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TRAT.

l\DO
DÉ LAS OBLiGACIONES

DEL HOMBRE

poR.

DON jU.,fN DE EB,OOI({U1Z j CAÑÓNi.


Zarag(J~a; !J Sümiller de Corlina. dtl
'o de
6. M.

MEXIcd.
aH 1.~ onci A DE D. JOSE HA nE BENA.TENTJ! •
. AÑo DE- 18U'.
ADVERTENCIA PRELIMINAR.

I.da suma falta que hace en nuestras e.s-


cuelas de primeras letras ' un buen libro
de lectura, me ha. rnovid~ á tradu~ esta
obrita, que para el mismo fin se usa con
aplauso en otro reyno católico; pero cómo
las circunstancias de la naci<Hi y de los
~iempos no son las mismas, he añadido y
(')mitido muchos capítulos, y variado in-
:t1nito el original 'para aC0modarme á ellas.
No :;e si lo h abré conseguide, pero no ha
sido otro.Jl1i anhelo. '
DE LAS 'OBLIGACIONES DEL
HOMBRE.

INTRODUCCION.

Todos debemo~ conocer á fondo nue! .. '


tras obligaciones para. · cumplirlas exac-
tamente.
Estas ,obligaéibnes son dé' tr~s es-
pecies.: primera, obligaciones para don
Dios: segunda, obligaciones respeCta de
nosotros mismos: tercera, obligaciones
para con los demás hombres.
De cada una_de e~tas tres élases
trataremos particularmente, etnpezandg
:p~r nuestras obligaciones para COU" Dios.

CAPITULO l.

Obligaciones respecto · de Dios.

Dios es el Ser supremo que ha cria-


do y conserva todas las cosas. Cómo cria-
dor de . todas es igualmente Señor de
ellas, y con la mi~ma facilidad que las
ha sacado de la na.da, puede destruirlas
y alionadarlas. -
Noso,trós mismos hemos recibido de
la mano de Dios la vida y todo lo que
tenemos, .y basta un solo acto de su
voluntad ' para quitarnoslo todo y ani-
quilarnos en UIl in~tante~ Debemos pues
el! primer[lugar adorar á Dios con la
mas profunda humildad, y con un te-
n or : lla,~iqo del ~umo respeto qJle se
merece como supremo Señor y dueño
del unive~o; y obedecerle con la ma~
yor exactitud en todo lo que 110S maudw,

Tenemo~ además el mayor interes
en hacerlo así; porque el Señor es juez
rigurosísimo de los transgresores de sus
leyes, y castiga con penas terribles en
esta vida y en la otra al que se atreve
á quebrantarlas.
y no podemos lisongearnos de que
se oculte delito alguno á sus ojos, como
se esconde á los de los hombres; porque
Dios c,omo inmenso está en todo lugar;
todo lo ve y todo lo sabe. Ve toda.
nuestras 'acciones; oye todas nuestras pa
w

labras; penetra nuestros mas íntimos pen-


samientos; y descubre hasta la mas miw
nima y ' oculta inclinacion ,de nuestto
corazon. : Lleva exactisima razon de
todos nuestros pensamientos, deseos,
palabras y obras, y de todos le he-
mos de d~r algun dia la mas estrecha
cuenta.
Asi debemos poner el mayor cui-
dado en no hacer cosa alguna que sea '
6.
contraria á sus leyes; diciendonos con...
tilluamente á lIo!>otros mi~mos, cuidado
que Dios te mira, y si por de~gracia
nuestra incurrimos en alguna falta con-
tra ellas, debemos inmediatamente pe-
dirle perdon con la mayor h~mildad, y
corregirnos.
i Desgraci~dos de nosotros,_ si dila-
tando esta diligencia, somos - ~ru.prehen­
dído$ antes de hacerla por la muerte!
¡Qué horrendos castigos nos esperan en
e~te caso! ¿ Y quién pue.de estar segu-
ro de que la muerte no le sorpre'henda
de un imtante á otro'? Pero no siempre
aguarda Dios á la muerte para castigar
á los transgresores de sus · leyes; mu-
chas veces aun en esta vida los maltra-
ta con enfermedades, con pobreza, con
infamia y con otra infinidad de males.
Asi por todas razones debemos temer á
Dlos continuamente, y vivir cen el ma-
ror cuidado I para no quebrantar -tl

.mas fl1.fnimo de sus preceptos. Pero del
mismo modo que es severo juez para
los malos, es liberalisimo remunerador
de los buenos, muchas veces aun en
esta vida premia las buenas acciones
de los . justos con prosperidades tempo-
rales, y siempre la recompensa en la
otra, si ,perseveran en ellas, con bienes
illcompa~ables y eterpo~,
No.' solo pues debemos g-uardarnos
de obrar mal por librarnos d~ su ira y
de su~ castigos, sin.Q exercitarnos tam-
bien c'ontiuúaínente en buenas obras pa-
ra conseguir su . gracia, y los premios
temporales y eternos que concede á los
que observan fielmente sus leyes.
Estamos al mismo tiempo obligados
á profesarle un sumo y perpetuo agra-
decim~ento por ' los . infinitos beneficios
que noS ha hecho,- pues cuantó posee-
mos es ,.don su yo.
Por esta razon debemos, llenos de
..
&-~
reconocimiento, darle gracias todos los
dias de todo lo que nos suceda de bueno;
seguros de que todo viene de su mano,
y de que ningun bien podemos tener
sin él~ . .
Aun los mismos males, la~ adversi-
dades mismas que nos envia, deben
recibirse por nuestra, parte con humil-
de resignacion; pues si permite qu~
nO!!l veamos atribulados, es 6 para cor-
regirnos, ó para satisfaccion de nues-
tras culpas; ó para probar nuestra
virtud y .paciencia, y darnos la oca~ion
mas oportuna de merecer mayores pre-
mios en la otra vida. .
Pero nosotros por 'buestra parte nQ
<;1ebemos dexar de recurrir á él con hu-
mildad y confianza en nuestras · afliccio-
nes, y necesidades, seguros de que sien-
do como es infinitamente piadóso, aten-
derá á nuestras oraciones1 ó librandonos
de los males presen tes, ó dándonos

fuerza. para sufrirlos, y para merecer
con ellos mayores bienes.
Debemos sobre todo acudir con ti·
nuamente al Señor para conseguir su
auxilio , á fID de poder resistir á las ten-
taciones, observar constantemente ~us
·leyes, y perseverar en el camino de la
virtud, pues que sin él nada de bue-
no podemos hacer por no~otros mismos.
Estamos, pues, obligados á amarle
con todQ nuestro corazon, con toda
nuestra alma, y sobre todas las cosas;
ya porque merece á causa de su infini-
ta perfeccion todo nuestro amor, ya por·
que él mismo nos ama tiernisimam ente,
y ' continuamente" nos colma de bene-
ficios; ,
A estos movimientos interiores de
veneraclon, de obedencia, de temor, de
agradecimiento, de resign;tcion, de con-
fianza y de amor para con Dios, debe
acompañar la devocion exterior; mani-
JO.
festando públicamente la fé que pro-
fegamos; celebrando con el debido res-
peto las solemnidades establecidas en
honra suya; visitando con veneraciOll
los templos consagrados á él, asistiéndo
con fervor ~ las oraciones pública~, y
á la celebracion de los sagrados mi~te­
rios; frecuentando los Sacramelltos que
ha instituido; ocupandonos continua-
mente en buenas obras para gloria S\!l-
ya; y procurando promover en los otros
su culto y su amor.
Pero nuestra devQGlon para que ~e
Sea agradable, no ha de ser so~amentF
exteri()r y de mera ,apariencia t.- :?ino
acompañada de los movimientos IBtt!Jió-
res del coraZOll y del exercicio continuo
de las obras de vIrtud.
J!.
CAPITU LO H.

Obligaciones respecto de nosotros


mtsmos.

Estamos compu~sto5 de- dos substan~


cias, una espiritual que es el alma, y
otramateriál que es el cuerpo. .
El alma es la mas nobie de las dos
substancias. ; como que es la que pien-
sa, la que qÜlere, la · que dirige todas
nUestras acciones y laque ~ienclo por
su naturuhza: inmortal, ha de durar
eternamente.
El cuerpo es la substancia menos
noble, como ·que está. sujeto á mil im-
perfecciones, á mil males, y ultirn anlen-
te á la cOl'rupcion y él la muerte.
De e~tos antecedentes se infiere
que debemos ceidar princip2.1mente dd
alma y procurar mejorarla cada .cli 2. ;
corno que eS la parte mas excelente de
Ro~otro5 mi!tmos.
J !l.
E igualmente se sigue de ellos que
tampoco debemos omitir el cuidado del
cuerpo para conservarlo y hacerlo cada
vez mas apto para el servicio del alma.

ARTICULO I.

Cuidado que debemes tener del alma.

El alma es una substancia espiritual,


sencilla é indivisJble, enteramente diver-
sa del cuerpo, por esta razon no puede
verse ni tocarse; pero sabemos que ha-
bita en nosotros, porque es la que pien-
sa y la que quiere en nuestro interior~
Tre5 son la~ principales facultades
ó potencias que distinguimos en el alrl)a;
es á saber ,entendimiento, memoria y
voluntad.
El entendimiento es el que en ne-
sotros adquiere los varios conocimientQI
13·
de las cosas, el que juzga y el que ra-
ciocina.
La memoria es la que nos hace
acordar de las co~as paliadas.
La voluntad es la que nos deter-
mina á. hacer 6 no hacer alguna cosa,
a, escoger esta, o, a, dexar aque1111.
Debemos pues procurar perfeccio-
nar en cuanto sea posible estas tre8po-
tencias, y tirar á hacer de ellas el me-
jor uso que sea dable.

§. l.
Del entendimiento.

Debemos cuidar primeramente de


enriquecer nue~tro entendimiento con
tItiles conocimientos, y ~obre todo de
aprender á juzgar y raciocinar recta..
mente.
Adquiriremos estos conocimientos 6
14·
por medio de nu~tras p'opias observa..-
ciones, 6 por medio de las imtruccir)llt:S
que OtlOS nos den.
Para conse~Llir por nosotros mismos
conoclmiel'itos exactos y seguros, debe-
mos observar las cosas at ellta y repeti-
dan1entt:; no fiarnos de las aparienci<::s,
y examinarlas á fonelo ~n sus diversos
a~p~ctos y varias , circunstancias.
Para aprender bien por medio de
otros lo que no podemos adquirir por '
nosotros mi smos, es necesario en primer
lugar valernos de personas bien 1I1S-
truidas y no de i~norantes que nos lle-
nen de fah·as ideas y preocupacioues:
dtbiendo ~iempre tener por sospechosa
cüalquiera proposicion que venga de al-
gUll ignorante.
, En segundo lugar debemos apl'esu-
rarnos a, exponer nUestras d uaas
' a, aque-
lhs per~onas que puedan in~truirnos, y pe-
dirlas que nos expliquen lo que no en-
15.'
tendemoc:, y nas den noticia de las cosa§
que ignoramos.
. La curiosidad, principalmente en
los jovenes, es una prenda excelente y
necesaria; pero se elltiende la curiosidad
en las cosas útiles e importantes, no la.
curiosidad en las cosas frívolas, que es
muy digna de reprehenderse.
En tercer lugar es menester oh:.'
con la debida atencion á la,s personas que
nos instruyen para aprovecharnos como
corresponde de su enseñanza y ,no per-
der el tiempo en vagatdas, ó distraer-
nos en otros pensamientos, enfadando á
los maestros y haciendoles gastar en
valde el tiempo y el trabaJo,
Los errores en juzgar y en racio-
cinar nacen principalmente, ó de que-
rer raciocinar ignorando los fundamen-
tos de las cosas, Ó de querer juzgar
de ellas sin haberlas examinado bIen.
Conviene además de e;¡to ::.aber
16.
formarse á cerca de cada cosa prin-
cipios exáctos, y de estos principios sa-
ber ~acar exactas y legitimas conse-
CUenCla!i.
La razon y los conocimientos nos
distinguen de los animales.
¿Qué vergüenza seria pues, para
nosotros el quedar por culpa nuestra se-
pultados en la ignorancia y parecernos
á ellos?
Ademas de esto cada uno esta obli-
a
gado singularmente enriquecer su en-
tendimiento con útiles aonocimientos, á
hacer b llen uso de su razon y á em-
plear bien los talentos que ha recibido
de Dioi; sopena de dar una estrechisima
cuenta de e.llos.

§. 11.
De la memoria.
Pero no basta adquirir conocimien~
17·
tés si no se conservan en la memo-
ria; y para retenerlos en eHIl mucho
tiempo son necesarias dos cosa",; la pri-
mera es estudiarlos 'con atencion, porq ue
quedan tanto mas bien imprc' 0<; cuan-
to mas cuidado se ha pue,to en ello; la
segunda es repetirlos con frecut;nca,
porque ii no ~e d~",vanecen en brev l~ y
solo queda el disgu~to de haberlos apren-
. dido inútilmente.

