitada, los saragu-


ros aseguran que los viernes y los sábados son días en que es
más probable que la gente salga del Oriente, para poder asistir a
misa y al mercado dominical del Saraguro. También afirman
que los domingos no son dÍas para viajar, excepto en caso de
380 James Belote

emergencia, (v.g. cuando se ha retrasado al cruzar el páramo un


sábado debido al mal tiempo); y que los lunes y martes son dÍas
en que Ia mayorÍa de los viajeros se encaminan al Oriente. Las
muestras del registro de caminos ofrecidas en el cuadro 20 no
son lo suficientemente grandes para confirmar estas ideas. Son
lo suficientemente grandes para mostrar que cualquiera de es-
tos modelos sería a lo sumo estadfstico; a saber, no hay patro-
nes absolutos de direccionalidad del circulación en días oarti-
culares de la semana.

En suma, hay un flujo casi constante de saraguros y sus


animales que circulan entre la Sierra y el Oriente. Durante Ia
mayor parte del año el flujo se mueve casi equitativamente en
ambas direcciones, mientras cientos de individuos y familias
planifican sus decisiones particulares con respecto al lugar y al
tiempo con el propósito de usar mejor sus recursos dispersos.
Los patrones colectivos aparecen para desviar el flujo en una di-
rección u otra durante las épocas de cosecha o de plantación y
quizás durante las épocas de fiestas mayores. Pero incluso estos
patrones colectivos están detenidos por la diversidad de épocas
de crecimiento de una comunidad a otra y por la variación en
las necesidades, planes y capacidades familiares e individuales.

El bajo nivel de estructuración del moümiento saraguro


entre la Sierra y el Oriente refleja claramente la ausencia de es-
tacionalidad en las condiciones de los pastizales en una de las
área. Más aún, refleja también la flexibilidad y la individualidad
que son posibles dentro del contexto de la estrategia adaptativa
dual de seguridad de subsistencia y de participación en el mer-
cado a través del ganado. En el contexto de esta estrategia dual
los saraguros no están muy condicionados por la necesidad de
seguir la tradición o por la de seguir a la cabeza de los grupos
afuereños. Al contrario, demuestran una capacidad de valoriza-
ción pragmática y experiencial, pues concuerdan muy bien sus
Los Saraguros an el Ecuailor 38r

necesidades y los recursos que tienen para satisfacerlas, deter-


minan a nivel individual y familiar la mejor forma de satislacer
las necesidades con los recursos disponibles. La colonización
del valle del Yacuambi ha sido una de las opciones -una alterna-
tiva muy importante- que los Saraguros han escogido en su
búsqueda de una estraregia adaptativa dual.

Notas

I Hacia los años 80 los costos de desmonte eran bastante elevados que
algunos saraguros habfan comprado motosierras para realizar el des-
monte por sÍ mismos o para ofrecerse como desmontadores.

Jordán (1982: 399-400) sugiere un benéfico despl¡zamiento descen-


dente de los nutrientes, de franjas de tierra recienremente delimitadas
de la selva amazónica a áreas más bajas que se utilizan para sembrar o
restituir el bosque. Los nutrientes provienen de las plantas que han si-
do cortadas. Jordan no habla del rema de los nutrientes que son lava-
dos de las áreas desmotadas de bosque.

Viajé durante dos dfas con algunos contrabandistas bajando por el va-
lle del Yacuambi hasta Guadalupe (en el cantón Zamora) con algunas
mulas cargadas con aguardiente. Mientras estaban en el cantón ya-
cuambi, no les preocupaba la posibilidad de ser caprurados por oficia-
les aduaneros. Sin embargo, al llegar a la frontera con el canrón Zamo-
ra, desempacaron sus armas y enviaron exploradores para que se ade-
lantaran y vieran si se podia proseguir sin peligro.

El desarrollo comercial de los pueblos de la provincia de Zamora-


Chinchipe ha sido bastante limitado. La naturaleza lineal del asenra-
miento y el desarrollo a lo largo de los rlos, caminos y rutas principa-
les ha disminuido rodo tipo de organización centralizada ("cenrral
place"), de concentración colonizadora (Berry, 1967). Además, el de-
sarrollo comercial de nudos estratégicamente localizados a lo largo de
rutas de transporte lineales es atrasado. La capital de la provincia, Za-
mora, es un centro burocrático, religioso, médico y educativo. pero en
382 James Belote

cuanto centro comercial su desarrollo es pobre. yanzatza, que apenas


empezó a ser colonizada a finales de los años ó0 cuando llegó la ca_
rre[era, ya r.iene una población mayor a la de Zamora y una ac¡.¡vidad
comercial algo superior, siendo recientemente nombrada parroquia
por parte de su "celosa" capital provincial. pero incluso yanzatza esrá
limitada en su papel comercial.

Ni Yanzatza ni Zamora sirven de puntos de almacenamiento o de


tránsiro, no pueden dar cabida a las mercancfas que están siendo
transportadas al Oriente o del Oriente. Más bien muchos artfculos
que entran o salen del Oriente son transportados por camionetas o ca_
miones grandes directamente entre ciudades y pueblos serranos (o in_
cluso costeros) y docenas de lugares a lo largo del camino que sigue el
rÍo Zamora.

