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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, CONTABLES Y SOCIALES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

PORTADA

MONOGRAFÍA: LA CRISIS DE LA ÉTICA PROFESIONAL

Docente : Víctor Eduardo Ayala Huaccacc

Asignatura : Deontología Jurídica

Presentado por : - Barreto Condori, Georg Franklin (201600952K)

- Chácara Quispe, Diana Fiorela (201600100C)

- Condori Durand, Flor María Estefany (201600814I)

- Ramos Cruz, Elvis Joel (201522010C)

- Román Fernández, Eda Luz (201600990E)

ABANCAY - 2019
DEDICATORIA

A nuestros padres con mucho amor y cariño les


dedicamos todo el esfuerzo y trabajo puesto
para la realización de esta monografía
TABLA DE CONTENIDO

PORTADA .......................................................................................................... 1

DEDICATORIA ................................................................................................... 2

TABLA DE CONTENIDO.................................................................................... 3

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 5

CAPITULO I
ÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL ....................................................................... 6

1.1 Ética y moral ............................................................................................. 6

1.2 Definición de profesión ............................................................................. 6

1.3 Definición de ética profesional .................................................................. 7

1.4 Tipos de éticas profesionales ................................................................... 8

1.5 Importancia de la ética profesional ........................................................... 8

CAPITULO II
LA ÉTICA EN SITUACIONES DE CRISIS ....................................................... 10

2.1 Cuestiones generales ................................................................................. 10

2.2. Fundamentación de la ética ...................................................................... 14

2.3. Distribución de la riqueza en el mundo...................................................... 15

2.4 Una ética para tiempos difíciles .............................................................. 19

CAPITULO III
LA ABOGACIA CRISIS DE LA ÉTICA DE LA ABOGACIA ............................... 23

3.1 Definición de crisis.................................................................................. 23

3.2 Abogacía función pública de ejercicio privado ........................................ 23

3.3 Abogacía función pública de ejercicio público ........................................ 23

3.4 Función del colegio de abogados ........................................................... 24

3.5 Abogacía función privada de ejercicio privado ....................................... 24

CAPITULO IV
LA ABOGACIA EN LA SOCIEDAD SUBDESARROLLADA ............................. 25
4.1 ¿Literatos, juristas y políticos en contra de la abogacía? ....................... 25

4.2 El colonialismo mental ............................................................................ 25

4.3 Caracteres del derecho en la sociedad en vía de desarrollo .................. 26

4.4 La moral general de la sociedad............................................................. 27

4.5 La moral del abogado ............................................................................. 29

CAPITULO V
MANIFESTACIONES Y CAUSAS DE LA CRISIS DE LA ÉTICA DE LA
ABOGACÍA ....................................................................................................... 31

5.1 Clasificación ........................................................................................... 31

5.2 Causas derivadas de la organización de la abogacía como profesión ... 31

5.3 La Anarquía en la Profesionalización. .................................................... 32

5.3.1 La plétora profesional. ................................................................... 32

5.3.2 Violación consciente de la deontología forense por el tinterillaje.. 33

5.3.2.1 Ejercicio ilegal de la abogacía. .......................................... 34

5.3.2.2 Favorecimiento al ejercicio ilegal ....................................... 35

5.3.2.3 El ejercicio de desleal de la abogacía. .............................. 36

5.4 Causas de índole académica. ................................................................ 39

CONCLUSIONES ............................................................................................. 44

RECOMENDACIONES .................................................................................... 45

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS ELECTRÓNICAS ...................................... 46


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene como fin llegar a un mayor conocimiento sobre la crisis
de la ética profesional, es por ello que lograremos absolver muchas interrogantes
hacia el ¿Por qué? del problema, teniendo así como gran factor el
desenvolvimiento de los profesionales de la abogacía, durante el transcurso del
tiempo hemos logrado observar como los abogados transgreden los principios
básicos de la abogacía llevando con esto a obtener el desprestigio de nuestra
profesión, constituyendo así violaciones a la ética en el ejercicio de la profesión
de abogado siendo esta la gran razón de la crisis de la ética profesional.

Es por ello que en el presente trabajo tocaremos los siguientes temas: En el


primer capítulo encontraremos a la ética y ética profesional, desarrollando los
tipos de ética profesional y la importancia de la ética profesional; en el segundo
capítulo desarrollaremos sobre la ética en situaciones de crisis; el tercer capítulo
estará dirigido hacia la crisis de la ética de la abogacía, desarrollando la función
de la abogacía pública, privada y el ejercicio de estas; el cuarto capítulo trata
sobre la abogacía en la sociedad sub desarrollada, definiendo la moral de la
sociedad en general y la moral del abogado; como último en el capítulo quinto
hablaremos sobre las manifestaciones y causas de la crisis de la ética de la
abogacía.

5
CAPITULO I
ÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL

1.1 Ética y moral


Si unimos los significados etimológicos de las palabras “ética” y “moral”,
podemos decir que la moral se refiere tanto a las acciones como a los
productos humanos susceptibles de ser valorados como “buenos” o “malos.
Y que la ética es una reflexión filosófica sobre nuestro comportamiento moral
(sobre las costumbres, normas, responsabilidad, valores, obligación)
orientada a buscar soluciones a los problemas que tiene una persona
consigo misma (resolución de conflictos intra subjetivos) y a los que genera
la convivencia con otras personas (resolución de conflictos intersubjetivos).

“Así pues, la ética es la reflexión filosófica sobre la moral. Dicho de otro


modo, el objeto de estudio de la ética es la moral.” (Peral)

“la ética es la filosofía de la moral individual en un medio social. Rama de la


filosofía que busca establecer, según determinados valores, que es lo bueno
o lo malo, lo correcto o lo incorrecto, en la conducta del ser humano” (Orbe,
2012)

“la ética dicta al hombre lo que debe hacer para que viva como es debido,
con el fin de alcanzar su valor supremo y de realizar aquello para lo cual
existe” (Anonimo, 2007)

1.2 Definición de profesión


La palabra profesión deriva del latín, de la preposición pro y con el verbo
fateor, que significa manifestar, declarar, proclamar. De estos vocablos
surgen los sustantivos profesor y profesión. En este sentido, la profesión
tiene como finalidad el bien común o el interés público; nadie es profesional
para sí mismo, pues toda profesión tiene una dimensión social de servicio a
la comunidad, que se anticipa a la dimensión individual de la profesión, la
cual es el beneficio particular que se obtiene de ella. Resulta absurdo buscar
el propio beneficio sin importar el beneficio comunitario, porque lo que pase
en cualquier colectividad siempre afectará para bien o para mal a todos sus
integrantes.

6
Las profesiones se han hecho esenciales para el funcionamiento mismo de
nuestra sociedad. Las principales empresas de la sociedad se conducen a
través de profesionales especialmente formados, tanto si se trata de
defender la nación, como si se tratara de educar a los niños, diagnosticar y
curar la enfermedad, juzgar y castigar a aquellos que violan las leyes,
resolver conflictos, gestionar la industria y los negocios, diseñar y construir
edificios, o ayudar a aquellos que por una u otra razón son incapaces de
defenderse a sí mismos. Las principales instituciones, escuelas, hospitales,
organismos gubernamentales, cortes legislativas y ejércitos constituyen el
ruedo para el ejercicio de la actividad profesional. La tarea de los
profesionales es contribuir al bienestar social anteponiendo las necesidades
de sus clientes a las propias y manteniéndose responsables ante las normas
de la competencia y la moralidad, ya que ante todo el profesionista es un
proveedor de servicios.1

1.3 Definición de ética profesional


Toda profesión posee su código de ética que es un conjunto de normas, casi
siempre acumuladas con el tiempo en que van surgiendo, de acuerdo a las
circunstancias especiales de cada época con el grado de evolución socio
cultural que se haya alcanzado con los cuales, previa reflexión y acuerdo
grupal o internacional, según la profesión se rigen no solo las relaciones de
los profesionales de cada área o nominación entre sí, sino las relaciones de
estos con los individuos y núcleos sociales que están a su servicio. Todo
código de ética profesional es pues, una resultante de la aplicación de las
leyes de moral vigente, adaptadas a nuevas situaciones para la plena
realización del profesional y de los miembros cobijados por la actividad
profesional y por tanto para beneficio de toda la sociedad. En efecto, el
profesional es ya el hombre puesto al servicio de los demás, dentro del
engranaje social, actuando con carácter público y comprometiéndose en
cuanto es responsable de sus actos no solo ante su conciencia sino también
ante la sociedad y ante aquellos a quienes sirve y de quienes se beneficia
por la ley de reciprocidad. (Hernandez)

1
La ética profesional y tu compromiso ciudadano- Módulo 1 página 07-08.

7
La ética profesional es el conjunto de normas de carácter ético aplicadas en
el desarrollo de una actividad laboral. La ética puede aparecer reflejada en
códigos deontológicos o códigos profesionales a través de una serie de
principios y valores contenidos en postulados en forma de decálogo o
documentos de mayor extensión.

La ética profesional marca pautas de conducta para el desempeño de las


funciones propias de un cargo dentro de un marco ético. En muchos casos
tratan temas de competencia y capacidad profesional, además de temas
específicos propios de cada área.

Aunque la ética profesional utiliza valores universales del ser humano, se


centra en cómo son estos aplicables al entorno laboral.

1.4 Tipos de éticas profesionales


 Ética profesional del abogado: Siempre son importantes lo valores para
cada profesión, pero específicamente en la abogacía se ponen en práctica
aquellos que son fundamentales, como por ejemplo, la justicia, la
honestidad, la lealtad, la diligencia y el secreto profesional.
 Ética profesional de un docente: Para todos los docentes es de suma
importancia desarrollar principios éticos, no solo para ellos mismos, sino
que son ellos los que poseen una gran responsabilidad social con lo
demás. Su tarea es llevar a cabo de la mejor manera posible sus
actividades diarias laborales.
 Ética profesional de un psicólogo: Estos profesionales cuentan con sus
propios códigos éticos ante el manejo de su trabajo. Algunos aspectos
propios de su trabajo son la confidencialidad, responsabilidad
y honestidad entre ambas partes, es decir, profesional-paciente.

