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DEONTOLOGIA

“UNIVERSIDAD NACIONAL SANTIAGO ANTUNES DE MAYOLO”

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES EDUCACION Y DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA DE COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA Y LITERATURA

TEMA

ÉTICA PROFESIONAL DOCENTE, SU IMPORTANCIA EN EL ORDEN PRACTICO FUNDAMENTOS


BÁSICOS DE DEONTOLOGÍA DOCENTE

DOCENTE: ESTRADA GARRO VICTORIA

CURSO: DEONTOLOGÍA PEDAGÓGICA

INTEGRANTES:

 ESPIRITU ORTIZ SHIRLEY


 MENDOZA AGURTO JHULISSA
 SALAZAR TARAZONA BANISSA

HUARAZ
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SUMARIO
I INTRODUCCION

II El surgimiento de los códigos de ética profesional

III La ética del docente universitario

IV Las dimensiones de la vida profesional

IV. I Dimensión social

IV.II Dimensión económica

IV.III Dimensión personal

V Los fines del docente universitario

VI Deberes y derechos

VII La ética del profesional universitario

VIII El profesional universitario

IX El sentido social de la ética profesional

X Conclusiones
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INTRODUCIÓN

El presente trabajo académico está realizado por los alumnos de la escuela


comunicación lingüística y literatura de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de
Mayolo, con la finalidad de dar a conocer. Sobre la deontología profesional, hay pocas
reflexiones sobre las posibilidades de una Ética Profesional del docente universitario.

Es indispensable y urgente mayor cultivo de la ética y renacimiento moral, partiendo


desde una restauración e innovación educativa, iniciando por quienes tenemos la
responsabilidad ineludible de formar la personalidad de los futuros ciudadanos de nuestro
país. En este sentido, el rol primordial de los profesores es despertar el interés de los
alumnos con una teoría y visión del mundo y de la vida en valores. Estos son expresiones
autónomas de la humanidad que deben ser estimuladas, buscando la permanente
práctica para su realización humana.

El propósito es verificar que se han trastocado los valores éticos, jurídicos, políticos, la
función de la universidad, la conducta del docente universitario, como consecuencia de la
globalización en nuestra sociedad.

Consideramos oportuno nuestro trabajo porque frente a la crisis moral de las instituciones
políticas y sociales de nuestro país, se requiere repensar en la formación y la
responsabilidad de los profesionales en dichas instituciones.

La presente monografía servirá como ayuda y guía para el comportamiento profesional de


los que debe conducir la sociedad y sus futuros profesionales del país, en que día a día
enfrentará una serie de retos y desafíos que la modernidad exige.

Este trabajo consta de capítulos siguientes

 Capítulo I
 Capitulo II
 Capitulo III
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CAPITULO I

“DEONTOLOGÍA Y ÉTICA PROFESIONAL”

1.1. ¿Qué es deontología?

1.1.1. Etimología

Proviene del griego deontos, que significa deber, (lo que es necesario, preciso o
debido, obligación) y logía, tratado, estudio, razonamiento o ciencia, que fue
introducido a inicios del siglo XIX por el filósofo inglés Jeremy Bentham, quien
escribe el libro “Deontología Ciencia de la Moral”, (publicado en París en 1832 y
en Londres en 1834) que constituye el tratado de lo conveniente o necesario, un
tratado o ciencia del deber con el fin de referirse a la ética, cuyo objeto del
estudio son los fundamentos del deber y normas morales.

El objeto de estudio de la deontología son los fundamentos del deber y las


normas morales. Por lo que, la deontología profesional se refiere al conjunto de
deberes reconocidos dentro de una profesión, es decir; es el tratado de los
deberes determinados por la ética que, en definitiva, fija íntimamente nuestras
obligaciones en relación con la bondad o malicia de las acciones libremente
ejecutadas, referidas a los deberes que cada profesional tiene consigo mismo y
con los demás. (Diccionario EVEREST, CORONA, PAG. 487).

1.1.2. ¿qué es una profesión?