Dos ejemplos. Juan S. compra cajetillas de cigarrillos Kool y cajas de


sardinas a un vendedor al por mayor de Loja; los coloca en el cajón
de su nueva camioneta y baja al área del rlo Zamora. para en casi to-
das las tiendas, ca[és, canrinas o estaciones de gasolina que están dise_
minadas cada tanros kilómetros en el camino, y ofrece sus mercan_
cfas. Cuando ha vendido todo o casi todo, regresa a Loja, compra algo
más y hace más viajes de éstos. Las tiendas de Zamora y yanzalza es
probable que compren y vendan estas mercancfas a los mismos pre-
cios que ofrecen los pequeños establecimientos en algún lugar del ca-
mino.

Las naranjillas se sacan del Oriente (Zamora) de manera parecida. Los


colonos transportan su fruta por mula al lramo más cercano del cami_
no. All¡ esperan hasta que llegue un comprador de naranjilla en su ca-
mión. Se lleva a cabo una transacción, el comprador conrinúa hasta
encontrar a otro vendedor en el camino, y asl. Cuando tiene una car_
ga completa, el comprador pasa justo por los pueblos de yaruaua y
Zamo.ra camino a Loja o a la Costa. yanzatza y Zamora no cumple
una función importante en el almacenamiento de productos áel
Oriente.

En consecuencia, ambos pueblos tienen solamente una importancia


comercial limitada. Son puntos de distribución imporrantes, princi-
palmente para productos perecibles, de baja demanda o de alto costo,
que piden los consumidores del área.
Los Saraguros at el Ecuador 383

Vista' El
Durante los años 70 el cantón abandonÓ el tambo de Buena
tambo privado de Quinguiado también fue abandonado y se constru-
y mejor, un kilómetro más cerca de Saraguro' cerca de
yó uno nuevo
Sr..r.. Una misión geolÓgica dejó una cabaña de un cuarto con te-
como ya no la usan los
chumbre de paja en ei área del rlo de la Toma;
uso de los viajeros del páramo' Los tam-
geólogos, ha quedado para el
al
úos piiuados continúan operando las montañas que corresponde
de Yacuambi. En Palisado, a unos cuantos kilómetros camino
área
abajo del otrora tambo de Buena Vista, se ha construido un
nuevo
umbo privado, que cumple las mismas funciones que el viejo tambo
oficial.
384 JamesBelote

Blanca
Capítulo 11

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Maiz y Ganado: el desarrollo de una estrategia dual.

A principios de este siglo los saraguros de seis comunida-


des en la parroquia de Saraguro (Onacapa, Tambopamba, ña-
marÍn, Lagunas, Tüncarta y Quisqinchir) realizaban básicamen-
te una agricultura de subsistencia. Viviendo en un área aislada,
sin ningún mercado regular o un negocio menor de importan-
cia, sólo participaban esporádicamente en transacciones mer-
cantiles y de intercambio con forasteros para obtener artÍculos
que no podían producir ellos mismos, unos cuantos artÍculos
como la sal y las herramientas; algunos alimentos suplementa-
rios como el arroz, el azúcar y las frutas tropicales y algunos ar-
tículos suntuarios ocasionales de joyerÍa.

Para obtener estos productos, criaban pollos y ganado,


cúyos productos: carne, queso y huevos eran llevados para ser
vendidos o canjeados en el valle delJubones, en Zaruma o en la
Costa. De este modo los saraguros participaban en los modelos
de circulación vertical orientados al intercambio. Pero gran par-
te de su ganado pacÍa en las áreas altas del páramo, en los alre-
dedores de Saraguro; de suerte que al mismo tiempo participa-
ban en la verticalidad orientada a la producción. Combinando
las dos formas de verticalidad, la orientadaala producción y la
orientada al intercambio, muchos saraguros participaban en la
cobertura de un radio vertical de más de 3.000m. (del páramo
386 James Belote

a las elevaciones costeras), sin mencionar los radios horizonta-


les de más de 150 kilómerros.

Si bien su adaptación económica estaba organizada


verti_
calmente, los saraguros también eran lateralmente-móviles:
oca-
sionalmente viajaban a las ciudades serranas de Loja y
Cuenca
con fines legales, políricos y religiosos. Es posible rr-Uie' qu.
algunos saraguros complementuiun ,u, ingresos trabajando
de
muleteros, transportando mercancÍas y gente entre Loja y
Cr¡enca. Sin embargo, no hay buena evidencia qu" pruebe
ertá
a[irmación.

En cualquier caso, los saraguros eran responsables de


las
mercancías oficiales y del paso de personal a trávés
de saraguro
en el camino entre Lojay Cuenca, asÍ habÍan alcanzado las
ha_
bilidades de los muleteros, de todos modos hacían uso
de las
mismas para su propio beneficio. Este servicio de tambo
mita
lue una de las formas más importantes de explotación directa
que los saraguros sufrieron en su calidad de ináigenas,
y no rer_
minó sino hasta que la Carretera panamericana pasó por el
área
de Saraguro en los años 40.

El servicio del tambo no sólo extrajo productos y mano


de obra a los saraguros- durante siglos, sino que tuvo impactos
negativos en el desarrollo final de la organización comunal
autó-
noma entre ellos. Aunque el elaborado sistema de organización
indígena centrado en torno al gobernador, que controlaba
el
servicio del tambo mita, tenÍa otras funciones como las de
de_
fensa de los inrereses indígenas y la coordinación
de acriüdades
religiosas indÍgenas con las autoridades eclesiásticas,
básicamen-
te era üsto como un apéndice del estado, como una
agencia que
facilitaba la exrracción de productos y mano de obra
I tu poutu-
ción indÍgena. Esta imagen de las organizaciones indÍgenas
co_
mo un sistema de colaboracionismo o como entidades que po_
Los Saraguros en el Ecuador 387

dian fácilmente ser controladas por intereses foráneos, impidió


seriamente el desarrollo de la organización comunal entre los
saraguros a lo largo de la década de los años 60, en particular
cuando las agencias gubernamentales, como la Misión Andina,
intentó establecer cabildos comunales. Sólo hasta finales de los
años 60 y principios de los 70 los saraguros empezaron a esta-
blecer sus propias formas de organización comunal autónoma.

