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l\DO
DÉ LAS OBLiGACIONES
DEL HOMBRE
poR.
MEXIcd.
aH 1.~ onci A DE D. JOSE HA nE BENA.TENTJ! •
. AÑo DE- 18U'.
ADVERTENCIA PRELIMINAR.
INTRODUCCION.
ARTICULO I.
§. l.
Del entendimiento.
§. 11.
De la memoria.
Pero no basta adquirir conocimien~
17·
tés si no se conservan en la memo-
ria; y para retenerlos en eHIl mucho
tiempo son necesarias dos cosa",; la pri-
mera es estudiarlos 'con atencion, porq ue
quedan tanto mas bien imprc' 0<; cuan-
to mas cuidado se ha pue,to en ello; la
segunda es repetirlos con frecut;nca,
porque ii no ~e d~",vanecen en brev l~ y
solo queda el disgu~to de haberlos apren-
. dido inútilmente.
§. fIII.
D~ ZCJ, 'Voluntad.
La facultad que principalmente se
necesita saber d ; ri~ir con acierto es la
voluntad, para que no elija "ino el ver-
daiero bien y eVIte todo lo que es ver-
dajero mal.
La honra1ez y la iusticia deb en
!er las que en primer lugar arr:::g len
n\lestra voluntad.
Debemos huir de todo lo qu e 11 8
¡ea . comorme t la honralez, inj usto,
S
¡8.
opuesto á las leyes divina~ y humanas,
ó de cualquier modo contrario á nu~
tras obligaciones y á .los establecimien..
to~ y buenos usos; por mas que la in~
clinacion nos lleve á ello, ó que poda-
mos esperar cualquiera ventaja tempo-
ral. Por cosa alguna del mundo debe
hacerse una accion mala, y asi para no
caer en , error es menester antes de ha-
cer eleccion y determinarse á alguna
cosa examinar cuiJadosamente si es jus-
ta y contorme á la virtud y honradez;
prOC ~lfar instruirse á tondo cuando no
se sabe con seguridad; y si queja al-
guna duda, su~pender toda determina-
ClOn.
La prudencia deh~ en segundo
lugar t=ntrar á. arreglar nuestra voluntad.
Antes de determinamos á cualquiera co-
sa, es nece~ario examinar maduramente
si conviene ó no emprenderla; si de
ella nos ha de resultar. ventaja y hbn-
ra, Ó podemos recelar perjuicio ó des-
honra; si es facil ú dificil su execucion,
, 1,. .
si es óportuno hacerla desde luego ó di...
ferirla á otro tiempo, y otras cosas á es.
te tenor.
Para hacer con fundamento- tocías
estas reflexiones, es menester ante to-
das cosas tener pleno €onocimieato del
asunto de que se trata, y en caso que
nos falte, informarnos bien y tomar dic-
tamen de otros; debiendo guardarnos
siempre de emprender cosa al~una sin
examinar bien primero lo que de ella
nos puede resultar, teniendo presente
el proverbio que dice, el que obrare si"
pensar, d~$pues lo 'Vendra á llorar.
§. IV.
De la execution de las tltte·rminacione$
de la 'Voluntad.
§. v.
Resumen de las cosas precedentes.
§. VII.
Del arre.~lo de Zas inclinclciones.
Las inclinaciones naturales que si
se desordenan llamamos pasiones, son
inocentes cuando arregladas por la ra-
zon nos inclinan á am~r el verdadero
bien, y á aborrecer el .verdadero mal,
como v • g. lo es la inc1inacion que to-
dos tenemos á ser feli~ es, si esta incli-
nacion gobern2.da por la razon nos lle-
va. á amar la eterna felicidad que Dio§
nos ha prometBo, y que es un verda-
dero bien, y á aborrecer la felicidad
mundana que es impedimento para eIJa, ,
y es Ull verdaderQ mal. Son al contta.~
S4·
rio VICIosas siempre que no se areglaq.
á la razan; esto es siempre que no~
inclinamos a. amar algun falso bien, ó al.
aborrecer un i aho mal. Como por
exemplo la inc1inacH' n á comer siem-
pre que ~e ciña y arregle á lo $ufi.-
ciente para nuestra propia conserva-
cion sera buena, y siempre " que exceda
estos límites, nos · lleve á comer ma~ de
lo que necesitamos, esto es á amar por
!f mismo el del~ite, que es un falso bien,
y á. aborrecer la justa parsimonia, que
e.. un fal~o mal: será dicha inclinacion
viciosa y reprehensible, y merecerá el
l1o m br~ de gula.
El biell es verdadero cuando es
cO[iforme á nuestras obligaciones, y
cuanJ o es arto rara producirnos alg~ma
v entaja Verdadt Ta, temporal ó eterna.
Es Íaho bien cuando es contrariQ
á Dn '~,t ras obligaciones, y cuando nos
halaga con una ventaja ó con un pla-
cer ffiOl1lCntaneo, del cual se nos ha
S5·
pe seguir un mal verdadero en esta vi"'!
da ó en la otra.