Con la pregunta de lo que es la profesión no queremos hacer una simple


descripción, sino que estamos preguntando por el sentido que tiene ésta. Max
Weber, en su obra clásica La ética protestante y el espíritu del capitalismo,
definía la profesión del siguiente modo: la actividad especializada y permanente
de un hombre que, normalmente, constituye para él una fuente de ingresos y,
por tanto, un fundamento económico seguro de su existencia. (Weber 1985, 82)

Esta definición acentúa dos características de las profesiones: su carácter


individual y económico. Las profesiones son un medio de subsistencia de los
individuos. Eso hace de las profesiones un “instrumento individual” de ganar
dinero. Sin embargo, como lo han señalado otros autores, este enfoque resulta
muy limitado, porque olvida los fines y la actividad social de las profesiones.
Adela Cortina, filósofa española, hace tres observaciones a esta definición:
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a) La finalidad de la profesión no se limita a la «fuente de ingresos», es decir,


a una finalidad subjetiva, sino que la profesión misma tiene su finalidad. El logro
de dicha finalidad es lo que le da sentido y legitimidad social a la profesión, por
ello la misma sociedad puede reclamarle que lo realice así como reclamar su
calidad.

b) La profesión, además de ser una actividad individual, es una actividad


colectiva, que expresa una cierta comunidad profesional que tienen los mismos
fines, utilizan un lenguaje común, con métodos semejantes y con un ethos
propio. Es decir, así como hay un ethos (carácter, modo de ser) personal,
también existe un ethos de la profesión.

c) Por lo anterior, «el ingreso en una actividad y en una comunidad


profesional determinadas dota al profesional de una peculiar identidad y genera
en él un peculiar sentido de pertenencia» (Cortina 2000, 15). Esto tiene que ver
con que la profesión es una forma de afirmación de la sociedad civil frente al
poder político, así como una afirmación de un espacio público frente a otros
como el económico o religioso. Por lo anterior, basada en las ideas de
MacIntyre, una definición más integradora de lo que es una profesión es la que
ofrece Cortina. Una profesión es: una actividad social cooperativa, cuya meta
interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico e
indispensable para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se
precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como tales se
identifican ante la sociedad. (Cortina 2000, )

A partir de esta definición podemos darnos cuenta del sentido de una profesión.
En primer lugar, una profesión busca realizar un bien o finalidad, que es
indispensable para la vida social. Pero su realización exige el cultivo de hábitos
o excelencias por parte del sujeto y de la acción que realiza. Finalmente, la
actividad profesional no es una actividad aislada sino comunitaria, la cual le da
una identidad profesional. Veremos más adelante estos componentes.

1.1.3. Ética y profesión


El profesional en su diario vivir no solo confronta problemas con relación a su
trabajo, sino también en su profesión de día a día con las personas que le
rodean, esto hace que muchas veces cometamos errores sin darnos cuenta que
estamos pisando la línea d la moralidad y el diario vivir.

Desde la revolución francesa, donde se proclamó la igualdad de derechos,


existen personas, hombres y mujeres que llevan en su carga la economía y la
estabilidad de cualquier país. Desde tiempos muy antiguos nos hemos topado
con diferentes profesiones y unto a estas siempre existen reglas que marcan y
rigen el desempeño de dichas profesiones.

Los hombres y mujeres enfrentan problemas que de una manera u otra podrían
poner en tela de juicio su debida conducta, muchas veces ellos mismos
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dudando de su propia profesionalidad, pero teniendo siempre en cuenta que


existen desde tiempos remotos deberes y derechos que cada cual sabe donde
clasificarse.

1.1.4. De la ética a la ética profesional

¿Cómo va la ética en nuestro país? ¿Es sensato seguir hablando de ética en


nuestro país cuando encontramos un déficit moral en todos los niveles? Por eso
algunos pueden sostener que hablar de ética en nuestro país es como hablar
de la «dentadura del pollo». Sin embargo, a pesar de que los hechos sean así,
no debemos dejarnos aplastar por ellos.

¿Es racional seguir hablando de ética en este contexto? Claro que sí, porque el
hombre, como diría Kant, es un ser metafísico por naturaleza, es decir, que se
resiste a someterse a los hechos fríos y opacos. ¿Por qué es posible seguir
hablando de ética? Porque los seres humanos, a pesar de nuestros condiciona-
mientos, hacemos opciones fundamentales.

Las dos principales son una opción personal y una opción social. Con la primera
podemos tomar la decisión de cultivar nuestro ser, es decir, comprometernos en
lo que Mill denominaba el desarrollo de las capacidades intelectuales y morales.
La ética tiene que ver con el bien personal, la autorrealización o felicidad. Con
la segunda, tomamos la decisión de realizar el bien común, para lo cual
participamos en una actividad comunitaria.

De lo contrario, nuestra existencia social se pone en peligro, porque el bien


común abarca la realización de las necesidades indispensables para vivir
humana y dignamente. Ambas opciones son en realidad una misma opción que
se expresa de dos maneras. Es decir, que la ética tiene que ver con el
compromiso de ser una “buena persona” la cual pasa por la realización del bien
común y la búsqueda de la plenitud de nuestra existencia.

