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Estudio bíblico de Apocalipsis

9:20-10:3

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Programación diaria

Apocalipsis 9-10
Versículos 9:20 - 10:3
Continuamos hoy, estimado amigo y amiga oyente, nuestro viaje
por el interesante libro de Apocalipsis, un libro profético que nos
adelanta e informa sobre los importantes eventos que ocurrirán
en nuestro planeta Tierra. No sólo nos advierte de estos
dramáticos sucesos, sino que nos relata la secuencia de los
mismos. Dios quiere advertir a la Humanidad de Sus planes
futuros, planes que afectarán a la naturaleza, como también a
todo el reino animal y vegetal, pero también al ser humano.
¿Cuándo ocurrirán esos eventos? Sólo Dios lo sabe. No ha
revelado el calendario de los eventos. ¿Cómo podemos saber que
estas profecías son ciertas? El libro de Apocalipsis, o como
también se le llama "El libro de la Revelación de Jesucristo" es el
último libro de la Biblia, que es La Palabra de Dios. El discípulo
"amado", el apóstol Juan, sufriendo el exilio por su fe en la isla
de Patmos, recibió estas revelaciones por medio de visiones tan
reales, que su relato de las mismas es muy descriptivo. ¿Porqué
Dios, el Soberano dueño de todo el Universo, se preocupó por dar
un aviso con tanta antelación del terrible juicio que le espera en
un futuro no determinado a este planeta? La respuesta es: por
AMOR. Porque Él ama a cada ser, a cada persona con un amor
incondicional, ferviente y entregado. El aviso de alerta que nos
da a través de estas revelaciones proféticas son motivadas por el
amor y el deseo de atraernos a la Familia de Dios; Su invitación
para llegar a ser un hijo, una hija de Dios es válida para hoy.
Solamente hay salvación y vida eterna en la fe en Jesucristo, Su
Hijo, quien saldó con Su muerte, el precio de todas nuestras
culpas y pecados. Es un regalo, es una oferta gratuita, y
solamente tenemos que pedir perdón por nuestros pecados, por
nuestro alejamiento, desobediencia, auto-suficiencia, orgullo, y
aceptar a Jesucristo en nuestro corazón y vida. Tan sencillo como
una oración, pero esto provocará un cambio de limpieza de
nuestra alma, y estaremos en paz con Dios. A partir de ese
momento seremos verdaderamente Su hija, Su hijo, y nos espera
una Eternidad con Él, en los Cielos. Y los que somos de Su Familia,
todos los males del Apocalipsis no nos afectarán. ¿No le parece
razón suficiente como para meditarlo?
Hoy volvemos al capítulo 9. En nuestro programa anterior
estábamos considerando los dos últimos versículos de este
capítulo 9. Y vamos a leerlos una vez más; versículos 20 y 21 del
capítulo 9 de Apocalipsis, dicen:
20
Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas,
ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron
de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de
bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír,
ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus
hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos. (Ap. 9:20-21)
En nuestro programa anterior, resaltamos la palabra "hechicería".
La palabra que se ha traducido aquí por "hechicería" proviene de
la palabra griega "farmakeia". De allí viene la palabra "farmacia",
e indica "prácticas relacionadas con drogas". Los lugares donde
se venden drogas, aunque sean medicinales, en el presente son
llamados "farmacia". Por lo tanto, en el período de la Gran
Tribulación habrá un gran consumo de drogas entre aquellos que
vivan en ese tiempo. Podemos suponer que el uso indiscriminado
de drogas les permitirá soportar los juicios que ya hemos visto en
programas anteriores, y que se desarrollarán en el período de la
Gran Tribulación. Estamos seguros de que muchas personas se
entregarán a las drogas al sufrir el ataque y las picaduras de las
langostas con colas de escorpión. El dolor, la angustia, las
molestias continuas, una plaga detrás de otra, serán una
experiencia terrible. Las picaduras no serán mortales, pero la
agonía seguramente será aliviada por las drogas.
Será una cultura dedicada a paliar los efectos de los dolores
físicos y emocionales con sofisticadas drogas de diseño; será
como una religión, esa fe en las drogas, en el período de la Gran
Tribulación.
