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1. LA MORAL

La moral está constituida por el conjunto de normas y valores que representan


el modelo de conducta que debe ser seguido por los individuos en su vida
social.

La moral es todo lo que permite diferenciar aquello que está bien de lo que está mal.
En filosofía, la moral es el objeto de estudio de la ética.

De este modo, conducirse con moralidad implica el respeto y el acatamiento de


todos esos códigos que orientan nuestra forma de actuar en la vida cotidiana.

La ética y la moral son dos caras de la misma moneda. Su diferencia radica en que
la moral es la actuación de lo bueno y lo malo en la vida cotidiana, y la ética es la
reflexión filosófica sobre ese comportamiento. Por eso a la moral se le conoce como
moral vivida y a la ética como moral filosófica., es decir, es el saber teórico-práctico
de la moral.

La palabra “ética” significa algo muy parecido a “moral”. Sin embargo, podemos
señalar la siguiente diferencia: “moral” se refiere al conjunto de los principios de
conducta que hemos adquirido por asimilación de las costumbres y valores de
nuestro ambiente; es decir, la familia, la escuela, la iglesia, el vecindario en que se
desarrolla nuestra infancia.

También se refiere a las normas que se nos imponen en esos ambientes, con base
en la autoridad; no desde luego la autoridad legal, sino precisamente moral: los
imperativos de nuestros padres, sacerdotes o maestros, que recibimos pasivamente
y sin cuestionamiento antes de adquirir el “uso de razón”. “Ética” se refiere a algo
diferente: el intento de llevar esas normas de conducta y esos principios de
comportamiento a una aceptación consciente, basada en el ejercicio de nuestra
razón.

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En ese sentido, la ética es la mayoría de edad de la moral. No la excluye ni se le
opone; simplemente cambia su naturaleza, haciéndola pasar de lo recibido en forma
pasiva o inconsciente, a lo asumido de manera activa con pleno discernimiento.

La moral se basa sobre todo en el sentimiento, en el amor y temor que sentimos por
nuestros padres y otras personas que contribuyen a nuestro desarrollo físico y
espiritual.

La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano
en concordancia con la sociedad y consigo mismo. Por tanto, la moral se relaciona
con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus
manifestaciones. En términos generales podemos decir que a lo largo de la historia,
el tema de la moral se ha abordado en torno a diversos parámetros sobre lo que es
el “bien” y lo que es el “mal”; y también en torno a diversos tipos de “jueces” para la
conducta humana. Porque lo que está bien o lo que está mal, podría serlo ante los
“ojos de Dios”, o ante la justicia humana, o ante el entorno social, o ante la “propia
conciencia”; o ante todas esas opciones combinadas de diverso modo.
Las religiones en general, han transmitido sus normas morales a veces como
“mandatos divinos”, y otras veces como recomendaciones de vida. En ocasiones,
sobre la base de principios básicos, han desarrollado toda una serie de preceptos
para el plano de lo cotidiano, muchos de ellos solamente comprensibles en su
contexto histórico social, y no desde la mirada moderna. En las religiones
occidentales, tenemos una gran variedad de preceptos morales y de estilo de vida
en general. También el Corán es bastante exhaustivo en sus preceptos morales. Y
en el cristianismo el “Sermón de la Montaña” da una serie de principios a seguir por
los creyentes, con posteriores variantes e interpretaciones. En oriente, el
Mahabharata de los hindúes da pautas morales para la vida cotidiana, y en los
sermones del Buda encontramos las recomendaciones para transitar por el
sendero de la “rectitud”.

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Origen de la Moral

Muchos científicos creen que la ética es un producto de la selección natural, que se


considera que ha conservado comportamientos sociales favorables al éxito
evolutivo de los grupos. Las sociedades animales muestran muchos ejemplos de
cohesión basada en la sumisión instintiva a lo que parece ser leyes no escritas. Los
grupos primitivos antepasados de la especie humana tenían sin duda una
organización de este tipo que, con el desarrollo de las facultades cerebrales, se
transformó progresivamente en la institución de legislaciones explícitas, y en el
respeto a las mismas. Las sociedades que se otorgaron leyes y las aplicaron
resultaron ser más capaces de sobrevivir y proliferar que las libradas a la anarquía
y a la competencia salvaje entre sus miembros.