Lo mismo se debe decir inversa-
mente de los males.
Para arreglar pues como corres-
ponde nuestras inclinaciones, debemos
am¡tr solamente el verdad.ero bien, y
únicamente aborrecer el verdadero mal.
De las pa~iones ó inclinaciones
mal dirigUas, las unas dañan princi-
palmente á. nuestros mismos, las otra~
a .1emas de perjudicamos, perjudican á.
los demas.
Las pa! iones que It0S dañan á ntJ-
sotros principalmente, sj'm los de~eo~ ex-
cesiv~s, la gula, tI d~ rna~iado amor á
los placeres, la inclina~ion á la ocio~i-.
d~ i, la tristeza y el temor.
Las pasione¡¡ que i ademas de per-
ju:licarnos dañan á los ;lemas son la có-
lera; el odio, la enviditi, la ~oberbia y
la avaricia. -.
s6.
§. VIII.
De las pasiones que perjudican princi...
palmente a nosotros mismos.
NUMERO PR.IMERO.
Deseos.
El hombre nacido para gozar de
Dios, bien infinito, jamas puede saciar-
se con los bienes temporales: cuantos
mas tiene mas desea. De aqui 1!acen
dos males, el primero que cuantas mas
co~asdGsea, tantas menos consigue, con-
forme á aquel rdran que dice quien to-
do lo quiere todo lo pierde: el segundo
que mientras se dexa llevar de la in-
quietud de sus <leseos no SIente ni a.un
la satisfaccioll de gozar lo que posee.
Para evitar pues estos males de-
bemos aco!tumblarnos en todos tiem-
pos á fixar nuestros deseos en el bien
infinito, y á no anhelar en el mundo
mas bienes que los que po~eemos. Nos
S7·
es licito solicitar otro, nlayores si po",
demos c9nseguirlos por medio:.; honra..
dos; pero sin desearlos condemasiada
codicia, y sin inquietarnos si no 101
logramos.
)1t1MEl.O 11.
Gula.
La gula ó pasion desordenada de
comer y beber nos dat~a de muchos
modos. Primeramente el comer y beber
con exceso, ó cosas mal sanas, daña á
np.e!otra salud, ;- nos acarrea enfermeda-
des gravísimas; ¿ por ml.,jor decir, ]~
mayor parte d,,' las que ~)adecemos pro...
vienen de estos excesos¡ Lo segundo,
el desorden en la cornid~ y bebida en-
torpece el cUf=:rpc y el ~m(1. juntarnen...
te, y disminuye su apt itjl(J para obrar.
Lo tercero, la dernabiad<: aficicn á
com·:r y beber es caus2. de que muchos
7"'n1gasten sus bienes~ y qu<;:den redil....
.;,idos á la. mendicidad.
ss.
Conviene pues en primer lugar
que tengamos muy presente aquel pro-
verbio, de que hemos de comer para 'Vi ..
vir, y no vivir para comer.
En segundo lugar acostumbrarnos
por lo . tocante á la cantidad á comer lo
$uficiente y naja mas, y por lo que mi-
ra á la calidad, lo primero á comer
manjares sanos, y á no dexamos llevar
de nuestro apetito á comer los que nos
puedan perjudicar; 10 segundo ~ no ha-
cernos delic'ados y melindrosos, $ino
en~eñarnos con tiempo á comer de to...
do. El que en esta parte está mal
acostumbrado cada dia se hace ma'i de-
licado, y se encuentra á vece~ en ta..
les circunstancias que no sabe que
comer.
Debem03 pues hacernos á todo
venciendo muchas veces la repugnan-
c~a que en nut!stroi primeros aT.os te-
llemos d algunos manjares. Con el
tie~~?o y la c.ostumbre se consigue O-:'f·-
d'~ T lz;) Y aun aqlldlas cosas que al prin-
1-<).
ClplO nos parecian desagradables no~
llegan a gustar mas que otras.
En cuanto al beber debemos so-
bre todo huir del feo y perjudicialhimo
vicio de la embriaguez. El hombre que
se embriaga es el mas vil de ros hom-
bres: se priva a si mismo del uso d.e la.
razon, que es el don mas preCioso con
que Dios nos ha adornado, se iguala;{
los hru tos, y algunas veces es m~
bruto que ellos. Asi es preci ~o que
usemos dd vino con la mayor mo {era-
ciOD; y los niños en e ...pecial, para no
exponerse á contraEr e. . te vjcio, deben
'abstenerse totalmente dd vino, ó beber
poq IlISlmo.
NUMEi.O tu.
NUMERO 11'.
Tristéza.
La tristeza es el dolor que ex:p~'"
rimentamós en los males de- esta vida.
