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ASPECTOS JURÍDICO-CIENTÍFICOS DE LA CRIÓNICA

EN SERES HUMANOS.

El derecho a vivir después de la muerte (la brecha entre la


vida y la muerte se reduce…)

Oscar Monje Balmaseda


Profesor Titular de Derecho Civil
Director Departamento de Derecho privado
Facultad de Derecho
Universidad de Deusto

LLEDÓ YAGÜE, Franciso e INFANTES ESTEBAN, Susana. Aspectos jurídico-científicos de


la criónica en seres humanos. El derecho a vivir después de la muerte (la brecha entre la
vida y la muerte se reduce….) Dykinson, Madrid, 2019.

Estamos en presencia de un libro pionero, sugerente, diferente, y que cumple uno de los
referentes más significativos en la investigación, precisamente ser creativos, generador de
reflexiones y conocimiento, con lo que suscita inmediatamente el interés del lector.

Efectivamente, la actualidad de la temática, la profesionalidad y competencia en el


conocimiento de la materia por los autores, provoca desde la primera página hasta el final,
una atención como si se tratara de un novela bien argumentada, desarrollada y
consecuentemente bien resuelta.

En nuestro caso, el libro tiene todos los ingredientes que provoca la atención cómplice del
lector. En primer lugar, una temática (explicado en argot periodístico) de rabiosa
actualidad, nada más y nada menos que la “Criogenización del cuerpo humano fallecido”, y
algo sorprendente para todos, los hipotéticos e inciertos “derechos” del ser (pensamos desde
la utopía y la fantasía) resucitando a la vida ¿qué vida?, ¿la que tuvo? ¿una nueva? En fin,
todo es sorprendente, sorpresivo, y seductoramente desencadenante de problemas jurídicos,
éticos, médicos, etc., de indudable interés.

No podemos más que felicitar a los autores, porque es la primera obra en la literatura
jurídica y científica que se adentra con profundidad, rigor y competencia en los
innumerables interrogantes que esta materia plantea al ciudadano.

Es posible ¿la eternidad? ¡Qué fantasía!, ¿Se puede retrasar el envejecimiento?, ¿Se
conseguiría alcanzar, el elixir de la eterna juventud? Mito y/o farsa, que ha despertado el
interés de la mayoría de los autores, desde tiempo inmemorial.

En fin, el libro consta de dos partes claramente diferenciadas. Por un lado el desarrollo,
explicación y consideración de un “espacio jurídico de reflexión”, que nunca se había llevado
a cabo hasta ahora. Y por otro lado, una conveniente explicación científica de
investigaciones en el campo de la “criogenia”, y es porque como dice la Dra. Infantes,
estamos en presencia de un reto singular de expectativas inciertas y que el Derecho “que
nace del hecho (ius non oritur ius) se enfrenta en una transformación espectacular en base
a su influencia en la Biotecnología, en la Epigenética, en la reprogramación celular
artificial. Se dice, que pronto la inteligencia artificial el código binario vencerá los límites
del código genético, y el hombre se convertirá en un proyecto de “ser eterno…”.

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Oscar Monje Balmaseda

Explica la Dra. Infantes que a lo largo de la historia la inmortalidad ha sido una de las
preocupaciones para la humanidad. Ya no es suficiente permanecer más joven con el uso de
drogas, ejercicio y cirugías; el ser humano no quiere dejar de existir. Por esta razón, los
fundadores de Google creen que en algún momento los humanos se fusionarán con los
robots y la muerte no tendrá sentido. Se está invirtiendo en numerosos proyectos y junto
con la farmacéutica Abbvie están desarrollando el proyecto Calico. Parece ser que está
creando un medicamento antienvejecimiento que imite a FoxO3. El gen FoxO3 es uno de los
pocos genes que se conserva evolutivamente y tiene un gran impacto sobre la edad y el
envejecimiento. Pretenden “curar la muerte”.

Desde un punto de vista bioquímico la muerte no es una enfermedad, como tampoco se


puede llamar paciente a un cuerpo criopreservado. La muerte es dejar de existir, es la
pérdida irreversible de la función del organismo como un todo. La muerte se puede
diagnosticar de dos maneras: la pérdida irreversible de la circulación y de todas las
funciones del cerebro incluido el tronco encefálico. La definición más común dada por los
neurólogos es que la muerte es la perdida irreversible de la conciencia.

Podemos preguntarnos por tanto, si la alteración de estos metabolitos durante la muerte y


los daños celulares con la consiguiente necrosis, serían procesos irreversibles e irreparables
en el caso de que un cuerpo crioconservado se reviviera.

En cuanto a la crioconservación del cuerpo, no tiene sentido llevarlo a cabo para un posible
“avivamiento” en el futuro. Con la clonación sería mucho más eficaz y económico crear un
cuerpo nuevo y sano que reparar un cuerpo viejo y dañado. ¿Quién querrá volver a vivir con
un cuerpo que ha pasado por enfermedades, con tejidos dañados por el envejecimiento o
factores externos y con su ADN mutado, con una programación genética arcaica y
predispuesta a las mismas enfermedades ya sufridas? El símil en la vida cotidiana sería
quién prefiere reparar su coche viejo a comprarse un coche nuevo con los últimos adelantos
tecnológicos. Sin embargo la crioconservación del cerebro sí sería necesaria para preservar
la personalidad, la memoria y las habilidades adquiridas durante la vida.