Antes de los primeros años de este siglo, tal vez algunos


saraguros habian comenzado a experimentar con pastizales
sembrados y controlados como una alternativa al uso de los pá-
ramos. Estos pastizales se establecieron desmontando parcelas
de tierra en el cerro, en las cercanfas de las comunidades. Es asÍ
que unos cuantos saraguros, principalmente de las comunida-
des de Gurudel, Oñacapa, y Tambopamba empezaron a entrar
en el valle del Yacuambi y a establecer pastizales alh. Probable-
mente en un principio habian llegado a dicha área en busca de
oro o de .corteza de chinchona o para ayudar a los que ya se ha-
llaban buscando. Luego siguieron algunas décadas de desarrollo
relativamente lento del sistema de pastizales controlados. Para
I92O y 1930 los saraguros enfatizaron el aspecto mercantil de
su estrategia dual en una gran variedad de formas y áreas: la
mayorfa del tiempo criaban todavÍa gran parte de su ganado en
los páramos, pero muchos estaban familiarizándose con un sis-
tema más intensivo de control del ganado y los pastizales.

El valle del Yacuambi, en cuanto al componente de su es-


trategia dual, recibió un estímulo adicional por la entrada de los
Franciscanos en los años 30, utilizando Saraguro como su base
de apoyo. Con el establecimiento de los Franciscanos en el valle
del Yacuambi, se extendieron y mantuvieron caminos que co-
municaban Saraguro con las áreas del Yacuambi, al tiempo que
algunos saraguros de otras comunidades que no eran Gurudel,
Oñacapa y Thmbopamba (muchos de los cuales servÍan como
388 James Belote

auxiliares de los Franciscanos) empezaron a familiarizarse con


el érea. Además, los Franciscanos tomaron de los shuar, que
previamente habÍan dirigido la colonización, el control efectivo
del valle del Yacuambi; esto facilitó que muchos saraguros bus-
caran tierra e hicieran reclamos de tierra en dicha zona.

EI más importante estÍmulo externo para el total floreci-


miento de la estrategia dual y de su alternativa colonizadora fue
la construcción de la Carretera Panamericana entre Cuenca y
Loja. Antes el pueblo de Saraguro había sido poco más que un
centro local de carácter administrativo y religioso que también
servÍa de tambo en uno de los principales caminos de herradu-
ra del país; con la carretera se había convertido en un centro co-
mercial con una proliferación de pequeñas tiendas y el estable-
cimiento de un mercado semanal de ganado.

Como lo indiqué anteriormente, la llegada de la carretera


a Saraguro liberó a sus habitantes indígenas de la onerosa carga
que representaba el servicio del tambo. Pero casi de igual im-
portancia eran las nuevas oportunidades que surgieron para la
participación en el mercado. Aunque el empleo en la construc-
ción de la carretera ofreció una participación en el mercado pa-
ra muchos saraguros por varios años, el principal impacto a lar-
go plazo que tuvo la carretera fue el fomento del creciente desa-
rrollo del aspecto ganadero en la estrategia dual de estos indÍge-
nas.

Al no tener que viajar más, grandes distancias verticales y


horizontales para conseguir algunos artÍculos de primera nece-
sidad, junto con otros productos suplementarios y uno que otro
artÍculo suntuario, los saraguros se dedicaron más intensiva-
mente a la crÍa de ganado y a los productos ganaderos. El inter-
cambio orientado a la circulación vertical a la costa, Zaruma y
al valle del Jubones pronto se redujo al mÍnimo. El estableci-
Los Saraguros en elEcuodor 389

miento de mercados locales condujo rápidamente a la disminu-


ción del pastoreo libre del ganado en los páramos. Los saragu-
ros que tenfan acceso a una buena tierra lorestal en el cerro,
que podía ser transformada en pasto, aumentaron sus esfuerzos
por realizar dicha transformación. Otros entraron al Oriente pa-
ra reclamar tierras y trabajarlas con el mismo propósito: la ga-
naderÍa. Los saraguros que no tenían recursos suficientes para
empezar bien en la ganaderfa tuvieron que desarrollar estrate-
gias alternativas: el trabajo asalariado, la producción especiali-
zada (tejido, cesterÍa, manufactura de ollas), mendicidad y ro-
bo. A excepción de unos pocos, todos podian al menos satisfa-
cer una buena parte de sus necesidades de subsistencia con las
pequeñas parcelas de tierra que posefan; muchas de éstas eran
estrategias alternativas con las cuales se esperaba acumular re-
cursos suficientes para finalmente poder entrar en el negocio de
la ganadeúa.

La creciente participación mercantil promovió un des-


censo en las redes de obligación y reciprocidad. Los saraguros
que tuvieron más éxito vieron que era más satisfactorio depen-
der de redes más limitadas de amigos y familiares que en el pa-
sado.

