PODER Y DISTINCIÓN RACIAL
Tras la inminente caída de Constantinopla a
manos de los turcos otomanos en el s. XV, la
invasión a América se hizo plausible a través
de viajes que se popularizaron y revelaron la
necesidad de países potencia de Europa
occidental: España, Portugal e Inglaterra, por
conseguir nuevos recursos ante el bloqueo
comercial de Asia-Europa, conocida como
rutas de la seda y las especias, consecuencia de
una pugna por el poder que se sustentaba en el
comercio.
América, por otra parte, era un continente
pluricultural y diverso, era un lugar agreste
para foráneos y además desarrollaba su propia
historia, independientemente de la que se
originó en Europa occidental. Sin embargo,
América no era ajena a las disputas de poder o
de clasificación social, puesto que se
encontraba fragmentada y débil por
enfrentamientos entre etnias que se imponían
sobre otras, un ejemplo es el imperio incaico.
La invasión a América demostró el contraste
existente entre dos grandes civilizaciones del
mundo antiguo, pero la presencia de dos
culturas, disímiles en formas de percepción
acerca del mundo, en un mismo territorio
originó la lucha por el poder y el control.
Europa, fundamentada en su dogma católico,
logró imponerse sobre una América dividida y
frágil.
Europa desarrolló argumentos a favor de la
dominación de los pueblos americanos y la que
se resalta es la distinción racial, ya que fue
justificación para desarrollar actos violentos
en contra de indios, mestizos, negros y
asiáticos. La figura del blanco o la cultura de la
supremacía del blanco sobre otro tipo color de
piel consolidó la imposición cultural,
económica y social. Asimismo, la nueva
clasificación social básica de la población que
colocaba al español o portugués por encima
del hombre americano, asiático o africano, este
último incluso fue percibido como objeto,
limitó el desarrollo del conocimiento y el
descubrimiento cultural a países europeos y,
sobretodo, le dio legitimidad a un nuevo orden
de superioridad/inferioridad que existe hasta
la actualidad en muchos países americanos,
africanos y asiáticos en ámbitos de diversa
índole.
El Perú es un país
pluricultural y
concentra
población de
diversos países, y
puede fungir como
muestra de la
población mundial,
puesto que no es ajena
a la discriminación que
se suscita en todos los
países del globo terráqueo.
La discriminación en el Perú basado en
la etnia/raza es un hecho que tiene
antecedentes desde la época de la invasión en
el que las sociedades dominantes eran los
portugueses, españoles, ingleses y estos se
imponían a los pueblos americanos, pero que
sigue perdurando hasta la actualidad.
Asimismo, la distinción racial permitió
también el control del trabajo asalariado y no
asalariado que actualmente se puede percibir
como las brechas existentes entre una persona
de tez blanca con otra de tez oscura o el acceso
que algunas personas tienen a los puestos de
trabajos. El desarrollo del conocimiento
asociado a la modernidad también se aprecia
por el Perú y los pueblos americanos, en
general, como ajeno a su realidad y se adjudica
el saber a lo occidental, y se menosprecia lo
nacional, esta apreciación también es parte de
una formación cultural fundada en la
distinción racial; pero, ¿el desarrollo solo es
inherente a lo occidental u europeo? o, ¿solo
es parte del imaginario y creación occidental
para justificar su hipotética superioridad?
(Quijano, 2002) afirma que:
Eurocentrismo es, aquí, el nombre de una
perspectiva de conocimiento cuya elaboración
sistemática comenzó en Europa Occidental
antes de mediados del siglo XVII, aunque
algunas de sus raíces son sin duda más viejas,
incluso antiguas, y que en las centurias
siguientes se hizo mundialmente hegemónica
recorriendo el mismo cauce del dominio de la
Europa burguesa. Su constitución ocurrió
asociada a la específica secularización
burguesa del pensamiento europeo y a la
experiencia y las necesidades del patrón
mundial de poder capitalista,
colonial/moderno, eurocentrado, establecido a
partir de América.
Asimismo, (Albornoz, ...) concluye que:
El americano no está privado de ninguna de las
facultades de los otros pueblos; sólo le falta la
oportunidad para desenvolverla. Cuando esas
naciones sean libres, mostrarán mucha más
facilidad en todo género de actividad
intelectual, y si hoy algunas de ellas no son
más que la sombra de lo que han sido, ello se
debe solamente a su posición social actual.
Pone en alto las facultades intelectuales de los
pueblos que ha recorrido y estudiado. Elogia
los adelantos alcanzados por algunos antes de
la conquista. Y, como se ve, condena la
explotación de que son víctimas, causa de su
miserable situación.
Por desgracia, la falsa teoría de la inferioridad
inventada para justificar la conquista como
tenemos dicho, una vez terminada ésta y
consolidada la colonia, se transforma en
instrumento y justificación de la explotación,
porque según su lógica, el inferior es apto sólo
para la servidumbre y está condenado a servir
al amo, al superior.
Cabe resaltar que la modernidad como
menciona Albornoz o Quijano no es inherente
a Europa Occidental, sino es parte de un
argumento que justifica la invasión europea al
continente y reafirma el nuevo patrón de
control mundial basado en la idea de
raza/etnia.
El Perú sigue siendo un pueblo sumergido en
esta idea errónea de inferioridad/superioridad,
pese a que nuestra cultura es diversa y tiene
raíces desde los primeros pobladores
americanos y con desarrollo cognoscitivo
propio hasta la invasión europea.
Autores:
 Aguirre Salazar, Sady
 Espinoza Pinedo, Diego
 García Vidal, Marcus
 Guerrero Collantes, Tatiana
 Oblitas Gavilan, Anthony
 Valverde Lazaro, De Fatima
 Yangali Vargas, Juan