1.5 Importancia de la ética profesional


Basta insinuar algunas ideas que nos sugieren la importancia de nuestro
tratado. Sabemos por qué existen y para qué son los demás seres. Todas
las cosas tienen “instrucciones para su uso”, sabemos cómo funcionan,
aprendemos a manejarlas para que cumplan su misión perfectamente.

Ahora bien, lo más importante en este universo es nuestra propia vida, lo


principal de todo somos nosotros mismos. ¿No vamos a saber por qué y para

8
qué existimos, hacia donde vamos, qué buscamos, cómo debemos actuar
para cumplir lo mejor posible nuestra misión y alcanzar de la mejor manera
nuestra propia perfección y nuestra propia felicidad?

En la práctica vigente muchos países han adoptado leyes, códigos y otros


instrumentos legales que regulan el actuar ético de los ciudadanos que
ocupan cargos públicos y de las empresas; en otros, se han creado
instituciones, oficinas, comités y diferentes órganos oficiales para enfrentar
la lucha contra la corrupción y las irregularidades administrativas. Tal es el
caso de los códigos de ética que buscan autorregular la actividad de los
servidores públicos, en este sentido, como expresa (Ibarz, 1995) en su libro
La hora de la ética empresarial, la adopción y aceptación de un código de
ética es algo más que una declaración de buenas intenciones, ya que
introduce en una perspectiva moral diferente; representa contenidos
objetivos fijos, generalmente admitidos, no negociables, gracias a los cuales
la actuación éticamente correcta es socialmente reconocida y premiada,
tanto en el ámbito individual, como en el empresarial y público.

La Ética tiene una relevancia muy importante cuando las personas ejercen
su profesión, ya que en muchas ocasiones las decisiones que se toman
como profesionales no solo les afectan a ellos como individuos, sino que
pueden llegar a tener un impacto a su comunidad, a su país, o hasta un
impacto internacional. Es por ello que se debe recalcar en los actuales y
futuros profesionales la ética y la reflexión sobre los efectos que podrán
provocar sus decisiones. Sin embargo, no solo se debe poner atención en
los efectos negativos, sino también en el poder que los profesionales tienen
para llevar a cabo acciones con un impacto positivo.

9
CAPITULO II
LA ÉTICA EN SITUACIONES DE CRISIS

2.1 Cuestiones generales


Es de considerar que el tema materia de este artículo debería ser de
permanente actualidad y que moviese a hondas reflexiones por su especial
trascendencia. Es así que abordaremos el tema relacionado con la ética en
tiempos de crisis, porque está relacionado con la razón y la fe, la búsqueda
de la verdad, la libertad y del bien, y porque hay un renovado interés de la
sociedad y del Estado por la persona humana y su desarrollo.

La ética no se alcanza con recetas sino formando conciencia a través de


sólidos fundamentos con criterios morales en un medio donde los valores ya
no son humanistas y la confusión sobre la naturaleza de los valores
espirituales resulta preocupante. Preguntándonos siempre. ¿Qué es una
crisis? Es una situación de cambio existencial para una persona o una
institución. Puede ser bien una crisis de desarrollo o crisis de conocimiento,
o por el contrario, puede tratarse de una crisis negativa que puede llevar a la
destrucción de quienes la soportan.

Resulta indudable que el Perú, al igual que muchos países del mundo entero,
viene atravesando un período de crisis moral con ciertos indicadores que nos
mueven a una honda reflexión y preocupación. Estos indicadores múltiples
y variados, son los siguientes:

 Incremento de la violencia, de la corrupción, del narcotráfico y el chantaje.


La violencia, es verdad, no es de ahora, ha sido de siempre. La violencia
ha acompañado la historia. En el Perú, los años transcurridos desde el
Tahuantinsuyo hasta ahora no han sido capaces de construir la paz que
brota de la justicia. La injusticia es también una forma de violencia que
lamentablemente es fuente de cultivo de más violencia. La injusticia tiene
diversas formas de aparición, unas más sutiles que otras pero con un
denominador común: terminan por generar más violencia y por destruir.
 Existencia y proliferación del odio, la envidia y la venganza. Precisamente
en el último número del semanario “Edu”, editado por la Pontificia
Universidad Católica del Perú, se informa sobre la publicación de una obra

10
titulada: “El odio y el poder en el Perú”, escrito por la doctora Claudia
Rosas, profesora del Departamento de Humanidades de nuestra
Universidad. Se destaca cómo a lo largo de nuestra historia ha sido una
constante, lo cual como nosotros advertimos, constituye un factor que no
contribuye a nuestra formación integral como persona humana ni al
desarrollo del país, porque es más bien un factor de retraso como
característica del hombre primitivo y que tiene en el fondo una
característica digna de ser estudiada en el campo de la psicología.

Muchas veces, la envidia se transforma en odio, el odio en venganza y


violencia, que nunca conducen a la paz.

Para vencer los odios tenemos que reconocer que no somos un país con
una identidad nacional (Moisés Lemlij: Profesor de Maestría en Estudios
Teóricos en Psicoanálisis de la Universidad Católica).

Este autor afirma que el odio no es solo de los peruanos, sino un sentimiento
básico y fundamental de nuestra especie en contraposición del amor, y que
el odio no viene naturalmente sino que es una respuesta vinculada a la
envidia cuando el hombre considera detestable que haya otros que tienen
cosas que uno no tiene y si no llegamos a superarla se produce una
frustración y con ella el odio y la destrucción del objeto envidiado o de la
persona que lo posee.

 La solución es la socialización que debe ser dada por el amor, la vida


familiar y la sociedad. El egoísmo no sirve para el bien común.
 Afectación de los núcleos sociales básicos de formación de las personas
(familia, colegios, universidades, etc.)
 Deterioro de la situación familiar en todas las urbes y particularmente en
los barrios marginales donde se concentran el hambre y la miseria, el
alcoholismo, la drogadicción y la promiscuidad y toda clase de corrupción
de costumbres, aun cuando esos fenómenos no están ausentes en otros
lugares del país.
 Resquebrajamiento de los valores y costumbres tradicionales a cambio
de la búsqueda del bienestar simplemente material y egoísta.
 Grave estado de pobreza, mendicidad y abandono de la niñez.

11
Hay una crisis de valores que se extiende en todo el mundo. Se necesita
volver a la ética. La ética humanista se alcanza formando conciencia a través
de sólidos principios y criterios morales en un medio donde la ignorancia
sobre los valores es grave, o cuando estos han sido trastocados por otros de
signo material.

Actualmente percibimos ausencia de una correcta comprensión del


significado de la libertad como atributo de la persona humana. Apenas la ha
tenido para sectores restringidos de la comunidad.

En el campo de la ciencia y de la tecnología, la humanidad ha alcanzado


logros importantes, dando lugar a que la condición humana se haya visto
beneficiada, pero con todos estos avances ¿ha encontrado la felicidad que
todos aspiramos? La respuesta es negativa, la ha alejado, porque ha perdido
la brújula que oriente su destino. El hombre parece ser que hubiera mutilado
la imagen que antes se forjaba de sí mismo como imagen de Dios, dotado
de razón y de libertad y con vocación de trascendencia. Pero además, resulta
oportuno señalar que tenemos la impresión de que en el hombre moderno
existen ideales distintos a los ideales humanistas a los que desnaturalizan.
La felicidad a que el hombre aspira no se agota en el bienestar material que
ahora se preconiza.

Las nociones de bien o mal, sobre las que se mueve el comportamiento


humano, han sido reemplazadas por los conceptos de utilidad, conveniencia,
provecho personal o la obtención de lo que queremos, aún incluso por la
violencia. Si el fin perseguido en un caso concreto se logra violando derechos
humanos prevalentes, Maquiavelo sigue entronizado con la máxima: “el fin
justifica los medios”.

¿Acaso innumerables guerras a la que los Estados han llevado a sus pueblos
han tenido justificación? Muchas son las vidas humanas sacrificadas a
cambio de obtener poder económico o político. Antes que a las personas, se
destruye la verdad, por medio de la mentira para justificar las guerras. Hegel
al ocuparse de este tema afirma que “la historia es el intento constante de
justificar muchas cosas injustificables”.

12
“El fin justifica los medios” sigue presente en el quehacer de la humanidad.
No importa que con las guerras en muchas ocasiones se instrumentalice a
la persona humana, se la destruya o se la esclavice. No importa que para
fines de lucro o de poder o por venganza se pisotee a las personas. El siglo
XX, ha sido considerado como el más sangriento en la historia de la
humanidad. Fue entronizado como una cultura de muerte, frente a una
cultura de paz que los pueblos claman. La segunda guerra mundial costó la
vida aproximadamente de 60 millones de personas.

Nos preguntamos si la Carta de las Naciones Unidas o Declaración de los


Derechos Humanos vigente desde el 10 de diciembre de 1948, suscrita y
ratificada por el Perú entre múltiples Estados del mundo, ha puesto fin al
periodo de vergüenza, oprobio, miseria, corrupción y violencia vivida por la
humanidad. Siguen las guerras, sigue la fabricación de armas mortíferas, la
provocación para que los Estados continúen peleando y empobreciendo a
los pueblos.

¿Acaso no es verdad que la libertad, la justicia, la paz y el desarrollo de los


pueblos tienen por fundamento universal el reconocimiento de la dignidad de
la persona humana y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana? La humanidad misma es una dignidad
porque ninguno de sus miembros puede ser tratado como un instrumento
sino siempre como un fin en sí mismo (Kant).

La ignorancia y el menosprecio de los derechos humanos siguen originando


en el mundo, la barbarie y ultraje que violentan la conciencia de la
humanidad. ¡Qué paradójico resulta comprobar el contraste entre los
grandes avances humanos en los campos de la ciencia y de la tecnología y
la violencia desatada en el mundo en todos los tiempos! El instinto bestial de
destrucción propio del animal prevaleció sobre la razón, quedando la moral
olvidada y, la dignidad del hombre, pisoteada.

