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SEMINARIO MAYOR “LOS SAGRADOS CORAZONES”

San Pablo II
Pbro. Jaime Cabrera
Sem. Daniel Melo
Giovanni Pastuzán

LA SALVACIÓN POR LA FE (Rm. 1,16-17)

Una visión a la problemática de Lutero desde el pensamiento de


Carlos Gil Arbiol y una exegesis al texto central de la Carta a los Romanos

Pablo en el naciente cristianismo

Para comprender la reflexión en torno al pensamiento de Martín Lutero que hace el


teólogo español Carlos Gil Arbiol, es preciso empezar analizando un punto de vista
histórico sobre Pablo y el naciente cristianismo, que llevará a comprender el tema
de la gracia y la justificación, como materia primordial en la teología de Lutero.

En el proceso de creación de identidad de los creyentes en Cristo que se inició a


finales del siglo I de nuestra era fue clave el recurso de Pablo. Cuando este conjunto
de creyentes superó la crisis de la esperada parusía que no llegó hasta después de
los 70 d.C. comenzó a crecer exponencialmente y cambió radicalmente de
estrategia: Pasó de ser un conjunto de resistencia a ser una organización más
institucionalizada, que fue penetrando poco a poco en la estructura del Imperio
romano en un proceso de mutua influencia, marcado por la acogida y el rechazo
mutuo 1.

Carlos Gil Arbiol analiza que ambos procesos, la progresiva y a veces traumática
penetración de los creyentes en Cristo en las estructuras del Imperio, por una parte,
y su progresivo alejamiento del judaísmo rabínico, por otra, crearon una situación
absolutamente nueva que cambió para siempre la configuración del mundo
conocido y que sentaría las bases de la construcción de Europa.

Para finales del siglo IV de nuestra era ambos procesos habían concluido: Con el
Edicto de Tesalónica por parte de Teodosio (380 d.C.) se confirma la nueva religión,
el cristianismo, única religión oficial del Imperio. Durante estos años, las
interpretaciones de Pablo fueron fundamentales en el proceso de identificación del
naciente cristianismo frente al judaísmo rabínico2.

Pero no fue ese el propósito de Pablo, cuyo proyecto era renovar el árbol del
judaísmo injertando en él nuevas ramas no judías (cf. Rom 11, 16-24). Podríamos
decir pues, que el cristianismo como religión fue, en contra de la opinión más

1
ARBIOL. CARLOS GIL. Pablo en el naciente cristianismo. Pag 15, Verbo Divino, 2015
2
Ibid, pag 16

1
extendida, la consecuencia del fracaso del proyecto histórico de Pablo. No sabemos
qué balance habría hecho Pablo de los años que siguieron a su muerte, pero no
cabe duda de que la progresiva separación entre el judaísmo rabínico y los
creyentes en Cristo, junto con el posterior surgimiento del cristianismo como religión
frente al judaísmo, dista mucho de responder a los sueños de Pablo3

La contraposición cristianismo y judaísmo

Con este antagonismo, por así decirlo, tiempo después y con los aportes de
Tertuliano y san Agustín, se marca una oposición que sentaron las bases para una
lectura de Pablo marcada por la contraposición cristianismo y judaísmo, y que será
fundamental para comprender el pensamiento de Lutero. Los cristianos creían en la
gracia como condición de salvación y en el individuo como sujeto receptor de ese
don divino, inalcanzable de otro modo; los judíos creían en el esfuerzo y merito
propios, así como en el pueblo de Israel como sujeto colectivo de los favores divinos.
Pablo se leyó a partir de este momento como el apóstol de la gracia (Arbiol, 2015,
pág. 16).