Quisiéramos citar un artículo que fue escrito hace mucho tiempo
por el Dr. J. A. Seiss. El libro del cual extraemos estas líneas fue
impreso en 1.906, hace más de un siglo atrás. Esta declaración
podría haberse escrito ayer, o como un artículo de opinión para
el periódico de mañana. Sobre este versículo y concretamente
sobre el sentido de la palabra "hechicería"; dice: "Sólo es
necesario pensar en el uso de estimulantes alcohólicos, del opio,
del tabaco, del amplio abanico de los cosméticos, y medicamentos
para aumentar supuestamente la atracción amorosa; los recurso
de las farmacopeas en relación con la sensualidad -- de los
agentes mágicos, y los pretendidos tratamientos que alegan
provenir del mundo espiritual para el beneficio de la gente en este
mundo terrenal -- de las miles de imposiciones en forma de
medicinas y agentes curativos, que animan a los hombres a
transgredir imprudentemente, ciertas fronteras éticas, con la
esperanza de poder reparar fácilmente los daños de la naturaleza
? del aumento creciente de crímenes que fueron inducido por
estas cosas, que desatan y estimulan la actividad de viles
pasiones, que están carcomiendo la moralidad de la sociedad ?
son los comienzos de esa degeneración moral a la cual se refiere
el profeta como características de este período, cuando se toca la
sexta trompeta". Hasta aquí, la declaración del Dr. Seiss.
Podríamos pensar que el autor había escrito estas reflexiones
para nuestros días, para nuestra sociedad. Pero, hace un siglo
atrás las drogas, el alcohol, y otros estupefacientes y
estimulantes no se utilizaban como en la actualidad. Todavía no
existía la cultura de las drogas de diseño que tanto daño
irreparable causan entre jóvenes y mayores. Las actuales
estadísticas sobre la edad de iniciación a las drogas es
escalofriante; son todavía niños los que comienzan a jugar con
alguna mal llamada droga "blanda", que en poco tiempo
necesitarán mayores y más fuertes estímulos, para satisfacer su
creciente dependencia.
Las drogas también son estimulantes requeridos en las prácticas
de todos estos cultos y sectas actuales, en los que se utiliza el
sexo indiscriminado como un aliciente atractivo; por eso el texto
menciona
21
y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías,
ni de su fornicación, ni de sus hurtos. (Ap. 9:21)
Aunque dos terceras partes de la Humanidad sobrevivió a estas
plagas, no se arrepintieron, ni se convirtieron para apartarse de
sus homicidios, ni sus hechicerías, ni de su fornicación, que es la
inmoralidad sexual, ni de sus hurtos. El castigo y el sufrimiento
no puede cambiar el carácter del pecador; sólo el nuevo
nacimiento puede lograrlo, es decir, el pedirle a Jesucristo que
nos limpie de todos nuestros pecados, sólo eso nos puede
cambiar y transformar.
Es alarmante la forma abierta y desinhibida de la práctica del
adulterio en nuestra sociedad. Las personas que han adoptado
una filosofía de supuesta libertad y modernidad no creen en una
positiva y satisfactoria relación de amor, fidelidad, entrega,
respeto, sacrificio y compromiso que puede existir en una pareja,
en una familia. En nombre de una mal entendida libertad se
fomentará la promiscuidad, los engaños, las traiciones, y poco
falta para que la mermada moralidad llegue a afectar la ética de
la propiedad. Los robos y los hurtos, a pequeña y gran escala,
aumentarán. Creemos que ese siniestro personaje, pero del todo
real, el Anticristo, utilizará estas tres graves deficiencias morales
de la sociedad para controlar a la Humanidad. Este texto nos da
la pauta para comprender que, bajo esa corrupción material y
espiritual, la sociedad, el ser humano, será engañado fácilmente,
al encontrarse bajo la influencia destructiva de una libertad sin
límites. Debilitados en su razonamiento y condición moral, las
personas aceptarán a un líder fuerte que promete cambiar el
rumbo de su destino, gratificando generosamente a sus aliados y
seguidores.