De estos males los unos corresponden ~1
alma, .y se llaman morales, lo~ otroi to-
can .1 cuerpo y ~e llaman fisicos. Ma-
lesmoralu son las afliccione~ que sen-
timos de resulta de las desgracias y ad-
ven,ila.des. Físicos son aquellos quen~t·
cen de · las ~en"aciones dolorosas, éOn!O
de heridas, enfermedades Ú otra'i ca u-
esas semejantes.
Todos los hombre~ estan sujetos á.
padec-cf aflicciones de animo: setia locu-
ra pretender que todas las cosassalie-
sen á medida de nuestros deseos.
Pero esta5. aflicciones pueden sua-
vizarse . oco~tumbrandonos con tiempo á
1, paciencia.
. La reJigio~ y la razon nos persu:a.:..
den unidas en virtud. La . . rdhdon
, ha-
ciendono~ ver que cuanta mas paciencia
I
3 d.
Y mas resignacion tengamos en los ma..
les de esta viJa, tanta mayor recon...
pensa conseguiremos en la otra. La ra-
ZOll haciendonos presente que la impa-
ciencia y la tristeza Íl0 ~irvcll para otra
cosa !;ino para aumentar la amargura
de las mi'smas aflicciones; que la pacien-
cia, al contrario las hace Utas llevade-
ras, y abre camino para que nos llegue
mas presto el consuelo. '
Para. sufrir pues e8tos males ' con
mas fa,:i1idad, es mene~ter que ' aprenda-
mos d. corregir los errores de nuestra '
imaginacion, que siempre no~ represen-
ta las eOlia", mayores de lo que ~on: en .
la realiJad. Que nos per~uadamos ,' que
como dice el refran na es el lean tan
fiero como le pintan; esto e'>, que' nin-
gunadesgracia es tan grande en · si
misma como nos la representa nuestra
imaginaclCill. La experiencia nos desen-
gaña áeada paso, y vemos que un mal '
que teuiarnos al principio por gravj~imo
viene al cabo á panu' en nada, ó á lo
36·
fuenosln una friolera.
Ademas de esto no hay mal ' por
lo re?ular, qtle bien mira:l.o no ten~a
remeJio Ó c01.1pen.;acion. Ad en lug-ar
de a~alld'}n;lrnos á b af1iccion y dexar-
nos abatir por lascle!'..g-racias, dcberr,'),;
busCar , sin tardan'la el modo de . r~in e
diadas si e¡; pO"lb1e, Ó' de .cvD:tIkn'ar
por otra. parte el bien que nos hán he-
éllo peder ..
El que sepa. usar de e!,tó~ medios
., ,, ' l.
'Vera . prachcarnenteCOrtlo . seCi¡Jr2~
vian . y suavizan · susafliccione~ en· to-
das las a3ver~idade~.
En . . cuanto ti los : males del· c'uerpo-
podernos ' decir lo mismo, pues la in;a-
gi/n~.cion ; contribuye iRualmente á -: l: a-
~erlos parecer mayores de 10· 'lueson.
Debemos: p!i~~ en prim·:i' lug'ar de:;,r:char
~stos errNes de la ln.1a-e'inacion,y d¿g .
pues su.:.rir lo . . vc:rJadero'i r"des q'..'e
pa~ecemos , con . la d(;bida coli~talJCla.
tAcaso la: impacienc:ia <y la inf1ul;;tud
los disminuyen? Antes los aume1l1an y
empeorall. COll que uo nOi queda oÍlo
36.
rerndio que tolerarlos sin inquietud, y
discurrir con pacienc:a y tran1!uilidad
los medios de librarnos de .ellos.
NUMEl\O VI.
Temor.
El temor es. re:-,pectivo á los males
ó á los peligros.
Muchas veces se ailigen los hom-
bres infinito con vallas ~upo:,icione~ á
iI1fuadadoi tenlóres qUe;! dt:~pues se des-
vanecen y vienen á parar en naja. Asi
antt:S de afligirnos de cualquier ' mal
que creamos que nos amenaza, es me·,
uester que reflexlol¡crnos si es ,verdade-
ramente probable qut: l)emejante mal
uos ~uceda, si ha de ser en breve y si
es inevitable.
Cuando lo hallamos poco proba-
ble, remoto ó fácil de evitar, en vez
de afligirnos inutilmente, debemos pro...
curar huido, 6 precavernos contra él,
y R5i ~esará todo nUeitro temor. Aun-
37·
que se. próximo é inevitable, tampoco
nos hemos de dexar abatir del temor t
sino prevenirnos para sufrir el mal con
valor, y disminuirlo por este medio
~uanto sea posible.
En cuanto á los peligrosdabemes
aplicarnos á distinguir los verdaderos de
los aparente~, y los próximos de los re-
motos.
Todo hombre prud.ente debé te-
mer los que fueren verdaderos y pró-
ximos, 1 evitarlos con el mayor cuida-
do ; en lo que suelen faltar muy comUl!l-
mente los niño~; exponiendot;e, ya po"
inadvertencia, ya por capric.ho á los mas
gJ'a ves peligros, pagando algunas veces
muy cara su temeridad.
