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La REALIZACIÖN

Este universo se resuelve a sí mismo. No hay, ni nunca hubo, una entidad,


persona, ego o como se quiera llamar que sea real e independiente. Todo lo que
creemos se puede ir objetivándose hasta que sólo queda necesariamente el sujeto
absoluto que es la pura consciencia.
Eso actúa y vive en nosotros, a través de nosotros y como nosotros. No hay nada
más.
Eso es todo. Desde nuestro punto de referencia limitado y condicionado todo pare
ce incierto y caótico…Pero, ese mismo punto de referencia ¿No es una apariencia
más en Eso?
¿Podremos fiarnos de sus conclusiones? Este cuerpo y mente son un conjunto
más de pautas y ritmos determinados igual que una flor o un remolino en un
arroyo… Cuando pensamos en nosotros y nos vemos como un yo en el mundo, no
nos damos cuenta de que realmente sólo de vez en cuando a lo largo del día nos
vemos así. El resto del tiempo todo ha sido verdaderamentecomo un río de
experiencias y de vida impersonal que se ha ido desplegando y resolviendo por sí
mismo… Ves constantemente antes del “yo veo”, oyes constantemente antes del
“yo oigo”, haces constantemente antes de “yo hago”… Este pensamiento que
etiqueta algunas sensaciones o pensamientos o acciones, este punto de referencia
que se va construyendo sobre la experienciaimpersonal, es hasta un cierto límite
necesario en el vivir, pero es también la puerta abierta al engaño.
En cualquier caso, toda la belleza, la gracia, el amor y el poder de este gran
universo, de esta vida, tiene un solo origen y un ser…
Es un inefable océano de pura consciencia, aunque los requisitos de nuestro
pensamiento nos induzcan a personalizar, más bien, todas esas cualidades.
Muchos dirán que este puro ser o conocer del que estoy hablando, está sólo en
nuestra cabeza y que tendrá un final con este cuerpo y esta mente…Pero incluso
esta misma afirmación ¿podría concebirse y formularse sin la consciencia?
¿Dónde aparecen tanto el cuerpo como los pensamientos?... ¿Qué los ilumina?...
Es inconcebible algo fuera de Eso. Incluso la inconsciencia absoluta nos es inconc
ebible porque sólo es un concepto dentro de esta consciente y constante realidad.

Por propia experiencia, si tratamos de recordar el principio de este “yo soy”, no


podemos acordarnos…Si pensamos en su final, sólo podremos hacerlo desde una
suposición y con la ayuda de la imaginación…
No hay más realidad que estar constantemente presente pura consciencia sin
esfuerzo ni elección.
****************

No existen mundos globales, mundos comunes. Existen mundos individuales para


cada uno de nosotros, porque cada uno de nosotros vibramos en una determinada
vibración, en una determinada nota, y cada uno de nosotros somos una única nota en
el cosmos holográfico cuántico, que se representa de alguna forma como el macro
universo.
El Ego tiene varios instrumentos: Un cuerpo denso, un cuerpo vital, un cuerpo de
deseos y una mente. Estos son sus instrumentos y de su calidad y estado depende la
obra que pueda realizar para adquirir experiencia. Si los instrumentos son pobres y
sin flexibilidad, habrá muy poco crecimiento espiritual y será una vida casi perdida,
por lo menos en lo que concierne al espíritu.

Cuando el cuerpo de deseos se haya purificado suficientemente, todos los hombres


podrán nuevamente comprenderse unos a otros, porque entonces la diferenciación
separatista de las razas habrá pasado.

Estamos generalmente mucho más sumergidos en las cosas temporales que en


elevarnos espiritualmente.

Y no entendemos sino es en base a prestar atención, y prestar atención es


precisamente llegar a la unidad de pensamiento, a la no dispersión.

Y eso, ¿cómo lo vamos a conseguir?, repito: a través de la individualidad más


profunda y objetiva,

Unidad grupal, si tenemos en cuenta que el cosmos holográfico cuántico, se


representa de alguna forma como el macro universo.

Por tanto cuando la individualidad se equilibra y recupera su unidad, todos los


hombres podrán nuevamente comprenderse unos a otros, porque entonces la
diferenciación separatista habrá pasado.

Aunque por ahora aún estamos generalmente mucho más sumergidos en las cosas
temporales que en elevarnos espiritualmente.

¡¡No entendemos!! Sino es en base a prestar atención, y prestar atención es


precisamente llegar a la unidad de pensamiento, a la no dispersión.

Y eso, ¿cómo lo vamos a conseguir?, repito: a través de la individualidad más


profunda y objetiva.

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TRABAJO sobre la UNIDAD

En las escuelas mistéricas, espirituales, aun en la diversidad de sus enfoques siguen siempre
una primera etapa de trabajo que podríamos llamar elemental (…) todavía no es realización,
es simplemente la normalización del ser humano, es volver a unir lo que en nuestra existencia
se ha ido separando y distorsionando. Es volver a la unidad funcional con que vive todo lo
natural (…) Unir lo que estaba disperso (…), limpiar lo que estaba sucio u oculto por ideas
equivocadas.
Cuando el individuo recupera su unidad es cuándo está en condiciones, y sólo entonces de
descubrir una unidad mayor. Porque si dentro de mí no hay unidad, sino que hay dualidad y
por lo tanto hay tensión, y me abro a algo mayor, ese algo mayor aumenta la tensión de lo que
ya estaba, de la dualidad que estaba viviendo. Uno sólo puede abrirse de un modo natural e
integrado a una unidad mayor cuando es una unidad en lo menor.
O sea, que una base para crear o para despertar a la conciencia expandida, a la conciencia
total, es que yo viva realmente como unidad en lo personal y en lo individual. Si no, se pueden
tener experiencias esporádicas, y a veces muy grandes, pero no se pueden mantener, y si se
mantienen es peligroso y pueden desquiciar a la persona).
Ese yo idea que no soy pero que creo ser es el que se convierte en protagonista fantasma de
toda mi existencia.
En la medida que en nuestro interior hay ideas, mi estado anterior y mi comportamiento serán
la expresión de estas ideas. Las ideas son las que predeterminan, preconfiguran mi modo de
sentirme y mi modo de funcionar ante las situaciones.
*****************
LA PRESENCIA
La Presencia, está con nosotros todo el tiempo, pero se interrumpe siempre por nuestras
expectativas. La Presencia está en la esencia de lo que es. Ahí es donde la vida reside. La Presencia es
lo que los otros llaman consciencia. La Presencia es eterna y es la fuente de nada y de todo.
Si no hubiera Presencia no habría existencia. La Presencia emana de la Fuente de todo, y cada una de
las cosas conocidas y no-conocidas. Nosotros somos la fuente de nuestra propia y única manifestación.

Si no hay Presencia, permanecemos separados. La Presencia es la luz en la oscuridad. En la Presencia


toda acción es ordenada y pura. Es espontánea y nacida de la quietud.

Al permitir la Presencia, abrazamos una clase de muerte. Lo que muere es todo juicio, expectativa y
esfuerzo para devenir. Lo que muere es el asunto de la separación y el sentido de identidad-propia o la
identidad del ‘yo’. Si dejamos ir simplemente lo que es, estaremos en un lugar desconocido. Con la
Presencia se encuentra la muerte de la individualidad. No necesitamos sentir constantemente ser una
entidad separada.

Cuando la presencia se abre espontáneamente, entramos en la unidad, que es lo que realmente somos.

Este es el puente entre el mundo dualístico y la iluminación, una vez cruzado, ya no hay más. Este es el
secreto abierto. En la Presencia hay consciencia, que es la luz que entra en la oscuridad. Cuando la luz
entra en la oscuridad, disipa esas ilusiones que interrumpen y desordenan la unidad. La consciencia
trae la luz para evaporar todo lo que es ilusorio.

La Presencia está disponible en cualquier situación, o la liberación ya está disponible continuamente.

La Presencia es toda-inclusiva o sea lo abarca todo y es su propia recompensa. Cuando está la


Presencia, el ser completo se relaja/se tranquiliza/reposa en su abrazo. No hay más preguntas ni más
lucha ni esfuerzo. El ‘Yo’ descansa en eso que nunca llega y nunca se va.
Cuando la Presencia está ahí, hay un total entendimiento, una total intimidad y los sentidos están
exaltados hasta un grado previamente irreconocible. Vemos el toque en la inocencia, el gusto y el
olfato por primera vez, y oímos un nuevo sonido que es vital, fresco y desconocido.

