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LA PARTICIPACIÓN SOCIAL, BASE DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA

CIUDADANÍA.

1.La Participación social:


Es una de las condiciones previas del proceso de construcción de ciudadanía y factor
determinante para la gobernabilidad y la democracia. La participación social garantiza
en todo momento que prevalezcan los intereses comunes y como consecuencia se
convierte en salvaguardia de un nuevo enfoque participativo a los procesos de toma de
decisiones, que incorpora la voz ciudadana y vigencia de los intereses comunes.

Es un fenómeno que se relaciona con el ingreso de amplios sectores en la vida pública.


Lo que existía antes era un proceso en el que participaban las élites y el pueblo era un
observador de los hechos y acontecimientos. Es por ello oportuno señalar que existen
diferentes formas de participar, de ahí la importancia de definir el concepto en sus
diversas acepciones.

Se define participación: a las acciones por medio de las cuales las/los ciudadanos se
involucran activamente en los procesos de organización, deliberación gestión,
incidencia, conducción y ejecución de los asuntos públicos.
Atendiendo a que la participación tiene formas distintas de involucramiento puede
clasificarse en a) forma real y b) real.

Participación formal:
Hace referencia a aquella participación que no está determinada por una acción decisión
consciente y responsable de las personas. Esta acción se sujeta se ejecuta más como un
requisito que como una decisión.

Participación Real:
Conlleva conciencia y responsabilidad en la acción, con objetivos claramente definidos.
Busca producir transformaciones y cambios de diversa índole que pueden ser: políticos,
sociales, económicos y culturales. Se buscan a través de la acción colectiva, cambiar el
estado de las cosas.

2. Antecedentes y características de la participación:


La participación socio política se encuentran en el acceso de grandes contingentes de la
población a los mecanismos de la vida política, tales como: el sufragio universal, el
nacimiento de los partidos políticos de masas, el surgimiento de los movimientos
sociales (movimientos obreros, campesinos y otros). De allí que sean actividades
clásicas de participación aquellas como:
a) Militancia en partidos políticos
b) Ejercer el sufragio (Votar)
c) Participar en cargos de elección popular
d) Presiones a dirigentes políticos
e) Participación en debates políticos sobre temas públicos
f) Participar en movimientos sociales
g) Apoyos materiales, intelectuales a candidatos en campaña política
h) Publicación y difusión de documentos políticos

La participación político social puede clasificarse de acuerdo al grado de compromiso


que los ciudadanos comprometan en la misma, identificando para el efecto dos niveles
básicos: 1) el activismo político, y 2) la participación plena.

La presencia o el activismo político es una forma marginal de participar, involucra


comportamientos y conductas esencialmente pasivos. En este tipo de participación, las
personas no hacen contribuciones personales sino su conducta está determinada más por
un carácter receptivo, escuchando mensajes o aportando su presencia en reuniones
políticas.

La presencia política puede alcanzar niveles de activismo cuando los involucrados


realizan ciertas acciones de forma regular tales como: manifestaciones, huelgas,
proselitismo político. Sin embargo, estas acciones son coyunturales e irregulares.

La verdadera participación es aquella que lleva implícita el desarrollo de una ciudadanía


plena y activa, en la cual los ciudadanos participan con carácter permanente en los
procesos nacionales y como actores, están atentos al desarrollo de la actividad pública,
militan en partidos políticos y movimientos sociales.

Esta participación implica que los ciudadanos se encuentren informados de los


acontecimientos políticos, sociales, económicos y culturales, nacionales e
internacionales. Actividad que les permite desarrollar propuestas, los sitúa en la
capacidad de tomar decisiones consciente y responsablemente dentro de la vida política
nacional.

En este tipo de participación los ciudadanos son corresponsables de os procesos


nacionales en los distintos ámbitos geográficos y temáticos y con su accionar ejercen de
forma real los derechos ciudadanos. Es esta participación la que sienta las bases de
una ciudadanía plena y activa.