§. fIII.
D~ ZCJ, 'Voluntad.
La facultad que principalmente se
necesita saber d ; ri~ir con acierto es la
voluntad, para que no elija "ino el ver-
daiero bien y eVIte todo lo que es ver-
dajero mal.
La honra1ez y la iusticia deb en
!er las que en primer lugar arr:::g len
n\lestra voluntad.
Debemos huir de todo lo qu e 11 8
¡ea . comorme t la honralez, inj usto,
S
¡8.
opuesto á las leyes divina~ y humanas,
ó de cualquier modo contrario á nu~
tras obligaciones y á .los establecimien..
to~ y buenos usos; por mas que la in~
clinacion nos lleve á ello, ó que poda-
mos esperar cualquiera ventaja tempo-
ral. Por cosa alguna del mundo debe
hacerse una accion mala, y asi para no
caer en , error es menester antes de ha-
cer eleccion y determinarse á alguna
cosa examinar cuiJadosamente si es jus-
ta y contorme á la virtud y honradez;
prOC ~lfar instruirse á tondo cuando no
se sabe con seguridad; y si queja al-
guna duda, su~pender toda determina-
ClOn.
La prudencia deh~ en segundo
lugar t=ntrar á. arreglar nuestra voluntad.
Antes de determinamos á cualquiera co-
sa, es nece~ario examinar maduramente
si conviene ó no emprenderla; si de
ella nos ha de resultar. ventaja y hbn-
ra, Ó podemos recelar perjuicio ó des-
honra; si es facil ú dificil su execucion,
, 1,. .
si es óportuno hacerla desde luego ó di...
ferirla á otro tiempo, y otras cosas á es.
te tenor.
Para hacer con fundamento- tocías
estas reflexiones, es menester ante to-
das cosas tener pleno €onocimieato del
asunto de que se trata, y en caso que
nos falte, informarnos bien y tomar dic-
tamen de otros; debiendo guardarnos
siempre de emprender cosa al~una sin
examinar bien primero lo que de ella
nos puede resultar, teniendo presente
el proverbio que dice, el que obrare si"
pensar, d~$pues lo 'Vendra á llorar.

§. IV.
De la execution de las tltte·rminacione$
de la 'Voluntad.

Cuando despues de examinada ma-


duramente una cosa, COllocemo~ que
conviene hacerla, es nece.,ario que pen-'
sernos en los medios para executarla me..:

AO.
jor. Para esto en su execucion debemos
evitar dOi extremos, el de la pereza y
el de la precipitacion.
Cuando se trata de hacer alguna
cosa buena y útil, no nos hemo~ de ar-
redrar por la fatI?," o las incomodidades
que consigo trai,goa, ~ino emprenderla
con vigor y con resoludon, pues lo que
la pereza. abulta la diliBencia lo allana..
Demos principio á ella con la ma-
yor presteza posible, acodandonoi qe
aquel1o~ re-tranes que dicen, lJue el que
tiene ti~mpo no espere al tiempo, y q'U~
Za oCCf,sion es cl.l'Va, y una 7J;:Z perdida.
no 7JueL'Ve ah.;dlarse.
Si encontl'aramos algun obstáculo en
la execucioll, 110 nos hemos de espan-
tar, Shl0 perseverar con firmeza y cons-
tancia, acordandonos de que con la pa-
cunci.:l1f el trJlbajo todo se alcanza.
Cc'u igual cuL:1aJo que eviternrs
la pereza y lentitud debemo~ huir de la
demasiada pTecipitacion. El que hace l~~
cosas muy de prisa, por lo regular las
!JI·
hace mal: pronto y bien, rara 'Ve% jun...
tos se -ven.
Asi aunque es razon hacerla. con
prontitud y diligencia, debe no obstan-
te emplear'Se en ellas el tiempo necesa-
rio, y el debido cuidado para que sal&"a
bien.

§. v.
Resumen de las cosas precedentes.

Redúcense pues nuestros cui-


dados para con nuestra alma á p: ócu-
rar enriquecer el entendimiento con úti-
les conocimientos; cultivar la memoria
para conservarlos despues de adquiri-
do~; arreglar sabiamente la voluntad á
los preceptos de la virtud, honradez y
prudencia; y c:xecutar lo que estas n<?!i
ill"piren con pre~teza y con cuidado al
mí~nto tiempo; evitando por un~ part~
b. pereza y por la otra la , precipitacion.
~- I.
§. VI.
De los males del a.lm~.
. t
LQ~ males del alma, por lo que
toca al' ,entendimiento, son la ignoraD-
cia y el error, y por lo que respecta á
la voluntad las pasiones desordenadas
y los vi~ios. Debemos hacer todos los
esfuerzos posibles para remediarlos.
La ignorancia!e destruye por
medio de la. aplicacion¡ y del cuidado
de aprender bien lo que nos tiene
cUt:nta saber.
El error se remedi~ aprendiendo
á juzgar con rectitud, á raciocinar exac-
tamente, y prmcipalmente acostum-
brandose á no juzgar de lo que se ig-
nora sin previo maduro examen.
Las pasiones son lo~ movimientos
del alma que nos inclinan á amar Ó á
aborrecer con viveza alguna co&a, y
~u ella, debemos poner el mayor Clli-
\l~qo ~a:ra arreglarlas. come :;c'rresponJe.,
-3·
Llamamos vicios á los hábitos ó
costumbres que se contraen de hacer
cosas malas, y estos se remedian po-
niendo el mayor cuidado en acos...
tumbrarse á obrar siempre con recti.
tud, y á no hacer cosa al~una de que
pueda remordernos la conciencia.

§. VII.
Del arre.~lo de Zas inclinclciones.
Las inclinaciones naturales que si
se desordenan llamamos pasiones, son
inocentes cuando arregladas por la ra-
zon nos inclinan á am~r el verdadero
bien, y á aborrecer el .verdadero mal,
como v • g. lo es la inc1inacion que to-
dos tenemos á ser feli~ es, si esta incli-
nacion gobern2.da por la razon nos lle-
va. á amar la eterna felicidad que Dio§
nos ha prometBo, y que es un verda-
dero bien, y á aborrecer la felicidad
mundana que es impedimento para eIJa, ,
y es Ull verdaderQ mal. Son al contta.~
S4·
rio VICIosas siempre que no se areglaq.
á la razan; esto es siempre que no~
inclinamos a. amar algun falso bien, ó al.
aborrecer un i aho mal. Como por
exemplo la inc1inacH' n á comer siem-
pre que ~e ciña y arregle á lo $ufi.-
ciente para nuestra propia conserva-
cion sera buena, y siempre " que exceda
estos límites, nos · lleve á comer ma~ de
lo que necesitamos, esto es á amar por
!f mismo el del~ite, que es un falso bien,
y á. aborrecer la justa parsimonia, que
e.. un fal~o mal: será dicha inclinacion
viciosa y reprehensible, y merecerá el
l1o m br~ de gula.
El biell es verdadero cuando es
cO[iforme á nuestras obligaciones, y
cuanJ o es arto rara producirnos alg~ma
v entaja Verdadt Ta, temporal ó eterna.
Es Íaho bien cuando es contrariQ
á Dn '~,t ras obligaciones, y cuando nos
halaga con una ventaja ó con un pla-
cer ffiOl1lCntaneo, del cual se nos ha
S5·
pe seguir un mal verdadero en esta vi"'!
da ó en la otra.
Lo mismo se debe decir inversa-
mente de los males.
Para arreglar pues como corres-
ponde nuestras inclinaciones, debemos
am¡tr solamente el verdad.ero bien, y
únicamente aborrecer el verdadero mal.
De las pa~iones ó inclinaciones
mal dirigUas, las unas dañan princi-
palmente á. nuestros mismos, las otra~
a .1emas de perjudicamos, perjudican á.
los demas.
Las pa! iones que It0S dañan á ntJ-
sotros principalmente, sj'm los de~eo~ ex-
cesiv~s, la gula, tI d~ rna~iado amor á
los placeres, la inclina~ion á la ocio~i-.
d~ i, la tristeza y el temor.
Las pasione¡¡ que i ademas de per-
ju:licarnos dañan á los ;lemas son la có-
lera; el odio, la enviditi, la ~oberbia y
la avaricia. -.
s6.
§. VIII.
De las pasiones que perjudican princi...
palmente a nosotros mismos.

NUMERO PR.IMERO.

Deseos.
El hombre nacido para gozar de
Dios, bien infinito, jamas puede saciar-
se con los bienes temporales: cuantos
mas tiene mas desea. De aqui 1!acen
dos males, el primero que cuantas mas
co~asdGsea, tantas menos consigue, con-
forme á aquel rdran que dice quien to-
do lo quiere todo lo pierde: el segundo
que mientras se dexa llevar de la in-
quietud de sus <leseos no SIente ni a.un
la satisfaccioll de gozar lo que posee.
Para evitar pues estos males de-
bemos aco!tumblarnos en todos tiem-
pos á fixar nuestros deseos en el bien
infinito, y á no anhelar en el mundo
mas bienes que los que po~eemos. Nos
S7·
es licito solicitar otro, nlayores si po",
demos c9nseguirlos por medio:.; honra..
dos; pero sin desearlos condemasiada
codicia, y sin inquietarnos si no 101
logramos.

)1t1MEl.O 11.

Gula.
La gula ó pasion desordenada de
comer y beber nos dat~a de muchos
modos. Primeramente el comer y beber
con exceso, ó cosas mal sanas, daña á
np.e!otra salud, ;- nos acarrea enfermeda-
des gravísimas; ¿ por ml.,jor decir, ]~
mayor parte d,,' las que ~)adecemos pro...
vienen de estos excesos¡ Lo segundo,
el desorden en la cornid~ y bebida en-
torpece el cUf=:rpc y el ~m(1. juntarnen...
te, y disminuye su apt itjl(J para obrar.
Lo tercero, la dernabiad<: aficicn á
com·:r y beber es caus2. de que muchos
7"'n1gasten sus bienes~ y qu<;:den redil....
.;,idos á la. mendicidad.
ss.
Conviene pues en primer lugar
que tengamos muy presente aquel pro-
verbio, de que hemos de comer para 'Vi ..
vir, y no vivir para comer.
En segundo lugar acostumbrarnos
por lo . tocante á la cantidad á comer lo
$uficiente y naja mas, y por lo que mi-
ra á la calidad, lo primero á comer
manjares sanos, y á no dexamos llevar
de nuestro apetito á comer los que nos
puedan perjudicar; 10 segundo ~ no ha-
cernos delic'ados y melindrosos, $ino
en~eñarnos con tiempo á comer de to...
do. El que en esta parte está mal
acostumbrado cada dia se hace ma'i de-
licado, y se encuentra á vece~ en ta..
les circunstancias que no sabe que
comer.
Debem03 pues hacernos á todo
venciendo muchas veces la repugnan-
c~a que en nut!stroi primeros aT.os te-
llemos d algunos manjares. Con el
tie~~?o y la c.ostumbre se consigue O-:'f·-
d'~ T lz;) Y aun aqlldlas cosas que al prin-
1-<).
ClplO nos parecian desagradables no~
llegan a gustar mas que otras.
En cuanto al beber debemos so-
bre todo huir del feo y perjudicialhimo
vicio de la embriaguez. El hombre que
se embriaga es el mas vil de ros hom-
bres: se priva a si mismo del uso d.e la.
razon, que es el don mas preCioso con
que Dios nos ha adornado, se iguala;{
los hru tos, y algunas veces es m~
bruto que ellos. Asi es preci ~o que
usemos dd vino con la mayor mo {era-
ciOD; y los niños en e ...pecial, para no
exponerse á contraEr e. . te vjcio, deben
'abstenerse totalmente dd vino, ó beber
poq IlISlmo.
NUMEi.O tu.

Amor a los plaarts.


La\ diver..,iones hone..,tas no'i son
permitidas para restable-cer el cuerpo
y el alma de sus fatigas, y ponerlos en
disposicion de volver á trabajar con
nucT'O vigor.
30.
Pero en primer lugar debemos
huir de toda diversion que no sea ho-
nesta y lícita. En segundo lugar, aUn
la que sea licita debe usarse con mode-
raciono El hombre 110 ha nacido para
div ~rtirse, ~inG para ocuparse útilmen-
te. 'Iodos deben pon::r la .mira en cum-
plir bien con las obligaciones de su
propio . estado, y ocuparse incesantemen-
te en ellas, destinando únicamente á
las diversiones el tiempo preciso para
aliviarse, y renovar las fuerzas.
Entre las diversiones deben prefe..
rirse á las dernas que nos ponen en mo-
vimiento, y nos hacen exercitar las
fuerzas, porque son las mas sanas, y las
que mas contribuyen á hacernos agiles
y robustos.
Los niños deben huir con el ma'""
yor cuida~o de los juegos de naipes,
dados y otros semejantes, para no acos...
tumbrarse á tomar el juego como UIla
ocupacion y un estudio; y no incurrir
en esta desenfrenada pa5iion que. á. tan-
31.
tos hace consumir miserablemente la
mayor parte de su vida, y arruillar
su~ casas.