Cuando está la Presencia, todo lo que es ilusorio se desaparece, y lo que queda es real/verdadero, vital
y apasionadamente vivo. La vida completa… no mi vida, no la vida de nadie, sino simplemente ‘la vida’.
La Presencia no desciende el cielo a la tierra o asciende la tierra al cielo. Todo es Uno.

Para mi hay que diferenciar lo que llamamos iluminación, de lo que queremos decir con despertar, y
cuando hablamos del camino en realidad a que nos referimos, muchos utilizan las mismas palabras con
significaciones muy diferentes y por tanto es difícil coincidir cuando se usa un lenguaje diferente y esto
es así porque también es distinta la comprensión y forma de abordarla.

Para mí no hay una iluminación definitiva, cada vez que he accedido a una comprensión he
experimentado una iluminación en forma de flash que me golpea en el pecho y ves como todo encaja y
es perfecto y sabes sin saber porque detalles y cosas que luego puedes comprobar.
Despertar, si uno está dormido (no consciente) el darse cuenta de quién es indudablemente es un
despertar y ahí es donde empieza el camino que bien recorrido te llevara a experimentar los diferentes
estados, que según su dedicación y honradez consigo mismo, le hará avanzar hasta la renuncia,
extinción, etc. que no es otra cosa que la reunión con el absoluto y que podríamos definir como un
estado de lucidez…
********************

¿Cómo logra uno centrarse para Ser y no seguir en el ego?


La técnica consiste en ser testigo.
La palabra testigo es una palabra muy importante. Existen cientos de técnicas para centrarse,
pero hacerse testigo; es una parte necesaria, una parte básica. Sea cual sea la técnica, la parte
esencial es hacerse testigo. No se trata de una simple técnica; el proceso de hacerse testigo es
la parte esencial de todas las técnicas.
Así que primero debemos entender lo que es ser testigo, y después podremos entender cómo
ser testigo.

Sabemos pensar, y hay que empezar por pensar para saber lo que significa ser testigo, porque
hay que empezar por algo que uno conozca. Sabemos pensar... pensar significa tener juicio;
ves algo y lo juzgas. Ves una flor y dices que es bonita o que no lo es. Oyes una canción y te
gusta o no te gusta. Las cosas te gustan o te disgustan. Pensar es juzgar; en cuanto empiezas a
pensar, has empezado a juzgar.
Pensar es evaluar, es clasificar. En cuanto tienes clasificada una cosa -cuando la has
etiquetado, le has puesto nombre-, has pensado en ella.

Es imposible pensar si no vas a juzgar.


Si no vas a juzgar, puedes mantenerte consciente, pero no puedes pensar.
Aquí hay una flor, y yo te digo: «Mírala, pero no pienses. Ve la flor, pero no pienses.»
¿Qué puedes hacer? Si no se te permite pensar, ¿qué puedes hacer?
Solo puedes ser testigo; solo puedes estar consciente. Solo puedes tomar conciencia de la flor.
La flor está ahí. Ahora puedes encontrarte con ella.
Si no se te permite pensar, no puedes decir: «Es bonita, no es bonita, la conozco...es muy rara,
no la había visto nunca, etc.». No puedes decir nada. No se pueden utilizar palabras porque
cada palabra es un juicio. Así que no puedes utilizar el lenguaje, no puedes verbalizar.
Si yo digo «Esto es una flor, mírala, pero no pienses», la verbalización no está permitida.
Entonces, ¿qué puedes hacer?
Solo puedes ser testigo.
Si estás ahí sin pensar, solo delante de algo, eso es ser testigo.
Ser testigo, pues, es una conciencia pasiva. Recuerda pasiva.
El pensamiento es activo, estás haciendo algo. Veas lo que veas, estás haciendo algo con ello.
Y en cuanto haces algo, has cambiado la cosa.
Veo una flor y digo: "¡Qué bonita!". Ya la he cambiado. He impuesto algo a la flor. Ahora, sea la
flor que sea, para mí es una flor, más mi sensación de que es bonita. Ahora la flor está muy
lejos; entre la flor y yo se interpone mi sentido del juicio, mi evaluación de que es bonita.
Esta sensación de que la flor es bonita, no pertenece a la flor, me pertenece a mí. He
penetrado en el hecho. Ahora el hecho ya no es virgen. Lo he corrompido. Mi mente ha
entrado a formar parte de él. La he juzgado por medio de mis conocimientos pasados.
Tus experiencias del pasado, tus conceptos del pasado, te dicen que una cosa así es bonita... la
has juzgado de acuerdo con tu pasado. La mente equivale a tu pasado, tus recuerdos. Pensar
significa imponer el pasado a un hecho presente.
Por eso pensar nunca puede llevarte a la verdad... porque la verdad es virgen y hay que
afrontarla en toda su virginidad. En cuanto metes en ella tu pasado, la estás destruyendo. Se
convierte en una interpretación. Se ha perdido la pureza.

Pensar significa imponer tu pasado en el presente.


Ser testigo significa que no hay pasado solo presente; nada de imponer el pasado.
Ser testigo es algo pasivo. No estás haciendo nada... solo eres. Simplemente, estás ahí. Solo tú
estás presente. La flor está presente, tú estás presente... entonces existe una relación de
testimonio.
Pensar es activo, es hacer algo. Ser testigo es pasivo, es no hacer nada, solo ser.
Detenerse, dejar de pensar, es el primer paso para hacerse testigo. Dejar de pensar es ser
testigo.

¿Y qué hay que hacer?

Porque pensar es un hábito muy arraigado en nosotros.


Se ha convertido en una cosa mecánica, de robots.
Ya no es que tú pienses; ya no es decisión tuya, es un hábito mecánico... no puedes hacer otra
cosa. En cuanto aparece la flor, empieza el pensamiento.
Cuando digo «la flor es bonita», la flor desaparece para mí. Ahora tengo en la mente la
imagen de la flor, no la flor misma. Ahora la flor es una imagen en la mente, un pensamiento
en la mente, pero la flor ya no está ahí.
Cuando verbalizas, te cierras a la experiencia.
Cuando estás consciente de manera no verbal, estás abierto, vulnerable. Ser testigo significa
abrirse constantemente a la experiencia, no cerrarse.

¿Qué hacer?

Hay que romper de algún modo este hábito mecánico que llamamos pensar.
Hagas lo que hagas, procura hacerlo no verbalmente.
Es difícil, es duro, y al principio parece absolutamente imposible, pero no lo es. No es
imposible, solo es difícil.
Si vas andando por la calle, camina no verbalmente. Solo camina, aunque sea tan solo durante
unos segundos, y tendrás un vislumbre de un mundo diferente, un mundo no verbal, el
mundo real. No el mundo de la mente que el hombre ha creado dentro de sí mismo.
Si estás comiendo... come no verbalmente.

Alguien le preguntó a Bokuju, un gran maestro zen:


-« ¿Cuál es tu camino, cuál es tu método?»
Y Bokuju dijo:
-«Mi método es muy simple: cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo... y
eso es todo.»
El hombre quedó desconcertado y dijo:
-¿Qué dices? Yo también como y también duermo, y todo el mundo hace lo mismo. ¿Qué
tiene eso para que lo llames un camino?
Y Bokuju dijo:
-Cuando tú comes, estás haciendo muchas cosas, no solo comer. Y cuando duermes, estás
haciendo de todo menos dormir. Pero cuando yo como, simplemente como; cuando duermo,
simplemente duermo. Todos mis actos son totales.

Todos los actos se vuelven totales cuando dejas de ser verbal. Así que intenta comer sin
ninguna verbalización en la mente, sin ningún pensamiento en la mente. Solo come... y
entonces comer se convierte en meditación, porque cuando dejas de ser verbal te conviertes
en testigo.
Camina, come, date un baño o siéntate en silencio. Después, simplemente siéntate; y después
sé «una sentada». No pienses. Entonces, hasta estar sentado se puede convertir en
meditación; el simple andar se puede convertir en meditación.
Cuando bebes té sin pensar, simplemente bebes té. Es solo beber. No hay un "yo",
simplemente hay "beber té", el "yo" ya no existe.
Si el pensador está ahí, el "yo" está ahí, ahí está el ego. Pero si solo hay acción sin nada de
verbalización, sin pensamiento, no hay ego.
¡Tú no existes! Si eres testigo, no existes. El «yo» se forma por medio de pensamientos.

