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Hernán E.

Morlino 39064768 Com: martes 21-23 Tomás Guzmán

Parcial Domiciliario Argentina I

1- La ofensiva del Litoral sobre Buenos Aires, que dio comienzo con la victoria de
los primeros en la batalla de cepeda, causó el desplome del ya impopular régimen directorial,
arrastrando consigo una crisis político-institucional que obligaría a los porteños a reorganizar
el entramado institucional de la Provincia ahora autónoma. La profunda crisis en la que se
sumió Buenos Aires fue provocada además por la suma de las desconfianzas populares, que
veían en la elite política un agente restaurador de las antiguas jerarquías, y la Elite, que se
vio apabullada económicamente por los esfuerzos bélicos revolucionarios.1 La trasferencia
de la soberanía al pueblo que se había iniciado la experiencia revolucionaria acarreó
profundas contradicciones, que empujadas por los acontecimientos dieron forma a una
ruptura de la legitimidad del orden posrevolucionario, surgiendo así la imperiosa necesidad
de reforma.2 En octubre del 20 el partido directorial, declarándose victorioso con la
designación de Martín Rodríguez como gobernador, estará a cargo de quien pueda
aprovechar la catástrofe para confeccionar un nuevo régimen institucional que ponga fin a
las tensiones subyacentes.3 Nuestro objetivo será analizar las tensiones previas y las rupturas
estructurales del “fatídico año 20”, para luego analizar la características del nuevo orden
político centrándonos en su forma de construir legitimidad: la democracia directa, masculina
y universal.

Ya en los momentos previos a la invasión santafecino-entrerriana el régimen


directorial había fracasado. Su tentativa por proseguir la guerra hasta la victoria y a la vez
proteger los intereses inmediatos de la elite se convirtió imposible. El infructuoso intento por
establecer el orden económico y social en medio de la guerra, incitó al directorio a volver
implementar las requisas forzosas de provisiones. Las antiguas soluciones ya no eran válidas
en un contexto marcado por la militarización y la retroversión de la soberanía, que avivaba
la inestabilidad política imperante producto del peso de las masas y su capacidad coactiva.4
A su vez, el directorio, en su tarea centralizadora, se propuso extender su influencia sobre el

1
Halperín Donghi, T., Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina criolla, Buenos
Aires, Siglo XXI, 1972. Segunda parte: Capítulo IV: “La disolución del orden revolucionario”, Págs. 338-339
2
Ternavasio, M., "Hacia un régimen de unanimidad. Política y elecciones en Buenos Aires, 1828-1850”, en H.
Sábato (comp), Ciudadanía política y formación de las naciones, FCE, México, 1999, Pág. 120
3
Halperín Donghi, Op. Cit., Págs. 340-341
4
Halperín Donghi, Op. Cit., Págs. 342-343

1
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hinterland agrario bonaerense, que no integraba una unidad administrativa ni integraba


completamente la jurisdicción del Cabildo bonaerense. Con este fin, implanto un régimen de
comandancias militares que a través de la militarización de los gobiernos locales, que
permitió a la ciudad ejercer un cierto control sobre el campo.5 Sin embargo, las comandancias
serán tan inestables como el mismo directorio, su autoridad se sustentaba en el
consentimiento de los pueblos, por ende la implantación a dedo de una autoridad extraña al
contexto local contradecía el principio sobre el que se legitimaba.6 En suma, el despliegue de
poder llevado adelante durante la etapa directorial había puesto el jaque su base de
sustentación, utilizando estrategias que no se ajustaban a los requerimientos de una sociedad
que había atravesado una revolución que había planteado nuevas bases para la soberanía ,pero
que conservaba el principio de consentimiento. De esta forma el régimen centralista acabo
perdiendo la legitimidad frente a las provincias y la elite y plebe de Buenos Aires.

