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Antigüedad[editar]
Hace unos ocho mil años, los seres humanos empezaron a talar bosques en cantidades
pequeñas pero significativas, aunque para ello sólo dispusieron de hachas de sílex.5
A medida que la agricultura se iba extendiendo, el ser humano limpiaba el terreno de
árboles y arbustos para permitir que la luz del sol llegara hasta el suelo. El desbroce se
hacía por el método de cortar y quemar. Al cabo de un año o dos, durante la estación seca
se quemaban los residuos caídos y los árboles muertos y se sembraba en el suelo
enriquecido con las cenizas.
En los seis mil años que van desde la prehistoria hasta el comienzo de la era histórica,
hace dos mil años, el hombre fue mejorando sus herramientas para trabajar la tierra
disponiendo de hachas y arados en la Edad del Bronce y luego en la Edad del Hierro, así
como de bueyes y caballos domesticados que tiraban de los arados. Estos avances
hicieron que la agricultura fuera ganando tierras al bosque, que fue talado allí donde ésta
se desarrolló.
Periodo histórico[editar]
Hace dos mil años, en China, India, el sur y el oeste de Europa y el Magreb mediterráneo,
así como en las tierras bajas de Centroamérica y las tierras altas de Perú se empleaban
prácticas agrícolas sofisticadas (cultivos diversificados, plantaciones múltiples y cría de
ganado). Todas esas regiones son naturalmente boscosas, y la agricultura a gran escala
exigió talar esos árboles.6
En el año 1089, Guillermo el Conquistador ordenó realizar el estudio Domesday, un
estudio de sus nuevos dominios (Inglaterra). Este estudio demostró que se había
deforestado el 85 % de los campos, así como el 90 % de la tierra cultivable (de altitud
inferior a los mil metros).6 Siete siglos antes de la era industrial, Gran Bretaña estaba
totalmente deforestada y muchos de los bosques que quedaban estaban protegidos en
calidad de reservas de caza para la realeza y la nobleza.
El primer censo fiable de China data de la dinastía Han, hace cerca de dos mil años y por
entonces el país tenía 57 millones de habitantes, con una densidad que triplicaba la de
Inglaterra en el momento del estudio Domesday lo que implicaba que tanto China como
India e Indonesia, zonas densamente pobladas estaban deforestadas ya hace dos mil
años6
Siglos XV y XVI[editar]
Las islas del Caribe, como también partes de México y Centroamérica, contaban con una
gran riqueza forestal, la cual estaba compuesta de maderas como caoba y palo maría,
entre otras. Con la llegada de los españoles a América comenzó la explotación de estos
bosques, para la construcción y la extracción de productos químicos tintóreos, como
también su utilización como combustibles. Ante un peligroso incremento del consumo,
la Monarquía Española promulgó leyes para regular el aprovechamiento de los bosques y
no comprometer al ambiente.7
Ante el poderío británico en los mares, los
reyes Felipe V, Fernando VI y Carlos III incentivaron la creación de astilleros en algunas
ciudades americanas, como La Habana, Campeche, Guayaquil, El
Realejo, Nicoya, Panamá, El Callao y Coatzacoalcos, con el objetivo de recuperar el
poderío naval que se había perdido. Ante esta situación, se produjo una gran demanda de
madera para la construcción de estos barcos.7
Actualidad[editar]
En el presente, la deforestación ocurre principalmente, en América Latina, África
Occidental y algunas regiones de Asia. En Brasil la deforestación en 2017 aumentó en un
28 %, con más de 5 mil kilómetros cuadrados de árboles talados, en gran medida, por la
reforma del Código Forestal durante el gobierno de Michael Temer que achicó las áreas
verdes protegidas dando cabida a megaproyectos que destruyen la vegetación carioca.