Finalizada la segunda guerra mundial, muchos Estados soberanos,


aprobaron y ratificaron múltiples tratados sobre derechos humanos. Su
regulación nació, obviamente, de la necesidad impostergable de dar
protección a la persona humana no solamente por parte del Estado a nivel
individual sino a través de la Comunidad Internacional.
13
A partir del 10 de diciembre de 1948, fecha de la Declaración de los
Derechos Humanos, la persona, independientemente de su origen,
condición, raza o creencia, será titular de derechos subjetivos. Es un
instrumento trascendental para la historia de la humanidad.

Afirma que la libertad, la justicia y la paz en el mundo, tienen por base el


reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana. Que el
desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado
actos de barbarie y ultraje para la conciencia de la humanidad. Que la
aspiración más elevada del hombre es el advenimiento de un mundo en que
los seres humanos liberados del terror y de la miseria disfruten de la libertad
de palabra y de creencias, resultando esencial que los derechos humanos
sean protegidos por un régimen de derecho a fin de que el hombre no se vea
compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.

Finalmente, declara la firme resolución de promover el progreso social y


elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad.

Esta hermosa e histórica declaración de principios se fundamenta en la


dignidad de la persona humana, de la cual derivan sus principales derechos.
El fundamento de esta categoría no es el hombre mismo, sino un ser
supremo, absoluto y anterior a todo lo creado, capaz de infundir razón y
libertad en la materia de la que estamos hechos. Se vive, sin embargo, una
especie de “dictadura del relativismo”, como afirma Benedicto XVI, porque
prioriza esta corriente del postmodernismo, lamentablemente, que el ser
humano no puede conocer con seguridad más allá del campo científico.

La declaración contenida en la aludida carta al reconocer la dignidad y


respeto de todos los derechos fundamentales, es importante porque
constituye base y sustento del ordenamiento jurídico, generando múltiples
obligaciones para todos los Estados participantes, debiendo intervenir la
comunidad internacional en caso de violaciones.

2.2. Fundamentación de la ética


El origen y el fundamento de los derechos humanos nunca pueden ser
jurídico, sino previo a lo jurídico. Los derechos humanos pertenecen al

14
mundo de la ética, no al mundo del derecho. El derecho positivo no crea los
derechos humanos, su labor consiste en reconocerlos y convertirlos en
normas jurídicas, dándoles plena efectividad y garantizándoles
jurídicamente. La ética nos dice cómo debemos actuar. El poder político
podrá acomodar o no su acción política a los postulados éticos.

Para la fundamentación ética, los derechos humanos aparecen como


exigencias indispensables para una vida digna, son imperativos éticos que
debemos trasladar convirtiéndolos en normas jurídicas.

Los valores que han de fundamentar los derechos humanos se derivan de la


idea de dignidad humana y estos valores son la seguridad, la autonomía, la
libertad y la igualdad.

Este año 2009 demuestra que, pese a las buenas intenciones, la violación
de los derechos humanos no ha cesado, sobre todo en aquellos Estados
denominados “del primer mundo”, donde podría suponerse la existencia de
una cultura de vida y civilización más avanzados.

Se creyó que la caída del muro de Berlín, durante la segunda mitad del siglo
pasado, simbolizaría la victoria del humanismo sobre la instrumentalización
inaceptable de la persona humana. Lamentablemente, poco tiempo
después, hemos descubierto que la corrupción, la violencia, el terrorismo y
el crecimiento del grado de pobreza aún continúan en gran escala.

2.3. Distribución de la riqueza en el mundo


El World Institute for Development Economics Research (Wider) de la
Universidad de las Naciones Unidas de Helsinski, ha publicado un nuevo
estudio en el que por primera vez se investiga de manera detallada la
distribución del ingreso de la riqueza y su evolución hasta el año 2000,
tomando en cuenta el 94% de la población mundial. Dice en uno de sus
acápites introductorios lo siguiente:

“Ya hace algo más de 250 años que la Academia de Gijón (1754) lanzó una
pregunta y ofreció un premio para quien lograra responderla de manera
adecuada: ¿Cuál es el origen de la desigualdad entre los hombres? ¿Es
acaso la consecuencia de una ley natural? Rousseau se interesó por la
cuestión y en respuesta escribió una obra sobre el origen de la desigualdad

15
entre los hombres. Dijo, que la referida desigualdad social y política no es
natural, no deriva de la voluntad divina, ni tampoco es consecuencia de una
desigualdad natural. Por el contrario, su origen es el resultado de la
propiedad privada, de la apropiación privada de la riqueza del mundo entero
y de los beneficios privados derivados de esa apropiación.

Una cuestión central para las ciencias sociales es tratar de explicar el origen
de la desigualdad social. Se señala también como causa la falta de libertad,
íntimamente conectada con la desigualdad de una inmensa mayoría de
personas en todo el mundo.

Actualmente, 1,200 millones de personas de todo el mundo viven con menos


de un dólar por día, mientras que casi 850 millones de personas pasan
hambre. La desigualdad mundial sigue aumentando y crece entre pobres y
ricos en el interior de los países. La población mundial llega hoy a
6,500.000.000 habitantes.

El Instituto de Estadística e Informática INEI presentó con fecha 22 de mayo


de 2009 las “Cifras de Pobreza en el Perú 2008”. De acuerdo a esta
medición, la pobreza disminuyó a 36.2%, experimentando una reducción de
3.1% con respecto al año anterior. Se consideran pobres a aquellas
personas cuyo gasto per cápita, valorizado monetariamente, no supera el
costo de la canasta alimentaria expresado como el umbral o línea de
pobreza. El Perú actualmente tiene una población que sobrepasa los
30’000.000 habitantes.

En entonces Renán Quispe, Jefe del INEI, indicó que la mayor disminución
de la pobreza se registró en el área rural que pasó de 64.6% en el año 2007
a 59.8% en el año 2008, es decir, 4.8% menos, mientras que en el área
urbana se redujo en 2.2%.

Mencionó que esas cifras de pobreza fueron elaboradas en el marco de un


trabajo interinstitucional con organismos técnicos internacionales como el
Banco Mundial (BM), Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de
Francia, Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), organismos
gubernamentales nacionales como el Banco Central de Reserva, Ministerio

16
de Economía y Finanzas, así como la comunidad académica y los centros
de investigación del país.

La pobreza extrema en el año 2008 afectó al 12.6% de la población,


disminuyendo en 1.2% con respecto al año 2007, precisándose que están
consideradas en pobreza extrema aquellas personas cuyo gasto per cápita
no cubre el costo de la canasta de alimentos.

En el área rural la pobreza extrema se redujo en 3.2% y en 0.1% en el área


urbana.

El derecho a la vida como derecho fundamental de la persona humana


conlleva deberes para toda la sociedad. El derecho a la vida supone también
la obligación de dar a los que no tienen medios de subsistencia lo necesario
para asegurar su supervivencia, su vida. El derecho a la vida conlleva una
solidaridad que se convierte no solo en deber moral sino en una obligación
natural.

La pobreza no se limita solo a la escasez de bienes materiales sino también


se da por la falta de acceso a los recursos esenciales que trasciende la
penuria financiera y afecta la salud, la educación, la seguridad y las
oportunidades de participación política de las personas.

Aunque el crecimiento económico es fundamental para sacar a las personas


de la pobreza, ello no basta. Es menester el crecimiento ético de las
personas y el fortalecimiento de las instituciones.

La creciente desigualdad económica entre las distintas regiones del mundo


y dentro de los mismos países es una causa decisiva de la violencia y del
peligro de guerra civil. La injusticia es una forma de violencia.

Nos encontramos en la era de la globalización, pero una globalización sin


solidaridad, sin humanismo, afecta negativamente a los sectores más
pobres, han afirmado los obispos católicos reunidos en Aparecida, Brasil.
Han dicho que no se trata simplemente de la explotación y opresión, sino de
algo nuevo: la exclusión social. Con ello queda afectada en su misma raíz la
pertenencia a la sociedad en que se vive, pues no se está abajo, en la
periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son

17
solamente “explotados” sino “sobrantes” y desechables. (cfr. Documento
Aparecida N° 65, mayo 2007).

Jan Tinbergen, laureado con el Premio Nóbel de Economía en 1969, afirma


que los problemas de la humanidad ya no pueden ser resueltos por los
gobiernos nacionales. Lo que se necesita es un gobierno mundial. La
corriente impulsa al mundo en este sentido.

Estamos, pues, frente al desafío de la pobreza y la miseria. Por tanto, resulta


inevitable hablar del problema de las estructuras, sobre todo, de las que
crean injusticias. El Papa Benedicto XVI, en el discurso inaugural del mismo
encuentro de Aparecida ha afirmado enfáticamente que:

“Las estructuras justas deben brotar de un consenso moral de la sociedad


sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores
con las necesarias renuncias, inclusive contra el interés personal”.

La globalización solo cobra sentido cuando está al servicio de la persona


humana. La persona humana es un fin en sí misma. El artículo 1° de nuestra
Constitución Política expresa que la defensa de la persona humana y el
respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.

La dignidad del hombre es intangible, corresponde al poder público y a la


sociedad respetarla y protegerla.

La inviolabilidad y la inalienabilidad de los derechos del hombre son el


fundamento de toda comunidad humana, así como de la paz y de la justicia
en el mundo. La proclamación de la dignidad intrínseca de todo ser humano
en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de
Derechos Humanos es principio constitucional contemporáneo de orden
internacional, que se debe traducir en una obligación erga omnes del respeto
de todos esos derechos. En el libro “Primero la gente”, escrito por el Nóbel
de Economía Amartya Sen, nacido en la India y el economista argentino
Bernarde Kliksberg ambos académicos y humanistas, cuestionan desde la
ética del desarrollo, la falta de equidad en la distribución de la riqueza
planetaria. Afirman que si la ética y la economía se articularan, podrían surgir
alternativas de solución en el mejoramiento de la vida de tantas personas

18
que hoy día sufren. Hay pues una tarea ética que cumplir y que corresponde
a todos: humanizar el mundo.