3.La ciudadanía base de la democracia:


Es el proceso por medio del cual los ciudadanos han ido arrebatando derechos al Estado,
a través de distintas formas en cada período histórico, hasta llegar a convertirse en los
titulares de la soberanía del Estado.

El concepto de “ciudadanía” encuentra su origen en las antiguas culturas griega y


romana en donde se comprendía como tal “al conjunto de los derechos de los
ciudadanos”. También se denominaba de esta forma al conjunto de “ciudadanos libres
de la polis (ciudad)”. Como se observa los derechos a los que aluden estas definiciones
son derechos colectivos y no derechos individuales.
La ciudadanía en la Polis (ciudad) griega era una concesión del Estado a los ciudadanos,
condición que podía ser retirada por faltas graves a la Polis. Dentro de los derechos
ciudadanos reconocidos por la ciudad griega se comprendían todos aquellos
relacionados a la actividad política, tales como: votar, participación en ritos religiosos,
deberes militares, acceso a cargos públicos, derecho a elegir en los sorteos y otros.

En el concepto ha transcurrido sin sufrir cambios sustantivos. En la Edad Media, la


ciudadanía continuó con carácter elitista, porque comprendía derechos reservados a
personas privilegiadas de los estamentos religioso militar, la nobleza o el gobierno del
Estado Medieval.

En la época moderna la ciudadanía adquiere nuevo contenido en el marco de las


transformaciones filosófico-políticas y del Estado. Es a partir de 1789 en el proceso de
desarrollo de un estado non nuevos fundamentos filosóficos y políticos que se dará un
mayor contenido al concepto. Se consideran fundamentales en este proceso las
declaraciones que se producen en Francia, la Declaración de los Derechos del Hombre y
el Ciudadano y en Estados Unidos la Declaración de Independencia. En ambos
documentos la condición política y jurídica de las personas comienza a tener un nuevo
enfoque con mayor contenido.

Los ciudadanos quedan sujetos a la autoridad del Estado al que pertenecen y este les
garantiza el libre ejercicio de los derechos que las leyes de ese Estado les otorgan y el
cumplimiento de los deberes y responsabilidades que las mismas leyes les asignan.

En la post modernidad y con el surgimiento de nuevas teorías políticas, estas descansan


en la posición de que el ciudadano gano espacios de poder al Estado en diferentes
momentos histórico: en un primer momento se conquistaron los derechos civiles, luego
los derechos políticos en un tercer momento los derechos económicos sociales y en un
último momento los derechos culturales.

Derechos civiles:
También llamados Derechos Fundamentales están dirigidos a garantizar la esencia de la
existencia humana y por tanto constituyen condiciones previas del resto de los derechos,
entre ellos el derecho a la vida, la libertad, libre tránsito, libertad de acción y otros.

Derechos Políticos:
Están dirigidos a regular las relaciones políticas entre ciudadanos y el Estado, son
derechos más de carácter colectivo porque se ejercen en una comunidad, dentro de los
principales derechos políticos están: derecho a elegir y ser electo, derecho de
asociación, derecho de reunión, derecho de manifestación y otros.

Derechos económicos y sociales:


Estos derechos están dirigidos a garantizar las condiciones para el desarrollo de los
ciudadanos, también considerados como derechos colectivos, dentro de los más
significativos están: derecho al trabajo, a un salario digno, derecho a la educación, a la
salud, a la vivienda, a la justicia y otros.

Derechos culturales:
Son los derechos aún en proceso de conquista, sin embargo, ya muchos países han
reconocido el derecho de los ciudadanos a mantener su propia cultura, identidad, lengua
y otros.

Aunque hay un debate sobre diferentes aspectos de los derechos, es indudable que la
teoría dominante fortalece la tesis de que el Estado tiene la responsabilidad de
garantizar estos derechos a los ciudadanos.

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