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Principios de

Anatomía y
Fisiología (2)

Medicina
Laboral

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Órganos de los sentidos
A través de los órganos de los sentidos, percibimos y nos relacionamos con
el medio externo. Existen cinco sentidos: vista, tacto, oído, olfato y gusto. A
continuación se desarrollará información acerca de estos.

Aparato visual

La luz, al incidir en los cuerpos, se refleja y es captada por el


ojo, donde se transforma en impulsos eléctricos y se envía a
la zona occipital del cerebro, lugar en el que se procesan en
imágenes. Así, conseguimos información sobre la forma, el
color o la distancia a la que se encuentran esos objetos y
sobre si están o no en movimiento. (Cardelús, Galindo,
García, Heredia y Romo, 2013, p. 198).

Figura 1: Anatomía del ojo

Fuente: Cardelús et al., 2013, p. 198.

Fisiología de la visión

En los ojos se transforma la energía del espectro visible de la


luz en señales nerviosas, que son enviadas al lóbulo occipital
del cerebro por medio de los nervios ópticos, donde se
produce la sensación visual.

Para llegar a la retina las imágenes deben a travesar la


córnea y el cristalino.

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La imagen que los ojos transmiten al cerebro es el
resultado del paso de la luz a través de los medios
transparentes y su proyección sobre la retina. La imagen
formada es invertida y reducida respecto al objeto real y
estimula a la capa fotosensible de conos y bastones
retinianos. Cuando la luz incide sobre estos receptores,
transforman la señal luminosa en impulso eléctrico. El ojo es
capaz de adaptarse a distintos grados de iluminación y así, si
hay poca luz, la pupila se dilata para permitir la entrada de la
mayor cantidad posible de luz. A esto se le llama midriasis.
Por el contrario, si hay un exceso de luz la pupila se contrae,
lo que se conoce como miosis. (Cardelús et al., 2013, p. 201).

Figura 2: Globo ocular

Fuente: Cardelús et al., 2013, p. 199.

Aparato auditivo
El órgano de la audición es el oído; también funciona como órgano
sensorial del equilibrio.

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Figura 3: Anatomía del oído

Fuente: Cardelús et al., 2013, p. 203.

Fisiología del aparato auditivo

El proceso de audición consiste en la transformación de las


ondas sonoras en señales nerviosas. Dependiendo de la
forma en la que llegan, podemos hablar de dos tipos de
conducción de ondas sonoras:

 Vía aérea: Las ondas sonoras se reciben en el pabellón


auricular, que realiza la función de captación, y son
proyectadas hacia el conducto auditivo, desde donde
llegan al tímpano.

 Vía ósea: Las ondas llegan al tímpano a través de la propia


estructura corporal (huesos y tejidos duros).

En los dos casos, la membrana del tímpano vibra ante la


presión de las ondas sonoras y esta vibración produce un
movimiento en la cadena de huesos. El estribo golpea la
membrana que recubre la ventana oval y el estímulo
mecánico se transmite al oído interno a través de los líquidos
del laberinto. Por tanto, el sonido pasa de desplazarse por un
medio aéreo a hacerlo en un medio acuoso, moviendo los

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líquidos internos del laberinto. El órgano de Corti está
formado por una serie de células ciliadas que actúan como
receptores mecánicos, detectando los movimientos del
líquido interno de la cóclea. Cuando se modifica su posición,
estas células se estimulan, produciendo la transformación de
energía mecánica en un impulso eléctrico que es transmitido
a unas células nerviosas cercanas a ellas. Este estímulo, a
través del nervio auditivo, llega a la corteza cerebral, a una
zona localizada en la porción superior del lóbulo temporal, en
el fondo de la cisura de Silvio, donde se procesa la percepción
auditiva y se hace consciente. En el oído interno se localizan
las estructuras responsables de detectar la posición corporal
y el equilibrio, concretamente el utrículo, el sáculo y los
canales semicirculares, que se disponen en los tres planos
espaciales. Las células ciliadas, que tapizan su interior,
detectan cualquier variación de la posición de la cabeza con
respecto a la gravedad. (Cardelús et al., 2013, p. 205).

