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La Comisión Interamericana y

La Corte Interamericana de Derechos Humanos

Carla Benites , Angie Calderón & Mariela Llamccaya


Noviembre 2019.
Universidad Alas Peruanas.
Facultad de Derecho y Ciencia Política.
Derechos Humanos y Jurisdicción Internacional
ii

Dedicatoria

A Dios todopoderoso por iluminar mi diario caminar la nuestros padre por el Apoyo
constante e incondicional al querer forjarnos un futuro mejor.
iii

Agradecimiento

A la UAP, casa de estudios que nos acoge e imparte conocimientos para poder forjarnos
como futuros profesionales, a los docentes quienes con sus enseñanzas nos forjan un futuro
mejor, a nuestros padres por el pilar que nos sostiene en esta meta.
iv

Tabla de Contenidos

Dedicatoria .................................................................................................................................ii

Agradecimiento ........................................................................................................................ iii

Tabla de Contenidos.................................................................................................................. iv

Introducción ............................................................................................................................... 1

Capítulo I: La Comisión Interamericana De Derechos Humanos ...................................... 2

1.1 Sistema Interamericano De Protección De Los Derechos Humanos .......................... 2

1.2 Definición .................................................................................................................... 3

1.3 Antecedentes y Evolución de la CIDH ....................................................................... 3

1.4 Conformación de la CIDH .......................................................................................... 7

1.4.1 Integrantes De La Comisión Interamericana En La Actualidad ............................... 8

1.3.2 Biografía de los integrantes del CIDH ...................................................................... 9

1.5 Funciones de la CIDH ............................................................................................... 13

1.5.1 Funciones según su estatuto ............................................................................... 13

1.5.2 Funciones y atribuciones según la Comisión ..................................................... 14

1.6 Atribuciones .............................................................................................................. 15

1.7 Sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos .................................... 17

1.8 Ejecución ................................................................................................................... 17

1.9 Procesos ..................................................................................................................... 18

Capítulo II: La Corte Interamericana de Derechos Humanos .......................................... 21

2.1. Definición .................................................................................................................. 21


v

2.2. Integrantes ................................................................................................................. 21

2.3. Funciones .................................................................................................................. 24

Función contenciosa: ................................................................................................. 24

Función consultiva: .................................................................................................... 26

2.4. Atribuciones .............................................................................................................. 27

2.5. Sede ........................................................................................................................... 28

2.6. Ejecución ................................................................................................................... 28

2.6.1. La ejecución de sentencias declarativas ............................................................. 29

2.6.2. La ejecución de sentencias constitutivas............................................................ 29

2.6.2. La ejecución de condenas al pago de sumas de dinero ...................................... 30

2.7. Procesos ..................................................................................................................... 32

Casos Notables ......................................................................................................................... 39

Conclusiones ............................................................................................................................ 41

Lista de Referencias ................................................................................................................. 43

Sentencias Más Importantes..................................................................................................... 44


Introducción

En el desarrollo del presente trabajo los alumnos investigadores ofrecen una amplia

información de lo que a nivel internacional se ha hecho a favor del debido proceso, en

particular en la Comisión Internacional de los Derechos Humanos y la Corte Inter-americana

de Derechos Humanos.

Para ello nos ofrece una análisis de la jurisprudencia internacional de dicha corte, de

gran ayuda para establecer un punto de común acuerdo respecto del debido proceso,

entendido como un límite a la actividad estatal y conformado por un conjunto de requisitos

que deben observarse en las instancias procesales con el fin de que las personas estén en

condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que

pueda afectarlos.
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Capítulo I: La Comisión Interamericana De Derechos Humanos

1.1 Sistema Interamericano De Protección De Los Derechos Humanos

Desde el punto de vista metodológico, cuando se intenta ofrecer un análisis global y

coherente del sistema interamericano de protección de los derechos humanos, se puede seguir

ya sea un esquema histórico, uno meramente normativo, o una combinación de ambos.

Siguiendo un enfoque histórico, de acuerdo con Antonio Cançado Trindade, en la evolución

del sistema interamericano de protección de los derechos humanos se pueden apreciar cuatro

etapas fundamentales: a) la fase de los antecedentes de dicho sistema, que comprendería la

adopción de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y de otros

instrumentos jurídicos que la precedieron o que la siguieron, b) el período de formación del

sistema, con la creación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la gradual

expansión de sus competencias, c) la fase de consolidación del sistema, a partir de la entrada

en vigor de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y d) la etapa del

perfeccionamiento del sistema, producto de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos y de la adopción de protocolos adicionales a la Convención Americana.

(La Protección Internacional de los Derechos Humanos en América Latina y el caribe, 1993,

págs. 13-27)

Sin embargo, en esta oportunidad nos centraremos en desarrollar la fase de la creación

de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), lo que respecta con su

creación, como está conformado y las funciones que tiene, y posteriormente el

perfeccionamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).


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1.2 Definición

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados

Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el

continente americano. Está integrada por siete miembros independientes que se desempeñan

en forma personal y tiene su sede en Washington, D.C. Fue creada por la OEA en 1959 y, en

forma conjunta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), instalada en

1979, es una institución del Sistema Interamericano de protección de los derechos humanos

(SIDH). (OEA, s.f.)

1.3 Antecedentes y Evolución de la CIDH

La Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en

Santiago de Chile en 1959 adoptó importantes resoluciones relativas al desarrollo y

fortalecimiento del sistema interamericano de derechos humanos. La Declaración de Santiago

proclama que “la armonía entre las Repúblicas americanas sólo puede ser efectiva en tanto el

respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y el ejercicio de la

democracia representativa sean una realidad en el ámbito interno de cada una de ellas” y

declara que “los gobiernos de los Estados americanos deben mantener un régimen de libertad

individual y de justicia social fundado en el respeto de los derechos fundamentales de la

persona humana” ( Declaración de Santiago de Chile adoptada con motivo de la Quinta

Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, 1959, págs. 4-6)

Una resolución emanada de esta Quinta Reunión de Consulta de Ministros de

Relaciones Exteriores fue aquella referida a Derechos Humanos, en la cual se declara que

dados los progresos alcanzados en materia de derechos humanos después de once años de

proclamada la Declaración Americana y los avances que paralelamente se experimentaron en

el seno de la Organización de las Naciones Unidas y del Consejo de Europa "se halla
4

preparado el ambiente en el Hemisferio para que se celebre una convención". Asimismo, esta

resolución toma en consideración que en diversos instrumentos de la OEA se ha consagrado y

repetido que la libertad, la justicia y la paz tienen como base el reconocimiento de la dignidad

intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de la persona humana. Esta resolución

considera "indispensable que tales derechos sean protegidos por un régimen jurídico a fin de

que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la

opresión". Con tal propósito, en dicha resolución se encomienda al Consejo Interamericano

de Jurisconsultos la elaboración de un "proyecto de Convención sobre derechos humanos y

el proyecto o proyectos de convención sobre la creación de una Corte Interamericana de

Protección de los Derechos Humanos y de otros órganos adecuados para la tutela y

observancia de los mismos" (ibid, págs. 10-11)

Es así como mediante dicha resolución, la Quinta Reunión de Consulta de Ministros

de Relaciones Exteriores celebrada en 1959 dispuso: Crear una Comisión Interamericana de

Derechos Humanos que se compondrá de siete miembros, elegidos a título personal de ternas

presentadas por los gobiernos, por el Consejo de la Organización de los Estados Americanos,

encargada de promover el respeto de tales derechos, la cual será organizada por el mismo

Consejo y tendrá las atribuciones específicas que éste le señale.

El Consejo de la Organización aprobó el Estatuto de la Comisión el 25 de mayo de

1960 y eligió a sus primeros miembros el 29 de junio de ese mismo año. En 1961 la CIDH

comenzó a realizar visitas a varios países para observar in situ la situación de derechos

humanos. En enero de 1962, durante la Octava Reunión de Consulta, celebrada en Punta del

Este, en Uruguay, los Ministros de Relaciones Exteriores consideraron que "no obstante los

nobles y perseverantes esfuerzos cumplidos por dicha Comisión en el ejercicio de su

mandato, la insuficiencia de sus facultades y atribuciones consignadas en su Estatuto" había


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dificultado la misión que se le había encomendado. Por este motivo, en dicha oportunidad los

Ministros de Relaciones Exteriores recomendaron al Consejo de la OEA la reforma del

Estatuto de la CIDH con el objetivo de ampliar y fortalecer sus atribuciones y facultades de

manera que le permitiera llevar a cabo eficazmente la tarea de promoción del respeto a los

derechos humanos en el Hemisferio. (Acta Final de la Octava Reunión de Consulta de

Ministros de Relaciones Exteriores, 1962, págs. 16-17)

La Comisión se rigió por su Estatuto original hasta que en noviembre de 1965 la

Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria celebrada en Río de Janeiro, Brasil,

resolvió modificarlo, finalmente ampliándose las funciones y facultades de la Comisión, en

los siguientes términos:

Resolución XXII

Ampliación de las Facultades de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

La Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria,

RESUELVE: (…)

3. Autorizar a la Comisión para que examine las comunicaciones que le sean dirigidas

y cualquier información disponible, para que se dirija al gobierno de cualquiera de los estados

americanos con el fin de obtener las informaciones que considere pertinentes y para que les

formule recomendaciones, cuando lo considere apropiado, con el fin de hacer más efectiva la

observancia de los derechos humanos fundamentales.

4. Solicitar de la Comisión que rinda un informe anual a la Conferencia

Interamericana o a la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores que incluya

una exposición sobre el progreso alcanzado en la consecución de los objetivos señalados por

la Declaración Americana. Tal informe deberá contener una relación sobre los campos en los
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cuales han de tomarse medidas para dar mayor vigencia a los derechos humanos conforme lo

prescribe la citada Declaración, y formulara las observaciones que la Comisión considere

apropiadas respecto de las comunicaciones que haya recibido y sobre cualquiera otra

información que la Comisión tenga a su alcance ( Resolución XXII “Ampliación de las

Facultades de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, 1965, págs. 33-35)

De conformidad con lo resuelto por los Estados en esta Conferencia, la Comisión

modificó su Estatuto durante el período de sesiones celebrado en abril de 1966. La principal

modificación fue la atribución de la facultad de examinar peticiones individuales y, en dicho

marco, formular recomendaciones específicas a los Estados miembros (CIDH, Informe sobre

la labor desarrollada durante el 13º Período de Sesiones, 1966, págs. 26-27)

La CIDH se constituyó en un órgano principal de la OEA con la primera reforma de la

Carta de la OEA, que se materializó con la adopción del Protocolo de Buenos Aires suscrito

en 1967. La Carta de la OEA indica que mientras entrara en vigor la Convención Americana,

se le asignaba a la CIDH la función de velar por la observancia de dichos derechos (Artículo

145). La reforma de la Carta, que entró en vigor en 1970, establece en su Artículo 106 que:

Habrá una Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tendrá, como función

principal, la de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y de servir

como órgano consultivo de la Organización en esta materia.

Una convención interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura,

competencia y procedimiento de dicha Comisión, así como los de los otros órganos

encargados de esa materia.

El Estatuto que rige actualmente el funcionamiento de la Comisión fue aprobado en el

Noveno Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA (La Paz, Bolivia,
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1979). El Estatuto refleja las importantes innovaciones introducidas por la Convención

Americana con relación a la Comisión. Así, es la Comisión Interamericana y no las y los

Comisionados/as, la que representa a todos los Estados miembros de la OEA. La jerarquía

institucional de sus miembros/as corresponde actualmente a la jerarquía a la que fue elevada

la Comisión (Artículo 53 de la Carta). Los/as siete miembros/as que la integran son

elegidos/as por la Asamblea General por un período de cuatro años (Artículo 3) y no por el

Consejo de la Organización, como se preveía en el Estatuto anterior. Cabe destacar que la

función de llenar las vacantes que se presentaren corresponde, de acuerdo al Artículo 11, al

Consejo Permanente de la OEA.

1.4 Conformación de la CIDH

La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos está integrada por siete

personas elegidos por la Asamblea General de la Organización de ternas sometidas a ese

efecto por los gobiernos de los Estados miembros, en las cuales pueden incluir a nacionales

suyos o de otros Estados. La duración de su mandato es de cuatro años, renovables por un

único período adicional o extra. La directiva de la Comisión está conformada por un cargo de

Presidente(a), Primer(a) Vicepresidente(a) y Segundo(a) Vicepresidente(a), con un mandato

de un año, pudiendo ser reelegidos por una sola vez en cada período de cuatro años. La

elección de estos miembros debe recaer en aquellos individuos de alta calidad moral y que

tenga reconocida sabiduría de temas en materia de Derechos Humanos. Sin embargo, es

necesario mencionar que en algún momento estos integrantes han sido políticos y estos

mismos fueron sugeridos por Estados partes de esta Comisión y por esa razón no actuaron

con el criterio de neutralidad en el ejercicio de sus funciones.


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1.4.1 Integrantes De La Comisión Interamericana En La Actualidad

NOMBRES PERIODO DE MANDATO

 Esmeralda Arosemena de Troitiño 1/1/2016 - 31/12/2019

 Joel Hernández García 1/1/2018 - 31/12/2021

 Antonia Urrejola Noguera 1/1/2018 - 31/12/2021

 Margarette May Macaulay 1/1/2016 - 31/12/2019

 Francisco José Eguiguren Praeli 1/1/2016 - 31/12/2019

 Luis Ernesto Vargas Silva 10/5/2017 -31/12/2019

 Flávia Piovesan 1/1/2018 - 31/12/2021

Presidenta: Esmeralda Arosemena de Troitiño

Primer Vicepresidente: Joel Hernández García

Segunda Vicepresidenta: Antonia Urrejola Noguera

Consideramos fundamental, tener una breve reseña de la vida de estos integrantes de

la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para tener claro el porqué de su

nombramiento para integrar este grupo.


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1.3.2 Biografía de los integrantes del CIDH

Esmeralda Arosemena de Troitiño

La Comisionada Esmeralda Arosemena de Troitiño fue elegida el 16

de junio de 2015 por la Asamblea General de la OEA, para un

período de cuatro años que inició el 1 de enero de 2016 y finaliza el

31 de diciembre de 2019. Ocupó cargos en la Judicatura de Panamá: fue magistrada de la

Corte Suprema de Justicia, de la cual fue Vicepresidenta; también fue Presidenta de la Sala

II de lo Penal, y magistrada del Tribunal Superior de Niñez y Adolescencia. Participó en la

Comisión Especial para la propuesta de reformas constitucionales en Panamá 2011, y en la

Comisión para la elaboración del Código Procesal Constitucional 2016. Es licenciada en

Filosofía, Letras y Educación, con especialización en Pedagogía, así como licenciada en

Derecho y Ciencias Políticas. Cursó estudios de posgrado en Género, de especialización en

familia y niñez, y en materia constitucional. Es académica y docente en la Universidad de

Panamá, el Instituto Superior de la Judicatura y el Órgano Judicial de Panamá. Es

facilitadora en la Escuela del Ministerio Público para el Nuevo Sistema penal acusatorio y

en capacitación para el tema de justicia penal Juvenil. Es consultora y asesora en temas de

infancia, niñez y adolescencia, mujeres y familia para organismos internacionales. Asesora

en la elaboración, debates y aprobación de importantes leyes en estas materias, como

asesora ad honorem, en el Órgano Legislativo de Panamá.

