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FFPP

CAPITULO 1

 La hacienda pública, que también se denomina economía del sector público o


economía pública, se centra en las actividades públicas de imposición y gasto y en su
influencia sobre la asignación de recursos y la distribución de la renta.
 Los hacendistas analizan las políticas reales y elaboran criterios para orientar las
actividades públicas. En este último aspecto, los economistas se ven influidos por sus
concepciones acerca del papel que debe tener el Estado en la sociedad.
 Desde un punto de vista orgánico de la sociedad, las personas solo se valoran en la
medida en que contribuyen al logro de los objetivos sociales. Dichos objetivos son
fijados por el Estado.
 Desde un punto de vista mecanicista de la sociedad, el Estado es un dispositivo
diseñado para atender y desarrollar los objetivos individuales. No está claro, sin
embargo, que el Estado sea capaz de conciliar objetivos individuales a veces
contradictorios.
 Las decisiones individuales son la base de una buena parte de la teoría económica, lo
cual es consistente con la perspectiva mecanicista de la sociedad adoptada en este
libro. No obstante, tal planteamiento no resuelve la controversia existente sobre el
papel que el Estado debería desempeñar en la economía.
 El marco legal de la actividad económica federal y estatal se encuentra recogido en la
Constitución.
 El gobierno federal puede realizar todas las actividades de gasto que desee, así como
utilizar el endeudamiento y los impuestos para financiarlas. Sin embargo, no puede
discriminar entre los estados en materia de tipos impositivos ni gravar las
exportaciones de los estados. La 16.ª Enmienda otorga al gobierno federal la potestad
de gravar las rentas personales.
CAPITULO 2

Observemos en primer lugar que el impuesto sobre las rentas del trabajo reduce el
precio efectivo del ocio. Antes del establecimiento del impuesto, el consumo de una hora de
ocio suponía para Rogers un coste de 10 dólares. Una vez establecido aquel, el salario neto de
Rogers es menor, y una hora de ocio solo le cuesta 8 dólares. Dado que el ocio se ha
abaratado, tenderá a consumirlo más (a trabajar menos). Esta primera consecuencia recibe el
nombre de efecto sustitución.

El establecimiento del impuesto da lugar a un segundo efecto simultáneo.


Supongamos que Rogers trabaja un cierto número de horas con independencia de todas las
posibles modificaciones que pueda experimentar su salario neto. Después del impuesto,
Rogers tan solo recibe 8 dólares por cada una de esas horas, mientras que antes recibía 10. En
términos reales, Rogers ha sufrido una merma en sus ingresos. En la medida en que el ocio es
un bien superior2 (su consumo aumenta al incrementarse la renta, y viceversa), dicha pérdida
de renta conduce a un menor consumo de ocio. Pero menos ocio significa más trabajo. Es
decir, en la medida en que el impuesto sobre la renta hace que Rogers sea más pobre, le
incentiva a dedicar más tiempo al trabajo. Este fenómeno se conoce como efecto renta. Así
pues, el impuesto produce dos efectos simultáneos: induce a una sustitución en favor de la
actividad más barata (el ocio) y reduce la renta real. Dado que los efectos sustitución y renta
funcionan en direcciones opuestas, la mera especulación teórica no permite determinar cómo
influye sobre la oferta de trabajo el establecimiento de un impuesto sobre la renta.
Consideremos las dos afirmaciones siguientes:

1. “Con unos impuestos tan altos como estos, no me merece la pena trabajar tanto como
solía”.

2. “Con unos impuestos tan altos como estos, debo trabajar más para poder mantener mi
anterior nivel de vida”.

Para la persona que hace la primera afirmación, el efecto sustitución prevalece sobre el efecto
renta, mientras que para quien sostiene la segunda predomina el efecto renta.

