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A través del avance de la tecnología, la ingeniería genética y la biología molecular, se han desarrollado
los productos transgénicos y estos prometían que serían más nutritivos, aumentarían las cosechas y
disminuirían el uso de químicos, y por ello, serían la solución para el hambre en el mundo. Pues en
realidad los transgénicos NO cumplen con ninguna de estas promesas. Por el contrario, producen
menos, usan más químicos, generan nuevos problemas ambientales y de salud, crean más desempleo
y marginación, concentran la propiedad de la tierra, contaminan cultivos esenciales de las economías y
las culturas, como el maíz, aumentan la dependencia económica y son un atentado a la soberanía.
Por lo tanto los alimentos transgénicos son una salida falsa ante los problemas no resueltos o creados
por la agricultura industrial (desnutrición, hambre, desarraigo, contaminación, erosión, plagas, etc).Las
semillas transgénicas para cultivo comercial, el maíz en el caso de la Unión Europea son resistentes a
determinados herbicidas químicos con lo que aumenta su uso. Llevan genes que inutilizan los efectos
de los antibióticos, lo que implica que a medio plazo puedan volverse inservibles como medicamentos.
En definitiva se agudizan en un círculo vicioso los problemas que se prometen resolver, crecimientos de
plagas, resistencia a los productos que combaten las plagas, aumento de la contaminación de aguas y
suelos, perdida de fertilidad de la tierra, menores rendimientos de los cultivos. Por lo que el problema
del hambre, es un argumento tramposo, y no es un problema de producción o de tecnología sino de
acceso de los pueblos, en particular a los campesinos, a recursos productivos propios como la tierra, el
agua, las semillas y otros medios de producción. Es decir es un problema de orden político y no técnico,
un problema de soberanía alimentaria.
Existen riesgos ambientales, donde surgen algunos problemas muy aparte en el aspecto de la salud, y
estamos hablando de los riesgos que provoca su producción. Contrario a lo pregonado por la industria
biotecnológica, los cultivos transgénicos implican un incremento en el uso de agro tóxicos, generan
contaminación genética y del suelo, pérdida de biodiversidad, desarrollo de resistencias en insectos y
vegetación adventicia (malas hierbas), así como efectos nocivos para otras especies. La contaminación
genética con transgénicos, ocasionada por el flujo de polen por viento e insectos y el intercambio de
semillas, atenta contra la biodiversidad. México es centro de origen y diversidad genética del maíz y sus
59 razas y miles de variedades adaptadas a diferentes condiciones agronómicas y climáticas, resultado
del conocimiento tradicional milenario, pueden perder su pureza ante la introducción de las semillas
genéticamente modificadas, patentadas por las empresas biotecnológicas. Los cultivos transgénicos
también representan una amenaza para los pequeños productores (campesinos e indígenas) ya que el
modelo de cultivo de los OGM concentra el control de la agricultura y la alimentación en pocas manos y
el aumento de la concentración empresarial destruye la libertad de elección y eleva los precios.
De igual forma están los factores económicos, en donde se encuentra que los altos precios de las
semillas transgénicas e inversiones adicionales difíciles de cubrir por parte de los campesinos, quienes
al final, se encuentran con que las cosechas no son más productivas por todas las fallas agronómicas.
Ante el rechazo de la sociedad a los OGM, es necesario destinar recursos adicionales para separar
físicamente los productos transgénicos de los convencionales. Aun así la contaminación es inevitable, y
un evento contaminante por sí mismo le cuesta millones de dólares al sector agrícola.
Y respecto a los riesgos para la salud, uno de los puntos más relevantes a tomar es el daño posible que
le puede causar al ser humano. Los efectos de los alimentos transgénicos solo se podrán ver entre un
mediano y largo plazo, sin embargo hay varias preocupaciones por las potenciales amenazas para la
salud de las personas que podrían ser causadas por estos organismos modificados genéticamente.
-Peligro de Alergias: Los organismos modificados genéticamente tienen un potencial alergénico
impredecible e imposible de dimensionar. La mayoría de los alimentos transgénicos tienen genes
totalmente ajenos a la alimentación humana, como los genes de virus y bacterias, los que aumentan el
riesgo a presentar nuevas alergias sin precedentes contra las cuales no hay una cura. Resistencia a los
antibióticos: muchos alimentos transgénicos poseen un gen de resistencia a los antibióticos que la gente
toma para combatir enfermedades. Estos genes se mantienen en el vegetal a lo largo de toda su vida y
si llegaran a ser traspasados a agentes patógenos, estos ganarían resistencia a los antibióticos,
llegando a ser incontrolables.
La mayoría de los alimentos modificados genéticamente pertenecen en su mayoría al mundo vegetal
(maíz, soja, tomate, colza, etc.). Hoy en día, existen otros alimentos en vías de investigación y
experimentación. La utilización estos productos en el consumo humano y en el impacto medioambiental
está provocando opiniones opuestas al respecto. Por un lado, los científicos e investigadores se
manifiestan a favor de los mismos, por cuanto que constituyen un grupo de alimentos muy controlados,
basando su seguridad en la realización continua de ensayos de evaluación y por tanto, en criterios
puramente científicos.
Por otro lado, las asociaciones ecologistas se manifiestan en contra, preocupadas por la posibilidad de
que los cultivos de plantas transgénicas provoquen contaminaciones medioambientales, que puedan
poner en peligro la biodiversidad. Entre tanto, las asociaciones de consumidores mantienen sus
cautelas al respecto.
Es así que en el medio ambiente los cultivos transgénicos generan contaminación genética y del suelo,
pérdida de biodiversidad, desarrollo de resistencias en insectos, malas hierbas. La resistencia que se ha
logrado de los alimentos transgénicos hace que se utilicen herbicidas mucho más potentes lo que
conlleva a una mayor contaminación del suelo y la tierra. Además estos pueden filtrarse y llegar a las
aguas subterráneas acarrear más problemas de biodiversidad. En la salud trae efectos nocivos y en la
economía la forma tan letal en la que afecta a los campesinos y a sus cultivos.
Por lo tanto concluimos que estos alimentos tienen más efectos dañinos que beneficioso, aunque
muchos estén a favor son más los que desearían la extinción de dichos alimentos y/o semillas. Incluso
los que están a favor de su producción son propietarios de empresas biotecnológicas, pues los recursos
recuperados de las ventas los manejan ellos, mientras que para los campesinos se complica el manejo
de estos, a causa de las restricciones que se les imponen. Los transgénicos son un problema
desconocido por parte de la población, ya que es un tema ajeno para muchas personas, pues no saben
que pueden afectar a su salud y el medio natural de plantas y animales. Así que con todo lo explicado
anteriormente podemos decir que sería mejor evitar consumirlos seguidos y así evitamos que tengamos
complicaciones a nuestra salud.