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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE

NAYARIT

Salud mental en México (Enfocado a la enfermería)

Christian de Jesús Cisneros León

Asignatura: Desarrollo de Habilidades del Pensamiento

Nombre del Docente: Lorenza Feria Lujan

Grupo: 1º B

Noviembre 2016

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Resumen
Este ensayo trata sobre las estrategias de intervención y el proceso de enfermería
que se deben de cumplir para obtener y mantener al paciente y familiares sobre lo
que pasa y lo que puede ocurrir en el proceso de cuidado del enfermo mental.
Esta investigación plantea algunas interrogantes el origen, como se asocia la
salud mental con los trastornos mentales, el contexto familiar, la comunicación,
depresión, etc.

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Índice

Resumen ……………………………………………………………………………….… 2
Introducción………………………………………………………………………………..4
Desarrollo…………………………………………………………………………………..6
1.- Salud Mental…………..…………………………………………………………….…6
2.- ¿Qué son las Enfermedades Mentales…………..…………………………….......7
2.1.- El Aumento de las Enfermedades Mentales……………………....……..7
2.2.- Pobreza…………………………………………………………………….…7
2.3.- Trabajo ……………………………………………………………………….8
2.4.- Educación…………………………………………………………………….8
2.5.- Mujeres Trabajadoras…………………………………………………….…8
2.6.- Población Rural……………………………………………………………...8
2.7.- Niños y Niñas en situaciones de calle…………………………………….9
2.8.- Personas con Discapacidad……………………………………………..…9
2.9.- Menos Farmacodependientes……………………………………………10
2.10.- Madres Solteras………………………………………………………..…10
2.11.- Adultos en Plenitud…………………………………………………….…10
2.12.- Población Indígena……………………………………………………….11
2.13.- Población Migrante……………………………………………………….11
2.14.- Enfermos Mentales…………………………………………………….…11
3.- ¿Qué se propone como solución a los problemas de Salud Mental?...............11
4.- ¿Factores que están involucrados en el incremento del Trastorno Mental…...13
4.1.-Adolescentes………………………………………………………………..13
4.2.- Mujeres……………………………………………………………………...15
5.- Propuesta……………………………………………………………………………..16
6.- Conclusiones………………………………………………………………………....17
7.- Referencias …………………………………………………………………………..18

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Introducción
La magnitud del impacto que una enfermedad provoca en la familia y la persona,
está determinada por factores tales como: la forma en que inicia, el curso, las
demandas que genera, el grado de incapacidad que causará, la gravedad, la
frecuencia de las recaídas, los problemas que se desencadenarán ligados con las
tareas del ciclo evolutivo familiar, el grado de estrés de los miembros de la familia,
las reacciones emocionales que desatará (culpa, resentimiento, enojo, tristeza,
etc.), las diferentes creencias sobre las expectativas del papel vinculado con el
género y, por último, de la fase en que se encuentra el proceso mórbido, es decir,
si está en fase de crisis, crónica o terminal (Escalante, 2005).

El equilibrio y la armonía entre todos los sistemas que conforman el organismo, el


cerebro, la mente… ese desconocido ente que no se sabe bien dónde se aloja,
cómo funciona, por qué existe; pero que marca la diferencia de nuestra especie
humana, con el resto de las especies que habitan el planeta.

Pero si las personas están acostumbradas a disociarse de la Mente, esa enemiga


que pide responsabilidad y mesura para vivir; es lógico pensar también que
cuando la Mente está enferma, se tienda más a dejar de lado y no darle
importancia a los síntomas y manifestaciones que el desequilibrio de la
enfermedad conlleva. Como Resultado, hay enfermedades mentales que no se
asumen, no se reportan, no se atienden y aunado a la cantidad de problemáticas
sociales, un aumento constante en cierto tipo de enfermedades mentales que ya
se pueden empezar a considerar Epidemia (Moreno, 2015).

La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples factores


sociales, ambientales, biológicos y psicológicos, e incluye padecimientos como la
depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia, y los
trastornos del desarrollo en la infancia, algunos de los cuales se han agravado en
los últimos tiempos. En este sentido, lograr que la población conserve la salud
mental, además de la salud física, depende, en gran parte, de la realización

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exitosa de acciones de salud pública, para prevenir, tratar y rehabilitar (Escurdia,
2004).