Cuando Lutero entra en escena en el siglo XVI, la situación no había cambiado


mucho. Su lectura de Pablo, especialmente como algunos pasajes de Rom 1,17 (“El
justo vivirá por la fe”), le permitió establecer un básico principio: la gracia de Dios es
primera, gratuita; las acciones buenas vienen después, como consecuencia de
aquella, nunca como condición para ganarla. Esta interpretación tuvo en Lutero un
fuerte componente biográfico (Arbiol, 2015, pág. 17). Para clarificar este asunto es
bueno tener presentes las palabras de que Lutero escribió en el prólogo de la
edición en latín de sus obras completas:

Me sentí acuciado por un deseo extraño de conocer a Pablo en la carta


a los Romanos; mi dificultad estribaba entonces no en la entraña
sino en una sola palabra que se halla en el capítulo primero: «La justicia
de Dios está revelada en él». Odiaba la expresión «justicia divina»,
que siempre había aceptado, siguiendo el uso y la costumbre de todos
los doctores, en un sentido filosófico de la llamada «justicia formal y
activa», en virtud de la cual Dios es justo y castiga a los pecadores e
injustos. A pesar de que mi vida monacal era irreprochable, me sentía
pecador ante Dios, con la conciencia más turbada, y mis satisfacciones
resultaban incapaces para conferirme la paz. No lo amaba, sino
que cada vez aborrecía más al Dios justo, castigador de pecadores.
Contra este Dios me indignaba, alimentando en secreto, sino una
blasfemia, sí al menos una violenta murmuración (...).
Hasta que al fin, por piedad divina, y tras meditar noche y día, percibí
la concatenación de los dos pasajes: «La justicia de Dios se revela en
él», «conforme está escrito: el justo vive de la fe». Comencé a darme
cuenta de que la justicia de Dios no es otra que aquella por la cual el
justo vive el don de Dios, es decir, de la fe, y que el significado de la

3
Ibid, pag 17

2
frase era el siguiente: por medio del evangelio se revela la justicia de
Dios, o sea, la justicia pasiva, en virtud de la cual Dios misericordioso
nos justifica por la fe, conforme está escrito: «el justo vive de la fe».
Me sentí entonces un hombre renacido y vi que se me habían franqueado
las compuertas del paraíso. La Escritura entera se me apareció
con cara nueva4

Este testimonio nos muestra tanto la pasión de Lutero en su interpretación de Pablo


como la parcialidad con la que lo leyó: la oposición entre la imposible justicia
humana (basada en el incumplimiento de la Torá judía) y la gratuita justicia divina
(ofrecida en el Evangelio de Cristo). Para Lutero, que en esto es deudor de una
tradición heredada, la función de la Torá había sido temporal, hasta la venida de
Cristo, que estableció el verdadero mecanismo de salvación: el evangelio. Así, la
contraposición entre ley (Torá) y evangelio (gracia) determinará la oposición entre
judaísmo y cristianismo. Desgraciada y sorprendentemente, esta lectura
descontextualizada de Pablo ha sido hegemónica hasta hace muy poco y, entre
otras consecuencias, ha convertido al judaísmo en una caricatura, en una religión
ridícula e imposible5

Ed Parish Sanders estudió el judaísmo del tiempo de Pablo y ofreció un resultado


sorprendente: El judaísmo se comprende mejor si se concibe como una religión
centrada en la alianza, no en la ley. La teología de la alianza permite acceder al
núcleo de la identidad judía del tiempo de Pablo: Dios había hecho con su pueblo
una alianza por propia iniciativa, gratuitamente. Es decir, la alianza no era sino una
muestra de la gracia del Dios de Israel que había decidido ofrecer a un pueblo la
salvación por pura misericordia (hesed o hasadim en hebreo). En este contexto, el
cumplimiento de la Torá para un judío era la respuesta agradecida a Dios al aceptar
esa oferta gratuita, misericordiosa6.

Con esto, vale la pena realizar un análisis exegético de los versículos de la Carta a
los Romanos que Lutero no logró comprender en su totalidad y los cuales forman
parte fundamental en la obra paulina en lo que a salvación se refiere.

La salvación por la fe
Antes de acercarnos a estudiar el texto debemos precisar algunas cuestiones que
nos ayudaran a entender un poco más el pretexto del autor. Sólo recordar que
Pablo se formó en los círculos bíblico-rabínicos, a los pies de Gamaliel (Hch 22,3),
y no en las escuelas retóricas griegas. Al desarrollar un tema, por tanto, no sigue
nuestra lógica, sino que más bien utiliza los procedimientos semitas a base de
frases paralelas y enunciados antitéticos. Pablo gusta de presentar en un breve