Joel Hernández García

El Comisionado Joel Hernández García fue elegido el 21 de junio de

2017 por la Asamblea General de la OEA, para un período de cuatro

años que inició el 1 de enero de 2018 y finaliza el 31 de diciembre de


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2021. Tiene una licenciatura en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México

y una maestría en derecho internacional de New York University School of Law. Es

miembro del Consejo Directivo del United Nations Interregional Crime and Justice

Research Institute y fue miembro del Comité Jurídico Interamericano por el periodo 2015-

2018. Es Presidente de la Rama Mexicana de International Law Association. En el servicio

exterior de México ascendió al rango de embajador y se desempeñó en varios puestos. De

2011 a 2013, fungió como Representante Permanente de México ante la OEA. En ese

carácter presidió el grupo de trabajo de reflexión sobre el funcionamiento de la CIDH para

el fortalecimiento del SIDH. Ha sido profesor invitado en las materias de derecho

internacional y organismos internacionales en diversas instituciones. Es ciudadano de

México.

Antonia Urrejola Noguera

La Comisionada Antonia Urrejola Noguera fue elegida el 21 de

junio de 2017 por la Asamblea General de la OEA, para un

período de cuatro años que inició el 1 de enero de 2018 y finaliza

el 31 de diciembre de 2021. Es abogada de la Universidad de Chile con post-título en

Derechos Humanos y Justicia Transicional. Fue asesora en derechos humanos de la

Presidencia de Chile, especialmente en la elaboración y tramitación de proyectos de ley

relacionados a la infancia, diversidad sexual e institucionalidad de derechos humanos.

Trabajó en la Comisión Especial de Pueblos Indígenas y su desempeño en el Ministerio de

Bienes Nacionales y el Ministerio de Planificación y Cooperación se focalizó en derechos

de los pueblos indígenas. Fue asesora del Ministerio del Interior, participando en la

elaboración y tramitación de diversos proyectos de ley sobre instituciones nacionales de

derechos humanos, prisión política y tortura, entre otros. Ha sido consultora de organismos
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internacionales y fue asesora principal del ex Secretario General de la OEA entre 2006 y

2011. Es ciudadana de Chile.

Margarette May Macaulay

La Comisionada Margarette May Macaulay fue elegida Comisionada

el 16 de junio de 2015 por la Asamblea General de la OEA, para un

período de cuatro años que inició el 1 de enero de 2016 y finaliza el

31 de diciembre de 2019. La Presidenta Macaulay posee el grado de Licenciatura en Leyes

por la Universidad de Londres y actualmente es abogada de práctica privada. Funge como

Mediadora en la Suprema Corte de Jamaica y Árbitro Asociado, además de desempeñar el

cargo de Notaria Pública. Fue jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de

2007 a 2012, contribuyendo a la formulación de Reglas de Procedimiento de la Corte. Es

honorable miembro del Muro de Legado para la Justicia de Género de las defensoras de los

derechos de las mujeres, que ha logrado cambios importantes y que ha sido lanzado en

diciembre de 2017 en las Naciones Unidas en Nueva York, durante la Asamblea de

Ministros. Participó en procesos de reformas y de la preparación de proyectos de ley en

Jamaica y es conocida como una fuerte y sólida defensora y referente sobre los derechos de

las mujeres. Es ciudadana de Jamaica.

Francisco José Eguiguren Praeli

El Comisionado Francisco José Eguiguren Praeli fue electo

Comisionado el 16 de junio de 2015 por la Asamblea General de la

OEA, para un período de cuatro años que inició el 1 de enero de

2016 y finaliza el 31 de diciembre de 2019. Es abogado por la

Pontificia Universidad Católica del Perú, contando con un Magíster en Derecho

Constitucional y Doctorado en Humanidades. Fue Embajador de Perú en el Reino de


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España de 2012 al 2014 y Ministro del Despacho de Justicia. Actualmente es Asesor y

Consultor en Derecho tanto a nivel nacional como internacional, especializado en temas de

Derecho Constitucional, Administrativo y Derechos Humanos. Es ciudadano de Perú.

Luis Ernesto Vargas Silva

El Comisionado Luis Ernesto Vargas Silva fue elegido el 10 de

mayo de 2017 por el Consejo Permanente de la OEA tras la

renuncia del Comisionado Enrique Gil Botero, a fin de completar el

período de gestión, que culmina el 31 de diciembre de 2019. Es

Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Libre de Colombia, especializado

en Derecho de Familia, Doctorando en Derecho Privado, Derecho de Familia y de la

Persona de la Universidad de Zaragoza. Fue Magistrado de la Corte Constitucional de

Colombia, de la cual fue Presidente, y presidió durante 8 años la Sala Especial de

Seguimiento creada por la Corte Constitucional para ejecutar la sentencia estructural de

protección a los derechos de la población desplazada por causa del conflicto armado

interno. Es docente universitario y autor de ensayos, ponencias y libros en derecho procesal

y constitucional. Es ciudadano de Colombia.

Flávia Piovesan

La Comisionada Flávia Piovesan fue elegida el 21 de junio de 2017

por la Asamblea General de la OEA, para un período de cuatro años

que inició el 1 de enero de 2018 y finaliza el 31 de diciembre de

2021. Es profesora de Derecho Constitucional y Derechos Humanos

en la Universidad Católica de San Pablo desde 1991, profesora del programa de doctorado

de la Universidad de Buenos Aires, y profesora en la Academia de Derechos Humanos de la

Facultad de Derecho de American University, en Estados Unidos. Desarrolló estudios de


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post doctorado en Harvard Law School, Oxford University y Max Planck Institute for

Comparative Public Law and International Law, donde realizó investigaciones en el área de

los sistemas regionales de protección de derechos humanos. Ha sido profesora de derechos

humanos en el programa de post-grado de la Universidad Católica de Paraná y en la

Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España. Fue Secretaria Especial de Derechos

Humanos en Brasil y Presidenta de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo

Forzado. Es autora de numerosas publicaciones, ha hecho consultorías con organizaciones

internacionales, ha dictado centenares de conferencias y realizado presentaciones en

universidades en decenas de países. Es ciudadana de Brasil.

1.5 Funciones de la CIDH

1.5.1 Funciones según su estatuto

Según el estatuto de la CIDH en su artículo 18 tiene como principales funciones las

siguientes:

 Recibir e investigar las denuncias sobre violación de los derechos humanos de una

persona o grupo de personas y proceder a su análisis y resolución. Está facultada para

llevar el caso ante la Corte interamericana.

 Realizar visitas a un país determinado para apreciar la vigencia de los Derechos

Humanos.

 Solicitar a la Corte interamericana que emita opiniones consultivas sobre casos o

asuntos de carácter general que demanden problemas de interpretación o desarrollo

de las normas de la Convención.

 Requerir a los gobiernos que le provean información.


14

 Decidir cuáles son los casos que se presentaran ante la Corte para su litigio.

 Publicar informes sobre la situación de los Derechos Humanos en un país particular.

Estos informes también se envían a la Asamblea para su consideración. Con

frecuencia, estos informes especiales son el resultado de una visita a los países en

cuestión.

 Disponer la adopción de medida cautelares destinadas a la protección de víctimas o

testigos, dichas medidas que constituyen recomendaciones para los estados.

Igualmente, puede solicitar a la Corte que conceda medidas provisionales para

proteger a víctimas o testigos, medidas que son de obligatorio cumplimiento por el

Estado.

 Atender las consultas que, por medio de la Secretaria General de la Organización de

los Estados Americanos le formule los Estados miembros de la OEA en cuestiones

relacionadas con los Derechos Humanos y, dentro de sus posibilidades prestar el

asesoramiento que estos le soliciten.

1.5.2 Funciones y atribuciones según la Comisión

Según el art. 41 de la Convención la Comisión tiene la función principal de promover

la observancia y la defensa de los derechos humanos y, en el ejercicio de su mandato, tiene

las siguientes funciones y atribuciones:

 Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América;

 Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de los

Estados miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los derechos
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humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos constitucionales, al

igual que disposiciones apropiadas para fomentar el debido respeto a esos derechos;

 Preparar los estudios o informes que considere convenientes para el desempeño de

sus funciones;

 Solicitar a los gobiernos de los Estados miembros que le proporcionen informes

sobre las medidas que adopten en materia de derechos humanos;

 Atender las consultas que, por medio de la Secretaría General de la Organización de

los Estados Americanos, le formulen los Estados miembros en cuestiones

relacionadas con los derechos humanos y, dentro de sus posibilidades, prestarles el

asesoramiento que éstos le soliciten;

 Actuar respecto de las peticiones y otras comunicaciones en ejercicio de su

autoridad, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 44 a 51 de la

Convención, y

 Rendir un informe anual a la Asamblea General de la Organización de los Estados

Americanos

1.6 Atribuciones

1) Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América; 2)

Formular recomendaciones a los gobiernos de los Estados para que adopten medidas

progresivas en favor de los derechos humanos, dentro del marco de sus legislaciones,

de sus preceptos constitucionales y de sus compromisos internacionales, y también

disposiciones apropiadas para fomentar el respeto a esos derechos; 3) Preparar los

estudios o informes que considere convenientes para el desempeño de sus funciones;


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4) Solicitar que los gobiernos de los Estados le proporcionen informes sobre las

medidas que adopten en materia de derechos humanos; 5) Presentar al Secretario

General el programa-presupuesto de la Comisión para que este lo someta a la

Asamblea General.

Entre las atribuciones de que goza el Presidente de la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos y/o el Vicepresidente están: 1) Convocar a sesiones de la

Comisión, de conformidad con el Estatuto y el Reglamento; 2) Promover los trabajos

de la Comisión y velar por el cumplimiento de su programa presupuesto; 3) Rendir un

informe escrito a la Comisión, al inicio de sus períodos de sesiones, sobre las

actividades desarrolladas durante los recesos en cumplimiento de las funciones que le

confieren el Estatuto y el presente Reglamento; 4) Asistir a las reuniones de la

Asamblea General de la OEA y a otras actividades relacionadas con la promoción y

protección de los derechos humanos; 5) Designar comisiones especiales, comisiones

ad hoc y subcomisiones integradas por varios miembros, con el objeto de cumplir

cualquier mandato relacionado con su competencia.

En relación con los Estados partes en la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, la Comisión ejercerá sus funciones de conformidad con las atribuciones

previstas en la Convención y el Estatuto en su artículo 18, y sus funciones son: 1)

Diligenciar las peticiones y otras comunicaciones, de conformidad con lo dispuesto en

los artículos 44 al 51 de la Convención; 2) Comparecer ante la Corte Interamericana

de Derechos Humanos en los casos previstos en la Convención; 3) Solicitar a la Corte

Interamericana de Derechos Humanos que tome las medidas provisionales que

considere pertinentes en asuntos graves y urgentes que aún no estén sometidos a su

conocimiento, cuando se haga necesario para evitar daños irreparables a las personas;
17

4) Consultar a la Corte acerca de la interpretación de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos o de otros tratados sobre la protección de los derechos humanos

en los Estados americanos; 5) Someter a la consideración de la Asamblea General

proyectos de protocolos adicionales a la Convención Americana sobre derechos

humanos, con el fin de incluir progresivamente en el régimen de protección de la

misma otros derechos y libertades; 6) Someter a la Asamblea General, para lo que

estime conveniente, por conducto del Secretario General, propuestas de enmienda a la

Convención Americana sobre Derechos Humanos..

1.7 Sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es una de las dos

entidades del sistema interamericano de protección y promoción de los derechos humanos en

las Américas. Tiene su sede en Washington, D.C. Estados Unidos.

1.8 Ejecución

En situaciones de gravedad y urgencia, la Comisión podrá, a iniciativa propia o a

solicitud de parte, solicitar que un Estado adopte medidas cautelares para prevenir daños

irreparables a las personas o al objeto del proceso en conexión con una petición o caso

pendiente y/o a personas que se encuentren bajo la jurisdicción de este, en forma

independiente de cualquier petición o caso pendiente. Las medidas a las que se refieren los

incisos 1 y 2 anteriores podrán ser de naturaleza colectiva a fin de prevenir un daño

irreparable a las personas debido a su vínculo con una organización, grupo o comunidad de

personas determinadas o determinables. La Comisión considerará la gravedad y urgencia de

la situación, su contexto y la inminencia del daño en cuestión al decidir sobre si corresponde

solicitar a un Estado la adopción de medidas cautelares.


18

La Comisión también tendrá en cuenta: 1) Si se ha denunciado la situación de riesgo

ante las autoridades pertinentes o los motivos por los cuales no hubiera podido hacerse; 2) La

identificación individual de los potenciales beneficiarios de las medidas cautelares o la

determinación del grupo al que pertenecen; y 3) La expresa conformidad de los potenciales

beneficiarios cuando la solicitud sea presentada a la Comisión por un tercero, salvo en

situaciones en las que la ausencia de consentimiento se encuentre justificada. La Comisión

podrá requerir a las partes interesadas información relevante sobre cualquier asunto

relacionado con el otorgamiento, observancia y vigencia de las medidas cautelares, respecto

al incumplimiento sustancial de los beneficiarios o sus representantes. Con estos

requerimientos, podrá ser considerado como causal para que la Comisión deje sin efecto la

solicitud al Estado de adoptar medidas cautelares. En caso de medidas cautelares de

naturaleza colectiva, la Comisión podrá establecer otros mecanismos apropiados para su

seguimiento y revisión periódica. El otorgamiento de esas medidas y su adopción por el

Estado no constituirán prejuzgamiento sobre la violación de los derechos protegidos en la

Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros instrumentos aplicables. La

Comisión podrá solicitar a la Corte la adopción de medidas provisionales en casos de extrema

gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario para evitar un daño irreparable a las

personas, en un asunto no sometido aún a consideración de la Corte. Cuando la Comisión no

se encontrare reunida, dicha solicitud podrá hacerla el Presidente o, en ausencia de este, uno

de los Vicepresidentes, por su orden.

1.9 Procesos

En nuestro Sistema Regional de Protección de los Derechos Humanos, la solución

amistosa es un procedimiento novedoso que fue inspirado en el europeo, que prevé el arreglo

amistoso. Este dispone que en caso de que se estime admisible la demanda, “se pondrá a
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disposición de los interesados, a fin de llegar a un arreglo amistoso del asunto que se inspire

en el respeto a los derechos humanos tal como lo reconoce el presente convenio. En el Pacto

de San José de Costa Rica o Convención Americana […], la posibilidad de poner fin a un

conflicto por vía de la negociación está contemplada en los siguientes artículos: en la Sección

4 relativa al Procedimiento, artículos 48,59 49,60 y 50.61 En el reglamento de la Comisión,

artículo 40,62 aprobado por la Comisión en su 137 período ordinario de sesiones, celebrado

del 28 de octubre al 13 de noviembre de 2009, y modificado 2 de septiembre de 2011, como

también en el Reglamento de la Corte en su artículo 63,63 aprobado por la Corte en su

LXXXV Período Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al 28 de noviembre de 2009.

Como hemos podido observar, la solución amistosa es un procedimiento dentro del

ámbito del Derecho Internacional que puede permitir el fin del reclamo, sin que medie

sentencia del Tribunal o dictamen del amicus curiae o mediador. Aun cuando su fundamento

se encuentra en la voluntad de las partes, se halla limitado por la necesidad de ausencia de

todo tipo de coacción o violencia de una hacia la otra; de lo que especialmente se trata es de

limitar el rol del Estado y sujetar el acuerdo final a la homologación del Tribunal

Internacional. Es siempre conveniente dar conocimiento tanto a la Comisión (o su delegado

para el caso) como a la Corte de las gestiones que se están llevando a cabo y de los plazos

que se manejan.

Esto es no solo recomendable a los representantes de las víctimas sino también al

Estado, ya que le da mayor transparencia a la gestión, que aún entablada no implica resultado

positivo.