Esta idea la amplió Edward O. Wilson, biólogo de Harvard, bajo el nombre


de sociobiología, para que abarcara todo el tejido social humano. Según Wilson,
que ha resumido sus puntos de vista en una importante obra, Consilience,5 todo
nuestro sistema de valores, incluyendo las creencias, virtudes y normas
relacionadas con ellas, es producto de la oportunidad evolutiva. El sistema existe
simplemente porque resultó ser útil para el éxito evolutivo de los grupos que lo
practicaron.

Muchos filósofos y científicos sociales se han opuesto vigorosamente a la


sociobiología por diversas razones. Algunos ven en ella vestigios del darwinismo
social, la posición empírico-lógica que defendió, especialmente, el filósofo inglés del
siglo XIX Herbert Spencer, para justificar, sobre la base de la teoría de Darwin, los
excesos del laissez faire ("dejar hacer") económico. En opinión de otros, la
sociobiología exagera el papel del determinismo genético, en detrimento de las
influencias ambientales, y promueve las discriminaciones raciales y sociales.

Dejando de lado estas polémicas cargadas de ideología, ocurren dos reflexiones


sencillas. En primer lugar, es difícilmente discutible que las sociedades sometidas
a las leyes tuvieran mayor éxito que las sin ley. Por otro lado, la antropología
comparada demuestra claramente que las leyes varían según los pueblos y las

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épocas. De modo que la selección natural desempeñó un papel; pero lo que ésta
promovió fue la existencia de leyes, no necesariamente los detalles de su contenido.

Sea cual sea el origen de nuestro comportamiento ético, existen buenas razones
para creer que, con el desarrollo del cerebro, la moral ha evolucionado
progresivamente desde una forma puramente pragmática y utilitaria hasta una
concepción más abstracta del bien y del mal. La mayoría de las civilizaciones
distinguen entre las legislaciones, dictadas por consideraciones de convivencia, y
normas éticas, basadas en valores absolutos. Estas siguen siendo arbitrarias en
cierta medida, como demuestran, por ejemplo, los principales debates
sobre bioética. Pero la distinción misma entre el bien y el mal parece hallarse
profundamente en la naturaleza humana.

2. LA MORALIDAD

La moralidad no es más que el término moral utilizado como sustantivo y es el


modelo de conducta establecido en una sociedad concreta

Se llama moralidad a la correspondencia de nuestras palabras y acciones con


los dictados de la moral. La palabra proviene del latín moralĭtas, moralitātis.

La moralidad es muy importante en una sociedad; está relacionada con el


respeto, el sentido común, y el cumplimiento de nuestras obligaciones; implica
acatar las normas sociales y la ley; respetar al otro, obedecer a las autoridades y
actuar en conformidad con nuestros propios principios.
En este sentido, la moralidad puede venir dada por el derecho y por todo aquello
que establece dentro del marco legal, pero también puede estar suscrita dentro del
campo de la religión o dentro de una doctrina o ideología política; la moralidad puede
obedecer a los principios deontológicos del profesional, o puede tener su razón de
ser dentro de los códigos de conducta establecidos, de manera más o menos
espontánea o tácita, por una sociedad.

La moralidad, pues, tiene mucho que ver también con ser consecuentes con aquello
que decimos y actuar conforme a nuestra conciencia.

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La moralidad abarca los valores y normas definidas como correctas por un individuo.
La moralidad ayuda al individuo a distinguir entre el bien y el mal, según sus propios
parámetros, por lo tanto tiene sus mayores consecuencias en la conciencia.

3. LA ETICIDAD

La eticidad es la educación acerca del estado, la cualidad y la manera de ser


ético mediante los valores y normas sociales y morales acordados en una
determinada sociedad.
La eticidad es una característica del ser humano social. La eticidad es enseñada
por la familia y por la sociedad por lo tanto no se debe considerar universal a
pesar que se trate de llegar a un consenso universal.
En filosofía, la eticidad se asocia con la identidad de lo colectivo que forma parte del
proceso de individualización. Como individuos esperamos pertenecer a una
sociedad por lo que aceptamos el código moral creado en una sociedad
mediante acuerdos explícitos, por ejemplo, leyes e implícito, por ejemplo, los
temas tabús.
La eticidad es la conciencia moral que genera tres tipos de éticas:

 Ética social: se manifiesta en las formas asociativas, grupos colectivos y

comunidades sociales.