 Debido a que, por lo general, los economistas no pueden someter la realidad


económica a experimentos cuidadosamente controlados, resulta difícil determinar los
efectos de la política económica
 La teoría económica ayuda a especificar los factores que pueden influir en un
determinado comportamiento, pero, por lo general, es incapaz por sí sola de
establecer la importancia de cada uno de ellos.
 La investigación empírica trata de medir tanto el sentido como la magnitud de los
efectos de los cambios en las políticas públicas sobre el comportamiento económico.
Las modalidades más comunes de estudios empíricos son las encuestas, los
experimentos sociales y de laboratorio y el análisis econométrico.
 Los estudios basados en encuestas consisten en preguntar directamente a las personas
cómo influyen en su comportamiento las diferentes políticas. Sin embargo, es posible
que, en la práctica, la gente no reaccionan ante esas políticas del modo en que dice
hacerlo.
 v Los experimentos sociales someten a un grupo de personas a una medida política
determinada y comparan su comportamiento con el de un grupo de control. Pueden
surgir problemas debido a que el propio experimento afecte al comportamiento de las
personas, a la dificultad de obtener una muestra aleatoria y al elevado coste que
tienen los experimentos sociales.
 Los experimentos de laboratorio se utilizan para estudiar ciertos tipos de decisiones
económicas.
 La econometría es el análisis estadístico de los datos económicos. En la econometría,
los efectos de diversas políticas económicas se infieren a partir del comportamiento
observado de los sujetos.
 El análisis de regresión múltiple se emplea para escoger los “mejores” parámetros para
un modelo econométrico. Conocer dichos parámetros permite predecir los efectos de
los cambios de política económica.
 La econometría entraña ciertos riesgos. Es posible obtener resultados engañosos en
caso de que se combinen datos correspondientes a grupos muy dispares, se omitan
variables relevantes, se adopte un modelo matemático equivocado, las variables sean
medidas de forma incorrecta o exista causalidad simultánea entre las variables.

CAPITULO 3

Una asignación como la del punto p, en la que no es posible mejorar la situación de


una persona sin que empeore la de otra, se denomina eficiente en el sentido de Pareto. La
eficiencia en el sentido de Pareto se utiliza a menudo para evaluar la deseabilidad de una
asignación de recursos. Si la asignación no es eficiente en el sentido de Pareto, es
“despilfarradora”, ya que es posible mejorar la situación de alguien sin perjudicar a nadie.
Cuando los economistas utilizan el término eficiente, están pensando normalmente en la idea
de eficiencia paretiana.

Un concepto relacionado es el de mejora en el sentido de Pareto, esto es, una


reasignación de recursos que implica un aumento del bienestar de una persona y que no lleva
aparejada la reducción del bienestar de ninguna otra. En el Gráfico 3.3, el desplazamiento
desde g hasta h supone una mejora en el sentido de Pareto, lo mismo que el movimiento
desde h hasta p.
El lugar geométrico de todos los puntos eficientes en el sentido de Pareto recibe el nombre de
curva de contrato. En términos matemáticos, esto significa que las curvas de indiferencia han
de ser tangentes, es decir, que las pendientes de las dos curvas de indiferencia deben ser
iguales en ese punto. En términos económicos, el valor absoluto de la pendiente de la curva de
indiferencia indica la tasa a la que una persona está dispuesta a intercambiar una unidad de un
bien por una cantidad adicional del otro, lo que se denomina relación marginal de sustitución
(RMS). Por tanto, la eficiencia de Pareto requiere que las relaciones marginales de sustitución
sean iguales para todos los consumidores:

RMS Adánhm = RMS Eva hm


𝐴𝑑𝑎𝑛
Donde 𝑅𝑀𝑆ℎ𝑚 es la relación marginal de sustitución de hojas de parra por manzanas de
𝐸𝑣𝑎
Adán, y 𝑅𝑀𝑆ℎ𝑚 la de Eva.

La curva de posibilidades de producción. Consideremos ahora lo que ocurriría si los factores


productivos pudieran reasignarse entre la producción de manzanas y hojas de parra, de modo
que fuera posible alterar las cantidades producidas de cada uno de los dos bienes. Suponiendo
que los factores productivos se emplean eficientemente, si se producen más manzanas la
producción de hojas de parra deberá reducirse, y viceversa. La curva de posibilidades de
producción indica la cantidad máxima de hojas de parra que puede producirse dada una
cantidad cualquiera de manzanas.

Resulta útil expresar la relación marginal de transformación en términos de coste marginal


(CMg), es decir, del coste añadido de producir una unidad más. Para hacerlo, recuérdese que la
sociedad puede aumentar la cantidad de manzanas en xz solo si renuncia a wy hojas de parra.
De este modo, la distancia wy representa el coste marginal de producir manzanas, al que
denominamos CMgm. Del mismo modo, la distancia xz representa el coste marginal de
producir hojas de parra, CMgh. Por definición, el valor absoluto de la pendiente de la curva de
posibilidades de producción es el cociente entre la distancia wy y xz, o CMgm/CMgh. Pero,
también por definición, la pendiente de la curva de posibilidades de producción es la relación
marginal de transformación. Por tanto:

𝐶𝑀𝐺 ℎ
= RTM hm
𝐶𝑀𝐺 𝑚

 La economía del bienestar estudia la deseabilidad de situaciones económicas


alternativas.
 Una asignación eficiente en el sentido de Pareto tiene lugar cuando no se puede
mejorar la situación de ninguna persona sin empeorar la de alguna otra. Una condición
necesaria de la eficiencia de Pareto es que la relación marginal de sustitución entre
dos bienes correspondiente a cada persona debe ser igual a la relación marginal de
transformación. La eficiencia de Pareto es el criterio de referencia de los economistas
para juzgar el funcionamiento eficiente de la economía.
 El Primer Teorema Fundamental de la Economía del Bienestar establece que, si se
cumplen ciertas condiciones, el funcionamiento de los mercados competitivos
conduce a resultados eficientes en el sentido de Pareto.
 A pesar de su atractivo, no es evidente que la eficiencia paretiana pueda defenderse
como una norma ética. La sociedad puede preferir una asignación ineficiente
basándose en razones de equidad, de justicia, o en cualquier otro criterio. Esto
proporciona una posible justificación de la intervención pública en la economía.
 Una función de bienestar social resume las preferencias sociales en relación con la
utilidad de cada uno de sus componentes. Puede utilizarse para encontrar la
asignación de recursos que hace máximo el bienestar social.
 El Segundo Teorema Fundamental de la Economía del Bienestar afirma que la sociedad
puede alcanzar cualquier asignación de recursos óptima en el sentido de Pareto si
realiza una distribución adecuada de las dotaciones iniciales de recursos y permite,
luego, que las personas lleven a cabo intercambios libres en el mercado.
 Una segunda justificación de la actividad del sector público es el fallo del mercado, que
puede surgir por la presencia de poder de mercado o cuando no existan los mercados.
 El hecho de que el mercado no asigne los recursos perfectamente no significa
necesariamente que el Estado pueda hacerlo mejor. Cada caso debe evaluarse por sus
propios méritos.
 La economía del bienestar se sustenta en una filosofía social individualista. No presta
mucha atención a los procesos empleados para lograr los resultados. Por todo ello,
aunque proporciona un entramado teórico coherente y útil para analizar la política, la
economía del bienestar no es aceptada de manera incontrovertida.
Capitulo 5

Cuando la actividad de un agente (una persona o una empresa) influye directamente sobre el
bienestar de otro de un modo que no aparece reflejado en los precios del mercado, el efecto
recibe el nombre de externalidad (porque el comportamiento del agente afecta directamente
al bienestar de otro agente que es “externo” a aquel). A diferencia de lo que ocurre con los
efectos que se transmiten a través de los precios, las externalidades influyen de manera
negativa en la eficiencia económica.

 Se produce una externalidad cuando la actividad que realiza una persona afecta a otra,
al margen del mecanismo del mercado. El origen de las externalidades tiene que ver,
normalmente, con la ausencia de unos derechos de propiedad bien definidos.
 Las externalidades pueden provocar que el precio de mercado no refleje el coste
social, dando lugar a una asignación ineficiente de los recursos.
 El teorema de Coase señala que las partes pueden negociar el nivel eficiente de
producción si los derechos de propiedad se encuentran bien definidos. Para que esto
ocurra, sin embargo, es necesario que los costes de negociación sean bajos y que el
origen de la externalidad sea fácilmente identificable.
 Un impuesto pigouviano es un impuesto que recae sobre la producción de los agentes
que contaminan en una cuantía igual al daño social marginal correspondiente al nivel
eficiente de output. El impuesto proporciona un incentivo para que se sitúen en el
nivel de producción que resulta eficiente.
 Una subvención por disminuir la producción puede llevar a que quienes contaminan
produzcan cantidades eficientes. Sin embargo, las subvenciones pueden también dar
lugar a una producción excesiva, son de difícil administración y no son demasiado
atractivas desde el punto de vista ético.
 Los derechos de contaminación pueden ser negociados en un mercado. Este
procedimiento permite fijar el nivel total de contaminación, lo que representa una
ventaja en aquellas situaciones en las que la Administración no conoce con certeza
cuál sería la reacción de los agentes contaminantes si se establece un impuesto
pigouviano.
 La regulación resulta probablemente ineficiente porque el valor social de eliminar la
contaminación varía en función de las empresas, las localidades y las poblaciones. Sin
embargo, esta es la forma más habitual de política medioambiental (lo que constituye
una fuente de consternación para los economistas). Un ejemplo paradigmático es la
Clean Air Act vigente en los Estados Unidos.
 Las externalidades positivas conducen, generalmente, a la infra provisión de una
actividad. Una subvención puede corregir el problema, pero hay que tener cuidado
para evitar subvenciones innecesarias.
Capitulo 4 Bienes públicos

La defensa nacional es un ejemplo de bien público puro, que se define por las dos
características siguientes:

1. Su consumo no presenta problemas de rivalidad: una vez suministrado, el hecho de


que otra persona lo consuma tiene un coste adicional de recursos igual a cero.
2. No es posible la exclusión: Impedir que lo consuma otra persona es imposible o muy
caro.