El Derecho Internacional se encuentra enriquecido por dos fenómenos que van a

coincidir luego en la forma de solución de controversias. La Comisión deberá ser el pilar de

las negociaciones, en especial el miembro designado por esta, ya que es quien posee los
20

mayores conocimientos de los logros y desaciertos de las negociaciones iniciales, como así

también las pretensiones de los demandantes y la voluntad de solución del Estado o de sus

representantes y las dificultades a nivel nacional para cumplir con los objetivos propuestos.

En ese sentido, la Comisión cumple un rol de mediador, desplegando tres funciones

principales: 1) Acercar a las partes, 2) Coadyuvar en la búsqueda de una solución

satisfactoria, y 3) Lograr que el órgano competente homologue el acuerdo. Con la apertura

del caso, la Comisión fijará un plazo de tres meses para que los peticionarios presenten sus

observaciones adicionales sobre el fondo.

Las partes pertinentes de dichas observaciones serán transmitidas al Estado en

cuestión a fin de que presente sus observaciones dentro del plazo de tres meses. La Secretaría

Ejecutiva evaluará solicitudes de prórroga de los plazos mencionados en el inciso precedente

que estén debidamente fundadas. En caso de gravedad y urgencia o cuando se considere que

la vida de una persona o su integridad personal se encuentre en peligro real e inminente y una

vez abierto el caso, la Comisión solicitará al Estado que envíe sus observaciones adicionales

sobre el fondo dentro de un plazo razonable, fijado por la Comisión al considerar las

circunstancias de cada caso. Antes de pronunciarse sobre el fondo de la petición, la Comisión

fijará un plazo para que las partes manifiesten si tienen interés en iniciar el procedimiento de

solución amistosa previsto en el artículo 40 del presente Reglamento.

.
21

Capítulo II: La Corte Interamericana de Derechos Humanos

2.1. Definición

La CorteIDH es un órgano jurisdiccional autónomo, no permanente, cuyo objetivo

principal es aplicar e interpretar las disposiciones contenidas en la CADH. La Corte

Interamericana de Derechos Humanos es una de las principales instituciones dedicada a la

protección de los derechos humanos de la Organización de Estados Americanos.

2.2. Integrantes

La Corte está integrada por siete Jueces, nacionales de los Estados miembros de la

OEA. Son elegidos a título personal “entre juristas de la más alta autoridad moral, de

reconocida competencia en materia de derechos humanos, que reúnan las condiciones

requeridas para el ejercicio de las más elevadas funciones judiciales conforme a la ley del

país del cual sean nacionales o del Estado que los proponga como candidatos” (artículo 52 de

la Convención). Conforme al artículo 8 del Estatuto, el Secretario General de la OEA solicita

a los Estados Partes en la Convención (en adelante “Estados Partes”) que presenten una lista

con los nombres de sus candidatos para Jueces de la Corte. De acuerdo con el artículo 53.2 de

la Convención, cada Estado Parte puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del

Estado que los propone o de cualquier otro Estado miembro de la Organización.

Los Jueces son elegidos por los Estados Partes, en votación secreta y por mayoría

absoluta de votos, durante la sesión de la Asamblea General de la OEA inmediatamente

anterior a la expiración del mandato de los Jueces salientes. Las vacantes en la Corte

causadas por muerte, incapacidad permanente, renuncia o remoción serán llenadas, en lo

posible, en el siguiente período de sesiones de la Asamblea General de la OEA (artículos 6.1

y 6.2 del Estatuto)


22

Composición Actual:

Al frente de izquierda a derecha: Jueza, Elizabeth Odio Benito, Juez, Eduardo Vio Grossi,
Vicepresidente; Juez, Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Presidente; Juez, Humberto
Antonio Sierra Porto. Detrás de izquierda a derecha: Juez, Patricio Pazmiño Freire; Juez,
Eugenio Raúl Zaffaroni; y Juez, Ricardo Pérez Manrique.

El mandato de los Jueces es de seis años y sólo pueden ser reelectos una vez. Los

Jueces que terminan su mandato siguen conociendo de los casos a que ya se hubieren

abocado y que se encuentren en estado de Sentencia (artículo 54.3 de la Convención).

Si fuere necesario, para preservar el quórum de la Corte, los Estados Partes en la

Convención podrán nombrar uno o más Jueces interinos (artículo 6.3 del Estatuto).

Asimismo, existe la figura del Juez ad hoc, la cual ha sido utilizada en numerosos casos ante

la Corte, cuando entre los Jueces llamados a conocer del caso ninguno sea de la nacionalidad

del Estado demandado o cuando, en este último supuesto, ese Juez se excuse de conocer el
23

caso y ese Estado opte, a invitación del Tribunal, por designar un Juez ad hoc para integrarlo

durante la deliberación y decisión de ese caso.

Los Estados son representados en los procesos ante la Corte por agentes designados

por ellos (artículo 21 del Reglamento), y la Comisión es representada por los delegados que

designe al efecto. Con la reforma reglamentaria del año 2001, las presuntas víctimas o sus

representantes tienen la posibilidad de presentar de manera autónoma sus solicitudes,

argumentos y pruebas, además de participar en las diferentes instancias y etapas procesales

ante el Tribunal. Los Jueces están a disposición de la Corte, la cual celebra cada año los

períodos ordinarios de sesiones que sean necesarios para el cabal ejercicio de sus funciones.

Los Jueces, sin embargo, no perciben un sueldo por el desempeño de sus funciones

sino una asignación de US$150 diarios por día de sesión. Actualmente, el Tribunal celebra

cuatro períodos ordinarios de sesiones al año. Además, la Corte también puede celebrar

sesiones extraordinarias, convocadas por el Presidente de la Corte o por solicitud de la

mayoría de los Jueces. Aunque no existe el requisito de residencia para los Jueces en la sede

de la Corte, el Presidente debe prestar permanentemente sus servicios (artículo 16 del

Estatuto).

El Presidente y el Vicepresidente son elegidos por los Jueces por un período que dura

dos años y pueden ser reelegidos (artículo 12 del Estatuto).

Existe una Comisión Permanente de la Corte integrada por el Presidente, el

Vicepresidente y los otros Jueces que el Presidente considere conveniente, de acuerdo con las

necesidades del Tribunal. La Corte puede nombrar otras comisiones para tratar temas

específicos (artículo 6 del Reglamento). La Secretaría funciona bajo la dirección de un

Secretario (artículo 14 del Estatuto) y un Secretario Adjunto (artículo 14 del Estatuto). (Ayala

Corao, 2001)
24

2.3. Funciones

Tiene distintas funciones, pero la primordial es su capacidad contenciosa o

jurisdiccional, ya que puede emitir sentencias obligatorias para los Estados.

Función contenciosa:

Por esta vía, la Corte determina si un Estado ha incurrido en responsabilidad

internacional por la violación de alguno de los derechos consagrados o estipulados en la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, por haber incumplido con sus

obligaciones de respetar y garantizar esos derechos. La competencia contenciosa del Tribunal

se encuentra regulada en el artículo 62 de la Convención Americana, el cual establece:

1. Todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de

ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que

reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial, la competencia de la

Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de esta Convención.

2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente, o bajo condición de

reciprocidad, por un plazo determinado o para casos específicos. Deberá ser presentada al

Secretario General de la Organización, quien trasmitirá copias de la misma a los otros

Estados Miembros de la Organización y al Secretario de la Corte.

3. La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la

interpretación y aplicación de las disposiciones de esta Convención que le sea sometido,

siempre que los Estados Partes en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia,

ora por declaración especial, como se indica en los incisos anteriores, ora por convención

especial.
25

De acuerdo con el artículo 61.1 de la Convención “[Sólo los Estados Partes y la

Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de la Corte”.

El artículo 63.1 de la Convención incluye la siguiente disposición concerniente a los

fallos de la Corte:

Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta

Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o

libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las

consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y

el pago de una justa indemnización a la parte lesionada.

El inciso 2 del artículo 68 de la Convención dispone que “la parte del fallo que

disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el

procedimiento interno vigente para la ejecución de Sentencias contra el Estado”.

Los fallos del Tribunal son “definitivo[s] e inapelable[s]”. En “caso de desacuerdo

sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las

partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha

de la notificación del fallo” (artículo 67 C.A.D.H.). Los Estados Partes “se comprometen a

cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes” (artículo 68 C.A.D.H.).

Durante el presente año se sometieron a consideración de la Corte 14 casos

contenciosos y ésta emitió sentencia. En 3 de ellas se pronunció sobre excepciones

preliminares, fondo, reparaciones y costas, conjuntamente; en 14 acerca del fondo y las

correspondientes reparaciones; y en 6 en torno a la interpretación de sentencias. De esta

forma la Corte resolvió enteramente 17 casos contenciosos, en los cuales se ha adoptado

decisión final acerca de excepciones preliminares, fondo y reparaciones, y no se halla


26

pendiente ningún pronunciamiento sobre la contención planteada en la demanda.

Actualmente el Tribunal cuenta con 88 casos contenciosos en trámite, de los cuales 75 se

encuentran en etapa de supervisión de cumplimiento de sentencia, 7 se encuentran en etapa

de trámite inicial, 4 en etapa de excepciones preliminares y eventuales fondo, reparaciones y

costas, y 2 en etapa de fondo y eventuales reparaciones y costas.

La Corte somete a la Asamblea General en cada período ordinario de sesiones un

informe sobre su labor, en el cual “[d]e manera especial y con las recomendaciones

pertinentes, señalará los casos en que un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos”

(artículo 65 C.A.D.H.).

Veintiún Estados Partes han reconocido la competencia contenciosa de la Corte. Ellos

son: Costa Rica, Perú, Venezuela, Honduras, Ecuador, Argentina, Uruguay, Colombia,

Guatemala, Suriname, Panamá, Chile, Nicaragua, Paraguay, Bolivia, El Salvador, Haití,

Brasil, México, República Dominicana y Barbados.

El estado de ratificaciones y adhesiones de la Convención se encuentra al final de este

informe. (García-Sayán, 2004)

Función consultiva:

Por este medio, la Corte responde consultas que formulan los Estados miembros de la

OEA o los órganos de la misma, en los términos del artículo 64 de la Convención, que

dispone:

1. Los Estados Miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la

interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección de los

derechos humanos en los Estados Americanos. Asimismo, podrán consultarla, en lo que les
27

compete, los órganos enumerados en el Capítulo X de la Carta de la Organización de los

Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.

2. La Corte, a solicitud de un estado miembro de la Organización, podrá darle

opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los

mencionados instrumentos internacionales.

El derecho de solicitar una opinión consultiva no se limita a los Estados Partes en la

Convención; todo Estado miembro de la OEA tiene capacidad de solicitarla. Los Estados

miembros de la Organización son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados,

Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica, Ecuador, El

Salvador, Estados Unidos, Grenada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México,

Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía,

San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

Igualmente, la competencia consultiva de la Corte fortalece la capacidad de la

Organización para resolver los asuntos que surjan por la aplicación de la Convención, ya que

permite a los órganos de la OEA consultar a la Corte, en lo que les compete.

Durante el presente año no fueron sometidas a consideración de la Corte solicitudes

de opiniones consultivas y no se emitió ningún pronunciamiento en este sentido.

2.4. Atribuciones

De acuerdo con la Convención, la Corte ejerce las funciones contenciosa y consultiva.

La primera se refiere a la resolución de casos sometidos por la Comisión Interamericana o un

Estado Parte en que se ha alegado que uno de los Estados Partes ha violado la Convención.

Dentro de esta función la Corte tiene la facultad de dictar medidas provisionales de

protección. La segunda función se refiere a la facultad que tienen los Estados Miembros de la
28

Organización de consultar a la Corte acerca de la interpretación de la Convención o “de otros

tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados Americanos”.

También podrán consultarla, en lo que les compete, los órganos de la OEA señalados en su

Carta.

2.5. Sede

Tiene sede en San José de Costa Rica, en donde tienen lugar periodos ordinarios y

extraordinarios de sesiones.

¿Por qué San José de Costa Rica es la Sede de la Corte Interamericana?

El 1 de julio de 1978 la Asamblea General de la OEA recomendó la aprobación del

ofrecimiento formal del Gobierno de Costa Rica para que la sede de la Corte se estableciera

en ese país.

Esta decisión fue ratificada después por los Estados Partes en la Convención durante

el Sexto Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, celebrado en noviembre

de 1978. La ceremonia de instalación de la Corte se realizó en San José el 3 de septiembre de

1979.

2.6. Ejecución

La Corte Interamericana con el propósito de adoptar medidas reparatorias y

restablecedoras adecuadas, no sólo se limita a adoptar sentencias meramente declarativas,

como es el caso generalmente de la Corte Europea de Derechos Humanos, sino que además

frecuentemente requiere a los Estados, la adopción de diversas medidas consistentes en la

adopción o modificación de instrumentos normativos para adecuarlos a la Convención


29

Americana; la investigación y sanción de violaciones a los derechos humanos; la

implementación de planes de educación y prevención; la adopción de estándares; gestos de

perdón; monumentos y pagos de indemnizaciones, entre otros.

Veamos a continuación, los principios relativos a los medios de ejecución de los

diversos tipos de sentencias de la Corte Interamericana y de sus distintos mandatos.

2.6.1. La ejecución de sentencias declarativas

Las sentencias declarativas consisten en la mera declaración de existencia o

inexistencia de un relato oficial respecto a una violación a los derechos humanos, y la

determinación de esa infracción jurídica conforme a la Convención Americana.

Normalmente las sentencias o los mandatos declarativos no requieren de actos

específicos de ejecución, ya que la declaración judicial por sí misma equivale a una forma de

reparación. Sin embargo, ellas suponen un acatamiento por parte del Estado.

2.6.2. La ejecución de sentencias constitutivas

Las sentencia constitutivas, consisten en la creación, modificación o extinción de una

situación jurídica. En materia de derechos humanos, la Corte Interamericana ha sido muy

activa y a su vez creativa –a diferencia de su par europea–, en desarrollar en sus sentencias de

fondo y reparaciones, diversos mandatos a los Estados mediante los cuales se dispone que se

garantice a la víctima el goce de su derecho o libertad conculcados; y que se reparen las

consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos,

así como el pago de una justa indemnización a la parte lesionada.


30

2.6.2. La ejecución de condenas al pago de sumas de dinero

Normalmente en sus sentencias de reparaciones, la Corte Interamericana dispone la

indemnización del daño material y el daño moral causado a la víctima y a sus causahabientes.

En ese sentido la Convención Americana establece que cuando la Corte decida que hubo

violación de un derecho o libertad protegidos en ella, dispondrá, si ello fuera procedente, que

se reparen las consecuencias de la vulneración de esos derechos y “el pago de una justa

indemnización a la parte lesionada”.

La Convención Americana dispone sobre el particular, que parte del fallo que

disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo Estado, por el

procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado.

La vía ordinaria, cuando el condenado no cumple voluntariamente es el embargo de

sus bienes y su ulterior remate para obtener el dinero que se precisa. No obstante, en la

mayoría de los Estados Americanos persisten una serie de obstáculos a la ejecución de las

sentencias de condena contra el Estado, que impiden la operatividad de la ejecución de estas

sentencias. Entre estos obstáculos suelen encontrarse:

1. La formulación restrictiva del principio de legalidad presupuestaria, en el sentido

de que el Estado no puede hacer erogaciones de su tesoro, no previstas en sus leyes de

presupuesto; y

2. Disposiciones normativas sobre la inembargabilidad de los fondos públicos, las

cuales en caso de incumplimiento voluntario por el Estado prohíben el embargo y la

posibilidad de despachar mandamientos de ejecución contra fondos públicos. (Gutiérrez,

2010)
31

Estos obstáculos para la ejecución de sentencias contra el Estado que dificultan, y en

algunos casos impiden que las indemnizaciones compensatorias ordenadas a favor de las

víctimas en las sentencias de la Corte Interamericana se puedan ejecutar, configuran, en

primer lugar, una violación del derecho humano a la tutela judicial efectiva como derecho de

toda persona, el cual implica el compromiso de los Estados a garantizar el cumplimiento, por

las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.

