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Siguiendo los planteos de Waldo Ansaldi (2008) sugiere que el término oligarquía en América Latina
tiene una notable difusión sobre las últimas décadas del siglo XIX con una valoración negativa y con
una carga despectiva entre los años 1880 y 1940 siendo esta una periodización general, ya que las
particularidades regionales bien podrían hacer variar los años1. Es una forma de organización contraria
a la democracia, ejercida sobre el interior de sociedades estructuralmente agrarias. No se refiere a ella
como una clase social, sino como una categoría política que ejerce una dominación caracterizada por
la centralización del poder sobre una base socialmente angosta y coercitiva cuando no hay consenso
de las clases subalternas y donde el espacio desde donde este poder es ejercido es reducido. Para
Ansaldi, en términos teóricos “una situación de hegemonía significa un orden social y político definido
por el predominio de la sociedad civil (ámbito de consenso) sobre la sociedad política (ámbito de la
coerción)” (Ansaldi, 2008: 495). En este sentido entonces podríamos decir que el término de
oligarquía según los parámetros de la sociedad paraguaya puede ser muy controvertido.
En nuestro análisis siempre debe estar como referencia la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) que
marcó un antes y un después en la realidad de aquel país y las transformaciones sociales que implicó.
Entonces, previo a este conflicto, el Paraguay se encontraba dirigido por un grupo angosto de dirigentes
que no limitaron los poderes locales, sino que a partir de “las estancias de la Patria” las familias
patricias de estancieros gozaban en el interior de un reconocido prestigio, que generaba la
interdependencia socioeconómica de la población que, a su vez, reconocía su autoridad en donde recaía
el cumplimiento del servicio de defensa y milicia. Este apoyo político de los gobernantes a la población
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Ansaldi, W. (2008) “Frívola y casquivana, mano de hierra en guante de seda. Una propuesta para conceptualizar el
término oligarquía en América Latina.” Imago Mundi. www.serviciosesenciales.com.ar
fortaleció el poder central con el aval de sus habitantes, más acostumbrados al obedecimiento que a la
activa participación política. Sin embargo, sí tenían una concepción de la ciudadanía entendida como
el titular de derechos políticos, natural de la provincia, residente de la jurisdicción, hombre casado o
mayor de veintitrés años, aunque el derecho a la ciudadanía se ejerció únicamente en circunstancias
específicas (Telesca, 2011). Poniendo el ojo sobre el Paraguay, Ansaldi señala que “la ausencia de un
sistema de haciendas y de una estructura de gran propiedad latifundista de la tierra en manos de redes
familiares es un rasgo que impide colocar al país en la nómina de casos típicamente oligárquicos.”
(Ansaldi, 2012: 474). De hecho, ya en épocas de la República de Carlos Antonio López (1844-1862),
el periodista, historiador y dramaturgo español Ildefonso Bermejo sostuvo, habiendo visitado el
Paraguay, que su presidente había organizado el país con una “estructura Nacional, Popular y
Socialista, anti-oligárquica e igualitaria.” (Telesca, 2011: 198) La aristocracia proveniente del
coloniaje fue eliminada por Rodríguez de Francia, y el control estatal del comercio exterior impidió
que surgiera una burguesía de comerciantes extranjeros.
