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1era -Existen multitud de teorías de multitud de autores, filósofos, pensadores y científicos que
explican o tratan de explicar el origen del universo y de toda la materia y energía que este
contiene. Es una de las mayores preguntas existenciales que se ha hecho el ser humano desde
que tenemos consciencia de ello, y sin embargo, aunque se ha avanzado mucho en el estudio del
origen del cosmos, parece que aún no hemos llegado a entender como se pudo producir tal
evento fuera de un cuaderno matemático.
Se trata de la teoría más aceptada actualmente, probablemente todos sepamos a grandes rasgos
en qué consiste. La teoría del Big Bang concentra todo el origen del universo en una gran
“explosión” masiva ocurrida hace unos 13.500 millones de años en un punto muy concreto aún
desconocido para el ser humano. Este cataclismo tan enorme provocaría una onda expansiva tal
que permitió que toda la materia y energía del universo (incluido el tiempo y el espacio)
surgieran a partir de una singularidad ajena a las leyes físicas que hoy en día rigen el universo
observable.Esto último quizás sea el punto más débil de esta teoría tan popular. Aunque la teoría
parece explicar de una manera simple (por supuesto es mucho más complejo que una simple
gran explosión) como surgió todo el universo, falla al intentar explicar qué fue lo que provocó
este evento y las causas del propio Big Bang. A pesar de ello esta teoría está muy aceptada por la
comunidad científica ya que muchas investigaciones de prestigio han encontrado pruebas
evidentes de un evento similar en los albores del universo.
La Teoría del estado estacionario nos propone que el cosmos siempre ha existido y por lo tanto,
siempre existirá. Esta explicación se apoya en un hecho de la física más elemental que explica
que el universo, a pesar de que continúa en progresiva expansión, siempre conserva la misma
densidad gracias a la regeneración continua de nueva materia.Esta teoría, propuesta por Herman
Bondi en 1948 gozó de gran aceptación durante los años posteriores a su publicación, sin
embargo ha sido rechazada posteriormente por la mayoría de los científicos en favor de la teoría
del Big Bang. Su punto débil es evidente, esta teoría explica el porqué de la existencia de todo lo
que conocemos sin embargo deja completamente de lado el cuando. Parece difícil de aceptar
(aún para la comunidad científica) que todo haya estado siempre ahí.
Nuestro Universo no se originó en una gran explosión, sino que se formó a partir de otro
Universo anterior gemelo al nuestro, según un modelo matemático que aporta una nueva teoría
sobre la formación de las galaxias, estrellas y planetas. Ese otro Universo gemelo sería como una
imagen especular del actual, ya que los dos seguirían las mismas ecuaciones dinámicas, tendrían
la misma cantidad de materia contenida y seguirían la misma evolución. Pero el gemelo, al
contrario que el nuestro, se está contrayendo, por lo que sería como si viéramos caminar a
nuestro propio Universo hacia atrás en el tiempo, si bien no todo sería igual en ambos (por
ejemplo las personas y sus historias). El modelo sugiere que nuestro Universo generará en su
momento otros universos parecidos que se expandirán mientras el nuestro se contrae.
1-TEORÍA CREACIONISTA
Esta teoría explica sobre el origen del universo, pues se basa en las Sagradas Escrituras (BIBLIA),
por un Dios supremo todopoderoso e inteligente. Las formas de creacionismo nombradas
anteriormente son consideradas formas de “creacionismos anti-evolución” porque requieren la
intervención directa de un creador, además de este tipo de creacionismo, existe el “creacionismo
pro-evolución” expresado en el creacionismo evolutivo y en una postura filosófica llamada
evolución testa; el creacionismo pro-evolución cree en la existencia de un creador y un
propósito, pero sí acepta que los seres vivos se han formado a través de un proceso de evolución
natural. Esta forma de creacionismo no interfiere con la práctica de la ciencia, ni es presentada
como una alternativa al nestorianismo, sino como un complemento filosófico o religioso a la
teoría de la evolución.
