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Metodología para fundar una teoría de la comunicación: Manuel Martin Serrano

Manuel Martin Serrano es doctor de estados en ciencias y letras humanas, doctor en


filosofía, catedrático de sociología y teoría de la comunicación, fundador en la universidad
complutense de Madrid del primer departamento de teoría de la comunicación.
Es reconocido como un gran teórico de la comunicación y sus obras han contribuido a la
transformación de las ciencias sociales y la renovación del pensamiento científico.
Su aporte abarca muchas áreas temáticas que las podríamos agrupar en cuatro campos de
reflexión: las mediaciones sociales, la teoría de la comunicación, la incorporación del
pensamiento utópico al estudio de la antropogenesis y sociogenesis, y el diseño de
modelos sistémicos y lógicos de investigación.
Según Manuel Martin serrano, la teoría de la comunicación reconoce la aptitud para
comunicar en todo ser vivo capaz de relacionarse con otro ser vivo recurriendo a un
comportamiento comunicativo.
Para Manuel Martin serrano existen 3 actores comunicacionales, como lo son actor, ego y
alter.
Actor: es cualquier ser vivo que interactúa con otro de su misma especie recurriendo a la
información.
Ego: primer actor que en una determinada interacción inicia el intercambio comunicativo.
Alter: actor que en esa misma interacción resulta ser solicitado por ego.

Ahora hablaremos sobre la metodología de para fundar una teoría de la comunicación.


1) El paso del saber al comprender.
La comunicación es una reflexión científica muy nueva a propósito de un objeto
muy antiguo. Con ello se está indicando que la comunicación como práctica, ha
antecedido a la “ciencia de la comunicación”, como saber, en millones de años si
nos atenemos a su génesis biológica.

Un campo teórico nuevo, como la teoría de la comunicación, se inicia siempre a


partir de la reflexión científica sobre fenómenos que por ser evidentes se dan por
sabidos.
Así ocurrió, por ejemplo, en la física, la teoría de los graves o gravedad se formuló
cuando newton propuso que se explicase porque se caían las manzanas y en
cambio, no se caían unos astros sobre otros. Es probable que muchos de los
contemporáneos de este científico se preguntasen por que unos hechos tan
evidentes y conocidos tenían que ser explicados, y que fuese aún más numeroso
quienes opinasen a partir de unas preguntas tan elementales, sería imposible
derivar teoría científica alguna. En este ejemplo como en tantos otros “lo que se
sabe”, “lo que se conoce” por todos, coincide con lo que menos se comprende y
más tiempo tarda en ser explicado científicamente. En el campo de la
comunicación, las reflexiones científicas sobre los fenómenos comunicativos
fundamentales resultan particularmente difícil, a consecuencia de “lo mucho que
se sabe” y “lo mucho que se conoce”.

Para trabajar teóricamente la comunicación, resulta útil adoptar una actitud


metodológica que los fenomenólogos denominan “puesta entre paréntesis”,
consiste en dejar a un lado, provisionalmente, lo que se sabe de la comunicación a
partir de las experiencias comunicativas personales y prescindir de lo que se
conoce de la comunicación a partir de la familiaridad con el lenguaje comunicativo.
Esto no quiere decir que la teoría de la comunicación formule sus preguntas
ignorando “lo que se sabe” ni velando “lo que se conoce”. La teoría esta para
explicar lo que se sabe por experiencia y para poder comprender lo que se conoce
por la cultura; pero esta tarea epistemológica solo es posible cuando el estudioso,
en vez de conformarse con la descripción de los fenómenos, se interesa por la
razón de ser los mismos.

2) La pregunta fundacional de la teoría de la comunicación.


Para la teoría “lo que se sabe” no es el límite, sino el umbral del conocimiento
científico. Ese límite se traspasa mediante la interrogación metódica por el cómo,
por qué y el que de la comunicación. Tales preguntas permiten adquirir la aptitud
científica. Es un “experto” en comunicación quien ha avanzado desde lo que
meramente “se sabe” porque se observa en el mismo o en los otros, hacia lo que
se comprende, porque es capaz de explicarlo, la capacidad de asombro ante lo
cotidiano, la curiosidad epistemológica al científico (quien cree no saber, lo cual le
permite formular todas las preguntas) del filisteo(quien cree tener todas las
respuestas , lo cual impide formular pregunta alguna). La aptitud científica
requiere de esa actitud para el asombro. El lector que este animado de dicha
actitud, y que estudie en busca de aquella aptitud científica, dispone de una
pregunta que puede servir para fundar la teoría de la comunicación, porque
resulta adecuada para transformar el saber sobre la practica comunicativa, en un
comprender científico. Proponemos como pregunta fundacional de la teoría de la
comunicación la siguiente:
¿cómo es (a veces) que la comunicación sea posible? O alternativamente: ¿cómo
es posible (a veces) que la comunicación no sea posible?
El lector que se detenga en busca de una respuesta adecuada comprobara que
todo cuanto sabe sobre la comunicación a un nivel práctico le ayuda poco en sus
inicios como teóricos. Para facilitar su análisis cabe desarrollar esa pregunta en un
repertorio de cuestiones más concretas que están en ellas implícitas.

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