Los estados de Mato Grosso, Roraima y Pará, registraron los mayores índices de
deforestación. En Paraguay, se incrementó un 34 % la deforestación a comparación del
2012, con más de 160 mil hectáreas de boques taladas, afectando gravemente la Reserva
Natural Cabrera Timane y el Parque Nacional Médanos del Chaco. En Perú, se deforestan
alrededor de 150 000 hectáreas al año, por la práctica de la minería ilegal, el país ha
perdido más del 50 % de la cubierta vegetal de la costa.9
Una tercera parte del total de la tierra está cubierta por bosques, lo que representa cerca
de 4 000 000 000 (cuatro mil millones) de hectáreas. Hay 10 países que concentran dos
tercios de este patrimonio forestal: Australia, Brasil, Canadá, China, la República
Democrática del Congo, India, Indonesia, Perú, la Federación Rusa y los EE. UU.10 Estos
han sido explotados desde hace años para la obtención de madera, frutos, sustancias
producidas por diferentes especies o para asentamientos de población humana, ganadería
y agricultura. Indonesia, Malasia, Paraguay, Bolivia, Zambia y Angola han sido los países
que más superficie forestal han perdido11
En los últimos 25 años la tasa de desaparición de los bosques se redujo a la mitad. Desde
1990 se han perdido 129 millones de hectáreas de bosque. La tasa anual de pérdida neta
de bosques (que tiene en cuenta los nuevos bosques que se plantan) pasó de 0,18 % en
los años 1990 a 0,08 % en los cinco últimos años.12 Más países están mejorando la
gestión forestal y existe una superficie cada vez mayor de áreas protegidas.13
Particularmente relevante es el caso de Europa cuya superficie boscosa aumentó
considerablemente, teniendo en 2016 un tercio más de bosques que un siglo atrás.14 El
mismo fenómeno se produce en Cuba con un aumento de la superficie boscosa del casi
30 % en las últimas décadas, como resultado de un ambicioso programa de
reforestación.15 Igual situación se da en Rusia, que posee el 20 % de todos los bosques
del planeta, cuyas áreas boscosas se están ampliando desde 1961.16
En los países más desarrollados la cubierta forestal sufre otras agresiones, como la lluvia
ácida, que comprometen la supervivencia de los bosques, situación que se pretende
controlar mediante la exigencia de requisitos de calidad para los combustibles, como la
limitación del contenido de azufre o la desulfuración de los humos de las centrales
térmicas y refinerías.
En los países menos desarrollados las masas boscosas se reducen año tras año, mientras
que en los países industrializados se están recuperando debido a las presiones sociales,
reconvirtiéndose los bosques en atractivos turísticos y lugares de esparcimiento.
Mientras que la tala de árboles de la pluviselva tropical ha atraído más atención, los
bosques secos tropicales se están perdiendo a un ritmo sustancialmente mayor, sobre
todo como resultado de las técnicas utilizadas de tala y quema para ser reemplazadas por
cultivos. La pérdida de biodiversidad se correlaciona generalmente con la tala de árboles.
La deforestación es un proceso antiguo que se ha incrementado en los últimos tres siglos.
Principalmente se produjo en el Hemisferio Norte, en los siglos XVIII y XIX, aunque en el
siglo XX comenzó a realizarse en el Hemisferio Sur, especialmente en las selvas tropicales
de la región amazónica. En 2019 se perdían anualmente 26,1 millones de hectáreas de
bosque, cuando de 1999 a 2019 solo se habían restaurado 26,7 millones de hectáreas.17
Es decir, el ritmo de deforestación era 10 veces más rápido que el de reforestación.
Europa cuenta con una cuarta parte de los recursos forestales mundiales, aproximadamente
mil millones de hectáreas, el 81 % de las cuales se encuentran en la Federación Rusa.
Prácticamente todos los países europeos poseen leyes que dificultan notablemente la
deforestación y la reconversión a otros usos de la tierra. Además, se proporciona apoyo fiscal a
la actividad forestal en virtud del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, lo que fomenta
de manera significativa la plantación de árboles. Por ello, es probable que la superficie forestal
aumente a medida que decrecen las tierras dedicadas a la agricultura.