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Desarrollo
Según Elena para ayudar a la persona enferma y su familia, mediante el empleo
de técnicas y estrategias de intervención, debe considerarse la fase en que está la
enfermedad y las tareas que deben cumplir, luego llevarías a la práctica en el
proceso de enfermería: diagnóstico, intervención y evaluación. Una intervención
fortalecerá la estructura y el funcionamiento familiar, lo cual le aumentará
capacidad para enfrentarse a situaciones similares en el futuro.

Las estrategias de intervención de la enfermería:

 Aprender a convivir con el dolor, la incapacidad y otros síntomas derivados


de la enfermedad, así como manejar correctamente el ámbito hospitalario.

 Desarrollar la capacidad para trabajar junto con el equipo de salud.

 La familia debe reorganizarse para obtener una respuesta satisfactoria a la


crisis que atraviesan, que le ayude a prepararse para lo que sobrevenga en
el futuro.

 Elaborar el duelo por la pérdida de la identidad como familia sana; en el


caso de enfermedades incurables, han de llegar a aceptar que el cambio
será permanente y deberán ser capaces de mantener la continuidad familiar
desde el pasado sin la enfermedad hasta el presente y el futuro con ella.

¿Qué es la Salud Mental?

La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. La salud


mental y física y el bienestar social son componentes vitales de las personas y
están inextricablemente ligados. En este sentido la salud mental puede definirse,
según la Organización Mundial de la Salud, como “el estado de bienestar que
permite a los individuos realizar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la
vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y hacer una contribución
significativa a sus comunidades” (OMS, 2011).

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¿Qué son las Enfermedades Mentales?

De acuerdo con el órgano informativo del Instituto de Investigaciones Biomédicas


de la UNAM, “las enfermedades mentales son desórdenes en el cerebro que
alteran la manera de pensar y de sentir de la persona afectada, al igual que su
estado de ánimo y su habilidad de relacionarse e identificarse con otros. Son
causadas por desórdenes químicos en el cerebro, las cuales pueden afectar a
personas de cualquier edad, raza, religión o situación económica” (Souza, 2010).

El Aumento de las Enfermedades Mentales


Nos dice Moreno que la necesidad de que todos los miembros de la familia se
integren al mercado laboral, incluyendo a madres con niños pequeños y los niños
mismos, así como la migración internacional, aun cuando representan
oportunidades para el progreso económico, incrementan los riesgos para los
problemas mentales, ya que en las familias se cambian los roles tradicionales de
la mujer y el hombre, además de crear un ambiente poco propicio para la
comunicación y supervisión de todos los miembros de la familia, provocando
estrés adicional que puede llevar a la depresión y la ansiedad.

Pobreza (Secretaria de Salubridad y Asistencia.). Mala nutrición, carencia de


servicios básicos, marginalidad acceso limitado a los servicios educativos y de
salud, repercuten directamente en las condiciones de vida de la familia y de la
sociedad. Encuestas recientes han demostrado que las familias pobres tienen una
mayor prevalecía de depresión y trastornos de ansiedad; los niños que viven en la
pobreza se encuentran más expuestos a enfermedades médicas, estrés familiar,
apoyo social inadecuado y a la depresión de los padres. La pobreza se asocia con
la falta de apoyo y de estimulación, ambientes caóticos, estrés psicológico y bajo
control en las familias.

Existe, según la OMS, evidencia científica que la depresión prevalece de 1,5 a 2


veces más entre las personas de bajos ingresos de la población. La pobreza
puede entonces considerarse un determinante importante de los trastornos

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mentales, y viceversa. De tal manera que ambos aparecen unidos en un círculo
vicioso afectando diversas dimensiones del desarrollo individual y social.

Trabajo (Personas desempleadas) tienen más síntomas depresivos que las que
encuentran trabajo. Inclusive, las personas con empleo que perdieron su trabajo
tienen un riesgo doble de estar deprimidas que las que mantienen su empleo
(Moreno, 2015).