4
LUTERO, MARTÍN. Martín Lutero en español, Pagina Web:
http://www.lutherdansk.dk/Martin%20Luthero%20en%20Espa%C3%B1ol.htm
5
ARBIOL. CARLOS GIL. Pablo en el naciente cristianismo. Pag 15, Verbo Divino, 2015
6
SANDERS, ED PARISH. Los orígenes del cristianismo. Pag Web:
https://elpais.com/diario/2005/04/02/babelia/1112397433_850215.html

3
versículo o en un conjunto resumido de palabras el tema de un escrito o
pensamiento más amplio que se desarrolla posteriormente en la totalidad del texto
(cfr. Rom 1, 17 con Rom 3, 21-23; y Rom 5, 1-5 con Rom 8, 1-31).7

A este estilo de escritura de pablo la retórica de la época lo llamaba πρόθεσις8


Todo ello implica un avance en el desarrollo del discurso no precisamente en línea
recta, sino más bien en espiral, volviendo con frecuencia sobre el tema. Este
procedimiento es característico de la mentalidad y la técnica bíblica del medio
oriental.9

Estructura concéntrica del texto

Para la estructura de esta breve pericopa tomaremos la presentada en el comentario


bíblico internacional:

a. No me avergüenzo del evangelio, pues es fuerza de Dios


v.16
b. Para la salvación de todo el que cree, primero el judío, y el griego,

a’. Pues la justicia de Dios se revela en él de la fe a la fe,


b’. Como está escrito: “el justo vivirá de la fe”. v.17

Se presenta aquí el esquema de la proposición paulina del texto en el verso 16


que se ve sustentada y justificada por el verso 17.

Lectura interpretativa del texto

En el estudio del texto y la consulta de las diferentes fuentes logramos plantearnos


tres preguntas fundamentales que servirán de carta de navegación y ahondar más
en el pretexto del autor sagrado:

¿A quiénes se dirige el evangelio que Pablo predica?

Pablo considera insaciable el deber que tiene de predicar el evangelio a tiempo y


destiempo, en todo lugar, sin distinción de raza y cultura, ya para muchos hombres
de la época se había convertido en vergüenza la predicación de Cristo crucificado
(cf. 1Cor 1,23).

v.16: No me avergüenzo del evangelio, pues es fuerza de Dios.

Pablo no conoce la cobardía pues sabe muy bien que en la predicación de la buena
nueva dios ofrece: una salvación real que no titubea; que se dirige a todos lo

7 GARCIA. MUGUEL SALVADOR, San Pablo: Tesalienses y grandes cartas, taller bíblico superior “Distancia”
8 Una tesis que cuyo contenido debe probar y explicar la argumentación subsiguiente
9 BIBLIA DE JERUSALÉN. Carta a los Romanos 1,16-17, comentario al texto, Desclée Brouwer, Bilbao, 2009

4
hombres, que no se ha quedado solamente en los judíos; que debe ser obtenida por
la fe.10
Quien confiesa el evangelio debe saber muy bien, y tomar conciencia de que motiva
a una vida distinta que representa un asunto, que no es igual al entorno en que
muchas veces se mueve y pasa tu tiempo cotidiano, este sale del juicio común de
los otros.11
Pablo al expresar “No me avergüenzo”, no quiere dar a conocer un sentimiento
psicológico sino que más bien lo hace a manera de confesión, que es el deber que
nace de su vocación de ser apóstol del resucitado

Dios mismo es quien habla en la predicación del evangelio, el δύναμις pertenece a


la esencia de Dios al igual que la gloria, Él se manifiesta en sus acciones histórico-
salvíficas, este poder es el que dios tiene para obrar en la salvación que ha sido
manifestado en la acción central soteriológica que es la resurrección de Jesucristo,
por eso el evangelio es δύναμις θεοῦ, que no se basa en la capacidad de
convencimiento del hombre, sino en la palabra de Dios que sigue viva y operante
en nosotros (cf.1 Tes. 2, 13).12 Entonces:

“El evangelio es así la concentración escatológica de aquella fuerza que tenía


la palabra de Yahvé en boca de los profetas, que “no vuelve de vacío a ello,
sino que obra lo que él ha decidido y lleva a cabo aquello para lo que él la
envió” ( Is 55,11; cf. Rom 4,21)”13
“Para la salvación de todo el que cree, primero el judío, y el griego”

La fuerza que emana de la predicación del evangelio va prometida para todo el cree,
que tiene fe. σωτηρία, aparece en el texto con el sentido religioso que la
caracteriza: liberación de los peligros que asechan a los cristianos, a la realidad
futura, del juicio y la salvación ( soteriología) (Rm. 5,9-10; 8,24; 10,9-13; 11,11;
13,11), en otros textos paulinos aparece como algo que ya comenzó (cf.Ef 2,8) 14.