La globalización con todos los indudables logros positivos alcanzados, no


avanza plenamente por el camino de la humanización como fuera de
esperar, porque no se conoce adecuadamente el verdadero valor de los
sufrimientos de la pobreza. Falta más justicia, más solidaridad y más
compasión. La ambición desmedida de riqueza, o de poder, cualquiera fuere
su naturaleza, llevan a la corrupción.

2.4 Una ética para tiempos difíciles


El sacerdote jesuita Ricardo Antoncich en el libro “Una ética para tiempos
difíciles”, Centro de Espiritualidad Ignaciana, reflexiona precisamente sobre
la urgente necesidad por parte de la sociedad de actualizar los valores éticos
que se vienen perdiendo y cómo se siente cada vez más la urgencia de
volver a recuperarlos porque existe la sensación de que se van abandonando
en la vida de los hombres. El dirá: “Nos acordamos del aire que respiramos
cuando el ambiente se torna irrespirable”.

La realidad de nuestro medio, punto de partida para el inicio del proceso de


conocimiento, nos descubre precisamente un ambiente enrarecido por el
fenómeno de la corrupción en todas sus formas, abiertas o solapadas, que
corroe y destruye al hombre, a la familia y a la sociedad, trayendo como
resultado el malestar que el mundo soporta.

No sería correcto afirmar que el problema es de hoy. Quizás ahora lo


percibimos con mayor claridad, pero siempre ha existido, aunque ahora es
más fácil descubrirlo por los avances de la ciencia, la tecnología y los medios
de comunicación y difusión.

Esta percepción nos lleva a descubrir la necesidad antropológica de una


toma de conciencia moral, y asimismo, una sincera disposición para asumir
responsablemente el rol que nos corresponde vivir como personas humanas
que buscan su realización plena en la felicidad como legítima aspiración
humana.

Santo Tomás de Aquino, entre muchísimos teólogos importantes, señala


puntualmente que el fundamento de la moral descansa en la propia

19
naturaleza humana. Como dice Lorda en su obra “El arte de vivir” (Lorda
Irraña, Juan Luis, “Moral, el arte de vivir”, Madrid, España, 1994), la moral
consiste en el arte de vivir dignamente como persona humana. Es el arte de
saber usar bien la libertad con que ha sido creado el hombre por Dios. Es un
arte que cada quien necesita aprender para vivir dignamente en la búsqueda
del propio destino, que es alcanzar la felicidad plena. La libertad, sin
embargo, no es un valor absoluto, sino más bien, un medio al servicio del
hombre en el camino de su perfección. Está en función del bien como valor.

En la moral influyen dos valores muy importantes: el bien y la verdad. Por


eso Platón llegó a afirmar que “no es posible conocer la conducta a seguir
que haga bueno al hombre si desconocemos la verdad”.

La bondad busca el bien de uno y del otro, es un valor ético, y esta es la


cualidad inherente a determinados comportamientos auténticamente
humanos que responden al sentido más profundo dado a la existencia y
dignidad humana, nos dirá Lorda en su obra ya citada.

La moral no esclaviza, antes bien, hace libres a los hombres, porque enseña
a hacer buen uso de la libertad mediante la adquisición de conocimientos
necesarios y de costumbres y hábitos que permitan vivir dignamente.

La verdad es la luz de la inteligencia que permite distinguir el bien del mal.


La verdad es el único camino que conduce a la libertad. La verdad nos hará
libres. Lorda dirá que la ignorancia, el error y la debilidad de carácter, son los
tres obstáculos de la libertad. Los dos primeros apagan la voz de la
conciencia y la tercera hace al hombre incapaz de seguirla. El criterio de
verdad no se determina por la opinión mayoritaria sobre algo determinado.

La persona tiene, además, libertad para elegir entre alternativas diferentes,


aquella que es buena para nuestra naturaleza como persona humana. Esta
traduce la esencia de nuestro ser. La conciencia se forma con la educación
pero sus raíces son innatas a cada cual.

La conciencia no viene por reflexión racional, es la regla inmediata de


moralidad, porque en ella reside la ley natural y, asimismo, la capacidad de
poder discernir el propio comportamiento.

20
La conciencia es libre mas no infalible, por eso es necesaria una educación
integral porque reduce la posibilidad de errar.

La formación humana en valores espirituales constituye uno de los fines


esenciales de la educación.

Somos obra de nosotros mismos. El deber moral es una auto exigencia de


la razón. Se alcanza el bien cuando se conoce y se respeta la verdad.

Para vivir moralmente, es menester además de desearlo, tener en claro en


qué consiste vivir bien y después, adquirir libremente los hábitos para llevar
a la práctica ese conocimiento. Kant en “Fundamentos de la metafísica de
las costumbres” remite la dignidad de la persona a la autonomía de su
voluntad y a la libertad. Dignidad y libertad van juntos.

Nuestra sociedad actual vive en crisis, bien porque desconoce la naturaleza


e importancia de los valores morales en la vida, o porque prefiere vivir de
espaldas a ellos. La alternativa es, entonces, vivir como persona humana
con fe, razón y libertad o como animal guiado solo por el instinto.

El Padre Mac Gregor, sobre este tema nos ha dejado muy importantes
reflexiones:

 Cuando la educación de un país se desvincula del sustento cultural del


que debe nutrirse, significa que se está construyendo un edificio sobre
un lecho de arena.
 La cultura de paz se orienta a conseguir que el imperativo moral de una
persona lo lleve a la firme decisión de no usar la violencia para resolver
un conflicto.
 En el imperativo moral hay necesariamente un componente heterónomo,
pero es imprescindible sobre todo, la decisión de no usar la violencia
para resolver un conflicto. Es la moral autónoma, la que de hecho dirige
a una persona en las opciones de vida. Toda la simbología de la paz
tiene lugar tanto en la cultura objetiva como en la cultura subjetiva. La
persona que ha aceptado el imperativo moral de no usar la violencia para
resolver un conflicto, “posee una cultura de paz”.

21
 La economía no es solo producción de bienes y servicios convertidos en
ganancia, es uso de las capacidades de la persona humana
dignificándola y haciéndola constructora de un mundo mejor para todos.
 Uno de los ideales más difíciles es alcanzar un régimen de producción
de pleno empleo. Juan Pablo II ha llamado al trabajo: “La llave del arco
de la construcción social”.

22
CAPITULO III
LA ABOGACIA CRISIS DE LA ÉTICA DE LA ABOGACIA

3.1 Definición de crisis

Crisis es un cambio negativo, una situación complicada, difícil e inestable


durante un proceso. En algunos casos también hace referencia a una
situación de carestía y/o escasez. La palabra crisis procede del latín crisis,
que deriva del griego κρίσις.

3.2 Abogacía función pública de ejercicio privado

Se trata de una abogacía que, por presión del derecho, mira ya no solamente
la justicia del caso particular, sino que en ella se encuentra comprometido el
orden social del modo tal, que la solución del conflicto de intereses que
defiende el abogado libre repercute necesariamente en la colectividad.

Pero quien desempeña esa función pública conscientemente será sólo el


abogado de elevada moral que, responsable de su ministerio pacificador, se
convierte en el primer realizador de la justicia; es decir, en el primer juez.

3.3 Abogacía función pública de ejercicio público

Sin embargo, junto a los nuevos principios del derecho de la sociedad


clasista, después de la Segunda Guerra Mundial, también en el panorama
dela historia, se presente un nuevo derecho: el derecho socialista.
Caracterizado fundamentalmente por la asunción de la clase trabajadora al
poder del Estado y la abolición de la propiedad privada sobre los bienes de
producción, aunque no sobre los bienes de consumo que, asimismo,
determina la supresión de las clases sociales.

Este derecho de la sociedad socialista, que merece en este momento


profunda atención de las Facultades de Derecho norteamericana, europeas
y algunas latinoamericanas, necesariamente tenía que inspirar una
concepción nueva de la abogacía, que podría resumirse como abogacía
función pública de ejercicio público en la que suprimido el carácter de
ejercicio liberal, vale decir potestativo o privado del profesional, se organiza
como servicio público bajo el contralor del Colegio de Abogados o de la Barra
de Abogados en los países socialistas.

23
3.4 Función del colegio de abogados

El colegio de abogados tiene la labor de control y fiscalización de la conducta


de sus agremiados en los procesos judiciales, como también deben
promover la permanente capacitación y perfeccionamiento, para lograr la
mejor calidad del servicio de justicia.

Es mediante estas acciones permanente el Colegio de Abogados mediante


una campaña en esta dirección ayuda también a crear conciencia sobre el
rol que corresponde a la abogacía en el ejercicio de una defensa responsable
de los derechos de sus patrocinados, y en la mejora de la calidad del servicio
público de justicia; por otro lado, permitirá optimizar la tutela de los derechos
fundamentales atendiendo oportunamente las demandas que sí requieren
una actuación rápida de parte de la judicatura.

3.5 Abogacía función privada de ejercicio privado

Parece que el descenso ético de la abogacía no es sino el resultado del


incumplimiento de las normas morales2 que regulan su ejercicio y la
conducta privada del abogado.

El concepto de la abogacía ha cambiado también con la propia evolución del


derecho, que es su instrumento fundamental de acción.

Por la propia naturaleza del derecho que utiliza como vehículo para lograr
esa justicia del caso particular, su misión directa no es pues la sociedad; es
más bien el interés del cliente, en cuya defensa pone el fuego de su gloriosa
palabra.