Educación (Bajo nivel educacional). Varios estudios han demostrado una


asociación significativa entre la prevalencia de “trastornos mentales comunes” y el
bajo nivel educacional (Moreno, 2015). Dificulta el acceso a la mayoría de trabajos
profesionales, aumenta la vulnerabilidad e inseguridad y contribuye al
mantenimiento de un capital social disminuido. El analfabetismo o el escaso nivel
educacional y la enfermedad están íntimamente ligados en el ámbito de la
pobreza.

Mujeres trabajadoras (Programa de Acción de la SSA). Las familias mexicanas


se encuentran en un complejo momento de transición debido al cambio de los
roles en el hogar y a una doble carga para las mujeres, en la que además de
cumplir con las labores del hogar, aportan una mayor contribución económica,
esto ha provocado un incremento en su intervención en las decisiones familiares,
se ha traducido en un fuerte aumento en las tensiones, lo que ha incrementado de
manera considerables la incidencia de la problemática mentales en este grupo. Un
ejemplo de esta situación es la depresión en la mujer que tiende a interpretarse
como un estado “natural” y poco importante, para la pareja, la familia, y para el
personal de salud. Asimismo, la mayor participación de las mujeres en el mundo
del trabajo incrementa a su vez el número de menores que crecen al margen del
cuidado y la vigilancia de ambos padres, así como de aquello que ingresan de
manera temprana al mercado informal de trabajo.

Población rural. Las características de la vida rural en México, como la falta de


oportunidades de trabajo, la falta de infraestructura básica, de servicios de salud,
de satisfactores, alimentación deficiente y mal balanceada, oportunidades

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limitadas para contraer matrimonio fuera del círculo familiar, incrementando los
factores genéticos de riesgo, aunados al abuso en el consumo del alcohol,
embarazos adolescentes, depresión y limitaciones en el desarrollo de las
funciones cerebrales superiores, son factores que favorecen la prevalencia de
pacientes mentales.

Niños y niñas en situación de calle. Todo menor que depende o está en


condiciones de depender de su propia actividad en la calle para sobrevivir; de
igual modo existen menores que trabajan en la calle para contribuir al ingreso
familiar, llamados también niños en la calle. Con su inclusión en el mercado
laboral, los niños y jóvenes de hogares más desfavorecidos se encuentran en
condiciones de enorme desventaja, pues trabajar les impide asistir a la escuela.
Asimismo dice moreno un gran número de estos menores es miembro de familias
desintegradas y disfuncionales, lo que las convierte en expulsoras de estos niños
que salen a la calle en busca de mejores condiciones de vida, solo para
encontrarse con situaciones hostiles, agresivas, opresivas, incomprensivas y en
crisis constantes. Viven continuamente expuestos al uso de drogas, a la violencia
social, al abuso sexual, a la prostitución, a la explotación y a las enfermedades
transmitidas por vía sexual; entre las secuelas que esta situación deja en los
menores se encuentran el retraimiento emocional, la ansiedad, la depresión y los
problemas para relacionarse.

Personas con discapacidad. Las personas con discapacidad son aquellas que
por razones físicas, psicológicas y sociales requieren de mayor apoyo para
interactuar con su medio y desarrollar sus potencialidades. En México la
discapacidad se asocia con otro factor de vulnerabilidad que es la pobreza. Si la
población discapacitada no es atendida adecuadamente, padece desajustes
psicosociales, problemas de desintegración familiar, analfabetismo, desempleo,
mendicidad y problemas económicos graves, todos ellos estresores emocionales
importantes.

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Menores farmacodependientes. El consumo de drogas en México se ha
extendido a casi todos los grupos sociales; se le considera un problema de salud
pública, además de que se le relaciona con acciones delictivas y violentas. Su
tendencia ascendente es preocupante. La relación dela fármaco‐dependencia con
otros fenómenos sociales, representa un factor condicionante importante para el
desarrollo de enfermedades mentales.