Por lo que toca tl los peligros apa-
rentes ó remntos, es debili.:iad temerlos.
Hay muchos que tiemblan el la menor
tronada, al menor nublado, como si
hubie~en de llover en todas partes ra-
y~s sobre su cabeza. Pues si en tanta¡
tronadas como hay á cada paso ion tan
g8.
rarós Y' tan pOCO'S que mueren de r~ Jos
sultasde los rayos, ¿por que ~ehan de
teruercomo un pdigro próx:mn y cierto?'
tr de qué sirve el temor ~ino de aÜirir-"
nos -iú'utilrnente sin -apartar de modo l:!l-
guno:el riesgo? Hay otros que tienen mu...
cho miedo de embarCarse en lo') rios y
en los . lagos por maS" tranquilas que es-
ten $usaguas, como si hubie~en de ir_o
se á pique. ¿. Y qué peligro pueden re...
celar en embarcar~e de es.te modo, ex-
ceptuan~Io una tempe-.tad facil de pre- ;
veer y de evitar~ De lo que re',ulta '
(fJe tal temor es ab~oll1tarnellte vano.
Lo mÍ':ITlO debe decirse de otros mu-
chos íemóres tan 1rívo10s como estos.
S'Jbte todo dEben los ni "('IS dcse-
.
cnar .
con tIempo 1es Ti. ~.-,¡':;t1J0S ml(~()OS
. 1 ~
C:¡:.. r:= en su
.
tltrjla
• , 1e :~ Hl"Pll'(l
CCla c~
. . l! 1
jl1S
vieias v I:!s nlTlqe!'cilla~, corno "In el
.,J oJ ~.
Llt.·nes _ '"11
§. IX.
Pasione! perjudlci:lZes no solo a
noso-
tros mismos, sino ta mbien?J los demas.
NUMERO PRIMERO.
Cólera.
La cól~ra, el ódio, la envidia, la
soberbia y la avari.;ia son pasioneli, que
como hemos d;~Lo, además de perjudi-
carnos á no~C'tr(Js mÍsrúos pel'judkan
, b"
tam len a
, 1
!O~ O~':O;i.
4°·
La có}pra nos daña de dos modos:
el primero p~r la violencia alteracion que
produce en nosotros; el segundo porque
priva.donos de la reflexion nos ey.pone
á cometer cualquiera exceso. Un hom-
bre arrebatado de cólera es 16 mismo
que uri íurioso que no ~abe ya lo que'
se hace. .
Para ' no incurrir en tal desgracia,
, ,
es menester comenzar con utmpo a mo-
derarse.
Los muchachos son muy propen-
sos y expuestos á la ~ólora: cualquiera
leve ofensa que se les haga, cualqu iera
" a su gu~t(), ,0<1::;-
vagate1a que contra d19a
ta para irritarlos. ,
Es mene-.ter pues que de'i .le muy
temprano aprendan á ~ufTir' COl! paCien-
cia 10 que pueda di~guslar¡o~; hac ,(~j;,:{o
se cargo de que seria la nrt:'teu"iC'Il n '&S
necia del munlo; conlo tcm"., ctCi10,
querer que to J. a~ las cosas s,.lie:;'(;:1 8-
medida de nuestro deseo. FrinciD?l!:¡,<ll-
te' deben acOsturnbNr~e á. tok!' :-; r '-; .' H
tranquilIdad las ofensas, y no h:¡.:.:::r b
41.
"quela'i v{voras, que muerden inmedia-
mente al que las toca. ¿Cuantas " ve-
ces sucede que nosotros mismo!o> por inad-
vertencia Ó por p1alicia InJuriarnos "á
los gtros'? ¿Pues por qué nos hemos de
irritar repentinamente !li alguno por
los mismos motivos nos ofende?
NUMERO 11.
Odio.
Aun debemos poner mas cuidado
en evitar el aborrecimiento y la male ..
volencia contra cualquiera peI"iona. Ade-
mas de ier el odio una pa::.ion perjudi-
cal á los otros, es dañosisimo para no-
sotros mjsmos, á causa de la tristeza y
de la inquietud que trae consigo.
Debemos pues qu~rer bien á to-
dos, tener paz con todo el munJa, y
no dar motivo á persona alguna para
que nos ultra~e, y aun en ca~o que al-
gnno nos olenda no por eso htntcs de
ven S- arnos ni conservarle mala volun·
4~·
tad $ino perdonarle generosamente, y
procurar volVer bitIl por mal, aeordan-
donos de aquella máxima que el ha-
cer bien es la mtjor 'Venganza.
NUMII.O lII.
En1Jidict.
La envidia es una de las mas vi-
l~ ~y mas abominables pasiones, y de-
rnftc:;iaJo . comun en los niños. Es este
vicio UO'l di..,pli;en::h del bien ageI1o.