 Ética pública: regla los organismos públicos.

 Ética cívica: regula la comunidad política.

La eticidad crea un código moral a través de los acuerdos creados pero que
dependen de la relación que cada persona tiene con otra por lo tanto no es
controlable. La única manera de formar a un individuo con eticidad es a través de
una educación abierta y objetiva de la familia y de la sociedad como, por ejemplo,
cómo Fernando Savater padre le enseña a su hijo Amador sobre la ética en su
libro Ética para Amador...

4. EL MORALISMO

Moralismo se refiere a la imposición moral hacia otras personas.


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Moralismo viene de moral. La moral define, de forma general, el bien y el mal siendo
el moralismo una forma de controlar que esa moral se mantenga y sea el que rige
el actuar de los otros.

La moralidad proviene usualmente de personas que se consideran un ejemplo moral


y por lo tanto imponen sus juicios morales, ya sea, a través de escarnios o
humillaciones.

La persona que practica moralismo es considerada un moralista. Un moralista se


puede definir como una persona que vigila la moral de los demás. En este sentido,
si el moralista solo critica a los otros y no actúa moralmente, nos referimos a lo que
se considera un falso moralismo.

5. LOS VALORES

Los valores son aquellos principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una
persona, una acción o un objeto que se consideran típicamente positivos o de gran
importancia por un grupo social.
Los valores son aquellas cualidades que se destacan en cada individuo y que, a su
vez, le impulsan a actuar de una u otra manera porque forman parte de sus
creencias, determinan sus conductas y expresan sus intereses y sentimientos.

En este sentido, los valores definen los pensamientos de las personas y la


manera en cómo desean vivir y compartir sus experiencias con quienes les
rodean.
Sin embargo, también existe una serie de valores que son compartidos por la
sociedad y que establecen los comportamientos y actitudes de las personas en
general, con el objetivo de alcanzar el bienestar colectivo.

Por tanto, los valores se pueden clasificar por su importancia según las prioridades
de cada persona o de la sociedad.

Entre los valores más importantes, destacan los valores humanos porque tienen
mayor reconocimiento y repercusión en los distintos grupos sociales. Estos valores
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se relacionan con la ética, el respeto, la tolerancia, la bondad, la paz, la solidaridad,
la amistad, la honestidad, el amor, la justicia, la libertad, la honradez, entre otros.

Por ejemplo, la libertad es un valor humano que poseemos todas las personas para
tomar nuestras decisiones y poder expresar nuestros sentimiento y opiniones.

Ahora bien, cuando se trata de aquellos valores que están aplicados a un grupo de
personas en los cuales se toman en cuenta las culturas y las características
sociales, entonces se hace referencia a los valores sociales y los valores culturales.

Asimismo, en contextos más específicos también se determinan otros grupos de


valores importantes como los valores familiares, los valores religiosos, entre otros.

Por otra parte, la axiología es la rama de la filosofía que tiene como objeto de estudio
los valores y los juicios de valor.

VALORES ETICOS Y VALORES MORALES

Los términos ética y moral tratan, entre otros temas, el concepto de los valores.
Aunque en muchos casos se habla indistintamente de valores éticos y valores
morales, estos términos no tienen el mismo significado.

Los valores éticos son aquellas pautas de comportamiento que buscan regular la
conducta de las personas, tienen un carácter universal y se adquieren durante el
desarrollo individual de cada persona.

Por su parte, los valores morales son aquellos transmitidos por la sociedad, de
generación en generación que, en algunos casos, pueden estar determinados por
una doctrina religiosa. Además, los valores morales se pueden modificar a lo largo
del tiempo.

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LA AXIOLOGIA

La axiología es una rama de la Filosofía que estudia los valores. La axiología se


aplica también a otros ámbitos como el Derecho y la Pedagogía, en el que aparecen
temas de carácter axiológico. En ocasiones se utilizan los términos Filosofía de los
valores y Teoría de los valores.
Esta palabra procede del francés axiologie, formada con los términos
griegos ἄξιος ('digno', 'valioso', 'con valor') y λόγος (logos, que en este caso se
puede traducir como 'estudio', 'teoría', 'tratado').