Tú eres ese espacio que hay entre dos pensamientos esa brecha que hay en el
medio que solo puedes percibir cuando estas en silencio eso es lo que es tu
esencia.
Ser testigo es una revolución. Es un cambio radical desde las raíces mismas. Trae a la existencia un ser humano
totalmente nuevo, porque deja tu conciencia libre de todos los condicionamientos.
Los condicionamientos están ahí, en el cuerpo y en la mente, pero la conciencia se mantiene sin condicionar. Es
pura, siempre pura. Es virgen; su virginidad no se puede violar.
El enfoque oriental consiste en hacerte consciente de esta conciencia virgen, de esta pureza, de esta inocencia.
Oriente hace hincapié en el cielo y Occidente hace hincapié en las nubes. Las nubes tienen una génesis; si quieres
averiguar de dónde proceden, tendrás que ir al océano, después a los rayos de sol y la evaporación del agua, y la
formación de nubes... y así puedes seguir, pero te estarás moviendo en círculo. Las nubes se forman, se reúnen,
se enamoran de los árboles, empiezan a descargar agua a la tierra, se convierten en ríos, llegan al mar, empiezan
a evaporarse, se elevan otra vez con los rayos de sol, se convierten en nubes, vuelven a caer a la tierra... y el
proceso continúa, dando vueltas y más vueltas. Es una rueda. ¿Por dónde puedes salir? Una cosa conduce a otra
y tú sigues en la rueda.
El cielo no tiene génesis. El cielo no se ha creado; no ha sido producido por nada. De hecho, para que algo exista
tiene que haber antes un cielo, es una necesidad a priori. Tiene que existir antes de que exista cualquier otra
cosa. Si le preguntáis a un teólogo cristiano, os dirá: «Dios creó el mundo.» Preguntadle si antes de que Dios
creara el mundo existía o no un cielo. Si no había cielo, ¿dónde estaba Dios? Tenía que necesitar algún espacio. El
espacio es imprescindible, incluso para que exista Dios. No puedes decir: «Dios creó el espacio.» Eso sería
absurdo, porque no habría tenido ningún espacio donde existir. El espacio debe preceder a Dios.
El cielo siempre ha estado ahí. El enfoque oriental consiste en prestar atención al cielo. El enfoque occidental te
hace prestar cada vez más atención a las nubes, y te ayuda un poco, pero no te hace consciente de tu núcleo
interno. De la circunferencia sí, te haces un poco más consciente de la circunferencia, pero no eres consciente del
centro. Y la circunferencia es un ciclón.
Tienes que encontrar el centro del ciclón. Y eso solo se consigue siendo
testigo.
Ser testigo no cambiará tu condicionamiento. Ser testigo no cambiará la musculatura de tu cuerpo. Pero ser
testigo te proporcionará una experiencia, la de que estás más allá de toda musculatura, más allá de todo
condicionamiento. En ese momento de distanciamiento, en ese momento de trascendencia, no existen
problemas... no para ti.
Y ahora todo depende de ti. El cuerpo seguirá cargando con la musculatura y la mente seguirá cargando, con el
condicionamiento... ahora todo depende de ti. Si en algún momento echas de menos el problema, puedes entrar
en el cuerpo-mente y disfrutar del problema. Si no quieres tenerlo, puedes quedarte fuera. El problema seguirá
ahí, como una huella impresa en el fenómeno cuerpo-mente, pero tú estás aparte, distanciado de él.
Así es como funciona Buda. Tú utilizas la memoria y Buda también utiliza la memoria... pero él no se
identifica con ella. Él utiliza la memoria como un simple, mecanismo. Por ejemplo, ahora estoy utilizando el
lenguaje. Cuando tengo que utilizar el lenguaje, utilizo la mente con todo lo que lleva impreso, pero como un
continuo. Yo no soy la mente; la conciencia está presente. Yo sigo siendo el que manda, la mente sigue siendo un
sirviente. Cuando se llama a la mente, ella acude; se la utiliza para lo que sirve, pero no se la deja dominar.
O sea, que siguen existiendo problemas, pero existen solo en forma de semillas en el cuerpo y la mente.
¿Cómo podrías cambiar tu pasado? En el pasado has sido católico; si has sido católico durante cuarenta años,
¿cómo vas a cambiar esos cuarenta años y dejar de ser católico? No, esos cuarenta años seguirán siendo el
período en que fuiste católico, pero ahora puedes salir de ahí. Ahora sabes que aquello era simple identificación.
Esos cuarenta años no se pueden destruir, y no hay necesidad de destruir Si eres el señor de la casa, no hay
necesidad. Incluso puedes utilizar esos cuarenta años de algún modo, de un modo creativo. Incluso aquella
educación absurda se puede utilizar de un modo creativo.
Todas las impresiones grabadas en el cerebro, en la musculatura del cuerpo, seguirán donde están, pero en
forma de semilla, en potencia. Si te sientes demasiado solo y quieres problemas, puedes tenerlos. Si te sientes
muy mal por no sufrir, puedes tenerlos. Siempre estarán a tu disposición, pero no hay necesidad de tenerlos,
ninguna necesidad. Es una elección tuya.
Ser testigo es la técnica para centrarse. Ya hemos hablado de centrarse: un hombre puede vivir de dos maneras:
puede vivir desde su periferia o desde su centro. La periferia pertenece algo y el centro pertenece al ser. Si vives
desde el ego, estarás siempre relacionado con lo otro. La periferia está relacionada con lo otro.
Hagas lo que hagas, no será una acción; será siempre una reacción. Lo haces en respuesta a algo que te hacen a
ti. Desde la periferia no hay acción, todo es una reacción, nada viene de tu centro. En cierto modo, eres esclavo
de las circunstancias. No estás haciendo nada; más bien te están obligando.
Desde el centro, la situación cambia diametralmente. Desde el centro empiezas a actuar por primera vez
empiezas a existir por derecho propio, no como algo relacionado.
Buda pasa por un pueblo. Algunos de sus habitantes están indignados, son completamente contrarios a sus
enseñanzas. Le increpan, le insultan. Buda escucha en silencio y dice:
-Si ya habéis terminado, permitidme seguir mi camino. Tengo que llegar a la siguiente aldea, donde me están
esperando. Si todavía queda algo en vuestra mente, podéis terminar de decirlo cuando vuelva a pasar por este
camino de regreso.
-Te hemos insultado -dicen los aldeanos-. Te hemos increpado. ¿No vas a responder?
-Yo nunca reacciono. -dice
Buda-. Lo que vosotros hagáis es asunto vuestro. Yo ya no reacciono nunca y no podéis obligarme a hacer algo.
Podéis insultarme; es asunto vuestro. Yo no soy un esclavo. Me he convertido en un hombre libre. Actúo desde
mi centro, no desde mi periferia, y vuestros insultos solo pueden tocar mi periferia, no mi centro. Mi centro se
mantiene intacto.
Te sientes afectado, no porque hayan tocado tu centro, sino porque no tienes centro. Eres solo tu periferia, estás
identificado con la periferia. A la periferia le afecta todo, todo lo que ocurre. Es solo tu frontera con el exterior,
así que todo lo que ocurre le afecta, y tú no tienes centro. En cuanto tienes un centro, te distancias de ti mismo,
te distancias de tu periferia. Pueden insultar a la periferia, pero no a ti. Tú te mantienes aparte, distanciado...
existe una distancia entre tú y tu yo. Existe una distancia entre tú como periferia y tú como centro. Y esa distancia
no la puede saltar nadie más, porque nadie puede penetrar hasta el centro... El mundo exterior solo puede
tocarte en la periferia.
Por eso Buda dice: «Ahora estoy centrado. Hace diez años, habría sido diferente. Si me hubierais insultado,
habría reaccionado. Pero ahora, solo actúo.»
Hay que entender con claridad la diferencia entre reacción y acción. Tú amas a alguien porque ese alguien te
ama. Buda también te ama, pero no porque tú le ames; eso carece de importancia. Que tú le ames o no es
irrelevante; él te ama porque es un acto, no una reacción. El acto sale de ti, y la reacción es algo que te fuerzan a
hacer. Estar centrado significa que has empezado a actuar.
Otra cosa que hay que recordar es que cuando actúas, el acto es siempre total. Cuando reaccionas, no puede
nunca ser total. Es siempre parcial, fragmentario, porque cuando actúo desde mi periferia -es decir, cuando
reacciono-, no puede ser total porque no estoy verdaderamente implicado. Solo está implicada mi periferia así
que no puede ser total. Así pues, si amas desde tu periferia, tu amor nunca podrá ser total, será siempre parcial.
Y eso es muy importante, porque si el amor es parcial, el espacio sobrante se llenará con odio. Si tu amabilidad es
parcial, el espacio sobrante se llenará de crueldad. Si tu bondad es parcial, ¿con qué se llenará el espacio
sobrante? Si tu Dios es parcial, necesitarás un Diablo para llenar el espacio restante.
Solo cuando actúas desde el centro tus acciones son totales. Y cuando un acto es total, posee una belleza propia.
Cuando el acto es total, se vive momento a momento. Cuando el acto es total, no cargas con el recuerdo; no es
necesario. Cuando el acto es parcial, es una cosa inconclusa.
Un acto total tiene un principio y un final. Es atómico; no es una serie. , Está ahí y después deja de estar. A partir
de ahí, estás en completa libertad de moverte hacia lo desconocido. De otro modo, uno va siguiendo los surcos,
la mente sigue los surcos trazados, te mueves siempre del mismo modo circular, en un círculo vicioso.
Como el pasado nunca queda terminado, se mete en el presente, sigue adelante y penetra en el futuro.
Así pues, en realidad, una mente parcial, una mente periférica, carga con el peso del pasado... y el pasado es una
cosa muy grande. Aunque no tengas en cuenta las vidas anteriores, aun así el pasado es una cosa muy grande.
Cincuenta años de experiencias, bonitas y feas, pero sin terminar, todo sin concluir, y tú sigues cargando con un
pasado de cincuenta años que está muerto. Ese pasado muerto cae sobre un único momento del presente... ¡por
fuerza ha de matarlo!
Y si el pasado está inconcluso, tendrás que cargar con él. La mente tiene tendencia a concluirlo todo. Si algo está
sin terminar, habrá que cargar con ello. Si algo ha quedado inconcluso durante el día, soñarás con ello durante la
noche, porque la mente tiene tendencia a concluirlo todo. En el momento en que queda terminado, la mente se
libra de la carga. Si no está terminado, la mente volverá a ello una y otra vez.
Hagas lo que hagas -amor, sexo, amistad-, todo queda inacabado. Y no puedes conseguir que sea total si te
quedas en la periferia, ¿Cómo centrarse en uno mismo? ¿Cómo logra uno centrarse para no seguir: en la
periferia? La técnica consiste en ser testigo.
La palabra testigo es una palabra muy importante. Existen cientos de técnicas para centrarse, pero hacerse
testigo; es una parte necesaria, una parte básica, de todas las técnicas. Sea cual sea la técnica, la parte esencial
es hacerse testigo. Así que bien se la podría llamar la técnica de todas las técnicas. No se trata de una simple
técnica; el proceso de hacerse testigo es la parte esencial de todas las técnicas.
También se puede hablar del testimonio como técnica pura. J. Krishnamurti, por ejemplo, habla del testimonio
como técnica pura. Pero decir eso es como hablar del espíritu sin el cuerpo. No se puede sentir, no se puede ver.
Allí donde se encarne el espíritu, tú sientes el espíritu a través del cuerpo. Claro que el espíritu no es el cuerpo,
pero tú lo sientes por medio del cuerpo. Toda técnica no es más que un cuerpo, y el testimonio es el alma. Se
puede hablar del testimonio independiente de todo cuerpo, de toda materia; entonces se vuelve abstracto,
totalmente abstracto. Así ha estado hablando continuamente Krishnamurti durante medio siglo, pero todo lo que
dice es tan puro, tan incorpóreo, que piensas que lo estás comprendiendo, pero esa comprensión no es más que
un concepto.
- En este mundo no existe nada en forma de espíritu puro. Todo está encarnado. Hacerse testigo es el espíritu de
todas las técnicas espirituales, y todas las técnicas son cuerpos, diferentes cuerpos.
Así que primero debemos entender lo que es ser testigo, y después podremos entender cómo ser testigo por
medio de algunos cuerpos, de algunas técnicas.
Sabemos pensar, y hay que empezar por pensar para saber lo que significa ser testigo, porque hay que empezar
por algo que uno conozca. Sabemos pensar... pensar significa tener juicio, ves algo y lo juzgas. Ves una flor y
dices que es bonita o que no lo es. Oyes una canción y te gusta o no te gusta. Las cosas te gustan o te disgustan.
Pensar es juzgar; en cuanto empiezas a pensar, has empezado a juzgar.
Pensar es evaluar. No se puede pensar sin evaluar. ¿Cómo puedes pensar en una flor sin evaluarla? En cuanto
empiezas a pensar, decides si es bonita o no. Tendrás que usar alguna clasificación, por que pensar es clasificar.
En cuanto tienes clasificada una cosa -cuando la has etiquetado le has puesto nombre-, has pensado en
ella.
Es imposible pensar si no vas a juzgar. Si no vas a juzgar, puedes mantenerte consciente... pero no
puedes pensar.
Aquí hay una flor, y yo te digo: «Mírala, pero no pienses. Ve la flor, pero no pienses.» ¿Qué puedes hacer? Si no
se te permite pensar, ¿qué puedes hacer? Solo puedes ser testigo; solo puedes estar consciente. Solo puedes
tomar conciencia de la flor. Puedes afrontar el hecho: la flor está ahí. Ahora puedes encontrarte con ella. Si no se
te permite pensar, no puedes decir: «Es bonita, no es bonita, la conozco...», ni «es muy rara, no la había visto
nunca». No puedes decir nada. No se pueden utilizar palabras porque cada palabra tiene un valor. Cada palabra
es un juicio. El lenguaje está cargado de juicios; el lenguaje no puede nunca ser imparcial. En cuanto utilizas una
palabra, has juzgado.
Así que no puedes utilizar el lenguaje, no puedes verbalizar. Si yo digo «Esto es una flor, mírala, pero no pienses»,
la verbalización no está permitida. Entonces, ¿qué puedes hacer? Solo puedes ser testigo. Si estás ahí sin pensar,
solo delante de algo, eso es ser testigo. Ser testigo, pues, es una conciencia pasiva. Recuerda pasiva. El
pensamiento es activo, estás haciendo algo. Veas lo que vea estás haciendo algo con ello. No eres solo pasivo, no
eres como un espejo; estás haciendo algo. Y en cuanto haces algo, has cambiado la cosa.
Cuando se es testigo, no hay sensación de «yo». Al pensar sí la hay. No es simple coincidencia que los llamados
pensadores estén tan profundamente enraizados en sus egos. Artistas, pensadores filósofos, personas
ilustradas... no es coincidencia que sean tan egoístas. Cuantos más pensamientos tengas, mayor ego tendrás.
Cuando se es testigo, no hay ego. Pero esto solo ocurre si se consigue trascender el lenguaje. El lenguaje es la
barrera. El lenguaje es necesario para comunicarse con otros; no es necesario para comunicarse con uno mismo.
Es un instrumento útil.....podría decirse que el instrumento más útil. El hombre ha podido crear una sociedad, un
mundo, solo gracias al lenguaje. Pero a causa del lenguaje, el hombre se ha olvidado de sí mismo.
El lenguaje es nuestro mundo. Si el hombre olvida su lenguaje, aunque sola sea por un instante, ¿qué le queda?
La cultura, la sociedad, el hinduismo, el cristianismo..... ¡Qué queda?
No queda nada. Con solo suprimir el lenguaje, desaparece toda la, humanidad con su cultura, su civilización, su
ciencia; Su religión su filosofía.
El lenguaje es comunicación con los otros; es la única comunicación. Es útil, pero peligroso. Siempre que un
instrumento es útil es también peligroso en la misma proporción. El peligro está en que cuanto más se sumerge
la mente en el lenguaje, más se aleja del centro. Por eso se necesita un equilibrio sutil y un dominio sutil para ser
capaz de penetrar en el lenguaje y ser también capaz: de abandonar el lenguaje, de salir del lenguaje.
Ser testigo significa salirse del lenguaje, de la verbalización, de la mente.
Ser testigo significa un estado sin mente, sin pensamiento.
¡Inténtalo! Será un esfuerzo largo, y no hay nada garantizado... pero inténtalo, y con el
esfuerzo lograrás algunos momentos en los que el lenguaje desaparece de pronto. Y
entonces se abre una nueva dimensión. Te haces consciente de un mundo diferente: el
mundo de la simultaneidad, el mundo del aquí y ahora, el mundo sin mente, el mundo de la
realidad.
El lenguaje debe evaporarse. Intenta hacer actos corrientes, movimientos corporales, sin lenguaje. Buda utilizaba
esta técnica para observar la respiración. Les decía a sus discípulos: «Seguid observando vuestra respiración, No
hagáis nada más que observar el aliento que entra, el aliento que sale, el aliento que entra, el aliento que sale...»
Pero no se trata de decirlo así, hay que sentirlo: el aliento que entra, sin palabras. Siente el aliento que entra,
muévete con el aliento, deja que tu conciencia se sumerja juntó con el aliento, Y después, muévete hacia fuera,
sigue moviéndote con tu aliento. ¡Mantente alerta!
Se dice que Buda dijo: «No te pierdas ni una sola respiración. Si fisiológicamente perdieras una sola respiración,
morirías, y si tu conciencia pierde una sola respiración, te alejarás del centro, estarás muerto por dentro.» Por
eso Buda decía: «La respiración es imprescindible para la vida del cuerpo, y la conciencia de la respiración es
imprescindible para la vida del centro interior.»
Respira, sé consciente. Y si estás intentando ser consciente de tu respiración, no puedes pensar, porque la mente
no puede hacer dos cosas al mismo tiempo: pensar y ser testigo. El fenómeno de ser testigo, en sí misma, es
absoluta y diametralmente opuesta al pensamiento', así que no puedes hacer las dos cosas a la vez. Así coma no
puedes estar viva y muerta a la vez, ni dormida y despierta a la vez, no puedes pensar y ser testigo a la vez. Si
eres testigo de algo, el pensamiento se detiene. Si aparece el pensamiento, desaparece el testigo.
Si mueres para tu pasado, si quedas totalmente muerto para él, entonces solo puedes ser testigo. ¿Qué otra cosa
podrías hacer? Ser testigo significa morir para tu pasado: tus recuerdos, tus pensamientos, todo. Entonces, en el
momento presente, ¿qué puedes hacer? Solo puedes ser testigo. No es posible emitir ningún juicio... solo se
puede juzgar con respecto a experiencias pasadas. No es posible ninguna evaluación: solo se puede evaluar con
referencia a evaluaciones pasadas. No es posible pensar, solo se puede pensar si el pasado está ahí y lo traes al
presente. Así pues, ¿qué puedes hacer? Puedes ser testigo.
En la antigüedad se consideraba que un maestro era una persona capaz de convertirse en la muerte para el
discípulo: una persona que te puede ayudar a morir para que puedas renacer. Nicodemo le preguntó a Jesús: «
¿Cómo puedo alcanzar el Reino de Dios?» Jesús respondió: «Nada se puede alcanzar si no mueres antes. Nada se
puede alcanzar si no renaces.»
Y este renacer no es un suceso aislado, es un proceso continuo. Uno tiene que renacer en cada momento. No es
que renazcas de una vez y ya está, asunto concluido. La vida es un nacimiento continuo, y la muerte también es
continua. Hay que morir una vez porque no has vivido en absoluto. Si estás vivo, tienes que morir en cada
momento. Morir en cada momento para el pasado, como quiera que haya sido, un paraíso o un infierno. Sea
como sea, muere para todo ello, y renace nuevo y joven para el momento presente. Y ahora sé testigo... y solo
puedes ser testigo si eres nuevo.
*******************
Pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre "ser consciente" y "ser un testigo"?