2
La moral son aquellas normas por las que se rige la conducta de un ser humano en su relación
e interacción con la sociedad, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción
del hombre en todas sus manifestaciones. Es una norma de carácter autónoma, incoercible,
unilateral e interna. Son aquellas conductas impuestas por la sociedad como obligatoria, sin
embargo su acatamiento es voluntario y a falta de acatamiento, tiene como consecuencia el
rechazo de la misma sociedad, es una de las fuentes formales del derecho.

24
CAPITULO IV
LA ABOGACIA EN LA SOCIEDAD SUBDESARROLLADA

4.1 ¿Literatos, juristas y políticos en contra de la abogacía?


Muchas veces nos hemos preguntado si tienen razón literatos, políticos o
juristas que menosprecian si no denigran la abogacía, culpándola de muchos
males sociales no sólo por el uso de la chicana en los juicios que
desnaturaliza el proceso y lo deforma, convirtiéndolo en enfermedad social.
Es cierto que hay literatura de encargo, postiza y ajena al requerimiento
social; es cierto que “el derecho expresa fundamentalmente los intereses de
las clases, grupos o partidos gobernantes” (Boza, 2010, pág. 70), y que la
política la ejercitan principalmente determinados sectores sociales, pero más
cierto es que la literatura, la política y el derecho consiguen siempre expresar
la opinión de la colectividad.

4.2 El colonialismo mental


Relacionado con la dependencia económica está también el colonialismo
mental. Referido a la alienación de la conciencia por parte de la sociedad, en
este caso peruana, que niega la capacidad a nuestros pueblos para construir
por sí solos su propio destino, “porque sobrevaloramos todo lo extranjero y
subestimamos lo nacional, calificamos al Estado como “mal administrador”
para que toda la gestión recaiga en la empresa privada que sabemos que en
su mayoría les pertenecen a extranjeros” (ARCE, 2006, pág. 11).

Por ejemplo, los cuadros científicos se forman en el exterior y si no se quedan


en otros ambientes propicios a la investigación y al momento de volver a sus
países de origen, son muy pocos los que no traen consigo la mentalidad
importada que puede ser considerada buena o mala, pero que poco a poco
va transformando al pueblo.

Opera el fenómeno subsecuentemente al subdesarrollo material por el que


transita nuestro país, el colonialismo mental, el sometimiento y la
dependencia del espíritu de nuestros pueblos al pensamiento que inspiran
deliberadamente las capitales imperialistas.

25
4.3 Caracteres del derecho en la sociedad en vía de desarrollo
Dentro de estas condiciones sociales y económicas, en la que se encuentra
sumergida una sociedad considerada en vía de desarrollo, “la producción de
la ley responde también a los intereses de los sectores gobernantes y el
derecho emana de las Cámaras Legislativas, no destinado a satisfacer las
necesidades de las grandes masas latinoamericanas” (Neumann, 2011, pág.
13), las cuales son mayoría, sino solamente a satisfacer los intereses de los
sectores en los cuales se reclutaron los cuadros de gobierno, si acaso no es
solo de los grupos o partidos gobernantes.

Es aquí donde se presenta como padecimiento principal la contradicción


fundamental entre derecho y sociedad, el derecho que resulta en estas
condiciones injusto por anacrónico, parcial y antidemocrático.

Es anacrónico “porque en muchos países latinoamericanos las leyes tienen


más de medio siglo de vigencia” (Ibidem). No correspondiendo a la
naturaleza de las relaciones sociales que regulan, resultando, inoperantes e
injustas. No consiguen ordenar la sociedad porque las nuevas formas y
relaciones sociales ya no encajan en sus esquemas obsoletos.

Es por ello, que es necesario crear mecanismos o instrumentos jurídicos que


vayan acorde con la realidad actual en la que se encuentra un Estado en
específico.

Es injusto por parcial, cuando solamente se legisla para satisfacer los


intereses de las fuerzas dominantes de la sociedad y no se legisla para
atender las necesidades de la colectividad integral.

Finalmente, la ley es injusta por antidemocrática cuando para mantener ese


supuesto “orden jurídico”, es decir, el estado actual de las cosas, e institutos,
en que un pequeño sector de la sociedad utiliza el poder del Estado en
beneficio de intereses parciales y en agravio de los intereses de las grandes
mayorías, se promulga un derecho represivo destinado a silenciar el reclamo
de las masas. En este caso el derecho pierde todo sentido ordenador. Ya no
es la norma que regula las relaciones sociales, orientada a encontrar el
equilibrio de intereses. “Es norma antijurídica porque se dirige precisamente
en contra del orden social” (Neumann, 2011, pág. 12). Si se desea mantener

26
el orden de la sociedad es preciso que la ley marche al compás del cambio,
porque de otro modo no tendrá sentido ordenador.

El derecho que se produce en estas condiciones, que no alcanza a promover


la transformación de la sociedad y obtener que la colectividad atienda a la
satisfacción de sus necesidades, es un derecho injusto y por injusto inmoral.

La razón moral de la norma jurídica, que reposa en el fondo de su propósito


normativo, es indudablemente el orden de la sociedad. Pero cuando ese
orden no se alcanza, por anacronismo o parcialización, la norma pierde su
sentido moral; resulta injusta. Por ello Radbruch decía que: “la moral es el
fundamento sobre el que descansa la validez del Derecho, porque el hacer
posible la moral constituye una meta del orden jurídico” (Mejia, 2001).

Una de las expresiones de esta inmoralidad generalizada en América Latina


es la contradicción entre el derecho objetivo y el derecho subjetivo; entre la
ley que se produce en las Cámaras y no se cumple en la vida. Las leyes
suelen crear derechos que caducan en el momento de su promulgación
porque jamás se ejercitan, sobre todo cuando favorecen a las grandes
mayorías, o sirven de garantía a los derechos ínsitos a la dignidad humana,
la libertad y la soberanía de los pueblos. Es por eso que de esta contradicción
no pocas tiranías emergieron en contra de la propia voluntad de los pueblos
y del texto de las Constituciones del Estado.

4.4 La moral general de la sociedad


En relación con estas características socio-jurídicas de la colectividad, se
produce también la moral general de la sociedad, “que en la sociedad en vía
de desarrollo se manifiesta también dividida” (FALLA, 2013, pág. 17).

Los sectores en los cuales se reclutan los gobernantes que producen la ley
de acuerdo a sus intereses, estimaran razonable, moral o justo, que haya
divisiones sociales, que necesidades materiales y espirituales con dignidad,
y otros pidan limosna por las calles; en fin, que unos gobiernen siempre y
otros también sean siempre gobernados.

A este sector de la sociedad no le inmuta, ni siquiera le llama la atención, la


miseria o la ignorancia de las masas privadas de las luces del conocimiento,

27
el más rico tesoro de los pueblos. Son circunstancias absolutamente
generalizadas, estimadas congénitas e irremediables.

En cambio, “el otro sector de la sociedad, el de las grandes masas que están
sueltas de la mano de la ley, mirará como injusta su situación” (URTEAGA,
2010, pág. 7) y pugnara cada vez más por alcanzar la justicia y la dignidad
que le corresponde en las relaciones sociales, y que las leyes vigentes no
les reconocen.

Para ellos será inmoral el enriquecimiento de los funcionarios que abusan


del Poder, será inmoral la promesa incumplida del político, el prevaricato de
los jueces, el matrimonio por codicia, el incumplimiento malicioso de las
obligaciones de algunos padres, o la comisión reiterada de delitos contra la
libertad sexual, que la prensa cotidiana revela morbosamente.

Se dará entonces en la sociedad subdesarrollada y creemos que, en toda la


sociedad dividida en clases, “una doble moral: la del grupo gobernante y la
del grupo gobernado” (Boza, 2010, pág. 67); pero sin embargo la moral del
grupo gobernante prevalece y se generaliza extendiéndose inclusive al
grupo gobernado que la asimila, sobre todo, cuando no tiene todavía clara
conciencia de su rol social.

Esa moral general la determina la naturaleza de los intereses


preponderantes de la sociedad que, a su vez crean el derecho. La moral de
la sociedad no emana del derecho, es más bien el derecho el que resulta de
la moral general de la sociedad; aunque en ciertos momentos se confundan,
se relacionen e influyan mutuamente.

En todo caso ese derecho injusto e inmoral es el instrumento de acción del


abogado.

Esta generalización produce asimismo otro resultado, hace la moral mucho


más extensa que el derecho. “El ámbito de ella es más amplio, tanto porque
abarca a toda la sociedad, porque tiene como fuerza fiscalizadora a la
opinión pública” (Neumann, 2011, pág. 23), por eso no sería exacto afirmar
que la moral de toda la sociedad dividida en clases es de bajo nivel. Existen
dentro de ella sectores que condenan los hechos inmorales de uno u otro
grupo de la comunidad, jugando un papel de contralor en que no poca

28
importancia desempeña la prensa, que tiene la misión de orientar la opinión
pública.

Este contralor de la opinión pública produce, entonces, otro carácter moral


de la sociedad: se divide ella en moral aparente y moral real. Y no pocos son
los que desdoblan su personalidad y cumplen en la intimidad de la familia o
de la amistad papeles inmorales, que más tarde condenaran hipócritamente
en el cargo público.

4.5 La moral del abogado


Dentro de este moral general de la sociedad es, pues, “donde se genera la
moral de todo profesional, en este caso del abogado” (ARCE, 2006, pág. 11).

El abogado es miembro de ella y no puede sustraerse de la influencia que


esta genera. Quizás si en gran parte es actor directo de las relaciones
estructurales y de las propias normas jurídicas, tanto porque trabaja con el
derecho como instrumento de “orden”, como porque “no deja de ser cierto
que la abogacía ha desarrollado en Latinoamérica importante papel en
conducción política de los pueblos” (FALLA, 2013, pág. 22).

La moral del abogado traduce, pues, la moral de la colectividad. De ahí que


en el examen de las causas no se puede eludir el de las causas estructurales
que producen la moral social, y es por eso también quizás en primer término
no pensemos descargar en las espaldas individuales del abogado
responsabilidad por el descenso ético de su oficio.