Por el contrario, en el consumo de un bien privado como la pizza hay rivalidad, y es posible la
exclusión. Merece la pena destacar algunas implicaciones de nuestra definición.

Aunque todo el mundo consuma la misma cantidad del bien, este consumo no tiene por qué ser
valorado del mismo modo por todos.

Un bien público puro encaja perfectamente en la definición. En el consumo de un bien público


impuro hay rivalidad o posibilidad de exclusión en alguna medida. No hay muchos ejemplos de
bienes públicos verdaderamente puros.

No necesariamente los bienes privados son provistos solo por el sector privado

Hay muchos bienes privados provistos públicamente: bienes de consumo rival y de posible
exclusión que provee el sector público. Los servicios sanitarios y de vivienda son dos ejemplos
de bienes privados que en ocasiones son provistos públicamente. Resumiendo, los apelativos
privado y público no indican por sí mismos qué sector se encarga de proveer el bien.

La provisión pública de un bien no implica necesariamente que éste sea además producido por
el sector público.

Consideremos el servicio de recogida de basuras. Algunos ayuntamientos producen este


servicio por sí mismos: compran camiones, contratan trabajadores y organizan el horario. En
otras comunidades, el Gobierno local renuncia a organizar la producción y contrata a una
empresa privada para que preste el servicio.
Supongamos que queremos obtener la curva de demanda del mercado de hojas de parra. Para
ello simplemente sumamos el número de hojas de parra que demanda cada persona a cada
uno de los precios. En general, para encontrar la demanda del mercado, dado un precio, es
preciso sumar la distancia horizontal existente a ese precio entre cada una de las curvas de
demanda privadas y el eje vertical. Este proceso se denomina suma horizontal.

El Gráfico 4.2 reproduce la información de los Gráficos 4.1. En el Gráfico 4.2C se superpone la
curva de oferta del mercado (denominada Oh) a la curva de demanda del mercado Dh(A+E).

El equilibrio en el mercado se encuentra donde la oferta y la demanda son iguales, y ello


ocurre a un precio de 4 dólares en el Gráfico 4.2C. A este precio, Adán consume una hoja de
parra y media y Eva consume tres.

Nótese que no hay ninguna razón para esperar que los niveles de consumo de Adán y de Eva
sean iguales. Debido a las diferencias en sus gustos, en sus rentas y en otras características,
Adán y Eva demandan diferentes cantidades de hojas de parra. Esto es posible porque las
hojas de parra son bienes privados.
Supongamos que tanto a Adán como a Eva les gustan los espectáculos de fuegos artificiales.
Supongamos que el espectáculo habitual consiste en lanzar 19 cohetes y que puede ampliarse
a un coste de 5 dólares por cohete, que Adán estaría dispuesto a pagar 6 dólares por un
cohete adicional y que Eva estaría dispuesta a pagar 4 dólares. Como el coste marginal es solo
de 5 dólares, merece la pena adquirir el vigésimo cohete. En general, si la suma de lo que cada
persona está dispuesta a pagar por una unidad adicional de bien público es mayor que su coste
marginal, resulta eficiente adquirir dicha unidad; y no en el caso contrario. En consecuencia, la
eficiencia requiere que la provisión de un bien público se eleve hasta el punto en que la suma
de las valoraciones marginales de cada persona respecto a la última unidad sea exactamente
igual al coste marginal.

En el caso de un bien público, pues, la disposición al pago del grupo se determina a través de la
suma vertical de las curvas de demanda individuales.

Nótese la simetría que se produce entre bienes privados y públicos. En el caso de un bien
privado, todo el mundo tiene la misma RMS, pero las personas pueden consumir diferentes
cantidades. Por esta razón, la demanda se calcula sumando horizontalmente las distintas
cantidades. Cuando se trata de bienes públicos, todo el mundo consume la misma cantidad,
pero las personas pueden tener diferentes RMS, por lo que es preciso sumar verticalmente
para obtener la disposición al pago del grupo. Dicho de otro modo, en el caso de los bienes
privados, todos perciben el mismo precio y cada persona decide la cantidad que desea. En el
caso de los bienes públicos, todos perciben la misma cantidad, y cada persona decide el
precio que está dispuesta a pagar.