Hay mucha diferencia entre "ser consciente" y "ser un testigo". Ser un testigo es un
acto; tú lo estás haciendo, el ego está ahí. De modo que el fenómeno del ser un
testigo está dividido entre el sujeto y el objeto.
Ser un testigo es una relación entre sujeto y objeto. Ser consciente carece por
completo de toda subjetividad u objetividad. No hay nadie que esté observando
cuando eres consciente; no hay nadie que esté siendo observado. Ser consciente es
un acto total, integrado; el sujeto y el objeto no se hallan relacionados en él; se han
disuelto. Así que, ser consciente no quiere decir que haya alguien que se dé cuenta,
ni quiere decir que haya nada de lo que darse cuenta.
Ser consciente es algo total. Una total subjetividad y una total objetividad, como un
solo fenómeno. Mientras, en el ser testigo, existe una dualidad entre sujeto y
objeto. Ser consciente no implica ninguna acción; ser un testigo implica un ejecutor.
Pero a través del ser un testigo, es posible ser consciente, porque ser un
testigo significa que ése es un acto consciente. Es un acto, pero consciente. Puedes
hacer algo y ser inconsciente; nuestra actividad corriente es una actividad
inconsciente, pero si en ella te vuelves consciente, aparece el ser un testigo. De
modo que, desde la normal actividad inconsciente hasta el ser consciente, existe una
separación que puede ser salvada siendo un testigo.
Ser un testigo es una técnica, un método, hacia el ser consciente. No es ser
consciente, pero, comparado con la actividad corriente, con la actividad
inconsciente, es un escalón más elevado. Algo ha cambiado, la actividad se ha vuelto
consciente; la inconsciencia ha sido reemplazada por consciencia. Pero hay algo más
que aún ha de ser cambiado. Y es esto: la actividad ha de ser reemplazada por la
inactividad. Ese será el segundo paso.
Es difícil saltar de la acción corriente, inconsciente, al ser consciente. Es posible,
pero difícil, de modo que un paso intermedio es de ayuda. Si uno empieza siendo un
testigo de la actividad consciente, entonces el salto se convierte en algo más fácil; el
salto hacia ser consciente sin que haya ningún objeto consciente, sin ningún sujeto
consciente, sin ninguna actividad consciente en absoluto. Eso no quiere decir que
el ser consciente no sea consciencia; es pura consciencia, pero no hay nadie que sea
consciente de ello.
Hay todavía una diferencia entre consciencia y ser consciente. Consciencia es una
cualidad de tu mente, pero no es la totalidad de tu mente. Tu mente puede ser las dos
cosas: consciente e inconsciente, pero cuando tú trasciendes tu mente, deja de haber
inconsciencia y deja de haber la correspondiente consciencia. Existe el ser
consciente.
Ser consciente significa que toda la mente se ha vuelto consciente. Ahora la vieja
mente ya no está allí, pero existe la cualidad de ser consciente. Ser consciente se ha
convertido en la totalidad; la mente misma es ahora parte del ser consciente. No
podemos pedir que la mente sea consciente; solamente podemos decir a ciencia
cierta que la mente es consciencia. Ser consciente significa trascender la mente, de
modo que no es la mente la que es consciente. Solamente a través de la
trascendencia de la mente, prescindiendo de la mente, se hace posible el ser
consciente.
La consciencia es una cualidad de la mente; el ser consciente es trascenderla, es ir
más allá de la mente. La mente, como tal, es el medio de la dualidad, por eso la
consciencia nunca puede trascender la dualidad. Ella siempre es consciente de algo,
y siempre hay alguien el cual es consciente. De modo que la consciencia es una
parte de la mente, y la mente como tal, es el origen de toda dualidad, de toda
división, tanto si ésta se da entre sujeto y objeto, entre actividad o inactividad, o
entre consciencia e inconsciencia. Toda clase de dualidad es mental. Ser
consciente es no-dual, de modo que ser consciente se refiere al estado de no-mente.
¿Cuál es entonces la relación entre consciencia y ser un testigo? El ser un testigo es
un estado, y la consciencia es un medio hacia el ser testigo. Si empiezas siendo
consciente, llegas a ser un testigo. Si empiezas a ser consciente de tus actos,
consciente de todo lo que haces a diario, consciente de todo lo que te rodea, entonces
empiezas a observar.
El ser un testigo llega como consecuencia de la consciencia. No puedes practicar
el ser un testigo; solamente puedes practicar la consciencia. El ser un testigo llega
como una consecuencia, como una sombra, como un resultado, como un sub-
producto. Cuanto más consciente te vuelves, más penetras en él ser un testigo,
más testigo llegas a ser. Así, la consciencia es un método para alcanzar el ser un
testigo. Y el segundo paso es que ese ser un testigo se convertirá en el método para
alcanzar el ser consciente.
De modo que esos son los tres pasos: consciencia, ser un testigo, ser consciente.
Pero nosotros estamos en el escalón más bajo, o sea, en la actividad inconsciente. La
actividad inconsciente es el estado de nuestras mentes.
A través de la consciencia puedes llegar a ser un testigo, y a través del ser un
testigo puedes llegar a ser consciente y a través del ser consciente puedes llegar al
"no alcanzar nada". Mediante el ser consciente puedes alcanzar todo aquello que ya
ha sido alcanzado. Después del ser consciente no hay nada; ser consciente es el
final.
Ser consciente es el final del progreso espiritual; el no ser consciente es el
comienzo. No ser consciente es un estado de existencia material. De modo que
no ser consciente e inconsciencia no son lo mismo. No ser consciente implica
materia. La materia no es inconsciencia; es no ser consciente.
La existencia animal es una existencia inconsciente; la existencia humana es un
fenómeno mental: noventa y nueve por ciento inconsciente y uno por ciento
consciente. Este uno por ciento de consciencia implica que tú eres un uno por ciento
consciente de tu noventa y nueve por ciento de inconsciencia. Pero si tú te vuelves
consciente de tu propia consciencia, entonces el uno por ciento ira incrementándose,
y el noventa y nueve por ciento de inconsciencia, irá decreciendo.
Si llegas a ser cien por cien consciente, te convierte en un testigo, un saksin. Si te
conviertes en un saksin, habrás alcanzado el punto de lanzamiento desde donde es
posible el salto hacia el ser consciente. En el ser consciente, pierdes al testigo y
solamente el acto de observar permanece. El que observa se pierde, pierdes la
subjetividad, pierdes la consciencia egocéntrica. Entonces permanece la consciencia
sin ego. La circunferencia permanece sin el centro.
Esta circunferencia sin el centro es el ser consciente. El ser consciente es la
consciencia sin ningún centro, sin ningún origen, sin ninguna motivación, sin ningún
centro del que proceda; una consciencia sin origen. Por esto tú vas desde la
existencia que no es consciente—la materia, prakriti—hacia el ser consciente.
Puedes llamarlo lo divino, lo sagrado, o como quieras llamarlo. Entre la materia y lo
divino, la diferencia es siempre la consciencia.
********************
Te suena esto es de comunicados de Tseyor
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Por eso, es importante que reflexionéis acerca de esta síntesis y de las próximas
síntesis que vais a llevar a cabo del resto de conversaciones interdimensionales, con
el taller del ¿Y tú qué das?
Porque interesa que seáis conscientes, y que poco a poco vuestra consciencia vaya
ampliándose y se dé perfectamente cuenta de la importancia que tiene un
completo equilibrio y saber estar precisamente en lo que realmente interesa, que
es tomar consciencia de instante en instante mediante la oportuna
autoobservación.
Ello beneficiará, sin duda, vuestra capacidad de retención, vuestra inteligencia
mejorará, vuestra capacidad de captación de ideas mejorará y podréis aplicaros
debidamente en la cuestión que os interesa, que es la del equilibrio.
Y dejaréis aparte, claro está, todos aquellos elementos dispersores,
distorsionadores, que os confunden y que pueden llegar a confundir a alguno o
alguna en algún momento determinado.
Se trata de vibración. Y yo os aseguro, para los que no lo hayáis experimentado, que
en un estado de vibración adecuado podéis, y de hecho lo sois, ser conscientes de
esos otros niveles de consciencia. Porque todo está aquí, en un presente eterno.
Pasado, presente y futuro, todo aquí, unido en una especie de fractal con vuestra
propia consciencia.
Podríamos empezar diciendo que no existe la materia, que no existen estos mundos
físicos. Existe únicamente vibración, y en cada onda energética Vibracional estamos
recreando un mundo de ilusión.
Así que relativicemos todo lo que nos rodea, porque en realidad la conformación
de lo que nos rodea es falsa, es ficticia, no existe, porque todo es energía.
Podríamos empezar diciendo que no existe la materia, que no existen estos mundos
físicos. Existe únicamente vibración, y en cada onda energética Vibracional estamos
recreando un mundo de ilusión.
Así que relativicemos todo lo que nos rodea, porque en realidad la conformación de
lo que nos rodea es falsa, es ficticia, no existe, porque todo es energía.
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15-7-Un Gobierno secreto
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EXPERIMENTAR LA MAGIA PURA DE LA REALIDAD

