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Universidad de Costa Rica

Escuela de Filosofía
Seminario sobre Franz Joseph Hinkelammert: Liberación y Redención
Jessick Smith Corao b56904

Ensayo Tercero
Este presente trabajo está enfocado en los inocentes, aquellos que sufren
consecuencias de asuntos que no les corresponden de manera directa e inmediata.
¿A qué clase de inocencia es a la que se apela? Se habla de la inocencia de
personajes bíblicos y míticos. Tomados del antiguo testamento y también se emplea
un ejemplo propuesto en La maldición que pesa sobre la ley, específicamente el
suceso del sacrificio de Ifigenia; de la biblia se toman los casos de Isaac, el hijo de
Abraham que iba a ser sacrificado por su padre, y el caso de las hijas de Lot, quienes
iban a ser entregadas al deseo sexual descontrolado de los pobladores de la tierra
de Sodoma.
Primero observemos los acontecimientos bíblicos, ambos tomados del libro del
Genesis, acontecimientos previos a todo éxodo o profeta. Iniciando con lo
acontecido en Sodoma, este suceso se encuentra en el capítulo 19 del libro del
Genesis. Dios destruirá Sodoma, inamovible en sus convicciones, hará llover fuego
sobre esta ciudad debido al pecado de su población. A continuación, se adjuntan
los versículos que narran la intención de los sodomitas con los ángeles:
Llamaron a voces a Lot y le dijeron “¿Dónde están los hombres que
han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos.”
Lot salió donde ellos, cerró la puerta detrás de sí y dijo “Por favor,
hermanos, no hagáis esta maldad. Mirad, aquí tengo dos hijas que aún
no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os
parezca”. (Gn 19, 5-8).
Lot no parece ser un padre ejemplar, dando a sus hijas en lugar de buscar
resolver la situación con los ángeles. El resto de la historia es bien conocido: Dios
quema Sodoma, la esposa de Lot se convierte en una estatua de sal y
posteriormente Lot es violado por sus hijas mientras estaba alcoholizado. Antes de
observar este suceso a la luz de lo propuesto en La maldición que pesa sobre la
ley, es adecuado observar otro suceso bíblico más anteriormente mencionado:
Isaac que será sacrificado por su padre el patriarca Abraham. Este suceso es
posterior a la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Antes de que dichos terrenos fuesen destruidos, Dios acompañado de dos
ángeles llegó a Abraham para darle dos noticias: la destrucción de las tierras y su
futura paternidad. Ya sucedido lo primero, sigue ahora lo segundo. El primer hijo de
Abraham tuvo por nombre Ismael, pero fue este hijo de una esclava de Abraham,
por eso no se le consideró como legítimo. Así, cuando ya nació Isaac y este tuvo
una infancia medianamente avanzada, Dios llamó a Abraham y solicitó que Isaac
fuese sacrificado por su padre. Es importante prestar atención a la narración bíblica
de este acontecimiento: “Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó ahí
Abraham el altar y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara, encima
de la leña. Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo ” (Gn 22, 9-
10). Isaac había expresado con anterioridad duda sobre el objeto a inmolar, pues
subiendo el monte todavía él ni su padre llevaban cordero alguno para ofrecer al
Señor. Para suerte de Isaac, su sacrificio fue interrumpido.
Hinkelammert en su texto en cuestión muestra otro ejemplo pertinente para
comprender las locuras y también para comprender el papel de los inocentes en
algunos asuntos religiosos y políticos. Cabe mencionar que lograr establecer una
línea clara entre religión y política para estos acontecimientos es tarea harta difícil.
Tanto los judíos como los griegos tenían una sociedad en la cual la religión y la
política siempre se veían en constante dialogo y relación. Ifigenia será sacrificada,
así como Isaac, también ella es la demanda de una divinidad, en este caso:
Artemisa. Como refiere Hinkelammert, el sacrifico de Ifigenia era útil, por lo tanto,
necesario (2013, p. 29), la inmolación tiene aquí finalidades prácticas, así también
sucede con las hijas de Lot. Alejar a los sodomitas de los ángeles es necesario,
pues son los heraldos de Dios, es necesaria entonces su seguridad para agradar a
Dios. Igual corresponde con Abraham e Isaac, Dios prometió a Abraham
decendencia, así lo cumplió y ahora Dios demanda sacrificio. Es justo, útil y
necesario obedecer a Dios, pues él fue fiel a su palabra y ya Abraham fue testigo
del castigo de Sodoma y Gomorra, no es ni práctico ni necesario desobedecer a
Dios.
Ahora bien, vemos como los padres realizan con deficiencia su tarea, Lot quiere
dar a sus hijas a la merced de los sodomitas que desean violar ángeles, Abraham
sacrificará a su hijo porque Dios así lo demanda, igualmente Agamenón sacrificará
a Ifigenia para conseguir los favores de Artemisa. Hay una relación clara de
subordinación en estos sucesos, unos demandan, otros obedecen y otros más
serán sacrificados aun cuando no tienen que ver con el suceso en cuestión. La
guerra de Troya, la destrucción de Sodoma y Gomorra y una rendición de cuentas
entre Dios y un hombre son sucesos que no contemplan directamente la partición
protagonista de los hijos de quienes se ven envueltos en el conflicto. Sin embargo,
sus utilidades son las de mayor importancia, pues satisfacen a la divinidad y a las
masas imparables. Tienen la capacidad de cambiar las suertes de sus padres.
El hijo sacrificado, enviado para satisfacer las complacencias y necesidades de
sus padres, de sus responsables, así juega al parecer la religión judeocristiana.
También los griegos parecen tener al menos una similitud con respecto a este
comportamiento. A fin de cuentas. se puede concluir que los menores pagan la
deuda de quienes tienen la potestad. ¿Sucede así en nuestra actualidad? ¿Pagan
los pequeños por causa de lo realizado por los grandes, los padres en conflicto o
los mandatarios con sus gobiernos insensibles a lo que acontezca a quienes son
sacrificados, es decir, a lo que suceda con la clase trabajadora, clase sacrificada
por el deseo de potestades mayores a las cuales los padres no pueden
desobedecer, pues no sería útil, mucho menos necesario?

Bibliografía:
Biblia de Jerusalén. (1975). Traducción y edición de la editorial española
Descleé de Brouwer.
Hinkelammert, F. (2013). La maldición que pesa sobre la ley: las raíces del
pensamiento crítico en Pablo de Tarso. San José: Editorial Arlekin.

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