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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL ESTUDIO DEL MOVIMIENTO MECÁNICO

Durante muchos siglos se intentó encontrar leyes fundamentales que se apliquen a todas o por lo menos a
muchas experiencias cotidianas relativas al movimiento. Fue un tema central de la Filosofía natural. El estudio
del movimiento se remonta a épocas remotas y los primeros registros corresponden a los tratados del griego
Aristóteles (384-322 a.C.) al analizar las relaciones entre las fuerzas y el movimiento, pensó que un cuerpo se
mantendría en movimiento sólo si existiera una fuerza que actuase sobre él de manera constante, también
afirmaba que la velocidad de caída de un cuerpo es proporcional a su peso, y el movimiento en sí es común a
todos los componentes del universo, por lo que el centro del universo es la Tierra y los demás cuerpos celestes
se mueven de manera continua siguiendo trayectorias concéntricas.
A estas ideas se les considera un error porque actualmente se sabe que los cuerpos mantienen su estado de
movimiento aún cuando no se les aplique una fuerza externa y que la Tierra no es el centro del universo.
Posteriormente, surgieron diversas corrientes de pensamiento y aunque muchos científicos realizaron grandes
aportaciones, en realidad fueron Copérnico, Galileo Galilei, Johannes Kepler e Isaac Newton quienes
comenzaron la revolución en el campo de la Física.
Nicolás Copérnico (1473-1543), astrónomo polaco, conocido por su teoría heliocéntrica que había sido descrita
ya por Aristarco de Samos, según la cual el Sol se encontraba en el centro del Universo y la Tierra, que giraba
una vez al día sobre su eje, completaba cada año una vuelta alrededor de él. A partir de aquí la teoría
heliocéntrica comenzó a expandirse. Rápidamente surgieron también sus detractores, siendo los primeros los
teólogos protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 la Iglesia Católica colocó el trabajo de Copérnico en
su lista de libros prohibidos. La obra de Copérnico sirvió de base para que, más tarde, Galileo,
Brahe y Kepler pusieran los cimientos de la astronomía moderna.
Galileo Galilei (1564-1642), físico y astrónomo italiano, realizó notables aportaciones científicas en el campo
de la Física, que pusieron en entredicho teorías consideradas verdaderas durante siglos. Así, por ejemplo,
demostró la falsedad del postulado aristotélico que afirmaba que la aceleración de la caída de los cuerpos -en
caída libre- era proporcional a su peso, y conjeturó que, en el vacío, todos los cuerpos caerían con igual
velocidad. Para ello hizo deslizar esferas cuesta abajo por la superficie lisa de planos inclinados con distinto
ángulo de inclinación (y no fue con el lanzamiento de cuerpos de distinto peso, desde la torre inclinada de Pisa,
como se había creído durante mucho tiempo).
Entre otros hallazgos notables figuran las leyes del movimiento pendular (sobre el cual comenzó a pensar,
según la conocida anécdota, mientras observaba una lámpara que oscilaba en la catedral de Pisa), y las leyes
del movimiento acelerado. La obra que le hizo merecedor del título de Padre de la Física Matemática fue el
Discorsi e dimostrazionimatematicheintorno a duenuovescienzeattinenti la meccanica (Discursos y
demostraciones en torno a dos nuevas ciencias relacionadas con la mecánica), escrita con la ayuda de su
discípulo Torricelli, donde describelos resultados de sus investigaciones sobre mecánica. Esta obra sentó las
bases físicas y matemáticas para un análisis del movimiento, y se convirtió en la base de la ciencia de la
mecánica, edificada por científicos posteriores, como Isaac Newton. Galileo creó dos nuevas ciencias conocidas
en la actualidad como Dinámica y Resistencia de materiales.
Johannes Kepler (1571-1630), astrónomo y filósofo alemán, famoso por formular y verificar las tres leyes del
movimiento planetario conocidas como leyes de Kepler. Estudió teología y clásicas en la Universidad de
Tübingen. Allí le influenció un profesor de matemáticas, Michael Maestlin, partidario de la teoría heliocéntrica
del movimiento planetario desarrollada en principio por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico. Kepler aceptó
inmediatamente la teoría copernicana al creer que la simplicidad de su ordenamiento planetario tenía que haber
sido el plan de Dios.
