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El volumen de orina diaria que excreta una persona adulta oscila entre 0,5 litros y 2 litros. Según la
fuente que consultemos nos toparemos con un volumen más acotado (1-1,5 litros, 1-2 litros…) o
incluso con un volumen fijo aproximado de litro y medio. Estas cifras se manejan hablando
siempre en condiciones normales.
La orina producida variará en función de muchos factores, entre los que destacan la nutrición y la
hidratación. El volumen producido y su composición también se verán afectados en condiciones
patológicas.
Composición de la orina
La orina está compuesta mayoritariamente por agua, que ocupa del 90 al 95% de su totalidad. En
el agua figuran disueltas el resto de sustancias que la componen, entre las que se encuentran
principalmente:
Agua.
Electrolitos (Na+, K+, Ca2+, Mg2+, NH4+, Cl–, SO42-, HPO42-, HCO3–…)
Urea.
Ácido úrico.
Creatinina.
Aminoácidos.
El análisis sistemático de orina y el urocultivo son estándares hoy en día en un laboratorio clínico y
biomédico, o de diagnóstico clínico. El área de bioquímica se ocupa del primero, y el área de
microbiología del segundo.
Permite el diagnóstico de enfermedades renales o del tracto urinario. Así como llevar un control
sobre su evolución.
Formación de la orina
Para comprender la importancia del análisis físico químico de la orina, es necesario conocer el
mecanismo de formación de este fluído biológico.
La orina se forma en el riñón, un órgano situado en la región lumbar. El riñón está conformado
por, aproximadamente, un millón de nefronas, aunque algunos autores elevan esta cifra hasta 4
millones. La nefrona es la unidad funcional del riñón y la responsable de la producción de la orina.
Estructura de la Nefrona
La nefrona está compuesta por dos partes bien diferenciadas. Por una parte tenemos el
llamado corpúsculo renal, formado por el glomérulo y la cápsula de Bowman. Y por otra tenemos
el aparato tubular, conformado por el túbulo contorneado proximal, el asa de Henle, el túbulo
contorneado distal y el túbulo colector.
Estructura de la nefrona
En el corpúsculo renal tiene lugar la ultrafiltración de la orina primaria. Mientras que en el aparato
tubular tiene lugar la concentración de la orina. Ésta orina, concentrada, será la que circule hacia la
vegija y sea excretada fuera del organismo.
Durante el filtrado pasan libremente: agua, urea, creatinina, aminoácidos, glucosa y ácido úrico.
Por contra, no se permite el paso de hematíes y moléculas de gran tamaño.
La orina primaria, prácticamente exenta de proteínas, es la resultante del ultrafiltrado del plasma,
que no depende solamente del tamaño de las ranuras de filtración de la cápsula. También
depende de la presión sanguínea, que ocasionará una filtración por difusión en los capilares que
conforman el glomérulo.
Una vez formada la orina primaria, ésta comienza a circular por el aparato tubular de la nefrona.
En esta red tubular ocurre la concentración de la orina, cumpliendo cada parte un cometido
diferente. En toda la red tubular se produce una reabsorción del 99% del agua y de gran parte de
los componentes que se hayan disueltos en ella. De este modo, la orina primaria sufre un cambio
radical en su composición.
En el túbulo contorneado proximal tiene lugar la reabsorción de la mayor parte del agua (60-70%
del agua total). También se recuperan la mayor parte de los electrolitos filtrados, la glucosa, los
aminoácidos, las pocas proteínas que hubiesen atravesado el filtro glomerular y hasta el 50% de la
urea.
A la vez que se produce la reabsorción, en el túbulo contorneado proximal también tiene lugar una
secreción. Las sustancias que se secretan en esta porción del aparato tubular son fármacos,
tóxicos, ácidos orgánicos y la mayor parte del ión amonio (NH4+).
En el asa de Henle continúa la reabsorción de sustancias, especialmente del sodio (Na+). Pero
también de potasio (K+) y cloro (Cl–). Ésto ocurre en su sección ascendente. En su sección
descendente, donde es permeable al agua, continúa su reabsorción.
En el túbulo contorneado distal tiene lugar una secreción conjunta del ión potasio (K+) y de
hidrogeniones (H+).
Para el análisis físico químico de la orina es suficiente con la orina de una micción. Preferiblemente
la primera de la mañana, pero hay que tener particular cuidado en explicarle al paciente que debe
desechar la primera y la última porción del chorro. Lo mismo ocurre con el sedimento urinario y
con el análisis microbiológico.
También hay que ser conscientes de que la toma de esta muestra conlleva el seguimiento de una
serie de instrucciones adicionales.
La orina de 24 horas es muy útil para su análisis cuantitativo. Para su obtención, el paciente debe
desechar la primera micción del día. A continuación recogerá en un envase específico las sucesivas
micciones hasta recoger, en última instancia, la primera micción del día siguiente.
Existen otras muestras específicas como la orina de 12 horas o la orina postprandial que se utiliza
para el control de la diabetes.
A medida que la orina se enfría tiene lugar la precipitación de ácido úrico y sus sales.
Cuando la orina se expone a la luz y al aire tienen lugar la oxidación de sustancias como la
bilirrubina, que desaparece en 30 minutos de la orina de un individuo sano.
30 minutos también es el tiempo que se necesita para que se destruyan los hematíes y los
cilindros. De este modo ya no serían observables microscópicamente.
Si el análisis físico químico de la orina se va a realizar después de tres o cuatro horas, la muestra se
conservará física (refrigeración o congelación) o químicamente. La refrigeración debe efectuarse a
una temperatura entre 2ºC y 8ºC.
