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docente y padres
Artículo de resultados de investigación para optar al título de Psicólogo otorgado por USB
Colombia
Resumen
Palabras Clave: Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, abordaje terapéutico,
acompañamiento familiar, intervención psicopedagógica, abordaje integral.
Abstract
The objective of this research is the possibility of approaching the accompanying parents,
therapist, and a teacher in a process of intervention in a case of attention Deficit Hyperactivity
Disorder (ADHD). For this purpose it is important to inquire about the conception that they
build each of the actors on the diagnosis, intervention strategies, and the factors that enable or
hinder the approach jointly. The development of the research involved; a primary teacher, a
psychologist, and the mother of a child diagnosed with ADHD. As a data collection strategy
was made use of semi-structured in-depth interviews. Within the results highlights the
articulation between the strategies of boarding and accompaniment in the process of the child,
process that benefited looks for the interest, knowledge and communication of the three actors
involved, allowing the child to improve emotional, academic, family and social aspects.
Introducción
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (de ahora en adelante TDAH),
fundamenta principalmente su desarrollo en características biológicas que implican la
ausencia de formación de las funciones que se dan en los sectores anteriores y posteriores del
cerebro, afectando la programación, el control, la organización cinética de movimientos y
acciones, y las funciones espaciales (Quintanar y Solovieva, 2008). Con respecto a las causas
y soluciones para el TDAH existen diferentes líneas de acción, todas ellas dependiendo de la
perspectiva en que se entienda la realidad del sujeto y la entidad diagnóstica. Dentro de los
diferentes paradigmas que permiten entender el TDAH se encuentra por ejemplo; la
perspectiva médica, haciendo alusión a causas biológicas (Castellanos y Proal, 2012; Delgado
y Etchepareborda, 2013) la sociocultural, refiriéndose al ambiente y las interacciones que se
dan en este (González, Bakker & Rubiales, 2014; Figueroa y Campbell, 2014; Schalock y
Verdugo, 2002; Quintanar y Solovieva, 2007; Verdugo,2000); y la postura psicoeducativa,
donde el TDAH puede corresponder a factores genéticos, neurobiológicos, morfológicos,
alimenticios, sociales y pedagógicos (Da Silva y Domelles, 2014; Jiménez, 2009; Soriana,
Miranda & Cuenca, 1999; Sarto, 2006; Delgado, et al., 2012).
Respecto a la perspectiva médica, el TDAH ha sido catalogado, por la literatura e
investigaciones, como una condición que sienta sus bases en el sustrato neurológico del
sujeto; adjudicando los síntomas del mismo a afectaciones en algunas zonas del cerebro y sus
conexiones. Castellanos y Proal (2012), realizaron una investigación de tipo documental con
el fin de mostrar las áreas cerebrales que tienen implicaciones en el TDAH. En los resultados
más sobresalientes mencionan que la afectación del área prefrontal, la cual se encarga de las
funciones ejecutivas, tiene una fuerte incidencia en el diagnóstico del trastorno. Sin embargo,
las conexiones que ésta realiza con otras zonas del cerebro, como lo son la corteza occipital,
pueden ser relevantes para diagnosticar TDAH, pues esta última interactúa de manera directa
con la red atencional dado que permite suprimir y filtrar los estímulos irrelevantes al
momento de realizar una actividad.
En esta misma línea, Ceardi, et al (2016) realizan una investigación de corte cualitativo
cuyo propósito era hacer un análisis del discurso a profesionales en el área de la salud y
educación encargados del abordaje de niños con diagnóstico de TDAH, y a padres de familia
de los sujetos diagnosticados, por medio de entrevistas semiestructuradas individuales y
grupales, con el fin de reflexionar sobre la aproximación práctica y teórica que se le ha dado
al TDAH. Para el análisis de los resultados hacen mención a la teoría de los repertorios
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interpretativos (RI), emergiendo tres categorías, las cuales dan cuenta de las relaciones
discursivas de poder y de saber. Por un lado, el cuerpo disfuncional, lo cual significa el niño
visto y enunciado como trastorno, para luego ser objeto de intervención del sistema médico-
escolar, Ceardi, et al (2016) afirma que “se reduce al niño a un informe de su dimensión
conductual” (p.221). El segundo RI es el cuerpo corregible, en el que se piensa que son
necesarias técnicas para su normalización y corrección, y por último, el cuerpo medicable,
pensando el fármaco como un agente normalizador, operando sobre el control que no pueden
ejercer ni docentes ni padres. Se llega a la conclusión de que lo educable es lo sano, por ende,
escuela y familia deben asumir el control y disciplinamiento del cuerpo infantil.
Desde la perspectiva sociocultural, la cual da importancia al entorno del sujeto y las
relaciones que se establecen en el mismo, cabe mencionar el contexto familiar y los estilos
parentales, los cuales fueron objeto de estudio de dos investigaciones (González, Bakker, &
Rubiales, 2014; González, Bakker & Rubiales, 2014) quienes muestran resultados similares,
pues el objetivo de ambas investigaciones fue encontrar diferencias en los modelos parentales
de los padres que tienen niños con TDAH y los que no tienen hijos con dicho trastorno, con el
fin de incluir a la familia en la intervención terapéutica. La primera compara los modelos
parentales de padres de niños sin TDAH (102 niños con sus respectivos padres) y padres de
niños con TDAH (6 niños con sus respectivos padres). Tanto a padres como a niños se le
aplicaron la Escala de Afecto y la Escala de Normas y Exigencias (González, Bakker, &
Rubiales, 2014). En la segunda investigación, realizada por González, Bakker y Rubiales
(2014), participaron 14 madres de niños con diagnóstico de TDAH y 35 madres de niños sin
diagnóstico de TDAH, quienes respondieron las escalas mencionadas anteriormente y un
Cuestionario de Afrontamiento del Estrés. En ambas investigaciones se encontró que hay un
estilo parental diferencial de las familias y padres de niños con TDAH, pues estas manifiestan
mayor crítica y rechazo hacia sus hijos, además de presentar una menor expresión afectiva y
problemas en la comunicación, razón por la cual la satisfacción parental es baja buscando
apoyo en agentes externos, pues consideran que no cuentan con los mecanismos suficientes
para enfrentar las situaciones conflictivas.