6-Teoría del Big Crunch. En cosmología, la Teoría del Big Crunch, —Teoría del Gran Colapso—
conocida también como "teoría de las pulsaciones", es una teoría opuesta a la teoría del Big
Bang, la cual supone, que después de un proceso de expansión, viene otro de contracción, lo
cual es semejante a algunos procesos presentados por algunas estrellas.
Esta teoría propone un universo cerrado, e indica que la expansión del Universo irá frenándose
poco a poco, hasta que comiencen nuevamente a acercarse todos los elementos que lo
conforman, volviendo al punto original, de tal manera se destruirá toda la materia y se obtendrá
un único punto de energía, como lo que ocurrió antes de la Gran Explosión o Bing Bang.
La Teoría de las pulsaciones, indica que el punto inicial estaba formado por los restos de un
universo anterior. Por lo tanto, en algún momento el movimiento de expansión cesará y se
iniciaría otro de contracción que impulsaría la unión de los fragmentos. Las fuerzas de atracción
buscarán la concentración inicial, y el "huevo cósmico", inestable volvería a estallar, con lo cual
se reiniciaría el ciclo. Según esta teoría, los dos procesos (de expansión y de contracción) se
alternarían periódicamente y en forma indefinida.
El momento en el cual acabaría por pararse la expansión del universo y empezaría la contracción
depende de la densidad crítica del Universo; a mayor densidad mayor rapidez de frenado y
contracción y a menor densidad, más tiempo para que se desarrollaran eventos que se prevé
tendrían lugar en un universo en expansión perpetua.
La teoría del Big Crunch se basa en que en unos 20 000 millones de años, el universo, forzado
por la gran cantidad de masa, empezaría a comprimirse hasta acabar por colapsarse en una
singularidad, es decir, es muy posible que la fuerza gravitatoria de toda la materia que se
encuentra en los aros que rodeaban a las galaxias, tal vez, podría cesar e invertir con ella la
expansión.
Así, las galaxias empezarían a retroceder y con el tiempo chocarían unas contra otras, la
temperatura se elevaría y el Universo se precipitaría hacia un destino catastrófico en el que
quedaría reducido nuevamente a un punto.
Algunos físicos han especulado que después se formaría otro Universo, en cuyo caso se repetía
el proceso, lo que significa que tendría lugar otro Big Bang y otro Big Crunch, así infinitas veces.
El origen de la Tierra nace con los discos protoplanetarios del sistema solar. Nuestro planeta, en
origen, fue el mismo que el del sistema solar. Al principio solo había nubes de gas, rocas y polvo
en rotación. Las fuerzas del espacio fueron creando el disco protoplanetario que se convertiría
en nuestro sistema
La primera teoría catastrofista sobre la formación de los planetas la enunció en 1745 el conde de
Buffon. Suponía que otra estrella había chocado contra el Sol haciendo que se desprendiera la
materia necesaria para formar los planetas. Esta es la base de las teorías catastrofistas.
En 1905 cuando T. C. Chamberlin y F. R. Moulton supusieron que el Sol era una estrella aislada y
que otra estrella, en movimiento, pasó muy cerca de él. Las fuerzas que se establecieron entre
ellos provocó que parte de la materia del Sol se desprendiese y diese lugar a los planetas.
En 1916 James Jeans dio una nueva versión de esta teoría, suponiendo que la materia
desprendida tomaría forma de cigarro puro y que al irse fragmentando dio lugar a los planetas.
Estas teoría se llama tidal o mareal.
La teoría de captura es una versión de la de Jeans, en la que el Sol interactúa con una
protoestrella cercana, sacando un filamento de materia de la protoestrella. La baja velocidad de
rotación del Sol, se explica como debida a su formación anterior a la de los planetas. Los
planetas terrestres se explican por medio de colisiones entre los protoplanetas cercanos al Sol; y
los planetas gigantes y sus satélites, se explican como condensaciones en el filamento extraído.
En 1929 H. Jefferys recuperó la teoría de Buffon, pero especuló con que antes del choque se
desprendieron de Sol grandes masas de materia sólida. Esta teoría también se llama
planetesimal porque supone que la materia desprendida tomó la forma de partículas sólidas que
quedaron en rotación en torno al Sol.
