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Conocimiento: Una Breve Introducción

Jennifer Nagel

Knowledge: A Very Short Introduction


Jennifer Nagel, 2014
Oxford University Press
Oxford, UK
ISBN 978-0-19-966126-8

Traducción para su uso estrictamente didáctico por Alejandra Olivas Dávila


Materiales didácticos Universidad Autónoma de Chihuahua
Capitulo 1. Introducción 2

Capítulo 1. Introducción

Buscando conocimiento
La cacería del conocimiento nunca ha sido mas fácil. Las preguntas difíciles se
pueden responder al oprimir unas cuantas teclas. Nuestros poderes individuales de
memoria, percepción y razonamiento pueden ser verificados por amigos y expertos
con mínimos esfuerzos. Las generaciones pasadas se maravillarían con el número de
libros a nuestro alcance.
Estas nuevas ventajas no siempre nos protegen del antiguo problema: si el
conocimiento es fácil de conseguir, también lo es la mera opinión, y puede ser difícil
distinguirlos. Un sitio en línea que parece ser confiable puede estar sesgado, las
autoridades de reconocimiento mundial pueden seguir evidencia confusa en algún
momento, y las ilusiones pueden distorsionar lo que nosotros mismos pensamos
recordar. Lo que en un principio aparenta ser conocimiento puede resultar distante
de lo real. Al reflexionar sobre la dificultad de la investigación, podemos acabar
preguntándonos exactamente qué es eso real. ¿qué es el conocimiento? ¿cuál es la
diferencia entre solamente pensar que algo es verdadero y realmente saber que lo es?
¿cómo es que podemos saber algo en lo absoluto?
Estas preguntas son antiquísimas, y la rama de la filosofía dedicada a responderlas
– la epistemología – ha estado activa por miles de años. Algunas preguntas centrales
se han mantenido constantes a lo largo del tiempo: ¿cómo se relaciona el
conocimiento con la verdad? ¿los sentidos como la vista y el oído nos proveen
conocimiento de la misma forma que el razonamiento? ¿necesitas poder justificar un
juicio para poder contarlo como conocimiento? Otras preocupaciones han emergido
recientemente, a la luz de nuevos descubrimientos sobre la humanidad, el lenguaje
y la mente. ¿el contraste entre conocimiento y mera opinión es universal a todas las
culturas? ¿en el lenguaje natural, la palabra ‘conocer’ siempre refiere a la misma
cosa, o se refiere a algo mas denso en una corte legal, y algo mas ligero en una
conversación en la parada del camión? ¿qué impresiones instintivas-naturales
tenemos ante lo que los demás saben, y qué tanto nos dicen estas impresiones sobre
el conocimiento en sí?
A lo largo de los siglos, los filósofos que investigan el conocimiento han
desenterrado acertijos y paradojas extraños. Los filósofos también han desarrollado
Capitulo 1. Introducción 3