Sin embargo, en el caso de un bien público de imposible exclusión, una persona puede tener
incentivos para ocultar sus verdaderas preferencias. Adán puede aducir falsamente que tales
espectáculos no significan nada para él y, si consigue que Eva pague toda la factura, disfrutará
igualmente del espectáculo y además dispondrá de más dinero para gastar en manzanas y en
hojas de parra. Una persona que deja que otras paguen al tiempo que disfruta de los
beneficios se conoce como free rider o usuario que no paga

¿Existe alguna solución? Supongamos que se cumplen las dos condiciones siguientes: (1) la
empresa conoce la curva de demanda de cada persona en relación con el bien público, y (2) es
difícil o imposible transferir el bien de una persona a otra. Bajo estas dos condiciones la
empresa, podría cobrar a cada persona un precio diferente según su disposición a pagar, un
procedimiento que se conoce como discriminación perfecta de precios. Las personas que
dieran a los fuegos artificiales un valor de tan solo un céntimo pagarían exactamente esa
cantidad y no quedarían excluidos. Por tanto, cualquiera que asignase un valor positivo al
espectáculo asistiría y el resultado sería eficiente. Por otro lado, como aquellas personas que
dieran gran valor al espectáculo pagarían un precio alto, la empresa podría mantenerse en el
negocio.

La discriminación perfecta de precios podría ser la solución si no fuera porque la primera


condición exige conocer las preferencias de todas las personas. Pero si las curvas de demanda
individuales fueran conocidas, la fijación del nivel óptimo de provisión no constituiría un
problema a priori. Podemos concluir, pues, que, incluso si la exclusión del bien público fuera
posible, la provisión privada probablemente plantearía problemas de eficiencia.
En numerosos países se discute en la actualidad sobre las virtudes de privatizar funciones
públicas. La privatización significa el traspaso al sector privado de la provisión y/o la
producción de servicios que son suministrados por el Estado. En esta sección discutiremos,
primero, algunas cuestiones relacionadas con la provisión y, después, abordaremos el tema de
la producción.

¿Cuál es la mejor combinación entre provisión pública y provisión privada? Para aproximarnos
a esta cuestión, piénsese en los bienes suministrados pública y privadamente como inputs de
la producción de algún bien que la gente desea. Maestros, aulas, libros de texto y profesores
particulares pueden considerarse insumos de la producción de un bien que podríamos
denominar calidad educativa. Supongamos que lo que a la postre le importa a la gente es el
nivel de producto (la calidad de la educación), y no los inputs concretos utilizados para
producirlo. ¿Qué criterios deben emplearse para elegir la cantidad de cada uno de los inputs?
Se pueden considerar:

Salarios y coste de producción relativos. Si los sectores público y privado pagan precios
diferentes por el factor trabajo y los materiales de producción, entonces el sector menos caro
es preferible en términos de eficiencia, caeteris paribus. Por ejemplo, los costes de producción
de las escuelas públicas pueden superar a los de las escuelas privadas si el profesorado de los
centros públicos está sindicado, y el de sus homólogos en el sector privado no lo está.

Costes administrativos. En el caso de la provisión pública, cualquier coste fijo administrativo


puede hacerse recaer sobre un número elevado de personas. En lugar de que cada ciudadano
invierta tiempo en la negociación de un acuerdo para la recogida de basuras, se encarga de
ello una única institución en representación de todos. Cuanto más grande sea la comunidad,
mayor será la ventaja de poder distribuir estos costes. De forma similar, un sistema educativo
público que ofrece la misma educación en todas las escuelas puede ahorrar a los padres el
tiempo y el esfuerzo necesarios para determinar cuáles son los mejores centros.

Diversidad de preferencias. Las familias con hijos y sin hijos tienen opiniones muy diferentes
sobre la deseabilidad de una educación de alta calidad. La gente que tiene joyas en su casa es
posible que valore la protección de la propiedad más que quienes no las tienen. En la medida
en que tal diversidad exista, la provisión privada será más eficiente porque las personas
podrán ajustar su consumo según sus propias preferencias. Por supuesto, los beneficios que se
obtienen al permitir la diversidad deben compararse con el posible incremento de los costes
administrativos.

Aspectos distributivos. Las concepciones sociales de justicia pueden exigir que todas las
personas dispongan de determinados bienes y servicios, una idea que en ocasiones se
denomina equidad categórica. La equidad categórica puede ayudar a explicar la extensión
generalizada de la provisión pública de educación: la sociedad opina que todo el mundo debe
tener acceso al menos a un nivel mínimo de enseñanza. Este argumento también está presente
en el debate actual sobre la sanidad.
El uso del adjetivo público para denominar a los bienes en cuyo consumo no hay rivalidad y
que son de imposible exclusión parece que prejuzga la cuestión de si deben ser provistos por el
sector público. De hecho, hemos mostrado que es poco probable que los mercados privados
generen bienes públicos puros en cantidades eficientes en el sentido de Pareto. Debe tomarse
alguna decisión colectiva sobre la cantidad que ha de proveerse. Nuestra discusión sobre la
educación ha servido para ilustrar que, a diferencia de lo que sucede con un bien público puro
como la defensa nacional, algunas veces puede haber sustitutivos privados de bienes provistos
públicamente. Sin embargo, también aquí se requiere la decisión de la comunidad, en este
caso para decidir en qué grado se utilizará la provisión pública. Por tanto, el tema de los bienes
públicos y la cuestión de las decisiones públicas están conectados.

