Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Julio Olalla
Paper de Estudio · Guía nº 2
ACP 2018
TRANSPARENCIA Y QUIEBRES
SE ROMPE LA TRANSPARENCIA
Hay eventos o situaciones diarias que rompen con la transparencia
de nuestras acciones. Si estoy escribiendo en mi computador y el
botón de la letra ‘A’ no responde, el computador, como objeto, se
me vuelve evidente en toda su complejidad. Dejo de lado lo que
estoy haciendo y me pregunto “¿qué pasa con el computador?” o
“¿quién podrá ayudarme a solucionar este tema?”.
De igual manera, si al caminar en la calle me tropiezo y me tuerzo
el tobillo, mi caminar deja de ser transparente. Desde ese momento,
el dolor me obliga a estar atento a cada nuevo paso que doy. Me
hago plenamente consciente de mi cuerpo y ya no le presto atención
a las vitrinas que antes venía mirando o a la conversación con el
amigo que me acompaña.
Czy może pani wymienić mi czek podróżny.
Tú lees en español y de pronto te aparece en el texto esa frase, y
te preguntas ¿qué diablos es esto?... Bueno, es una frase que ha roto
la transparencia de tu lectura…
Estos eventos que interrumpen el flujo de la transparencia de la
acción en nuestras vidas los llamamos quiebres. Aquello que antes
nos era transparente, emerge ahora, concita nuestra atención y
tomamos conciencia de ello.
Los quiebres hacen que lo que antes era invisible para
nosotros se haga evidente y presente. Estos enfocan nuestra
conciencia reflexiva en la acción que estamos realizando, hacen que
el mundo emerja en toda su complejidad e interrumpen nuestra
acción futura.
Examinemos este concepto con un simple ejemplo. Cuando
conduzco al trabajo en la mañana, esta actividad es transparente
para mí; reacciono de manera automática al rojo y al verde del
semáforo. Recorro las calles habituales sin percatarme de los
detalles. Eso me permite escuchar noticias o imaginar lo que haré al
llegar a mi destino. De pronto percibo una extraña vibración y casi de
inmediato el conductor de un carro vecino me señala el frente de mi
auto: una llanta se ha desinflado. En ese momento el carro deja de
ser el objeto amigable que era hasta hace unos segundos y ‘aparece
frente a mí’ en toda su complejidad. Mi primer pensamiento es para
maldecir este condenado carro o para culparme a mí mismo por no
haber revisado las llantas. O para preguntarme “¿por qué a mí?”
Luego mis pensamientos me recuerdan que debía estar en una
reunión a las 9.30 y no llegaré…
Finalmente mi conversación interna se dirige a la manera de
resolver este quiebre. “Llamaré a la oficina para reagendar la
reunión, y cambiaré la llanta”. O “Dejaré el carro acá, me iré a la
oficina y luego me ocuparé de arreglar la llanta”. Cuando esto
sucede, el mundo —que antes era transparente cuando estaba
conduciendo— ahora se convierte en una red de ayuda: unos
transeúntes me ayudan a empujar el carro y sacarlo de la vía; un
taxista me llevará a mi trabajo; alguien me presta su celular pues el
mío está sin batería…
Un evento, que juzguemos positivo o negativo, puede crear un
quiebre en la transparencia de nuestra vida. La muerte de alguien
que amamos, el nacimiento de un niño, el lograr un contrato, un
divorcio, una promoción en el trabajo, la enfermedad de un hijo; todo
eso resulta en un cambio respecto al esperado curso de los
acontecimientos.
Como acto lingüístico, los quiebres comienzan como un juicio
hecho por un Observador de que lo que está ocurriendo no
coincide con lo que esperaba. En otras palabras, lo que pasó
altera o modifica el curso normal de los eventos esperados por el
Observador.
Un evento solamente se convierte en quiebre cuando un
Observador hace el juicio de que ese evento modifica lo que estaba
supuesto esperar. La llanta desinflada constituye un quiebre porque
hay un Observador que declara que ese hecho cambia lo que había
planeado para ese día. Si voy acompañado por un bebé de un año, el
daño en la llanta no representa un quiebre para él. En el ejemplo del
computador, cuando este se daña, se convierte en un quiebre cuando
el Observador hace el juicio de que lo que ocurrió le impedirá
entregar su trabajo a tiempo. Obtener un proyecto profesional es un
quiebre si tengo el juicio de que ese proyecto desafía mis
competencias, pone en juego mi prestigio y altera mi organización en
la oficina.
Basado en un concepto generativo del lenguaje y la premisa de que
todo lo que hago revela el tipo de Observador que soy, proponemos
que los quiebres son juicios que viven dentro del Observador.