CUcJndo Vt!O los niños á otro rna~ acári-
ciado, ma;; alabado y mas premiado
por 101> ma-=stros y los padres, se con~u
men de envidia y de rábia. Pero ei
mene"ter que se acuerden de aquel Gi-
ello J ;:1 p')~ta. Lx envidia hijo mio, se
despedaza ~ sí misma. .
Con efe~~O no hay pasion mas fu:
nesta q'le ella aun para nosotros mismos.
Cuanto este vi.;io e~ ma'i repre-
hen. . iblc, tan!o es ma~ dig-l!a de alaban-
za una l.(.lbl.,; errlula~ion que comiste en
43·
procurar imitar los buenos exemplos de
hsotloS, é igualar su' trierito , pero sih-
tenerles el menor rencor. Si vemos pues
q'ue cualquiera nos es prefurido a -cau-
sa de su sabiduria, de su aplicacion,ó
de sus buenos modales, debemos esfor.
zarlios a - imitarle, y hacer otro tantC'
para merecer los mismos honores y ala-
banzas, en lugar de quedarnos sumergi-
dos en llUe"tra pereza y en nues,t.ros vi.;,
cio", y d';;xamos arrastrar de- una 'envi-
dia inútil y aborrecible.
NUMER.O IV.
Soberbia.
Otra pasioIl perjudiciali8ima, que
de~cle luego asoma en los mños, es 13
soberbia. Este vicio es talrto mas cbg-
no d~ huirs~, cuanto nos hace mas
.()dicsos: porque no hay co{a nla~ ?,~ne
l"ciimente a90rreciJa de to do el mun ...
do (¡(le un hombre soberbio y vano.
Suden los hembres envanecerse
de dos c$pedes de co:t2.s; primero de
44·
cosas en que ninguna parte tieaen, se·
gundo de cosa en que tienen alguna •.
Las cosas en que el hombre n.
tiene parte ni mérito son el nacimiento,
l~ robu~tez del c~erpo y el talento.
'.;; El nacer noble ó pleveyo, rico ó
pobre, robu~to 6 debil, hermo~o 6 feo,
perspkaz ó corto de luces, son co~as en
que solo la providencia tiene parte, y
ninguna llo,otroS. Pues ¿que locura 110
e.¡ cllVJ.ue.;ernos de UIll\ cosa que es
' un mero don del Criador? ¿Qué méri-
to .. he'1los hecho ,para nacer mas nobles
6 ma, neos que e~te ó aquel? ¿Puei
c6:no po lemos alabarnos de esto y en-
sob::rvecerno~ corno si fue'.;e efec,to de
lBestro,;; mereéimientos? ¿Y cómo. pod.e-
nV)$ despreciar á los otros, 110 habiendo'
telliJI) ellos la menor culpa en la pri-
va.:;!Ou que pa.decen de tales bienes?
La... únicas cosas en que el hom-
b~e den;! alguna parte ó mérito son sus
pr,opias accioIies, como los progresos en
la, ciendas y en las artes, en la virtu d
4S·
y en el exercicio de las ,bt~enas obras.
Pero aun en estas 'Íl@ es ddfí1im:~
bretodo el mérito, pues el aprovecha..
miento en los estudio~, aunque depende
de su aplicacion, depende pri'ncipaI..
mente del talento, que es un don, del
Criador, y la virtud ' se debe p'rinéi~
palmente á la divina ; gracia, sin : ]a
cual ~abemos que no podemos hacer
cosa buena, y asi nuestro mérito con·
si~te en cooperar el auxilio divino.
¿Cémo puede pues ,ninguno ala-
barse de 'queadeJanta mas (:¡tle ' otro, 9
de que obra mejor que él,~ielldo asi
que aun este · mérito es principalm'entd
un don de Dios?
A!;i de ninguna cosa tenémos ' ra~
zon para envanecernos, antes sí de dar
de todas lai C()~a!» eracias á Dios: de
quienes las hemos '-'recibido, 'y .ev,j tar
todo mal u~o de e~tos dcnes para LO
desmerecerlos.
¿Cudntas razones DO tenemos ade...
mas para humillarnos si con~idergmbs
~6.
Jluestros qefectos, nuest:rºs; V!ClOS y
nue~tr05 , deméritos? TeI1fálllos1~s piles
sielnpre a la vista para ' no ensobcrbe-
~emos, haciéndo.nos caIgo de que ~()lo
puede ser soberbio el que no se conqz:-,
,. . ,.
ca a SI tDlsmo., y por esto se Cllce que
~a sQberbia e~ hija de la . ignorancia~
N'(7MERO V.
Avaricia.