Todas las teorías catastrofistas implican que la materia con que se formaron los planetas estaba
extraordinariamente caliente.
En 1949 Gerard P. Kuiper formuló una teoría según la cual habría una estrella doble en la que la
segunda estrella no logró a consolidarse y degeneró hasta formar los planetas.
La hipótesis nebular
La hipótesis nebular tiene su origen en el lejano 1734, cuando Emanuel Swedenborg ya presentó
pruebas sobre la formación del Sistema Solar según esta teoría, que además se ha extrapolado al
desarrollo de otras formaciones planetarias por todo el universo.
La hipótesis nebular parte del modelo SNDM, es decir, el modelo nebular solar o modelo de
disco nebular solar, que explica las propiedades de nuestro vecindario con sus órbitas circulares
y coplanares en todos los mundos del sistema en la misma dirección en la que rota el Sol.
Así pues, según la hipótesis nebular, las estrellas son formadas a raíz de nubes masivas de
enorme densidad compuestas de hidrógeno molecular llamadas NMG.
Dado que son gravitacionalmente inestables, la materia que se acumula en su interior se funde,
dando lugar a cúmulos pequeños y de gran densidad que comienzan a girar, provocando un
colapso que forma una estrella.
Lee también: «Inmensa nube de hidrógeno se acerca velozmente a la Vía Láctea, esto es lo que
necesitas saber al respecto»
VJANEZ/ISTOCK/THINKSTOCK
Según las estimaciones relacionadas con el Sistema Solar, nuestra estrella tardaría alrededor de 1
millón de años en formarse, por lo que el disco protoplanetario debió ir evolucionando hacia el
estado primitivo de los planetas que hoy conocemos en los siguientes 10 a 100 millones de años
aproximadamente.
Los seres vivos son unidades organizadas (muchas veces se los denomina organismos) capaces
de llevar a cabo ciertas acciones, como metabolizar, reproducirse y evolucionar. Para ellos deben
poder intercambiar energía, información y/o materia con el medio ambiente y con otros seres
vivos.
Los seres vivos son el producto de altísimos niveles de organización de la materia orgánica. Esta
organización les permite obtener energía, crecer, reproducirse y evolucionar. Ese es el conjunto
mínimo de características compartidas que pueden ser comprendidas como los rasgos propios
de la vida tal y como la conocemos.
Sin embargo, los límites entre lo considerado vivo y no vivo, en algunos casos son difíciles de
definir y señalar qué distingue a los seres vivos de la naturaleza inorgánica que los rodea. Ciertos
abordajes prefieren pensar la vida como un sistema complejísimo que se perpetúa a sí mismo y
que se mantiene operante mientras conserve su ordenamiento interior.
Composición celular
seres vivos
Una de las características fundamentales de los seres vivos es estar compuestos por una o más
células.
Éstas presentan una enorme especificidad en su constitución y sus funciones, así como procesos
metabólicos y organizativos propios.
En base a este hecho, los seres vivos se diferencian a grandes rasgos entre unicelulares
(constituidos por una sola célula) y pluricelulares (constituidos por muchas células). En el caso de
estos últimos, las células sacrifican su autonomía para funcionar como un todo altamente
jerarquizado y organizado.
Homeostasis
Los seres vivos dependen de su estabilidad y organización para subsistir. Sin embargo, en todos
los organismos existe cierto grado de desorden denominado entropía.
Por eso, necesitan estrategias de regulación del medio interno que conserven esa estabilidad.
Los aspectos en que es más importante evitar desajustes son la temperatura, pH y concentración
de nutrientes. A los diversos procesos que logran ese balance interior se los denomina
homeostasis.
Irritabilidad
Se conoce como irritabilidad a la capacidad inherente de los seres vivos de relacionarse con su
entorno y reaccionar a los estímulos que de éste provengan. Esto no significa que todos
reaccionen de igual forma, pero sí que ningún ser vivo puede existir sin un vínculo con su medio
ambiente. Cómo mínimo, debe intercambiar materia o energía.