E~ta perdicion de los jugadores na...


ce principalmente de una mal entendida
codicia de ganar, con la cual, por lCl
regular lo piet=den todo.
Para precaverla debemos abra-
zar con tiempo la maxima de jogaP
siempre para di'7ertirnos, y no para
ganar; y para e~to los niños deben
aco~turnbrarse á no atravesar dinero)-
Ó á. atravesarlo cuando mas rarísima
vez, y aun entonces cantidad tan mo...
derada que pierdan ó ganen conserven
siempre la igu~liad de ánimo, sin que
le~ oause demasiada alegria la ganancia,
ni~ientau la pérdida.

NUMERO 11'.

Amor aZa ociosidad.


I¡a ociosidad (como dice el refran)
es la madre de todos los -vicios.
SI.
El hombre ocioso que se está mu~
cho tiempo mano sobre mano, llega al
fin á tastidiarse de si mi~mo, y para
huir de este fastidio no sabIendo ocu-
parse en CObas buenas viene á entregar-
se á las malas
Es necesario pues acostumbré.\r!e
con tiempo á vencer la pereza, á evi-
a
tar la ociosidad y apli~arse cosas úti-
l\:s y laü.dable~ •

.Esta aplicacion necesaria para to-


dos, lo es aun mas para los que se han
de alimentar á costa de su sudor. ~i
e ... tos no se acostumbran con tiempo
al trabajo, si no apren den des Je lue-
go algun oficio honrado, al pa..~o que .
crecen, se hallan .mas miserables y sin
mediolt para vi vit honradamente, de
mo l o que su misma miseria fortifica l a
por la mala costumbre, los lleva á to-
do 2'enerp de delitos, y ac.aban tris-
temente su mala vida, y por lo regular
en manos de la ju:,ácia.
33·
NtTMERO v.

Tristéza.
La tristeza es el dolor que ex:p~'"
rimentamós en los males de- esta vida.
De estos males los unos corresponden ~1
alma, .y se llaman morales, lo~ otroi to-
can .1 cuerpo y ~e llaman fisicos. Ma-
lesmoralu son las afliccione~ que sen-
timos de resulta de las desgracias y ad-
ven,ila.des. Físicos son aquellos quen~t·
cen de · las ~en"aciones dolorosas, éOn!O
de heridas, enfermedades Ú otra'i ca u-
esas semejantes.
Todos los hombre~ estan sujetos á.
padec-cf aflicciones de animo: setia locu-
ra pretender que todas las cosassalie-
sen á medida de nuestros deseos.
Pero esta5. aflicciones pueden sua-
vizarse . oco~tumbrandonos con tiempo á
1, paciencia.
. La reJigio~ y la razon nos persu:a.:..
den unidas en virtud. La . . rdhdon
, ha-
ciendono~ ver que cuanta mas paciencia
I
3 d.
Y mas resignacion tengamos en los ma..
les de esta viJa, tanta mayor recon...
pensa conseguiremos en la otra. La ra-
ZOll haciendonos presente que la impa-
ciencia y la tristeza Íl0 ~irvcll para otra
cosa !;ino para aumentar la amargura
de las mi'smas aflicciones; que la pacien-
cia, al contrario las hace Utas llevade-
ras, y abre camino para que nos llegue
mas presto el consuelo. '
Para. sufrir pues e8tos males ' con
mas fa,:i1idad, es mene~ter que ' aprenda-
mos d. corregir los errores de nuestra '
imaginacion, que siempre no~ represen-
ta las eOlia", mayores de lo que ~on: en .
la realiJad. Que nos per~uadamos ,' que
como dice el refran na es el lean tan
fiero como le pintan; esto e'>, que' nin-
gunadesgracia es tan grande en · si
misma como nos la representa nuestra
imaginaclCill. La experiencia nos desen-
gaña áeada paso, y vemos que un mal '
que teuiarnos al principio por gravj~imo
viene al cabo á panu' en nada, ó á lo
36·
fuenosln una friolera.
Ademas de esto no hay mal ' por
lo re?ular, qtle bien mira:l.o no ten~a
remeJio Ó c01.1pen.;acion. Ad en lug-ar
de a~alld'}n;lrnos á b af1iccion y dexar-
nos abatir por lascle!'..g-racias, dcberr,'),;
busCar , sin tardan'la el modo de . r~in e­
diadas si e¡; pO"lb1e, Ó' de .cvD:tIkn'ar
por otra. parte el bien que nos hán he-
éllo peder ..
El que sepa. usar de e!,tó~ medios
., ,, ' l.
'Vera . prachcarnenteCOrtlo . seCi¡Jr2~
vian . y suavizan · susafliccione~ en· to-
das las a3ver~idade~.
En . . cuanto ti los : males del· c'uerpo-
podernos ' decir lo mismo, pues la in;a-
gi/n~.cion ; contribuye iRualmente á -: l: a-
~erlos parecer mayores de 10· 'lueson.
Debemos: p!i~~ en prim·:i' lug'ar de:;,r:char
~stos errNes de la ln.1a-e'inacion,y d¿g .
pues su.:.rir lo . . vc:rJadero'i r"des q'..'e
pa~ecemos , con . la d(;bida coli~talJCla.
tAcaso la: impacienc:ia <y la inf1ul;;tud
los disminuyen? Antes los aume1l1an y
empeorall. COll que uo nOi queda oÍlo
36.
rerndio que tolerarlos sin inquietud, y
discurrir con pacienc:a y tran1!uilidad
los medios de librarnos de .ellos.

NUMEl\O VI.

Temor.
El temor es. re:-,pectivo á los males
ó á los peligros.
Muchas veces se ailigen los hom-
bres infinito con vallas ~upo:,icione~ á
iI1fuadadoi tenlóres qUe;! dt:~pues se des-
vanecen y vienen á parar en naja. Asi
antt:S de afligirnos de cualquier ' mal
que creamos que nos amenaza, es me·,
uester que reflexlol¡crnos si es ,verdade-
ramente probable qut: l)emejante mal
uos ~uceda, si ha de ser en breve y si
es inevitable.
Cuando lo hallamos poco proba-
ble, remoto ó fácil de evitar, en vez
de afligirnos inutilmente, debemos pro...
curar huido, 6 precavernos contra él,
y R5i ~esará todo nUeitro temor. Aun-
37·
que se. próximo é inevitable, tampoco
nos hemos de dexar abatir del temor t
sino prevenirnos para sufrir el mal con
valor, y disminuirlo por este medio
~uanto sea posible.
En cuanto á los peligrosdabemes
aplicarnos á distinguir los verdaderos de
los aparente~, y los próximos de los re-
motos.
Todo hombre prud.ente debé te-
mer los que fueren verdaderos y pró-
ximos, 1 evitarlos con el mayor cuida-
do ; en lo que suelen faltar muy comUl!l-
mente los niño~; exponiendot;e, ya po"
inadvertencia, ya por capric.ho á los mas
gJ'a ves peligros, pagando algunas veces
muy cara su temeridad.
Por lo que toca tl los peligros apa-
rentes ó remntos, es debili.:iad temerlos.
Hay muchos que tiemblan el la menor
tronada, al menor nublado, como si
hubie~en de llover en todas partes ra-
y~s sobre su cabeza. Pues si en tanta¡
tronadas como hay á cada paso ion tan
g8.
rarós Y' tan pOCO'S que mueren de r~­ Jos
sultasde los rayos, ¿por que ~ehan de
teruercomo un pdigro próx:mn y cierto?'
tr de qué sirve el temor ~ino de aÜirir-"
nos -iú'utilrnente sin -apartar de modo l:!l-
guno:el riesgo? Hay otros que tienen mu...
cho miedo de embarCarse en lo') rios y
en los . lagos por maS" tranquilas que es-
ten $usaguas, como si hubie~en de ir_o
se á pique. ¿. Y qué peligro pueden re...
celar en embarcar~e de es.te modo, ex-
ceptuan~Io una tempe-.tad facil de pre- ;
veer y de evitar~ De lo que re',ulta '
(fJe tal temor es ab~oll1tarnellte vano.
Lo mÍ':ITlO debe decirse de otros mu-
chos íemóres tan 1rívo10s como estos.
S'Jbte todo dEben los ni "('IS dcse-
.
cnar .
con tIempo 1es Ti. ~.-,¡':;t1J0S ml(~()OS
. 1 ~

C:¡:.. r:= en su
.
tltrjla
• , 1e :~ Hl"Pll'(l
CCla c~
. . l! 1
jl1S
vieias v I:!s nlTlqe!'cilla~, corno "In el
.,J oJ ~.

..... l. r!c" las .l.an!u:;"nas


t c,!~I"'- ~~'
R I,"")'~_ · · ""
ar ::br. ú.¡--u
..........

Llt.·nes _ '"11

d~ 105 mUertDs, á la:, bruja'" y dpudes


Y otras H''1'A1''nt J
... ..... .. ... ~ 4f-" un!'{)s dé' Gue
1." (f..~ ~ .. , , ,..vi
... ) ..... ( ' ...... ~
q·¡·O'"
L .'
1"=.'·,.....,1·
t "...., ....
;J
:-!" "lo
u ......
i.1.J.~ .....
'lT " '::J V""" a"""n'I"';r~-'~l
l _. " .' ("'l_
.L.l':;i¡. v· l,....~ :J_~

1;;:; la' d~ Samud a Saul, es un ca!>o


39·
extraordinari"imo, y aun en este no se
debe temer al que se aparece que nada..
nos pueJt! . hacer, sino á. Dios que . le
enV'ia.; y que toda~ cuantas cos.as se
cuentan comunmeote en este particular
fuera de los tales lanceg raros, . son.
otrai tantas patrañas, como lo son sin
excep.:.ion lo,; duen.:ie", &c~ que ja....
más han existido "ino tU la imáginacioll
de los ignorante5.

§. IX.
Pasione! perjudlci:lZes no solo a
noso-
tros mismos, sino ta mbien?J los demas.

NUMERO PRIMERO.

Cólera.
La cól~ra, el ódio, la envidia, la
soberbia y la avari.;ia son pasioneli, que
como hemos d;~Lo, además de perjudi-
carnos á no~C'tr(Js mÍsrúos pel'judkan
, b"
tam len a
, 1
!O~ O~':O;i.
4°·
La có}pra nos daña de dos modos:
el primero p~r la violencia alteracion que
produce en nosotros; el segundo porque
priva.donos de la reflexion nos ey.pone
á cometer cualquiera exceso. Un hom-
bre arrebatado de cólera es 16 mismo
que uri íurioso que no ~abe ya lo que'
se hace. .
Para ' no incurrir en tal desgracia,
, ,
es menester comenzar con utmpo a mo-
derarse.
Los muchachos son muy propen-
sos y expuestos á la ~ólora: cualquiera
leve ofensa que se les haga, cualqu iera
" a su gu~t(), ,0<1::;-
vagate1a que contra d19a
ta para irritarlos. ,
Es mene-.ter pues que de'i .le muy
temprano aprendan á ~ufTir' COl! paCien-
cia 10 que pueda di~guslar¡o~; hac ,(~j;,:{o ­
se cargo de que seria la nrt:'teu"iC'Il n '&S
necia del munlo; conlo tcm"., ctCi10,
querer que to J. a~ las cosas s,.lie:;'(;:1 8-
medida de nuestro deseo. FrinciD?l!:¡,<ll-
te' deben acOsturnbNr~e á. tok!' :-; r '-; .' H
tranquilIdad las ofensas, y no h:¡.:.:::r b
41.
"quela'i v{voras, que muerden inmedia-
mente al que las toca. ¿Cuantas " ve-
ces sucede que nosotros mismo!o> por inad-
vertencia Ó por p1alicia InJuriarnos "á
los gtros'? ¿Pues por qué nos hemos de
irritar repentinamente !li alguno por
los mismos motivos nos ofende?

NUMERO 11.

Odio.
Aun debemos poner mas cuidado
en evitar el aborrecimiento y la male ..
volencia contra cualquiera peI"iona. Ade-
mas de ier el odio una pa::.ion perjudi-
cal á los otros, es dañosisimo para no-
sotros mjsmos, á causa de la tristeza y
de la inquietud que trae consigo.
Debemos pues qu~rer bien á to-
dos, tener paz con todo el munJa, y
no dar motivo á persona alguna para
que nos ultra~e, y aun en ca~o que al-
gnno nos olenda no por eso htntcs de
ven S- arnos ni conservarle mala volun·
4~·
tad $ino perdonarle generosamente, y
procurar volVer bitIl por mal, aeordan-
donos de aquella máxima que el ha-
cer bien es la mtjor 'Venganza.

NUMII.O lII.