En esta sociedad donde “el egoísmo hace licito cualquier medio para no
perecer; donde la lucha por la existencia enfrenta a los hombre como lobos
al decir de Thomas Hobbes” (URTEAGA, 2010, pág. 23); donde es preciso
afinar la astucia hasta convertirla en habilidad admirable y respetada para
hacerse “una situación”; en esta sociedad que llama triunfador al que sale de
la pobreza de las clases trabajadoras y por fuerza de riqueza y no de cultura
ingresa a la pequeña o gran burguesía, sin importar si escogieron los
caminos reales del trabajo honrado a los atajos del aventurismo y la satrapía;
en esta sociedad donde el cohecho es como institución oficial, donde la crisis
de la moral administrativa exige rigurosa punición por ser tantos los
peculados y constante la corrupción de la administración pública; donde el

29
prevaricato de jueces es solamente un pequeño desliz; o donde la severidad
de la justicia está en relación inversa de la riqueza del reo; en esta sociedad
se forma el abogado con su actividad profesional, en defensa del derecho,
contribuye a organizarla y afianzarla.

Lógica y necesariamente en la conducta profesional tiene que reflejar la


injusticia, o la inmoralidad del derecho que utiliza como instrumento de
trabajo cotidiano, y la propia moral general de la colectividad.

Es que la abogacía “es también forma de la conciencia social” (FALLA, 2013,


pág. 12). Y mucho más todavía, profesión de profunda trascendencia social
porque opera con instrumentos de orden social. Por eso, “el abogado no
puede dejar de reflejar, traducir o expresar la influencia de la sociedad en
que actúa” (Mejia, 2001, pág. 27). De ahí que la llamada crisis de la ética de
la abogacía no es sino el reflejo de la crisis general de la sociedad en que
actual el abogado.

Esto no quiere decir que en la sociedad desarrollada no se presenten


igualmente fenómenos de descenso ético de la abogacía. Los hay y muy
serios, pero obedecen indudablemente a otras causas.

30
CAPITULO V
MANIFESTACIONES Y CAUSAS DE LA CRISIS DE LA ÉTICA DE LA
ABOGACÍA

5.1 Clasificación
Las consideraciones anteriores nos conducen con facilidad a clasificar y
estudiar las causas de descenso ético de la profesión.

Para efectos de sistematizar este estudio podríamos intentar la clasificación


siguiente:

 Causas derivadas de la organización de la abogacía como profesión


liberal.
 Causas de índole académica.
 Causas derivadas de las condiciones de ejercicio de la profesión.
 Todas son causas concurrentes.

5.2 Causas derivadas de la organización de la abogacía como profesión


liberal.
Decimos que la abogacía traduce y refleja la organización estructural de la
sociedad, el derecho que esa organización produce, y la propia ética general
de la colectividad.

Lógicamente, de esa información se desprende que dentro de la sociedad


organizada sobre la base de la propiedad privada, la libre concurrencia, la
libertad de cambio y comercio, se organice la abogacía también como
profesión liberal, en que su ejercicio se halla librado exclusivamente a la
voluntad del profesional que, dueño de su capacidad y formación academica,
puede o no dispensarlas si lo desea. Dentro de este sistema, la profesión es
para el también una forma de propiedad; es suya, le pertenece y puede
cuando quiere ejercitarla o no, queda a su albedrio seleccionar al cliente.

Todavía más, dentro de esta naturaleza de la abogacía puede el abogado


ingresar en la abogacía de litigio, es decir, en la abogacía polémica de densa
o simplemente en la abogacía de asesoría.

Esta naturaleza de la abogacía como profesión liberal, constituye la causa


principal de muchos de los padecimientos éticos en su ejercicio, aunque
Piero Calamandrei promoviendo la polémica sobre abogacía de Estado y

31
abogacía libre se negase a reconocer que todos aquellos defectos que
señalo su brillante prosa de “Demasiados Abogados”, obedecen
fundamentalmente a la organización de la profesión como menester de
ejercicio privado.

Estimada la abogacía como bien de propiedad particular del abogado,


aunque su ejercicio por la importancia de sus resultados, se dan en ella las
mismas leyes de la producción de la mercancía de la sociedad capitalista: la
anarquía de la producción y la libre concurrencia al mercado.

5.3 La Anarquía en la Profesionalización.


Las Facultades o Escuelas de Derecho latinoamericanas tienen como
función primordial de formar abogados. Sin embargo, hasta en estos
momentos aún se encuentra deficiente los estudios que hayan ingresado al
campo de la investigación científica del requerimiento profesional de la
sociedad, para poder superar la profesionalización anárquica, de la cual
padecen aun las Facultades de Derecho Continentales y aún Europeas.

Bajo los principios de la reforma universitaria abrieron las puertas de la


Universidad democratizando la enseñanza y de las facultades de Derecho a
todos quienes han aspirado estudiar ciencia jurídica, aunque todos no
concluyen los estudios, porque hay importantes porcentajes de deserción, lo
cierto es que en las aulas latinoamericanas de las Facultades de Derecho,
antes existían menos estudiantes de abogacía, para la cantidad de población
que en tales épocas había, ya que los que estudiaban eran integrantes de la
población que habitaba en las urbes por ende eran los que absorbían los
servicios profesionales, a diferencia de la actualidad que se mantiene en un
porcentaje considerable de estudiantes de abogacía y hay menos deserción.

Se profesionaliza, sin saber si la sociedad requiere más médicos o


agrónomos, economistas o arquitectos y en el campo de la abogacía se
profesionaliza sin saber realmente que suerte correrá el profesional que
egresa de las aulas universitarias.

La profesionalización anárquica produce, a su vez, como consecuencia:

5.3.1 La plétora profesional.

32
Más que de la gran oferta de abogacía en nuestros países, esta resulta
de las desiguales condiciones estructurales que hemos mencionado.
No es cierto que en Latinoamérica sobren abogados; lo que si es cierto
es que en muchas urbes latinoamericanas exceden a la demanda
profesional, por ejemplo en Perú; que son muchos los abogados
mediocres, que escogen cualquier camino para subsistir y son
realmente pocos los que enaltecen la profesión, uniendo en armonioso
equilibrio entre versación y probidad.

Se dice que la abundancia profesional está presente


fundamentalmente en las urbes ya que en los campos de muchos
países latinoamericanos, por la miseria en que viven los campesinos,
no están estos lugares capacitados para captar trabajo profesional
alguno.

Estas carencias, determinan que los abogados se concentren en las


ciudades grandes o pequeñas, en especial donde este la capacidad
industrial o comercial que les permitan consumir servicios
profesionales, teniendo como consecuencia de la implacable oferta de
abogacía, el descenso de la ética profesional, donde el abogado por la
gran competencia, recurre a cualquier medio para subsistir, si es que
no termina por abandonar la profesión y acogerse a la burocracia
estatal que en América Latina es también paño que enjuga fracasos, o
al campo del magisterio, negocios, finanzas o la política misma y mal
llevada, sin decir que hay muchos abogados dedicados al comercio
ambulatorio o a servir el transporte de taxi.

He aquí una clara demostración de cómo las condiciones estructurales


de la sociedad determinan también la ética profesional.

5.3.2 Violación consciente de la deontología forense por el tinterillaje.

La competencia profesional debería resolverse normalmente por el


estudio, la capacidad, la dedicación con que el abogado sepa destacar
entre mucho a base de esfuerzo. Pero en la mayoría de los casos no
se resuelve de ese; se escogen más bien los caminos fáciles del
procesalismo y la deslealtad y se entra, entonces, conscientemente en

33
la violación de las normas de la deontología forense; creando aquel
modo de ejercicio profesional que acertadamente se ha venido a
denominar “tinterillaje”.

La RAE considera el sustantivo tinterillo, para designar al “picapleitos,


abogado de secano, rábula”; esto es que tinterillo es estimado como
aquel que sin título ejercita la abogacía o el firmón o el picapleitos.

Como concepto amplio, el tinterillaje es la mentalidad que toma el


engaño como instrumento principal de lucha, que crea una ética social
que estima justa la miseria del indio; la pobreza de las grandes
mayorías; a la que no le importa los medios que se usen con tal de
perennizar el atraso social en beneficio de unos cuantos y en perjuicio
de los demás. Por eso resultan formas de tinterillaje las ventajas que
se obtienen con el engaño, las promesas incumplidas de los políticos,
la demagogia, la traición constante a los intereses de los pueblos por
parte de los líderes y partidos. Es tinterillaje, la hipocresía con que se
encubren los delitos de ciertos personajes prominentes del ambiente
político y social, la mixtificación de los hechos, la mentira
institucionalizada.

Donde ese sentido ético se acentúa como burla del derecho es


principalmente en el campo jurídico y es en la relación con el abogado,
con el magistrado, con la administración de justicia y la aplicación d la
ley, en que se encuentra la expresión judicial en su concepto limitado.

Otras manifestaciones del tinterillaje seria desde el rabulismo, que


constituye el ejercicio ilegal de la profesión, hasta el ejercicio desleal
de la profesión por quien teniendo título y habiendo sido autorizado por
el Estado para defender la verdad y la justicia, somete la tesis de
derecho por los vericuetos de la astucia y el engaño, con ultraje a la
misión social que se le autorizo.

Este concepto del tinterillaje como burla del derecho y la justicia nos
presenta, varias manifestaciones de conducta inmoral:

5.3.2.1 Ejercicio ilegal de la abogacía.

34
El ejercicio de la profesión por el rábula que carece de título
para abogar, resulta comportamiento inmoral únicamente en
cuanto contradice la norma legal que prohíbe ejercer la
profesión ahí donde existen abogados. Entonces la naturaleza
moral e inmoral del ejercicio estará en relación con la presencia
o ausencia de profesionales en el medio de que se trate.

De donde también resulta que indirectamente las condiciones


estructurales de la sociedad en vía de desarrollo, en muchas
de cuyas aldeas o capitales de distrito, no existen abogados,
hacen moral al rabulismo en el ejercicio de un ministerio que
irrecusablemente debe estar en manos del profesional titulado.

