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Diversifica tus inversiones

Este es uno de los principios fundamentales del arte de invertir, aplicar el aplicar el
famoso refrán "no pongas todos los huevos en la misma cesta" al mundo de las finanzas.

Limitar tus inversiones a un solo tipo de activo entraña más riesgo que repartirlas entre
varias clases, sectores, valores, divisas, etc. La diversificación reduce el riesgo porque
permite que las posibles pérdidas en unos activos se compensen con ganancias en otros.

El éxito de una inversión no depende tanto de los valores individuales que la componen,
sino que está en relación con la combinación de las distintas clases de activos en los que
se invierte, ya que estos no responden de la misma manera ante la evolución del
mercado.

Esto se podría aplicar a la composición de nuestra cartera global - eligiendo un


determinado % de nuestra inversión a Liquidez, Renta Fija o Renta Variable - y también
a la diversificación dentro de un determinado activo, por ejemplo, distribuyendo un
determinado % de nuestra inversión en Renta Variable por sectores, zonas geográficas...

Los gráficos indican 3 carteras de inversión, en cada una de ellas el inversor ha optado
por una distribución de su cartera de forma diferente.
La rentabilidad media de la cartera ha sido calculada utilizando las siguientes
rentabilidades media a largo plazo: Liquidez 3%, Renta Fija 5% y Acciones 8%.

> Compra y mantén tu inversión

Debes tomar tus decisiones de inversión identificando los valores que tengan buenos
fundamentos y perspectivas de crecimiento. De esta forma tendrás la garantía que a
medio y largo plazo vamos a estar invertidos en los valores que mejor sobrellevan las
fluctuaciones del mercado a corto plazo.
El inversor que utiliza la estrategia de "comprar y mantener" invierte en empresas
consolidadas, mantiene a medio y largo plazo, y no vende en el momento en que la
valoración de sus inversiones desciende, ya que está realizando una apuesta por el
crecimiento global de la economía.

Está forma de invertir, en muchos casos, puede obtener en el largo plazo mejor resultado
que estar realizando inversiones y desinversiones continuamente, ya que el inversor que
intenta aprovechar los repuntes y evitar las caídas de los mercados, puede perderse la
tendencia global positiva del mercado y con frecuencia equivocarse, principalmente los
inversores que no siguen muy de cerca la evolución de los mercados. Para este tipo de
inversor "comprar y mantener " puede ser una muy buena estrategia.

Sirva de ejemplo el siguiente estudio realizado sobre la rentabilidad obtenida en la bolsa


neoyorquina por un inversor que hubiese tenido su dinero invertido en la bolsa durante
todos los días de los últimos 10 años (01/01/91 al 31/12/00) y cuáles han sido los
efectos de no estar invertido los mejores 10 días, 20, 30 y 40 días.

La rentabilidad media anual durante los 10 últimos años, de haber estado siempre
invertido hubiese sido del 17,41%, pero de habernos perdido sólo las diez mejores
sesiones de estos diez años (es decir, de un total de 2.700 sesiones) nuestra rentabilidad
media hubiese descendido al 12,71%, un 36% menos. Y la rentabilidad media
disminuye mucho más - un 76% - si nos hemos estado fuera del mercado durante las 40
mejores sesiones, ya que dicha rentabilidad media quedaría reducida al 4,09%.

> Gana interés sobre interés

Esta estrategia supone que los ingresos por intereses, dividendos, plusvalías que
nuestras inversiones van generando, pasen a engrosar el importe de nuestra inversión, y
de está forma los nuevos rendimientos son calculados sobre mayores importes.

Por simple que parezca esta idea, tiene efectos muy importantes en el rendimiento de
nuestros ahorros, sobre todo cuánto mayor sea el plazo de nuestra inversión.

Un claro ejemplo es el que mostramos aquí:

Dos inversores con un mismo capital inicial (6010,12 euros) y el mismo rendimiento
(5%), el inversor A retira anualmente los rendimientos obtenidos y el inversor B va
reinvirtiendo los rendimientos.
6.010,12 euros, durante 20 años, con un interés del 5% supone 8.453,95 euros a interés
compuesto, es decir reinvertiendo los intereses y únicamente 6.012,12 euros si no
reinvierte los intereses.

> Combate la inflación

Debemos invertir en activos que históricamente hayan superado el efecto de la subida


de precios en la economía, ya que de lo contrario la revalorización de nuestra inversión
será sólo ficticia, insuficiente para mantener el poder adquisitivo de nuestros ahorros.

Si, por ejemplo, la inflación media de los últimos años ha sido del 3%, y queremos
realizar un plan de ahorro a largo plazo, debemos elegir inversiones en las que el retorno
sea superior a este 3% anual.

En 20 años estos son los efectos en el precio de una


serie de productos suponiendo una inflación media del
3%:
Baguette 100 180

Camiseta 180 3.612

Vivienda 18.000.000 32.510.000

Reduce el impacto fiscal

Uno de los factores que más influyen en la rentabilidad de nuestra inversión es la


fiscalidad de los diferentes productos financieros. El efecto de los impuestos sobre el
crecimiento a largo plazo de una inversión puede ser tan importante como la evolución
de la inversión en sí misma.