Madres adolescentes. La maternidad y paternidad adolescentes son fenómenos


de actualidad que cuentan cada vez con mayor atención por parte de las políticas
públicas en México. Son innumerables los factores involucrados en el embarazo
en la adolescencia: falta de información sobre educación sexual y reproductiva,
familias disfuncionales, consumo de drogas, reproducción de patrones culturales,
falta de oportunidades de desarrollo para los jóvenes y la presencia de problemas
mentales como el trastorno por déficit de atención, entre otras. Las mujeres que
inician la maternidad en esta etapa de su vida ven reducidas las posibilidades de
permanecer en el sistema educativo o de incorporarse al mercado de trabajo.
Enfrentan situaciones de conflicto, que le significa cambios fundamentales en su
condición y las exponen a experiencias de vida con soledad, dolor emocional,
intolerancia y tensiones emocionales fuertes que las afectan tanto a ellas como a
sus hijos.

Adultos en plenitud. La demanda de los servicios de salud por parte de la


población mayor de 64 años represente uno de los principales retos para los
mismos, ya que este grupo de edad los utiliza con una frecuencia cuatro veces
mayor que el resto de la población. Los padecimientos que se vinculan con los
adultos mayores son principalmente las enfermedades degenerativas como las
demencias, enfermedad de Parkinson, diabetes mellitus, y otras. Alrededor de
45% de los mayores de 65 años no tienen acceso a los beneficios de la seguridad
social, particularmente grave en el caso de las mujeres y las personas mayores
del medio rural. Las pérdidas que paulatinamente tiene el adulto mayor, va
generando en ellos un estado de ánimo depresivo y de aislamiento. La familia, a
su vez, se ve violentada y desorganizada por esas circunstancias y la mayoría de

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las veces se siente incapaz de afrontarla, propiciando con ellas diversas
manifestaciones de maltrato físico y emocional y en diversas ocasiones, de
abandono, rechazo e indiferencia.

Población indígena. Los diferentes pueblos indígenas son un grupo que se


identifica como el menos saludable, con menores niveles de escolaridad, de
empleos, de economía y de vivienda, y también por la falta de infraestructura en
sus comunidades para atender problemas de salud. Todos estos factores
contribuyen a un nivel de salud bajo y a propiciar un círculo vicioso de desventajas
en las comunidades indígenas que los hace propensos a padecer enfermedades
mentales. Los niños indígenas son una población altamente vulnerable a padecer
retrasos en el desarrollo físico y mental.

Población migrante. México, se ha convertido en un expulsor de población


económicamente activa, que en busca de opciones de sobrevivencia sale del país
exponiéndose a los riesgos y tensiones que implica el cambio de residencia, la
adaptación a una cultura diferente, la discriminación étnica, la incertidumbre
económica y la preocupación por el abandono de la familia. Se enfrenta a
situaciones de estrés importante para lograr su adaptación a la barrera del idioma,
la discriminación, la pérdida de su identidad, sentimientos de auto devaluación y
de inadecuación, miedo, conductas persecutorias que los llevan a estar en
constante estado de alerta, desconocimiento de las leyes, que con frecuencia los
colocan en situaciones de arresto y cárcel. Estas tensiones, son desahogadas a
través del consumo de alcohol o de otro tipo de sustancias a las que tienen
acceso, así como por caer en conductas de riesgo sexual.

Enfermos mentales delincuentes recluidos. Uno de los problemas de salud


mental manejado con menor éxito en el país.

¿Qué se propone como solución a los problemas de salud mental?

La salud mental es un tema de interés nacional e internacional. La Organización


Mundial de la Salud (OMS) la define como: “un estado de bienestar en el cual el

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individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones
normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de
hacer una contribución a la comunidad”.