Axiología filosófica

La axiología forma parte de la Filosofía, se centra en estudio y análisis de la


naturaleza y las funciones de los valores. Aunque el concepto de axiología se
comienza a utilizar en el siglo XX, los valores ya fueron objeto de estudio por parte
de la Filosofía a través de autores como Sócrates, Platón, Aristóteles y Kant.
Uno de los temas principales de la axiología filosófica es
la objetividad y subjetividad de los valores. En este ámbito también se estudian,
en ocasiones por oposición de significado, los llamados 'valores negativos'.

OBJETIVIDAD

Objetividad se refiere a expresar la realidad tal cual es. También indica cualidad
de objetivo.
La objetividad está desligada de los sentimientos y de la afinidad que una persona
pueda tener con respecto a otro individuo, objeto o situación. La objetividad solo
debe indicar aquello que es real y existente, es decir, que es imparcial.
Por tanto, la objetividad es una cualidad que puede ser difícil de practicar, ya que el
ser humano formula un criterio personal de lo que considera verdadero, real o falso
a partir de sus experiencias y percepciones, así como de su cultura, creencias,
ideologías o sentimientos.

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En este sentido, objetividad es un término que se relaciona con los significados de
verdad, ética, epistemología, análisis de datos, ecuanimidad y honradez, y es
aplicable en diversas actividades del desarrollo humano.
Por tanto, la objetividad se aplica en diferentes áreas como la medicina, el arbitraje
deportivo, el dictamen judicial, las conclusiones de un experimento científico, la
publicación de una información periodística, la elaboración de un texto científico o
informativo, entre otras.
La objetividad permite la presentación del conocimiento de manera neutral, por ello,
es una característica imprescindible de todos los contenidos que exponen los
resultados de una investigación o análisis científico que pretenda aportar
información.
Como se puede ver, la objetividad se aplica de diversas maneras en las que las
posturas personales y subjetivas se apartan para no afectar un juicio, contenido o
información acerca de la realidad. De allí que, al no implicar sentimientos o arraigos,
la objetividad genere calma y tranquilidad.
Por ejemplo, se considera como objetivo afirmar que una mujer está embarazada,
y, en cambio, es tenido como subjetivo asegurar con exactitud la cantidad de días
que tiene de embarazo.
La objetividad, por tanto, se refiere a la realidad o al objeto en sí mismo, y se aleja
de cualquier susceptibilidad que pueda tener un individuo.
Algunos sinónimos de objetividad son neutralidad, imparcialidad y honestidad. Lo
contrario a objetividad es subjetividad.

LA SUBJETIVIDAD

La subjetividad es la percepción y valorización personal y parcial sobre un


asunto, idea, pensamiento o cultura.
La subjetividad se asocia a la incorporación de emociones y sentimientos al
expresar ideas, pensamientos o percepciones sobre objetos, experiencias,
fenómenos o personas. De esta manera, la subjetividad es una cualidad humana,
ya que es inevitable expresar estando fuera de uno mismo.

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En filosofía, la subjetividad es considerada una propiedad intrínseca del
conocimiento, ya que este se constituye de argumentos y experiencias que emanan
desde la percepción de alguien.

En psicología, la subjetividad es lo que es propio del sujeto singular. Esto quiere


decir que la subjetividad es humana, ya que todos presentan un punto de vista.

A pesar de la elaboración de parámetros para definir con mayor exactitud lo que se


considera verdadero u objetivo, los intereses y las motivaciones afectarán
inevitablemente cualquier respuesta, conclusión o conocimiento.

La subjetividad puede ser negativa o positiva. Desde un punto de vista negativo, la


subjetividad puede llevar a prejuicios como, por ejemplo, condenar formas culturales
diferentes a las propias. De manera positiva, la subjetividad ayuda a la aceptación
de ideas diferentes a las propias como, por ejemplo, aceptar que el mejor artista del
mundo para unos puede ser el peor para otros.