Sin entrar en detalladas descripciones fácticas sobre las idas y venidas de la


“anarquía” del año 20, describiremos las facciones, sectores y proyectos en pugna para
intentar describir las rupturas que supuso el proceso. Primeramente, cabe destacar que la
coyuntura estuvo marcada por la convergencia de distintos actores sociales, que encontraron
en la invasión un vacío de poder que los impulso a una lucha por imponer un nuevo orden.7
En este sentido Herrero propone centrar la mirada en el conflicto entre centralistas y federales
(confederales), sosteniendo que la crisis supuso el inicio de un conflicto de larga data, donde
los segundo ya para ese momento contaban con un poder considerable, sustentado en la
dirección de masas plebeyas del campo y la ciudad. Y en este sentido, lo que se puso en juego
fueron dos proyectos opuestos maquinados desde una Elite con bases y perspectivas
diferentes.8 En otra línea, Di Meglio afirma que el episodio solo se comprende como la
conclusión violenta de 10 años de guerra y politización,9 poniendo foco en entender el
proceso como una rebelión plebeya, que adscribió a la facción federal y escudo la

5
Fradkin, Raúl, "La revolución, los comandantes y el gobierno de los pueblos rurales. Buenos Aires, 1810-
1822" en Historia Crítica, n° 53, 2014, Págs. 39-40
6
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2004, Págs. 42-43,46
7
Halperín Donghi, Op. Cit., Págs. 341-343
8
Herrero, Fabián, “Un golpe de estado en Buenos Aires durante octubre de 1820”, en Anuario IEHS , 18,
2003, págs79-81.
9
Di Meglio, Gabriel: “’Los sanculotes despiadados’. Los miembros de la plebe porteña en los conflictos de
1820.” ,en Gabriel Di Meglio: Las prácticas políticas de la plebe urbana de Buenos Aires entre la Revolución y
el Rosismo (1810-1829), FFyL, tesis dedoctorado,UBA, 2004. Pág. 11 (paginado de fotocopia)

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gobernación de Dorrego, pero que de ninguna forma se adscribió a esta, sino que incluso
estuvo dispuesta a sobreponerse a la voluntad de sus dirigentes.10 Podemos sumar a esto la
crisis que atravesó la campiña, donde colapsó el sistema de gobernaciones debido al avance
de las autoridades locales, que retomaron el espacio de poder que les había sido negado e
incluso propusieron cambiar la ecuación y presentar un gobernador desde la campiña basados
en el Cabildo de Lujan.11 En suma, la intransigencia popular es una evidencia clara del
conflicto de representación que atravesaba a la elite, en esta línea Halperín Donghi planteaba
que el conflicto supuso la introducción de la elite económica a la arena política bonaerense12,
que se encargó, junto a la vieja elite política centralista, de imponer la paz y reprimir a la
plebe.13

El nuevo heterogéneo grupo dirigente se propuso ordenar el caos heredado, vuelto


haca la provincia apunto a resolver sus conflictos con la campaña, reflotar la economía,
desmovilizar a las masas e imponer un nuevo principio de autoridad.14 Aquí centraremos la
atención en la ley electoral promulgada en 1821, analizaremos como los cambios
institucionales propuestos construyeron un espacio de legitimación por vías electorales que
pacifico los conflictos internos de la elite, a la vez que permitió estabilizar la relaciones
campo-ciudad, sosteniendo el predominio de la segunda. La ley electoral instauró un amplio
derecho de sufragio a todo hombre libre de la ciudad y la campaña, un régimen de elección
directa de los miembros de la flamante Sala de Representantes, impulsando la competencia
internotabiliar apoyada en la prensa, que funcionaba como promulgadora de listas y
candidatos.15 Si bien el ejecutivo era elegido de forma indirecta por la Sala de Representantes,
la reforma buscaba en el sufragio amplio la legitimación del poder político y evitar el triunfo
de facciones minoritarias, que con pocos votos pudieran acceder al poder.16 Ya en los albores
de la crisis del 20 “La Gaceta de Buenos Aires” sostenía la necesidad de la expansión del
derecho al voto afirmando “votemos todos, pues todos estamos obligados a hacerlo”. Al año

