VII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología

XXII Jornadas de Investigación XI Encuentro de Investigadores en Psicología del

MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires,
2015.

IMPASSES DEL SENTIMIENTO

INCONSCIENTE DE CULPA.

Kahanoff, Dominique, Laje, Matías, Otero,

Tomas y Lombardi, Gabriel.

Cita: Kahanoff, Dominique, Laje, Matías, Otero, Tomas y Lombardi, Gabriel

(2015). IMPASSES DEL SENTIMIENTO INCONSCIENTE DE CULPA. VII
Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en
Psicología XXII Jornadas de Investigación XI Encuentro de
Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología -
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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IMPASSES DEL SENTIMIENTO INCONSCIENTE
DE CULPA
Kahanoff, Dominique; Laje, Matías; Otero, Tomas; Lombardi, Gabriel
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Argentina
RESUMEN
En el presente trabajo realizaremos un recorrido que parte de la
dilucidación freudiana del sentimiento de culpa como la percepción
interna de haber cedido en el deseo, para luego interrogar el esta-
tuto inconsciente de este sentimiento de culpa, que se deja entrever
tempranamente en la obra freudiana, y que siempre aparece como
índice negativo de un deseo inconciliable o de un goce rechazado
por el sujeto. Abordaremos diversas manifestaciones que puede te-
ner el sentimiento inconsciente de culpa mudo para el sujeto, los
límites de la interpretación freudiana ante la reacción terapéutica
negativa y el obstáculo del superyó para la clínica a través de una
novedosa propuesta del ilósofo G. Agamben. Luego avanzaremos
sobre los tratamientos posibles que el psicoanálisis ofrece desde
una perspectiva que encuentra su resorte en el Seminario de La
ética del psicoanálisis de Jacques Lacan, para remover esos obstá-
culos discernidos por Freud con los que nos encontramos en nues-
tro horizonte clínico, a partir, fundamentalmente, de la vía del acto
y la realización del deseo como uno de los destinos de la pulsión.
Palabras clave
Sentimiento inconsciente de culpa, Superyó, Goce, Pulsión, Deseo
ABSTRACT
IMPASSES OF THE UNCONSCIOUS GUILT FEELING
This work is an itinerary that begins with Freud’s explanation of the
unconscious guilt feeling as the inner perception of having given up
on the desire, to therefore question the unconscious status of this
guilt feeling, which can be sighted at an early stage of the Freudian
work, and always appears as a negative index of an irreconcilable
desire or a jouissance rejected by the subject. We will approach
several manifestations that the silent unconscious guilt feeling can
have for the subject, the limits of the Freudian interpretation of the
negative therapeutic reac-tion and the obstacle of the superego in
the practice through a novel proposal of the philosopher G. Agam-
ben. We will then move on towards the possible treatments offered
by psychoa-nalysis after Lacan’s seminar The Ethics of Psychoa-
nalysis in order to remove those obstacles explained by Freud and
found in the horizon of our practice, mainly through the notion of act
and desire realization as one of the aims of the drive.
Key words
Unconscious guilt feeling, Superego, Jouissance, Drive, Desire
Introducción
El presente trabajo se inscribe en el marco del proyecto UBACyT
de la programación 2014-17 titulado: El sentimiento inconscien-
te de culpa como índice negativo del deseo: detección y tra-
mitación en el tratamiento psicoanalítico en diferentes tipos
clínicos. Estudio de casos en el Servicio de Clínica de Adultos
de la Fac. de Psicología en Avellaneda bajo la dirección del Dr.
Gabriel Lombardi.
En este estudio realizaremos un recorrido que parte de la dilucida-
ción freudiana del sentimiento de culpa como percepción interna de
haber cedido en el deseo, para luego interrogar el estatuto incons-
ciente de este sentimiento de culpa que se deja entrever temprana-
mente en la obra freudiana. Abordaremos diversas manifestaciones
que puede tener el sentimiento inconsciente de culpa mudo para
el sujeto, los límites de la interpretación freudiana ante la reacción
terapéutica negativa y el obstáculo del superyó para la clínica a
través de una novedosa propuesta del ilósofo G. Agamben.