En segundo lugar, estos obstáculos configuran una violación del derecho de las víctimas al

pago de una justa indemnización, como parte del derecho a la reparación de las

consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de sus derechos,

cuando la Corte Interamericana lo juzgue procedente. Y en tercer lugar, configuran una

violación al derecho de las víctimas a que los Estados cumplan las decisiones de la Corte

Interamericana en todos los casos en que sean partes y, en especial, a su derecho a que se

ejecute la parte del fallo que disponga indemnización compensatoria.

Además de lo anterior, debemos resaltar que esos obstáculos para la ejecución de

sentencias de la Corte Interamericana contra los Estados, configuran una violación de otros

derechos humanos reconocidos en la Convención Americana como son los derechos al

debido proceso, a la igualdad, a la propiedad, y en su caso a la indemnización por error

judicial.

Con base en ello, la falta de adopción por parte de un Estado de los mecanismos

apropiados para la ejecución de las condenas contra éste por parte de la Corte Interamericana

a favor de una víctima, configura además una violación del artículo 2 de la Convención

Americana, en virtud de que el Estado ha dejado de cumplir con su obligación de adoptar las

medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivo el ejercicio

de los derechos y libertades reconocidos en la Convención.


32

Frente a ello los tribunales nacionales no deben ser ajenos a la solución, ya que deben

adoptar medidas judiciales, es decir sentencias, para hacer efectiva la ejecución de las

sentencias condenatorias a indemnizaciones compensatorias por parte de la Corte

Interamericana, ya sea dejando sin efecto esas disposiciones que constituyen un obstáculo

(declarándolas nulas o desaplicándolas para los casos concretos); o interpretándolas de

manera restrictiva, de modo que permitan las posibilidades de ejecución mediante

modalidades efectivas, ej. embargos ejecutivos, órdenes de pago contra partidas

presupuestarias, órdenes de créditos presupuestarios, amonestaciones, multas coercitivas,

responsabilidad penal, civil y administrativa u otras modalidades.

2.7. Procesos

El artículo 8 de la Convención en su párrafo 1 señala que: Toda persona tiene derecho

a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal

competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la

sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de

sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

Este artículo, cuya interpretación ha sido solicitada expresamente, es denominado por

la Convención " Garantías Judiciales ", lo cual puede inducir a confusión porque en ella no se

consagra un medio de esa naturaleza en sentido estricto. En efecto, el artículo 8 no contiene

un recurso judicial propiamente dicho, sino el conjunto de requisitos que deben observarse en

las instancias procesales para que pueda hablarse de verdaderas y propias garantías judiciales

según la Convención. 28.

Este artículo 8 reconoce el llamado "debido proceso legal", que abarca las condiciones

que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquéllos cuyos derechos u

obligaciones están bajo consideración judicial. Esta conclusión se confirma con el sentido
33

que el artículo 46.2.a ) da a esa misma expresión, al establecer que el deber de interponer y

agotar los recursos de jurisdicción interna, no es aplicable cuando no exista en la legislación

interna del Estado de que se trata el debido proceso legal para la protección del derecho o

derechos que se alega han sido violados.

Ese deber de organizar el aparato gubernamental y de crear las estructuras necesarias

para la garantía de los derechos está relacionado, en lo que a asistencia legal se refiere, con lo

dispuesto en el artículo 8 de la Convención.

Este artículo distingue entre acusación[es] penal[es] y procedimientos de orden civil,

laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. Aun cuando ordena que toda persona tiene derecho

a ser oída, con las debidas garantías... por un juez o tribunal en ambas circunstancias, estipula

adicionalmente, en los casos de delitos, unas garantías mínimas. El concepto del debido

proceso en casos penales incluye, entonces, por lo menos, esas garantías mínimas. Al

denominarlas mínimas la Convención presume que, en circunstancias específicas, otras

garantías adicionales pueden ser necesarias si se trata de un debido proceso legal.

En materias que conciernen con la determinación de los derechos y obligaciones de

orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter el artículo 8 no especifica garantías

mínimas, como lo hace en el numeral 2 al referirse a materias penales. Sin embargo, el

concepto de debidas garantías se aplica también a esos órdenes y, por ende, en ese tipo de

materias el individuo tiene derecho también al debido proceso que se aplica en materia penal.

Cabe señalar aquí que las circunstancias de un procedimiento particular, su significación, su

carácter y su contexto en un sistema legal particular, son factores que fundamentan la

determinación de si la representación legal es o no necesaria para el debido proceso. Corte

IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de

31 de enero de 2001. Serie C No. 712 69. Si bien el artículo 8 de la Convención Americana se
34

titula “Garantías Judiciales”, su aplicación no se limita a los recursos judiciales en sentido

estricto, “sino el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales” a

efecto de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto

emanado del Estado que pueda afectar sus derechos.

De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el Estado de

Derecho, si bien la función jurisdiccional compete eminentemente al Poder Judicial, otros

órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del mismo tipo. Es decir, que

cuando la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída por un “juez o tribunal

competente” para la “determinación de sus derechos”, esta expresión se refiere a cualquier

autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones

determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón mencionada, esta Corte

considera que cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente

jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido

proceso legal en los términos del artículo 8 de la Convención Americana.

Suspensión de garantías Corte IDH. Garantías judiciales en estados de emergencia

(Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva

OC-9/87 de 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9 29. El concepto de debido proceso legal

recogido por el artículo 8 de la Convención debe entenderse como aplicable, en lo esencial, a

todas las garantías judiciales referidas en la Convención Americana, aun bajo el régimen de

suspensión regulado por el artículo 27 de la misma. 30. Relacionado el artículo 8 con los

artículos 7.6, 25 y 27.2 de la Convención, se concluye que los principios del debido proceso

legal no pueden suspenderse con motivo de las situaciones de excepción en cuanto

constituyen condiciones necesarias para que los instrumentos procesales, regulados por la

Convención, puedan considerarse como garantías judiciales. Esta conclusión es aún más
35

evidente respecto del hábeas corpus y del amparo, a los que la Corte se referirá en seguida y

que tienen el carácter de indispensables para tutelar los derechos humanos que no pueden ser

objeto de suspensión.

Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y

Costas. Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 16642 54. La Corte considera que el

Estado tiene la obligación de asegurar que las garantías judiciales indispensables para la

protección de los derechos y libertades consagrados en la Convención se mantengan vigentes

en toda circunstancia, inclusive durante los estados de excepción. Este Tribunal ha entendido

anteriormente que se consideran como garantías indispensables aquellos procedimientos

judiciales que ordinariamente son idóneos para garantizar la plenitud del ejercicio de los

derechos y libertades, las cuales serán distintas según los derechos afectados. Tales garantías

son aquéllas a las que la Convención se refiere expresamente en los artículos 7.6 y 25.1,

consideradas dentro del marco y según los principios del artículo 8, y también las inherentes a

la preservación del Estado de Derecho, aun bajo la legalidad excepcional que resulta de la

suspensión de garantías. Esas garantías judiciales indispensables deben subsistir para

verificar la necesidad, razonabilidad y proporcionalidad de las medidas específicas adoptadas

en ejercicio de estas facultades excepcionales.

Vinculación con derecho de acceso a la justicia Corte IDH. Caso Cantos Vs.

Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C

No. 9743 50. Según el artículo 8.1 de la Convención [...] Esta disposición de la Convención

consagra el derecho de acceso a la justicia. De ella se desprende que los Estados no deben

interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en busca de que sus

derechos sean determinados o protegidos. Cualquier norma o medida del orden interno que

imponga costos o dificulte de cualquier otra manera el acceso de los individuos a los
36

tribunales, y que no esté justificada por las razonables necesidades de la propia

administración de justicia, debe entenderse contraria al precitado artículo 8.1 de la

Convención.

Lo que este Tribunal debe decidir en este caso es si la aplicación de la ley y la

consecuente determinación de una tasa de justicia de 83.400.459,10 (ochenta y tres millones

cuatrocientos mil cuatrocientos cincuenta y nueve pesos con diez centavos, equivalente al

mismo monto en dólares de los Estados Unidos de América) es compatible con los artículos 8

y 25 de la Convención Americana, referentes al derecho al acceso a la justicia y al derecho a

un recurso sencillo y rápido. El Estado sostiene, sobre el particular, que la determinación de

ese monto está de acuerdo con la ley, cuyo propósito es evitar demandas temerarias; que esa

suma es proporcional a lo reclamado en la demanda, que no se trata de una tasa confiscatoria

y que el señor Cantos no la impugnó en el orden interno.

Sin embargo esta Corte ha señalado en reiteradas ocasiones que el Estado no puede

eximirse de responsabilidad respecto a sus obligaciones internacionales argumentando la

existencia de normas o procedimientos de derecho interno. Y debe dejar establecido que la

suma fijada por concepto de tasa de justicia y la correspondiente multa constituyen, a criterio

de este Tribunal, una obstrucción al acceso a la justicia, pues no aparecen como razonables,

aún cuando la mencionada tasa de justicia sea, en términos aritméticos, proporcional al monto

de la demanda. Esta Corte considera que si bien el derecho al acceso a la justicia no es

absoluto y, consecuentemente, puede estar sujeto a algunas limitaciones discrecionales por

parte del Estado, lo cierto es que éstas deben guardar correspondencia entre el medio

empleado y el fin perseguido y, en definitiva, no pueden suponer la negación misma de dicho

derecho.
37

En consecuencia, el monto por cobrar en el caso en estudio no guarda relación entre el

medio empleado y el fin perseguido por la legislación Argentina, con lo cual obstruye,

evidentemente, el acceso a la justicia del señor Cantos, y en conclusión viola los artículos 8 y

25 de la Convención. 55. Este Tribunal estima que para satisfacer el derecho de acceso a la

justicia no basta que en el respectivo proceso se produzca una decisión judicial definitiva.

También se requiere que quienes participan en el proceso puedan hacerlo sin el temor de

verse obligados a pagar sumas desproporcionadas o excesivas a causa de haber recurrido a los

tribunales. Esta última situación se agrava en la medida en que para forzar el pago procedan

las autoridades a embargar los bienes del deudor o a quitarle la posibilidad de ejercer el

comercio.

En lo que se refiere al ejercicio del derecho a las garantías judiciales consagrado en el

artículo 8 de la Convención Americana, la Corte ha establecido, inter alia, que “es preciso

que se observen todos los requisitos que sirvan para proteger, asegurar o hacer valer la

titularidad o el ejercicio de un derecho, es decir, las condiciones que deben cumplirse para

asegurar la adecuada representación o gestión de los intereses o las pretensiones de aquellos

cuyos derechos u obligaciones estén bajo consideración judicial”.

Asimismo, esta disposición de la Convención consagra el derecho de acceso a la

justicia. De ella se desprende que los Estados no deben interponer obstáculos a las personas

que acudan a los jueces o tribunales con el fin de que sus derechos sean determinados o

protegidos. Cualquier norma o práctica del orden interno que dificulte el acceso de los

individuos a los tribunales, y que no esté justificada por las razonables necesidades de la

propia administración de justicia, debe entenderse contraria al precitado artículo 8.1 de la

Convención. Esto tiene particular relevancia en casos de desaparición forzada de personas,


38

dado que el derecho a las garantías judiciales comprende también el derecho de los familiares

de la víctima a acceder a éstas.

La Corte ha establecido que el derecho de acceso a la justicia requiere que se haga

efectiva la determinación de los hechos que se investigan y, en su caso, de las

correspondientes responsabilidades penales en tiempo razonable, por lo que, en atención a la

necesidad de garantizar los derechos de las personas perjudicadas, una demora prolongada

puede llegar a constituir, por sí misma, una violación de las garantías judiciales. Asimismo, la

Corte ha señalado que los órganos estatales encargados de la investigación relacionada con la

desaparición forzada de personas, cuyos objetivos son la determinación de su paradero y el

esclarecimiento de lo sucedido, la identificación de los responsables y su posible sanción,

deben llevar a cabo su tarea de manera diligente y exhaustiva.

Es oportuno recordar que en casos de desaparición forzada, es imprescindible la

actuación pronta e inmediata de las autoridades fiscales y judiciales ordenando medidas

oportunas y necesarias dirigidas a la determinación del paradero de la víctima o el lugar

donde pueda encontrarse privada de libertad. En el presente caso tal obligación se ve

reforzada por el hecho que las víctimas eran niños y niñas al momento de los hechos, una de

ellas en su primera infancia, por lo que el Estado tenía el deber de asegurar que fueran

encontradas a la mayor brevedad.

Los bienes jurídicos sobre los que recae la investigación obligan a redoblar esfuerzos

en las medidas que deban practicarse para cumplir su objetivo, pues el paso del tiempo

guarda una relación directamente proporcional con la limitación –y en algunos casos, la

imposibilidad- para obtener las pruebas y/o testimonios, dificultando y aún tornando

nugatoria o ineficaz, la práctica de diligencias probatorias a fin de esclarecer los hechos


39

materia de investigación , identificar a los posibles autores y partícipes, y determinar las

eventuales responsabilidades penales.

Sin perjuicio de ello, las autoridades nacionales no están eximidas de realizar todos

los esfuerzos necesarios en cumplimiento de su obligación de investigar. El actuar omiso o

negligente de los órganos estatales no resulta compatible con las obligaciones emanadas de la

Convención Americana, con mayor razón si están en juego bienes esenciales de las personas.

Así pues, los Estados deben dotar a las autoridades correspondientes de los recursos

logísticos y científicos necesarios para recabar y procesar las pruebas y, en particular, de las

facultades para acceder a la documentación e información pertinente para investigar los

hechos denunciados y obtener indicios o evidencias de la ubicación de las víctimas.

Casos Notables

Estos son algunos de los casos notables y enlaces a sus resoluciones.

Año Caso

1999 Caso del Caracazo vs. Venezuela

2001 Caso Olmedo Bustos y otros vs. Chile

2001 Caso Barrios Altos vs. Perú

2003 Caso Bulacio vs. Argentina

2004 Caso Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala

2004 Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala

2004 Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica

2005 Caso de las Niñas Yean y Bosico vs. República Dominicana


40

2005 Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia

2007 Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz vs. Perú

2009 Caso Anzualdo Castro vs. Perú

2009 Caso Férnandez Ortega y otros vs. México

2009 Caso Rosendo Cantú y otra vs. México

2009 Caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México

2012 Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile

2012 Caso Artavia Murillo y otros vs. Costa Rica

2013 Caso Osorio Rivera y familiares vs. Perú

2013 Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia

2015 Caso Granier y otros (Radio Caracas Televisión) vs. Venezuela

2015 Caso Espinoza Gonzáles vs. Perú

Opinión consultiva sobre identidad de género, e igualdad y no discriminación a


2018
parejas del mismo sexo
41

Conclusiones

La primera nació en 1959 y está formada por siete expertos independientes. Uno

de sus aspectos más notables es que todos los Estados de la OEA están sujetos a las

competencias de la Comisión. Para los Estados que no son parte de ningún instrumento de

derechos humanos, la Comisión utiliza la Declaración Americana de Derechos y Deberes del

Hombre como norma aplicable. Además, la Comisión se encarga de recibir quejas

individuales o estatales sobre violaciones de derechos humanos y de fomentar estos derechos

a través de distintos mecanismos, como la adopción de nuevas normas, la creación de

informes o la asistencia técnica a los Estados. Las comunicaciones individuales sobre

vulneraciones de derechos humanos pueden presentarse tanto por las víctimas directas, como

por sus representantes, o por las ONG, y deben cumplir una serie de requisitos de

admisibilidad. Sin embargo, las decisiones de la Comisión no son vinculantes, sino que se

convierten en recomendaciones. En caso de que el Estado no repare los daños de la víctima,

la Comisión puede llevar el caso a la Corte, cuyas decisiones sí tienen carácter vinculante.