 Es poco probable que los mecanismos de mercado provean eficientemente los bienes
en cuyo consumo no existe rivalidad, incluso si resulta posible la exclusión.
 Algunas experiencias observadas y ciertos estudios de laboratorio indican que las
personas no explotan totalmente las posibilidades que tienen de aprovecharse de los
demás. A pesar de ello, en algunos casos el problema del usuario que no paga puede
ser significativo.
 Los bienes públicos pueden proveerse privadamente, y los bienes privados pueden ser
provistos públicamente.
 Incluso cuando se decide que la provisión de un bien debe ser pública, ha de optarse
entre la producción pública y la privada. La estructura del mercado es un elemento
clave para determinar si será más eficiente la producción pública o la privada. Otro
factor importante es la mayor o menor facilidad para establecer contratos completos
con los suministradores privados.
 A pesar de que la educación se provee normalmente por el sector público, no está
claro que se trate de un bien público. Lo cierto es que la investigación estadística
sugiere que existe una escasa relación entre el gasto y los resultados educativos.
 Aunque los incrementos de carácter general en el gasto educativo para que se reduzca
el tamaño de los grupos no parecen ser capaces de mejorar los resultados que se
alcanzan, algunos programas de gasto bien orientados parecen resultar bastante
efectivos. En particular, las medidas de intervención temprana bien diseñadas parecen
conseguir que se eleven los resultados académicos y las ganancias futuras.
 Hay economistas que consideran que las escuelas públicas mejorarían si estuviesen
expuestas a la competencia. Una propuesta en ese sentido es la del cheque escolar,
que dirige el apoyo financiero hacia las familias de los estudiantes, y no directamente a
los centros educativos. Los cheques podrían canjearse en cualquier centro de
enseñanza acreditado que prefiera la familia.
Capitulo 6:

La teoría económica de la política.

Los modelos de esta teoría presuponen que las personas consideran al sector público como un
instrumento para hacer máximos sus propios intereses. Es importante hacer dos
consideraciones en relación con este supuesto:

 El egoísmo no produce necesariamente resultado ineficientes. Como tuvimos la


oportunidad de estudiar en el Capítulo 3, bajo ciertas condiciones el mercado encauza
los intereses individuales hacia el servicio a un fi n social. La cuestión es determinar
qué mecanismo, si es que existe, desempeña este papel en el “mercado político”.
 Aunque el supuesto de maximización puede no ser totalmente acertado, al igual que
ocurre en otros entornos más convencionales en los que se utiliza nos proporciona un
punto de partida adecuado para el análisis.

Reglas basadas en la unanimidad

Para entender la propuesta de Lindahl, consideremos de nuevo una situación en la que hay dos
personas, Adán y Eva, y un bien público, cohetes para hacer fuegos artificiales (c). Supongamos
que a Adán se le dice que su cuota de participación en el coste de provisión de los cohetes será
del 30 por 100. En tal caso, si el precio de mercado de cada cohete es Pc, el precio unitario de
este bien para Adán es 0,3 Pc. Considerando como dados este precio, los precios de los demás
bienes, sus preferencias y su renta, Adán determinará la cantidad de cohetes que desea
consumir. En términos generales, si denominamos SA a la cuota de participación de Adán en el
coste de provisión de cohetes, cada valor que adopte SA se corresponderá con una cierta
cantidad de cohetes demandada por Adán. A medida que aumente su participación en los
impuestos, haciendo que los cohetes le resulten más caros, su demanda disminuirá.
La similitud existente entre el papel de las participaciones tributarias en el modelo de Lindahl y
los precios en la teoría normal de la demanda es obvia. Sin embargo, existe una diferencia
importante. En este caso no todas las personas se enfrentan al mismo precio, sino que cada
una soporta un precio personalizado por unidad de bien público, el cual depende de su
participación tributaria. A estas participaciones tributarias se las denomina precios Lindahl.

Como método práctico de provisión de bienes públicos, el procedimiento de Lindahl se


enfrenta principalmente a dos problemas. En primer lugar, supone que la gente vota de forma
sincera. Si Adán puede adivinar la cantidad máxima que Eva estaría dispuesta a gastarse en
cohetes antes de decidir que prescinde de ellos, podría intentar forzarla a colocarse en esa
situación. Eva tiene incentivos a comportarse del mismo modo. De esta forma, el
comportamiento estratégico puede impedir que Adán y Eva alcancen el equilibrio de Lindahl.
En segundo lugar, podría llevar mucho tiempo determinar las participaciones tributarias que
permitieran el consenso. En este ejemplo, sólo consideramos dos agentes. En situaciones
reales de mayor importancia, es muy probable que estuvieran implicadas muchas más
personas. Poner a todas de acuerdo conlleva costes muy elevados de toma de decisiones.