Se trata de mantener un espíritu alegre, confiado, tranquilo, y ver siempre un poco más allá de lo que
los textos tseyorianos nos indican. Porque siempre habremos de ir más allá, pero no en un plan de
deseo, sino de necesidad de autodescubrimiento.
Hallar el significado de dichas incógnitas, las que pueda plantear Tseyor como
grupo de contacto, es la base principal para establecer la posibilidad de
independizaros y de crear en vosotros esa sensación de magia pura.
Efectivamente, magia pura, porque si sois pacientes, si sois observadores del medio que os rodea, si
aplicáis la autoobservación, es muy probable que, tarde o temprano, experimentéis.
Y cuando uno experimenta a ese nivel en el que os proponemos que trabajéis, experimenta pura
magia. Porque ve, oye, vive, transpira y experimenta una realidad, que está fuera de este nivel 3D.
En este punto, el individuo deja ya de dudar, deja de desconfiar de sus congéneres, de sus hermanos, y
se apunta a la unidad, a reforzar la misma. Y se apunta, no porque cualquiera de nosotros, los de la
Confederación lo digamos, se apunta porque ha experimentado la magia pura de la realidad.
Y esto sí que vale la pena experimentarlo, porque nos abre a un mundo nuevo, a un mundo en
constante evolución, a un mundo no repetitivo ni recurrente, sino a un estado de cosas que nos
permite saborear la creatividad, la imaginación, la vida real en definitiva.
******************
9-9 Espero que te sea útil
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Los siete estados de Turiya
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Recorte de la comunicación
(76) TAP 171101