10
Di Meglio, Gabriel, Op. Cit., Págs. 9-10
11
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2004, Págs 48-52
12
Halperín Donghi, Op. Cit., Págs. 354-356
13
Di Meglio, Gabriel, Op. Cit., Págs. 11-12
14
Ternavasio M., "Las reformas rivadavianas en Buenos Aires y el Congreso General Constituyente (1820-
1827)", en Nueva Historia Argentina, vol 3, Págs. 161-162
15
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit., Págs. 122-123
16
Ternavasio M., "Las reformas…”, Op. Cit., Pág. 166

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siguiente este reclamo pareciera ser escuchado, en este sentido la inclusión del campo al
sistema electoral supuso un avance en este sentido. Si bien incluidos de manera desigual, lo
que supuso una respuesta parcial a sus reclamos, los habitantes del campo bonaerense
pudieron elegir sus representantes para la Sala, lo que corto el afán supremacista de campo.
Otro detalle destacable es que las listas de la ciudad serán abiertas, mientras que las del campo
estarán unificadas y a cargo de los nuevos jueces de paz.17 Sumado a esto, se pasó a suprimir
los cabildos de Lujan y Buenos Aires, en el campo se remplaza a los Alcaldes de la
Hermandad por jueces de paz(legos y locales)18, y se instaurar un sistema de justicia letrado,
de los que dependían las demás instancias. De esta forma se logró suprimir las asambleas
populares, suprimir los conflictos jurisdiccionales en el campo, marcar una tendencia
centrípeta hacia la ciudad y afianzar el poder de la cámara de representantes sobre la
provincia, a base de un nuevo sistema institucional legitimado por el voto.19

Esto marco la pauta en términos de sustentación de la legitimidad, sin embargo, el


sistema electoral no se mantuvo estático, sufrió una serie de cambios a raíz de los descalabros
políticos de las décadas posteriores. Primeramente, nos encontramos hacia 1821 con un
sistema signado por la lucha internotabiliaria, las listas abiertas son una evidencia del
profundo conceso que atraviesa la Elite porteña. Sustentándose en la libertad de prensa, la
circulación de nombres sin un clivaje de facciones marcado20. Luego con las elecciones de
1827 se dio un giro hacia un leve faccionalismo, donde las adscripción a un proyecto político
comenzó a construir identidades entre los votantes, y esto supone un giro hacia el federalismo
con la elección de Dorrego como gobernador.21 Posteriormente, las tensiones desatadas por
la resolución del conflicto con el Imperio del Brasil, implico un golpe de Estado perpetuado
en 1828 por el recién llegado del frente el General Lavalle, suponiendo una ruptura del marco
institucional. La resolución del conflicto trae aparejada la novedad de proponer presentar una
lista única, acordada entre Lavalle y Rosas. Sin embargo, la propuesta no cuajó y se continuó
utilizando el sistema ya acostumbrado.22 Restituida la legislatura se designa a Rosas como

17
Ternavasio M., "Las reformas…”, Op. Cit., Págs. 167-169
18
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2004, Págs 53-54
19
Ternavasio M., "Las reformas…”, Op. Cit., Págs. 170-179
20
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit 122-123
21
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit 123-124
22
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit 124-127

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gobernador. Ya para este momento se profundiza la interna entre los federales “netos”
(rosistas, autoritarios) y los doctrinarios (institucionalistas, liberales), acrecentando la
facciosidad del armado de listas. Sin embargo, continua el armado de listas heterogéneas,
pero ya la postura del nuevo modelo está marcada A esto se suma la ratificación plebiscitaría
de los poderes extraordinarios otorgados al nuevo gobernador.23 Para finalizar, podemos
marcar unas últimas dos etapas, primero el fin del primer mandato de Rosas y su negativa
(por cuadruplicado) a aceptar la gobernación sin poderes extraordinarios; segundo la entrega
de la suma del poder público al caudillo federal en 1835, ratificado por plebiscito, marca el
comienzo de la implementación irrestricta de la lista única como modelo de control político
del rosismo.24

