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PARA TRANSMANTARO

Las comunidades campesinas existieron incluso antes que el Perú se


organice en un Estado moderno y es en base a ello que se le reconoce su
calidad de persona jurídica. Esto no sucede con las asociaciones que nacen
por una manifestación de voluntad, como un negocio jurídico. Por ello no
resulta válido equiparar a las comunidades campesinas con las asociaciones
ni aplicarles lo dispuesto en el Quinto Pleno Casatorio. Este fue el criterio
expuesto por la Segunda Sala Civil de Lima para no aplicar dicha
jurisprudencia vinculante. Más detalles aquí.

Una comunidad campesina no puede ser considerada como una asociación,


en la medida que carece de un acto fundacional volitivo o voluntario, y más
bien tiene una existencia ancestral anterior a sus miembros componentes y
reconocida por el Estado. El propio Código Civil hace diferencia entre
asociación y comunidad campesina, en la medida que estas poseen una
legislación especial.

Por lo tanto, al no ser equiparables con las asociaciones, a las comunidades


campesinas no les sería aplicable el Quinto Pleno Casatorio Civil (Casación
Nº 3189-2012-Lima Norte) emitido por la Corte Suprema, ya que este solo
puede aplicarse a asociaciones o personas jurídicas que guarden similitud
con su naturaleza, esto es, que se crean con una declaración de voluntad y
cumpliendo con todos los requisitos del negocio jurídico.

Este criterio fue expuesto por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia en su sentencia recaída en el Expediente Nº 3963-2007, que declaró
nula una asamblea general de una comunidad campesina, apartándose de
los fundamentos expresados en el Quinto Pleno Casatorio.
Como se recordará, en dicho Pleno se estableció que toda pretensión
impugnatoria de acuerdos de asociación civil debe realizarse dentro de los
plazos de caducidad regulados en el artículo 92 del Código Civil, esto es,
hasta 60 días a partir de la fecha del acuerdo y hasta 30 días a partir de la
fecha de inscripción del acuerdo.

El caso

Un comunero demandó la declaración de nulidad del acta de asamblea


general extraordinaria de la Comunidad Campesina de Jicamarca, donde se
acordó facultar a determinada persona a suscribir la minuta y escritura
pública de la transferencia de terrenos comunales en calidad de
compraventa. El pedido de nulidad se sustentaba en las siguientes causales:
falta de manifestación de voluntad, objeto jurídicamente imposible, fin ilícito,
simulación absoluta y por ser contrario a las normas de orden público y
buenas costumbres.

El demandante alegó que dicha asamblea no se realizó puesto que en el


estatuto figura que las asambleas se realizan los primeros domingos de cada
mes y esta se realizó un martes. Asimismo, se afirmó que cuatro comuneros
indicaron que no asistieron a la asamblea pero que sus firmas figuraban en
el acta, a pesar de que ellos son personas analfabetas.

En primera instancia, la demanda fue declarada fundada. Sin embargo, uno


de los co-demandados apeló y alegó que la pericia grafotécnica realizada a
las firmas de los comuneros carecía de valor, puesto que, se practicaron
tomando como muestra una fotocopia del acta de asamblea, siendo
imposible realizar esta pericia cuando no se cuenta con el documento
original.

Al resolver la causa, la Sala Superior señaló que para proceder con la


transferencia de terrenos comunales, esta debe aprobarse con al menos los
dos tercios de los miembros calificados de la comunidad reunidos en
asamblea general, esto es, 88 miembros. Pero, a pesar de que firmaron el
acta 89 de ellos, no puede contarse con al menos tres votos de los
comuneros, pues dichas firmas fueron falsificadas, conforme establece el
informe pericial grafotécnico. Además, siete comuneros presentaron
declaraciones juradas y legalizadas manifestando que las firmas puestas en
el acta no les corresponden y, además, que en dicha fecha no se produjo
ninguna asamblea.

Todo ello, más la conducta renuente del representante de la demandada de


no exhibir el original del Libro de Actas de Asamblea, permitió a la Sala
concluir que el acto jurídico no existió.

Por ello, la Segunda Sala Civil confirmó la resolución de primera instancia


que declaró fundada la demanda y, en consecuencia, declaró nula y sin valor
legal la asamblea general extraordinaria de la Comunidad Campesina de
Jicamarca. Asimismo, ordenó cancelar el asiento que originó el acto jurídico
en el registro de mandatos y poderes del registro de personas jurídicas.

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