soluciones innovadoras para estos problemas. Después de mirar hacia atrás a los más
grandes desarrollos históricos en la teoría del conocimiento, este libro trata de
adelantarse hacia el centro de los debates actuales. Iniciamos con un tour de los
rasgos del conocimiento que pueden fácilmente despertar la curiosidad filosófica.
Conocimiento y conocedor
En ocasiones, el conocimiento se presenta como un recurso impersonal que fluye
libremente: se dice que el conocimiento está contenido en bases de datos y
bibliotecas, y es intercambiado en la “economía del conocimiento”, como ha sido
llamado el comercio de información. Como muchos otros recursos, el conocimiento
puede ser adquirido, utilizado para diversos propósitos, y perdido – en veces a un
alto costo. Pero el conocimiento tiene una conexión más cercana a nosotros que los
recursos como el agua o el oro. El oro podría seguir existiendo incluso sin la vida
sentiente fuera erradicada en una catástrofe; la existencia continua del conocimiento,
por otro lado, depende de la existencia de alguien que lo conozca.
Es tentador identificar al conocimiento con hechos, pero no todos los hechos son una
pieza de conocimiento. Imagínate sacudiendo una caja de cartón cerrada que
contiene una moneda. Al poner la caja en el suelo, la moneda ha aterrizado de cara
o sello: digamos que eso es un hecho. Pero si nadie mira adentro de la caja, esto
permanece desconocido; todavía no pertenece al campo del conocimiento. Ni
tampoco los hechos se convierten en conocimiento una vez que son escritos. Si
escribes el enunciado “la moneda cayó de cabeza” en un pedazo de papel y “la
moneda cayó en sello” en otro pedazo de papel, entonces escribiste un hecho en uno
de esos dos papeles, pero aun sigues sin haber obtenido conocimiento del resultado
de la moneda. El conocimiento exige algún tipo de acceso al hecho por parte de un
sujeto vivo. Sin ese acceso, lo que sea que se almacena en bibliotecas y bases de
datos no será conocimiento, sino solamente marcas de tinta y trazos electrónicos. En
cualquier caso de conocimiento, este acceso puede o no ser único al individuo: el
mismo hecho puede ser conocido por una persona y no por otras, pero no hay
conocimiento que exista sin estar atado a un sujeto. A diferencia del agua y el oro,
el conocimiento siempre pertenece a alguien.
Para ser mas precisos, podríamos decir que el conocimiento siempre le pertenece a
un individuo o grupo: el conocimiento de un grupo puede ir mas allá del
conocimiento de sus miembros individuales. En veces un grupo cuenta el
conocimiento de un hecho solo por que es conocido por todos los miembros del
grupo (‘la orquesta sabe que el concierto inicia a las 8’). Pero también podemos decir
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que la orquesta sabe cómo tocar la novena sinfonía de Beethoven, incluso si los
miembros individuales solo saben su parte. O podríamos decir que una nación sabe
cómo lanzar un misil nuclear incluso si ningún individuo de esa nación conoce el
procedimiento para manejar el lanzamiento. Los grupos pueden combinar el
conocimiento de sus miembros de manera notablemente productiva (o destructiva).
¿Existe el conocimiento más allá del conocimiento de individuos y grupos humanos?
¿qué deberíamos decir sobre lo que saben los animales no humanos? ¿o dios, si es
que existe? Estas preguntas amenazan con llevarnos a debates biológicos y teológico
complicados. Por esta razón, la mayoría de los epistemólogos inician con el caso
simple del conocimiento de un ser humano (tal como tu). Este tipo de conocimiento
será el enfoque principal de este libro. El conocimiento, en sentido que nos aqueja,
es un enlace entre la persona y el hecho. Aun es un reto describir este enlace, aun
cuando restringimos nuestra atención a una sola persona y a un solo hecho. ¿En qué
consiste conocer algo, en vez de meramente creerlo?
Encontrando la diferencia
En cuanto empezamos a preguntar sobre la diferencia entre conocer algo y solamente
creer algo, podemos preguntarnos si es que realmente hay una diferencia. Considera
la perspectiva de que no hay diferencia real entre conocimiento y opinión ¿y si el
conocimiento es solamente una etiqueta que le ponemos a las actitudes de las élites?
En nuestra cultura, la investigación científica de un ganador del premio Nobel o las
opiniones que tiene un Jefe de Operaciones Ejecutivas (CEO) sobre su industria: en
otro tiempo y lugar, las enseñanzas de un alto sacerdote o los ancianos de la tribu.
En todos esos ámbitos, las opiniones de los desvalidos se descartan como
supersticiones e ideas falsas. Desde esta perspectiva – llamémosle la Teoría Cínica-
las ideas de alguien son determinadas conocimiento o mera opinión dependiendo de
su estatus como líder o súbdito, y no por la idea en sí o su relación con la realidad.
No es del todo disparatado concebir al conocimiento como un marcador de estatus.
Desde luego que ‘conocimiento’ es una etiqueta atractiva; al describir una actitud
como conocimiento se jerarquiza por encima de otras actitudes. Es plausible también
considerar que existen lazos fuertes entre conocimiento y poder: el poder
típicamente trae ventajas que ayudan a la persona para obtener conocimiento, y el
conocimiento puede ayudar a la persona a obtener poder. Incluso podría ser cierto
que nuestros juicios sobre conocimiento están sesgados por la posición social de
quienes lo evalúan. Pero la teoría cínica nos dice algo más que el poder y el
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conocimiento a menudo van juntos, o que son reconocidos ampliamente por ir