Luego avanzaremos sobre los tratamientos posibles que el psicoa-
nálisis ofrece desde una perspectiva que encuentra su resorte en
el Seminario de La ética del psicoanálisis de Jacques Lacan, para
remover estos obstáculos discernidos por Freud con los que nos
encontramos en nuestro horizonte clínico, a partir, fundamental-
mente, de la vía del acto y la realización del deseo como uno de los
destinos de la pulsión.
Revisión del estatuto del sentimiento inconsciente de culpa en
Freud
Sigmund Freud discernió que el sentimiento de culpa neurótico es la
traducción de un deseo suspendido, que no ha encontrado las vías
para su realización. El historial del “Hombre de las Ratas” (1909)
lo articula de modo ejemplar, basta recordar el remordimiento del
hombre de las ratas por no haber estado junto al lecho de su padre
cuando éste murió, al punto de tacharse de criminal. La maniobra
freudiana de justiicar el sentimiento de culpa, en virtud del falso
enlace, conduce al sujeto a la asociación de haber pensado el rédito
que podía sacar si al padre le ocurría una desgracia; lo que le habría
permitido, según sus términos, obtener el amor de su amada. Inme-
diatamente, tienen lugar el rechazo enérgico de haber manifestado
con ello un deseo y la objeción interpretativa freudiana: si no es
un deseo ¿por qué la revuelta? El sentimiento de culpa queda así
íntimamente ligado a la renuncia de un deseo inconciliable.
Ya desde muy tempranamente en la obra de Freud, este sentimiento
de culpa podría tener estatuto de inconsciente -aunque no alcance
esta nominación hasta 1923- al haber caído bajo represión, escla-
reciendo lo que se encuentra clínicamente: no es con la conciencia
de culpa a secas, como ocurría en el hombre de las ratas, sino
con sus trasmudaciones y desiguraciones por obra de la defensa,
el fracaso de ésta y el retorno de lo reprimido. En “Nuevas pun-
tualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa” (1896) Freud ya
describe detalladamente una de las plasmaciones de la neurosis
obsesiva: lo que conquista la sustitución en la vida psíquica no es
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el contenido mnémico reprimido vinculado al quehacer sexual in-
fantil, sino el reproche igualmente reprimido por haber llevado en
la infancia la acción sexual mudándose éste, dice Freud, fácilmente
en vergüenza, angustia hipocondríaca, angustia social, angustia re-
ligiosa, en delirio de ser notado, angustia de tentación, etc. En todos
estos casos el reproche se anuda a un deseo inconciliable o a un
goce rechazado y con lo que nos topamos en la clínica no es con el
afecto del reproche sino con su mudanza en un afecto displacente-
ro de cualquier otra índole (Cf. Freud 1896, 172).
Encontramos una ampliación del campo clínico del sentimiento in-
consciente de culpa en los textos “Los que fracasan cuando triun-
fan” y “Los que delinquen por sentimiento de culpa“ (1916). En el
primero la contracción de la enfermedad o la desdicha alora con
el cumplimiento de deseo y aniquila el goce de éste y “el trabajo
analítico nos muestra fácilmente que son poderes de la conciencia
moral los que prohíben extraer a la persona de ese feliz cambio
objetivo el provecho largamente esperado” (Freud 1916, p. 324). De
este modo, lo que se maniiesta clínicamente es el fracaso en sus
más variadas iguras del destino ante el cumplimiento de deseo,
permaneciendo inconsciente el sentimiento de culpa anudado a di-
cho deseo. En el segundo de estos textos, “Los que delinquen por
sentimiento de culpa”, Freud expone el modo en que ciertos sujetos
se ven forzados a cometer acciones delictivas para calmar la con-
ciencia de culpa que se anuda a los deseos del complejo de Edipo:
“El resultado regular del trabajo analítico fue que este oscuro senti-
miento de culpa brota del complejo de Edipo, es una reacción frente
a los dos grandes propósitos delictivos, el de matar al padre y el de
tener comercio sexual con la madre” (Freud 1916 p. 339). Y donde
las distintas trasmudaciones del sentimiento de culpa inconsciente,
es decir, el fracaso, la desdicha matrimonial, la enfermedad orgá-
nica, los actos delictivos, etc. se interpretan reconduciéndolos a los
deseos edípicos impugnados.