1.1.5. Ética general y ética profesional


En principio sería válido hablar de una ética profesional o de una moral
profesional, o de valores éticos y morales, pero en la actualidad esos sentidos
están diferenciados. Hoy día se entiende a la moral como lo vivido y practicado
por una colectividad determinada, esto es, lo fáctico (hecho concreto). En tanto
que, la ética se concibe como una reflexión teórica sobre la moral vivida y
practicada.

Para mejor entender lo que es la ética es en relación con el ethos profesional,


se aclara que: éthos con e breve es hábito, costumbre, a diferencia de êthos
que significa carácter. A este respecto, Wanjiru, refiriéndose a la noción de
hábito en Aristóteles anota:
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En Aristóteles, por tanto, el término ethos significa costumbre, y remite a los


usos o maneras reiteradas de realizar algo, tanto por parte del individuo como
del grupo social. La repetición de actos que comporta la costumbre es así capaz
de generar el ethos siempre que se trate de un obrar verdaderamente humano,
de una costumbre no degradada por la rutina. Aparece así el ethos: es como un
modo de ser (modo de tener) específicamente humano, engendrado por el
obrar (agere), y al constituirse en una especie de segunda naturaleza, cuya
característica es la de estabilidad, se constituye también en el principio
dinámico, la fuente del obrar que calificamos como obrar moral. (citado en

(Wanjiru, 1999) Ninguna virtud se produce en el ser humano por naturaleza. Lo


que por naturaleza se posee son las capacidades o habilidades para
potencialmente llevar a cabo algo. Esas habilidades pueden ser pulidas y
perfeccionadas mediante el ejercicio. Las virtudes son una conquista personal
que se afianzan cada vez más según sea la constancia con que las ejerzamos.

La pregunta será entonces, ¿Qué es un ethos profesional docente?

A este respecto, también Wanjiru hace un aporte esclarecedor cuando nos dice:

El ethos comprende aquellas actitudes distintivas que caracterizan a una cultura


o a un grupo profesional, en cuanto que esta cultura o profesión adopta ciertos
valores o la jerarquía de ellos, el ethos en el profesor lo constituye el modo
determinado de valorar la educación dentro de una jerarquía de valores que él
sostiene y que, por tanto, forma parte importante de sus principios de acción de
ese ethos forman parte primordial la Bidoneidad o aptitud dotación natural- para
el ejercicio profesional, que, como se sabe, se denomina vocación en la
expresión tradicional, o propensión para realizar aquellas tareas que atañen a
un tipo concreto de trabajo. A la vez subraya la exigencia personal de
desarrollar ciertas cualidades “in crescendo”, e ir asentándose cada vez más en
las aptitudes requeridas. De ahí surge la clara vinculación entre la profesión y la
ética.(Wanjiru, 1999)
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CAPITULO II

“ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LA ÉTICA Y LA MORAL LA ÉTICA”

2.1. Definición etimológica de la ética.

La palabra ética procede del vocablo ethos, que posee algunos significados
fundamentales. El más antiguo de ellos fue “residencia”, “morada”, o “lugar donde se
habita”. Se usó primariamente en poesía y hacía referencia a los lugares donde viven o
crían los animales, a los lugares habituales o propios de ellos, sus madrigueras y sectores
de alimentación.

Aristóteles fue quien impuso la acepción, que actual y tradicionalmente se ha utilizado y


comprendido el concepto Ética. Según este autor significa "modo de ser" o "carácter".
Conceptos que se apoyan mutuamente para dar origen a un significado mucho más
amplio. "Modo de ser" se puede entender como "forma de vida", la cual se verificara en la
adquisición de un "carácter" particular, que se va apropiando, incorporando a lo largo de
la vida.

2.2.Ética del docente universitario


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Se plantea la relación entre fines, normas y virtudes. Los fines son los ideales que
orientan la actividad. Las normas nos ayudan a encaminarnos hacia ese fin, son como el
mapa que nos lleva a donde queremos. Las virtudes son las disposiciones necesarias
para emprender el objetivo que nos trazamos en nuestra vida.

2.2.1. Las tres dimensiones de la vida profesional


Como todo profesional, el docente universitario en el ejercicio de su actividad está
poniendo en juego tres dimensiones de la existencia: la dimensión social, la
dimensión económica y la dimensión personal.

a) La dimensión social

Significa que su carrera satisface una necesidad social. Que es la de


interactuar en la formación de las nuevas generaciones y por ello permitir la
continuidad de la cultura humana, sea a través de la conservación o de la
renovación (vocación).
b) La dimensión económica

Se refiere a los resultados económicos de su actividad, es decir; el ejercicio


de la profesión influye tanto en la economía de la sociedad como en la
economía personal (la profesión es un medio de vida).

c) La dimensión personal.

Toda profesión es una actividad humana social, esta dimensión significa


para nuestro caso que la actividad docente afecta la vida personal del
profesor. Tanto externa como internamente.