Casi todos los conservantes químicos utilizados en orina son antimicrobianos. Si se utiliza uno de
ellos debe rotularse en el bote de recogida junto a la cantidad utilizada:
Ácido Bórico: Es un conservante que está dejando de ser utilizado en cosmética y productos de
higiene. Resulta útil para conservar hormonas, pero tiene el inconveniente de que precipita los
cristales de ácido úrico. También dificulta la determinación de la glucosa.
Fluoruro sódico: Se utiliza para conservar los valores de glucosa en orina durante 24 horas.
Ácido Clorhídrico: Se utiliza para conservar la orina en un pH inferior a 3. Útil para determinar
ácido vanilmandélico y aminoácidos.
Tolueno: Forma una capa fina sobre la superficie de la orina, evitando que la muestra entre en
contacto con el aire. De este modo se impiden los cambios oxidativos en la muestra.
Color.
Olor.
Turbidez.
Volumen.
Densidad.
Osmolalidad.
pH.
Color de la orina
La orina, en condiciones normales, tiene
color amarillo debido a la presencia de urobilina. Este color puede ir de muy claro a muy oscuro
en función de la hidratación del paciente. Un exceso de agua diluirá la orina y la tornará
prácticamente transparente. En cambio, una orina con poca cantidad de agua, debido a fiebre o
deshidratación, estará muy concentrada.
Que la orina presente un color diferente al habitual puede ser indicativo de la existencia de una
patología.
Si la orina adquiere una coloración rojiza puede ser debido a la presencia de hemoglobina,
mioglobina, porfirinas o a la ingesta de remolacha, níscalos o fármacos como la ripamficina.
Si la coloración es rojiza oscura o marrón puede ser debido a la presencia de hematíes, o de
hemoglobina a una concentración mucho más alta.
En cambio, si la orina es de color negruzca, puede ser debido a la presencia de melanina o de
ácido homogentísico (alcaptonuria). Otras coloraciones urinarias documentadas son el azul
verdoso (presencia de pseudomonas) y el amarillo verdoso (presencia de biliverdina). También
puede adquirir un color amarillo fluorescente o naranja si hay alta presencia de vitamina B12.
Además veremos coloraciones púrpuras debido a la presencia de bacterias en la orina. Podemos
encontrarnos coloraciones azules como las que produce la hipercalcemia familiar benigna en
niños. O como la que produce la viagra. Y coloraciones verdes, como la que produce el
tristemente famoso anestésico propofol.
La coloración de la orina siempre estará sujeta a la subjetividad del observador. Y es el principal
motivo por el que las coloraciones varían tanto en las fuentes que consultemos. Según el autor
veremos como lo que en unos sitios es coloración rojiza, en otros será marrón o incluso naranja. Y
lo marrón podrá ser considerado negruzco. O viceversa.
Olor de la orina
Dentro del análisis físico químico de la orina, este dato o característica no es de gran interés. El
aroma viene dado por sus ácidos volátiles. En condiciones normales el olor de la orina fresca es,
según algunos autores, inodora, y según otros, de aroma débil. En cambio, cuando esa orina
fresca comienza a descomponer la urea, es cuando produce un olor amoniacal.
El olor de la orina puede indicar la existencia de patologías. Por ejemplo, es común el olor afrutado
u olor a manzana en pacientes con diabetes mellitus. Este olor se debe a la presencia de acetona,
que también puede darse en cetosis. Otro olor característico es el olor a amoniaco en pacientes
con infección en las vías urinarias.
Además, la ingesta de determinados alimentos puede modificar el olor de la orina. Los más
característicos son el olor a café o a espárragos, entre otros, cuando el paciente ha consumido
alguno de estos alimentos.
Turbidez de la orina
La orina puede tornarse turbia debido a la precipitación de partículas de fosfatos amorfos en
orinas alcalinas. O por precipitación de uratos amorfos en orinas ácidas. El fosfato amorfo
constituye un precipitado blanco que se disuelve cuando se agrega un ácido. El urato amorfo, con
frecuencia, posee un color rosado por los pigmentos y se disuelve al calentar la muestra.
La turbidez puede manifestarse con la presencia de leucocitos o células epiteliales. Este hecho
puede confirmarse mediante el examen microscópico del sedimento.
Las bacterias también pueden causar turbidez, en especial si la muestra se queda en el recipiente
a temperatura ambiente durante largo tiempo.
Otras formas de turbidez que se muestran en la orina son, por una parte, el moco, que puede dar
a la orina un aspecto ahumado o turbio. Y por otra parte, la grasa y el quilo, que generan en la
orina un color lechoso.
Volumen de la orina
Como vimos con anterioridad, el volumen medio que excreta una persona adulta, en condiciones
normales, es de un litro y medio. Según los autores que consultemos, el rango de excreción
urinaria diaria varía de 500 a 2000 ml.
Los valores normales pueden expresarse de dos maneras. 1005-1030 mg/ml o 1.005-1.030 g/ml.
Una densidad baja o hipostenuria, inferior a 1005 mg/ml, se da en diabetes insípida,
glomerulonefritis o ante el empleo de diuréticos. En cambio, una densidad alta o hiperestenuria,
superior a 1030 mg/ml, se da en diabetes mellitus, estados febriles, enfermedades hepáticas o
deshidratación.
El mantenimiento de una densidad fija y de baja cantidad (1010 mg/ml), denominada isostenuria,
es característico en casos de daño renal grave.
El análisis físico químico de la orina se encuentra íntegro en todas las determinaciones. En cada
uno de los exámenes/análisis/determinaciones se busca la presencia de analitos, microorganismos
o elementos formes que afectan a las características físico químicas de la muestra.
Este examen consiste en centrifugar la muestra de orina, decantar el sobrenadante y realizar una
preparación en fresco del sedimento sobre un portaobjetos.