Regla de votación mayoritaria

La unanimidad es claramente difícil de conseguir. En consecuencia, puede ser deseable utilizar


sistemas de votación que no requieran la unanimidad. Con una regla de votación mayoritaria,
se requiere que la mitad más uno de quienes votan esté a favor de una medida para que ésta
sea aprobada.

Supongamos que se celebra una elección sobre las opciones A y B. Cosmo votaría a favor de A
mientras que Elaine y George votarían a favor de la opción B. Por tanto, B ganaría por dos
votos frente a uno. De igual forma, si se celebra una elección entre B y C, B ganaría por dos a
uno. El nivel B gana las elecciones frente a cualquier otra alternativa, y por ello es la opción
seleccionada por la regla mayoritaria. Adviértase que la selección de B es independiente del
orden en que se celebren las votaciones. Las reglas de decisión mayoritarias no siempre
proporcionan resultados tan claros. Imaginemos que las preferencias por los distintos niveles
de provisión de misiles son como las que aparecen representadas en el Cuadro 6.2.
Consideremos, de nuevo, toda la serie de votaciones dos a dos para determinar el nivel de
provisión preferido. En la elección entre A y B, A ganaría por dos votos a uno. Si se celebra una
votación entre B y C, B ganaría por dos a uno. Finalmente, en la elección entre A y C, C ganaría
por el mismo margen. Este resultado es desconcertante. La primera elección sugiere que A es
preferido a B; la segunda que B es preferido a C. Las nociones básicas de consistencia sugieren
que A debería ser preferido a C. Pero en la tercera elección sucede justo lo contrario. Aunque
las preferencias de cada uno de los votantes individuales son consistentes, las de la comunidad
no lo son. A este fenómeno se le denomina la paradoja del voto.
Además, cuando se dan las preferencias recogidas en el Cuadro 6.2, el resultado final
dependerá de forma de decisiva del orden en que se realicen las votaciones. Si la primera
elección enfrenta a las propuestas A y B, y la opción vencedora, A, se mide frente a C, entonces
será C la opción ganadora. En cambio, si la primera elección enfrenta a B contra C y la
alternativa ganadora, B, concurre junto a A, será esta última opción la elegida. Bajo tales
circunstancias, la capacidad para controlar el orden de votación —el orden del día— confiere
un gran poder. La manipulación del orden del día es el proceso de organización del orden de
las votaciones para asegurar un resultado favorable. Un problema relacionado con el anterior
es que la votación de las alternativas dos a dos puede continuar indefinidamente sin que se
pueda alcanzar una decisión. Tras la elección entre A y B, A gana. Si C reta a A, C vence. Si B
desafía a C, B gana. Este proceso puede repetirse continuamente dando lugar al fenómeno
denominado ciclicidad.

Diremos que existe un máximo relativo en un punto de la representación de las preferencias


de una persona (lo que gráficamente aparecería como un “pico”) cuando todos los puntos
próximos estén por debajo de él. Una votante tendrá preferencias unimodales o de máximo
único cuando a medida que se aleje de la alternativa que le proporciona más utilidad hacia
cualquiera de las otras su utilidad disminuya de forma continua. Tendrá preferencias
bimodales si a medida que se aleje de su opción más preferida su utilidad desciende, pero,
posteriormente, vuelve a crecer. En este sentido, Cosmo y George presentan un único máximo
relativo, en A y B, respectivamente, y Elaine tiene dos máximos relativos, en A y en C. Dado
que con las preferencias recogidas en el Cuadro 6.1 no se producía la paradoja del voto y que,
en ese caso, todos los votantes tenían preferencias unimodales, se deduce que las preferencias
de Elaine son las que provocan la paradoja del voto. Si Elaine tuviera cualquier conjunto de
preferencias unimodal, la votación mayoritaria llevaría a resultados consistentes. En general,
podemos decir que si las preferencias de todos los votantes son unimodales no se produce la
paradoja del voto.

El teorema del votante mediano.

Retomemos ahora el caso simple en el que todas las alternativas consideradas representan
cuantías mayores o menores de una sola característica. Las personas ordenan sus opciones
basándose en esta característica. Un ejemplo es el de la decisión sobre el nivel de provisión de
un bien público. Definimos al votante mediano como aquel cuyas preferencias se encuentran
en la mediana del conjunto de las preferencias de todos los votantes; la mitad de la gente
desearía una cantidad mayor a la preferida por el votante mediano y la otra mitad una
cantidad menor. El teorema del votante mediano establece que, siempre que todas las
preferencias sean unimodales, el resultado de la votación mayoritaria reflejará las preferencias
del votante mediano (cuando el número de votantes sea par, podría producirse un empate
entre los dos votantes medianos, que debería romperse mediante otros procedimientos).