La investigación de Serrano-Troncoso, Guidi y Alda-Diez, (2013) afirma que el
entrenamiento para padres, el cual tiene como objetivo informar y brindar técnicas para
mejorar el manejo de los niños, es una de las mejores herramientas en la intervención para
sujetos con TDAH, pues estas permiten la articulación de la familia y la escuela en pro del
mejoramiento de los niños y jóvenes. De igual forma, Robles y Romero (2011), al revisar los
diferentes programas de entrenamiento para padres ofrecidos por terapeutas, mencionan que
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intelectuales y sociales (Sarto, 2006); los terapeutas, en tanto generan estrategias para la
intervención de diagnósticos con TDAH y los docentes, dado que lideran los procesos
educativos y comparten el espacio donde el niño pasa la mayor parte de su infancia; así
mismo, revisar la construcción de imaginarios ante la niñez y el diagnóstico que se presenta
ante dificultades del aprendizaje.
Schalock y Verdugo (2002) refieren que dentro del abordaje o acompañamiento de las
familias de niños diagnosticados con TDAH es necesario trabajar en la construcción de una
serie de condiciones que permitan mejorar la calidad del entorno, dentro de ellas es
importante tener presente el trabajo conjunto con profesionales que apoyen los procesos de
intervención ante el diagnóstico, generando en la familia dinámicas de confianza y
fortalecimiento respecto a los procesos terapéuticos, evitando patologizar la condición y
propiciando el apoyo familiar para el niño diagnosticado y su principal cuidador.
El diagnóstico de TDAH demanda que los cuidadores o padres asuman un papel activo
y responsable frente a los procesos educativos, dado que el entorno escolar es el escenario
donde el niño pasa gran parte de su tiempo, y potencializa las habilidades motoras,
intelectuales, creativas, socioafectivas, entre otras, siendo pertinente que los padres participen
en la escogencia de la escuela, las adaptaciones curriculares que sean necesarias, los recursos
didácticos para la apropiación de los temas correspondientes a la edad del niño, y en general a
las demandas propias de cada entorno en los cuales el niño ejerza una actividad (Verdugo,
2009).
Dentro de la dinámica escolar se hace imprescindible el acompañamiento de un
psicopedagogo o psicólogo, que sea protagonista en la orientación del maestro con sus
estudiantes, que cumpla un papel de asesor de nuevas herramientas y lineamientos para el
trabajo terapéutico con los niños, y así no solamente influir en las dinámicas de aprendizaje y
sus formas de trabajo, sino en las otras esferas que componen la vida del sujeto como lo son la
social, emocional y psicológica (Jiménez, 2009). Para Soriano, Miranda y Cuenca, (1999) la
intervención psicopedagógica deberá propiciar que el aprendizaje sea dado de una forma
social y sociolingüística, que tenga más peso el razonamiento y la resolución de problemas
que la simple memorización del conocimiento, fomentando la idea del aprendizaje como una
transformación que es activa, se construye y está guiada por la regulación de un otro.
Respecto al abordaje terapéutico y el diagnóstico neuropsicológico, si se realiza a
temprana edad permite una mejor intervención para los sujetos identificados con TDAH,
además, ayuda a prevenir algunos problemas que se pueden presentar a lo largo del desarrollo
del niño y el ámbito escolar (Quintanar y Solovieva, 2007). El propósito de la evaluación
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parte de su cotidianidad, pueden conducir al niño a percibirse también de una manera negativa
o tener autoestima baja, al compararse con sus compañeros que no tienen dichas dificultades,
en algunas ocasiones, las experiencias repetidas de fracaso los lleva a no poder adaptarse de
manera adecuada en el contexto y pensar en su escasa capacidad, y que cuando pueden lograr
algo positivo atribuyen el suceso a la facilidad de la tarea o a factores externos de su propia
conducta (Soriano, Miranda & Cuenca, 1999). Suele ser muy frecuente que los padres actúen
sobreprotegiendo, rechazando o teniendo sentimientos ambivalentes hacia sus hijos, sobre
todos los primeros días después del diagnóstico, porque el proceso de adaptación es activo y
fluctuante a medida que el niño crece y se enfrenta a situaciones nuevas que requieren
modificar algunas ideas previas (Sarto, 2006).
A partir de lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que alrededor del diagnóstico e
intervención del TDAH confluyen diversos modelos teóricos; psicología, neuropsicología y
pedagogía, que articulan diferentes actores y perspectivas con respecto a las mejores formas
de intervención y proceder según sea el caso, sin embargo, las investigaciones suelen agrupar
a dos de ellos, preguntándose por la relación entre padres y docentes, padres y comunidad,
como se evidencia en las mencionadas anteriormente. (Ceardi, et al (2016), Da Silva &
Dornelles (2014), Delgado, et al. (2012), Figueroa y Campbell (2014), González, Bakker, &
Rubiales (2014), Jiménez (2009), Jiménez, et al. (2016), Robles & Romero (2011), Schalock
& Verdugo, (2002), Serrano-Troncoso, Guidi y Alda-Diez, (2013), Soriano, Miranda &
Cuenca, (1999), Verdugo (2009), Verdugo (2000)).