Aunque, ¿alcanzaremos la propia felicidad transmitiendo el mensaje de Tseyor


de pe a pa, tal y como consta en los escritos, en esa documentación tan bien
ordenada, guardada y protegida por vuestra Universidad? Ahí la pregunta la dejo
en el aire. Puede que sí, puede que no.
Porque puede muy bien tratarse de un divulgador, en este caso Muul
Águila GTI, iniciado ya en los propios Muulasterios, con lo que se le permite
trabajar en la alquimia de su propio pensamiento sublimado, y alcanzar
determinados estados de comprensión, de iluminación, y prepararse, y estar
preparado de hecho, para transmitir el mensaje cósmico-crístico a su alrededor.
Mas, aprendiendo tal mensaje, recordándolo, haciendo apuntes o citas,
dándolas acerca de determinados puntos interesantes de los distintos
comunicados, en cada momento oportuno, ¿puede uno alcanzar la felicidad?
Continuo diciendo que ahí dejo la pregunta en el aire.
Y la dejo en el aire precisamente para todos aquellos que tal vez conozcan
perfectamente la filosofía Tseyor y puedan incluso recitarla de memoria, pero no
hayan entendido nada de lo que la misma transmite.
El Muul Águila GTI para experimentar la felicidad tendrá que dar y ser lo que es,
y lo que tiene verdaderamente, no lo que pueda recitar de memoria y muy
fielmente.
Transmitir la felicidad es entendiendo cómo hemos de vivir, cómo hemos de
accionar. Y muy especialmente poder dar cada uno de nosotros aquello que
verdaderamente tenemos, que poseemos con suma facilidad. Y nos sale de
nuestro corazón, porque es pura espontaneidad, puro acto creativo, pura
intuición.
**********************
LA BUSQUEDA
En las montañas del Tíbet, un explorador buscaba con ahínco la pista del
abominable hombre de las nieves. Tras llegar a un poblado muy humilde,
preguntó a todos los habitantes del lugar si habían visto huellas o rastros del
legendario yeti.
Un muchacho le dijo: “El que puede saber algo más sobre el yeti es el Maestro.
Yo lo acompañaré hasta él”.
Después de caminar durante dos horas por un territorio inhóspito, el explorador y
el joven llegaron a la cabaña del Maestro.
– ¡Oh, amable señor! ¿Has visto huellas del yeti? ¿Sabes alguna cosa de él?
– Por supuesto que sí. Es más: conozco la cueva donde se refugia. ¡Vamos!
¡Deprisa! ¡No te quites el abrigo! Te llevaré a ver al yeti ahora mismo.
El explorador, que nunca había creído verdaderamente en la existencia del
hombre de las nieves, empalideció y con la voz cortada por el miedo, le dijo al
viejo: “En verdad, no busco a yeti. Solamente busco sus huellas”.