En conclusión, las estepas de transformación del régimen electoral pueden resumirse


en la contraposición de dos modelos opuestos, el rivadaviano caracterizado por la amplia
participación electoral y una dinámica notabiliar de tipo competitivo, donde la lucha por las
candidaturas ocupo un lugar clave, y el rosista que también estribaba en la participación
amplia, pero suprimiendo la competencia estableciendo un régimen de unanimidad.25 Siendo
este último un régimen que ya se aplicaba defecto en la campaña, lo destacable es que en la
campaña el sistema electoral permitió a los locales trazar lazos con el poder central a través
de la participación, donde la asistencia le dejaba a la localidad un margen de negociación con
el poder urbano.26 De este modo el unanimismo sostuvo el espíritu de la reforma de 1821,
buscar la legitimación a través de voto y dirimir por vías institucionales las disidencias
políticas, y la ampliación de la concurrencia a los actos electorales denuesta no solo la
vigencia del sistema en época de rosas, sino también el apoyo popular que gozaba el
caudillo27

2- La revolución trajo aparejada la crisis de los circuitos mercantiles tardo-coloniales.


La descomposición territorial, obligó a las provincias a reorientar sus economías hacia
circuitos locales y/o internacionales, si bien muchos ya habían sido trazados con anterioridad,

23
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit , Págs. 128-131
24
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit., Págs. 131-134
25
Ternavasio M., "Hacia un régimen...”, Op. Cit., Pág. 121
26
Lanteri, S., Santilli D., “Consagrando a los ciudadanos. Procesos electorales comparados en la campaña de
Buenos Aires durante la primera mitad del siglo XIX, en Revista de Indias, vol. LXX, núm. 249, 2010, Pág. 555
27
Lanteri, S., Santilli D., Op. Cit., Pág. 575

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ahora se ven reforzados frente al vacío que deja la caída del monopolio comercial del imperio
español.28 Previo a la ruptura, aparecen dos elementos nuevos que alteran el paisaje; primero,
Entre Ríos y la Banda Oriental crecen vinculándose a la demanda de productos pecuarios
del mercado atlántico; segundo, el pujante mercado de Buenos Aires adquiere dimensiones
que lo convierte en receptor de mercancías locales.29 Si bien por el momento los porteños no
incursionan la producción de mercancías de exportación, la emergencia de la ruta potosina,
y con ello el fin del situado, empujara un desarrollo de la producción ganadera apuntada a la
exportación y al aprovechamiento de la aduana como principal recuso fiscal. 30 Nuestra meta
será echar una mirada sobre las diferentes experiencias regionales surgidas del
desmembramiento del circuito económico tardo-colonial del Virreinato del Rio de la Plata,
para luego analizar en profundidad que factores permitieron el distinguido desarrollo de
Buenos Aires, teniendo en cuenta elementos institucionales, geográficos, políticos y
económicos, pero deteniéndonos especialmente en la promoción de la propiedad absoluta.

Como mencionamos el reacomodamiento genero amplias divergencias regionales. El


desarrollo de cada provincia dependerá, en primera instancia, de su acceso a factores que
permitan capitalizar la demanda de mercancías de los mercado ultramarinos, además de su
ubicación geográfica, su política institucional y el impacto que las guerras, civiles y de
independencia, tenga sobre sus jurisdicciones.31 Durante la colonia existieron dos circuitos
predominantes: El que unía al altiplano con el actual noreste argentino, afianzado por
caracteres regionales culturales y comerciales, y la ruta existente entre Buenos Aires y el Alto
Perú, mas sujeta a la coyuntura atlántica y la oferta de metales preciosos.32 Sin embargo, ya
desde 1790 se da un relajamiento de los vínculos mercantiles con la metrópoli, que agravado
por la caída de la monarquía en 1808.33 Luego, con el advenimiento de la revolución, el nuevo
centro de gravedad serán las fuerzas económicas ultramarinas, convirtiéndose en centrales la