juntos: nos dice que el conocimiento no es más que la percepción del poder.
Al considerarse como una teoría sobre el término ‘conocimiento’, la teoría cínica no
logra capturar algunos aspectos relevantes. Nuestra habilidad de resistencia a las
ideas del poderoso es subestimada: se puede dudar y retar incluso a los ganadores
del premio Nobel. Generalmente, aun podemos reconocer una distinción entre
conocer y aparentar conocer: todos hemos presenciado casos en los que se demuestra
que el experto estaba equivocado. A la teoría cínica también le falta abordar algo
notable sobre la manera cotidiana en que hablamos del conocimiento. El verbo
‘conocer’ no está reservado para las descripciones de los expertos y líderes: es uno
de los diez verbos más comunes en inglés1. Es el verbo de cabecera para describir lo
que ocurre como resultado de ver, oir, y recordar cosas: tú sabes2 lo que comiste en
la cena, quien ganó la elección presidencial, y si traes o no zapatos.
El inglés no es inusual: a lo largo de un vasto rango de lenguajes -ruso, mandarín,
galés, español- la palabra que significa ‘conocer’ esta entre los verbos más comunes.
El inglés tiene un aspecto confuso, compartido con varios lenguajes: el verbo
‘conocer’ tiene dos sentidos distintos en su uso común. En el primero, puede ser un
complemento proposicional o una clausula indicativa (‘El sabe que el auto fue
robado’) o en una pregunta implícita (‘ella sabe quién robó el auto’). En el segundo
sentido se toma un objeto directo (‘el conoce a Barack Obama’; ‘ella conoce
Londres’). Otros idiomas utilizan diferentes palabras para estos dos significados
(como en francés ‘savoir’ y ‘connaitre’). En lo que sigue nos enfocaremos en el
primer sentido de ‘conocer’, el tipo de conocimiento que enlaza a una persona con
el hecho.
Este sentido de ‘conocer’ tiene una característica interesante: existe una palabra para
ello en todos los 6,000+ lenguajes humanos (‘pensar’ comparte esta característica)
Este estatus es sorpresivamente raro: una persona educada tiene un vocabulario de
unas 20,000 palabras, pero menos de 100 de éstas cuentan con una traducción directa
a otros idiomas. Las palabras comunes que esperarías encontrar en cualquier
lenguaje (como ‘comer’ y ‘tomar’) no siempre tienen equivalentes. (algunos
lenguajes aborígenes en Australia y Papua Nueva Guinea utilizan una sola palabra

1
Nota de traducción: El texto está escrito originalmente en inglés, se retiene el sentido por preferencia de
traducción.
2
Nota de traducción: Saber y conocer se usarán de manera intercambiable a lo largo del texto dependiendo del
sentido gramatical español. La versión original utiliza el verbo ‘to know’ que dependiendo del contexto se traduce
a conocer o saber.
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que significa ‘ingerir’). En otros lados, otros lenguajes carecen de una sola palabra
para traducir ‘ir’ ya que usan distintos verbos para movimientos autopropulsados
como caminar y movimientos vehiculares. En ocasiones las líneas están trazadas en
distintos lugares: mientras que el inglés común pronuncia ‘el’ y ‘ella’ forzando una
decisión de género, otros lenguajes tienen pronombres de tercera persona que
distingue entre personas ausentes y presentes, pero no entre masculino y femenino.
Los lenguajes humanos tienen una considerable diversidad. Pero a pesar de esta
diversidad, pocos términos aparecen en todos los lenguajes conocidos, tal vez dado
que sus significados son cruciales a la forma en que funciona el lenguaje, o porque
expresan un aspecto vital de la experiencia humana. Estos universales incluyen
‘porque’, ‘si’, ‘bueno’, ‘malo’, ‘vivir’, ‘morir’ … y ‘conocer’ (fig. 1)

Fig. 1. Palabras que aparecen y no aparecen en todos los lenguajes


Universal No universal
Conocer, pensar, ver, querer, escuchar, Comer, tomar, detener, pegar, ir, sentar
decir
Yo, tu Ella, el, ellos
Bueno, malo Feliz, triste
No, tal vez, porque, si, cierto, antes, Planta, árbol, animal, pájaro, frío,
después caliente