La subjetividad de los valores es uno de los ejemplos más claros, ya que difieren de
cultura en cultura y de religión en religión.

Sinónimos de subjetividad son relatividad, particularidad, individualidad y


parcialidad.

6. LAS NORMAS MORALES

Las normas morales son definidas por modelos de conducta aceptados por la
sociedad en que se vive.
Se entiende por normas un conjunto de reglas, por lo tanto, las normas morales son
regulaciones sobre la conducta del hombre en una determinada sociedad.
Las normas morales son las concepciones que los individuos tienen para distinguir
el bien del mal con respecto a los valores éticos. Los valores éticos engloban las
normas morales, ya que constituyen el marco teórico de la forma de actuar de los
individuos.

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Las normas morales pueden ser referidas como normas sociales, ya que ambas
rigen los comportamientos individuales en pro de una mejor convivencia en
sociedad.

Características de las Normas Morales

Las normas morales son definidas por aquellos pertenecientes a una determinada
sociedad y se caracterizan por:

 No estar escritas.

 Derivar de los valores éticos como la justicia, la libertad y el respeto.

 Regular la conducta del individuo en sociedad al crear remordimientos de


consciencia.

 Ser autónomas, al no tener una sanción formal o efectiva.

 Nacer de costumbres y hábitos de una sociedad.

 Constituir parte del derecho natural de todo individuo.

Algunos ejemplos de valores morales considerados universales son:

 No mentir

 No engañar

 Respetar al prójimo

 Ser amable

 Dar prioridad a niños, embarazadas y adultos mayores en situaciones de


emergencia.

7. CONCIENCIA MORAL

La conciencia moral consciente en el conocimiento que tenemos o debemos tener


las normas o reglas morales; es la facultad que nos permite darnos cuenta si nuestra
conducta moral es o no es valiosa.

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La conciencia moral es la facultad que tiene el ser humano para emitir juicios de
valor ético sobre lo correcto e incorrecto de los actos, guiándose de este modo para
hacerlos o no hacerlos.

La conciencia moral es esa voz interior que nos obliga a actuar de una forma y
también nos dice si son correctas o no nuestras acciones. Es la capacidad de juzgar
no solo nuestras acciones, sino también las de los demás, como buenas o malas.

Al definir la conciencia como un tipo de conocimiento o de percepción estamos


reconociendo que es una realidad compleja. Cuando valoramos una acción
realizada o por realizar, la conciencia moral puede actuar de maneras diferentes:
podemos sentir que lo que hemos hecho o vamos a hacer está bien o mal, sin saber
exactamente por qué; podemos también analizar las consecuencias reales o
posibles de nuestra acción y su conveniencia; podemos recurrir a pensar en normas
previamente aceptadas para enjuiciar la acción... A lo largo de la historia, distintas
corrientes de pensamiento sobre la moral han dado mayor importancia a alguno de
estos modos de actuación de la conciencia moral.

El intelectualismo moral, por ejemplo, considera la conciencia moral como el


conocimiento de lo que es bueno y lo que es malo. Se produce en él una
identificación entre el bien y el conocimiento, por una parte, y el mal y la ignorancia
por otra. En consecuencia, según el mismo, sólo obramos mal porque creemos, en
nuestra ignorancia, que ese mal que hacemos es un bien para nosotros. La manera
de conseguir actuar correctamente será, pues, educar a nuestra razón en los
principios de la moral para que no pueda llevarnos a valoraciones incorrectas sobre
la bondad o maldad de las cosas y las acciones.

El emotivismo, por el contrario, es el planteamiento de la conciencia moral como


sentimiento. Según los emotivistas, por medio de la razón sólo podemos llegar a
comprender lo útil o lo conveniente para determinados fines, pero no si algo es
bueno o malo. La bondad o maldad de actos, palabras, etc. se siente, no se conoce
racionalmente. Los juicios morales, para los emotivistas, no son más que medios
para comunicar esos sentimientos y para intentar convencer a los demás de su

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validez.