“Los países latinoamericanos se constituyeron sobre las bases de tres matices sociales, que se
correspondieron, a su vez, con sendas unidades de producción económica: la plantación con trabajo
esclavista, la hacienda con trabajo semiservil y la estancia con trabajo asalariado.” (Ansaldi, 2008:
11) Así caracteriza Ansaldi las formas de explotación de las riquezas del suelo latinoamericano que,
al mismo tiempo, conformaban la realidad de las relaciones sociales y las pautas culturales que
moldearon las características de este espacio continental desde los comienzos del período colonial y
que sus ecos nos repercuten hasta el día de hoy. Éstas, a su decir, tienen el factor común de ser una
propiedad latifundista2, con la diferencia de la incidencia del capital y las formas de organización del
trabajo. Los autores Bértola y Ocampo (2010: 114) sostienen que “a lo largo de las décadas
posteriores a la independencia se produce un proceso, paulatino, progresivo, acumulativo, a veces
poco perceptible podría agregarse, mediante el cual fueron ganando terreno relaciones sociales y
económicas más compatibles con los modos de interacción capitalistas. Si bien ese cambio
incremental no transformó radicalmente la organización económica, sí fue generando un ambiente
propicio en el que sería posible adoptar nuevos avances tecnológicos y nuevos avances institucionales,
como los registrados entre 1870-1914”. Pero sin embargo, en esta nueva etapa del período oligárquico,
los sectores terratenientes, que habían pasado a ser el sector dominante de la élite en las décadas
posteriores a la independencia, empiezan a perder protagonismo frente a las nuevas élites comerciales
y financieras estrechamente vinculadas al capital extranjero. La capacidad de los sectores
económicamente poderosos de manipular a los actores políticos era, según Bértola y Ocampo, muy
grande, cuando no eran ellos mismos quienes lo ejercían. Se trataría del fortalecimiento de una
coalición de poder que articularía los intereses de los sectores terratenientes, el capital extranjero, los
agentes del comercio internacional con los agentes, partidos o caudillos políticos que permanecerían
en el poder con alta discrecionalidad pero defendiendo finalmente los intereses de estos grandes
actores. “La concentración desproporcionada de los beneficios en un reducido número de
comerciantes y exportadores, y la marginalización de la mayoría de la población a niveles de precaria
subsistencia fueron características del comportamiento económico de la época.” (Telesca, 2011: 234)
Y esta realidad se pudo manifestar en todos los ámbitos de la vida cultural en América Latina, por lo
que hace a un desarrollo común de un continente histórico y sociocultural.
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Latifundio es una explotación agraria de grandes dimensiones. En América Latina puede llegar a
superar las diez mil hectáreas.
Llevando este análisis a la realidad histórica concreta del Paraguay, desde los primeros años de su
independencia, las políticas socioeconómicas llevadas a cabo fueron con un sentido popular. Gaspar
Rodríguez de Francia, buscó el apoyo del campesinado al que respaldó realizando una distribución
más equitativa de la posesión de la tierra, reduciendo los impuestos que más presionaban a esta
población, controlando los sectores privilegiados y limitando su control económico. Actuó como un
Estado benefactor hacia los sectores más desposeídos, repartiéndoles reses de las estancias de la Patria
generando nuevas fuentes de rentas para el Estado, con el objetivo de alcanzar una economía más
equilibrada y diversificada, tratando de romper con el monocultivo. De hecho, en palabras de Ansaldi,
de las tres formas de tenencia y explotación de la tierra, la estancia es la más capitalista y propensa a
la democracia. Entre distintas leyes que fueron aprobadas se encontraba la ley sobre tierras públicas y
la prohibición de ventas de tierras a extranjeros. El excedente de las Estancias del Estado representó
un importante rubro para las rentas estatales. Dichas políticas fueron continuadas por sus sucesores
hasta que la Guerra de la Triple Alianza le puso fin, y como consecuencia cambió la estructura
sociopolítica del Paraguay y la forma de tenencia de la tierra. Las consecuencias de la Guerra fueron
tales que se pusieron en marcha mecanismos para solventar los gastos que implicó la derrota
paraguaya. Se pusieron en venta las tierras públicas y los yerbales correspondientes en su mayor parte
a la zona del Chaco y algunas de la zona oriental. Las condiciones liberales con que se llevaban a cabo
estas transacciones, junto con la obligación de adquirir media legua cuadrada como mínimo (2,5 km2)
impidieron su adquisición a los compradores modestos, aquellos afectados por la guerra. Esas
condiciones permitieron la entrada masiva de una cantidad de especuladores e inversores argentinos,
además de políticos y empresarios paraguayos que vieron la oportunidad para acumular tierras,
comprándolas y luego revendiéndolas a especuladores extranjeros, lo que les reportó enormes
beneficios. “Esta transferencia de la mayor parte de la tierra paraguaya de propiedad pública a la
privada no se tradujo en ningún progreso económico, sino que instauró el latifundio, con
terratenientes absentistas, en tanto que la mayoría de los habitantes se vieron relegados a la condición
de peones, obligados a trabajar y a producir para aquellos. A fines del siglo XIX, unos 79 propietarios
poseían casi la mitad de la tierra del Paraguay –el 50% de la superficie del Chaco pasó a manos de
particulares, entidades bancarias y sociedades extranjeras-, proceso que culminó en las primeras
décadas del siglo XX, cuando 19 propietarios se hicieron con el control de más de la mitad del
territorio nacional.” (Telesca, 2011: 233). Por ello Telesca sostiene que en Paraguay la modernidad
tardó en expresarse porque no se dieron las transformaciones en las estructuras sociales y culturales,
en la incorporación de prácticas modeladoras de cambios en la sociedad civil y en el Estado acordes
con una política moderna, algo que la Guerra de la Triple Alianza impuso.