28
Schmit, R., “Las consecuencias económicas de la Revolución en el Río de la Plata”, en La historia
económica y los procesos de independencia en la América hispana, Buenos Aires, Prometeo, 2010, Págs. 71-
71
29
Gelman, J., “La gran divergencia. Las economías regionales en Argentina después de la independencia”, en
La historia económica y los procesos de independencia en la América hispana, Buenos Aires, Prometeo,
2010, Pág. 122
30
Schmit, R., ibídem, Págs. 82
31
Gelman, J., ibídem, Págs. 123-127
32
Schmit, R., ibídem, 74
33
Ibídem, 75

6
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colocación de productos primarios en el Atlántico y la importación de manufacturas


europeas. 34

La desintegración territorial obligara a las provincias a reperfilar sus economías


intentando aprovechando los factores que tenían disponibles, en función del
aprovechamiento de la demanda atlántica. De esta forma, se configuraron nuevos paradigmas
comerciales, institucionales y fiscales, para construir nuevas rutas mercantiles y equilibrar
las finanzas públicas.35De esta forma, el Interior y Cuyo estrecharán lazos con las regiones
portuarias chilenas, y mantendrán estrechas relaciones con el altiplano, colocando productos
nativos e importando productos desde le pacifico. Sin embargo, estos lazos eran endebles, la
guerra podía interrumpir el intercambio comercial, obligando a los comerciantes de
Tucumán, Salta y Córdoba a vincularse con plazas distantes, sufriendo así el peso de la
intermediación.36 Además, tomando los ejemplos de Salta y Córdoba, podemos advertir que
las finanzas públicas de las provincias del interior, tendían al endeudamiento y al déficit para
poder sostener sus gastos (principalmente militar), centrando su recaudación en impuestos
indirectos, conseguidos a través de las aduanas provinciales.37 Por otra parte, Las provincias
del Litoral estarán mejor paradas geográficamente para aprovechar la demanda externa de
bienes primarios, permitiéndoles colocarse como la segunda economía de exportación por
detrás de Buenos Aires.38 Sin embargo el factor comercial delimitaba la capacidad de
solventar el gasto público, siendo aquí también el impuesto al comercio el único ingreso para
los estados provinciales litoraleños. Siendo una región donde el peso de la guerra implicó un
constante difícil de la finanzas públicas, condenando al endeudamiento crónico a provincias
tan disimiles como la proteccionista Corrientes o a la pudiente Entre Ríos.39 Finalmente,
Buenos Aires destaca por su dotación de factores que le permitieron insertase en el mercado
atlántico. Capaz de producir ganado extensivo, ubicada a orillas del rio de la plata, siendo la
retaguardia de las guerras civiles y de independencia, y controlando la aduana más importante
de la región, sostuvo condiciones ideales que le permitieron imponer las condiciones del

34
Schmit, R., Op. Cit., 78
35
Ibídem, 82
36
Ibídem, 81-82
37
Ibídem, 87-88
38
Ibídem., 78
39
Ibídem, 85-86

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comercio atlántico, sometiendo a las provincias del litoral y del interior a su intermediación
, y beneficiándose los ingentes ingresos de su aduana, obtuvo los recursos necesarios para
llevar a cabo modificaciones institucionales que le permitieron un diferencial desarrollo
económico. 40