Sentido del gusto


La lengua es el órgano del gusto; allí se asientan las papilas gustativas que
nos permiten apreciar los diferentes sabores.

Figura 4: La lengua

Fuente: Cardelús et al., 2013, p. 207.

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Fisiología del gusto

La información recogida por los botones gustativos viaja por


los nervios hasta la corteza cerebral, a nivel de la
circunvolución posrolándica, igual que las sensaciones
cutáneas de la cara. La lengua es el principal órgano del gusto,
ya que contiene los receptores gustativos dispersos por toda
su superficie. Los distintos receptores aparecen situados en
determinadas zonas de la lengua. En el ser humano se
diferencian cuatro sabores básicos: dulce, agrio, amargo y
salado. Las sensaciones amargas se aprecian en la parte
posterior de la lengua, las agrias a lo largo de los bordes, las
dulces en la punta y las saladas en la parte anterior del dorso.
Las ácidas y amargas también en el paladar y los cuatro
sabores en la faringe y en la epiglotis. (Cardalús et al., 2013,
p. 207).

Sentido del olfato


A través de la naríz, podemos percibir los distintos olores. Los nervios
olfatorios también ayudan a diferenciar los sabores.

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Figura 5: Anatomía del olfato

Fuente: Cardelús et al., 2013, p. 208.

Fisiología del olfato

Las sustancias químicas entran por las fosas nasales, cuyo


techo se encuentra tapizado por la mucosa olfatoria o
pituitaria, que contiene cerca de 20 millones de células
olfatorias especializadas. En estas células hay receptores para
los distintos aromas. Los estímulos olorosos captados por las
células olfativas atraviesan la base del hueso etmoides y
penetran en el bulbo olfatorio, desde el cual, y a través del
nervio olfatorio, se dirigen hacia la correspondiente zona
cerebral en la que se reconocerán las características olorosas
de los estímulos emitidos. (Cardalús et al., 2013, p. 208).

Sentido del tacto

La piel contiene órganos especiales que nos permiten apreciar sensaciones


como la temperatura y el dolor.

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Anatomía y fisiología del tacto

A través del tacto somos capaces de descubrir y medir el


medio que nos rodea, ya que nos permite tener información
sobre la consistencia, forma y características de los objetos.
El tacto, la presión, la vibración y el dolor se han clasificado
como sensaciones separadas, pero todas ellas son detectadas
por los mismos tipos de receptores, variando únicamente la
intensidad del estímulo. Los receptores cutáneos, a
diferencia del resto de órganos de los sentidos, son
terminaciones especializadas modificadas de los nervios
sensitivos. Estos son los siguientes:

 Terminaciones nerviosas libres: Dispersas por la piel y


otros muchos tejidos, son las encargadas de la
transmisión del dolor. También son llamadas
nociceptores.
o Terminaciones expandidas de las fibras nerviosas:
o Terminaciones de Ruffini. Perciben los cambios de
temperatura relacionados con el calor.
 Discos de Merkel. Informan al cerebro sobre la presión y
la textura, por lo que son sensibles al desplazamiento de
los tejidos, permitiendo una gran discriminación táctil.

 Terminaciones encapsuladas de las fibras nerviosas.

 Bulbos terminales de Krause. Registran la sensación de


frío.

 Corpúsculos de Meissner. Se hallan a nivel de la dermis,


en una proporción de 20 a 30 por milímetro cuadrado, y
sirven para detectar el tacto ligero. Además, nos permiten
darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos
(estereognosis).

 Corpúsculos de Pacini. Están situados en la parte más


profunda de la dermis. Son los que determinan el grado
de presión que sentimos, nos permiten darnos cuenta de
la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros
o blandos. (Cardelús et al., 2013, p. 209).

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Figura 6: Piel

Fuente: IES SUEL- Ciencias Naturales, 2010, https://goo.gl/FMk5m7

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Referencias
Cardelús, R., Galindo, C., García, A. Heredia, M., y Romo, C. (2013). Órganos de los
sentidos. En Autores, Anatomofisiología y patología básicas. (pp. 198-210). Madrid:
Macmillan Iberia, S. A.

IES SUEL- Ciencias Naturales. (2010). La piel. Recuperado de


https://es.slideshare.net/iessuel/la-piel-3631188

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