Conocer vs Pensar
Regularmente ¿qué hacemos con este verbo vital? y ¿qué diferencia sostienen
‘conocer’ y el contrastante verbo ‘pensar’? El uso cotidiano nos da algunas pistas,
Considera los siguientes enunciados:
Jill sabe que su puerta está cerrada
Bill piensa que su puerta está cerrada
Inmediatamente registramos la diferencia entre Jill y Bill – pero ¿cuál es? Un factor
que viene a la mente tiene que ver con la verdad del juicio sobre la puerta. Si Bill
solo piensa que su puerta está cerrada, entonces tal vez puede ser que su puerta no
está realmente cerrada. Tal vez no le dio toda la vuelta a la llave por la mañana
cuando salía de casa. Por otro lado, la puerta de Jill debe estar cerrada para que su
enunciado sea verdadero: comúnmente no podemos decir ‘Jill sabe que su puerta
está cerrada, pero su puerta no está cerrada’. El conocimiento conecta a un sujeto
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con la verdad. Este elemento de ‘saber/conocer eso’ es llamado factibilidad:


podemos saber/conocer solamente hechos, o proposiciones verdaderas.
‘Saber/conocer eso’ no es la única construcción fáctica: otras incluyen ‘darse cuenta
de eso’, ‘ver eso’, ‘recordar eso’, ‘demostrar eso’. Te puedes dar cuenta de que tu
boleto de lotería ha ganado solo si realmente ha ganado. Uno de los elementos
especiales de ‘saber/conocer’ es que es el verbo más general de ese tipo, dado que
sostiene un estado profundo de remembranza y concientización y el resto que tienen
todos en común. Ver que el establo está en llamas o demostrar que no hay un numero
primo más grande son solo dos de las varias formas de adquirir conocimiento.
Desde luego, es posible aparentar o pensar saber algo que mas tarde resulte ser falso-
pero en tanto se reconoce falsedad, debemos retractar el juicio de que antes era
sabido. (Pensábamos que él sabía eso, pero resultó que estaba en un error y no lo
sabía) Para complicar las cosas, puede ser difícil distinguir si alguien sabe/conoce
algo o solamente cree saberlo. Esto no borra la distinción entre ‘saber/conocer’ y
‘creer saber/conocer’. En un mercado inundado por imitaciones. puede ser difícil
distinguir un diamante verdadero de uno falso, pero la dificultad práctica de
distinguir el objeto genuino no debe hacernos pensar que no existe una diferencia:
los diamantes reales tienen una esencia especial – una estructura de átomos de carbón
no compartidos por objetos parecidos
Esa diligente conexión a la verdad es parte de la esencia del conocimiento. Decimos
“conocer” falsedades cuando hablamos en una manera no-literal (justo como lo
hacemos al usar la palabra “delicioso” en tono sarcástico al describir cosas que saben
horrible). El énfasis -en itálicas o con un tono especial- es una señal de un uso no-
literal. ‘Esa sopa de repollo huele delicioso, ¿cierto?’ ‘Sabía que había sido
seleccionada para formar parte del equipo, pero resulto que no’. Este uso de ‘saber’
se ha identificado como uso proyectado: el hablante proyecta en un marco mental
pasado, recordando un momento en el que parecía saber. El énfasis es una pista sobre
como el hablante toma una distancia con su marco mental: ella no sabía literalmente,
o no sabía realmente (como el hablante enfático que no le gustó la sopa) el uso literal
de ‘saber/conocer’ no se puede mezclar con falsedad de esta manera.
En contraste, la creencia puede fácilmente conectar a un sujeto a una proposición
falsa: es perfectamente aceptable decir que ‘Bill cree que su puerta está cerrada pero
no lo está’ El verbo pensar es no-factico (otros verbos no-facticos incluyen ‘esperar’
‘sospechar’ ‘dudar’ ‘decir’- ciertamente puedes decir que tu puerta está cerrada
cuando no lo está) Que las opiniones sean no-fácticas no significa que estén siempre
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mal: Cuando Bill solo ‘piensa’ que su puerta está cerrada, el podría estar en lo
correcto. Tal vez, el compañero del cuarto de Bill, Bob, olvida ocasionalmente cerrar
la puerta, y con esto tendría razón en ‘pensar’ pero no en ‘saber’ que está cerrada.
La confianza es importante para el conocimiento.
El conocimiento tiene conocimientos mas específicos, mas allá de la verdad y la
confianza. Alguien que tiene confianza por razones equivocadas puede no tener
conocimiento. Un padre cuya hija ha sido acusada de algún crimen, puede sentirse
completamente seguro de que ella es inocente. Pero si su confianza tiene está basada
en la emoción y no en la evidencia (supóngase que deliberadamente ha evitado ver
los hechos del caso), entonces, aun si él tuviera la razón de que su hija es inocente,
el no sabría realmente que ella es inocente. No obstante, si una creencia verdadera
con un alto grado de confianza no es suficiente para ser conocimiento, entonces,
¿qué más se necesita agregar? Esta pregunta resulta ser sorpresivamente difícil – lo
suficientemente difícil para merecer su propio capítulo (Capítulo 4).
Siendo que la verdad es una propiedad tan importante en la esencia del
conocimiento, algo más amplio debe decirse al respecto. Asumiremos que la verdad
es objetiva, o basada en la realidad, y es la misma para todos. La mayoría de los
filósofos están de acuerdo en la objetividad de la verdad, pero existen algunos
rebeldes que han pensado lo opuesto. El filósofo3 griego Protágoras (S.V ac) sostenía
que el conocimiento es siempre verdadero, pero que también diferentes cosas pueden
ser verdaderas para distintas personas. Estando al aire libre en un día de verano
mientras estoy enferma, yo podría pensar que hace frio mientras que tu pensarías
que hace calor. Protágoras no solo pensó que yo sabría que el viento se siente frio
para mí, mientras que para ti se siente caliente – esta noción en la que diferentes
personas tienen diferentes sensaciones es algo que se puede adecuar en la perspectiva
mayoritaria en la cual la verdad es la misma para todos. (podría ser un hecho objetivo
que el viento cálido se siente frio para una persona enferma). Protágoras sostiene
algo más radical: es verdadero para mí que el viento es frío y verdadero para ti que
el viento es cálido. De hecho, Protágoras siempre entiende la verdad como relativa
a un sujeto: algunas cosas son verdaderas para ti; otras cosas son verdaderas para tu
mejor amigo o verdaderas para tu peor enemigo, pero nada es simplemente
verdadero.