Sin embargo, tanto como participaron en el mercado, los


saraguros no descuidaron su orientación a la subsistencia; la se-
guridad de subsistencia era una meta principal de la estrategia
dual, no un simple apéndice de la ganadería. Aunque la gana-
derla a pequeña escala producla a largo plazo réditos en efecti-
vo, razonablemente buenos de acuerdo a los estándares del Ter-
cer Mundo, las variaciones anuales en el ingreso eran grandes,
debido a las fluctuaciones en el tamaño de los hatos y en las
condiciones del mercado. Por consiguiente, una fuerte base de
subsistencia liberó a los saraguros de las peores consecuencias
que acarreaba la participación en el mercado.
390 James Belote

Wolf (1969: xiv) ha descriro casi perfecramenre la situa_


ción: "el campesino más a menudo mantiene una distancia pru_
dencial con el mercado, porque la participación ilimitada en él
amenaza su posesión de los recursos animales...favorece la pro_
ducción parala venta sólo dentro del contexto de una proáu.-
ción asegurada para la subsistencia". Wharron (1971),
Johnson
(1971), Mayer (1974) y Scou (1976) también brindan excelen-
tes discusiones de las estrategias de seguridad de subsistencia
e-ntre los campesinos. Los saraguros han sido muy conscientes
de este aspecto de su estrategia dual. como señalan dos indÍge-
nas al comparar su grupo con el de los otavalos del norre áel
Ecuador: "nosotros somos más ricos que ellos...tenemos gana_
do, tierra y riqueza real. Los Otavalos tienen fábricas y dinero
pero tienen que seguir trabajando todo el tiempo para conse_
guir dinero, en tanto que nosotros tenemos la tiárra trabajemos
o no" (citado en Belote, l97B: 3).

A diferencia de los campesinos que viven casi al borde de


la indigencia, en las actividades de subsistencia de los saraguros
hay una suliciente dosis de juego, en particular en el cultiio de
productos alimenticios, de mahera que han podido seguir un
camino pragmárico y a veces
Experimental. Esto quiere decir
que han sido dispuestos de innovaciones introducidas por los
extranjeros o inventadas por ellos mismos, ni se han resistido a
los cambios. Pero todo esto se ha hecho manteniendo la produc-
ción agrÍcola como una actividad de subsistencia. De manera
que entre los saraguros, los crecientes excedentes de la pro_
ducción agrfcola se mantienen fuera del mercado y se los afma-
cena para hacer frente a épocas de escasez o para redistribuirlos
a través de la estructura de ceremonias.

AsÍ, para los años 60 los saraguros se habían convertido


en un grupo cuya estrategia adaptativa dual les habÍa dado un
importante grado de automonÍa y fuerza en su esfera de subsis-
Los Saraguros en el Ecuailor 391

tencia, a las que se unla una participación en el mercado a tra-


vés del ganado.

Pero la estrategia dual de los saraguros estaba alcanzando


sus lÍmites en la década de los 60. El crecimiento poblacional
habÍa afectado la disponibilidad de rierra de buena calidad. Mu-
cho antes de los años 60 la tierra para la expansión general era
limitada en la Sierra, pero los recursos del valle del yacuambi
habfan dado una alternativa a los que seguÍan la estrategia dual.
Sin embargo, a finales de los años 60 en el área también estaba
escaseando tierra para comprar o reclamar. Algunos saraguros
entraron en el valle del Chicaña; otros siguieron el curso infe-
rior del Yacuambi, pero se encontraron obstaculizados por los
colonos que entraban a las áreas por los caminos recientemente
construidos en el valle del Zamora. E incluso cuando podían
encontrar en otras partes del Oriente tierra buena que no habfa
sido trabajada, empezaban a enfrentar los nuevos reclamos que
hacÍan los shuar de su territorio tradicional_

Saraguro desde l97l: Petróleo, Etnogénesis, profesionaliza-


cion y Proletarización

Cuando la estrategia adaptativa de un grupo agrÍcola


que sufre la colonización interna, como los saraguros, llega a su
fin en términos de presión demográfica sobre la tierra y orros
recursos desarrollados, hay un número de direcciones estratégi-
cas que los individuos o los grupos pueden seguir. Entre dichas
direcciones está la involución, la intensificación, la transcul-
turación/asimilación y la diversificación de nichos ecológicos.

Basándose en Goldenweiser (1936), Geerrz ha delinido la


involución en referencia a los sistemas agrÍcolas de la siguiente
manera:
392 James Belote

... aquellos modelos cuhurales que, después de haber alcat:.rla-


do lo que pareceia ser una forma definitiva, pese a todo no
consiguen estabilizarse o transformarse en un nuevo modelo,
sino que más bien continúan desarrollándose al volverse inter-
namente más complicados... lla involución esl el desgaste de
una forma establecida de manera tal que se vuelve rigiáa a tra_
vés de una sobreelaboración inrema de detalle (Geeitz, 1963:
81,82).

L¿s manifesraciones de la involución incluyen elementos


tales como: sistemas más complicados de tenencia de tierra, re_
laciones de propiedad más complicadas, arreglos laborales coo-
perativos más complejos, "todo por dar a todos algún nicho,
por pequeño que sea dentro del sisrema global" (Geertz, 1963:
B2). Scott (I976: l3) ha afirmado, que la involución agrÍcola de
Geertz tiene su equivalente en la "auto-explotación" de Chaya-
nov, otro término apropiado.