Las principales amenazas a las que se enfrentan los recursos forestales en Europa son de
naturaleza ambiental, como incendios, brotes de plagas y tormentas, algunas de las cuales se
podrían incrementar con el cambio climático. Aunque se desconocen las repercusiones a largo
plazo del cambio climático en los bosques, se han atribuido a este fenómeno numerosos
acontecimientos catastróficos recientes. Se prevé un incremento considerable de la magnitud
y de la frecuencia de los incendios, por ejemplo en la península ibérica y en la Federación Rusa
En los últimos dos decenios, algunos países han concedido la propiedad legal de los bosques a
las comunidades indígenas, por ejemplo, Perú, 6400 millones de hectáreas; Bolivia, 1200
millones de hectáreas; Brasil, 10 300 millones de hectáreas; Colombia, 27 millones de
hectáreas; Ecuador, 4,5 millones de hectáreas y Guyana, 1,4 millones de hectáreas de tierra,
comprendidos los bosques. Si bien la propiedad confiere a las comunidades derechos firmes de
uso sostenible de los recursos forestales, los conflictos sobre la propiedad, en ocasiones
violentos, y la falta de aplicación de las normas y los reglamentos han permitido la ocupación y
la explotación maderera ilegales en extensas áreas de estos bosques.
Entre 2000 y 2010, esta región perdió casi 64 millones de hectáreas, un 7 %, de su superficie
forestal. Más de una tercera parte de la deforestación mundial entre 2000 y 2010 tuvo lugar
en esta región.
Todos los países de América del Sur registraron una pérdida neta en la superficie
forestal entre 2000 y 2005, excepto Chile y Uruguayque presentaban tendencias
positivas debido a programas de plantación industrial a gran escala. Los nuevos bosques
plantados para usos industriales, en particular en Argentina, Uruguay y,
posiblemente, Colombia, podrían contrarrestar, en lo que se refiere a hectáreas forestadas,
la desaparición de bosques naturales, pero no en términos ecológicos. En caso de los
países integrados en la Región Norte de América Latina como lo son Ecuador, Colombia y
Venezuela las políticas de protección de áreas forestales no son estrictas y la
deforestación de la zona persiste, lo que amenaza el equilibrio ecológico y climático
de América del Sur, y puede tener repercusiones mundiales (expuesto en el Acuerdo
Caracas FAO 2010).20
En contrapartida, en la mayoría de los países de América Central, la pérdida neta de
superficie forestal disminuyó entre 2000 y 2005 en comparación con la década anterior,
y Costa Rica logró un incremento neto de dicha superficie.
No obstante, en términos porcentuales, América Central presenta una de las mayores
tasas de desaparición forestal del mundo en relación con el resto de las regiones, más del
1 % anual en el período entre 2000 y 2005.18
En el Caribe se registró un reducido aumento de la superficie forestal entre 2000 y 2005,
principalmente en Cuba. La liberalización del comercio, que ha hecho que exportaciones
agrícolas tradicionales como el azúcar y los plátanos no sean competitivas, está
ocasionando el abandono de las tierras agrícolas y su conversión en bosque
secundario (Eckelmann, 2005). Además, se está dando mayor énfasis a la protección del
medio natural para apoyar la creciente industria del turismo. Por ello, se espera que la
superficie forestal permanezca estable o se incremente en la mayoría de los países
caribeños.
Seguimiento de la deforestación[editar]
Hay múltiples métodos adecuados y fiables para seguir la deforestación. Uno de ellos es la
interpretación visual de fotos aéreas o imágenes por satélite. Es intensivo en mano de
obra, pero no requiere formación de alto nivel en procesamiento automatizado de
imágenes ni una fuerte inversión en ordenadores.88 Otro método es el análisis de los
puntos calientes (hotspots, zonas de rápido cambio) empleando la opinión de expertos o
imágenes de satélite de baja resolución para identificar estas zonas, y entonces realizar
análisis digitales detallados sobre imágenes satelitales de alta resolución.88 Normalmente
se valora la deforestación cuantificando la cantidad de área deforestada, medida en el
momento actual.
Desde un punto de vista medioambiental, cuantificar el daño y sus posibles consecuencias
es una tarea más importante, mientras que los esfuerzos de conservación se centran en
proteger los bosques y desarrollar usos de la tierra alternativos para evitar que la
deforestación continúe.88 El ritmo de deforestación y el área total deforestada se han
utilizado ampliamente para el seguimiento de la deforestación en muchas regiones, entre
ellas la Amazonia brasileña por el INPEN(Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais).42Está
disponible una vista satelital de la Tierra.8990