Eso es lo que hará triunfar al Anticristo. Eso es exactamente lo
que el Apóstol Pablo dijo en su Segunda Epístola a los
Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 9 y 10; dijo el Apóstol:
Inicuo, cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran
poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de
iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el
amor de la verdad para ser salvos. Esa es la razón por la cual
pensamos que el evangelio podrá ser escuchado por toda
criatura, por todos los pueblos, antes de la salida de la Iglesia de
la Tierra, pero cada persona también va a escuchar el mensaje
de Jesucristo, durante el período de la Gran Tribulación. El Apóstol
Pablo nos dice nuevamente en esta misma Segunda Epístola a los
Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 11 y 12: Por esto Dios les
envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que
se complacieron en la injusticia. En el momento en que usted,
estimado amigo, y amiga oyente, rechaza el evangelio, y cierra
su corazón a Dios, usted es un blanco perfecto para recibir los
dardos del enemigo, el Mentiroso, experto en todo tipo de
mentiras. Aquellos que hoy no se mantienen firmes por la Palabra
de Dios, y en la Palabra divina, serán presas fáciles de los cultos
y sectas, cada vez más extravagantes y extrañas.
Hemos llegado al capítulo 10 de Apocalipsis. El capítulo 10 de
Apocalipsis es un paréntesis, un interludio, entre la sexta y la
séptima, la última trompeta. Esta es la segunda vez que nos
encontramos con un paréntesis, con un interludio. El primer
paréntesis lo pudimos contemplar entre el sexto y el séptimo
sello, donde contemplamos a dos grupos de personas, el grupo
de los gentiles redimidos, ya en el Cielo, y el grupo de los 144 mil
judíos sellados de las 12 tribus. Ahora, entre la sexta trompeta,
que acabamos de ver y la siguiente, la séptima trompeta, se nos
presentan a tres personalidades. La primera la veremos ahora en
el capítulo 10 en donde se nos describe a un ángel fuerte y
poderoso, y en los primeros versículos del capítulo 11,
encontraremos a los "dos testigos". Leamos lo que nos dice el
primer versículo de este capítulo 10 de Apocalipsis:
1
Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube,
con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus
pies como columnas de fuego. (Ap. 10:1)
Hay desacuerdo entre los eruditos bíblicos destacados sobre
quién es este ángel fuerte. Aquí tenemos un texto en el cual
algunos teólogos pudieran diferir en sus opiniones al identificar al
"ángel poderoso" como Jesucristo, pero también hay otro grupo
que considera a este ángel con mucho poder y autoridad, pero no
como si fuera el mismo Cristo. Entre muchos otros, el Dr.
Walvoord mantiene este punto de vista, como así también
nosotros.
Creemos que hay suficiente evidencia para demostrar que este es
sólo un ángel poderoso, pero Jesucristo no aparece en Apocalipsis
como un ángel. Es cierto que en el Antiguo Testamento, se ha
visto a Cristo, pre-encarnado, como el "Ángel de Jehová". Pero,
al venir a la Tierra, al encarnarse a Sí mismo en humanidad, vivió,
murió y resucitó. Jesucristo tiene ahora un cuerpo glorificado, y
Juan nos lo describe en su visión como Le vio en el Cielo, en el
lugar de gran poder y gloria, a la diestra de Dios.
Cuando Él estuvo aquí en la Tierra, en Su humanidad, Él no era
un ángel. Él era un hombre de carne y huesos. Por tanto, Él es
revelado en el libro de Apocalipsis definitivamente como nuestro
Señor Jesucristo glorificado, como Cristo post-encarnado. Él es
exaltado hasta lo Sumo, al grado más alto de los Cielos, y
conviene tener presente en todo momento que este libro es "la
revelación de Jesucristo". En cada capítulo se exponen nuevas
glorias de Su persona, y de Su poder, y de Sus hechos. Él es
Aquel que ahora está juzgando a una Tierra que Le ha rechaza
como el Salvador, como el Mediador, el único, entre Dios todo
Santo, y la Humanidad, alejada y rebelde, apartada de Su
Creador.
Bien estimado amigo, amiga oyente, consideremos
cuidadosamente lo que nos dice este texto. Aquí se nos dice que
este es otro ángel fuerte. Bueno, aquí "otro" significa en realidad,
que hay alguien más de la misma clase. Otros ángeles fuertes ya
se nos presentaron en el capítulo 5, versículo 2, y allí no había
ningún argumento. La vestimenta de este ángel ha llevado a
algunos estudiosos a identificarlo como Cristo. Aunque todos los
ángeles son siervos de Jesucristo, en este último libro de la Biblia
tenemos a este ángel que es un enviado especial de Cristo. Él es
otro gran ángel. Y él lleva todas las credenciales de su alta
jerarquía y posición. Él desciende del cielo, de la presencia de
Cristo, Aquel que está en el medio del trono.