Dentro de la línea de discusión liderada principalmente por licenciados en educación,
Jiménez, et al. (2016), manifiestan la importancia del trabajo con la familia, la escuela y la
comunidad, con el fin de fortalecer los vínculos del niño con los actores mencionados y crear
espacios lúdicos para su inclusión. Por otro lado, Delgado, et al. (2012) refieren la
importancia del rol que debe desempeñar en conjunto el psicólogo y la familia, propiciando
espacios para la psicoeducación, mejorando la salud mental de los padres y de los niños
diagnosticados. Robles y Romero (2011) hacen referencia al entrenamiento para padres,
logrando aspectos positivos en el contexto familiar, siendo esta la principal población de su
investigación.
Las investigaciones mencionadas hasta ahora, y el trabajo clínico que se evidencia en
ellas con niños diagnosticados con TDAH suelen priorizar intervenciones diádicas entre
terapeuta - niño, familia - terapeuta, docente - niño, familia - docente, impactando
posiblemente en una o dos esferas de la vida del niño, ya sea la emocional, cognitiva,
psicológica y/o social, distanciandose de la mirada holística del sujeto, ya que pocas veces se
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evidencia el trabajo en conjunto de los diferentes actores debido a las diversas dificultades
como la falta de tiempo y espacio, principalmente de la familia y las dinámicas escolares, las
diferentes posturas de los actores ante el diagnóstico, las barreras económicas que impiden la
elección de los recursos y mecanismos a utilizar para el tratamiento, entre otros. Por esta
razón surge la pregunta de la presente investigación la cual gira entorno a comprender ¿Cómo
se da el acompañamiento en el proceso de intervención del TDAH desde la perspectiva del
terapeuta, docente y padres?
Método
Camilo Niño de nueve años de edad que cursa tercero de Caso diagnóstico
primaria en un colegio privado de la Ciudad de
Cali. Hace un año se diagnosticó, a partir de un
examen neuropsicológico, con Trastorno
Específico del Aprendizaje con comorbilidad por
Déficit de Atención con Hiperactividad de tipo
mixto, interfiriendo en su comportamiento y
desempeño académico. Camilo ha asistido a
terapia de lenguaje, tutorías externas y terapia
ocupacional; esta última se lleva a cabo al inicio
del diagnóstico con una frecuencia de tres veces
por semana en casa durante tres meses. Por
diferentes motivos se suspendió dos meses el
tratamiento, sin embargo, cuando Camilo ingresa
al colegio se inicia el proceso terapéutico con la
psicóloga de la institución educativa.
Comprensión
del TDAH
Imaginarios
Abordaje ante el
del TDAH diagnóstico
y la niñez
Figura No.1
Resultados
Dentro de la comprensión de las causas del TDAH, se encuentra que Cristina, Paula y
Vanessa inicialmente manifiestan que el diagnóstico no debe ser concebido como una
enfermedad. Sin embargo, durante las entrevistas se puede observar que los discursos son
ambiguos ante la terminología y sus causas, a partir de lo anterior se encuentran dos creencias,
por un lado, pensar que el TDAH es el resultado de la influencia de aspectos sociales y
emocionales, y por otro, pensar que las causas se encuentran asociadas a características
inherentes a la personalidad. Teniendo en cuenta estas dos creencias se puede concluir que el
TDAH es una dificultad que puede ser superada a partir de un abordaje adecuado.
Las entrevistadas confluyen que en un niño con TDAH se suelen afectar los procesos
de autorregulación, atención y memorización, además, se presenta un alto nivel de actividad
motora, y en algunos casos el niño puede llegar a mostrar agresividad como lo menciona
Cristina “él en 1° fue agresivo, o sea tú no le podías hacer una broma porque él te llegaba a
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golpes, no era algo de siempre, él no te peleaba todos los días pero si, por ejemplo una vez
por periodo podía tener un inconveniente” y falta de control para medir el riesgo, según
Vanessa “no miden el riesgo en ocasiones, les parece normal golpear a otro, a los otros
niños ya no, miran que el golpear causa daño”. Los comportamientos anteriores, constituyen
fuentes de conflicto, dado que las personas que los rodean suelen desaprobar sus conductas, lo
que conlleva a que el niño con TDAH se frustre con facilidad y desconfíe de sus capacidades,
negándose en ocasiones la posibilidad de participar en actividades lúdicas, talleres grupales en
clase, entre otros, trayendo repercusiones a nivel social.
Estrategias parentales
realizar un constante acompañamiento familiar y compartir actividades que sean del agrado
del niño, como cocinar, y ofrecer un espacio de reconocimiento en el cual el niño pueda
interiorizar la idea de que él puede realizar lo que se propone, además, Cristina manifiesta que
“creo que a mí lo que me ha ayudado con Camilo desde pequeño es que yo lo he involucrado
con Dios, yo respeto mucho a la gente que no cree o que dice no, pero esa confianza de que
“Papito Dios te ama, de que él está contigo y te va ayudar”, fortaleciendo la autoestima y
confianza del niño.
Estrategias terapéuticas
En cuanto a las estrategias terapéuticas, las cuales fueron extraídas del discurso de
Vanessa, se encuentra que es importante potencializar las diferentes habilidades que tengan
los niños diagnosticados con TDAH, como la extroversión y el liderazgo, y debilitar
conductas como la impulsividad, el aislamiento y la inatención, contando con el apoyo de los
cuidadores, la institución y la docente, siendo esta última quien intervendrá en la organización
e interacción del niño y sus compañeros, pues las diferentes personalidades de estos podrán
impactar en el desarrollo académico y social de los sujetos con diagnóstico de TDAH. Cabe
resaltar que la disposición y actitud de los docentes influye en la percepción que los niños
tienen de sí mismos y de su respuesta a las demandas escolares, la terapeuta manifiesta “yo le
digo al profesor, mira, si tú sigues, si tu gritas constantemente él lo que va a hacer es
responder a tu grito de forma desafiante, entonces como el profesor me está gritando yo
también le voy a responder gritando y me siento satisfecho, entonces como me siento
satisfecho el profesor sin darse cuenta le está reforzando la conducta”.