En el Perú la ley N° 11781, de 29 de febrero de 1952, estableció


que para que la profesión sea ejercitada por letrados era
preciso que en un lugar haya por lo menos tres de ellos. Si no
lo hubiese la defensa se llamaba “libre” y podía ejercitarla
cualquiera.

Las condiciones estructurales de los países en vía de


desarrollo determinan una legislación justificativa del
rabulismo, que admite inclusive su participación en la propia
administración de justicia.

5.3.2.2 Favorecimiento al ejercicio ilegal

A diferencia, el favorecimiento al ejercicio ilegal de la profesión


constituye violación consciente de las normas de ética y
abdicación de la misión social del abogado. La deslealtad se
expresa en este caso por la actitud consciente del abogado que
se presta a suscribir, como suyos, petitorios ajenos y aparentar
ser el defensor siendo así que quien lo es realmente carece de
título para abogar.

Este es un vicio, que ha ingresado ya en el campo del delito,


inherente al descenso ético del abogado, pero que no resulta
solamente de la conducta del firmón. Es resultado también de
aquella otra causa de la crisis de la abogacía, de la plétora

35
profesional en las ciudades donde muchas veces los rábulas
sustituyen a los abogados y estos convertidos en ellos, se
limitan a firmar los escritos de los rábulas para no perecer.

También en esta manifestación del tinterillaje encontramos


determinantes las condiciones socio- económicas.

5.3.2.3 El ejercicio de desleal de la abogacía, el procesalismo y las


deformaciones del proceso.

La forma más peligrosa e inmoral de tinterillaje es el ejercicio


desleal de la profesión, llamamos ejercicio desleal de la
actividad que realiza el abogado, que habiendo prestado
juramento para defender la verdad y la justicia la escamotea y
la niega, extraviándola en el laberinto del procesalismo. Es
desleal el abogado que ejercita maliciosamente los recursos
permitidos por la ley sin que ellos desempeñen un papel
necesario en la evolución del proceso sino, más bien, con
propósito de dilación, chantaje, ofensa o represión.

El procesalismo es la conducta habitual del abogado desleal


que deforma la misión del procedimiento para convertirlo en un
instrumento de lucro personal con agravio de la administración
de justicia, del interés del propio cliente y del ministerio de paz
social que debería ser la abogacía. El procesalismo se inspira
sobre todo, en el procedimiento escrito preponderante en
América Latina, en la elasticidad de las normas procesales y en
la lentitud de la administración de justicia.

Este es el abogado que condenaron literatos y políticos juristas


y vulgo. Este el abogado enredador del hilo de la justicia, el que
constituye una deformación patógena de la abogacía. Junto a
estos factores, la lentitud en la administración de justicia, la
crisis del proceso, resulta también caldo del tinterillaje, donde
el abogado desleal se ceba y encuentra amplio campo para su
acción nefasta es en el proceso en vez de ser garantía de

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administración de justicia se convierte en enfermedad social
por su duración y resultados.

La justicia que tardía no es justicia. Entonces se perenniza, o


que por las propias condiciones del poder jurisdiccional no
permite una decisión rápida del conflicto de intereses, no es
garantía de que la justicia sea esclarecida y concedida a quien
le corresponde. Se transforma en padecimiento de la sociedad,
que ha de sufrirlo y mirarlo con desconfianza. Se produce
entonces la quiebra del principio de seguridad que debe
reconocer la sociedad en el poder jurisdiccional y se extiende
el desprestigio y la desconfianza, expresado en la sabiduría
popular del adagio “más vale una mala transacción que un
buen pleito”

El procesalismo, ósea la deformación del proceso por el


tinterillaje puede presentar las siguientes manifestaciones:

A. Deformación del proceso en instrumento del chantaje


Consecuencia directa de la ligereza en la administración de
justicia, en la que está comprometida la ética de la
magistratura, es que el abogado desleal utilice la amenaza
del procedimiento para obtener ventaja patrimonial.
Constantemente se ve a esa clase de abogados atemorizar
al adversario con proponer una acción judicial.
En realidad, dentro de regímenes en que el proceso de
desarrollo normalmente y tenga el resultado de justicia que
haga corresponder la verdad judicial con la verdad real, la
amenaza de una acción dejaría de tener importancia el
pueblo tendrá confianza en que cualquier reclamación
injusta habría de ser siempre esclarecida y derrotada. La
acción atemorizante surte efecto por que la sociedad sabe
que el proceso puede perfectamente decidirse en contra de
la justicia, precisamente porque el abogado desleal es
campeón en ardides y medios inmobles, por los cuales
demorará el proceso o torcerá la decisión, haciendo que la

37
verdad judicial no corresponda a la verdad real; vale decir
obteniendo una sentencia, que no corresponda a la justicia.
Se teme el litigio, y se le teme con razón, porque es
realmente una terrible enfermedad de la sociedad
subdesarrollada, que compromete y corrompe a los cuadros
ideológicos que la guían y afectan en la propia vitalidad del
pueblo. Este temor es aprovechado por el tinterillo para
obtener ventaja; entonteces no son pocas las personas que
compran su tranquilidad al precio del chantaje.
B. Deformación del proceso en instrumento de ofensa
El abogado desleal, es decir, el tinterillo profesional suele
asimismo usar el proceso como vehículo de ofensa
difamatoria al amparo de aquella norma que en los pocos
códigos penales dejan sin más sanción que las disciplinarias
los agravios vertidos en juicio. Igualmente, la ofensa se
utiliza como instrumento de extorción y el difamador compra
su silencio a precio caro.
Por cierto en este caso también está comprometida la
responsabilidad del juez. Si el magistrado no es capaz de
reprimir la conducta del abogado desleal y recuperar el
proceso a su verdadero destino como sucede generalmente,
entonces están abiertas las puertas para la extorción y para
la ofensa que satisface los enconos del cliente y la morbosa
mediación del abogado desleal, que jamás sabe de
independencia frente al propio cliente.
C. Deformación del proceso en instrumento de represión
de las ideas:
Otras de las deformaciones frecuentes del proceso, en los
países sub desarrollados, en la que juega el papel primordial
el abogado desleal, es aquella en que el proceso se
transforma en instrumento de represión de las ideas.
Hemos dicho que la sociedad sub desarrollada, promulga un
derecho injusto en sí, porque conculca los derechos ínsitos
al a dignidad humana en defensa de los parciales intereses

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que protege con la política y el derecho general. Pero como
la política y el derecho general no corresponde a las ansias
justicieras de los pueblos, para silenciar el reclamo de las
masas o de los grupos o partidos que repugnan de estos
sistemas de gobierno, se promulga un derecho represivo de
las ideas y se entra al proceso de opinión. Se promulgan
expresamente de “defensa de la democracia”, de la
“seguridad interior” o cuando se aparenta derogarlas, el
proceso ante el fuero privativo militar, sustituye el hecho o
con ventajas en el hecho y con ventajas a las leyes
represivas, por las largas prisiones, la dilación, la
conculcación de los derechos del reo o la defensa y sobre
todo, del principio de la igualdad de las partes en el proceso.
Y aquí juega papel decisivo el abogado desleal que no pocas
veces recurrir a la denuncia calumniosa para atemorizar,
obtener ventaja, patrimonial, o alejar por algún tiempo de la
palestra al contenedor que quedara en las mazmorras de la
tiranía mientras sola hará comprar su astucia.

5.4 Causas de índole académica.


Unidas a las causas derivadas de las relaciones estructurales del a sociedad
están también las que se originan en las deficiencias de las facultades de
derecho. Aunque estas causas también están entroncadas en la estructura
socioeconómica, porque la universidad como institución de producción
ideológica traduce igualmente el pensamiento, la mentalidad, de la sociedad
a la que sirve.
5.4.1 Falta de formación ética del estudiante y del profesional
Indiscutiblemente que la formación ética del profesional ha de empezar
con la propia ética del a formación del estudiante. No se podrá jamás
ser abogado probo cuando se fue estudiante inmoral. En la formación
ética de los estudiantes dentro del claustro suele ocurrir lo mismo que
sucede con la formación ética dentro del hogar: no podrá ser hombre
de bien en la calle quien fue un truhán dentro del hogar. Por eso
tenemos la impresión que muchísimas facultades de derecho, para no

39
decir universidades en general, en Latinoamérica, no le han prestado
la debida atención al problema de la formación ética del estudiante. Y
esta es indudablemente una de las causas importantes del descenso
ético de la abogacía. Así como no se prestó al estudio deontología
forense tampoco se ha estudiado la formación ética del alumno.
Sin embargo, pocas deben de ser las universidades latinoamericanas
en que los estudiantes hayan asumido esa responsabilidad con
responsabilidad de conocimiento y elevado sentido ético. Lo cierto debe
ser tal vez que el llamado cogobierno, es decir la participación
estudiantil en el gobierno universitario ha servido solamente para que
muchos, que se llaman dirigentes, utilicen los cargos como instrumento
de ventaja en las pruebas de examen, en los trabajos o seminarios. Y
es que la dirección estudiantil no siempre ha correspondido a los
estudiantes. Ha sido muchos los alumnos que han ejercitado que
seguramente muy pocos los que podrían calificarse como estudiantes
de la acertada diferencia que formula Alberto Caturelli “estudiante
alumno” en aquel enjundioso ensayo sobre “los miembros vivos de la
universidad”.
Efectivamente el alumno puede inscribirse en el curso, aprobarlo y
quizás aprobar las pruebas del examen profesional, sin haber llegado
jamás ha integrarse en la universidad. En cambio al estudiante que ha
su responsabilidad de trabajo estudiantil une preocupación por el
destino del a universidad, que precisamente, lo hace mucho más
estudioso, es si un elemento integrante de la universidad y debería ser
el dirigente.
5.4.2 La ética del docente
Buena parte de la responsabilidad por el descenso ético del a abogacía
o de la magistratura corresponde la docente jurídico mal podría el
maestro que incumple o burla sus obligaciones exigir del discípulo de
conducta moral irresponsable. Y menos podría exigirle en la vida
profesional versación y probidad, cuando en el claustro de la ciencia
que profeso marcho permanentemente rezagada del carro del a
historia, o se repitieron programas trasnochados y largamente
superados por la ciencia contemporánea y para recibir la mediocridad

