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ASCENSO AL PODER Y REFORMA FRANCESA

En mayo de 1802 la constitución le concedió a napoleón prácticamente poderes


dictatoriales completos. El senado tuvo que elegir al propio napoleón, este tenía la
autoridad necesaria para modificar a voluntad la constitución mediante los senatus-
consulta para disolver la legislatura y el tribunado y designar a los candidatos a los cargos
de cónsules subordinados. Se abandonó definitivamente la lista nacional de notables de
seyes, y se le remplazo con una red de colegios electorales donde los individuos
designados por Napoleón fueron nuevamente la influencia principal.

De este modo, Napoleón había dado el primer paso hacia la restauración de la monarquía
hereditaria. Lo único que se necesitaba era incorporar los arreos de una corona y una
corte imperiales y de una aristocracia imperial. Se fundó una nueva nobleza imperial
asignando el rango de príncipe a los hermanos Bonaparte. De manera que la primera
república después de vacilar al borde del abismo durante los cinco años precedentes, al fin
fue sepultada y Napoleón que había realizado sus ambiciones en Francia, pudo consagrar
su atención a otros problemas de más alcance. Estos lo comprometerían en otra guerra de
diez años, una larga sucesión de victorias y finalmente la derrota. Pero antes de
embarcarse en esta nueva aventura europea dispondría de cuatro años de paz casi
perfecta en parís. Por eso mismo no es sorprendente que estos fuesen los años que
presenciaron la mayoría de las grandes reformas que el emperador entonces todavía
primer cónsul ejecuto en Francia reformas que en muchos aspectos complementan y
ratifican la labor de las asambleas revolucionarias.

Las principales reformas del consulado fueron ejecutadas en febrero de 1800 y mayo de
1803, en Francia el periodo revolucionario se había visto amenazado por las medidas
financieras y bancarias débiles e irregulares. Si bien la revolución había aliviado el
problema al dominar el privilegio feudal y las relaciones hereditarias y de conservación de
la propiedad, que habían sido separadas del derecho canónico. Las reformas
educacionales de Napoleón se extendieron durante un periodo que abarco tanto al
consulado como al imperio. El propósito de la educación, según él la veía, era equipar a los
jóvenes para el servicio del estado. Los varones como médicos, docentes, servidores
públicos y oficiales o sencillamente como artesanos, peones y soldados comunes.

Las reformas napoleónicas perdurarían más en Europa que las alteraciones de fronteras
que produjeron las continuas guerras. El imperio de Napoleón desapareció con su caída
pero sus políticas fueron decisivas para los cambios revolucionarios que con el tiempo
terminarían por destruir el antiguo régimen de Europa.
En el año 1804 se aprobó una nueva constitución cuyo primer artículo proclamaba que el
gobierno de la republica era confiado a un emperador con el título de emperador de los
franceses. El día 2 de diciembre de 1804 en la catedral de notre dame de parís y en
presencia del papa pio VII, Napoleón I se corono así mismo. Napoleón emprendió un vasto
programa de reformas interiores, restableció el orden público con la creación del
ministerio del interior y con una eficaz y temible policía secreta. Se centralizo la
administración y los departamentos pasaron a depender del gobierno central en parís. Se
estableció una profunda reforma fiscal que extendió a todos los ciudadanos la obligación
de pagar impuestos. Napoleón firmo un concordato con la santa sede, que reconoció al
nuevo estado francés. En educación se introdujeron importantes reformas, comenzando
por la extensión del derecho a la educación a todos los ciudadanos franceses. Se promulgo
un código civil que recogía las aspiraciones de la burguesía especialmente en relación con
la protección a la propiedad privada. Una de las aportaciones más importantes de
Napoleón a la historia fue, sin lugar a dudas la promulgación del código civil que
racionalizaba y unificaba las leyes y que a excepción de los países anglosajones se
universalizo.

La nueva administración francesa con sus instituciones, derecho y reformas se intento


aplicar a los estados vasallos o aliados. Se proclamaron constituciones en las denominadas
republicas hermanas monarquías limitadas con separación de poderes y un legislativo
elegido por sufragio censitario, y se abolieron las sociedades estamentales.

También hay que ver que la revolución francesa no solo se dio en Francia sino que
también se extendió por gran parte de Europa ya no aparece como un fenómeno único y
particular por derecho propio sino más bien como una fase individual de una conjunción
mucho más amplia que se extendió a los continentes europeo y americano y la que han
asignado diferentes nombres: la revolución “occidental” o “atlántica” o “democrática”.

Un resultado temprano de la revolución francesa fue la división de la sociedad europea en


dos campos diferenciados y contrapuestos sus partidarios o patriotas por una parte y sus
enemigos o contrarrevolucionarios por otra. Pero esta división no se manifestó
inmediatamente, pues episodios temprano como la caída de la bastilla en general fueron
bien recibidos. Por supuesto hubo excepciones.

La Gironda y otros grupos patriotas de parís tenían también otros objetivos expansionista,
sobre todo organizar republicas hermanas en los países que estaban allende las fronteras
naturales de Francia de modo que esta se asegurase un grado razonable de apoyo.

Entre tanto la victoriosa campaña italiana de Bonaparte que había comenzado a fines de
1796 abrió perspectivas mucho más amplias a la expansión mucho más amplias a la
expansión más allá de los Alpes. Ciertamente esas posibilidades forman una lista
impresionante.

Por una parte y tal como lo habían deseado los directores estas “republicas hermanas” y
otros territorios anexionados fueron una abundante fuente de ingresos. Durante la
primera ocupación de Bélgica el decreto de la convención fechado el 15 de diciembre ya
había establecido que los pueblos liberados debían recaudar impuestos con el fin de
contribuir al mantenimiento de los ejércitos franceses y esta política fue aplicada con
energía todavía mayor cuando Francia reanudo su expansión en 1795.

Sin embargo no fue una relación ventajosa para una sola parte al proyectar su revolución
hacia Europa, la república francesa no se limitó a imponer tributos o a exportar tesoros,
dio algo a cambio la declaración de la victoria de Napoleón.

La constitución liberal- democrática francesa de 1793 aunque generalmente aclamada por


los jacobinos del extranjero había hallado pocos imitadores pero esto fue así porque en
ese momento Francia no estaba en condiciones de imponer a otros sus instituciones y los
patriotas extranjeros que las admiraban en la mayoría de los casos carecían de poder para
avanzar sin el apoyo francés.

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