Antes que nada, pienso que es importante decir que son más bienaventurados los que sin ver
que sin ver llegan a creer
está bien tener problemas con la fe. Toda fe siempre es
probada para confirmar que es genuina. Y demasiado
a menudo tendemos a pensar que, si estamos luchando
con la duda, es porque somos algo así como creyentes
“de tercera”. Pero no es así.
Considera a los discípulos del Señor: eran individuos
elegidos por él mismo, que se dedicaron a escuchar
sus enseñanzas de tiempo completo, que atestiguaron
en primera fila sus milagros…, pero que cuando les
avisaron que Jesús había resucitado, “a ellos les
parecían locura las palabras de ellas, y no las creían”
(Lucas 24:11).
Por experiencia te digo que lo mejor que puedes hacer
en esos tiempos de crisis en los que no sabes si seguir
creyendo o ya no, es buscar activamente a Dios.
Recuerdo, a propósito del evento de la resurrección, la
escena de cuando Pedro salió corriendo hacia la tumba
para verificar con sus propios ojos lo que le estaban
anunciando. La Escritura dice que “cuando [Pedro]
miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa
maravillándose de lo que había sucedido” (24:12).
Si estás medio dudando, pero quisieras estar bien
seguro, tienes que moverte, tienes que hacer algo,
tienes que tomar una iniciativa… Apolos, el gran
maestro, dice que para convertirte en parte de la “gran
nube de testigos”, tienes que despojarte del peso de la
duda (Hebreos 12:1).
Sé que hay quienes dicen que primero hay que ver
para después creer (Juan 20:25). Pero Jesús dice que
(20:29). Es decir, que quien primero no cree y busca a
Dios con sinceridad de corazón, no puede ver las
evidencias de Dios que le rodean por todas partes.
Sólo cuando buscamos a Dios planteándole de manera
sincera y abierta nuestras dudas más secretas, es
cuando tenemos la oportunidad de que él se revele a
nosotros de una manera particular y profunda.
Otra vez, Apolos nos recuerda que “sin fe es
imposible agradar a Dios”, y que “todo el que desee
acercarse a Dios debe creer que él existe y que él
recompensa a los que lo buscan con sinceridad”
(Hebreos 11:6, NTV), lo cual Dios confirma,
prometiendo: “Si me buscan de todo corazón, podrán
encontrarme” (Jeremías 29:13). La clave está en la
sinceridad de tu corazón.
“Por una fe inteligente...”
Armando H. Toledo
______
© 2019. La UCLi, México
www.scribd.com
Mail: a.h.toledo@hotmail.com
Face: A.H. Toledo