Es entonces la fe el principio de la salvación, el génesis de la justificación que más


adelante trataremos, es el asentimiento del hombre a verdades reveladas, o sea a
la doctrina del evangelio (cf. Dz. 1789) “la fe en el evangelio, es pues, un medio
necesario y divinamente eficaz para santificarnos y conseguir la salvación”. 15

Pablo parece poner en primer lugar al pueblo judío sobre los demás que pudieran
adherir al evangelio en el acto de fe, mostrando el al resto no judío con el nombre
de griegos.16 Es esta una convicción clara en Pablo sobre el privilegio que tiene

10
SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, pag.25, ediciones paulinas, 1961
11
WILCKENS. ULRICH, La Carta a los Romanos 1-5, vol I, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1989.
12
Ibid pag. 109
13
Ibid
14
COMENTARIO BIBLICO “SAN JERONIMO”. Tomo IV, Nuevo Testamento, ediciones cristiandad, Madrid,
1972
15
SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, pag.26, ediciones paulinas, 1961
16
COMENTARIO BIBLICO ONTERNACIONAL, Carta a los Romanos, pag. 1422, Editorial Verbo Divino,
Pamplona ,2005

5
Israel (cf. Rm 2,9-10; 3,9), pues el Mesías, que es la promesa de restauración fue
prometido a este pueblo, pues no ha llegado como peregrino de otro pueblo, sino
que es de la casta, de la casa de David ( Rm 9,4). Son judíos los que rodean a
Jesús, se convierten en sus primeros discípulos (Ef 1,12).

LA SALVACIÓN POR LA FE
Rm. 1,16-17

Antes de acercarnos a estudiar el texto debemos precisar algunas cuestiones que


nos ayudaran a entender un poco más el pretexto del autor. Sólo recordar que
Pablo se formó en los círculos bíblico-rabínicos, a los pies de Gamaliel (Hch 22,3),
y no en las escuelas retóricas griegas. Al desarrollar un tema, por tanto, no sigue
nuestra lógica, sino que más bien utiliza los procedimientos semitas a base de
frases paralelas y enunciados antitéticos. Pablo gusta de presentar en un breve
versículo o en un conjunto resumido de palabras el tema de un escrito o
pensamiento más amplio que se desarrolla posteriormente en la totalidad del texto
(cfr. Rom 1, 17 con Rom 3, 21-23; y Rom 5, 1-5 con Rom 8, 1-31).17

A este estilo de escritura de pablo la retórica de la época lo llamaba πρόθεσις18


Todo ello implica un avance en el desarrollo del discurso no precisamente en línea
recta, sino más bien en espiral, volviendo con frecuencia sobre el tema. Este
procedimiento es característico de la mentalidad y la técnica bíblica del medio
oriental.19

Estructura concéntrica del texto

Para la estructura de esta breve pericopa tomaremos la presentada en el comentario


bíblico internacional:

c. No me avergüenzo del evangelio, pues es fuerza de Dios


v.16
d. Para la salvación de todo el que cree, primero el judío, y el griego,

a’. Pues la justicia de Dios se revela en él de la fe a la fe,


b’. Como está escrito: “el justo vivirá de la fe”. v.17

Se presenta aquí el esquema de la proposición paulina del texto en el verso 16


que se ve sustentada y justificada por el verso 17.

Lectura interpretativa del texto

17 GARCIA. MUGUEL SALVADOR, San Pablo: Tesalienses y grandes cartas, taller bíblico superior “Distancia”
18 Una tesis que cuyo contenido debe probar y explicar la argumentación subsiguiente
19 BIBLIA DE JERUSALÉN. Carta a los Romanos 1,16-17, comentario al texto, Desclée Brouwer, Bilbao, 2009

6
En el estudio del texto y la consulta de las diferentes fuentes logramos plantearnos
tres preguntas fundamentales que servirán de carta de navegación y ahondar más
en el pretexto del autor sagrado:

¿A quiénes se dirige el evangelio que Pablo predica?