La involución no se ha convertido en un modelo signifi_


cativo en el área de Saraguro. Aunque algunos saraguros pobres
busquen ciertos elementos que pueden estar relacionadós con
la involución, como es el caso de la elaboración de redes de
obligación y cooperación complejas, la mayorÍa de los saragu-
ros ha estado inrenrando simplificar dichos arreglos en la úiti-
ma generación (como se señaló anteriormente en Belote v Belo-
te, l9B0)

La intensificación de Boserup (1965) implica una res-


puesta dilerente -aunque de alguna forma traslapada- al creci-
miento poblacional frente a los recursos. I-a intensilicación es
tal vez más probable que sea una respuesra por lo general más
antigua que la involución, y cuando sus posibilidades se ago-
tan, puede conducir a un modelo involucionado. por esenciá la
intensificación ocurre "cuando la productividad de la tierra se
convierte en una meta principal, lo cual signilica que se debe
Los Scrcguros en elEcua¿lor 393

aumentar la productividad por unidad de tierra, incluso a ex-


pensas de más trabajo y de una productividad por unidad de
tiempo o trabajo potencialmente menor". (Jochim, 198l: I35).

En un sentido bastante insatisfactorio el desplazamiento


saraguro del sistema de pastoreo libre en los páramos a sistema
de pastizales controlados y de estacas fue una forma de intensifi-
cación; la productividad de la tierra por unidad se elevó a un
costo en términos de la fuerza de trabajo requerida. Pero mien-
tras el desplazamiento se debió en parte a los deseos crecienres
de participar en el mercado y de dar seguridad y control al pro-
ceso ganadero (deseos que pueden acompañar a la intensifica-
ción), dicho desplazamiento implicaba el abandono de un tipo
de tierra (páramo) antes que la intensificación de su urilización.
El abandono fue ocasionado por el desarrollo de técnicas más
satisfactorias de explotación de la tierra del bosque como pasti-
zal (aunque con mayor ingreso de mano de obra) y no a través
de la presión sobre la tierra ni, como ocurrió en el caso de los
Canelos Quichua (Macdonald ,1979:290), a través de la presión
sobre la tierra ejercida por forasteros con el apoyo del gobierno.

Aunque los saraguros puede que hayan experimentado


una especie de semi-intensificación en el pasado, la cuestión
que se nos presenta es en el presente: esto es, ¿qué hacen ellos
ahora para controlar la escasez de la tierra que están empezado
a sentir? La respuesta en parte, pero sólo en parte, es la intensi-
ficación. Algunos saraguros están trabajando sus tierras más in-
tensamente con técnicas antiguas y nuevas. Están desmontando
tierra que mejor se la deberfa dejar con árboles o arbustos -tie-
rra marginal que de otra manera proveerÍa de leña para la pro-
tección futura del medio local-. Unos pocos están extendiendo
su búsqueda de tierra nueva hacia el valle del rÍo Zamora, en el
proceso de competencia con otros colonos y con los mismos
shuar por un recurso que disminuye rápidamente. La construc-
394 James Belote

ción de casas de dos pisos en la Sierra -un fenómeno propio de


los años 70 y 80- es un reflejo de la presión intensificada sobre
la tierra. Esta presión es un tópico de conversación mucho más
frecuente entre los saraguros en la década de los 80, de lo que
fue en los años 60 y principios de los 70.

Para los que continúan con la estrategia dual de seguri-


dad de subsistencia, combinada con una.participación mercan-
til basada en el ganado, probablemente la intensificación es un
modelo reciente. Pero para estas personas dicha intensificación
puede verse disminuida o retrasada indelinidamente si un gran
número de saraguros optaran por alternativas completas o par-
ciales lrente a la estrategia dual. Estas alternativas, a cuya inves-
tigación ahora vamos a volver, los sacaría de la competencia por
la tierra disponible en el área.

L-a alternativa principal que reducirÍa el empuje hacia la


intensilicación es la diversificación ocupacional orientada hacia
la explotación de recursos que no han estado tradicionalmente
bajo el control de los saraguros. Hubieron muchos factores que
impedÍan la diversificación ocupacional entre los saraguros an-
tes de los años 70. En primer lugar, el Ecuador era un paÍs po-
bre con salarios muy bajos para la mayoría de las ocupaciones
que no requerÍan mucha educación. La mayoría de los saragu-
ros podÍa hacer una vida mejor siguiendo su estraregia dual
(esencialmente antes de que la estrategia se aproximara a sus lí-
mites) que si participaban en cualquier trabajo de bajo nivel
disponible para los indígenas en el Ecuador. Por otra parre, las
ocupaciones de más alto nivel y mejor pagadas no estaban
abiertas a los indÍgenas. Como Q4s3g_rande decía ya en 1974,
"hasta donde conozco ningún indÍgena ha alcanzado un sitial
público o profesional importanre en el Ecuador y ha rerenido su
identidad indígena. No hay doctores, abogados, ingenieros, es-
critores o administradores públicos elegidos que sean indÍge-
Los Saraguros en el Ecuadot 395

nas" (1974: 7). Van der Berghe y Primov (1977) hicieron obser-
vaciones parecidas con respecto ala vecina nación andina del
Perú casi por la misma época.