CONCLUSIÓN
 El fin propio de la educación, y por ende, de la labor del profesional en docencia,
es la formación del ser humano en su integralidad. Esa formación implica
colaborar con el mejoramiento de la naturaleza de nuestros estudiantes, tanto en
el afinamiento de sus habilidades y capacidades connaturales, como en la forja de
una perspectiva humanística y crítica de la realidad. Entonces, todo (a) profesional
en docencia ha de ejercer comprometida y responsablemente su labor, no porque
exista un código de ética profesional que lo debe haber- , sino porque se cree
profundamente en lo que se hace. No se debe actuar moralmente sólo porque hay
mecanismos externos que nos compulsan, sino por respeto y deber para con uno
mismo y para con el otro.
 El ser humano no es un simple individuo al que se debe proveer de un conjunto de
capacidades técnico procedimentales para que saque provecho de sus
habilidades; se trata de que unido al afinamiento de esas capacidades se le
fomente el compromiso con su entorno y con la responsabilidad histórica que le
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compete. Si se ha establecido que por naturaleza el ser humano es social,


histórico y dinámico, por esa misma condición ineludible, necesita del otro, no sólo
para sobrevivir, sino para convivir.
 El compromiso de los y las docentes no es para con una idea abstracta o “técnica”
del ser humano, sino para con el otro, para con ese ser concreto que existe y me
interpela como rostro como diría Levinas y al que hay que escuchar y cuidar
mediante nuestro saber y hacer educativo. No se ha de transigir ante una
pedagogía de la eficacia que rinde culto al “espíritu tecnológico de los tiempos”
sino que se ha de vivificar y construir una pedagogía con rostro humano, una
pedagogía de encuentro, una pedagogía éticamente comprometida. Ahora bien, la
construcción de esa pedagogía humanista no debe ser un simple trazo discursivo
insustancial; se requiere en concreto del compromiso de los y las docentes para
materializarla en su práctica.
 El conocimiento de las tenencias propias (prácticas, intelectuales y morales) y el
imperativo ineludible de desarrollarlas día con día para ser mejores docentes
(saber, saber hacer y hacerlo para el bien). La justicia, la templanza, la fortaleza, la
prudencia y el respeto no son simples conceptos para transmitir, sino para
hacerlos efectivos en la concretitud, en las tramas diarias de convivencia. Si se
carece de aptitud y se tiene abulia actitudinal, lo mejor que se puede hacer es
buscarse otra profesión en la que se pueda sentir a gusto y hacer sentir a gusto a
los y las demás .
 El compromiso ético, insistimos, no pasa simplemente por el comportamiento
deontológico, sino por el convencimiento y la entrega para con la labor realizada.
El dominio de la disciplina, el cultivo de las tenencias propias, la certeza en la
bondad de lo que se hace, la 20 Carlos E. Rojas Artavia apertura, la búsqueda, el
crecimiento constante, el perfeccionamiento de la actividad conjunta, la
construcción de una finalidad humanista como aspiración a una sociedad mejor y
mayormente inclusiva, son rasgos actitudinales irrenunciables de la y el docente.
La dignidad de esta profesión está dada por su finalidad formadora.
 La y el docente trabajan con personas para orientarlas y que puedan ser mejores
tanto en el ámbito personal como profesional. La vocación y la virtud docente ha
de estar dirigida siempre a la búsqueda de una felicidad en común, a la
satisfacción de ser parte de, no como fatua figuración sino como conciencia plena
y contento íntimo y personal del deber cumplido para consigo mismo y para con
los demás.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Wanjiru, C. (1999) La ética de la profesión docente. Estudio introductorio a la


deontología de la educación. Navarra: EUNSA. P.35 8.
 Ibid., Wanjiru, Pp. 36-38 9.
 Alfredo Barquero Corrales (1993). Ética profesional. Costa Rica: EUNED. P.19 10.
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 Véase Wanjiru, C. (1999) La ética de la profesión docente. Estudio introductorio a


la deontología de la educación. Navarra: EUNSA. Pp. 143-154.C
 Cortina, A., Conill, J. (2000). 10 palabras clave en ética de las profesiones.
Navarra: Verbo Divino.
 Cortina, A. (1997) Ética aplica y democracia radical. Madrid: Tecnos.
 Bernardini, A., Soto, J. (1998). La educación actual en sus fuentes filosóficas.
Costa Rica: EUNED
 Ortega, P., Mínguez, R. (2001). La educación moral del ciudadano de hoy.
Barcelona: Paidós.
 Wanjiru, C. (1999) La ética de la profesión docente. Estudio introductorio a la
deontología de la
 educación. Navarra: EUNSA.
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