Es importante tener en cuenta el impacto fiscal en el momento de realizar nuestras


inversiones. Un producto de alta rentabilidad pero que tribute a un alto tipo impositivo,
puede ser peor para invertir a medio y largo plazo que un producto con menor
rentabilidad pero con ventajas fiscales.

Por ejemplo, para un inversor, cuya base liquidable sea de 25.242,51 euros, un fondo de
inversión mantenido más de un año, y cuya rentabilidad sea del 3,6 %, después de pagar
impuestos, equivale a una rentabilidad del 4,5 % de una cuenta a la vista. Ya que el
fondo de inversión tributará al 18% y los rendimientos de la cuenta a su tipo marginal,
en este caso del 36%.

En resumen:
Rentabilidad fondo de inversión: 3,6 %
Tipo impositivo (más de un año): 18 %
Rentabilidad después de impuestos: 2,95 %

Rentabilidad cuenta a la vista: 4,5 %


Tipo impositivo (para base liquidable de 25.242,51 euros): 37,1 %
Rentabilidad después de impuestos: 2,26 %

Así un fondo de inversión que en el último año hubiera dado una rentabilidad del 3,6%,
habrá sido más rentable, después del pago de impuestos, que una cuenta de alta
remuneración al 4,5%.

Mide el impacto de las comisiones

De la misma forma que los impuestos, en la rentabilidad de una inversión, interviene un


factor que pasa desapercibido para muchos inversores: las comisiones que se aplican a
cada producto, tanto las explícitas (comisión de mantenimiento, de suscripción o
reembolso, corretajes) como las implícitas (comisión de gestión, de depósito)

Hay que estudiar siempre las comisiones asociadas a las inversiones que deseemos
realizar.

Para mostrar este efecto, vamos a estudiar el comportamiento de dos fondos de


inversión, suponiendo que el rendimiento de los activos en los que están invertidos sea
del 6 % para ambos. Vamos a ver la diferencia que hay a 10 años en la rentabilidad final
del fondo A, cuya comisión de gestión y depósito es del 1,5% y la del fondo B cuya
comisión es del 0,5%.

Para una inversión inicial de 6.010 euros en fondos de inversión, si suponemos que la
rentabilidad de los activos en los que invierten dos fondos es del 6%, vamos a ver como
influyen en la rentabilidad del fondo el efecto de las comisiones:
Fondo A comisión depósito+gestión 0,5%
Fondo B comisión depósito+gestión 1,5%

Rendimiento Fondo tras 10 años de Inversión:


Fondo A: 10.266,15 euros. Rentabilidad acumulada: 70,8%
Fondo B: 9.333,53 euros. Rentabilidad acumulada: 55.2%
La diferencia 932,62 euros es imputable no a la evolución de los mercados ni a la
composición del fondo de inversión, sino a las diferentes comisiones internas que
aplican los fondos de inversión.

Evita los errores más comunes

Aunque nadie puede prever las fluctuaciones en los mercados, sí que existe una serie de
posibles errores que el inversor debe evitar cometer:

1.- No tener un plan


A la hora de realizar una inversión, es muy importante identificar nuestros objetivos
financieros y determinar el nivel de riesgo en el que nos vamos a encontrar cómodos.
Sin un plan que seguir es posible que en determinados momentos perdamos de vista
nuestros objetivos y riesgos y seleccionemos inversiones que no son adecuadas para
nosotros.

2.- No tener un plan alternativo


Debemos tener mínimamente planificadas posibles situaciones de emergencia, en el que
necesitemos liquidez de forma inmediata. Tener parte de nuestro ahorro en un "fondo de
emergencia" que podremos utilizar en situaciones de necesidad hará que no tengamos
que deshacer nuestras inversiones planificadas a medio y largo plazo, con el
consecuente impacto fiscal negativo que podríamos sufrir y con el coste de tener que
vender un momento de caída del mercado.

3.- No aprovechar al máximo las ventajas del plan


El hecho de tener un plan y un plan alternativo, no quiere decir que nos olvidemos de
realizar un seguimiento del mercado. Supervisar nuestra cartera e ir ajustando la
composición de ésta a los cambios que se producen en el mercado es imprescindible
para obtener buenos resultados.

4.- Aplazar la decisión de invertir


El tiempo es uno de los factores más importantes que existen a la hora de obtener una
buena rentabilidad para nuestro dinero. Cuanto más largo sea el tiempo de nuestra
inversión, mejores rendimientos obtendremos. Ir retrasando nuestra decisión de
inversión por miedo a no elegir la opción correcta puede hacer que no rentabilicemos
nuestros ahorros de forma óptima.

Recuerda: El tiempo juega a tu favor, pero sólo si tu dinero está trabajando. No


esperes un momento mejor: activa tu dinero hoy mismo.

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