Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
CITOLOGIA II
TEMA:
ADENOCARCINOMA DE CERVIX
INTEGRANTES
DOCENTE:
SEMESTRE:
Cuarto
PERIODO ACADEMICO
El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo
el mundo y tiene la cuarta tasa de mortalidad más alta de los cánceres en las mujeres. La
mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino se puede prevenir con exámenes de
detección de rutina y con el tratamiento de las lesiones precancerosas. Como consecuencia,
la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino se diagnostican en mujeres que viven en
regiones desprovistas de protocolos de detección adecuados. (1)
Incidencia y mortalidad
Cálculo del número de casos nuevos y defunciones por cáncer de cuello uterino (cervical) en
Estados Unidos en 2017:
Defunciones: 4210.
Características anatómicas
El cuello uterino es contiguo al cuerpo del útero y actúa como su apertura. Es un órgano
cilíndrico y fibroso, cuya longitud promedio es de 3 a 4 cm. El hocico de tenca es la parte
visible del cuello uterino en un examen vaginal. La abertura del cuello uterino se denomina
orificio externo, que se encuentra al principio del conducto endocervical y forma la superficie
interna del cuello uterino. En la superficie superior del conducto endocervical, se encuentra
el orificio interno, que es un estrechamiento de este conducto. El estrechamiento señala la
transición del cuello uterino al cuerpo del útero. El conducto endocervical más allá del
orificio interno se llama conducto endometrial.
El cuello uterino está revestido por dos tipos de células epiteliales: células escamosas en la
cara más externa, y células cilíndricas y glandulares en el conducto interno. La zona de
transición entre las células escamosas y las cilíndricas se denomina unión pavimentoso-
cilíndrica. La mayoría de los cambios precancerosos y cancerosos se presentan en esta zona.
Patogenia
Factores de riesgo
Los siguientes son otros factores de riesgo del cáncer de cuello uterino:
El VPH es el principal factor de riesgo asociado con cáncer de cuello uterino y sus
precursores. En la actualidad es considerado como virtualmente necesario pero no suficiente
como agente causal.
El virus produce una infección selectiva del epitelio de la piel y de la mucosa genital. Estas
infecciones pueden ser asintomáticas o estar asociadas con una variedad de neoplasias
benignas y malignas.
Hasta hace algunos años había muy pocos estudios de prevalencia y, menos aún, de la
incidencia de esta infección en poblaciones definidas. La infección con VPH se asociaba
principalmente con verrugas vulgares y plantares, de frecuente aparición en adultos jóvenes
y niños. En adultos se observaba en lesiones anogenitales por el condiloma acuminado, una
de las infecciones más comunes de transmisión sexual.
La infección por VPH en el cuello uterino puede producir anormalidades en las células
escamosas que son detectadas más frecuentemente por la prueba de tamizaje de
Papanicolaou, como coilocitos, aunque pueden recuperarse por técnicas de biología
molecular en biopsias, muestras de citología, cepillado vulvar y hasta orina.
La mayoría de las infecciones genitales por VPH son transmitidas por contacto sexual directo
sin que haya evidencia de lesiones. El hombre cursa como portador asintomático.
Por ejemplo, las mujeres solteras, viudas o separadas tienen más riesgo de infectarse por VPH
dado que tienen más compañeros sexuales, sea permanente u ocasional.
Cada vez hay más datos que sugieren que una mujer puede correr mayor riesgo debido a las
características de su compañero sexual, aunque no satisfaga las condiciones de relaciones
sexuales precoces y múltiples compañeros; de hecho, la historia sexual de su compañero
podría ser tan importante como la propia.
En un estudio realizado se encontró que los maridos de las mujeres que integraban el grupo
de casos con cáncer habían tenido mayor número de compañeras sexuales que los maridos
de las mujeres pertenecientes al grupo control; de la misma forma se halló que habían tenido
la primera relación sexual a edad más precoz y mostraban una historia mayor de
enfermedades venéreas. Otras características que presentaban con mayor frecuencia eran más
cantidad de visitas a prostitutas y el hábito de fumar.
Además de lo anterior, una mujer tiene alto riesgo de lesión intraepitelial si sus compañeros
sexuales tienen antecedentes de cáncer de pene, y este estuvo casado con una mujer que
presentó neoplasia cervical, visita frecuentemente a prostitutas y nunca utiliza condón.