Así, un ser vivo responde a determinados estímulos como olores, sonidos, movimientos, de
acuerdo a su rol en la naturaleza y a su estado en el momento del estímulo. Lo mismo ocurre con
la sed, el hambre y otras sensaciones internas, reflejo de las necesidades para mantener la
homeostasis.
Metabolismo
mapache comiendo
Los seres vivos poseen diversos mecanismos para obtener materia y energía del ambiente.
Dado que mantener un grado de organización estable consume materia y energía, los seres
vivientes poseen diversos mecanismos para obtenerlas del medio ambiente. Estos procesos son
llamados “metabólicos” y suele implicar dos procesos fundamentales:
Desarrollo y crecimiento
El metabolismo cumple dos funciones. Por un lado, provee a los seres vivos de la energía
necesaria para sobrevivir. Por otro lado, les ofrece los insumos (energéticos y materiales) para
hacer más compleja su propia estructura, crecer y reproducirse.
Reproducción
flamingos
La reproducción, como estrategia para superar el fallo inevitable de los organismos vivos que
conduce a la muerte, es también propio de los seres vivientes. Existen dos formas conocidas de
perpetuación de la especie:
Sexual. Un proceso más complejo, en el que dos individuos desarrollados pueden juntar parte de
sus materiales genéticos y crear un tercer individuo cuyo genoma será totalmente nuevo, si bien
semejante parcialmente al de ambos progenitores. Los seres pluricelulares se reproducen de
esta manera, ya que poseen células especializadas en la reproducción (gametos).
Adaptación
La vida debe entenderse como un ejercicio dinámico, esto es, en constante cambio. Los seres
vivos compiten entre sí por adaptarse al medio ambiente de la mejor manera. Así, evitan que los
cambios que se producen conduzcan a la extinción sino al reacomodo, al cambio, a la variación
adaptativa.
Por ejemplo, los primeros seres marinos se encontraron en determinado momento con una
sobrepoblación de los mares, lo cual hacía más difícil la competencia por la comida y otros
recursos. Algunos lograron adaptarseincursionando en un terreno nuevo y desconocido, pero
listo para su colonización: la tierra.
De esta manera los seres vivos se aferran a la existencia en contra de distintas adversidades. Así
se aumentan las probabilidades de supervivencia de la especie pero también la biodiversidad.
Evolución
La adaptación de las especies genera nuevos tipos de individuos. La selección natural implica que
aquellos que están mejor preparados para el ambiente en que viven, sobreviven más tiempo y
se reproducen de forma más exitosa, haciendo que la especie se perpetúe. Este es el proceso de
la evolución.
Darwin llamó este fenómeno la “sobrevivencia del más apto”. A largo plazo, consiste en la
extinción de las especies menos adaptadas a cada medio, permitiendo que su lugar lo ocupen
otras con una mayor y mejor preparación para sobrevivir. Es decir que cada medio daba lugar a
nuevas formas de vida.
Este proceso, a lo largo de miles de millones de años, arrojó organismos más complejos en
diversos niveles, hasta dar con el ser humano. Aunque habitualmente no podamos apreciarlo
(porque ocurre a lo largo de muchas generaciones) este proceso aún continúa.
Inteligencia
Muchos de los seres vivos muestran diversos grados de inteligencia. La misma puede
manifestarse como autoconciencia, memoria y capacidad de decisión para resolver de la manera
más provechosa sus problemas puntuales.
La inteligencia puede variar en grado, y se considera al ser humano como la especie más
inteligente que se conoce. Suele constituir una herramienta de supervivencia poderosa, capaz de
organizar social y biológicamente a las criaturas.
Genética
Cada vez que una célula se reproduce, el ADN se duplica y llevan la misma información a la
nueva célula. Cuando se trata de una célula sexual, el ADN garantiza que los descendientes
tengan, al menos parcialmente, las mismas características que el progenitor.
Fuente: pixabay.com
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5 Referencias
El objetivo principal de la biología es el estudio de la vida. Por esta razón, una de las incógnitas
más apasionantes – e intrigantes – para los biólogos es proponer teorías y formular de hipótesis
para revelar cómo ocurrió el origen de este fenómeno.