Al igual que la madre, la psicóloga refiere que las actividades extracurriculares tienen
efectos positivos sobre la regulación y el seguimiento de normas, siendo necesario explicar
con argumentos a los niños que sus conductas traen consecuencias. Así mismo, manifiesta que
se deben propiciar espacios de psicoeducación a padres con el fin de que comprendan la
situación y trabajen en las pautas que deben ajustar con sus hijos en el día a día, a partir de
herramientas como los reforzadores positivos y negativos, el castigo, la metodología de
fichas, entre otros, dado su enfoque cognitivo conductual.
Estrategias pedagógicas
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Dentro de las estrategias pedagógicas implementadas por Paula, ésta manifiesta que es
importante transmitirle ánimo a los niños para que ellos mismos se sientan capaces de realizar
las actividades que se proponen. En el ámbito académico “los temas no cambian para ellos
porque ellos son capaces de responder con la exigencia académica” afirma la docente, sin
embargo, algunas evaluaciones y talleres pueden ser ajustados en compañía del equipo
multidisciplinar, dadas las dificultades del niño para concentrarse y realizar algunas
actividades “por ejemplo con Camilo siempre se le da un tiempo de más para que él termine
pero debe cumplir como los otros niños [...] digamos que si para las evaluaciones son diez
puntos a Camilo le hago cinco puntos pero él debe hacer la evaluación sólo”.
Por otro lado, la institución, en compañía de la psicóloga, brindan espacios para la
resolución de dificultades familiares que puedan llegar a afectar el proceso académico del
niño, dada la necesidad de contar con un constante acompañamiento en casa, pues los actores
que están involucrados en la enseñanza de los niños son conscientes de que esto beneficia
todas las esferas de sus vidas. De igual forma, Paula se apoya en la psicóloga de la institución
cuando se presentan obstáculos en la diada institución - familia, “digamos si es por la parte
académica se cita al padre de familia, entra la coordinadora y entra también la psicóloga
para mediar ahí en ese proceso”.
La docente manifiesta que la psicóloga además de hacer el acompañamiento a padres,
le brinda herramientas para que los niños con diversos diagnósticos comprendan los
contenidos académicos a su propio ritmo, como hablar con un tono de voz firme, explicar las
temáticas de manera didáctica, distribuir a los estudiantes adecuadamente en el salón de clase,
entre otros. Paula refiere que Camilo busca por sí mismo las estrategias para responder a las
exigencias académicas, apoyándose de sus habilidades comunicativas y sociales.
Respecto a esta categoría, las tres entrevistadas comentan desde su perspectiva, que
cada niño con diagnóstico de TDAH es diferente, por lo tanto, se necesita de un equipo
multidisciplinar, según sea el caso, integrado por un psicólogo, terapeuta ocupacional,
fonoaudiólogo, psiquiatra y/o neurólogo, entre otros, con el fin de posibilitar un abordaje
satisfactorio. Otra característica que posibilita la adecuada intervención, es el conocimiento y
comprensión del diagnóstico por parte de los cuidadores y los docentes, pues son estos los que
deben llevar a cabo las estrategias de intervención y garantizar un continuo acompañamiento.
Dentro de las estrategias de intervención, en procura de favorecer una adecuada comprensión
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de los padres y una articulación al trabajo conjunto, Vanessa menciona que los talleres de
psicoeducación son una herramienta fundamental para que los padres conozcan sobre el
diagnóstico, desarrollen estrategias de acompañamiento en casa, así como la posibilidad de
conversar sobre las frustraciones que genera un hijo con un diagnóstico de TDAH.
Por esta misma línea, Cristina menciona que el éxito de la intervención se liga a la
relación entre el terapeuta y el sujeto diagnosticado, “yo pienso que en el primer mes ya
empiezas a ver cambios leves, pero ya empiezas a ver que ya es distinto, por eso yo siempre
recomiendo que tengan terapeutas que logren hacer una conexión emocional [...] la
psicóloga se conectó emocionalmente con el niño, entonces él la esperaba. En cambio, hay
niños que dicen “no usted para que me va a llevar allá” “ella no hace nada””. Es importante
que la terapia logré llamar la atención del niño, respondiendo asertivamente a las estrategias
planteadas por el terapeuta con el fin de mejorar aspectos emocionales, sociales y cognitivos,
según sea el caso y la demanda. Respecto a Camilo, Cristina y Paula refieren que el vínculo
afectivo que se generó entre el niño y la terapeuta ocupacional fue vital en el proceso de
intervención, logrando que interiorizara y pusiera en práctica la noción de norma y autonomía
que le permite fortalecer la estima y afecto que los demás le demuestran.
Es importante destacar que la articulación de los tres actores para el abordaje
terapéutico es posible gracias a la comunicación e interés que cada uno manifiesta, puesto que
el objetivo en común en el proceso de intervención de Camilo es lograr que mejore
académicamente en las áreas que presenta mayores dificultades, y a nivel social, que pueda
seguir las normas y tener mayor autorregulación para interactuar con los demás.
costoso se recurre a la EPS, siendo éste un proceso largo y dispendioso por los trámites
administrativos.