FACTORES PSICOSOCIALES
Condición socioeconómica y cultural
Hay gran cantidad de datos que son controvertidos respecto a la asociación que se da entre
cáncer de cuello uterino y condición económica, social o educativa. Se acepta que las mujeres
de más bajo nivel social, cultural y educativo, así como los inmigrantes extranjeros tienen
mayor incidencia de cáncer del cuello uterino, pero existen estudios que muestran a las
universitarias como las que más lo sufren. La pregunta es si esta condición implica mayor
exposición al VPH o dificultades para acceder a los servicios de detección oportuna.
Encuestan informaron que más del 60% de las mujeres de 20 a 30 años no acuden a los
servicios de tamizaje más por temor y trabas administrativas que a tener que vivir en
condiciones que las expone más al virus.
En varios estudios se ha demostrado que en Estados Unidos las mujeres de ascendencia
hispánica o africana tienen más riesgo de adquirir VPH y experimentar lesiones pre malignas
y malignas del cuello uterino; sin embargo, este aspecto de raza es más un marcador de riesgo
que un evento causal por sí mismo, en la medida que las poblaciones con este antecedente
son más pobres y tienen conductas de mayor riesgo que sus contrapartes caucásicas.
Educación en salud
Encuestan determinaron que mujeres con menor nivel académico (menos de 9º grado) acuden
hasta 2,5 veces menos a citología, lo que está ligado con el grado de conocimientos generales
en salud.
Esto tiene implicaciones críticas, pues en la medida que la mujer no sepa y entienda las
razones para las cuales se requiere la toma periódica de citologías hay dificultades para que
acuda regularmente a sus controles o cumpla con las instrucciones en caso de lesiones de
bajo grado.
De ahí que los estudios que han evaluado las barreras para la toma de citología, además de
las propiamente administrativas, se encuentre el desconocimiento de las pacientes y planteen
que una de las estrategias clave es el desarrollo de programas de educación de usuarias.
Desde esta perspectiva se entiende que cada programa institucional ha de garantizar los
aspectos fundamentales para la atención humanizada, tales como el acceso, la oportunidad,
la privacidad y la confidencialidad necesaria, entre otros.
Acc eso
Se define como la posibilidad que tiene el usuario de utilizar los servicios de salud que le
garantiza el Sistema General de Seguridad Social en Saud.
La mortalidad por cáncer de cuello uterino es más elevada en las mujeres cuyo acceso a los
servicios de salud es limitado.
Demanda inducida
Dentro del manejo del programa es importante incentivar y orientar a la población hacia el
servicio, por esto es fundamental que los profesionales que intervienen frente a la norma
técnica dispongan de un alto grado de pertinencia científica.
Pertinencia técnica y científica
Es el grado en el cual los usuarios obtienen los servicios que requieren, de acuerdo con la
evidencia científica, y sus efectos secundarios son menores que los beneficios potenciales.
Dentro del conocimiento de los profesionales que intervienen en la norma técnica se destacan
la actualización, la capacitación y la educación médica continuada.
Otro aspecto es la falta de sensibilidad de los médicos para enfocarse en que el servicio se
debe orientar hacia la búsqueda activa de los casos donde es fundamental definir la
competencia laboral relacionada con el conocimiento, la actitud y las habilidades de
realización que todo profesional debe tener frente a la prevención y tratamiento del cáncer
de cuello uterino, ello permitiría un alto grado de flexibilidad y réplica en el proceso
educativo según los participantes y su campo de acción.
Oportunidad
Es la posibilidad que tiene el usuario de obtener los servicios que requiere, sin que se
presenten retrasos que pongan en riesgo su vida o su salud. Esta característica se relaciona
con la organización de la oferta de servicios en relación con la demanda y con el nivel de
coordinación institucional para gestionar el acceso a los servicios.
Una de las características que definitivamente más impacta en la percepción de las usuarias
frente a la calidad de algún servicio de salud es el tiempo que tienen que esperar para
recibirlo. En un estudio se encontró el caso que la oportunidad o tiempo de espera para la
toma de la citología en la institución pública fue de quince minutos a dos horas y el tiempo
para la entrega de los resultados de dos a tres meses, mientras que en la privada fue de 5 a 40
minutos, con tiempo para la entrega de los resultados de ocho a quince días. Es tan importante
la oportunidad como atributo de la calidad, que da argumentos al cliente como para no
recomendar el servicio, pasando por encima de otros como la amabilidad y la misma
pertinencia científica o competencia profesional.