En1Jidict.
La envidia es una de las mas vi-
l~ ~y mas abominables pasiones, y de-
rnftc:;iaJo . comun en los niños. Es este
vicio UO'l di..,pli;en::h del bien ageI1o.
CUcJndo Vt!O los niños á otro rna~ acári-
ciado, ma;; alabado y mas premiado
por 101> ma-=stros y los padres, se con~u­
men de envidia y de rábia. Pero ei
mene"ter que se acuerden de aquel Gi-
ello J ;:1 p')~ta. Lx envidia hijo mio, se
despedaza ~ sí misma. .
Con efe~~O no hay pasion mas fu:
nesta q'le ella aun para nosotros mismos.
Cuanto este vi.;io e~ ma'i repre-
hen. . iblc, tan!o es ma~ dig-l!a de alaban-
za una l.(.lbl.,; errlula~ion que comiste en
43·
procurar imitar los buenos exemplos de
hsotloS, é igualar su' trierito , pero sih-
tenerles el menor rencor. Si vemos pues
q'ue cualquiera nos es prefurido a -cau-
sa de su sabiduria, de su aplicacion,ó
de sus buenos modales, debemos esfor.
zarlios a - imitarle, y hacer otro tantC'
para merecer los mismos honores y ala-
banzas, en lugar de quedarnos sumergi-
dos en llUe"tra pereza y en nues,t.ros vi.;,
cio", y d';;xamos arrastrar de- una 'envi-
dia inútil y aborrecible.

NUMER.O IV.

Soberbia.
Otra pasioIl perjudiciali8ima, que
de~cle luego asoma en los mños, es 13
soberbia. Este vicio es talrto mas cbg-
no d~ huirs~, cuanto nos hace mas
.()dicsos: porque no hay co{a nla~ ?,~ne­
l"ciimente a90rreciJa de to do el mun ...
do (¡(le un hombre soberbio y vano.
Suden los hembres envanecerse
de dos c$pedes de co:t2.s; primero de
44·
cosas en que ninguna parte tieaen, se·
gundo de cosa en que tienen alguna •.
Las cosas en que el hombre n.
tiene parte ni mérito son el nacimiento,
l~ robu~tez del c~erpo y el talento.
'.;; El nacer noble ó pleveyo, rico ó
pobre, robu~to 6 debil, hermo~o 6 feo,
perspkaz ó corto de luces, son co~as en
que solo la providencia tiene parte, y
ninguna llo,otroS. Pues ¿que locura 110
e.¡ cllVJ.ue.;ernos de UIll\ cosa que es
' un mero don del Criador? ¿Qué méri-
to .. he'1los hecho ,para nacer mas nobles
6 ma, neos que e~te ó aquel? ¿Puei
c6:no po lemos alabarnos de esto y en-
sob::rvecerno~ corno si fue'.;e efec,to de
lBestro,;; mereéimientos? ¿Y cómo. pod.e-
nV)$ despreciar á los otros, 110 habiendo'
telliJI) ellos la menor culpa en la pri-
va.:;!Ou que pa.decen de tales bienes?
La... únicas cosas en que el hom-
b~e den;! alguna parte ó mérito son sus
pr,opias accioIies, como los progresos en
la, ciendas y en las artes, en la virtu d
4S·
y en el exercicio de las ,bt~enas obras.
Pero aun en estas 'Íl@ es ddfí1im:~
bretodo el mérito, pues el aprovecha..
miento en los estudio~, aunque depende
de su aplicacion, depende pri'ncipaI..
mente del talento, que es un don, del
Criador, y la virtud ' se debe p'rinéi~
palmente á la divina ; gracia, sin : ]a
cual ~abemos que no podemos hacer
cosa buena, y asi nuestro mérito con·
si~te en cooperar el auxilio divino.
¿Cémo puede pues ,ninguno ala-
barse de 'queadeJanta mas (:¡tle ' otro, 9
de que obra mejor que él,~ielldo asi
que aun este · mérito es principalm'entd
un don de Dios?
A!;i de ninguna cosa tenémos ' ra~
zon para envanecernos, antes sí de dar
de todas lai C()~a!» eracias á Dios: de
quienes las hemos '-'recibido, 'y .ev,j tar
todo mal u~o de e~tos dcnes para LO
desmerecerlos.
¿Cudntas razones DO tenemos ade...
mas para humillarnos si con~idergmbs
~6.
Jluestros qefectos, nuest:rºs; V!ClOS y
nue~tr05 , deméritos? TeI1fálllos1~s piles
sielnpre a la vista para ' no ensobcrbe-
~emos, haciéndo.nos caIgo de que ~()lo
puede ser soberbio el que no se conqz:-,
,. . ,.
ca a SI tDlsmo., y por esto se Cllce que
~a sQberbia e~ hija de la . ignorancia~

N'(7MERO V.

Avaricia.
La avaricia" esto es,. la demasia~
da aÜcion al d;nero ó tÍ. la, hacienda
~-;;, la pa~i~n me~o~ comun en lo~ni"'!,
Íios ;' los cuales por lo r\tgular inclinan
wasal vicio , opue~to , esto , és, ',á la.
projigali~lad, que conSi~te en ,hacer po-
ca, cuenta del dinero y- hacienda, y ea
gastar y dc~perdiciar sin miramiento. '
Con to.1o suced~ , muchas veces
que se apasionan á una ú otra Cosa.,
gete!millada,. Y no saben desprender-
se de ella con . facilidad ..
. En este punto es menester que
4~·
g'lmiencen tienTO á evitar los ex.
C011
trernos. No debe gastarse ni desperdi.
ciarse cosa alguna ~in ra~Cll, y prin-
cipalmente deben con!ooervar cr11 todQ
cuidado y d~ligellcia los vestidos, lo~
libros y las demas cosas · que les dan
sus padres, rnirindolas cLiales ~OIl en
Ía realidad como C05-aS a.génas. En
cuanto á las . que pueden nélma~e ~u~
yas, como la fruta, los dulces',el dine"':
ro de su propiQ .. bolsillo~ y .otra!; co:,as
semejantes' , deben partirlas lranca':
m<mte Con los demas, y principalmenti;
con los pobres, que son los que mas
las Ílece~itan.

ARTICULO IL

CuidadO -del cuerpo.


El cuidado del cuerpo debe con-
sistir principalmente en dC's cmas: pri-
mera, en procurar conservarlo san,o;.
segunda,. en cuidar de !taeerlo 3&1l y
robusto.
48.
Gtan parte de nuestras enferme-
dades provienen de los -excesos en el
tomer, ya por la cantidad, ya por la
mala. calidad de lo que ~e come.
Cualquiera pues que desee vivir
sano, debe acostumbrat~e con tiempo
á refrenar ' la gula, no comiendo sino 10
suficiente-~' 'y, . absteniéndose partjcular-
mente de ~ aquellas co~as que mas suelen
(lañar á la ' ~álud, con~o . de comer de-
maslados . dulces ó dt'rnasiadas cosas sa-
lUlai ó picántcs, derna~iada fruta, ó
fruta 'sin ' madurar, y de otras cosas !oJe-
o .

meJantes.
Debe ademas evitar todo peligro
de ha(er~e 'mal, ' no exponiendose á dar
caidas, ya poniendose eil precipicios, ya
saltando apr~urado las escaleras, Ó ju-
gando con palos, armas &c. IruaI cui-
dado ha de tener en maDejar~1 euchi-
nó:. ó cualquiera instrumento con que
pue~la herirse, y en no aventurarse ne-
ciamente y sin necesidad á .los ardores,
del ~ol J' á la lluvia, á la nieve. ó á
4q·
otra. cualquiera co,>a en suma.que pue-
da dañar a ~tl ~alud.
PetO como a , pe~ar de toda., nues-
trascautela~ la naturaleza humana es-
tá. ~u l~Ja á variob rna.lc§, . cuando l:e~
f2U;;! el ca~o de qwe no~ veamos acome-
tido., de alg-uua enfermedad, henlo~ de
procurar librarnos de ella cuan to antes,
y para esto J~bemo~ t~rnar no 1I0lo sin
re~ai<:>· m repugnancia, !tino con animo
y resigna;;ion cuanto~ reme'Jio"i se 110S
prescriban, y executar todo aqtl(:~llo
que se 1l0S mande PQr el , que est~ ell-
cargad~ .Jelculdado de nue .. tra 'alud~
Ad~!Ilas de ' conservarla, dt;bernos
prOcurar. que el cuapo ~e baga cada
dia .rmisagil y robu!o.to, y _n.ocol1si-
guiend~se e.. to sino por me jio del t"xer:'"
Cicio~ .conviene acostumbrarse con ,tiem_
po al moyimiento~ y la fatiga, -que SPIl
~<l7 - dqs ' cosasque contribuyen á man-
tener el cuerpo sano, y ,á, darle agili-
da.d y robustez.•
. .,. . Es 'menester tan.bien hacer:,e con
,4
so.
método y prudencia á-sufrir el 'Calor,
el fdo y todo género de incomodidacj~~,
huyendo de la pereza y de ht derna-
:siada delicadeza, que debilitanSo el
c.u~rpo lo afeminan y ponen en eiitado
de enfel'mar facilmente con cualquie-
--l'a friolera.

AR TICULO nI.
Medi~s de conse.guir la felicidad. ,
El que tuviere de sU perSOJia el
cuidado qlie hemoi dicho, podrá espe-
rar - con mucha razan la felicidad po..
siblé eh ' e~te mundo ' , y la tnayor en
d otto. -
La felicidad en este mundó no
coD!liste en poseer muchas riquezas y
honores, -sino en tener el corazon .sose-
gado y contento. Cualquier ciudadano
ó artesano que puede vivir honrada-
mente con su trabajo, que t1ene 'el
-4»tazon tranquilo · y está conterir6Ícón
-$U ' suerte, es tan leli:l4 'como el' may.ói:;
', ' ", $ 1 .
, rl\O~2rCa. ~' para 'lograr esta ' tranqui-
lid:ldy alegria se n~ce~ita: en primer
-luga,p p~tm,ar bien y obrar con rectItud,
~porque el hombre malo se vé siempre
:perseguido de los remordimientos de ,l .
cOQcieucia que turban·, su ' 'interior, ' ,y
en lo exterior se vé expl1e~to ,Á1 . la ene-
mistad y á los castigos que pueden dar-
le los otroshomores en esta. vida; y
ademá!t á las eternas penas que le es~
per2ln en la otra.
En segundo lugar, es preciso que
los que son pobres ap~endan 'algun ofi.-
-cio, ,ó tomen alguna profesicD, :co~.que
-puedan ganar la vida honradamenter y
aun los que son ricos deben aplicarse
.con ardor al estudio ~ para' . poder, ser
útiles á. "su patria, ocupar , agradable-
m~nte el tiempo; y huir de· la melan-
','colia, que es la inseparable compañera '
de la ociosidad i y el mayor tormento
Jmaginable.
En t~rcer lugar, es menester f'ua,-
::darse de todos , los males, asi moraleS'

S'I.
como fisicos, absteniendose de to.:1ás
.aquellas cosas que puedan producit
aflicciones en el animo, 6 entei'medádes
en el cuerpo. Y cuando apesar de
nuestro cuidadó nos v~amos con aflic-
cipnes ó enfermedades, no debemos
abandonarnos al abatimiento, !)ino !)u-
irirIas con valor, y pracar'al' cuanto
antes podamos remediarlas' ó compen-
sarlas.
En' cuarto iugar' debemos estar-
contentoS' con los bienes que Dios nos
diere" y que podamos alaatrzar con'
nuestro trabajo, y no inquietarnos ni
afanarnos por tener mas.-Los deseos de-
sordenados son nUestros ,m ayores ene-
migos, porque ocupándonos incesante-
mente con ~l atan de conseguir 10 que
DO tenemos, nos impiden gozar con
tranquilidad lo que poseemos.
53·
CAPITULO IlI.

Obligaciones para con "tos demas,

Ten~mos para con los otros algunas


obligaciones que son gt,nerales y comu-
pes para todos, y otr'asrespectivas ,
~ada uno en panicular,

ARTICULO l.
Obligar,:iones generales.
Nue!ltras obligaciones generales
para COI:!. tOQOS los hombres se encier-
ran en estos qos preceptos; no hacer ~
otro lo que no queremos, qu~ se nos ha-
.93, a n.osptros, y hacer Con 1.f;s otres 'lo
que queremos que se ha gq. con nosetros
mismos. El primero de ello~ contiene
las obH2"aciones que se llaman [legat;i-
va~ ó de rig-urosa jmticia. El segundo
las obligªciolle$positivas Ó de bene'"l
ficencia.
54.
§. I~

Obligaciones negativas. "


E~tas obligaciones se reducen ..
abstenc:rnos de ofender á otro · en roa':'
nera alguna.
, Podemos ofender á' otro de tres
mojos, en la persona, ~nla haci'el.lJ~
Ó en la houra.