Respecto a las relaciones con la familia, la no comprensión del diagnóstico por parte
de los padres, algunos integrantes del hogar, así como el escenario escolar, pueden ser
factores que afectan la implementación de estrategias por parte del colegio y los docentes, ya
que no hay una comprensión de los alcances y limitaciones del diagnóstico en el
comportamiento del menor, y se presenta poca comunicación entre los actores, en algunas
ocasiones por miedo en las familias a exponer sus fallas ante el colegio y por otro lado por
creer que el posible manejarlo solo desde casa. Paula refiere que “Cuando la familia no
acepta, no colabora ¿En qué punto no colabora? Cuando se le hacen las sugerencias de las
terapias, de que le haga un proceso médico, que si el niño tiene que hacer alguna actividad,
pues eso afecta en el colegio porque no hay un proceso, no hay una coyuntura entre familia y
colegio”. La psicóloga y la madre, además mencionan que el proceso se puede ver
deteriorado si los docentes de la institución y otros actores sociales no entienden las
particularidades del niño diagnosticado, perjudicando la coyuntura que debe haber entre
colegio y familia, Cristina menciona al respecto que “una profesora le dijo “no pudiste” o le
dijo una frase que no y ya él se bloqueó y es un lio sacarlo de ahí, toca ir, hablarle, decirle
“mira pero tu si puedes””.
En cuanto a la diada terapeuta - familia, se pueden presentar diferencias durante el
proceso de intervención, pues las representaciones que tiene cada actor sobre el diagnóstico
del niño afecta el abordaje en conjunto, trayendo consigo que algunos padres desistan de las
terapias, ya que deben realizar modificaciones en las dinámicas familiares. Dichos cambios,
en algunas ocasiones, no se llevan a cabo pues se considera que es un trabajo adicional a las
obligaciones ya adquiridas y establecidas con los hijos, incomodando y cambiando las
relaciones filiales.
Discusión
que un trastorno es un aspecto como tal de la personalidad que lo hace a él no diferente, que
lo hace ese estudiante un tanto especial”. Referente a esto Quintanar y Solovieva (2000)
mencionan que lo social y lo biológico son dos variables que se interrelacionan y están en
constante comunicación, por lo cual, las condiciones culturales y sociales a las cuales está
expuesto el niño durante su crecimiento, afectarán o fortalecerán el funcionamiento del
sistema nervioso y sus conexiones con la red neuronal.
Frente a lo mencionado en las entrevistas, las tres participantes refieren evidenciar en
Camilo dificultades en la autorregulación de su comportamiento, procesos atencionales,
memorización, así como un alto nivel de actividad motora, y en algunos casos agresividad y
falta de control para medir el riesgo. Ante lo anterior, Delgado y Etchepareborda (2013)
mencionan que las funciones ejecutivas son propias de la corteza prefrontal y permiten la
planificación, la autorregulación, y la proposición de metas, al presentar fallas en estos
indicadores puede hacerse mención a trastornos como el TDAH.
No es posible sostener que en los casos de niños diagnosticados con TDAH solamente
influyen factores biológicos, por el contrario, encontramos que los factores sociales y de
crianza cobran gran importancia en las posteriores repercusiones y aparición de
sintomatología asociada con el TDAH. Las entrevistadas mencionan que la forma más
utilizada para el diagnóstico es un examen neuropsicológico que evalúa por medio de
diferentes herramientas los procesos cognitivos y conductas del niño, presentándose diferente
en cada individuo, como lo menciona Rincón (2014) se deben considerar aspectos del
desarrollo de la personalidad de los niños y niñas de acuerdo al contexto, la historia y la
familia de cada sujeto. Cristina menciona que “para mi cada niño que tenga un diagnostico
todos reaccionan de manera diferente, todos trabajan diferente, entonces yo pienso que a
estos niños toca estudiarlos de tú a tú”. Al entender estas particularidades, se establece que
las problemáticas de los sujetos dependen también de variables ambientales, y de las
interacciones que en estas surgen (Verdugo, 2009).
Así mismo, Quintanar y Solovieva (2007) afirman que el diagnóstico neuropsicológico
en la edad temprana permite una mejor intervención para los sujetos identificados con TDAH,
además, ayuda a prevenir algunos problemas que se pueden presentar a lo largo del desarrollo
del niño y en el ámbito escolar. Siendo acorde con la percepción que tienen las participantes,
de que el TDAH es una dificultad que puede ser superada con el abordaje adecuado y
dependiendo del caso, la docente manifiesta: “para mí es una dificultad y no una condición
que se debe remediar, que se puede salir adelante siempre y cuando la familia no lo trate
como un enfermo, como una enfermedad”, la psicóloga dice “realmente uno decir
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intervención 100% efectiva eso depende del caso, porque tiene que ver muchos los aspectos,
pueden haber connotaciones familiares, genéticas porque recordemos que el trastorno tiene
como ese aspecto clínico que es desde la parte neurológica entonces hay que revisar muy
bien cuál es la situación que se puede presentar”.
Los resultados encontrados en la entrevista permiten reconocer que los diferentes
participantes logran articular una definición conjunta sobre la comprensión e implicaciones
del concepto de TDAH, alejándose de la perspectiva médica donde el sustrato de la
problemática es de orden biológico y la estrategia de intervención apoyada desde el
componente farmacológico. Lo anterior nos permite inferir que hay un lugar entre las
entrevistadas a suponer una intervención más pensada en el caso a caso y en las
singularidades del niño.