Una salida de esta limitación es la transculturación indi-


vidual o la asimilación grupal; esto quiere decir que los indivi-
duos o los grupos pueden cambiar sus identidades étnicas, ocu-
par los sitiales de la sociedad dominante y ya no ser excluidos
de las oportunidades disponibles en esa sociedad en base a su
identidad colonial. La movilidad étnica es muy común en l¿ti-
noamérica ya que las fronteras que delimitan a los grupos (en
especial a los grupos de origen europeo con los de raÍces ameri-
canas autóctonas) no están marcadas fuertemente por caracte-
rísticas "raciales" o biológicas (c[. Bourricaud, I976; Escobar,
1970; Crespi, 1975; Whitten, 1976;Yan den Berghe y Primov,
1977). A veces, varios intelectuales y funcionarios del Gobierno
han intentado eliminar la categorfa de indÍgena en sus paises
promoviendo un programa integracionista y asimilacionista de
mestizaje y blanqueamiento (véase Rubio orbe, 1956; Erasmus,
1968; Gonzales Navarro, 1970; Stutzman, 1981). Whitten
(1976) y Van der Berghe y Primov (1977) han calificado a este
planteamiento de la diversidad étnica de "etnocida".

De hecho, la mayorÍa de individuos o grupos que cam-


bian sus identidades se asimilan a los niveles más bajos de la
sociedad dominante y no elevan su estatus automáticamente de
otra forma que no sea la de borrar el estigma de la identidad in-
dÍgena. Es probable que hayan alcanzado algo más que el haber
cambiado su posición en el fondo de un sistema de estratifica-
ción étnica, por otra posición en uno de los niveles inferiores
de un sistema de estratificación económica y de clase.

En cualquier caso, la transculturación manifiesta (cambio


individual de identidad étnica en el que no se necesita la movi-
396 James Belote

lidad geográfica u orra forma de esconder la propia idenridad;


véase Belote, L. y Belote, J., 198,1) era una alternativa que si-
guieron más de 60 saraguros en los años 50 y 6O.La mayorÍa
de los transculturados cambiaron su identidad para poder obte-
ner ocupaciones no agrÍcolas: se convirtieron en tenderos, pa-
naderos, carpinteros, ayudantes de carpinterÍa, empleados pú-
blicos, cocineros, trabajadores no especializados, etc. (Belote,
l97B). Unos pocos alcanzaron cierto éxito; la mayoría ha teni-
do que luchar para sobrevivir. Casi todos tuvieron pocas opor-
tunidades de alcanzar el éxito dentro del mundo indÍgena; por
lo tanto, eran parte de lo que llamamos "drenados del [ondo,'
(Belote, L. y Belote, J., lg8,t) En orras palabras, era más proba-
ble que los saraguros de escasos recursos se transculturaran an-
tes que los saraguros de una posición económica normal o so-
bre el promedio.

Sin embargo, hacia mediados de los años 60 unos cuan-


tos saraguros ricos empezaron a considerar la transculturación
de sus hijos como una alternativa. Si sus hijos se convirtieran
en blancos, podrÍan asistir a la escuela e incluso pasar a niveles
universitarios, con la consecuente posibilidad de encontrar
ocupaciones no agrícolas bien pagadas. Una o dos de estas [a-
milias empezaron el proceso, transculturando a uno o más hijos
e inscribiéndolos como blancos en las escuelas locales.

Sin embargo, la ruta de transculturación hacia Ia búsque-


da de plazas de trabajo alternativas se obstaculizó, si no desapa-
reció por completo, con la aparición de nuevas condiciones en
Saraguro y en el Ecuador. Para 1970 el sistema educarivo del
Ecuador estaba abriéndose a los indfgenas ranro a nivel local
como nacional, al menos a niveles nominales. para los primeros
años de 1970 un grupo de saraguros, tanto hombres como mu-
jeres, salió de Saraguro en busca de una educación superior, di-
rigiéndose a lugares como Quito, Cuenca, Loja y Guaitacama.
Los Saraguros at el Ecuador 397

Otros empezaron a entrar en el sistema de educación secunda-


ria que estaba desarrollándose en Saraguro. Muchos de estos jó-
venes tuvieron éxito. Algunos, por ejemplo, alcanzaron los má-
ximos honores en colegios de clase media en Quito y en Sara-
guro.

Mientras tanto en 1972 ocurrió un acontecimiento de


gran importancia: Ecuador se convirtió en una nación exporta-
dora de petróleo. Con el perróleo vino un flujo de dinero, el
mismo que llegó no sólo por concepro del petrOleo sino ram-
bién en forma de grandes préstamos internacionales que ahora
el Ecuador podÍa obtener gracias a sus recursos petroleros. Se
gastó mucho dinero en apoyar a los militares, quienes habían
dado un golpe de estado poco anres de que el dinero del petró-
leo empezara a llegar. Se desperdició mucho dinero por culpa
de la ineficiencia, la corrupción y un planeamiento equivocado.
Además la inflación, en especial en el sector no agrÍcola, creció
rápidamente. Sin embargo, este dinero fue utilizado con unos
cuantos propósitos útiles; en particular hubo una explosión en
el desarrollo infraestructural, la misma que no sólo alcanzó a
unas pocas ciudades sino que llegó a todo el Ecuador. Diques,
carreteras, sistemas eléctricos, escuelas, hospitales, clínicas y
sistemas de irrigación se construyeron para los primeros años
de la década de los 80, o al menos estaban enronces en cons-
trucción. En el cantón de Saraguro, en la década que siguió al
principio del boom petrolero se construyeron muchas escuelas
y un sistema de irrigación importante, aparre de un hospital
público con su personal correspondiente; la carretera Panameri-
cana sufrió una reconstrucción radical (con planes para una
eventual pavimentación). No todas estas cosas se hicieron bien,
sólo algunas; la cuestión es que en Saraguro, como en otros lu-
gares del pafs, hubo una gran expansión de oportunidades eco-
nómicas y ocupacionales.
398 James Belote