La avaricia" esto es,. la demasia~
da aÜcion al d;nero ó tÍ. la, hacienda
~-;;, la pa~i~n me~o~ comun en lo~ni"'!,
Íios ;' los cuales por lo r\tgular inclinan
wasal vicio , opue~to , esto , és, ',á la.
projigali~lad, que conSi~te en ,hacer po-
ca, cuenta del dinero y- hacienda, y ea
gastar y dc~perdiciar sin miramiento. '
Con to.1o suced~ , muchas veces
que se apasionan á una ú otra Cosa.,
gete!millada,. Y no saben desprender-
se de ella con . facilidad ..
. En este punto es menester que
4~·
g'lmiencen tienTO á evitar los ex.
C011
trernos. No debe gastarse ni desperdi.
ciarse cosa alguna ~in ra~Cll, y prin-
cipalmente deben con!ooervar cr11 todQ
cuidado y d~ligellcia los vestidos, lo~
libros y las demas cosas · que les dan
sus padres, rnirindolas cLiales ~OIl en
Ía realidad como C05-aS a.génas. En
cuanto á las . que pueden nélma~e ~u~
yas, como la fruta, los dulces',el dine"':
ro de su propiQ .. bolsillo~ y .otra!; co:,as
semejantes' , deben partirlas lranca':
m<mte Con los demas, y principalmenti;
con los pobres, que son los que mas
las Ílece~itan.
ARTICULO IL
meJantes.
Debe ademas evitar todo peligro
de ha(er~e 'mal, ' no exponiendose á dar
caidas, ya poniendose eil precipicios, ya
saltando apr~urado las escaleras, Ó ju-
gando con palos, armas &c. IruaI cui-
dado ha de tener en maDejar~1 euchi-
nó:. ó cualquiera instrumento con que
pue~la herirse, y en no aventurarse ne-
ciamente y sin necesidad á .los ardores,
del ~ol J' á la lluvia, á la nieve. ó á
4q·
otra. cualquiera co,>a en suma.que pue-
da dañar a ~tl ~alud.
PetO como a , pe~ar de toda., nues-
trascautela~ la naturaleza humana es-
tá. ~u l~Ja á variob rna.lc§, . cuando l:e~
f2U;;! el ca~o de qwe no~ veamos acome-
tido., de alg-uua enfermedad, henlo~ de
procurar librarnos de ella cuan to antes,
y para esto J~bemo~ t~rnar no 1I0lo sin
re~ai<:>· m repugnancia, !tino con animo
y resigna;;ion cuanto~ reme'Jio"i se 110S
prescriban, y executar todo aqtl(:~llo
que se 1l0S mande PQr el , que est~ ell-
cargad~ .Jelculdado de nue .. tra 'alud~
Ad~!Ilas de ' conservarla, dt;bernos
prOcurar. que el cuapo ~e baga cada
dia .rmisagil y robu!o.to, y _n.ocol1si-
guiend~se e.. to sino por me jio del t"xer:'"
Cicio~ .conviene acostumbrarse con ,tiem_
po al moyimiento~ y la fatiga, -que SPIl
~<l7 - dqs ' cosasque contribuyen á man-
tener el cuerpo sano, y ,á, darle agili-
da.d y robustez.•
. .,. . Es 'menester tan.bien hacer:,e con
,4
so.
método y prudencia á-sufrir el 'Calor,
el fdo y todo género de incomodidacj~~,
huyendo de la pereza y de ht derna-
:siada delicadeza, que debilitanSo el
c.u~rpo lo afeminan y ponen en eiitado
de enfel'mar facilmente con cualquie-
--l'a friolera.
AR TICULO nI.
Medi~s de conse.guir la felicidad. ,
El que tuviere de sU perSOJia el
cuidado qlie hemoi dicho, podrá espe-
rar - con mucha razan la felicidad po..
siblé eh ' e~te mundo ' , y la tnayor en
d otto. -
La felicidad en este mundó no
coD!liste en poseer muchas riquezas y
honores, -sino en tener el corazon .sose-
gado y contento. Cualquier ciudadano
ó artesano que puede vivir honrada-
mente con su trabajo, que t1ene 'el
-4»tazon tranquilo · y está conterir6Ícón
-$U ' suerte, es tan leli:l4 'como el' may.ói:;
', ' ", $ 1 .
, rl\O~2rCa. ~' para 'lograr esta ' tranqui-
lid:ldy alegria se n~ce~ita: en primer
-luga,p p~tm,ar bien y obrar con rectItud,
~porque el hombre malo se vé siempre
:perseguido de los remordimientos de ,l .
cOQcieucia que turban·, su ' 'interior, ' ,y
en lo exterior se vé expl1e~to ,Á1 . la ene-
mistad y á los castigos que pueden dar-
le los otroshomores en esta. vida; y
ademá!t á las eternas penas que le es~
per2ln en la otra.
