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¿Cómo caracterizó la filosofía alemana del XIX los conceptos de naturaleza e historia
y sus respectivas relaciones?
Para caracterizarlo, hay que abordar la distinción desde el lado subjetivo. Es decir, hay que
distinguir la manera como el hombre de ciencia y el historiador ejercen su pensamiento.
Sostuvo que historia y ciencia eran dos cosas distintas, cada una de ellas con método
propio. La ciencia, explicaba, tenía como propósito la descripción de hechos generales. La
historia, en tanto, la de hechos individuales.
Por lo tanto había dos clases de ciencia: ciencia nomotética, que es ciencia en el sentido
corriente del término y ciencia ideográfica, que es la historia.
Pero lo que es este trabajo, o cuál es la manera en que puede o debería hacerse, eso
Windelband no lo dice. Tampoco parece ser conciente de su incapacidad. Cuando habla de
una “ciencia ideográfica” implica que puede haber un conocimiento científico, es decir,
racional o no empírico, de lo individual; pero no advierte Windelband que la tradición entera
de la filosofía europea había declarado como imposible a este tipo de conocimiento.
En la medida en que Windelband trató la cuestión de cómo puede haber una ciencia de lo
individual, la resolvió diciendo que el conocimiento que tiene el historiador de los
acontecimientos históricos consiste en juicios de valor, es decir: fallos sobre el valor
espiritual en las acciones que investiga. De tal suerte, el pensamiento del historiador es
pensamiento ético y la historia es una rama de la ética. Pero esto equivale a responder a la
pregunta de cómo puede la historia ser una ciencia diciendo que no es una ciencia. En su
Introducción a la Filosofía, Windelband divide la cuestión entera en dos partes: la teoría del
conocimiento y la teoría de los valores, y la historia cae en la segunda parte. Así la historia
acaba por salir expulsada por completo de la esfera del conocimiento y queda la conclusión
de que lo que hace el historiador con lo individual no es conocerlo ni pensarlo sino intuir de
alguna manera su valor, actividad afín al artista. Pero, una vez más, se deja sin pensar
sistemáticamente la relación entre historia y arte.
Las novedades que introdujo al finalizar el siglo XIX., la escuela Neo - kantiana era poder
comprender la diferencia entre naturaleza e historia, hay que abordar la distinción desde el
lado subjetivo. Es decir, hay que distinguir la manera como el hombre de ciencia y el
historiador ejercen su pensamiento.
El punto lo había expuesto Schopenhauer con toda claridad en El mundo como voluntad y
representación:
“La historia carece de la característica fundamental de la ciencia, a saber, la
subordinación de los objetos de la conciencia. Todo lo que puede hacer es presentar
una simple coordinación de los hechos que ha registrado. De ahí que no haya
sistema en la historia como lo hay en otras ciencias (...) Las ciencias, siendo
sistemas de cogniciones, hablan siempre de tipos; la historia se refiere a individuos.
Por tanto, la historia sería una ciencia de individuos, lo cual implica una auto-
contradicción”
¿Cómo terció, y con qué argumentos, Nietzsche en esta discusión epistemológica?
Para esta cuestión el alumno deberá realizar una pequeña pesquisa.
Windelband y Rickert: ubicarlos en el marco del debate del estatuto científico de la
historia
La dualidad entre las ciencias naturales y las ciencias sociales presente hoy en las
discusiones metodológicas de éstas últimas, tiene un antecedente remoto en la dualidad,
establecida por Kant, entre los aspectos naturales y los aspectos propiamente humanos del
hombre. El problema de la dualidad de las ciencias está relacionado, pues, con la dualidad
intrínseca del ser humano, que si por un lado es un ser natural, sometido por tanto a las
leyes de la naturaleza, por otro presenta características específicas que le hacen trascender
la naturaleza. A esta característica humana aludía Kant con su concepto de libertad humana
como opuesta a la necesidad propia de los seres naturales. Este origen kantiano de la
dualidad ciencias de la naturaleza/ciencias del espíritu, se puede demostrar históricamente,
debido al hecho de que esta dualidad metodológica surge a fines del siglo XIX en el ámbito
del historicismo de cuño neokantiano (Dilthey, Windelband, Rickert), en oposición al
monismo metodológico y ontológico propio del positivismo comtiano.
En efecto, mientras que Windelband v Rirkert pensaban que sólo había un mundo, pero
que era posible individualizar una ciencia histórica y social, autónoma respecto de las
ciencias naturales, en base a una distinción de métodos, ya que mientras aquellas utilizaban
un método individualizante, éstas se basaba en una concepción generalizante del conocer;
Dilthey creía que había dos mundos, el natural y el humano, y que a esta dualidad de
objetos correspondía necesariamente una dualidad de métodos.
Pero este arraigo del conocimiento en el ser social no se restringe al ámbito de los valores
o del conocimiento moral -ámbito donde tal arraigo puede ser más evidente- sino que
alcanza también a las formas de conocimiento aparentemente más autónomas, como es el
caso del conocimiento filosófico, el lógico o el científico. Es más, la crítica de los valores
desemboca lógicamente, para Nietzsche, en la crítica de cualquier forma de razón, pues "la
confianza en la razón de la que depende la validez de estos juicios [los juicios de valor
lógicos] es, en tanto que confianza, un fenómeno moral".