AI mismo tiempo que las escuelas y las universidades es-


taban empezando a permitir e incluso a promover el ingreso de
indÍgenas, existió cierta apertura de oportunidades laborales;
conforme los indígenas empezaron a terminar cursos de alto ni-
vel, muchos de ellos buscaron ocupaciones correspondientes a
sus cualidades. No es necesario decir que los indÍgenas en
cuanto tales no siempre tuvieron éxito en hacer realidad sus de-
seos, no todos los que renÍan el poder público y privado esta-
ban dispuestos a permitirlo. Pero la inyección de dinero en el
paÍs y cierta disminución de las barreras que obstaculizaban la
párticipación indÍgena en la vida nacional hicieron posible que
algunos indígenas buscaran plazas de trabajo alternativas iin
necesidad de acudir a la transculturación. (para una muy buena
revisión de las transformaciones en la sociedad ecuatoriana en
tanto afectaron a los grupos indÍgenas en los años recientes,
véase Whitten, lgBI).

Como la inflación en los salarios y los precios no agrÍco-


las por lo general crecía con mayor rapidez que los precios de
los productos agrfcolas, muchos saraguros (y otra gente del
campo) vieron por vez primera que podían acceder a lo que se-
ria una vida mejor con empleos de nivel bastante bajo, en lugar
de criar 15 ó 20 cabezas de ganado. De manera que mientras
los saraguros habian empezado a entrar a escuelas de más alto
nivel, tambien empezaron a participar en ocupaciones diferen-
tes de la agricultura, de subsistencia combinada con la ganade-
rfa comercial -y estas ocupaciones no eran necesariamente de
alto nivel-. El hecho de que hayan obrado de esta manera como
indígenas, antes que como transculturados, exige algún comen-
tario.

Por una variedad de razones, internas y externas, los sa-


junto con muchos otros grupos indÍgenas ecuatorianos
raguros
han comenzado a participar en un proceso de .,etnogénesis"
Los Saraguros en el Ecuailor 399

(Singer, 1962; Whiuen, 1976: 2Bl). Se hallan redefiniendo y


refinando lo que significa ser "saraguro" en el mundo moderno,
sujetándose a su etnicidad mientras la cambian. Relacionados
con la etnogénesis se halla una gran cantidad de orgullo y a9re-
sividad, sentimientos que ahora pueden volverse contra los que
se transculturan y se expresan con una fuerza que no era evi-
dente a través de los años 60. Como resultado de la resistencia
grupal, combinada con nuevas oportunidades para los indÍge-
nas del área de Saraguro, la tasa de transculturación ha descen-
dido: en comparación con más de sesenta personas que se ha-
bían transculturado de indfgenas a no indÍgenas en los años 50
y los 60, encontramos sólo a seis personas que entre 1971 y
l98l se habÍan convertido de indfgenas a blancos (Belote, L. y
Belote, J., l9B4).

Un aspecto significativo de la etnogénesis saraguro se ha


manifestado en el crecimiento de las actiüdades de los consejos
comunales y de otras organizaciones indfgenas. Tal vez lo más
importante sea el desarrollo del ACIS (Asociación Comunal de
IndÍgenas de Saraguro). El ACIS nació de grupos de jóvenes
que hicieron presentaciones folclóricas en el país y charlas a fi-
nales de los años 60 y principios de los 70 (véase Belote y Belo-
te, lg8l); fue un intento de unir a todos los saraguros (no sólo
a los de la parroquia) en una organización formal que defendie-
ra sus intereses, promoviera su desarrollo y creara lazos con los
grupos indfgenas de otros lugares del Ecuador. En parricular,
los saraguros crearon lazos con la Federación Shuar, asistiendo
a reuniones y discusiones en las oficinas centrales de la Federa-
ción en Sucúa y recibiendo bibliografia shuar sobre la organiza-
ción comunal.

En el desarrollo de ACIS los saraguros siguieron cons-


cientes de sus temores pasados por quienes se beneficiarían de
sus organizaciones indígenas. Algunos miembros hablaban
400 James Belote

abiertamente de los temores de ser comprados o controlados


por los extranjeros, nacionales o internacionales. Un esfuerzo
para asegurar que se fomentaran los intereses de los saraguros
fue el establecimiento de modelos de roma de decisiones basa-
dos en el concenso (antes que en la regla de la mayoría). l¿ to-
ma de decisiones basadas en el concenso no sólo reducirÍa la [a-
cilidad del control externo, también se acomodarÍa mejor con el
etos preexistente de los saraguros, en lo que tiene que ver con
la individualidad, la autonomfa y la igualdad, según el cual el
dar y obedecer órdenes son vistos como dos conductas indesea-
bles.