3
Nota de traducción: Generalmente se considera a Protágoras un sofista y no un filósofo. El autor se refiere a
Protágoras como filósofo y se retiene el sentido original del texto a pesar del uso convencional.
Capitulo 1. Introducción 9

La teoría relativista del conocimiento de Protágoras es intrigante, pero difícil de


digerir, y tal vez sea auto-refutable. Si las cosas realmente son como las ve cada
persona, entonces nunca nadie comete errores. Un oasis es verdadero para el viajero
del desierto que lo está alucinando; es verdadero que siete y cinco suman once para
la persona que comente un error aritmético. ¿Qué pasa si más adelante te das cuenta
de tu error? Si las cosas son siempre como aparecen, entonces es cierto para ti que
cometiste un error, aunque las apariencias nunca pueden ser engañosas, entonces
debería ser imposible para ti equivocarte en primer lugar. Esto es incómodo. Una
táctica antigua para manejar este problema involucraba una división entre ‘tú en este
momento’ y ‘tu del pasado’. Las cosas podrían ser verdaderas para el ‘tu de este
momento’ y diferentes cosas sería verdaderas para ‘tu del futuro’ (por ejemplo,
podría ser verdadero para ‘tu del futuro’ que ‘tu del pasado’ cometió un error).
Romper al ser en fragmentos momentáneos es, probablemente, un precio muy alto
que pagar para una teoría del conocimiento. Si encuentras el precio muy alto, y
quieres retener la idea de que existe continuidad en el ser, entonces la teoría de
Protágoras puede empezar a parecerte falsa. Pero si la teoría de Protágoras te parece
falsa, recuerda que desde su perspectiva tu nunca puedes estar en un error: la teoría
en sí sostiene que las cosas siempre son como te parecen a ti. Ahora, Protágoras
realmente está en problemas. El potencial autodestructivo del relativismo fue
señalado por Platón quien también notó la tensión entre lo que Protágoras trató de
hacer en la formulación general de su teoría, y lo que la teoría dice en torno a la
verdad local del individuo. Si Protágoras quiere que su teoría -verdadera para cada
uno al instante- capture lo que realmente ocurre a lo largo del tiempo, entonces no
es claro como es que lo puede lograr.
La verdad relativa ha tenido más defensores sofisticados desde Protágoras, pero casi
todos los filósofos han favorecido alguna versión de la verdad objetiva. Lo que es
verdadero, es verdadero para todos nosotros, completamente, independientemente
de si estamos consientes de ellos o no. Si tenemos que ponerlo en términos de
perspectiva, lo que es verdadero es lo que sería el caso desde una perspectiva total.
Pero ¿será esta perspectiva humanamente cognoscible? Los escépticos han
propuesto sus dudas al respecto.

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