Por otro lado, la madre buscaba espacios libres en la rutina de ella y Camilo para
inscribirlo a actividades lúdicas y de recreación, dada la importancia atribuida a las mismas
dentro de las estrategias de intervención en casos de niños con TDAH, al respecto Robledo y
García, (2014) mencionan que estas son importantes para el desarrollo de los niños, y que
muchos padres dejan de lado cuando se presentan dificultades escolares. En el caso de
Camilo, por recomendación del terapeuta y la psicóloga del niño, la madre decide aumentar la
intensidad horaria a la semana de actividades. Una de las actividades que se implementan en
la rutina de Camilo es la asistencia a clases de música que se imparten en la iglesia a la cual
asisten, evidenciándose cambios en el niño a nivel social. Respecto a esto, Jiménez, et al.
(2016) comentan que los espacios comunitarios e inclusivos, potencializan de manera positiva
las habilidades sociales, el comportamiento, las relaciones interpersonales, las motivaciones,
el aprendizaje, la comunicación y la autoestima.
La psicóloga considera importante contar con el apoyo de los cuidadores, la institución
y la docente, para que el abordaje terapéutico sea significativo, ayudando a mitigar aquellos
aspectos desfavorables como la impulsividad, el aislamiento y la desatención y
potencializando aquellas habilidades como lo pueden ser la extroversión y el liderazgo, entre
otros, que se destacan en cada niño de manera particular. Por tal motivo, no cabe pensarse en
un abordaje a niños con diagnóstico de TDAH utilizando técnicas indiferenciadamente y sin
el apoyo de los actores que conviven con él en su rutina diaria, pues en los diferentes entornos
se debe motivar al niño con las tareas que se le asignan, procurando que las actividades
disciplinares se presenten de manera lúdica para llamar su atención, y así de manera gradual
trabajar en las funciones débiles que presentan los niños con TDAH (Ginarte, 2002).
En función a lo anterior, la psicóloga propicia espacios de psicoeducación a padres
para que comprendan la situación y trabajen en las pautas que se deben ajustar con los niños
diagnosticados, y da algunas guías a los docentes para motivar la disposición y actitud de
estos, ya que influyen en la percepción que los niños tienen de sí mismos y su respuesta a las
demandas escolares. Referente a esto, Serrano-Troncoso, Guidi y Alda-Diez (2013), en la
investigación sobre intervenciones no farmacológicas para niños con TDAH, encuentran que
las terapias psicopedagógicas, el entrenamiento para padres y el entrenamiento en habilidades
sociales, facilitan la comunicación y relación de estos actores con el niño diagnosticado,
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ayudando a que este desarrolle formas reflexivas de proceder, cambiando así sus conductas
desadaptativas y promoviendo conductas que le permitan al niño relacionarse con sus pares de
manera más asertiva.
En las estrategias pedagógicas, se encuentra que para la docente es importante que ella
misma y los cuidadores del niño diagnosticado, les transmitan ánimo a estos con las labores
escolares y de recreación, con el fin de que se sientan capaces de realizar las actividades que
se proponen “personalmente yo a ellos les doy mucho ánimo, les hago ver que ellos pueden,
de que ellos son capaces. Yo manejo una palabra en mi clase es “No diga no puedo, diga yo
puedo, yo soy capaz””. Así como lo refiere Silva y Dornelles, (2014) este tipo de interacción
en el ámbito escolar y el grado de motivación que deposita el docente en el niño, son
fundamentales para un proceso de enseñanza exitoso y significativo, lo cual ayuda a disminuir
la frustración, los sentimientos de culpabilidad y rechazo hacia sí mismos, que se da en
algunos casos de TDAH, cuando los niños se comparan con compañeros de su clase que no
tienen sus mismos problemas (Soriano, Miranda & Cuenca, 1999).
Para la docente también es fundamental el acompañamiento que la psicóloga ofrece
tanto a los padres como a los profesores, brindando en muchas ocasiones herramientas que les
permitan un adecuado manejo del grupo escolar, asesorías sobre cómo dictar algunos temas
académicos, la manera de expresarse, la forma en que se deben manejar las interacciones del
niño con sus pares, técnicas para regular la hiperactividad y centrarlo nuevamente en las
actividades que se proponen en clase, lo cual contribuye a que los niños comprendan y
avancen en los contenidos académicos. En relación a lo anterior, la neuropsicóloga Garrido
(2012) confirma lo anterior cuando desde su campo de investigación propone un programa de
intervención, planteando actividades que debían realizar los docentes, dirigidas a mejorar la
motricidad, atención, comportamiento, habilidades sociales, las cuales fueron reforzadas
cuando se incluía al resto de grupo en la participación de estas, siendo fundamental que la
familia conociera dichas propuestas para fortalecerlas en casa, logrando un mayor avance en
el tratamiento.
que es necesario contar con un equipo multidisciplinar integrado, según sea el caso, por un
psicólogo, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo, psiquiatra y/o neurólogo, entre otros, con el
fin de posibilitar un abordaje satisfactorio, propiciando cambios en las dinámicas relaciones
del niño diagnosticado y el entorno familiar, académico y social; para que dicho abordaje
tenga el éxito esperado la madre manifiesta que “yo pienso que en el primer mes ya empiezas
a ver leves pero ya empiezas a ver que ya es distinto, por eso yo siempre recomiendo que
tengan terapeutas que logren hacer una conexión emocional”. Además, es fundamental
incluir el rol del docente en la intervención terapéutica del niño diagnosticado, siendo preciso
que psicólogos, terapeutas ocupacionales, y demás profesionales, según el caso, promuevan y
diseñen en conjunto ambientes escolares que estén en pro de las necesidades individuales, el
fomento de las relaciones sociales y la inclusión educativa (Verdugo, 2009). No obstante, es
importante resaltar que en muchos de los escenarios escolares colombianos, este tipo de
acompañamiento no se presenta en todos los casos, en alguna medida por los recursos
económicos de la institución, quienes no logran consolidar en su nómina un equipo
interdisciplinar en la escuela, y en otros casos porque no lo evidencian como una necesidad
imperante dentro del proceso escolar.