Infección por el virus del papiloma humano
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es un paso necesario para la
presentación de prácticamente todas las lesiones precancerosas y cancerosas. En algunos
estudios epidemiológicos se demuestra, de modo convincente, que el principal factor de
riesgo del carcinoma preinvasivo o invasivo de cuello uterino es la infección por el VPH, que
sobrepasa, en gran medida, otros factores de riesgo conocidos.
Se calcula que más de 6 millones de mujeres en los Estados Unidos están infectadas por el
VPH. La infección transitoria por el VPH es frecuente, en particular, en las mujeres jóvenes,
mientras que el cáncer de cuello uterino es poco frecuente. La persistencia de una infección
por VPH conduce a un riesgo mayor de lesiones precancerosas y cancerosas.
También es importante la cepa de la infección por VPH para conferir el riesgo. Hay múltiples
subtipos de VPH que infectan a los seres humanos; de estos, los subtipos 16 y 18 son los que
se han relacionado más estrechamente con la presentación de displasia de grado alto y cáncer.
Los estudios indican que una infección aguda por los tipos 16 y 18 del VPH otorga un riesgo
11 a 16,9 veces más alto de que se presente rápidamente una NIC de grado alto. En estudios
posteriores, se observó que la infección por el VPH 16 o 18 pronostica mejor una NIC de
grado alto o una enfermedad más grave que los exámenes de detección citológicos y que la
capacidad pronóstica se observa hasta por 18 años después de la prueba inicial.
Hay dos vacunas disponibles en el mercado que atacan cepas anogenitales del VPH. Las
vacunas se dirigen a niñas y mujeres jóvenes que nunca han tenido la infección por el VPH;
aunque la penetración de la vacuna en el mercado ha sido moderada, se han documentado
disminuciones significativas de las enfermedades relacionadas con el VPH.
Es posible que el cáncer de cuello uterino en estadio temprano no cause signos ni síntomas
perceptibles.
Los siguientes son los posibles signos y síntomas de cáncer de cuello uterino:
Hemorragia vaginal.
Dolor pélvico.
Dispareunia.
Hemorragia poscoital.
Diagnóstico
Examen pélvico.
Legrado endocervical.
Colposcopia.
Biopsia.
Prueba del virus del papiloma humano
El estudio citológico cervical (frotis de Pap) ha sido el pilar de la detección del cáncer de
cuello uterino desde su introducción. Sin embargo, las técnicas moleculares para la
identificación del ADN del VPH son muy sensibles y específicas. Las siguientes son las
opciones actuales de exámenes de detección:
Citología sola.
La prueba del VPH se indica cuando es probable que las pacientes se logren clasificar en
grupos de riesgo bajo y riesgo alto ante una displasia de grado alto o una lesión mayor.
Es poco probable que las pruebas de ADN del VPH permitan separar a las pacientes con
lesiones intraepiteliales escamosas de grado bajo entre las que necesitan evaluación adicional
y las que no la necesitan. En un estudio de 642 mujeres, se encontró que 83 % tenía uno o
más tipos oncógenos de VPH cuando se analizaron muestras citológicas de cuello uterino
mediante una técnica sensible (captura híbrida).Los autores del estudio y de una editorial que
lo acompaña, concluyeron que el uso de la prueba de ADN del VPH en este entorno no añade
suficiente información que justifique su costo.
La prueba del ADN del VPH resultó útil en la selección de pacientes con células escamosas
atípicas de significación indeterminada para una colposcopia y se integró en las pautas
actuales para las pruebas de detección.
En otros ensayos, se muestra que las pacientes con estudio citológico de riesgo bajo e
infección por el VPH de riesgo alto con tipos 16, 18 y 31 son más propensas a presentar NIC
o características histopatológicas microinvasivas en una biopsia. Hay un método que mostró
que la integración de los tipos 16 y 18 del VPH en el genoma, que conduce a la transcripción
de mensajes víricos y celulares, puede pronosticar cuáles pacientes tienen mayor riesgo de
displasia de grado alto y cáncer invasivo.