Pablo considera insaciable el deber que tiene de predicar el evangelio a tiempo y


destiempo, en todo lugar, sin distinción de raza y cultura, ya para muchos hombres
de la época se había convertido en vergüenza la predicación de Cristo crucificado
(cf. 1Cor 1,23).

v.16: No me avergüenzo del evangelio, pues es fuerza de Dios.

Pablo no conoce la cobardía pues sabe muy bien que en la predicación de la buena
nueva dios ofrece: una salvación real que no titubea; que se dirige a todos lo
hombres, que no se ha quedado solamente en los judíos; que debe ser obtenida por
la fe.20
Quien confiesa el evangelio debe saber muy bien, y tomar conciencia de que motiva
a una vida distinta que representa un asunto, que no es igual al entorno en que
muchas veces se mueve y pasa tu tiempo cotidiano, este sale del juicio común de
los otros.21
Pablo al expresar “No me avergüenzo”, no quiere dar a conocer un sentimiento
psicológico sino que más bien lo hace a manera de confesión, que es el deber que
nace de su vocación de ser apóstol del resucitado

Dios mismo es quien habla en la predicación del evangelio, el δύναμις pertenece a


la esencia de Dios al igual que la gloria, Él se manifiesta en sus acciones histórico-
salvíficas, este poder es el que dios tiene para obrar en la salvación que ha sido
manifestado en la acción central soteriológica que es la resurrección de Jesucristo,
por eso el evangelio es δύναμις θεοῦ, que no se basa en la capacidad de
convencimiento del hombre, sino en la palabra de Dios que sigue viva y operante
en nosotros (cf.1 Tes. 2, 13).22 Entonces:

“El evangelio es así la concentración escatológica de aquella fuerza que tenía


la palabra de Yahvé en boca de los profetas, que “no vuelve de vacío a ello,
sino que obra lo que él ha decidido y lleva a cabo aquello para lo que él la
envió” ( Is 55,11; cf. Rom 4,21)”23
“Para la salvación de todo el que cree, primero el judío, y el griego”

La fuerza que emana de la predicación del evangelio va prometida para todo el cree,
que tiene fe. σωτηρία, aparece en el texto con el sentido religioso que la

20
SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, pag.25, ediciones paulinas, 1961
21 WILCKENS. ULRICH, La Carta a los Romanos 1-5, vol I, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1989.
22 Ibid pag. 109
23 Ibid

7
caracteriza: liberación de los peligros que asechan a los cristianos, a la realidad
futura, del juicio y la salvación ( soteriología) (Rm. 5,9-10; 8,24; 10,9-13; 11,11;
13,11), en otros textos paulinos aparece como algo que ya comenzó (cf.Ef 2,8) 24.

Es entonces la fe el principio de la salvación, el génesis de la justificación que más


adelante trataremos, es el asentimiento del hombre a verdades reveladas, o sea a
la doctrina del evangelio (cf. Dz. 1789) “la fe en el evangelio, es pues, un medio
necesario y divinamente eficaz para santificarnos y conseguir la salvación”. 25

Pablo parece poner en primer lugar al pueblo judío sobre los demás que pudieran
adherir al evangelio en el acto de fe, mostrando el al resto no judío con el nombre
de griegos.26 Es esta una convicción clara en Pablo sobre el privilegio que tiene
Israel (cf. Rm 2,9-10; 3,9), pues el Mesías, que es la promesa de restauración fue
prometido a este pueblo, pues no ha llegado como peregrino de otro pueblo, sino
que es de la casta, de la casa de David ( Rm 9,4). Son judíos los que rodean a
Jesús, se convierten en sus primeros discípulos (Ef 1,12), y es a los judíos a quienes
Pablo dirige sus primeras palabras de evangelización (Hch 13,46; 14,1; 17,2).
Consiente de este privilegio histórico- salvífico, para no lo deja solo para los nacidos
y consagrados en las tierras judíos, rompe la frontera, ahora la salvación se ofrece
a todos los hombres sin distinción de raza, ni lengua, ni lugar de procedencia,
mediante la fe (Rm10,12; 1Cor 1,24; 12,13)27. El término griego utilizado para
designar este primer lugar es πρῶτον que designa más que una preeminencia en
una prioridad de las promesas de salvación