La formalización propiamente inconsciente del sentimiento de cul-
pa, aunque como se dijo claramente se puede inferir desde tiempo
antes, aparece en la obra freudiana a la altura de “El yo y el ello”
(1923). Mientras que la tensión entre el yo y las exigencias del su-
peryó es sentida como sentimiento de culpa consiente, el senti-
miento inconsciente de culpa, dice Freud, es mudo para el sujeto
(Cf. Freud 1923, p. 50), que no se siente culpable sino enfermo,
desdichado, fracasado, asediado por una relación amorosa infeliz
o por un destino demoníaco, como si el Mal estuviera afuera, en el
Otro, cuando en lo real constituye el núcleo más íntimo e irrecono-
cible de nuestro ser. Se presenta entonces como uno de los prin-
cipales obstáculos al empeño analítico discernido por Freud bajo
el nombre de “reacción terapéutica negativa”, prestando al sujeto
una profunda satisfacción en la enfermedad que no quiere renun-
ciar a la necesidad de castigo. Esta línea prosigue en “El problema
económico del masoquismo”(1924) en lo que llama allí “masoquis-
mo moral” cuya interpretación freudiana también cae bajo la égida
del Edipo (Cf. Freud 1924, p. 175). Aunque también comienzan a
asomar los límites de esta interpretación, donde la edipización del
sentimiento inconsciente de culpa es ya un tratamiento frente a
esta necesidad de castigo que se presenta en la clínica freudiana
como uno de los nombres de lo no ligado.
En el capítulo VII de “El malestar en la cultura” (1930) Freud nos
advierte respecto al “carácter fatal e inevitable del sentimiento de
culpa” (Freud 1930, p. 128) para el ser hablante y describe exhaus-
tivamente cómo el sentimiento inconsciente de culpa nace ante
una renuncia de lo pulsional que destila un deseo que no puede
esconderse de la autovigilancia del superyó: “Aquí la renuncia de lo
pulsional no es suiciente, pues el deseo persiste y no puede escon-
derse frente al superyó. Por lo tanto, pese a la renuncia consumada
sobrevendrá un sentimiento de culpa” (Freud 1930, p. 123). Aquí se
apoyará Lacan para decir sobre el inal de su Seminario de La ética
del psicoanálisis (1959-60) aquello que consiste esencialmente en
un juicio sobre nuestra acción (Cf. Lacan 1959-60, p. 370) por lo
que, desde la perspectiva analítica, sólo se puede ser culpable de
haber cedido en su deseo (Cf. Lacan 1959-60, p. 379).
De este modo se perila un horizonte clínico donde, como sostiene
Gabriel Lombardi, la función del analista es “permitir la articulación
entre el deseo y la pulsión, y no oponerlos” (Lombardi 2015, p. 196)
sobre la premisa de que tal como lo articula Lacan el 18 de marzo
de 1980: el deseo puede ser uno de los destinos de la pulsión (Cf.
Lacan 1980, p. 28).
El obstáculo del superyó
Encontramos a la hora de investigar sobre el sentimiento incons-
ciente de culpa en obras como “El yo y el ello” o los capítulos inales
de “El malestar en la cultura” que el sentimiento inconsciente de
culpa también se encuentra apareado a la noción de superyó.
Quisiéramos entonces revisar qué categorías podrían servirnos
para avanzar hacia una clínica del superyó, y encontramos que la
misma noción de “categoría” lleva en sí una pista. Orientados por
los reconocidos Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua
española y Diccionario Manual Griego-Español situamos en primer
lugar que “categoría” es una noción compuesta por una preposición
o adverbio “kat-” y un sustantivo “-agoreio”. El preijo “kata”, que
en griego sería un preijo que expresa abajo, de lo alto de, contra,
cayendo sobre, a través, cada. Por el lado de *gor, *ger remite a “re-
unir” como en gremio o grupo. Especialmente en “-agoreio”, como
en ágora, se trata de la reunión pública, típicamente asamblearia,
donde se habla, discute, declara y con “kat-”: se cat-egoriza, como
pasa en el español cuando usualmente se reiere a frases como
“lo dijo categóricamente”. Categoría: Declarar desde lo alto, como
comúnmente se le hace al acusado: de ahí, acusar. ¿Qué acusación
se juega a nivel del superyó? ¿En qué punto es efectiva?