En el caso de las mujeres mayores de 30 años, que son más propensas a presentar una
infección persistente por VPH, la tipificación del virus permite clasificar con éxito a las
mujeres en grupos de riesgo alto o riesgo bajo de NIC 3 o de una enfermedad más grave.
En este grupo etario, las pruebas de ADN del VPH son más eficaces que el estudio citológico
solo para pronosticar el riesgo de una NIC 3 o de menor grado. En otros estudios, se observó
la eficacia de una estrategia de detección de ADN del VPH mediante la selección con
citología sobre los algoritmos de detección citológicos utilizados anteriormente.
Factores pronósticos
El pronóstico de las pacientes con cáncer de cuello uterino depende, en gran medida, de lo
avanzada que se encuentre la enfermedad en el momento del diagnóstico. Más de 90 % de
los casos de cáncer de cuello uterino se pueden detectar temprano mediante las prueba de
Papanicolaou y del VPH.En cerca de 33 % de las mujeres aptas, no se realizan las pruebas
de Pap y VPH, lo que produce una tasa de mortalidad más alta de lo previsto. (3)
Estadio clínico
El estadio clínico como factor pronóstico se complementa con varios hallazgos
macroscópicos y microscópicos en las pacientes sometidas a cirugía.
Edad de la paciente.
Estado funcional.
Enfermedad bilateral.
Estadio clínico.
Estado del virus de inmunodeficiencia humana (VIH): las mujeres con VIH presentan
una enfermedad más maligna y avanzada, así como un pronóstico más adverso.
Sobrexpresión de C-myc: en un estudio con pacientes de carcinoma escamoso de cuello
uterino invasivo conocido, se encontró que la sobrexpresión del oncogén C-myc se
relacionó con un pronóstico más adverso.
Número de células en fase S: el número de células en fase S también puede tener
importancia pronóstica en el carcinoma de cuello uterino en estadio temprano.
ADN del VPH-18: se determinó que el ADN del VPH-18 es un factor pronóstico
molecular independiente adverso. En dos estudios, se observaron peores resultados
cuando se identificó el VPH-18 en pacientes de cáncer de cuello uterino sometidas a
histerectomía radical y linfadenectomía pélvica.
Se observó que un polimorfismo en la enzima γ-glutamil peptidasa, que se relaciona con
el metabolismo del folato, reduce la respuesta al cisplatino y, como resultado, se vincula
a resultados más deficientes.
La etapa (estadio) en que se encuentra el cáncer cervical es el factor más importante al elegir
un tratamiento. No obstante, otros factores que influyen en esta decisión son la localización
exacta del cáncer en el cuello uterino, el tipo de cáncer (de células escamosas o
adenocarcinoma), su edad, su estado físico general y si desea tener hijos.
Etapa 0 (carcinoma in situ)
Aunque el sistema de clasificación por etapas AJCC clasifica el carcinoma in situ como la
forma más temprana de cáncer, los médicos a menudo lo consideran como un precáncer. Esto
se debe a que las células cancerosas en el carcinoma in situ sólo están en la capa de la
superficie del cuello uterino (no han crecido hacia las capas más profundas de las células).
Por lo general, se recomienda una histerectomía para el adenocarcinoma in situ. Para las
mujeres que desean tener hijos, el tratamiento con una biopsia de cono puede ser una opción.
La muestra de cono no deberá tener células cancerosas en los bordes, y la paciente tiene que
estar bajo observación minuciosa. Una vez la mujer haya tenido sus hijos, se recomienda una
histerectomía.
Una histerectomía simple también es una opción para el tratamiento del carcinoma de células
escamosas in situ, y se puede hacer si el cáncer regresa después de otros tratamientos. Todos
los casos de carcinoma in situ pueden curarse con un tratamiento apropiado. No obstante, los
cambios precancerosos pueden recurrir (reaparecer) en el cuello uterino o en la vagina, por
lo que es muy importante que su médico le brinde una atención cuidadosa. Esto incluye
cuidado de seguimiento con pruebas de Papanicolaou regularmente y en algunos casos con
colposcopia.
El tratamiento para esta etapa depende de si usted quiere mantener su capacidad de tener
hijos (fertilidad) y si el cáncer ha crecido hacia los vasos sanguíneos o los vasos linfáticos
(invasión linfovascular).