¿Que se manifiesta en el evangelio?

v.17. “Pues la justicia de Dios se revela en él de la Fe a la Fe”

Nos movemos ahora en la expresión clímax del texto, esta famosa proclamación
paulina que tantas referencias a merecido a lo largo de la historia, y que los
reformadores protestantes prestaron tanta atención, en especial Lutero, que creyó
haber encontrado en están afirmación la soga que apretara el cuello del cristianismo
católico.

Pablo a la pregunta guia de esta segunda sección ya había dado respuesta


anticipada en el verso 16 con la palabra “justicia de Dios”, que hacia justo a todos
aquellos que creen y tiene fe. En este sentido explica en escritos posteriores como
Rm 3,21-4,25, sobre la justicia del hombre perdido.28
No sobra recordar que el evangelio debe entender como evangelio de Jesucristo, y
pues la justicia de Dios se manifiesta en Cristo. Él es la justicia de Dios por la cual
nosotros los hombres de fe, somos justificados a razón de su misterio pascual.

24 COMENTARIO BIBLICO “SAN JERONIMO”. Tomo IV, Nuevo Testamento, ediciones cristiandad, Madrid, 1972
25 SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, pag.26, ediciones paulinas, 1961
26 COMENTARIO BIBLICO ONTERNACIONAL, Carta a los Romanos, pag. 1422, Editorial Verbo Divino, Pamplona ,2005
27 Ibid. 8, pag. 111.
28 BECKER JÜNGEN, Pablo. El apóstol de los paganos, pag. 419. Editorial Sígueme, Salamanca, 1996

8
“Pablo presenta a Dios actuando por medio de Cristo a favor de los pecadores y
plasma esta idea en dos fórmulas de fe tradicional, en Rm 3, 24-26 y 4,24s”29

¿Qué es la fe en Pablo?

Para la creencia judía era incuestionable que la fe en Dios era el elemento


fundamental e indispensable para participar de la promesa de la restauración
soteriológica, no solamente se tenía fe en Dios en las situación más caóticas (cf. Is
7,9) sino que debía ser de manera constante para la relación con Dios.30

La confesión de la fe como la observamos en los textos vetero testamentarios y


manifiesta de forma explícita en la Shema jisrael, “consistía en la recitación de este
lugar fundamental de la Torá, aunque naturalmente en ella corresponda la
observancia de los mandamientos. De ahí depende que, finalmente, en la tradición
de la diáspora judía, la fe correspondiera como reconocimiento del único Dios sea
el comienzo de la conversión de un gentil al judaísmo… en la Iglesia primitiva, la
conversión consistió en el abandono de los ídolos y la aceptación en la fe del único
Dios verdadero (1 Ts 1,9)”31

“de la Fe a la Fe”/ ἐκ πίστεως εἰς πίστιν

Esta traducción literal ha sido encuentro de fuertes debates y conflictos, algunos


estudiosos como Fitzmyer, se pronuncian de forma negativa a las interpretaciones
que otros antiguos hicieron de esta afirmación, como Orígenes y Tertuliano ( de la
fe en la ley a la fe en el evangelio), Ambrosiáster ( de la fidelidad de Dios a la fe del
hombre). Es uso común de las dos preposiciones ἐκ y εἰς usadas en el texto griego
que acompañan a una misma palabra no es para diferenciar su significado sino que
marcan un mismo sentido32

El cometario bíblico de san jerónimo presenta dos posibles traducciones adecuadas


frente a estos términos, la presentamos en el siguiente cuadro:

1. De una insipiente a Aquí se tiene en cuenta el sentido del progreso que


una fe más perfecta marca a estas preposiciones.
La economía salvífica de Dios es participada cada
vez más por el hombre conforme la fe de este se va
desarrollando.

