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Jennifer Nagel
Capítulo 1. Introducción
Buscando conocimiento
La cacería del conocimiento nunca ha sido mas fácil. Las preguntas difíciles se
pueden responder al oprimir unas cuantas teclas. Nuestros poderes individuales de
memoria, percepción y razonamiento pueden ser verificados por amigos y expertos
con mínimos esfuerzos. Las generaciones pasadas se maravillarían con el número de
libros a nuestro alcance.
Estas nuevas ventajas no siempre nos protegen del antiguo problema: si el
conocimiento es fácil de conseguir, también lo es la mera opinión, y puede ser difícil
distinguirlos. Un sitio en línea que parece ser confiable puede estar sesgado, las
autoridades de reconocimiento mundial pueden seguir evidencia confusa en algún
momento, y las ilusiones pueden distorsionar lo que nosotros mismos pensamos
recordar. Lo que en un principio aparenta ser conocimiento puede resultar distante
de lo real. Al reflexionar sobre la dificultad de la investigación, podemos acabar
preguntándonos exactamente qué es eso real. ¿qué es el conocimiento? ¿cuál es la
diferencia entre solamente pensar que algo es verdadero y realmente saber que lo es?
¿cómo es que podemos saber algo en lo absoluto?
Estas preguntas son antiquísimas, y la rama de la filosofía dedicada a responderlas
– la epistemología – ha estado activa por miles de años. Algunas preguntas centrales
se han mantenido constantes a lo largo del tiempo: ¿cómo se relaciona el
conocimiento con la verdad? ¿los sentidos como la vista y el oído nos proveen
conocimiento de la misma forma que el razonamiento? ¿necesitas poder justificar un
juicio para poder contarlo como conocimiento? Otras preocupaciones han emergido
recientemente, a la luz de nuevos descubrimientos sobre la humanidad, el lenguaje
y la mente. ¿el contraste entre conocimiento y mera opinión es universal a todas las
culturas? ¿en el lenguaje natural, la palabra ‘conocer’ siempre refiere a la misma
cosa, o se refiere a algo mas denso en una corte legal, y algo mas ligero en una
conversación en la parada del camión? ¿qué impresiones instintivas-naturales
tenemos ante lo que los demás saben, y qué tanto nos dicen estas impresiones sobre
el conocimiento en sí?
A lo largo de los siglos, los filósofos que investigan el conocimiento han
desenterrado acertijos y paradojas extraños. Los filósofos también han desarrollado
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soluciones innovadoras para estos problemas. Después de mirar hacia atrás a los más
grandes desarrollos históricos en la teoría del conocimiento, este libro trata de
adelantarse hacia el centro de los debates actuales. Iniciamos con un tour de los
rasgos del conocimiento que pueden fácilmente despertar la curiosidad filosófica.
Conocimiento y conocedor
En ocasiones, el conocimiento se presenta como un recurso impersonal que fluye
libremente: se dice que el conocimiento está contenido en bases de datos y
bibliotecas, y es intercambiado en la “economía del conocimiento”, como ha sido
llamado el comercio de información. Como muchos otros recursos, el conocimiento
puede ser adquirido, utilizado para diversos propósitos, y perdido – en veces a un
alto costo. Pero el conocimiento tiene una conexión más cercana a nosotros que los
recursos como el agua o el oro. El oro podría seguir existiendo incluso sin la vida
sentiente fuera erradicada en una catástrofe; la existencia continua del conocimiento,
por otro lado, depende de la existencia de alguien que lo conozca.
Es tentador identificar al conocimiento con hechos, pero no todos los hechos son una
pieza de conocimiento. Imagínate sacudiendo una caja de cartón cerrada que
contiene una moneda. Al poner la caja en el suelo, la moneda ha aterrizado de cara
o sello: digamos que eso es un hecho. Pero si nadie mira adentro de la caja, esto
permanece desconocido; todavía no pertenece al campo del conocimiento. Ni
tampoco los hechos se convierten en conocimiento una vez que son escritos. Si
escribes el enunciado “la moneda cayó de cabeza” en un pedazo de papel y “la
moneda cayó en sello” en otro pedazo de papel, entonces escribiste un hecho en uno
de esos dos papeles, pero aun sigues sin haber obtenido conocimiento del resultado
de la moneda. El conocimiento exige algún tipo de acceso al hecho por parte de un
sujeto vivo. Sin ese acceso, lo que sea que se almacena en bibliotecas y bases de
datos no será conocimiento, sino solamente marcas de tinta y trazos electrónicos. En
cualquier caso de conocimiento, este acceso puede o no ser único al individuo: el
mismo hecho puede ser conocido por una persona y no por otras, pero no hay
conocimiento que exista sin estar atado a un sujeto. A diferencia del agua y el oro,
el conocimiento siempre pertenece a alguien.