3. ¿Cómo impacta el contexto internacional en la economía y sociedad
latinoamericana?
Siguiendo los planteos de Gustavo Beyhaut (1986) plantea que la simple expansión de la economía
capitalista fue un factor de grandes cambios en el mundo ya que modificó los sistemas de producción
y determinó el traslado de poblaciones enteras. Esto quiere decir que el nuevo capitalismo industrial
se impuso como principal factor de desarrollo económico y modificó las estructuras feudales del
mundo hasta entonces conocidas y, particularmente en América Latina tuvo grandes repercusiones. De
hecho durante este período, las exportaciones americanas tienden a superar las importaciones,
produciendo una balanza comercial favorable. Para Carmagnani “a partir de 1860, pero sobre todo en
los años setenta, se registra un incremento de las importaciones de maquinaria –entre las cuales,
obviamente, los ferrocarriles representan la parte más considerable-, incremento que provoca por un
lado, la reducción de los activos en las balanzas comerciales, y por el otro, una neta disminución de
las importaciones de textiles y quincalla” (Carmagnani, 1984: 43). Mientras que para Beyhaut (1986)
a partir de 1860 se desarrolla la economía de exportación en los países latinoamericanos, pero es a
partir de 1870 que se hizo más evidente. El mejor manejo de concentraciones de capitales favoreció el
crecimiento del sistema bancario en cantidad e influencia. Los desarrollos tecnológicos brindaron
mayores ventajas a las empresas navieras y esto favoreció las comunicaciones e intercambio en tiempo
y forma. Como consecuencia, creció el área de la economía capitalista y su influencia en las regiones
periféricas. Este crecimiento determinó la especialización de las regiones productoras de materias
primas y acentuó la dependencia a los centros de desarrollo industrial. Un ejemplo de esto es el caso
uruguayo con la llamada “revolución del lanar” en donde, a raíz de circunstancias históricas, fue
favorable la especialización industrial a un tipo particular de materia prima y el desarrollo económico
en pos de sus mayores beneficios, que en este caso fue la crianza de ovejas.
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Canciller prusiano (1815-1898) que unificó Alemania mediante la búsqueda de guerras nacionales externas.
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Bethell, L. (1991) “Historia de América Latina. 8 América Latina: cultura y sociedad, 1830-1930” Editorial Crítica, S. A.,
Barcelona, España.
Bibliografía:
Ansaldi, W. (2012) “América Latina. La construcción del orden” Editorial Paidós SAICF,
Buenos Aires, Argentina.
Ansaldi, W. (2008) “La dominación oligárquica”
Barrán, J. P. (1969) “Apogeo y crisis del Uruguay pastoril y caudillesco 1839-1874” Ediciones
de la Banda Oriental, Montevideo, Uruguay.
Bértola, L. y Ocampo, J. A. (2010) “Desarrollo, vaivenes, y desigualdad. Una historia
económica de América Latina desde la independencia” Secretaría General Iberoamericana.
Madrid, España.
Bethell, L. (1991) “Historia de América Latina.7 América Latina: Economía y Sociedad, 1870-
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Bethell, L. (1991) “Historia de América Latina.8 América Latina: cultura y sociedad, 1830-
1930” Editorial Crítica, S. A., Barcelona, España.
Bayhaut, G. (1986) “América Latina de la independencia a la Segunda Guerra Mundial” Siglo
XXI editores, S. A. Buenos Aires, Argentina.
Carmagnani, M. (1984) “Estado y sociedad en América Latina 1850-1930” Editorial Crítica,
S. A. Barcelona, España.
Cuevas, A. (1977) “El desarrollo del capitalismo en América Latina” Siglo XXI Editores, S.
A. México D. F.
Telesca, I. (2011) “Historia del Paraguay” Santillana, S. A. Asunción, Paraguay.
Trías, V. (1975) “El Paraguay de Francia el Supremo a la guerra de la Triple Alianza”
Editorial del noroeste, Buenos Aires, Argentina.