NUMERO PRIMERO:

4. nadie debe · ofend~rse en persona.,


S"..l
Ot~ndeffrOS á erro en la persona"
matándole, hiriéndole, maltratándole;
tratandole ' con desprecio ' ó insolencia,
molestándole 6 inquietándole de cual-
quiera . manera.
Debernos pues ab,tenernos de to-
das e .. tas otensas, no haciendo á los de-
nías cosa, que le~ incomode. ,
Los niñoS3costumbran á -tener el
inhumano · gusto, de hacer apost¡ -~il
burlas. á ~UC; -compañeros, de prov"car-
los á reñir, de de~irles injurias, de: es~
SI·
earnecerlos o mofearlos, eS de hacerl~s
irritar de otros muchos modos; princi-
palmente cuando los tienen por mas
débiles que ellos, y l,lO temen que pue...
dflll vengarse. '
¿Y que; gusto sacaremos de injll-
riar y desprec"iar á los otros? Cierta-
rncenk ~o puede haber otr. mas lndig-
no y vergonzoso. Ademas es un gusto
p.~ligro!lo, y que muchas v.eces acarrea
los mayore~d~ños. Sabido es aquel pro-
verbi.o que el que l,a hace la pa:ga, y- por
~.cm~iguiente· · el que hace. mal al pró-
ximo debe siempre recelar que este· ha..
¡;a otro tanto con él. .
Ni dcbe fiarse en que sea m~s dé ..
bit, porque· aun el que tiene menos
fuerzas, cu~ndo se vé provocado halla
medio de ventrarse.
.' Guardémvollos pues de hacer mal
á persona aIgpna por niugull término,
sea mas fuerte ó mas debil que 1;lm,o-
trQ~. .
. Ni debemos . tampoco aie~rarnos
~.
56.
de que otros la hag-an. Suele ser defec-
to' muy comllp ~n' los niños cIreir y
holgar~e cuanJo ven qye alguno inju-
ria , y trata con iosolem,ia á otro. LejQ~
de ~\etqejante hlhu manidad debemos
compa:d~cernos de Él, y pro¡;"urar ' irnpe-
dir que ,se le ofenda.
¿ y ~i alRlUlo nos hace alg-un ola],
podrdmo~ vengarnosYVe pjn,~tin modo.
FoJemos ~í ,defenderno ... ,é impedir que
se no" haga; peTO de~pues de SUC~dldo,
Ó debemo~ perdonanlo renerosamellte~
y esto e... 10 mejor, 6 debemns ,recurrir
.a quieupueda hacernos ju!»ticia, y DQ
hacéfl1()l:>la por Due ...tra mano. '
El rerclrnar la:s ofellsas; " y !eJ
procurar hacer mell al mismo que nos
ha ofendido, eslá acdo~l mas Doble y
1enero:-.~ qUé pueda darse. Por lo fan-
to un buen padre que habia · prometido
una prNio"a sortija á cualquiera de ~u~
~~ hijo ... que hiciese la acciCln mas láu~
dable iu~t¡"imamellte la dtó . alqo€:' ha-
bia librado del peligro á su mitdlt&'
eneflli~o,
57.-
Al contrario el veD~arse es la CO~
,sa mas a~6milrn:~le' ybe,,~iaI. Esprópio
de las fieras el volyer!.e y morder in-;
mediatam,~llte al que las ofen.de. YmlJ~
chas v?ces .iucede que resul.ta de 1....
yenganza mayo)' dai¡o al que la. exe~
cuta.
NUMERO. 11.

A nadie debe ofenderse ensu ,h acienda.


. Ofeudemos al proximo en la ha-
cienda siempre qúe ,c on ' violencia ó
conengaii.o usurpamos Ó retenemo~
inju-.tamentslo que es suyo. ,
, , El epiteto de ladron es el mas,
vergonzcso que puede dar-;enos, y por,
con;i~uiellte dehemp.. huir de mer~cc::f-
lo por términoalfUl1o. '
Lo~ niños bien. criado's se aver...
gtlenzan á la verdad por sí mismos, .-te,
robar á otro dinero, ú otra cosa impor-:
tante: ' pero no r~paran mucha~ veces;
y ' ti'6 úm por licito el quitará los otr~s
al$_~p,¡¡~ frioleras, 'coml so~' ,ttut¡¡s, düJ,::'
58 ..
~e., cosas de juego y .otras semejantes.
Pero aun de esto. 4eb~n abstener-
se; lo primero, porque basta que, :l,"lOa
cosa sea agena .paraqui! aunque ~ea la
mayor vagatela debamos, guardarDQS
de tocarla. Lo segundo, porque dvi,:"
cio de robar comienza, siempre por po-
co, y acaba por mucho.
Los lliños suelen tener especial:..
mente poco escrúpulo de quitar á es-
condidas en su misma C¡1sa cualquiera..
éosita, creyendo qu~ pueden. l;lacerlo
por ser propias; pera se enga.ñan mise..
Jablemente,' pprqut! los hijos np son
~lleñ.os de COi3. alguna mientras viven
'Sus pa,fres; y asi es poco menos repre-
hemible el robar en la casa propia q4~
en la agena. .
Debemos tambien volver inmedia-
tam!nte á su dueño cualquiera cosa
qlle hallemos, y sepamo~ de quien es.
En suma, jamas.nos t:s lícito 'rete..
Der lo que n? e;" nuestro.
NO$ ' hemds 'd'e" gifarctar: 19lialmen. -
59~
te de ' U!iar de engaño Ó ~upercberia en
las compras, en la~ ventas, y en las
permutas ó trueques. El que vende no
debe abusar de la impericia del com-
prador p~ra sa.::arle mas de 10 jmto,ui
el que compra valerse de la ignoranchi
ó de la nece~ida¿ en que quizrl. ~e haJlá
el vendedor para comprar mas barato
de lo que es justo.
Aun con mas razon debe dester~
l'arse todo fraude y falsedad en las me-
didas, en los pesos, en la calidad de las
cosas que se 'vendeIl ó se compran, en
el valor de la mone~a, &c. Har.,ta en
el juego debemos abstenernos de todo
engaljo ó trampa, procediendo siempre
cQn honradez, con candor y de buelia
fe. De lo cogtrario nue~tras vanallcias
serán otros tintos hurtos, qu~' muchas
veces aun en el nlunéo redundarán en
a
mayor pe~juicionuestro, verific~n -lf'4.e
menudo ague1pTo~erh~ de que · lo 17lál
Jo 'll~1JLl el 4iablo., , .' .
sanado ,s,~
Debemos evitar tambieu 'é,}'cchar
60.
á perder ó estropear de modo alguno
las co.,as ag-~nas: tratan.dola5, al coptra.-
rio con igll~l cuidalo q4e la~ pue~~r~~,
y aun si cabe COll mas miramiellto~
Cualqmera fiualmenteql,.le hay.
quitado a otro (!?abi¿ndo) alguna CO~a
por fuerza ó p{)r engaño, cualquiera
q\le sepa haperle cau<,aJo ~lguIl per-
juicio por negligencia ó por malicia,
debe inmediatamente restit",ir lo ropado
y resarcir el daño que haya causado;
de otro modo tendrá que dar elltrechí-
shpamcnte cuenta, Ó, en esta vida ó e.~
la otra.
NUMERO JlI •

.A. n::tdte debe ofenderse en' su honra,


'.. N::> hay cosa m,as, importante ni
mas preciosa qu~ la reputaCton, y asi el
quitarla á otro es muchas veces mayor .
d=lito que ofend~rle en su hacienJa ó .
en su persona.
, ' Por con,siguiente cualquiera" . ª,si
como, deb~ ~~idar , ~e su J?rol1i¡¡ fami '
61.
ton · el mayor esIÍlero, debe guardarse
de perjudicar á la agencié .
Se pcr}'udica á la ,fama del , próxi-
;no primero inveutando calumnias con-
tra él. .
z. Dicieridó ctiaÍqúiera delito suyo
que no sea absolutamente publico y
notorio, aunque sea cierto, siempre que
se diga: á quien n·o Id sabe.
3. Pu blicando y divulgando lo
qué etrós haÍl dicho contra él.
4. Ridiculizándole, burlandole ó ..
escarnecieildole.
5. Diciéndole injíuias y 'desver-
güenzas. . '
. De tódas esta~ cosas nos .~emosde
abstener ton el mayor cUIdado. El ·in..
ventar falsedades para desacreditar 'á
. cualquiera . es la mayor ~ maldad: pero
aun cuando sean ciertas las cosas, no
deben manifestarse sino cuandQ iéne-
mos obli~acion de hacerlo, () cuando de
nue~tro !ooiiencio -pudiese resultar á ' los
'-uemas algun grave daño.
6'-.
Muchos 110 eScru.pl1lizan encontar'
10 que byen el otros contra cUalquiefa.
per~ona; no reflexIonando que causan
con esto un daño gravi"imo, porque de
e~te modo llega <t iabertod0 el mundo
10 que aI1te~sablan pOCOS; de lo que
resulta 'que aU11 las mayores fah,edade~
se diV;lllgan por culpa ~uya, y se acr~-
ditall en todas partes. '
Cuando algullo tenga áIguría ri-:-
diculcza en su perSDna 6' en su conduc-
ta, tampoco debemos burlarnos ' de él
ni ~~carnecerle~ antes si avisarle y' cor":'
regirle, si es posible, y si no cómpade.
cede. '
Aun con rna5 cuidado debemos .
ey'if~ el de.;ir á otro injurias y dCI-
vergiienzas, pgrque ademas de ser. esto
iudecentfsimo, es una . costumbre ínfame
1, villana, de qué sueien resultargravi-
~imo~ daños.
Si tenemos pues alguna disputa
con , otro, expongamos nuestras razoneS'
~n _ mQderaciQll y Con decell~ia, abstc-
63.
Biencl.ono! con la mayor cautela de te,,:
..da palabra picante 6 injuriosa •

.§. II.
Obligaciones' positi1Jas.
Estas se reducen á hacer á tfj¡..
·dos el bien que podamo~. .
. Los actos que principalmente de-
bemos executal' en beneficio de los de-
mas son losqu~ se llaman obras de ini-
sericordia, asi ·e spirituales co'mo corpo-
rales, ,que no repetiremos aqUi, estandq
ya explicadas en el cateciimo., \
Solo añadiremos que no hay en el
, mundo deleite mas dulce y mas. puro
que el de hacer bien á otro, Iii satlsfac-
cian que mas llene nuestrocorazon que
la de poder hacer feliz á alguno.
Asi siemp.re que se presente oca.
sion de poder favorecer a
cualquiera,
debemos aprovecharla c(ln el mayor an-
helo, sin deténernos en ~ufrir cualquie-
ra., illcorilodidadquc, ,iraiga consjga,
64.'
seg-uros''-'de' que la complacencia ,que
llO~ re~ultara, la compensar,,"' supera-
b undaulemen te.

CAPITU LO H.

Obli,gdct'oneS particulares.

§. 1.
Respecto a los padres.
~ e~puet;de DilJs no hay , oblig.~'
Clon mal\ e<;trecha que la que tenerbos á:
nlleJtros pa 1re s. , , , : ' ' ,
Ademas ' de habernos' dado la , vi-
da~ han empleado todo !olU cuidado' en
conservarfa.' Ello., nos ' mantienen, ' nos
vi!ten, y no'~ pro'p6rdonan todas, ¡ la~
comodidaQe¡¡ que ' disf'tú'tarilos; !)e 'des-
velan y afanan contlúuameÍlte para.
educarnos.
~iendo ' e~tos beneficio! los' mayo-
res que - ie nos pueden hacer~ ha d~
'ser proporCionada por ¡Ültstra pal'te' la:
gratitud~
6S.
Debemos pues tenerles 1.° un amor
síncero, y el mayor despues det que
profesamos á Dios.
~. Un verdadero agradecimiento,
que nos haga tener cOlltinu~mente pre...
sentes los beneficios que de ellos he-
mos recibido y recibimos, y procu-
rar pagárselos del mejor modo que po-
damos, ayudándoles, s~rviendQles y
complaciéndoles en todo.
3. Una verdadera ~umision y obe-
diencia; pues estando ellos encargados
de nuestra educacion, dtbemos execu:"
tar pro.nta y gmtosarpente lo que 'nes
"manden, tenerles todo el respetG' l'osi-
,bl~, abstenernos de toda accioll Ó pala-
bra que p~eda ofenderlos, I'tc;bir con
humildad sus avbos y correcciont:s, y
, aun sufrir con gm,to l~s castigQ5 que
nos impongan para corregir nuestros
vicios y defectos.

5
66.
S 11.
Respecto a 10$ hermanos 11 ptlrienús.
Los herman(ls deben amar~e . UllOS
á otros con un verdadero anlOf, ayudar-
se mutuamente con celo sincero) ' vivir
~iempre en la mayor paz, no tenerse en-
.
vidia, 110 g-uardar odio ó rencor cuan-
do se vean injuriados uno de otro, sino
perdonarse cualql1iera efensa, y sufrirse
con buena voluntad sus respectivas
genialidades. No hay en el mundo co-
~a peor ni mas escandalosa que el odio
y .la enemistad entre hermanos.
El mismo cariño, interes v cencor-
dia debe reinar á proporcion e~tre todos
los parientes.
§ 111.
Respecto a los maestros.
Lo mismo que debemos-á los pa-
dres tenemos que agradecer proporc.io-
nalmente á los maestros que se fatigan
en· instruirno{. Por con~ig uicnte estamos
6.,.
obligados a profesarles tambien un ver...
dadero amor, un justo agradecimiento,
una obediencia filial y un sincero res-
peto, y procurar recompen~arlos con
nuestra aplicacion y buena conducta
de los trabajos que sufren para. nUC!itto
beneficio.

§ IV.
Respecto ti los bienhechores.
Tambiell debemos profesar amor
y agradecimiento á todos los que por ·
cualquier término nos hicieren algun
bien; conservando en la memoria sus
beneficios, y anhelando ocasion de pa-
gar~elos. La ingratitud es el vicio mas
vergonzo~o y mas abominable en qu~
puede incurrir el hombre.

