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Introducción
Con frecuencia se tiende a confundir los términos equidad con igualdad,
constantemente se utilizan como si tuvieran el mismo concepto, sin embargo, igualdad
es dar el mismo trato sin importar sus diferencias, llámense biológicas, económicas,
políticas, religiosas, entre otras; mientras que equidad, parte del hecho que existen
diferencias, muchas de ellas por su naturaleza, donde cada uno obtenga el tratamiento
y acceso a derechos que le corresponden, permitiendo que haya justicia (Varios, 2014).
La mujer por ser la que tiene la capacidad de dar a luz ha sido limitada a los trabajos de
la casa, de una forma no remunerada, ni valorada, se ha considerado como un ser no
pensante; sin embargo, en el siglo XVII y XVIII se empezó a considerar a las mujeres
como ciudadanas que hacían parte de una sociedad, lo cual les dio derecho a formar
parte del gobierno, a este proceso se le dio el nombre de feminismo.
Desde el ámbito laboral también han habido una división sexual, lo cual ha permitido
que haya una opresión a la mujer, a la cual como se mencionó anteriormente se le ha
atribuido la obligación de los oficios de la casa, sin necesidad de remuneración alguna,
y los hombres que realicen estas labores se les atribuyen adjetivos que no vienen al
caso mencionar.
El feminismo fue cambiando con el fin de llegar a esa igualdad entre hombres y
mujeres, modificando la perspectiva de género y su importancia en la sociedad,
teniendo en cuenta que cuando se habla de género no solo se refiere a la mujer, sino
de la identidad femenina y masculina, buscando alcanzar igualdad de oportunidades,
respetando la diferencias en ambos sexos, es decir la equidad.
Pero aun cuando la proporción de mujeres en el ámbito laboral han aumentado, sigue
siendo distante de los porcentajes masculinos. Además, su participación laboral se
caracteriza por concentrarse en el sector informal, el desempleo y subempleo,
segregación ocupacional y una notable discriminación salarial que se ven presentes
hasta el momento. Pese a que aún existen varios obstáculos que impiden el acceso al
trabajo de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres, éstas perciben que
al incorporarse al mundo laboral ganan en términos de valoración personal,
independencia y autonomía.
Si bien, la educación y formación profesional que conlleva cada ser humano son claves
para conseguir un empleo, muchas mujeres siguen desempleadas pese a su alto nivel
educativo que son exigencias implementadas en muchas empresas, por ende se ve
reflejado la poca experiencia e información en su campo laboral para desempeñar
varias tareas que se puedan necesitar en las industrias así mismo negando la
oportunidad de crecimiento laboral. Cabe resaltar que una actitud de conocimiento
favorece mucho para obtener una buena elaboración de información, teniendo las
capacidades de atención, interpretación y un buen análisis de lo incongruente,
haciéndolas capaz de tener una posición firme y clara en un puesto de trabajo.
Conclusiones
Sin duda alguna la Equidad de género en el ámbito laboral ha tenido fuertes cambios
durante la historia, en términos de valoración personal, independencia y autonomía,
gracias a la incansable lucha presentada por los diferentes movimientos feministas, se
ha logrado que la mujer sea tenida en cuenta para ocupaciones en áreas administrativas,
lo cual sería diferente a las realizadas anteriormente como lo es el servicio doméstico,
sin embargo se tiene aspectos a mejorar como lo es la compensación salarial.
Es importante tener en cuenta que esto no sería posible solo con la lucha de los grupos
feministas, ha sido necesario a su vez empoderar a la mujer para cambiar esas actitudes
de sumisión que conlleva a ser discriminadas por diferentes factores: edad, raza, estrato
e incluso capacidad física, para que se capacite y acceda a una educación superior, para
que participe de la democracia y su voz sea tenida escuchada.
Esto no quiere decir que esta lucha ha concluido, es necesario seguir generando una
cultura de conciencia y continuar hasta que se dé cumplimiento a la normatividad que
apoya estos procesos de cambio,como el Ministerio de trabajo, con el fin de lograr que
cada persona sin importar su sexo y/o naturaleza sea tratada y respetada conforme a sus
derechos y deberes.
Referencias
Rico, Nieves. (1996). Formación de los recursos humanos femeninos: prioridad del
crecimiento y de la equidad. Consultora de la Unidad Mujer y Desarrollo de la CEPAL.
Recuperado de
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5854/1/S9600672_es.pdf