Tener salud mental es tan importante como tener salud física. Por lo tanto, la salud
mental es un tema de mucha importancia y que debe ser tomado en serio,
especialmente si se evalúa el amplio espectro en el cual también repercute el no
contar con un adecuado sistema de salud mental. En América Latina, los
trastornos del humor y del estado de ánimo y el abuso de sustancias, parecen ser
los trastornos mentales de mayor incidencia, en donde la población más
vulnerable es la de bajos recursos. Es también necesario llevar a cabo acciones
en México, en donde se ha pasado de prestar mayor atención a los grandes
centros psiquiátricos a incorporar la ayuda psicológica y psiquiátrica en cada
centro de salud. Esto permitiría proveer asistencia a los trastornos mentales de
forma más rápida y accesible, por supuesto, aumentando de igual modo el número
de profesionales en salud mental en los hospitales públicos y privados. El Lic.
Rafael Mejía, Máster en Psicología Clínica y Terapia Familiar, al planteársele la
pregunta que titula este ensayo, al manifestó que era necesario iniciar un trabajo
colaborativo con el resto de especialistas del área de salud, y que la atención al
área de salud mental debía ser mejorada (Moreno, 2015).
Es precisa, pues, la cooperación entre los especialistas en salud física y los
especialistas en salud mental, e iniciar campañas para la mejoría progresiva en
dichas áreas. Esto, sin embargo, solo ocurrirá cuando el área de salud mental
reciba el interés que se amerita. Un aspecto que va de la mano con esta
propuesta, es reforzar la educación de la población en cuanto a la salud mental y
la importancia de esta, y de esta manera reducir la estigmatización que por lo
general acompaña a un paciente con problemas de salud psíquica. Llevar a cabo
charlas sobre salud mental, desarrollar brigadas médicas en las cuales se
incorpore también a especialistas en salud mental e incorporar psicólogos en los
centros educativos, así como en otros organismos estatales, son algunas de las
medidas que pueden ayudar no solo a detectar rápidamente.

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¿Qué factores están involucrados en el Incremento del trastorno mental?
Niños: Muchos de los trastornos mentales se asocian a la falta de atención
adecuada en los niños; el síndrome del maltrato infantil relacionado con una
nutrición inadecuada de la madre puede presentarse incluso desde la etapa
prenatal. El no brindar los cuidados físicos y emocionales necesarios también es
factor de riesgo (Fuentes, 2013).

Adolescentes: Los contextos familiar y escolar son determinantes en el ajuste


psicológico de los individuos; especialmente los problemas de comunicación entre
padres e hijos, son un factor de riesgo para el desarrollo de problemas como
depresión, ansiedad y estrés, que a su vez pueden convertirse en problemas de
ajuste en el contexto escolar y que ejercen un efecto negativo en la salud mental
del adolescente (Fuentes, 2013).

Mujeres: Fuentes nos dice que las mujeres son las principales víctimas de
violencia y quienes la han sufrido presentan mayor incidencia de depresión,
toxicomanía, actos autodestructivos e intentos de suicidio. Estos síntomas se
agravan cuando las mujeres se ven impedidas de revelar su situación, se duda de
su credibilidad, no se atienden sus necesidades de seguridad personal, deben
enfrentar solas al agresor y no existe un sistema de reparación del daño.

Otros factores de la vida cotidiana son: las responsabilidades domésticas; tener


una posición subordinada en la sociedad dentro y fuera del hogar; asumir la
responsabilidad de armonizar las emociones, conflictos y tensiones de la vida
familiar; tener pocas opciones legítimas de escape y pocos espacios propios; tener
una relación de pareja no satisfactoria; no tener en quién apoyarse
emocionalmente. La doble jornada, que además de sus roles tradicionales se han
insertado en el mercado laboral, la mayor de las veces en desventaja con los
hombres.

La ansiedad está frecuentemente asociada con la depresión, especialmente en


personas:

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 Que viven condiciones de inseguridad
 Que viven bajo presión o temor constante
 Que han vivido violencia o violación
 Responsables de niños o enfermos
 Condiciones laborales negativas (Moreno, 2015).

Se reconocen factores de riesgo para padecer un episodio depresivo durante el


climaterio: haber padecido episodios depresivos relacionados con la reproducción
(haber tomado anticonceptivos orales, haber padecido el síndrome de tensión
premenstrual y depresión postparto), ser viuda, divorciada o separada, tener
grandes responsabilidades y sufrir una enfermedad crónica.

La falta de información precisa y el estigma que prevalece ante las enfermedades


mentales representan obstáculos para la aceptación y el tratamiento de las
mismas. En el caso de las mujeres, ellas enfrentan problemas de género, como la
preocupación de no atenderse por el temor de no contar con el apoyo para el
cuidado de sus hijos mientras son atendidas.