§ v.
Respecto ó los mayores y sup~riqres.
Es preciio tambien que tengamos
*
68.
respeto y . reverel,cia á todos aquellos
que son nuestros mayores por su edad,
por su clase ó por su autoridad, y sin-
gularmente á los ministros de Dios,
como son obispos, sacerdotes &c. pre-
sentandonos delante · de ellos con mo-
destia y hablandoles con humildad .y
sumision.
" Aun con mas razon debemos ha':'
cer ' e~to con nuestros propios superiores,
á los cuales ademas hemos de estar su-
bordinados, executando - prontamente
cuanto nos manden.

§ VI.
RespetG al soberano y sus ministro~.
Debemos el mayor respeto á nues-
-nó soberano, cuyas leyes estamos obli-
gados á cuhiplir exactamente, y por
consiguiente á los que hacen sus ve-
ces, como son los gobernadores, ma-
gistrados, jueces, &c.
La tranquilidad y la seguridad
6~.
pública dependen d~ la observancia de
las órdenes del soberano y de sus mi-
Distros, y asi es necesario para el bien
público, y para el bien privado de ca-
da particular que se obedezcan pun-
tualmente sus órdenes y Jeyes; pues de
otro modo todo seria un puro desorden,
y nadie podría vivir quieto y seguro.
y como para la conservacion de la
tranquilidad y seguridad pública so J;l ,
necesarias crecidos gastos, y es justo
que to:l.os co"ntribuyan á ellos, debe ca':"
da particular por su parte pagar fiel-
mente al soberano los tributos, que le
correspondan.

§ VII.

Resp.:cto a la p:1-: ria.


Todo hombre debe ~mar su pátria
y procurar ~u l:1ayor bien.
Por consiguiente debe, cuando la
vea invadida por Jos ene¡Ytige s, d.eÍen-
derla con todas SU3 fuerza3, aunque
7°·
¡$ea á costa de su vida; y en tiemp'o de
paz cuidar de no deshonrarla ó tur-
b"rla con acciones mala", ar.tes sí tirar
k d<J.r1a mayor lustre · con sus virtudes
y méritos, y á serla útil con sus fa-
tigas.
§ VIII.
Respecto ¡, nuestros amigos.
Antes de tratar de nue~tras obli-
gaciones rec;;pecto de nuestros ami~os,
es preciso decir alg-o acerca de las pre-
~auc;iones que se deben tómar para no
erra'r en su eleccion; porque si es ·cier..
to que vale mas l!ln buen amigo que
el tesoro mas precioso; no lo es menos
que no hay enemigo mas dañoso que
un amigo malo.
Es menester pues en primer lugar
no hacer .amistad SillO con personas bue-
nas y honradas, porque al que trata con..
los malos se le pagan facilmente sus
.yicios; y de e¡to viene aqne~,efre.n:
dimt con quien andas y te dtre quien
~,.es •
71.
~. Debemos huir de tener "mistad
con toda persona imprudente, porque
tales personas pueden muchas veces p,er
sola ligereza y ~in malicia, revelar nu~\~ I

tras ¡;ecretos, y perjudicarnos de mu-


chos mod()f:;: en vez de estos hemos
de elegir personas que no solamente se-
pan guardar un secreto, ¡Íno darnos
cuando 10 pida la ocasion, buenos con-
sejos, é inspirarnos pensamientos útiles.
~. I--Iemos de huír de la arqist~de J
toda persona d~ genio inquieA' y "colé-
rico, porque ,sería poco dura:l.era; y bus-
car para tenerla .sugetos que sepan to-
lerar nue~tros defectos, y sean sosega-
dos, beni gnos y pacíficos.
4. Debernos de~echar fambien en
nuestra elcccion toda.s aquellas per!>o-
nas dem:biado interesadas, l}ue solo
atienden á su propja utilidad, y procu-
rat' unirno~ con las que sinceramente de ..
sean l1ue .. tro bien, y saben cuando lle-
ra la oca,ion . promoverlo y trabajar en
fa '101' llUt;::,tro. .
72.
Una vez hecha con estas precau-
ciones la eleccion Jc nuestros ami ,.....O"or;¡ ,
podemos estar bien satisfechos de ella.
Si no mas vale vivir solos, que contraer
amistades malas ó peligrosas.
Cuanto mas cuidado debemos po-
ner en la eleccion de un buen amigo,
tanto mas nos hemos de e9rnerar en
con5ervarlei. -',
La primera obligacion que tene-
mos para con un arnig-o, es de hacerle
todo el bien que podamos, ayudandole
en sus necesidades, asistiendole en su~
dudas con buenos con~ejos, ad virtiendo-
le de todo lo que pueda perjudicarle y
aun de su~ mismos detectos, para que
se eumiende.
L3. seg-unda obligacio!! es la fide-
lidad y prudencia con que :debemos
guardarnos de revelür ~us stcretos, y
d~ faltar á su confianza, sea por mali-
cia ó por inadvertencia.
La tercera obligacion es la con-
descendencia. Como cada uno ticI,e
73.
~us defectos, y desea que los dernas se
los toleren, debe tener igual cOlldes-~­
cendencia respecto á los defectos age-
nos. Con todos hemos de tenerla, púo
mucho mas con los amigos •
. No obstante, es menester distinguir
la calidad de sus def~ctos. Si son vicio-
~os y contrarios á la honradez, si proce-
den de un cotazon mal vado ó de má-
ximas dt:pravadas, debemos dexar su.
amistad, porque en tal caso no son di-
nos de la nuestra. Pero 'si proceden de
ligereza ó de genialidad, y aunque DOS
causen alguna incomodidad, no Sflll ma-
los en si mismos; cOlltentaLdonol) . con
adver6rlQs á nu~stro~ amigos por su
propio bieu, aun cuando veamos que
no se enmienden, debemos surrirlos con
paciencia y daTDes por satü,it: ~hos con
que teng-an todas las dernas prendas
que dc:bt:mos apetecer.
74·
REG"LAS DE URBANIDAD.
INTRODUCCION.

Como estamos destinados á vivir en


socieiad COl! los demas hombres, es' me-
negter que aprendamos no solo nuestras
obli g-aciones en materia de providad
r~recto de ellos, para no .ser desterra-
dos como malva.dos, sino tambien las
regla~ de urbanidad para que no huyan
de nuestro trato, si somos rústicos y mal-
criado~.
N o ha V en efecto cosa mas enfado-
sa ni ma.s 'cansada que una persona im-
polÍtIca. '
A~f, propondremos ahora un breve
~umario de las principales reglas de ur-
bani -:lad, a"dvirtlendo que para practi-
carlas con acierto no basta saberlas, si-
n? que es necesario reparar la naturali-
da,] y libertad con que las observan las
fentes bien ~riaclas y hechas ClI trato,
pues por lo regular los niños haita que
7$.
se sueltan con la comunicacion de las
gentes, las siguen con tanta nimiedad,
que algunas veces se hacen ridícuJe.o;;,
no acertando á aplicarlas á. las circuns-
tancias de personas, lugares, tiempos,
&c.. que como varian infinitamente, no
pueden precaverse en un tratado aun
mas extenso que este. Mas 110 p~r esto
han de dexar de aprender dichas regla.,;
pues sabiéndolas, podr~n errar leven ,'n-
te en alguna ocasion imprevista, tla$t'a
que una ligera práctica se agre?,ue:1.
la e}peculativa; pero ~i las igno~?;, n, er-
l'arán en todas ocasiones, v la n:u!ot lar-
ga practIca
l· no bastar1." a CIV!
-; '1'Izar1{'s.
Debo añad:r tambien, que aurc:ue
muchas de estas reglas compreheLden
igualmente á toda clase de gente, co-
mo sr:n las que tratan del resp.eiC' ~ 1(IS'
super!cres, afabilidad con los i?u:il;::; é
ilirtric.re';;; prudencia y rrodernc¡r,n en,
las convc:;rcaCi()lle~; otras, como las.; eh 1
aseo en el v-e~t!do, ropa, &c. deber: 1.:'11-
tenderse con proporcioIl á las CirCUll""S
76.
tancia" y posibilidad, esto es, que Ult
pobre, v. gr. que no puede andar sin
remiendos, ni mudarse á menudo co-
mo d rico, procure á lo menos estar en
cuanto pueda curioso, y sin"causar fas ..
tidio á los que le miran por su aban-
dOl}O y negligencia.
. En fin, la prudencia ha de presi-
(-"

dir á la inteligencia y práctica de ias


eXp're~acias reglas de urbanidad, que S011
las siguientes:

ARTICULO l.

Del aseo y limpieza.

La impo-
primera obligacion ,que 110S
ne la urbanijad t;S la de ser aseados,'
pues de lo contrario causamos fastiJio
y a~o á todo el mundo.
Para esto en primer lugar debe-
mos ~iempre tener la cara y las manos
Lupias, y adernas de lavarlas todas las ·
" rr.aitana~1 repetir esta misma diligencia
77·
muchas veces al dia ~l es lle~esario.
2. Hemos de ir siempre decelJtt!4
mente peinados y I tener la cabeza, lim-
pia de los asquerosos insectos que ~ue­
len criarse en ella.
3. ' Debemos ,\ortarnos á menudo
las uñas, de modo que no ~e vea en
ellas porqueria alguna.
4. Es preciso cuidar de tener siem...
pre la dentadura limpia, y con tanta
mas razon, cuanto no hay cosa que mas
la ,eche á. perder, y que mas mal , cIor
produzca en la bocá, que el descuido en
esta parte.
s. Nuestros vestidos no han de te-
l~er manchas lli mugre, ni han de es-
Un°, . desco~idos ó rotos.
6. 1-la de reinar el mayor aseo- en
'la ropa blanca, como en la cartJ,isa,
'Vueltas, pecheras, &co teniendo cuidado
'de no ensuciarla, ó mudandola cuando
se necesite.
7. Las calcetas, medias y zapatos
han de 'estar limpIOS de ' polvo y de 10-
78.
do, sin agujeros ni punto~, y se han de
mudar á menudo, principalmente en
verano, para evitar el 01a1 olor del
sador.
B. En suma, nada debe notarse en
nuestra persona, ni en lo que llevamos
encima que ofenda la vi~ta. ú olfato de
los dcmas. .

ARTICULO 11.

Del mode de estar en pie, sentarse 1j ~


and.tr.

Sea qU~ estemos en pie, sentados ó


aadando, dt;bemo~ tener siempre el
cuerpo recto t y sobre todo la cabeza
derecha, sin inclinarse hácia delante ni
háela los lados.
Cuando estamos en pie principal-
mente delante de alguna persona de
re . .peto, debemos ca~gar el peso del
cuerpo ~\)br~ ambos pies, y no' sobre
uno solo, 110 apoyarnos á la pared, ni tÍ.
79'·
las mesas, sillas ú otra cosa al~una.
Aun cuudo estemos sentados de...
lante de otros debemos tent't derecho
el cuerpo, no en~ogernos ni recostarnós,
ni hacer Gortorsiones, ni apoyarnos so-
bre los codos 6 ' sobre las mafio~; las
piernas decellt~mente unidas; no exten..
didas ni cruzadaSj, ni Ulla sobre otra.
. Cuando andemos ha de ser sin
saltar ni coner, á palsO moderado, sin
levantar demasiado , los pies, sin pisar
demasiado fuerte,:íli arrastrarlos por el
suelo. Es malísima , costumbre el ir co-
deando y empujandG á .la, personas con
quienes anda, Ó menea.ndo el brazo
como si S~ cirnbrase.
Al encontrar con 'áIguno no de-
bemos quitarle la acera ni el laja de-
recho, sino dexarle pasar eOD~brme
vieIle.
y cuando es alguna persona Q$!
rnas , autoridad debemos cederle el me:';
jor paso, aun cuando nosotros lo lle-
vemos, retirándonos áun laJo. y dexan-
dolo libre.
80.
Ctialldo acompañamos á una:; per-
.sona superior, debemos darla ' ~iemprt!
;~l lado d~r.echo, Wl(:~es el mas honroso,
.si vamos los clos sQlos, pero :si van otros
"Ilevarla~n_ medio ... Aunque 'en las ca-
;lles !lQJ :deQe serasi, porque sieído el
_mejor puesto la acen, ·debe ir por ella
la person~ de mas , respeto.
s Cuando es de muy superiorcarac":'
Jer el ' !ñlgeto con quien vamos, debe-
,mos por, respetl) ir algo detras, y no en-
, Ja par
=t;eramente~ , . _
" ,y S1 se parase a,
> h~blá.r ~ eonalguno, nos :hemos de, apar,..
tar un poca.para no,'oir la cOllversacion.
Sialg-uno nos saluda oebemos cor-
responderle con igual cortesía;: pero si
~s persona superior , adelantarn<is á !la-
.ludarle antes que él lo haga~ P..er.o esto
.d ebe en~endt'rse solo con las personas
de un carácter eminente, Ó COllC'ciJas
de nosotros, porque ser¡acosa eniadosí-
sima molestar á todos los que pasan
precisandeles á corresponder á nuestra
cortesia.
8r.
Si alguno se para á hablarno~. Ó
nosotros nos paramos á lo mismo, cle~
bC"mos comenzar por quitarnos el som..
brero; y ~i es persona á quien debe--
mos respeto, no volver á cubrirnos la
cabeza ha..,ta que él lo insinue, ó se cu.-
bra él mismo.