La Corte pudo establecerse cuando la Convención entró en vigor. El 22 de mayo

de 1979 los Estados parte de la Convención eligieron a los primeros jueces, que se reunieron

por primera vez el 29 y 30 de junio de ese mismo año. La Corte se compone por siete jueces

naturales de los Estados miembros de la OEA, que tienen un mandato de seis años y pueden

ser reelegidos por el mismo periodo de tiempo. La propia Corte se ha autodefinido como una

institución judicial autónoma y como el órgano con mayor poder para asegurar la aplicación

de la Convención. Los instrumentos que rigen el organismo son: su Estatuto, su Reglamento

y la Convención. Además, la Corte asume tres funciones principales: consultiva, cautelar y

contenciosa o jurisdiccional.
42

En cuanto a la función consultiva, la legitimación activa es muy amplia. A pesar

de ser una institución convencional, cualquier Estado miembro de la OEA, incluso si no ha

ratificado la Convención, puede pedirle asesoramiento. Por otra parte, y según la Convención,

la Corte puede transmitir opiniones sobre la interpretación de este instrumento jurídico y de

otros tratados de derechos humanos. La Corte también elabora informes y observaciones

sobre el grado de compatibilidad existente entre los instrumentos de protección de los

derechos humanos y las leyes internas de los Estados miembros de la OEA. Esta función

puede desarrollarse a partir de las solicitudes de los Estados o por iniciativa propia.
43

Lista de Referencias

Declaración de Santiago de Chile adoptada con motivo de la Quinta Reunión de


Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores. (12-18 de agosto de 1959).
oas.org. Obtenido de http://www.oas.org/consejo/sp/RC/RCactas.asp.

Resolución XXII “Ampliación de las Facultades de la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos”. (1965). Obtenido de www.cidh.org.

Acta Final de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores.


(22-31 de enero de 1962). oas.org. Obtenido de
http://www.oas.org/consejo/sp/RC/RCactas.asp.

Ayala Corao, C. (2001). “Recepción de la jurisprudencia internacional sobre


derechos humanos por la jurisprudencia constitucional". Caracas: Libro
homenaje a Humberto J. La Roche Rincón, Tribunal Supremo de Justicia.

CIDH, Informe sobre la labor desarrollada durante el 13º Período de Sesiones. (18-
28 de junio de 1966). oas.org.

García-Sayán, D. (2004). “Una viva interacción: Corte Interamericana y tribunales


internos” . San José de Costa Rica: La Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Un cuarto de siglo 1979-2004.

Gutiérrez, J. C. (2010). «La restricción a la jurisdicción militar en los sistemas


internacionales de protección de los derechos humanos». Sur. Revista
Internacional de Derechos Humanos, vol. 7, n.o, 75-97.

La Protección Internacional de los Derechos Humanos en América Latina y el


caribe. (18 de marzo de 1993).

OEA. (s.f.). oas.org. Obtenido de http://www.oas.org/es/cidh/mandato/que.asp


44

Sentencias Más Importantes

Primera Sentencia

Caso Muelle Flores Vs. Perú

Resumen Oficial Emitido Por La Corte Interamericana

SENTENCIA DE 06 DE MARZO DE 2019

(Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas)

El 06 de marzo de 2019 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dicto Sentencia

mediante la cual declaró la responsabilidad internacional del Estado de Perú por la violación

a diversos derechos cometidas en perjuicio del señor Oscar Muelle Flores. En particular,

encontró que distintas omisiones del Estado constituyeron un incumplimiento en el deber de

garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva y protección judicial, así como que, las

autoridades judiciales no actuaron con el deber de celeridad que exigía la situación de

vulnerabilidad en la que se encontraba la víctima, razón por la cual excedieron el plazo

razonable. Adicionalmente la Corte determinó que la falta de materialización del derecho a la

seguridad social por más de 27 años generó un grave perjuicio en la calidad de vida y la

cobertura de salud del señor Muelle, una persona en situación de especial protección por ser

persona mayor y en condición de discapacidad. Así mismo, el Tribunal advirtió que la falta

de protección judicial afectó el derecho a la pensión que había ingresado al patrimonio de la

víctima y por ende se declaró al Estado responsable de la violación del derecho a la propiedad

privada. En particular, la Corte encontró que el Estado es responsable por el incumplimiento

de las sentencias dictadas a favor del señor Muelle Flores, por la creación de obstáculos

derivados de la privatización de la empresa de la cual se jubiló, por no revertir los efectos

negativos de dicha privatización y por la ausencia de medidas para remediar dicha situación

por un periodo prolongado de tiempo. En consecuencia, la Corte concluyó que el Estado del
45

Perú es responsable por la violación de los derechos reconocidos en los artículos 8.1, 25.1,

25.2.c), 26, 5, 11.1, 21.1, y 21.2 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1,

en perjuicio de Oscar Muelle Flores. Asimismo, el Estado es responsable por la violación de

su deber de adoptar disposiciones de derecho interno, recogido en el artículo 2 de la

Convención Americana, en perjuicio de Oscar Muelle Flores.

I. Hechos.

Los hechos del caso se relacionan con la violación del derecho a la tutela judicial efectiva

como consecuencia del incumplimiento, durante 24 años, de una sentencia judicial a favor del

señor Muelle Flores en el marco de un recurso de amparo en el que se ordenó su

reincorporación al régimen pensionario del Decreto Ley N° 20530. La Corte analizo los

hechos en relación con i) el primer proceso de amparo; ii) la privatización de la empresa

estatal Minera Especial Tintaya S.A.; iii) el segundo proceso de amparo; iv) el proceso

contencioso administrativo; v) el proceso de ejecución de la sentencia de amparo del 2 de

febrero de 1993, y vi) la normativa sobre pensiones y privatizaciones a partir de 2002. i) El

señor Muelle Flores se jubiló en la empresa estatal de derecho privado Tintaya el 30 de

septiembre de 1990 conforme al decreto ley 20530. El 27 de enero de 1991 ese derecho fue

suspendido por la Gerencia de Administración de dicha empresa. Frente a esa suspensión, el

señor Muelle Flores interpuso una acción de amparo en el Juzgado Quinto Civil de Lima el

cual declaró fundada la demanda y ordenó que se dejara sin efecto la suspensión del régimen

de pensiones y compensaciones en perjuicio del señor Muelle Flores. La decisión fue

confirmada por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Lima, y por la Corte Suprema 2

de Justicia, la cual mediante sentencia de 2 de febrero de 1993, confirmó lo resuelto por la

Corte Superior y declaró “no haber nulidad” en la sentencia declarando fundada la acción de

amparo y ordenando la inaplicabilidad de la suspensión de la Gerencia de Administración de


46

la empresa, restableciendo así sus derechos al estado anterior al de la agresión constitucional.

ii) En lo referente a la privatización de la empresa estatal Minera Especial Tintaya S.A., la

Corte constató que fue privatizada en 1994, en el marco del Decreto Legislativo No. 674

“Ley de Promoción de la Inversión Privada de las Empresas del Estado”. iii) El 17 de febrero

de 1993 la empresa volvió a disponer la suspensión del pago de algunas pensiones de

jubilación a sus ex trabajadores, entre ellas la del señor Muelle Flores, quien interpuso una

segunda acción de amparo, mediante la cual solicitó la desaplicación del Acuerdo Directivo

No. 023/93, que se le restituyera su derecho a continuar percibiendo su pensión y el pago de

una indemnización por el daño causado. El 23 de febrero de 1995 el Décimo Séptimo

Juzgado Civil de Lima declaró improcedente la demanda. El fallo fue confirmado por la

Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima. Posteriormente la Sala de

Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia declaró improcedente el

recurso de amparo interpuesto por el señor Muelle Flores, quien presentó un recurso

extraordinario contra esta decisión. El recurso fue resuelto por el Tribunal Constitucional, que

revocó la resolución de la Corte Suprema de Justicia, ordenando a la empresa cumplir con el

pago continuado de la pensión por cesantía renovable que percibía el señor Muelle Flores, y

declaró improcedente el pago de la indemnización solicitada. iv) La empresa Tintaya S.A.

interpuso una demanda en la vía contencioso administrativa a efectos de que se declarara la

improcedencia de la reincorporación del señor Muelle Flores al régimen pensionario del

Decreto Ley No. 20530. La demanda fue declarada fundada en primera instancia, luego fue

apelada y elevada a Sala Contencioso Administrativa de la Corte Superior de Lima, que

confirmó la decisión de primera instancia. Esta decisión fue objeto de recurso de nulidad ante

la Corte Suprema, que hizo lugar al planteo y declaró infundada la demanda de la empresa

Tintaya S.A. v) En cuanto al procedimiento de ejecución de la sentencia de la Sentencia de la

Corte Suprema de Justicia que resolvió el primer amparo interpuesto por el señor Muelle
47

Flores, a la fecha, el proceso de ejecución iniciado en 1993, se encuentra en trámite. vi) En lo

referente a la normativa sobre pensiones y privatizaciones a partir de 2002, la Corte señaló las

normas que establecieron el pago de pensiones, así como el organismo pensionista obligado,

encontrándose vigente la Ley No. 28449 que precisó las reglas del régimen del Decreto Ley

No. 20530, y reitera que es el Ministerio de Economía y Finanzas la entidad del Gobierno

Nacional responsable por la administración del mismo, norma que fue declarada

constitucional por el Tribunal Constitucional en el año 2005.

II. Excepciones preliminares

A. Excepción sobre la alegada falta de agotamiento de los recursos interno.

En ese sentido, el Tribunal constató el Estado no invocó en ningún momento el artículo

46.1 de la Convención ni señaló que no se hubieran agotado los recursos internos, o que

la petición fuera inadmisible y únicamente se limitó a describir el estado del proceso. Al

respecto, la Corte señaló que “el mero recuento de actuaciones procesales no es

suficiente para tener por opuesta una excepción preliminar, siendo que a falta de un

alegato claro y oportuno por parte del Estado, se colige que éste no alegó la falta de

agotamiento de recursos internos durante 3 la etapa de admisibilidad ante la Comisión” y

precisó que dicha fue extemporánea y por ende, la desestimó.

B. Excepción sobre la alegada falta de competencia en razón de la materia y

justiciabilidad directa del artículo 26 de la Convención

El Estado señaló que las representantes no pretendían la justiciabilidad de los derechos

de la Convención, sino la de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales

(en adelante “DESCA”), específicamente del derecho a la seguridad social y sostuvo que

la Corte Interamericana era incompetente para pronunciarse sobre la justiciabilidad


48

directa de estos derechos a partir de la interpretación del artículo 26 de la Convención.

Para resolver este planteamiento la Corte se remitió a los criterios adoptados en los casos

Lagos del Campo Vs. Perú, y Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, y reiteró su

jurisprudencia en el sentido de que es competente para examinar la pretendida violación

del artículo 26 de la Convención y del derecho a la seguridad social que estaría

contenido en dicho precepto. De este modo, desestimó la excepción preliminar opuesta

por el Estado.

III. Fondo

La responsabilidad del Estado fue analizada en el siguiente orden: 1) el Derecho a la

tutela judicial efectiva en la ejecución de sentencias y privatización de empresas, 2) el

plazo razonable en el proceso de ejecución de sentencias, 3) el derecho a la seguridad

social en virtud del artículo 26, y 4) el derecho a la propiedad privada.

1) Derecho a la tutela judicial efectiva en la ejecución de sentencias y privatización

de empresas.

La Corte consideró que la ejecución de las sentencias debe ser regida por aquellos

estándares específicos que permitan hacer efectivos los principios, inter alia, de

tutela judicial, debido proceso, seguridad jurídica, independencia judicial y estado

de derecho. La Corte también ha señalado que para lograr plenamente la efectividad

de la sentencia la ejecución debe ser completa, perfecta, integral y sin demora. En el

caso concreto, la Corte precisó que no se encuentra en controversia la existencia del

derecho a la pensión del señor Muelle Flores o la nivelación de esta conforme a la

normativa interna, ni si las decisiones sobre su retiro del régimen del Decreto Ley

No. 20530 fueron convencionales o vulneraron el debido proceso. La Corte observó

que el Estado no adoptó ninguna medida desde la primera sentencia dictada en 1993
49

para el cumplimiento rápido y efectivo de lo ordenado por las autoridades judiciales,

con el fin de garantizar el derecho a la pensión reconocido judicialmente. La Corte

estimó que el Estado no solo debió cumplir con el pago de la pensión ordenado

judicialmente de manera inmediata y con especial diligencia y celeridad al tratarse

de un derecho de “carácter alimentario y sustitutivo del salario”, sino que debió

haber establecido expresa y claramente qué entidad se encargaría del cumplimiento

de la decisión, esclareciendo y reconduciendo de oficio, el trámite a la entidad

estatal que estaría a cargo del pago correspondiente. Ello no sucedió en el presente

caso sino que, por el contrario, dicha responsabilidad fue trasladada a la víctima. En

consecuencia la Corte determinó que el Estado es responsable por el incumplimiento

de las sentencias dictadas a favor del señor Muelle Flores; por la creación de

obstáculos derivados de la privatización; por la ineficacia del poder judicial para

hacer efectivo el cumplimiento de 4 sus fallos y para revertir los efectos negativos

de la privatización. Al mismo tiempo, es responsable por la ausencia de medidas

para remediar dicha situación por un periodo prolongado de tiempo. En este sentido,

el Estado violó el derecho a la tutela judicial efectiva y protección judicial

establecidos en los artículos 25.1 y 25.2 c) en relación con el artículo 1.1, así como

del artículo 2 de la Convención Americana, en perjuicio del señor Oscar Muelle

Flores.

2) El plazo razonable

En cuanto al plazo razonable en relación con la etapa de ejecución de sentencias, la

Corte resalta que dicho plazo debe ser más breve debido a la existencia de una

decisión firme en relación con una materia concreta. Para la Corte, es dable destacar

que desde las sentencias dictadas en 1993 y 1999 hasta la fecha, han transcurrido

más de 26 y 19 años, respectivamente, los que en una persona de avanzada edad y


50

carente de recursos económicos, han ocasionado un impacto en su situación jurídica.

Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte concluyó que las autoridades judiciales no

actuaron con el deber de celeridad que exigía la situación de vulnerabilidad en la que

se encontraba el señor Muelle Flores, razón por la cual excedieron el plazo

razonable del proceso, lo cual vulnera el derecho a las garantías judiciales

establecido en el artículo 8.1 de la Convención Americana, en relación con el

artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Oscar Muelle Flores.