Existe un sinfín de teorías que buscar resolver este enigma. A continuación describiremos dos de
las teorías sobre el origen de la vida que precedieron a la teoría de la biogénesis, para lograr una
perspectiva histórica del tema.
Teoría de la creación especial
Inicialmente, se pensaba que la vida había sido creada por un creador divino. Las formas creadas
eran perfectas e inmutables. Esta visión, basada estrictamente en el pensamiento religioso,
empezó a dejar de ser convincente para los investigadores de la época.
Teoría de la abiogénesis
Era común pensar que la vida surgió de materia no viva. Así, esta idea donde la vida surge de
materia inanimada se llamó “generación espontánea”.
Entre los postulados más llamativos de la teoría está el origen de animales como caracoles,
peces y anfibios a partir del barro. Increíblemente, se llegó a pensar que los ratones podían
originarse de ropa sucia, luego de dejarla al aire libre por unas tres semanas.
De acuerdo con la teoría de la biogénesis, la vida se originó partiendo de otras formas de vida
que ya existían.
Esta teoría fue respaldada por varios científicos, entre ellos Francisco Redi, Louis Pasteur, Huxley
y Lazzaro Spallanzani; todos estos investigadores resaltan por sus enormes contribuciones a las
ciencias biológicas.
Sin embargo, la teoría de la biogénesis supone que toda la vida aparece de vida. Entonces
debemos preguntarnos, ¿de dónde apareció o cómo surgió esa primera forma de vida?
Para lograr este argumento débil – y circular – debemos recurrir a las teorías de cómo surgió la
vida. Esta interrogante fue resuelta por varios investigadores, entre ellos A.I Oparin y J.B.S
Haldane. Primero discutiremos los experimentos que lograron apoyar la biogénesis y luego
volveremos a esta interrogante.
Por ello, llegaban moscas u otros animales (ratones, por ejemplo) y depositaban sus huevos, lo
cual era erróneamente interpretado como generación espontánea de la vida. Estos
investigadores pensaban que eran testigos la generación de seres orgánicos vivos a partir de
materia sin vida.
Entre los experimentos más destacados que lograron desacreditar a la abiogénesis están las
contribuciones de Francesco Redi y de Louis Pasteur.
Francesco Redi era un médico oriundo de Italia que sintió curiosidad por la generación
espontánea de la vida. Para intentar desaprobar esta creencia, Redi ideó una serie de
experiencias controladas para demostrar que la vida solo podía aparecer de vida ya existente.
El diseño experimental incluía una serie de frascos con trozos de carne en el interior y sellados
con gasas. El papel de la gasa era permitir la entrada de aire, excluyendo a cualquier insecto que
pudiese ingresar y depositar sus huevos.
Efectivamente, en los frascos tapados con gasa no se encontró indicio de animales y los huevos
de las moscas quedaron atrapados en la superficie de la gasa. Sin embargo, para los defensores
de la generación espontánea esta evidencia no fue suficiente para descartarla – hasta la llegada
de Pasteur.
Uno de los experimentos más famosos fue ideado por Louis Pasteur a mediados del siglo XIX,
logrando eliminar completamente el concepto de generación espontánea. Estas evidencias
lograron convencer a los investigadores de que toda la vida proviene de otro ser vivo
preexistente y apoyó la teoría de la biogénesis.
El ingenioso experimento usaba botellas con cuello de cisnes. A medida que subimos en el cuello
del matraz en forma de “S”, este se va haciendo cada vez más angosto.
En cada uno de estos matraces, Pasteur incluyó cantidades iguales de caldo nutritivo. El
contenido fue calentado hasta hervir para lograr la eliminación de los microorganismos allí
presentes.
Con el paso del tiempo, ningún organismo fue reportado en los matraces. Pasteur cortó el tubo
en uno de los matraces y rápidamente empezó un proceso de descomposición, contaminándose
de microorganismos provenientes del ambiente circundante.
Así, pudo ser probado con evidencia contundente, gracias a Redi y finalmente a Pasteur, que la
vida proviene de la vida, principio que se resumen en la famosa frase en latín: Omne vivum ex
vivo (“toda vida procede de vida”).