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se ha acudió al a demagogia pro estudiantil que concilia con todas las
pretensiones estudiantiles acertadas o equivocadas que van desde las
formulaciones en los órganos de gobierno hasta las llamadas
calificaciones de “concepto”, en las que se prostituye la docencia.
Si obligación académica del docente jurídico es el cultivo permanente
de la ciencia que profesa y la transmisión de sus conocimientos a través
de los métodos pedagógicos más evolucionados compatibles con la
función de la enseñanza; obligación profundamente moral del docente
es la creación de la conciencia de justicia en el espíritu del discípulo
que no ha de comparecerse jamás de la improvisación ni de la
demagogia. Desgraciadamente, todavía en algunos casos la facultad
de derecho peruana y también latinoamericana presenta los defectos
descritos por Buonocore. Pocos son indudablemente los maestros que
dieron a la docencia la magnitud de su trascendencia social y cultural
cumpliendo los deberes de consagración, sin seriedad, actualización
de la ciencia y sobre todo, de las relaciones entre la prédica y el
ejercicio.
Este fenómeno contribuye a delinear el cuadro general de las causas
del descenso ético del ejercicio profesional y también del as
magistratura.
5.4.3 Desvinculación entre la facultad de derecho y el abogado
Finalmente, desde el punto de vista académico, el asunto de las
relaciones entre la academia y la profesión está directamente
entroncado al problema de la enseñanza o quizás más bien el rol
general de la facultad de derecho frente la a ética del abogado.
Lo cierto es que el abogado sale de la facultad sobre todo peruana y se
enfrenta la realidad por sí solo, sin la menor colaboración de la
universidad, y entonces tanto por su formación es predominantemente
teórica como porque jamás recibió lecciones de ética el duro impacto
de la vida lo conduce muchas veces a utilizar medios vedados para
poder subsistir.
En esa etapa imprecisa en que muchas veces suele decidirse el destino
de los hombres, el abogado recién egresado no tiene la ayuda que la
facultad debería darle, tanto desde el punto de vista de las

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necesidades materiales como culturales y morales. Y esa falta de
ayuda contribuye al descenso del nivel ético del abogado.
La universidad no puede controlar la conducta de los egresados. A
estos se suma la inactividad en la acautela de la ética profesional de
los colegios de abogados, resultará que el abogado carece totalmente
de auxilio y consejo. Seguirá buscándolos buenos o malos caminos
simplemente a su albedrio, bajo la presión del a fuerza de la necesidad.
5.4.4 Falta de planificación y promoción diversificada de la abogacía
A la falta de enseñanza del a ética de la abogacía se suma la propia
conducta de la universidad latino americana, en la que todavía no se
ha intentado, que sepamos, la investigación científica de la realidad
social en el campo del requerimiento profesional. Las universidades y
dentro de ellas las facultades y escuelas de derecho o de ciencias
jurídicas, siguen promoviendo cuadros profesionales sin saber si la
sociedad lo necesita o no. Las facultades de derecho siguen
profesionalizando solamente abogados y creemos que en muchos
países del nuestro continente no han ingresado en el verdadero
camino del a función universitaria; vale decir, en la de crear ciencia
nueva por la investigación por la realidad, la falta de investigación
científica, determina entonces que la abogacía se proyecta solamente
en tres direcciones limitadas: la abogacía (la de defensa), la
magistratura, y la docencia jurídica, sin embargo, el requerimiento de
la sociedad en vía del desarrollo espera indudablemente que las
facultades de derecho promuevan cuadros de asesoría, especializados
también en los campos de la planificación, el desarrollo y la integración,
que conmueven en este momento la preocupación científica continental
y que son absolutamente necesario para establecer la ecuación entre
ciencia y política a la que debe aspirar nuestros pueblos gobernados
siempre por el empirismo que sirven bien los intereses de los grupos
gobernantes.
Dentro de una perspectiva tan restringida es pues lógico que la mayoría
de cuadros profesionales que egresan del as facultades tengan que
dedicarse a ejercer la abogacía, y que la congestión de donde se utiliza

42
el derecho no para llegar a la justicia sino como herramienta de
actividad artesanal.
5.4.5 Causas que provienen de las Condiciones del Ejercicio.
En cuanto a las causas que provienen de las condiciones del ejercicio
profesional podremos tratar, más bien, aquellas limitaciones al ejercicio
de la defensa o la conculcación de la garantía de la defensa; frente a
las cuales la falta de entereza moral del abogado, por temor,
conformismo, conciliación con el cliente, etc. viene a resultar también
una forma de inmoralidad.
No es solo una conducta inmoral del abogado desleal que tuerza la
decisión de la justicia armado de ardides y engaños; lo es también lo
del abogado desleal que sin embargo de su lealtad por temor al poder
o conciliación con el temor del cliente no se enfrenta a reconquistar el
derecho a la defensa, que es garantía ínsita a la dignidad humana. El
dejar consumar la injusticia a sabiendas, es también una forma de
inmoralidad. Y es grave, sobre todo en los países en vía de desarrollo,
donde el papel del abogado leal es poderoso instrumento de lucha por
la libertad.
En nombre de la democracia y el orden en nuestros países suele
entronizarse tiranías que destruyen las libertades y pretenden
organizar la sociedad con el desorden, cárceles o destierro. Y cuando
el abogado leal, consciente de su ministerio ordenador y pacificador
lucha por las libertades mutiladas es frecuente que se le cercene el
derecho a la defensa.
Entonces, también suelen producirse defecciones abogadiles. Sin
embargo, la norma moral debería exigir al abogado luchar por el
derecho a la defensa, no solo porque es la esencia de su ministerio,
sino porque es parte del a lucha por la libertad, puesto que jamás habrá
libertad ahí donde no se permite defenderla.

43
CONCLUSIONES

 La ética es una disciplina filosófica que estudia a la moral, entendida esta


última como conjunto de principios, valores que aprendemos a lo largo de
nuestra vida, fruto de la convivencia en sociedad. La ética profesional por su
parte, es una rama de la ética que sirve de pauta para el adecuado
desenvolvimiento de un profesional.
La importancia de la ética profesional radica en la finalidad que tiene cada
profesión, siendo estas finalidades el beneficio económico que se percibe de
ello así como también el desarrollo de su profesión cuyo fin último es el bien
común.
 El Perú, como muchos otros países, atraviesa una grave crisis de valores
morales, pues estos han sido trastocados por otros de signo material,
estimados en términos de utilidad, conveniencia o provecho personal; ni
siquiera los derechos humanos prevalentes han sido un obstáculo para ello.
Se hace imperativo, por ello, revalorar esos derechos, ya que constituyen
exigencias indispensables de la dignidad humana. Se hace necesario,
igualmente, tener en cuenta que el crecimiento económico es fundamental
pero no basta; es menester, además, el crecimiento ético de las personas y el
fortalecimiento de las instituciones en este ámbito, pues, de otro modo, no
tendrá sentido afirmar que la persona humana es un fin en sí misma.
 La abogacía es una de las profesiones más trascendentales de la vida social;
no sólo porque se ejercita utilizando el derecho como su instrumento
fundamental en la búsqueda de la justicia, sino porque está directamente
relacionado con los bienes jurídicos del individuo de la sociedad, cuya
protección organiza la ley. El abogado, utilizando valores sociales como el
derecho o la justicia, tiene en sus manos valores individuales también muy
importantes como la vida, la libertad y el honor. Se trata pues de una actividad
eminentemente social y que por eso trasciende, inclusive, del caso particular
al propio orden de la sociedad, pues, su objetivo no es solamente alcanzar la
sentencia que repare la injusticia en el conflicto de intereses, sino que, por su
precisión de justicia, contribuya al restablecimiento del orden social
quebrantado.

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RECOMENDACIONES

 Para obtener un mundo mejor, es necesario cumplir con el código de ética


correspondiente a cada profesión, para así lograr la confianza que se merece
la ciudadanía, la misma que muchas veces recurre a los profesionales, para
que le puedan brindar sus servicios, siendo un deber de todo profesional estar
a la altura que la situación lo amerita. De igual manera es muy importante que
las universidades pongan énfasis en la enseñanza de la ética profesional,
resaltando la importancia que esta tiene no solo en el ámbito laboral, sino
también en el ámbito personal.
 Es conveniente recordar que la formación integral el abogado debe
encontrarse siempre relacionada con la realidad y con el mundo en el cual
vivimos. Hay que formar y preparar abogados para que efectúen
eficientemente en un determinado medio social, el cual deben conocer, al
menos, en sus grandes lineamientos.
 Debe renovarse, a donde todavía ello no ha ocurrido, la formación
universitaria del estudiante de Derecho para hacerla cada vez más
participativa y práctica. A la par que los desarrollos de la disciplina jurídica
misma, el abogado debe también capacitarse permanentemente en lo
relacionado con los cambios legislativos, con las reformadas o nuevas
codificaciones. La dinámica legislativa, así como la jurisprudencial, lo obligan
a un permanente estudio de las nuevas disposiciones que rigen valiosamente
la vida de relación social.
 La forma en la que conciben a los profesionales del derecho surge únicamente
gracias al comportamientos y desenvolvimiento de cada profesional y es en
razón a ello que los abogados debemos desenvolvernos únicamente
haciendo lo correcto, respetando cada norma ética y moral, sin necesidad de
una mayor fiscalización hacia nuestra conducta.
 En el día a día de nuestro desenvolvimiento los abogados tenemos que tener
como fin superior la correcta aplicación de las leyes.

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BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS ELECTRÓNICAS

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ESTUDIANTES DE DERECHO .

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