En pro del proceso inclusivo del niño diagnosticado, Soriano, Miranda y Cuenca
(1999), opinan que es esencial que cada uno de los profesionales que hacen parte del proceso
de intervención del niño estén en constante actualización respecto a la dificultad del
aprendizaje y las posibles estrategias a utilizar, la docente manifiesta que “Viene una
pedagoga, ella es la que hace las capacitaciones acá en el colegio, sobre todo el tema de
dificultades o discapacidades que tienen algunos estudiantes”, esto con el fin de lograr ser un
apoyo para los sujetos diagnosticados y su entorno familiar y social.
Por otro lado, como lo refiere Delgado, et al. (2012) una adecuada intervención en
conjunto se logra cuando cuidadores y docentes conocen y comprenden el diagnóstico de
TDAH y sus implicaciones a nivel emocional, personal y social, según lo mencionado por las
participantes, ya que se le da importancia al papel coterapeutico y al modelo de intervención
propuesto por los diferentes participantes que trabajan alrededor del abordaje terapéutico para
mejorar las conductas que perjudican las esferas de la vida del niño diagnosticado.
Uno de los principales obstáculos en el cual confluyen las tres participantes, está
relacionado con el abandonar o suspender los procesos terapéuticos, dejando de lado pautas
ACOMPAÑAMIENTO EN EL PROCESO DE INTERVENCIÓN DEL TDAH… 23
que se habían implementado en beneficio del niño diagnosticado, provocando que resurjan
conductas disruptivas. Verdugo (2000) habla en su investigación sobre la importancia de que
el psicólogo analice las formas de interacción que se dan entre los niños diagnosticados y sus
padres, evaluando la falta de tiempo de los últimos, o los sentimientos negativos que los
llevan a dejar de ser un apoyo para el niño. Esta falta de acompañamiento y colaboración por
parte de los cuidadores se puede ver reflejada en los procesos escolares, pues no se refuerza lo
aprendido en el colegio y los docentes tienden a tener poca relación con estos padres, lo cual
no les permite mantenerlos actualizados sobre las demandas académicas, causando varias
recaídas en el proceso, como se evidencia en las investigaciones de Ramírez (2015) y
Córdoba y Verdugo, (2003). Sin embargo, en el caso particular de Camilo, la madre está en
constante comunicación con la terapeuta y docente del niño, en pro del proceso de
intervención de este para que cada día mejore sus dificultades y no presente retrocesos en los
avances que haya logrado.
Lo anterior, tiene relación con lo mencionado en la entrevista por la profesora cuando
el niño dice que no es capaz de realizar algunas actividades, “él se escuda en que como mi
mamá me dice que yo no puedo [...] la familia en vez de decirle “No, no te preocupes, tu
puedes salir adelante” entonces cuando ellos oyen “es que por eso no soy capaz de hacer las
cosas, es que mi mamá me dice, es que mi papá es el que me dice” ahí lastimosamente hay
una falta de consciencia”. La investigación de Robledo y García (2014) y González, Bakker,
y Rubiales (2014), hace alusión a que los padres con niños diagnosticados con TDAH tienden
a mostrarse menos afectivos, con mayores problemas de comunicación, sometiendo a sus
hijos a emociones negativas, por la cual la satisfacción parental es baja buscando apoyo en
agentes externos, pues consideran que no cuentan con los mecanismos suficientes para
enfrentar las situaciones conflictivas, y los niños diagnosticados tienden a percibir poca
aceptación por parte de sus padres.
Las entrevistadas también mencionan que los niños se pueden frustrar con facilidad
cuando las personas que los rodean desaprueban sus conductas, lo cual hace que desconfíen
de sus capacidades, negándose la posibilidad de participar en actividades para las cuales no se
sienten capaces, viéndose afectada la esfera social y emocional.
Otro obstáculo importante, es la demanda significativa de recursos físicos, humanos y
económicos que dificulta la constancia y permanencia en la intervención de los niños
diagnosticados con TDAH; Figueroa y Campbell (2014) encuentran que los niños de bajo
estrato socioeconómico son más vulnerables de ser diagnosticados con TDAH, ya que desde
su desarrollo intrauterino y en el periodo de la infancia tienen más desventaja de salud
ACOMPAÑAMIENTO EN EL PROCESO DE INTERVENCIÓN DEL TDAH… 24
siendo permisivos con las conductas que estos presentan, sin embargo, es necesario que los
niños entiendan que su diagnóstico no los exime de sus responsabilidades y exigencias.
Con respecto al desarrollo de la personalidad de los niños con TDAH, Rincon (2014)
afirma que ésta depende del contexto, la historia y la familia, permitiendo que se diferencien
conductas en sujetos que han sido diagnosticados con una misma condición, respecto a esto la
madre refiere que “para mi cada niño que tenga un diagnóstico reacciona de manera
diferente, todos trabajan diferente”, siendo necesario que los actores del abordaje terapéutico
tengan en cuenta las particularidades del niño diagnosticado con el fin de lograr un proceso de
intervención que sea exitoso frente a los objetivos y expectativas que se espera que alcance el
niño.
Respecto a los imaginarios que construyen los diferentes actores implicados en el
abordaje terapéutico del niño diagnosticado, se puede evidenciar que estos pueden influir de
manera positiva o negativa en la implementación de estrategias, en el proceso terapéutico, el
progreso para alcanzar los objetivos de la intervención y la articulación, comunicación y
motivación entre padres, terapeuta y docente con el fin de trabajar en conjunto. Igualmente, la
concepción que tienen los diferentes participantes respecto al niño diagnosticado y sus
conductas hacia este, influyen en la construcción que hace el niño de sí mismo.