Y asÍ los saraguros aún son saraguros en los años 80, pe-
ro muchos de ellos ya no siguen la esrrategia dual del pasado.
Más de una docena son ahora profesores de escuela en Saraguro
y en otrasáreas; otros son profesores pagados por el'gobierno
para programas de al[abetización en Quichua; algunos indÍge-
nas de trenza sirven en las Fuerzas Armadas. Un gran número
trabaja de profesionales en agencias gubernamentales de varios
niveles. Muchos son enfermeros auxiliares. Orros han dejado de
trabajar en el negocio del ganado para trabajar en los equipos
de construcción de caminos. Otros incluso son carpinteros,
contratistas de construcción, o tejedores para mercados nacio-
nales. Finalmente, muchos asisten a universidades y procuran
alcanzar tÍtulos en leyes, medicina, veterinaria y enfermerÍa. Al
no estar restringidos a una u otra estrategia campesina, se unen
a los grupos de profesionales y al proletariado.

l-a mayoría de los saraguros que participan en la búsque-


da de ocupaciones no agrícolas han retenido al menos una par-
te de su tierra, usándola para levantar sus casas y producir algu-
nos cultivos de subsistencia como el maí2. Pero al no requerir
grandes extensiones de tierra ni competir por ella, están ayu-
dando a prolongar la viabilidad de la estrategia dual para los
Los Sarcguros en el Ecuador
,f01

que desean continuar con ella. No puedo decir si un número


suficiente de indÍgenas saraguros participará en estrategias al-
ternativas para prolongar indefinidamente la estrategia tradicio-
nal.

Los que han renunciado están probando fortuna con el


futuro del Ecuador y con su propia seguridad y bienestar. A
menos que se hagan nuevos descubrimientos, la producción
petrolera del Ecuador descenderá significativamente. Ecuador
y^ est^ sintiendo los efectos negativos de la caÍda de los precios
mundiales del petróleo. Si Ecuador no consigue continuar co-
mo un país financieramente viable, los saraguros que han deja-
do de lado la antigua estrategia dual probablemente hallarán
extremadamente diflcil mantener sus nuevas estrategias -en la
competencia creciente por recursos en escasez ,los indlgenas po'
drían ser los primeros en perder sus posiciones, y no les será [á-
cil retomar la antigua estrategia.

De este modo los saraguros están entrando en nichos so-


bre los cuales tienen poco control ya sea como individuos o co-
mo grupos. Además, estos nichos forman parte de estructüras
jerárquicas autoritarias y alienantes propias del mundo moder-
no. Incluso si pueden mantenerse en estos nichos, los saraguros
no tendrán el mismo control sobre su mano de obra ni sobre
los productos de ella como lo tenían mientras eran agricultores
relativamente ricos en cuanto a la tierra que posefan.

Los hijos de los saraguros que han participado en la ex-


pansión y la diferenciación crecerán en un mundo que es muy
diferente de aquel en que crecieron sus padres. No sólo que se-
rá un mundo más jerárquico y autoritario sino que también se-
rá un mundo en el que el medio será invadido cada vez más
por artefactos de tecnología moderna que son peligrosos (v.9.
motosierras, cocinas de gas, tomacorrientes) y más frágiles (v.g.
402 James Belote

radios, grabadoras, cámaras) de lo que eran en el pasado. Los


niños ya no serán educados en el ambiente participativo de la
empresa agrícola familiar, donde aprendían con facilidad y
gradualmente sus ocupaciones futuras en un contexto que en-
gendraba un fuerte sentido de autonomÍa y de responsabilidad
(Para una discusión del lugar cambiante de los niños en la so-
ciedad saraguro, véase Belote , J. y L.Belote, l9B4).

Pero además los saraguros enlrentan otro problema en el


mundo de los años B0 y de las décadas siguientes; el nacimien-
to de una diferenciación radical en el esrilo de vida, los ingre-
sos, la educación y las oportunidades. Finalmente esto puede
conducir al desarrollo de profundas diferencias entre los sara-
guros debido a un crecimiento de élites ocupacionales, polÍticas
y educativas, por un lado, y de un grupo de indigentes por
otro. Esto no ha ocurrido todavÍa, en parte por los fuertes lazos
de etnicidad que los saraguros han venido creando para sÍ mis-
mos y el luerte énfasis sobre la igualdad, ambos rasgos con los
que han ingresado aladécada de los 80.

En consecuencia, conforme diversifican sus estrategias,


los saraguros entran en un nuevo mundo de oportunidades y
peligros. No sé cómo ni con cuánro éxito los saraguros final-
mente se acomodarán a las nuevas condiciones que encuentran,
ni cómo se ajustarán a los cambios radicales en el contexto na-
cional, si, por ejemplo, la economÍa fracasa o si crecen los senti-
mientos anti-indÍgenas. No sé si los acuerdos que deben hacer
resultarán en condiciones humanas más satisfactorias en Sara-
guro (digamos, entre un grado de pérdida de aur.onomÍa y con-
trol, y una alienación creciente de los frutos de su trabajo por
un lado, a cambio de mayores oportunidades educativas, ocu-
pacionales/económicas y polÍticas en un sistema más grande
por otro lado).
Los Saraguros an el Ecuador 403

rAl igual que los miembros de las sociedades en pequeña


escala en otras partes, probablemente no tienen mucha elección
en su mayor participación en el mundo moderno. l¿ cuestión
no es si serán parte de este nuevo mundo, sino con cuanto éxi-
to podrán definir su lugar en este mundo y prepararse ellos
mismos y a sus hijos para desarrollar y mantener una vida co-
herente y satisfactoria en é1.
101 James Belote

Blanca
APENDICE
BIBLIOGRAFIA GENERAL
DE SARAGURO
por Jim Belote y Linda S. Belote

Siguiendo nuestro afán de presentar un trabajo que sea tan inclusive


como posible, esta bibliografia incluye obras éditas e inéditas; obras que hemos
leido y que solo hemos visto citadas en otras fuentes; y obras que t;atan solo
de saraguro y los que lo hacen solo en parte. También están inciuidas algunos
obras escritos por autores saraguros aunque no tra¡.en especfficamenie de
Saraguro.

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