En segundo lugar, es preciso que
los que son pobres ap~endan 'algun ofi.-
-cio, ,ó tomen alguna profesicD, :co~.que
-puedan ganar la vida honradamenter y
aun los que son ricos deben aplicarse
.con ardor al estudio ~ para' . poder, ser
útiles á. "su patria, ocupar , agradable-
m~nte el tiempo; y huir de· la melan-
','colia, que es la inseparable compañera '
de la ociosidad i y el mayor tormento
Jmaginable.
En t~rcer lugar, es menester f'ua,-
::darse de todos , los males, asi moraleS'
•
S'I.
como fisicos, absteniendose de to.:1ás
.aquellas cosas que puedan producit
aflicciones en el animo, 6 entei'medádes
en el cuerpo. Y cuando apesar de
nuestro cuidadó nos v~amos con aflic-
cipnes ó enfermedades, no debemos
abandonarnos al abatimiento, !)ino !)u-
irirIas con valor, y pracar'al' cuanto
antes podamos remediarlas' ó compen-
sarlas.
En' cuarto iugar' debemos estar-
contentoS' con los bienes que Dios nos
diere" y que podamos alaatrzar con'
nuestro trabajo, y no inquietarnos ni
afanarnos por tener mas.-Los deseos de-
sordenados son nUestros ,m ayores ene-
migos, porque ocupándonos incesante-
mente con ~l atan de conseguir 10 que
DO tenemos, nos impiden gozar con
tranquilidad lo que poseemos.
53·
CAPITULO IlI.
ARTICULO l.
Obligar,:iones generales.
Nue!ltras obligaciones generales
para COI:!. tOQOS los hombres se encier-
ran en estos qos preceptos; no hacer ~
otro lo que no queremos, qu~ se nos ha-
.93, a n.osptros, y hacer Con 1.f;s otres 'lo
que queremos que se ha gq. con nosetros
mismos. El primero de ello~ contiene
las obH2"aciones que se llaman [legat;i-
va~ ó de rig-urosa jmticia. El segundo
las obligªciolle$positivas Ó de bene'"l
ficencia.
54.
§. I~
NUMERO PRIMERO:
.§. II.
Obligaciones' positi1Jas.
Estas se reducen á hacer á tfj¡..
·dos el bien que podamo~. .
. Los actos que principalmente de-
bemos executal' en beneficio de los de-
mas son losqu~ se llaman obras de ini-
sericordia, asi ·e spirituales co'mo corpo-
rales, ,que no repetiremos aqUi, estandq
ya explicadas en el cateciimo., \
Solo añadiremos que no hay en el
, mundo deleite mas dulce y mas. puro
que el de hacer bien á otro, Iii satlsfac-
cian que mas llene nuestrocorazon que
la de poder hacer feliz á alguno.
Asi siemp.re que se presente oca.
sion de poder favorecer a
cualquiera,
debemos aprovecharla c(ln el mayor an-
helo, sin deténernos en ~ufrir cualquie-
ra., illcorilodidadquc, ,iraiga consjga,
64.'
seg-uros''-'de' que la complacencia ,que
llO~ re~ultara, la compensar,,"' supera-
b undaulemen te.
CAPITU LO H.
Obli,gdct'oneS particulares.
§. 1.
Respecto a los padres.
~ e~puet;de DilJs no hay , oblig.~'
Clon mal\ e<;trecha que la que tenerbos á:
nlleJtros pa 1re s. , , , : ' ' ,
Ademas ' de habernos' dado la , vi-
da~ han empleado todo !olU cuidado' en
conservarfa.' Ello., nos ' mantienen, ' nos
vi!ten, y no'~ pro'p6rdonan todas, ¡ la~
comodidaQe¡¡ que ' disf'tú'tarilos; !)e 'des-
velan y afanan contlúuameÍlte para.
educarnos.
~iendo ' e~tos beneficio! los' mayo-
res que - ie nos pueden hacer~ ha d~
'ser proporCionada por ¡Ültstra pal'te' la:
gratitud~
6S.
Debemos pues tenerles 1.° un amor
síncero, y el mayor despues det que
profesamos á Dios.
~. Un verdadero agradecimiento,
que nos haga tener cOlltinu~mente pre...
sentes los beneficios que de ellos he-
mos recibido y recibimos, y procu-
rar pagárselos del mejor modo que po-
damos, ayudándoles, s~rviendQles y
complaciéndoles en todo.
3. Una verdadera ~umision y obe-
diencia; pues estando ellos encargados
de nuestra educacion, dtbemos execu:"
tar pro.nta y gmtosarpente lo que 'nes
"manden, tenerles todo el respetG' l'osi-
,bl~, abstenernos de toda accioll Ó pala-
bra que p~eda ofenderlos, I'tc;bir con
humildad sus avbos y correcciont:s, y
, aun sufrir con gm,to l~s castigQ5 que
nos impongan para corregir nuestros
vicios y defectos.
5
66.
S 11.
Respecto a 10$ hermanos 11 ptlrienús.