El intuicionismo tampoco considera que la razón sirva para determinar la maldad


o la bondad de las acciones y las cosas: la conciencia moral, según los intuicionistas,
percibe directamente lo bueno y lo malo. Puesto que el bien no es una cualidad
natural -como el color-, no puede percibirse por medio de los sentidos físicos. Esto
hace que los intuicionistas vean la conciencia moral como un sentido moral -intuición
moral- que percibe directamente la bondad o maldad de las cosas y las acciones,
sin intervención de los sentidos físicos ni del razonamiento.

El intuicionismo y el emotivismo niegan que la razón sea el componente


fundamental de la conciencia moral, aunque desde posturas muy diferentes. El
intuicionismo considera que el bien y el mal están en las cosas y las acciones, son
cualidades reales que percibimos. El emotivismo, por el contrario, sostiene que son
sentimientos que provocan esas acciones y cosas en nosotros; sentimientos que
pueden variar de una persona a otra y son objeto de discusión.

Los prescriptivistas, en cambio, consideran que la moral se basa en el carácter


prescriptivo (imperativo) de sus juicios. La conciencia moral, según estos autores,
asiente o rechaza los mandatos que presentan los juicios morales. La manera de
demostrar el asentimiento a lo que dice una norma es cumplirla, la de demostrar el
rechazo, no cumplirla.

Todas estas teorías destacan aspectos parciales de la realidad total que es la


conciencia moral. Ésta se compone tanto de razonamientos y juicios como de
sentimientos, intuiciones o mandatos.

Origen de la Conciencia Moral

La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a comprender


mejor su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema también se han
desarrollado distintas opiniones a lo largo de la historia.

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En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la
conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano
medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral al ser
humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de
Dios en este mundo. No vamos a discutir este tipo de opinión, ya que depende de
la creencia previa en alguna realidad sobrenatural, lo cual queda fuera del ámbito

de una discusión racional.

Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la


conciencia moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite decidir
sobre lo bueno y lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha defendido que
es innata, pero no racional, sino una especie de sensibilidad o de capacidad

perceptiva para el bien y el mal.

Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia


moral se adquiere. Según estas teorías, la tomamos del entorno en que nos
hemos desarrollado. Los valores dominantes en los distintos grupos sociales en
que nos movemos afectan a nuestro modo de valorar las cosas y las acciones. A
lo largo de nuestra vida, esta conciencia irá desarrollándose y variando, aunque lo
fundamental de la misma se adquiere en la infancia y la adolescencia.

8. SUJETO MORAL

El concepto de sujeto moral se ha formado en la filosofía ética y política. La


expresión está ligada a la aparición en el pensamiento filosófico de nociones
como sujeto e individuo. Un sujeto es un ser que es actor de sus acciones, siendo
que esas acciones son decisión de él mismo.

Cuando se habla de sujeto moral, se refiere a aquel individuo que tiene la


capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, basándose en la formación que
obtiene el hombre según las concepciones morales y éticas engendradas a través
del curso de la vida.

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Los filósofos utilizan el término para referirse al individuo que elige y reflexiona sobre
asuntos morales o éticos. El helenista Jean Pierre Vernant, por ejemplo, lo define
como “la persona vista en su aspecto de agente, el yo considerado como fuente de
actos de los que no es solamente responsable ante otros, sino con los que se siente
a sí mismo interiormente comprometido”.

Con esa concepción, Jean Pierre afirma que el sujeto “es responsable de lo que
hizo ayer, y que experimenta con tanta mayor fuerza el sentimiento de sus
existencia y de su cohesión interna cuanto que sus conductas sucesivas se
encadenan e insertan en un mismo marco”.

Tomás de Aquino está de acuerdo con el filósofo Aristóteles en la concepción


teleológica de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia
un fin y el fin es el bien de una acción.

Como sujeto moral, el hombre tiene conciencia moral, responsabilidad, libertas,


sabiduría práctica y dignidad.