Para ser mas precisos, podríamos decir que el conocimiento siempre le pertenece a
un individuo o grupo: el conocimiento de un grupo puede ir mas allá del
conocimiento de sus miembros individuales. En veces un grupo cuenta el
conocimiento de un hecho solo por que es conocido por todos los miembros del
grupo (‘la orquesta sabe que el concierto inicia a las 8’). Pero también podemos decir
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que la orquesta sabe cómo tocar la novena sinfonía de Beethoven, incluso si los
miembros individuales solo saben su parte. O podríamos decir que una nación sabe
cómo lanzar un misil nuclear incluso si ningún individuo de esa nación conoce el
procedimiento para manejar el lanzamiento. Los grupos pueden combinar el
conocimiento de sus miembros de manera notablemente productiva (o destructiva).
¿Existe el conocimiento más allá del conocimiento de individuos y grupos humanos?
¿qué deberíamos decir sobre lo que saben los animales no humanos? ¿o dios, si es
que existe? Estas preguntas amenazan con llevarnos a debates biológicos y teológico
complicados. Por esta razón, la mayoría de los epistemólogos inician con el caso
simple del conocimiento de un ser humano (tal como tu). Este tipo de conocimiento
será el enfoque principal de este libro. El conocimiento, en sentido que nos aqueja,
es un enlace entre la persona y el hecho. Aun es un reto describir este enlace, aun
cuando restringimos nuestra atención a una sola persona y a un solo hecho. ¿En qué
consiste conocer algo, en vez de meramente creerlo?
Encontrando la diferencia
En cuanto empezamos a preguntar sobre la diferencia entre conocer algo y solamente
creer algo, podemos preguntarnos si es que realmente hay una diferencia. Considera
la perspectiva de que no hay diferencia real entre conocimiento y opinión ¿y si el
conocimiento es solamente una etiqueta que le ponemos a las actitudes de las élites?
En nuestra cultura, la investigación científica de un ganador del premio Nobel o las
opiniones que tiene un Jefe de Operaciones Ejecutivas (CEO) sobre su industria: en
otro tiempo y lugar, las enseñanzas de un alto sacerdote o los ancianos de la tribu.
En todos esos ámbitos, las opiniones de los desvalidos se descartan como
supersticiones e ideas falsas. Desde esta perspectiva – llamémosle la Teoría Cínica-
las ideas de alguien son determinadas conocimiento o mera opinión dependiendo de
su estatus como líder o súbdito, y no por la idea en sí o su relación con la realidad.
No es del todo disparatado concebir al conocimiento como un marcador de estatus.
Desde luego que ‘conocimiento’ es una etiqueta atractiva; al describir una actitud
como conocimiento se jerarquiza por encima de otras actitudes. Es plausible también
considerar que existen lazos fuertes entre conocimiento y poder: el poder
típicamente trae ventajas que ayudan a la persona para obtener conocimiento, y el
conocimiento puede ayudar a la persona a obtener poder. Incluso podría ser cierto
que nuestros juicios sobre conocimiento están sesgados por la posición social de
quienes lo evalúan. Pero la teoría cínica nos dice algo más que el poder y el
Capitulo 1. Introducción 5
1
Nota de traducción: El texto está escrito originalmente en inglés, se retiene el sentido por preferencia de
traducción.
2
Nota de traducción: Saber y conocer se usarán de manera intercambiable a lo largo del texto dependiendo del
sentido gramatical español. La versión original utiliza el verbo ‘to know’ que dependiendo del contexto se traduce
a conocer o saber.
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que significa ‘ingerir’). En otros lados, otros lenguajes carecen de una sola palabra
para traducir ‘ir’ ya que usan distintos verbos para movimientos autopropulsados
como caminar y movimientos vehiculares. En ocasiones las líneas están trazadas en
distintos lugares: mientras que el inglés común pronuncia ‘el’ y ‘ella’ forzando una
decisión de género, otros lenguajes tienen pronombres de tercera persona que
distingue entre personas ausentes y presentes, pero no entre masculino y femenino.