Ahora, este ángel fuerte está "envuelto en una nube, con el arco
iris sobre su cabeza". Este es su vestimenta como enviado
especial de Cristo. Hay otra clase de nubes, las "nubes de gloria"
que están relacionadas con la Segunda Venida de Cristo, pero el
ángel al que Juan describe aquí sólo está envuelto por una nube.
Más aún, esta no es la Segunda Venida de Cristo a la Tierra, que
será cuando Jesucristo establezca Su Reino, el Reino de los Mil
años. En Su lugar, este ángel hará un anuncio de que Él viene
pronto.
Usted recordará que los ángeles anunciaron Su Primera Venida,
y ellos anunciarán asimismo la Segunda Venida de Jesucristo a
esta Tierra.
Este ángel fuerte, poderoso, luce sobre su cabeza un arco iris.
Éste es un recordatorio del pacto que Dios hizo con el hombre, de
que, a pesar de los juicios, rápidos y sucesivos, extraños,
misteriosos y terribles, que superan toda descripción, el arco iris
es una señal que indica que Dios no enviará otro Diluvio para
destruir a la Humanidad otra vez.
Juan relata que su rostro era como el sol. Esa es su insignia de
identificación. Esa es la firma del Cristo glorificado (Ap. 1,16).
¿Por qué? Recordemos que el rostro de Moisés brilló después de
haber estado en la presencia de Dios. El rostro de este ángel brilla
porque él había estado en la presencia de Cristo. Lucas, en su
evangelio, capítulo 24, versículo 4 describió la escena de las
mujeres a lado de la tumba vacío de Jesucristo: Aconteció que
estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas
dos varones con vestiduras resplandecientes.
Más adelante, en Apocalipsis, capítulo 18, versículo 1 también se
menciona a un ángel, "otro ángel" que alumbraba la Tierra con
su gloria, pero aun así nadie declara que Él es Jesucristo. Por
tanto, creemos que el mencionado ángel del capítulo 10 no es
Cristo, sino un ángel poderoso.
Sus pies son como columnas de fuego. Es parte de su vestimenta.
Él había salido de la presencia de Jesucristo con una misión a
cumplir, para realizar el anuncio especial y solemne del juicio
próximo. Todas estas características que le identifica, como su
vestimenta, son sus credenciales como el enviado especial y le
relacionan con la persona de Cristo. El Señor Jesucristo continúa
al frente de todos los eventos que se están desarrollando, en el
Cielo como en la Tierra, con toda autoridad y poder. Él es el juez
de toda la Tierra. Continuamos con los versículos 2 y 3 de este
capítulo 10 de Apocalipsis, leemos:
2
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre
el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 3 y clamó a gran voz, como
ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron
sus voces. (Ap. 10:2-3)
La mención de este "pequeño librito" nos llama la atención. ¿Qué
es este librito? ¿Es el mismo libro que el Señor Jesús tomó, el
documento con los 7 sellos? Aquí Juan menciona el detalle que el
librito está "abierto". ¿Es el mismo entonces? ¿O existe algún otro
libro, y qué puede significar este libro?
Al llegar a este punto también hay una variedad de opiniones al
respecto. Pero, dado que nuestro tiempo ha finalizado vamos a
esperar hasta nuestro próximo programa para analizar esta
cuestión.
Estimado amigo y amiga oyente, sinceramente esperamos que
usted nos acompañe también en nuestro próximo programa. Y
mientras tanto, le sugerimos leer los siguientes versículos de este
capítulo 10 de Apocalipsis para estar más informado de su
contenido, lo que le permitirá comprender mejor lo que
consideraremos en nuestro próximo encuentro.
Pedimos a Dios, que por medio de Su Santo Espíritu, Su Palabra
toque su vida de una manera especial. Dios siempre está listo y
esperando a cualquier alma, no importa su condición, ni lo que es
o ha sido, siempre Él está esperando que alguien se acerque a la
cruz de Cristo, para pedir el perdón de sus pecado y errores; Dios
quiere llenar su vida con propósito y sentido, pero sobre todo,
quiere regalarle Su amor, la salvación de su alma y la vida eterna.
¿Quién es capaz de rechazar este regalo de Amor?

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