Definitivamente en filosofía existen muchas categorías. En Ética existe la del sujeto


moral. Se refiere a individuos que son actores o agentes de sus actos y que son
responsables de ellos ante los demás y ante sí mismos. Estos actores podrían ser
en un principio cualquier tipo de criaturas animales, espirituales, inteligencias
artificales o humanas que tuvieran dicha capacidad. Algunos filósofos como Mark
Rolands han postulado que también algunos animales tienen sentimientos morales
y acciones que podríamos considerar morales. Si éste es el caso, el asunto es que
su moralidad no se rige con las mismas reglas ni con la naturaleza humana. Los
animales son considerados en la ortodoxia de la Ética como amorales, las criaturas
espirituales no son conocidas y posiblemente no existan. La inteligencia artificial
todavía no muestra ni autoconciencia ni sentimientos de moralidad. Sólo quedamos
los seres humanos para entrar en este rubro. Para el filósofo mexicano Pedro
Chávez Calderón, el sujeto moral es equivalente al hombre. En el hombre se
sustentan todos los valores y también el mundo humano. De ahí que para este

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filósofo el hombre esté sujeto a normas, a la moralidad, a valores y es hacedor de
su historia personal y colectiva. En consecuencia es: “un sujeto de atribución
dotado de tendencias sensitivas, capacidad para el conocimiento sensible e
intelectual, facultad volitiva racional que le permite determinarse a sí mismo, y
facultad emocional captadora de valores”.

El sujeto moral se refiere a personas que tienen conciencia moral, responsabilidad,


libertad. En este sentido, el “sujeto moral” no sea una categoría que aplique a todos
los seres humanos que hay en el planeta. Personas que carezcan de conciencia,
responsabilidad y libertad, podrían no ser consideradas sujetos morales, como los
bebés, los niños ferales, los enfermos mentales, pacientes en estado de coma. Ellos
no pueden ejercer ni su conciencia, ni su responsabilidad, ni su libertad. Sin
embargo, eso no quita que tales seres humanos tengan derechos y una dignidad.
Por eso, a la categoría del sujeto moral se le suele asignar también el rasgo de la
dignidad; es decir, si bien tales seres humanos no pueden ser considerados agentes
morales, definitivamente son pacientes morales: humanos que son afectados por
las acciones morales de otros humanos. Entonces tenemos que o todos los
humanos son sujetos morales o algunos humanos no lo son y sólo son pacientes.
Suele identificarse la moralidad con la racionalidad. Si así sucede, los seres sin
razón o con su racionalidad afectada o limitada no serían sujetos morales. En
consecuencia hay quienes postulan que la condición humana es el requisito único
para ser sujeto moral, o bien, los sentimientos morales son la causa de este tipo de
subjetividad, pudiéndose predicar de criaturas no humanas. La universalidad de la
subjetividad moral no está clara. Se predica a veces de todos los seres humanos,
se puede restringir a una parte o bien se puede ampliar seres no humanos. Todo
depende de cómo entendamos y definamos a este concepto. Lo cierto, es que al
parecer, lo que caracteriza al sujeto moral es una capacidad de autonomía (racional
o no) que le permite tomar decisiones morales.

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CARACTERISTICAS DEL SUJETO MORAL

Los seres humanos poseen determinados rasgos de comportamiento que lo definen


como un sujeto moral, con la libertad de decidir sobre sus acciones. Entre esos
rasgos o características están:

a) La conciencia moral: es el conocimiento que posee un ser de sí mismo y de lo


que le rodea. Implica diferentes procesos cognitivos relacionados entre sí. Se aplica
a lo ético, a lo relacionado con el bien y el mal. Para Tomás de Aquino, la conciencia
está enmarcada en la identidad personal. Con esa conciencia adquiere el rango
supremo en el ámbito moral, “el ser humano no puede actuar contra su conciencia”.

b) La libertad: consiste en la capacidad de elegir. Frecuentemente el individuo toma


decisiones que implican riesgos y responsabilidades.

c) La responsabilidad: compensa la libertad. Si se es libre y no se está


condicionado a actuar de una u otra forma, al menos sí se está obligado a hacerse
cargo de los propios actos

d) Inteligencia o sabiduría práctica: la sabiduría es un carácter que se desarrolla


aplicando la inteligencia de sí mismo mediante la experimentación. Con ella, el
agente moral mantiene un debate interno para formularse los problemas,
oportunidades, orientaciones y razones de sus obras.

e) Dignidad: se asocia al respeto que toda persona tiene por el hecho ser un sujeto
y no un objeto. Cada persona tiene el mismo valor.

9. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Ediciones Akal.