3) Derecho a la seguridad social

Por otra parte la Corte se pronunció por primera ocasión respecto del derecho a la

seguridad social, en particular sobre el derecho a la pensión, de manera autónoma,

como parte integrante de los DESCA. Sobre este particular señalo que del artículo

45 de la Carta de la OEA, interpretado a la luz de la Declaración Americana y de

otros tratados e instrumentos internacionales de derechos humanos se puede derivar

elementos constitutivos del derecho a la seguridad social, como por ejemplo, que es

un derecho que busca proteger al individuo de contingencias futuras, que de

producirse ocasionarían consecuencias perjudiciales para la persona, por lo que

deben adoptarse medidas para protegerla. En particular el derecho a la seguridad

social buscar proteger al individuo de situaciones que se presentarán cuando éste

llegue a una edad determinada en la cual se vea imposibilitado física o mentalmente

para obtener los medios de subsistencia necesarios para vivir un nivel de vida

adecuado, lo que a su vez podría privarlo de su capacidad de ejercer plenamente el

resto de sus derechos. Esto último también da cuenta de uno de los elementos

constitutivos del derecho, ya que la seguridad social deberá ser ejercida de modo tal

que garantice condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel económico

decoroso. En el caso concreto, el señor Muelle Flores dejó de recibir su pensión el


51

año 1991. Debido a la falta de cumplimiento y ejecución de las sentencias a nivel

interno, el derecho a la pensión del señor Muelle Flores no fue garantizado de

manera oportuna, sino que por el contrario, hasta la actualidad dichas sentencias no

han sido ejecutadas ya que el proceso correspondiente sigue abierto, por lo que los

mecanismos existentes no lograron la concretización material del derecho, lo que

constituyó una violación del derecho a la seguridad social. Por otra parte, la Corte

determinó que en un contexto de no pago de la pensión reconocida judicialmente,

los derechos a la seguridad social, a la integridad personal y la dignidad humana se

interrelacionan, y en ocasiones, la vulneración de uno genera directamente la

afectación del otro, situación que se acentúa en el caso de las personas mayores. La

Corte determinó que la falta de materialización del derecho a la seguridad social por

más de 27 5 años por el no pago de la pensión de jubilación generó un grave

perjuicio en la calidad de vida y la cobertura de salud del señor Muelle, una persona

en situación de especial protección por ser una persona mayor con discapacidad. La

vulneración generada por la falta de pago de la pensión se extendió más allá del

plazo razonable debido, y al ser este el único ingreso de la víctima, la ausencia

prolongada del pago generó indefectiblemente una precariedad económica que

afectó la cobertura de sus necesidades básicas, y por ende también su integridad

psicológica y moral, así como su dignidad.

4) Derecho a la propiedad privada.

La Corte estimó que el derecho a la pensión nivelada que adquirió la víctima y que

se encontraba en vigencia en el Perú hasta el año 2004, así como el derecho a su

pensión conforme a las reformas constitucionales acontecidas en dicha fecha, generó

un efecto en el patrimonio del señor Muelle Flores. En efecto, el derecho a recibir

una pensión fue adquirido luego de que el señor Muelle dejara de prestar servicios a
52

la institución para la cual laboró, al haber cumplido con los requisitos para ello y con

el pago de las contribuciones correspondientes, de conformidad con la normativa

interna peruana. En este sentido, tal patrimonio se vio afectado directamente por la

decisión del Estado de suspender los pagos, así como por el incumplimiento y la

falta de ejecución de las sentencias judiciales. En consecuencia de lo anterior y

teniendo en cuenta que la falta de protección judicial afectó el derecho a la pensión

que había ingresado al patrimonio de la víctima, la Corte declaró que el Estado violó

el derecho a la propiedad privada reconocido en el artículo 21.1 y 21.2, en relación

con los artículos 25.1, 25.2.c), 26 y 1.1 de la Convención Americana, en perjuicio

del señor Muelle Flores.

IV. Reparaciones

La Corte determinó las siguientes medidas de reparación integral a saber: i)

restitución de la pensión del señor Muelle Flores, mediante el cumplimiento de las

sentencias definitivas dictadas a nivel interno, lo cual incluye que el Estado deberá

mantener ininterrumpidamente la atención en salud a través del seguro social

ESSALUD, de conformidad con lo establecido en la legislación interna pertinente;

ii) publicar de manera íntegra la Sentencia, así́ como el resumen oficial de la misma;

iii) pagar las sumas monetarias fijadas en la Sentencia por los conceptos de daño

material e inmaterial, pérdida de ingresos pensionarios, reintegro de gastos y costas,

y gastos del Fondo de Asistencia de Victimas. La Corte Interamericana de Derechos

Humanos supervisará el cumplimiento íntegro de la Sentencia, en ejercicio de sus

atribuciones y en cumplimiento de sus deberes conforme a la Convención

Americana sobre Derechos Humanos, y dará́ por concluido el caso una vez que el

Estado haya dado cabal cumplimiento a lo dispuesto en la Sentencia.


53

SEGUNDA SENTENCIA

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

CASO MUJERES VÍCTIMAS DE TORTURA SEXUAL EN ATENCO VS. MÉXICO

RESUMEN OFICIAL EMITIDO POR LA CORTE INTERAMERICANA DE LA

SENTENCIA DE 28 DE NOVIEMBRE DE 2018

(Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas)

El 28 de noviembre de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la

Corte Interamericana”, “la Corte” o “el Tribunal”) emitió una Sentencia, mediante la cual

declaró responsable internacionalmente a los Estados Unidos Mexicanos (en adelante “el

Estado” o “el Estado Mexicano” o “México”) por la violación de los derechos a (i) la

integridad personal, a la vida privada, y a no ser sometido a tortura, consagrados en los

artículos 5.1, 5.2 y 11 de la Convención, en relación con las obligaciones de respetar y

garantizar dichos derechos sin discriminación, consagradas en los artículos 1.1 y 2 del mismo

tratado, así como en los artículos 1 y 6 de la Convención Interamericana contra la Tortura y el

artículo 7 de la Convención de Belém do Pará; (ii) el derecho a la libertad personal,

consagrado en el artículo 7, numerales 1, 2, 3 y 4, y el derecho a la defensa, consagrado en el

artículo 8.2, literales b, d y e, de la Convención Americana; (iii) los derechos a las garantías

judiciales y a la protección judicial, reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención

Americana, en relación con las obligaciones generales contenidas en los artículos 1.1 y 2 de

la misma, los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana contra la Tortura, y el

artículo 7.b de la Convención de Belem do Pará; todo ello en perjuicio de Yolanda Muñoz

Diosdada, Norma Aidé Jiménez Osorio, María Patricia Romero Hernández, Mariana Selvas
54

Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, Ana María Velasco Rodríguez, Suhelen Gabriela

Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, María Cristina Sánchez Hernández,

Angélica Patricia Torres Linares y Claudia Hernández Martínez. Asimismo, la Corte

encontró al Estado responsable por la violación del derecho de reunión, consagrado en el

artículo 15 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo tratado, en perjuicio

de Norma Aidé Jiménez Osorio, Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez

Moreno, Angélica Patricia Torres Linares, Claudia Hernández Martínez, Mariana Selvas

Gómez y Georgina Edith Rosales Gutiérrez. Finalmente, la Corte declaró al Estado

responsable por la violación del derecho a la integridad personal reconocido en el artículo 5.1

de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los

familiares de las once mujeres víctimas de tortura sexual, enlistados en la sentencia. 

Integrada por los siguientes Jueces: Eduardo Vio Grossi, Presidente; Humberto Antonio

Sierra Porto, Juez; Elizabeth Odio Benito, Jueza; Eugenio Raúl Zaffaroni, Juez, y L. Patricio

Pazmiño Freire, Juez. Presente, además, Pablo Saavedra Alessandri, Secretario. 1 El caso fue

tramitado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como durante el

procedimiento del caso contencioso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con

el título “Selvas Gómez y otras Vs. México”. A solicitud de los representantes de las

víctimas, y por decisión de la Corte, la presente Sentencia se emite con el nombre Caso

Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México. -2-

I. Hechos

Durante los días 3 y 4 de mayo del año 2006 la policía municipal de Texcoco y San Salvador

de Atenco, la policía estadual del estado de México y la Policía Federal Preventiva

adelantaron operativos en los municipios de San Salvador de Atenco, Texcoco y en la

carretera Texcoco Lechería para reprimir manifestaciones que se llevaban a cabo en dichos
55

municipios. En el curso de los operativos fueron detenidas las once mujeres víctimas del

caso, durante su detención y mientras eran trasladadas e ingresadas al Centro de

Readaptación Social “Santiaguito” (en adelante “CEPRESO”), fueron sometidas a las

siguientes formas de violencia, incluida en algunos casos la violación sexual:

1. Yolanda Muñoz Diosdada: fue golpeada, pateada, insultada, halada del cabello,

maltratada y amenazada de muerte y desaparición al momento de ser detenida. En el traslado

al penal fue manoseada por un policía quien le levantó la blusa y “le apretó y pellizcó los

pezones”, le removió la ropa interior, “le tocó y rasguñó la vagina”. Al llegar al CEPRESO,

nuevamente la golpearon, halaron de los cabellos y patearon, así como la hicieron

desnudarse en frente de múltiples personas para ser revisada.

2. Norma Aidé Jiménez Osorio: fue golpeada y dejada semi-desnuda al momento de su

detención. Durante los traslados, le caminaron por encima, le tocaron y golpearon en los

glúetos y la amenzaron con violarla. En el segundo vehículo en el que fue trasladada al

penal, varios policías “tomaron turnos” introduciendo sus dedos en su vagina y ano, otros

introdujeron su lengua en su boca, la manosearon y le apretaron los pechos y pezones.

3. María Patricia Romero Hernández: fue golpeada, insultada y amenazada de agresión al

momento de su detención. En la Subprocuraduría de Texcoco fue golpeada, fue amenazada

de violación y sometida a insultos sexualizados. En el traslado, varios policías “hicieron de

ella lo que quisieron”, le apretaron los senos, halaron los pezones y le tocaron los genitales

por encima del pantalón, todo ello estando a metros de su hijo y su padre. Luego en el

CEPRESO la golpearon nuevamente y lanzaron violentamente contra una pared.

4. Mariana Selvas Gómez: fue golpeada, pateada, insultada y halada del cabello al momento

de su detención. En el traslado al penal, la acostaron boca bajo y le apilaron a múltiples


56

personas encima por lo que se le dificultaba respirar. La golpearon, patearon y empujaron, le

dieron puñetazos, la amenazaron con que la iban a matar, así como la insultaron por ser

mujer. Un policía “le metió las manos entre las piernas y le frotó por encima del pantalón”,

le pellizcó “las nalgas, la vagina, e incluso le metió sus dedos en la vagina”. Luego otro

policía la manoseó, le metió las manos en la ropa, le rompió la ropa interior y le pellizcó los

pezones. En el CEPRESO la siguieron golpeando e insultando.

5. Georgina Edith Rosales Gutiérrez: fue golpeada, halada del cabello, sometida a insultos

sexualizados y maltratada al momento de su detención. Durante el traslado, fue golpeada

nuevamente, empujada, amenazada de ser violada analmente y de muerte, manoseada por un

policía que “colocó sus manos entre sus glúteos, le apretó la vagina, la pellizcó y la lastimó,

además le apretó los senos por debajo de la blusa”, le apilaron personas encima y

nuevamente fue golpeada e insultada. En el CEPRESO, además de lo anterior, fue obligada a

desnudarse frente a cuatro médicos para una revisión.

6. Ana María Velasco Rodríguez: fue golpeada, halada del cabello, pateada, sometida a

insultos sexualizados y maltratada al momento de su detención. En el trayecto, fue

nuevamente golpeada, le tocaron “los pechos, la vagina y los glúteos” al mismo tiempo que

la insultaban de “perra” y “puta”, un policía le introdujo su pene en la boca y la forzó a

hacerle sexo oral y con la mano, mientras otros dos policías le tocaban los senos y la vagina.

Luego, otro policía la forzó nuevamente a hacerle sexo oral, eyaculando en su boca y

forzándola a tragarse el líquido seminal, mientras que otros dos policías “la -3- siguieron

manoseando”, le metieron sus dedos en la vagina bruscamente, rompiendo su ropa interior, y

la amenazaban con mayores violaciones. En el CEPRESO, además de lo anterior,

nuevamente la golpearon, empujaron y patearon.


57

7. Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo: fue golpeada, manoseada y sometida a insultos

sexualizados al momento de su detención. Un policía la semidesnudó, le tocaron el pecho,

los glúteos y le pellizcaron los senos, así como trataron de quitarle los pantalones, pero

cuando “cerró las piernas, el policía se las abrió con las botas y le pateó la vagina”. Durante

el traslado al penal, varios policías le pellizcaron los senos, le “jalaron el pantalón”, le

apilaron a personas encima y la golpearon al azar. Le “jalaron el brasier”, dejándola con los

senos descubiertos, se los pellizcaron y mordieron, mientras la insultaban. Sintió que varios

policías metieron sus dedos en su vagina, “incontables veces [porque] pasaban unos y lo

hacían pasaban otros y lo hacían”. Fue amenazada de muerte y sometida a posiciones

estresantes, semidesnuda y en presencia de su pareja. En el CEPRESO, nuevamente fue

golpeada y obligada a desnudarse para una revisión.

8. Bárbara Italia Méndez Moreno: fue golpeada, sometida a insultos sexualizados,

maltratada y amenazada de muerte y de violación sexual al momento de su detención.

Durante el traslado al penal, nuevamente fue golpeada, empujada, apilada encima de otras

personas y desnudada. Describió que le pellizcaron los senos, mientras la golpeaban y le

decían frases obscenas, entre ellas obligándola a decirle “vaquero” a uno de los policías que

la estaba agrediendo. Al menos tres policías la penetraron con los dedos en la vagina,

animándose unos a otros y en una ocasión dos policías le sujetaron la cadera mientras

alentaban al otro policía a “cogérsela”, mientras a ella la amenazaban, insultaban, golpeaban

con puños y le forzaban la lengua en la boca. Varios policías le frotaron los genitales en sus

genitales externos “primero fue uno, después otro hizo lo mismo y pasó por segunda ocasión

el primero”, y después fue penetrada nuevamente “pero esta vez con un objeto pequeño” que

cree identificar como llaves. Todo ello ocurrió mientras estaba recostada sobre otras

personas. Luego. la dejaron desnuda en una posición estresante y supremamente vulnerable


58

durante el resto del camino al CEPRESO, el cual duró varias horas. En el penal, fue

golpeada nuevamente además de insultada y negada asistencia médica.

9. María Cristina Sánchez Hernández: fue golpeada y amenazada de muerte al momento de

su detención. Durante el traslado al penal, la golpearon mientras la interrogaban y fue

obligada a cantar y a contar chistes obscenos, la manosearon, le tocaron y apretaron los

senos y entre las piernas, así como vio cómo forzaban a otra mujer a hacer sexo oral. Al

llegar al CEPRESO, la patearon, insultaron y amenazaron nuevamente.

10. Angélica Patricia Torres Linares: fue golpeada, sometida a insultos sexualizados,

amenazada de muerte y violación sexual y maltratada al momento de su detención. Durante

los traslados, la golpearon e insultaron nuevamente, la dejaron semidesnuda, le apretaron

fuertemente los senos, la manosearon y le tocaron los glúteos y genitales por encima del

pantalón. Relató que podía escuchar los gritos y súplicas de otras mujeres que estaban siendo

violadas, así como el sonido de películas pornográficas, y que los policías los amenazaban

con desaparecerlos. En el CEPRESO, nuevamente fue golpeada, amenazada de violación

sexual, y un policía le tocó “la vulva con los dedos, para posteriormente penetrarla”.

11. Claudia Hernández Martínez: fue golpeada, insultada y maltratada al momento de su

detención. Además de lo anterior, durante el traslado, un policía le removió la ropa interior y

al darse cuenta de que estaba menstruando le gritó a los demás “miren, esta perra está

sangrando, vamos a ensuciarla un poquito más”. Varios policías le introdujeron sus dedos

“violenta y repetidamente en la vagina”, mientras otros le quitaron el brasier, lamieron sus

senos y jalaron sus pezones, entre otras formas de violencia sexual. En el CEPRESO, la

continuaron golpeando, la forzaron a ver una violación sexual, le halaron el cabello y sufrió

un nuevo intento de violación sexual.