Muchos transitan el camino por inercia, costumbre, novelería o moda, pero no


están convencidos de la importancia de una verdadera transformación. De este
modo, quedan a mitad de camino, contentándose con analizar las huellas cuando
lo verdaderamente importante es el yeti.
********
Defensas y Protecciones

Autodefensa psíquica
******************

Hablando con los muertos


Un Maestro le pidió a uno de sus discípulos que se acercara al cementerio.
– Una vez que estés ahí -explicó el sabio- comienza a insultar a los muertos, uno por uno. Lee
con atención los nombres en las lápidas y utiliza el lenguaje más soez e hiriente que puedas
encontrar. Después de un rato, vuelve conmigo.
El muchacho obedeció a su mentor y caminó hasta el cementerio más cercano. Tras entrar al
recinto, empezó a gritar a viva voz, usando un arsenal de palabras vulgares para insultar a los
difuntos.
De regreso a la casa del Maestro, éste le preguntó: “¿Qué te han contestado los muertos al ser
insultados?”
– Nada, no contestaron nada.
– Pues vuelve al cementerio y, de la misma forma, susurra todo tipo de elogios a esos miemos
muertos.
El discípulo regresó al camposanto y cumplió el encargo del viejo instructor.
Luego de un rato, volvió con el Maestro y éste le preguntó: “¿Y qué te han respondido ahora
los muertos al ser halagados?”
– Nuevamente, nada dijeron.
Y entonces habló el Maestro: “Del mismo modo debes actuar tú. Sereno e imperturbable,
como los muertos, tanto a los insultos como a los cumplidos de los demás”.

“Cuando hagas el mismo caso de las alabanzas que de los vituperios, vivirás con mucha
tranquilidad del corazón. (…) No eres mejor porque te alaben ni más malo porque te
vituperen. Cual eres te quedas; y no por lo que digan serás mayor que lo que Dios sabes que
eres. Si miras lo que eres interiormente, nada te alterará de lo que digan de ti”.
***********************

SAN GREGORIO DEL SINAÍ


DE LOS «CAPÍTULOS EN ACRÓSTICO»

[17] Por encima de los mandamientos está aquel que los abarca todos: el recuerdo de
Dios. «Acuérdate del Señor tu Dios en todo momento» (Dt 8,18).
En relación con éste se quebrantan los demás mandamientos, y en virtud de él se
observan. El olvido originario destruyó el recuerdo de Dios ofuscando los
mandamientos y descubriendo la desnudez del hombre.

[60] El principio y la causa de los pensamientos es la ruptura de la memoria simple y


homogénea. Al convertirse de simple y homogénea en compuesta y diversa a
consecuencia de la transgresión, perdió el recuerdo de Dios y corrompió sus potencias
Es más fácil conocer a Dios que nuestra alma, pues Dios está más cerca que ella: por
eso, si queremos tener conocimiento del alma, debemos buscarlo en Dios
*******************

Historia china

Un vecino de Yang zi perdió una oveja. Para encontrarla movilizó a todos sus
parientes y pidió la colaboración de los criados de Yang zi. Éste le dijo: «¡Cómo! ¿Tanta
gente para buscar una oveja perdida?». «El camino tiene muchos ramales», le explicó
el vecino. Cuando regresaron le preguntó: «¿La habéis encontrado?». «Se ha perdido»,
le dijo. «¿Cómo se ha podido perder?». «En los ramales del camino había a su vez
muchos otros ramales. No sabíamos por dónde podía haber tirado la oveja. Así que
nos hemos tenido que dar la vuelta». El rostro de Yang zi se ensombreció. Estuvo
largo rato sin decir palabra y en todo el día no sonrió. Sus discípulos, extrañados, le
preguntaron: «Una oveja es animal de poco valor y además no es de nuestra
propiedad, ¿por qué entonces, ese vuestro silencio y falta de alegría?». Yang zi no les
respondió y sus discípulos no supieron averiguar lo que le pasaba.

Uno de los discípulos, Meng Sun Yang, salió y le contó lo sucedido a Xin Du zi.
A los pocos días Xin Du zi fue a ver al maestro en compañía de Meng Sun Yang y le
preguntó: «Hace tiempo hubo tres hermanos que peregrinaron por Lu y Qi. Allí
estudiaron con el mismo maestro. Cuando hubieron penetrado la doctrina de las
virtudes ren yi (bondad y justicia) regresaron a su hogar. Su padre les preguntó: “¿En
qué consiste la doctrina de la bondad y la justicia?”. El hermano mayor le contestó:
“La bondad y la justicia nos hace cuidar la propia persona y renunciar a la búsqueda
de renombre”. El mediano dijo: “La bondad y la justicia nos hace sacrificar la propia
vida en aras de un renombre”. Y el menor: “La bondad y la justicia nos hacen cultivar
al mismo tiempo la propia persona y el renombre”. Aunque los tres habían estudiado
con el mismo maestro confuciano, sus interpretaciones de la doctrina eran
completamente distintas. ¿Quién de ellos tenía razón?».

Yang zi le contestó: «Había un hombre que vivía a la orilla de un río. Estaba


familiarizado con las aguas, en las que nadaba sin ningún temor. Trabajaba de balsero
y con lo que ganaba podía alimentar cien bocas. Y así fue como empezaron a acudir en
tropel numerosos discípulos, con sus provisiones, para aprender de él. La mitad de
ellos se ahogó. Lo que querían era aprender a nadar y no aprender a ahogarse. Y, sin
embargo, ése fue el resultado desde el punto de vista del beneficio-perjuicio. ¿Quién
piensas tú que estaba equivocado y quién en razón?».

Xin Du zi salió sin decir palabra. Meng Sun Yang le dijo en tono de reproche:
«¿Por qué le has preguntado con tanto rodeo al maestro y él te ha contestado de forma
tan oscura? Cada vez lo entiendo menos». Xin Du zi le dijo: «Se pierde una oveja
porque el ancho camino tiene muchos ramales.
El estudioso pierde su vida debido a la diversidad de teorías. En su raíz, la
doctrina es una, sin diferencias. Son sus interpretaciones las que se multiplican. Sólo
cuando se retorna a la igualdad y la unidad radical es posible evitar la perdición. Tú
has crecido a la sombra del maestro y has estudiado su doctrina y, sin embargo, eres
incapaz de comprender sus metáforas. ¡Lástima!».

****************

¿Puede la verdad ser encontrada mediante la búsqueda? ¿Es ella reconocible cuando
la hemos encontrado? Si la encontramos, ¿podemos decir "ésta es la Verdad", "esto
es lo real"? ¿Tiene algún sentido la búsqueda? La mayoría de la gente religiosa está
siempre hablando de buscar la verdad, y nosotros preguntamos si la verdad puede ser
buscada en forma alguna. ¿En la idea de buscar y de encontrar, no existe también la
idea de reconocimiento, la idea de que si encuentro algo debo ser capaz de
reconocerlo? ¿No implica el reconocimiento que eso ya lo he conocido antes? ¿Es la
verdad "reconocible", en el sentido de haber sido ya experimentada, de manera que
pueda uno decir "esto es la Verdad"? Así, ¿cuál es el valor de buscar en forma
alguna? O, si no hay valor en ello, ¿está entonces el valor únicamente en la
observación constante, en el escuchar constante, que no es lo mismo que
buscar? Cuando existe la observación constante, no hay movimiento del pasado.
"Observar" implica ver muy claramente, y para ver claramente tiene que haber
libertad, libertad del resentimiento, de la enemistad, de cualquier prejuicio o rencor,
libertad de todos esos recuerdos que hemos almacenado como conocimiento, los
cuales nos impiden ver. Cuando existe esa calidad, esa clase de libertad
con observación constante -no sólo de las cosas externas sino también de
lo interno- de lo que realmente está ocurriendo ¿qué necesidad hay
entonces de buscar en absoluto? Porque todo está allí siendo observado; el
hecho, "lo que es". Pero tan pronto queremos cambiar "lo que es" en alguna otra
cosa, tiene lugar el proceso de distorsión. En la observación libre, sin distorsión, sin
evaluación, sin deseo alguno de placer, en ese puro observar, vemos que "lo que
es" sufre un cambio extraordinario.