Sabemos además gracias al gran genealogista Giorgio Agamben,
cuyas investigaciones afortunadamente ganan día a día más te-
rreno en nuestro ámbito de investigación, que la acusación sólo
opera en tanto hay auto-acusación, es decir en tanto que el acusa-
do participa de la acusación y la toma como legítima en su juicio
íntimo (Agamben, 2014). De ahí que quien tenga la certeza de su
inocencia nunca quedará en reclusión, como lo prueba el caso del
odontólogo y femicida Barreda: goza de libertad condicional desde
2011. Si homologamos a una función del superyó el producir auto-
acusaciones, ¿cuál es entonces la categoría en la que se hospeda
el sujeto en su juicio más íntimo?
Retomamos el problema de la auto-acusación, que consideramos
atrapante. En primer lugar, siempre impacta. La injuria, la acusa-
ción, la calumnia siempre impactan porque apuntan al ser y porque
tienen efecto de ser. Pero, y acá entra el aporte de Agamben, la
calumnia siempre es autocalumnia, y opera como un sin salida,
porque si el ser hablante se autocalumnia sea falsa o verdadera, se
es un kalumniator en ambos casos, por lo que el sentimiento incon-
ciente de culpa permanecería inalterado. Es decir que no es por el
lado de las evidencias que se puede salir de la auto-calumnia. ¿Por
dónde entonces? Quizás el humor si se puede, lo absurdo... Aquello
que en Freud da cuenta de un “cambio de vía”, operación que nos
proponemos investigar en próximos trabajos.
Asimismo, quisiéramos avanzar sobre la idea de que el juicio ín-
timo del analizante surge en tanto el analista paga con su propio
juicio íntimo, como instituye Lacan (Cf. Lacan 1958) y en tanto se
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procure no acusar con categorías que no son inmanentes al decir
de los analizantes, lo que sitúa una muy interesante problemática
de cara al diagnóstico en tanto inyección de un saber por fuera de
discurso, tal y como soñaba Freud en su famoso sueño de la Inyec-
ción de Irma (Freud 1900). Proponemos que el diagnóstico debe
formularse preferentemente tomando sus elementos de los dichos
del analizante, quedando este tema del diagnóstico en articulación
con la acusación como uno de los ejes que también retomaremos
en futuros trabajos.
El deseo como destino de la pulsión
Retomamos la conocida referencia al Seminario titulado La ética
del psicoanálisis donde Lacan airma: “Únicamente podemos ser
culpables de haber cedido en el deseo” (Lacan, 1959) para air-
mar que el lazo entre deseo y culpa no es novedoso. Ya Freud lo
teoriza en 1919, en una nota al pie agregada a la Interpretación
de los Sueños. Dice: “Un cumplimiento de deseo tendría sin duda
que brindar placer, pero también cabe preguntar: ¿a quién? Desde
luego, a quien tiene el deseo. Ahora bien, sabemos que el soñante
mantiene con sus deseos una relación sumamente particular. Los
desestima, los censura; en suma, no le gustan. Por lo tanto, un
cumplimiento de ellos no puede brindarle placer alguno, sino lo
contrario.” (Freud, 1900 - 1919).
Freud agrega a esta nota un cuento en donde un hada que deno-
mina buena promete a una pareja pobre el cumplimiento de tres
deseos, dice los tres primeros que se les ocurran. La mujer se deja
seducir por el aroma a salchichas que se iltra por la ventana desde
una cocina ajena y desea salchichas. El hada concede. El marido
enojado por haber desperdiciado el primer deseo en salchichas
pide que éstas se adhieran a la cara de la mujer. El hada concede.
Ambos, inalmente, desean que las salchichas se despeguen.
Si bien el cuento desvía la noción de deseo hacia la de anhelo,
en tanto vivencia subjetiva de las ganas, diremos que esta hada
buena termina trayendo con su cumplimiento de deseo, desdicha.
Como airma Freud, en el lugar que se supone placer, no aparece
sino lo contrario.