En cuanto a otras tecnologías más prometedoras, podríamos pensar, dice la autora en la


investigación con células pluripotentes inducidas para reemplazar los propios órganos,
según la regeneración celular. El inconveniente que podría llevar consigo es que el ADN al
seguir intacto mantendría la misma información genética que contendría el gen o genes que
llevaron a un determinado órgano a su mal funcionamiento o dejar de funcionar en el caso
de enfermedades congénitas. Este tipo de avances como la congelación de órganos que no
está puesto a punto aún, parecen “comodines” para no llegar a editar el genoma humano,
que sí sería una buena solución y que de hecho ya se está utilizando en determinados tipos
de cánceres. Y aunque existe una fuerte oposición por parte de comisiones de bioética, la
edición del genoma o tecnología CRISPR es una herramienta barata y rápida para la
regeneración celular; que al final es lo que interesa a las grandes corporaciones
farmacéuticas. Con los avances en ingeniería informática y genética la inmortalidad del ser
humano podría llegar por “volcar” su cerebro en la red. De hecho la conversión del código
genético a binario que ya existe desde hace años, podría hacer posible que la personalidad y
memoria de un individuo no necesitara ningún soporte biológico, ni órganos o células; tan
sólo redes digitales equiparables a las redes neuronales.

En realidad, como explican los científicos, quizá lo más importante es preservar el cerebro,
cuyo coste no baja de 12.000 €. Preservar el cuerpo se argumenta que no es muy coherente,
habida cuenta de la posibilidad de la creación de órganos, y también se abre una posibilidad
de interés creciente como es la investigación científica sobre el envejecimiento.

Precisamente éste es uno de los campos más en forma en la ciencia. Así se dice que en los
últimos años se están invirtiendo cifras escalofriantes, miles de millones de tecnodólares de
Silicon Valley, y donde los avances alientan un futuro en el que seamos capaces de curar
muchas de las enfermedades de la vejez (así lo opina el bioquímico ISPIZUA BELMONTE);

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este científico habla del envejecimiento como una enfermedad y de la posibilidad de


“curarlo”.

En opinión de los autores CORDEIRO y WOOD: “grandes compañías como Amazon, Apple,
Facebook, Google, IBM y Microsoft, por citar algunas, han entrado en el mundo de la
medicina y de la biología, y están acelerando la revolución de la industria. Por ejemplo,
Google ha creado Calico (California Life Company) una filial cuyo objetivo es ‹‹resolver la
muerte››; IBM ha creado un sistema de inteligencia artificial llamado Watson que se ha
convertido ya en el mejor oncólogo, capaz de analizar cualquier cáncer tan bien como, o
incluso mejor que, los médicos humanos; y Microsoft ha anunciado que piensa curar en una
década el cáncer tratándolo como un virus informático.

Desde una perspectiva jurídica, el debate se nos manifiesta intenso y extenso y complejo en
los interrogantes jurídicos y éticos que el problema suscita a cualquier atento observador de
una realidad social tan impactante y sobrecogedora. En fin, un debate apasionante pero
todavía teórico entre la Bioética y la legalidad. La reflexión está abierta, y la
experimentación en relación con la “medicina regenerativa” irá avanzando al compás de los
logros (entendemos que en este caso, dilatados en el tiempo) con la investigación
biotecnológica. Hoy por hoy, esta técnica es una “quimera” y los expertos creen que pasarán
muchos años antes que esta experimentación pueda vislumbrarse que obtenga una
ejecución viable.

La práctica de la criogenia consiste en preservar un cuerpo mediante su congelamiento con


la finalidad de resucitarlo en el futuro. Legalmente, debe llevarse a cabo inmediatamente
después que una persona ha sido declarada muerta para evitar así lesiones cerebrales que
suceden rápidamente pasados los cinco a diez minutos aproximadamente luego de la
muerte. El objetivo de esto es suspender la vida amenazada por una enfermedad incurable
hasta tanto se logre obtener la cura a la misma. La criogenia debe ser llevada a cabo luego
que una persona ha sido declarada muerta, sin embargo el cese de latidos y respiración no
es equivalente a muerte biológica. Legalmente una persona es declarada muerta cuando ha
ocurrido muerte cerebral diagnosticada por falta de actividad cerebral evidenciada
mediante electroencefalograma.

Pero ya desde ahora, se alzan “voces” críticas y permisivas cuyas reflexiones pugnan entre
los logros “utilitaristas” de la técnica, y el debate ético y jurídico. En fin, entre la ciencia y la
conciencia”. Es así que pensamos que ni la medicina regenerativa más avanzada permite
soñar en la actualidad con sistemas de almacenamiento de información que pudiese ser
copiada y trasmitida al cuerpo crioconservado. Es decir, se habla de la posibilidad que el ser
humano tuviera réplicas o copias de seguridad, ¿es este un futurible sujeto de derechos?, y
que consideremos que esta sobrevenida entidad biológica “revivida” tuviese capacidad
jurídica….