Los lenguajes humanos tienen una considerable diversidad. Pero a pesar de esta
diversidad, pocos términos aparecen en todos los lenguajes conocidos, tal vez dado
que sus significados son cruciales a la forma en que funciona el lenguaje, o porque
expresan un aspecto vital de la experiencia humana. Estos universales incluyen
‘porque’, ‘si’, ‘bueno’, ‘malo’, ‘vivir’, ‘morir’ … y ‘conocer’ (fig. 1)
Conocer vs Pensar
Regularmente ¿qué hacemos con este verbo vital? y ¿qué diferencia sostienen
‘conocer’ y el contrastante verbo ‘pensar’? El uso cotidiano nos da algunas pistas,
Considera los siguientes enunciados:
Jill sabe que su puerta está cerrada
Bill piensa que su puerta está cerrada
Inmediatamente registramos la diferencia entre Jill y Bill – pero ¿cuál es? Un factor
que viene a la mente tiene que ver con la verdad del juicio sobre la puerta. Si Bill
solo piensa que su puerta está cerrada, entonces tal vez puede ser que su puerta no
está realmente cerrada. Tal vez no le dio toda la vuelta a la llave por la mañana
cuando salía de casa. Por otro lado, la puerta de Jill debe estar cerrada para que su
enunciado sea verdadero: comúnmente no podemos decir ‘Jill sabe que su puerta
está cerrada, pero su puerta no está cerrada’. El conocimiento conecta a un sujeto
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mal: Cuando Bill solo ‘piensa’ que su puerta está cerrada, el podría estar en lo
correcto. Tal vez, el compañero del cuarto de Bill, Bob, olvida ocasionalmente cerrar
la puerta, y con esto tendría razón en ‘pensar’ pero no en ‘saber’ que está cerrada.
La confianza es importante para el conocimiento.
El conocimiento tiene conocimientos mas específicos, mas allá de la verdad y la
confianza. Alguien que tiene confianza por razones equivocadas puede no tener
conocimiento. Un padre cuya hija ha sido acusada de algún crimen, puede sentirse
completamente seguro de que ella es inocente. Pero si su confianza tiene está basada
en la emoción y no en la evidencia (supóngase que deliberadamente ha evitado ver
los hechos del caso), entonces, aun si él tuviera la razón de que su hija es inocente,
el no sabría realmente que ella es inocente. No obstante, si una creencia verdadera
con un alto grado de confianza no es suficiente para ser conocimiento, entonces,
¿qué más se necesita agregar? Esta pregunta resulta ser sorpresivamente difícil – lo
suficientemente difícil para merecer su propio capítulo (Capítulo 4).
Siendo que la verdad es una propiedad tan importante en la esencia del
conocimiento, algo más amplio debe decirse al respecto. Asumiremos que la verdad
es objetiva, o basada en la realidad, y es la misma para todos. La mayoría de los
filósofos están de acuerdo en la objetividad de la verdad, pero existen algunos
rebeldes que han pensado lo opuesto. El filósofo3 griego Protágoras (S.V ac) sostenía
que el conocimiento es siempre verdadero, pero que también diferentes cosas pueden
ser verdaderas para distintas personas. Estando al aire libre en un día de verano
mientras estoy enferma, yo podría pensar que hace frio mientras que tu pensarías
que hace calor. Protágoras no solo pensó que yo sabría que el viento se siente frio
para mí, mientras que para ti se siente caliente – esta noción en la que diferentes
personas tienen diferentes sensaciones es algo que se puede adecuar en la perspectiva
mayoritaria en la cual la verdad es la misma para todos. (podría ser un hecho objetivo
que el viento cálido se siente frio para una persona enferma). Protágoras sostiene
algo más radical: es verdadero para mí que el viento es frío y verdadero para ti que
el viento es cálido. De hecho, Protágoras siempre entiende la verdad como relativa
a un sujeto: algunas cosas son verdaderas para ti; otras cosas son verdaderas para tu
mejor amigo o verdaderas para tu peor enemigo, pero nada es simplemente
verdadero.
3
Nota de traducción: Generalmente se considera a Protágoras un sofista y no un filósofo. El autor se refiere a
Protágoras como filósofo y se retiene el sentido original del texto a pesar del uso convencional.
Capitulo 1. Introducción 9