AR TICULO III.

De Zas 'Visitas.

La urbanidad prescribe que vol,,"!'!..


mos las visitas á los q'Je nos las hacen.
y que seamos los prim eros en hacerlas
a las personas sU1)erior~s, sin dar lugar
á que se nos adelanten.
Al entrar en las ca<.;as agenas no
nos hemos de meter en los cu,utos in-
teriores sin avisar antes por medio de
los criados, si los hay, y cuando ' no,
sin tocar á la puerta, lo que debe ha~
cerse con suavidad, 'y no con e ~ truen­
do, y sin darse pri..,a en repetir la.
6
al.
~olpes, si no han respondido al prime-
ro, antes SI dexando pasar un interva-
lo prudente para la repeticion.
En diciendonos que entremos, si
está ·· cerrada la puerta debemos abrirla.
con modo, y n'o con violencia, y dexar-
la cerrada de la misma manera luego
que e,-temos dentro, sin omitir jamas
esta diligencia al entrar ni al salir.
Al presentarnos á las personas á
quien vi-.itemos, deberemos comenzar
por hacerles una cortesía mas Ó menos
prolluda, segun sus circunstancias, y
exponerles con palabras corteses el mo-
tivo de la visita.
~~ i ha y allí otras personas debe-
mos saludar á cada una de ellas CaIDG
correspo:, de, lo que se executa con una
corte~fagenerd á todas $~ son muchas
ó no con ce: Jas .
. ~;o debemos seIüarnos hasta que
nos lo imilluen, ni aguardar para ello
tampoco á que nos 10 repitan.
Dtbtmo~ selltiuno~ siempre en el
83. .
,Udesto inferior, y no pasar al mejor, si
dueño de la casa no nos obliga con
!tus instancias.
Una vez sentaclos debemos e5tar
con la correspondiente decencia y reS-
peto; y ~iendo con per~ona superior
despuesde haber manitestado el moti-
vo de nuestra visita, no debemos ade-
lantarnos á introducir asunto de con-
versacion, sino aguardar á que ella lo
proponga, y seguirlo.
Cuando la visita es para tratar
de algun neg-ocio, debemos decir con .
la mayor clari.lad y br~ve.jad lo que nos
ocurre, e~perar ia respuelita, y si tene-
m08 Que contradecir, hacerlo con la
moderacion y feS?eto debido.
En las visitas de cumpJjmienio es
menester tener mucha di~crecion para
DO molestar, deteniéndCl,se demasiado,
principalmente cuaud'J se trata con per-
sonas muy ocupadas, en cuyo caso al
instante que se llegue i notar que de....
sean quedar solas es menester d.,s-
ped~e. *
84.
Con todo, c1.1ando soa personas de
un caracter muy elevaio respecto de
no~otros, 110 debemos despedirnos ha~ta
que lo íllsinuen.
Al despedirnos debemos repetir
l' " "r
l1Ue<.. tros cumpmmentos y corte~las, a
proporciolJ de las circunstancias de la
persona; y si esta se mueve para acom·
pañarnos, suplicarla que no se tome tal
incomodidad, repitiendo e~to mh:mo en
cada una de las puertas ~i ~e empei3.a
-
en segUlTDOS.
.
DuraDte la visita se ha de tener
Illucho cuidaJo de no poner hs ojos
en papd alguno e".crito qne hubiere por
8111, ni menos tocarlo, ni aun mirar los
libres tI otra cosa alguna, á. no ser que
lo permita una gran' farniliaridad con
el sugeto.
. C'-Jando recibimos la visita de al-
gun"', no debemos hacerle e'>perar t SI110
intr,'ducirl= prolltamel. t;;, á no ser que
esteniOS desnudos, ó qm ve .tido no de-
Cente para el re~peto que le d¡;bemos.
8$.
ó con alguna ocupacíon indispemable;
en cuyos ca<,os debemos suplicarle por
medio de alg-uIl criado, que perdone .
que le hagamos esperar UD corto rato.
Cuando la persona que vi~lle i
visitarnos es de mucha autoridad, de-
bemo:o:: salir á recrbirla á la antesala, á
la escal~ra, ó a la puerta de la calle"
iegull su grado.
Si el sUReto es iRual, Ó poco supe-
rior á nosotros, bastará que nos le-
vantemos cuando entre, y salgamos á
recibirle á la puerta de la sala.
RecIbida con la debida corte.,{a la
persona que nos visite, la hemos ele ins-
tar para que se siente, señalánd.ola. d
asiento superior, y sentándonos Cerca
de ella.
Durante la vi~ita, hemos de pro-
curar detener al sn~ew con moJales
~raciosos y ag-radab}'..!",, evita ndo tvdo
lo que pueda dar inJicio de que nos
incomoda ó molesta.
Cuando l:óe de!)pida, despues de
86.
darle· la~ debidas gracIas, le hemos de
a.:ompañar, abriendo las pU~rlas y sí-
guiel1dole hasta la antesala ó la escale-
ra, - y si es de mucha autoridad basta
la puerta de la call~, esperando á qu.
~c haya Uo para retirarno ••

ARTICULO IV.

De las concurrencias.

Al entrar en alguna concurrencia


ter tu 1.'a, la primera cosa que debern091
o
hacer es saludar con la cotrespondiente
c.or ~esía á los duenos de la casa, y de-
mas personas que e~tuvieren pre:ieutes.
Convidados á sentarno5, deberno,
ocupar el·. . p~_le:.;to iDferi~r, y no usurpar
el de otrj, 110 :'010 excusándonos ~i nos
le ofreci~re, ..ino aun d~llJole gracias,
y r -, ai~ldti¿ncloJlo, á no ser que nOi
cbítgue con re?ctida... üi~tancias.
Si al ll .::gar no~o¡-ros se imerl11m-
pe la cOllver$ucioD 1 debemos suplicará.
87~
105 demas que la continuen, pl"'fO sin
manifestar curio~ldaci de saber !>obre lo
que ver.,aba.
Para tomar parte en la conversa-
cion, debemos esperar á"que se itOS pre-
gunte, cuando no tenemos algun moti-
vo que uos precise á hablar los pri-
meros.
Generalmente en las conversacio-
nes no hemos de ser demasiado habla~
dores, porque cansaríamos á todo el
mundo, ni dt!masiado callados, para no
aparecer mudos como e~tatuas entre lo~
dernas, cosa que desagrada infinito, p(1r-
que da á entender que no tornamos
interes alguno en los razonamientos de
los otros.
El tono de la voz no ha de ser
tan aito que orenda lós oid~, ni tan
baxo que se perciba con dificultad.
Los asuntos de nue~tra COllv c:: ra-
cien han de ser, en lo posible, inttr~­
santes y agradables, p~1'O ev~jtand ;l en
illos toda~ las cosai CQotrarias á la de-
88.
eenci:t., y d las buenas costumbre~, to-
das las palabras baxas ó incuha~, na
nombrando cosa alguna que Call1o,e asco
6 fastidio, y huyendo de toda bufoma-
&1. grosera en los gestos y en las pala-
bra~, y sobre todo de la sátira y mur...
muracioll.
Cuando se suscite alguna cuestion,
ó diga cualquiera de los circunstantes
alguna proposicion contraria á nUestro
dictamen, 110 hemos de ser dema!'.iado
f9.ciles en contradecirle, y aun cuando
ei)to sea ·preciso, debemos hacerlo con
agrado y buen modo.
Sobre todo es menester guardarse
de desmentir abiertamente á persona al...
guna, como diciendo es incierto, Ó no
es as/; antes cuandQ tengamos que
contradecir alguna' cosa, debemos pri-
mero pedir venia, y des pues añadir
mo¿estamente, me parece, 6 tengo en..
tendHo que esto es de este mojo ó
del otro.
Aunque otro contradiga nuestt'a~
proposiciones no nOi hemos de agraviar,
89-
sino responderle cortés y agradablemen-
te, exponiendole sin calor nuestras ra-
zones, cediendo prontamente cuando
veamos que estamos discordes, y no in-
si.;tiendo con demasiada tenacidad, aun
cuando creamos tener razon, si á los de-
mas no les hace fuerza.
N uestras narraciones no haR de
pecar por áridas y secas, ni tampoco por
largas y difusas: debemos si procurar
exponer las cosas con claridad y con or-
den, interpolando aquellas circunstan-
cias y reflexiones que puedan dar á lo
que contamos mayor luz Ó hermosura,
y huyendo de digresiones y repetido..
nes inútiles.
No hay cosa mas enfadosa que el
interrumpir á cada paso la narraciOll pa-
ra acordarse, ya de lo~ nombre'> de las
personas, ya de las cosas, retractando~e
de lo ya dicho. volviendo á comenzar
desde el principio &c. Para eviíar e.,ta
pes3.d.::z, antes de contar cualquier su-
c~o ei menester tenerlo bien prc:iente
~().
en la memoria y ordenarlo arregla:.1a...
mente en la imaginacion. _
Tampoco hemos de molestar á los
circunstantes con cuentos viejos y sabi-
dos, ó insulsos y tontos, ni contrh,tarlos
con narraciones funestas y melancólicas,
ni hacerlos avergonzar, ni causarles nau-
sea hablando de cosas indecentes ó as..
querosas.
Debemos escoger con preferencia
asuntos alegres y agradables, qQe ha-
gan reir decentemente á los dircullstan-
'tes, pero cuidando siempre de no ser
nosotros los primeros que riamos, porque
nos sucederá muchas veces el desaire de
no tener quien nos acompañe.
Cuando otro cuente al~una cosa,
no debemos interrumpirle haciendo rui..
·,' 1;r.mauuo
do, o: 1 "1a a t enClOH
. el e !Os
' d e-
mas á otra cosa, ni intfoducir otrr> dis ..
e u:::s':? , ni ciécir que es co~u ya sabida, 1li
OPOHerno!t · aun cuancle él altere uOI;Ili-.
t2" ;:iguna p8r~e Ú cl!cunstancia, ni qui-
-¿;~d,; el·C~,;lltl) q.~la boca para COll~~
'l.
nuarlo nosotros, ni sugerirle la§ palabrat
si titubea algun instante, Di incomodar-
le de otros mil modos, todos contrarios
á la buena crianza, y !li tenemos que
añadir á su narracion alguna cosa, Ó
alguna reflexlon que hacer, dtbemos re- ~
servarlas para despu~$ que haya acaba-
do.
Aun con mucho ma~ cuidado de....
bemos evitar en la~ concurrencias d
motejar, burlar ó escarnecer con obras
ó con palabras á persona alguna ~n su
presencia, Ú of~udt!rle Je · Cl1á:quiera
manera.
Los motes y las chanzas solamen-
te sou peralitid0s con las personas á
quienes tratamos con m'lcha fam1liari-
dad, y aun COI1 e~tas ceben usarse con
di ..crecioll y polftica, y de ninRun nlO-
do g-astarloo;, y mucho ftlenOS CCl1tiIHHi r-
- lo .. -cuando vemos que ~e resiente el ~u­
.geto á quien S~ dirj"'cll.
Cuaüdo por el <'~lltrario cU81quie-
fa DOS diga alguna wa.uza, ó ha~a al-
~una
, 9'·
burla, debemos llevarla con agra.
do, y corre~ponder con igllal humor, ~in
re~entimiento ni enfado, y sin decirle la
menor inJuria ni palabra Dfeu!)iva.
Tamo cuanto hemos de huir de los
modales r~sticO!, é impolíticos, debernos
evitar el extremo contrario de la a(ec-
tacioIl en los cumplimiento~, de la dema-
5.iada ceremonia, de la adulaclon, de la
zalamería, de la falsa humildad, y de
la baxeza, guardando siempre una jus-
ta moderacion en las ceremoni~ y loa
Cl!mplimientos, conforme al u~o del pals t
dando á cada u iIo las alabanzas que le
corresponden, sin adularle, y liO hablan-
do de nuestras cosas y de nosotros mis-
mos l1i en bien IÜ en mal, sino lo menO$
que sea posible.
D adas e~tas reglas por 10 tocante
al modo de hablar, pasarémos á las ac-
c10:1 es irre o-ubres que deben evi'tarse
C>

el! las c nnclJ rreucías y generalmente'


en o¡·esentiJ. de to<ia persona á quien !',e'
ó:¡;\t respeto. Dichas accioneft son las
si zuientes.
u
q3·
1.& Desnudarse, vestirse, estirarse
las medias, componerse los zapatos, lim~
pjarlo~ del poI yO Ó del barro, y otras co-
,8«.8 sé;rncldllLes.
2. l:ortar:,c las uñas ó roerlas con
los dientes.
3. Ponerse el dejo en la boca el en
la nariz, ó mirar al pañuelo despues de
sonar,_e.
4. Rascarse en la cabeza ó ~n otra
parte de n iodo que lo vean los demas.
5. Hacer vi!'.age!> Ó ge<,tos con la bo-
ca, con la nari.l, con los ojos ó con la
frente, estar con la boca abicr ~a, S3 car
la lengua, morderse los labio", 6 limp;ar-
se los dedo!> y las manos con "aliva.
6. El rtco~tarse cc'ntra el rcspaUo
de la silla, el e!>ti I al' los bra..:.os, 6 dar
ca!o.tar.etazo.. cen lo~ dedo'i.
7. Toser ó estornudar c!em3s~aJo
fuerte, ó rociar á 10.. dentas con la ~ ali­
va cuando se to.,e ó se e~tornu J a. 2 am
evitar este inconveniente, debtillGj vol-
ver la cabeza á otro lado al tO)cl" es- o
~4·
tornudar, poniendo el pañuelo delante
de la boca y narives.
8. El tocar la trompeta al sonarse,
el bostezar con mucho sonido, ó el se-
guir hablando al mismo tiempo que se
tiene la boca abierta para bostezar; aun
el rni~mo hecho de bostezar debe evitar-
se en lo posible en pre~ellcia de otros~ por-
que da á entender que nos cansa su
compañia.