Las mujeres que quieren mantener la fertilidad son a menudo tratadas primero con biopsia
de cono para extraer el cáncer. Si los bordes del cono no contienen células cancerosas
(llamados márgenes negativos), pueden estar bajo observación minuciosa sin tratamiento
adicional siempre y cuando el cáncer no regrese.
Las mujeres que no quieran mantener la fertilidad pueden ser tratadas con una histerectomía.
Si el cáncer ha invadido a los vasos sanguíneos o los vasos linfáticos (invasión linfovascular),
es posible que necesite someterse a una histerectomía radical junto con la extirpación de los
ganglios linfáticos pélvicos.
Etapa IA2
El tratamiento para esta etapa depende en parte de si usted quiere mantener su capacidad de
tener hijos (fertilidad).
Si durante la cirugía se encuentra cáncer en cualquier ganglio linfático pélvico, puede que
también se extraigan algunos de los ganglios linfáticos que se extienden a lo largo de la aorta
(la arteria grande en el abdomen). Cualquier tejido extirpado durante la operación se examina
en el laboratorio para ver si el cáncer se ha propagado más allá de lo que se esperaba. Por lo
general se recomienda radioterapia si el cáncer se ha propagado a los tejidos adyacentes al
útero (parametrio) o a cualquier ganglio linfático A menudo se administra quimioterapia con
radioterapia. Si el informe patológico indica que el tejido extraído tiene márgenes positivos,
esto significa que hay células cancerosas en los bordes del tejido, y es posible que haya
quedado algo de cáncer. Esto también se trata con radiación pélvica (administrada con el
medicamento de quimioterapia cisplatino). El médico también puede recomendar
braquiterapia.
Etapas IB y IIA
Otra opción es una histerectomía radical con extirpación de los ganglios linfáticos pélvicos
(disección de los ganglios linfáticos de la pelvis). Si se encuentran células cancerosas en los
ganglios linfáticos extraídos, o en los bordes del tejido extirpado (márgenes positivos), el
tratamiento es cirugía seguida de radioterapia, la cual se administra a menudo con quimio
(quimiorradiación concurrente).
Si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos (especialmente los que están en la parte
superior del abdomen), puede ser un signo de que el cáncer se ha propagado a otras áreas del
cuerpo. Algunos expertos recomiendan examinar los ganglios linfáticos para determinar si
contienen cáncer antes de administrar radiación. Una manera de hacer esto es mediante
cirugía.
Otra manera consiste en hacer un estudio por imágenes (como MRI o PET/CT) para
examinar los ganglios linfáticos. Los ganglios linfáticos que son más grandes de lo habitual
y/o que aparecen en la PET tienen una probabilidad mayor de tener cáncer. Puede que se les
realicen biopsias a esos ganglios linfáticos para determinar si contienen cáncer. Si los
ganglios linfáticos en la parte superior del abdomen (ganglios linfáticos paraaórticos) son
cancerosos, puede que los médicos quieran hacer otros estudios para ver si el cáncer se ha
propagado a otras partes del cuerpo.
Etapa IVB
En esta etapa, el cáncer se ha propagado de la pelvis a otras partes del cuerpo. La etapa IVB
del cáncer cervical usualmente no se considera curable. Entre las opciones de tratamiento se
encuentran la radioterapia para aliviar los síntomas del cáncer que se ha propagado a las áreas
cercanas al cuello uterino o a lugares distantes (como a los pulmones o a los huesos). A
menudo se recomienda la quimioterapia. La mayoría de los regímenes convencionales usa
un componente de platino (tal como cisplatino o carboplatino) junto con otro medicamento,
tal como paclitaxel (Taxol), gemcitabina (Gemzar) o topotecán. El medicamento
dirigidobevacizumab (Avastin) se puede agregar a la quimio. Se están llevando a
cabo estudios clínicos para probar otras combinaciones de medicamentos
quimioterapéuticos, así como algunos otros tratamientos experimentales.
A un cáncer que regresa después del tratamiento se le llama cáncer recurrente. El cáncer
puede reaparecer localmente (en o cerca de donde se originó, tal como el cuello uterino, el
útero y los órganos pélvicos adyacentes) o regresar en áreas distantes (propagación a través
del sistema linfático y/o del torrente sanguíneo a órganos tales como los pulmones o los
huesos).