Hombres: Además de los factores estructurales de riesgo, los estereotipos de


género también afectan la salud emocional de los hombres:

 Una necesidad de reconocimiento social, siempre en disputa.


 Condiciones de vida que los impulsa a la competencia y la demostración
constantes de virilidad.
 Barreras culturales para enfrentar pérdidas, derrotas y vulnerabilidades.
 Una identidad que se sustenta en formas de relación basadas en la
separación e independencia.
 La violencia como recurso legítimo para dirimir diferencias.
 El cuerpo vinculado a la sexualidad, la reproducción y sus posibilidades de
poder.
 La huida y el escape como estrategias de afrontamiento.

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 Se les enseña a estar orgullosos de no mostrarse asustados, no expresar
sentimientos de vulnerabilidad, no necesitar demasiado a los demás.
 Aprenden a distanciarse de tal manera de su vida emocional, que se
vuelven incapaces de reconocer ciertos sentimientos aun cuando los
experimenten y, por tanto, cuentan con pocas herramientas emocionales
para superar sus limitaciones.
 Se relacionan con las mujeres bajo la necesidad de control, el temor de ser
atrapados o manipulados por ellas y el miedo a no ser suficiente hombre
(Fuentes, 2013).

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Propuesta
Se sugiere el proponer programas de promoción, prevención y tratamiento de
problemas en salud mental. Esto con el fin de evitar en alguna medida que el
paciente y familiares puedan padecer esta patología.
Los factores biológicos, intelectuales y sociales combinados pueden abarcar el
bienestar de la salud mental del paciente y lo puede llegar a perder sus
capacidades intelectuales y emocionales sin ayuda de sus familiares y del
profesional de la salud.

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Conclusión

El enfermero o enfermera debe considerar las técnicas de intervención para poder


aplicarlas de una forma más efectiva, por lo tanto, el profesional de la salud pasa
por un proceso en el que intenta resolver los problemas y así lograr un óptimo
estado del paciente.

Es Indispensable aumentar el presupuesto destinado para la Salud Mental; es


necesario aumentar el número de trabajadores sociales en las escuelas y
principalmente, en las clínicas de primer nivel, ya que ellos son el primer contacto
después del Médico Familiar.

Se tiene que generar Políticas en la Salud Mental; Programas de Implementación


en las Empresas e Industrias, que permitan a la persona buscar la ayuda que
requiere. El trabajo con los pacientes discapacitados y con sus familias,
especialmente las Madres; quienes cargan con todo el cuidado y el peso social y
educativo de dichos individuos.

El generar programas que permitan a las Madres Trabajadoras realizar Trabajo en


Casa; Medios Tiempos Bien Remunerados; Guarderías en las Áreas de Trabajo.

Es Mucho lo que la Salud Mental envuelve, puesto que la Mente es lo que nos da
la esencia humana. Es el motor de nuestra especie y la razón de que seamos lo
que el día de hoy representa la Raza Humana en el Mundo (Moreno, 2015).

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Referencias
Escalante, E. M. (2005). La atención de enfermería sobre el impacto de la
enfermedad cronica en la familia (Vol. primera ediccion). costa rica, Costa
rica. Recuperado el 27 de Agosto de 2016, de
http://www.binasss.sa.cr/revistas/enfermeria/v26n1/4.pdf

Escurdia, J. M. (2004). Salud Mental en Mexico. Recuperado el 16 de Septiembre


de 2016, de
http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/SaludMentalMexico.pdf

Fuentes, L. M. (2013). Salud mental: una agenda invisible. Recuperado el 2 de


Octubre de 2016, de http://www.promocion.salud.gob.mx/cdn/?p=18594

Moreno, R. A. (2015). Introduccion a la Psicologia clinica. Mexico. Recuperado el


27 de Agosto de 2016, de
https://www.academia.edu/16152536/SALUD_MENTAL_EN_M%C3%89XI
CO

OMS. (2011). Informe sobre Sistema de Salud Mental en México. Mexico.


Recuperado el 16 de Septiembre de 2016, de
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Souza, M. (2010). Salud mental y atención psiquiátrica en México. Recuperado el


16 de Septiembre de 2016, de http://www.ejournal.unam.mx/rfm/no53-
6/RFM053000604.pdf

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