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DE LA RESTRICCIÓN O LA
SUSPENSIÓN DE DERECHOS
“Artículo 187.- El ejercicio de los derechos establecidos en los Artículo 69 (D. a la libertad),
71 (D. a no ser detenido ni incomunicado por más de 24 horas…), 72 (D. libre emisión de
pensamiento), 78 (D. libertad de asociación), 81 (D. circular libremente), 84 (D. no ser
detenido sin orden de autoridad), 93 (D. a rendir caución o fianza), 99 (Inviolabilidad del
domicilio) y 103 (D. propiedad privada), podrán suspenderse en caso de invasión del
territorio nacional, perturbación grave de la paz, de epidemia o de cualquier otra
calamidad general, por el Presidente de la República, de acuerdo con el Consejo de
Ministros, por medio de un Decreto que contendrá:
1. Los motivos que lo justifiquen;
2. La garantía o garantías que se restrinjan;
3. El territorio que afectará la restricción; y,
4. El tiempo que durará ésta. Además se convocará en el mismo decreto al Congreso
Nacional para que dentro del plazo de (30) treinta días, conozca de dicho decreto y
lo ratifique, modifique o impruebe.
En caso que estuviere reunido, conocerá inmediatamente del decreto.
La restricción de garantías no podrá exceder de un plazo de (45) cuarenta y cinco días por
cada vez que se decrete.
Si antes de que venza el plazo señalado para la restricción, hubieren desaparecido las causas
que motivaron el decreto, se hará cesar en sus efectos, y en este caso todo ciudadano tiene
el derecho para instar su revisión. Vencido el plazo de (45) cuarenta y cinco días,
automáticamente quedan restablecidas las garantías, salvo que se hubiere dictado nuevo
decreto de restricción.”
Consejo de Ministros o por el voto de las dos terceras partes de la respectiva Corporación
Municipal.
En cualquiera de los casos deberá comunicarse lo resuelto a los órganos contralores, dentro
de los diez (10) días hábiles siguientes, siempre que se prevea la celebración de contratos.
Desde los considerandos plasmados en los decretos de emergencia, tanto del sector salud
como en el de educación, el mandatario actúa con ambigüedades y manipulación de la ley,
no cabe duda que es un mandato de los organismos internacionales de crédito, pues son los
que han venido insistiendo en la reducción del gasto público (entiéndase salarios) en inclusive
la receta es avanzar hacia la privatización del aparato estatal, mismo que debe quedar sólo
como un facilitador para el intercambio de bienes o servicios entre los empresarios.
Resulta sumamente interesante que en los decretos 026 y 027 PCM- 2018, emitidos con un
mes de diferencia uno del otro, primero se crea la comisión, sus atribuciones y el marco
regulatorio que deben seguir y luego, casi al final, declaran la emergencia. Es evidente que
el interés no es resolver el problema que aqueja a la población pobre de Honduras, sino antes
bien es continuar con la tendencia privatizadora y aprovechar para seguir el saqueo del erario
público con los contratos amañados y las compras de emergencia en donde no hay ninguna
regulación o control, permitiendo de esa manera el saqueo y la corrupción para los amigos
del gobernante o de sus más altos funcionarios.
En el caso de educación, misma que está definida por la ONU y dicho concepto es recogido
por la Ley Fundamental de Educación, como un DERECHO HUMANO, pero en este
anteproyecto se está definiendo como un servicio, lo que significa que inclusive a nivel
conceptual hay una manipulación y degradación, con lo cual el Estado (el gobernante de
turno) intenta evadir su responsabilidad y precarizar aún más la maltrecha vida de las grandes
mayorías del pueblo hondureño.
Así como se manipula a nivel conceptual, no cabe duda, se manipulará todo el andamiaje
que sostiene el maltrecho sistema de salud y educación. No se necesita seguir engordando
los bolsillos de los burócratas creando comisiones que, como nos lo ha demostrado la historia,
son elefantes blancos que pasan sin pena ni gloria por las entidades públicas, y el único logro
es haberse lucrado durante el tiempo de gestión con sueldos estratosféricos que vuelven más
endeble dichas instituciones.