En 1594, cuando Kepler dejó Tübingen y marchó a Graz (Austria), elaboró una hipótesis geométrica compleja
para explicar las distancias entre las órbitas planetarias —órbitas que se consideraban circulares erróneamente.
(Posteriormente, Kepler dedujo que las órbitas de los planetas son elípticas; sin embargo; estos primeros
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cálculos sólo coinciden en 5% con la realidad.) Kepler planteó que el Sol ejerce una fuerza que disminuye de
forma inversamente proporcional a la distancia e impulsa a los planetas alrededor de sus órbitas.
Kepler fue profesor de Astronomía y Matemáticas en la Universidad de Graz desde 1594 hasta 1600, cuando
se convirtió en ayudante del astrónomo danés Tycho Brahe en su observatorio de Praga. A la muerte de Brahe
en 1601, Kepler asumió su cargo como matemático imperial y astrónomo de la corte del emperador Rodolfo II.
Una de sus obras más importantes durante este período fue Astronomía nova (1609), la gran culminación de
sus cuidadosos esfuerzos para calcular la órbita de Marte. Este tratado contiene la exposición de dos de las
llamadas leyes de Kepler sobre el movimiento planetario. Según la primera ley, los planetas giran en órbitas
elípticas con el Sol en un foco. La segunda, o regla del área, afirma que una línea imaginaria desde el Sol a un
planeta recorre áreas iguales de una elipse durante intervalos iguales de tiempo. En otras palabras, un planeta
girará con mayor velocidad cuanto más cerca se encuentre del Sol.
En 1612, Kepler se hizo matemático de los estados de la Alta Austria. Mientras vivía en Linz, publicó su
Harmonicesmundi, Libri (1619), cuya sección final contiene otro descubrimiento sobre el movimiento planetario
(tercera ley): la relación del cubo de la distancia media (o promedio) de un planeta al Sol y el cuadrado del
período de revolución del planeta es una constante y es la misma para todos los planetas.Kepler también realizó
aportaciones en el campo de la óptica y desarrolló un sistema infinitesimal en matemáticas, que fue un antecesor
del cálculo. Murió el 15 de noviembre de 1630 en Regensbu.
La importancia del físico y matemático británico Isaac Newton (1642-1727) para el pensamiento científico
occidental es considerable. Se le considera el padre de la física clásica, y no en vano sus dos principales obras,
Philosophiaenaturalis principia mathematica (1687) y Opticks (1707) son consideradas como ejemplos de
paradigmas científicos, pues componen sistemas completos con los que se interpreta el trabajo de los científicos
posteriores. En los Principia, publicados por insistencia (y financiación) de su gran amigo y astrónomo Edmond
Halley, parte de tres axiomas del movimiento, que se infieren de las experiencias de Galileo del movimiento de
los proyectiles: la inercia, la composición de velocidades y la conservación del impulso. Y haciendo uso del
cálculo infinitesimal obtiene sus famosas tres leyes dinámicas.
La primera es la Ley de la inercia: Un cuerpo se encuentra en reposo o en movimiento rectilíneo y uniforme de
forma indefinida si sobre él no actúa ninguna fuerza. La segunda es conocida como la Ley fundamental de la
dinámica: La aceleración que produce una fuerza en un cuerpo es directamente proporcional a la magnitud de
la fuerza e inversamente proporcional a su masa, que matemáticamente toma la expresión F = m.a. Por último,
la Ley de acción y reacción establece que si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro (acción), el otro ejerce
exactamente la misma fuerza, pero en sentido contrario, sobre el primero (reacción).
El método de fluxiones, la teoría de los colores y las primeras ideas sobre la atracción gravitatoria, relacionadas
con la permanencia de la Luna en su órbita en torno a la Tierra, fueron los logros que Newton mencionó como
fechados en esos años, y él mismo se encargó de propagar, también hacia el final de su vida, la anécdota que
relaciona sus primeros pensamientos sobre la ley de la gravedad con la observación casual de una manzana
cayendo de alguno de los frutales de su jardín (Voltaire fue el encargado de propagar en letra impresa la historia,
que conocía por la sobrina de Newton).

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