Los herman(ls deben amar~e . UllOS
á otros con un verdadero anlOf, ayudar-
se mutuamente con celo sincero) ' vivir
~iempre en la mayor paz, no tenerse en-
.
vidia, 110 g-uardar odio ó rencor cuan-
do se vean injuriados uno de otro, sino
perdonarse cualql1iera efensa, y sufrirse
con buena voluntad sus respectivas
genialidades. No hay en el mundo co-
~a peor ni mas escandalosa que el odio
y .la enemistad entre hermanos.
El mismo cariño, interes v cencor-
dia debe reinar á proporcion e~tre todos
los parientes.
§ 111.
Respecto a los maestros.
Lo mismo que debemos-á los pa-
dres tenemos que agradecer proporc.io-
nalmente á los maestros que se fatigan
en· instruirno{. Por con~ig uicnte estamos
6.,.
obligados a profesarles tambien un ver...
dadero amor, un justo agradecimiento,
una obediencia filial y un sincero res-
peto, y procurar recompen~arlos con
nuestra aplicacion y buena conducta
de los trabajos que sufren para. nUC!itto
beneficio.
§ IV.
Respecto ti los bienhechores.
Tambiell debemos profesar amor
y agradecimiento á todos los que por ·
cualquier término nos hicieren algun
bien; conservando en la memoria sus
beneficios, y anhelando ocasion de pa-
gar~elos. La ingratitud es el vicio mas
vergonzo~o y mas abominable en qu~
puede incurrir el hombre.
§ v.
Respecto ó los mayores y sup~riqres.
Es preciio tambien que tengamos
*
68.
respeto y . reverel,cia á todos aquellos
que son nuestros mayores por su edad,
por su clase ó por su autoridad, y sin-
gularmente á los ministros de Dios,
como son obispos, sacerdotes &c. pre-
sentandonos delante · de ellos con mo-
destia y hablandoles con humildad .y
sumision.
" Aun con mas razon debemos ha':'
cer ' e~to con nuestros propios superiores,
á los cuales ademas hemos de estar su-
bordinados, executando - prontamente
cuanto nos manden.
§ VI.
RespetG al soberano y sus ministro~.
Debemos el mayor respeto á nues-
-nó soberano, cuyas leyes estamos obli-
gados á cuhiplir exactamente, y por
consiguiente á los que hacen sus ve-
ces, como son los gobernadores, ma-
gistrados, jueces, &c.
La tranquilidad y la seguridad
6~.
pública dependen d~ la observancia de
las órdenes del soberano y de sus mi-
Distros, y asi es necesario para el bien
público, y para el bien privado de ca-
da particular que se obedezcan pun-
tualmente sus órdenes y Jeyes; pues de
otro modo todo seria un puro desorden,
y nadie podría vivir quieto y seguro.
y como para la conservacion de la
tranquilidad y seguridad pública so J;l ,
necesarias crecidos gastos, y es justo
que to:l.os co"ntribuyan á ellos, debe ca':"
da particular por su parte pagar fiel-
mente al soberano los tributos, que le
correspondan.
§ VII.
ARTICULO l.
La impo-
primera obligacion ,que 110S
ne la urbanijad t;S la de ser aseados,'
pues de lo contrario causamos fastiJio
y a~o á todo el mundo.
Para esto en primer lugar debe-
mos ~iempre tener la cara y las manos
Lupias, y adernas de lavarlas todas las ·
" rr.aitana~1 repetir esta misma diligencia
77·
muchas veces al dia ~l es lle~esario.
2. Hemos de ir siempre decelJtt!4
mente peinados y I tener la cabeza, lim-
pia de los asquerosos insectos que ~ue
len criarse en ella.
3. ' Debemos ,\ortarnos á menudo
las uñas, de modo que no ~e vea en
ellas porqueria alguna.
4. Es preciso cuidar de tener siem...
pre la dentadura limpia, y con tanta
mas razon, cuanto no hay cosa que mas
la ,eche á. perder, y que mas mal , cIor
produzca en la bocá, que el descuido en
esta parte.
s. Nuestros vestidos no han de te-
l~er manchas lli mugre, ni han de es-
Un°, . desco~idos ó rotos.
6. 1-la de reinar el mayor aseo- en
'la ropa blanca, como en la cartJ,isa,
'Vueltas, pecheras, &co teniendo cuidado
'de no ensuciarla, ó mudandola cuando
se necesite.
7. Las calcetas, medias y zapatos
han de 'estar limpIOS de ' polvo y de 10-
78.
do, sin agujeros ni punto~, y se han de
mudar á menudo, principalmente en
verano, para evitar el 01a1 olor del
sador.
B. En suma, nada debe notarse en
nuestra persona, ni en lo que llevamos
encima que ofenda la vi~ta. ú olfato de
los dcmas. .
ARTICULO 11.
AR TICULO III.
De Zas 'Visitas.
ARTICULO IV.
De las concurrencias.
REGLAS DE URBANIDAD,
........
~
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