Tal vez la reforma instruccional más importante fue la implantación de la


noción de propiedad absoluta en el agro bonaerense. En el 1821 se da una reforma del sistema
judicial que intenta, luego de una profunda crisis de legitimidad, afianzar el poder de la
ciudad sobre el campo. Uno de sus objetivos primordiales será la implementación de nuevas
prácticas judiciales que permitan el afianzamiento del nuevo orden. 41 A su vez, se da
comienzo a una reforma fiscal de inspiración liberal, que pretende afianzar la propiedad
privada y formalizar las relaciones laborales campesinas, imponiendo contratos escritos.42 Al
mismo tiempo, el auge de la explotación ganadera produce, por un lado, una expansión de la
frontera hacia el sur que acrecienta los ya úsales conflictos con los indígenas,43 y por otro,
una proceso expropiatorio donde se transforma tierras yermas, mucha veces usufructuadas y
habitadas por campesinos pobres, en propiedad estatal.44 Pero el afianzamiento de la
propiedad privada no será fácil; en la campiña perduraran practicas judiciales
consuetudinarias, el concepto de propiedad se encuentra particionado entre la posesión y el
usufructo, y la capacidad de enajenar la tierra de sus propietarios sigue atada a los derechos
de posesión y preferencia. También, la disposición de la propiedad era entendida como un
acto de codicia y avaricia, la condena moral definía limites que según la ocasión era
respetados por los jueces de paz o no.45 Esta situación tiene continuidad, Rosas seguirá
intentando afianzar la propiedad rural y la formalización de las relaciones sociales en el
campo bonaerense. El usufructo comunitario de tierras privadas por terceros era una práctica
común, en esta línea la “instrucción a los Mayordomos de Estancias” de 1851 deja de

40
Gelman, J., Op. Cit., 2010, Págs. 123-128
41
Fradkin, Raúl, "La revolución, los comandantes y el gobierno de los pueblos rurales. Buenos Aires, 1810-
1822" en Historia Crítica, n° 53, 2014 Págs. 85-88
42
Gelman, J., "Derechos de propiedad, crecimiento económico y desigualdad en la región pampeana. Siglos
XVIII y XIX”, Historia Agraria, 37, Murcia, 2005, Pág. 471
43
Cutrera, M. L., “Entre la composición y el castigo. La actuación de las autoridades de la provincia de
Buenos Aires frente a los robos cometidos por los indios amigos en la campaña (1832-1855)”, Revista de
Indias, 2013, vol. 73, no. 258, Págs. 492-493
44
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2010, Pág. 99
45
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2010, Págs. 96-109

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manifiesto el intento por coartar prácticas como el poblamiento, la caza, la obtención de leña
o la contratación verbal (temas ya tratados por las reformas del 20’). Pero su aplicación fue
imposible, incluso en su propios dominios, se enfrentaba a una larga construcción histórica
de práctica y valores culturales.46 Estas prácticas tienen también su correlato en la frontera
Indígena, donde el trato con los “indios amigos” se adapta a la noción de justicia retributiva
de los naturales. Donde el esfuerzo reformador fue canalizado principalmente en la
mediación estatal de la justicia indígena, adquiriendo las autoridades bonaerenses las
facultades restituidas de los jefes parentales. Pero a su vez, la imposición de la noción de
castigo que suplante a la postura retributiva fue un imperativo destacable, reforzando el orden
y la protección de la propiedad privada. 47

En suma, factores estructurales como la escasez de mano de obra, el fácil acceso a


tierras fértiles, la presencia de la frontera indígena y la movilidad campesina, impidieron que
se afianzara tempranamente un derecho absoluto de propiedad en el campo bonaerense.48 Sin
embargo, la disputa por la propiedad privada no parece asociada al crecimiento económico,
sino a como se reparten los frutos del auge ganadero.49 Con lo cual parece que el crecimiento
diferencial de Buenos Aires no estuvo atado la omnipresencia de la gran propiedad en el
espacio campesino, si no a la disponibilidad de factores propicios para inserción en los
mercados atlánticos. Siendo esto lo que permitió al mismo tiempo recargar sobre las
provincias su presión fiscal, aportando a la desarrollo desigual de la región y acaparando,
como hizo en su propio hinterland, la mejor parte de la torta.

46
Gelman, J., Op. Cit., 2005, Págs. 471-473
47
Cutrera, M. L., Op. Cit., 2005, Págs. 516-518
48
Fradkin, Raúl, Op. Cit., 2010, Pág. 110
49
Gelman, J., Op. Cit., 2005, Págs. 483

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Bibliografía

 Cutrera, M. L., “Entre la composición y el castigo. La actuación de las autoridades de la


provincia de Buenos Aires frente a los robos cometidos por los indios amigos en la
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 Di Meglio, Gabriel: “’Los sanculotes despiadados’. Los miembros de la plebe porteña en
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