El intercambio de votos o logrolling

Los mecanismos de intercambio de votos permiten comerciar con dichos votos y, por tanto,
dejar constancia de la intensidad de las preferencias en cada materia. “Los intercambios de
votos (…) resultan esenciales para encontrar una manera de equilibrar intereses en conflicto,
defendidos por representantes que se deben poco o nada entre sí. Los intercambios de votos
son una forma de conseguir lo que la fuerza y la palabra no son capaces de alcanzar”

El Teorema de Imposibilidad de Arrow

1. Permitir la toma de decisiones sean cuales sean las preferencias del electorado. Así, por
ejemplo, el mecanismo no debe derrumbarse si algunas de las personas tienen preferencias
multimodales.

2. Poder ordenar todos los resultados posibles.

3. Responder a las preferencias de la gente. En concreto, si todas las personas prefieren A a B,


entonces la ordenación social resultante también debe preferir la opción A frente a la B.

4. Ser consistente (transitiva), en el sentido que si A es preferida a B y B es preferida a C,


entonces A sea preferida a C.

5. La ordenación social de A y B debe depender exclusivamente de la ordenación que las


personas realicen de las alternativas A y B. Así, por ejemplo, el orden de preferencias colectivo
entre el gasto en defensa y la ayuda exterior no debe depender de la ordenación que se
realicen entre cualquiera de ambas opciones y la investigación de medios para combatir el
SIDA. A esta condición se le suele denominar independencia de alternativas irrelevantes.

6. No admitir la dictadura. Las preferencias sociales no deben reflejar las preferencias de una
única persona
 La teoría económica de la política aplica los principios de la teoría económica al análisis
de los procesos de decisión política.
 Los economistas han estudiado diversos métodos para seleccionar los niveles de
provisión de bienes públicos en una democracia directa: Los precios Lindahl conducen
a una decisión unánime para la provisión de una cantidad eficiente de bienes públicos,
pero dependen de que la revelación de las preferencias sea honesta. La votación
mayoritaria puede llevar a la adopción de decisiones inconsistentes en relación con los
bienes públicos cuando algunas de las personas tienen preferencias no unimodales. El
logrolling permite a los votantes expresar la intensidad de sus preferencias a través del
intercambio de votos. No obstante, la obtención de ganancias por una minoría puede
que se consiga a expensas de unas mayores perdidas globales.
 El Teorema de Imposibilidad de Arrow establece que, en general, es imposible
encontrar una regla de toma de decisiones que satisfaga simultáneamente una serie
de criterios en principio razonables. En consecuencia, las democracias presentan una
tendencia, inherente a las mismas, a la toma de decisiones inconsistentes.
 Para explicar el comportamiento del sector público en una democracia representativa
es necesario estudiar la interacción entre los representantes políticos, los empleados
públicos y los grupos de interés.
 Bajo ciertos supuestos restrictivos, la actuación de los políticos elegidos en las urnas
reproduce las preferencias del votante mediano.
 Los funcionarios ejercen una gran influencia en el desarrollo y puesta en práctica de la
política económica. Una teoría predice que los funcionarios intentarán hacer máximo
el tamaño del presupuesto que administran, lo que da lugar a una oferta excesiva de
los bienes y servicios que producen.
 Los ciudadanos particulares que se comportan como buscadores de rentas forman
grupos para influir en la actividad pública. Estos grupos de interés pueden formarse a
partir de la fuente de renta, el nivel de renta, el sector de actividad, la región o las
características personales de sus miembros.
 El crecimiento de sector público ha sido rápido sea cual sea la medida utilizada. Entre
las explicaciones de este fenómeno se encuentran las siguientes: Simplemente se debe
a que la gente desea un sector público mayor. El sector público debe crecer para
absorber el exceso de producción privada. Acontecimientos imprevisibles (como las
guerras) elevan la dimensión del sector público y la inercia posterior evita el retorno a
los niveles previos. Las expectativas no realistas han hecho que aumenten las
demandas, sin tener en cuenta el coste de oportunidad de los programas de gasto
público. Ciertos grupos utilizan el gobierno para redistribuir la renta a su favor.
 Entre las propuestas realizadas para controlar el crecimiento del sector público se
incluyen el fomento de la competencia con el sector privado, la reforma del proceso
presupuestario y las enmiendas constitucionales para introducir límites al gasto y al
déficit.

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