59

Posteriormente, varias de las víctimas sufrieron un trato denigrante por parte de los primeros

médicos en atenderlas al llegar al CEPRESO quienes se negaron a revisarlas, a practicar

exámenes ginecológicos y a reportar o registrar la violación sexual, e incluso en algunos

casos se burlaron de ellas y las insultaron.

Después de los hechos del 3 y 4 de mayo de 2006, se iniciaron diversas investigaciones

penales en relación con los hechos de violencia, violación sexual y tortura sufridos por las

once mujeres víctimas del caso. Específicamente, se iniciaron investigaciones penales ante (i)

la jurisdicción estadual del estado de México, y (ii) la jurisdicción federal por medio de la

Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia Contra las

Mujeres en el País (en adelante “FEVIM”).

En el ámbito federal, el 15 de mayo de 2006 la FEVIM inició la averiguación previa

AP/FEVIM/003/05-2006, por la probable comisión de diversos delitos cometidos en agravio

de las mujeres detenidas, en el marco de la cual llevó a cabo distintas diligencias, incluyendo

la recepción de las declaraciones y denuncias de las once mujeres. El 13 de julio de 2009 se

declaró incompetente de oficio, en tanto consideró que los hechos no eran de orden federal

sino del orden común y que competían a los órganos investigadores del estado de México,

donde tuvo lugar el evento delictivo.

En el ámbito estadual, la Procuraduría General de Justicia del estado de México (en adelante

PGJEM) inició la averiguación previa TOL/DR/I/466/2006, la cual dio origen a cinco causas

penales: 59/2006, 418/2011 (recaratulada como 55/2013), 166/2014, 105/2016 y 79/2006.

La causa penal 59/2006 se inició el 16 de junio de 2006 en contra de diecisiete (17) policías

estaduales y cuatro (4) policías municipales, por el delito de abuso de autoridad en agravio de

María Patricia Romero, su padre y su hijo. El 19 de junio de 2006 se libró orden de


60

aprehensión y el 30 de junio de 2006 se decretó auto de formal prisión. Tras diversos recursos

legales, se declaró insubsistente el enjuiciamiento respecto de algunos policías por

insuficiencia probatoria, mientras que otros fueron absueltos.

En el marco de la causa 418/2011-55/2013, el 14 de septiembre de 2011 la PGJEM consignó

y solicitó órdenes de aprehensión en contra de veintinueve (29) policías estaduales por su

probable responsabilidad por omisión respecto de los delitos de tortura, abuso de autoridad y

lesiones en relación con las otras diez mujeres, así como otras dos que no forman parte del

presente caso. Según la información más reciente aportada por el Estado, se han cumplido

dieciséis (16) de estas órdenes de aprensión y diez (10) se encuentran pendientes de ejecutar.

Asimismo, de los veintinueve (29) consignados en la causa, dieciocho (18) cuentan con auto

de formal prisión con prisión preventiva.

El 12 de septiembre de 2014, dentro de la causa 166/2014, la PGJEM solicitó órdenes de

aprehensión en contra de diez (10) médicos de Prevención y Readaptación Social y once (11)

médicos legistas, por su omisión frente a las denuncias e indicios de tortura, así como contra

un agente del Ministerio Público estadual por su posible responsabilidad por el delito de

tortura por omisión, en agravio de las once mujeres y dos más que no forman parte de este

caso. Dichas órdenes se libraron el 10 de octubre de 2014. Según la información más reciente

aportada por el Estado, a la fecha de emisión de esta Sentencia se han obtenido veintidós (22)

órdenes de aprehensión, diez (10) de las cuales fueron cumplidas, y doce (12) resultaron en

comparecencias voluntarias. Conforme a la descripción del Estado, se encuentran pendientes

varios recursos de apelación y amparo contra las órdenes de formal prisión emitidas, y cinco

(5) apelaciones contra autos de libertad por falta de elementos para procesar.
61

Asimismo, el 1 de julio de 2016 se ejercitó acción penal dentro de la causa 105/2016 en

contra del Subdirector Operativo de Región sur de la Agencia de Seguridad Estatal por el

delito de tortura, cometido en agravio de siete de las once mujeres víctimas del caso, por ser

encargado de los autobuses y demás vehículos en que fueron trasladadas el 4 de mayo de

2006. El 29 de julio de 2016 el juez negó la orden de aprehensión solicitada por la PGJEM,

ante lo cual la PGJEM interpuso varios recursos de apelación, respecto de cuya resolución

esta Corte carece de información.

Finalmente, el 28 de agosto de 2006 se decretó auto de formal prisión en la causa 79/2006 en

contra de un policía estadual por el delito de actos libidinosos en agravio de Ana María

Velasco Rodríguez. El 2 de mayo de 2008 se emitió sentencia condenatoria, la cual fue

apelada. Finalmente, tras la interposición de un juicio de amparo, se ordenó modificar la

sentencia, la cual resultó en una absolución.

Además de las investigaciones penales de carácter jurisdiccional, el 16 de octubre de 2006, la

Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió su Recomendación 38/2006, donde

identificó una serie de violaciones de derechos humanos en los operativos del 3 y 4 de mayo

por diversas autoridades estaduales y federales. Posteriormente, el 12 de febrero de 2009, la

Suprema Corte de Justicia de la Nación dictó una sentencia en uso de la facultad de

investigación de carácter no jurisdiccional que la concedía el artículo 97, párrafo segundo de

la Constitución Federal bajo la cual, si bien no estaba facultada para establecer

responsabilidades o dictar reparaciones, estableció los hechos que antecedieron y la forma en

que ocurrieron los operativos, concluyó que ocurrieron graves violaciones e individualizó a

posibles responsables, entre otras cosas

II. Reconocimiento parcial de responsabilidad estatal


62

El Estado realizó un reconocimiento parcial de responsabilidad que comprendió los hechos

individuales respecto de las once mujeres presuntas víctimas de este caso, sus familiares, así

como sobre los procesos penales relacionados con los hechos denunciados en el caso.

Asimismo, México reconoció su responsabilidad internacional por las violaciones de los

derechos de las once mujeres a: (i) la libertad personal y garantías judiciales (artículos 7.1,

7.2, 7.3, 7.4, 8.2 b), 8.2 d) y 8.2 e) de la Convención), por la privación de la libertad, la falta

de notificación de las razones de la detención y la ausencia de una defensa adecuada; (ii) la

integridad personal, la vida privada, el principio de igualdad y las prohibiciones de

discriminación y de tortura (artículos 5.1, 5.2, 11, 24 y 1.1 de la Convención y 1 y 6 de la

Convención Interamericana contra la Tortura y 7 de la Convención de Belém do Pará), por la

violencia física, psicológica y sexual, incluyendo actos de tortura, sufridos por las once

mujeres víctimas de este caso, así como la falta de atención médica adecuada y la afectación

a su salud; (iii) las garantías judiciales y protección judicial e igualdad ante la ley, (artículos

8, 24 y 25 de la Convención) y el deber de investigar actos de tortura y de violencia contra la

mujer (artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana contra la Tortura y 7 de la

Convención de Belém do Pará), debido a la falta de investigación ex officio inicial de los

hechos y por la indebida tipificación de los delitos realizada inicialmente, y (iv) la obligación

de adoptar disposiciones de derecho interno (artículo 2 de la Convención, 1, 6 y 8 de la

Convención Interamericana contra la Tortura y 7 c), 7 e) y 7 h) de la Convención de Belém

do Pará), por la falta de un marco normativo interno en materia de uso de la fuerza y tortura

al momento de los hechos. Al igual que la violación de la integridad personal (artículo 5.1 de

la Convención) de los familiares de las once mujeres.

III. Excepción Preliminar


63

Las mismas son: Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, Suhelen

Gabriela Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, Claudia Hernández García,

Norma Aidé Jiménez Osorio y Angélica Patricia Torres Linares. -6- El Estado presentó una

excepción preliminar alegando que la Comisión había incurrido en un error grave que vulneró

su derecho de defensa, en la medida en que durante el trámite del caso ante dicho órgano no

se respetó la garantía de equidad procesal de las partes, el principio de seguridad jurídica, ni

el principio de complementariedad. Dicha excepción fue desestimada por la Corte

Interamericana.

IV. Fondo

En el presente caso, la Corte centró su análisis sobre los derechos de las once mujeres

víctimas del caso a: (1) la integridad personal, a la dignidad y a la vida privada y la

prohibición de tortura, en relación con la obligación de respetar y garantizar los derechos sin

discriminación consagrados en los artículos 5 y 11 de la Convención Americana, en relación

con el artículo 1.1 del mismo tratado, así como los artículos 7.a de la Convención de Belém

do Pará y 1 y 6 de la Convención Interamericana contra la Tortura; (2) la libertad personal y

el derecho a la defensa, consagrados en los artículos 7 y 8 de la Convención Americana, en

relación con el artículo 1.1 del mismo tratado; (3) las garantías judiciales y la protección

judicial, consagrados en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con el artículo

1.1 del mismo tratado, así como los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana contra

la Tortura y el artículo 7 de la Convención de Belém do Pará, en virtud de las investigaciones

de los hechos de este caso, y (4) la integridad personal de los familiares, consagrada en el

artículo 5 de la Convención Americana.

La Corte concluyó que en el presente caso, la actuación de las autoridades de seguridad al

desarrollar los operativos del 3 y 4 de mayo de 2006 se caracterizó por el uso de la fuerza de
64

manera indiscriminada y excesiva contra toda persona que asumieran formaba parte de los

manifestantes. Señaló que la información aportada revela que las once mujeres estaban

ejerciendo conductas completamente pacíficas o de resguardo de su integridad cuando fueron

detenidas, por tanto el uso de la fuerza por parte de las autoridades policiales al momento de

detenerlas no fue legítimo ni necesario, pero además fue excesivo e inaceptable por la

naturaleza sexual y discriminatoria de las agresiones sufridas. La Corte concluyó que el uso

indiscriminado de la fuerza por parte del Estado en este caso, resultado de una ausencia de

regulación adecuada, una falta de capacitación de los agentes, la supervisión y monitoreo

ineficiente del operativo, y una concepción errada de que la violencia de algunos justificaba

el uso de la fuerza contra todos, implicó violaciones a los artículos 5 y 11 de la Convención,

en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo tratado, en perjuicio de las once mujeres.

Igualmente la Corte consideró que varias de las víctimas de este caso formaban parte de las

manifestaciones llevadas a cabo el 3 y 4 de mayo de 2006 en la medida en que habían

acudido intencionalmente a Texcoco o San Salvador de Atenco para cubrir los eventos como

periodistas, para documentar los hechos como parte de sus estudios, o para brindar asistencia

de salud a los manifestantes heridos. Por tal razón, concluyó que, en relación con siete de las

once mujeres víctimas del caso3 , el Estado había vulnerado el derecho de reunión al hacer un

uso excesivo de la fuerza para reprimir las manifestaciones.

Asimismo el Tribunal determinó que: las (i) once mujeres sufrieron violencia sexual, por

medio de agresiones verbales y físicas, con connotaciones y alusiones sexuales; (ii) siete de

ellas también fueron víctimas de violaciones sexuales4 , en tanto, parte de los abusos sufridos

incluyó la 3 Las mismas son: Norma Aidé Jiménez Osorio, Suhelen Gabriela Cuevas

Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, Angélica Patricia Torres Linares, Claudia

Hernández Martínez, Mariana Selvas Gómez y Georgina Edith Rosales Gutiérrez. 4 Se trata
65

de: Norma Aidé Jiménez Osorio, Mariana Selvas Gómez, Ana María Velasco Rodríguez,

Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, Angélica Patricia Torres

Linares y Claudia Hernández Martínez. -7- penetración de su cuerpo con alguna parte del

cuerpo de los policías o algún objeto, y (iii) todas fueron víctimas de tortura por el conjunto

de abusos y agresiones sufridas, incluyendo pero no limitándose a las violaciones sexuales,

debido a la intencionalidad y severidad del sufrimiento infringido, así como el propósito de

humillación y castigo desplegado por los agentes policiales al momento de llevarlo a cabo.

Además, la Corte encontró (i) que las torturas en este caso fueron utilizadas como una forma

de control social represivo, lo cual aumentaba la gravedad de las violaciones cometidas, (ii)

que las víctimas fueron sometidas a distintas formas de violencia verbal y psicológica

profundamente estereotipada y discriminatoria, y (iii) que el tratamiento recibido por parte de

los médicos en el penal constituyó un elemento adicional de trato cruel y degradante.

Finalmente, se consideró que la violencia sexual y torturas ejercidas, tanto físicas como

psicológicas en contra de las once víctimas, además constituyeron discriminación por razones

de género, en violación de la prohibición general de discriminación consagrada en el artículo

1.1 de la Convención Americana.

Asimismo, si bien concluyó que el conjunto de agresiones cometidas por los policías en

contra las once mujeres constituyeron tortura y violencia sexual, la Corte estimó pertinente

realizar algunas consideraciones adicionales sobre la violencia verbal y estereotipada a la que

fueron sometidas en el marco de estos hechos, debido a la naturaleza de dichas expresiones,

su carácter repetitivo y consistente en todos los casos y la ausencia de una respuesta adecuada

por parte del Estado al respecto. Sobre el particular, destacó la gravedad de la violencia

verbal y psicológica a la que también fueron reiteradamente sometidas, por medio de insultos

y amenazas con connotaciones altamente sexuales, machistas, discriminatorias y en algunos

casos, misóginas. En el presente caso, las formas altamente groseras y sexistas en que los
66

policías se dirigieron a las víctimas, con palabras obscenas, haciendo alusiones a su

imaginada vida sexual y al supuesto incumplimiento de sus roles en el hogar, así como a su

supuesta necesidad de domesticación, es evidencia de estereotipos profundamente machistas,

que buscaban reducir a las mujeres a una función sexual o doméstica, y donde el salir de estos

roles para manifestar, protestar, estudiar o documentar lo que estaba pasando en Texcoco y

San Salvador de Atenco, es decir, su simple presencia y actuación en la esfera pública, era

motivo suficiente para castigarlas con distintas formas de abuso.

Además de la violencia estereotipada por parte de los policías, la Corte señaló las respuestas

también estereotipadas que dieron las más altas autoridades del gobierno del estado donde

habían ocurrido los hechos. En este sentido, observó que después de la violencia sufrida a

manos de los elementos policiales, la credibilidad de las víctimas fue puesta en duda y fueron

estigmatizadas públicamente como guerrilleras por el Gobernador, el Secretario General de

Gobierno del estado de México y el Comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal.

Asimismo estableció que la violencia sexual fue utilizada por parte de agentes estatales como

una táctica o estrategia de control, dominio e imposición de poder, pues instrumentalizaron

los cuerpos de las mujeres detenidas como herramientas para transmitir su mensaje de

represión y desaprobación de los medios de protesta empleados por los manifestantes. La

violencia sexual fue utilizada como un arma más en la represión para alcanzar el propósito de

dispersar la protesta y asegurarse de que no volviera a cuestionarse la autoridad del Estado.

La Corte hizo énfasis en que este tipo de conductas en el mantenimiento del orden público es

absolutamente inaceptable. La violencia sexual no tiene cabida y jamás se debe utilizar como

una forma de control del orden público por parte de los cuerpos de seguridad en un Estado

obligado por la Convención Americana, la Convención de Belém do Pará y la Convención


67

Interamericana contra la Tortura a adoptar, “por todos los medios apropiados y sin dilaciones,

políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar” la violencia contra las mujeres.