Entonces allí donde el sentimiento inconsciente de culpa aparece
ligado al deseo, en tanto un índice negativo de éste, diremos que
aquí ya se esboza un más allá. Más allá del deseo, lo no ligado. En
Freud uno de los nombres para aquello no ligado es la reacción
terapéutica negativa, dirá: el más poderoso obstáculo (Freud 1923,
p. 50). Aquella respuesta de la estructura a un obstáculo clínico
de… Freud.
¿De qué se trata este obstáculo clínico? Para responder este inte-
rrogante volvemos al inicio en donde el sentimiento inconsciente de
culpa aparece recubierto del velo edípico.
Es la lectura de Lacan lo que nos arrojará luz y permitirá ver en la
tiniebla. Puntualizar el corrimiento del velo edípico en la idea de cul-
pabilidad implica pensarlo más allá de la estructura del fantasma,
por fuera del sentido.
Siempre somos más o menos culpables de lo real dirá Lacan en
1977 (Cf. Lacan 1976-77, clase del 15-3-77), es decir, una posi-
ción del sujeto, otrora frente al deseo, ahora frente a lo real. Más
aún, lo real del goce. De ese más allá que irrumpe la estructura del
principio de placer y le funciona a Freud como una roca viva en su
camino, viva en tanto que vuelve a posicionarse como obstáculo a
pesar de los esfuerzos del caminante por esquivarla.
Este giro puede leerse también del siguiente modo: el complejo de
Edipo freudiano deja por fuera la parte trágica propia del mito grie-
go, disimula que el padre esta castrado. Este velo a la castración
podría pensarse dentro del fantasma, dentro del sentido, del prin-
cipio de placer.
En términos de Lacan el mito podría leerse como el asesinato del
padre y el goce de la madre. En ambos sentidos: se goza de la ma-
dre y la madre goza. El acento está en el goce.
Tomando una idea de A. Lowenstein (2013) diremos que Tótem
y Tabú presenta el resultado contrario al del mito de Edipo. Los
hermanos se juntan, un hecho fantasioso para un grupo que aún
no conocía la organización, y matan al padre, para quien estaban
reservadas todas las mujeres. Una vez producido el banquete to-
témico y habiendo sido devorado el padre, quedan sus huesos. Su
ley: nadie tocará a las madres. Lowenstein se interroga: ¿queda
segregado el padre o el goce?
Tras la muerte del padre aparecen mociones tiernas como el arre-
pentimiento y el sentimiento de culpa: la muerte del padre abre el
campo del deseo. En tanto en Edipo el asesinato del padre es con-
dición de goce. ¿Cuáles son los efectos en la clínica de este giro?
¿Cuáles son los efectos en la posición del analista?
Siempre somos más o menos culpables de lo real, allí donde lo
real necesita para ser pensado un discurso sin palabras, como dirá
Lacan en el Seminario 16.
Algunas conclusiones
Para terminar, volvemos al inicio. El recorrido del trabajo parte de la
revisión del sentimiento (inconsciente) de culpa en Freud y la dimen-
sión de la renuncia: renuncia que no es tal porque el deseo persiste
y no puede esconderse ante el superyó (Lombardi, 2015). Aparece la
pregunta por el goce: los que fracasan al triunfar, ¿triunfan?
Freud encuentra su límite en la roca viva con la que tropieza cuando
la interpretación edípica insiste; justamente porque funciona como
un velo a la castración, alejándose del deseo. La lectura de Lacan
nos permite hacer un giro hacia el acto como un destino posible del
deseo que habita al sujeto. Pero lejos de una visión heroica, pode-
mos dar un paso más, un salto. Ya Freud nos anticipó que el deseo
también produce, en lugar de placer, lo contrario, este más allá
quedará articulado al goce. Retomamos la idea de Lacan: el deseo
puede ser uno de los destinos de la pulsión. Un destino tíquico bajo
el modo del azar, del encuentro que es siempre un desencuentro.
Si el sentimiento inconsciente de culpa en Lacan lo podemos leer
corriendo del eje al Complejo de Edipo, queda entonces el trabajo
por una vía que no es la de la signiicación, que no es arrojar un velo
a la castración enfatizando la estructura de goce, sino intervenir
sobre el goce. No será entonces desde la vía del sentido, sino desde
un discurso sin palabras, acaso el acto... ¿del analista?
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