En opinión de los autores que comparto, el principal problema que se plantea en la


criogenización de seres humanos es que no existe una evidencia experimental previa que
pueda garantizar de alguna forma el éxito de esta práctica.

La ciencia avanza y lo que hoy es una utopía pronto dejará de ser una fantasía, para pasar
a ser una realidad viable. De hecho, existe un número importante –significativo– de
“pacientes” criopreservados. La comunidad científica es consciente de la dificultad técnica
de “devolver a la vida” ¿la misma, otra criónica?, al paciente crionizado. Desde luego no es
contrario a la Ley criogenizar el cuerpo humano.

Debemos insistir en que el proceso de criogenizar comienza cuando a la persona queda


certificada su muerte. Y la técnica de crioconservación debe llevarse a cabo inmediatamente
después, de modo que si transcurren más de quince minutos desde el fallecimiento, el
proceso es imposible. Si se opera dentro de ese margen de tiempo, el cuerpo debe situarse en

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Oscar Monje Balmaseda

hielo y, en palabras médicas, “inyectar productos químicos que eviten la coagulación de la


sangre”. De ahí que se explique desde un planteamiento científico que precisamente cuando
la persona está muerta y la empresa criogénica es informada, envía un equipo con la
intención de mantener la sangre fluyendo por el cuerpo, que es envuelto en hielo y se le
inyectan crioprotectores para evitar las isquemias y coágulos.

Pero desde nuestro punto de vista, entonces habría múltiples identidades, y por ende
personalidades ¡realmente absurdo …!

Explican los autores que esta situación puramente teórica y de estricta ficción imaginativa
no podría catalogarse de persona “renacida” no hay identidad genética, sería un ente
programado, ya no habría individualidad biológica, ésta se destruyó con la muerte. No
creemos, que pudiéramos hallar sobrevenidamente de un “renacido (volvemos a ampliar la
expresión) derecho subjetivo a la vida. Lo que sólo de forma difusa y parecida
“sintéticamente” pudiéramos hablar de persona (en su propia mismidad, como diría el
filósofo ZUBIRI). Nos parece (y participamos de la opinión de JESUS TERAN, catedrático
de Teología de la Universidad de Deusto) que la reflexión ética tiene que tomar como punto
de partida los datos científicos implicados en cada desarrollo evitando caer (y es lo que aquí
sucede) en el peligro de aportar –como se está haciendo– “respuestas abstractas y
aprioristas”. Se está construyendo una realidad “de futuro” a través de principios
apriorísticos (no están basados en construcciones científicas comprobadas). No es fácil, pero
estas teorías científicas estarían atacando las características esenciales del ser humano
(que existió y falleció). Y así no puede volverse a recobrar una identidad, o unidad porque el
ser humano es irrepetible……….

Y entonces ¿si fuéramos capaces de copiar el cerebro humano en un programa informático,


habría de futuro tantas personalidades y/o identidades como copias de seguridad?

¿Es posible legislar sobre la criogenización? La falta de normativas completas sobre asuntos
como el uso de células madre, la clonación humana o la criogenización genera dudas que
podrían solucionarse con leyes que marquen los límites de estas técnicas. La legislación
siempre va por detrás de los avances tecnológicos. Sin embargo, algunos especialistas creen
que adelantarse a estos progresos puede representar un paso positivo para marcar desde un
primer momento los límites y las líneas rojas que las empresas nunca podrán traspasar.

Asuntos como la clonación humana, el uso de células madre o la criogenización llevan años
generando serias dudas jurídicas por no contar con una regulación completa. La técnica de
la criopreservación siempre ha estado en el punto de mira por temas morales y legales y
ahora, tras la publicación de una sentencia emitida en Reino Unido, en la que un juez ha
permitido la criogenización de una niña de 14 años enferma de cáncer, se ha vuelto a
despertar el interés de los juristas, después de que el mismo ponente de este fallo apuntara
que es esencial buscar nuevas fórmulas normativas ante los interrogantes que traerá la
ciencia a los abogados. La decisión, lejos de ser un aval jurídico a este sistema de
preservación, es una decisión sobre un caso que se refiere al derecho de familia. “La
adolescente no quería que su padre –que la había abandonado hace ocho años– tuviera
acceso a su historia clínica, que pudiera ver su cadáver ni que decidiera sobre la
criogenización. El juez terminó dando la razón a la niña y a su madre”, (apunta MANUEL
LOBATO, socio de propiedad industrial e intelectual de Bird & Bird). Sea como fuere, la
criogenización vuelve a estar en la palestra y son muchos los juristas que entendemos que a
pesar de ser una técnica que todavía no ha demostrado su validez debería contar con algún
tipo de regulación.

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