Volvamos a nuestra interrogante inicial. Hoy es ampliamente conocido que los organismos vivos
provienen solo de otros organismos – por ejemplo, tú vienes de tu madre y tu mascota,
igualmente, nació de su respectiva madre.
Pero llevemos el asunto hasta el ambiente primitivo donde ocurrió el inicio de la vida. “Algo”
debió dar origen al primer o a los primeros seres vivos.
Actualmente, los biólogos apoyan la hipótesis que la vida en la tierra se desarrolló partiendo de
sustancias no vivas que formaban agregados moleculares. Estos agregados lograron replicarse de
manera adecuada y desarrollaron un metabolismo – características notables de los seres que
consideramos “vivos”.
Sin embargo, ya habíamos planteado evidencia que lo vivo no podía surgir de materia no viva.
Entonces, ¿cómo resolvemos esta aparente paradoja?
En estas condiciones pudo ocurrir una evolución química que, tras un periodo de tiempo
significativo, llevó a las primeras formas de vida.
La Teoría de la generación espontánea fue el nombre que recibió la creencia de que ciertas
formas de vida animal y vegetal surgían de manera automática, espontánea, a partir de la
materia orgánica, la materia inorgánica o alguna combinación de ambas.
Esta teoría estuvo vigente por muchos siglos, desde la Antigüedad. Aunque es una hipótesis que
jamás pudo probarse científicamente, muchos creyeron comprobarla mediante la observación
directa.
Aristóteles, el filósofo griego, creía en esta teoría. También fue aceptada y sustentada por
pensadores del siglo XVII y XVIII como Sir Francis Bacon, René Descartes e Isaac Newton, quienes
desconocían el mundo de la microbiología. Aplicaba a las criaturas pequeñas tenidas por plagas
o parásitos, como moscas, piojos, garrapatas e incluso ratones.
La creencia era que si se dejaban en un recipiente los elementos correctos (digamos: ropa
interior sudada y trigo), se encontraría al cabo de cierto tiempo en su lugar algún tipo de
animales (digamos: ratones).
Esta teoría sobre el origen de la vida no contradecía la reproducción convencional, ya que las
criaturas obtenidas por generación espontánea eran tan perfectas e idénticas como las nacidas
de la reproducción sexual.
De este modo, podía sustentarse que en la carne descompuesta, los excrementos o las mismas
entrañas del ser humano, se daban por generación espontánea diversas formas de vida, en vez
de pensar que de algún modo habían éstas llegado hasta allí.
Refutación de la Teoría
El experimento de Redi (1668). Llevado a cabo por Francesco Redi, médico italiano, quien
dudaba de que los insectos pudieran surgir espontáneamente de la putrefacción, y suponía que
en algún momento algún insecto adulto debía depositar huevos o larvas sobre la materia en
descomposición. Para comprobarlo ubicó tres trozos de carne en tres envases distintos: uno de
ellos abierto y los otros dos sellados con gasas que permitieran el ingreso del aire al frasco pero
no de las moscas adultas. Tras pasar el tiempo, hubo gusanos en la carne expuesta y no en las
selladas, aunque sí hallaron huevos de mosca sobre las gasas.
El experimento de Pasteur (1861). Desarrollado por el francés Louis Pasteur, padre de la técnica
de preservación de alimentos conocida como la pasteurización, consistió en la introducción de
caldo de carne en dos balones de destilación de boca larga y encorvada (en forma de “S), que se
va haciendo más fina conforme asciende. La forma del tubo permitía la entrada de aire, pero
hacía que los microorganismos se quedaran en la parte inferior del envase, sin acceder a la
carne. Así, calentó el caldo hasta esterilizarlo y simplemente esperó: tras varios días, no hubo
señales de descomposición, tras lo cual Pasteur procedió a cortar la boca del envase y allí, al
poco tiempo, sí se dio la descomposición, demostrando así que los microorganismos provenían
de otros microorganismos y que, en general, toda forma de vida proviene de otra forma de vida
que le antecede.