Por otra parte, la Corte concluyó que las detenciones iniciales de las once mujeres víctimas

del presente caso fueron ilegales y arbitrarias, porque: (i) el Estado no demostró la situación

de supuesta flagrancia con base en la cual fueron inicialmente detenidas, por lo cual (ii) sus -

8- detenciones fueron realizadas sin atender a las causas y procedimientos establecidos en la

legislación interna; (iii) en el marco de detenciones colectivas que no eran necesarias para

garantizar algún propósito permitido por la Convención, no fueron proporcionales y no

respondieron a una adecuada individualización de las conductas de cada una de las detenidas.

Adicionalmente, en tanto (i) no fueron informadas de los motivos de su detención o las

acusaciones en su contra, (ii) no se les garantizó el derecho a contar con un abogado de su

elección o defensor de oficio desde el inicio de la investigación en su contra, y (iii) no se les

permitió comunicarse con sus familiares o abogado de confianza, concluyó que el Estado

violó los derechos a ser informadas de las razones de su detención y el derecho a la defensa

de las once mujeres representadas en este caso.

En el mismo sentido, estableció que la medida de prisión preventiva impuesta a las víctimas

resultó arbitraria en tanto (i) no respondió a una de las dos finalidades legítimas bajo la

Convención Americana, a saber: la necesidad de asegurar que las acusadas no impidieran el

desarrollo del procedimiento o eludieran la acción de la justicia, y (ii) no conllevaron

revisiones periódicas respecto de la necesidad de mantener dichas medidas. En consecuencia,

el Estado violó los derechos reconocidos en los artículos 7.1 y 7.3 de la Convención, en

relación con el artículo 1.1 del mismo tratado, en perjuicio de las once mujeres.
68

En relación con las investigaciones judiciales relacionadas con los hechos de tortura,

violencia y violación sexual denunciados por las víctimas del caso la Corte, estableció que:

(i) las investigaciones realizadas por el Estado se limitaron a la participación de agentes

estatales, cuando existían indicios de la participación de agentes federales, y (ii) no se

investigaron todas las posibles formas de responsabilidad individual por los actos de tortura

que prevé la Convención Interamericana contra la Tortura, incluyendo la responsabilidad de

mando, pese a la existencia de indicios al respecto, por lo tanto señaló que el Estado no

investigó a todos los posibles responsables penales ni siguió todas las líneas lógicas de

investigación, incumpliendo así su deber de investigar con la debida diligencia. Igualmente el

Tribunal estableció que debido a las falencias iniciales en la investigación, la falta de

valoración de la evidencia presentada por las mujeres víctimas de este caso ante la FEVIM,

así como la falta de investigación de todos los posibles responsables penales y seguimiento de

líneas lógicas de investigación, el Estado mexicano no actuó con la debida diligencia

requerida en las investigaciones por la tortura y violencia sexual sufridos por las once

mujeres víctimas del presente caso.

La Corte determinó que existieron retrasos en las investigaciones que obedecieron a la

inactividad de las autoridades y a la falta de actuación diligente de las autoridades encargadas

de la investigación por lo tanto concluyó que el Estado vulneró el plazo razonable, en

perjuicio de las once mujeres víctimas del presente caso.

Además, concluyó que la investigación de la tortura y violencia sexual cometida contra las

mujeres víctimas del caso no fue conducida con una perspectiva de género de acuerdo a las

obligaciones especiales impuestas por la Convención de Belém do Pará y, por el contrario, se

caracterizó por un trato estereotipante y revictimizante, lo cual violó el deber de respetar y

garantizar sin discriminación los derechos contenidos en la Convención Americana.


69

Finalmente el Tribunal consideró que, como consecuencia directa de la privación de la

libertad y tortura sexual de las once mujeres, sus familiares padecieron un profundo

sufrimiento y angustia en detrimento de su integridad psíquica y moral.

V. Reparaciones

La Corte estableció que su sentencia constituye per se una forma de reparación. Asimismo,

ordenó -9- a México: (i) continuar e iniciar las investigaciones amplias, sistemáticas y

minuciosas que sean necesarias para determinar, juzgar, y, en su caso, sancionar a todos los

responsables de la violencia y tortura sexual sufrida por las once mujeres víctimas de este

caso; (ii) brindar de forma gratuita e inmediata, el tratamiento médico y psicológico o

psiquiátrico a las víctimas del presente caso; (iii) realizar en un plazo de seis meses a partir de

la notificación de la presente Sentencia, las publicaciones ordenadas; (iv) realizar un acto

público de reconocimiento de responsabilidad internacional y disculpas públicas; (v) crear un

plan de capacitación de oficiales de la Policía Federal y del estado de México, y establecer un

mecanismo de monitoreo y fiscalización para medir y evaluar la efectividad de las políticas e

instituciones existentes en materia de rendición de cuentas y monitoreo del uso de la fuerza

de la Policía Federal y la policía del estado de México; (vi) otorgar una beca en una

institución pública mexicana de educación superior a favor de Angélica Patricia Torres

Linares, Claudia Hernández Martínez y Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, para realizar

estudios superiores técnicos o universitarios; (vii) elaborar un plan de fortalecimiento

calendarizado del Mecanismo de Seguimiento de Casos de Tortura Sexual cometida contra

Mujeres; (viii) pagarlas cantidades fijadas por concepto de indemnizaciones por daños

materiales e inmateriales, y el reintegro de costas y gastos; (xi) reintegrar al Fondo de

Asistencia Legal de Víctimas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos la suma

erogada durante la tramitación del caso. --------


70

La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de la Sentencia, en ejercicio de sus atribuciones y

en cumplimiento de sus deberes conforme a la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado cabal

cumplimiento a lo dispuesto en la misma.


71

TERCERA SENTENCIA

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS*

CASO ARROM SUHURT Y OTROS VS. PARAGUAY

SENTENCIA DE 13 DE MAYO DE 2019

RESUMEN OFICIAL EMITIDO POR LA CORTE INTERAMERICANA

El 13 de mayo de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la

Corte” o “este Tribunal”) dictó una Sentencia mediante la cual declaró que el Estado de

Paraguay no es responsable por la violación de: (i) los artículos 3, 4, 5 y 7 de la Convención

Americana en relación con el artículo I.a) de la Convención Interamericana sobre

Desaparición Forzada de Personas y los artículos 1 y 6 de la Convención Interamericana para

Prevenir y Sancionar la Tortura; (ii) la violación de los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención

Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, el artículo I.b) de la

Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas y de los artículos 1, 6, y

8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, y (iii) la violación

del artículo 5 en relación con el artículo 1.1 de la Convención Americana. Al no haberse

establecido la responsabilidad internacional del Estado, el Tribunal consideró que no procedía

pronunciarse sobre reparaciones, costas y gastos.

I. Hechos

De acuerdo a lo declarado por Juan Arrom y Anuncio Martí, el 17 de enero de

2002 a las 22:00 horas fueron detenidos por hombres armados vestidos de civiles,

quienes los habrían golpeado, asfixiado e interrogado sobre el secuestro de la

señora María Edith Bordón y la organización Patria Libre. Habrían permanecido

detenidos hasta el 30 de enero, cuando fueron encontrados en una casa en Villa


72

Elisa. Tras su liberación, Juan Arrom y Anuncio Martí identificaron como sus

captores a diversos agentes estatales.

El Estado tomó conocimiento de la alegada desaparición a través de los recursos

de hábeas corpus interpuestos por los familiares de Arrom Suhurt y Martí

Méndez, el 19 y 23 de enero de 2002, respectivamente. Los jueces que conocieron

de los recursos libraron oficios al Ministerio del Interior y a la Policía Nacional a

fin de que informaran si Juan Arrom Suhurt y Anuncio Martí se encontraban

detenidos. Tras recibirse información sobre que no se encontraban detenidos, los

hábeas corpus fueron negados, teniendo en cuenta además que existía una orden

de detención pendiente en contra de ambos.

Paralelamente se realizó una investigación penal de la alegada desaparición y

tortura de Juan Arrom y Anuncio Martí, en la cual se llevaron a cabo múltiples

diligencias tendientes a indagar lo sucedido. Entre ellas, se pueden mencionar las

siguientes: a) inspección de la casa dónde fueron encontrados Juan Arrom y

Anuncio Martí; b) allanamiento de otra casa, donde presuntamente habrían estado

detenidas las presuntas víctimas los primeros

* Integrada por los siguientes jueces: Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot,

Presidente; Eduardo Vio Grossi, Vicepresidente; Humberto Antonio Sierra Porto,

Juez; Elizabeth Odio Benito, Jueza; Patricio Pazmiño Freire, Juez, y Ricardo

Pérez Manrique, Juez. El Juez Eugenio Raúl Zaffaroni se excusó de participar en

el presente caso, conforme a lo dispuesto en el artículo 19.2 del Estatuto de la

Corte y 21 de su Reglamento, lo cual fue aceptado por el Presidente mediante

resolución de 16 de enero de 2019.


73

- 2 - días; c) recepción de las declaraciones del Ministro del Interior, del Ministro

de Justicia y Trabajo, del Fiscal General, de tres fiscales, de al menos 16 oficiales

de policías y 87 declaraciones de personas que podrían tener información sobre lo

sucedido, o de los posibles implicados; d) reconstrucción de los hechos del

momento de la presunta detención de Juan Arrom y Anuncio Martí; e)

reconstrucción de los hechos del momento del hallazgo de Juan Arrom y Anuncio

Martí , y f) identikit en base a lo dicho por Juan Arrom. Después de esta

investigación se dictó el sobreseimiento definitivo de los imputados y se

desestimaron las querellas presentadas, lo cual fue confirmado el 24 de marzo de

2004 por la Sala Cuarta del Tribunal de Apelaciones en lo Penal.

II. Fondo

A. Alegada violación de los derechos a la libertad personal, integridad

personal, vida y reconocimiento de la personalidad jurídica, en relación

con la obligación de respetar los derechos

Tomando en cuenta que la controversia del presente caso consistía en la

participación o no de agentes estatales en la alegada desaparición y tortura de

Juan Arrom y Anuncio Martí, la Corte procedió a analizar si estos hechos

alegados podían ser atribuidos al Estado paraguayo.

La Corte constató que, a diferencia de otros casos conocidos por este

Tribunal, este no se enmarcó dentro de un contexto de práctica sistemática y

generalizada de desapariciones forzadas, persecución política u otras

violaciones de derechos humanos, por lo que no era posible utilizar el mismo

para corroborar otros elementos de prueba. Asimismo, la Corte señalo que en

el presente caso no existió prueba que demostrara que las presuntas víctimas
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estuvieron en manos de agentes del Estado antes de que sucedieran los hechos

alegados. Por tanto, el Tribunal consideró que no era aplicable una presunción

en contra del Estado en relación con lo sucedido. Además, los elementos de

prueba presentados por los representantes y la Comisión se referían

primordialmente a la alegada participación de determinados agentes del

Estado identificados por las presuntas víctimas, quienes fueron investigados

por las autoridades internas.

Tras analizar el acervo probatorio del caso, la Corte advirtió que la gran

mayoría de las pruebas presentadas se referían a declaraciones de las presuntas

víctimas y testimonios de oídas, los cuales para ser concluyentes en relación a

la responsabilidad internacional del Estado debían coincidir con otros

elementos de prueba. Las investigaciones realizadas internamente tomaron en

cuenta dichas declaraciones, así como los elementos de prueba que

demostrarían la no participación de las personas individualizadas por las

presuntas víctimas y concluyeron que no se contaban con elementos

suficientes para presentar una acusación en contra de ellas. Asimismo, el

Tribunal señaló que en el expediente ante la Corte no obraban elementos

adicionales a los examinados por las autoridades internas que demostraran la

participación estatal.

En virtud de las consideraciones anteriores, la Corte consideró que los indicios

presentados ante ella eran insuficientes para concluir que los señores Juan

Arrom Suhurt y Anuncio Martí Méndez fueron privados de libertad por parte

de agentes estatales o con la aquiescencia de estos. Por tanto, la Corte

concluyó que el Estado no es responsable de la violación de los artículos 3, 4,

5 y 7 de la Convención, en relación con el artículo I.a) de la Convención


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Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas y de los artículos 1 y

6 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. - 3 –

B. Alegada violación de los derechos a las garantías judiciales y a la

protección judicial, en relación con la obligación de respetar y garantizar

los derechos.

En cuanto al deber de iniciar de oficio una investigación, la Corte recordó que

este caso no se enmarcó en un contexto de práctica sistemática y generalizada

de desaparición forzada, persecución política u otras violaciones de derechos

humanos ni tampoco existía prueba alguna que demostrara que las presuntas

víctimas estuvieron en manos de agentes del Estado antes de que sucedieran

los hechos alegados. Por ende, la Corte señaló que una vez recibida la

información solicitada por los jueces a cargo de los hábeas corpus, no existían

motivos razonables para sospechar que Juan Arrom Suhurt y Anuncio Martí

Méndez habían sido víctimas de una desaparición forzada. Por otra parte, la

Corte advirtió que en el presente caso era un hecho público y notorio que en

los mismos días que el Estado tuvo conocimiento sobre la desaparición de las

presuntas víctimas, este ya estaba realizado diversas acciones de búsqueda

para determinar su paradero con el objeto de poder hacer efectiva su orden de

detención. Por tanto, para el Tribunal resultaría contradictorio considerar que

las autoridades estatales no estaban realizando acciones de búsqueda para dar

con el paradero de Juan Arrom Suhurt y Anuncio Martí Méndez. En

consecuencia, la Corte concluyó que el Estado no incumplió con su obligación

de iniciar sin dilación y de oficio la investigación de la desaparición de Juan

Arrom Suhurt y Anuncio Martí Méndez. Asimismo, tampoco se configuró una


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violación del artículo 25 de la Convención por la alegada inefectividad de los

hábeas corpus presentados.

En cuanto a la debida diligencia en las investigaciones, la Corte resaltó que se

desprende del acervo probatorio que las autoridades encargadas de la

investigación sobre la alegada desaparición y tortura de las presuntas víctimas

realizaron múltiples diligencias tendientes a indagar lo sucedido. Los

representantes presentaron una lista de diligencias y alegaron que no se

habrían realizado dentro de la investigación. Al respecto, la Corte hizo notar

que al menos 19 diligencias que los representantes listaron como no realizadas

sí se llevaron a cabo dentro de la investigación, y que otras diligencias no se

efectuaron por falta de colaboración de las presuntas víctimas o sus

representantes.

En virtud de las consideraciones anteriores, la Corte consideró que no era

posible determinar que las presuntas omisiones señaladas por los

representantes y la Comisión resultaran suficientes para configurar la

responsabilidad internacional del Estado.

Por las razones anteriores la Corte concluyó que el Estado no era responsable

de una violación de los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con

el artículo 1.1 del mismo instrumento, el artículo I.b) de la Convención

Interamericana sobre Desaparición Forzada, y los artículos 1, 6 y 8 de la

Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.

C. Alegada violación del derecho a la integridad personal de los familiares de

Juan Arrom y Anuncio Martí.


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La Corte hizo notar que las argumentaciones sobre la alegada violación del

derecho a la integridad personal de los familiares se fundamentaron en la

supuesta responsabilidad estatal por la desaparición forzada de Juan Arrom

Suhurt y Anuncio Martí, o en la aducida falta de investigación adecuada de los

hechos. La Corte consideró que el Estado no era internacionalmente

responsable respecto a la alegada violación del derecho mencionado,

consagrado en el artículo 5 de la Convención Americana, en tanto no

estableció la participación estatal en la alegada desaparición y tortura de Juan

Arrom Suhurt y Anuncio Martí Méndez, ni por una violación a los derechos a

las garantías y protección judiciales.

D. Reparaciones, costas y gastos.

Al no haberse establecido la responsabilidad internacional del Estado, la

Corte resolvió que no procedía pronunciarse sobre reparaciones, costas y

gastos.
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