18
Foulcault, M (1996) The History of Sexuality Volume 1: An introduction. New York,
USA. Editorial: Vintage Books.

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1989-7022.Vol. 9.

Prieto, F., (2012) Sabiduría Práctica: en la intención de una vida buena con y para
otros. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, Colombia. N°158. Vol LIV.

Rodriguez, A., (2004) Ética General, 5ta edición. Navarra, España. Editorial: EUNSA.

Sampson, A., (1998) Revista Colombiana de Psicología. ISSN-e 0121-5469. Vol. 7,


Nº. 1.

Thiel, U., (2011) The Early Modern Subject: Self-Consciousness and Personal
Identity from Descartes to Hume. New York, USA. Editorial: Oxford University Press
[1] Pedro ChávezCalderón, Ética, Publicaciones Cultural, México, 1998, p. 27. <
[2] Ibíd., p. 31

Barón de Holbach (1812): La moral universal o los deberes del hombre fundados en
su naturaleza (1: Teoría de la moral).

Weiten, Wayne (2008): Psicología: temas y variaciones (pág. 447). México: Edamsa
2008.

Saltar a:a b Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat. España, 1906-1914.

Wilson, Edward O. (1980). Sociobiología. La nueva síntesis. Omega, Barcelona.

Wilson, Edward O. (1999). Consilience. La unidad de conocimiento. Barcelona:


Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores.

Kant, Immanuel: Fundamentación de la metafísica de las costumbres. ISBN


9788430943296.

19
Fernández de Córdova, Pilar (2006): Treinta lecciones de iniciación filosófica (pág.
341). Universidad de La Sabana, 2006
https://www.lifeder.com/sujeto-moral/ (consultado el 29 de enero de 2019).
https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/146/183 (consultad
o el 29 de enero de 2019).
https://www.oei.es/historico/valores2/catedra_andina/modulo4/thieb.htm (consultad
o el 29 de enero de 2019).

10. PREGUNTAS

¿Qué quiere decir la palabra Moralidad?

¿Qué es actuar con la Moralidad?

¿Cuál es la conducta moral?

¿Qué es moral y un ejemplo?

¿Cuál es la buena vida?

¿Qué es la conciencia moral y porque es propia de la naturaleza humana?

11. CONTENIDOS CONCEPTUALES

ETICIDAD.- La eticidad es la conducta de un individuo regido por los valores,


normas sociales y normas morales de una determinada sociedad. La eticidad
enseña los valores humanos aceptados por un grupo. La eticidad es compuesta por
la dimensión social, porque funciona para una sociedad, y por la dimensión moral,
donde la moralidad del individuo es el que construye las normas morales.

PERJUICIO.- Perjuicio indica un deterioro o detrimento de un bien, una


ganancia o una reputación.

MORAL.- Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de


una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar. ... Según
otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se adquiere sobre
lo más alto y noble, y que una persona respeta en su conducta.
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LA AXIOLOGIA.- Es la rama de la filosofía que tiene como objeto de estudio los
valores y los juicios de valor.
La axiología se aplica también a otros ámbitos como el Derecho y la Pedagogía, en
el que aparecen temas de carácter axiológico. En ocasiones se utilizan los
términos Filosofía de los valores y Teoría de los valores.
Esta palabra procede del francés axiologie, formada con los términos
griegos ἄξιος ('digno', 'valioso', 'con valor') y λόγος (logos, que en este caso se
puede traducir como 'estudio', 'teoría', 'tratado').

LA NORMA.- Es la regla o un conjunto de estas, una ley, una pauta o un principio


que se impone, se adopta y se debe seguir para realizar correctamente una acción
o también para guiar, dirigir o ajustar la conducta o el comportamiento de los
individuos.
En relación a su significado, se establece que el término norma proviene del latín y
significa “escuadra”, lo cual es un instrumento con un ángulo recto (en forma de
escuadra) que se utiliza para ajustar algunos materiales, como maderas, piedras,
etc.

PERSONA MORAL.- Como persona moral o jurídica se designa a, toda aquella


entidad de existencia jurídica, que está constituida por grupos u
organizaciones de personas, y que es reconocida como instancia unitaria con
capacidad para ejercer derechos y contraer obligaciones.

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