Si el cáncer ha recurrido solamente en la pelvis, la cirugía extensa (por exenteración pélvica)
puede ser una opción para algunas pacientes. Esta operación puede aplicarse con éxito en un
40% a un 50% de las pacientes Algunas veces la radiación o la quimio se pueden usar para
ayudar a aliviar síntomas, pero no se espera que curen el cáncer.
Si se utiliza la quimioterapia, usted debe entender los objetivos y limitaciones de este tipo de
tratamiento. Algunas veces la quimioterapia puede mejorar su calidad de vida, y otras veces
la puede empeorar. Es necesario que discuta esto con sus doctores.
Actualmente se están llevando a cabo estudios clínicos para evaluar nuevos tratamientos que
pudieran beneficiar a aquellas pacientes con recurrencia a distancia del cáncer de cuello
uterino. Se recomienda que considere su participación en un estudio clínico.
Un pequeño número de casos del cáncer de cuello uterino se detecta en mujeres embarazadas.
Si su cáncer se encuentra en una etapa muy temprana, tal como IA, la mayoría de los doctores
considera que es seguro continuar el embarazo a término. Varias semanas después del parto,
se recomienda una histerectomía o una biopsia de cono (esta biopsia sólo se sugiere para la
subetapa IA1).
Si el cáncer se encuentra en la etapa IB o mayor, entonces usted y su doctor deben tomar una
decisión con respecto a si debe continuar el embarazo. Si la decisión fuera en sentido
negativo, el tratamiento deberá consistir en histerectomía radical y/o radiación. Si deciden
continuar el embarazo, la paciente deberá ser sometida a una cesárea, tan pronto como el
bebé pueda sobrevivir fuera del vientre materno. Los cánceres más avanzados deben ser
tratados inmediatamente. (4)
Seguimiento posterior al tratamiento
Dolor abdominal.
Dorsalgia.
Tos.
Fatiga.
Prevención
Dado que el cáncer de cuello uterino normalmente se desarrolla lentamente, aparece unos 10
a 15 años después de la infección por VPH inicial y sólo si esta persiste durante este periodo
de tiempo.
La enfermedad empieza con una infección por VPH que el cuerpo no consigue eliminar
espontáneamente. El virus causa cambios en las células cervicales que al principio, no son
significativos, pero con el paso del tiempo pueden empeorar y evolucionar a cáncer.
Con el test de Papanicolau (citología), los cambios en las células cervicales pueden ser
identificados, lo que permite ofrecer a la paciente un seguimiento o el tratamiento adecuado
de la lesión.
Anatomía patológica
2. Sistema de Bethesda
La clasificación CIN ha sido utilizada hasta 1991. Después del consenso llevado a
cabo por el Instituto Nacional del Cáncer Americano dichas lesiones se clasifican
mediante el sistema de Bethesda. Incluye todas las alteraciones de características
escamosas que ocurren en la zona 11 / 30 Cáncer de cérvix de transición del cervix y
que son inducidas por el virus HPV, tales como condiloma, displasia y CIN. El
sistema de Bethesda divide estas lesiones (las denomina SILs) en dos grupos:
Bajo grado
Alto grado
3. Adenocarcinoma in situ
Ocurre cuando las células de las glándulas endocervicales son sustituidas por células
anormales que no llegan a invadir el estroma. Suelen ser lesiones multifocales.
4. Carcinoma microinfiltrante
6. Adenocarcinomas infiltrantes
8. Neoplasias raras
3. Arango RG. http://www.bdigital.unal.edu.co. [Online].; 2013 [cited 2018 Enero 17. Available
from: http://www.bdigital.unal.edu.co/11587/1/5598457.2013.pdf.
4. American Cancer Society. www.cancer.org. [Online].; 2016 [cited 2018 Enero 17. Available
from: https://www.cancer.org/es/cancer/cancer-de-cuello-uterino/tratamiento/por-
etapa.html.
5. Barceló DIB. seom.org. [Online].; 2017 [cited 2017 Enero 17. Available from:
https://www.seom.org/es/info-sobre-el-cancer/cervix?format=pdf.
6. Dras. Dayana Coromoto Alvarado Bolívar DLMMMGB. Lesión intraepitelial de bajo grado en
endocérvix: conducta. Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela. 2009 Marzo; 69(1).