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Jean Paul Sartre le dijo a Simone de Beauvoir una vez: -Pon más de ti en lo que
escribes. Ella, en su afán de encontrar estilo propio, intentó conocerse mejor con
la dialéctica platónica interior y la primera pregunta que se hizo fue sobre qué es
ser mujer. Y mejor aún, qué había significado para ella serlo.Luego de pensarlo
detenidamente, anonada descubrió que poco o nada le había contribuido nacer
con los genitales que nació. Para ella, y como para muchas otras mujeres
liberadas, cultivadas y en general respetadas, su femineidad no representa un
peligro, y menos una vergüenza con la que día a día tienen que vivir y por la cual
tienen que pagar. En realidad eso parece superficialmente, porque si salieran del
circulo sano en el que se desenvuelven, vivirían lo que la mayoría vive y dejarían
la indiferencia que generalme nte las caracteriza. La misma indiferencia que esta
muchacha universitaria, suspicaz y de inno vadoras ideas, desechó para luego
decidir averiguar de primera mano que significado tuvo, tiene y seguramente
tendría en el futuro, tener una vagina. ¡Devastadoras fueron las respuestas que
encontró! Una vil falacia, fruto de miles de años de patriarcado, habían llevado a
crear un espeluznante concepto de mujer, d e hombre castrado, incompleto, pero
al mismo tiempo absurdamente necesario. No hay ningún argumento biológico
que haga pensar, además de las obvias diferencias, que la hembra es en realidad
diferente al macho. Siglos de condicionamiento han llevado a los dos géneros a
evolucionar socialmente diferente, pero al contrario como se cree, no es una
diferenciación obligatoria, y menos discriminatoria. No importa el sexo, un bebe al
nacer tiene las mismas probabilidades de hacer y sentir con su vida lo que
cualquier otro, y he aquí el quid de la cuestión, debería proveérsele la posibilidad
de elegir. Y de elección es lo que muchas carecen.
Como Simone, toda mujer debería por lo menos una vez en su vida preguntarse a
si misma lo que significa serlo. Es una etiqueta que la afecta directamente,
aunque la fémina en cuestión puede ignorarlo. Ser hembra no es algo aislado,
algo olvidado. Esta latente y tan latente, que determina, antes siquiera del bebe
respirar, muchos aspectos de su vida. No solo se le dotara a la persona con la
capacidad de gestar nueva vid a, sino que, dependiendo del lugar, podrá limitarl a
injustamente. Porque no tener pene es incuestionablemente una maldición, es
nacer en una casta inmediatamente inferior y no poder hacer nada al respecto.
Todas las acciones infrahumanas realizadas contra el género se respaldan
gracias a miles de excusas de miles de años de historia, que todo el mundo
defiende sin más argumentos que la tradición y la antigüedad. ³Me declaro en
contra de todo poder cimentado en prejuicios aunque sean antiguos´ (Mary
Wollstonecraft, 2005, pág. 13)
Por consiguiente, luego de aclarar conceptos como mujer y género (dejando claro
lo incoherentes que son y por lo tanto indignos de ser tomados en cuenta) se
analizara la principal consecu encia de estos: La violencia de género.Esta es
ejercida contra las mujeres por su condición de hembras. La Asamblea General
de las Naciones Unidas aprobó en 1993 la Declaración sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer definiendo en el Artículo 1 la violencia cont ra la mujer
como
La violencia contra la mujer se da en todas partes, entre todo tipo d e gente. Para
erradicarla no se necesitan leyes o tratados, sino un cambio en la forma en la que
se percibe la esencia femenina. La plataforma para la Acción de la Cuarta
conferencia mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, adoptó una
posición firme contra la agresión contra el género femenino. Declara que
Por otro lado, en Colombia estas violaciones a los derechos de la mujer se viven
intensamente y así lo demuestran las estadísticas. Según el informe Forensis, que
publicó el instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en abril del
presente año, las más afectadas son las mujeres entre 20 y 29 años: representan
41,6 por ciento de los casos denunciados en 2008. La mayor cantidad de víctimas
son mujeres que tienen un ingreso económico, 26.271 casos en 200 8 (59,8%). Un
dato que podría estar hablando de fuertes problemas de machismo e intolerancia
con esa adulta que, además de ama de casa y mamá, es trabajadora. Ni el estrato
socioeconómico, ni la alta escolaridad, ni la belleza, ni la juventud, ni los ingres os
recibidos al trabajar le evitan a la mujer colombiana ser agredida. Esto
nuevamente demuestra que el problema es cultural, que nace en la familia y se
desarrolla en la comunidad. No importa cuantas leyes y tratados se escriban, se
necesita un cambio de mentalidad.
Ö Castellanos, Rosario. (2007) Mujer que sabe latín (4ta Ed.) México : Fondo
de Cultura Económica.
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Atentamente,
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