29 Ibid pág. 420


30 En Is 43,10, llama fe: “conocer que soy yo” ; en Ex 14,31 la fe esta en paralelo con el “temor de Dios”; en Num14,11 de
manera correspondiente, incredulidad con desprecio de Yahvé; en Dt 9,23 con desobediencia
31 WILCKENS. ULRICH, La Carta a los Romanos 1-5, vol I, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1989.
32 COMENTARIO BIBLICO “SAN JERONIMO”. Tomo IV, Nuevo Testamento, pág. 112, ediciones cristiandad, Madrid,

9
2. Por la fe y para la fe Esta interpretación se atiene al razonamiento de
Rm 3, 21-22 donde aparece un desarrollo
semejante de ideas.
A través de la preposición “ἐκ” la fe expresaría el
medio por el cual el hombre participa en la salvación
Para “εἰς“ la fe, la intención del plan divino, cuando
se tiene en cuenta la reacción del hombre.

En cualquiera de los dos casos la fe no depende de la ley, sino de la fe desde el


principio hasta el final. Entonces “la intención de san Pablo es mostrar como la
justicia de Dios comienza en la fe “ex fide” (pues la fe es fuente y principio de vida
espiritual y de salvación) nos hace avanzar en la fe “in fiden” esto es, nos conduce
a una fe practica y nos lleva a obrar por el amor”33

“El justo vivirá por la fe”

San Pablo usa como sustento para su afirmación un texto del profeta Habacuc 2,4,
con esta referencia Pablo excluye el exclusivismo del pensamiento nacionalista
judío de querer encerrar la salvación a un trozo de tierra o una porción pequeña de
elegidos, quiere hacer inclusión de los gentiles en la acción salvífica de la
justificación de Dios por la fe. En las diferentes fuentes del texto bíblico, existe una
constante la unión entre vida- justicia- fidelidad, pues el sentido es constante en la
interpretación de los judíos de la época y los autores actuales: por su fidelidad a
Dios, el justo se demuestra como justo y participara como es el en su ser total, de
las consecuencias de sus justos actos34. El apóstol usa la palabra “vivirá”
refiriéndose a la vida trascendente, sobrenatural, que es la salvación, nacida de la
fe y arraigada en la fe, así el justo alcanzara la vida eterna.35

Conclusión

El evangelio mensaje que se predica en todo tiempo y lugar, abre las puertas a la
experiencia cristiana de la actuación divina que se expresa como tal en la
predicación. El lenguaje de esta predicación siempre es un mensaje de amor, no se
condiciona frente a las fronteras trazadas por el hombre, ni menos aún por la

33
SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, pag.26, ediciones paulinas, 1961
34
WILCKENS. ULRICH, La Carta a los Romanos 1-5, vol I, pag.116, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1989.
35
Ibid 17

10
condición racial, económica o cultural, tanto judíos como griegos son destinatario
de la oferta de la salvación y está abierta la fe en Cristo como la confianza de la
salvación en la justicia de Dios. Libre de toda manipulación el evangelio de justicia
y amor alcanza a cada hombre. De esta manera el texto central de la carta a los
Romanos alcanza un sentido integro, alejado de la interpretación parcial realizada
por Lutero.

Bibliografía

ARBIOL. CARLOS GIL. Pablo en el naciente cristianismo. Edición Verbo Divino,


2015

SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, , ediciones paulinas,


1961

WILCKENS. ULRICH, La Carta a los Romanos 1-5, vol I, Ediciones Sígueme,


Salamanca, 1989.

COMENTARIO BIBLICO “SAN JERONIMO”. Tomo IV, Nuevo Testamento,


ediciones cristiandad, Madrid,

SANCHEZ, BENJAMIN MARTIN. Las cartas de san Pablo, ediciones paulinas,


1961.

COMENTARIO BIBLICO ONTERNACIONAL, Carta a los Romanos, Editorial Verbo


Divino, Pamplona ,2005

GARCIA. MUGUEL SALVADOR, San Pablo: Tesalienses y grandes cartas, taller


bíblico superior “Distancia”

BIBLIA DE JERUSALÉN. Carta a los Romanos 1,16-17, comentario al texto,


Desclée Brouwer, Bilbao, 2009

EICHHOLZ. GEORG, El Evangelio de Pablo, esbozo de la teología paulina,


ediciones sígueme, Salamanca,1977.

BOSCH. JORDI, Escritos Paulinos, editorial Verbo Divino, Navarra, 1999.

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