Conclusiones
evidenciándose cambios en la conducta del niño. Sin embargo, estos cambios presentaron un
retroceso cuando se modificaron espacios y tiempos correspondientes al trabajo escolar,
actividades extracurriculares y acompañamiento terapéutico, siendo importante evaluar las
estrategias que tienen efecto a largo plazo, ya que en la entrevista a la psicóloga, esta
argumenta que podría haber una alternativa efectiva para tratar el TDAH, siempre y cuando
todos los actores implicados en el desarrollo del sujeto diagnosticado se comprometan y
lleven a cabo las estrategias correspondientes a su área en pro del niño.
Por otro lado, el acompañamiento, interés y conocimiento de los padres y docentes
acerca del TDAH es un factor que facilita de manera significativa el abordaje terapéutico, ya
que son estos los que implementaran estrategias en los respectivos contextos, como se observa
en el caso de Camilo, permitiendo al niño reforzar su autoconfianza y las relaciones sociales
con sus pares y adultos.
Para que haya un abordaje en conjunto es importante que los actores implicados en el
acompañamiento del menor; padres, docentes, terapeuta, etc, deben dirigirse a un mismo
objetivo, y reforzar aspectos como el seguimiento de normas, hábitos de estudio,
mejoramiento académico, regulación de la hiperactividad, entre otros, presentándose una
continuidad en la intervención, lo cual es fundamental para que sea menos probable que el
niño tenga retrocesos en los avances que haya logrado. Además, el terapeuta no solo ejerce un
rol sobre el paciente sino también sobre la familia, para que estos comprendan el diagnóstico,
tomen una posición respecto al acompañamiento del menor, y reconozcan la necesidad de un
abordaje multidisciplinar.
Por otro lado, se evidencia que cuando los docentes tienen conocimiento sobre el
TDAH, se facilita implementar modificaciones pedagógicas que benefician al niño y a su
entorno académico. Además, la comunicación que se da entre la docente y la psicóloga,
favorece al sujeto diagnosticado, no solo en los aspectos académicos sino también en los
aspectos emocionales y sociales, porque se trabaja sobre situaciones que puede generarle
estrés u otros sentimientos negativos y frustrantes.
Como se puede evidenciar, los tres actores que confluyen alrededor del caso de
Camilo, suelen estar en constante comunicación, para que haya una coherencia y continuidad
en las estrategias que se utilizan a nivel social, emocional, académico, familiar y personal,
para que el niño poco a poco se vaya adaptando y se logren de manera paulatina los cambios
que se esperan ver en él, es importante reconocer que esta situación se posiciona como un
caso atípico, por las condiciones que se reúnen en el caso del niño, ya que Camilo tiene una
madre profesional en psicología que ha trabajado con niños que tienen dificultades de
ACOMPAÑAMIENTO EN EL PROCESO DE INTERVENCIÓN DEL TDAH… 28
aprendizaje, además, logra tener una constante comunicación con la psicóloga y profesora de
su hijo, ya que trabajan en el mismo colegio. Igualmente, la psicóloga que acompaña el
proceso terapéutico de Camilo, por su vínculo laboral, se encuentra inmersa en los procesos
familiares y educativos que se llevan a cabo con el mismo, facilitando la comunicación entre
los actores que rodean al niño.
Las concepciones o imaginarios que crean las personas involucradas alrededor del
niño diagnosticado pueden llegar a convertirse en un obstáculo, en la medida en que se hará
complejo el trabajo terapéutico en conjunto, pues se evidencia confusión al momento de
definir las causas del diagnóstico y sus posibles tratamientos, trayendo consecuencias
emocionales, académicas, sociales, entre otras, en el niño, pues las dificultades que se
presentan en este no podrán ser resueltas de manera eficaz. Por otro lado, los escasos recursos
económicos, físicos y humanos podrán ser una limitante, ya que pueden restringir el rol que
cumple cada actor que participa en el abordaje del niño diagnosticado.
Respecto a la construcción de imaginarios que se crea alrededor del diagnóstico y la
niñez, es necesario tener en cuenta que cada actor, de acuerdo a su formación académica y
experiencia laboral, se acerca de manera distintiva al sujeto diagnosticado y, por lo tanto,
puede llegar a modificar la adherencia, las relaciones y las estrategias que implementa el niño,
su familia y el entorno educativo durante el proceso terapéutico.
Es importante que se entienda que el abordaje terapéutico no solo incide sobre las
conductas que son evidentes en el niño, sino que también influye en cómo se percibe a sí
mismo, y construye su identidad, autonomía y autoconfianza. Esta percepción que el niño
tiene de sí mismo, será importante evaluarla, para dirigir las metas de la terapia, en beneficio
de una intervención holística.
Si bien, la presente investigación permitió dar respuesta a algunas inquietudes respecto
al TDAH y su abordaje, es necesario reconocer que quedan aspectos que serían pertinentes
estudiar en futuras investigaciones, como se evidencia a continuación, ¿Hay una intervención
100% eficaz respecto al TDAH? ¿Qué pasa con los niños que no tienen tratamiento
psicológico a temprana edad, frente a los que sí tienen tratamiento? y ¿Qué consecuencias hay
para ambos casos en edad de la adolescencia y adultez?
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Referentes bibliográficos
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Verdugo, A. (2009). El cambio educativo desde una perspectiva de calidad de vida. Revista
de Educación, 349, 23-43.