Estar atentos implica un estado extraordinario de la mente –estar atentos a


cuanto les rodea, a los árboles, al pájaro que canta, al Sol que está detrás
de ustedes; estar atentos a los rostros, a las sonrisas estar atentos a la
suciedad del camino, a la belleza de la tierra, a la palmera contra el cielo
rojo del crepúsculo, a la onda sobre el agua-, simplemente estar atentos, sin
preferencia alguna. Por favor, háganlo mientras prosiguen con esto.
Escuchen a estos pájaros, sin nombrarlos, no reconozcan la especie, sólo
escuchen el sonido. Escuchen los movimientos del propio pensar, no los
controlen, no los moldeen, no digan: "Esto es bueno, eso es malo".
Simplemente, muévanse con ello.
Eso es la percepción alerta, en la que no hay opción ni condena ni juicio ni
comparación o interpretación; sólo observación pura. Eso hace que la
mente sea altamente sensible. En el momento en que nombran, han
retrocedido y la mente se embota, porque eso es lo que acostumbra hacer.
En ese estado de percepción alerta hay atención, no control ni
concentración. Hay atención. O sea, escuchan a los pájaros, ven la puesta
de sol, contemplan la quietud de los árboles, oyen pasar los automóviles,
oyen a quien les habla; y están atentos al significado de las palabras, a sus
propios pensamientos y sentimientos y al movimiento de esa atención.

********************

La atención Pura
Todos disponemos de un sentido que mantiene el vínculo con la totalidad. Se llama
Consciencia. Etimológicamente, la palabra proviene del latín cum-scientia, es decir, el
conocimiento que toda persona tiene de sí y de su entorno.
Por otra parte, en lenguaje iniciático, la Atención es la mayor o menor capacidad de
ser consciente del momento presente. Por tanto, la Atención Pura es la consciencia plena de
la experiencia presente. En rigor, la atención pura al presente no es una técnica, sino una
forma de ser, es decir, de sentir, de ver, de experimentar… Sin embargo, se la suele entender
como una habilidad que se desarrolla con la práctica.
En efecto, aunque la Atención Pura o Plena no es un estado del Ser, sino el Ser, sin
embargo, la mente lo experimenta como un “estado”. En cuanto “Ser”, la Presencia Interior
de “cada uno” es Una (o Única) y, por tanto, es la misma que la Presencia Interior que hay en
todos los seres vivos. No es algo “colectivo”, porque no consiste en la suma o aportes de los
diferentes individuos. Es Una, no-dual, sin partes, homogénea, y está más allá del espacio, el
tiempo y las formas.
Aunque es difícil distinguir entre el “Ser” y la “experiencia del Ser” (sensación de Sí
Mismo), podemos denominar a dicho “estado” como Presencia Interior (también puede
definirse como una Ausencia del “ego”). Es el estado de Inmortalidad, Eterno Presente. Quien
experimenta o mora en tal “estado” paradisiaco ha bebido de la Fuente de la Eterna Juventud.
Para estar en el presente, lo primero es “darse cuenta” de que la mayor parte del
tiempo, nuestra mente está sumida en recuerdos (el pasado) o proyectos (imaginando
el futuro), es decir, está en algo que no existe. El pasado son solo recuerdos en
nuestra mente, y el futuro está por venir. Solo tenemos el Ahora. Solo existe el
presente, pero como la mente cree que en el presente no hay nada que experimentar,
busca alicientes entreteniéndose en su mundo imaginario lleno de pensamientos de
todo tipo. De esta manera, vivimos capturados por el “tiempo” distraídos por nuestras
propias ensoñaciones, y en vez de pensar, más bien somos pensados. De hecho
somos adictos al hábito de pensar en el pasado y en el futuro para aliviarnos de la
toxina “yo”.
¿Hasta qué punto el “Vivir en el tiempo”, es decir, en “modo automático”, nos
proporciona respuestas y satisfacciones auténticas?, ¿No es más más bien una forma de
escapar de la rutina, la agitación, la ansiedad, que enmascaramos con paliativos o
entretenimientos como el exceso de trabajo, la comida, la televisión, el sexo, etc., etc.?
Por eso se explica que hay dos maneras de “experimentar” la vida; el “modo Ser” y el
“modo piloto automático” o “a-consciente”.
Mientras que el “modo Ser” es el modo “natural” (la mente pura), la mente en modo
“piloto automático” está constantemente juzgando, valorando y comparando todo. Es un saco
de reproches que culpa a todos, incluido uno mismo.
La Pura Atención ayuda a “darse cuenta” de estos bucles mentales para salir de ellos,
sustituyendo la tendencia a la ensoñación por la de estar atento, o la de juzgar o
culpar por la de aceptar, desarrollando la capacidad discriminar y ver las cosas con
objetividad y neutralidad.
Es aceptar el Ahora y dejar todas las preocupaciones.
La Atención Pura, no pretende satisfacer las necesidades o deseos de la vida
“a-consciente”. La sed de experiencias de la mente es total y absolutamente
insaciable. Con la práctica de la Atención Plena se trata de descubrir los mecanismos
de la mente y sorprenderla como al niño con las manos en el tarro de miel.
No se pretende alcanzar ningún estado especial. Se trata de aprender a observar las
experiencias con naturalidad, sin implicación, sin pretender cambiar nada, sin lamen-
tarlas ni apegarse a ellas. Experimentéis los que experimentéis, limitaos a observar “lo
que hay” con aceptación y sin tensión. La auténtica Atención Plena es sin esfuerzo,
relajada… Y eso es estar verdaderamente ¡en Orden!
La práctica de la Atención Pura enseña a ver las cosas tal y como son las cosas, no
cómo queremos o creemos que son. Por otra parte, cuando se trata de
problemas personales, la atención con aceptación, al no ofrecer resistencia al
malestar y asumirlo plenamente, ayuda a aumentar nuestra capacidad para soportarlo
y, por tanto, a superarlo. La Atención plena cambia nuestra relación con las
experiencias difíciles; en vez de resistirlas, combatir y agotarnos en la lucha contra
ellas generando más frustración, aprendemos a aceptarlas, examinarlas y contribuir a
que se debiliten.
**************************
LA CONTEMPLACIÖN del ROSTRO ORIGINAL
Sentado en el Silencio, percibe lo que está sentado ahí.
Explora el cuerpo en el que te sientas.

EL DOGMA INICIÁTICO

No creas en nada simplemente porque lo hayas escuchado.


No creas en algo simplemente porque ha sido transmitido por muchas generaciones.
No creas en nada simplemente porque ha sido dicho y rumoreado por muchos.
No creas en nada simplemente porque está escrito en las Sagradas Escrituras.
No creas en nada meramente por la autoridad de maestros mayores u hombres sabios.
Cre solamente después de cuidadosa observación y análisis,cuando encuentres que la
enseñanza concuerda con la razón y conduce a lo bueno y albeneficio de uno y todos.
“Entonces acéptalo y vive según ello”

La piedra y el grano de sal


Un discípulo que hacía muchos años que vivía en el monasterio llegó ante el Maestro y le dijo
con preocupación que, aunque comprendía y estaba en total acuerdo con las enseñanzas que le
habían impartido, aún no había experimentado la transformación interior de la que le habían
hablado antes de entrar en la comunidad espiritual.
El Maestro observó con detenimiento al pupilo, entró rápidamente a la cocina y, tras salir, le
dijo al discípulo:
– Abrígate y acompáñame hasta el río.
Tras caminar casi una hora, el Maestro y el discípulo llegaron a un caudaloso río cercano, y se
sentaron cerca de la orilla.
Tras unos instantes en silencio, el Maestro tomó una piedrecita y, tras mostrársela al joven, la
arrojó al agua. Momentos más tarde, sacó de su bolsillo un grano de sal gruesa y repitió la
operación.
El discípulo observaba con atención la superficie del agua y entonces el Maestro explicó:
– Tú mismo lo has visto. La piedrita que arrojé se sumergió en el agua, pero ésta no pudo
penetrarla. Apenas la mojó superficialmente, pero en si interior la piedra permaneció seca. El
grano de sal, en cambio, apenas tocó el agua ya comenzó a disolverse, es decir que se hizo
uno con ella.
De la misma manera, el abordaje intelectual de la enseñanza no podrá producir ningún
cambio en ti. En cambio, si logras vivirla apasionadamente y comulgar íntimamente con ella,
tú mismo te convertirás en la demostración viviente de la enseñanza.
Déjate impregnar por la enseñanza. Hazla tuya. Solamente así experimentarás la
transformación.

Concordancia
“No puedes recorrer el Sendero antes de que tú te hayas convertido en el Sendero
mismo” (Máxima tibetana)

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