.u 9. El alentar en la cara de la per..


• a con quien Se habla, ó rociarsela
la sa:iba que salta al hablar.
10. El gargagear ó escupir en el sue-
lo frente del sugeto con quien se habla.
11. Rechinar los dientes ó limpiar-
selos, ó escarbarlos, ó morder piedras
asperas ó hierro, 6 hacer rumor alguno
de~agradahle.
12. El hablar 6 reir consigo mismo
en preseeCla. (f'
1 otro~, o' cantar o, tocar
el tambor con los dedos, ó desperezarse
ó silvar, ó enredar con los pies, como
iambien el juguetear con cualquiefa
e·osa que 5e tenga en la mano ••....
99·
der«hos sin zrrimarnos de pechos ,á la
mesa, ni apoyar los cojos sobre ella, ni
extender los brazos, sino cuando mas
poner cncitl)a las manos.
E~ tambien descortesía el recostar-
se atras, el enredar con los pies, apoyar-
se sobre los que están alIado, y el dar-
les con el codo.
El plato debe colOCarse á una dis,..
tancia moderada, de manera que no
caiga cosa algdna: de la comida fuera
de JI, y que al mismo tiempo no ten7
gamos que estar doblados sobre él, sina
solamente un poco inclinados cuando
tomamos alguna cosa líquida, volvién-
donos á enderezar inmediatamente.
. Debe tenerse el pan á la izquIer-
da, y cortarse con el cuchillo conforme
se vaya necesitando, comiendo la miga.
con la corteza ¡,in separarlas.
...... El cubierto debe manejarse COQ
la mano derecha, y con él se ha de po..
'l let la comida en la boca .
.N-9 se ha de coger con los dedos

100.
cosa alguna que sea húmeda, 6 gra~a,
y nada se ha de tomar con la punta.
del cuchill0 para llevarlo á la boca,
~illO valernos de la cuchara para las
'co-,as liquidas, y del tenedor para las
otras. Las cosas secas son las que se
pueden tomar con los dedos.
Es cosa indecente ellamerse los
dedos, el limpiarlos con el pan y des-
pue" comerlo Ó el ,.f~gar con il los
i

phtos de la salsa que en ellos ha que~


dado. "
Tampoco se debe soplar . el caldo,.
ni otra vianda alguna para enfriarla.
Los huesos, las , e5.pinas de lo.
p!:c.es, las cortezas y lo!> huesos de la
'inlta, se deben tomar de la boca con
10:; dedo¡;, y ponerse á un lado en el
. 1
plato.
!-remos -de evitar el comer con de-
m8,giada lentitud para no incomodar 3,-
l~ctros, y 110 comer tampoco con" ee.;...'
6ta~iada prisa Ó voracidad, ~ino níod~fáJ
dam.ente. '
tOla
Antes de tomar un bocado hemos
de tragar el.otro, y los bocados DO han'
de ser tan granles que llenen ent;!ra~:
mente la boca.
Al mascar es menester no hacer
tuLlo con los labios , con la lengt.1a, Ó.
con la boca .
.No se deben oler las viandas an."
tes ue comerlas, y much9 menos poner
las narices sobre 10 que han de comer
los demas.
Es porqueria el dar á otro lo que
estl"sobre nuestro plato, y que ya hemos
probado, ó d presentar á cualquiera el,
va,o que hemos ya llevado á la b0ca"
el pan que hemos tocado, ó el cubier~Q
que hemos usado. _
Tambien se debe evitar el tomar
con el cubierto que ya nos ha servkio
alguna cosa de la fuente que está para
todos, ó sacar de nuestro plato para (~1·
á otro.
Aun es peor el tornar con nues-
tra cuchara ó tenedor cualquit;ra cO)~
JO~.

ele la fuente para .ponerla en la ' boca,


debiendo primeramente traerla a nueS-
tro plato con una cuchara ó tenedor
limpios. ' .
No hemos de tocar los platos has-
ta que el dueño de la ca~a nos convide,
á no~ser que tengamos con él la mayor
confiánza; y al tiempo de hacernos pla-
to debemos usar de la mayor discrecion
para 1)0 excedernos en lo que tomamos,
pues .mas vale encaso de duda pecar
en tomar de menos. -.
, El amo de la casa debe instar á los
c;nvidados para' que contan y beban,
pero sin forzarlos ni importunarlos cuan-
do alguna ~osa no les guste, y digan
que tienen bastante.
Los conviclados por su parte no
deben manifestar repugilancia ó disgus-
to acerca de manjar alguno por malo
que sea, sino abstenerse de él ~in decii:
nada; y el dueño de la casa no debe
alabar plato alguno por bueno que sea.
a
No debemos adelantarnos pe.:lir
de beber antes que las personas de mai
l03·
a.úl()ridad que están en la mesa, ni ne-
nar demasiado el vaso, ni echar en él
mas licor que el que se ha de beber de
una vez, á no ser que el uso permita
tenerlo delant-e de sí con lo que ha que ..
dado.
Tambien es menester evitar el be-
ber con el bocado em la boca, ó. apri-
sa. de modo que nos atragautemos, ó
lo derramemos, y antes 'y despues de
beber se han de limpiar los labios con
la servilleta, repitiendo lo rni . . mo siem-
pre que se toma alguna cosa líquida, y
cuidando de no hacerlo con el mantel. .
En la mesa debemos abstenernos de
rascarnos la cabeza, de esc.upir, y ~Q
cuanto sea posible de toser y de .sonar-
nos, y cuando esto sea preciso, debemos
volver hácia fuera la cabeza, de mojo
Gtte el pañuelo no toque á los manteles,
Poniendolo al to~er tambien delante de
la boca. .
La servilleta debe servir para en ...
jugarse los labios y los dedos, pero no
para limpiarse los ojos ó la cara, y de-:
.04-
"~mo~ euidar de no IT'ancharla dexando-
~a<:!r en ella caldo,saha Ó vino.
No se deben Sl!car en la mesa COD·
vt!rsaciones melancólicas, y muc.ho me..
nos!o.e deb~ hablar de cosas que cau~en
.. llaus,=a, ni se deben mover di~putas, ni
: reñir aun á bs crialos, slno entrete...
ller.;¡e con a~untos agraJabtes, y no ha~
blar con la beca llena.
Se ha dc1 c.ab,lr de comer al tlem..
po que los dec.la~ acaben, y aun es¡
muy conveniente el no ser de lo~ últi...
mas.
ARTICULO VI.
Del modo de asistir a las i.glesicu.

-Si. es nec~sarb ec;tar con el mayor res..


púo delante de 105 reye5 de la tierra.
¡, cuanto mas lo el> en presencia d~~
Rey d c;; l cieh en las ca'..as d:: . . tinadas á.
trihu ~arle públicos culto5 t c~mo 10 son
DU (;:stras iglc~¡ ~ s '1
Es preciso, plJ::-S Que no a,i"tarnoi
a ella; ~íuo es llello" d:~ la mas pl'ofu:n~
tos·
da veneracion, aseadoi y vestidos coa:
decencia.
Al entrar debemos del'cubrirnoi
totalmente la cabeza de sombrero, gor..
to y redecilla, tomar agua bendita, 5an-
tiguarnos con pausa, permanecer mien-
tras estc:mos alli arrodillados, á no ser
que !lOS lo impida la falta de salud y
fuerzas, orando con la m~yor humildad
y recogimiento, asistit:ndo con devocion
y atencion á los sagrados misterios,
evitando toda conversacion, toda mi..
rada curiosa, y todo pensamie}lto que ,
no se dirija á Dios. Y ~i alguna vez;
pore..,tar largo tiempo nos precisa el
cansancio á ponernos en pie ó . sentar...
nos, . h¡¡cerlo con la debida circumpec-
cion, sin tener UDa pierna sobre otra,
ni reclinarse en el respaldo dd banco,
ó eitar en otra postura indecente, sino
can todo el respeto que requiere aquel
santo y terrible lugar.
Si !le va. de un lado de la iglesia
Q otro, y ~e pasa por delante del pa..
rage en que esta. reservado el iantlii-
tob.
JÍlO Sacrametíto, é diciendose tn:isa~ se
ha de poner una rodilla en tierra, y
hacer una profUllda inclinacion.
;::.. Por idfimo, al salir de la iglesia
desl'ues de levantarse se. ha de hacer
igualmente genufiexlon delante del al-
tar donde esté resel''tado el Sant~imo.
y si está patente con las dos todillas.
tomar agua be'ndita, y sa-nt-igüarse c(j-·
ttto al entrar.
IN DICE.
l'ntrocluccion. • .• • • • 3.
Cap.!. · Obligaciones respecto d8
Dios. • • • • 4.
Cap. n. Obligaciones respetJtode .
nosotros mismos. • • • l.
Art. l. C'llidado que debemos tener
del alma. •• •• 1 z~
~ l. Del entendimiento. • • • J 3. ;
§ 11. De la memoria. • • • 16.
S 111. De la 'Voluntad. • • • 17.
§. IV. De la execucion de las de-
terminaciones de la 'Voluntad. • 19-
§ V. Resumen de las cosas prece-
dentes. •.. • 21.
§ VI. De los males del alma. • ZZ.
§ VIl. Del arre.910 de las incli-
, naciones. • • • ~ • S3.
§ VIII . De l«s pasiones que per-
judican principalmente Q nosotros
l1LÍsrnos.. •• • • !26.
Núm. l. Deseos. • • . • •• Ibid.
Núm. 1I. Gula. • • • • 9,7.
DI. .Amor~~~.',loJ1'7actre!. • •
IV. Amor es la ociosidad. • • 3 J.
s,.
V. Tristezq,. • • • 33 •
. VI. Temor. ••• • 36.
§ IX. Pasiones perjudiciales no
a
solo nosotros mismos, sino a to-
dos los demc;ts., • • • • 39.
Núm. l. Cólera... • • lbid.
H. Odio. ' . . • • • • • 4 J.,
In En-uidia. • . . . • 4!Z.
IV. Soberbia.. • • • • • 43--
V. A1Jaricia. • • • 4~.
Art. n. Cuidado del cuerpo. •
47.
IH. Medios de consesuir la fe-
licidad. • • • ' . • So.
Cap. nI.. 'Obligaciones para cen les
cIemas. ' . . o';' ' ..- • 53.
Art. l. Obligacioner .generales. lbid.
§ I.O'Lli,gaciones ~ne~qatilJa'$. ~ . 54,
Ñúm. l. A nadie deb~ ofenderse -
en ,su persona. • lbid.
Núm. U.A na,d'ie debe ofe'ndene en
;;u l1ad~nr{a, , 57.
1;1 ÚrLl. nI. .A nadie deteofenderse
In su 'honra. •...- _. • .. '6o~
§. 11. Obligaciones. positivas. ~ 63.'
Art. H. Obagaciones particulares. 64.
§ I. Respe.cto ti los pa4res. . • lbirl.
§ 11. Respecto a los h~rmanos y
parientes. 66.
§ lIt Respecto ti los maestros. lbid~
§ IV. Respecto ti los bit!nhechores. 67.
§ V. Respecto a los mca¡orts y su-
periores. • IbicI.
§ VI. Respecto al soberano y sus
• •
ml,.mstros. • " •J 1: I
' 68..
§ Vd. Respecto a Za'f.d.trta • '\ 09-
~ VIlI. - Respecto, -a '10s QrJit-
gos.: 70.

REGLAS DE URBANIDAD,

lntroJuccion ... _ ' . ' . ' . . 74.


Art. '1. Del, ~o -1¡ \limpieza.. 76.
Art. H. Del m9do Je. estar en pie,
sentarse 1{ andar. . . . 1 3.
Art. In. De las "'(}¡SitClS ~ • 8 ;•
Art. LV. De la. concurrencias. 86,
Art. V. D6I rlfIodo,de portarse ~n lct
mesa. • • • • . . 9g~
Art. VI. Del modo de asistir .a la.s
,,¡glesia,. ~_A_ ~ 1;4:
~' ~--~r~

........

~
..

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